Biografía Van Leeuwenhoek - 100 Grandes Científicos Jay E. Greene

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Breve biografía de Van Leeuwenhoek.

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ANTONIO VAN LEEUWENHOEK

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Cuando se saciaron de mirar y quedaron convencidos de que;ran ciertos los rumores acerca de las proezas científicas de suvecino, los burgueses firmaron los testimonios que' tenía prepa­rados el previsor Antonio. El testimonio de los testigos presen­dales se agregó a una carta que Leeuwenhoek en 1674 a laSociedad Real de Londres, asociación de los hombres de cienciamás notables de la época. Aunque la carta, que se titulaba"Muestra de algunas observaciones hechas con un microscopioIllventado por el señor Leeuwenhoek, del moho de la piel,I:arne, etc.," reflejaba la falta de educación formal del holandés,Ilemostró a los miembros más perspicaces de la Sociedad RealIjUe se desarrollaron procedimientos científicos excelentes y queluuy bien podría suceder que los resutados tuvieran significaciónIl'ascendental.

Esta nueva estrella en la constelación de los científicos, An·f,mio van Leeuwenhoek, nació en Delft, Holanda, en 1632; fueI\prendiz en un negocio de lencería de AmsteTdam y luegovolvió a Delft para abrir su propia tienda. Debido a que una¡le sus funciones consistía en examinar las telas con una lente,I conocimiento que tenía Van Leeuwenhoek resultó normal

Itra un hombre acostumbrado a hacer las cosas por sí mismo,1;11parte a causa de su natural ahorrativo, pero, sobre todo,Ikbido a su habilidad manual. Por lo tanto, si se rompía unali'lIte, pensaba en hacerla él mismo en lugar de pagar un precio~x.orbitante por un nuevo pedazo de vidrio pulido. En conse­Illencia, aprendió los rudimentos del pulimento· de las lentes

ideó su propia técnica para montarlas en marcos metálicos.I~IISprimeros esfuerzos superaron a la lente comercial, y vio susIlllas ampliadas en grado notable.

El hombre común piensa en construir un instrumento mejor,11(:ronunca se decide a hacerlo. El hombre superior piensa en~llo, lo construye, y ahí se detiene. Los Van Leeuwenhoek del1I11mdovan más allá que los demás: conciben, ejecutan, refinany perfeccionan. Y así sucedió que el tendero de Delft se dedicó~ sus lentes, mejorando y aprendiendo, hasta que construyó los111:\spoderosos del m,undo.

El sostén ideado para sus lentes de aumento tenia, aproxi­I!ladamente, dos centímetros y medio de ancho y cuatro centí­I"etros de largo. Consistía en dos planas de latón unidas conl'l:maches. En cada placa un orificio que estaba directamente¡I'cnte al otro, y entre las dos placas descansaba el lente deVidrio, que encajaba con exactitud en los orificios. Una agujalI¡.¡regada a una de las placas servia de sostén para los objetos_Midos que Leeuwenhoek deseaba examinar.

Cuando se aburrió de examinar las telas, usó sus lentes paraobservar otras cosas. Pelos de animales, insectos, piel humana,II"lillas de madera, el ojo de un buey; todo ello lo colocó bajo1.1lente mágica, y en cada caso tuvo un¡{ experiencia singular,

BmLIOGRAF.tA

Bell, Arthur E. Christian Huygens and the DevetopmentScience in The Seventeenth Century.

Moulton, F. R., Y Schiffers, J. J. TheSciJernce.

EN EL CUARTO de Antonio van Leeuwenhoek hacía un cainsoportable, y los once distinguidos ciudadanos holandesespreguntaban cómo fue posible que se dejaran convencer pir a él. Dos de ellos eran sacerdotes; uno, notario público, y'demás eran burgueses de la ciudad de Delft, clientes quecuentaban la tienda de lencería de Leeuwenhoek. Uno a u:

se acercaron a la ventana iluminada por el sol y sostuvieti,las lentes que pulió Leeuwenhoek para contemplar el fantásqmundo de los "animalejos" (bacterias) que se movían bajodoble lente convexa. Repentinamente se olvidó el sofocante calcuando cada uno de estos respetables testigos tuvo la 0POl:tnidad de contemplar un espectáculo que nadie, fuera de Leewenhoek, observara antes.

(1632-1723)

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ban dispuestos a creer en la teoría corpuscular de Newtcjila cual proponía la idea de que de la fuente de luz saUdiminutas partículas. Tanto Huygens como Newton teníanzón, ptles los científicos de nuestros días han podido cO'binar amhas teorías aJ buscar la verdad de esta cuestión. A~

que la teoría ondulatoria de Huygens explicaba corre~tame'¡¡'1el ochenta por ciento de todos los fenómenos luminosos, 111teoría de Newton fue la que se aceptó en los siguientes cien añ,

Al envejecer Huygens, se dedicó una vez más a estudiarcielo, para lo cual construyó lentes de gran distancia focal' qmontaba en enormes soportes. La Universidad de Leyden tie:un modelo de estos telescopios aéreos, cuya percepción foca,r:de 63 metros. Huygens se dedicó a la astronomía hasta su mute, ocurrida en La Haya en 1695. Sus manuscritos y descu~mientos han sido objeto de recientes estudios y" en, opinión 1"

muchos expertos, Cristián Huygens fue igual a Newton cQ¡fisicomatemático, lo cual es un encomio muy digno para caquier hombre.

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que podía percibirse a la simple vista. El observador inocentesonreiría al ver las travesuras de las juguetonas creaturas, sinadvertir su enorme poder. Para usar las palabras de Paul deKruif: "Eran 'animales de una especie que destruía y aniquilabaa razas enteras de hombres millones de veces más grandes queellos. Eran animales más terribles que los dragones que escu­pían fuego o los monstruos de cabeza de hidra. Eran silenciososIlsesinos que mataban a los niños en las cunas y a los reyesen los palacios protegidos".

¿Vivían estos llamados animales en todos los líquidos? Ésaera la pregunta que deseaba responder Leeuwenhoek. Se leocurrió pensar que las creaturas que observaba en el agua delluvia vendrían del barril mismo o de los caños de plomo porlos que bajaba el agua. Por lo tanto, intentó recoger agua purade lluvia, colocando en su patio un plato limpio de porcelanasobre la parte superior de un cubo de madera que tenfa unos<:uarentay cinco centímetros de altura. De esa manera, esperabaevitar impurezas en el líquido. El examen inmediato del aguapura no reveló ninguno de los microbios conocidos. Leeuwen­hoek siguió estudiando la misma agua de lluvia qos veces al(lía hasta que, cuatro días después, vio que los diminutos "ani­malejos" nadaban como solían hacerlo. Al describir el tamañode los bichos, Leeuwenhoek los comparó con pequeños gorgojosdel queso, que apenas son visibles a la simple vista: "Yo diríaque la proporción es esta: el tamaño de los animalejos del aguaes al tamaño de un gorgojo, como el de una abeja al de un(;aballo" Llegó a la conclusión de que los microbios eran tras-portados por el polvo y el viento. I

Los omnipresentes animalejos siguieron asombrando a Leeu­wenhoek. Los encontraba en todas partes, inclusive en las raspa­(1urasde sus propios dientes. Hablaba de sus hallazgos en cartasInformales que divertían a la Sociedad Real. Aunque no senegaba el mérito científico de las investigaciones de Leeuwen­hoek, a algunos miembros más importantes de dicha sociedadles decepcionaba su extravagante corresponsal holandés. Despuésde que Leeuwenhoek fue elegido para formar parte de laSociedad Real en 1680, uno de los dignatarios, el doctor TomásMolyneux, dio su impresión del nuevo miembro: "Un hombremuy cortés y agradable, sin duda de grandes aptitudes; pero,111 revés de lo que yo esperaba, ignorante de las letras ... locual es un gran obstáculo en sus razonamientos sobre las obser­vaciones que hace, pues como ignora los pensamientos de otros,confía excesivamente en los suyos".

La obra de Leeuwenhoek se difundió en círculos concéntricos,e hizo más descubrimientos que ningún otro cient!fioo. En 1674logró ver los vasos capilares por los que pasa la sangre de lasvenas a las arterias; de esta manera, confirmó la teoría de

TORNILLOSDE AJUSTE

PORTAOBJETOS

CIEN GRANDES

MicroscoPio de Leeuwenhoek

TORNILLODE ENFOQUE

ESPEJO

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pues fue el primer hombre que "realmente vio" cada unoestos objetos. Al parecer, el negocio de la lencería comenzóocupar un lugar secundario con respecto a la afición de Lee'wenhoek, pues sus cuadernos de notas revelan una preocupción creciente por la composición de los objetos que examina!b

e indican que la mayor parte de sus días los dedicaba a puJl'nuevas lentes, a observar y a anotar sus observaciones. ISabiendo que serían pocas las personas de la ciudad hola

desa que se interesarían seriamente en su trabajo, rara v.hablaba de él. Invitó a varios amigos íntimos a mirar porprecioso cristal, pero no abría la boca cuando los pulidor.profesionales y los fabricantes de anteojos le pedían que l~explicara su técnica especial. Sin embargo, habló con un horIJbre al que respetaba, el doctor Regnier de Graaf, distinguialsabio y médico, que fue el' primero en apreciar 10 realizad

Fue De Graaf quien instó al tend,'m a escribir a la Socied,\1Real de Londres, la cual abrió el ca~ino para que el munlillreconociera su notable aportación.

No fue sino hasta que Leeuwenhoek comenzó a examinar l'líquidos, cuando hizo el importante descubrimiento de los "an'malejos". En un tubo de agua estancada de un lago, que pubajo sus lentes, vio millares de pequeños animales en movi:miento, que' nadaban y' tropezaban unos con los otros como 10,automóviles eléctricos que chocan actualmente en los lugarelde recreo. Muy pronto descubrió que también el agua de los barnles en que se recogía l~ lluvia y de los charcos de las calles:tenían colonias de animales. Con la experiencia, Leeuwenhoedistinguió los diferentes tipos de "microbios" descubiertos. Ntardaron en llenarse sus cuadernos de notas con observacione:sobre las colas, los cuernos y las patas de aquellas creatUl':mil veces más pec¡.ueñasque el más diminvto de los insecto:

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( 1635-1703)

ROBERTO HOOKE

Dobell, Clifford. Antony van Leeuwenhoe~ an~ His "LittleAnimals".

Schierbeck, A. Measuring the Invisible World.Shippen, K. Men, Microscapes and Living Things.

BIBLIOGRAFíA

EN 1669, UN catedrático de la Universidad de Oxfotd des­lTibió a los miembros de la Sociedad Real de Londres, que~c acababa de fundar, diciendo que eran individuos que "sólo"Ilmiran las moscas, los piojos y a sí mismos". El malignoI~laque estaba dirigido principalmente a Roberto Hooke, encar­f(¡\do de experimentos de la Sociedad, el cual publicaba hacíapoco su Micrografía. En este libro, Hooke describía la diminuta"structura de algunas plantas y animales conocidos que observóI(In un microscopio construido y perfeccionado por él mismo.No se sabe si Hooke contestó alguna vez a esta pulla; peroijll popular libro, que contenía dibujos exactos y detallados delit estructura microscópica de muchos animales, comprendiendo111 mosca y el piojo, despertó el interés y la curiosidad de los

"Icntíficos jóvenes y ¡¡¡.resagió el papel tan significativo que"onquistaría el microscopio en el futuro progreso de la biolo,Kla. Aunque casi se ha olvidado la identidad de su crítico, elIlclmbre de Hooke se ha inmortalizado entre los científicos por)JlIber dado nombre y descrito por primera vez en esta obra¡I:\sica a los pequeños componentes de unas rebanadas muy¡ldgadas de tejido de corcho. Les dio el nombre de células,p:llabra que hoy se usa universalmente para designar las estruc­tllras fundamentales que componen los tejidos de todos los()I"ganismos.

Todos los estudiantes de biología conocen los dibujos de Hooke,Il'ccuentemente reproducidos, en los que aparecen las "células"¡Id corcho y el microscopio primitivo que usó para observarlas.I.os estudiantes de física han aprendido de memoria la ley de1(ooke. Pero pocas personas conocen el extraño genio y lapcrsonalidad paradójica del hombre que se codeó con muchos¡le los grandes científicos y tuvo una gran autoridad en ellápido progreso de la ciencia realizado en Inglaterra duranteIII segunda mitad del' siglo XVII.

CIEN GRANDES CIENTíFICOS104

Harvey sobre la circulación de la sangre. Hizo la primera repre­sentación exacta de las bacterias, fue el primero en ver laslevaduras, detalles del tejido muscular y nervioso, protozoarios,espermatozoides y muchisimos otros objetos. Su estudio de lahistoria de la hormiga demostró que lo que comúnmente se tomalilljpor huevos de las hormigas eran, en realidad, sus pupas, lascuales contenían al insecto entero, pronto a salir al mundoexterior. En su estudio clásico de la mosca, Leeuwenhoek des­

cribió su estructura con precisión y examinó su historia a satis;,

facción de los expertos; al hacerlo, terminó con el mito acerca ide la generación de la arena o el polvo, y probó que la mosca;

se reproduce como cualquier otro insecto alado. Ofreció pruebas Isemejantes para demostrar que las anguilas, las almejas y lCilS,.crustáceos se reproducían normalmente y no se generaban el1~el lodo o la arena. ili,

No pasó mucho tiempo sin que todo aquel que tuvier~',ialguna importancia quisiera mirar al través de las lentes de!¡Leeuwenhoek. El rey y la reina de Inglaterra fue,ron a Delft,lo mismo que el emperador de Alemania. Pedro el Grande,zar de Rusia, le hizo una visita en 1698, y también invitó aLeeuwenhoek a enseñarle su lente de aumento. Durante variashoras Pedro contempló fascinado mientras Leeuwenhoek le mos­traba la circulación en la cola de una anguila, el cerebro deuna mosca, los microbios tomados de sus dientes y muchosotros objetos asombrosos. I1

La curiosidad de Leeuwenhoek se extendió inclusive a la natu- ':

raleza de su enfermedad mortal. A la edad de noventa años 11tuvo las suficientes energías para enviar dos cartas a la Socie-: I

dad Real describiendo el ataque sufrido, "que tenía su origen¡',I'en una enfermedad del diafragma". El 26 de agosto de 1723:,

la infección de propagó a los pulmones y Antonio van Leewen­hoek sucumbió durante el día. Dio antes instrucciones a SUl¡

hija María para que enviara a la Sociedad Real una caja de,1

laca que contenía veintiséis de sus mejores lentes de aumentd'l"para manifestar mi gratitud por el honor de que he disfrutadq:1y que he recibido de Sus Excelencias".

Todo bacteriólogo moderno reconocerá la deuda que tiene lahumanidad con el comerciante holandés que abrió el camino,para Spallanzani y Pasteur. En la iglesia de Delft se puso unmonumento que lleva la siguiente inscripción:

"A la querida y eterna memoria de Antony (Antonio) vanLeeuwenhoek, miembro de la Sociedad Real Inglesa, quien, aldescubrir mediante la aplicación y el escrutinio los misteriosde la Naturaleza y los secretos de la filosofía natural por mediode microscopios ,inventados y construidos maravillosamente porél, y al describirlos en el dialecto holandés, ha merecido laaprobación más alta del mundo entero".