Juan Armando Sánchez es profesor asociado

del Departamento de Ciencias Biológicas

y director del Laboratorio de Biología

Molecular Marina de la Universidad de los

Andes. Es biólogo marino de la Universidad

Jorge Tadeo Lozano, con maestría de

la Universidad Nacional de Colombia y

doctorado de la Universidad Estatal de

Nueva York. Tiene estudios posdoctorales

en Ecología Molecular y Conservación

Marina de Smithsonian (Washington) y

niwa (Nueva Zelanda). En el 2005 ganó el

Premio twas en Biología y el Senior Latin

American Fellowship del Smithsonian stri

en el 2012.

Santiago Madriñán es biólogo de la

Universidad de los Andes, con Maestría

en Ciencias y Doctorado en Botánica de la

Universidad de Harvard. Es profesor del

Departamento de Ciencias Biológicas de

la Universidad de los Andes y director del

Laboratorio de Botánica y Sistemática. En

1999 lideró la formación de la Iniciativa

Verde en la Universidad de los Andes

atendiendo la necesidad de difundir

estudios de biodiversidad y ciencias

ambientales. Es autor de varios artículos

sobre sistemática de plantas neotropicales

y de la Flora Ilustrada del Páramo de Chingaza

(Ediciones Uniandes, 2010).

Colección Séneca

La Constitución de 1991 y la seguridad social.

El derecho laboral generalizado / Ana María

Muñoz Segura

Rusia y China. De la disimilitud comunista a

la divergencia poscomunista: contraste de

experiencias / Hugo Fazio Vengoa

La paz en cuestión. La guerra y la paz en la

Asamblea Constituyente de 1991 / Julieta

Lemaitre Ripoll

Militares, política y derecho. Sobre los silencios de

la Constituyente de 1991 / Gina Cabarcas

Maciá

El surgimiento del teatro moderno en Colombia y

la influencia de Brecht / Eduardo Gómez

Otros títulos de la Colección CBU

Historia de Colombia contemporánea (1920-

2010) / Ricardo Arias Trujillo

La historia del tiempo presente: historiografía,

problemas y métodos / Hugo Fazio

Vengoa

Bio

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Juan Armando Sánchez Santiago Madriñán(compiladores)

Biodiversidad, conservación

y desarrollo

colección c iclo b á s i c o

c o l e c c i ó n c i c l o b á s i c o

La rápida e inminente pérdida de recursos biológicos es

actualmente una de las mayores preocupaciones globales, por

esta razón ha dejado de ser un tema exclusivo de biólogos y ecó-

logos para convertirse en un problema que debe ser manejado

desde las diferentes áreas del conocimiento. La diversidad bio-

lógica constituye un aspecto fundamental del quehacer de todo

profesional que a diario debe tomar decisiones que, de una u

otra manera, están relacionadas con la biodiversidad. Más aun

en un país como Colombia, con una posición biogeográfica espe-

cial, donde los endemismos biológicos, la diversidad de recursos

genéticos y la multiplicidad de ecosistemas le dan el calificativo

de uno de los países megadiversos del planeta. Los conceptos de

biodiversidad hoy en día forman parte de todo discurso relacio-

nado con el desarrollo de la humanidad, como por ejemplo: la

formulación de legislación que proteja los recursos biológicos

y que a su vez permita el adecuado aprovechamiento en térmi-

nos económicos, o la preservación de ecosistemas cuando esto

compite con grandes proyectos de desarrollo tecnológico o su

incorporación a proyectos urbanísticos y de recreación.

pantone 382 C

ISBN: 978-958-695-717-5

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Biodiversidad, conservación y

desarrollo

COLECCIÓN CICLO BÁSICO

El Ciclo Básico de la Universidad de los Andes está conformado por una

amplia oferta de asignaturas que representan el conocimiento fundamental

de las diversas disciplinas que se cultivan en la Universidad. Esta colección

pretende guardar la memoria de ese vasto campo de problemas, de temas y

de enfoques, así como de su historia. Los autores de los libros que la confor-

man son los propios profesores, quienes ponen la experiencia de sus clases a

disposición del público lector.

COmIté EdItOrIAL dE LA UNIvErSIdAd dE LOS ANdES

decana de la Facultad de Artes y Literatura: Claudia montilla; decano de la

Facultad de Ciencias Sociales: Hugo Fazio; decano de la Facultad de Economía:

Alejandro Gaviria; Editor General: Felipe Castañeda; representante Profesores:

Luis Quiroga; vicerrector de Asuntos Académicos: José rafael toro; vicerrectora

de Asuntos Administrativos: Claudia velandia; vicerrector de Investigaciones:

Carl Langebaek.

Biodiversidad, conservación y

desarrollo

Juan Armando SánchezSantiago madriñán(compiladores)

Primera edición: abril de 2012

© Juan Armando Sánchez y Santiago madriñán

© Universidad de los Andes

Ediciones UniandesCarrera 1 núm. 19-27, edificio AU 6, piso 2

Bogotá d. C., Colombiateléfonos: 339 49 49/339 49 99, ext. 2133

http://ediciones.uniandes.edu.co infeduni@uniandes.edu.co

ISBN: 978-958-695-717-5

Corrección de estilo: marcela GarzónCubierta y diagramación: david reyes

Impresión: Nomos Impresores diagonal 18 bis núm. 41-17

teléfono: 208 65 00Bogotá d. C., Colombia

Impreso en Colombia - Printed in Colombia

todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni en su todo ni en sus partes, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso

previo por escrito de la editorial.

Sánchez m., Juan ArmandoBiodiversidad, conservación y desarrollo / Juan Armando Sánchez y Santiago madriñán. -- Bogotá: Universidad de los Andes; Ediciones Uniandes, 2012.468 pp.; 17 x 24 cm. – (Colección CBU)

ISBN 978-958-695-717-5

1. diversidad biológica 2. Gestión ambiental 3. Conservación del medio ambiente I. madriñán restrepo, Santiago II. Universidad de los Andes (Colombia) III. tít.

Cdd. 333.716 SBUA

A la memoria de nuestros queridos estudiantes, Margarita Gómez y Mateo Matamala

ÍNdICE

Agradecimientos 11

Introducción 13

1. Biodiversidad: ¿tiene la biología buenos argumentos? 21

Carlos Arturo mejía “Caturro”

2. Biodiversidad y ecosistemas marinos 29Juan Armando Sánchez

Néstor E. Ardila

3. Ecosistemas terrestres de Colombia y el mundo 69mailyn A. González, Hernando García

Germán Corzo, Santiago madriñán

4. Biodiversidad y ecosistemas 115Patrick venail

5. El carbono y la biodiversidad 135Juan manuel Cordovez

6. Biodiversidad y cambio climático 163Catalina González Arango

7. Amenazas a la biodiversidad: implicaciones de la deforestación en bosques tropicales 201

Natalia Norden

8. Las áreas protegidas como estrategia de conservación de la biodiversidad 221

Germán Corzo

9. ¿Pueden las áreas protegidas del mundo revertir la pérdida de la biodiversidad? 245

Camilo mora

10. Chingaza: territorio de agua para la vida 261Carlos Lora

11. La biodiversidad al servicio del hombre: biomedicina y bioprospección 287

marcela Bolaños

12. Servicios ecosistémicos y valoración de la biodiversidad 337

Jorge Higinio maldonado

rocío del Pilar moreno-S.

13. Biodiversidad y desarrollo 379Andrés Guhl

14. Ecología y sociedad 409Brigitte L. G. Baptiste

15. Biodiversidad: contraseña inestable entre la ciencia y la gestión 437

Germán I. Andrade

AGrAdECImIENtOS

La primera motivación de este libro nace de la iniciativa de Ediciones Uniandes, por medio de su director, Felipe Castañeda, de crear la Colección Ciclo Básico Uniandino (CBU). Igualmente, el entusiasmo de los estudiantes del curso CBU Biodiversidad, Conservación y desarrollo (el cual se ha venido dictando ininterrumpidamente desde 1999), impulsó aún más la escritura de la obra, que no existiría sin el grupo de académicos e investigadores que creyeron en el proyecto edito-rial y docente e hicieron el gran esfuerzo de escribir sus capítulos en medio de las múltiples responsabilidades de la vida profesional actual. Agradecemos de manera especial a los colegas que participaron en el proceso de revisión anónima por pares de los capítulos del libro, lo cual ha sido la base crítica para asegurar la calidad final de estos; en orden alfabético, los revisores fueron: Arturo Acero, daniel Cadena, daniel Castillo, Javier Gómez, maría Claudia López, Pablo Stevenson y Alejandra vélez. La decanatura de la Facultad de Ciencias, desde el comienzo de la iniciativa, apoyó de manera incondicional su publicación.

INtrOdUCCIÓN

Biodiversidad, conservación y desarrollo: aproximación multifacética

La rápida e inminente pérdida de recursos biológicos es actual-mente una de las mayores preocupaciones a nivel global; por esta razón ha dejado de ser un tema exclusivo de biólogos y ecólogos para conver-tirse en una problemática que debe ser manejada desde las diferentes áreas del conocimiento. La diversidad biológica constituye un aspecto funda mental del quehacer de todo profesional, que a diario debe tomar decisiones que, de una manera u otra, están relacionadas con la biodi-versidad, más aún en un país como Colombia con una posición bio-geográfica especial, donde los endemismos biológicos, la diversidad de recursos genéticos y la multiplicidad de ecosistemas le dan el calificativo de ser uno de los países megadiversos del planeta. Los conceptos sobre biodiversidad forman, hoy en día, parte de todo discurso relacionado con el desarrollo de la humanidad, como la formulación de legislación que proteja los recursos biológicos y que a su vez permita su adecuado apro-vechamiento en términos económicos, o la preservación de ecosistemas cuando esto compite con grandes proyectos de desarrollo tecnológico o su incorporación a proyectos urbanísticos y de recreación.

Cada vez se vuelve más relevante propiciar ambientes interdisci-plinarios en los que interactúen las artes, las ciencias y las tecnologías para generar profesionales íntegros, con pensamiento crítico, capaces de afrontar problemas nacionales pero de proyección universal, como

biodiversidad, conservación y desarrollo14

lo son la pérdida de la biodiversidad y los recursos naturales. desde 1999 la Universidad de los Andes creó la Iniciativa en Biodiversidad y Ciencias Ambientales, liderada desde la Facultad de Ciencias por su decano José rafael toro, con la participación de profesores de todas las dependencias. El objetivo principal de esta iniciativa es el de promover en la Universidad de los Andes liderazgo en capacitación e investigación en temas de biodiversidad y ciencias ambientales, ofreciendo a sus estu-diantes una perspectiva amplia del tema ambiental desde las distintas disciplinas profesionales. de esta iniciativa se desprende, entre otras acti-vidades, la “Opción en estudios de biodiversidad y ciencias ambientales” (Opción verde), en la cual se han graduado numerosos estudiantes. El curso del ciclo básico Biodiversidad, Conservación y desarrollo, dirigido a estudiantes de todas las carreras y que proporciona los elementos para abordar preguntas muy diversas, se ha constituido en el pilar de la opción de Biodiversidad y Estudios Ambientales, con más de 2400 estudiantes inscritos desde su creación en 1999.

El curso parte de un estudio detallado de aspectos biológicos y socia-les relacionados con la biodiversidad y es complementado con aportes de las diversas ramas del saber que en la sociedad moderna, de una manera u otra, tienen impacto sobre la biodiversidad. En él han participado profesores de diferentes disciplinas, entre ellos Santiago madriñán, Juan Armando Sánchez, Juan manuel Cordovez, Fernando Salazar, Sergio Llano, Néstor Ardila, Patrick venail, Natalia Norden, Catalina González, Carlos Arturo mejía, entre otros.

Con este libro queremos aportar al desarrollo de la disciplina bio-diversidad, conservación y desarrollo con un texto integral que hasta la fecha es inexistente en la literatura mundial, el cual se constituye en el eje central del curso, no sólo para los estudiantes de la Universidad de los Andes, sino para el público en general. Este libro tiene como finalidad la de ilustrar y sensibilizar con respecto a la importancia de la biodiver-sidad como la gran reserva natural.

No hay que convencer a los estudiantes de ciencias biológicas sobre la importancia de la biodiversidad y la conservación. Hace algunos años, cuando éramos jóvenes estudiantes de ciencias biológicas, el estudio de la biodiversidad era tal vez la parte más motivante entre el rango de

introducción 15

materias de la carrera. La botánica, la zoología y la microbiología no nos dejaban de sorprender con las miles de soluciones que la selección natu-ral había generado en los diferentes phyla de organismos para adaptarse, literalmente, a todos los ambientes de la tierra. Sin embargo, hoy en día nuestra visión de la biodiversidad se manifiesta con sentimientos encon-trados entre el gran afán de comunicar las bondades y beneficios de la diversidad biológica para el desarrollo y el bienestar humano, y el inmi-nente deterioro ambiental por el que atraviesan los ecosistemas con la consecuente extinción de especies. de ahí que actualmente el estudio de la biodiversidad sea inseparable de los principios y esfuerzos de conserva-ción. Asimismo, la eficiencia de la conservación y el desarrollo sostenible requiere del esfuerzo de todas las ciencias, tecnologías y humanidades.

En el contexto regional la importancia del entendimiento de la biodi-versidad es la clave para un desarrollo acorde con las ofertas ambientales y los recursos renovables. El neotrópico se caracteriza por su megadiver-sidad, pero también por su fragilidad ante actividades insostenibles de extracción y producción agrícola. La pobreza, el mayor problema de la región, puede en gran medida aliviarse con un mejor aprovechamiento de los servicios ecosistémicos que ofrece la biodiversidad. ¿Por qué no resol-ver pobreza con riqueza? Aunque suene obvia la respuesta a esta pregunta, tenemos en la biodiversidad la mina más rica posible, pero no poseemos aún los medios, la voluntad y el compromiso para ser los mineros de esta gran reserva natural que nos rodea. Sería lamentable que las soluciones a nuestros problemas se esfumaran en unos cuantos años antes de siquiera intentarlo. No obstante, es motivante saber que aún es oportuno cambiar la actitud hacia la biodiversidad y buscar nuevas alternativas de desarrollo y alivio de la pobreza. No pretendemos que este libro dirija un camino hacia ello, pero sí creemos que los nuevos estudiantes deben enterarse de que esto sigue siendo el gran desafío de su generación.

Gracias a las contribuciones de un grupo de comprometidos acadé-micos e investigadores, hemos logrado visiones desde catorce ángulos diferentes de lo que pensamos son los temas prioritarios en biodiversi-dad dentro del contexto de la conservación y el desarrollo. Nos hemos propuesto dar una visión rápida pero incluyente e integradora de todos los aspectos y problemas de la biodiversidad.

biodiversidad, conservación y desarrollo16

Las ideas expuestas por Carlos Arturo mejía, quien durante décadas fue profesor del departamento de Ciencias Biológicas en la Universidad de los Andes, formando a generaciones de biólogos que hoy son líderes en temas de biodiversidad, en el capítulo introductorio a este libro nos generan un reto enorme para encontrar las razones y los argumentos suficientes para que la importancia de la biodiversidad se desprenda del programa bíblico, que, aparentemente, sigue vigente en nuestros días. ¿No tendremos los biólogos suficientes argumentos para la conservación de la biodiversidad? Una primera idea ya la expuso Charles darwin hace más de un siglo, en varios de sus tratados, al referirse a que todo orga-nismo es tan evolucionado como cualquier otro. La evolución, a dife-rencia de la creación, nos coloca a los miembros de la biodiversidad en los mismos términos, siendo todos contemporáneos. El hombre deja de ser la cúspide de la escala evolutiva y es simplemente un retoño más del gran árbol de la vida. darwin y otros descubrieron la gran riqueza de la biodiversidad, no desde el punto de vista utilitario, sino como una gran fuente de conocimiento. Sin embargo, como mejía lo sugiere, quizás los biólogos no tengamos los mejores argumentos para defender la biodi-versidad. No obstante, y luego de ver los capítulos del libro completos, estamos optimistas de que el lector encontrará dichas razones a largo y ancho del libro. Y debemos aceptar que encontraremos excelentes argumentos en defensa de la biodiversidad desde las ciencias sociales.

Generalmente los textos sobre biodiversidad comienzan explicando sus bases biológicas, sensu stricto, en especial el concepto de especie y la riqueza de especies en las múltiples ramas de la vida. Creemos que un aspecto indisoluble de la biodiversidad —y que mejor debemos enten-der— es su contexto en los ecosistemas. Las especies (un debate aún sin resolver), queremos que sean para el lector un concepto intuitivo más que un dogma biológico. Además, al estudiar los ecosistemas, las espe-cies y su importancia están implícitas, sin necesidad de concentrarnos en temas netamente evolutivos.

Por lo tanto, los primeros capítulos del libro se concentran en el estu-dio de los ecosistemas. La vida y la biodiversidad surgen en las profundi-dades marinas. Néstor Ardila, estudiante de doctorado de Biología en la Universidad de los Andes y profesor de la Universidad de la Salle, y uno

introducción 17

de nosotros, Juan Armando Sánchez, nos exponen una visión integradora de los ecosistemas marinos, resaltando los patrones de la biodiversidad marina mundial y haciendo énfasis en los ecosistemas marinos tropi-cales, siendo Colombia un país privilegiado al tener todos estos en su zona económica exclusiva. Se hace evidente la abrumadora diversidad y complejidad de los ecosistemas marinos en contraste con el preocupante grado de deterioro y amenaza por la que ellos atraviesan actualmente. de manera similar, mailyn González, profesora visitante en el departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de los Andes, y colaboradores, nos ofrecen un recorrido amplio por los ecosistemas terrestres, recal-cando inicialmente la distribución de los diferentes biomas en la tierra. dada la extraordinaria diversidad de ecosistemas terrestres en Colombia, estos autores hacen énfasis especial en el país, destacando los últimos resultados en la cartografía colombiana de ecosistemas.

Para entender muchos aspectos de la biodiversidad es necesario cono-cer el mecanismo que está detrás de todo: la ecología o la interacción de los organismos vivientes con su entorno. dentro de este contexto un bloque de capítulos aborda el funcionamiento de los ecosistemas y, en general, la interacción de la biodiversidad con el ambiente y el clima actuales. Patrick venail, profesor visitante en el departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de los Andes, actualmente investigador en la Universidad de míchigan nos da buenos argumentos de por qué es una prioridad la conservación de la biodiversidad, y nos expone el fuerte lazo entre esta y los servicios ecosistémicos. La productividad y el funcionamiento de los ecosistemas incrementan al aumentar la biodiversidad, basándose en fuertes argumentos a favor, tanto teóricos como experimentales.

El funcionamiento de los ecosistemas y la vida sobre la tierra tiene que ver con el ciclo del carbono; Juan manuel Cordovez, profesor asistente del departamento de Ingeniería Ambiental y Civil de la Universidad de los Andes, nos describe ese ciclo y su interacción con la biodiversidad en los diferentes compartimientos del planeta. En este capítulo empezamos a entender por qué el carbono puede tener reper-cusiones importantes en el funcionamiento de los ecosistemas y algunos más serios en el clima, así como en la química atmosférica y oceánica. Esto se complementa con un recuadro explicativo escrito por maría

biodiversidad, conservación y desarrollo18

Paula Navas, consultora internacional en bonos de carbono y conser-vación de la biodiversidad, sobre las oportunidades en los mercados de carbono y otros proyectos de conservación de la biodiversidad.

de manera explícita, Catalina González, profesora asistente en el departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de los Andes, nos expone el cambio global, en particular del clima, en un contexto tanto geológico como reciente. En este libro no veremos el cambio cli-mático como una predicción del futuro de la cual se especula, sino como nuestra realidad actual donde hay datos y tendencias estadísticamente sustentadas.

Natalia Norden, profesora visitante en el departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de los Andes, actualmente profesora de planta de la Pontificia Universidad Javeriana (Facultad de Ecología), nos demuestra cómo los problemas ambientales se ven exacerbados por la deforestación y el estado de amenaza de los bosques tropicales, siendo que estos son los reposi torios de mayor biodiversidad de la tierra.

Entre las medidas para conservar la biodiversidad están las áreas pro-tegidas, lo que también conocemos como reservas y parques naturales. tras las áreas protegidas hay toda una ciencia y un complejo esquema de manejo. Germán Corzo, experto en áreas protegidas del ministerio del medio Ambiente de Colombia, nos expone todo acerca de ellas desde un contexto histórico y global hasta la situación actual en Colombia.

Aunque nos queda claro que la efectividad de las áreas protegidas tiene una enorme variación, Camilo mora, profesor en el departamento de Geografía en la Universidad de Hawái, nos muestra un punto de vista crítico y escéptico de la efectividad de las áreas protegidas como herra-mientas efectivas de conservación, especialmente en el ambiente marino. Los ecosistemas marinos atraviesan por su mayor crisis ambiental y las medidas actuales, entre ellas, enormes esfuerzos de conservación, des-afortunadamente no están asegurando la conservación de sus recursos.

¿Por qué Bogotá tiene más de siete millones de habitantes? Esta compleja pregunta se puede responder en gran parte por la presen-cia de un ecosistema muy especial y un área protegida del Sistema de Parques Nacionales Naturales de Colombia: el Parque Nacional Natural Chingaza. Este páramo es el reservorio natural de agua que provee más

introducción 19

del ochenta por ciento del agua potable a Bogotá y algunos municipios aledaños. Lugar obligado para realizar la salida de campo de muchos cursos de corte ambiental y ecológico, el Parque Nacional Natural Chingaza, a tan sólo una hora de Bogotá, es la mejor aula de clase para demostrar la importancia de la biodiversidad en el desarrollo y bienestar humanos. Carlos Lora, director del parque durante más de quince años, nos brinda una visita guiada por la diversidad de paisajes del páramo, una visión empírica del manejo de áreas protegidas y la importancia de preservar el recurso hídrico de Bogotá, así como los problemas actuales del parque. Este capítulo se complementa con un ejercicio de campo por J. A. Sánchez, diana Ballesteros y Óscar Laverde.

¿Podrá la sociedad, no sólo coexistir, sino ser el pilar para el sosteni-miento de la biodiversidad? Una parte fundamental de la aproximación multifacética de este libro es sugerir un ideal de sociedad y desarrollo. Un modelo de vida humana parte de un sistema socioecológico en armo-nía con la biodiversidad. Andrés Guhl, profesor asociado del Centro Interdisciplinario de Estudios sobre desarrollo (Cider) de la Universidad de los Andes, nos relata los inicios del desarrollo como crecimiento económico y ofrece una serie de visiones cada vez más ambientalmente sostenibles, como son, en su orden: el desarrollo económico, más allá del neto crecimiento económico; el desarrollo humano, donde el individuo es el eje central del desarrollo; y, finalmente, el desarrollo sostenible, el modelo ideal caracterizado por un puente entre la sociedad y el medio ambiente. Este capítulo deja claro que el desarrollo tiene una elevada huella ambiental y que la sostenibilidad humana depende de que la relación con la naturaleza sea recíproca, no sólo de la naturaleza con respecto al hombre, como por lo general lo es.

Brigitte L. G. Baptiste, profesora en la Facultad de Ecología de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá y desde enero del 2011 direc-tora del Instituto de Investigación de recursos Biológicos Alexander von Humboldt, replantea la ecología en un contexto más amplio, donde la sociedad es hoy en día un elemento controlador y fundamental para el funcionamiento de los ecosistemas y el mantenimiento de la biodiversi-dad. Este punto de partida tiene grandes ventajas al plantear mejores y más sostenibles formas de gobierno y desarrollo.

biodiversidad, conservación y desarrollo20

¿Cómo valorar la biodiversidad? Llegamos a un punto definitivo en el que debemos al lector los argumentos y las propuestas concretas conducentes a demostrar el enorme valor de la biodiversidad. marcela Bolaños, profesora visitante en el departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de los Andes y actualmente profesora de la Universidad de Cartagena, nos resume las plantas y los animales que durante milenios han sido fundamentales para el bienestar humano. Además de que toda nuestra nutrición depende de productos de la biodiversidad, el dolor y las infecciones han sido tratados desde tiempos inmemorables con hierbas y plantas que han pasado por el conocimiento tradicional hasta nuestros días. Hoy día la bioprospección nos permite, gracias al avance tecnológico, la posibilidad de aumentar aún más nuestras expectativas de vida y, en general, nuestro bienestar.

Por otro lado, Jorge maldonado, profesor asociado en la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, y rocío moreno, economista sénior para Conservation Strategy Fund, nos demuestran desde la eco-nomía cómo la biodiversidad puede valorarse en términos económicos. Parece contraintuitivo que darle valor a la biodiversidad tenga grandes ventajas para la conservación de los ecosistemas y la optimización de los servicios ecosistémicos. Esta tarea de valorar la biodiversidad y los eco-sistemas es una ciencia en vías de desarrollo, en la cual la participación de las comunidades que más interactúan con el entorno natural provee la clave para una acertada valoración.

Finalizamos este libro desde la biología, sensu lato, biología que tras-ciende las ciencias ambientales y sociales, en las que Germán Andrade, profesor en la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes, en forma muy convincente nos expone que la biodiversidad es más que un recuento de especies, y que infortunadamente se ha convertido en un sinónimo de lugares con muchas especies. Biodiversidad es sinónimo de las propiedades intrínsecas de la vida, como son la autoorganización y la complejidad, donde el total no es exactamente la suma de sus partes.

Juan Armando Sánchez y Santiago MadriñánBogotá, abril del 2012

1

BIOdIvErSIdAd: ¿tIENE LA BIOLOGÍA BUENOS ArGUmENtOS?

Carlos Arturo Mejía “Caturro”departamento de Ciencias Biológicas, Facultad de Ciencias

Universidad de los Andes

Hagamos al hombre... que tenga dominio sobre los peces del mar, sobre

las aves del cielo, sobre los ganados, sobre las bestias salvajes, y sobre

los reptiles de la tierra... Y creó dios al hombre a su imagen, a imagen

de dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo dios, y les dijo:

“Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla, y señoread en

los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se

mueven sobre la tierra... Yo os doy toda planta que tiene semilla sobre

la faz de la tierra y todo árbol que dé fruto con semilla dentro, para

que os sirva de comida” (Génesis).

“Sojuzgar”, “señorear”, “dominar”, “servir”: si hemos de dar crédito al relato bíblico, ya desde su origen ha tenido nuestra especie una cuestio-nable relación depredadora con su entorno. Y hoy, cuando —siguiendo el mandato divino— nos hemos multiplicado y “llenado y sometido” la tierra, nos vemos enfrentados a una masiva extinción de especies sin pre-cedentes. ¿debemos preocuparnos?, ¿por qué? En el fondo, la pregunta es: ¿para qué sirve la biodiversidad?

biodiversidad, conservación y desarrollo22

En el pasado dicté cursos sobre biodiversidad en la Universidad de los Andes (y esta es probablemente la razón por la que el editor me pidió algunos comentarios sobre el tema), y las respuestas que encontré en la literatura a ese interrogante no me parecen satisfactorias. debo advertir que no hago aquí un análisis exhaustivo de la literatura; mi intención es solamente la de señalar que aspectos que tomamos como obvios, quizás no lo son tanto. La respuesta a la pregunta que planteo parecería obvia para toda persona amante de la naturaleza, es solo que las respuestas obvias, cuando se miran de cerca, no lo son tanto. A continuación agrupo los argumentos a favor de la biodiversidad por categorías.

1.1. Los argumentos a partir del valor

Según Primack (1993), la importancia de la biodiversidad deriva de que tiene: 1) valor recreativo; 2) valor estético; 3) valor de uso. denominador común de estos criterios para valorar la biodiversidad es que invocan beneficios (actuales o futuros) que la biodiversidad presta (o prestará) al ser humano. ¡Estamos, entonces, ante el mismo viejo mítico, Adán!

Si uno examina con cuidado los argumentos subyacentes a cada uno de estos criterios, encuentra una serie de inconsistencias. Primero, los valores estéticos y el recreativo no tienen nada que ver (al menos no necesariamente) con la biodiversidad. Aquí hay una confusión entre biodiversidad y wilderness (naturaleza prístina, sitios en los que la naturaleza está bien conservada, donde aún no ha sido —al menos no profundamente— transformada por el humano). Sitios bellos (una caída de agua) o de gran valor recreativo (un transparente río navega-ble, una bella laguna de aguas cristalinas) pueden ser sitios de muy baja biodiversidad, sin que los efectos positivos sobre el humano derivados de su belleza y de su potencial recreativo se vean disminuidos. más aún, es muy probable que la alta biodiversidad de un sitio ni siquiera sea per-cibida por un visitante no especializado. Un bosque húmedo tropical, con una muy alta biodiversidad de especies pero muy baja densidad de individuos, podría parecerle a un no especialista un sitio de muy baja

biodiversidad: ¿tiene la biología buenos argumentos? 23

diversidad animal; es, por ejemplo, muy probable, que quien visite una selva húmeda tropical no vea ni un solo mamífero.

miremos el valor de uso, que es de dos tipos: el valor de uso de con-sumo (el valor de los productos consumidos por los miembros de la comunidad local, y que no aparecen en los mercados), y el valor de uso productivo (el valor de los productos cosechados en la naturaleza y ven-didos en los mercados).

Al hablar sobre la importancia del valor de uso de consumo se men-cionan productos como la leña (“En países como Nepal […] la gran mayoría de la energía básica proviene de la leña y el estiércol de los ani-males” [Primack, 1993: 205]). La verdad es que los bosques naturales (diversos) no son una buena fuente sostenible de leña. Si uno quiere tener una mejor, más confiable fuente de leña, debería sembrar bosques con unas pocas especies de crecimiento rápido, que sean adecuadas para quemar; es decir, bosques con una menor biodiversidad cumplirían más eficientemente esta función. Se cita también la caza (fuente de proteína) como una buena razón para conservar la biodiversidad. de nuevo, un bosque húmedo tropical, con una muy baja densidad de individuos de especies aptas para la caza, sólo puede sostener poblaciones humanas de muy baja densidad. Conocemos muy poco sobre la historia natural de las especies que habitan los bosques húmedos tropicales como para poder calcular tasas de extracción que garanticen la sostenibilidad del recurso (deberíamos conocer parámetros como densidad, tasas de mortalidad y nacimiento, edad de madurez sexual, estructura por edad de las poblacio-nes, necesidades de espacio, recursos claves, etcétera; y no creo que haya una especie animal de los bosques húmedos tropicales para la que estos parámetros sean conocidos), lo que no nos permite hacer de la cacería una forma racional, planificable, de explotar el medio ambiente. Otro aspecto que hace que la caza sea una riesgosa fuente de proteína para el ser humano es el peligro de que su consumo se convierta en la puerta de entrada a nuestra especie de agentes patógenos exóticos, de lo cual hay preocupantes ejemplos (SArS ‘síndrome respiratorio agudo severo’, sida). Las mejores fuentes confiables de proteína animal son las —sor-prendentemente pocas— especies de mamíferos y aves ya domesticadas, que el humano ha seleccionado (probablemente por ensayo y error) a lo

biodiversidad, conservación y desarrollo24

largo de su historia. Algunos autores proponen la utilización de fuentes alternativas de proteína (insectos, caracoles, gusanos), ignorando que pocas cosas son tan difíciles como cambiar los hábitos alimenticios de un grupo de humanos: “Wildmeat includes not only birds, mammals and fish, but also insects, snails, caterpillars and grubs”, y si usted tiene dudas le recuerdan que “in certain areas of Africa insects may constitute the majority of the dietary protein [...]” (Primack, 1993: 204). Primero, mencionar África como un ejemplo, cuando de consumo de proteína se trata, no parece un buen argumento. Segundo, ¿no será que en las regiones mencionadas simplemente se agotaron las mejores, más confia-bles fuentes de proteína, y actualmente se ven obligados a utilizar lo que haya, así sean insectos, una muy pobre fuente de proteína? tercero, el hecho de que los insectos sean una importante fuente de proteína para ciertas poblaciones no quiere decir que su explotación sea sostenible: ¿quién sabe algo sobre la dinámica de las poblaciones de insectos en la selva (o en cualquier parte)? resumiendo, una extracción sostenible de productos naturales puede mantener sólo grupos de humanos con una muy baja densidad. La producción masiva de alimentos (como lo deman-dan las sociedades modernas) implica, necesariamente, una drástica disminución de la biodiversidad, la simplificación de los ecosistemas: la conversión de bosques de alta biodiversidad a monocultivos.

Y de la oferta que —según el mito bíblico— se nos hizo (“Yo os doy toda planta que tiene semilla sobre la faz de la tierra y todo árbol que dé fruto con semilla dentro, para que os sirva de comida”) no parecemos haber hecho buen uso: de las 500.000 (¿o son “sólo” 300.000?) especies de plantas, apenas unas 80 muestran un nivel de utilización importante por el ser humano. Estas son: 8 especies de cereales, 5 de raíces y tubércu-los, 8 leguminosas, 9 oleaginosas, 17 hortalizas, 2 azucareras, 20 frutales, 6 cítricos —de estas cifras se excluyen las plantas forrajeras y las medici-nales— (Pelt et al., 2001: 129). ¿Y cuántas de las 9000 especies de aves, de las 4800 de mamíferos, de las 4800 de anfibios, de las 7750 de lagartijas y culebras, son utilizadas como fuentes importantes de alimento? (estas cifras son sólo aproximaciones, y fueron obtenidas de Pough et al., 2005). En conclusión, no se puede invocar la alimentación del humano para abogar a favor de una alta biodiversidad.

biodiversidad: ¿tiene la biología buenos argumentos? 25

Una versión popular del argumento del valor está basada en la pro-mesa de usos futuros de la biodiversidad (“muchas plantas y animales de uso alimenticio aun están por descubrir”). Llevamos unos doce mil años domesticando plantas y animales: ¿no será que las especies domes-ticadas a lo largo de la historia son los organismos adecuados para ser utilizados como fuentes de alimento? La más popular variante de este argumento es la idea de que perder biodiversidad es perder miles de posibles drogas milagrosas que están esperando en los bosques ser descu-biertas. En este contexto sale siempre a relucir el ejemplo de vincristine, una —aparentemente muy efectiva— droga para el tratamiento de la leucemia infantil, extraída de Catharantus rosea, un árbol de madagascar. vincristine, “descubierta a finales de los años cincuenta, es el más a menudo citado ejemplo de una reciente cura para el cáncer, producida a partir de una especie que se encuentra en un lugar en el que la biota está siendo amenazada por la destrucción total” (meffe y Carroll, 1994: 25). El lenguaje utilizado es interesante. En 1994 los autores se refieren al descubrimiento “reciente” —¡sucedido unos cuarenta años atrás!— de una droga contra el cáncer. ¿Será este un buen argumento para conservar 500.000 especies de plantas? meadows (citado en meffe y Carroll, 1994), escribe al respecto: “algunos ecologistas están tan hartos de esta línea de razonamiento, que hablan con cansancio del ‘argumento Catharantus de madagascar’”). Interesante en este contexto es la opinión expresada por Ehrenfeld (1988, p. 213): “Los investigadores farmacéuticos considerran que mediante el uso de modelos informáticos de las estructuras molecu-lares teóricas es mas rápido y barato descubrir medicamentos potencia-les”. Hasta aquí, entonces, la biodiversidad. Otro aspecto interesante es que cuando se habla de biodiversidad en este campo, normalmente se habla de diversidad de plantas, nunca de la diversidad de los animales, que no parecen ser muy promisorios como posible fuente de medicinas.

1.2. El argumento del valor intrínseco

Este es un argumento contra Adán: todas las especies tienen un derecho intrínseco a la existencia, y el ser humano no tiene el derecho a condenar a muchas (a las que no le son útiles) a la extinción. tal razo-

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namiento no es biológico, sino ético, y la biología no tiene mucho que decir allí, y, aparentemente, tampoco los filósofos: Few terms have been used more sloppily in the literature of environmental ethics (Sarkar, 2005; cf. este libro para un análisis crítico de dicho tipo de tesis). Algunos de los argumentos a favor de esa idea son bastante extraños; así, la premisa del conativismo le atribuye a todos los seres vivos un will-to-live, una “voluntad de vida” de la que se deriva el valor intrínseco de todas las “entidades no humanas”. Las plantas —y los protozoarios, y los hongos, etcétera— tendrían entonces un will to live, ¡una hipótesis no falseable! O, según regan (1983, citado en meffe y Carroll, 1994), son los animales grandes y concientes los que tienen un valor intrínseco, los que nos deja pregun-tándonos cuáles son esos, y a partir de qué nivel se alcanza la robustez de conciencia que le confiere a uno ese valor, que lo hace intrínsecamente igual al humano (¡sin detenernos a pensar qué haríamos con las plan-tas!, ¿o son ellas también robustly conscious?). Para rolston (1988, citado en meffe y Carroll, 1994) tienen valor intrínseco “los procesos evoluti-vos”. Y, ¿no son todos los procesos que observamos, al menos parte de procesos evolutivos?

Finalmente, quiero señalar una limitación de ese tipo de argumento. Quienes defienden este punto de vista ¿abogarían por respetar el dere-cho a la existencia de, por ejemplo, parásitos como el de la malaria o de otras enfermedades, que causan miles de muertos cada año? ¿Habría que dejar de combatirlos? Probablemente la idea no les haría gracia. ¿tiene acaso la vida de un niño un valor intrínseco más alto que la del agente causante de la viruela?

1.3. El argumento de la salud de los ecosistemas

Otro argumento frecuentemente esgrimido para resaltar la impor-tancia de la biodiversidad es el de que los sistemas con una alta diver-sidad tienen una mayor resiliencia, es decir, una mayor capacidad de retornar a su estado original (o a algo muy parecido) después de una perturbación (Begon, townsend y Harper, 2006). Sin embargo, varias observaciones sugieren lo contrario: algunos sistemas parecen ser más estables cuando el número de especies es menor. Ha de recordarse que

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tanto las observaciones en la naturaleza (que son difíciles de realizar) como en ecosistemas artificiales en el laboratorio —que por lo general son muy simplificados e incluyen sólo unos pocos niveles tróficos— y las simulaciones en computador, son aún poco confiables. En todo caso, y mientras se resuelve esa controversia, conviene señalar que este razona-miento parecería reducirse a decir: “la biodiversidad es buena porque protege la biodiversidad”, lo que no responde a la pregunta básica: ¿por qué es deseable una alta biodiversidad?

1.4. El argumento de los servicios ambientales

Los ecosistemas nos prestan una serie de servicios ambientales, úti-les no sólo a los humanos, sino a todos los organismos. La pregunta es si una alta diversidad es condición necesaria para prestar esos servicios. Hay alguna evidencia de que sistemas con alta diversidad son más efi-cientes en dicho aspecto. Pero miremos el lenguaje de algunos artículos: “reciente evidencia experimental [...] a pesar de señalar excepciones importantes, por lo general apoya esta idea”. La evidencia experimental —que tiene serios problemas: se trabaja con sistemas necesariamente muy simplificados, con pocos niveles tróficos— en general —¿qué signi-fica?— apoya la idea, pero hay importantes excepciones: ¿cuáles?, ¿qué tan importantes son estas important exceptions? Un aspecto a tener en cuenta es la redundancia presente en los ecosistemas, es decir, varias especies parecen tener papeles similares en su funcionamiento; en consecuencia, con un número muy inferior de especies los ecosistemas podrían prestar esos servicios ambientales (“sólo el 20-50% de las espe-cies son necesarias para mantener la mayoría de los procesos bioquímicos del ecosistema” [Purvis y Héctor, 2000]). Ahora, en cada caso particu-lar, ¿cuál es ese número y cuáles especies son las “realmente” impor-tantes? Si sistemas con una más baja biodiversidad, sin tan altos niveles de redundancia, pueden prestar los mismos servicios, ¿hasta dónde se podría reducir en cada caso particular la biodiversidad sin comprometer el funcionamiento del ecosistema? Si la alta diversidad existente no es verdaderamente necesaria, y si estamos ante un mundo en el que Adán y sus descendientes necesitan cada vez más alimento, cuya producción

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demanda cada vez más espacio, ¿es defendible mantener una alta bio-diversidad redundante?

me es claro que las ideas aquí expuestas son políticamente incorrec-tas, y que el año en que se celebra la biodiversidad no es tal vez el mejor momento para plantearlas. debo señalar que quiero vivir en un mundo con una alta biodiversidad y también que mis hijos puedan hacerlo, y también sus hijos. Lo que aún no sé (y que la ciencia no me dice) es por qué. Estoy abogando por mejores argumentos que no sólo convenzan a los convencidos. Espero que estudios como los aquí publicados nos acer-quen a una respuesta. “me gustaría ver que (la conservación) encontrara una base sólida, fuera del terreno resbaladizo de los economistas y sus aliados filosóficos” (Ehrenfeld, 1988).

Bibliografía

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Chapin, F. S. et al. (2000), “Consequences of changing biodiversity”, en Nature,

núm. 405 (6783), pp. 234-242.

Coté, J. m. y darling, E. S. (2010), “rethinking ecosystem resilience in the face of

climate change”, PloS 8(7):e1000438.doi:10.1371/journal.pbio.1000438.

Ehrenfeld, d. (1988), “Why put a value on diversity?”, en Wilson, E. O. y Peter, F.

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mcCann, K. S. (2000), “the diversity–stability debate”, en Nature, núm. 405

(6783), pp. 228-233.

meffe, G. K. y Carroll, C. r. (1994), Principles of Conservation Biology, s. l., Sinauer.

Pough, F. H.; Janis, C. m. y Heiser, J. B. (2005), Vertebrate Life, 7a edición, s. l.,

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Primack, r. B. (1993), Essentials of Conservation Biology, s. l., Sinauer.

Purvis, A. y Héctor, A. (2000), “Getting the measure of biodiversity”, en Nature,

núm. 405 (6783), pp. 212-219.

Sarkar, S. (2005), Biodiversity and Environmental Philosophy, Cambridge, Cambridge

University.

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BIOdIvErSIdAd Y ECOSIStEmAS mArINOS

Juan Armando Sánchezdepartamento de Ciencias Biológicas, Facultad de Ciencias

Universidad de los Andes

Néstor E. Ardiladepartamento de Ciencias Biológicas, Facultad de Ciencias

Universidad de los AndesPrograma de Biología, Universidad de La Salle

Introducción

La biodiversidad marina no deja de fascinarnos por su rareza, colo-rido y exuberante belleza. Sin embargo, las espectaculares imágenes de un arrecife coralino lleno de peces y extrañas criaturas marinas (v. figura 2.1) jamás nos expresarían la gran fragilidad y amenaza por la que atravie-san este y otros ecosistemas marinos hoy en día. En términos pragmáticos los arrecifes coralinos son tan sólo el 0,1% de la superficie de la tierra, pero albergan el 25% de toda la vida marina, con una valoración econó-mica cercana a US $375 billones (Costanza et al., 1997). dicho valor, no obstante, es un orden de magnitud menor a lo que se ha estimado para el lecho marino con fondos blandos y pastos marinos, donde concurren la mayoría de las pesquerías del mundo, US $3901 billones, un valor comparable al de todos los bosques tropicales del mundo. En términos

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ecológicos, la enorme superficie del mar y los organismos microscópicos que en esta habitan, abarcando cerca de dos tercios de la superficie pla-netaria, son un componente fundamental para los ciclos del carbono y oxígeno, sin dejar de mencionar que sus ancestros en un océano primi-genio dieron origen a la atmósfera rica en oxígeno que hoy conocemos y respiramos. Podríamos decir entonces que el valor de la biodiversidad

Figura 2.1. Algunos ejemplos de biodiversidad marina. de izquierda a derecha, y arriba hacia abajo: pez sobre abanico de mar (Pacifigorgia stenobrochis), Cabo Corrientes, Pacífico colombiano; pulpo (Octopus vulgaris), isla de Providencia, Caribe colombiano; langosta espinosa (Panilurus penicillatus), isla malpelo, Pacífico colombiano; coralimorfario (Discosoma sanctithomae), islas del rosario, Caribe colombiano; sifonóforos (Cnidaria), islas Poor Knigths, Nueva Zelanda, Pacífico sur; anémona tubo (Cerianthus sp.), Puerto López, Pacífico ecuatoriano; ostra gigante tridacna alrededor del coral Symphyllia sp., rarotonga, islas Cook, Pacífico, Polinesia; babosa de mar o Nudibranquio (Tambja verconis), islas Poor Knigths, Nueva Zelanda, Pacífico Sur; anémona y peces domino, rarotonga, islas Cook, Pacífico, Polinesia; Calamar, Curaçao, Caribe; pargos, isla Gorgona, Pacífico colombiano; delfines nariz de botella (Tursiops truncatus), isla de Providencia, Caribe colombiano.