bienestar protección infantil

131

description

Libro de ayuda

Transcript of bienestar protección infantil

Page 1: bienestar protección infantil
Page 2: bienestar protección infantil

Dirección:Jesús Garcia PérezPresidente FAPMI

Consejo editorial:Josep Anton Arrebola Gómez, Mª Encarnación Díaz García, Rosa Mª Trenado Santarén, María MartínezHernández, Mª Virginia Romero Romero, Ana Belén Villa Arrien, José Miguel Sánchez Redondo, Juan JoséRusso Benito, Mercedes Regueira Landete, Patxi Nuim Ibero, Eva Gómez Pérez, Ana Mª SebastiánEnriquez, Mª José Partera González, Miguel Angel Jiménez Ramírez, Rosa Mª Arruabarrena Terán, NoemíLeticia Santa Cruz Calvo, María Gutiérrez Camus.

Consejo editorial:Pere Amorós Martí (Pedagogo) Cataluña, María Inés Bringiotti (Psicóloga) (Argentina), David Brodzinsky(Psicólogo) (EE.UU.), Carmen Casanova Matutano (Pediatra) Valencia, María Ángeles Cerezo Jiménez(Psicóloga) Valencia, José A. Díaz Huertas (Pediatra) (Madrid), Jorge Fernández del Valle (Psicólogo)Asturias, Jesús García Pérez (Pediatra) Madrid, Ignacio Gómez de Terreros (Pediatra) Andalucía, Olayo E.González Soler (Fiscal) (Madrid), Nuria Jiménez Huertas (Pedagoga, educadora social) Cataluña, Luis MartínÁlvarez (Pediatra) Madrid, Alfredo Oliva Delgado (Psicólogo) Andalucía, Gustavo Pineda (Psicólogo)(Managua, Nicaragua), Gemma Pons Salvador (Psicóloga) Valencia, José M. Sánchez Redondo (Psicólogo)Castilla-León, Francisco Serrano Castro (Juez) (Andalucía), John Triseliotis (Trabajador social) (Reino Unido)Javier Urra Portillo (Psicólogo) (Madrid), Joaquín de Paúl Ochotorena (Psicólogo) (Universidad del PaísVasco), Jesús Fuertes Zurita (Psicólogo) (Experto en protección a la Infancia), Félix López Sánchez(Psicólogo) (Universidad de Salamanca), Jesús Palacios González (Psicólogo) (Universidad de Sevilla), OriolVall Combelles (Pediatra) (Hospital del Mar de Barcelona), Oscar García Alvar (Pediatra) (Hospital del Marde Barcelona), Jesús Pozo Román (Pediatra) (Hospital Niño Jesús de Madrid).

Edita:F.A.P.M.I Federación de Asociaciones para la Prevención del Maltrato Infantil

Suscripciones y publicidad:F.A.P.M.I Federación de Asociaciones para la Prevención del Maltrato InfantilCalle delicias, 8 , entreplanta28045 MadridTel: 91 468 26 62Fax: 91 527 76 26Correo electrónico: [email protected]: http://www.fapmi.es

Tarifa:Suscripción anual individual (2 números ): 20 €Suscripción anual Institucional (10 ejemplares de cada número): 150 €

Realización: S&R Publit, S.L.Imprime:I.S.S.N.: 1136-3649Depósito Legal: B-18090-2004

LA REVISTA NO SE IDENTIFICA NECESARIAMENTE CON LAS OPINIONES VERTIDAS EN LOS ARTÍCULOS PUBLICADOS

Page 3: bienestar protección infantil

ÍndiceVolumen III, Número 2 - Julio/Diciembre 2004

Pág

Editorial: Separación y divorcio de los padres: ¿podemos ofrecer un gramo de prevención? Jesús García Pérez ................................................................................. 9

Dificultades durante el proceso de vinculación y apego en las familias adoptivas Lila Larrondo Creste .......................................................................................................... 15

La valoración del riesgo de maltrato infantil en el ámbito de la protección infantil Sandra Simó-Teufel ............................................................................................................. 27

Antecedentes de maltrato infantil en la conducta antisocial y delictiva autoinformada. Un estudio con menores infractores Mª Ángeles Cerezo y Pere Vera ........................................................................................ 41

Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual Remedios Portillo Cárdenas ............................................................................................. 61

Vulneración Deontológica en Psicología Miguel A. Soria Verde, Elena Garrido Gaitán y Raquel González Buisán .................... 85

¿Cómo valoran las familias la adopción de niños mayores? Implicación para la actuación de los técnicos. Milagros Fernández y Mª Jesús Fuentes ........................................................................ 97

Nota clínica: Síndrome de Munchausen infantil ............................................................ 115

Recortes de prensa ........................................................................................................... 121

Insólito pero cierto ............................................................................................................ 123

Agenda ............................................................................................................................... 126

Normas para la admisión de trabajos y su publicación .............................................. 127

Boletín de Suscripción ...................................................................................................... 133

Asociaciones FAPMI .......................................................................................................... 134

Page 4: bienestar protección infantil

ContentsVolume the IIIrd. Number 2. July/December, 2004

Pág

Editorial: Separation and divorce of the parents: can we offer a gram of prevention? Jesús García Pérez ....................................................................... 9

Difficulties during the process of entail (links) and attachment in the adoptive families Lila Larrondo Creste .......................................................................................................... 15

The valuation of the risk of infantile mistreatment in the area of the infantile protection Sandra Simó-Teufel ........................................................................................................... 27

Precedents of infantile mistreatment in the antisocial and criminal autoinformed conduct. A study with inobservant minors. Mª Ángeles Cerezo y Pere Vera ........................................................................................ 41

Children's psychological treatment victims of sexual abuseRemedios Portillo Cárdenas ............................................................................................. 61

Violation Deontológica in Psychology Miguel A. Soria Verde, Elena Garrido Gaitán y Raquel González Buisán .................... 85

How do families value the adoption of major children? Implication for the performance of the technical personnel. Milagros Fernández y Mª Jesús Fuentes ......................................................................... 97

Clinical note: Syndrome of infantile Munchausen ........................................................ 115

Clippings presses .............................................................................................................. 121

Unusual but certain............................................................................................................ 123

Diary ................................................................................................................................... 126

Norms for admisión of papers and their publication .................................................. 127

Suscription Bulletin............................................................................................................. 133

FAPMI Associations ........................................................................................................... 134

Page 5: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

9

Editorial: Separación y divorciode los padres. ¿Podemos ofrecer ungramo de prevención?

JESÚS GARCÍA PÉREZ

Presidente de FAPMI

Aproximadamente el 40% de losniños experimenta el divorcio de suspadres antes de cumplir los 16 años,por lo que la separación y el divorciode los progenitores se erige en uno delos riesgos más habituales y significati-vos del actual desarrollo saludable delos niños.

Los pediatras suelen participar en epi-sodios familiares que son conocidosinductores de tensiones en las relacio-nes matrimoniales. No sólo es impor-tante que el clínico comprenda cómopuede afectar al niño el conflicto de lospadres; sostenemos que los padres y lasfamilias pueden conseguir el apoyonecesario cuando los pediatras consi-deran las formas en que el niño puedesometer a tensión el matrimonio.

Incluso en el embarazo más desea-do, la llegada del primer hijo redefine

la vida de los nuevos padres en casitodos los detalles. Desde los cambiosde las actividades diarias hasta lasalteraciones básicas del papel y laidentidad, los padres primerizosentran en una nueva, y a menudo ines-perada, fase de la vida. Con el niño lle-gan intrusiones en el tiempo dedicadoa la pareja, a los amigos, en los objeti-vos laborales y profesionales, en lasrelaciones sexuales y en las activida-des de ocio. El tiempo disponible paraque cada uno de los progenitores secentre en sí mismo y en el otro sueledisminuir bruscamente en los prime-ros meses de paternidad. Mientrasque para muchas parejas éste es unperíodo de extraordinaria excitación ysatisfacción mutua, un periodo de tra-bajo conjunto en la formación de lafamilia, para la mayoría es también unmomento de gran intensidad quenecesita de adaptaciones personales

Page 6: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

10

muy sustanciales y de ajustes en surelación mutua. En los niños posterio-res los padres tienen la ventaja de“conocer el territorio”. Sin embargo,las demandas se multiplican con cadanuevo hijo y los padres están obliga-dos a crear el equilibrio que mejorcubra las necesidades de todos losmiembros de la familia.

En un matrimonio ya sometido atensión, un nuevo hijo puede ayudar alos padres a volver a enfocar y fijar lasprioridades que los unen efectivamen-te en nuevas e importantes maneras.Por otra parte, un nuevo hijo puedeexagerar los conflictos sobre temascomo las propiedades financieras, lasopciones laborales, la división de lastareas y los temas no solucionados decontrol y autonomía en la relación. Losnuevos padres que desean el hijo enbusca de calidades de la relacióninexistente en el matrimonio pueden,en este proceso, dirigirse a un mayordesapego de su pareja. Las tensioneshabituales de la paternidad de unniño, incluyendo, por ejemplo, el tra-tamiento diario del llanto y el cólico,las alteraciones del sueño, las enfer-medades infantiles, la dirección de laconducta y el resto de la miríada detareas de la asistencia diaria al niño,pueden exacerbar antiguas diferen-cias y resentimientos entre los padres,y plantear otros nuevos.

Tampoco se exige la adaptación delos padres sólo durante los primerosaños de la vida del niño. Cada una delas transiciones del desarrollo del niñocomporta nuevos desafíos que lospadres deben afrontar tanto indivi-dualmente como en pareja. Por ejem-plo, la entrada del niño en la escuelaobliga a los padres a evaluar a su hijoy a sí mismos en relación con las nor-mas culturales y los sistemas de creen-cias más amplios representados en laescuela y en la comunidad. Los esfuer-zos de independencia e identidad delos adolescentes requieren habitual-mente que los padres revalúen su rela-ción entre sí y con su hijo adolescente.

Cuando un niño corre mayor riesgopara su salud o desarrollo, los padresdeben afrontar sensaciones muy per-sonales de ansiedad, y en algunoscasos de pérdida y duelo, al tiempoque han de atender las especialesnecesidades del niño. El apoyo mutuode los padres, y los demás miembrosde la familia, suele ser un respaldo. Enestas circunstancias, un patrón familiarconsiste en que un progenitor se dedi-que por completo al niño enfermo odiscapacitado mientras que el otro,habitualmente el padre, adopte unapostura más distante y periférica.Cuando este patrón persiste y se con-solida, uno o ambos padres puedenexperimentar sentimientos de aban-

Page 7: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

11

dono y de falta de apoyo. Puede apa-recer resentimiento hacia el niño. Noes insólito que los pediatras oigandecir al progenitor cuidador principal,tras la ruptura con el cónyuge, que cui-dar al niño es “simplemente más sen-cillo de esta manera”.

Los problemas de comportamientoinfantil y de rebelión adolescente, enparticular, suelen estar relacionadoscon el malestar familiar, ambos comoorigen de la tensión entre los padres,reflejo del conflicto entre ellos, oambas cosas. La pregunta del clínicosobre cómo afecta a la familia el com-portamiento del niño, incluyendo loque cada padre cree que impulsa aeste comportamiento, cómo respon-den a ello y si creen que están traba-jando conjuntamente o por separado,por lo común iluminará el grado deintervención de la tensión matrimonial.Otros riesgos especiales del matrimo-nio acompañan al nacimiento y el des-arrollo del niño cuando uno de losprogenitores tiene una discapacidad oenfermedad, o cuando la crisis o elcambio afectan a la familia. La depre-sión materna posparto aparece en el10-20% de los embarazos, y su fre-cuencia debe ser objeto de la habitualdetección sistemática pediátrica en elniño sano. La pérdida del empleo, lapobreza, la movilidad familiar o laenfermedad grave o la muerte de un

progenitor de los padres son ejemplode importantes cambios vitales quepueden exacerbar las tensiones debi-das a la nueva paternidad.

Dado el gran impacto que ejerce elbebé y el niño sobre la familia y la rela-ción matrimonial, sostenemos quepreguntar por la salud del matrimoniodebe ser un componente regular de laasistencia pediátrica longitudinal y unaspecto habitual de la historia de lasalud y el bienestar del niño. Los pro-fesionales experimentados conocencon cuánta frecuencia la madre ofreceabundantes claves de que atraviesapor dificultades. Preguntas sencillascomo: “¿Quién le ayuda con elbebé?” y “¿Cómo van las cosas encasa?” son invitaciones francas aexponer estas preocupaciones al clíni-co. Preguntas más directas, talescomo: “¿Qué tal soportan, usted y sucónyuge, los cambios con este nuevohijo?” o “¿Qué tal va su matrimoniocon todo lo que tiene que hacer (p. ej.,por el nuevo bebé o un niño enfermoo discapacitado o un niño mayor connecesidades especiales, etc.)?”, no seconsideran inoportunas o entrometi-das en el contexto de estas significati-vas experiencias familiares. El apoyoque reciben o no los progenitores desus propios padres es importante paracomprender hasta qué punto un pro-genitor puede sentirse conectado o

Page 8: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

12

alejado de sus maestros primariossobre la paternidad.

Este tipo de preguntas puedeextenderse también a los adolescen-tes. Éstos suelen necesitar la guía paracomentar sus preocupaciones en elcontexto familiar. Preguntas como:“¿Te sientes cómodo hablando deeste tema con tus padres?”, “¿Estásde acuerdo con tus padres en quéhacer sobre tu preocupación?” o“¿Cómo crees que afecta este proble-ma a los demás miembros de tu fami-lia?” invitan al adolescente a abordaraspectos de la vida familiar que pue-den ser cruciales para comprender elproblema y, al mismo tiempo, dotan alclínico de una ventana sobre la reac-ción y el ajuste de los padres.

Ninguna de éstas es una charla de“asistencia urgente”. Es decir, sólopueden tener sentido e importancia enel contexto de una relación longitudi-nal de interés y confianza entre la fami-lia y el clínico. Las preguntas habitualessobre el bienestar del progenitor, de lapareja y de la familia son un importan-te paso temprano para fomentar elcrecimiento de esta relación.

¿Podemos prevenir el divorcio? Ensí misma, es una esperanza excesivadados el limitado contacto y el con-texto de la visita pediátrica. Pero

¿podemos ayudar apoyando a lospadres y su relación durante la transi-ción a la paternidad y durante los perí-odos estresantes de la paternidad?Seguramente la respuesta es “sí”.Ésta no es una tarea nueva para lospediatras de asistencia primaria, ade-más, es difícil imaginar una pediatríaque no englobe el apoyo a los padres.Sin embargo, las condiciones asisten-ciales de la asistencia gerenciada handesalentado a los clínicos a “interve-nir” en las preocupaciones psicosocia-les de sus familias, en contraposición aconsiderar su papel como un aspectogratificante y central de su práctica.

RECOMENDACIONES:Expresar abiertamente a los padres

nuestra comprensión como médicos delos grandes cambios y desafíos queacompañan la transición a la paternidad.• Familiarizarnos con las particularescircunstancias familiares y sociales decada uno de nuestros pacientes (p. ej.,¿quién forma parte de la familia y viveen casa con el niño?, ¿qué adultos sonlos cuidadores primarios?, ¿fue enembarazo planeado?, ¿existen dife-rencias significativas entre los padresacerca de las prácticas de asistencia ycrianza de los niños?, etc.).• Ofrecer apoyo mediante el conoci-miento del impacto del niño y susnecesidades sobre cada uno de lospadres y su relación.

Page 9: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

13

• Estar atentos a los factores del ries-go de tensión matrimonial, como losdescritos anteriormente.• Estar preparado para alentar y facili-tar la remisión al oportuno apoyomatrimonial, en forma de grupos deapoyo con otros padres que compar-ten tensiones similares (p. ej., un niñodiscapacitado) o, más directamente, atratamiento matrimonial.

Respecto a los sistemas de asisten-cia, estas consideraciones de la saludfamiliar en pediatría indicarían lossiguientes componentes regulares:• La continuidad de la asistencia debeser una prioridad de primer orden enel diseño de la consulta.• Se debe ofrecer de forma habitualvisitas pediátricas prenatales con asis-tencia de ambos progenitores.• Las solicitudes para reunirse concada uno de los progenitores en unade las primeras visitas de puericultura

deben ser una expectativa del plan demantenimiento de la salud.• Los médicos han de solicitar visitasde seguimiento con ambos progenito-res siempre que se descubran señalesde peligro de conflicto matrimonial ouna tensión matrimonial significativa.• El concepto de consulta médicadebe englobar otros mecanismos deapoyo a los padres, por ejemplo, gru-pos de padres y asesores o especialis-tas en salud mental afiliados.

“El divorcio es un proceso, no un epi-sodio”. Los pediatras tienen un papelsingular a desarrollar muy al principiodel proceso de formación de la familiay en apoyo de los padres que cuidan asus hijos en tiempos de bienestar y entiempos de necesidad. Dada la granprevalencia y el enorme impacto de laseparación y el divorcio de los padressobre los niños, estamos obligados acontribuir en los que se pueda.

Page 10: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

14

- American Academy of Pediatrics,

Committee on Psychosocial Aspects of

Child Family Health Clinical Report.

Helping children and families deal with

divorce and separation. Pediatrics

2002; 54: 242

- Dixon SD, Stein MT. Encounters

with children: pediatric behavior and

development. 3. rd. ed. St. Louis:

Mosby Co., 2000; p. 135-50

- Seidman D. Postpartum psychiatric

illness; the role of the pediatrician.

Pediatrics in Review 1998; 19: 128

- Tanner JL. Crisis and hange in the

family: divorce, remarriage, death, and

mobility. In: Green, Haggerty,

Weitzman, editors. Ambulatory pedia-

trics. 5th. ed. Philadelphia: WB

Saunders Company, 1999

- Wolraich ML, Flice ME, Drotar D,

editors. The classification of child and

adolescent mental diagnoses in pri-

mary care: diagnostic and statistical

manual for primary care (DSM-PC) child

and adolescent version. American

Academy of Pediatrics 1996

- Jellinek M, Patel BP, Froehle MC,

editors. Bright futures in practice: men-

tal health practice guide – volume 1 &

2. National Center for Education in

Maternal and Child Health,

Georgetown University, Wash. D. C.

2002. Disponible en: www.ncemch.org

- American Academy of Pediatrics,

Committee on Psychosocial Aspects of

Child and Family Health policy state-

ment. The new morbidity revisited: a

renewed commitment to the psychoso-

cial aspects of pediatrc care. Pediatrics

2001; 108: 1227-30

BIBLIOGRAFÍA

Page 11: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

15

Las dificultades durante el procesode vinculación y apego en las familias adoptivas

LILA PARRONDO CRESTE, PSICÓLOGA

Directora de Adoptantis

ResumenLa adopción es una forma cada vez más frecuente de formar nuevas

familias. Niños que necesitan nuevos padres y padres que desean brindarsu cariño a un hijo.Si bien los estudios realizados sobre la población de familias adoptantes ennuestro país no son aún suficientes, todos coinciden en señalar que, aun-que la mayoría de las adopciones evolucionan favorablemente, cerca de un20 % de las familias necesita recibir apoyo terapéutico profesional en algúnmomento, y que el porcentaje de fracasos se encuentra cercano al 10%.Revisar los sentimientos de pérdida y rechazo , las situaciones traumáticasy de stress que han vivenciado los niños adoptados, a la luz de la teoría delapego nos permitirá tener un acercamiento más profundo a las dificultadesdel proceso de vinculación y apego que pueden presentarse en las familiasadoptivasPalabras clave: vínculo, apego, experiencias traumáticas, adopción, prepa-ración psicológica de las familias

Directora de ADOPTANTIS Centro de información, preparación y apoyo a la adopción Av. Felipe II, 10 6º 28009 MADRID - E-mail: [email protected]

Page 12: bienestar protección infantil

VÍNCULO Y APEGO

Vínculo y apego son dos pilares

fundamentales en el desarrollo huma-

no, esenciales en el funcionamiento

estable de todos los niños a lo largo

de su proceso de desarrollo.

Vínculo es el enlace básico de con-

fianza entre el niño y su cuidador, prin-

cipalmente su madre. Se desarrolla

por la repetición, especialmente

durante los primeros seis meses de

vida, del siguiente ciclo:

Necesidad del niño > Llanto >

Reacción de rabia > Acción parental

para descubrir la necesidad >

Satisfacción > Relajación

La adquisición de vínculos satisfac-

torios trae como resultado un niño

que logra adquirir la confianza necesa-

ria en los otros como personas sensi-

bles; en el mundo como un lugar

seguro; y en sí mismo como un ser

capaz de comunicar sus necesidades.

Cuando el niño va creciendo,

comienza a encontrar que sus padres

tienen límites, se inicia un segundo

ciclo de vinculación:

Conducta del niño > Límite del

adulto > Frustración > Adulto que rea-

firma su intención de mantener la

seguridad del niño

Parrondo Creste, L. Las dificultades durante el proceso de vinculación

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

16

SummaryAdoption is used more and more frequently as a way to form new fami-

lies. Children need new parents and parents want to give their affection toa child. Studies carried out on adoptive families in our country are still insuf-ficient. However, all of them agree in pointing out that, though the majorityof adoptions develop favourably, approximately 20% of adoptive familiesneeds professional, therapeutic support at some point and the percentageof failures is around 10%.

Examining feelings of loss and rejection, of traumatic and stressful situa-tions from the viewpoint of the attachment theory brings us closer to a dee-per understanding of the difficulties in the process of bonding and attach-ment that can arise within adoptive families.Key words: bond, attachment, traumatic experiences, adoption, psycholo-gical preparation of the families

Page 13: bienestar protección infantil

Como resultado de este proceso,

el niño desarrolla su credibilidad en

los adultos y en los límites. Estos dos

ciclos del vínculo son la base sobre la

que se desarrolla el apego.

Así como el vínculo hace referencia

a la confianza, el apego está relaciona-

do con el afecto. Es la relación con una

persona específica, dominada por el

intercambio de afectos.

John Bowlby definió el apego

como el lazo afectivo entre dos perso-

nas, inicialmente el niño y la madre;

este lazo se convierte en una repre-

sentación interna de cómo el niño

puede crear relaciones con el mundo.

Para este autor, esta relación inicial

entre el yo y los otros es el patrón

sobre el que se moldearán todas las

relaciones futuras.

En un primer momento este lazo

afectivo se crea sólo con los padres, a

media que el niño crece otras interac-

ciones, mutuamente satisfactorias, se

van añadiendo a ese primer apego.

La calidad del apego inicial del

niño es de vital importancia en todo su

proceso de desarrollo posterior, su rol

es fundamental en el mantenimiento

del vínculo de confianza; en el des-

arrollo de las relaciones con los otros;

en la constitución de la propia identi-

dad y autoestima; en el aprendizaje de

la regulación de los sentimientos; en

el desarrollo del lenguaje; y en el logro

del desarrollo del potencial intelectual

del niño.

EL APEGO EN EL PROCESO

EVOLUTIVO

Los indicadores de que el desarro-

llo del vínculo y el apego avanzan de

manera saludable varían de un niño a

otro.

En los primeros meses de vida

( 0 a 2 meses) el niño se vivencia a sí

mismo como siendo uno con el entor-

no que le rodea.

La primera tarea del desarrollo del

niño es adquirir un adecuado balance

y ritmo psicológico; esta balance se

logra por medio de las numerosas

repeticiones del primer ciclo de vincu-

lación del niño y prepara el camino al

vínculo y al apego.

De los 2 a 6 meses, la experiencia

infantil produce el primer cambio: el

niño deja de ser uno con el entorno

para ser uno con sus padres.

Comienzan a aparecer los primeros

indicadores del desarrollo del apego

con sus cuidadores: la sonrisa; el con-

tacto ocular; la preocupación por el

rostro de los padres.

A los 6 meses de vida, un niño ape-

gado es capaz de mostrar el rango

completo de emociones; responde a

las interacciones que lo proponen sus

Parrondo Creste, L. Las dificultades durante el proceso de vinculación

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

17

Page 14: bienestar protección infantil

padres e incluso es capaz de iniciarla

él también.

Alrededor de los 6 – 7 meses, el

niño generalmente comienza a experi-

mentar ansiedad frente a la presencia

de extraños. Paradójicamente, esta

ansiedad frente a los extraños es un

signo de desarrollo saludable del

apego a sus padres. El apego es quien

define a todos los demás como extra-

ños, sin apego no hay extraños; todas las

demás personas resultan de igual impor-

tancia emocional , o de falta de ella.

Desde el punto de vista de la con-

ducta, esta ansiedad manifiesta la

angustia que el niño experimenta en

presencia de extraños y el regreso a la

seguridad que le proporcionan los

padres.

A lo largo de los siguientes dos –

tres meses, esta ansiedad frente a los

extraños se irá transformando en

angustia de separación: el temor del

niño a ser separado de sus padres, y

es un nuevo testimonio del apego

infantil. La manifestación de esta

angustia puede traducirse en conduc-

tas de llanto; protesta; aferrarse a sus

padres; apartarse del mundo hasta

que sus padres regresen; o protestas

con rabia y agresividad; y es otra prue-

ba del adecuado proceso de apego.

Entre los 10 y 18 meses se produce

la etapa del descubrimiento del

mundo y la principal tarea del desarro-

llo evolutivo es explorarlo. El apego se

muestra aquí como una comprobación

repetida entre la seguridad que recibe

de sus padres y la necesaria curiosidad

del niño; se alejará y retornará a sus

padres antes de aventurarse aún más

lejos.

A esta edad, los niños comienzan a

investir de energía emocional al padre y

a otros miembros de la familia, es el ini-

cio de la multiplicación de los apegos.

A pesar del cambio, el niño regresará

a su madre siempre que se encuentre

cansado, lastimado o enfermo.

El final del proceso de desarrollo

del vínculo y el apego tiene lugar

entre los 24 y 36 meses con el logro de

la constancia del yo y del objeto.

La constancia del yo permite al

niño experimentarse como una misma

persona a lo largo de los diferentes

estados emocionales y situaciones. La

constancia del objeto se constituye en

el niño como resultado de la imagen

mental que tiene de los otros, lo que

le permite vivenciarlos como personas

predecibles y accesibles. Ambas per-

miten al niño apaciguar la angustia

por la separación, al mismo tiempo

que le ayudan a consolidar su capaci-

dad de retrasar las gratificaciones y

aceptar la disciplina.

No todos los niños alcanzan este

Parrondo Creste, L. Las dificultades durante el proceso de vinculación

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

18

Page 15: bienestar protección infantil

grado de desarrollo alrededor de los

tres años de edad, algunas veces por

retrasos en el desarrollo y otras por

trastornos en el apego.

CAUSAS DE LAS DIFICULTADES

EN EL DESARROLLO DEL

APEGO

Cuando el ciclo de apego del pri-

mer año de vida se interrumpe y las

necesidades del niño no encuentran

satisfacción de manera cariñosa y edu-

cativa; el proceso de socialización no

puede resolverse adecuadamente; la

falta de confianza comienza a definir

las relaciones del niño; y, al no produ-

cirse el desarrollo del apego saluda-

blemente, aparecen los trastornos.

Y son múltiples las causas que pue-

den fracturar este ciclo:

• Depresión post parto, que trae

como consecuencia una madre no

accesible

• Maternidad adolescente, con

poca capacidad de maternaje

• Adicciones maternas (drogas o

alcohol)

• Pérdida de la familia

• Enfermedad mental de los proge-

nitores

• Hospitalización del niño separado

de sus padres

• Situaciones de abandono

• Vivencia de situaciones de maltra-

to o negligencia

• Experiencias de abusos (sexuales,

físicos o emocionales)

• Experiencias de institucionaliza-

ción residencial

• Múltiples rupturas en la relación

con los cuidadores

Cuando el bebe siente una necesi-

dad, probablemente un sentimiento

de temor, la señala por medio del llan-

to, y la madre ( su primer cuidador)

acude para calmarlo.

Esta interacción tranquilizadora le

permite regular la sensación de stress

que la necesidad le despertaba, y le

ayuda a restablecer la calma.

Cuando este ciclo se repite una y

otra vez, y las respuestas de stress y

necesidad del bebe son adecuada-

mente resueltas por el mismo cuida-

dor, el bebe va adquiriendo las herra-

mientas necesarias para calmar, por

sus propios medios, los estados inter-

nos de stress en los momentos de

temor.

Al ir adquiriendo esta posibilidad

de calmar su propio stress, el bebe es

capaz de confiar en que, generalmen-

te, el mundo externo es un lugar no

atemorizante.

Cuando la señal de necesidad, el

llanto, no recibe respuesta por parte

Parrondo Creste, L. Las dificultades durante el proceso de vinculación

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

19

Page 16: bienestar protección infantil

de la madre, o cada vez que se produ-

ce es atendida por un cuidador dife-

rente que no comprende completa-

mente a este particular bebe, el stress

queda sin regulación y persiste como

estado prevalente del niño, un estado

de constante temor.

El niño no encuentra la manera de

adquirir calma para sus estados inter-

nos de stress y se muestra hipersensi-

ble a los estímulos externos, o experi-

menta sensaciones de extremo temor.

Psicológicamente, el niño percibe el

mundo externo como un lugar amena-

zador, con escaso lugar para la calma y

el confort. Se vuelve hipersensible a

los estímulos externos, hipervigilante,

y con un sentimiento de terror incon-

trolable.

SINTOMATOLOGÍA DE LOS

TRASTORNOS DEL APEGO

Cuando se desarrolla la falta de

confianza en los cuidadores y en el

mundo externo, el niño no logra

adquirir conductas de apego afectivo,

y es entonces cuando emergen algu-

nos síntomas:

• Evitación del contacto ocular

• Dificultad para aceptar los cambios

• Incapacidad para aceptar actitu-

des de afecto

• Falta de afecto

• Afecto indiscriminado hacia cual-

quier extraño

• Demandas inadecuadas de atención

• Dificultad de respuesta en situa-

ciones de ira o dolor

• Escaso control de la impulsividad

• Conductas destructivas consigo

mismo, con los otros y con los objetos

• Crueldad hacia los animales

• Conductas alimenticias anormales

• Trastornos del sueño

• Dificultad para relacionarse con

sus pares

• Mentiras

• Falta de razonamiento causa –

efecto

• Retrasos en el aprendizaje

• Preguntas persistentes carentes

de sentido

• Patrones de lenguaje anormales

• Preocupación por el fuego, la

sangre o la muerte

• Conductas sexuales inadecuadas

Los niños que han estado expues-

tos a situaciones de stress reiteradas

ven el mundo de una forma diferente.

Para ellos la vida es una constante

amenaza. Esta amenaza puede provenir

de cualquier tipo de estimulación senso-

rial : una luz, un sonido, un olor, un sabor,

o una elevación de la temperatura cor-

poral, cualquier estímulo puede desper-

tar un estado de terror abrumador.

Parrondo Creste, L. Las dificultades durante el proceso de vinculación

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

20

Page 17: bienestar protección infantil

Debido a que no han sido capaces

de desarrollar su habilidad para calmar

su temor en los primeros momentos

de la vida, reaccionan a este estado de

forma violenta.

Las situaciones atemorizantes pue-

den pasan desapercibidas para los

padres o cuidadores, pero no para

estos niños excesivamente sensibles.

Y su reacción se muestra como una

larga y duradera explosión de cólera,

o como un periodo de completa des-

conexión o disociación.

APEGO Y ADOPCIÓN

Si el desarrollo normal del apego

se lleva a cabo alrededor de los 36

meses, los niños que son adoptados

después de los 6 meses corren el ries-

go de sufrir trastornos en el apego.

Dificultades en la relación madre-

niño; la experiencia del orfanato; las

fracturas en la constancia de la rela-

ción cuidador-niño; pueden producir

interferencias en este desarrollo. El

abanico de trastornos en el desarrollo

del apego varía en función del grado

de disturbio emocional que ha padeci-

do el niño.

Los niños adoptados han experi-

mentado, al menos, dos cambios

importantes en sus primeras etapas de

vida que pueden dejar un profundo

impacto en su desarrollo y seguridad

posteriores: han pasado de su familia

biológica al orfanato o familia de aco-

gimiento; y luego de allí a su hogar

adoptivo.

Los cambios de cuidadores resul-

tan disruptivos, cada nuevo cuidador

es diferente, huele diferente, suena

diferente.

En el orfanato hay muchos cuida-

dores, pero no hay un cuidador con el

que desarrollar un vínculo especial.

La adopción, la nueva familia adop-

tiva, se convierte para estos niños en

una sensación extraña, nueva y, en

principio, atemorizante.

Los niños que han vivido experien-

cias traumáticas se ven afectados en

todos sus sistemas de funcionamiento;

el trauma temprano afecta tanto a

nivel emocional, de conducta o físico.

Han vivido muchas situaciones

traumáticas y tienen dificultad en su

capacidad para apegarse exitosamen-

te. La sintomatología que presentan

en su nueva familia está directamente

relacionada con las experiencias ante-

riores.

Ellos han experimentado que el

mundo es un lugar peligroso, amena-

zador, hostil, y en el que el riesgo de

verse expuestos a un potencial daño

siempre se encuentra presente.

Es importante distinguir entre los

niños que “parecen apegados” de

Parrondo Creste, L. Las dificultades durante el proceso de vinculación

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

21

Page 18: bienestar protección infantil

aquellos que están desarrollando un

apego seguro y saludable.

Muchos niños adoptados desarro-

llan una inmediata dependencia de

vínculo con sus padres adoptivos, los

llaman “mamá" o “papá”, o dicen

“que los quieren mucho”, y esto no

quiere significar que se encuentran en

proceso de apego. Una cosa es decir y

otra muy distinta es sentir aquello que

se dice.

El apego es un proceso y como tal

lleva tiempo, la clave está en la confia-

bilidad, y creer sólo se hace seguro

luego de muchas pruebas.

Los padres dan cariño y aprenden

que el niño los quiere. El niño aprende

a creer que sus necesidades básicas

pueden ser satisfechas; aprende a

“pertenecer” a su familia y que la fami-

lia “le pertenece”. Es a través de estos

elementos que el niño puede aprende

a querer y a aceptar ser querido.

Los niños adoptados necesitan

tiempo para hacer reajustes a su

nuevo entorno. Tienen que hacer

familiares a sus nuevos cuidadores,

amigos, familiares, vecinos, maestros y

todos aquellos con los que mantiene

contactos repetidos.

Tienen que aprender las rutinas de

su nuevo hogar y adaptarse a vivir en

un nuevo entorno físico. Algunos

niños incluso tienen que afrontar cam-

bios culturales o de lenguaje.

Hasta que no logren hacer propios

todos estos temas tal vez no sean

capaces de relajarse lo suficiente como

para permitir el inicio del apego.

Durante esta etapa, los problemas

de conducta relacionados con la inse-

guridad; las pérdidas en los afectos; y

otros aspectos vinculados con su his-

toria previa comenzarán a aparecer. Y

también comenzaran a colgársele eti-

quetas: “manipulador”; “superficial”,

“difícil”.

Internamente el niño se siente

ansioso, temeroso, perdido y muchas

veces con el sentimiento profundo de

ser “malo”, e “imposible de ser queri-

do”. No ha desarrollado aún la auto-

estima que acompaña al sentimiento

de ser valorado como un miembro de

la familia.

El pensamiento infantil es auto

referido, él es el centro del universo;

por esta razón si los padres lo abando-

nan, se divorcian o se mueren siempre

se sentirá culpables de la situación.

Resulta difícil para los padres, y

algunos profesionales, comprender

que es insuficiente esperar un cambio

con sólo decir al niño que esta familia

no lo dañará de la forma en que él ha

sido dañado. La experiencia emocio-

nal deberá re-hacerse para poder pro-

ducir cambios.

Parrondo Creste, L. Las dificultades durante el proceso de vinculación

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

22

Page 19: bienestar protección infantil

Unos padres seguros, confiables y

predecibles son la parte más significa-

tiva en la terapia de estos niños, por-

que pueden confortarlos en el

momento en que se muestran más

vulnerables.

Para estos niños, este consuelo es

una experiencia nueva, sus experien-

cias anteriores les han enseñado que

debían consolarse solos. No pueden

aceptarlo fácilmente porque no han

aprendido cómo.

NECESIDAD DE PREPARACIÓN

Y APOYO TERAPÉUTICOS

Adoptar un niño es poder sentir

como propio un niño nacido de otros.

Luego del largo proceso de tramita-

ción de la adopción, los nuevos padres

se encuentran frente a un niño al que,

por haber estado expuesto a situacio-

nes traumáticas, suponen necesitado

de afecto. En general, imaginan a un

pequeño que se dejará besar, abrazar y

querer; y que, desde los primeros

momentos, será capaz de demostrar el

afecto que por ellos siente.

Escasa es la preparación e informa-

ción que reciben los padres adoptantes

sobre este niño en particular, sobre las

circunstancias que han contribuido a que

este niño necesitara una nueva familia; y

sobre el tipo de dificultades que pueden

surgir una vez que ha sido adoptado.

Los sentimientos de pérdida, aban-

dono y rechazo son de capital impor-

tancia para el niño adoptado, y resul-

tan aspectos muy difíciles también

para los padres adoptivos.

Los sentimientos que vivencian los

niños adoptados son complejos, y par-

ticular es la forma en que pueden

racionalizar lo que les ha tocado vivir.

Algunos niños pueden sentir que

sus padres adoptivos los han secues-

trado, robado del cariño de su familia

biológica.

Para otros el cariño que demues-

tran sus padres adoptivos nunca se

podrá equiparar al que recibieron de

su familia biológica.

Otros vivencian que el sentimiento

de rechazo que sienten por su familia

biológica es más poderoso que el

afecto que pueden demostrar a la

familia adoptiva.

En general, los niños adoptados

mantienen la fantasía de un vínculo,

real o imaginario, con su familia bioló-

gica. La ponen en marcha cuando las

circunstancias se les ponen difíciles,

entonces piensan que las cosas no

serán de este modo con ellos (los bio-

lógicos) cuando vengan a buscarlo.

Muchas veces termina siendo una

disputa interna entre una “madre

buena” y una “madre mala”, en el que

la madre adoptiva suele ser la destina-

Parrondo Creste, L. Las dificultades durante el proceso de vinculación

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

23

Page 20: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

24

taria de la ira que generan el abando-

no y el rechazo.

Los padres adoptivos se sienten

desconcertados, heridos y enfadados

frente a una situación que les sorpren-

de, para la que no se encuentran pre-

parados y el terrero a las dificultades

en la vinculación padres-hijo queda

abierto.

Cada vez se hace más imperioso

trabajar preventivamente en el campo

de la adopción, no podemos evitar las

circunstancias traumáticas en la vida

de los niños, pero sí podemos actuar

en la preparación de los futuros adop-

tantes para brindarles recursos con los

que hacer frente a las dificultades que

pueda presentar el proceso de vincu-

lación y apego entre padres adoptivos

– hijos adoptados.

Y, fundamentalmente brindarles ser-

vicios de apoyo postadoptivo donde

las dificultades y los trastornos que

pudieran presentarse en el proceso de

establecimiento de vínculos entre

padres e hijos pueda ser escuchados y

comprendidos en un marco terapéuti-

co por un equipo profesional especia-

lizado en la temática adoptiva.

Parrondo Creste, L. Las dificultades durante el proceso de vinculación

Page 21: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

25

Parrondo Creste, L. Las dificultades durante el proceso de vinculación

BIBLIOGRAFÍA

- Amorós Martí, P. (1987, “La adop-

ción internacional”. Trabajo Social

Hoy, 10 pp. 91 – 97

- Bowlby; J. (1982), “Los cuidados

maternos y la salud mental” Buenos

Aires, Humanitas

- Bowlby, J. (1990), “La pérdida

afectiva”. Buenos Aires, Editorial

Paidos

- Bowlby, J. (1990), “El vínculo afec-

tivo”. Buenos Aires, Editorial Paidos

- Cassidy, J. Y Shaver, P.R. (1999),

“Handbook of attachment: theory,

research, and clinical applications”.

New York. Guilford Press

- Defensor del Menor en la

Comunidad de Madrid. Asamblea de

Madrid (1997), “Adopción internacio-

nal” Estudios e Informes

- Giberti, E. (1987), “La adopción”.

Buenos Aires. Sudamericana

- Giberti, E.; Chavanneau de Gore,

S. (1992), “Adopción y silencios”.

Buenos Aires. Sudamericana

- Giberti,E.; Blumberg, S.; Gelman,

B.; Lipsky, G. (1994), “Adoptar hoy”.

Buenos Aires. Editorial Paidós

- Innocenti Digest, Nº 4 (1999),

“Adopción internacional”, Centro

Internacional para el desarrollo del

niño de UNICEF, Florencia

- Kane, S. (1993), “The movement

of children for international adoption:

an epidemiologic perspective”

International Social Service, Ginebra

- O’Connor, T.G.; Rutter, M. (2000)

“Attaachment disorder behavior

following severe deprivation: exten-

sion and longitudinal follw-up”.

Journal of the American Academy of

child and adolescent psychiatry, 39.

pp. 703-712

- Pilotti, F. J. (1993), “Inter-country

adoption. Trends, isssues and policy

implications for the ‘90s childhood” ,

Instituto Interamericano del Niño.

Montevideo. Vol I pp. 165-167

Page 22: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

26

Page 23: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

27

La valoración del riesgo de maltratoinfantil en el ámbito de la proteccióninfantil

SANDRA SIMÓ-TEUFEL

Profª Asociada Universitat de Valencia

ResumenEl presente trabajo pretende contribuir a la reflexión en torno a la valo-

ración del riesgo de maltrato infantil en el ámbito de la protección infantil.Para ello se realiza un breve análisis de las diferentes aproximaciones y pro-cedimientos de evaluación, hoy en día enfrentadas, que existen en torno ala valoración del riesgo en este ámbito. Por un lado, los procedimientosmás informales y clínicos y por otro los procedimientos formales y estanda-rizados. Se concluye que los procedimientos estandarizados, con criteriosrelevantes y empíricos, favorece la transparencia de la evaluación, el enten-dimiento entre profesionales, la objetividad y la discusión y supervisión delos casos. Así mismo, ayuda a estructurar los pasos del proceso de decisio-nes de forma más racional..

AbstractThe aim of the present study is to reflect on the assessment of risk of

child maltreatment within the field of the child protective system. Two tra-ditionally opposed approaches and risk assessment strategies are analysed:

Universitat de Valencia Avda. Blasco Ibáñez, 21, 46010 Valencia E-mail: [email protected]

Page 24: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

28

Simó-Teufel, S. La valoración del riesgo de maltrato infantil en el ámbito de la protección infantil

La sociedad progresivamente va

asumiendo un compromiso mayor con

los derechos del niño, se va sensibili-

zando con sus necesidades y es más

conocedora de los efectos negativos

del maltrato. Así, cada vez, reacciona

de una forma más fuerte ante las situa-

ciones dramáticas de abuso o negli-

gencia que sufren los niños y niñas por

parte de sus padres. Pero no solo eso,

cada vez es más habitual escuchar crí-

ticas como: “¿Cómo es posible que

ocurriese algo así, sin que se diese

cuenta ningún profesional?” “¿Por

qué no se evitó o previno el maltra-

to?”. La atención también recae sobre

los profesionales relacionados con la

protección infantil y se exige de éstos

actuaciones protectoras, que garanti-

cen el bienestar físico y psicológico de

los menores. Actualmente, las tareas

encomendadas a estos profesionales

es sumamente compleja y delicada,

puesto que éstos tienen que buscar

continuamente un equilibrio entre el

derecho de los padres y el derecho de

los niños, entre la separación y el reen-

cuentro, entre el apoyo y el control.

Los profesionales de la protección

a la infancia, tal como se refleja en las

aportaciones de la Ley 1/1996, de 15

de Enero, de Protección Jurídica del

Menor, atienden no sólo a aquellos

menores que se encuentran en una

situación de “desamparo”, sino que

se amplían sus funciones protectoras a

aquellos menores que se encuentran

en una situación de “riesgo”. Para

poder garantizar una intervención

realmente protectora, es fundamental

el diagnóstico o definición de la situa-

ción del menor en un sentido u otro.

El presente trabajo pretende con-

tribuir a la reflexión en torno a la valo-

ración del riesgo en el ámbito de la

protección infantil.

En primer lugar, se aborda el tema de

qué se entiende por valoración del riesgo

en este contexto, y si realmente es posi-

ble realizar una valoración de este tipo.

On one side the more clinical and informal approach, and on the other sidethe more formal and standardized one. The analysis concludes that formaland standardized risk assessment procedures, based on relevant and empi-rical criteria, benefit transparency in the assessment, understanding amongprofessionals, objectivity and supervision of the cases. A formal risk assess-ment procedure helps to structure the decision making process in a ratio-nal way.

Page 25: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

29

Simó-Teufel, S. La valoración del riesgo de maltrato infantil en el ámbito de la protección infantil

En segundo lugar, se expone la dis-

cusión actual en torno a cómo realizar

la valoración del riesgo. No se preten-

de ofrecer una solución concluyente

que responda a la pregunta sobre cuá-

les son las bases del procedimiento,

que asegure el éxito de las decisiones

sobre protección infantil. Sí que se

pretende valorar de forma crítica las

diferentes aproximaciones, hoy en día

enfrentadas, que existen en torno a la

valoración del riesgo. Para ello se rea-

lizará un análisis de las aportaciones

científicas a nivel internacional de los

diferentes procedimientos para la

valoración del riesgo en el ámbito de

la protección infantil.

¿QUÉ ENTENDEMOS POR

VALORACIÓN DEL RIESGO?

Desde el momento en que se

detecta un caso de maltrato infantil

hasta que se cierra, el profesional

encargado del mismo se enfrenta a

múltiples y diferentes decisiones.

Cada decisión va precedida de algún

tipo de valoración o diagnóstico.

En general, se pueden distinguir

dos grandes momentos o tareas diag-

nósticas.

La primera tarea diagnóstica se rea-

liza una vez detectado el caso y des-

pués de los primeros contactos con el

niño y la familia. El diagnóstico se cen-

tra en reconocer de una forma simple

y rápida el daño producido en el niño

y la amenaza de una situación inmi-

nente o aguda de daño para el niño.

Esto es, las decisiones giran en torno a

la urgencia del caso y el estado de

seguridad actual en el que vive y se

desarrolla el niño.

La segunda tarea diagnóstica se

realiza durante la fase de recogida de

información exhaustiva y valoración

del caso, antes de tomar una decisión

acerca de si es necesaria una medida

de protección. Este diagnóstico se

centra en reconocer aquellos aspec-

tos, tanto positivos como negativos,

del desarrollo y necesidades infantiles,

de las habilidades educativas de los

padres, del grado de cooperación y

motivación para el cambio de los cui-

dadores del niño, así como de la valo-

ración de la probabilidad o riesgo de

que el niño sufra en el futuro acciones

abusivas o negligentes por parte de

sus cuidadores principales.

Esta segunda tarea diagnóstica se

refiere a la valoración del riesgo pro-

piamente dicha. Esta valoración se

inserta y hay que entenderla como una

pieza más de todo el proceso diag-

nóstico. El interés concreto de la valo-

ración del riesgo es contribuir a: (a)

establecer la intensidad del contacto

necesario entre el sistema de protec-

Page 26: bienestar protección infantil

ción y la familia, (b) establecer priori-

dades entre los casos a la vista de

unos recursos insuficientes, y (c) apo-

yar las decisiones en torno a las medi-

das de protección.

En un sentido amplio la valoración

del riesgo puede entenderse como un

proceso en el que se incluye la recogi-

da de información relevante y el proce-

samiento cognitivo de la misma, que

deriva en una estimación acerca de la

probabilidad de ocurrencia de una o

más situaciones de riesgo para el niño

(English y Pecora, 1994). El procesa-

miento cognitivo de la información

hace referencia al conjunto de reflexio-

nes conscientes y estimaciones intuiti-

vas sobre el riesgo basadas en las pro-

pias experiencias de los profesionales.

Treinta años de investigación en el

ámbito de la psicología cognitiva han

puesto de manifiesto las limitaciones

de los procesos cognitivos humanos

en la toma de decisiones y en la reali-

zación de estimaciones (Hammond,

1980; Kahneman, 1982). El propio fun-

cionamiento del sistema cognitivo

humano introduce sesgos en el pensa-

miento, de forma que el resultado es

bastante subjetivo. En ocasiones, se

limita la atención a unos cuantos crite-

rios, obviando otra información poten-

cialmente relevante para el caso. En

otras ocasiones, además de funcionar

de forma selectiva y distorsionar la

información, se producen errores a la

hora de integrar o ponderar la infor-

mación. Los sesgos y distorsiones se

acentúan en situaciones caracteriza-

das por un alto nivel de incertidumbre

e implicación emocional, como es el

caso de las situaciones de valoración

del maltrato infantil.

Estas limitaciones del pensamiento

humano, dejan al descubierto las limi-

taciones de un procedimiento para la

valoración del riesgo basado en crite-

rios obtenidos a partir de la propia

experiencia, y que se integran y elabo-

ran a partir de mecanismos exclusiva-

mente cognitivos. Es, por ello, proba-

ble que las distorsiones y errores se

integren en la valoración, aumentando

con ello el riesgo en el profesional de

tomar una decisión no adecuada para

el caso concreto.

Un indicador claro de la falibilidad

de los procedimientos para la valora-

ción del riesgo que confían en el crite-

rio personal, es la baja fiabilidad entre

los profesionales. Así, se ha observado

que la fiabilidad, esto es, el grado de

coincidencia en el diagnóstico, difiere

bastante entre profesionales de dife-

rentes lugares (Rossi et al., 1999;

Münder et al., 2000).

Es ante estas limitaciones detec-

tadas, que se introduce una forma

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

30

Simó-Teufel, S. La valoración del riesgo de maltrato infantil en el ámbito de la protección infantil

Page 27: bienestar protección infantil

alternativa de proceder, algo más

formal y estructurada. Este segunda

forma de proceder se caracteriza por

contener una serie de criterios esta-

blecidos explícitamente y unas

reglas concretas para integrar y pon-

derar la información. Esta aproxima-

ción, que cada vez está recibiendo

más atención, fundamenta los crite-

rios de decisión sobre una base

empírica.

Existen fundamentalmente dos for-

mas de conocer cuáles son los crite-

rios de riesgo relevantes. Por un lado,

éstos se pueden obtener a partir de

los resultados de estudios empíricos,

cuyo objetivo es describir las caracte-

rísticas de las poblaciones atendidas

en las que se producen episodios de

abuso o negligencia de diferente

intensidad hacia los menores. Por otro

lado, los criterios se pueden elaborar a

partir de la experiencia de un conjun-

to de expertos, por lo general perso-

nas con mucha experiencia en el

ámbito de la protección infantil, que

consensuan su percepción de cuáles

son los criterios de riesgo relevantes o

importantes. Contiene con ello una

especie de “experiencia cristalizada”,

que va más allá de la experiencia indi-

vidual.

Una vez establecidos los criterios

de riesgo, y con el objetivo de deter-

minar el procedimiento de valoración,

se demuestra el valor predictivo de los

criterios a través del análisis empírico.

Esto es, se observa la evolución de las

situaciones descritas por los criterios

en una muestra de familias y menores

a lo largo del tiempo, y la correlación

entre los factores de riesgo y la proba-

bilidad de que se repita el maltrato.

Estas observaciones pueden llevar a

conclusiones acerca del peso o rele-

vancia relativa de los diferentes crite-

rios analizados para diferenciar los

diferentes niveles de riesgo.

Es con ello, que el significado de la

valoración del riesgo se puede concre-

tar y entender como un resultado for-

mal, obtenido a partir de unos crite-

rios explícitos, ponderados de acuer-

do a unas reglas concretas acerca de

la probabilidad de ocurrencia en un

tiempo limitado, de una o algunas

acciones maltratantes contra un niño,

si no se realiza algún tipo de interven-

ción para evitarlo (Baid y Wagner,

2000; Baid et al., 1995).

Ambas aproximaciones expuestas

hasta el momento se pueden enten-

der como dos “culturas de evalua-

ción” enfrentadas o rivales.

Por una lado, se define una postura

más clínica, creativa e individualista,

centrada en el caso único. Dicha pos-

tura rechaza el concepto de “anorma-

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

31

Simó-Teufel, S. La valoración del riesgo de maltrato infantil en el ámbito de la protección infantil

Page 28: bienestar protección infantil

lidad” y la posibilidad de clasificar a

las familias y los menores en categorí-

as que pudiesen estigmatizarlos. La

valoración del riesgo según esta pos-

tura esta basada en criterios persona-

les respaldados por la propia expe-

riencia.

Por otro lado, una aproximación

alternativa de tipo empírico, que con-

fía en la estandarización de los proce-

dimientos y en las conclusiones esta-

dísticas, como una vía para alcanzar un

mayor grado de objetividad en la valo-

ración. La aproximación empírica

parte del concepto de “anormalidad”

y maneja todas aquellas variables que

describen las características de aque-

lla parte de la población que se desvía

de la “normalidad”.

A menudo, a nivel teórico se tiende

a señalar estas posturas como enfren-

tadas e incompatibles entre sí. A un

nivel más práctico, donde el objetivo

es recoger información de forma rigu-

rosa acerca de las necesidades de los

niños, planificar actuaciones y evaluar

si se han conseguido los efectos espe-

rados en los menores, ambas aproxi-

maciones se complementan. La más

formal y estructurada sirve para con-

trastar, apoyar, rechazar o completar el

criterio clínico.

La utilización de procedimientos

estandarizados significa algo más que

solo marcar y contar cruces en una

lista de factores de riesgo. Así mismo,

el trabajo con los casos no significa

únicamente la atención a factores indi-

viduales, sin tener en cuenta los

aspectos normativos.

A continuación se exponen una

serie de condiciones que asegurarán

la eficacia de los procedimientos más

formales y estandarizados.

BREVE REVISIÓN HISTÓRICA

DEL DESARROLLO DE LOS

INSTRUMENTOS ESTANDARI-

ZADOS PARA LA VALORACIÓN

DEL RIESGO DE MALTRATO

INFANTIL

El desarrollo de procedimientos

para la valoración del riesgo es un

tema que ocupa actualmente a los

profesionales de la protección infantil

de diferentes países.

La tecnología relacionada con la

valoración del riesgo es desde hace

muchos años bastante habitual en

otras disciplinas. Así en la medicina,

en concreto en la epidemiología, se

han desarrollado instrumentos empíri-

cos bastante precisos para identificar

riesgos para la salud pública y factores

asociados a futuras enfermedades. La

utilidad de este tipo de procedimien-

tos formales se pone también de

manifiesto en el ámbito empresarial.

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

32

Simó-Teufel, S. La valoración del riesgo de maltrato infantil en el ámbito de la protección infantil

Page 29: bienestar protección infantil

Por ejemplo, para las aseguradoras

estos procedimientos son fundamen-

tales para predecir la probabilidad de

accidentes o resultados concretos a

largo plazo.

Todas estas disciplinas tienen en

común con la disciplina de la protec-

ción infantil que hay que tomar una

serie de decisiones sobre el pronósti-

co y desarrollo del caso bajo unas con-

diciones de alta incertidumbre, y

donde los fallos en las decisiones,

además de ser difíciles de corregir,

suelen tener efectos negativos sobre

las personas.

La tecnología relacionada con la

valoración del riesgo en el ámbito de

la protección infantil no es tan habitual

y resulta problemática. En este ámbito

se empezó a explorar alrededor de los

años 80. Fue en los 90 cuando empe-

zaron a implementarse los primeros

instrumentos y modelos para la valora-

ción del riesgo en los diferentes esta-

dos de EEUU. Actualmente, en EEUU

ya disponen de algunos procedimien-

tos, que incluso se están utilizando de

forma bastante satisfactoria y genera-

lizada. Así, por ejemplo, el MARAI

(Sistema de decisiones estructurado

para la evaluación de riesgo de abuso

o negligencia infantil). Este sistema,

que se desarrolló fundamentalmente

en Michigan, es el más extendido en

los EEUU. La fiabilidad y validez de

este instrumento actuarial para la eva-

luación del riesgo ha sido demostrada

hasta el momento en diez estudios

retrospectivos y en cinco estudios lon-

gitudinales. Ocupa una hoja y consta

de 12 criterios de riesgo formulados

en forma de preguntas. Las preguntas

hacen referencia a variables relaciona-

das con la ocurrencia del maltrato,

como características de la familia, del

incidente y la reacción de los padres

ante la sospecha de maltrato. Los

resultados de las preguntas se suman

y ponderan, con lo que finalmente la

familia puede clasificarse en un nivel

de riesgo muy alto, alto, moderado o

bajo.

Otra iniciativa que contribuye a

fomentar la tecnología relacionada

con la valoración del riesgo es

Dartington. Se trata de una organiza-

ción internacional ubicada en

Inglaterra, que está formada por

investigadores de Inglaterra, España y

Estados Unidos. Se funda en 1998 con

la idea de buscar un lenguaje común,

que disminuya los problemas de

comunicación entre profesionales y

desarrollar análisis que permitan eva-

luar y difundir la buena práctica en las

actuaciones con niños. Incluye una

serie de instrumentos cuantitativos y

cualitativos, con una función clínica y

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

33

Simó-Teufel, S. La valoración del riesgo de maltrato infantil en el ámbito de la protección infantil

Page 30: bienestar protección infantil

de planificación, orientados a recoger

información de forma rigurosa acerca

de las necesidades de los niños, plani-

ficar actuaciones, así como evaluar si

se han conseguido los efectos espera-

dos en los menores.

En España, Alemania y otros países

europeos existen algunos intentos ais-

lados por incorporar procedimientos

estandarizados y protocolos en el tra-

bajo diario.

En Europa, la investigación relacio-

nada con la valoración de riesgo es

mucho más reciente y no está tan des-

arrollada. En general, desde la década

de los 90 se tiende a adaptar los ins-

trumentos estructurados desarrolla-

dos en el contexto anglosajón. Cada

vez más, la tendencia es a incorporar

estos procedimientos estandarizados

y protocolos en el trabajo diario. En

concreto, en el ámbito español se

intentó a través del programa para la

mejora del Sistema de Atención Social

a la Infancia (SASI) del Ministerio de

Trabajo y Asuntos Sociales sistemati-

zar y dotar de rigor el proceso de pro-

tección infantil desde la detección,

notificación, investigación, hasta la

evaluación de las situaciones de mal-

trato infantil y la toma de decisiones

(Arruabarrena, de Paúl y Torrés, 1994).

Desde entonces se pueden reconocer

esfuerzos aislados por adaptar instru-

mentos o por desarrollar instrumentos

propios que faciliten el manejo de

tanta información.

Desgraciadamente, en la actuali-

dad no existen suficientes estudios

que apoyen la fiabilidad y la validez de

estos modelos, y continúan existiendo

serias dudas acerca, no solamente de

las estrategias e instrumentos relacio-

nados con la valoración del riesgo,

sino también de si ésta es posible.

ANÁLISIS DE LOS DIFERENTES

PROCEDIMIENTOS PARA

LA EVALUACIÓN DEL RIESGO

En este apartado se presenta una

clasificación de los diferentes procedi-

mientos que existen para evaluar el ries-

go (Kindler, 2000; 2003; Pothman, 2003).

Por un lado, se pueden reconocer

los procedimientos “basados en el

consenso”. Estos procedimientos

incluyen criterios elegidos y elabora-

dos sobre la base del acuerdo y el tra-

bajo conjunto entre expertos en el

tema. Los criterios elegidos están alta-

mente relacionados con la ocurrencia

de maltrato, y, por tanto, sirven como

predictores. Estos procedimientos, sin

embargo, no se suelen apoyar en tra-

bajos empíricos que determinen cómo

interactúan las diferentes variables

entre si y el peso de cada una de ellas

para la valoración del riesgo. La venta-

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

34

Simó-Teufel, S. La valoración del riesgo de maltrato infantil en el ámbito de la protección infantil

Page 31: bienestar protección infantil

ja principal de estos procedimientos es

que estandarizan y sirven como guía

comprehensiva para la recogida de

información relevante sobre el caso.

Por otro lado, se encuentran los

procedimientos “actuariales, protoco-

larios o basado en predictores empíri-

cos”. Se trata, en este sentido, de

procedimientos que incluyen criterios

obtenidos a partir del análisis empíri-

co de casos, y que usa procedimien-

tos estadísticos estandarizados para

calcular el peso de los criterios y el

efecto de las interacciones entre ellos.

Las asociaciones estadísticas reflejan

así mismo la relación entre los crite-

rios y determinados resultados de

interés.

Otra forma de expresar la diferen-

cia entre los instrumentos para la valo-

ración del riesgo es hablar de procedi-

mientos que estructuran y procedi-

mientos que estructuran y valoran.

Por un lado, los procedimientos

que estructuran son aquellos cuyos

factores de riesgo sirven como una

guía u orientación para recoger infor-

mación sobre el riesgo. Estos factores

son extraídos a partir del consenso

entre profesionales.

Por otro lado, los procedimientos

que estructuran y valoran son como

los anteriores, en el sentido que ofre-

cen una lista de factores de riesgo

relevantes pero, además, siguen un

procedimiento para cuantificar y

extraer conclusiones acerca del grado

de riesgo que corre el menor. Según

como se hayan obtenido los factores

de riesgo, se podrá distinguir dentro

de este modelo entre procedimientos

informales - cuando los factores se han

obtenido a partir de un criterio clínico,

y procedimientos formales - cuando

los factores se apoyan en criterios

empíricos y estadísticos.

Una revisión de la literatura actual

en torno a la valoración del riesgo

indica, que existe cierta controversia

acerca de la metodología a utilizar

para evaluar el riesgo.

En un estudio realizado durante el

año 2004 por el Centro de Política de

Bienestar Infantil de EEUU (Rycus y

Hughes, 2004) sobre los peligros a los

que pueden llevar los instrumentos de

evaluación del riesgo, se llegó a las

siguientes conclusiones:

En primer lugar, se destaca que no

existe unanimidad con respecto al

alcance y a los objetivos de la valora-

ción del riesgo en el ámbito de la pro-

tección infantil. Así, se observa una

gran heterogeneidad en los princi-

pios, terminología y conceptos que

están a la base de los diferentes instru-

mentos, con lo que a veces se podría

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

35

Simó-Teufel, S. La valoración del riesgo de maltrato infantil en el ámbito de la protección infantil

Page 32: bienestar protección infantil

pensar, si realmente estamos hablan-

do de lo mismo cuando nos referimos

a “riesgo”: En muchas ocasiones un

mismo instrumento se utiliza en

momentos diferentes del proceso sin

tener en cuenta que cada momento

del proceso de protección requiere de

unos criterios y unos procedimientos

diferentes. En este sentido es impor-

tante diferenciar entre la valoración

del riesgo y la evaluación de la familia.

La valoración del riesgo solo sirve para

reconocer el nivel de riesgo en la fami-

lia, y valorar si se abre expediente de

protección o no, o para apoyar una

decisión de separación. La evaluación

de la familia sirve para explorar e iden-

tificar en profundidad la complejidad y

el desarrollo de aquellos factores que

contribuyen o, por el contrario, miti-

gan los episodios de maltrato. Dicha

evaluación se debería utilizar para pla-

nificar el caso y decidir acerca de la

mejor estrategia preventiva en ese

caso concreto. Para evaluar a la familia

en profundidad hace falta más tiempo

y crear un rapport favorable. Existe un

peligro cuando se utiliza el mismo ins-

trumento para evaluar el riesgo y a la

familia, y es que esto da lugar a eva-

luaciones superficiales que no llegan a

reconocer los factores positivos, favo-

rables o protectores de los padres y

del niño/a. La falta de tiempo provoca

que se dejen sin contestar determina-

dos ítems determinantes y se comple-

ten los huecos de manera intuitiva.

En segundo lugar, existe una falta

de consenso importante entre los pro-

fesionales en relación a conceptos

fundamentales, terminología, princi-

pios básicos y medidas del riesgo.

Estos están pobremente definidos y

articulados, por lo que se aplican de

forma idiosincrásica y, en muchos

casos, de forma errónea. Esto crea

ambigüedad, confusión y contradic-

ciones aumentando así la probabili-

dad de error en la toma de decisiones.

A medida que cada comunidad esta-

blece su propio procedimiento para

adaptarlo a sus necesidades, aparecen

diferencias en los conceptos. Así, exis-

te una gran discrepancia en el lengua-

je para describir algunos fenómenos

equivalentes, con lo que aumenta la

dificultad para entenderse. El lenguaje

idiosincrásico y los términos contradic-

torios, que están a la base de la tecno-

logía para la evaluación del riesgo, a

menudo provocan frustración en el

técnico, lo que finalmente conduce a

que se cumplimente el instrumento

como una mera formalidad.

En tercer lugar, existen problemas

metodológicos importantes en el

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

36

Simó-Teufel, S. La valoración del riesgo de maltrato infantil en el ámbito de la protección infantil

Page 33: bienestar protección infantil

diseño y desarrollo de muchos instru-

mentos para la valoración del riesgo.

Apenas existen estudios que com-

prueben la validez y fiabilidad de estos

modelos, por lo que los profesionales

están basando sus decisiones sobre

una base inadecuada. En este sentido,

se defiende una aproximación empíri-

ca o formal y no solo clínica o informal

de la valoración del riesgo, puesto

que es la primera la que puede alcan-

zar unos límites mínimos de cientifici-

dad, comprobando el grado en que

una medida particular produce resul-

tados consistentes (fiabilidad) y el

grado en que un instrumento puede

clasificar o categorizar adecuadamen-

te a una familia en una escala de nive-

les de riesgo (validez).

En cuarto lugar, una gran variedad

de aspectos burocráticos, relativos al

propio sistema, e individuales impiden

que los instrumentos para la valoración

del riesgo se apliquen a gran escala en

el ámbito de la protección infantil. Por

un lado, las barreras de tipo organiza-

cional, como la excesiva carga de tra-

bajo, falta de planificación, escasez de

recursos, poca iniciativa para promover

el cambio y apoyar la implementación,

los automatismos rígidos, la falta de

entrenamiento y falta de supervisión

son factores que afectan o pueden

afectar negativamente la implementa-

ción de este tipo de evaluación. Por

otro lado, en un plano más personal, la

evaluación del riesgo de maltrato

infantil es una tarea muy compleja y

requiere habilidades en pensamiento

crítico, observación, escucha, entrevis-

ta, deducción de información, análisis

de datos y síntesis. Es tarea del profe-

sional reconocer como su trasfondo

cultural, sus valores y sus creencias

afectan la interpretación y las conclu-

siones acerca del riesgo de las familias.

En quinto lugar, existen una gran

cantidad de aspectos éticos y legales

que deben ser tenidos en cuenta a la

hora de valorar el riesgo. Así, por

ejemplo, ¿Se puede intervenir sobre

una familia en la que se ha evaluado

un alto riesgo de maltrato infantil,

pero que no accede a la intervención?

CONCLUSIÓN

A partir de la revisión de la literatu-

ra especializada en el tema, una cosa

parece clara, y es que la utilización de

instrumentos de medida empíricos

posibilitan que la evaluación del ries-

go sea algo más transparente, redu-

ciendo con ello la variabilidad entre

profesionales. Este tipo de procedi-

mientos estandarizados, con criterios

relevantes y objetivos, favorece el

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

37

Simó-Teufel, S. La valoración del riesgo de maltrato infantil en el ámbito de la protección infantil

Page 34: bienestar protección infantil

entendimiento entre profesionales,

ofreciendo criterios para la discusión y

supervisión de los casos. Garantiza

también, que el proceso de toma de

decisiones se base sobre una informa-

ción más fiable, más precisa, menos

tendenciosa y subjetiva, contribuyen-

do con ello a que las actuaciones sean

más justas para las familias y los niños.

La implementación de procedi-

mientos empíricos resulta complicada.

De hecho, es difícil para muchos pro-

fesionales cambiar de un sistema

informal y no estructurado al que esta-

ban habituados a otro más empírico,

sobre todo si este proceso no se

apoya con formación y supervisión

continua. Además, el propio instru-

mento empírico debe estar en conti-

nua “revisión” para adaptarse a las

necesidades cambiantes de las fami-

lias en un lugar y tiempo concretos.

Para que el instrumento llegue a ser

efectivo debe cumplir unos criterios

mínimos de validez y fiabilidad.

A pesar de los aspectos positivos

de los procedimientos empíricos, no

sería conveniente confiar únicamente

en ellos a la hora de valorar el riesgo.

Ni tampoco caer en automatismos

simples que unan determinados resul-

tados sobre el nivel de riesgo con

determinadas actuaciones protecto-

ras, de forma que se acabase expre-

sando la complejidad de la realidad

social en términos simples como “si...,

entonces”. Parece más adecuado que

el profesional inserte los instrumentos

empíricos como un corrector crítico de

sus propios procesos de decisión. Los

procedimientos podrían tener una

función orientadora que ayudasen a

estructurar los pasos del proceso de

decisiones de forma más racional.

Sería inadecuado llegar a sustituir el

juicio del profesional por los resulta-

dos obtenidos con los procedimientos

empíricos.

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

38

Simó-Teufel, S. La valoración del riesgo de maltrato infantil en el ámbito de la protección infantil

Page 35: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

39

Simó-Teufel, S. La valoración del riesgo de maltrato infantil en el ámbito de la protección infantil

BIBLIOGRAFÍA

- Arruabarrena, I., De Paul, J., y

Torres, B., (1994). Detección, notifica-

ción, investigación y evaluación.

Programa de mejora del sistema de

atención social a la infancia. Ministerio

de Asuntos Sociales.

- Baird, C. y Wagner, D., (2000).

The relative validity of actuarial and

consensus-based risk assessment

systems. Children and Youth Services

Review, 22, 11-12.

- Baird, C, Wagner, D.Caskey, R y

Neuenfeldt, D., (1995). The Michigan

Department of Social Services structu-

red decisione making system: An

evaluation of its impact on child protec-

tion services. Madison, WI: Childrens

Research Center.

- Dartington-i: Evaluating good

practice with Children and Families: a

practitioners´s primer. Dartington, 2003.

- English, D. and Pecora, P., (1994).

Risk assessment as a practice method

in child protective services. Child

Welfare, LXXIII (5), S-O.

- Hammond, K. (1980). Human judge-

ment and decision making. New York.

- Kahneman, D., (1982). Judgement

under uncertainty. Cambridge.

- Kindler, H., (2000). Verfahren zur

Einschätzung von Misshandlungs- und

Vernachlässigungsrisiken. Kindheit und

Entwicklung, 9, Nº 4, pp. 222-230.

- Kindler, Heinz: Ob das wohl gut

geht? Verfahren zur Einschätzung der

Gefahr von Kindesmisshandlung und

Vernachlässigung im ASD. In: Diskurs

2/2003, München.

- Morton, T. y Wayne, H., (1997).

Decision Making in Children´s

Protective Services. Advancing the

State of the Art.. Duluth.

- Münder, J., Mutke, B. y Schone, R.,

(2000). Kindeswohl zwischen Jugendhilfe

und Justiz. Professionelles Handeln in

Kindeswohlverfahren. Münster.

- Pothmann, J., (2003). Anmerkungen

zur Anwendung von Messinstrumenten

in der Sozialen Arbeit. Diskurs, Nº 2,

pp. 19-25.

- Rossi, P., Schuerman, J. y Budde,

S., (1996). Understanding child maltre-

atment decisions and those who make

them. Chicago, IL: University of Chicago,

Chapin Hall Center for Children.

- Rossi, P., Schuerman, J. y Budde,

S., (1999). Understanding Decisions

About Child Maltreatment. Evaluation

Review 23, pp. 579-598.

- Ruscio, J., (1998). Information

Integration in Child Welfare Cases: An

Introduction to Statistical Decision

Making. Child Maltreatment 3, pp.

143-156.

Page 36: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

40

- Rycus & Hughes (2004) "Issues in

Risk Assessment in Child Protective

Services". North American Resource

Center for Welfare. Columbus, Ohio.

- Swets, J., Dawes, R. and

Monahan, J., (2000). Psychological

Science Can Improve Diagnostic deci-

sions. In: Psychological Science in the

Public Interest, 1, 1, pp. 1-26.

- Wagner, D., Kristen, J. y Caskey,

R., (1999). Family independence

agency of Michigan: Safety assess-

ment validation rep

Simó-Teufel, S. La valoración del riesgo de maltrato infantil en el ámbito de la protección infantil

Page 37: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

41

Antecedentes de maltrato infantil en la conducta antisocial y delictiva autoinformada. Un estudio con menores infractores

Mª ÁNGELES CEREZO* Y PERE VERA

Unidad de Investigación “Agresión y Familia”.Universidad de Valencia

Resumen

Los niños expuestos a prácticas de crianza negativas, desde parentali-

dad laxa y punitiva a agresión y abuso grave, incrementan su riesgo de des-

arrollar conducta antisocial y cometer delitos. El propósito del estudio

exploratorio es rastrear los principales factores predictores de conducta

antisocial y delictiva autoinformada por varones infractores, en las áreas de

sus experiencias de maltrato en la infancia y de la crianza

Participantes: Veintiocho menores (M= 15,70 años; SD= 1,03) aleatoria-

mente seleccionados a los que se les imputaba la comisión de un delito.

Método: Se evaluaron los antecedentes de experiencias de maltrato

infantil, con la entrevista semiestructurada CANIS-R (The child abuse and

neglect interview schedule-revised: Ammerman, Van Hasselt y Hersen,

1987). Para facilitar la recuperación de los recuerdos autobiográficos se uti-

lizaron estrategias basadas en referencias temporales. Para cada sujeto, el

primer recuerdo de su vida y la edad de 10 años constituyeron los límites

del período temporal sobre el que se realizaban las preguntas de la entre-

*La correspondencia relacionada con este artículo dirigirla a: Mª. Ángeles Cerezo, Unidad de Investigación “Agresión y Familia”. Departamento de Psicología Básica. Avda. Blasco Ibañez, 21 46010 Valencia (España) Tel. 963 86 44 75 E-mail: [email protected]

Page 38: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

42

Cerezo, Mª A. , Vera, et al. Antecedentes de maltrato infantil en la conducta antisocial y delictiva autoinformada...

vista. Se evaluaron las dimensiones de socialización familiar (Cuestiones

sobre Vida Familiar). Los sujetos cumplimentaron el Cuestionario A-D:

Conductas antisociales-delictivas (Seisdedos, 1988).

Resultados: Baja supervisión y edad temprana de la primera transgre-

sión explicaron el 43% de la varianza de la puntuación en conducta antiso-

cial auto informada. El 78% de la varianza de la conducta delictiva la expli-

caba un modelo cuatri-factorial, por este orden: gravedad de los daños

psicológicos atribuidos por el menor al maltrato, existencia de negligencia

por falta de supervisión en situaciones peligrosas, gravedad de daños físi-

cos y nivel de atención médica requerida. Había 8 reincidentes en el grupo;

la función discriminante (bajo nivel en aspectos económicos percibidos,

gravedad de la agresión física y situación de convivencia de los padres) cla-

sificó correctamente el 92.9% de todos los chicos. Este modelo explicó el

64.80% de la varianza de la variable reincidencia vs. no reincidencia

Conclusiones: Los antecedentes de experiencias de maltrato juegan un

papel predictor en el nivel de conducta delictiva y prácticas de parentalidad

como baja supervisión se relacionan con conducta antisocial. La gravedad

de la agresión física en la infancia se relaciona con probabilidad de reinci-

dencia. Las limitaciones e implicaciones de estos hallazgos son objeto de la

discusión.

Abstract

Children who are exposed to negative child rearing practices from puni-

tive and lax parenting to severe punishment and abuse are at risk for mala-

daptive developmental outcomes and tend to be antisocial and commit cri-

mes. The purpose of this exploratory study was to track the main predictors

of self.-reported antisocial and delinquent behavior by young offenders

among their experiences of maltreatment and parenting in their childhood.

Participants: 28 young male offenders (M= 15,70 years; SD= 1,03) ran-

domly selected.

Method: Their experiences of child maltreatment were recorded using

the CANIS-R (The child abuse and neglect interview schedule-revised:

Ammerman, Van Hasselt & Hersen, 1987). Strategies based on temporal

markers were used to facilitate their auto-biographic memories. For each

Page 39: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

43

Cerezo, Mª A. , Vera, et al. Antecedentes de maltrato infantil en la conducta antisocial y delictiva autoinformada...

Introducción

En las dos últimas décadas se han

sucedido los estudios sobre la relación

entre maltrato infantil y delincuencia

juvenil. Desde el informe de Gray

(1985) “Child Abuse: Prelude to delin-

quency” hasta la fecha, numerosos

estudios han mostrado la existencia de

una relación significativa entre los dos

fenómenos (Quas, Bottoms y Núñez,

2002). Los niños víctimas de maltrato

tienen más riesgo de desarrollar con-

ductas delictivas. Los hallazgos han

sido consistentes, a pesar de las dife-

rencias y variaciones que se relacionan

con aspectos metodológicos tales

como lo restrictivo o amplio de las

definiciones, la longitud de los perio-

dos de seguimiento o el carácter del

diseño, retrospectivo o prospectivo

(Widom, 1995, 2001). La relación se ha

documentado en estudios retrospecti-

vos y prospectivos, con muestras pro-

cedentes de protección de menores y

boy, both the first memory of his life and his tenth birthday were the mar-

kers within he was asked to refer his answers. Socialization practices (disci-

pline, positive parenting, etc. were also explored (Aspects of Family Life).

Finally, the participants filled in the A-D Questionnaire (Antisocial and delin-

quent behaviors self report)

Results: Poor supervision and early age for the first transgression explai-

ned 43% variance in antisocial behavior. 78% variance in delinquent beha-

vior was explained by a four factor model: severity of psychological dama-

ges perceived by the boy, negligent parental behavior derived of lack of

monitoring, severity of physical damages and level of medical attention

required. There were 8 recidivists in the group: the discriminant function

(low score in economical aspects perceived by the boy, severity of physical

aggression and broken homes) correctly classified 26 out 28 (92.9%). This

three-factor model explained 64.8% variance in the nominal group variable

(recidivism vs. non recidivism).

Conclusions: Parental socialization practices like poor supervision are

related with antisocial behavior. The maltreatment experiences play a signi-

ficant role in the self reported delinquency. The severity of physical aggres-

sion in the childhood was related with recidivism. The limitations and impli-

cations of these findings are discussed.

Page 40: bienestar protección infantil

grupos de comparación (p.e. Alfaro,

1981; Zingraff, Leiter y Jonson, 1993;

Maxfield y Widom, 1996) y con mues-

tras de población general sobre las

que se ha realizado un seguimiento

como el estudio de Smith y

Thornberry (1995).

Así pues, cuando la delincuencia y

el maltrato se miden de un modo com-

prehensivo se constata una fuerte rela-

ción entre ambas, y después de con-

trolar otros factores como la estructu-

ra familiar, el tamaño de la familia, o el

orden de nacimiento, el maltrato expli-

ca por sí solo una varianza significativa

de la delincuencia (Haapasalo y

Pokela, 1999; Heck y Walsh, 2000).

Desde el área de trabajo de las

prácticas de crianza y de socialización,

el desarrollo de conducta agresiva y

antisocial se entiende como un fallo en

la socialización del menor (Patterson,

1982, 2002), especialmente en los

casos más crónicos y graves de delin-

cuencia, en los que el primer delito se

produce antes de los 15 años. En éstos

chicos el primer delito es el resultado

final de una socialización muy inade-

cuada cuyas raíces se pueden observar

en la infancia, desde donde se van acu-

mulando los déficits en habilidades

que alimentan negativamente el pro-

ceso. Por otra parte, en el ámbito de

estudio del maltrato infantil se viene

desarrollando una línea que desde las

buenas prácticas con la infancia

entiende el maltrato familiar de un

modo más comprehensivo como las

prácticas de parentalidad que amena-

zan o dañan el desarrollo óptimo de las

competencias del niño (Ammerman,

1990;Cerezo, 1992; Wolfe, 1987;

Cerezo, 2001).Estas prácticas se plas-

man en actuaciones inapropiadas, por

comisión o por omisión, para resolver

conflictos de crianza y un afecto inade-

cuado para el niño y sus necesidades.

En este sentido, las disfunciones fami-

liares en dimensiones como la discipli-

na, la supervisión, la parentalidad posi-

tiva, la resolución de problemas y con-

flictos, propuestas por Snyder y

Patterson (1987) como particularmen-

te relevantes en el desarrollo de con-

ducta antisocial y delincuente son, a la

vez, una guía útil para determinar

prácticas de parentalidad de riesgo o

maltratantes, por su impacto negativo

en el adecuado desarrollo de las com-

petencias del menor particularmente

en su manifestación de conducta des-

viada (Cerezo, 1995).

Siguiendo esta línea de argumen-

tación, los hallazgos en los estudios

interaccionales realizados en familias

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

44

Cerezo, Mª A. , Vera, et al. Antecedentes de maltrato infantil en la conducta antisocial y delictiva autoinformada...

Page 41: bienestar protección infantil

abusivas indican esta conexión entre

las áreas a través de la conceptualiza-

ción del maltrato como prácticas de

crianza inapropiadas y de riesgo. Los

niños víctimas de abuso muestran sig-

nificativamente más tasa de conducta

desviada y menos de conducta proso-

cial que los niños que no sufren esta

problemática. Además, los niveles de

conducta desviada en los niños mal-

tratados y en los grupos de niños refe-

ridos a tratamiento por problemas de

conducta son semejantes (para una

revisión, Cerezo, 1997).

Aunque no todos los casos de

delincuencia responden al modelo de

inicio temprano donde las prácticas

socialización familiar tiene un rol fun-

damental. Sí es cierto, sin embargo,

que los más jóvenes a los que se les

imputa un delito tienen más probabili-

dad de pertenecer a ese grupo. Por

otra parte, la conducta antisocial y

delictiva temprana es una de las conse-

cuencias de prácticas socializadoras

maltratantes. Por tanto, la imputación

de un delito a un menor puede enten-

derse como una situación que señala la

posible existencia de prácticas sociali-

zadoras inadecuadas y de riesgo en su

ámbito familiar. De acuerdo con la Ley

Orgánica 5/2000, de 12 de enero regu-

ladora de la responsabilidad penal de

los menores, para poder orientar en

cada caso la medida educativa más

adecuada, dentro de las previstas por

la ley, se requiere estudiar la situación

del menor, psicológica, educativa,

familiar, su entorno social y cualquier

otra circunstancia relevante. En ese

espíritu, tiene interés un estudio retros-

pectivo basado en la percepción de los

chicos imputados en hechos delictivos

sobre aspectos relativos a las dimen-

siones de socialización familiar y de

experiencias de maltrato en un perio-

do anterior a los 10 años de edad y la

comisión de la primera transgresión

que recuerdan y la relación de esto con

la conducta antisocial y delictiva infor-

mada. Esto permitirá comprender

mejor la situación personal del menor y

orientar la medida educativa más ade-

cuada para su rehabilitación

El propósito de este trabajo fue

doble: primero, estudiar el poder pre-

dictivo de variables de socialización

familiar y de frecuencia y gravedad de

maltrato sobre la conducta antisocial y

delictiva autoinformada en varones

infractores y, en segundo lugar explorar

el perfil diferencial entre reincidentes y

no reincidentes dentro del grupo. Se

hipotetizó que las variables relativas a

daño informado y pautas disfuncionales

de socialización familiar formarían parte

de los modelos predictivos tanto para

conducta antisocial como delictiva.

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

45

Cerezo, A. Mª , Vera, et al. Antecedentes de maltrato infantil en la conducta antisocial y delictiva autoinformada...

Page 42: bienestar protección infantil

MÉTODO

Sujetos

Los participantes en este estudio

fueron 28 menores varones (entre 14 y

17 años de edad) a los que se les

había incoado expediente judicial por

su presunta implicación en un hecho

delictivo. Estos menores fueron alea-

toriamente seleccionados entre aque-

llos que fueron remitidos para su eva-

luación psicológica por el Equipo

Técnico de Juzgados de Menores, en

un periodo de cinco meses

El promedio de edad de los partici-

pantes fue de 15,70 años (SD = 1,03).

El núcleo familiar estaba compuesto

por una media de 3,41 hermanos

(SD = 1,50). El lugar en la fratria pro-

medio para el grupo fue de 2.26

(SD = 1.05) con la moda en el tercer

puesto con 39,29% del grupo. En un

57,14% de los casos, los menores con-

vivían con los dos padres, mientras

que un 35.72% vivian con uno de los

padres. El 7.14% restante convivía con

familia extensa. El 46,43% no habían

sido debidamente escolarizados. En

cuanto al status socioeconómico: el

75% de los padres no tenía empleo

estable (39,29%) o, si lo tenía, era poco

cualificado (35,71%); y el 89.39% de

las madres no mantenían un empleo

estable (71,43%) o, si lo tenían, era

poco cualificado (17,86%).

PROCEDIMIENTO E

INSTRUMENTOS

La información referente a los ante-

cedentes delictivos de los menores se

obtuvo del registro del Equipo

Técnico. La medición del resto de las

variables de interés para este estudio

se ha integrado en la estrategia de

medida múltiple del proceso de eva-

luación psicológica de los menores

remitidos al Equipo Técnico por el

Ministerio Fiscal.

En primer lugar se informaba a los

participantes del propósito de la inves-

tigación y se obtenía tanto su consenti-

miento como el de sus padres o tuto-

res para participar en el mismo. A con-

tinuación, y tras realizar la entrevista ini-

cial que formaba parte del protocolo

de trabajo del servicio se procedía a

aplicar los instrumentos que proporcio-

naban las medidas de las variables en

este estudio. La aplicación de estos ins-

trumentos se prolongaba como prome-

dio unos cuarenta minutos. El procedi-

miento seguido presentaba los instru-

mentos en el orden siguiente.

1. Registro de datos sociodemo-

gráficos: Hoja de registro, elaborada

para este estudio, en la que incluían

los datos sociodemográficos relevan-

tes para el estudio que no se hallaban

recogidos en el expediente del menor.

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

46

Cerezo, Mª A. , Vera, et al. Antecedentes de maltrato infantil en la conducta antisocial y delictiva autoinformada...

Page 43: bienestar protección infantil

2. Entrevista sobre experiencias de

maltrato: Entrevista semi-estructurada

adaptada de la CANIS-R (The Child

Abuse and Neglect Interview

Schedule-Revised) de Ammerman,

Van Hasselt y Hersen (1987). Este ins-

trumento se administraba a los meno-

res con el propósito de evaluar los

antecedentes de historia maltrato

infantil anterior a la primera transgre-

sión importante de las normas recono-

cida por el menor. La entrevista consta

de cincuenta preguntas distribuidas

en tres secciones: acciones de maltra-

to; daños y lesiones e intervención de

recursos de atención

El carácter semi-estructurado de la

prueba requería del entrevistador

experiencia profesional con este tipo

de población juvenil y habilidades para

el establecimiento de un buen “rap-

port”. Se procedía, por tanto, a esta-

blecer una adecuada empatía con el

chaval que le ayudara a superar por

una parte, las reticencias iniciales habi-

tuales en un contexto como el judicial

en el que puede existir la tendencia a

ofrecer una imagen socialmente acep-

table, y por otra, posibles actitudes

evasivas relacionadas con un tema sen-

sible como es el maltrato. Las pregun-

tas estaban formuladas en un lenguaje

asequible y el entrevistador adaptaba

el enunciado al nivel intelectual y edu-

cativo del menor para asegurar la fiabi-

lidad de la información obtenida. Al

concluir cada entrevista, el entrevista-

dor calificaba sobre una escala de

apreciación (de 1 a 4 bajo, medio,

medio alto y alto), lo confiable que

era, a su juicio, la información obteni-

da. La información, de acuerdo con

este criterio, obtuvo un nivel aceptable

de confiabilidad (M = 3.37; SD =1.16)

Se utilizaron estrategias basadas en

referencias temporales para facilitar la

recuperación de los recuerdos auto-

biográficos sobre los que se basa la

información que se recoge en la entre-

vista (ver p.e. Cañas y Bajo, 1998 o

Baddeley, 1999). Así, se comenzaba

pidiendo al menor que situara el pri-

mer recuerdo de su vida. Después se

le decía que las preguntas que se le

iban a realizar se referían a lo sucedido

entre ese primer recuerdo y la edad de

diez años. Se determinó los diez años

para homogeneizar a todos los sujetos

en ese límite temporal.

Se preguntaba al menor cuál fue la

primera transgresión que recordaba

referido a un comportamiento que

causó pérdidas o daños a otras perso-

nas o vulneró las normas sociales de

una manera que excedía lo previsible

para un niño de su edad. Para introdu-

cir el tema de las prácticas disciplina-

rias parentales, el entrevistador lo

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

47

Cerezo, Mª A. , Vera, et al. Antecedentes de maltrato infantil en la conducta antisocial y delictiva autoinformada...

Page 44: bienestar protección infantil

hacía a partir de las conductas proble-

máticas o disociales que el menor

había referido en componentes ante-

riores de la valoración. En todo

momento se evitaron términos peyo-

rativos en las preguntas y verbalizacio-

nes que pudiesen ser interpretadas

como juicios de valor sobre las prácti-

cas disciplinarias inapropiadas.

En la primera de las tres secciones

de la entrevista los menores describen

sus experiencias de acciones de mal-

trato ejercidas sobre ellos. En concre-

to, al menor se le presentaban ejem-

plos de actos para que informara

sobre su posible presencia. En cada

caso además de la naturaleza de los

actos se preguntaba sobre el autor, la

edad de inicio, la duración y continui-

dad y la frecuencia de los mismos.

Sobre el maltrato físico, en particu-

lar, se incluyó información específica

de la gravedad distinguiendo entre

acciones maltratantes involucradas en

episodios disciplinarios (castigo físico)

y las que no responden a una preten-

sión correctiva (agresión física). En

ambos casos se valoró en una escala

de 0: inexistente a 3: grave. Asimismo,

para el castigo se registraba, además,

si había existido una continuidad de

los actos. En el resto de acciones de

maltrato se determinaba únicamente

su presencia o ausencia: presenciar

violencia doméstica; abuso psicológi-

co o emocional; negligencia (alimen-

tación, ropa, higiene, asistencia

médica); negligencia respecto a la

educación académica; negligencia por

falta de supervisión en situaciones

peligrosas; abusos sexuales.

El resultado de esta sección de la

entrevista proporcionaba un perfil del

tipo y gravedad de las posibles accio-

nes de maltrato ejercidas sobre el

menor.

La segunda sección, estaba dedica-

da a daños y lesiones, por lo que se

centraba en los efectos físicos y psicoló-

gicos de las acciones apuntadas en la

sección anterior. La gravedad de los

daños y lesiones se graduaban en dos

escalas independientes de 0 (inexisten-

te) a 3 (grave): una sobre el área física y

otra psicológica

En la tercera sección se incluía infor-

mación sobre la atención médica y pro-

tección de menores que había requeri-

do el menor, o sus hermanos, por las

consecuencias de lo señalado en los

apartados anteriores. El nivel de aten-

ción médica requerida se graduó en 0

(ninguna) 1(ambulatoria) y 2 (hospitali-

zación). El nivel de intervención de los

servicios de protección de menores con

el chaval o con los hermanos se graduó:

0 (ninguna), 1 (en el propio medio),

2 (acogimiento) y 3 (adopción).

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

48

Cerezo, Mª A. , Vera, et al. Antecedentes de maltrato infantil en la conducta antisocial y delictiva autoinformada...

Page 45: bienestar protección infantil

3. Cuestiones sobre Vida Familiar:

Consistía en un conjunto de 70 cues-

tiones, elaboradas ad hoc para este

estudio y que operacionalizan las

dimensiones de socialización que

recogen Snyder y Patterson (1987) y la

investigación asocia con la conducta

delictiva: disciplina, parentalidad posi-

tiva, supervisión, resolución de proble-

mas y conflictos y características

socioeconómicas.

Las cuestiones se agrupaban en

escalas teóricas que recogen las cinco

áreas propuestas por Snyder y

Patterson y se respondían en una

escala Lickert en función de la frecuen-

cia: 0 (nunca o casi nunca), 1 (algunas

veces) y 2 (siempre o casi siempre).

Ejemplos de cuestiones de algunas

áreas fueron los siguientes: “En casa,

está muy claro lo que está bien o lo

que está mal” (disciplina); “Recibo el

mismo castigo por una tontería que

por cosas más graves” (disciplina);

“Cuando me porto mal, mi madre

hace la vista gorda”(disciplina);

“Fumo desde hace tiempo sin que mis

padres lo sepan” (supervisión);

“Cuando mis padres discuten al final

saben ponerse de acuerdo” (resolu-

ción de problemas y conflictos); “En

mi familia cuando surgen problemas

nos echamos la culpa unos a otros”

(resolución de problemas y conflictos).

4. Cuestionario A-D: Conductas

antisociales-delictivas (Seisdedos,

1988). Este instrumento de 40 ítems

evaluó la actividad transgresora auto

informada por el menor en un doble

aspecto: conductas antisociales que

no están sancionadas por la ley (A:

Antisocial) y comportamientos qué

fácilmente caen fuera de la ley (D:

Delictivo). La respuesta a los ítems es

SI/NO. Se puntuaba en ambos casos

la frecuencia.

VARIABLES Y DISEÑO

Las variables definidas en el pre-

sente estudio fueron las siguientes:

• Variables sociodemográficas:

edad, número de hermanos, lugar en

la fratría, estructura familiar, nivel de

estudios, trabajo del padre, trabajo de

la madre y convivencia de los padres.

Cada uno de estos factores se opera-

cionalizó a través de la información

recogida en el registro de datos socio-

demográficos y dieron lugar a varia-

bles dicotómicas, ordinales o conti-

nuas en función de la naturaleza de los

datos.

• Variables relativas al maltrato

infantil: gravedad del castigo físico,

continuidad del castigo físico, grave-

dad de la agresión física, presenciar

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

49

Cerezo, Mª A. , Vera, et al. Antecedentes de maltrato infantil en la conducta antisocial y delictiva autoinformada...

Page 46: bienestar protección infantil

violencia doméstica (SI/NO), existen-

cia de abuso psicológico o emocional,

existencia de negligencia (alimenta-

ción – ropa – higiene – asistencia

médica); existencia de negligencia

respecto a la educación académica;

existencia de negligencia por falta de

supervisión en situaciones peligrosas;

existencia de abusos sexuales; grave-

dad de los daños físicos; gravedad de

los daños psicológicos; nivel de aten-

ción médica requerida; nivel de inter-

vención de los servicios de protección

de menores del referente y nivel de

intervención de los servicios de pro-

tección de menores con los hermanos.

La entrevista semi-estructurada

sobre el maltrato fue la principal

fuente de información para definir

estas variables. No obstante, en algu-

nos casos, se pudo contrastar esta

información con los datos aportados

por los Servicios Sociales para dis-

poner de una información más detalla-

da y fiable.

• Variables relativas a socialización

parental: disciplina, parentalidad posi-

tiva, supervisión, resolución de proble-

mas y conflictos; aspectos percibidos

de índole socioeconómica. Estas

variables se operacionalizaron como la

puntuación en las escalas obtenidas a

partir de la agrupación lógica de las

Cuestiones sobre Vida Familiar.

• Variable “edad de la primera

transgresión autoinformada”:

Definida como la edad en la que se

produjo la primera transgresión de

normas sociales referida por el menor,

definida como comportamiento que

causó pérdidas o daños a otras perso-

nas o vulneró las normas sociales de

una manera que excedía lo previsible

para un niño de su edad.

• Variable “conducta antisocial

autoinformada”: Operacionalizada

como el número de distintas conduc-

tas antisociales de las que informaba

el menor en la escala A del cuestiona-

rio A-D.

• Variable “conducta delictiva

autoinformada”: Operacionalizada

como el número de distintas conduc-

tas delictivas de las que informaba el

menor en la escala D del cuestionario

A-D.

• Variable “reincidencia”: A través

de la información contenida en los

expedientes de los menores se pudo

determinar si el menor es reincidente

o no, es decir, si el delito que se

imputaba al menor era el primero o

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

50

Cerezo, Mª A. , Vera, et al. Antecedentes de maltrato infantil en la conducta antisocial y delictiva autoinformada...

Page 47: bienestar protección infantil

ya había sido procesado anterior-

mente.

Los análisis multivariados de regre-

sión por pasos se utilizaron para

determinar las variables predictoras

de la frecuencia de conductas antiso-

ciales y conductas delictivas informa-

das por los menores a los que se les

imputa un delito. En todos los casos

las variables predictoras sometidas a

estudio se distribuyeron en las

siguientes áreas: variables sociode-

mográficas, variables relativas al mal-

trato infantil, dimensiones relativas a

socialización parental, aspectos

socioeconómicos percibidos y edad

de la primera transgresión informada

por el chico. La variable “existencia

de abuso sexual” se excluyó del análi-

sis puesto que ninguno de los partici-

pantes informó haber sido víctima de

tal forma de maltrato. Las variables

predichas fueron dos: “conducta anti-

social” y “conducta delictiva” ambas

auto-informadas

Así mismo, se utilizaron análisis dis-

criminantes donde los factores actua-

ron como predictores y como predi-

cha la variable nominal grupo “meno-

res reincidentes” “menores no reinci-

dentes”, o que habían sido imputa-

dos por primera vez de un delito.

Los análisis se llevaron a cabo median-

te el programa informático S.P.S.S.

para Windows versión 11.0.1.

RESULTADOS

Conductas antisociales

Esta variable, operacionalizada

como el número de distintas conduc-

tas antisociales de las que informa el

menor en la escala A del cuestionario

A-D, constituyó la variable predicha

del primer análisis de regresión.

Las variables predictoras estudiadas

fueron: variables sociodemográficas,

variables relativas al maltrato infantil,

dimensiones relativas a socialización

parental y edad de la primera trans-

gresión autoinformada.

El tipo de análisis empleado fue el

de pasos sucesivos. Este método exa-

mina las variables independientes en

cada paso para introducirlas o excluir-

las. Se trata de un procedimiento

hacia delante por pasos. El criterio de

tolerancia para que las variables pue-

dan ser introducidas en la ecuación es

que la probabilidad asociada al valor

de F obtenido sea igual o menor a

0.05. No se introduce una variable si

esto provoca que la tolerancia de otra

ya presente en el modelo se sitúe por

debajo del criterio.

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

51

Cerezo, Mª A. , Vera, et al. Antecedentes de maltrato infantil en la conducta antisocial y delictiva autoinformada...

Page 48: bienestar protección infantil

La variable de la escala de supervi-

sión explica el 21.8% de la varianza de

conducta antisocial del menor. Como

modelo de un factor fue significativo

(F1, 26= 7.26; p =.012). El segundo

modelo incluyó además de supervi-

sión, la edad de la primera transgre-

sión autoinformada. La varianza expli-

cada por este modelo en el factor pre-

dicho de conducta antisocial fue de

39.7% (F2, 25 = 8.21; p=.002), incre-

mentando así en un 17.9% la propor-

ción explicada de la varianza respecto

al modelo de un factor. “Supervisión”

hace referencia al conocimiento que

tienen los padres de lo que hace su

hijo, donde va, con quien sale, donde

está cuando no está con ellos, quienes

son sus amigos, qué hace por ahí, con

qué se entretiene (juegos o video jue-

gos, lecturas, etc..), cómo le va en la

escuela etc. En este estudio los resul-

tados muestran que la percepción que

tiene el menor de que sus padres sabí-

an poco sobre lo que hacía o dejaba

de hacer, es decir tenían una supervi-

sión laxa e inapropiada es un predictor

significativo de la frecuencia de con-

ducta antisocial informada por el

menor, cuando a esto se le une la tem-

prana edad de la primera transgresión

reconocida por el chico, se explica casi

un 40% de la varianza en conducta

antisocial.

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

52

Cerezo, Mª A. , Vera, et al. Antecedentes de maltrato infantil en la conducta antisocial y delictiva autoinformada...

Page 49: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

53

Conductas delictivas

La variable predicha fue el número

de conductas delictivas autoinforma-

das por el menor y operacionalizada

mediante la puntuación en la escala D

del cuestionario A-D. Las variables

predictoras estudiadas fueron las mis-

mas que en el análisis anterior: varia-

bles sociodemográficas, variables rela-

tivas al maltrato infantil, dimensiones

relativas a socialización parental y edad

de la primera transgresión. El método

y el criterio de tolerancia fueron los

mismos que en el análisis anterior.

El modelo de cuatro variables pre-

dictoras fue significativo (F4, 23 = 20.06;

p<.001) y explicaba el 77.7% de la

varianza de conducta delictiva. La pri-

mera variable predictora, gravedad de

los daños psicológicos, explicó por sí

sola el 56,1% de la varianza. Este por-

centaje asciende a 66,2% cuando ade-

más se tiene en cuenta la existencia de

negligencia en situaciones peligrosas

por falta de supervisión. Dos variables

más relativas a consecuencias de las

acciones de maltrato: gravedad de los

daños físicos y nivel de atención médi-

ca requerida; aumentan el poder de

predicción del modelo en un 11,5%. La

gravedad de los daños psicológicos

incluía que el menor informara afirma-

tivamente a todos o algunos de los

siguientes daños: síntomas de ansie-

Cerezo, Mª A. , Vera, et al. Antecedentes de maltrato infantil en la conducta antisocial y delictiva autoinformada...

Modelo Variables Predictoras R R cuadrado Error típico de laestimación

Gravedad de los daños psicológicos.Existencia de negligencia por falta desupervisión en situaciones peligrosas

Gravedad de los daños físicosNivel de atención médica requerida

0,882 0,777 1,253

Suma decuadrados

g.l.

RegresiónResidualTotal

125,99936,109162,107

42327

Mediacuadrática

31.5001.570

F

20,06

Sig.

< 0,001

RESUMEN

ANOVA

Tabla 2. Resumen y resultados relativos a la predicción de Conducta delictiva autoinformada

Page 50: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

54

dad, conductas extremas, retraimien-

to, aislamiento, intento de suicidio;

todo ello en el contexto del entrevista-

dor preguntando al menor hacia el

final de la entrevista:

“¿Las acciones y problemas que me

has explicado te produjeron alguno de

los siguientes daños o lesiones?” Los

daños señalados anteriormente se

incluían en una lista con otros daños

tales como por ejemplo, fracturas,

quemaduras, repetidos accidentes,

etc. para los que había también una

escala de apreciación de gravedad.

Reincidencia

Para explorar el perfil diferencial

de los menores reincidentes frente a

los remitidos por primera vez, se reali-

zó un análisis discriminante siguiendo

el método de inclusión por pasos.

Con este procedimiento en cada paso

se examina una variable y se introdu-

ce las que minimizan la lambda de

Wilks. Los valores de F parcial mínima

para entrar fueron de 3.84 y de F par-

cial máxima para eliminar 2.71. En la

tabla 3 se resumen los resultados del

análisis.

Cerezo, Mª A. , Vera, et al. Antecedentes de maltrato infantil en la conducta antisocial y delictiva autoinformada...

Page 51: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

55

El modelo incluyó tres variables

predictoras: los aspectos económicos

percibidos, la gravedad de la agresión

física y la situación de convivencia de

los padres. La varianza explicada fue

del 64.8% y esta función clasificó

correctamente al 92,9% de los casos.

De los ocho chicos reincidentes 7 fue-

ron identificados como tales según

esta función y uno fue un falso negati-

vo, y de los 20 chicos no reincidentes,

19 se identificaron como válidos nega-

tivos y uno fue un falso positivo. Así

pues, la sensibilidad de la predicción

utilizando este modelo fue de 95% y la

especificidad del 87,5%.

Los “aspectos económicos percibi-

dos” hacen referencia a responder en

escalas de 0 a 2 (nunca, algunas veces,

casi siempre o en desacuerdo, más o

menos de acuerdo, totalmente de

acuerdo) a cuestiones como: Mi madre

tiene que hacer trabajos para poder-

nos mantener, Mi padre pasa largas

temporadas fuera de casa sin que

sepamos donde está. Nuestra situa-

ción económica es buena. Mi padre

trabaja de forma irregular (unas veces

sí y otras no). Con lo que gana mi

padre no podemos salir adelante. Tras

la inversión en la puntuación de los

items correspondientes, cuanto peor

es la situación de los aspectos econó-

micos implicados, mayor es la puntua-

ción en el factor. La gravedad de la

“agresión física” de la que ha sido víc-

tima en la infancia hace referencia,

desde el punto de vista del chico, a

abuso fuera de un contexto disciplina-

rio, es decir, “sin motivo” y se produjo

en niveles más intensos entre los rein-

cidentes (moderado y grave: 50% vs.

5%). Vivir en hogares rotos, los padres

no convivian, distinguió a los reinci-

dentes de los no reincidentes (62.5%

frente al 20%) que además informaron

de haber cometido su primera infrac-

ción a los 13.7 años (SD= 1.99) frente a

los no reincidentes (M = 14.18; SD =

2.11). En definitiva, estos tres factores

compusieron el modelo que discrimi-

na significativamente un grupo del

otro (Chi-cuadrado= 25.6; g.l.=3;

p<..001)

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

Los resultados del presente estudio

son en general consistentes con la

investigación que confirma la asocia-

ción entre el maltrato infantil y la acti-

vidad antisocial y delictiva en la ado-

lescencia. Con relación a los predicto-

res de conductas antisociales y delicti-

vas autoinformadas, variables relativas

a dimensiones de socialización y

parentalidad inapropiada, como

supervisión, por una parte, y daños

atribuidos por el menor a acciones de

Cerezo, Mª A. , Vera, et al. Antecedentes de maltrato infantil en la conducta antisocial y delictiva autoinformada...

Page 52: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

56

maltrato infantil, por otra, han mostra-

do tener un valor predictivo significati-

vo en posteriores conductas antisocia-

les y delictivas, respectivamente.

Los resultados de este estudio

muestran una notable coherencia. Las

conductas antisociales informadas por

el menor se pueden predecir por su

propia percepción acerca de hechos

relacionados con la supervisión de sus

padres, desde la edad en que tiene su

primer recuerdo hasta los 10 años. En

consonancia con la falta de supervi-

sión la edad de la primera transgre-

sión que recuerda es más temprana y

es también un predictor significativo.

La supervisión insuficiente representa

prácticas de parentalidad inapropia-

das que amenazan o dañan el desarro-

llo adecuado del menor, es decir son

prácticas mal-tratantes porque ponen

al menor en riesgo. Como señalan

Snyder y Patterson (1987), la baja

supervisión tiene un efecto tanto

directo como indirecto sobre el des-

arrollo de conductas antisociales.

Cuando la supervisión es efectiva, no

sólo cualquier situación o problema

con el menor se puede detectar ense-

guida para aplicar las consecuencias

correctivas apropiadas, sino que limita

el acceso de los niños a grupos de

iguales problemáticos y actividades

negativas, promoviendo su implica-

ción con pares y actividades positivas

y con la escuela.

La conducta delictiva informada

por el menor, es predicha por formas

más graves de maltrato en una faceta

muy interesante porque los predicto-

res del modelo son los daños percibi-

dos por la víctima, psicológicos y físi-

cos, y en coherencia con ello el nivel

de atención médica requerida, a lo

que se suma la negligencia por falta

de supervisión debido a lo cual el niño

ha podido sufrir accidentes.

Por lo que respecta al perfil dife-

rencial de reincidentes, la función dis-

criminante incluyó aspectos económi-

cos percibidos por el menor, la grave-

dad de la agresión física y provenir

predominantemente de hogares

donde los padres no convivían. Estos

resultados son, en cierto modo, con-

sistentes con los hallazgos de Heck y

Walsh (2000). Estos autores informa-

ban que en su muestra de delincuen-

tes los menores más maltratados y

más reincidentes procedían de hoga-

res en los que el padre o la madre se

habían marchado abandonando la

familia.

Este estudio presenta característi-

cas que limitan y circunscriben el

alcance de nuestros hallazgos. Por

una parte, la muestra está compuesta

de varones a los que se les ha incoa-

Cerezo, Mª A. , Vera, et al. Antecedentes de maltrato infantil en la conducta antisocial y delictiva autoinformada...

Page 53: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

57

Cerezo, Mª A. , Vera, et al. Antecedentes de maltrato infantil en la conducta antisocial y delictiva autoinformada...

do la comisión de un delito. La infor-

mación sobre sus experiencias de

maltrato y las distintas dimensiones

de socialización familiar proviene de

los propios sujetos, esto puede haber

supuesto que los resultados infravalo-

ren la realidad de las experiencias de

los chicos que en las entrevistas pre-

sentaran una realidad familiar más

amable, y que el “rapport” y el con-

texto no haya contrarrestado lo sufi-

ciente esta tendencia. Por otra parte,

el número de participantes en el estu-

dio es reducido, sería necesario, por

tanto, replicar el trabajo con una

muestra mayor.La implicación práctica

de este estudio sería que dado que la

delincuencia es una posible conse-

cuencia del maltrato, la imputación

de un delito a un menor puede ser

entendida como un ítem de riesgo

que señale la posible existencia de

prácticas socializadoras inadecuadas.

En el contexto judicial resulta espe-

cialmente relevante que la evaluación

contemple este fenómeno para una

más completa comprensión de la

situación personal de un menor

infractor que oriente la medida edu-

cativa más adecuada.

Desde un punto de vista más

amplio se puede deducir de estos

resultados que una estrategia amplia

de prevención de la delincuencia juve-

nil basada en la intervención sobre los

factores de riesgo, debería incluir

intervenciones que fomenten las bue-

nas prácticas de socialización y reduz-

can las prácticas parentales abusiva o

negligentes. Ante casos de niños vícti-

mas de maltrato, los esfuerzos deberí-

an dirigirse a evitar el progreso en su

trayectoria hacia conductas antisocia-

les y delictivas.

Page 54: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

58

Cerezo, Mª A. , Vera, et al. Antecedentes de maltrato infantil en la conducta antisocial y delictiva autoinformada...

- Alfaro, J.D. (1981). Report on the

relationship between child abuse and

neglect and later socially deviant

behavior. En R.J. Hunner y Y.E. Walker

(Eds.): Exploring the relationship bet-

ween child abuse and delinquency.

New Jersey: Allanheld, Osmun y Co.

Publishers Inc.

- Ammerman, R.T (1990). Etiological

models of child maltreatment. A

behavioral perspective. Behavior

Modification, 14, 230-254

- Ammerman, R.T., Hersen, M. y Van

Hasselt, V.B. (1987). Child Abuse and

Neglect Interview Schedule (CANIS-

R). Unpublished instrument, Western

Pennsylvania School for Blind

Children, Pittsburgh

- Baddeley, A. (1999) Memoria

humana. Teoría y práctica. Madrid: Mc

Graw Hill.

- Cañas, J. J. y Bajo, M. T. (1998).

Memoria autobiográfica. En J. M. Ruix

Vargas.

- Psicología de la memoria. Madrid:

Alianza.

- Cerezo, M. A. (1992). Programa de

asistencia psicológica a familias con

problemas de relación y abuso infantil.

Valencia: Generalitat Valenciana, IVSS

- Cerezo, M. A. (1995). El impacto

psicológico del maltrato: primera

infancia y edad escolar. Infancia y

Aprendizaje, 71, 135-157

- Cerezo, M. A. (1997). Abusive

family interaction: A review. Aggression

and Violent Behavior, 2 (3), 215-240

- Cerezo, M. A. (2001). Bad paren-

ting or inappropriate parenting practi-

ces? Towards non-judgemental practi-

ce with parents. Soleir 3(1), 6-9.

- Gray, E. (1985): Child Abuse:

Prelude to delinquency. Report.

Washington, D.C: USA Department of

Justice. Office of Juvenile Justice and

Delinquency Prevention.

- Haapasalo, J. y Pokela, E. (1999).

Child rearing and child abuse antece-

dents of criminality and Aggression

and Violent Behavior, 4(1), 107-127.

- Heck, C. y Walsh, A. (2000). The

effects of maltreatment and family

structure on minor and serious delin-

quency, International Journal of

Offender Therapy and Comparative

Criminology, 44 (2), 178-193

- Maxfield, M. G. y Widom, C. S.

(1996). The cycle of violence: Revisited

Six Years later. Archives of Pediatric

and Adolescent Medicine, 150, 390-

395

- Patterson, G. R. (1982). Coercive

family process. Eugene, OR: Castalia.

- Patterson, G. R. (2002) Etiology

REFERENCIAS

Page 55: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

59

and treatment of child and adolescent

antisocial behavior. The Behavior

Analyst Today, 3(2), 133-144

- Quas, J.A.; Bottoms, B.L. y Nuñez,

N. (2002). Child maltreatment and

delinquency: Framing issues of causa-

tion and consequence. Children’s

Services: Social Policy, Research and

Practice, 5(4), 245-248

- Seisdedos, N. (1988) Cuestionario

A-D (Conductas antisociales-delictivas)

Madrid: Ed. TEA

- Snyder, J y Patterson, G. (1987 ).

Family interaction and delinquent

behavior. En T. Jacob (Ed.). Family

interaction and psychopathology

(pp. 216-243). New York: Plenum Press

- Smith, C. y Thornberry, T. P. (1995).

The relationship between childhood

maltreatment and adolescent involve-

ment in delinquency. Criminology, 33

(4), 451-481.

- Widom, C.S. (1995) Victims of

Childhood Sexual Abuse—Later

Criminal Consequences. Research in

Brief. Washington, DC: U.S.

Department of Justice, Office of Justice

Programs, National Institute of Justice.

- Widom, C. S. (2001). Child Abuse

and Neglect. En White, S. O. (Ed.)

Handbook of youth and justice. New

York: Plenum Press.

- Wolfe, D.A. (1987). Child abuse:

Implications for child development and

psychopathology. Newbury Park, CA:

Sage

- Zingraff, M. T., Leiter, J., Myers, K.

A., Johnsen, M. C. (1993). Child

Maltreatment and Youthful Problem

Behavior. Criminology, 31(2), 173-202

Cerezo, Mª A. , Vera, et al. Antecedentes de maltrato infantil en la conducta antisocial y delictiva autoinformada...

Page 56: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

60

Page 57: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

61

Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

REMEDIOS PORTILLO CÁRDENAS

Equipo de Orientación Educativa. Málaga-Centro.

Resumen

Este trabajo es un estudio teórico que trata de analizar la intervención

terapéutica en niños que han sido víctimas de abusos sexuales. Se define el

abuso sexual a un niño por parte de un adulto, así como sus incidencias y

consecuencias a corto y largo plazo. La intervención depende del tipo de

abuso sufrido y necesidades específicas del niño. Existen diferentes tipos

de intervención según el tipo de abuso y problemas del niño/a, datos que

se obtienen previamente mediante la evaluación. El tratamiento ha de dise-

ñarse teniendo en cuenta si se hará de forma individual, grupal o de pare-

ja, si irá dirigido a la familia completa, a la víctima y/o al agresor/a, selec-

cionando además el lugar y la temporalización. Se hace referencia a dife-

rentes escuelas: psicoanalítica, conductual, cognitiva y humanística. Se

detallan técnicas de psicoterapia infantil como conversaciones, juego, tea-

tro, dibujo, redacciones, relajación, músicoterapia. Terminamos con ejem-

plos concretos y comentarios personales (Cuadro1).

Palabras clave: abuso sexual, niño, tratamiento, psicoterapia.

Equipo de Orientacion Educativa. Málaga - Centro. Remedios Portillo Cardenas. E-mail: [email protected]

Page 58: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

62

EL ABUSO SEXUAL

Se define el abuso sexual a meno-

res como la actividad encaminada a

proporcionar placer sexual, estimula-

ción o gratificación sexual a un adulto,

que utiliza para ello a un niño/a, apro-

vechando su situación de superio-

ridad. Consideramos además que

existe abuso sexual cuando se dan las

circunstancias de asimetría de edad

entre víctima y agresor, lo que supone

una diferencia de aproximadamente

cinco años; cuando existe asimetría de

poder, pues el abusador es el que

controla o tiene algún tipo de autori-

dad con respecto a la víctima; cuando

aparece asimetría de conocimientos

pues se supone que el que abusa uti-

liza su astucia, y cuando existe asime-

tría de gratificación.

Las formas más comunes de abu-

sos sexuales a menores son: el inces-

to, la violación, la vejación y la explo-

tación sexual (Gallardo 1997a).

Algunos de estos comportamientos

por parte de los agresores pueden

consistir en exhibir sus órganos sexua-

les, tocar, besar, o manosear a los

menores, conversar con ellos de forma

obscena, exhibir películas pornográfi-

Portillo Cárdenas. R. Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

Abstract

In this work we try to analyse the therapeutic intervention in children who

have been victims of sexual abuses. Sexual Abuse to a child by an adult is

defined and so its, incidences and consequences in a short and long time.

The intervention depends on the type of suffered abuse and specific needs

of the child. There are different types of intervention according to the type

of abuse and problems of the child, data that are previonesty obtained from

the evaluation. The treatment has to be designed taking into account if it

will be made in an individual way, on group or on couple, if it will be addres-

sed to the complete family, to the victim and/or to the aggressor, selecting

the place and the period. It refers to different theoretical schools: psychoa-

nalytic, behaviourist, cognitive and humanistic. We can find techniques of

child psychotherapy like chats, plays, theatre, drawing, redactions, relaxa-

tion, music therapy. We finish with two specific examples and personal com-

ments.

Keywords: sexual abuse, child, treatment, psychotherapy.

Page 59: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

63

Portillo Cárdenas. R. Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

cas o fotos, hacer fotos de los meno-

res desnudos, inducirlos a realizar acti-

vidades sexuales o eróticas, etc., todo

ello con el objetivo de obtener una

gratificación sexual. Una relación más

detallada sobre los diferentes tipos de

abuso sexual la podemos encontrar en

Martínez y de Paúl (1993) y también en

ADIMA (1993).

López y del Campo (1999), expre-

san que existen falsas creencias en

este tema pues se considera que los

abusos ocurren raramente, que sólo lo

sufren las niñas, que actualmente se

dan más abusos que en el pasado,

que se dan en clase social baja y que

los niños no suelen decir la verdad.

Todas estas opiniones, bastante

extendidas son discutidas por estos

dos autores que explican claramente

cómo los abusos son más frecuentes

de lo que pensamos, que se dan en

todas las clases sociales y que es con-

veniente creer a los niños o al menos

prestarles toda la atención necesaria

cuando dicen que han sufrido un

abuso. También Topper (1988) destaca

en un informe de FUNCOE (Fundación

Cooperación y Educación) y la Alianza

internacional “Save the Children”, la

peligrosa frecuencia con la que se pro-

ducen los abusos sexuales infantiles y

aboga para que esta cuestión deje de

considerarse un tema tabú. Un 23% de

las niñas y un 15% de los niños sufre

abuso sexual en España según un

estudio de FUNCOE. Este informe fue

presentado en Valencia con motivo de

un Seminario sobre Prevención del

Abuso Sexual (Revista Escuela

Española, 1998).

No obstante, Sosa y Capafons

(1996) indican que los resultados sobre

estudios de incidencia y prevalencia de

abusos sexuales en la infancia y ado-

lescencia tienden a arrojar resultados

muy dispares entre sí y la extrapolación

de resultados a la población general

debe realizarse con precaución.

CONSECUENCIAS

PSICOLÓGICAS DEL

ABUSO SEXUAL

En la mayoría de los casos el abuso

sexual provoca en las víctimas nume-

rosas secuelas negativas a nivel físico,

psicológico o comportamental.

Podemos distinguir consecuencias

a corto y a largo plazo. ADIMA (1993)

indica que, a largo plazo, los abusos

determinan una presencia significativa

de los trastornos disociativos de la

personalidad como son alcoholismo,

toxicomanías y conductas delictivas,

aparte de graves problemas en el ajus-

te sexual.

Las consecuencias son diferentes si

el abusador es un familiar, un extraño

Page 60: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

64

u otro niño (aunque se habla de abuso

cuando el agresor es significativamen-

te mayor que la víctima o cuando está

en una posición de poder o control

sobre ella); también es diferente si la

relación sexual ha sido violenta o no.

Los abusos en familia suelen ser más

traumáticos, ya que para el niño supo-

nen además sentimientos contradicto-

rios en cuanto a la confianza, la protec-

ción, y el apego que esperamos y sen-

timos con relación a nuestros propios

familiares.

Personalmente opino que no todos

los niños manifiestan el mismo grado

de afectación, para algunos, el abuso,

puede significar un trauma y para

otros las consecuencias pueden ser

diferentes. En algunas ocasiones,

puede suceder que el grado de sufri-

miento no esté relacionado o en pro-

porción con el suceso en el que el niño

ha estado involucrado.

El trauma es el resultado de un

acontecimiento al que la persona no

encuentra significado, y que experi-

menta como algo insuperable e insu-

frible. Finkelhor y Browne (1985) defi-

nen la dinámica traumagénica como

aquella que altera el desarrollo cogni-

tivo y emocional de la víctima, distor-

sionando su autoconcepto, la vista del

mundo y las habilidades afectivas. El

trastorno de estrés postraumático se

manifiesta en las personas después

de un acontecimiento catastrófico e

inhabitual. Ullmann y Werner (2000)

exponen en su obra los distintos tipos

de traumas que pueden sufrir los

niños por causas muy diferentes como

pueden ser la separación de los

padres, la muerte de estos, la vivencia

de una guerra o el abuso sexual. Los

síntomas más frecuentes del trauma

son, vueltas al pasado y sueños con

representación del suceso ocurrido,

insomnio y depresión. Síntomas que

suelen persistir durante mucho tiem-

po, años, y a veces, durante toda la

vida. Sobre el tratamiento del trauma,

Malacrea (2000) hace una amplia

disertación acerca de niños que han

sido víctimas de abuso y expone su

larga experiencia en este tipo de tra-

tamiento.

Topper (1988), indica que Félix

López, catedrático de Sexología de la

Universidad de Salamanca en sus

investigaciones, ha llegado a la con-

clusión de que no todas las víctimas

necesitan terapia, pero todas necesi-

tan ayuda. La víctima puede necesitar

una terapia, el agresor la necesita

siempre. Nuestro trabajo, repetimos,

va dirigido a la víctima (niño/a), aun-

que otras personas relacionadas con

el abuso sufrido necesiten también

algún tipo de tratamiento.

Portillo Cárdenas. R. Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

Page 61: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

65

Portillo Cárdenas. R. Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

Arruabarrena (1996) y Cantón y

Cortés (2000) expresan que las mani-

festaciones negativas de los menores

suelen ser: confusión, tristeza, irritabi-

lidad, ansiedad, miedo, impotencia,

culpa y autorreproche, vergüenza,

estigmatización, dificultad tanto en las

relaciones de apego como déficit en

las habilidades sociales, aislamiento

social, desconfianza hacia todos, o a

veces, hacia personas del sexo del

agresor, baja auto-estima, impulsivi-

dad, trastornos del sueño o de la ali-

mentación, miedo, problemas escola-

res, fugas del domicilio, depresión,

labilidad, conductas autodestructivas

y/o suicidas, etc.

Según Arruabarrena (1996) los

menores víctimas de abuso pueden

convertirse en potenciales agresores;

suelen manifestar además, conductas

hipersexualizadas como la masturba-

ción compulsiva, conductas seduc-

toras, o un exceso de curiosidad por

los temas sexuales.

Un estudio detallado y con abun-

dante bibliografía sobre la sintomato-

logía de las víctimas y la relación con

el tipo de abuso, la edad y el género,

lo encontramos en Cantón y Cortés

(2000).

López (1995) indica que existen

diferencias en cuanto a edad y géne-

ro. Si las víctimas son niñas suelen

manifestar depresión y ansiedad. En el

caso de los niños puede ocurrir, que se

manifiesten más agresivos o que se

conviertan en abusadores de otros

niños. Aunque, de Paúl (2000),

Profesor Titular de la Facultad de

Psicología de la Universidad del País

Vasco, en una conferencia pronuncia-

da en la Universidad de Málaga, indi-

có que es frecuente decir que los abu-

sadores han tenido en su infancia una

historia de abuso sexual o al menos así

lo relatan. Pero no es posible decir

que haya una transmisión intergenera-

cional porque no cuadran las cifras; la

mayoría del abuso se produce de

varón a mujer y la mayoría de las muje-

res no son abusadoras sexuales. Sí, se

puede decir que puede pesar la histo-

ria de abuso sexual en cuanto a varo-

nes que han sido víctimas de abuso

sexual por parte de otro varón, y que

van a abusar sexualmente de otros

varones, o también haber sido vícti-

mas de abuso sexual por parte de un

varón y abusar de mujeres.

Recientemente Finkelhor (2000),

afirma que existe una mayoría de abu-

sadores menores, un tercio del 90%

masculinos; estos menores a los que

nos referimos suelen imitar el abuso

que ya han sufrido. Es posible que ten-

gan una historia de rechazo social y de

estigmatización sin que ellos mismos

Page 62: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

66

sepan el motivo o la causa inicial de

estos problemas.

Martínez y de Paúl (1993), distin-

guen efectos que ocurren asociados a

la edad del niño: Preescolar, Infancia y

Adolescencia. Según el tiempo: se

distinguen síntomas que van a apare-

cer a corto y a largo plazo. Estos auto-

res indican además, otras variables

que afectan a la gravedad de las con-

secuencias, tales como la frecuencia y

la duración.

Todos los datos anteriores respecto

al tipo de abuso se obtienen durante

la evaluación y son previos a la inter-

vención terapéutica. En nuestro traba-

jo partimos de que esta evaluación ya

ha sido realizada y además se han con-

seguido establecer lazos de empatía

con el niño. Gallardo, Trianes y

Jiménez (1998) expresan que esta eva-

luación previa en la que el niño mani-

fiesta sus problemas supone un des-

ahogo no traumático que deja al niño

relajado y satisfecho de la atención

recibida. Es cierto que la misma eva-

luación debe tener desde su inicio

intención terapéutica.

TRATAMIENTO

El abuso sexual presenta diferentes

formas y por tanto también el trata-

miento ha de ser diferente: no es lo

mismo si ha existido o no contacto físi-

co íntimo, vaginal o anal; si ha consis-

tido en exhibicionismo o inducción al

menor a realizar actividades sexuales.

Arruabarrena (1996) distingue el tipo

de intervención según su grado de

urgencia. No es igual una intervención

en el momento de la crisis que una

intervención a medio o largo plazo. El

tipo de intervención depende también

de las necesidades específicas del

menor y de la severidad de sus proble-

mas (Arruabarrena y de Paúl, 1994).

Según Peterson y Urquiza (1993)

deben tenerse en cuenta además, las

características del niño: edad, capaci-

dad verbal, madurez emocional, etc.

En cuanto a la duración del trata-

miento, Gallardo (1997b) distingue los

que pueden ser desarrollados a corto,

medio y largo plazo. Nuestro trabajo

está pensado para una temporaliza-

ción de medio plazo y en cuanto al

lugar (familia o centro) optamos por

un centro específico tipo ambulatorio,

gabinete o centro escolar. El trabajo

tendrá además como edad de referen-

cia a los niños en la etapa escolar de

Primaria (6-12 años).

Aunque el tratamiento en estos

casos de abuso puede ir dirigido a la

familia, o a la pareja, y llevado tanto a

nivel individual como grupal, nosotros

nos centraremos en la terapia indivi-

dual, puesto que el trabajo está pen-

Portillo Cárdenas. R. Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

Page 63: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

67

Portillo Cárdenas. R. Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

sado para niños que han sufrido abuso

extrafamiliar. Esto no quiere decir que

no se incluya a la familia en el trata-

miento. Según Jiménez (1997) la fami-

lia, debe incluirse en la medida en que

tenga un papel directo en la etiología

y mantenimiento del problema.

Hacemos en nuestro trabajo, refe-

rencia a las diferentes escuelas: psico-

analítica, conductual, cognitiva y

humanística y técnicas terapéuticas

comunes utilizadas con niños y opta-

mos por un modelo ecléctico

Así, la tabla 1, expresa de forma grá-

fica las opciones que hemos tomado

para nuestro trabajo (zona sombreada).

Entorno en el quese produce el abuso

Intrafamiliar Extrafamiliar

Tipos de consecuenciassegun la edad

Preescolar AdolescenciaInfancia

Duración deltratamiento

Tratamiento ensituación de crisis

Tratamiento alargo plazo

Tratamiento acorto plazo

A quién se dirigeel tto.

Abusador Familia de la victimaNiño Victima

Psicoanalítica Conductual Cognitiva HumanísticaEscuelas

Modelo Ecléctico

Sesiones: en forma Grupal Individual

Niveles de tratamiento Físico ComportamentalEmocional

Tabla 1. Opciones de intervención para este estudio

Page 64: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

68

OBJETIVOS DEL TRATAMIENTO

Se centran en ayudar al menor a

entender, integrar y resolver aquellas

experiencias que afectan a su desarro-

llo, a sus pautas de interacción con el

entorno y, a su seguridad. En el con-

texto de la psicoterapia individual, el

terapeuta ejerce hacia el niño el rol de

un adulto con el que se puede relacio-

nar de manera sana y segura. De esta

manera se pretende que el niño recu-

pere la confianza básica en sí mismo y

aprenda a relacionarse de manera

adaptativa con otros adultos y con sus

iguales (Urquiza y Winn, 1994).

Gallardo (1997b) indica además

que el tratamiento debe ir encamina-

do a optimizar aquellas potencialida-

des que han quedado afectadas y a

eliminar aquellas que favorecen el

descontrol. Distingue tres niveles de

intervención: a nivel físico, emocional

y comportamental. Nosotros nos limi-

taremos al tratamiento de estos dos

últimos. Para el nivel físico, aunque

puede tratarse desde el punto de vista

psicológico, prefiero el diseño y la

intervención médica. Esta intervención

puede ser de forma individual o en

equipo, además de interdisciplinar; en

esta forma (en equipo e interdiscipli-

nar), actuarían de modo conjunto: tra-

bajador social, médico y psicólogo.

Echeburúa y Guerricaechevarría

(2000) proponen como objetivos de

las intervenciones, los siguientes:

• Como objetivo de la terapia psi-

coanalítica sería la “catarsis emocio-

nal” que consiste en favorecer la

comunicación del paciente de las

experiencias vividas.

• Objetivos de la psicoterapia cog-

nitiva serían: la reestructuración cogni-

tiva y el entrenamiento en habilidades

específicas de afrontamiento de

estrés.

• Objetivos del tratamiento con-

ductual serían aumento o implanta-

ción de conductas deseables y reduc-

ción o eliminación de las indeseables.

Una exposición más detallada de

los objetivos del tratamiento la encon-

tramos en Arruabarrena (1996).

REFLEXIONES SOBRE EL

TRATAMIENTO CON NIÑOS

VÍCTIMAS DEL ABUSO

La terapia individual es el recurso

de intervención más utilizado con

menores. El tratamiento de la víctima,

debe, en nuestra opinión, ser diseña-

do “a medida” teniendo en cuenta la

evaluación inicial y los problemas que

manifiesta esa persona en concreto.

Ahora bien, existen unas normas

generales en estos tratamientos a las

que haremos referencia, como son:

Portillo Cárdenas. R. Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

Page 65: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

69

Portillo Cárdenas. R. Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

En cualquier tipo de tratamiento

infantil debemos mostrar empatía,

hacer saber al niño que conocemos sus

sentimientos y expresarle nuestro afec-

to. Ayudar al niño a reconocer sus sen-

timientos. El terapeuta debe inspirar

confianza pues en ella se basa parte de

su tarea. Cornejo (1996) indica que a

veces el terapeuta pone todo su empe-

ño en diseñar y planificar actividades

para el tratamiento, y aunque esto es

necesario, es más importante aún, que

el niño sienta que estamos dispuesto a

ayudarle, que puede contar con nos-

otros y que tendrá una ayuda sistemá-

tica en la que puede confiar.

Los tratamientos terapéuticos utili-

zados con niños son muy similares a

los utilizados con adultos. Más que en

aspectos conceptuales, las diferencias

radican en la adaptación del procedi-

miento a la edad y a las características

del menor, así como en el papel más

directivo del terapeuta y/o del cotera-

peuta (Bragado, 1993).

Tuma (1993), hace un estudio sobre

las terapias clásicas aplicas a niños y

distingue entre terapia psicoanalítica,

de orientación psicoanalítica, de rela-

ción, estructurada y de terapia centra-

da en el cliente. En la terapia psicoa-

nalítica se pretende que el niño

entienda sus sentimientos problemáti-

cos y sus defensas, de modo que

pueda tratarlos directamente (lo que

es conocido como insight). El insight

se consigue mediante la técnica de

interpretación. En el proceso de logro

del insight, lo inconsciente se convier-

te en consciente. En resumen, se trata

de que la persona conozca y resuelva

sus conflictos inconscientes. Este

autor afirma que en la psicoterapia de

orientación psicoanalítica se trata en

primer lugar de aliviar los síntomas

que producen problema. El tratamien-

to consiste en interpretar la conducta

como una defensa contra la ansiedad,

en orden a poner fin a esa conducta.

En la terapia de relación se intenta

ayudar al niño a conseguir un senti-

miento de valor personal, liberarlo de

los efectos dañinos de su hostilidad y

ansiedad. Esta terapia se centra en la

situación actual y en la relación de

paciente con el terapeuta.

La terapia mediante el juego

estructurado, parte de la terapia psi-

coanalítica, pero sustituye el lenguaje

por el juego.

La psicoterapia centrada en el

cliente intenta corregir un aprendizaje

defectuoso, proporcionando al indivi-

duo la oportunidad de desarrollar una

autoconciencia y una visión positiva

de sí mismo. Estos enfoques se distin-

guen a lo largo de dos dimensiones

principales: la postura activa o pasiva

Page 66: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

70

del terapeuta y el énfasis en la rela-

ción o en la técnica como factor que

produce el cambio.

Del Barrio (1997) hace referencia a

las técnicas terapéuticas más usuales

basadas en las distintas escuelas. Las

técnicas de Modificación de Conducta

parten de las conductas inadecuadas

o los síntomas son conductas apren-

didas y por tanto, el tratamiento debe

ir dirigido a aprender a modificar

estos patrones. En cualquier perturba-

ción, siguiendo esta técnica se eligen

las conductas con las que se va a tra-

bajar en función de su relevancia, fre-

cuencia y facilidad para modificarla;

planificando además la correcta apli-

cación de premios y castigos. Por su

parte las Teorías Cognitivas parten de

que en las conductas inadecuadas o

en los síntomas existen atribuciones

causales y pensamientos distorsiona-

dos que los generan. Se trata de rees-

tructurar los patrones de ideas negati-

vas. Habría que entrenar al niño en

técnicas de autocontrol tanto del pen-

samiento como del propio cuerpo y

control de las preocupaciones, estra-

tegias de resolución de problemas y

en habilidades sociales. El entrena-

miento en asertividad, dentro del

campo de las habilidades sociales,

significaría enseñar al niño a defender

o establecer los propios derechos sin

agredir ni ser agredido (López y del

Campo, 1999). Aunque habría que

tener también en cuenta que tampoco

sería conveniente en estrategias de

prevención “volcar toda la carga de la

misma en el niño”, pues los resultados

indican claramente que ningún agre-

sor hubiese dejado de abusar sexual-

mente del menor si éste se hubiese

resistido más, (López, 1998).

Siguiendo a Echeburúa y Guerri-

caechevarría, (2000) la actuación iría

encaminada a los siguientes logros:

• Reestructuración cognitiva, ya

que las preocupaciones del niño pue-

den distorsionar la percepción de la

realidad y la creencia en sus propios

recursos para afrontarla. Esta técnica

iría pues, enfocada a detectar y a

modificar los pensamientos distorsio-

nados en relación con la situación de

maltrato y abuso.

• Entrenamiento en habilidades

específicas de afrontamiento dirigi-

das en primer lugar a reducir los nive-

les de ansiedad por medio de la técni-

ca de relajación muscular progresiva;

en segundo lugar, a controlar las preo-

cu-paciones mediante las técnicas de

detención del pensamiento y de dis-

tracción cognitiva y la programación

de actividades incompatibles; y en

tercer lugar dar pautas de actuación.

Portillo Cárdenas. R. Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

Page 67: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

71

Portillo Cárdenas. R. Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

En concreto las técnicas cognitivas

más usuales serían:

• Técnicas de habilidades específi-

cas de control por una parte del pen-

samiento en cuanto a preocupacio-

nes, atribuciones causales negativas y

pensamientos distorsionados y por

otra parte de control del cuerpo,

mediante la relajación muscular.

• Estrategias de entrenamiento en

asertividad, que podría resumirse en

que la persona tiene derecho a expre-

sar y pedir lo que desea, a pedir que

se respeten sus derechos, a negarse a

complacer a los demás; todo esto

teniendo en cuenta que también tiene

que respetar los derechos de los otros

(Caballo, 1993). Para Nyman (1998)

una persona cuyos territorios espacia-

les, corporales y emocionales han sido

violados necesita ayuda para estable-

cer y restablecer los límites de dicho

territorio. Necesita ayuda para identifi-

car y expresar sentimientos de deseo y

no deseo, sentimientos positivos y

negativos, sus zonas privadas, buenos y

malos secretos. Los límites o fronteras

son un área de tratamiento importante.

• Entrenamiento en habilidades de

resolución de problemas que se defi-

ne según Rodríguez Naranjo y Gavino

(1997) como un proceso cognitivo

comportamental que ayuda al sujeto a

hacer disponibles una variedad de

alternativas de respuesta para enfren-

tarse con soluciones problemáticas y a

incrementar las respuestas más efica-

ces de entre esas alternativas.

Por último, la Terapia Humanística

apela a los aspectos más sanos de la

personalidad y a los valores humanos

comunes entre el terapeuta y el

paciente. Intentan ver a la persona

desde el punto de vista global, inte-

grando el cuerpo la mente y las emo-

ciones en un mismo marco de acción;

dentro de ella se incluye la terapia

Gestalt. Un programa completo

siguiendo este modelo teórico de

terapia dirigido a niños, se encuentra

en el trabajo de Cornejo (1996).

TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN

Dar respuesta a todos los proble-

mas que hemos abordado desde una

sola escuela de psicoterapia sería

prácticamente imposible.

Frecuentemente se suele optar por

una intervención ecléctica a la hora de

elegir un tratamiento. Nuestro mode-

lo de intervención tendrá esta línea.

Existen técnicas que sin cumplir

unos requisitos estrictos de pertenen-

cia a una escuela de psicoterapia

determinada o sin cumplir ciertos cri-

terios, son usuales y de eficacia en los

tratamientos con niños: por ej. el

reforzamiento positivo, que suele utili-

Page 68: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

72

zarse en cualquier intervención tera-

péutica, o la relajación. Más que técni-

cas pueden considerarse como un

complemento de todas ellas.

Exponemos a continuación algunas

técnicas usuales en psicoterapia infan-

til (Cuadro 2).

CONVERSACIONES Y

ACTITUDES CON EL NIÑO

Asumimos que el tratamiento

debería incluir una serie de conversa-

ciones y actitudes con el niño (Tabla 2),

en las que conviene tener en cuenta lo

siguiente (Escuela Española, 1998).

• En cuanto al abuso sufrido

- Explicar que ellos no son culpa-

bles del abuso, aunque así lo crean.

Para Nogueiras y otros (1994), el

adulto aprovecha la ventaja que le da

su posición de poder o autoridad para

envolver a la menor en la actividad

sexual. Ésta carece de capacidad para

negarse, o incluso, criterios para saber

si este tipo de conductas son las que

hay que esperar de las personas adul-

tas. Su desarrollo emocional y cogniti-

vo, todavía no se lo permite, y en,

otros, son las mismas estrategias utili-

zadas por el adulto las que minan su

capacidad de decisión. En estos

casos, “el consentimiento” es una

falacia.

- Es preciso asegurar al niño que el

abuso no se repetirá, puesto que se

han tomado las medidas oportunas.

Significa además dotar al niño de

estrategias para la prevención y para

afrontar el abuso si volviese a ocurrir.

- Decirle que saldrá adelante, ase-

gurando también nuestra ayuda.

Explicarle que el abuso podrá supe-

rarse y que no determinará toda su

vida. Nyman (1998) insiste en que

debemos a ayudar al niño a aceptar.

La vida debe continuar y normalizarse

todo lo posible en el caso de los niños

víctimas de abusos sexuales. El tera-

peuta debe ocuparse de que el niño

no quede atascado en su identidad

de víctima. Las experiencias difíciles

no pueden ser totalmente olvidadas y

quizás no deberían olvidarse comple-

tamente, pero sí deben ser asimila-

das, integradas y transformadas,

pasando de ser algo insoportable-

mente vergonzoso a un triste recuer-

do que no tiene por qué suponer una

memoria constante y un tormento sin

fin.

- Motivarle para que hable del

suceso y/o los sucesos de abuso que

el niño ha sufrido, diciéndole que es

conveniente para él, aunque sin obli-

garle a que lo haga. No juzgar cuando

el niño relate los hechos e insistir en

que ellos no son culpables.

Portillo Cárdenas. R. Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

Page 69: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

73

Portillo Cárdenas. R. Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

• En cuanto a conductas sexuales,

según Arruabarrena (1996), hay que

tener en cuenta que, cuando los niños

han sido víctimas de abuso es posible

que se den en ellos conductas de pre-

cocidad sexual o que se conviertan a

su vez en abusadores, e incluso, lo

que es más grave, que continúen

manteniendo una relación con el abu-

sador/a. Por esto, además, de una

adecuada educación sexual ajustada

a su edad y nivel cognitivo, es necesa-

rio hablar con el niño de los temas

que siguen.

- La Sexualidad en relación con

otros.

Indicarle que las conductas sexua-

les pueden ser adecuadas si cum-

plen las siguientes condiciones:

« Las relaciones sexuales pueden

darse entre personas adultas, no

entre niños.

« Es conveniente que sean entre

personas de aproximadamente la

misma edad; López (1995) habla de

la asimetría de edad entre el abu-

sador y el abusado.

« Deben ser con consentimiento

mutuo.

« Fuera del ámbito de la familia.

« En una relación de pareja esta-

ble.

- La conducta sexual de la mastur-

bación:

Esta puede ser una de las conduc-

tas hipersexualizadas de las que

hemos hecho referencia.

« Es conveniente explicar al niño

que estas conductas son íntimas y

no deben manifestarse en público.

« En nuestra opinión es una opción

que no ayuda a la persona en su

autocontrol y en su desarrollo

socioafectivo.

Arruabarrena (1996) expresa que la

intervención terapéutica en este tipo

de problemas se centra en corregir

las distorsiones cognitivas del niño

respecto a la conducta sexual, refor-

zar las inhibiciones internas y los con-

troles externos en relación a las con-

ductas sexuales inaceptables, y ase-

gurar que el niño adquiera las habili-

dades necesarias para controlar su

conducta y satisfacer sus necesidades

sexuales de una manera culturalmen-

te aceptable.

Algunos niños, que han sido abu-

sados por varones, tienen miedo a

sentirse homosexuales (Glaser y

Frosh, 1997); habría que mitigar la

ansiedad sexual de estos niños insis-

tiendo en la no culpabilidad del

menor, aunque haya habido consenti-

miento por su parte. Insistir en que su

Page 70: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

74

Portillo Cárdenas. R. Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

consentimiento no es válido ya que

aunque a él le parezca no tiene la

madurez suficiente para decidir ya que

ésta se alcanza con la edad adulta.

• Resumimos, a partir de los escri-

tos de Camp (1985) y de López (1995),

una serie de temas que conviene tra-

bajar con los niños:

- Tu cuerpo es bueno y te pertene-

ce.- La sexualidad también lo es.-

Ningún niño está obligado a besar a

nadie ni a dejarse tocar, abrazar o

besar. Y esto no es sólo para los extra-

ños, también para los familiares.-

Tienes derecho a decir no. Si alguien

trata de tocarte de forma que te haga

sentir “raro”, di “no” y cuéntamelo de

momento.

En resumen para López (1998), lo

anterior significa que tendríamos que

hablar de forma positiva de la sexuali-

dad, advirtiendo al niño que algunas

personas pueden utilizar la sexualidad

de forma equivocada. Sería también

imprudente inculcar excesivo miedo o

sospechas inadecuadas cuando esta-

blezcan lazos emocionales o afectivos

“normales” con sus amigos o adultos.

Es muy importante que los niños vivan

la sexualidad sin relacionarla con el

abuso sexual.

Enseñar a los niños que el respeto

a los mayores no quiere decir que

tengan que obedecer ciegamente a

los adultos. Hablar a los niños de lo

que significa la “obediencia respon-

sable”.

Para Juvonen (1999) los niños

esperan que los agresores tengan un

aspecto determinado, no piensan

que éstos puedan parecerse a su

padre o amigos de familia. Es bueno

que los niños sepan que los pedófilos

suelen darse consejos como “No

intentes forzar al niño. Coge sus

cosas y te seguirá”. Se pretende tam-

bién enseñar a los niños que ellos son

más valiosos que cualquier bien o

propiedad.

• Una vez que el niño ha dicho

“no”, puede aparecer un tema más

sutil y que quizás pueda ser entendi-

do por niños mayores. Se trata del

tema del acoso sexual. En el acoso, el

abusador intenta conseguir los favo-

res sexuales de la víctima, quizás de

forma abierta o tal vez de forma sola-

pada. Cuando recibe el rechazo suele

pasar a otra forma de acoso, que

podría ser el acoso moral. Puede que

se dedique a desprestigiar, a minus-

valorar a esa persona o a descalificar

e infravalorar sus trabajos.

Defenderse de esta situación es más

difícil pero no imposible (Hirigoyen,

1999).

Page 71: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

75

Portillo Cárdenas. R. Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

JUEGO LIBRE Y DIRIGIDO

Puede recibir el nombre de ludote-

rapia. Existen dos modalidades de

esta técnica, la no directiva y la planifi-

cada. La forma de trabajo, en la prime-

ra, sería decir al niño que puede traba-

jar o jugar como él quiera, y también

que puede explicar todo lo que se le

ocurra durante el tiempo en que lo

está haciendo, tanto del dibujo como

de lo que él quiera hablar.

En la forma planificada el terapeu-

ta interviene indicando al niño el con-

texto en el que debe jugar o la forma

en que debe hacerlo. Tanto en una

como otra, el terapeuta, puede inter-

venir en el juego reconduciéndolo

hacia lo que considere necesario.

Para las distintas actividades debe

diseñarse un programa de actuación

que incluya: preparación del lugar de

trabajo con distintas clases de objetos

lúdicos tales como títeres, juguetes

tanto de figuras humanas como de

objetos; y objetos que no siendo jugue-

tes puedan despertar la creatividad del

niño o el deseo de jugar como lápices y

hojas para dibujar, o escribir, etc.

En el caso del abuso, que estamos

tratando, los juguetes pueden ser

muñecos con atributos sexuales bien

definidos (Del Barrio, 1997), si se pre-

tende que el niño se exprese y libere

su angustia mediante la manifestación

de sus sentimientos en el juego.

PSICODRAMA

Moreno (1979), define el psicodra-

ma como un método de investigación

de la verdad a través de métodos dra-

máticos. Se pretende, la expresión y

verbalización de los sentimientos.

Page 72: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

76

Portillo Cárdenas. R. Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

La técnica consiste en montar

secuencias teatrales donde se expre-

san libremente los sentimientos que

se desean, esta técnica es difícil en tra-

tamiento individual, siendo más fácil

en tratamiento grupal, no obstante

puede emplearse una variante de la

misma: la silla vacía. En la silla, se

supone que se encuentra la persona a

la que tenemos que dirigirnos, natu-

ralmente con nuestros conflictos.

Después se invierten los papeles y el

niño pasa a ocupar la silla que estaba

vacía y se dirige al que se supone está

en el lugar que él ha abandonado. A

los niños parece no gustarles esta téc-

nica, por lo que puede ser más reco-

mendable utilizar el teatro de guiñol.

ROLE-PLAYING

Esta técnica que es una variedad

del Psicodrama, aunque aquí los parti-

cipantes desempeñan papeles o roles

diferentes a los que tienen asignados

en la vida real. Consiste en que una

persona actúe de forma y manera

como lo haría otra.

Gallardo (1997b) propone su utiliza-

ción en el apartado que corresponde

al tratamiento emocional en el abuso,

puesto que hay niños incapaces de

expresar sus sentimientos y emocio-

nes después del mismo; con el role-

playing se pretende que aprendan a

expresarse. Esta expresión, repetimos,

debe ser para ellos una liberación.

DIBUJOS LIBRES

El dibujo, a la vez que nos ayuda a

evaluar el maltrato que el niño ha sufri-

do (Test del Dibujo de la Figura Humana

– Goodenouhg y Machover, Test de la

Familia, Test del Árbol, Test del Dibujo

Casa-Árbol-Persona, etc.), puede servir-

le también para que exprese y se libere

de sus conflictos emocionales. En este

aspecto, Furth (1998), afirma que los

dibujos pueden ser expresiones del

inconsciente y a la vez base para la tera-

pia. Pueden servir pues, tanto de meca-

nismos auxiliares de terapia como de

instrumentos de diagnóstico.

REDACCIONES

Cornejo (1996) trabaja con las

redacciones, iniciando cada día una

página en la que coloca una frase

como enunciado. Por ejemplo: “Me

pone triste que”. Es conveniente obli-

gar a algunos niños a que escriban esta

especie de diario y motivar con forma-

tos divertidos si el niño se resiste.

RELAJACIÓN

Martorell (1996), dice que el interés

principal de la relajación, estriba en

que los estados alcanzados por medio

de ella son incompatibles con la ansie-

Page 73: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

77

Portillo Cárdenas. R. Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

dad y sus estados asociados.

Existen numerosos juegos de rela-

jación para niños, en los que a veces el

terapeuta sirve de modelo. Algunos

pueden ser como los que se exponen

a continuación.

Decir a los niños que son muñecos

de trapo, o un sauce, o globos que se

van desinflando. Otros juegos de rela-

jación pueden ser los que tomamos de

Olba (2000), como “la ola del mar”o

“pintar una estrella antes de dormir”.

El movimiento de las olas se represen-

ta con el movimiento de los brazos,

estirándolos hacia el frente y arriba

para representar la llegada y hacia

atrás para representar el reflujo, aun-

que existen muchos juegos para niños

con el fin de conseguir la relajación.

También se puede emplear alguna gra-

bación musical o la propia voz del tera-

peuta dando las pautas para relajarse.

Cautela y Groden (1989), integran

los trabajos de relajación tanto de

Schultz como de Jacobson (clásicos y

pioneros de esta técnica) e indican que

mediante la relajación el paciente va

tomando conciencia, sintiendo y des-

tensando cada una de las partes de su

cuerpo. Existen otras muchas adapta-

ciones y técnicas o modos de relaja-

ción para niños, que se comercializan

en forma de grabaciones, como el

curso de relajación de Ramírez (1990).

MUSICOTERAPIA

Según Alonso (1994), consiste en

utilizar audiciones musicales, actividad

rítmica simple, exploración de diferen-

tes sonidos con el fin de relajar o evi-

tar ciertas dolencias. La psicoterapia

actual considera la música como una

técnica capaz de influir sobre las emo-

ciones, para conseguir un determina-

do estado de ánimo o incluso parar

curar. Lo importante no es la calidad

de la música, sino que ésta determine

la relajación de la persona. Algunos

expertos abogan por determinadas

composiciones clásicas de Mozart,

Strauss, Vivaldi, Bach, etc.

Pensamos que es difícil que los

niños atiendan en una composición

musical, tal como hace un adulto, pero

sí puede utilizarse como música de

fondo en combinación con algún otro

trabajo que estemos realizando.

MODELOS TÍPICOS

DE TRATAMIENTO

Pipher (1998) en su texto describe

numerosos casos de tratamientos apli-

cados a adolescentes. En el texto nos

sugiere lo que realmente se hace en

intervención en casos individuales. Se

trata de una chica que ha sufrido una

violación por parte de unos extraños.

En un primer lugar la intervención va

dirigida a toda la familia. Después el

Page 74: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

78

Portillo Cárdenas. R. Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

tratamiento es fundamentalmente indi-

vidual, de dos sesiones por semana. Al

principio, la terapeuta incita a que la

niña exprese el abuso sufrido. Una vez

roto, de forma costosa, el primer blo-

queo, la paciente libremente narra una

y otra vez el suceso, parece que hacer-

lo le hace sentir menos angustia. Esta

autora, invita a la chica a escribir unas

cartas a los agresores, no para que se

las envíe sino para que exprese en ellas

todos sus sentimientos. También la

orienta a que descargue toda su rabia

contra un saco de boxeo. La familia,

continúa interviniendo en el tratamien-

to asistiendo a una sesión mensual.

Finalmente se unen al grupo de trata-

miento las hermanas de la chica.

Este es un modelo clásico de trata-

miento, que parece usual, aunque es

difícil que en un resumen quede refleja-

da toda la riqueza que la autora invierte

en sus terapias o el esfuerzo que

muchos terapeutas ponen en su trabajo.

La descripción de un tratamiento

que sigue en parte la misma forma de

intervención la encontramos en el

texto de Forward y Buck (1990). Estos

autores reflejan en sus escritos sus tra-

bajos con adultos víctimas de maltrato

familiar. En el capítulo dedicado al

incesto, se insiste en la gran necesidad

de tratamiento para estas personas y

se opta por el nivel grupal. Se asegura

que casi todos ellos mejoran cuando

asisten a tratamiento en grupo, aun-

que en algunos casos pueda aconse-

jarse el tratamiento individual.

El modelo de tratamiento propues-

to por estos autores se lleva a cabo a

través de tres etapas básicas: el ultra-

je, el duelo y la liberación. Las técnicas

fundamentales con las que trabajan

son “las cartas” y el “role playing”. El

que la persona pueda expresar en un

grupo todo aquello que siente y el

compartir con otras personas que

sufren un problema similar, supone sin

duda una buena liberación.

Tanto el modelo de tratamiento

anterior como este, son más acertados

para adultos que para niños. Sin duda

pueden aprovecharse de ambos algu-

nas técnicas después que hayan sido

adaptadas a las caracte-rísticas y edad

de los usuarios.

COMENTARIOS

La aportación de este trabajo con-

siste, en que gran parte de la biblio-

grafía sobre el tema psicoterapia diri-

gida a niños se centra más en la eva-

luación y menos en el tratamiento.

Éste, cuando aparece va dirigido a la

familia, a nivel de grupo y a los agre-

sores; muy pocos documentos sobre

tratamiento van dirigidos al trabajo

con la víctima, de aquí nuestra aporta-

Page 75: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

79

Portillo Cárdenas. R. Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

ción en este punto concreto.

Por otra parte vemos en nuestro tra-

bajo situaciones que aunque no se con-

sideran abuso son similares al abuso.

Cuando, un niño me dice crudamente:

“El Benchi dice que el Flopy le ha dado

por...”, (el supuesto niño víctima tiene

nueve años y el segundo, supuesto

abusador, doce), pensamos en qué sig-

nifica un abuso. Para que se considere

abuso algunos autores como Glaser y

Frosh (1997), indican como dijimos al

inicio del tema, que debe haber al

menos una diferencia entre abusador y

víctima de cinco años, aunque no todos

los autores se ponen de acuerdo y exis-

te una gran controversia sobre el tema,

pero no es menos cierto que un niño

puede abusar de otro aunque ambos

sean menores y de aproximadamente

la misma edad. Somos partidarios de

medidas más educativas que penaliza-

doras, y en caso de menores más aún.

En caso de “¿abuso?” o maltrato a

menores cualquier persona puede

ponerse en contacto a través del telé-

fono gratuito 900.210.966 habilitado

por la Dirección General de Infancia y

Familia, de la Consejería de Asuntos

Sociales de la Junta de Andalucía.

Otro tipo de interrogante relaciona-

do con el caso anterior lo plantean

Cirillo y Di Blasio (1997): ¿Se puede

“curar”, en ausencia de demanda? Si los

niños se niegan al tratamiento, el requi-

sito fundamental para una terapia – o

sea la motivación espontánea- se viene

completamente abajo. Existen situacio-

nes en las que el niño no desea el trata-

miento, a veces manifiesta hostilidad o

negativismo desafiante hacia el mismo.

En estos casos obligar a un tratamiento

de psicoterapia individual sería contra-

producente. La intervención tendría que

plantearse de otro modo. Es el mismo

problema que ocurre con los adultos

cuando tienen que asistir a tratamiento

por orden judicial y el condenado ni

cree en el tratamiento ni lo desea.

Indudablemente si el terapeuta no con-

sigue convencer de alguna forma al

cliente el grado de eficacia puede ser

nulo. Los resultados de las investigacio-

nes actuales con adultos sobre este

tema son descritos por Arruabarrena

(1994), que expresa que se obtienen

buenos resultados en todos los casos;

no tenemos sin embargo, resultados

sobre situaciones similares con niños,

por lo que nos parece que éste podría

ser un posible tema a investigar.

Tampoco sería oportuno intervenir

con un tratamiento psicoterapéutico,

en el mismo momento en que se pro-

duce la agresión, tal como algunos

adultos desean. El tratamiento debe

cumplir unos requisitos, entre ellos

una correcta planificación. Otra cosa

Page 76: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

80

Portillo Cárdenas. R. Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

es intervenir impidiendo el abuso y

que éste se produzca poniendo a

salvo a la víctima. A ello estará obliga-

do cualquier adulto que esté presente

o descubra, la agresión o el abuso.

En algunos momentos, en centros

escolares piden al orientador que inter-

venga en el conflicto “en el mismo

momento en que se produce”. En caso

de agresiones, o graves conflictos, los

profesores prefieren “mandar en ese

momento a los agresores o a los auto-

res del conflicto al psicólogo” y que

éste resuelva el problema. No nos pare-

ce que sea la forma adecuada de traba-

jar. El trabajo del orientador debe estar

planificado y no puede ser cortado en

cada momento por las “urgencias”,

más aún si son constantes. Cuando

existe una agresión entre menores, el

adulto que la percibe debe impedirla,

otra cosa es que puedan darse un

apoyo terapéutico o unos primeros

auxilios para una persona en crisis, pero

repito que éstos deben ser planificados.

Las medidas más eficaces son

siempre las educativas y preventivas:

una buena educación sexual ofrece a

nuestros niños la mejor prevención del

abuso. Estos temas se tratan en nues-

tras escuelas como transversales del

currículo. Los temas transversales,

entre ellos la Educación Sexual, no se

circunscriben a un área de experien-

cias y conocimientos concretos, sino

que deben estar de alguna manera

presentes en todas las áreas; han de

impregnar todos los conocimientos

que el alumno reciba en la escuela.

En este sentido, la Junta de

Andalucía (1999a,b,c,d,e) ha enviado a

todos los centros de Infantil y Primaria,

en el curso escolar (1999-2000), un pro-

grama específico y completo para la

educación afectiva y sexual.

Los programas preventivos pueden

ir dirigidos a todos los grupos de niños

pero con especial incidencia deben lle-

varse a grupos de riesgo como son los

de ambientes de delincuencia y margi-

nales, a niños con minusvalías y a niños

de familias con problemas de droga-

dicción o desestructuradas.

Son válidos para nuestros entornos

educativos los que presentan Del

Campo y López, (1997a,b,c,d,e) dirigi-

dos a los niveles de infantil, primaria y

secundaria. También puede abordarse

el tema preventivo con la presentación

de unos vídeos que recomendamos:

Liberman (1992) para niños de Infantil

y Primaria, y el publicado por AISPAS

(1998) para Secundaria.

Los materiales que hemos indicado

pueden ser fácilmente utilizados en

contextos escolares; una correcta uti-

lización de los mismos, ayudará sin

duda en el tema que hemos tratado.

Page 77: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

81

Portillo Cárdenas. R. Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

- ADIMA. (1993). Guía de atención al

maltrato infantil en Andalucía. Sevilla:

ADIMA.

- AISPAS. (1998). Derapaje. Video

and illustrations for the prevention of

child abuse. Saint- Etienne: AISPAS.

- Alonso, J.A. (1994). La curación por

la música. Madrid: LIBSA.

- Arruabarrena, Mª.I. (1996).

Evaluación y tratamiento familiar. En J.

de Paúl y Mª. I. Arruabarrena (Eds.),

Manual de protección infantil (pp. 312-

324). Barcelona: MASSON.

- Arruabarrena, Mª.I. y de Paúl, J.

(1994). Maltrato a los niños en familia.

Evaluación y tratamiento. Madrid:

Pirámide.

- Bragado, C. (1993). Terapia de con-

ducta en la infancia: trastornos de

ansiedad. Madrid: Fundación Universi-

dad-Empresa.

- Caballo, V.E. (1993). Manual de

evaluación y entrenamiento de las

habilidades sociales. Madrid: Siglo XXI.

- Camp, L. (1985). Abuso Sexual de

Menores. Cómo podemos proteger a

nuestros hijos. Revista Ser Padres Hoy,

130 18-20.

- Cantón, J. y Cortés, Mª.R. (2000). El

abuso sexual en la infancia. En Cantón,

J. y Cortés, Mª.R. (Eds.) Guía para la

evaluación del abuso sexual infantil

(pp.13-45). Madrid: Pirámide.

- Cautela J.R. y Groden, J. (1989).

Técnicas de relajación. Manual práctico

para adultos, niños y educación espe-

cial. Barcelona: Martínez Roca.

- Cirillo, S. y Di Blasio, P. (1997).

Niños maltratados. Diagnóstico y tera-

pia familiar. Barcelona: Paidós.

(Orig.:1989).

- Cornejo, L. (1996). Manual de tera-

pia infantil gestáltica. Bilbao: Desclée

de Brouwer.

- De Paúl, J. (2000). La Violencia

Familiar. Conferencia impartida en la

Universidad de Málaga. No publicada.

- Del Barrio, M.V. (1997). Tratamiento

de la depresión infantil y juvenil. En M.

Jiménez (Ed.), Tratamiento psicológico

de los problemas infantiles (pp.147-

164). Málaga: Aljibe.

- Del Campo, A. y López, F. (1997a).

Prevención de abusos sexuales a

menores. Guía para padres y madres.

Madrid: Amarú y Ministerio de Trabajo

y Asuntos sociales.

Del Campo, A. y López, F. (1997b).

Prevención de abusos sexuales a

menores. Guía para los educadores.

Madrid: Amarú y Ministerio de Trabajo

y Asuntos sociales.

- Del Campo, A. y López, F. (1997c).

Prevención de abusos sexuales a

REFERENCIAS

Page 78: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

82

menores. Unidad didáctica para educa-

ción infantil (3-6 años). Madrid: Amarú y

Ministerio de Trabajo y Asuntos sociales.

- Del Campo, A. y López, F. (1997d).

Prevención de abusos sexuales a

menores. Unidad didáctica para educa-

ción primaria (6-12 años). Madrid:

Amarú y Ministerio de Trabajo y

Asuntos sociales.

- Del Campo, A. y López, F. (1997e).

Prevención de abusos sexuales a

menores. Unidad didáctica para educa-

ción secundaria (12-18 años). Madrid:

Amarú y Ministerio de Trabajo y

Asuntos sociales.

- Echeburúa, E. y Guerricaechevarría,

C.(2000). Abuso sexual en la infancia: víc-

timas y agresores. Barcelona: Ariel

- Escuela Española (1998). El 23% de

las niñas y un 15 % de los niños sufre

abuso sexual en España, 3370, p. 864.

- Finkelhor D. y Browne, W. (1985).

Sexually victimized children. Nueva

York: Free Press.

- Finkelhor, D. (2000). En E. Ullmann

y H. Werner, Infancia y trauma: separa-

ción, abuso, guerra. Madrid: Brand

Editorial.

- Forward, S. y Buck, C. (1990).

Padres que odian. Barcelona: Grijalbo.

- Furth, G.M. (1998). El secreto

mundo de los dibujos. Barcelona:

Océano.

Gallardo, J.A. (1997a). El maltrato

infantil en la familia. En M. Jiménez

(Ed.), Psicopatología infantil (pp.245-

257). Málaga: Aljibe.

- Gallardo, J.A. (1997b). Intervención

y tratamiento en el maltrato infantil. En

M. Jiménez (Ed.), Tratamiento psicoló-

gico de los problemas infantiles

(pp.291-307). Málaga: Aljibe.

- Gallardo, J.A., Trianes, M.V. y

Jiménez, M. (1998). El maltrato físico

hacia la infancia. Universidad de

Málaga: Servicio de Publicaciones.

- Glaser, D. y Frosh, S. (1997). Abuso

sexual de niños. Buenos Aires: Paidós.

- Hirigoyen, M.F. (1999). El acoso

moral. Barcelona: Paidós Ibérica.

- Jiménez, M. (1997). Tratamiento

psicológico infantil: aspectos básicos.

En M. Jiménez (Ed.), Tratamiento psico-

lógico de los problemas infantiles

(pp.15-48). Málaga: Aljibe.

- Junta de Andalucía (1999a).

Educación Afectivo-Sexual en la

Educación Infantil. Guía para el profe-

sorado. Málaga: Consejería de

Educación y Ciencia. Instituto Andaluz

de la Mujer.

- Junta de Andalucía (1999b).

Educación Afectivo-Sexual en la

Educación Infantil. Material Didáctico.

Málaga: Consejería de Educación y

Ciencia. Instituto Andaluz de la Mujer.

- Junta de Andalucía (1999c).

Educación Afectivo-Sexual en la

Portillo Cárdenas. R. Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

Page 79: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

83

Educación Primaria. Guía para el profe-

sorado. Málaga: Consejería de Educa-

ción y Ciencia. Instituto Andaluz de la

Mujer.

- Junta de Andalucía (1999d).

Educación Afectivo-Sexual en la

Educación Primaria. Material Didáctico

A. Málaga: Consejería de Educación y

Ciencia. Instituto Andaluz de la Mujer.

- Junta de Andalucía (1999e).

Educación Afectivo-Sexual en la

Educación Primaria. Material Didáctico B.

Málaga: Consejería de Educación y

Ciencia. Instituto Andaluz de la Mujer.

- Juvonen, A. (1998) Prevención. En

R. Barnen. Secrets that Destroy.

Madrid: International Save the Children

(p.14).

- Liberman, L. (1992). El árbol de la

chicoca. (Vídeo). México. D.F.: (Autor).

- López, F. (1995). Prevención de

los abusos sexuales de menores y

educación sexual. Salamanca: Amarú

Ediciones.

- López, F. (1998). Prevención. En R.

Barnen. Secrets that Destroy. Madrid:

International Save the Children (p.12).

- López, F. y del Campo, A. (1999).

Prevención de abusos sexuales a meno-

res. Guía para padres y educadores.

Madrid: Amarú y Ministerio de Trabajo

y Asuntos Sociales.

- Malacrea, M. (2000). Trauma y repa-

ración. Madrid: Paidós.

- Martínez, A. y de Paúl, J. (1993).

Maltrato y abandono en la infancia.

Barcelona: Martínez Roca.

- Martorell, J.L. (1996). Psicoterapias.

Escuelas y conceptos básicos. Madrid:

Pirámide.

- Moreno, J.L. (1979). Psicoterapia

de grupo y psicodrama. México: Fondo

de Cultura Económica.

- Nogueiras, B. y Equipo del Espacio

de Salud para Mujeres Entre Nosotras

(1994). Introducción: los abusos sexua-

les y el incesto. Una cuestión pendien-

te para el feminismo. En W. Bezemer, I.

Foerken, W. Gianotten, A. Imbens,

Fransen C. Van Lichtenburcht y E. Sten,

Después del incesto. (pp.11-33).

Madrid: Horas y horas.

- Nyman, A. (1998) . Rehabilitación.

En R. Barnen. Secrets that Destroy.

Madrid: International Save the Children

(p.17).

- Olba, M.S. (2000). Un verano para

relajarse. Revista Mujer de Hoy, 64, 27-34.

- Perteson M.S. y Urquiza, A.J.

(1993). The role of mental health profes-

sionals in the prevention and treatment

of child abuse an neglect. US

Government Printing Office. US

Department of Health and Human

Services, National Center of Child

Abuse and Neglect, Washington.

- Pipher, M. (1998). Cómo ayudar a

su hija adolescente. Barcelona: Amat.

Portillo Cárdenas. R. Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

Page 80: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

84

- Ramírez, J.F. (1990). Curso de rela-

jación progresiva para niños y adultos.

Madrid: CEPE.

- Rodríguez Naranjo, C. y Gavino, A.

(1997). Técnicas dirigidas al entrena-

miento en solución de problemas y el

control de las cogniciones. En A.

Gavino (Ed.), Técnicas de terapia de

conducta (pp. 112-120). Barcelona:

Martínez Roca.

- Sosa, C.D. y Capafons, J.I. (1996).

Abuso sexual en niños y adolescentes.

En J. Buendía (Ed.), Psicopatología en

niños y adolescentes (pp.77- 99).

Madrid: Pirámide.

- Topper, I.U. (1988). El silencio de

los corderos. En Nuevo Trabajo en

ABC, 14 Junio, pp. 54-55.

- Tuma, J.M. (1993). Terapias clásicas

aplicadas a niños. En T.H. Ollendick y

M. Hersen (Eds.). Psicopatología infan-

til (pp.487-508). Barcelona: Martínez

Roca.

- Ullmann, E. y Werner, H.(2000).

Infancia y trauma: separación, abuso,

guerra. Madrid: Brand.

- Urquiza, A.J. y Winn, C. (1994).

Treatment for abused an neglected

children: Infancy to age 18. US

Government Printing Office. US

Department of Health and Human

Services, National Center of Child

Abuse and Neglect, Washington.

Portillo Cárdenas. R. Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso sexual

Page 81: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

85

Vulneración Deontológica en Psicología

MIGUEL A. SORIA VERDE*, ELENA GARRIDO GAITÁN**, RAQUEL GONZÁLEZ BUISÁN***

*Dr. En Psicología. Profesor de psicología jurídica y criminal.Universidad Barcelona, ** Psicóloga. A.C.I.M. *** Psicóloga.

INTRODUCCIÓN

“La profesión del Psicólogo se rige

por principios comunes a toda deon-

tología profesional: respecto a la per-

sona, protección de los derechos

humanos, sentido de la responsabili-

dad, honestidad, sinceridad con los

clientes, prudencia en la aplicación de

instrumentos y técnicas, competencia

profesional y solidez en la fundamen-

tación científica de sus actividades

profesionales” Artículo 6, Código

deontológico COP-C, aprobado por

la Junta de Gobierno el 10 de

Noviembre de 1989.

Como podemos apreciar en este

Artículo 6, la Psicología se rige por

Códigos Deontológicos que parten

de la Declaración Universal de Los

Derechos Humanos, que no es más

que el compendio de los principios

éticos y valores universales, que la

humanidad reconoce en teoría

(COPC, 1998)

Los Códigos consisten en una

declaración de principios – más o

menos específica y detallada- que los

profesionales de una determinada dis-

ciplina se comprometen a acatar. Bien

mirado, los códigos no son más que

un intento de aplicar los derechos

humanos en una práctica profesional

concreta. Declaran pues, la validez de

los principios éticos más universales.

Los comités de los Colegios

Profesionales pueden ejercer una cier-

ta presión sobre sus miembros para

que apliquen las normas de profesio-

Page 82: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

86

Soria Verde, M. A. et al. Vulneración Deontológica en Psicología

nalidad del código. Pero no tienen ni

pueden tener los mecanismos de

coacción que tienen los jueces.

(COPC, 1998)

En las profesiones más desarrolladas

es frecuente encontrar un grado de for-

malización de estas leyes, el probarse

por los Colegios, Consejos,

Asociaciones u organismos similares

“Códigos Deontológico” con carácter

normativo, plenamente jurídico.

En el artículo 64 del Código deonto-

lógico del Colegio Oficial de

Psicólogos de España, hace referencia a

esta cuestión: “El Colegio Oficial de

Psicólogos tratará de que las normas de

este Código, que representan un com-

promiso formal de las instituciones

colegiadas y de la profesión ante la

sociedad española en la medida en que

la Sociedad misma las valore como

esenciales para el ejercicio de una pro-

fesión de alto significado humano y

social, pasen a formar parte del ordena-

miento jurídico garantizado por los

Poderes Públicos” (Jiménez, 2002)

Los Códigos Deontológicos, sirven

de igual manera para el desarrollo pro-

fesional de la Psicología, salvaguardán-

donos de incumplir los derechos huma-

nos o intervenir negativamente en

cuanto a la dignidad humana.

La Psicología es una Ciencia, en la

que nos encontramos con campos de

aplicación muy variados, corrientes de

pensamiento muy variadas, pero ello no

debe alejarnos de la idea de que han

de existir unos principios fundamenta-

les que aporten una filosofía y una

orientación general que cubran toda la

realidad en la que la Psicología vive.

Como recoge la EFPA (Federación

Europea de Asociaciones de

Psicólogos) en el Metacódigo, extraído

del libro “Ética y Deontología para

Psicólogos” (COP, 2004): “Los códigos

Éticos de las Asociaciones, deberán

cubrir todos los aspectos de comporta-

miento profesional de sus miembros.”

Concepto y definición de Mala

Praxis

La “Mala Praxis”, o “Mala Práctica

Profesional”, se puede definir como el

mal hacer de un psicólogo u otro pro-

fesional en su caso, causando un daño

a la salud o buen estar de la persona

que demanda sus servicios.

En el caso de la Psicología como en

la Medicina, el lograr o fracasar en

logro de los objetivos no será buena o

mala praxis. Ésta se produce al cum-

plirse la obligación de agotar todos

los esfuerzos porque se logren esos

objetivos, a pesar de no alcanzar final-

mente los mismos. Hablamos pues de

una obligación de medios, y no de

resultados.

Page 83: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

87

Soria Verde, M. A. et al. Vulneración Deontológica en Psicología

Negligencia y Mala Praxis

Las profesiones más denunciadas

en España por negligencias laborales

o mala praxis son la de Medicina y la

de Arquitectura.

Dentro del colegio de Psicólogos,

aún no siendo de las profesiones más

afectadas por la mala praxis, llegan

solicitudes de revisión de documenta-

ción por posibles situaciones de negli-

gencia, sobretodo en el área de la

Psicología Jurídica. Así, ésta área es la

que más denuncias acapara debido a

la complejidad de su ejercicio, por

verse sometida a las presiones que

desde la deontología se precisan y la

obediencia al tribunal propia de las

profesiones de tipo jurídico – forense.

Obviamente, dentro de un proceso

contencioso, una de las dos partes

suele ser la perjudicada, pudiendo

creer que en el fallo del juez se han

tenido en cuenta pruebas que, al

parecer del demandante, no sean del

todo fiables o profesionales. Así,

puede recurrir a la deontología para

solicitar un análisis desde el Colegio

Oficial de Psicólogos de su Comu-

nidad a este respecto.

Obviamente, en algunas ocasiones

es real esta mala praxis, en otros

casos, es una salida más a un proceso

contencioso perdido.

Casuística de la Comisión

Deontológica del Colegio Oficial

de Psicólogos de Catalunya

- Custodia de la información (histo-

ria clínica) cuando la entidad cierra

o el profesional se va.

- Honorarios abusivos

- Redacción inadecuada de infor-

mes.

- Secreto profesional: derecho y

preserva de la intimidad.

- Aceptación de casos incompati-

bles (conflicto de creencias y coin-

cidencia en la confesionalidad tera-

peuta – paciente).

- Límites del secreto profesional.

- El Psicólogo víctima de la patolo-

gía del paciente.

- El paciente víctima de la patología

del Psicólogo.

- El Psicólogo utilizado en conflic-

tos de intereses

- Psicoterapia de menores en cus-

todia compartida.

- Peritajes de parte.

- Duplicidades: perito - terapeuta.

- Diagnóstico de menores sin per-

miso paterno.

- Competencia desleal

- Intrusismo protegido.

- Atención psicológica por teléfo-

no.

- Recetas de medicamentos.

- Publicidad engañosa.

Page 84: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

88

Mención de Casos relevantes

La reciente publicación del libro

“Ética y Deontología para Psicólogos”

(COP, 2004), aporta un recopilatorio

de casos interesantes a nivel deonto-

lógico para que su lectura ayude al

Psicólogo a conocer un poco mejor

cuales son los posibles casos de

denuncia.

Dentro de los casos que presenta,

la mayoría corresponden al área de la

Psicología Jurídica, los otros corres-

ponden al área de Psicología Clínica o

la práctica terapéutica y a casos en los

que no se han admitido a trámite

demandas por mala praxis por defec-

tos de forma o de fondo.

A continuación se añaden algunos

ejemplos extraídos de dicho docu-

mento a modo de ejemplo sobre este

tipo de situaciones y su resolución

colegial:

Caso 1. Abusos sexuales

Ambigüedad de rol

“La demandante refiere en su

denuncia cómo el psicólogo la acari-

ciaba cuando aplicaba técnicas de

relajación llegando en una sesión a

besarla y acariciarle los pechos, ante lo

cual ella lo rechazó y pidió explicacio-

nes sobre la conducta del profesional,

contestándole el psicólogo que se

sentía atraído por ella”. Desde el

Colegio de psicólogos se valora: “Con

su proceder (el del psicólogo) dio

lugar a situaciones muy confusas para

la paciente al asumir un papel más

propio de un amigo o compañero que

el de un profesional. Se considera vul-

nerado el artículo 29 del Código

Deontológico (Estatal) y se califica la

falta como grave”.

Caso 2. Informe psicológico para

una adopción internacional

Idoneidad

La demanda de la pareja se centra

en “la falta de objetividad y al mismo

tiempo se quejan de que el trato reci-

bido por ellos durante las entrevistas

era poco menos que vejatorio, no sólo

por el tono de las preguntas sino tam-

bién por la emisión de comentarios

por parte del psicólogo que vertía cla-

ramente juicios acerca de las conduc-

tas, opiniones o comportamiento de

los candidatos a padres”. Después de

todo el proceso evaluativo desde el

Colegio de Psicólogos se valora: “Por

tanto, el psicólogo había mantenido

un trato con los clientes no respetuoso

y había procedido con escasa profe-

sionalidad. Lo que significaba la vulne-

ración de los artículos 6º y el 48º del

Código Deontológico (Estatal) del

Psicólogo”.

Soria Verde, M. A. et al. Vulneración Deontológica en Psicología

Page 85: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

89

Soria Verde, M. A. et al. Vulneración Deontológica en Psicología

Caso 3: Informe para trámites de

separación. Informe de parte

Se presenta un escrito en una de

las Delegaciones del Colegio de

Psicólogos, aludiendo a los defectos

metodológicos que al parecer pre-

sentan los informes aportados por el

psicólogo al que se solicitaron infor-

mes evaluativos acerca de la conve-

niencia de visitas del padre y su efec-

to psicológico en la hija de ambos, a

petición de la madre. La denuncia

plantea además de fallos metodoló-

gicos, un ataque a la dignidad perso-

nal del padre, ya este no conoce al

psicólogo y nunca le ha realizado eva-

luación alguna, sin embargo el psicó-

logo en lso informes realiza afirmacio-

nes taxativas que le imputan la con-

ducta que es objeto de denuncia en

los juzgados. (Abusos Sexuales a su

hija).

El padre presenta en la Comisión

Deontológico una serie de documen-

tación, con la que logra que dicha

Comisión admita a trámite la denun-

cia, entendiendo que se podrían

estar vulnerando los artículos 6, 12,

15, 17, 18, 44 y 48 del Código

Deontológico del Psicólogo. La comi-

sión nombra un instructor para el

expediente, y este se pone en con-

tacto con el psicólogo y le informe de

los criterios por los que podría haber

incumplido el Código. Alude a partes

del texto de sus informes como:

“A continuación mostraremos cuá-

les y cómo son, en principio, las con-

ductas anómalas del padre hacia su

hija” “En relación con estas historias,

comprobamos, constatamos que exis-

te una violación de los derechos de la

menor y un espantoso y horrendo

abuso sexual incestuoso del padre

hacia la hija” “La niña ilustra perfecta-

mente cómo han de hacerse ciertas

conductas sexuales” “Nos tememos,

e incluso, afirmamos que el pertinaz y

espantoso maestro pudiera ser el pro-

pio padre”

Desde la Comisión se solicita al psi-

cólogo a aclarar las cuestiones plante-

adas, que pudieran estar vulnerando

el Código Deontológico, este se pone

en contacto con el instructor, a quien

explica que no tenía mala intención,

que no tiene formación en psicología

jurídica, y que los informes los realizó

por un compromiso de amistad hacia

la madre, dejándose guiar por la sindi-

caciones del abogado de esta.

Finalmente el psicólogo remite un

pliego de alegaciones ala Comisión

Deontológico, basando sus explica-

ciones en que había obrado de buena

Page 86: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

90

voluntad siempre intentando conser-

var el beneficio de la menor. La

Comisión Deontológico propone a la

Junta Rectora del Colegio de

Psicólogos la sanción que correspon-

de por los artículos infringidos.

Caso 4: Supuestos abusos sexuales

Informe por separación de

padres, de uno de los padres

(Informe de parte)

La madre de la menor, realiza una

denuncia por abusos sexuales a su hija

por parte del padre de la misma, pre-

sentando un informe que afirma la

existencia de tales hechos, realizado

por el psicólogo que la atiende a ella,

y a la niña ocasionalmente.

A la menor exclusivamente se le

realizó la prueba de los muñecos ana-

tómicos, a partir de la cual, el psicólo-

go concluye la existencia de abusos

sexuales. Es por esta razón por la que

el padre presenta una demanda ante

la Comisión Deontológico del Colegio

de Psicólogos de su Comunidad.

Los más destacable que plantea la

Comisión en relación a este caso e sla

falta de cautela del psicólogo al realizar

los informes a petición d ella madre para

presentarlos en el juzgado y asimismo

su posterior declaración y ratificación de

los mismos ante el juez, de los que se

pueden extraer párrafos como:

“Por su edad, 5 años, los niños

todavía no mienten, ya que la mentira

aparece en fases posteriores”

“Las víctimas de abusos sexuales

necesitan una ayuda profunda para su

superación. La primera ayuda es la de

que sean creídos a pesar de su corta

edad y precisamente por ello”

“En ningún momento una niña de 5

años tiene la capacidad de mentir en

un tema tan amplio, como el que nos

ocupa”

Todas las afirmaciones del psicólo-

go se aplican para la interpretación de

una prueba que se utilizó de forma

absoluta y sin otros datos de contraste

o verificación de las conclusiones a las

que se llegaba.

Finalmente la Comisión Deontoló-

gica valoró que se infringían los artícu-

los 12 y 48 del Código Deontológico

del Psicólogo, pero el psicólogo se

benefició de unas irregularidades que

se realizaron en el procedimiento, y el

caso quedó sobreseído. Sin embargo

la Comisión Deontológico Estatal acor-

dó que el escrito de su propuesta de

Resolución recogiera todas las adver-

Soria Verde, M. A. et al. Vulneración Deontológica en Psicología

Page 87: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

91

Soria Verde, M. A. et al. Vulneración Deontológica en Psicología

tencias que se consideraban oportu-

nas, mencionando al psicólogos lo con-

veniente de ser más cauto a la hora de

realizar informe psicológicos.

CÓDIGO DEONTOLÓGICO Y

FUNCIONES:

“El código Deontológico de la pro-

fesión de Psicólogo está destinado a

servir como regla de conducta a los

profesionales en el ejercicio de la pro-

fesión, sea cual sea su modalidad”

Esto es lo que se recoge en el

Artículo 1 del Código Deontológico

del Colegio de Psicólogos de

Catalunya a probado por la Junta de

Gobierno el 10 de Noviembre de

1989, y es a partir de estos criterios

que el Colegio valorará el ejercicio

profesional de sus colegiados.

En el Colegio Oficial de Psicólogos

de Catalunya, existe la Comisión

Deontológica Colegial, creada como

bien se indica en el artículo 54 por el

Colegio Oficial de Psicólogos de

Catalunya, para velar por la interpreta-

ción y aplicación de los contenido de

dicho Código. El responsable de la

difusión entre los Colegiados y las

Instituciones Sociales en el Colegio,

además será este quien procure que

los principios recogidos en el Código,

sean objeto de estudio en las

Universidades.

CÓDIGO DEONTOLÓGICO

CATALÁN:

El Código Deontológico del

Colegio de Psicólogos de Catalunya,

recoge un total de 58 artículos, donde

quedan explícitas las directrices ha

seguir por los profesionales para el

desarrollo liberal, independiente o

asociado de la profesión, incluye tam-

bién la regularización de las relaciones

que se establezcan con empresas,

tanto públicas como privadas.

DEONTOLOGÍA POR ÁREAS

DE APLICACIÓN:

El porqué de la necesidad de un

código específico

El Código Deontológico, es nece-

sario desde el punto de vista de salva-

guardar los derechos de las personas

a las que los profesionales darán servi-

cio, pero esto no debe olvidar a aque-

llos que realizarán dicho servicio, pues

en ocasiones los errores traen conse-

cuencias peores para los que ejercen

la profesión que para los que se bene-

fician de sus servicios.

Afortunadamente el Código Deon-

tológico, establece unas normas bási-

cas y orienta de la globalidad y da a su

vez una amplio margen al sentido

común, a la conciencia y a la actuación

conjunta, cohesionada, en ocasiones

Page 88: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

92

intangible, de los diversos sectores

especializados. (COPC, 1998)

Uno de estos sectores especializa-

dos, que en muchas ocasiones se ve al

límite del Código Deontológico es la

Psicología Forense que se caracteriza

por peculiaridades tales, como la faci-

lidad de vulnerar el Código Deon-

tológico, pues es un área de aplica-

ción de la Psicología en la que los artí-

culos del Código Deontológico, revis-

ten algunos problemas.

La Psicología Forense, se aplica por

y para el sistema Judicial, es un auxilio

para el Juez, de tal manera que la

intervención Psicológica ha de cumplir

en este caso con los objetivos que de

ella se espera, y estos son auxiliar en la

toma de la decisión judicial sobre

unos hechos.

En palabras de Josep Font

(COPC, 1998), la intervención de los

psicólogos en el ámbito judicial, o

más bien, la reflexión ética y deonto-

lógico en este campo de aplicación

se puede abordar desde cinco mar-

cos de análisis:

• La integración al sistema: Este

autor plantea que los psicólogos

que aplican la Psicología en el

campo Jurídico, se ven dentro del

Sistema, perdiendo su indepen-

dencia, pues pasan a estar someti-

dos a unas leyes y procedimientos,

que van más allá de sus control, por

ello están de la misma manera

sometidos a un compromiso soli-

dario con el sistema y con la res-

puesta judicial.

• La Responsabilidad Social: La

perspectiva que se toma respecto a

esta responsabilidad, es que sien-

do los conflictos que llegan a la

justicia el último paso del fracaso

social, los psicólogos participan

activamente en la resolución y

toma de decisiones en cuanto a las

emociones implicadas en dichos

conflictos.

• El Marco de Trabajo: En este

caso, y aun siendo las pretensiones

del psicólogo el cambio social,

mejora del sistema, mediante pro-

puestas, y alternativas tanto para la

ejecución de las medidas, como

para el trato a las víctimas, el hecho

de trabajar en dentro de una

estructura tiene establecida como

el Sistema Jurídico, hace que ten-

gan que aceptar los límites que

esto conlleva, es decir la acepta-

ción del proceso judicial, aunque

se plantee las posibles consecuen-

cias negativas del mismo.

Soria Verde, M. A. et al. Vulneración Deontológica en Psicología

Page 89: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

93

Soria Verde, M. A. et al. Vulneración Deontológica en Psicología

• La Relación con el Usuario: Esta

relación se verá limitada por los

objetivos que se persiguen en las

periciales psicológicas, y es el auxi-

lio de la justicia, por ello es una

relación, en la que hay que contar

siempre con la posible influencia

de las consecuencias que se deriva-

rán de la misma en el campo judi-

cial. Al estar el sujeto formando

parte de un procedimiento judicial,

es necesario tener en cuanta que

este hecho reinará sobre la rela-

ción, impidiendo cualquier vínculo

terapéutico o de otra clase, que

además no es en ningún caso el

objetivo del trabajo del Psicólogo

Forense, al menos en cuanto a la

realización de Peritajes. Este hecho

no implica que la relación no sea

positiva para el sujeto en cuanto a

velar por sus derechos, bienestar y

ofrecerle la información de manera

inteligible desde nuestro campo

profesional.

• La Crítica Social: El autor plantea

en cuanto a las críticas que existen

acerca de la intervención de las

ciencias humanas y sociales en el

campo Jurídico, la existencia de

dos visiones.

Una sería la idea de que dicha

intervención no posee ninguna uti-

lidad, que las medidas legales

serán independientes del trabajo

psicológico, y otra idea es la que

plantea que esta intervención mini-

miza las consecuencias del sistema,

y por tanto lo justifican.

Breve resumen por áreas

En cada área de trabajo de la

Psicología, existen características dife-

renciales, tal y como he hecho notar

con la Psicología Jurídica. A continua-

ción se citan algunas de estas diferen-

cias en cuanto a otras áreas de la

Psicología, diferencias, que autores

como Fierro (Clemente y Ríos, 1995),

utilizan para justificar la demanda de

un código específico por área, dadas

las peculiaridades de cada una.

A modo de ejemplo, presento

algunos de los puntos diferenciales

que defiende Fierro en la Psicología

del Trabajo y de las Organizaciones:

(Clemente y Ríos 1995)

• El Psicólogo del Trabajo se ve

obligado en ocasiones a realizar

maniobras de captación de clien-

tes, lo que supone una especifici-

dad grande.

• La confidencialidad y reserva de

la información obtenida tiene mati-

zaciones, ya que en ocasiones le

Page 90: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

94

Psicólogo tiene que hacer referen-

cia y cursar dicha información en

grupos de discusión, como puede

ser un comité de empresa, por lo

que se da el hecho de que, la infor-

mación obtenida sule ser emplea-

da “a posteriori”.

Peculiaridades de otra área como

es la Psicología Social son, según

Clemente y Ríos, 1995:

Que en la Psicología Social, a veces

en necesario sacrificar los derechos o

intereses individuales de algún miem-

bro de la Comunidad o grupo, en

beneficio del bienestar social de la

Comunidad a la que pertenece “den-

tro de los límites del respeto a las dife-

rencias”

En cuanto a la Psicología Jurídica,

sirva a modo de ejemplo el caso de los

psicólogos de las prisiones, cuyas difi-

cultades en este tema están relaciona-

das con la existencia de la institución

por un lado, y por otro aquellos a los

que a dirigido su trabajo directamen-

te, en palabras de Ramírez (1987) “El

psicólogo de las prisiones, no debe

tener como paciente-cliente a la insti-

tución, sino que la prisión se debe

considerar sólo como el ámbito en el

que realiza el trabajo”.

Junto con la existencia de un

Código deontológico general para los

profesionales Psicólogos, se ha de

tener en cuanta además de las citadas

diferencias y peculiaridades de cada

área de trabajo, los códigos o normas

establecidas no sólo en las distintas

áreas profesionales, sino en los luga-

res donde dicha tarea se desarrolla, de

tal manera que, por ejemplo en cuan-

to al desarrollo de la Psicología en el

Campo Sanitario, se habrá de contar

con las directrices establecidas en el

área de Salud Mental, en su caso en la

política concreta que se desarrolle en

dicho campo.

En el caso de la Psicología de la

Educación, habrá que atenerse tanto a

las directrices marcadas en el lugar

concreto de trabajo (Colegios, centros

educativos etc…), como a la política

establecida en el momento respecto a

la Educación.

EL CASO DE LA PSICOLOGÍA

JURÍDICA:

Al acercarnos al campo de la

Psicología Jurídica, nos estamos acer-

cando a un área, en la que cualquier

error, por más pequeño que ese sea,

tendrá unas consecuencias amplias y

de índole distintas a las posibles con-

secuencias de un error en Psicología

Clínica, pues estamos hablando de

posibles condenas, multas, custodias y

otros elementos relacionados con la

vida de las personas, que se han pues-

Soria Verde, M. A. et al. Vulneración Deontológica en Psicología

Page 91: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

95

Soria Verde, M. A. et al. Vulneración Deontológica en Psicología

to en manos de terceros, es decir.

Cuando una persona entra en el

sistema judicial, sea por las razones

que sea, parte de su futuro, queda en

manos de la decisión judicial, esto en

cierta manera implica una indefensión,

pues está en manos de otros decidir

sobre lo que se juzga. Por ello en la

Psicología Jurídica, la responsabilidad

no es la misma que en otras áreas, ya

que se puede tratar de consecuencias

definitivas y determinantes, que en

pocos casos podrán ser reversibles.

CONCLUSIONES

La Deontología en la Psicología es

un tema que requiere de una actuali-

zación continua, ya que es la realidad

de la profesión, la que ha ido marcan-

do el desarrollo de su Código

Deontológico, su origen de hecho, fue

el encuentro entre profesionales que

plantearon las problemáticas que iban

encontrando en su labor profesional.

Fue en unas Jornadas de Trabajo que

organizó el Colegio Oficial de

Psicólogos en 1987.

Desde entonces, este junto con los

desarrollados a nivel autonómico, han

servido y sirven de guía para el des-

arrollo profesional de los psicólogos,

junto con esta realidad, es preciso

tener en cuenta también, las necesida-

des que van surgiendo desde las dis-

tintas áreas de especialización psicoló-

gica. Las peculiaridades han de estar

recogidas de tal manera que se pueda

lograr el cumplimiento del Código

Deontológico, sin caer en vulneracio-

nes del mismo debido precisamente a

estas diferencias entre las especialida-

des.

La mala praxis, es una preocupa-

ción de los profesionales, y un proble-

ma social, que sobretodo desde los

ámbitos educativos, es posible hacer

disminuir, ya que en muchas ocasiones

las vulneraciones vienen de una falta

de formación deontológica desde las

Universidades.

Al mismo tiempo estamos en una

época, en que se están desarrollando

investigaciones al respecto y desde

los Colegios Profesionales se está des-

arrollando documentación para la

divulgación de esta materia.

Page 92: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

96

Soria Verde, M. A. et al. Vulneración Deontológica en Psicología

- Clemente, M. y Ríos, J. (1995).

Guía Jurídica del Psicólogo.

Compendio básico de legislación para

el psicólogo jurídico. Ed. Pirámide.

Madrid.

- Col·legi Oficial de Psicólegs de

Catalunya (2000). Tópics étics relacio-

nats amb la peritació psicológica.

Materials del COPC, 8. COPC:

Barcelona.

- Col·legi Oficial de Psicólegs de

Catalunya (2001). Recomanacions i cri-

teris deontológics de la intervenció

psicològica mitjançant Internet.

Materials del COPC, 13. COPC:

Barcelona

- Col·legi Oficial de Psicòlegs de

Catalunya (1998). Ètica i deontologia

de la intervenció professional en el

camp psicològic. Materials del COPC

num 3. COPC: Barcelona

- Colegio Oficial de Psicólogos

(2004). Ética y Deontología para

Psicólogos. Colegio Oficial de

Psicólogos de España. Comisión

Deontológico Estatal. Secretaría

General. Madrid: COP

- EFPA (2004). Metacódigo de Ética

de la federación Europea de

Asociaciones de Psicólogos. En Ética y

Deontología para Psicólogos. Madrid:

COP. http://www.copc.org/informa-

cio/materials/trece.asp

- Jiménez, F. (2002) La deontología

profesional: Garantías científicas y éti-

cas en el ejercicio profesional.

En www.usal.es/~fjimenez/asignatu-

ra/TEORIA/Deonto.pdf

www.copc.org/informacio/materials/in

dexM.asp

BIBLIOGRAFÍA

Page 93: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

97

Resumen

La adopción de niños mayores plantea importantes retos (dificultades,

problemas) a los profesionales que trabajan en los Servicios Sociales. A par-

tir de la experiencia obtenida tras una amplia investigación con familias

adoptivas con hijos adolescentes, se presentan algunas ideas, recomenda-

ciones y sugerencias prácticas que pueden ayudar a los técnicos a conocer

mejor estos procesos y a perfeccionar su intervención.

En primer lugar, puesto que uno de los motivos de insatisfacción de los

padres adoptivos se encuentra en las características del hijo que adoptaron,

se analizan las preferencias y expectativas que las familias desarrollan sobre

el futuro niño y su comportamiento, y en segundo lugar, para abordar las

quejas y demandas de las familias sobre los servicios sociales utilizados, se

profundiza en la información y orientaciones que reciben las familias de los

profesionales para afrontar la adopción.

En este artículo se apoya el nuevo modelo en torno a la adopción

desarrollado en nuestro país pero, al mismo tiempo, se reclama la necesi-

Como valoran las familias la adopciónde niños mayores. Implicaciones para la actuación de lostécnicos

MILAGROS FERNÁNDEZ*, Mª JESÚS FUENTES**

Dirección: Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación - Campus de Teatinos, s/nFacultad de Psicología, Universidad de Málaga - 29071 Málaga * e-mail: [email protected], ** e-mail: [email protected]

Page 94: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

98

Fernández, M. et al. Como valoran las familias la adopción de niños mayores. Implicaciones para la actuación...

dad de atender a ciertos aspectos específicos de la adopción que implica a

niños mayores: la aceptación de niños con características que no coinciden

con las preferencias de los padres, la ausencia de expectativas o la presen-

cia de expectativas irrealistas en muchas familias, o el proceso por el que las

familias obtienen datos sobre su hijo y orientaciones para la adaptación.

Palabras clave: Acogimiento, adopción, satisfacción con la adopción,

preferencias de los padres, expectativas de los padres.

Abstract

How the families evaluate adoption with old children. Implications for the

intervention of professionals.

Older children adoption faces up to an important challenge (difficulties,

problems, etc.) for professionals who work in Social Services. Some ideas,

recommendations and practical suggestions are shown after researching as

regard with adoption families with adolescent children which can help pro-

fessionals to know better these processes and to perfect their intervention.

Firstly, the adopted children´s characteristics is one of the dissatisfaction

causes of adoptive parents. Therefore, the preferences and expectancies

which families develop about the children future and their behaviour are

analysed. Secondly, to solve the complaints and demands of families about

Social Services used, we analyse in great depth the information and orien-

tation which the families have of professionals to face up the adoption.

In this article, the new model about adoption developed in our country

is supported, at the same time as, it is claimed the necessity to attend some

specific aspects in the adoption with old children: the acceptance the chil-

dren´s characteristics when are not the same as parents´ preferences, the

absence from expectancies or the presence of unreal expectancies in many

families, or the process by which the families obtain information about their

children and orientation for the adaptation.

Keywords: Foster care, adoption, satisfaction with adoption, parents´

preferences, parents´ expectative.

Page 95: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

99

Fernández, M. et al. Como valoran las familias la adopción de niños mayores. Implicaciones para la actuación...

INTRODUCCIÓN

En este artículo queremos recoger

una serie de recomendaciones y suge-

rencias que pueden ser útiles a los

profesionales que intervienen en los

procesos de adopción que implican a

niños mayores. Las ideas que vamos a

exponer proceden de los datos y la

experiencia obtenida en una amplia

investigación financiada por la

Dirección General de Estudios

Superiores en colaboración con el

Servicio de Protección a la Infancia de

la Delegación provincial de Málaga,

en la que se analizó la experiencia

adoptiva y la vida en común de 56

adolescentes (35 chicas y 21 chicos) y

sus familias adoptivas . Las familias

tenían las siguientes características: se

encontraban en situación de acogi-

miento preadoptivo desde hacía al

menos un año, el hijo tenía entre 12 y

18 años en el momento del estudio y

pertenecía al grupo de adopciones

especiales por haber sido acogido con

más de seis años. Es importante seña-

lar, que dada la fecha de inicio del

acogimiento preadoptivo (en todos

los casos anterior a 1998), ninguna de

las familias tuvo acceso a programas

de formación ni tenemos constancia

de que los menores hubieran pasado

por una preparación previa al inicio el

acogimiento.

VALORACIÓN QUE HACEN LAS

FAMILIAS DE LA ADOPCIÓN

Como muestran otros estudios

tanto internacionales (Pinderhughes,

1998; Erich y Leung, 1998; Glidden y

Pursley, 1989) como nacionales

(Amorós, 1987; Palacios, Sánchez y

Sánchez, 1996), la valoración que las

familias hacen de su adopción, inde-

pendientemente de las características

de la misma, suele ser bastante positi-

va. Hemos utilizado dos indicadores

de satisfacción: la valoración general

del proceso vivido y la disposición de

los padres a repetir la experiencia.

Según los cuáles, el 71% de las familias

califican la adopción muy satisfactoria-

mente, el 16% la describen como una

experiencia buena y sólo el 7% la pun-

túa con un aprobado. Además, la

mayoría de las familias señala que

tuvieron más satisfacciones y menos

problemas de los que esperaban

encontrar. Sin embargo, el 60% de las

familias analizadas reconoce que, a

pesar de su alta valoración, cambiaría

algunos aspectos del proceso si pudie-

ran volver a vivirlo, lo que estarían dis-

puestos a hacer el 88% de las familias,

aunque el 38% de ellas pondría ciertas

condiciones para volver a adoptar.

Los porcentajes que aparecen en este texto proceden de losdatos de esta investigación.

Page 96: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

100

Fernández, M. et al. Como valoran las familias la adopción de niños mayores. Implicaciones para la actuación...

Los aspectos que son objeto de

mayor queja por parte de estas satis-

fechas familias y el tipo de condiciones

que impondrían aquellas que repetirí-

an la experiencia hacen referencia, por

un lado, a las características del niño

que adoptaron y, por otro, a las rela-

ciones con el Servicio de Protección a

la Infancia que las atendió. Es decir, las

familias que hemos analizado, a pesar

de haber afrontado una adopción de

alto riesgo, dada las características de

la adopción realizada (niños del grupo

de adopciones especiales, falta de

preparación de los padres, historia de

maltrato e institucionalización de algu-

nos niños, etc.), muestran, en general,

niveles altos de satisfacción e intencio-

nes de volver a pasar por lo mismo,

aunque también reconocen que, de

poder elegir, cambiarían las caracterís-

ticas de los niños que adoptaran en el

futuro y reclamarían mejoras en los

servicios de asesoramiento.

Curiosamente también hay padres

adoptivos que se muestran bastante

críticos consigo mismos y reconocen

que cambiarían la educación que

dieron al hijo adoptado ya que consi-

deran que fueron demasiado blandos

o exigentes, que utilizaron poca

o mucha disciplina, que no supieron

ponerle el apoyo escolar necesario,

que no le enseñaron a controlarse, etc.

En definitiva, en estas líneas nuestro

objetivo es exponer las necesidades y

demandas que tienen las familias que

adoptan niños mayores con el deseo

de que puedan ser útiles para los téc-

nicos de los Servicios de Protección a

la Infancia al aportarles datos para la

reflexión sobre su práctica profesional

y para la toma de decisiones en las

diferentes etapas del proceso de

adopción. En primer lugar, puesto que

uno de los motivos de insatisfacción de

los padres se refiere a las característi-

cas del hijo que adoptaron, analizare-

mos las preferencias y expectativas de

las familias sobre el futuro niño y su

comportamiento, y en segundo lugar,

para abordar las quejas de las familias

sobre los servicios sociales utilizados,

profundizaremos en la información y

orientaciones que reciben las familias

por parte de los profesionales para

afrontar la adopción.

PREFERENCIAS DE LAS

FAMILIAS QUE ADOPTAN

NIÑOS MAYORES

Aunque la tendencia actual es bus-

car la mejor familia posible para un

niño que la necesita, algunas investi-

gaciones han tenido en cuenta las pre-

ferencias que los padres aspirantes

suelen expresar en relación a las carac-

terísticas de los niños. Por un lado,

Page 97: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

101

Fernández, M. et al. Como valoran las familias la adopción de niños mayores. Implicaciones para la actuación...

porque algunos estudios han encon-

trado relación entre determinadas

características personales de los niños

y la aparición de dificultades durante

la convivencia, e incluso, la probabili-

dad del fracaso de la adopción y, por

otro lado, por la importancia que

puede tener la falta de coincidencia

entre estos factores y el niño real que

adoptan de cara al proceso de adap-

tación familiar. Además, aunque hay

pocos estudios que analicen en pro-

fundidad las expectativas de los

padres adoptivos, actualmente los

nuevos modelos de intervención en

torno a la adopción tienen más en

cuenta las ideas que los aspirantes

elaboran (tanto sobre el niño en sí,

como sobre su conducta, el proceso

de adaptación o su propio papel

como padres) debido a la función que

juegan en la construcción de la futura

familia, en la satisfacción de la transi-

ción a la paternidad, en la calidad de

las experiencias parentales, e incluso,

como variables predictoras del fracaso

de la adopción (Prynn, 2001; Levy-

Shiff, Goldshmidt y Har-Even, 1991;

Festinger, 1990).

En general, los padres aspirantes

suelen aceptar más favorablemente la

adopción de niñas mayores que la de

niños mayores, la de parejas de her-

manos que la de grupos de tres o más

hermanos, así como la de niños sanos

que la de niños con necesidades edu-

cativas especiales (deficiencias físicas,

psíquicas o enfermedades crónicas)

(Bonheví y cols., 1996; Amorós, 1987),

aunque también se ha constatado que

la flexibilidad de las familias es mayor

si han tenido un periodo de acogi-

miento previo y si los niños acogidos

no eran bebés (Amorós, 1987; March,

1993). Incluso en estudios recientes la

aceptación de niños mayores de 7

años parece haber aumentado entre

las familias españolas (Freixa, 2001).

Respecto a las preferencias de

edad, la mayoría de los padres (casi el

60%), tanto en nuestro país como en

otros países occidentales, tienen un

claro deseo: adoptar niños cuanto más

pequeños mejor (Fernández, 2002;

Hoksbergen, 1997a). Las razones que

aportan los padres adoptivos para

tener esta preferencia suelen ser

varias. La primera, que las parejas

infértiles quieren experimentar todas

las etapas del desarrollo del hijo de

forma que la adopción sea un proceso

lo más semejante posible a la paterni-

dad biológica. La segunda, que pien-

san que no tendrán problemas de

adaptación si el niño es un bebé,

“puesto que entonces el niño no ten-

drá pasado”, “habrá menos probabili-

dades de que haya sufrido maltrato”,

Page 98: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

102

Fernández, M. et al. Como valoran las familias la adopción de niños mayores. Implicaciones para la actuación...

“no habrá aprendido conductas noci-

vas, ni habrá vivido suficiente tiempo

con la familia biológica como para que

estas figuras hayan dejado huella afec-

tiva en el niño”. La tercera, y muy rela-

cionada con la anterior, se refiere a

que los padres adoptivos poseen

ideas implícitas y temores referentes a

la importancia y trascendencia de lo

que ellos denominan “vínculos de san-

gre” de forma que paradójicamente

piensan que adoptando al niño cuanto

más pequeño mejor minimizan los

“efectos de esta herencia” y consi-

guen que el niño llegue a manifestar

“rasgos de carácter o de personali-

dad, intereses y comportamientos

propios de la familia adoptiva”.

Respecto a la preferencia de sexo

en la adopción, las familias o bien se

suelen mostrar indiferentes en cuanto

el sexo del adoptado (50%), o solicitan

abiertamente la adopción de niñas

(30,4%). Algunos estudios encuentran

que el sexo no es un factor significativo

para la adaptación (Festinger, 1990;

Coyne y Brown, 1985), si bien otros

señalan que ser mujer es una variable

predictora de un acogimiento exitoso

(Rosenthal, Schmidt y Conner, 1988).

También se ha visto que en la adoles-

cencia se incrementa la tasa de proble-

mas cuando se trata de chicas adopta-

das (Nelson, 1985), aunque no se

observan grandes diferencias con los

adolescentes no adoptados en sus rela-

ciones con los padres (Fernández,

2002). Como señala Hoksbergen

(1997b) los padres procedentes de los

países occidentales prefieren la adop-

ción de niñas. En nuestro país Tellez

(1993) encuentra que ciertos padres

parecen preferir la adopción de hijas

tanto por motivos psicológicos (bús-

queda de afecto y apoyo), como por

motivos sociales o culturales (valora-

ción del atractivo estético, la obedien-

cia y la sumisión atribuidas al género

femenino, etc.). Esta preferencia Kirk

(1974) la atribuye, por un lado, a la gran

reserva que tienen los varones por la

línea de sangre de los herederos, es

decir, según la tradición, los chicos con-

tinúan la descendencia familiar, por lo

que la adopción de chicas puede ser

considerada de menor riesgo en este

aspecto, y por otro lado, los padres

adoptivos creen que criar a una chica es

considerablemente más fácil que criar a

un chico. Gelman (1996) insiste en que

lo que puede perjudicar la adopción no

es el sexo del hijo/a en sí mismo, sino la

insistencia de los padres en un sexo

determinado, es decir, en adoptar sólo

por querer una niña o un niño.

La adopción de niños de etnias

minoritarias está siendo cada vez más

aceptada por la sociedad en general y

Page 99: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

103

Fernández, M. et al. Como valoran las familias la adopción de niños mayores. Implicaciones para la actuación...

por las personas que se plantean esta

opción para ser padres. Posiblemente

la adopción de niños de otros países

(China, India, Perú, Colombia, etc.)

con rasgos físicos bien diferenciados

esté ayudando a que la etnia del

adoptado deje de ser un obstáculo en

la colocación de niños (el 53% de

nuestras familias estaban dispuestas a

adoptar niños de etnia diferente a la

propia y el 41% los adoptaron), a pesar

de que en nuestro país, y sobre todo

en algunos contextos socioeconómi-

cos, todavía existan reticencias a

aceptar a niños de una procedencia

étnica determinada (gitanos o árabes).

Así, por ejemplo, hay familias que

rechazan la diferencia étnica (14%) y

otras que la aceptarían siempre que

no fuera “muy evidente”, es decir, no

les importaría que el niño fuese gitano

o árabe si físicamente no lo pareciera

(16%).

La preferencia sobre la etnia suele

ser un tema bastante común en los

estudios norteamericanos aunque no

parece ser una variable sobre la que

los autores se pongan de acuerdo. En

EE.UU no ha habido un tipo de adop-

ción que haya causado tanta polémica

y tan larga como la adopción transra-

cial. Desde 1970 los investigadores

han analizado los efectos de este tipo

de adopción y algunos han compro-

bado que tiene efectos positivos en el

desarrollo infantil y en el nivel de inte-

gración del niño y que los niños colo-

cados en familias de un grupo racial

diferente al suyo están bien ajustados.

De hecho, en el “Adoption Promotion

and Stability Act Acta” de 1996 se eli-

minó la raza del niño como un factor

determinante en la adopción y los

acogimientos temporales. Otros estu-

dios, en cambio, llegan a decir que es

preferible y recomendable el acogi-

miento por padres de la misma raza

que el niño y que la adopción transra-

cial debe ser considerada sólo cuando

la otra no es posible. Efectivamente,

McRoy y Grape (1999) señalan que el

impacto que el color de la piel tiene

sobre los acogimientos depende de

varios factores como son el conoci-

miento del niño de las actitudes socia-

les, sus experiencias con el racismo, la

actitud hacia la etnia de los miembros

de la familia y de los iguales, la per-

cepción del niño de la aceptación en

la familia y en su entorno, y las reaccio-

nes cotidianas de la familia y el entor-

no ante el hecho de la adopción del

niño y de su aspecto físico. Samuels

(1990) resume varias investigaciones

concluyendo que los efectos de una

adopción interracial indican que sus

tasas de éxito son comparables a las

de otras adopciones y que el 71% de

Page 100: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

104

Fernández, M. et al. Como valoran las familias la adopción de niños mayores. Implicaciones para la actuación...

los adolescentes preguntados sabían

que ser diferentes no era una fuente

de problemas.

La adopción de grupos de herma-

nos fue ampliamente solicitada por las

familias de nuestro estudio en los pri-

meros contactos con los técnicos. La

mayoría de las personas aspirantes

piden adoptar parejas de hermanos

(64%), mientras que son pocos los que

se niegan a esta opción (16%). La pre-

ferencia sobre grupos de hermanos,

es decir, el deseo de adoptar varios

hijos, suele mostrar las tasas más altas

entre los padres aspirantes. Sin

embargo, la adopción de grupos de

hermanos o la incorporación de un

nuevo hijo cuando ya hay otros niños

en la familia no está exenta de dificul-

tades. No existe unanimidad entre los

investigadores sobre la mayor o

menor dificultad de la adopción en el

caso de que los niños sean acogidos

junto a otros hermanos. Para algunos

existe mayor tasa de ruptura cuando

se separa a hermanos que han tenido

una relación intensa (Farmer y Parker,

1991), mientras que para otros, es

necesario considerar también otras

variables como el tamaño del grupo

de hermanos, el orden de nacimiento

o la edad de los niños (McDonald y

cols., 2001; Samuels, 1990) porque,

por ejemplo, para los niños más

pequeños (entre 5 y 8 años) resulta

favorecedor ser adoptado junto a uno

o más hermanos, mientras que para

los mayores (entre 9 y 16 años) no

parece ser un factor relacionado con el

éxito de la adopción.

En la mayor parte de los estudios

sobre las preferencias de los padres al

adoptar no se tiene en cuenta el

grado de coincidencia entre las prefe-

rencias de los padres y las característi-

cas reales del niño propuesto. En

nuestra investigación hemos constata-

do que el 30% de las familias recibie-

ron niños cuyas características se apro-

ximaban bastante al perfil solicitado,

mientras que fueron mayoría las fami-

lias (casi el 60%) que reconocieron que

el niño que adoptaron finalmente no

coincidía con las preferencias que

ellos expresaron en las entrevistas de

selección, bien porque era mayor, o

de sexo diferente, o de una etnia

minoritaria, o porque pertenecía a un

grupo de hermanos. Las familias sue-

len aceptar a este niño por varios

motivos. En primer lugar porque en

ocasiones las familias aceptan “pro-

bar” para ver cómo les va con ese niño

o niña en concreto, ya que según sus

propias palabras: “teníamos la opción

de conocerla y después decidirnos”,

“era un fin de semana y podíamos ver

cómo nos iba”. En segundo lugar por

Page 101: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

105

Fernández, M. et al. Como valoran las familias la adopción de niños mayores. Implicaciones para la actuación...

cierto sentimiento de miedo, bien por-

que temen perder la oportunidad de

adoptar si rechazan a ese niño (“mejor

eso que nada”, “nos dimos cuenta de

que más pequeños no íbamos a con-

seguirlos”, “nos dijeron que era muy

difícil conseguir un niño pequeño”), o

bien porque temen tener que esperar

más tiempo (“llevábamos mucho

tiempo esperando”). En tercer lugar,

porque las familias anteponen la soli-

daridad y el sacrificio personal a sus

preferencias cuando conocen la reali-

dad de los niños (“nos dijeron que

éramos la última oportunidad de esos

niños porque eran niños especiales”,

“nos dio pena no aceptarlos”, “no

nos importó la diferencia con nues-

tras preferencias porque nos necesi-

taban”).

El 25% de las familias no aceptaron

las propuestas que con anterioridad

les habían hecho los técnicos respon-

sables de su caso.

Como conclusiones en este tema,

destacamos la importancia de que las

características del niño se acerquen lo

máximo posible a las preferencias de

la familia. A pesar de que en este estu-

dio, en la mayoría de los casos, no

coincidieron, se produjo una buena

adaptación, pero hay que tener en

cuenta que las familias valoran negati-

vamente esta falta de coincidencia.

También consideramos que es

necesario indagar en las expectativas

encubiertas bajo las preferencias de

una determinada característica infan-

til. Los motivos por los que las familias

aceptan a niños que no coinciden con

sus preferencias creemos que son

“poco adecuados” porque, por un

lado, parecen deberse a la actuación

(en cierto modo presión) de los técni-

cos, y por otro, a las deficiencias del

propio procedimiento (demasiado

tiempo de espera, situaciones legales

o administrativas del expediente del

niño que posponen la toma de deci-

siones, etc.). En ambos casos, los aspi-

rantes acceden a la paternidad asu-

miendo imprevistos (sobre todo el que

se refiere a la edad del niño) que pue-

den mermar sus ilusiones o activar

ideas implícitas y temores que perjudi-

quen la aceptación total del hijo y el

sentimiento de posesión del nuevo

hijo.

Por otro lado, aunque algunos téc-

nicos defienden que una vez que

padres e hijo se conocen suele produ-

cirse un buen acoplamiento a pesar de

la ausencia de coincidencia con las

preferencias de los padres, pensamos

que es arriesgado confiar el éxito de

un proceso tan complejo y tan costoso

emocionalmente al azar o a los esfuer-

zos de unos padres con buena volun-

Page 102: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

106

Fernández, M. et al. Como valoran las familias la adopción de niños mayores. Implicaciones para la actuación...

tad. Nos preguntamos si merece la

pena arriesgar la felicidad, la salud

mental y la satisfacción de las necesi-

dades de niños y padres forzando a

los aspirantes a adoptar. Es cierto que,

según nuestra experiencia, las familias

asumen a estos niños, pero si después

de tantos años, valoran negativamen-

te la falta de coincidencia, es lógico

pensar que este factor es importante

para los padres.

EXPECTATIVAS DE LAS

FAMILIAS QUE ADOPTAN

NIÑOS MAYORES

Las expectativas que se han estu-

diado en las familias adoptivas han

sido sobre todo aquellas que perjudi-

can el proceso de adaptación familiar.

Se denomina “expectativas poco fun-

cionales” a aquellas ideas que cons-

truyen los padres adoptivos y que

parecen predecir el fracaso de la

adaptación, como por ejemplo, no

percibirse como padres reales, pensar

que no van a ser capaces de culminar

el proceso con éxito, no ser realistas

respecto a su papel de padres (querer

ser padres perfectos, ideales) o espe-

rar demasiado del aspecto físico, la

conducta o la socialización del niño

adoptado.

Respecto a las características del

niño que realmente acogieron, las

familias señalan que éstas normalmen-

te coincidieron con sus expectativas

(43%) o que incluso el niño las excedió

(20%), es decir, que el niño “era más

guapo”, “tenía menos signos físicos

de maltrato de lo que se esperaban”,

etc. Son muy escasas las familias (7%)

que se sintieron decepcionadas al

conocer al niño. También hemos

observado que muchas familias (50%)

tenían expectativas negativas sobre la

adaptación del niño, mientras que

eran menos (19,6%) las que habían

desarrollado expectativas positivas.

Encontramos padres (21,4%) que reco-

nocían que no se habían formado

ideas previas sobre cómo se produci-

ría la incorporación de su nuevo hijo a

la familia.

Por otro lado, resulta muy intere-

sante saber si los problemas que las

familias esperaban encontrar realmen-

te llegaron a aparecer, es decir, ¿las

familias detectaron más, menos, o las

mismas dificultades de las que se

esperaban antes de conocer al niño

asignado?, ¿en qué grado anticiparon

los futuros padres lo que les iba a

suponer la adopción?. Según nuestros

datos, esta coincidencia es más bien

baja porque fueron pocos los aspiran-

tes que previeron la aparición de pro-

blemas de adaptación. Por ejemplo,

mientras sólo el 1,8% de las familias

Page 103: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

107

Fernández, M. et al. Como valoran las familias la adopción de niños mayores. Implicaciones para la actuación...

reconoció que esperaban dificultades

de tipo físico y psicosomático en el

niño (retraso en el desarrollo, proble-

mas médicos, de sueño, falta de con-

trol de esfínteres, etc.), el 94% de los

niños tuvo alguno de estos síntomas;

sólo el 7% de las familias se plantea-

ron que el niño podría tener dificulta-

des de tipo cognitivo y lingüístico

(pronunciación deficiente, retraso

escolar, falta de atención, etc.), mien-

tras que el 44% de los niños tuvo algu-

no de estos problemas; por último,

únicamente el 27% de los padres lle-

garon a imaginar que durante la adap-

tación sus hijos presentarían dificulta-

des de tipo afectivo y emocional

(rechazos afectivos, ausencia de mani-

festaciones de cariño, miedos, confu-

sión y/o negación del pasado, etc.) y

conductuales (inhibición social, falta

de autonomía personal, agresividad,

mentiras, incumplimiento de normas,

etc.), cuando los porcentajes reales de

aparición sobrepasaron el 70% en

ambos casos.

Sobre este tema podemos concluir

que la mayoría de los futuros padres

no tenían expectativas sobre cómo se

produciría la adaptación del niño a la

familia, si las tenían, por lo general no

eran realistas. En algunos casos decla-

raron que las características del niño sí

coincidían con sus expectativas, pero

no su comportamiento. Por tanto,

parece que hay que hacer mayor hin-

capié en el tipo de problemas que

pueden aparecer durante el proceso

de adaptación, porque incluso las

familias que predicen problemas no

saben explicar realmente a qué se van

a enfrentar. Así, cuando los padres

describen el tipo de problemas que

esperan manifiestan cierto desconoci-

miento sobre la realidad de la adapta-

ción de los niños mayores, ya que sus

comentarios son vagos e imprecisos,

hacen alusión a un único aspecto del

comportamiento infantil, utilizan

expresiones “psicologizantes” que

probablemente obedecen más al uso

social del término que a una verdade-

ra comprensión de su significado o,

por último, manifiestan ideas innatis-

tas sobre el carácter del niño y prejui-

cios sobre la inmodificabilidad de las

experiencias pasadas. Las familias cre-

ían que las dificultades de adaptación

se producirían por motivos como los

siguientes: “que el niño desconociera

cosas básicas del uso del lenguaje”,

“que tuviera algún trauma”, “que tar-

dara en decir papá y mamá”, “que

viniera con escasa autoestima o inma-

durez”, “que no quisiera estar con

nosotros”, “que nos rechazara”, “que

amenazara con volver al centro”, “que

viniera de otras familias resabiado y

Page 104: bienestar protección infantil

respondón”, “que no aceptara las nor-

mas”, “que fuera agresiva por ser

mayor”, “que fuera introvertida”, etc.

Parece necesario formar a los

padres en la posibilidad permanente

de reversibilidad de las experiencias

vividas cuando el desarrollo se produ-

ce en un contexto favorable y enrique-

cedor, así como en la plasticidad del

desarrollo del desarrollo humano y la

capacidad de “resiliencia” o resisten-

cia para superar situaciones adversas.

INFORMACIÓN Y

ORIENTACIONES DADAS

A LOS PADRES PARA

AFRONTAR LA ADOPCIÓN

Las deficiencias en la atención

prestada a los padres por parte de los

Servicios Sociales han sido denuncia-

das por algunas investigaciones. En

algunos casos se detectó que no se

proporcionaba a los futuros padres

información y datos claves sobre la

historia del niño (Berry, 1990; Nelson,

1985; Festinger, 1990), o no se les

daba información suficiente sobre la

tramitación legal del acogimiento o

adopción (Brodzinsky, Lang y Smith,

1995), o se utilizaban prácticas de

"stretching", es decir, se instaba a los

padres aspirantes a ampliar las carac-

terísticas de los niños que estarían dis-

puestos a acoger (más mayores, grupo

de hermanos, con discapacidad o

enfermedades, etc.), o se presentaba

la situación del niño como más favora-

ble, confiando en que una vez iniciada

la convivencia se produciría la vincula-

ción y que, entonces, los problemas

disminuirían (Gelman, 1996; Reitz y

Watson, 1992).

Hasta hace poco tiempo, lo común

era que la mayor parte de los interesa-

dos en una adopción afrontaran este

proceso tan complejo sin contar con

un procedimiento de formación e

información lo suficientemente avala-

do por la investigación y consensuado

por las diferentes administraciones.

Por ejemplo, en el estudio de Groze e

Illeana (1996) el 50% de las familias

recibieron preparación para la adop-

ción, pero el 37% no la recibieron. El

45% de los padres indicaron que no

estaban contentos con la información

recibida sobre el pasado del niño y el

60% con los datos aportados sobre la

salud de su hijo. Además lla mitad de

las familias respondieron que estaban

“insatisfechas” con los servicios que

recibieron. Si unimos estos datos al

aumento de los fracasos en las adop-

ciones y a la mayor complejidad de las

adopciones especiales, podemos

entender que internacionalmente los

investigadores empezaran a defender

un nuevo modelo de intervención en

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

108

Fernández, M. et al. Como valoran las familias la adopción de niños mayores. Implicaciones para la actuación...

Page 105: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

109

torno a la adopción (Alarcón y cols.,

2000; Freixa, 2001; Berk, 1999; Amorós

y Serra, 1988).

Los datos de nuestro estudio apo-

yan decididamente la implantación de

este modelo en nuestro contexto.

Sabemos que aquellas familias que

recibieron algún tipo de información y

orientaciones durante su proceso de

selección (68%) no están satisfechas y

consideran que dichas informaciones

y consejos no fueron suficientes.

Además, cerca del 48% declaran que

necesitaron datos sobre el niño o

sobre la tramitación legal y administra-

tiva y que no pudieron contar con

ellos. A los padres adoptivos les pare-

ce importante que los técnicos les

ofrezcan cuanta más información y

orientaciones mejor, como medios

para facilitar la adaptación del nuevo

hijo y, así, prevenir la aparición de difi-

cultades e incluso el riesgo de ruptura

(“para entender mejor al niño”, “para

que la adaptación sea más rápida”,

“para facilitar la vida al niño que

llega”, “si no sabemos la raíz del pro-

blema no lo podemos atajar”, “para

interpretar sus reacciones”) y como

recursos de apoyo emocional a la

tarea que realizan como padres, para

la que no les habían preparado (“para

contar con alguien a quien poder

pedir consejo”, “para estar seguros de

que lo estábamos haciendo bien”,

“para que nos dijeran cómo actuar”)

Si realizamos un análisis más por-

menorizado de esta situación pode-

mos comprobar que, en general, por-

centajes superiores al 40% y al 50% de

las familias no recibieron ningún dato

sobre las condiciones médicas, el des-

arrollo escolar o cognitivo y el com-

portamiento o la personalidad del

niño que iban a adoptar. En cambio,

porcentajes similares de familias reco-

nocen haber obtenido algunas o bas-

tantes informaciones sobre el pasado

del futuro hijo, su historia en el sistema

de protección (itinerario de institucio-

nalización y acogimientos anteriores),

o las características del proceso de

adopción. El hecho de que las familias

digan que los técnicos les proporcio-

naron este tipo de datos no significa,

en la mayoría de los casos, que esta

información haya sido completa, actua-

lizada o transmitida en condiciones

adecuadas para que los futuros padres

la pudieran comprender y asimilar.

Evidentemente, cuando el niño se

incorpora a la familia, los padres (cerca

del 80%) suelen obtener más informa-

ciones bien porque ellos mismos inda-

gan y preguntan, bien porque la des-

cubren casualmente. La principal fuen-

te de información en estos casos es el

hijo adoptado junto con los educado-

Fernández, M. et al. Como valoran las familias la adopción de niños mayores. Implicaciones para la actuación...

Page 106: bienestar protección infantil

res del centro de acogida, con el que

los padres tienen contacto durante el

periodo de acoplamiento o cuando

los conocen el día que recogen al

niño. Los ámbitos en los que las fami-

lias suelen recibir más información una

vez iniciada la adopción son: el pasa-

do del niño (información sobre los her-

manos, los padres y los abuelos bioló-

gicos, normalmente los maternos), la

historia en el sistema de protección

(visitas recibidas, amigos y compañe-

ros de los centros, etc.) y los acogi-

mientos previos fracasados.

Resulta muy llamativo que, según

los padres, una vez iniciado el acogi-

miento sólo el 5% recibieran informa-

ción de los profesionales relacionados

con el desarrollo infantil o la adopción

(pediatras, psicólogos, abogados, tra-

bajadores sociales, profesores, etc.).

Además, las redes de apoyo informal

(familiares, vecinos, amigos, compañe-

ros de trabajo, etc.) tampoco parecen

jugar un papel importante en este

aspecto. Por otro lado, también existe

un 14% de familias que dicen no volver

a tener datos nuevos de los que ya les

proporcionaron antes de la llegada

del hijo.

Si la información y los datos sobre

el futuro hijo resultan importantes

para las familias que adoptan niños

mayores, aún lo son más los consejos

y orientaciones que puedan recibir

para afrontar la adaptación de estos

niños. Según nuestra experiencia,

entre el 75% y el 80% de los padres

dicen no haber recibido ningún tipo

de recomendación por parte de los

técnicos que les ayudara a saber resol-

ver problemas derivados de la escola-

rización, o a saber cómo hablar con el

hijo sobre su pasado y su condición de

adoptado, o conocer qué estrategias

educativas son las más adecuadas y

efectivas con ese niño, o a buscar apo-

yos externos útiles. En cambio, en este

punto, parece que el entorno cercano

apoya más a las familias, ya que decla-

ran recibir consejos y sugerencias de

familiares, amigos, vecinos, conocidos,

etc. Como por ejemplo “que le tenía-

mos que ayudar a desarrollar respon-

sabilidad y que no le diéramos capri-

chos”, “qué tipo de colegio debíamos

elegir para el niño”, “que le pusiéra-

mos normas y castigos”, “que le diéra-

mos cariño”, “que no hiciéramos dife-

rencias con nuestros otros hijos”, etc.

Las familias agradecen especialmente

que sus allegados más que consejos,

les den apoyo moral y emocional.

Entre las conclusiones sobre este

tema podemos señalar que el punto

débil de la atención que recibieron las

familias que adoptaron niños mayores

fue el relativo a la formación y la infor-

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

110

Fernández, M. et al. Como valoran las familias la adopción de niños mayores. Implicaciones para la actuación...

Page 107: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

111

Fernández, M. et al. Como valoran las familias la adopción de niños mayores. Implicaciones para la actuación...

mación, sobre todo porque las obtu-

vieron principalmente de personas

que no eran profesionales o expertas

en el tema, por lo que posiblemente

consistiera en una información no cua-

lificada y fragmentada. Además, cuan-

do la fuente de información fue el pro-

pio niño adoptado ¿qué garantías se

tienen de que los datos que propor-

ciona sean reales y no fantaseados o

idealizados?, y cuando la familia cono-

ce acontecimientos de la historia del

niño a través de él mismo ¿qué efecto

tienen en la familia? Al tratarse de

unos datos no interpretados en su

complejidad quizás activen prejuicios

e ideas implícitas que perjudiquen la

relación con el recién llegado o entor-

pezcan el proceso de comunicación

sobre la adopción y el pasado del

niño. También hay familias que dicen

no recibir ningún tipo de información,

incluso después de iniciado el acogi-

miento. Como las familias explican las

dificultades de adaptación del niño

atribuyéndolas mayoritariamente a su

pasado tiene gran importancia que no

reciban esa información de los profe-

sionales, o que la descubran más tarde

de forma inadecuada a través del

niño. Además de la influencia que se

sabe que tiene la información sobre el

niño y su historia en la creación de

expectativas realistas en los padres.

CONCLUSIONES GENERALES

Entre las conclusiones generales

del estudio lo primero que destaca es

la valoración tan positiva que realizan

la mayoría de las familias respecto a su

experiencia adoptiva, el alto grado de

satisfacción con la adopción y la dis-

posición a repetir la experiencia con

ligeras modificaciones. Esto es espe-

cialmente reseñable dado que ningu-

na de las familias pudo realizar el “pro-

grama de formación de padres para la

adopción” debido a la fecha de reali-

zación del estudio. En la actualidad ya

se han implantado estos programas

en muchas Comunidades Autónomas

de nuestro país, pero sigue siendo una

asignatura pendiente la implementa-

ción generalizada de un plan de segui-

miento y apoyo a las familias durante

el proceso de adaptación.

Teniendo esto en cuenta, nos

podemos preguntar ¿qué puede apor-

tar este estudio a los actuales progra-

mas de formación de padres?. Por un

lado, nuestros datos y experiencia

apoyan los modelos actuales en torno

a la adopción en lo relativo a la forma-

ción e información de los aspirantes.

Por otro lado, ponemos de relieve la

necesidad de que además de la for-

mación general que se proporciona

con estos programas, se ofrezcan

orientaciones concretas a las familias

Page 108: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

112

antes de producirse el acogimiento o

la adopción sobre las características

médicas, escolares y psicológicas de

los niños.

También consideramos que la pre-

paración de los niños que son pro-

puestos para adopción parece una

tarea inexcusable para facilitar el éxito

del acogimiento o adopción, al igual

que la formación específica de los

educadores de los centros de acogi-

da. Hay que tener en cuenta que los

educadores que conviven con el niño

se convierten, en muchas ocasiones,

en las personas que mejor conocen al

niño y, por tanto, en las que más infor-

mación precisa podrían aportar a los

padres en la fase de acoplamiento del

niño a la nueva familia. Por ello, la for-

mación de los educadores de los

Centros de Protección para realizar

esta función nos parece una tarea pen-

diente y fundamental.

Fernández, M. et al. Como valoran las familias la adopción de niños mayores. Implicaciones para la actuación...

Page 109: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

113

- Alarcón, C., Buchón, C., Estellés,

M.T., Ferrando, M.D., Ferrer, M.A., Gil,

O., Hueso, M.A., Jaime, E. y López,

M.A. (2000). Una nueva perspectiva para

la valoración de idoneidad en adopcio-

nes: los equipos psicosociales.

Informació Psicológica, 72, 18-22.

- Amorós, P. y Fuertes, J. (2000). La

adopción hoy. En P. Amorós y P. Ayerbe

(eds.), Intervención educativa en

inadaptación social, pp. 167-196.

Madrid: Editorial Síntesis.

- Amorós, P. (1987). La adopción y el

acogimiento. Barcelona: Narcea.

- Berk, L.E. (1999). La familia. En L.E.

Berk (ed.), Desarrollo del niño y del ado-

lescente, 731-785. Madrid: Prentice Hall.

- Beery, M. (1990). A study of disrup-

ted adoptive placements of adoles-

cents. Child Welfare, 69, 3, 209-225.

- Berry, M. y Barth, M. (1989).

Behavior problems of children adopted

when older. Children and Youth Services

Review, 11, 221-238.

- Bonvehí, C., Forns, M. y Freixa, M.

(1996). Estudio del clima familiar de los

futuros padres adoptivos mediante la

escala de Moos y Moos. Anuario de

Psicología, 71, 51-62.

- Brodzinsky, D.M., Lang, R. y Smith,

D. (1995). Parenting adopted children.

En M.H. Bornstein (ed.), Handbook of

parenting, 3. N.Y.: Lawrence Erlbaum

Associates.

- Coyne, A. y Brown, M. (1985).

Developmentally disabled children can

be adopted. Child Welfare, 64, 607-615.

- Erich, S. y Leung, P. (1998). Factors

contributing to family functioning of

adoptive children with special needs. A

long term outcome analysis. Children

and Youth Services Review, 20, 135-150.

- Farmer, E. y Parker, R. (1991). Trial

and tribulations. London: HMSO.

- Fernández, M. (2002). Familias con

hijos adolescentes adoptados.

Percepción y valoración de las relacio-

nes familiares y del proceso de adapta-

ción. Tesis doctoral sin publicar.

Universidad de Málaga.

- Festinger, T. (1990). Adoption dis-

ruption: rates and correlates. En D.M.

Brodzinsky y M.D. Schechter (eds.), The

psychology of adoption, 201-220. N.Y.:

Oxford University Press.

- Freixa, M. (2001). La experiencia

catalana en los procesos de adopción.

En A. Polaino-Lorente, A. Sobrino y A.

Rodríguez (eds.), Adopción. Aspectos

psicopedagógicos y marco jurídico,

195-215. Barcelona: Ariel.

- Gelman, B. (1996). El no poder de

los adoptantes. En E. Giberti y A. Grassi

Fernández, M. et al. Como valoran las familias la adopción de niños mayores. Implicaciones para la actuación...

REFERENCIAS

Page 110: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

114

(comps.), El poder y el no poder y la

adopción, pp. 103-108. Buenos Aires:

Lugar Editorial.

- Groze, V. y Ileana, D. (1996). A

follow-up study of adopted children

from Romania. Child and Adolescent

Social Work Journal, 13, 6, 541-565.

- Glidden, L. y Pursley, J. (1989).

Longitudinal comparisons of families

who hace adopted children with mental

retardation. American Journal of Mental

Retardation, 94, 272-277.

- Hoksbergen, R.A.C. (1997a).

Turmoil for adoptees during their ado-

lescence?. International Journal of

Behavioral Development, 20, 1, 33-46.

- Hoksbergen, R.A.C. (1997b). Child

adoption. A guidebook for adoptive

parents and their advisers, pp. 1-71.

London: Jessica Kingsley Publishers.

- Kirk, H.D. (1964). Shared fate. N.Y.:

Free Press.

- Levy-Shift, R., Goldshmidt, I. y Har-

Even, D. (1991). Transition to parentho-

od in adoptive families. Developmental

Psychology, 27, 1, 131-140.

- March, M. (1993). La adopción en

Mallorca. Una investigación evaluativa.

Palma de Mallorca: Universidad de las

Islas Baleares.

- McDonald, T, Propp, J. y Murphy, K.

(2001). The postadoption experience:

child, parent, and family predictors of

family adjustment to adoption. Child

Welfare, LXXX, 1, 71-94.

- McRoy, R. y Grape, H. (1999). Skin

color in transracial an iracial adoptive

placements: implications for special

needs adoptions. Child Welfare,

LXXVIII, 5, 673-692.

- Nelson, K. (1985). On the frontier of

adoption. Washington: Child Welfare

League of America.

- Palacios, J., Sánchez, Y. y Sánchez,

E. (1996). La adopción en Andalucía.

Sevilla: Junta de Andalucía.

- Pinderhughes, E. (1998). Short term

placement outcomes for children adop-

ted after age five. Children and Youth

Services Review, 20, 3, 223-249.

- Prynn, B. (2001). Family building in

adoption. Adoption and Fostering, 25,

1, 33-43

- Reitz, M. y Watson, K. (1992).

Adoption and the family system. N.Y.:

The Guilford Press.

- Rosenthal, J., Schmidt, D. y Conner,

J. (1988). Predictors of special needs

adoption disruption: an exploratory

study. Children and Youth Services

Review, 10, 101-117.

- Samuels, S. (1990). Ideal adoption.

A comprehensive guide to forming an

adoptive family. N.Y.: Insight books.

- Téllez, J. (1993). La adaptación

familiar en la filiación adoptiva. Proceso

psicopedagógico. Tesis doctoral sin

publicar. Universidad de Málaga

Fernández, M. et al. Como valoran las familias la adopción de niños mayores. Implicaciones para la actuación...

Page 111: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

115

Anamnesis

Niña de 3 años que ingresa por refe-

rir sus padres que había presentado

una convulsión clónica generalizada

con relajación de esfínteres, de unos

pocos minutos de duración. Desde los

20 meses ha presentado cinco episo-

dios semejantes; en todas las ocasio-

nes ha sido hospitalizada y dada de alta

a los pocos días totalmente recupera-

da. Fueron múltiples los estudios reali-

zados en los ingresos mencionados,

repitiéndose las radiografías de cráneo,

electroencefalogramas, TAC y una

resonancia magnética nuclear y se hizo

el diagnóstico de epilepsia con electro-

encefalograma normal.

Nacida de embarazo de 30 sema-

nas con peso adecuado para la edad

gestacional. Recibió alimentación

materna durante los 20 primeros días

de vida por temor a hipogalactia.

Vacunada correctamente.

Madre enferma de diabetes meli-

tus insulina dependiente. El padre

requirió tratamiento por depresión

durante los tres últimos años y fue

ingresado en centros psiquiátricos en

dos ocasiones. Historia de paidofilia

en su juventud. Una hermana de 14

años, hija de l madre pero no del

padre y n hermano de 4 años, sanos.

Un hermano de 14 meses falleció 4

meses antes en otro centro tras un

cuadro convulsivo y coma profundo

de causas no aclaradas. La situación

familiar y la labora so sumamente con-

flictivas

Exploración clínica

Peso 11 kg (P< 3); talla 91 cm (P

10-25); temperatura 36,5°C; tensión

arterial 80/50; frecuencia cardiaca 80

l/m; frecuencia respiratoria 20 r/m.

Inconsciente, sin respuesta a estímu-

los verbales aunque sí a los doloro-

sos. Pupilas hiporreactivas, isocróni-

cas e isométricas. Hipotonía muscu-

lar generalizada con reflejos osteo-

tendinosos disminuidos. Respuesta

cutáneo-plantar con extensión dorsal

del dedo gordo. Ausencia de rigidez

de nuca y de tronco. Sin signos

meníngeos. Normocoloración de

piel y mucosas. Bien hidratada y pre-

fundida. Auscultación cardiopulmo-

nar normal. Abdomen normal. Resto

sin hallazgos.

NOTA CLÍNICA

Síndrome de Munchausen Infantil

Page 112: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

116

Exámenes complementarios

Hemograma: leucocitos 12.800/mm3;

S 79%; L 14%; M 3%; B 2%; E 1%;

hematíes 4.140.000/mm3; hb 9,6 g/dl;

ht 29,2%; VCM: 70,6 ft; plaquetas

358.000/mm3; glucemia 78 mg/dl;

NUS 8 mg/dl; creatinina 0,5 mg/dl;

ácido úrico 3,2 mg/dl; calcio 8,9

mg/dl; fósforo inorgánico 4,3 mg/dl;

Na 142 meq/l; K 4,9 meq/l; Cl 104

meq/l; colesterol 121 mg/dl; proteínas

totales 5,4 g/dl; triglicéridos 58 mg/dl;

bilirrubina total 0,1 mg/dl; GGT 24

mU/ml; GOT 29 mU/ml; GPT 21

mU/ml; LDH 195 mU/ml; fosfatasa

alcalina 178 mU/ml; CPK 77 mU/ml.

Electroencefalograma: a las 24

horas del ingreso, ondas theta difusas

con abundantes ritmos sigma debidos

a medicación recibida por la paciente.

Evolución

Al segundo día de haber ingresa-

do, sus padres informan a la enferme-

ra que la niña había tenido un nuevo

episodio convulsivo igual al que moti-

vó el ingreso, circunstancia sin embar-

go no observada por ningún miembro

del personal sanitario. En la explora-

ción practicada se encontró una leve

hipotonía muscular como único dato

patológico, pero con el estado de

conciencia normal. A la vista del resul-

tado del estudio electroencefalográfi-

co y ante la sumamente conflictiva

situación familiar, se decidió realizar

un examen toxicológico en sangre,

detectándose niveles altos de diace-

pam en las muestras extraídas al

ingreso, y después de la convulsión

“ficticia” mientras estaba ingresada.

Los padres fueron interrogados

acerca de la posibilidad de que le

hubiesen dado dicho medicamento a

la niña, cosa que aceptaron con reti-

cencia. La oposición del padre a acep-

tar la realidad fue mínima sin que ofre-

ciera una explicación clara del porqué

de su actuación. Se decidió comunicar

el caso al juzgado de guardia a través

de la dirección del hospital.

En los días siguientes la niña se

recuperó por completo, no observán-

dose nada anormal en su conducta

salvo un cierto grado de aislamiento

en la comunicación.

COMENTARIO

Parece lógico que los diagnósticos

realizados cuando fue atendida en

ocasiones anteriores fueran de epilep-

sia, a pesar de que los electroencefa-

logramas resultaran persistentemente

negativos. Una vez evaluado correcta-

mente el comportamiento de los

Page 113: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

117

padres en todo su contexto, es com-

prensible que no cumpliesen las reco-

mendaciones terapéuticas marcadas

cuando la niña era dada de alta.

El cuadro clínico relatado es típico

del síndrome de Munchausen infantil,

a pesar de lo cual el diagnóstico se

demoró unos meses como suele ser

frecuente. El punto que suscitó las

sospechas médicas, respecto a que

pudiese tratarse de este síndrome, fue

el hecho de que los padres informaran

al personal sanitario de la crisis sufrida

una vez finalizada ésta, en contra de lo

habitual que es apresurarse a avisar a

la enfermera inmediatamente, al inicio

de la crisis. De esta forma la valoración

médica se hizo en función siempre de

la información referida por los padres.

Este dato, unido a la conflictiva situa-

ción familiar y al antecedente de la

muerte del hermano menor en cir-

cunstancias no determinadas, condujo

a las sospechas diagnósticas.

En el síndrome de Munchausen

infantil el sujeto causante de los daños

suele ser la madre en más del 95% de

los casos, pero en esta ocasión fue el

are, amparado en la conducta permisi-

va y encubridora de la madre. Se ha

descrito un perfil típico: suelen ser

mujeres que muestran una gran dedi-

cación por sus hijos, que acompañan a

los niños durante sus ingresos o los

visitan prolongadamente, que coope-

ran con el personal sanitario y que

aprecian los cuidados que se propor-

ciona a sus hijos.

Es preciso un comentario adicional

en relación con la malnutrición, la hipo-

tonía muscular y la hemoglobina baja.

La hipotonía muscular, señalada en la

exploración clínica y al referirse a la

convulsión mencionada por los padres

durante el ingreso, debe atribuirse

lógicamente a la malnutrición de la

niña. En ninguna circunstancia puede

sorprender que esta paciente presen-

tara cierto grado de malnutrición y

anemia nutricional, por ser ambas

expresión del abandono nutricional o

médico --forma frecuente del síndro-

me de malos tratos infantiles- a que se

pueden ver sometidos algunos niños.

ACTUALIZACIÓN

Desde la descripción inicial del sín-

drome de Munchausen por Meadow en

1977 (3), se han publicado numerosos

casos de este cuadro (2, 4, 5), si bien

este aumento probablemente se deba

más a un mejor conocimiento de la

enfermedad por parte de los pediatras

que a un aumento real de sus incidencia.

Page 114: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

118

El síndrome de Munchausen es una

situación en la que el niño es víctima

de la invención o inducción de una sin-

tomatología por parte de los padres,

que conduce a que aquél sea someti-

do a multitud de estudios diagnósti-

cos y en ocasiones a tratamientos

innecesarios; afecta fundamentalmen-

te a niños menores de 6 años. En los

niños mayores o en el adolescente es

el propio individuo quien simula o pro-

voca su enfermedad.

El síndrome de Munchausen en la

edad pediátrica se divide en infantil y

juvenil o del adolescente. A pesar de

que en la literatura se haya impuesto el

término “síndrome de Munchausen”

por poderes, traducido del inglés, éste

parece poco adecuado y debería ser

sustituido por síndrome de

Munchausen infantil (1). Se trata de un

trastorno relativamente frecuente que

conlleva una serie de consecuencias

para el niño, como hospitalizaciones

recuentes, absentismo escolar, riesgo

de desarrollar síndrome de Munchausen

en la edad adulta y, lo más importante,

a veces un gran riesgo para su vida.

Por ello es fundamental establecer el

diagnóstico lo antes posible, para lo

cual es preciso reconocer una “señales

de alarma” (tabla I) (6, 7). En general,

debe considerarse ese síndrome en el

diagnóstico diferencial cuando el

médico se enfrenta a una semiología y

sintomatología bizarras, de difícil expli-

cación, que guardan relación temporal

con la presencia de los padres, en

especial de la madre, cuando existen

fallos terapéuticos de difícil compren-

sión o se baraja una enfermedad

extraordinariamente rara como proba-

ble diagnóstico. Una vez establecido el

diagnóstico de sospecha (tabla II) (6, 7)

es necesario revisar la historia clínica

desde el escepticismo, intentando

dilucidar si se está ante una posible

fabulación. Es preciso comprobar la

veracidad de los antecedentes perso-

nales, familiares y sociales. Suele ser

de gran ayuda contactar con otros

miembros de la familia, en especial los

abuelos. La prueba más útil para llegar

al diagnóstico de certeza es separar al

niño de sus progenitores, ya que si

ellos son los inductores de la sintoma-

tología, ésta debería remitir en su

ausencia.

Parece oportuno recordar que el

pediatra se ve enfrentado con cierta

frecuencia a formas menores del sín-

drome de Munchausen infantil, si se

consideran como tales aquellos casos

en los que los padres llevan reiterada-

mente a sus hijos a la consulta o a

urgencias por síntomas banales, a

Page 115: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

119

menudo exagerados, o aquellos que

realizan un peregrinaje de médico en

médico, exigiendo la realización de

pruebas diagnósticas más o menos

complejas, o requiriendo alguna inter-

vención quirúrgica menor de dudosa

justificación. En estos casos, así como

en los de síndrome de Munchausen

manifiesto, el médico se convierte a

veces en cómplice involuntario de los

padres; de ahí la importancia del

diagnóstico.

TABLA I. Algunos indicadores diagnósticos del síndrome de Munchausen en niños y adolescentes

1. Síntomas y signos inapropiados o incongruentes, o que sólo aparecen en presencia de los padres.2. Enfermedad persistente o recurrente sin una explicación lógica.3. Niños que dicen padecer alergias a gran variedad de alimentos y fármacos.4. Tratamientos ineficaces o mal tolerados.5. Madres que, permaneciendo casi constantemente al lado de sus hijos ingresados, parecen no estar

tan preocupadas por sus hijos como lo está el personal sanitario.6. Familias con antecedentes de muerte infantil de causa no aclarada o cuyos miembros aleguen tener

diferentes enfermedades graves.

TABLA II. Normas de actuación ante la sospecha del síndrome de Munchausen infantil

1. Comprobar todos los detalles de la historia del niño: antecedentes personales, familiares, entorno social, etc.

2. Investigar en la historia si existe una relación temporal entre los signos y síntomas, y la presencia de la madre.

3. Separar al niño de la madre para comprobar si los signos y síntomas ocurren en su ausencia.4. Recoger muestras para examen bioquímico y toxicológico.5. Solicitar ayuda psiquiátrica en determinados casos.6. Notificar el caso al juez encargado de estos problemas.

Si el niño está hospitalizado, es

necesario establecer una vigilancia

cuidadosa y constante de madre e

hijo, evitar que la madre tenga acceso

a las gráficas o manipule las muestras.

En ocasiones se recomienda guardar

éstas para poder realizar un estudio

toxicológico en caso necesario.

A modo de resumen, se puede

decir que el síndrome de Munchausen

infantil es una forma evidente de

malos tratos con una incidencia mayor

de los que parece; que su diagnóstico

no siempre es fácil, quizá porque no se

incluye habitualmente en el listado de

los diagnósticos diferenciales habitua-

les; y que puede poner al niño ante

grave riesgo, por lo que ante la mera

sospecha se debería dar parte a la

autoridad legal competente.

Page 116: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

120

- López-Linares M. Síndrome de

Munchausen infantil. An Esp Pediatr

1986; 25: 225-226.

- Croft Rd, Jerris H. Munchausen’s

Síndrome in a 4 year old. Arch Dis Child

1989; 63: 740-741.

- Meadow R. Munchausen syndrome

by proxy. The hinterland of child abuse.

Lancet 1977; 2: 343-344.

- Reig del Moral C, Herrera Martín

M, Nebrada Pérez V. Síndrome de

Munchausen por poderes. An Esp

Pediatr 1896; 25: 251-256.

- Palomeque A, Martínez-Gutiérrez A,

Doménech P. Síndrome de Munchausen

inducido como intoxicación recidivante

con imipramina. An Esp Pediatr 1986;

25: 257-259.

- Meadow R. Management of

Munchausen Síndrome by proxy. Arch

Dis Child 1985; 60: 385-393.

- Meadow R. Munchausen

Syndrome by proxy. Arch Dis Child

1982; 57: 92-98.

BIBLIOGRAFÍA

Page 117: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

121

RECORTES DE PRENSA

Una muerte por semanaRociadas con gasolina y quemadas, apa-leadas, acuchilladas o a balazos. Cadasemana, una española muere a manos desu pareja. Y las muertes van en aumento.Cifras que superan con mucho a las cau-sadas por el terrorismo o el sida.Seiscientas mil españolas han confesadohaber sido maltratadas en algún momen-to de su vida. Desde que se inició elPrimer Plan contra la ViolenciaDoméstica,en 1988, las muertes aumentaron más deun 25%, según el Instituto de la Mujer. Sien 1998 fueron 47, en 1999 ya eran 58, yen 2000 llegaron a 66, según la Asocia-ción de Mujeres Separadas y Divorciadas.Las cifras descienden algo cuando son delMinisterio del Interior. También aumentanlas denuncias por malos tratos. En 1985hubo 13.705, en 2000 alcanzaron las30.202. España no es una excepción. En la UniónEuropea, una de cada cinco mujeres hasufrido malos tratos de su marido o com-pañero. Y en el mundo, una de cada tresmujeres, según la ONU. Un diagnósticoaterrador.En 1984, con el Gobierno socialista, seabrió la primera casa de acogida paramujeres maltratadas. El número total de lasexistentes en toda España alcanza hoy las196, cifras de 1999, a todas luces insuficien-tes. El Gobierno ha anunciado un segundoplan contra la violencia doméstica, en elque no se contempla una ley integral quepodría paliar la falta de medidas concretascontempladas en el primero.(El País, 29-4-2001)

Obispos alemanes dicen que unos300 curas están implicados en casosde pedofilia El presidente del epicospado alemán, KarlLehmann, anuncia nuevos escándalos.Berlín. Como en EE.UU., los casos deabusos sexuales por parte de sacerdo-tes se han convertido en Alemania enlas últimas horas en la confirmación deuna sospecha. Al menos, para el presi-dente de los obispos alemanes, el car-denal Karl Lehmann, y para el obispoauxiliar de Essen, Franz Grave, que ayerreconocieron que unos 300 curas estánimplicados en casos de pedofilia eneste país. El último escándalo estalló lasemana pasada en la diócesis del pro-pio Lehmann, en Mainz, donde un curafue enviado repentinamente de vaca-ciones tras haber sido acusado de abu-sos a un menor en 1988.(El País, 23-7-2002)

Page 118: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

122

Operación: Salvar a los niños obrerosNo tienen ni idea de quiénes son HarryPotter o Mickey Mouse, y pocos han lle-vado alguna vez la mochila escolar a laespalda. Unos 246 millones de niñosfabrican cigarrillos o confeccionalalfombras. Uno de cada seis menoresen el mundo trabaja y, de ellos, tres decada cuatro lo hacen en actividades conriesgo para su salud física o spíquica,como decorar pulseras con agentesquímicos o servir en casas donde eldueño les pega o prostituye.(El País, 9-5-2004)

RECORTES DE PRENSA

El escandalo por un caso de pederastia lleva a los socialistas portugueses a su peor crisis El PS denuncia la politización del siste-ma judicial tras la detención de su“número dos”.Lisboa, “es la hora más triste de lademocracia portuguesa”. En un artículopublicado en la revista Visao el pasado29 de mayo, el columnista AntonioMega Ferreira resumía así el sentimien-to que reina en Portugal desde hacetres semanas, cuando el número dosdel Partido Socialista (PS) y ex ministrode Trabajo, Paulo Pedroso, de 38 años,fue detenido preventivamente acusadode pederastia. La dirección socialista,que afronta la peor crisis en sus 30 añosde historia, ha insistido en la inocenciade Pedroso y ha puesto en duda laactuación de una “justicia politizada”.(El País, 8-6-2003)

Page 119: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

123

INSÓLITO PERO CIERTO

AUNQUE YA ES TARDE “PERDÓNANOS JOKIN”

Asociación Española de PediatríaPresidente Profesor A. Delgado

Aunque el suicidio de un adoles-

cente de 14 años, en Fuenterrabía,

ocupó las páginas de sociedad de la

mayoría de los medios a finales de

septiembre pasado y se hicieron múl-

tiples “denuncias” al respecto, inclui-

da una manifestación en la citada

población, este es un problema muy

frecuente que lo seguirán sufriendo

cientos, quizás miles, de niños y ado-

lescentes en España una vez pasada

“esta marea de solidaridad” tan efí-

mera como ineficaz.

De siempre ha habido niños/as que

han sufrido burlas, humillaciones, des-

precio, acoso y otras formas de malos

tratos en la escuela. De hecho, dentro

de las formas del maltrato extrafami-

liar, la escuela ocupa el lugar más

importante. El “tonto de la clase” ha

existido siempre y muchas veces ha

sido promovido por los propios profe-

sores que, si no han pecado por comi-

sión, sí lo han hecho por omisión y tan

repugnante es una actitud como la

otra. Estos comportamientos son

tanto más sofisticados y crueles cuan-

to mayores son los perpetradores y las

víctimas, y cuanto más hemos ido

“evolucionando”.

No olvidemos que cada año, al ini-

cio del curso, se repiten en los cole-

gios mayores de España una serie de

“novatadas” que se caracterizan por

su marcado aspecto agresivo, soez y

humillante, que constituyen auténticas

exhibiciones de mal gusto y que se

prolongan durante días, en el más

puro “entorno universitario”, con el

conocimiento de las autoridades aca-

démicas, que no tienen ni el valor ni la

autoridad para acabar de raíz con

estas prácticas tan primitivas y degra-

dantes, y que en muchas ocasiones

han marcado la vida de muchos chicos

que se incorporan a la universidad sin

saber que tenían que pasar por ese

repugnante fielato.

Page 120: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

124

El sufrimiento que padeció Jokin

en su colegio tuvo que ser extraordi-

nariamente doloroso e intenso y sin

duda muy prolongado. Los perpetra-

dores, ocho han sido los presunta-

mente implicados –lo que indica su

valentía al actuar como una jauría o

una piara- comentan en sus declara-

ciones que “todos en el instituto se

metían con Jokin, que era víctima con-

tinuada de burlas y de mofas…”. Es

posible que esta sea la única verdad

que dicen y por lo tanto se entiende

mal, es decir no se entiende, que la

situación de Jokin pasara desapercibi-

da para los profesores, tutores y el

resto del personal del colegio.

Es muy posible que otros niños con

su misma edad: 14-16 años, -ya no tan

niños, seguro que tienen otras prácti-

cas propias de adultos- advirtieron

esta situación y no fueron capaces de

defenderlo, o al menos de comunicar-

lo, a sus profesores y familiares: o tal

vez sí lo hicieron, pero el caso es que

Jokin siguió sufriendo todo tipo de

vejaciones de forma diaria y sólo optó

por el suicidio cuando el sufrimiento

se hizo absolutamente insoportable.

La solución, evidentemente, no

está en salir a la calle en manifestación

con unas pancartas hechas en serie,

en la que se quiere expresar, median-

te una catarsis colectiva, una exculpa-

ción y un lavarse las manos respecto a

la víctima y su familia. Obviamente no

se trata de culpabilizar a una ciudad o

a un pueblo determinado, ya que,

como hemos comentado, el drama

que vivió Jokin se repite y se seguirá

repitiendo cada día en los distintos

pueblos de España y sólo tendrá

mayor o menor proyección en los

medios de comunicación dependien-

do de que tenga un final tan trágico

como en este caso.

¿Entonces, cuál sería la solución

para que esto no vuelva a ocurrir?

(aquí también se debería decir “nunca

mais”). La solución no radica en pro-

mulgar leyes ni en poner vigilantes. La

solución como siempre radica en la

educación. En la educación que los

niños/as deben “mamar” en su casa

desde su más tierna infancia, viviendo

en un clima de armonía, donde no

tenga lugar la violencia, de tolerancia,

de respeto por los más débiles, que

será completada en la escuela en la

que los maestros (que hermosa pala-

bra para expresar la más excelsa de

las tareas) vayan educando (sin que los

padres les desautoricen ni les quiten

la motivación) en las virtudes huma-

nas. ¿Por qué hay tanto miedo en la

Page 121: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

125

actualidad a hablar sobre virtudes

humanas?, ¿por qué nos avergonza-

mos del valor del trabajo bien hecho,

del esfuerzo, del respeto a los demás,

de la ayuda a los más débiles y a los

discapacitados, del respeto del entor-

no, de la naturaleza, del civismo, etc.?

Con este proyecto y con estos objeti-

vos asumidos seriamente con una

política a medio y largo plazo, nues-

tros colegios, nuestros pueblos y ciu-

dades, serían más humanos, más habi-

tables y nuestra convivencia sería

mucho más cordial y amable, y sobre

todo no tendríamos que tirarnos a la

calle, poner cara de circunstancias,

fabricar pancartas deprisa y corriendo

y encender velas cuya llama tendrá

una duración tan corta como nuestra

decisión para que no se repita más

esta tragedia.

200.000 Niños esclavos

de África occidental

El problema de la esclavitud es

mundial y afecta a más de 250 millo-

nes de menores. Según un informe de

la Organización Internacional del

Trabajo (OIT), en África occidental los

casos aumentan de mano de los trafi-

cantes que, aprovechando las preca-

rias condiciones de vida en las zonas

rurales, compran los niños sus familias

para explotarlos trabajando en vivien-

das de gente adinerada de las ciuda-

des o recolectando café o cacao en

otros países.

El dueño de una guardería,

condenado por pederastia

Germán Rodera, propietario de

una guardería de Valladolid, ha sido

condenado a 40 años de cárcel, por

varios delitos de pederastia, y al pago

de 108.500 euros de indemnización,

unos 18 millones de pesetas. El pede-

rasta fotografiaba desnudos a los

pequeños que iban a su guardería y

en algunas imágenes aparecía con

ellos.

Page 122: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

126

Conferencia de Infancia 2005. “Derechos y libertades civiles y políticas. Participación y ciudadanía infantil”.Toledo, 30 de junio, 1 y 2 de julio de 2005Organiza: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.

Dirección General de las Familias y la Infancia.Secretaría: Plataforma de Organizaciones de la Infancia

Pza. Tirso de Molina, 5, 5º dcha.28012 MadridTel.: 91 369 50 99Fax: 91 369 50 28E-mail: [email protected]: www.plataformadeinfancia.org

XII Congreso de Psicología de la Infancia y de la Adolescencia. INFAD 2005.Santander, 27, 28, 29 y 30 de Abril de 2005Secretaría: Dpto. de Psicología. Despacho 1-6.

Facultad de Educación.Universidad de Extremadura.Badajoz 06071Tlf. 924 28 94 82Horario de 10 a 13 horas y de 15 a 19 horasE-mail: [email protected] / [email protected]

XI Jornadas Municipales de Prevención de Drogodependencias. Seminario Internacional.Habilidades para la Vida.Portugalete, 5 y 6 de Mayo de 2005Organiza: Ayuntamiento de Portugalete. Área de DrogodependenciasSecretaría: Oficina Técnica de las XI Jornadas Municipales de Prevención de

Drogodependencias. Ayuntamiento de Portugalete.Oficina de Información de Drogodependencias. Plaza del Solar, s/n. 48920 Portugalete (Vizcaya).Tel.: 94 472 92 16 - Fax: 94 472 93 33 E-mail: [email protected]

VII Jornadas: Menores, Violencia y DrogasMadrid, 11, 12 y 13 de mayo de 2005Organiza: Asociación Proyecto HombreSecretaría: Telf.: 91 357 92 78 - Fax: 91 307 00 38

E-mail: [email protected]

AGENDA

Page 123: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

127

BIENESTAR Y PROTECCIÓN

INFANTIL es la Publicación Oficial de

la Federación de Asociaciones para la

Prevención del Maltrato Infantil,

FAPMI y. Pretende difundir conoci-

mientos relevantes sobre el maltrato y

la protección a la infancia y a la ado-

lescencia.

Envío de manuscritos a la

Secretaría de la Revista:

Los trabajos enviados para su posi-

ble publicación a la Revista Bienestar y

Protección Infantil, versarán sobre

cualquier temática relevante en los

ámbitos de la promoción y protección

de los derechos de la infancia y la ado-

lescencia.

Los manuscritos enviados serán tra-

bajos originales que no hayan sido

publicados ni estén siendo considera-

dos para publicación en otras revistas

o libros.

Los artículos enviados a Bienestar y

Protección Infantil deben acompañarse

de una carta firmada por todos los

autores del trabajo, manifestando que:

• El manuscrito es remitido en

exclusiva a Bienestar y Protección

Infantil, y que no está enviado a cual-

quier otra publicación (ni sometido a

consideración), que no ha sido publi-

cado previamente ni en todo ni en

parte. Estas restricciones no son apli-

cables a los resúmenes derivados de

las presentaciones en Congresos u

otras reuniones científicas.

• Los autores son responsables de

la investigación.

• Los autores han participado en su

concepto y diseño, análisis e interpre-

tación de los datos, escritura y correc-

ción del manuscrito, así como que

aprueban el texto final que ha sido

enviado a Bienestar y Protección

Infantil.

• En caso de estudios sobre pro-

ductos comerciales, los autores no

poseen acuerdo alguno con las com-

pañías cuyos productos aparecen en

el manuscrito enviado. En el caso de

existir alguna relación, deberá ser indi-

cado para discutir con los autores

implicados y si debe ser referido en la

publicación y de qué forma.

Todos los trabajos aceptados que-

dan como propiedad permanente de

Bienestar y Protección Infantil, y no

podrán ser reproducidos en parte o

totalmente sin permiso de la misma.

Los artículos se enviarán mecano-

grafiados en papel Din A-4 (cuatro

NORMAS PARA LA ADMISIÓN DE TRABAJOS Y SU PUBLICACIÓN

Page 124: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

128

copias de todo el contenido), acom-

pañando necesariamente una copia

en soporte informático seguro (disket-

te o, preferentemente, CD), debiendo

éste estar etiquetado y haciendo

constar en la etiqueta el nombre y for-

mato del fichero. Se aceptarán manus-

critos recibidos por correo electrónico

de forma provisional para agilizar los

procedimientos, pero su aceptación

definitiva estará condicionada a la

recepción de la copia en soporte

papel.

Todos los manuscritos se enviarán

al Dr. Jesús García Pérez a FAPMI,

Revista Bienestar y Protección Infantil,

C/ Delicias, 8 - entreplanta, 28045 -

Madrid.

Normas para la elaboración de

manuscritos:

Recomendamos usar formato

Word (u otro compatible), tipo de letra

Arial, Times New Roman o similar,

tamaño 10 a 12, interlineado 1,5 a 2 y

márgenes no inferiores a 2,5 cm. La

extensión máxima del trabajo no será,

en general, mayor de 25 hojas, inclu-

yendo tablas y figuras.

Es recomendable evitar el uso

indiscriminado del formato negrita,

cursiva y subrayado.

Las páginas estarán numeradas

consecutivamente.

Cada manuscrito deberá tener una

portada aparte en la que se indiquen

el título, la autoría y los datos (filiación

institucional, dirección, correo electró-

nico, fax...) de los autores y autoras, así

como fecha de envío.

La segunda página de todos los

textos deberá incluir un resumen en

castellano y en inglés que no sobrepa-

se las 250 palabras. El resumen en

inglés permitirá la inclusión de las

publicaciones en los buscadores elec-

trónicos internacionales. Se adjunta-

rán también las palabras clave, tanto

en castellano como en inglés.

Las referencias bibliográficas en los

manuscritos enviados a la Revista pue-

den ajustarse tanto a las normas

Vancouver (comúnmente utilizadas en

las publicaciones médicas), como a las

normas APA (comúnmente usadas en

las ciencias sociales).

Bibliografía:

Las citas bibliográficas deben ser

numeradas consecutivamente por

orden de aparición en el texto en

números volados. La referencia de

artículos de revistas se hará en el

orden siguiente: autores, empleando

el o los apellidos seguido de la inicial

del nombre, sin puntuación, y separa-

do cada autor por una coma; el título

completo del artículo en lengua origi-

Page 125: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

129

nal; el nombre de la revista según

abreviaturas del Index Medicus, dispo-

nible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/

entrez/jrbrowser.cgi año de aparición,

volumen e indicación de la primera y

última página. Deben mencionarse

todos los autores cuando sean seis o

menos; cuando sean siete o más

deben citarse los seis primeros y aña-

dir después las palabra "et al.". Un

estilo similar se empleará para las citas

de los libros. A continuación se expo-

nen tres ejemplos:

• Artículo

Trenchs Sáinz de la Maza V,

Cambra Lasaosa FJ, Palomeque

Rico A, Balcells Ramírez J, Seriñá

Ramírez C, Hermana Tazanos MT

et al. Limitación terapéutica en cui-

dados intensivos. An Esp Pediatr

2002;57:511-7

Valls Soler A, Páramo Andrés S,

Centeno Monterubio C, Ansó

Oliván S, Gortazar Arias P, Lópezde

Heredia I, et al. Morbimortalidad

en recién nacidos de muy bajo

peso en el control de la calidad de

la asistencia perinatal. An Pediatr

(Barc) 2003; 58:464-70

Nota: Debido al cambio de título

de Anales de pediatría, los artícu-

los deben referenciarse como An

Esp Pediatr para la bibliografía ante-

rior a diciembre de 2002 y como An

Pediatr (Barc) para la bibliografía

posterior a enero de 2003.

• Libro

Carroll JL, Loughlin MG.

Obstructive sleep apnea syndro-

me in infants and children:

Diagnosis and management. En:

Ferber R, Kryger M, editors.

Principles and practice of sleep

medicine in the child. Philadelphia:

WB Saunders, 1995; p. 163-91.

• Capítulo de libro

Blines JE. Dolor abdominal cróni-

co y recurrente. En: Walker-Smith

JA, Hamilton JR, Walker WA edi-

tors. Gastroenterología pediátrica

práctica. 2ª ed. Madrid: Ediciones

Ergon, 1996; p. 25-37.

No deben incluirse en la bibliogra-

fía citaciones del estilo de "comunica-

ción personal", "en preparación",

"sometido a publicación" o de resú-

menes de Congresos que no estén

publicados en una revista científica. Si

se considera imprescindible citar dicho

material debe mencionarse su origen

en el lugar correspondiente del texto.

Para elaborar la bibliografía puede

consultar las normas de Vancouver

(edición 1997). Disponible en:

http://www.icmje.org

Page 126: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

130

Tablas:

Deben ser numeradas en caracte-

res árabes por orden de aparición en

el texto. Serán escritas a doble espa-

cio, no sobrepasarán el tamaño de un

folio y se remitirán en hojas separadas.

Tendrán un título en la parte superior

que describa concisamente su conte-

nido, de manera que la tabla sea com-

prensible por sí misma sin necesidad

de leer el texto del artículo. Si se utili-

zan abreviaturas deben explicarse al

pie de la tabla. Debe evitarse presen-

tar los mismos datos en texto, tablas y

figuras.

Figuras:

Tanto se trate de gráficas, dibujos o

fotografías, se numerarán en caracte-

res árabes de manera correlativa y

conjunta como figuras, por orden de

aparición en el texto. Deben entregar-

se en papel o en copia fotográfica níti-

da en blanco y negro (no diapositiva)

de un tamaño máximo de 20,3 por

25,4 cm. En el dorso de la figura debe-

rá adherirse una etiqueta en que figu-

ren: número de la figura, nombre del

primer autor y orientación de la misma

(mediante una flecha, por ejemplo).

Las figuras se entregarán en un sobre,

sin montar.

Las microfotografías deben incluir

escala e indicación de los aumentos.

Eventualmente es posible la reproduc-

ción de fotografías o dibujos en color,

siempre que sea aceptado por el

Equipo de Dirección y Redacción.

Si se reproducen fotografías de

pacientes, éstos no deben ser identifi-

cados y, si lo son, deben acompañarse

las mismas de un permiso escrito de los

padres que autorice su reproducción.

Las figuras se acompañarán del

correspondiente pie, escrito en hoja

incorporada al texto.

Aceptación y publicación de los

trabajos:

Los originales que no se ajusten a

todas las especificaciones anteriores

serán devueltos a los autores o autoras.

La dirección de la Revista solicitará

a autores y autoras cuantas modifica-

ciones sean sugeridas por los evalua-

dores o se estimen oportunas por el

Consejo Editorial.

Las informaciones y opiniones que

se reflejen en los manuscritos son la

exclusiva responsabilidad de sus auto-

res y autoras, no reflejando necesaria-

mente la opinión de la FAPMI o del

Consejo Editorial de la Revista.

Cartas al Director:

En esta sección se admitirán breves

comunicaciones, incluyendo notas clí-

nicas, y comunicaciones preliminares

Page 127: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

131

que por sus características puedan ser

resumidas en un breve texto. Así

mismo, aquellas comunicaciones en

relación a trabajos publicados en la

Revista Bienestar y Protección Infantil,

siempre que introduzcan aportaciones

novedosas. La extensión máxima será

de 750 palabras, el número de citas

bibliográficas no será superior a 10 y

se admitirá una figura y una tabla. Es

aconsejable que el número de firman-

tes no sea superior a cuatro.

Artículos Especiales:

Bajo este epígrafe se publicarán

trabajos de interés particular para la

Infancia.

Educación Continuada:

Puesta al día de temas básicos de

interés general que se desarrollarán

de manera extensa a lo largo de varios

números. Estos artículos son exclusiva-

mente encargados por la redacción de

la Revista.

Crítica de libros:

Los libros que sean enviados a la

Secretaría de Redacción serán objeto

de crítica si se considera de interés

para los lectores. El envío de un libro

no implica necesariamente que será

publicada su crítica. En cualquier caso,

los libros remitidos no serán devueltos

ni se enviará reconocimiento de su

recepción.

Otras secciones:

Bienestar y Protección Infantil

publicará los informes técnicos de

Organizaciones y Observatorios de la

Infancia, así como el contenido de sus

reuniones. Cada Sección dispondrá

de un máximo de 15 páginas impresas

anuales, lo que representa aproxima-

damente unos 40 resúmenes.

Revista de Prensa: Resúmenes

actuales de aquellos temas de interés

social en especial referencia al niño de

riesgo social.

Protocolos: Actualización de aque-

llos temas básicos de interés para el

cuidado del niño en todas sus vertien-

tes biopsicosociales.

Publicaciones: Libros de actuali-

dad, Revistas...

Responsabilidades éticas:

Permisos para reproducir material

ya publicado. Los autores son respon-

sables de obtener los oportunos per-

misos para reproducir en Bienestar y

Protección Infantil material (texto,

tablas o figuras) de otras publicacio-

nes. Estos permisos deben solicitarse

tanto al autor como a la editorial que

ha publicado dicho material.

Page 128: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

132

Autoría:

En la lista de autores deben figurar

únicamente aquellas personas que

han contribuido intelectualmente al

desarrollo del trabajo. Haber ayudado

en la colección de datos o haber par-

ticipado en alguna técnica no son por

sí mismos criterios suficientes para

figurar como autor. En general, para

figurar como autor se deben cumplir

los siguientes requisitos:

1. Haber participado en la concep-

ción y realización del trabajo que ha

dado como resultado el artículo en

cuestión.

2. Haber participado en la redac-

ción del texto y en las posibles revisio-

nes del mismo.

3. Haber aprobado la versión que

finalmente va a ser publicada.

La Secretaría de Redacción de

Bienestar y Protección Infantil declina

cualquier responsabilidad sobre posibles

conflictos derivados de la autoría de los

trabajos que se publican en la Revista.

Publicación previa:

El contenido del artículo debe ser

completamente original, no haber

sido publicado previamente ni estar

enviado a cualquier otra publicación

(ni sometido a consideración). Estas

restricciones no son aplicables a los

resúmenes publicados de comunica-

ciones, ponencias o conferencias pre-

sentados en reuniones científicas

nacionales o internacionales. Cuando

el artículo enviado para publicación

sea de un tema similar al de otro artí-

culo publicado por los autores, debe-

rán enviar una fotocopia de dicho tra-

bajo para que el Equipo de Dirección

y Redacción compruebe que no existe

riesgo de duplicación en la publicación.

Los autores deben ser conscientes

que no revelar que el material someti-

do a publicación ha sido ya total o par-

cialmente publicado constituye un

grave quebranto de la ética científica.

Compruebe el contenido de su

envío:

Carta con firma de todos los auto-

res; cuatro copias completas del artí-

culo; Página titular incluyendo: título,

lista de autores, nombre y dirección

del centro, financiación, teléfono, fax

del autor, e-mail, recuento de palabras,

fecha de envío; Resumen en castellano

(en hoja aparte); Resumen en inglés

(en hoja aparte); Palabras clave (en cas-

tellano e inglés); Texto; Bibliografía (en

hoja aparte); Leyendas de las figuras

(en hoja aparte); Tablas (en hoja apar-

te); Figuras identificadas; Carta de per-

miso si se reproduce material;

Consentimiento informado para fotos.

Page 129: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

133

BIENESTAR Y PROTECCIÓN INFANTILBOLETÍN DE SUSCRIPCIÓN

Empresa NIFApellidos Nombre DNIDomicilio Población Código Postal ProvinciaTeléfono Fax Correo electrónico Puesto de trabajo actual Suscripción Año

FORMA DE PAGO

Adjunto cheque nominativo a FAPMI, Revista Bienestar y Protección Infantil, c/ Delicias, nº 8 - entreplanta, 28045 Madrid.Adjunto duplicado de transferencia bancaria a FAPMI, Revista Bienestar yProtección Infantil. Nº cuenta: 2100 3889 17 0200030249“La Caixa” (preferible)Mediante domiciliación bancariaD/DªDomiciliado enPoblación ProvinciaAutoriza a la Revista Bienestar y Protección Infantil a que se haga efectiva, aPartir de , la cuota anual de suscripción de la misma a través del Banco/CajaEntidad Oficina DCNª de CuentaDomicilio BancarioPoblaciónCódigo Postal Provincia

En , a de de 2.00

Firma DNI

Page 130: bienestar protección infantil

Bienestar y Protección InfantilVolumen III. Número 2. Julio/Diciembre 2004

134

Asociación Catalana per laInfancia Maltractada (ACIM)Presidenta: Ana SebastiánAusiàs Marc, 77, 1º 1ª08013 - BARCELONATfno.: 93 511 44 16 - 17 - 18Fax 93 245 65 [email protected] www.acim.es

Asociación Madrileña para laPrevención de los Malos Tratosa la Infancia (APIMM) Presidente: Jesús García Pérez C/ Delicias, 8 - Entreplanta28045 - MADRIDTfno.: 91 467 18 [email protected]

Asociación Vasca para la Ayudaa la Infancia Maltratada (AVAIM)Presidenta: Rosa ArruabarrenaTeránEdificio Txara, 1Pº Zarategui, nº 10020015 - SAN SEBASTIÁNTfno. y fax: 943 48 26 [email protected]

Asociación Andaluza para laDefensa de la Infancia yPrevención de los Malos Tratos(ADIMA)Presidenta: Pilar LapetraCoderqueAvda. Hytasa, 5 - 1º A41006 - SEVILLATfno.: 95 463 63 [email protected]

Asociación Murciana de Apoyo ala Infancia (AMAIM)Presidenta: Mª José ParteraGonzálezC/ Puerta Nueva, 22 - entresuelo P.530008 - MURCIATfno y Fax: 968 20 11 [email protected]

Asociación Valenciana para laPromoción de los Derechos delNiño y Prevención del MaltratoInfantil (APREMI)Presidenta: Amelia López CayuelaC/ Ruzafa , 52 3ª46006 - VALENCIATfno. y Fax: 96 395 31 [email protected]

Asociación Castellano-Leonesapara la Defensa de La Infancia yJuventud (REA)Presidente: Pedro Gómez BosqueC/ Antonio Lorenzo Hurtado, nº 5(Edificio Cruz Roja)47014 - [email protected]

Asociación Asturiana para laAtención y el cuidado de laInfancia (ASACI)Presidente: Jorge Fernández del ValleC/ Fernández Ladreda, 4833011 - OVIEDO (Asturias)[email protected]

Asociación Contra el MaltratoInfantil de Castilla La Mancha(AMIC)Presidente: Miguel A. JiménezRamírezC/ Antonio Machado, 4, Portal-3, 1º A16400 - TARANCÓN (CUENCA)

Asociación Pro Infancia enNavarra (APROIN)Presidente: Patxi NuinResidencia Juvenil Lagun EtxeaCarretera Tajonar, Km. 231192 - MUTILVA BAJA (NAVARRA)Tfno.: 948 23 68 79Fax: 948 15 18 [email protected]

Centro de Asistencia a Víctimasde Agresiones Sexuales (CAVAS)Presidenta: Eva Gómez PérezAvda. Reina Victoria, 33 - Entr.39004 - Santander (Cantabria)Tfno. y Fax: 942 21 95 00

Federación de Asociaciones para la Prevencióndel Maltrato Infantil (FAPMI)Presidente: Jesús García Pérez

C/ Delicias, 8 - entreplanta28045 - MADRID

Tfno.: 91 468 26 62Fax 91 527 76 [email protected]

http://www.fapmi.es

Page 131: bienestar protección infantil