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  • ___________________________________________________________Ernst Cassirer - Antropologa Filosfica - pg. 2

    ERNST CASSIRER

    ANTROPOLOGAFILOSFICA

    Introduccin a una filosofa de la cultura

    FONDO DE CULTURA ECONMICAMEXICO

  • ___________________________________________________________Ernst Cassirer - Antropologa Filosfica - pg. 3

    Ttulo de esta obra en ingls:Essay on man 1967 Yale University Press, New Haven, Connecticut.

    Traduccin al espaol: eugenio maz

    D. R. 1967 fondo de cultura econmicaAv. de la Universidad 975, Mxico 12, D. F.

    Impreso en MxicoA charles W. Hendel con amistad y gratitud

    Primera edicin en ingls, 1944Primera edicin en espaol, 1945Segunda edicin en espaol, 1951Tercera edicin en espaol (Coleccin Popular), 1963Cuarta edicin en espaol (Coleccin Popular), 1965Quinta edicin en espaol (Coleccin Popular), 1968

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  • ___________________________________________________________Ernst Cassirer - Antropologa Filosfica - pg. 4

    INDICE

    Prefacio. 5

    Primera Parte: Qu es el hombre? 9

    I. La crisis en el conocimiento del hombre 10

    II. Una clave de la naturaleza del hombre: el smbolo 45

    III. De las reacciones animales a las respuestas humanas 51

    IV. El mundo humano del espacio y del tiempo. 76

    V. Hechos e ideales 99

    Segunda Parte: El hombre y la cultura 110

    VI. Definicin del hombre en trminos de cultura 111

    VII. Mito y Religin 125

    VIII. El lenguaje 186

    IX. El Arte 233

    X. La Historia 288

    XI. La Ciencia 348

    XII. Resumen y conclusin 372

  • ___________________________________________________________Ernst Cassirer - Antropologa Filosfica - pg. 5

    PREFACIO

    El primer impulso para escribir este libro se lo debo a misamigos ingleses y norteamericanos que han insistido repeti-damente para que publicara una traduccin inglesa de mi Fi-losofa de las formas simblicas. Aunque me hubiera compla-cido corresponder a sus deseos, me di cuenta, a los primerospasos, de que la tarea era impracticable y hasta resultaba, enlas actuales circunstancias, injustificable la reproduccin dellibro en su integridad. Por lo que respecta al lector le hubieraexigido un gran esfuerzo de atencin la lectura de un estudioen tres volmenes que se ocupa de un tema difcil y abstracto.Pero tambin desde el punto de vista del autor era poco prac-ticable o aconsejable la publicacin de una obra planeada yescrita hace ms de veinticinco aos. Desde esa fecha, el autorha proseguido sus estudios sobre la materia. Ha podido cono-cer muchos hechos nuevos y se ha tenido que enfrentar connuevos problemas. Hasta los mismos problemas viejos sonvistos por l desde un ngulo diferente y aparecen con unailuminacin distinta. Por todas estas razones me decid a partirotra vez y a escribir un libro enteramente nuevo. Este librotena que ser mucho ms breve que el primero. "Un librogrande dice Lessing, es un gran dao". Cuando escribami Filosofa de las formas simblicas estaba yo tan absorbidopor el tema que olvid o descuid esta mxima estilstica. Enla actualidad me siento mucho ms inclinado a suscribir laspalabras de Lessing. En lugar de ofrecer una exposicin deta-llada de los hechos y una morosa discusin de las teoras, he

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    procurado concentrarme en unos cuantos puntos que se mefiguran de especial importancia filosfica y he tratado de ex-presar mis pensamientos con la mayor brevedad y concisin.

    De todos modos, el libro tiene que tratar de temas que, a pri-mera vista, pueden parecer bastante dispares.

    Un libro que se ocupa de cuestiones psicolgicas, ontolgicas,epistemolgicas, y que contiene captulos que se refieren almito y a la religin, al lenguaje y al arte, a la ciencia y a lahistoria, se expone al reproche de no ser ms que un mixtumcompositum de las cosas ms diversas y heterogneas. Esperoque el lector, despus de ledas sus pginas, encontrar que elreproche es infundado. Uno de mis propsitos principales secifra en convencerle de que todos los temas de que se trata eneste libro no constituyen, despus de todo, ms que un solotema. Representan caminos diferentes que llevan a un centrocomn y, a mi parecer, corresponde a una filosofa de la cul-tura el encontrar y fijar este centro.

    Por lo que respecta al estilo del libro ha significado sin dudauna seria desventaja el haberlo tenido que escribir en una len-gua que no es la materna. Difcilmente hubiera superado esteobstculo sin la ayuda de mi amigo James Pettegrove, delState Teachers College de New Jersey. Ha revisado todo elmanuscrito y me ha aconsejado discretamente en todas lascuestiones lingsticas y estilsticas. Pero tambin le estoymuy agradecido por muchas observaciones valiosas y perti-nentes en lo que se refiere a la materia del libro.

    No es que pretenda escribir un libro popular sobre una materiaque, en tantos respectos, se resiste a toda vulgarizacin. Por

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    otra parte, tampoco este libro se halla destinado exclusiva-mente a profesores o filsofos. Los problemas fundamentalesde la cultura humana revisten un inters humano general ytienen que hacerse accesibles al gran pblico. He tratado, porlo tanto, de eludir todos los tecnicismos y he procurado expre-sarme con la mayor claridad y sencillez posibles. Quisiera ad-vertir, de todos modos, a mis posibles crticos, que lo que yopuedo ofrecer en esta ocasin es, ms bien, una explicacin yuna ilustracin de mi teora mejor que una demostracin.

    Deliberadamente me propongo no presentar una teora aca-bada, expresada en estilo dogmtico. Por el contrario, he pro-curado colocar a los lectores en posicin de juzgar por smismos. Claro que no ha sido posible mostrar ante ellos todala masa de prueba emprica en que se basa mi tesis principal.Pero, por lo menos, he procurado ofrecer amplias y ricas citasde los libros sobresalientes en las diversas materias. El lectorno va a encontrar una bibliografa completa, pues hasta losttulos de una bibliografa semejante hubieran rebasa do conmucho el espacio de que dispona. Me he tenido que contentarcon citar aquellos autores con los que me creo ms en deuda ycon seleccionar aquellos ejemplos que me parecan ofreceruna significacin tpica y un inters filosfico extraordinario.

    Al dedicar la obra a Charles W. Hendel deseo expresar miprofunda gratitud al hombre que me ayud a preparar estelibro con un celo infatigable. Fue el primero a quien hablsobre su plan general. Sin su inters por el tema del libro y suamistoso inters personal por el autor, difcilmente hubieratenido yo valor para publicarlo. Ha ledo el manuscrito variasveces y he podido recoger sugestiones crticas que han resul-

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    tado valiosas y de gran ayuda.

    La dedicatoria no slo posee un sentido personal sino tambinsimblico. Al dedicar este libro al Presidente del Departa-mento de Filosofa y al Director de los estudios para gradua-dos de la Universidad de Yale quiero expresar mi gratitudcordial al Departamento mismo. Cuando hace tres aos lle-gaba yo a la Universidad de Yale, fue una grata sorpresa param encontrar una estrecha colaboracin, que se extenda a unancho campo. Fue un placer especial y un gran privilegio tra-bajar junto con mis colegas ms jvenes en seminarios colec-tivos de materias varias. Representaba una nueva experienciaen mi larga vida acadmica, experiencia verdaderamente inte-resante y estimulante. Siempre recordar estos seminarioscolectivos, uno de filosofa de la historia, otro de filosofa dela ciencia, un tercero de teora del conocimiento, mantenidospor Charles Hendel y Hajo Holborn, F.S.C. Northrop, HenryMargenau, Monroe Beardsley, Frederic Fitch y Charles Ste-venson.

    Debo considerar este libro, en una gran medida, como el pro-ducto de mi trabajo en la escuela de graduados de la Universi-dad de Yale, y aprovecho la oportunidad para expresar mireconocimiento al decano de la escuela, Edgar S. Furniss, porla hospitalidad que me ha brindado en estos tres ltimos aos.Tambin debo un agradecimiento cordial a mis estudiantes.He discutido con ellos casi todos los problemas contenidos eneste libro y espero que encontrarn muchas huellas de nuestraobra comn en las pginas que siguen.

    Ernst CassirerUniversidad de Yale

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    PRIMERA PARTE

    QUE ES EL HOMBRE?

    I.

  • ___________________________________________________________Ernst Cassirer - Antropologa Filosfica - pg. 10

    LA CRISISEN EL CONOCIMIENTO DEL HOMBRE

    Parece reconocerse en general que la autognosis constituye elpropsito supremo de la indagacin filosfica. En todos losconflictos entre las diferentes escuelas este objetivo ha per-manecido invariable e inconmovible: prob ser el punto ar-quimdico, el centro fijo e inmutable de todo pensamiento.Tampoco los pensadores ms escpticos negaron la posibili-dad y la necesidad del autoconocimiento. Desconfiaban detodos los principios generales concernientes a la naturaleza delas cosas pero esta desconfianza se enderezaba a inaugurarnuevos y ms seguros modos de investigacin. En la historiade la filosofa el escepticismo ha sido, muy a menudo, el meroenvs de un humanismo resuelto. Al negar y destruir la certe-za objetiva del mundo exterior, el escptico espera conducirtodos los pensamientos del hombre hacia s mismo. El cono-cimiento propio, declara, es el requisito previo y principal dela realizacin que nos conecta con el mundo exterior a fin degozar de s mismo. Tenemos que tratar de