Benjamín Gavarre - Casa de Recuperación Para Mujeres

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Casa de recuperación para mujeres… De Benjamín Gavarre 1 CAMERINO DE LA ‘LA CHUECA’. Vemos a Sarita Amor, alias La Chueca, horas antes de salir al escenario. Ella, modelo y famosa vedette siempre en decadencia, da una entrevista exclusiva a la Reportera del programa estelar de chismes de “una importante cadena de televisión”. Reportera.– Háblanos de la casa. La Chueca.- Tú la conociste, ¿qué ya no te acuerdas? La Novia de Ella les dijo a ustedes, los de la tele, después de tanto andar tras las autoridades, después de cansarse de que la mandaran directito a la chingada... pues fue a la tele, con ustedes. Tú misma la conociste, la Casa de recuperación para Mujeres “Las Cruces”, aunque ahora me hagas preguntas de lo que tú ya sabes. Te hiciste pasar por drogadicta y te ingresó tu dizque tía. Llegó a pagar sus tres mil pesos del primer mes y, después, se hizo ojo de hormiga, como hacían muchos, como hacían casi todos los “preocupadísimos” padres y los “acongojados” hermanos y las “tristísimas” tías. Te abandonó, se desentendió de ti como se desentendían todos. Te dejó ahí, encerrada para ver si te “recuperaban”, a la buena de Dios, o lo que es peor, en las manos de la cabrona de Adelaida. 1

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obra de teatro

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La entrevista con La Chueca

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Casa de recuperacin para mujeresDe Benjamn Gavarre

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Camerino de la La Chueca.

Vemos a Sarita Amor, alias La Chueca, horas antes de salir al escenario. Ella, modelo y famosa vedette siempre en decadencia, da una entrevista exclusiva a la Reportera del programa estelar de chismes de una importante cadena de televisin.

Reportera. Hblanos de la casa.

La Chueca.- T la conociste, qu ya no te acuerdas? La Novia de Ella les dijo a ustedes, los de la tele, despus de tanto andar tras las autoridades, despus de cansarse de que la mandaran directito a la chingada... pues fue a la tele, con ustedes. T misma la conociste, la Casa de recuperacin para Mujeres Las Cruces, aunque ahora me hagas preguntas de lo que t ya sabes. Te hiciste pasar por drogadicta y te ingres tu dizque ta. Lleg a pagar sus tres mil pesos del primer mes y, despus, se hizo ojo de hormiga, como hacan muchos, como hacan casi todos los preocupadsimos padres y los acongojados hermanos y las tristsimas tas. Te abandon, se desentendi de ti como se desentendan todos. Te dej ah, encerrada para ver si te recuperaban, a la buena de Dios, o lo que es peor, en las manos de la cabrona de Adelaida.

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Bodega de La casa de Las Cruces.

Vemos costales de pan, cajas de jugos, latas, refrescos, y en general vveres, es decir, las donaciones supuestamente destinadas para las mujeres de Las Cruces. Adelaida realiza un inventario con la ayuda de algunas internas.

Adelaida. (A las muchachas) Ustedes no saben agradecer. Yo les doy todo y ustedes no saben reconocerla a una. Si me tienen envidia... se les nota. Pero, en vez de estar con su mala sangre deban seguir mi ejemplo. Yo he llegado a ser una chingona porque le echo ganas. Yo s soy bien luchona! A ver, quin de ustedes se siente capaz de seguirme el paso?

Lucrecia. Yo, Adelaida; t eres mi ejemplo.

Adelaida. T no eres ms que una pobre pendeja.

Carmela. Y una perra lambiscona!Lucrecia. Perra jodida t, marrana!

Natalia. (Aparte, a Carmela) Las dos son un par de estpidas, no se dan cuenta de que la vieja las pone a girar?

Carmela. (Aparte a Natalia) Es que esta Lucrecia se pasa, de veras. Cree que de lambiscona, como es, va a lograr mucho con la mugre vieja.

Adelaida. Qu tanto se secretean ustedes! No quieran pasarse de lanzas conmigo porque ya saben que me las chingo!

Lucrecia. Siempre andan hablando mal de ti, Adelaida. Te tienen envidia, como t dices.

Adelaida. Eso me gusta... No me importa que no me quieran, pero que me tengan envidia est bien, para que se acerquen un poquito a lo que soy ahora, para que me imiten. (A Lucrecia) Y t? Me vas a decir que t no me tienes envidia.

Lucrecia. Yo te admiro, Adelaida.

Carmela. Eres una lamehuevos.

Lucrecia. Semos, o si no por qu ests t tambin de achichincle, pinche Carmela. Por qu no te vas a acostar como las otras? Quieres pescar hueso t tambin o qu chingados?

Adelaida. Sabes una cosa, Lucrecia?... Ya que dices que me admiras te lo voy a tomar en cuenta... Te voy a dar...

Lucrecia. (Ansiosa) Qu cosa!

Adelaida. No. No s...

Lucrecia. Pdeme algo; lo que t quieras.

Adelaida. Lo que yo quiera? No s. Tal vez te nombro mi secretaria personal. O mejor: Encargada de Trabajos Especiales, ya sabes... Estaras al pendiente de las compras, de las donaciones... Y hasta de las... Pero no. No iba a ser justo para las dems.

Lucrecia. A las dems no les interesa.

Carmela. Y a ti quin te dijo? Yo tambin puedo ser Encargada!

Natalia. (Aparte) Otra que se la traga toda.

Adelaida. Qu dijiste, Natalia?

Natalia. Yo... Nada ms deca que si por ese trabajo va una a recibir un sueldo.

Adelaida. Dinero?... No. Ya saben que estamos siempre cortos de efectivo. Vivimos gracias a las donaciones en especie. No hay sueldo, cmo crees. Pero puede haber algunos beneficios... Sobre todo el beneficio de sentirse til.

Natalia. Bonito pago.

Adelaida. No te parece suficiente? Yo hasta haba pensado en tomarte en cuenta a ti, Natalia, pero me preocupaba que estuvieras tan vieja y que fueras tan retobada.

Natalia. Habas pensado en m? No me hagas rer.

Lucrecia. Yo hago el trabajo, Adelaida; yo puedo.

Carmela. (A Lucrecia) Pinche arrastrada!

Natalia. Pobre criatura, necesita sentirse algo!

Adelaida. S, haba pensado en ti, Lucrecia; tal vez t puedas ocupar el puesto ms adelante; pero por lo pronto vamos a ver cmo lo hace Natalia, si es que est de acuerdo.

Natalia. Yo? No que estoy muy vieja y no s qu.

Adelaida. Te doy esa oportunidad, la tomas o si no ya sabes que otras estn ms que puestas.

Lucrecia. Dame chance a m, yo puedo ser Encargada.

Carmela. Y yo no? Yo tambin puedo, Adelaida!

Natalia. (Acepta, sin alegra) Muy bien... Acepto el puesto.

Lucrecia. No, por favor, Adelaida! T habas pensado en m!

Carmela. Puta madre!

Adelaida. (A Natalia) Muy bien, pues vamos a ver cmo lo haces. A ver si no me arrepiento de poner a una vieja como t.

Natalia. Pues s, a ver... si no te arrepientes.

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Camerino de La Chueca.

Contina la Entrevista

Reportera. Hblanos de la casa.La Chueca. Por fuera no se ve gran cosa. Es como de esas que hay muchas en Las Cruces. Casa grande con un patio lo que se dice patio, y una barda no muy alta, pero con alambre de pas. Abajo est una sala grande, pero no tan grande como para tantos catres que haba de noche. Abajo tambin estaba la cocina, la bodega para las donaciones y el mugriento bao para nosotras. Arriba, tres recmaras con sus tres baos intocables, para la seora, para el seor, para Ramiro, el hijito del seor, y de la seora, claro.4

Sala de la Casa de Las Cruces.

Es en realidad el dormitorio de Las Internas. Ellas, ms de veinte mujeres de todas las edades, uniformadas con andrajos, entran, cada una de ellas cargando su propio catre y cobija. Se instalan, dirigidas por la severa mirada de Natalia, la nueva Encargada, quien con su sola presencia parece dirigir la difcil tarea de organizar una noche ms para las internas de Las Cruces.

La Novia de Ella, observa la difcil faena de las mujeres a las que ha decidido dar consuelo, ayuda espiritual. La Novia de Ella, lesbiana y cristiana, es la hermana incmoda de Adelaida, quien nunca se ha decidido a correrla de Las Cruces.

Mientras las internas instalan su dormitorio, la Reportera y La Chueca abandonan el Camerino donde se realizaba la entrevista y se integran, catre y cobija en mano, al grupo.

La escena se vuelve irreal, La Novia de Ella recoge la ropa fina de las dos mujeres y les entrega sus andrajos. Las ayuda a instalarse y a cambiarse de ropa.

Las veinte internas son como espectros. No hablan ni intervienen en la accin. Son entes fantasmales, coro que no habla, presencia ominosa, vida ultrajada, sin destino, sin salida.

La Novia de Ella. (Le habla a La Reportera sin que puedan escucharla Adelaida, Natalia, Lucrecia, Carmela o las dems internas. Mientras habla, peina casi con devocin el cabello de La Chueca) Cuando entrabas ola a puritita mierda, a sangre menstrual, a encierro, a desesperacin, a olvido. Yo haba entrado a baos de hombres, a mingitorios, pero esa casa ola como a mil partes pudendas de cadveres rancios.

La Chueca. (Le habla a La Reportera, contina con la actitud de quien da una entrevista, aunque su situacin es evidentemente distinta) Las mujeres eran de dos clases: las drogadictas, las locas y las nias que mandaron sus padres que porque haban salido con su domingo siete. Entonces eran de tres clases, qu no? O eran de ms clases, porque estaban todas mezcladas, todas arrempujadas en el cuarto grande, muy grande s, pero que no alcanzaba para que tantas mujeres se durmieran ah como pudieran, unas pegadas con las otras, untadas, nalga con nalga, trapo rancio junto a baba lechosa, espanto con miseria, miseria con olvido. Turnndose, cuando podan, para equilibrar los dolores del cuerpo, para que no tuvieran esa sensacin de estar todas jodidas durante toda la noche.

La Novia de Ella. Eran a veces veinte mujeres, a veces parecan ms de cuarenta. Drogadictas, esquizofrnicas, autistas y hasta enfermas terminales. Quesque casa de apoyo para mujeres drogadictas, pero haba toda clase de casos, sobre todo mujeres con problemas a las que nadie quera en sus casas, nias que abortaron o en vas de abortar, viejas alcohlicas, viejas con demencia senil, todas metidas en el mismo costal.

La Reportera. (A la Novia de Ella) Y cmo se mantena la casa? Las autoridades daban apoyo? Les alcanzaba el dinero de los familiares?

La Novia de Ella. Las autoridades se hacan pendejas y los familiares se echaban a correr una vez que se haban deshecho de su problema. Las Cruces se mantena con la ayuda las buenas conciencias, los importantes que dan pan de desecho, pero fino, no? Pan de caja, del que no se vendi, pero fino y alguna vez caro. Y adems mi hermana Adelaida reciba jugos y reciba refrescos y de los mejores de cola. Todo de puro desecho.

La Chueca. La vieja se pona, se arrastraba como para dar lstima, para que le dieran para sus cuarenta muchachas. Se pona como gata en brama, como si fuera una santa de Calcuta que haca el bien, sin que nadie pusiera en duda sus intenciones de ayudar a las jodidas, pero a nosotras nos daba nada ms tortillas verdes y una cucharada de mantequilla con un poco de agua de pipa.

Reportera. No entiendo? Qu es el agua de pipa?

La Chueca. Es el agua con la que nos mantenamos siempre bien enfermas.

La Novia de Ella. Si yo no saba como era esa agua. Ora s s, cmo que la traan uno que otro da en grandes tanques llenos de agua, que ahora yo s que as les llaman pipas. Y esa es el agua que se toman porque no hay otra, porque hasta Las Cruces no sube porque est muy alto, y las muchachas se tienen que tomar esa agua as sin hervir y no s cmo no se moran todas, que son como los perros de la calle que mientras ms jodidos viven ms aguantan. Y pues no se moran y ah vivan con diarrea, con fiebre y metindose la coca que les daba el hijo del Gordo Seboso cada vez que se las coga. Y prale de contar porque otras veces no coman nada y seguan tomndose el agua sucia y no se podan baar, por lo mismo del agua que estaba racionada, como campo de concentracin, qu no?... Y lo peor es que no les daban tampoco papel para cuando queran orinar y se tenan que quedar as, con el olor a miados. Y tampoco les daban papel para las evacuaciones, no?, o con perdn para cuando iban a cagar, y pues s, por eso ah ola todo el tiempo a excremento, a puritita mierda.

La Reportera. Y cmo lleg Adelaida a quedarse con toda la casa?

La Chueca. Se ali con el gordo barrign que era todo menos guapo. Era feo como un chango y eso s, panzn, bien panzn agusanado. Lo peor era cuando se pona a hablar. Contaba que se coga a su madre y no le daba pena decirlo, porque en ese entonces se la pasaba bien drogado y ya no me acuerdo si se la coga y lleg a matarla, o s solo se la coga, lo que ya resulta bastante jodido, pinche cerdo barrign.

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Sala de la Casa de Las Cruces.

Entra a escena Gervasio, es un hombre lascivo. Recorre el dormitorio como si fuera un supermercado en el que va a decidir qu llevar. La mayora de las internas ante su presencia se incorporan alteradas y se llevan sus catres y cobijas. Las pocas que se quedan lo tocan como esperando una recompensa. Gervasio escoge a una de las mujeres, le da un pase de coca y la empieza a besuquear y a manosear hasta llegar a un coito grotesco.

La Chueca. Con todo as, el Cerdo me quera siempre coger y me quera coger igual cuando me daban los ataques. Se quera coger a todas las chamacas, a las ms jvenes pues claro, a ellas les daba su coca y hasta de comer lo que l coma, pero a m me estaba siempre revisando la mirada, como para saber si me iba a dar otra vez la epilepsia, que siempre que me privaba acababa yo en el suelo y el chango se me quera montar encima, pero... Yo no lo dejaba. Quin se crea. Se senta como el jefe del harem, nos quera manejar a todas con coca y con comida, o con mariguana o con lo que fuera. 6

Recmara de Gervasio.

Gervasio, est sentado en un silln chillante. Testigos de la escena, La Novia de Ella y la Reportera, miran con desagrado cmo La Chueca lava los pies del hombre.Gervasio. (A la Chueca) Si me besas los pies hoy comes bien.

La Chueca. Y qu me vas a dar, tortillas duras?

Gervasio. Hoy comes de lo mismo que nosotros. Si me besas los pies.

La Chueca. Cmo quieres que lo haga.

Gervasio. A lengetazos, pendeja, cmo si no.

La Chueca. No s. Me da mucho asco. Qu van a comer.

Gervasio. Pollo rostizado, y si me da la gana te invito unas chelas...

La Chueca. Sale, pero quiero muslo y pierna.

Gervasio. Si me da la gana te doy un pollo entero.

La Chueca. Y quiero un pase.

Gervasio.- Un pase?... Pueque.

La Chueca.- Nada ms quieres que te bese los pies?

Gervasio.- (Falso) No s, me da pena.

La Chueca.- Vas a ver cmo s vas a querer.

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Video

Se enciende una enorme pantalla en la que vemos a La Novia de Ella entrevistada por la Reportera.

La Novia de ella. Y s, literalmente la famlica reciba algo ms que la cucharada de consom que las internas de ese campo de concentracin de Las Cruces reciban cada da, para sobrevivir, claro, para que no hubiera manera de llamar al Ministerio y al Servicio Mdico Forense, para que nadie tuviera que decir: En la casa de correccin de adicciones de Las Cruces se acaba de morir la Artista, la famlica ms famosa, la actriz que todos conocen que vaya usted a creerlo o no, pero estaba como si fuera enferma de sida, en los puros huesos, sin carne ya, porque su cuerpo se la coma toda enterita. Se la chupaba su propio cuerpo, como si fuera su enemigo.

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En el patio.

Algunas internas deambulan o permanecen postradas mientras Natalia, Lucrecia y Carmela limpian y decoran el lugar. Algunas de las internas, pueden estar representadas como muecas de trapo de tamao natural. La Encargada y sus ayudantes las mueven, como eso, como entes sin vida. La Reportera, silenciosa, siempre testigo, se mantiene a cierta distancia de la accin, sin que las dems mujeres reparen en su presencia.

Adelaida. Muchachas, hoy tenemos fiesta.

Carmela. Otra manera de jodernos.

Lucrecia. Yo s le entro, el ao pasado hubo tacos y tequila. La pasamos bien.

Natalia. Bonita manera de pasarla bien. Una vez al ao. Pero luego, la vieja nos echa en cara todos los das todo lo que nos comimos en su cumpleaos.

Lucrecia. No celebra su cumpleaos. Cada ao hace fiesta para pregonar que ya no fuma, que ya no toma. Que dej atrs y para siempre la mota, la coca y el alcohol.

Carmela. S cmo no, si cada ao saca la tequila y las chelas y anda toda como araa. Bonita celebracin.

Lucrecia. Pero el resto del ao no toma. Nada ms unas chelitas, pero eso no es alcohol.

Carmela. No, t. Es consom de pollo como el que nos dan de tragar a todas.

Lucrecia. A ti ser, porque a Natalia y a m, que somos conses, nos dan bien de comer.

Natalia. (A Carmela) A ti tambin te va a dar, no te preocupes, ya ests haciendo mritos.

Carmela. Yo no me vendo por un plato de lentejas.

Natalia. Ah, no? Y qu haces aqu de lambiscona ayudando a la limpieza?

Lucrecia. Anda de hipcrita y pendeja, porque bien que quiere de los beneficios, pero se hace la digna.

Carmela. (Le jala el pelo) Ya me cagaste el palo!

Lucrecia. (Se defiende. Se golpean con rabia) Pues t sers cabrn, pendeja, para tener palo.

Natalia. Se estn! Se estn quietas o ya saben, las dos al cuartito!

Carmela. Ya estuvo, ya estuvo.

Natalia. ndenles! Todava hay mucho qu hacer.

Siguen limpiando y adornando el lugar.

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Video.

En la pantalla, La Novia de Ella habla a la Reportera sobre la Celebracin de Adelaida.

La Novia de Ella. Y s, Sarita Amor, la Chueca, muy famlica, muerta de fro, llena de fiebre, sala a bailar su rutina aprendida con esfuerzo en sus aos de gloria, s, la Chueca se entregaba en la fiesta, en la gran celebracin de Adelaida.

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En el escenario, La Novia de ella trata de impedir que La Chueca salga al Patio a bailar.

La Novia de Ella. Pero, mi amor, no ves que ests enferma. El piso del patio est mojado y a lo mejor vuelve a llover.

Desde el Patio, Adelaida regaa a su hermana ngeles (La Novia de Ella).

Adelaida. Djala ya, ngeles. Djala que se entregue a su baile que a ella eso le fascina. Ya djala, pinche lesbiana, y no la chingues, que te ponemos de patitas en la calle. Djala que venga y que me baile.

La Chueca. (Se desprende de los brazos de La Novia de Ella y camina hacia el Patio ejecutando algunos pasos de una coreografa grotesca) Djame, Angelitos, djame que les baile, que ya sabes que no me han dado de comer nada, y la Adelaida me va a dar de su barbacoa, que trajo para ella sola; se la compr para ella sola; pero a m me va a convidar, me va a dar de lo mismo que coma ella, de lo mismo que tome y de todo lo que se va a meter.

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Video.

La Novia de Ella habla a la Reportera. Durante la Entrevista vemos a La Chueca en distintos momentos de una carrera de Vedette con altibajos extremos.

La Novia de Ella. Adelaida ya tena su baile de celebracin, con todas las muchachas dispuestas a besarle la cola. Al principio de la fila estaba la famlica Sarita Amor con su nariz desviada, dispuesta a recordar sus aos de Vedette Profesional, cuando se la coga todo productor de fama y todo actor cotizado. La mismsima Sarita le bailaba a la patrona, ya se sabe. Sus pobres huesos bailaban solos, se le salan solos, en su nmero estelar.

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En el Patio.

Fiesta de Adelaida.

Adelaida y Gervasio estn como en un trono viendo bailar a la Chueca. Lucrecia, Carmela y Natalia celebran junto a la mesa que est servida con toda clase de tacos de guisado. Las dems mujeres con muchsima discrecin se acercan a probar uno que otro taco. ngeles, La Novia de Ella, est siempre cerca de La Reportera quien, a su vez, est al pendiente de toda la accin.

Adelaida. (Toma, sin discrecin, las cubas que le sirve Lucrecia. Aplaude, soez, a la Chueca) Vamos, flaquita, bilame como t sabes. As. Recuerda tus das de gloria. Eres la mismita Sarita Amor en vivo. (A Gervasio) Ya viste, Gerbi. Esto de tener artistas de verdad entre nosotros tiene su recompensa. Quin iba a decir que un da bamos a tener a una estrella de catego solita para nosotros!

Gervasio. Era una estrella de catego. Ahora est bien jodida. Cuidado, Sarita, mi Amor, no se te vaya a caer la pinche nariz.

La Chueca. Ya se me ha cado tres veces. Pero siempre me la vuelven a poner.

Gervasio. Te la volvieron a poner bien Chueca, pinche Chueca. Tanta coca que te metiste.

La Chueca. Y tanta que me quiero meter. Ya llevo una semana sin nada. (Sbitamente deja de bailar) Ya estuvo, si quieren que les siga bailando consganme una lnea!

Adelaida. Pues esta limosnera! Date de santos que te damos de tragar. Qu no te basta con toda la barbacoa que te sambutiste tu solita. Ahora quiere coca!

Gervasio. Aqu ya no sabemos nada de eso, Chueca. Dejamos atrs las drogas. Qu no, vieja? O yo me pregunto, qu estamos celebrando? Que dejaste la coca, la mota y el alcohol...

La Chueca.- (Interrumpe) S, como no. A m no me vengan con chingaderas. Yo los he visto a todos atascndose de lo lindo. Y lo peor es que no son compartidos.

Adelaida.- Ests alucinando, mi reina. Yo estoy limpia como una santa. Ya ni fumo tabaco, con decirte. (Toma un trago ms y se dirige A la Novia de Ella quien la observa con desaprobacin) Soy muy sana, ngeles, s lo sabas, verd?

La Novia de Ella. Si t lo piensas, debe de ser.

Adelaida. Como que no te veo muy convencida... Por qu no te largas ya de esta casa, pinche lesbiana, ya me cans de tu carita de reproche!

La Novia de Ella. Yo estoy aqu por una buena causa. Igual que t.

Adelaida. (Alcoholizada) Entonces, estars de acuerdo en que soy muy sana. Soy sana... o no soy sana!

La Novia de Ella. S, Adelaida, lo que digas (Se va a servir un refresco y se queda en complicidad silenciosa con La Reportera).

Adelaida. (A todos, cnica, mientras toma un poco ms de alcohol) No me crey.

La Chueca. Yo s te creo, Adelaida. Pero... hazme un favor, yo s que t me puedes conseguir... No seas mala: una lnea nada ms.

Adelaida. Cmo ves, Gerbi?

Gervasio. Yo te puedo conseguir hasta dos o tres grapas si se me da la gana, pinche Chueca. Pero despus cmo te vamos a calmar. Acurdate que ests aqu para dejar el pinche vicio. Gracias a nosotros, gracias a que nosotros s somos unos verdaderos ngeles, t y todas las pinches viejas que estaban bien pendejas, hasta se estn curando.

Adelaida. Nosotros estamos aqu para ayudarlas, Chuequita. No todas tienen la oportunidad que t disfrutas. Danos gracias a que tu rehabilitacin va como Dios manda. Uno de estos das t sales de nuevo en la tele, bien curada, y gracias a nosotros.

La Chueca. S, salgo de aqu, pero directito al hospital, si no me voy al hoyo. Ya estoy cansada de que me tengan muerta de hambre. Hambre de todo. Van a venir por m, me van a rescatar y van a refundirlos a todos en la crcel, hipcritas de mierda. Van a saberse todas las chingaderas que nos hacen. Alguien va a sacarme de aqu, ya vern.

Adelaida. Ya me cag la madre esta pendeja. Ya me arruin el festejo. Llvensela al cuartito. Llamen a Ramiro... Dnde est la encargada? Natalia!

Natalia. (Se acerca Natalia, molesta, siempre en compaa de Lucrecia y Carmela) Y ahora qu quieres!

Adelaida. Por qu no est aqu Ramiro?

Natalia. Y yo qu voy a saber.

Adelaida. yeme, cuidado y cmo me contestas.Lucrecia. (Servil) Est con sus amigos, all arriba.

La Chueca. Qu, necesitan a su perro para llevarme al cuartito? (A Adelaida) Creo que su hijito se est cogiendo a la Nueva! Le est dando su bienvenida.

Adelaida. (Se incorpora tambaleante) Yo misma te voy a encerrar, pendeja, para que se te quite lo hocicona. Vamos, aydenme. Agrrenla de los pelos.

La Chueca. (Se escapa de Adelaida y de sus ayudantes) Atrvanse a tocarme!

Adelaida.- (A Gervasio) Agrrala t, Gervasio. (Ante la torpeza de Gervasio) Pero con ganas!

Gervasio. No se deja!

Natalia. (Le da de bofetadas y luego la sujeta del cuello) Ya te ests!

La Chueca. (A Adelaida) Me lastimas! Sultame!

Adelaida. yela, ya le doli. No aguanta nada.

Gervasio. Pobre Chueca, no se sabe portar bien; no entiende.

La Novia de Ella. (Decide intervenir despus de estar observando, preocupada) Ya djenla! Yo la encierro, pero ya no le hagan dao. (A Adelaida) Estars de acuerdo?

Adelaida. No s. (A la Chueca, al tiempo en que le jala el cabello) Ya estuvo o no?

La Chueca. Ya estuvo!

Adelaida. (A la Novia de Ella) Te voy a dar chance. Pero que te acompae Natalia, no vaya a ser el Diablo.

Natalia. (A la Chueca) Vamos. Tengamos la fiesta en paz.

La Novia de Ella. (A la Chueca) Todo va a estar bien. Tranquila.

Adelaida. (A Gervasio) Ya no hay gente agradecida, Gerbi; yo no entiendo.

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Video

La Chueca en la entrevista con La Reportera

La Chueca. El gordo barrign tambin nos haba agarrado la medida y por eso abusaba. No dejaba de llamarnos gilas, pinches gilas. Y as, no le importaba que a las que llamaba putas se acostaran con su hijo, un marrano igual que su padre. Ramirito se la pasaba dentro de su auto convertible, frente al volante, afuera de la casa de Las Cruces, afuera, con todo el volumen de cinco bocinas. Sus tres amigos siempre estaban cerca de l, apretujados en el asiento de atrs, oyendo quebraditas. Cuando lleg la Nueva, no le import a Ramiro que su madre estuviera celebrando. Se meti a su cuarto con sus tres amigos y se pusieron bien pedos, bien drogados y bien calientes a darle violn a la Nueva. Dale y dale violn, dale y dale, hasta que se les revent la cuerda.

14Arriba de la casa. En el cuarto de Ramiro

Ramiro. rale, cabrones, cmo si no! Vamos a darle a la Nueva! Nos la trajeron ayer. Dicen que era muy puta, y que qued embarazada, que quieren rehabilitarla para que ya no siga besuquendose en todas las esquinas con quin sabe quin. Vamos nosotros a darle. Uno tras otro. Se le va a quitar lo puta con nosotros. Uno tras otro! Vas a saber en la que te metiste! Uno tras otro!

Amigo Uno. Yo voy primero!

Amigo Dos. Eso si te dejo!

Amigo Tres. Te dejo a ti bien pendejo; yo voy de gane, gey!

Ramiro. Aqu yo soy el rey! Qutense que ya no es virgen la reinita, pero es ma! Quin se opone?

Amigo Uno. T vas, Ramiro, pero sigo yo, te late?

Ramiro. No les voy a dejar nada, cabrones, me la voy a tragar todita.

Amigo Dos. Ya rugiste, Ramiro. Te la quieres tragar, pap?

Amigo Tres. El solito se albure.

Ramiro. Me los voy a chingar, culeros.

Amigo Uno. Vas, Ramiro. Se nos va a enfriar la comida.

Ramiro. (Se arroja sobre la Nueva) Vamos a darte la bienvenida, Chula. Ahorita que ests de encargo no te hacen dao nuestras bien venidas; es ms, te van a encantar.

Amigo Dos. Como que no disfruta. Hay que darle unos popers, gey, para que por lo menos sienta algo. Ya me cay gordo que se nos quede viendo con los ojos fijos sin pestaear. Por lo menos que grite.

Amigo Uno. Cmo popers, pendejo? Eso es para fresas! Hay que inyectarle una dosis de herona. O por lo menos hay que meterle coca.

Ramiro. (Mientras penetra a la Nueva) No tengo herona gey, y si tuviera no la iba a desperdiciar con ella. Pero, yo s muy bien qu le podemos inyectar. (Se separa de la chica y se dirige a un cajn donde tiene una jeringa. Toma un frasco pequeo y prepara una inyeccin)

La Nueva. (Estalla en gritos) Auxilio! Aydenme! Por favor! Estoy esperando!

Amigo Tres. (Le tapa la boca pero ella se resiste y trata de seguir gritando) Maldita vieja; me quiere morder! Aprate, Ramiro!

Ramiro. Ya voy, ya la tengo. Es de lo mejor. Bueno, es cristal bastante chafa pero ya vas a ver cmo se pone. (Le inyecta a la Nueva el contenido de la jeringa).

Amigo Dos. Cunto tarda en hacer efecto?

Amigo Uno. Pues yo creo que ya le est haciendo, mira como puso sus ojitos en blanco. Si no les molesta, me parece que me toca a m.

Amigo Tres. No cabrn, dame chance.

Amigo Dos. En lo que ustedes discuten... (Se desabrocha el pantaln penetra sin ms a la Nueva) Est caliente de a madres, cabrones. Qu rico. (La Nueva empieza a convulsionarse y a sacar espuma por la boca) Ay, gey, no mames. Result epilpsica.

Ramiro. Epilptica, Pendejo. Salte de ah!

La Nueva sigue convulsionando ante la mirada atnita de los cuatro hombres.

Amigo Tres. Ya ahorita se le pasa y nos la echamos.

Ramiro. Ya se le pas, pero se le est saliendo sangre de la nariz, Cabrn. Yo as no le entro.

Amigo Dos S, qu pinche asco.

Amigo Uno. Oigan, est muy plida! Est medio verde ca...!

Ramiro. Puta madre! Est bien fra!...

Amigo Tres. Yo creo que ya se la llev la chingada, pinche vieja.

Ramiro. Puta madre.

Amigo Dos. Putsima madre! Ya se muri esta pendeja!

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En el Patio.

La Novia de Ella. Y la Reportera fue la que hizo que todo esto saliera al aire, y s, pues hasta en la tele sali. Que s, que le hablamos a la conductora, cmo se llama?... para decirle que la Sarita estaba ah como secuestrada, que viva con la piel pegada a los huesos y nadie poda hacer nada por ella. Qu fueran a investigar en qu condiciones de insalubridad viva esa pobre gente, que cmo le vamos a hacer para que no se enteren. Vayan y traten de meterse ah como si fueran drogadictas y que paguen sus tres mil pesos mensuales para que las dejen entrar. Luego, pues ya se sabe, la reportera logr entrar...

16

En el Patio

La Adelaida. (A las Internas) Ustedes mhijas. Deberan vivirme agradecidas como si yo fuera su madre. Yo les procuro toda clase de bienes. Lo malo es que no saben agradecer. Se me quedan viendo con mala enjundia, como si yo no hiciera lo que puedo por su bienestar. Ustedes estn preocupadas porque met a la Chueca al cuartito? No se preocupen. Nada ms es un llegue leve para que aprenda, pero maana ya estar con todas ustedes, chingando la madre, pinche Chueca. La vamos a sacar, qu no? Es nada ms un... escarmiento, se dice, no?

La Novia de ella y la reportera se comunican en secreto. La Novia de Ella habla por un telfono celular bajo las instrucciones de La Reportera. Adelaida las descubre y estalla en furia.

Adelaida. Ya las vi, ojetas! (A su hermana) Ya te vi, ngeles, gey, lesbiana, secretendote no s qu con esa vieja. Qu tanto hablan y con quin! Dame ac! Ahorita mismo s con quin estaban hablando!

La Novia de Ella. No te sulfures, Adelaida. Estbamos nada ms... Yo le estaba tratando de ensear mi telfono. Todas las cosas que hace.

Adelaida. Qu me crees pendeja o qu te pasa? Que yo no s que todo se queda bien grabado? Ahorita s con quin te comunicas! Dame ac ese telfono!

La Novia de Ella. No te voy a dar nada. Es en serio. (Desafiante) Le estaba enseando la hora, porque ella ya se quiere ir a dormir.

Adelaida. Se quiere ir a dormir contigo, gey, pinche Tortilla; qu te la quieres coger o qu?

La Novia de Ella. Ese es mi problema o qu te pasa?

Adelaida. Pues te la llevas contigo a tu miserable casa. Aqu no aceptamos esas chingaderas.

La Novia de Ella. Ay, hermanita, no te me vas a hacer la santa.

Adelaida. Ya me tienes hasta la madre con tus moditos y con tu quesque ayuda espiritual y tus consejos. Lo nico que quieres es echrtela. Vete, lrgate de mi casa. (A Natalia) Squenla de aqu! Consigue ayuda y ponla de patitas en la calle. (Refirindose a la Reportera) Y llvate tambin a su amiguita. Pinches tuercas, que hagan sus cosas en otro lado. Este es un lugar decente.

Natalia. (A La Novia de ella y la Reportera) rale, ya escucharon.

La Novia de Ella y la reportera salen escoltadas por Natalia, Lucrecia y Carmela.

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Adelaida. Valiente celebracin. Hasta mi sangre me traiciona. Y yo qu hecho aparte de darles a todas bienestar. Nadie sabe agradecer. Nadie. (Suena el timbre de la puerta; es una chicharra que inunda el espacio con alarma.) Y ahora qu chingados? No puede una estar tranquila? Natalia! Ramiro! Gervasio! Qu pasa!

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Entran Natalia, acompaada de Lucrecia y Carmela.

Natalia. Seora, parece que ya se la... Creo que tiene problemas... Afuera...

Adelaida. Qu? No te entiendo? Afuera qu?

Natalia. Afuera est la Televisin! Quieren entrar!

Lucrecia. Tambin est la Polica!

Natalia. Qu hago, les digo que pasen? O usted les dice que se vayan?

Adelaida. Yo soy aqu la que resuelve todo? Dnde est Gervasio? Y Ramiro qu se cree que no aparece?... Muy bien. No hacen falta. Aqu no entra nadie si yo no quiero! No me la van a hacer mi hermana y la otra! Para eso estaban hablando por telfono. Me quieren hundir, pero eso s que no se va a poder. La Tele dices?

Carmela. Traen hasta cmaras.

Adelaida. Aqu no entran; van a ver que no. Tengo todos mis permisos en regla. No entran.

Natalia. Son muchos, seora. Tal vez si hago pasar nada ms a uno de ellos. Al ms importante.

Adelaida. No es mala idea, Natalia. Est bien. T ves cmo le haces.

Natalia. Voy.

Sale Natalia.

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Adelaida. (A las mujeres internas a quienes las mira como una amenaza) Y Ustedes viejas podridas qu me ven. Deberan vivirme agradecidas, como si yo fuera su madre. Yo les doy todo, as que no me vayan a salir con pendejadas. Que no se me queden viendo. Si a alguien se le ocurre pasarse de lanza, ya sabe. Yo nunca me quedo con los brazos cruzados.

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Entra el Jefe de la Polica escoltado por las fieles a Adelaida. Jefe de la Polica. Buenas noches, seora.

Adelaida. Qu pasa aqu. Por qu me vienen a interrumpir mi fiesta. Es una ocasin muy especial si lo quiere saber.

Jefe de la Polica. Hemos recibido noticias de que la seora Sagrario Santos, alias Sarita Amor, se encuentra recluida aqu con muy... En muy mal estado de salud, y se ha dicho que ha sido objeto de maltrato.

Adelaida. Sarita? No. Creo que estn mal informados, mi oficial. Ella hace mucho tiempo que no est con nosotros.

Jefe de la Polica. Yo tengo otra informacin, seora.

Adelaida. Pues no entiendo cmo. Hace ms de tres meses que se nos pel. Ya se fue de aqu. Esta es una casa de ayuda... todas las internas reciben buen trato.

El Jefe de la Polica. Pero y Sarita Amor, dnde est?

Adelaida. Ya le dije. Desde hace tiempo se sali. Ya sabe. No aguant que no la dejramos meterse tanta droga. Se fue. Se escap. Qu quiere que le diga.

El Jefe de la Polica. Entonces usted dice que no est aqu.

Adelaida. No digo que no est aqu? No est aqu, me entiende!, desde hace dos meses.

El Jefe de la Polica. Cmo dijo? Dos meses?... O tres meses?

Adelaida. Estamos en una celebracin, qu no me entendi?

El Jefe de la Polica. Necesitamos verificar si lo que dice es verdad. Podemos pasar a inspeccionar?

Adelaida. Estamos en una fiesta, Oficial, si nos permite.

El Jefe de la Polica. Entonces no est dispuesta a cooperar?

Adelaida. (A sus fieles mujeres) Acompaen al Oficial a la puerta. Ya se va.

El Jefe de la Polica. No haga las cosas difciles, seora.

Adelaida. No tiene de qu agradecer. Yo le aseguro que todo aqu lo tenemos en regla. Hasta luego.

El Jefe de la Polica. Usted se la est buscando.

21

Entra Gervasio

Gervasio. Qu pasa, mujer?

Adelaida. Pasa que est cabrn y nadie me ayuda! Est la gente de la tele afuera! Esto tengo que arreglarlo. ndale y encobija a la Chueca para que no me lleve la chingada! Mtele toda la droga que encuentres, unas anfetas, tu sabrs, pero que se quede bien pendeja! Dile a Ramiro que te ayude! Mtanla en la camioneta y llvensela a dnde ya saben! Pero pcale, cabrn o nos lleva la chingada! Limpia todo lo que nos comprometa! Estos cabrones van a conseguir entrar y para qu quieres... Maldita sea la hora en que metimos a una famosa con nosotros. Puta madre! Dile a Ramiro que te ayude!

Gervasio. Sale. T clmate.

Gervasio deja a Adelaida sola, echando pestes.

Adelaida. Que me calme dice! Estos pendejos hombres!

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Entran Natalia, Lucrecia y Carmela.

Natalia. Seora...

Adelaida. Y ahora qu.

Natalia. Que dicen lo de la tele que ya van a conseguir una orden para poder entrar. No se creen que la Chueca no est aqu.

Natalia. T nada ms, tranquila. Yo me las arreglo.

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Arriba. En la recmara de Ramiro.

Gervasio toca la puerta de su hijo.

Gervasio. breme, pendejo! Ramiro! Por qu te encierras!

Ramiro y sus amigos adentro.

Ramiro. Verga, cabrn! Qu hacemos!

Amigo Uno. (Refirindose a la Nueva) Te dije que tenamos que esconderla. Te dije.

Ramiro. Envulvela en las cobijas, ndale.

Amigo Uno. Envulvela?, qu fcil! Aydanos ojete! Tambin t le metiste!

Ramiro. Hganme caso; mi jefe se va a dar cuenta.

Amigo Dos. Agarra la colcha, gey. Vamos a desaparecerla fcil, gey.

Amigo Tres. Ya est. Ya ni se nota.

Entra Gervasio.

Ramiro. rale. Qu transa, p.

Gervasio. Por qu no abras? Necesito que me ayudes. Hay que encobijar a una cabrona.

Ramiro. No me digas... A quin?...

Gervasio. A la pinche Chueca. Vinieron los de la polica. No tengo tiempo de decirte. Qu, ests bien drogado, tambin, verdad cabrn?

Ramiro. Yo no. Y t?... La polica?

Gervasio. S, no oyes que te digo? Qu estaban haciendo? (Al darse cuenta de que tratan de esconderle algo) Qu se traen? A ver...

Ramiro. (Impide que su padre se acerque al cuerpo de la muchacha) Es la Nueva, se port muy mal, pap. No se dejaba hacer y ya sabes.

Gervasio. Bola de culeros. Bueno. Pues no se diga ms. Su madre quiere que nos deshagamos del cuerpo de La Chueca, pero a la de ya. All afuera estn los de la tele, pinches geyes.

Ramiro. Qu tal. La Tele? No mames!

Gervasio. As est la cosa. Vamos a llevarnos a la vieja en la camioneta.

Ramiro. A cul vieja, a sta o a la otra.

Gervasio. A las dos, estpido! A la Chueca ya le met un chingo de droga y est bien pendeja. Y cmo est la suya?

Ramiro. Bien tiesa, no, cuates?

Amigo Uno. S, seor. Si quiere comprobar...

Gervasio. No mames, cabrn. Vmonos. Hay que meterlas en la camioneta.

Ramiro. Y cmo? Y despus qu?

Gervasio. Despus qu de qu?

Ramiro. No dices que est la polica all afuera.

Amigo Uno. Si seor; se van a dar cuenta.

Ramiro. Entonces qu chingados se te ocurre.

Amigo Uno. Y si las ponemos en costales, de lo de la bodega.

Amigo Tres. Es buena idea, las metemos en costales y rellenamos con arroz y frijol, para que no se vean.

Gervasio. Pues ya... pero aprense. T Ramiro, vete al cuartito por la Chueca y llvatela a la bodega (Al amigo Dos) T aydale. Nosotros nos encargamos de sta ( A los amigos Uno y Tres) rale, cabrones.

24

En el Patio

La Novia de ella, La Reportera, El Jefe de la Polica, Natalia, Lucrecia, Carmela, Las 20 mujeres y unos camargrafos.

La Reportera. (Frente a las cmaras de televisin) Estamos en vivo desde la Casa de Recuperacin de Adicciones donde desde hace dos aos tienen secuestrada a Sagrario Santos, mejor conocida como Sarita Amor. (A Adelaida) Yo s dnde la tienen escondida! La metieron en un cuarto de castigo! Yo conozco ese lugar! Yo misma me hice pasar por una de las internas para denunciar en qu condiciones de maltrato viven las internas de este sitio. Usted no puede negarse a mostrarnos, a todos, a la opinin pblica, el terrible modo en que tienen sometida a Sarita!

Adelaida. (Frente a las cmaras) No mhijita. Es verdad que t has estado aqu dentro. Es verdad. Pero, como t sabes. Ella, Sarita, hace tiempo que se escap. T sabes que ella ya no est aqu con nosotros. Se escap. No quera que la librramos de esa drogadiccin tan terrible en la que estaba.

La Reportera. Mentira. Yo misma fui testigo de cmo la mandaron a encerrar a un cuarto de castigo porque no aceptaba hacer las cosas terribles que ustedes queran.

Adelaida. Cules cosas terribles? Nosotros siempre procuramos atender a las enfermas sean o no famosas. Les damos lo mejor que podemos ofrecerles. Ustedes pueden pasar y preguntar a todas las internas de cmo las tratamos. Busquen si quieren. Pasen con sus cmaras. Van a ver que no tenemos nada qu esconder. Pasen y vern que nosotros no hacemos ms que el bien, slo el bien. El bien y nada ms.

La Novia de Ella. Vengan. Ella est aqu, recluida en el cuarto de castigos. Por aqu. Ella es mi hermana, pero ya me cans de todas las cosas que hace. Vengan. Sganme.

Casi todos entran a la Casa, las que se quedan en el Patio son las internas, quienes se acercan como espectros a la entrada, y se quedan expectantes mientras se hace un oscuro.

25

En el camerino de La Chueca

Poco antes de salir al escenario La Chueca, despampanante, da sus ltimos toques a su complicado maquillaje y vestuario.

La Reportera. Y qu pas? Cmo fue que la polica no encontr nada.

La Chueca. Pues s, as es la vida, cmo ves. Encontraron nada ms que a una vieja gritona y borracha que les hizo ver que haban estado perdiendo su tiempo. No s cmo le habrn hecho Gervasio y su hijo para que no nos encontraran, pero el caso es que se deshicieron del cuerpo de La Nueva y de mi propio cuerpo. Aparec un da despus en un terreno baldo, metida en un costal donde estaba otro cuerpo. Sal de ah como pude y vagu por las calles hasta que me desmay y amanec en un hospital. Despus todo es historia como se sabe. Me ayudaron a rehabilitarme en un lugar maravilloso junto a la playa. Y pues volv al estrellato. Desgraciadamente no me acuerdo del terreno baldo donde haba quedado el cuerpo de esa muchacha, de la Nueva. De Adelaida y los de Las Cruces, pues no pas a mayores. Ellos siguen ah, ahora, despus de muchos problemas que tuvieron, gente maldita. Renovaron los permisos, pintaron la casa, lavaron las cobijas y ahora siguen ah, dando el servicio como sin nada; se salieron con la suya. Pero t me disculpars... Tengo que salir al escenario.

26

La Chueca se dispone a salir al escenario. Se mete un pase de coca. Sale radiante. Baila como una diosa. Se oyen aplausos. Vivas.

A la mitad del baile la escena se vuelve irreal. La msica se distorsiona. La Chueca inicia una danza lenta entre hermosa y grotesca.

Mientras realiza su coreografa, se ilumina una mesa de bar donde La Novia de Ella habla con la Reportera.

La Novia de Ella. Se salieron con la suya. Hay que reconocerlo, mi hermana es muy hbil. Cuando la polica y los medios revisaron la casa, Sarita ya no estaba. Apareci despus, en la calle, se la llevaron a un hospital...

Y no se pudo hacer ni una denuncia, ni madres, porque eso s, todos sus papeles estaban en regla. Vieja mula.

Y pintaron las paredes de las Cruces, y lo que es peor, con la publicidad les llegaron todava ms donaciones.

Y las cobijas que tenan doscientos aos de no lavarse las agarraron entre todas las mujeres que siempre obedecan a Adelaida y le echaron montn, que no dejaron de lavarlas con escobas y con jabn y chorros de agua de pipa.

As, con la casa ya limpia, todo sera para mejorar, segn esto, para que su vida fuera ms limpia y llena de esperanza.

Si todos los dems artistas estaban indignados por lo que le haba pasado y por lo que dijeron de la Chueca, pues la acusaron de bulmica o no s qu y de que tena mucho sida y por eso estaba en los huesos.

Y hay algo de maligna en esa vieja, porque bien que pudiera pasar por tonta, por ignorante, pero ya le estaba dado el hacer el mal, y seguro que siempre se saldr con la suya porque todo sigue igual, aunque yo me sal, o me corrieron, la verdad. Pero en esa casa todo est patas parriba igual que antes y no es que no se sepa, todos lo olvidaron, eso s.Pues eso es todo, si quieres preguntarme otra cosa, en la prxima vez, si se puede. Ahorita ya no.

27

En el escenario

El espectculo de La Chueca regresa a la normalidad. Es una Diva y recibe los aplausos de cada uno de los personajes que se integran a la escena. Vemos a Adelaida, a Lucrecia, Natalia, Carmela, y a las veinte mujeres de Las Cruces. Poco a poco se integran al final los otros personajes: el camargrafo, el Jefe de la Polica, Gervasio, su hijo, sus amigos... Todos aplauden apasionados a la Chueca quien en una evolucin da fin a su exitosa coreografa.

La Chueca. Gracias, gracias por haber venido. Ha sido, es un placer para m tenerlos esta noche. Gracias mil. Ya saben, ya saben que los quiero mucho. Gracias!

El aplauso se hace cada vez ms fuerte y se sigue escuchando mientras bajan las luces hasta llegar al...

Fin

Ciudad de Mxico

2007

Benjamn Gavarre

sogem