Benito Juarez_ La Educacion y El Estado - JAIME HUGO TALANCON ESCOBEDO

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ESTUDIOS JURÍDICOS 32 SERIE NÚMERO Benito Juárez: la educación y el Estado JAIME HUGO TALANCÓN ESCOBEDO UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

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ESTUDIOS JURÍDICOS32SERIE

NÚMERO

Benito Juárez:la educación y el Estado

JAIME HUGO TALANCÓN ESCOBEDO

La serie Estudios Jurídicos presenta diversos temas jurídicosmonográficos y de fácil acceso a quienes se han iniciado

en el estudio de la ciencia jurídica.

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICOFACULTAD DE DERECHO

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ESTUDIOS IE:I JURÍDICOS

Benito Juárez:

la educación y el Estado

JAIME HUGO TALANCÓN ESCOBEDO

UNIVERSIDAD 1\ACIONAL ACTÓNOMA DE MÉXICO l'vféxico 2006

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COLECCIÓN LECTURAS JURÍDICAS

Primera edición: 2006

Serie Estudios Jurídicos Número 32

©D. R. Universidad 1'\acional Autónoma de México

Ciudad "Cniversitaria, 0451 O, Mc'xico, D. F.

M.CUl:ü\D DE DERECHO

Prohibida su reproducción parcial o total por cualquier medio,

sin autorización escrita de su legítimo titular de derechos.

ISBN (Serie Estudiosjurídicos): 970-32-0140-7

ISBN (núm. 32): 970-32-4129-8

Impreso y hecho en México

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Benito Juárez: La educación y el Estado

JAIME Huco TALANCÓN EscoBEDo'

Observar el desmantelamiento de la educación pública y en consecuencia el olvido del laicismo, como una nueva embes­tida con que los apologistas de las ideas conservadoras desean

dar permanencia a su proyecto político, es una postura cómoda: sólo obliga a ver el fenómeno en su vaga especificidad, sin tomar ningún compromiso.

Es necesario retornar a la reflexión de nuestra tradición educativa, con la pasión de los conocimientos proporcionados por la historia nacional de los dos últimos siglos, y mantener la atención en los he­chos presentes.

Los desnudos y los muertos

El discurso que hace la administración federal del actual proyecto educativo, echa por delante un puñado desigual de argumentos de carácter modernizador y afirma que a la víspera, con la aplicación paulatina de los nuevos métodos de educación, estaremos situados en un lugar envidiable en el concierto internacional, dotados de un amplio legajo de conceptos a la par de la vanguardia educativa, con tecnologías profundas y elementos cibernéticos reclamados por los nuevos sistemas de producción; que seremos un país de políglotas que producirá generaciones de técnicos eficientes que activarán la econo­mía para competir, con gran productividad y costos ventajosos.

Pero el discurso educativo de la administración actual carece de filosofía, de identidad y de valores nacionales, lo cual lo convierte

* Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, en las materias de Teoría del Estado, Teoría Constitucional y Derecho Constitucional.

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en simple propaganda. Sus consideraciones suelen ser previsibles y sus conclusiones también: no logran embonar en las expectativas de una nación con gente inteligente y capaz, tampoco encienden la mecha del entusiasmo por un proyecto que se pierde en el marasmo, teóricamente generoso en sus presupuestos económicos, pero falaz y mediocre en sus resultados.

Y es que el proyecto educativo impulsado en el actual sexenio, tiene severas limitaciones que podemos detectar de origen. Acaso la primera provenga de que no fue diseñado a partir de los grandes intereses y necesidades nacionales, sino que ha improvisado un cuerpo, el cual está constituido con una heterogeneidad de elementos, cuyo origen y destino son los apremios del capital y el revanchismo histórico de la derecha nacional.

N o podemos identificar en la idea educativa de hoy la sinceridad de los maestros rurales que con su caminar y su compromiso forj aron un gajo de la historia, ni de aquellos pioneros y fundadores que estuvieron atentos de los avances en la materia, y al mismo tiempo hondamente concentrados en las características y necesidades del pueblo mexicano. No es posible identificar, con los lineamientos educativos actuales, las acciones que ponen a mano a los auténticos misioneros con una idea de Nación, con un concepto de solidaridad, interesados en desarrollar la inteligencia con respeto a lo genuino.

Subyace la convicción de que el asunto educativo de los mexicanos vuela sin reflexión, sin ideas profundas ni disposición social; y que la visión otrora sostenida por la amplitud laica y pública de su contenido, hoy se detiene en los márgenes de lo empresarial, para despejar el ca­mino a la educación privada, sin cuestionarle su contenido ambiguo, religioso o excluyente, aun menos su posible ineficacia.

En sólo cinco años se ha proyectado el fenómeno de vulnerar la educación pública, para someterla a conceptos ajenos al Estado nacional.

No se diga en la formación básica. Pues su discurso se centra en la cantidad superlativa de millones de pesos invertidos, pero no habla de conceptos, de ideas, de lo que verdaderamente desean los mexicanos, de su visión de patria, de soberanía, de conocimiento e imaginación, de tradiciones. Mientras alude infatigablemente al deslumbrante apoyo brindado por el gobierno federal a las escuelas primarias públicas, se

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denuncian en los estudios especializados y reportajes periodísticos las precariedades y francas ausencias materiales en ellas. 1

¿En qué consiste, entonces, la nueva promesa educativa? ¿Responde a los principios laicos y a las necesidades sociales? ¿Tenemos claridad del model o educativo para el desarrollo eficaz, justo y equitativo de la nación? ¿Nos garantiza el desarrollo científico y tecnológico con pautas de innovación que fortalezca nuestra soberanía? ¿Está el pro­yecto actual inspirado en una idea incluyente o estratifica su calidad? ¿Fue pensado por inteligencias con un agudo amor por el país, o es la simple implantación de los modelos que diseminan por el mundo los organismos financieros internacionales? ¿Podemos decir que para su diseño fue tomada en cuenta la opinión de la sociedad y, lo que es más importante, la de los maestros? ¿ O se puede sostener que en las actuales iniciativas en materia educativa privaron los intereses de la población sobre las expectativas económicas de los inversionistas extranjeros?

Las interrogantes pueden ser muchas. Sólo se mencionan las más inmediatas. En el fondo, subsiste el convencimiento del olvido de los principios que, con el tiempo de buena parte del siglo xx, enriquecie­ron la educación a la par que al país. Entre ellos destaca, por supuesto,

1 A la educación pública "Se le considera el refugio de los que no pueden evitarla, los desconocidos de siempre, los carentes de acceso a los beneficios de la alta tecnología y la compañía escolar de los que serán poderosos porque sus padres ya lo son. En las escuelas públicas, se insiste, no hay nada que hacer; los maestros son unos irresponsables, no hay los estímulos del desarrollo (viajes, facilidades de estudio, presúgio íntimo) . No se quiere destruir la educación pública para que los asalariados sepan leer y escribir; o algo que se le parezca, sino profetizar o atestiguar la suerte atroz de sus egresados y expulsados. No aludo aquí a la calidad de la educación pública y privada sino a la cam­paúa de desprestigio intenso contra la enseñanza que proporciona el Estado laico. Si bien con la U\Aivl las calumnias se han desbaratado, en el caso de la educación pública se ha implantado ya la especie : ventaja de clase es destino. No se admite lo innegable: tras el menosprecio frenéúco de las escuelas públicas se levanta otro capítulo de la lucha de clases (versión globalizada). Y esto se agrava con los sectores indígenas y tratándose de la aplicación del presupuesto. A los niúos indígenas se les relega estrepitosamente, mientras los recursos educativos disminuyen. El neoliberalisrno exige un país compe­titivo concentrado en la productividad, y este mismo se ocupa en evitar la capacidad educativa de los sectores populares. [ . . . ] Lo que procede ahora es la defensa de la edu­cación pública y saber que no habrá el desarrollo nacional preciso si se desdeúa la formación de las mayorías. " Ideas cenu·ales de la intervención de Carlos Monsivais en Los Pinos, ante el presidente Vicente Fox, con moúvo de la entrega de los premios nacionales de ciencias y artes. En el periódico La jornada, 1 de febrero de 2006.

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el laicismo como piedra angular de nuestra vida republicana, 2 pero también como marco de nuestra educación, creencias, sensibilidad, imaginación y producción intelectual.

Este olvido no es casual. Los actuales dirigentes educativos del país no son sinceros en su propuesta y no lo pueden ser porque no están manejando ideas genuinas, pues no han aproximado su oído al corazón de los mexicanos. Su maquinaria conceptual nada tiene que ver con las expresiones culturales; tal parece que su leit-motiv quedó enganchado en el pasado remoto de unos privilegios barridos por el proyecto liberal, concebido por Benito Juárez, quien con la secularización, 3 recobró para el Estado mexicano la idea toral del laicismo lo que conseguía hacer un claro deslinde de la cultura del miedo, de la subordinación como relación social inmediata, de la dependencia clerical, de los privilegios de quienes vivían sobre la ignorancia de los demás, para darle vigencia a los ideales republicanos de un país diverso y plural, para fincar un proyecto de Estado-nación moderno.

H oy tenemos frente a nosotros a una generación de dirigentes que desea defender el estrecho marco de ideas de la derecha, con relación a los problemas educativos; y que sostienen la creencia de que en él también está contenido el orden que prescriben las tesis neoliberales. Esto es absurdo. El neoliberalismo por un lado, la postura conserva­dora y de derecha por el otro: dos corrientes de agua contaminada

' Conviene recordar una definición de laicismo, que sirva como medida entre el ser y el deber ser de las fuerzas políticas de derecha en México: " (ingl. Laicism; franc. Laiásme). Con este término se entiende el principio de la autonomía de las actividades humanas, o sea la exigencia de que tales actividades se desarrollen según reglas propias, que no le sean impuestas desde fuera, con finalidades o intereses diferentes a los que ellas mismas se dan. Este principio es universal y puede ser legítimamente invocado a nombre de cualquier acti,�dad humana legítima, entendiéndose por actividad "legítima" todas aquellas que no obstaculicen, destruyan o imposibiliten a las demás. Por lo tanto, no puede ser entendido sólo como la reivindicación de la autonomía del Estado frente a la Iglesia, o para decirlo mejor, frente al clero, ya que ha sen�do también, corno lo demuestra su historia, en la defensa de la actividad religiosa contra la actividad políti­ca y aún se utiliza con esta finalidad, en muchos países; sirve también para sustraer la ciencia y, en general, la esfera del saber; a las influencias extraii.as y deformadoras de las ideologías políticas, de los prejuicios de clase, o de raza, etc ." Consultado en: Diccionario de filosofía. Coordinado por Norberto Bobbio.

3 Secularización: proceso histórico con el que se denomina, por un lado, la separación entre la religión y los sistemas políticos, sociales y culturales, y por otro, la creciente cantidad de personas que se alejan del mundo simbólico religioso. Dieter Nohlen, en Diccionario de Ciencia Política. PorTÚa, El Colegio de Veracruz, México, 2006. p. 1235.

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que se buscan y repelen, pero se seducen y llegan a acuerdos. Sólo pragmatismo, nada de fondo, ignorancia de la historia, pocos acer­camientos a las tesis filosóficas de nuestro pasado educativo reciente, nula voluntad por retomar lo mejor de nuestros conocimientos y experiencias acumulados.

Al igual que el resto de la administración pública, este es un amasijo amorfo, sin pies ni cabeza, pragmático en su contenido, pragmático en su aplicación, pragmatismo puro a la hora de la interpretación de los resultados.

La revancha histórica que desea el conservadurismo mexicano carece de asideros. Son parcos para exponer a la opinión pública la actualización de sus planteamientos, y ocultan su inmovilidad in­telectual; guardan con pudor en sus publicaciones marginales o de oscuras sociedades secretas la deficiencia estructural de sus propósitos, pergeñados con una redacción hostil a la imaginación.

Este afán educativo, entonces, ve en el revanchismo un fin en sí mis­mo, sin ideas alternativas de jerarquía, ni el imperio de la inteligencia como marco que las rija. Es un nuevo pataleo del pasado que ve en la ignorancia del tiempo presente una virtud de la que gozan.4

Liberales en el tiempo

La instrucción es la primera base de la prosperidad de

un pueblo, a la vez que el medio más seguro de hacer

imposible los abusos del poder.

BENITO jUÁRF.Z

Se considera que la figura del benemérito ha sido homenajeada en multitud de eventos, con discursos de una floritura verbal alucinante, pero es paradójico constatar que el análisis riguroso acerca de sus ideas fundacionales no pasan por el mismo rasero.

4 El costo del olvido de Juárez en este sexenio "ya le resulta al país demasiado alto. [ . . . ] el prócer triunfó sobre los que hoy nos gobiernan: yunques, velas perpetuas, ca­balleros de Colón, personeros de un neoliberalismo en plena decadencia, castradores de los símbolos patrios, degradantes denostadores de las mujeres a las que comparan con lavadoras electrodomésticas. ¡Cómo le cuesta a nuestros gobernantes recordar a Juárez�"' Comentarios de Enrique Herrera en el Foro dedicado al Benemérito de las Américas, en el año del bicentenario de su natalicio. Nota de Mónica Mateos-Vega, en el periódico La jornada, 22 de febrero de 2004.

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Es tiempo de recordar a Benito Juárez, cuando afirmaba que el Estado liberal sólo podría ser defendido en el espacio abierto de la educación pública, con la herramienta universal del laicismo. Desde entonces, ha corrido mucha tinta en relación con la importancia de este giro educativo que, a la par de la separación de la Iglesia y el Estado -"Para que cada instancia cumpliera eficazmente con su contenido", según el doctor Mora-, lo alejó del obligado culto religioso. Es decir, cumplió con la necesidad política primero, y con la libertad de pensamiento después, para mantener las instituciones escolares estrictamente apartadas de toda práctica confesional, de toda práctica religiosa. "La educación era considerada, así, como el puente más sólido entre el nuevo estado y la organización social. La función educativa expresaba la voluntad del Estado de contribuir a la transformación; el educador, por su parte, era la figura represen­tativa de esa voluntad en tanto personaje que vinculaba la noción de servicio con la organización política".5

Sin embargo, es importante apreciar que la fuerza del argumento a favor de la educación pública en las Leyes de Reforma, estaba estre­chamente relacionada con las reflexiones de otros liberales: Valentín Gómez Farías, José Ma. Luis Mora, Melchor O campo, Guillermo Prieto, Ignacio Manuel A ltamirano, Francisco Zarco, Miguel Lerdo de Tejada, José María Iglesias y Jesús González O rtega; mexicanos que habían observado con gravedad el agua estancada, casi podrida, de la educación concebida por la Iglesia, que "[ ... ] en lugar de crear en los jóvenes el espíritu de investigación y de duda, que conduce siempre y aproxima más o menos el entendimiento humano a la verdad, se les inspira el hábito del dogmatismo y disputa, que tanto aleja de ella en los conocimientos puramente humanos. [ ... ] En efecto, la disputa y la obstinación y terquedad, sus compañeras inseparables, son el elemento preciso y el único método de enseñanza de la educación clerical; [ ... ] De aquí nace l a aversión con que se ve toda reforma y la resistencia obstinada a toda perfección o mejora; de aquí el atraso de las ciencias y el desdén con que se ve toda enseñanza en que no hay disputa [ ... ] ".6

'Limón Rojas, Miguel. "La educación y el Estado mexicano". en El E1tado mexicano, .Jorge Alonso, coordinador. Nueva Imagen, 1982. p. 334.

" Mora, .José María Luis. ni clero, la educación y la libertad. Empresas Editoriales. México, 1949. pp. 90-91 .

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La singular reflexión del doctor Mora, fue pionera en el país, sus convicciones fecundaron en una realidad inestable y desordenada, con pocas esperanzas de sortear a corto plazo los problemas sociales abiertos por la vida nacional independiente, y en una situación de absurda continuidad de los privilegios de la Iglesia. U no de ellos, concretamente, era su hegemonía sobre la vida política y social y de especial manera sobre el asunto educativo, desde donde imprimía su visión del mundo a las sucesivas generaciones de estudiantes que se convertirían, con el tiempo, en dirigentes políticos y profesionales del país.

Esta posición de ventaja no le era ajena a los liberales que, como Mora, la consideraron peligrosa para los propósitos nacionales: "En cuanto a la educación, ya se ha hecho ver antes que el clero ni da ni puede dar otra que la monástica, o alguna que más o menos se le pa­rezca; y siendo como es ésta incompatible, o a lo menos inconducente a formar hombres que deben vivir en el mundo y ocuparse de otras cosas que de las prácticas de los claustros, claro es que era necesario exonerar a la clase eclesiástica de este trabajo y de prestar a la sociedad un servicio que no lo era".7

Mora sabía ver y sostenía sus tesis en el apoyo de hombres positivos

capaces de llevar a cabo reformas, especialmente de educación; pero esos hombres positivos fueron perseguidos por otros hombres afiliados al retroceso. Fue necesaria una larga guerra civil y el triunfo sobre la intervención francesa para ver realizado, en Gabino Barreda, su ideal de educación. "Mora nos expone como ideal educativo el de una edu­cación no dogmática, una educación basada en la experiencia. De este ideal surge su crítica a lo que llama vieja educación, la cual, al decir del mismo Mora, separa la teoría de la práctica",8 donde el esquema educativo tradicional conducía a la reproducción de los privilegios de la Iglesia y sus aliados.

Benito Juárez hizo del contexto opresivo de posguerra una nueva posibilidad; interesado en los problemas educativos desde su trabajo como funcionario y gobernante en O axaca, dio espacio a un ideal educativo bajado a la esfera de lo concreto: tal enseñanza tendría que

7 Tdem. 8 Zea, Leopoldo. El positivismo y la cinunstancia mexicana. "Lecturas Mexicanas" ,

Fondo de Cultura Económica-Cultura, SEI', México, 1985. p . 83.

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ser pública, laica y gratuita. En esta trinidad se cultivaba la médula del Estado nacional, de la democracia, de la honradez, en la austeridad, del respeto entre Iglesia y Estado, de la independencia de cultos, de la libertad, del pensamiento.

El periodo de 1824 a 1857 sorprendió a un país con una reserva de ideas que demandaba bajar a tierra. Su puesta en marcha iba a requerir de los años y nuevas experiencias, invertidos en una batalla sin cuartel, ideológica y militar, en contra de la Iglesia, la intervención extranjera y sus aliados conservadores.

Si la Constitución de 1857 se había limitado a declarar la "enseñanza libre", en 1859 , en el Manifiesto del Gobierno Constitucional a la Nación,

publicado en el puerto de Veracruz, el presidenteJuárez señaló: "[ ... ] el gobierno procurará, con el mayor empeño, que se aumenten los es­tablecimientos de enseñanza primaria y gratuita, y que todos ellos sean dirigidos por personas que reúnan la instrucción y la moralidad que se requieren, para desempeñar con acierto el cargo de preceptores de la juventud, porque se tiene el convencimiento de que la instrucción es la primera base de la prosperidad de un pueblo, a la vez que el medio más seguro de hacer imposible los abusos del poder".9

Después, en 1861 , al recuperar temporalmente la República, el presidente Juárez decretó que fuera la Secretaría de Justicia e Ins­trucción Pública la que se hiciera cargo de todos los negocios de la enseñanza pública, primaria y profesional. Con la derrota del Segundo Imperio en 1867 , los liberales triunfantes emprendieron, en el marco de su proyecto político y social, las tareas que elevaran a la educación pública para cumplir un papel estelar.

Justamente, en 1867 , a la hora de concluir la guerra contra los franceses, el presidente Juárez invitó a Gabino Barreda a emprender la reorganización educativa que el país demandaba: "[ ... ] es en este mismo año que el presidente de la República triunfante, Benito Juá­rez, hace llamar al doctor Gabino Barreda para que reestructure la educación del país. Parte de esta reestructuración estuvo representada por la creación de la Escuela Nacional Preparatoria. A cabo de cien años la Nación mexicana ha celebrado, y aún sigue celebrando, estos dos actos: el del triunfo contra la agresión y el de la reorganización

"Arnaut, Alberto. "La educación laica en México", revista Línea, diciembre 2001-febrero 2002; aiio 1, núm. l, pp. 23-4 1 .

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educativa que le permitiera al pueblo evitar nuevas agresiones. La doctrina liberal, que hizo posible la Reforma y permitió la resistencia y triunfo de un pueblo, fue sustituida por otra doctrina que si bien tenía la misma raíz, tendía a organizar, a ordenar la libertad: el positivismo. U na doctrina de orden para poner fin a la anarquía, a la guerra civil que había hecho que una parte del pueblo se enfrentara a la otra en una guerra fratricida".10

Quienes consideran que la empresa de Benito Juárez en la educa­ción estuvo al margen del buen sentido político, con una insensibilidad en frontera con el autoritarismo y la arbitrariedad, no han logrado abundar en las características de su mando y el empeño invertido en el convencimiento, por encima de la imposición; en el fondo, la derecha desea estigmatizar el proyecto, reduciéndolo a una simple cacería de brujas en contra de las ideas religiosas.11 Sin embargo: "[ ... ] la neutralidad y el respeto en materia religiosa de la educación laica naciente no implicaba una instrucción neutral en todos los aspectos. Por el contrario, la educación laica liberal era una palanca para destruir los elementos de perturbación social, moralizar al pueblo y afianzar para siempre las instituciones democráticas." Aun más: "La legislación educativa liberal no se limitó a excluir la enseñanza religiosa de las escuelas oficiales del gobierno federal, sino también de las escuelas

10 Zea, Leopoldo. El positivismo en México. Nacimiento, apogeo y decadencia. Fondo de Cultura Económica. 1968. p. 12. Resulta curioso el desdén de los estudiosos por regresar al la obra de Barreda, no obstante su riqueza ideológica y capacidad de organización; seguramente, ha sido más fuerte la influencia de los prejuicios que la asimilación de un grupo de ideas que dieron cuerpo al sistema educativo del México dejuárez, cuyos trazos pe1-viven en sectores de la educación popular por la fuerza de las cosas.

11 La solución mexicana a las relaciones Estado-Iglesia se impuso en la guerra, pero buscando la paz. Garantiza que las energías del pueblo mexicano se dediquen a lo que al propio pueblo interesa. No seremos nosotros quienes reiniciemos conflictos que, resueltos o insolubles, están superados. La solución mexicana a las relaciones Estado­Iglesia es una buena solución. Acabó con una monstruosa mezcla que hacía al Estado Iglesia y a la Iglesia Estado. Cortó el brazo gubernamental a la Iglesia y el brazo teocrático y confesional al Estado: estableció las libertades espirituales y suprimió fueros legales que sustraían a la jurisdicción estatal cuerpos privilegiados; logró una Iglesia que no es prioritaria y amortizadora de los bienes, pero que tampoco es asalariada y, como tal, subordinada. Obtuvo una sociedad libre, integrada por hombres libres, y nos dejó una norma que es un mandato histórico: mezclar la religión y la política es desnaturalizar a una y a otra. Reyes Heroles, Jesús. José María Luis Mora, en Los Caminos de la Hi5toria. Universidad Nacional Autónoma de México. 2002. p. 77.

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particulares subsidiadas por el gobierno federal que aceptasen sus planes de estudio y su supervisión".12

Benito Juárez da así espacio y honra a uno de los repuntes más altos de la ideología liberal de los mexicanos, con la apropiación, análisis y adaptación práctica de las tesis educativas que venían fraguándose desde décadas anteriores y complementadas con el ideario que, en la plenitud del régimen juarista, Gabino Barreda asimiló de Augusto Comte. Aquí, el laicismo y la educación pública, simbiosis afortunada para el Estado mexicano, son el puente que relaciona a los incipien­tes liberales de la vieja orden, con otros provenientes de la apertura cultural de México con el mundo.

La revancha como examen de admisión

Juárez se quema a diario en las llamas del infierno. No se les ocurra rogar por él.

Ruego de un sacerdote en misa

H acer memoria del Estado y la defensa de la educación pública en Benito J uárez nos da oportunidad de regresar a uno de los principios básicos que garantizan nuestras libertades, en donde reconocemos complejidad, pero también ricos planteamientos jurídicos y filosóficos. Frente a la idea del desarrollo y sus implicaciones sociales, el laicismo es el garante que impide establecer preferencias o privilegios a favor o en contra de religión alguna, de defender el derecho que tiene el individuo de adoptar la creencia religiosa de su preferencia, o bien no profesar creencia religiosa alguna, sin correr el riesgo de discrimi­nación, coacción u hostilidad.13

Si la educación fortalece la democracia y la educación básica en México debe tener un carácter universal y obligatorio, es necesario

12 Arnaut, Alberto. op. cit. 13 ¿Qué es en el fondo el laicismo? El laicismo es la defensa de la independencia

del individuo, la familia y la sociedad, del poder eclesiástico. Cien aílos costó implantar el laicismo. El laicismo es el valladar para impedir que se inicie un proceso de concen­tración de la educación, y que de nuevo caigamos en la educación única, en la escuela­iglesia. Por algo las religiones minoritarias siempre apoyan el laicismo, porque es una defensa inclusive para ellas mismas. Reyes Heroles, .Jesús. Comparecencia en la Cámara de Diputados, 4 de diciembre de 1 984, en jesús Reyes Heroles y la educación. Fondo de Cultura Económica·HJ'lACULTA. 1994. p . 92.

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diseñar planes y programas que omitan los credos religiosos. Esto no conlleva riesgo o conflicto; al contrario, enriquece al estudiante con una educación abierta y libre de dogmas: "La educación laica no cues­tiona los fundamentos de las religiones, pero tampoco se basa en ellos, sino en los resultados del progreso de la ciencia, cuyas conclusiones no pueden ser presentadas sino como teorías que se cotejan con los hechos y los fenómenos que las confirman o refutan. Prescinde, así, de pretensiones dogmáticas y se ubica en la libertad".14

¿Podrá la derecha involucrarse en un debate de altura que desmi­tifique el carácter "demoníaco" del laicismo y su permanencia en la educación pública? ¿Podrá hacer un reconocimiento de la religiosidad como factor de intolerancia en el trabajo educativo? Y es que la idea, prejuiciosa por naturaleza, con que los diversos organismos de padres de familia y agrupamientos religiosos de México desean sustentar la formación de los futuros ciudadanos, es muy limitada: "Cuando la derecha reclama la libertad de enseñanza, oculta [ su deseo de] , y esto ya se ha dicho muchas veces, que la educación catequista, que es la específica de la Iglesia, se pueda impartir de una manera totalmente libre. Lo que la derecha quiere es impartir el catecismo en la escuela.

Y quiere impartir el catecismo en la escuela porque la pura enseñanza catequista ya resulta poco atractiva. El catecismo, como la escuela, tiene que luchar, por ejemplo, contra la televisión. Es decir, que la derecha aspira a hacer del catecismo una enseñanza obligatoria, fundiéndolo con la enseñanza escolar".

Pero, además, la derecha mexicana ha tomado el asunto en sus manos ayudándose de la clandestinidad, ignorando la norma acerca de la libertad de enseñanza: "[ ... ] queda claro que sí hay libertad de enseñanza religiosa. Y que la enseñanza escolar religiosa existe ostensi­blemente de manera ilegal. Eso es lo que está detrás de la cuestión de la libertad de enseñanza. El otro problema consiste en que al amparo de la libertad de enseñanza se puede impartir cualquier cosa. Todos los que hemos dado clases en colegios católicos, sabemos de la clásica cuestión acerca del origen del hombre. El director eclesiástico llama al profesor y le dice que el problema está resuelto con la historia de Adán y Eva. Es decir, se retrotrae a la época predarwiniana. Si el profesor

11 Limón Rojas, Miguel. "Educación, laicismo y vida cotidiana". En Laicidad. Texto presentado en El Colegio de México, 6 de abril de 2000.

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es progresista, tiene que tratar lo que dice la antropología moderna de manera subrepticia, procurando que no lo escuchen a través del micrófono instalado en el salón de clases y que trasmite a la dirección. Eso es lo que se llama libertad de enseñanza" .15

Es evidente el rezago de la derecha en asuntos educativos, un rezago voluntario que no desea intervenir en el debate acerca del laicismo y la educación pública; su criterio está congelado y sólo muestra un dedo admonitorio en contra de todo lo que huela a Benito Juárez. Lo que persiste es su deseo de imponer nuevamente el pensamiento único de la Iglesia en la educación; para él no existen balances históricos que cuenten. Si el laicismo es un principio indisociable de nuestro sistema político, es absurdo constatar cómo hay una multitud de gentes que ignoran su esencia y sus consecuencias, sólo por tener su origen en el Estado liberal de Benito Juárez.

Lo que existe es una idea soterrada de revancha, en donde la Iglesia finge posturas modernas y un poco de apertura: "La Iglesia católica, que siempre ha sido y es el más recalcitrante adversario del laicismo y que se presenta de modo arrogante como una societas perfecta y superior a los estados por la suprema misión de extenderse hasta el último rincón de la tierra para predicar la Verdad absoluta y definitiva que le fue revelada en el proceso de la Heilgeschichte ( historia de la salvación) , se ha ido amoldando a los aires de la modernidad, renunciando frecuen­temente a la idea de Estado católico, pero solamente in verbo, nunca in pectore, y aprovechando siempre la ocasión que pudiera surgir. H a tenido que aceptar, por siguiente, un régimen de separación del Esta­do, pero procurando que esta "separación" no sea absoluta y estricta, sino solamente relativa y limitada. Lo que la teología católica formula como un régimen de cooperación armoniosa entre un poder público de orden espiritual (Iglesia) y un poder público de orden temporal (Estado) , más con una cierta preeminencia moral de la Iglesia en materias que afecten a los fines espirituales del ser humano."16

Si la convivencia civilizada de los ciudadanos encuentra su origen etimológico y semántico en la forma política de civitas, el laicismo entraña por su ideario una vocación universalista, racionalista, civili-

1" Villegas, Abelardo. "A educarse por la derecha", en: proceso.com.mx, 23-01-02. 16 Puente Ojea, Gonzalo. "El laicismo, principio indisociable de la democracia", en:

Iniciativa Socialista, w-;vw.inisoc.org/ ojea65.htm, 4-06-2003.

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zadora.17 Por ello, su compromiso con la educación pública, en donde debe existir un desarrollo integral y autónomo de la conciencia libre, como valor supremo del proceso de humanización y civilización de los ciudadanos que reclamó, en sus reflexiones y programa político, Benito Juárez.18

17 "Dentro del sistema de educación nacional, defendemos el laicismo como defensa de la libertad de enseñanza y como defensa, a la postre, de la libertad de conciencia, de la tolerancia y de todos esos principios que hacen posible la convivencia de los distintos credos que existen en este país" . Reyes Heroles, .Jesús. Comp;uecencia en la Cámara de Diputados, 4 de diciembre de 1 984, en jesús Reyes Heroles y la educación. Fondo de Cultura Económica-<Xl:-IACULTA. 1994. p . 92.

18 "El laicismo que es el resultado de haber estructurado modernamente a la sociedad con base en la libertad humana, significa que la ley estatal es el criterio único o principal del bien y mal social, de lo socialmente permitido o prohibido. El Estado constitucional de Occidente nace debido a la quiebra de la religión como estructura de orden social. La prescripción religiosa única del bien y del mal social se voldó causa de anomia y con­flicto más que de convivencia segura a partir del momento en la fe cristiana se partió en dos por la reforma protestante. Hubo entonces que producir normas postreligiosas de coexistencia social y crear un poder soberano no religioso con la capacidad e imponer las prescripciones legales a todo el mundo y evitar una vida en común canallesca. Entre nosotros, el moderno ordenamiento jurídico de la sociedad ocurrió en confrontación total con la Iglesia, factor real de poder; que no pudo reconocer que había dejado de ser el eje del orden social de una nación independiente . El resultado de esta circunstancia ha sido que celebramos entusiastas el laicismo antieclesiástico pero no así la laicidad de nuestra vida social, pues ni el respeto de las leyes ni la impartición imparcial y contun­dente de justicia frente al delito representan las bases ordenadoras de este país. Entre nosotros el Estado laico no es aún equivalente a Estado de Derecho y en serlo reside su valía fundamental. Nuestro laicismo ha significado pelearse con los curas todas las veces que quieran intervenir en política, pero no hemos podido sustituirlos aún con los otros hombres de negro, los jueces y los agentes de policía, capaces de crear orden social mediante la efectividad de las normas jurídicas. Estamos en el peor de los mundos, vivimos en una sociedad que no se ordena por las normas religiosas de moralidad social pero tampoco respeta las normas jurídicas ni le teme a sanciones por no respetarlas. El resultado es el desorden social a la vista e in crescendo" . Aguilar, Luis F. , Los ismos del día, en el periódico Reforma el miércoles 1 de marzo de 2006.

Es necesario preguntarse también si están dadas las condiciones para que el anticlericalismo, más allá de los diversos gobiernos, dej e de ser una carac­terística de la sociedad mexicana. Pero hay que reconocer que éste general­mente existe cuando hay un clericalismo o deseo de hegemonía eclesial sobre las normas civiles . Y aquí me parece que se debe reconocer que, por lo menos en algunas regiones, se respira el ánimo de combate y reconquista cristiana.

El obispo de Angouleme, por ejemplo, publicó en 1 996 una Carta a los católicos de Francia, la cual habría de convertirse en una especie de documento esencial para la imagen del catolicismo francés. Se afirmaba allí, entre otras cosas:

"Aceptamossindudarensituarnoscomocatólicos, enelcontextoculturaleinstitucionalde hoy, marcado notablemente por el surgimientodel individualismoyel principio de lalaicidad".

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El barro y la forma Qué bonita es la revancha cuando dios nos la concede

¿Rescribir la historia reivindicando a Iturbide, Mira­

rnón, Díaz y acabar con los mitos deJuárez y las Leyes

de Reforma que siguen daüando al país? J�::sús DÍAZ Cw, líder del Yunque

y consultor cultural del Vaticano

Las intervenciones públicas más recientes de personalidades destaca­das del clero, de algunas asociaciones patronales y profesionales, y aun de miembros importantes del Partido [ re] Acción Nacional, desnudan una actividad silenciosa, presuntamente sistemática, de los restos de una expresión ideológica derrotada y desarticulada desde el siglo xrx. Pero ahora aparece, en los inicios del nuevo milenio, como espíritu extraviado y, en sus rictus tragicómicos, como especie de "alma en pena".

Sin el lustre ni la presencia que le heredó lo mejor del pensamien­to conservador decimonónico, una estrecha línea de ideas busca, enhebrarse para conformar una nueva correlación social favorable, como si los fenómenos históricos ya trascendidos pudieran someterse a sacudidas brutales en donde es posible comprimir, por fuera de la voluntad de los ciudadanos, amplios intervalos de tiempo, con todo y sus eventos más memorables y logros institucionales.

El México del siglo xxr parece no prestar crédito a la oleada reciente de manifestaciones públicas cuya precariedad ideológica hace patente que no se aprendió la lección liberal contenida en el periodo de las

Rechazamos toda nostalgia por épocas pasadas donde el principio de autoridad parecería imponerse de manera indiscutible. No soíiamos en un regreso imposible a eso que se llamaba la cristiandad.

Es en el contexto de la sociedad actual que pretendemos poner en obra la fuerza de proposición y la interpelación del Evangelio, sin olvidar que el Evangelio es suscepti­ble de poner en cuestión el orden del mundo y de la sociedad, cuando este orden tiende a volverse inhumano" .

[ . . . ] Queremos ser reconocidos n o solamente como herederos, solidarios d e una historia nacional y religiosa, sino también como ciudadanos que toman parte en la vida actual de la sociedad francesa, que respeten la laicidad constitutiva y que desean manifestar en ella la viralidad de su fe .

"A veces me da la impresión de estar a cientos de aíios luz en México, y de América Latina en general, respecto de este tipo de posiciones". Blancane, Roberto, Ánimo cristero, en el periódico Milenio, martes 22 de noviembre de 2005.

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Leyes de Reforma; sin embargo, los viejos planteamientos derrotados reinciden, sin poner en duda la estrechez de sus elaboraciones cuan­do cuestionan, entre otras cosas, la naturaleza laica y pública de la educación que debe ofrecerse en nuestro país.

Tener que acudir nueva y reiteradamente al debate del laicismo, es comprobar que hay sectores de nuestra sociedad que tienen la cabeza muy dura. Que pasan los siglos, las décadas y los años y no lo­gran comprender la dinámica y amplitud de la fenomenología social que se abrió en el mundo con el desarrollo de las fuerzas productivas desde el periodo de la Reforma y, naturalmente, con las sucesivas revo­luciones científicas y tecnológicas derivadas de la evolución intelectual de los seres humanos en la Ilustración.

Ver en la tribuna a los nuevos personeros de un pasado que jamás logró reconstruir un puñado de tesis acordes con un país en movi­miento, observarlos embelesados por el encanto de un grupo de ideas que se disuelven apenas tienen contacto con la realidad, es asunto preocupante. Se aclara: es preocupante y a veces patético, porque eso demuestra que han sido desiguales los procesos histórico-sociales que se abrieron para constituir nuestro Estado-nación, pero algunos se han quedado francamente rezagados, convertidos en rémoras, fetiches y fantoches de un periodo que, ya está superado.

Ejemplo al canto, resulta preocupante que sea el actual candidato del PAN a la presidencia de la República, Felipe Calderón, quien haya manifestado su confianza, a la hora de despedir el26 de enero de 1999 al papa Juan Pablo 11, de que: "los reclamos emitidos por el papa de manera pública o privada sean atendidos por el gobierno, particular­mente para lograr el cese a las hostilidades en contra de los creyentes católicos, y también para avanzar en mayores espacios de educación religiosa, que siguen haciendo falta en México".19

A buenas entendederas: el cristero candidato del PAN, como parte de esa pléyade conservadora que desea restaurar el poder excluyente de la religión católica, no considera de interés nacional el carácter laico de la educación; le tiene sin cuidado que el laicismo de la educación pública sea una conquista nacional para el fortalecimiento del Estado. Sí, ese que busca representar. No cuida su preservación, no lo respeta.

19 El Universal, 4 de febrero de 1 999.

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Ignora que la cultura laica no sólo es una conquista de los liberales mexicanos del siglo xrx y de los revolucionarios del siglo xx, sino que es parte de la secularización de la vida política de los Estados demo­cráticos occidentales, aún en los que predomina la religión católica.20 Mientras en otros países han pasado a otros estadios de la reflexión comunitaria, en México existen sectores sociales necios que desean regresar a la confrontación original del México independiente contra el espíritu de los dogmas.21

Empero, esta visión parece ser asunto oficial. Desde la asunción del conservadurismo a la presidencia en el año 2000 , se puede considerar que el olvido del laicismo como perfil fundamental y patrimonio del Estado Mexicano es cosa ordinaria. Esto se manifiesta, por ejemplo, en

20 "La cultura laica -apunta Valerio Zanone, en el Diccionario de política, coordinado por Norberto Bobbio-, es tiibutaiia de las filosofias racionalista e inmanentista que recha­zaban la verdad revelada, absoluta y definitiva, y afirma por el contralio la libre búsqueda de las verdades relativas, a través del examen crítico y la discusión. En términos culturales, el laicismo no es tanto una ideología cuanto un método, y más bien puede definirse pre­cisamente como un método orientado al desenmascaramiento de todas las ideologías. "

21 Llama la atención la novedad del enfoque laico con que se asume el hecho edu­cativo contemporáneo en Francia, con el fin de que "el uso de prendas o de signos que manifiesten ostentosamente la pertenencia religiosa debe ser proscrito de las plimarias, las secundarias y las preparatorias públicas" -ante tal acuerdo, es seguro, estaría feliz Benitojuárez-. Detrás de ello, existe una reflexión: "La reafirmación del principio de laicismo en la escuela, lugar privilegiado para la adquisición y la transmisión de valores comunes e instrumento por excelencia de la idea republicana, es en efecto indispen­sable. No se trata de hacer de la escuela un lugar de uniformidad y de anonimato que ignoraría el hecho religioso, sino de garantizar el respeto de la libertad de conciencia de todos los alumnos, así como el de todas las convicciones. Francia decidió promover una escuela pública y abierta a todos; de ahí que sea lógico impedir el desarrollo de todo aquello que, basado en criterios religiosos, pueda dividir o separar a los alumnos" . Faure, Phillipe, en La jornada, 18 de marzo de 2004.

"La laicización de la educación permite difundir no sólo el principio de libertad de conciencia sino el principio de la libertad de pensamiento, punto de partida para construir lo que la Revolución Francesa llamó 'hombre nuevo'. Y para que el ser hu­mano se emancipara debía haber libertad de creencia y de pensamiento. Esa libertad de pensamiento se planteó no sólo frente a las religiones, sino hacia los ideales de la revolución misma. Es decir, no había que enseñar a los niños a que recitaran de memoria la Declaración de los Derechos Humanos, sino permitirles que pudieran examinarla con mente crítica, para que no la consideraran como un nuevo evangelio, como un nuevo sistema simbólico que lo comprendía todo. Y ante esa diversidad de mentes crí­ticas surgió la Razón, para permitir el acuerdo de las y los ciudadanos más allá de sus convicciones diferentes. Así, la razón se aprecia como el valor universal y fundador del vínculo sociai" . Jean Beauberot. El origen del estado laico. Ni para dios ni para el diablo, en el periódico La jornada 2 de marzo de 2006.

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el trato oficial a las religiones alternativas existentes en nuestro país: "Lo lamentable es que la toma de nota o el otorgamiento de registro sea una estrategia con la que un grupo de ciudadanos atrincherados en las polémicas religiosas tradicionales desea controlar indefinidamente el poder político. Los olvidos y las exclusiones sobran; remitámonos, por ejemplo, a la Secretaría de Gobernación, cuya avidez por no registrar, amonestar, multar o desaparecer es un mecanismo de coerción sobre las organizaciones sociales -sindicatos e iglesias eso son para fines jurídicos-, una espada de Damocles que se descarga siempre sobre los que no están dispuestos a servir dócilmente al gobierno en turno ni comparten su ideología política ni su religión." Su trato de privilegio sólo tiene un destinatario: "El caso del fundador de los Legionarios de Cristo, pese a reiteradas denuncias y a documentación abundante, no ha merecido siquiera una investigación somera para averiguar si los exámenes orales y otros métodos siguen presentes en los centros de enseñanza de esa organización católica. Es probable que en Buca­reli estén esperando nuevas y más terribles denuncias para sentarse a discutir si intervienen. Ahí no se trata de venerar una imagen, sino de delitos tipificados en nuestras leyes". Esta no es simple coincidencia, es una política del gobierno del PAN: "El gobierno federal panista ha olvidado que el Estado mexicano adoptó el laicismo como resultado de un cruento proceso histórico. El regodeo con los símbolos religiosos y las creencias constituye una burla para todos".22

La preocupación para continuar con la "apertura de espacios a la educación religiosa" que tanto "necesitamos en México", no contiene un gramo de sustancia reivindica ti va del Estado laico. La memoria histórica de siglo y medio de los mexicanos pasa conscientemente desapercibida por Re-acción Nacional y su candidato. Mienten o son ingenuos quienes afirman que este es, simplemente, un "olvido". La conciencia atrasada y revanchista del espectro político de la derecha ve en el Estado laico una fortaleza en contra de un Estado confesional que adopta como propia una determinada religión y concede privilegios a los fieles, respecto de los creyentes de otras religiones y de los no creyentes.

�2 Humberto Musacchio. "Gobernación dice qué credo es bueno", en el periódico Reforma, 17 de mayo de 2005. Aprovechemos para aclarar que tal "oh�do" no existe; los testimonios, abrumadores en cantidad y contenido, demuestran que en el fondo destaca una política disolvente del Estado liberal.

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El Estado mexicano no puede ignorar al laicismo como una for­taleza de la libertad de pensamiento y de creencias. El nuestro es un Estado que debe ser necesariamente laico e independiente de cualquier Estado, incluyendo al Vaticano; y este carácter que debe manifestarse, sobre todo, en la educación que se imparte. U n laicismo que, seguramente, proveerá de tolerancia y respeto a la diversidad a los estudiantes y futuros ciudadanos.23

Vegetal y fantasma

El intento de nueva vuelta de tuerca del espectro político conservador mexicano es un dibujo que viene acentuando, con el tiempo, sus rasgos, contrastes, escorzos y volúmenes.

Esta reaparición sigilosa ha recibido ayuda desde el interior mis­mo del Estado; así, de ser grupos dispersos, sociedades secretas, han pasado a ocupar posiciones estratégicas en la administración pública y en sectores emblemáticos para el país, como lo son la Secretaría de Gobernación, la de Educación Pública y aun en las mismas instancias culturales.

Llama la atención su concepto del poder; es sin duda, una vertiente política que no logra rescatar siquiera algo de las ruinas del pasado. Son reiterados sus fiascos ideológicos y sorprendente su distancia de la cultura política actual. U na cosa es hablar de novatada o ingenui­dad y otra es la incapacidad histórica de unas aves que perdieron la orientación, pero capaces de dejarse conducir, ante la falta de sustancia ideológica y de capacidad, por el candor y fuerza teatral de los autos de fe y el t intinear del dinero del neoliberalismo.

La dimensión de los grandes problemas nacionales hace contraste con el proceder atrasado e inestable de una derecha que ostenta como única herramienta el pragmatismo más tonto y brutal, pero que pasa de contrabando, como caballo de Troya, los intereses de los grandes empresarios; si no es que en ocasiones son los mismos.

" En su estudio sobre Las razones de la tolerancia, Norberto Bobbio reconoce que "donde no parece ambigua la historia de estos últimos siglos es en la demostración de la interdependencia entre la teoría y la práctica de la tolerancia, de un lado, y el espíritu laico, entendido como la formación de la mentalidad que confía la suerte del regnum hominis má� a la� razones de la razón común de todos los hombres que a los impulsos de la fe [ . . . ] " .

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El verdadero fondo de este escenario consiste en que el conservadu­rismo y sus políticos reingresaron al espacio político estelar debido a la presión del gran capital, convirtiéndose en fetiches provocadores a la hora de responder a problemas concretos, como son la muerte asistida, la píldora del día siguiente, el aborto, el aparicionismo gua­dalupano, la educación pública laica y gratuita, la educación sexual, el respeto a las preferencias sexuales, o a otros de notación estratégica, como lo son el carácter nacional de la industria eléctrica y petrolera, o la postura ante la intromisión del capital extranjero en los recursos naturales de nuestro país.

Los resbalones son cometidos desde la más alta jerarquía católica, pasando por el funcionario panista más silvestre o el militante de base sometido a severas dosis de esquizofrenia doctrinal; pero al no haber respuesta crítica del resto de los mexicanos, acentúan su ineficacia con la grandilocuencia de sus campañas mediáticas.

Acaso uno de los affaires más recientes y delicados, cuyo aliento de atraso dejó azorados a quienes esperaban, por fin, un debate con ideas, solera y sustancia, fue cuando el cardenal Norberto R ivera afirmó, al pronunciarse acerca de la eutanasia, que no se debe obedecer a las autoridades que se salen del marco legal y se oponen a los derechos humanos, aunque omitió objetar que el gobierno actual imponga leyes en contra de la voluntad de la mayoría; llamó a la legalidad y protección de la libertad de conciencia, pero le negó a los católicos el derecho a, en conciencia, estar en contra de sus dictados doctrinales.

La parte estelar del llamado a la desobediencia del cardenal, fue animada con la intromisión entusiasta, favorable, apresurada -ver para creer-, del mismo secretario de Gobernación.24 Pero tal es-

�1 "Desde la segunda toma de posesión del presidente Fox, no la legal, sino la espectacular, en la que recibió de manos de su hija un crucifijo, cualquier observador medianamente diestro podía haberse percatado que algo no marchaba del todo bien en ese momento. En este escenario, el credo religioso del ciudadano cuenta, y mucho, para lograr una posición dentro del accidentado gabinete federal. Tal vez la cúpula de la política mexicana tranquilice así su conciencia moral; lo que no podemos saber es si también descanse del mismo modo su conciencia política. Un puesto clave en la po­lítica de cualquier país el ministerio del interior o la Secretaría de Gobernación, entre nosotros, se encarga de la convivencia política nacional, del buen funcionamiento de la� instituciones. Quien ocupa hoy las sandalia� del secretario de Gobernación se ha manifestado por sus frutos y por ellos habremos de conocerlo como dice el Evangelio, acerquémonos a la� raíces ideológicas del flamante secretario. En 1973, Carlos Abascal

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paldarazo, nada gratuito, mensaje cifrado entre camaradas, no pasó desapercibido: "El obispo llama a la desobediencia. El secretario de Gobernación lo secunda. El motivo de la coincidencia es lo de menos. La eutanasia es, sin duda, un complejo problema filosófico y jurídico. No dedico este espacio a su examen. Me concentro en otro asunto que ha revelado el asomo de debate reciente: la deslealtad institucional del secretario de Gobernación. No merece otro calificativo la reacción de Carlos Abascal ante el desafí o del cardenal. Ante la disyuntiva entre la legalidad del Estado mexicano y los mandatos de su Iglesia, el secretario se inclina por las exigencias de su fe. El caso es particularmente grave por tratarse del mismísimo secretario que tiene como responsabilidad vigilar el cumplimiento de la ley de las iglesias. Abandonando esa res­ponsabilidad, el funcionario público actúa más como representante de la Iglesia que como funcionario de un Estado laico".25

Lo de Abascal fue una defensa que mostró a los mexicanos la profundidad con que los espacios de la administración pública, aun los más relevantes y los de mayor responsabilidad, han sido ocupados por personajes decimonónicos inoperantes, cuya falta de agudeza ad­ministrativa va de la mano con un alarmante desfasamiento político y cultural que pone en crisis severa al Estado laico. ¿Defender las ideas del atraso y la intolerancia? H e aquí la gran paradoja de una derecha

Carranza publicó en Editorial Tradición, Las Relaciones entre el Poder ��spiritual y el Poder Temporal, tesis con la que obtuvo el título de abogado en la Escuela Libre de Derecho. El tema parece poco adecuado para una profesión en la que las libertades son funda­mentales; pensemos que se trata de una obra de juventud, uno de esos dislates que nos causan una sonrisa al paso de los aíi.os. Pero que resulta grave si continúa siendo el credo de quien hoy es el responsable de conducir el diálogo en un país. [ . . . ] Hasta donde un abogado podía entender, las bases de la vida política eran: la voluntad soberana del pueblo, expresada por sus representantes; la concordia bajo la ley laica, promulgada de acuerdo con los procedimientos constitucionales, y el ámbito de libertades y derechos inalienables de los seres humanos. A menos que una revolución haya sucedido en su conciencia y sea tan comprometidamente laico como los somos muchos mexicanos de hoy, el secretario piensa que los pilares de la vida política son "el fin superior de la Iglesia, que por ser celestial y eterno, sobrepasa al fin del Estado que es bien público terrenal y que, por lo tanto, le está supeditado". También cree en "la voluntad formal de Cristo, la práctica de los apóstoles, la doctrina y la práctica de la Iglesia durante veinte siglos, y las razones de orden natural y jurídicas" como las demás bases de la vida política. Serrano Migallón, Fernando. Las Sandalias del secretario. En el periódico nl Univer:ml, sábado 25 de junio de 2005.

'" Jesús Silva-Herzog Márquez, en el periódico Reforma, 24 de octubre de 2005.

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sometida a la prueba de identidad, carente de un mínimo bagaje que la muestre afín y de cara al mundo moderno.

Las pifias son diarias y compiten, por su maniqueísmo y grado de absurdo, con el surrealismo tardío: "El asunto se complica cuando hay algunas personas que hablan de "derechos divinos" o de la "voluntad de dios", al que supuestamente ellos son los únicos que pueden inter­pretar. Por ejemplo, dice el cardenal R ivera que la autoridad civil "sólo tiene poder para legislar a favor de los deberes y derechos humanos, sin oponerse a los divinos". Lo cual es falso. El Estado laico se cons­truyó precisamente para que ningún grupo religioso pudiera imponer su visión del mundo a los otros pobladores de un determinado país [ utilizando la maquinaria física y moral del Estado] . Y las autoridades civiles no fueron votadas y designadas para atender la voluntad de unos cuantos que dicen transmitir la voluntad divina, sino para servir al interés público, es decir el bien de todos. El cardenal le quiere im­poner al resto de los ciudadanos, católicos o no, su visión de la vida y de la muerte. Poco le importa lo que piense o diga la mayoría, incluso la [ mayoría] de los católicos".26

México y nosotros que lo queremos tanto

Quienes opinan que la llegada sigilosa al poder de las fuerzas de dere­cha, además de alentar la democracia, no amenaza la integridad del laicismo del Estado mexicano, viven un error cuyo parangón más inme­diato es la inconsciencia nacional que no supo identificar el lamentable fenómeno del nacional socialismo ( nazismo) en Al emania.

La verdad es que sería iluso argumentar que no se trasluce de sus acciones, y en ellos, una intención de golpe a traición en forma de estrategia, aunado a su eficacia al ocupar posiciones importantes y me­dulares de la administración pública. Sin embargo, podemos aducir la prueba que evidencia todo, su postura e incomprensión acerca del laicismo, una negación absurda en contra del tiempo histórico, muestra del desconocimiento del ámbito en el que les tocó vivir.

Y como muestra un botón: Calderón a la hora de considerarse "Can­didato del futuro" y afirmar que: "Lo más importante es la ayuda que

'6 Roberto Blancarte, en el periódico Milenio, 18 de octubre de 2005.

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yo pueda aportar como persona en mis creencias y mis convicciones." ¿Cuáles creencias, cuáles convicciones? ¿Qué nos quiere decir con este tipo de declaraciones? No olvidemos que: "[ ... ] Calderón ya se mani­festó contra el aborto en cualquier circunstancia, las parejas del mismo sexo, la legalización de las drogas y la PAE, cuya inclusión en el cuadro básico de medicamentos, el l l de julio, dio lugar a una movilización de protesta de organizaciones y personajes panistas y filopanistas de la extrema derecha".27

No, esto no es un juego, el laicismo, como garante de la autonomía de las actividades humanas, recibe cotidianamente los embates de los mismos que, en su momento, objetaron las Leyes de Reforma porque dieron fin al monopolio espiritual y deshicieron las ataduras entre el Estado y la religión católica.28

El espíritu de la ley es claro en atender los aspectos educativos y de conciencia, pero hoy es evidente que los obligados en aplicarla introducen ideas personales y de partido, para garantizarle subrepti­ciamente a la Iglesia y a la derecha espacios que no corresponden a su

'7 Delgado, Álvaro. "Calderonismo ultraconservador", en la revista Proceso, 1527, 5 de febrero de 2006.

'" "Los liberales tienen propósitos muy claros. Lo primero era constituir el Estado, el verdadero Estado, para que desde él la nación continúe haciéndose . Una nación se hace haciéndose y el Estado puede ser factor decisivo para lograrlo. No piensan en el puro Estado encerrado en lo suyo y que ahogue lo que en la sociedad a integrarse plenamente y transformarse. No pretenden identificar sociedad y Estado; aspiran a un Estado que interprete el sentir y las necesidades sociales, que eleve la sociedad al rango de nación.

El Congreso Constituyente de 1857 trata de dar cauce a la sociedad para que ésta llegue al estadio de nación. Múltiples circunstancias lo impiden y poco después nos enfrascamos en la guerra de Tres Años o guerra de Reforma, que viene a ser el gran avance sin punto de retorno. Se nacionalizan los bienes de manos muertas, se suprime el fuero eclesiástico, se establece la supremacía civil del Estado, se seculariza la sociedad, se disuelven los restos del ejército colonial, factor de inestabilidad durante muchos aúos. Fueron tres aúos, de 1858 a 186 1 , en que no se anduvo a paso de sandalias; se dejaron las sandalias para ir de prisa.

El Estado se constituyó y en las luchas de él y por él se formó la nación. Si una nación sólo se hace haciéndose, la nuestra se hizo con todos sus antecedentes, que rebrotaron a la luz del combate en esos tres aiws. Esto explica que cuando ocurre la intervención francesa y se instaura el llamado Segundo Imperio, sea una patria la que resiste y vence . Menos de 20 aúos antes aún no la teníamos" . Reyes Heroles, .Jesús, en la Ceremonia Cívica Conmemorativa del CLXXIV Aniversario del inicio de la Independencia de México, efectuada en la Columna de la Independencia. 16 de septiembre de 1 984, en jesús Reyes Heroles y la ñ'ducación, Fondo de Cultura Económica y CO!\ACCLTA. 1 994. p. 76.

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influencia política en el pueblo de México; ideas arcaicas, negativas, y soberbias que no han caído en la cuenta de su decrepitud. Que nos quieren someter a la inmovilidad medieval; y desean enterrar en un mausoleo el espíritu crítico, y el desarrollo humano: "Lo anterior, si hiciera falta, demuestra que el México viejo se niega a retirarse del todo. Subsisten los demonios del prejuicio y la intolerancia y acabar con ellos es tarea colectiva, plural, entre otras razones porque la fobia hacia uno u otro credo tiene consecuencias que rebasan con mucho la esfera meramente confesional. En el triste páramo de la intoleran­cia religiosa florecen plantas malignas que envenenan la convivencia política, limitan la libertad económica y condenan las heterodoxias filosóficas. Es ahí donde se persigue a los diferentes y hasta ser origi­nario de otra parte es motivo para el desprecio, la humillación y, en el colmo, el asesinato".29

U n bal ance preliminar de esta nueva edición del debate acerca del laicismo, denota que la franquicia conservadora nada ha desa­rrollado en su ideología y programa desde su derrota frente a Benito

Juárez. Como bien lo afirmara Carlos Monsiváis: "Aunque en el sigilo obtenga sus victorias administrativas, el fundamentalismo de derecha ha perdido en México una tras otra las batallas culturales". 5° Esto sin olvidar su alusión al secretario de Gobernación, capaz de hacer nada por mantener el Estado laico, capaz de amonestar rudamente a la maestra de su hij a por ser independiente e intentar la lectura colectiva, un tanto inocente, de Aura de Carlos Fuentes.

El costo de la presencia conservadora y de derecha en la dirección política del país, durante este sexenio, ha sido muy alto. Traer más hechos concretos a colación, acerca de su peligro e incompetencia, es redundante; hoy no basta reclamar la presencia de la imagen del Benemérito en las salas públicas: es preciso reclamar -por medio de un debate agudo, inteligente e implacable- el regreso a los principios que dan fundamento a nuestra vida republicana. Como elemento esencial del Estado mexicano es necesario defender las cuotas más altas del pensamiento liberal mexicano, es importante regresar a Be-

20 Musacchio, Humberto. "Estado y laicismo", en el periódico Reforma, 1 de octubre de 2002.

'0 Mateos-Vega Mónica y Román,José Antonio: "El fundamentalismo de derecha ha perdido las batallas culturales", en el periódico La jornada, 1 de febrero de 2006.

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nito Juárez, e imprescindible reapropiarse de la secularización y del laicismo como piedras torales de nuestra vida pública para defender con energía la educación pública.

El pensamiento de Benito Juárez nos da estímulo para emprender una lucha de liberación nacional en contra de la derecha y el neolibe­ralismo, que nos sitúe dignamente frente al mundo.

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Benito Juárez: la educación y el &tado, editado por la Facultad de Derecho, se terminó de imprimir en noviembre de 2006 , en los talleres de Estampa Artes Gráficas, S .A. de C.V. México, D. F. Para su composición se utilizaron tipos Baskerville. Los interiores se imprimieron en papel cultural de 90 grs . La edición consta de 1 000 ejemplares.