Beck - La Sociedad Del Riesgo

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SUR COS Titulos publicados: t. S.P. Huntington, El choque de civt hzacwnes 2 · K. Armstrong, Hzstorza de J erusalen J. M. l:iardt , A. Negri , !mpeno G. Ry le, £1 concepto de Lo mental W. Reich, Aruili s is del caracter 6. A. Comte-Sponville, Dicaonario fdos6fico H. Shanks (comp.), Los marzuscntos del Mar Muerto 8. K. R. Popp er , El mzto del marco comun T. Eagleton, I deologia to. G. Deleuze, L6gica del sentido 1 t. Tz. Todorov, Critica de Ia critica 1 2 H. Gardner, Arte, mente y cerebra 13. C. G. Hempel, La expl i caci6n cientifica 14. J. Le Goff, Pensar la historia 1 H. .Arendt, La condici6n humana 16. H. Gardner, lnteligencitu multiples 1 G. Minois, Historia dews infiernor I8. J. Klausner,]esus de Nazaret L9. K. ]. Gergen, El yo saturado 20 K. R. Popper, La sociedad abierta y sus enemigos 2 t • Ch. Taylor, F uentes del yo 2 2. E. Nagel, La estructura de la ciencia 2 K.. Armstrong, Una historia de Dios 2 C. Levi-Strauss, Tristes tr6picos 2 5 · Ulrich Beck, La sociedad del riesgo Ulri ch Beck La sociedad del riesgo Ha ci a una nue va modernidad / PAID OS Barcelona Buenos Alres Mexico

Transcript of Beck - La Sociedad Del Riesgo

  • SUR COS

    Titulos publicados:

    t. S.P. Huntington, El choque de civthzacwnes 2

    K. Armstrong, Hzstorza de J erusalen J. M. l:iardt, A. Negri, !mpeno 4 G. Ryle, 1 concepto de Lo mental 5 W. Reich, Aruilisis del caracter 6. A. Comte-Sponville, Dicaonario fdos6fico 7 H. Shanks (comp.), Los marzuscntos del Mar Muerto 8. K. R. Popper, El mzto del marco comun 9 T. Eagleton, I deologia

    to. G. Deleuze, L6gica del sentido 1 t. Tz. Todorov, Critica de Ia critica 12 H. Gardner, Arte, mente y cerebra 13. C. G. Hempel, La explicaci6n cientifica 14. J. Le Goff, Pensar la historia 15 H. .Arendt, La condici6n humana 16. H. Gardner, lnteligencitu multiples 17 G. Minois, Historia dews infiernor I8. J. Klausner,]esus de Nazaret L9. K. ]. Gergen, El yo saturado 20

    K. R. Popper, La sociedad abierta y sus enemigos 2 t Ch. Taylor, Fuentes del yo 2 2. E. Nagel, La estructura de la ciencia 23 K.. Armstrong, Una historia de Dios 24 C. Levi-Strauss, Tristes tr6picos 2 5 Ulrich Beck, La sociedad del riesgo

    Ulrich Beck

    La sociedad del riesgo Hacia una nueva

    modernidad

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    PAID OS Barcelona

    Buenos Alres Mexico

  • ~lt~1i_11 ungu1d l: RmkuJSrsellsLhajt. A11} dcm tt'leg m eme am/err M(lllcmc u u:ado tn ,1lem:in por Suhrk,unp, Francfun del Ment~

    l'radu,,JC\n: Jorge Na\arro (caps. 1. 2 [3, 4 v 5), J \ 4) Daniel Jimenez (cap. 2lJ y 2J). M. Rosa Bmr.is (caps. 5-8)

    bra obra ha sido publicad~ con 1:1 ayuda de fn terNatJOnes, Bonn Cubit!rta de Mario E~kermi

    J d ' , e ~oon en Ia colecci6n Surcos, 2006 Qued~n rigurosameme h'bd l , d I pro 1 1 ~s, 5111 a autonzacJOO escraa de los tJtularcs e co~yright, bajo las swciones establccidas en las leycs, Ia reproducc16n total

    0 parc1al de csta ob 1 di I ra por cu;a qu1cr me o o procedun1ento compre.ndidos a reprograffa y cl ttat nf 1 ' de ell . _arruento 1 ormatJco, Y a distribuci6n de cjemplares

    a mediante alquilcr o prestamo publicos.

    : t 986 by SuW:~amp, Francfort del Meno de Ia traducc10n,jorge Navarro, Daniel Jimenez. y M. Rosa Borris 2006 de todas las ediciones en castellano

    Ediciones Paidos Iberica, S.A., ' Mariano Cubi, 92 - 08021 Barcelona http://www.paidos.com

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    lrnpreso en Espaiia - Printed in Spain

    SUMARIO

    Dadas las circunstancias . Pr61ogo ......... .

    Primera parte SaBRE EL voLcA.N crvruzAroruo:

    LOS CONTORNOS DE LA SOCTEDAD DEL RIESGO

    1. La logica del reparto de la riqueza y del reparto de los riesgos 1.1. Repartos de las sustancias nocivas en las ciencias na-

    turales y situaciones sociales de peligro . . . . . . . . 1.2. La dependencia respecto del saber de los riesgos de La

    d . . , mo erruzac10n . . . . . . . . . . . . . . . . . 1.3. Riesgos especificos de clase ... .... . .... . . . 1.4. La globalizaci6n de los riesgos civilizatorios . . . . . 1.5. Dos epocas, dos culturas: Ia relaci6n entre percepci6n

    y producci6n de riesgos . . . . . . 1.6. La utopfa de Ia sociedad mundial.

    11 17

    29

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    2. Teoria politica del conocimiento en Ia sociedad del riesgo . 71 2.1. (Depauperaci6n civilizatoria?. . . . . . . . . . . . . . 71 2.2. Errores, fraude, defectos y verdades: acerca de Ia com-

    petencia de las racionalidades . . . . . . . . . . . . . . 80 2.3. La conciencia publica del riesgo: imposibilidad de la

    experiencia de segunda mano . . . . . . . . . . . . . . 101 2.4. La dincimica polftica de los riesgos de la moderniza-

    ci6n reconocidos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108 2.5. Perspectiva: naturaleza y sociedad a finales del siglo x:x 113

  • Caplrulo l

    LA L6GICA DEL REPARTO DE LA RIQUEZA Y DEL REPARTO DE LOS RIESGOS

    En Ia modernidad avanzada, Ia producci6n social de riqueza va acompaiiada sistematicamente por Ia producci6n social de nesgos. Por tanto, los problemas y conflictos de reparto de Ia sociedad de Ia carencia son sustituidos por los problemas y conflictos que surgen de Ia producci6n, definicion y reparto de los riesgos producidos de manera cientifico-tecnica.

    Este cambio de la l6gica del reparto de Ia riqueza en Ia sociedad de la carencia a la 16gica del reparto de los riesgos en la modet'ni-dad desarrollada esta vinculado hist6ricamente a (al menos) dos condiciones. En primer Iugar, este cambio se consuma (como sa-bemos hoy) alii donde yen Ia medida en que mediante el nivel al-canzado por las fuerzas productivas humanas y tecno16gicas y por las seguridades y regulaciones del Estado social se puede reducir objetivamente y excluir social mente la miseria material autentica. En segundo Iugar, este cambio categorial depende a1 mismo tiem-po de que, al hilo deJ crecimiento exponencial de las fuerzas pro-ductivas en el proceso de modernizaci6n, se liberen los riesgos y los potenciales de autoamenaza en una medida desconocida hasta el momento. 1

    1. Modemizaci6n se refiere a los impulsos tecno16gicos de racionalizaci6n y a la transformaci6n del trabajo y de Ia organizaci6n, pero mduye rnuchas co-sas mas: el cambio de los caracteres soctale.s y de las biografias normales, de los estilos de vida y de las formas de amar, de las estructuras de influencia y de po-der, de las formas polfticas de opresi6n y de parcicipaci6n, de las concepciones de la realidad y de las normas cognoscitivas. Para Ia comptensi6n sociol6gica de Ia modernizaci6n, el arado, Ia locomotora de vapor y el microchip son indica-dores visibles de un proceso que llega mucho mas abajo y que abarca y trans-forma coda Ia estrucrura social, en el cual se transform an en ultima instancia las fuentes de Itt certeza de que se nutre la vida (KoseUeck, 1977; Lepsius, 1977; Eisens-tadt, 1979). Es habitual distjnguir entre modernjzaci6n e industrializaci6n. Por

  • .I II "

    , .En Ia medid:t ~n que se pre en tan estas condiciones, un tipo his-ronco del pensam1cnro y de Ia acruaci6n es relativizado o susrituldo ~or otro. El conccpto de sociedad industrial ode clases (en el sen-tldo mas amplio de Marx y Weber) giraba en torno a Ia cuesrion de como se puede repartir Ia riqueza producida socialmente de una ma-nera desigual y a! mismo tiempo legfti ma>. Esto coincide con el nuevo paradigma de la soczedad del rzesgo, que en su nucleo reposa en I~ solucion de un problema similar y sin embargo compleramen-r: dtferente: (Como se pueden evitar, minimizar, dramatizar y cana-bzar los riesgos y peligros que se han producido sistemaricameme en el proceso avanzado de modernizacion y limitarlos y repartirlos alli d.onde hayan visto la luz del mundo en Ia figura de efectos secunda-n.os l~~ent7s>> de tal modo que ni obstaculicen el proceso de moder-n~zaciOn nJ sobrepasen los llrnites de lo soportable ( ecologica, me-dica, psicologica, socialmente)?

    . Asf pues, ya no se tr-ata (o ya no exclusivarnente) del aprovecha-miento de la naturaleza, del desprendimiento del ser humano res-pecto. de obligaciones tradicionales, sino que se trata tambien y esenctalmente de problemas que son consecuencia del desarrollo tecnico-economico mismo. El proceso de modernizaci6n se vuelve reflexivo, se toma a sf mismo como terna y problema. Las cuestiones del desarrollo y de la aplicacion de tecnologfas (en el ambito de la ~aturaleza, la so~iedad y la personalidad) son sustituidas por cues-tt~nes de la ~gestion politica y cientffica (administraci6n, descubri-~ento, ~elusion, evitacion y ocultacion) de los riesgos de tecnolo-~as a aplicar actual o potencialmente en relaci6n a horizontes de relevancia a definir especialmente. La promesa de seguridad crece con los riesgos y ha de ser ratificada una y otra vez frente a una opi-nion publica alerta y crftica mediante intervenciones cosmeticas o reales en el desarrollo tecnico-econ6mico.

    , ~bos paradigmas de la desigualdad social se refieren siste-maticamente a epocas determinadas del proceso de modernizaci6n. El rep~o y los conflictos de reparto en torno a Ia riqueza produci-d~ soctalmente se .encontraran en primer plano mientras el pensa-nuento y la actuact6n de los seres humanos esten dominados en los pafses y en las sociedades (hoy, en grandes partes delllamado Tercer

    mar de !a simplificacion lingiifstJca, aqui hablamas par Ia general de moderru-zacion en el sentido de un concepto superior.

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    Mundo) por la eviJ cn~ia de la mist>na m.ucrial, por 1.1 dictadura de Ia escasez>. B,tjo e tas condiciones de Ia socicdad de Ia carencia se halla y se consuma cl proceso de modcrnizac~ por las crecientes amenazas de los efectos se-cundarios. Esto no es en absoluto nuevo, pero durante rnucho tiempo no se percibio en medio del esfuerzo por superar la miseria. Ademas, este aspecto oscuro gana en significado mediante el sobre-desarrollo de las fuerzas productivas. En el proceso de modemiza-cion quedan liberadas cada vez mas fuerzas destructivas, y esto en una medida ante la que la inteligencia humana queda perpleja. Am-bas fuentes nutren una creciente crftica de la modernizacion que de-termina ruidosa y conflictivamente las discusiones publicas.

    Argumentado sistematicamente desde el punto de vista de la his-toria social, en la continuidad de los procesos de modernizaci6n mas t~rde o m~s temprano co~enzan a sol~parse las situaciones y con-fhctos soctales de una soc1edad repart.Idora de riqueza con las de una sociedad repartidora de riesgos. En Ia Republica Federal de Ale-mania nos encontramos (esta es mi tesis) como muy tarde desde los arios setenra al comienzo de este tninsito. Es decir: aqui se solapan

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    FabioCross-Out

  • los dos tipos de ternas y conilictos. No vivimos a1J11 en una soc.ie-dad del rie:.go, pero tampoco so/0 en confJictOS de reparto prOplOS de las socjcdades de Ia c,ucncia. En Ia mcdida en que ticne Iugar estc transite, se produce realmente un cambio soctal que conduce mas alia de las categorfas y via~ anteriores del pensamiento y de la ac-tuacion.

    {Posee cl concepto de riesgo en Ia historia social el signi6cado que le arribuimos aqu f? (Nose trata de un U1phiinomen de Ia actua-cion humana?

  • -~ ....

    cepcton humanJ inmedtata, pero tambien a las sustan(i::t~ no-civas y toxicas presences en el aire, en el agua yen los .lli men-tos, con sus consecuencias a cono y l.1rgt> plazo para las plantas, los animales y los sere~ humanos) se dilerencian csencialmen-te de las riquezas. Esws riesgos causan dailos sistematicos y a menudo irreversibles, suclen permauecer invtsibles y se basan en mterpretaczones causales, por lo que solo se cstablecen en el saber (cientifico o anticientffico) de ellos, yen el saber pueden ser transformados, ampliados o reducidos, dramatizados o minimizados, por lo que estan abiertos en una med1da especial a los procesos sociales de definicion. Con ello, los medics y las posiciones de la definicion del riesgo se convierten en posicio-nes sociopolfticas clave.

    2. Con el reparto y e1 incremento de los riesgos surgen situacio-nes sociales de peligro. Ciertamente, en algunas dimensiones es-tas siguen a la desigualdad de las situaciones de clases y de ca-pas, pero hacen valer una logica de reparto esencialmente diferente: los riesgos de la modernizacion afectan mas tarde 0 mas temprano tambien a quienes los producen 0 se benefician de ellos. Contienen un efecto bumerang que haec sal tar por los aires el esquema de clases. Tampoco los ricos y poderosos es-tcin seguros ante ellos. Y esto no solo en tanto que peligros para Ia salud, sino tambien en tanto que peligros para la legitima-cion, la propiedad y la ganancia: al reconocimiento social de los riesgos de la modernizaci6n van unidas desvalorizaciones y ex-propiaciones ecologicas que se encuentran en contradiccion sis-tematicamente con los intereses de ganancia y de propiedad que impulsan el proceso de industrializaci6n. Al mismo tiem-po, los riesgos producen nuevas desigualdades internacionttles, por una parte entre el Tercer Mundo y los estados industriali-zados, por otra parte entre los mismos estados industrializa-dos. Esas desigualdades no respetan el tejido de competencias del Estado nacional. A Ja vista de Ia universalidad y suprana-cionalidad del trafico de sustancias nocivas, la supervivencia de los bosques de Baviera depende en Ultima instancia de la firma y cumplimiento de tratados internacionales.

    3. Sin embargo, la expansion de los riesgos no rompe en absolute coo la logica del desarrollo capitalista, sino que mas bien Ia ele-va a un nuevo nivel. Los riesgos de Ia modernizaci6n son un big

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    business. Son las ncccs,dadcs insaciables que buscan los ccono-mistas. Sc pucdc c(1 lmar cl hambre y satisfacer las neccsid"dcs, pcro los ncsgos de Ia civili1.acion son un barril de necesidades sm fondo, inacabable, inhnito, auto111sraurablc. Siguicndo a Luhm.tnn, podrfamos de(ir que con los riesgos Ia economla sc vuelve autorre_{erencial, tndependiente del entorno de b sacis-facci6n de las necesidades bumanas. Pero csto sigrufica que Ia soc1edad industrial produce con el aprovcchamiento econom[-co de los riesgos causados por ella las situaciones de peligro y el pmencial politico de Ia sociedad del riesgo.

    4. Se puedc poseer las riquezas, pero por los riesgos se esta afec-tado; estos son como aszgnados civilizatoriamente. Dicho de una manera rapida y esquematica: en las siruaciones de clases y capas, el ser determina a Ja conciencia, mientras que en las si-ruaciones de peligro la conciencia determina al ser. El saber adquiere un nuevo significado polftico. Por consiguiente, hay que desplegar y analizar el potencial polftico de la sociedad del riesgo en una sociologfa y en una teoria del surgimiento y di-fusi6n del saber de los riesgos.

    5. Los riesgos reconocidos socialmente, tal como se manifiesta claramente por primera vez en el ejemplo de la discusion so-bre la muerte de los bosques, tienen un contenido polftico ex-plosive muy peculiar: lo que hasta el momenta se habia consi-derado apolitico se vuelve politico: La supresi6n de las causas en el proceso de industrializaci6n mismo. De repente, la opi-nion publica y Ia politica empiezan a mandar en el ambito in-tima del management empresarial, en la planificacion de Ia produccion, en el equipamiento tecnico, etcetera. Ahf queda claro de una manera ejemplar de que se trata propiamente en la disputa publica sobre la definicion de los riesgos: no solo de las consecuencias para la salud de Ia naturaleza y del ser hu-mane, sino de los efectos secundarios sociales, econ6micos y po-liticos de estos efectos secundarios: hundimiento de mercados, desvalorizacion del capital, controles burocraticos de las deci-siones empresariales, apertura de nuevos mercados, castes monstruosos, procedim.ientos judiciaJes. En Ia sociedad del riesgo surge asia impulses pequeiios y grandes (en la alarma por el smog, en el accidente tox:ico, etc.) el potencial politico de las catd.strofes. La defensa y administraci6n de las mismas pue-

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  • ~ ' ..

    de mduir un.\ reorg.mu,wvn del poder y de /,1 wmpetmciJt. La socic,.hd del ricsgn cs l llll wucd.1d c.uastro[tc.I. En ella, d estado de cxccpt'tnn amen.11 .. 1 con ..:onvcrtir..,c en cl csr;1do de normal idad.

    1.1. REPA R1 0 01:. LAS SlJSTA1 CIAS NOCIVAS J..:N LAS CI.ENCIAS NATURALES Y SLTUACION ES SO CI AL$ DE PE.LJ C RO

    La dtscusion sabre las sustancias nocivas y r6xtcas que contrenen el aire, el agua y los alimemos, y sabre Ia destruccion de la naturale-za y del medio ambieme en general, sigue teniendo Ju gar exclusiva o dominantememe mediante categorfas o formulas propias de las cien-cias naturales. De este modo se ignora que las formulas de pauperi-zacion de las ciencias naturales poseen un significado social, cultural y politico. En consecuencia, existe el peligro de que una discusion sabre el media ambiente que tenga Iugar mediante categorias quimi-co-biologico-tecnicas tome en consideraci6n al ser humano invo-luntariamente solo como aparato organico. Pero de este modo la dis-cusi6n amenaza con cometer el error contrario al error que con raz.6n ha reprochado a! optimismo de progreso industrial que du-rante mucho tiempo ha predominado: el error de convertirse en una discusi6n natural sin el ser humano, sin la cuestion del significado social y cultural. Precisamente las discusiones de las ultimas decadas, en las que se ha vuelto a desplegar todo e1 arsenal de argumentos de critica de Ia tecnica y de la industria, han seguido siendo en su nucleo tecnocraticas y naturalistas. Se agotan en el intercambio y la evoca-ci6n de las sustancias nocivas que contienen el aire, el agua y los ali-memos, de cifras relativas de crecimiento demografico, de consumo energetico, de demanda de alimentos, de falta de materias primas, etc., con un celo y exclusividad como si nunca hubiera habido al-guien (por ejemplo, un tal Max Weber) que hubiera dedicado su tiempo a mostrar que si no tomamos en consideraci6n las estructu-ras sociales de poder y de reparto, las burocracias, las normas y ra-cionalidades dominances, todo esto es vacfo o absurdo (probable-mente, ambas casas). Bajo mana se ha colada una idea que reduce la modernidad al marco de referencia de la tecnica y Ia naturaleza en el sentido de criminal y viccima. Desde su propio punta de partida, a este pensarniento (incluido el del ecologismo polltico) se le ocultan

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    los contenidos ~ consecuencias sociales, politicas y culturales de los nesgo de !> (pii.g. 35). (Que se oculta detras de elJ o? Tal vez (por analogfa), el siguien-te reparto: dos hombres tienen dos manzanas; uno se come las dos; asf pues, por termino media cad a uno ha comido una manzana. Tras-ladada al reparto de alimentos en el mundo, esta frase diria que por termino media* todos los seres humanos de esta Tierra estan sacia-dos. Aqui, el cinismo es evidente. En una parte de Ia Tierra la gente se muere de hambre, mientras que en la otra parte los problemas causados por la sobrealimentacion se han convertido en un coste de primer rango. Puede ser que esta frase no sea cinica en relacion a las sustancias nocivas y t6xicas. Que, por tanto, Ia cantidad promedio sea tam bien Ia cantidad real de todos los grupos de poblacion. Pero, clo sabemos? Simplemente para defender esta frase, (flO hace falta saber que otros venenos estt\n obligados los seres humanos a respi-rar y tragar? Es sorprendente Ia naturalidad con que se pregunta por el termino media. Quien pregunta por el termino media excluye ya de este modo sitUaciones de peligro socialmente desiguales. Pero precisamente esto no lo puede saber. c Habra grupos y condiciones de vida para los que sea peligroso el contenido de plomo (etc.) que par termino media no es peligroso?

    La siguiente frase del informe dice: Unicamente en los niii.os que viven cerca de los emisores industriales se encuentran concen-traciones de plomo peligrosas. Caracterfstico noes solo la ausencia de diferenciaciones sociales en este y en otros balances de sustancias daiiinas. Tarnbien es caracteristico c6mo se diferencia: de acuerdo con puntas de vista regionales en relacion a las fuentes de emision y de acuerdo con diferencias de edad, dos criterios que proceden del pensamiento biologico ( 0 mas en general: del pensamiento de las ciencias de la naturaleza). Esto no puede reprocharse a los redacto-

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  • res del 1nfnrme. Simplemcntc, rcfleicia l gcner.l l c:n rclac1on a los problemas del me-d1o ambienre. Estos son cntend1dos como un asunto de Ia natura]('-za y de Ia tecnica, de Ia economia y de Ia mcdicina. Lo sorprendente en ello es lo siguienrc: los danos at medio ambiem e y Ia desrrucci6n de Ia natu raleza causada porIa industria, con sus di versos efectos sa-bre Ia salud y Ia convivencia de los seres humanos (que solo surgen en sociedades muy desarrolladas), se caracterizan par una perdida ~eL pensamiento soczal. A esta perdida se anade lo grotesco: esta ausen-Cla no Je llama Ia atencion a nadie, ni siquiera a los socJ61ogos.

    Se pregunta por el reparto de sustancias nocivas, venenos, daiios en el agua, en el a ire, en el suelo, en los alimentos, etc. Los resultados son presentados a Ia aterronzada opinion publica diferenciados re-gionalmente en multicolores mapas del media ambiente>>. En Ia medida en que de este modo se exponga Ja situacion del medio am-biente, esta manera de exponer y pensar es muy adecuada. Pero side ahf se extraen consecuencias para los seres humanos, el pensamiento que esta en la base se cortocircuita: o bien se supone que todos los se-res humanos (independientemente de los ingresos, la educacion, Ia profesion y de las posibilidades y habitos de alimentacion, vivienda Y tiempo libre que van unidos a ella) estan danados en la misma me-dida en los cemros regionales de sustancias nocivas esrudiados (lo que aun habrla que demostrar). 0 bien se excluye a los seres huma-nos y a los danos que sufren y se habla solo de sustancias nocivas y de sus repartos y efectos sobre la region. . En consecuencia, Ia discusion sobre las sustancias nocivas que

    ttene lugar con las categorias de las ciencias naturales se mueve entre Ia inferencia erronea de da.iios biologicos a danos sociales y una con-sideracion de la naturaleza y del medio ambiente que excluye el da.iio selective a las personas y los significados sociales y culrurales que van unidos a ello. A1 mismo tiernpo, no se toma en cuenta que las mismas sustancias nocivas pueden tener un significado camp leta-mente diferente para personas diferentes de acuerdo con Ia edad, el sexo, los babitos alimenticios, el tipo de trabajo, la informacion, Ia educacion, etc.

    Especialmente grave parece el problema de que las investigacio-nes que parten unicamente de sustancias nocivas individua)es jamds pueden averiguar la concen tracion de sustancias nocivas en el ser hu-mano. Lo que puede ser no peligroso en relacio n a un producto

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    ind1vidual tal vez sea e:\tremadamentr peligroso en el receptaculo del cunsumidor finaJ ,, en que se h,1 convertido d ser humano en cl

    ~sradio avanLado dt Ia comcrcializ.Kion roral. AqUJ tenemos un pyror de categorias: un anali sis de las sustancias nocivas basado en Ia naturalcza ~' en el p roducto no esta en condJciones de responder a Ia pregunta de Ia talta de peltgro, o al menos no lo esd mjenrras eJ peligro y la ausencia de peligro" tengan algo que ver con I as per-sonas que tragan y respiran (veanse al respecto mas dctalladamente las pag . 90 y sigs.). Es bien sabido que Ia ingestion de vari os medi-camentos puede suprimir o potenciar el efecto de cada uno de eJlos. Ahora bien, el ser humano no vive (todavfa) solo de medicamentos. Tambien respira Jas sustancias nocivas del aire, bebe las del agua, come las de Ia verdura, etc. Con otras palabras: las ausencias de peli-gro se sum an de una man era peligrosa. (.Son de este modo cad a vez menos peligrosas, tal como sucede con las sumas de acuerdo con las reglas de las matematicas?

    ] .2. L A DEPENDENClA R ESPECTO DEL SABER DE LOS RIESGOS DE LA MODERNIZACT6N

    Tanto los riesgos como las riquezas son objeto de repartos, y tan-to estas como aqueUos constituyen siruaciones: situaciones de peli-gro o situaciones de clase. Sin embargo, tanto aquf como aUa se trata de un bien completamente diferente y de otra disputa sobre su re-parto. En el caso de las riquezas sociales, se trata de bienes de con-sumo, de ingresos, de oportunidades de educacion, de propiedades, etc., en tanto que recursos escasos a los que se aspira. Frente a d lo, los peligros son un producto adicional de una sobreabundancia que hay que impedir. Estos hay que suprimirlos o negarlos, hay que reinterpretarlos. Asi pues, a la logica positiva de la apropiaci6n se contra pone una l6gica negativa del eliminar, del evitar, del negar, del reinterpretar.

    Mientras que los ingresos, Ia educacion, etc., son para el indivi-duo bienes consumibles, e~perimentables, Ia existencia y el reparto de peligros y riesgos siempre estan mediados argumentativamente. A menudo, lo que perjudica ala salud y destruye la naturaleza nolo puede conocer Ia propia sensacion, los propios ojos, e incluso alli donde aparememente esta a Ia luz del dia Ia construccion social ]e

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  • hace necesitar par..1 ~u constatacion objrtiva del JUicio del experro. Muchos de .los nuc:vos riesgos (conrammacioncs nucleares o qufmi-Ca!l, sustanctas noctvas en los alimentos, enfcrmedades civilizatonas) se sustraen por completo ala percepcion humana inmcdiata. AI cen-tro pasan cada vez m;b los peligros que a menudo para los afectados ~o son visibles ni perceptibles, peligros que en ciertos casos nose ac-ttvan durante Ia vida de los afecrados, sino en Ia de sus descendien-tes; se t.rata en todo caso de pcJigros que precisan Je los