Beato Manuel Cronología Diciembre

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Hechos que tuvieron lugar en diciembre en la vida del Beato Manuel González, Arcipreste de Huelva

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EL MES DE DICIEMBRE EN LA CRONOLOGA DEL BEATO MANUEL GONZLEZ Ildefonso Fernndez Caballero I II III IV V Fechas destacadas de diciembre. Viaje a Granada. Mi relicario de Siurot Privilegio de altar portatil Nombramiento episcopal y despedida de Huelva

I) El 5 de diciembre de 1886, recibi el sacramento de la confirmacin en el palacio arzobispal de Sevilla de manos del Cardenal Arzobispo Ceferino Gonzlez y Daz. En diciembre de 1907, siendo ya arcipreste de Huelva, viaj a Granada para asistir a la Asamblea de Corporaciones Catlicas que se celebr en aquella ciudad. Le acompa el abogado onubense D. Manuel Siurot Rodrguez. Viaje a Granada y Mi relicario de Siurot El 3 de diciembre e 1912, el Arcipreste de Huelva y ya fundador de la Obra de los Sagrarios Calvarios visit en Roma a S. S. Pio X, que le concedi el privilegiode altar portatil para los asociados de dicha Obra. El 6 de diciembre de 1915 el Arcipreste de Huelva es preconizado Obispo titular de Olimpo y Auxiliar de Mlaga por el Papa Benedicto XV. /El 20 del mismo mes, El Granito de Arena public su carta de despedida de Huelva. La hora de la despedida de Huelva II) VIAJE A GRANADA Diciembre de 1907

El comienzo de una gran obra y una vocacin. Recordatorio del Primer Centenario de las Escuelas del Sagrado Corazn.

Las obras de las Escuelas del Sagrado Corazn haban comenzado el 2 de mayo del ao 1906 con las labores de restauracin la iglesia del antiguo convento de San Francisco. La iglesia se bendijo el 17 de noviembre del mismo ao, y el trabajo de albailera continu con la ampliacin del espacio destinado a las Escuelas. En diciembre de 1907 estaba ya muy avanzado, de modo que el 25 de enero de 1908 seran bendecidas. El Beato Manuel Gonzlez tena deudas, pero no era sta 1/13

su principal preocupacin. Porque lo realmente importante para poner en marcha las clases eran los maestros y el proyecto pedaggico. Un viaje a Granada se convirti providencialmente en la via de solucin de ambos problemas: el del magisterio y el de la orientacin pedaggica para las Escuelas. Estaba convocada para diciembre de 1907 en la ciudad de la Alhambra una Asamblea de Corporaciones Catlicas, a la que iba a asistir el Arcipreste de Huelva. Le que acompa su otro yo, D. Manuel Siurot Rodrguez, el hombre de las escuelas del Sagrado Corazn. As narra D. Manuel Siurot, premio Mariano de Cavia, aquel viaje trascendental para las Escuelas, para D. Manuel Gonzlez y, sobre todo, para l mismo: Estaba terminando el arcipreste de Huelva la construccin de las primeras escuelas del Sagrado Corazn en el barrio de San Francisco de la ciudad onubense, y nos dijo un da a todos los que le ayudbamos en su obra: en Granada se celebra una gran asamblea de Accin Social Catlica... Quin viene?... La Alhambra, el Generalife, la Vega, Sierra Nevada, la sugestin moruna, Manjn, la asamblea... A Granada! All fuimos un puado de catlicos. Desde Sevilla acompaamos al Sr. Arzobispo, Don Enrique Almaraz, y, como suele decirse, en amor y compaa, hicimos, sevillanos y onubenses, un delicioso y fraternal viaje. Una tarde, en la asamblea, dijo el Arzobispo de Granada: maana visita a las escuelas del Ave Mara. A1 da siguiente estbamos en las escuelas del Sacro Monte todos los asamblestas. Oficiaba la Misa el Padre Manjn. Oanla mil nios y nias que entonaban cada cual con su papel en la mano preciosas canciones religiosas. Pero, qu afinacin, qu buen gusto! Aquello era la civilizacin, la cultura de todos los nios pobres de Granada. No se qu secretas amonestaciones tocronme en el alma. Cuando el venerable celebrante lleg al Evangelio volviose al concurso y reuniendo en una sola expresin humana al sacerdote del altar con el Maestro de la Vida, al escogido para iluminar almas, pregunt a los nios: de la ciencia y de la religin, de la leccin evanglica del da y de la unidad aritmtica para explicar la unidad de Dios... El lenguaje era... el de los pequeuelos..., no poda dejar de pensarse que aquel hombre, aquel viejecito lo haba hecho todo. De cannigo se hizo maestro, de rico se hizo pobre, s, pobre, hasta no tener qu comer muchos das, y todo por los nios, todo por la ardiente caridad del Crucificado que en Manjn haba tomado aquella forma. Dinero, carrera, prestigio, voluntad, todo lo haba dado, todo lo tena gastado menos el corazn, que era inconmensurable y lo tena entero... Ah, maestro, estabas imponente! Era Dios que haba puesto aquella maana su trono en ti. Miro hacia la derecha del presbiterio y veo lgrimas episcopales. No se me olvidar nunca la cara brava del magistral de Sevilla haciendo esfuerzos para que no se le viera llorar por fuera, y llorando por fuera a pesar de sus esfuerzos. Se acab la leccin y continu la Misa. Los nios saludaron a la Virgen con el Salve, Seora... Salve Seora: Por qu te quedaste en mi odo? Por qu te metiste en mi alma? Hoy, al travs de los aos transcurridos, te oigo cantar en mis escuelas por mis nios y no puedo resistirme a mi mismo, lloro como un tonto... Luego nos ensearon aquellas escuelas, aquellos grficos, aquellos jardines, aquel sol, aquella luz, aquel amor... Y la Alhambra all enfrente, testificando todo... Se abrazaron en aquel da, en presencia nuestra, la idea vieja de la patria grande con la idea de un hijo del Sagrado Corazn de Jess que con una historia humilde, una palabra sincera y una accin eficaz y continuada, daba un soberano ments a casi todo lo que en el mundo se haba hecho en materia de(Venerable P. Manjn)

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enseanza. El Arcipreste me pregunta: Qu tiene Vd?... Y yo le dije: Estoy muy preocupado, D. Manuel. Y tan preocupado como estaba. Aquella noche la excitacin me robaba el sueo. Daba vueltas, inquieto, y los nervios no me dejaban dormir. Desde mi cama veo un misterioso farolillo, legendario, que alumbra a no se qu imagen de un torren del Alczar de los rabes. La campana de la Vela me dice, de cuando en cuando, que el tiempo pasa... Despus, al travs de mis cristales, veo como un girn de niebla que se pone delante de aquella luz... Es la respiracin del Muley Hassen, pienso. Luego, ya tarde, muy tarde pierdo poco a poco la conciencia y me duermo... Sueo que el P. Manjn, sonriente y con tono dulcemente imprtivo, me dice, ponindome en las manos un sobre cerrado : "No puede Vd. leer lo que va dentro hasta que no se acaben las escuelas que hace ahora en Huelva su arcipreste". A poco el P. Manjn se va... luego, nada. El 25 de enero de 1908, el arzobispo de Sevilla Don Enrique Almaraz y Santos bendijo las Escuelas del Sagrado Corazn y se produjo la apertura real del sobre soado en Granada. Escribe Siurot: Cuando aquella famosa bendicin hubo terminado, encontrme al Arcipreste solo en la iglesia de la escuela y me dijo: "Hermano, esto es horrible. Esa barbarie hay que matarla con maestros que se entreguen con alma, vida y corazn. Dnde estn los maestros, Dios mo? Qu sabe usted de maestro?" Conmovime aquello; mir a la Virgen que est en el altar mayor, hice una breve plegaria y tuve la visin cierta de que se haba abierto el famoso sobre, y que deca all dentro: Los nios pobres te esperan! En el fondo de mi corazn dije a la Virgen: "Por ti, Madre ma", y abrazndome al cuello del Vicario, le dije: Me quiere Vd. aceptar por maestro?... He aqu cmo pas a ser maestro de escuela siendo abogado, y cmo empec a conocer la vida conociendo ntimamente sus desgracias y sus pobrezas. Hice mal? Hice bien? Yo solo se decir, que los nios pobres me han enseado el tesoro de la vida, porque Cristo, nico tesoro, vive con ellos". El problema del magisterio para las escuelas estaba resuelto en su raz. De la visita a las Escuelas del Ave Mara de D. Andrs Manjn en Granada vino tambin la orientacin pedaggica. En su monumental obra Las escuelas de Siurot: un modelo de renovacin pedaggica, D. Luis Llerna Baizn, que es sin duda el mejor conocedor de la vida y la obra de Siurot, recoge lo que l llama la idea fundamental del ilustre cannigo granadino.La idea fundamental de Manjn era hacer un hombre nuevo y crear una sociedad ms justa, cristiana y feliz. Para conseguirlo, cre en 1889, en un carmen granadino, la primera escuela avemariana. Posteriormente, al ir creciendo las necesidades y aumentando la concurrencia, Manjn adquiri otros crmenes para los nios abandonados de los suburbios ms humildes y extremos de la ciudad de la Alhambra. Mart Alpera los describe as: All todo es amplio, alegre y sano; hay ancho espacio para clases y juegos, hermosas perspectivas para recreo de la vista; abundantes y cristalinas fuentes para bebida, riego y limpieza; embovedados de parrales, madreselvas y pasionarias para quebrar y amortiguar los rayos del sol, y esplndidos rboles que dan a la vez fruto y sombra. Las casas sirven de albergue en das de lluvia o recio viento, pues fuera de estos casos, las clases se dan al aire libre, gozando los nios de los encantos de la naturaleza y simpatizando con ella. En estas colonias permanentes, Manjn se entreg por entero a la regeneracin social de aquellos nios. Su ideal de escuela avemariana lo exponecon las siguientes palabras: Sabis lo que es ensear en el campo, ensear jugando, ensear haciendo, ensear en humano, espaol y cristiano, ensear gratis a todo el mundo y ensear paternal y socialmente? Pues si lo sabis, juntadlo en uno y ya tenis escuelas del Ave Mara llevadas hasta el ideal A travs de este tipo de enseanza, Manjn quiere conseguir en sus escuelas hombres cabales, para lo cual la educacin debe ser una, continua, grdual,entera, fsica intelectual, moral,(Las Escuelas del Ave Mara)

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religiosa, esttica, social, nacional, tradicional y progresiva, armnica y convergente hacia un objetivo, que es el bien temporal y eterno del hombre. Este tipo de enseanza fue el ideal pedaggico que el Beato Manuel Gonzlez y D. Manuel Siurot importaron desde Granada para las Escuelas del Sagrado Corazn de Huelva. En su obra Manuel Siurot maestro de ayer y de hoy, Luis Llerena Baizan sintetiza as la prctica educativa y los principios didcticos de las Escuelas: Para Siurot, lo enteramente esencial no es la instruccin, los contenidos de la enseanza, sino ms bien repara en la forma de enseanza, en la enseanza en s, y las dos acaban en la educacin como formacin integral del educando. El amor al nio es un pilar fundamental en la pedagoga siurotiana. El nio, escriba Siurot- es lo ms perfecto de la humanidad, porque es sencillo y puro.Un nio malo es mejor que un hombre bueno. Para l las escuelas deban ser: alegres, acogedoras limpias y amplias, siendo el maestro el principal elemento de la Escuela despus del nio. En sntesis, Manuel Siurot pone de relieve en su prctica educativa los siguientes principios didcticos: la intuicin; la actividad del alumno en contra del memorismo; la significatividad de los contenidos; el realismo; la fijacin de los aprendizajes a travs del juego; la adecuacin al nio; y la competencia moral y cientfica del maestro.D. Manuel Siurot)

Entre sus procedimientos didcticos caben destacarse, siempre con la impronta siurotiana: los premios como reforzadores positivos y significativos; el juego como la primera y principal asignatura; la discusin como medio de repaso; el rechazo de los textos en los primeros aos; el grfico como rey del procedimiento didctico; y la filatelia.

Pero adems, Siurot aport en unos casos y desarroll en otros, de forma muy personal, los siguientes aspectos relacionados con la escuela: la organizacin de la enseanza en grados (actuales ciclos); la gratuidad total de la enseanza; la educacin compensatoria; la atencin a los nios de preescolar (a partir de los cuatro aos); la enseanza mixta (Escuelas del Polvorn t de la Cinta); la enseanza al aire libre siempre que fuera posible; la tutora de los alumnos; la necesidad de simultanear la preparacin profesional con los aprendizajes propiamente escolares; la introduccin de las granjas escolares; el intercambio de profesores de distintos centros; la enseanza de los idiomas modernos (francs e ingls); la enseanza en torno a los centros de inters; 4/13

la enseanza simultnea de la lectura-escritura; la relacin de la ratio maestro-alumnos en la proporcin 1:35 como mximo; y la observacin del nio como la mejor preparacin de las clases.

Del viaje a Granada en octubre de 1907 el Beato Manuel Gonzlez trajo, para las Escuelas de Huelva en construccin, al abogado Manuel Siurot vocacionado ya a ser maestro de nios pobres y maestro de maestros, y la pedagoga inspirada en la que D. Andrs Manjn precticaba en sus Escuelas del Ave Mara granadinas. Ms tarde, D. Andrs Manjn vino desde Granada a Huelva para visitar las Escuelas donde Siurot enseaba y, no slo como un amable cumplido, reconoci: Aqu veo a mis escuelas corregidas y mejoradas. III) Mi relicario de Siurot(Artculo publicado en Huelva Informacin el 25 de febrero de 1990 con ocasin del cincuentenario de la muerte del pedagogo, por Ildefonso Fernndez Caballero)

Episodios de la vida de Siurot y evocaciones de sus escritos se funden con los recuerdos de mi infancia lejana. El cartel anunciador y el programa de los actos con motivo del cincuentenario de la muerte del pedagogo de Huelva han despertado estos dias mi memoria dormida. En ella consevaba, aureoladas de afecto, algunas vivencias que son como reliquias del maestro de maestros. Tan personales que me siento inclinado a volver a guardarmelas. Pero, siendo como una porcin patrimonial de la conciencia colectiva onubense, considero un deber mostrar, con ocasin de los homenajes que se preparan, mi relicario de Siurot. Aunque no le conoc personalmente, siempre sent inters por su figura porque el primer maestro que tuve se form junto a l. Apenas me haba enseado a leer de corrido ya puso en mis manos Cada Maestrito. Desde entonces me resulta familiar y cercano el relato que hace Siurot en este libro sobre el origen de su vocacin a la enseanza: se celebraba en Granada, en diciembre de 1907, una Asamblea de Accin Social Catlica. Siurot asiste con un grupo de onubenses acompaando al que ya era conocido como El Arcipreste de Huelva. Visit con ellos las Escuelas del Ave Mara, fundadas por D. Andrs Manjn, y all se imprimi un nuevo rumbo a su vida. Aquello era, escribe, la civilizacin, la cultura de todos los nios pobres de Granada. No s qu secretas amonestaciones tocronme el alma. En la ciudad de la Alhambra, agua oculta que llora, un secreto manantial estaba brotando para difundir fecundidad y alegra. Aquella noche, dice Siurot, la excitacin me robaba el sueo. Daba vueltas inquieto y los nervios no me dejaban dormir... Luego, ya tarde, muy tarde, pierdo poco a poco la conciencia y me duermo...Sueo que el padre Manjn, sonriente y en tono dulcemente imperativo me dice, ponindome en las manos un sobre cerrado: no puede usted leer lo que va dentro hasta que no se acaben las escuelas que hace ahora en Huelva su arcipreste. Las escuelas se acabaron, se abri el sobre soado y deca all dentro: Los nios pobres te esperan!. Siurot margin su vocacin de abogado para ser no slo maestro de nios pobres sino tambin maestro de maestros. Puede que centenares, quizs miles de alumnos de estos maestros recuerden como yo, desde que estuvieron en la escuela, el episodio ms conocido de la vida de Siurot. Y que tambin les haya 5/13

ocurrido lo que a m. Casi sin proponrmelo he ido despus buscando en Huelva la estela del que fuera maestro de maestros. As llegu a conocer, antes de que desaparecieran, las aulas anejas a la iglesia de San Francisco donde Siurot enseaba; he pasado muchas veces, no sin sentimientos de veneracin hacia su persona, junto a la fachada en la calle de La Fuente, hoy desaparecida, donde vivi a mitad de camino entre la parroquia de San Pedro y las Escuelas; he ido conociendo posteriormente a otros maestros, alumnos suyos y condiscpulos del mo. Me sent honrado con el afecto de dos de las hermanas de su es`posa y estim a estas venerables ancianas como merecan por s mismas, y que tenan adems, para m, el valor aadido de ser cuadas de Siurot. Busqu y hall en el archivo parroquial de San Pedro la partida de su matrimonio con Manuela de Mora Claros celebrado en Huelva el 6 de octubre de 1901. En mis paseos por el muelle, contemplaba su busto en el monumento, durante los aos en que estuvo emplazado all. Hoy pienso que podra encontrarse un lugar ms adecuado que el que tiene en la confluencia del Paseo de Buenos Aires con la calle Menendez Pelayo. La escuela de mi pueblo est tambin en el origen de mi aprecio por su obra literaria. Como todas las de aquella poca no abundaba en medio pedaggicos. Mi maestro haba de ingenirselas para fabricarlos por s mismo. Para ensear a escribir, caligrafi impecablemente, en planas de papel pautado, textos de Siurot. Tena as una numerosa coleccin de ellos pegados a cartulinas rectangulares. Cada alumno escoga a diario el que haba de reproducir copiando. No era mucho tiempo despus de que un ilustre jurado concediera a Siurot en 1926 el premio naciona Mariano de Cavia, destacando en l altos pensamientos, emocin, patriotismo, sugestiva enseanza, estilo claro y elegante. Aprendiendo a leer, conoc, en sus ecritos a Huelva y su provincia; el ingenio de los chiquillos, sus lugares como los muelles a orillas de la ra del Odiel, cargados de riqueza minera y pesquera; La Rbida, nido donde se cobijaron las esperanzas rotas de Coln, y Palos mano de obra del Descubrimiento. Cuando ms tarde llegu a recorrer nuestra provincia comprob que era como la haba imaginado leyendo las obras de Siurot. No haba olvidado las descripciones de los paisajes onubenses en el imaginado viaje descrito por l, a travs de los campos y pueblos de Huelva, desde la costa a la sierra, viajando en el tren de Zafra. No recuerdo descripcin ms expresiva de las excelencias del jamn de Jabugo que la suya, cuando cuenta cmo, a la hora del almuerzo, un viajero serrano abre su fiambrera y saca de ella finimas y translcidas lonchas con las que convierte en agua la boca de todos los que van en el compartimento. Cosas de nios, Sal y sol, Cada maestrito, traducen la ancdota localista en emocin que se ensancha por la geografa, el arte, la cultura, y la historia hasta experimentarse como La emocin de Espaa, obra que fue libro oficial de texto en todas las escualas del Estado. De la mano de Siurot di mis primeros pasos por el camino del arte. Por Mi relicario de Italia supe de Giotto y Fra Anglico, de Rafael y sus frescos de las estancias del Vaticano, de Miguel Angel y su obra en la Sixtina, la cpula de San Pedro, el David florentino y el Moiss romano... Por todos estos recuerdos de la persona y la obra de D. Manuel Siurot, cuando Huelva se dispone a reconocer de algn modo la deuda que tiene con l, yo he querido dejar constancia de la parte que tengo en esa deuda. Y he ofrecido a la comisin organizadora del cincuentenario una fotografa para el Aula Museo Manuel Siurot que est preparando; una fotografa de mi lbum de recuerdos. Al fondo, un patio en cuya pared frontal est escrito: Seminario gratuito de maestros bajo la proteccin de La Milagrosa. En primer trmino se ve a un grupo formado por D. Manuel Siurot junto al Cardenal Almaraz con D. Carlos Sanchez y veintinueve estudiantes de magisterio. Entre ellos slo conozco al que fue mi maestro. En homenaje a Siurot, no ocultar que mi primer maestro era mi padre. 6/13

IV) 2. El Privilegio de altar porttil El 3 de diciembre e 1912, el Arcipreste de Huelva y fundador de la Obra de los Sagrarios Calvarios, ya muy extendida y conocida, visit en Roma a S. S. Pio X, que le concedi el privilegiode altar portatil para los asociados de dicha Obra. Como narra el Beato Manuel Gonzlez en su libro Aunque todos... yo no, en mayo de 1912 fue a Madrid a encontrarse con muchos cientos de Maras y, hablndoles en la iglesia de las Esclavas del Corazn de Jess, les anunci su aspiracin de que la Obra fuera a Roma a que el Papa de la Eucarista la conociera y le pusiera su sello y, sobre todo, a que la completara...La Obra estar completa cuando ese Jess tan agradecido y tan bueno sea el que vaya a visitar a sus Maras cuando a stas les toque estar enclavadas en la cruz de la enfermedad sobre el Calvario del dolor...y que las visite del modo ms bonito y fino que tiene l de visitar, es decir, en forma de misa. En aquel momento, la disciplia de la Iglesia sobre el lugar de la clebracin de la Santa Misa era la que qued recogida poco despus en el Cdigo de Derecho Cannico de 1917: La Misa debe celebrarse sobre ara consagrada y en iglesia u oratorio consagrado o bendecido a tenor del derecho...El privilegio de altar portatil, que lleva consigo la facultad de celebrar dondequiera, siempre que sea en lugar honesto y decoroso y sobre piedra sagrada se concede o por derecho o por indulto solamente de la Sede Apostlica (c. 822). Las Maras, cuando conocieron la aspiracin de D. Manuel le apremiaban para que la realizara sin demora. D. Manuel someti su deseo y la propuesa de las Maras al Arzobispo de Sevilla D. Enrique Almaraz y Santos, y ste, que haba de viajar a Roma para a recibir de Su Santidad el capelo cardenalicio al que haba sido elevado meses antes, le invit a acompaarle. As, D. Manuel fue a Roma a fines de noviembre del ao 1912. All estaban el cardenal espaol de curia Jos Vives y Tut y el cardenal arzobispo de Valladolid Jos Mara de Cos. En el libro anteriormente citado, D. Manuel narra su visita al Santo Padre y la posterior concesin por el Papa Pio X del privilegio de altar porttil: El da 3 de Diciembre, fiesta del gran Apstol espaol, San Francisco Javier, me dice muy temprano el seor Cardenal Vives: esta tarde tengo que despachar con el Santo Padre; trigame las preces y pdales a los seores Cardenales Almaraz y de Cos que pongan al pie su recomendacin. Qu da aquel y, sobre todo, qu tarde aquella! cmo segua mi espritu al seor Cardenal Vives! Ms que entretenerme en admirar las solemnes ruinas del Anfiteatro que aquella tarde visitamos, mi imaginacin volaba al Vaticano y, aunque firme en la confianza de que al mismo tiempo que el Cardenal hablara de las Maras al Papa, el Corazn de Jess le iba a estar inspirando que dijera que s, no poda ahogar del todo el grito de la desconfianza, y del miedo que de vez en cuando me deca: y si dice que no?... A las siete, un aviso de mi seor Cardenal; ms que corriendo, volando acud a su despacho y veo en sus manos el mismo documento que yo haba mandado horas antes al Papa, pero a 7/13

continuacin de la firma de los Cardenales, Dios mo! letra del Papa! su firma! Como antes, cuando vi al Santo Padre, no supe hablar, ahora no saba leer... sin embargo, mi espritu lea, all deca un s muy grande, muy solemne, muy del Corazn de Jess. De rodillas, recib en mis ruanos aquel papel sobre el que acababa de posar su mano quin? Jesucristo mismo! Corazn de mi Jess, paga, paga T, que ni tus Maras, ni yo sabemos pagar aquel s de tu Vicario!... Paga aquellas intercesiones de tus tres Cardenales y paga aquella lgrima de emocin y de triunfo que asomaba a los ojos de mi Prelado cuando pona en manos del ltimo de sus Sacerdotes la voluntad del Papa!... Lean las Maras y los Juanes lo que ped para ellos, y reglense leyendo lo que aadieron los Eminentsimos Cardenales de Valladolid y Sevilla, y besen reverentes y agradecidos las palabras augustas del Vicario de Cristo, del Santo Po X. Beatsimo Padre: Manuel Gonzlez Garca, Arcipreste de Huelva, Archidicesis de Sevilla, postrado a los pies de V. S., humildemente expone: Que para tratar de remediar el abandono en que yacen muchsimos Sagrarios, que recuerda el Calvario, fund en Marzo de 1910, la Obra de las Tres Maras para las mujeres, y la de los Discpulos de San Juan para los hombres, los cuales se dedican con todo ahnco y por todos los medios que su celo les dicta a acompaar ybuscar compaa al Sagrario abandonado que a cada uno se le seala. De tal modo ha sido bendecida esta obra por el Corazn Eucarstico de Jess que ha obtenido la aprobacin de casi todos los Reverendsimos Prelados de Espaa y no pocos de Portugal y Amrica. Cuenta con diecisiete Centros diocesanos y van extendidas unas treinta mil patentes de agregacin, abundando los frutos de frecuencia de Sacramentos y renovacin cristiana de los pueblos. Como estmulo poderoso y como delicada y agradecida correspondencia del Corazn Eucarstico de Jess a los que, an a costa de sacrificios, le acompaan y consuelan abandonado y pobre, el Orador suplica a V. S. se digne facultar a los Reverendsimos Ordinarios de la Dicesis en que est establecida o se estableciese la dicha Obra, para que a su arbitrio permitan a los Directores u otros Sacerdotes decir la Santa Misa, en Altar porttil, a los socios o socias enfermos, bajo las condiciones siguientes: 1.1 que el enfermo comulgue en la misa; 2. que conste al Director que estando sano, ha cumplido su oficio y comulgado frecuentemente; 3. que se atienda a la decencia del lugar y 4. que no se perjudique el derecho del Prroco respecto de los ltimos Sacramentos... Gracia... Recomendamos encarecidamente estas preces, porque conocemos a fondo la Obra de que se trata y frecuentemente hemos tenido ocasin de tocar los abundante frutos que de ella brotan en nuestra dicesis como en otras.-Esta piadosa Obra fomenta la frecuencia de Sacramentos y sin duda alguna contribuir a que se propague entre los fieles la comunin frecuente y an diaria que tanto ha recomendado Vuestra Santidad. JOSE MARIA, CARD. DE COS, Arzobispo Vallisoletano. ENRIQUE, CARD. ALMARAZ Y SANTOS Arzobispo de Sevilla. Como se pide con tal que se obtenga el consentimiento del Ordinario del lugar en Espaa para cada enfermo. Absolutamente gratis por cualquier ttulo. Del Vaticano a 3 de diciembre de 1912. PIO PAPA X. (Obras completas, T. I nn. 110-111) La vuelta de D. Manuel de este viaje a Roma fue una fiesta para Huelva: Y omitiendo mil pormenores de felicitaciones y preguntas y proyectas recibidos y odos en Madrid y en el camino, llegu a mi Huelva, en donde me esperaba Dios mo, lo que me 8/13

esperaba! Comisin de sacerdotes y caballeros catlicos en la estacin de San Juan del Puerto, que es la anterior a la de Huelva, y en la estacin de sta un nublado de chiquillos, una masa enorme de hombres de toda condicin, un poco ms all las madres, hermanas y vecinas de los nios, una buena racin de pimporreo de la banda del sagrado Corazn y ahogando los acordes de los pitos, gritos y ms gritos de todos de Viva el Corazn de Jess! Viva el amo! Viva el Papa! Vivan las Maras! y hasta su poquito de Viva D Manu Vicario y todo esto a las nueve y media de la noche en pleno invierno; pero vaya usted a hablar de fros en medio de aquella hoguera de entusiasmo! Y as tuve que entrar en las calles de Huelva, a punto de caer arrollado por aquel sinnmero de zarcillos (lase chiquillos) que colgaban de mis brazos, de mis hombros, de mi sotana, de donde quiera que podan cogerse y que me asaeteaban a preguntas de D Manu y el Papa de qu es? y est ms gordo que usted? y le pregunt a usted por m? y verdad usted que el Papa dijo desegua que s a t? Como que hemos mandado ms de sietecientas Comuniones pa eso! y... eche usted preguntas y observaciones filosficas de a perra chica que a otro cualquiera hubieran vuelto tonto y a m me ponan loco de alegra y de gratitud al Amo, porque en todo aqullo que se haca en honor del criado, lo vea a El reconocido, agasajado, honrado, agradecido por Huelva, por la Huelva de sus predilecciones. (OC T. I n. 113) V) La hora de la despedida de Huelva

El 6 de diciembre de 1915 el Arcipreste de Huelva es preconizado Obispo titular de Olimpo y Auxiliar de Mlaga por el Papa Benedicto XV. En julio de 1915, en Las Navas del Marqus (vila) estaba D. Manuel pasando unos das de descanso veraniego con la familia Escribano-Pino, con la que tuvo fuertes vnculos de amistad desde que se conocieron en la III Semana Social de Sevilla, en 1908. En aquella casa familiar recibi una carta del nuncio Ragonesi, fechada en San Sebastin, dirigida al Arcipreste de Huelva y reexpedida desde Huelva a su destinatario. La carta contena la comunicacin de que haba sido propuesto a la Santa Sede para Obispo Auxiliar de Mlaga con el ruego encarecido del Nuncio de que por el bien de aquellas almas, acepte tan honroso cargo. Fue aquella tarde amarga para D. Manuel, hasta el punto de sobrevenirle una fiebre que le oblig a guardar cama. Decidi desplazarse a San Sebastin, visit al Sr. Nuncio y le expuso las razones por las que pensaba que ni vala para obispo, ni deba dejar Huelva en aquel momento en que las Escuelas y las Maras necesitaban todava de su presencia para consolidarse. El Nuncio mantuvo su criterio de que deba aceptar por el bien de las almas y aadi el argumento, decisivo para D. Manuel, de que era voluntad del Papa y estaba en juego la obediencia. Volvi desde San Sebastin a Las Navas del Marqus; se despidi de sus queridos anfitriones y apresur el regreso a Huelva, pasando por Sevilla para ver a su Arzobispo, el Cardenal Almaraz. ste no se mostr al principio muy complacido con la noticia e invit a D. Manuel a pensar detenidamente en la conveniencia de aceptar. D. Manuel, confuso y, a la vez decidido, se sinti liberado de lo que llevaba como una pesada carga; tom un folio en blanco, lo firm sin ms, y lo entreg al Arzobispo rogndole que redactara l mismo su renuncia en los trminos que estimara oportunos. El Arzobispo, sorprendido por la desinteresada actitud de su arcipreste, le abraz y le alent a superar sus temores y repugnancias. D.Manuel volvi a su casa de Huelva.

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El da 6 de diciembre fue preconizado por el Santo Padre Obispo titular de Olimpo y Auxiliar de Mlaga, y el da 7 llegaba por telgrama la comunicacin a su domicilio del Paseo de Santa Fe. D. Manuel estaba ese da en Sevilla porque era la vspera de la Inmaculada y, como aseguraba el antiguo seise catedralicio, siempre he credo, pensado y dicho que Sevilla, el da de la Inmaculada es la antesala del cielo. La noticia de su preconizacin episcopal haba llegado a la ciudad de la Giralda. D. Manuel fue a la Catedral para la Hora de Vsperas, que se celebraba ese da ante el Santsimo solemnemente expuesto y seguida del baile de seises; e inesperadamente se encontr con el saludo y felicitacin del Cabildo, ya conocedor del nombramiento, y con la invitacin del Arzobispo a ocupar en el presbiterio un sitial junto a l para contemplar la danza ritual en la que D. Manuel tantas veces, cubierto ante el Santsimo y haciendo sonar los crtalos, haba participado siendo nio. Al volver a Huelva como obispo preconizado, toda la ciudad lo esperaba en la estacin. Entre otras muchas tareas de aquellos das invernales, haba que preparar los nimos de todos, especialmente de sus ms estrechos colaboradores en la parroquia, en las Escuelas y en la Obra Eucarstica Reparadora, para la despedida de Huelva. El 20 del mismo mes y ao, El Granito de Arena public una carta donde expres los pensamientos, sentimientos e inquietudes que experimentaba en aquellos momentos: "No es cosa ya de seguir callando; hay que hablar. S, hay que hablar de eso que los peridicos, esos grandes indiscretos, vienen anunciando hace tiempo, y que multitud de amigos me preguntan con tanta curiosidad como cario. Ya lo sabis, de mi Obispado y de sus consecuencias en estas obras de Huelva. Yo quisiera que "El Granito", que ha sido eco de las alzas y bajas, de los triunfos y derrotas de estas obras del Amo en Huelva y junto con eso de mis alegras y de mis penas y que, por serlo, ha levantado en miles de corazones compasiones, generosidades y entusiasmos 10/13

que slo en el Cielo se podrn pagar cumplidamente, yo quiero, repito, que este mismo "Granito" sea eco de lo que pienso y siento en estos momentos para m solemnes y emocionantes en que por voluntad de Dios he de dejar lo que tanto am y empezar lo que tanto temo. Huelva y Mlaga! Estas son las dos playas entre las quiera el Amo que acierte a deciros cuanto deseo y debo para justa satisfaccin de vuestro inters. Con responder despus de todo, a las preguntas que con rara unanimidad me dirigen en casi todas las cartas que en estos das he recibido, creo que dejo bien cumplido mi oficio de auto-informador. Qu va a ser de las Escuelas? Es una respuesta que a punto fijo no puedo daros, entre otras razones, por la de que no soy profeta. Pero s puedo deciros que algunos ratillos de sueo y algunos ms de Sagrario juntos con otros de mesa y de pluma llevo ya gastados en buscar la ansiada respuesta. Y tan en apuros me ha metido el no encontrarla todo lo cierta y halagea que yo deseara, que esta fu una de las razones que opuse con respetuosa tenacidad a los Superiores jerrquicos para que apartaran de m o aplazaran al menos, la cruz episcopal incompatible cn mi parecer entonces con la amadsima cruz de los nios pobres. Los vallados y chamberas de los caminos del Polvorn, son testigos de las caras de congoja y de los nudos de garganta con que desde ellos he mirado la torrecita de la humilde iglesia y las blanqueadas paredes de la Escuela cobijando a tanto nio desarrapado de cuerpo y de alma... Y si se acaba esto?... Dios mo! T sabes cuntas veces te lo he dicho ms con lgrimas que con palabras y con cunta firmeza conclua siempre: ellos, mis nios pobres, antes que nada y que nadie! Saba yo y s que en las obras de Dios no hay hombres necesarios, no se me oculta que las tres mil pesetas aproximadas que se venan gastando cada mes en estas obras, lo mismo las podr mandar el Amo por el Arcipreste como por el monacillo; estaba y estoy convencido y persuadido de que para que mande l esas pesetas no es menester otra ciencia ni otra virtud en el hombre que las dirige que dejarse llevar y alargar la mano para recibir con la misma prontitud que para dar, y en la obra sino que responda fielmente a su fin y razn de ser, conoca yo todo esto, pero tambin conoca que los trasplantes lo mismo en el orden natural que en el sobrenatural tienen sus riesgos... y no menudos, y el temor de estos cunto me haca sufrir! Los milagros de la obediencia: Vaya si los hace! Firme en mi teora de dejarme llevar, desde que vi clara la voluntad del Amo sobre mi destino futuro, he esperado a que El respondiera a la pregunta que de tantos lados se, me ha dirigido: Qu ser de las Escuelas? Y ya est respondiendo!: "Madrid: El Ministro de Instruccin Pblica ha concedido a las Escuelas del Sagrado Corazn de, Huelva, en concepto de subvencin, la suma de cuatro mil quinientas pesetas por este ao, ofreciendo aumentarla hasta diez mil pesetas para el prximo ejercicio." Contina su escrito dando cuenta de las promesas, que ha recibido por parte de otras 11/13

personas, de ayuda a las Escuelas y transcribe en El Granito la siguiente carta que haba hecho circular con esta ocasin entre los catlicos de Huelva: "Sr. de todo mi afecto: Prximo a dejar a mi querida Huelva, en donde por espacio de diez aos largos he ejercido mi ministerio con toda la buena voluntad que me ha sido dado, sintome obligado a decirle dos palabras de despedida. La primera palabra me la inspira la gratitud a usted por el apoyo y la cooperacin que siempre me ha prestado para mis obras en favor de los nios pobres; del fondo de mi corazn agradecido sale un "Dios se, lo pague" para el querido bienhechor y amigo. La segunda palabra la pone en mi boca y antes en mi alma la compasin a mis queridos nios pobres de las Escuelas del Sagrado Corazn de Jess. Mientras he vivido en Huelva trabajando incesantemente por ellos, pidiendo limosna y hasta quitndolo de mi comida y confiando en el Corazn de Jess, esas Escuelas han levantado sus edificios, han sostenido sus maestros, han costeado carrera a no pocos de sus alumnos y a muchos han dado de comer y de vestir, gastando en todo ello seiscientas mil pesetas. Pero como me voy a Mlaga tan pobre como he vivido en Huelva, no puedo dejar a las Escuelas de mis desvelos el dinero que necesitan para subsistir por muy grande y firme que sea mi propsito de seguir trabajando en favor de ellas. Tendr all tambin tantas cosas a que atender! Puesto en este gran apuro y seguro de que a Vd. como a m mueve a gran lstima la suerte de esos cerca de mil nios pobres, amenazados de verse privados de tantos beneficios, me permito llamar por ltima vez a las puertas de su caridad y en el tono ms suplicante del ms necesitado mendigo decirle: Un poquito ms de auxilio por amor de Dios para la educacin de los nios pobres de Huelva! Quiere Vd. sealarse cuota mensual o aumentar la sealada? Que el Corazn de Jess se lo pague con bendiciones largas y llenas para Vd. y su buena familia, como lo pedirn diariamente en sus oraciones los nios favorecidos y con ellos Su agradecido S. A. y C. EL ARCIPRESTE DE HUELVA Diciembre de 1915. Con todo eso y con la parte que quiero siga tocando a las Escuelas en las suscripciones de "El Granito" y en la venta de mis librillos y hojas y con lo que la caridad de cada da siga dando, creo que el Amo est respondiendo a satisfaccin de todos, an de los ms desconfiados, la pregunta de qu ser ahora de las Escuelas? Adase a ese capital de promesas no ilusorias ciertamente, el capital ya adquirido de locales y material escolar propios, ausencia de deudas, abundancia de buena fama, la acertada direccin de D. Carlos Snchez y valiosas prendas en lo que se refiere a las del Barrio de San Francisco de D. Manuel Siurot y el gran cario de sus maestros, hijos todos de la misma Escuela; en cuanto a la del Polvorn el mrito y la seguridad de aquellas buensimas Teresianas que lo dirigen, en cuanto a la de la Cinta su leal directora doa Carmen Garca, avalorando y afirmando todo esto la predileccin con que mi queridsimo Sr. Cardenal mira y ama a sus Escuelas del Sagrado Corazn de Jess de Huelva. Que con confianza en el Corazn de Jess se hacenn ms obras que con dinero contante y sonante y que el BANCO DE LA DIVINA PROVIDENCIA es el ms fuerte, seguro y rico de todos los bancos conocidos hasta el da. Y las Maras? Qu temerosas y desconfiadas han venido a mi mesa no pocas cartas de amigos de la amadsima Obra de las Maras! -Y ahora cmo va Vd. a tener tiempo? No ser usted ms Obispo que Padre de las Maras? Pasar a lugar secundario en la nueva aplicacin de su actividad la Obra de sus amores? Cmo vamos a continuar comunicando con Vd. con tanta confianza? Casi puedo asegurar que las cartas de felicitacin de las Maras han venido ms llenas de temores que de felicitaciones. Mi respuesta podra ser un no rotundo, dicho primero con toda la fuerza de mis pulmones y escrito despus con los trazos ms fuertes de mi pluma, tan rotundo, digo, y firme que pudiera 12/13

disipar de una vez todos los temores y desconfianzas. No, no dejo la Obra de todo mi cario, de mi actividad, de mis vigilias, de mis sueos, la Obra por cuya mayor propaganda y prosperidad ms de una vez ped a mi Prelado que me descargara de curato y Arciprestazgo, la Obra tan evidentemente acogida y mimada por el Papa y los Obispos, tan oportunamente llegada, tan prodigiosamente fecundada por Dios. No, Maras y Discpulos de San Juan, no temis que os deje, que delante de Jesucristo Sacramentado, en cuya presencia escribo, os aseguro que mientras haya pulso en mi mano derecha para escribir y saliva en mi lengua para hablar y palpitaciones en mi corazn, mi pluma, mi lengua, mi corazn, mi Sacerdocio, mi Episcopado, mi vida toda para el Abandonado del Sagrario sern. Para El, para El solo! Yo no quiero que en mi vida de Obispo, como antes en mi vida de Sacerdote, se acongoje mi alma ms que por una sola pena que es la mayor de todas, el abandono del Sagrario, y se regocije ms que con una sola alegra, el Sagrario acompaado. Yo no quiero predicar a las gentes, ni catequizar a los nios, ni consolar a los tristes, ni socorrer a los pobres, ni visitar a los pueblos, ni atraer corazones, ni perdonar pecados contra Dios o injurias contra m, ms que para quitar al Corazn de Jess Sacramentado la gran pesadumbre de su abandono y para llevarle el dulce regalo de la compaa de las almas. Yo no quiero ser el Obispo de la sabidura, ni de la actividad, ni de los pobres, ni de los ricos, yo no quiero ser ms que el Obispo del Sagrario abandonado. Para mis pasos yo no quiero ms que un camino, el que lleva al Sagrario y yo s que andando por ese camino encontrar hambrientos de muchas clases y los hartar de todo pan, descubrir nios pobres y pobres nios y me sobrar el dinero y los auxilios para levantarles escuelas y refugios para remediarles sus pobrezas, tropezar con tristes sin consuelo, con ciegos, con sordos, con tullidos y hasta con muertos del alma o del cuerpo y har descender sobre ellos la alegra de la vida y de la salud. Yo no quiero, yo no anso otra ocupacin para mi vida de Obispo que la de abrirle muchas trochas a ese camino del Sagrario. Trochas entre ese camino y los talleres y las fbricas de los obreros y las escuelas de los nios, y la oficinas de los hombres de negocio, y los museos y centros de los doctos, y los palacios de los ricos y los tugurios de los pobres. Qu dichoso voy a ser cuando logre ver circular por esas trochas y senderos a mis conquistados para el Sagrario! Qu soberanamente dichoso voy a ser cuando vea llegar las irradiaciones de la lmpara del Sagrario sobre la frente sudorosa de los obreros, sobre la cara sonriente de los nios, sobre las mejillas de rosa de las doncellas, sobre los surcos y arrugas de los ancianos y afligidos!... A eso voy a Mlaga y a donde quiera que me manden, a ser el Obispo de los consuelos para dos grandes desconsolados: el Sagrario y el pueblo. El Sagrario, porque se ha quedado sin pueblo; y el pueblo, porque se ha quedado sin Sagrario conocido, amado y frecuentado..." ( El Granito de Arena, 20 Diciembre 1915).

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