Baudinat, Charles - Klaus Fuchs, El Espia Atomico.Doc

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El hombre que entreg a los rusos la bomba A

Charles Baudinat

Klaus Fuchs, el espa atmico

Charles Baudinat

Klaus Fuchs, el espa atmico

El hombre que entreg a los rusos la bomba A

Extracto de:

LOS GRANDES ENIGMAS DE LA GUERRA FRA

El 5 de febrero de 1944 sopla un viento glido en las calles de Nueva York. En los barrios bajos del East Side, en un descampado inmediato a un inmenso campo de deportes a medio construir, un individuo se halla de plantn. Estatura media, achaparrado, con un rostro redondo y color de oliva, casi oculto por el ala de su fieltro. Se trata de Harry Gold, alias Raymond, uno de los mejores espas con que los soviticos cuentan en los Estados Unidos.Harry Gold tiene concertada una cita: es el momento que hace mucho tiempo llevaba aguardando: Hijo de emigrantes sus padres, judos rusos, haban obtenido la ciudadana norteamericana en 1922trabaja para el espionaje comunista desde 1934. Este es el primer servicio de categora que le encargan sus patronos. Semenov, el jefe de la red, llevaba ms de un ao hablndole del asunto; exactamente desde diciembre de 1942.Pronto le voy a encargar un asunto de la mayor transcendencia. Tan importante, que habris de recurrir a toda vuestra habilidad. Antes de dar el menor paso habris de pensarlo una, dos y hasta tres veces. Se trata de una misin muy peligrosa. No hay margen para el error. Habis de lograrlo. Ahora: Estis seguros de que no fallaris?Harry Gold acepta entusiasmado. Pocos das despus, un segundo ruso le daba ms detalles:Un hombre llegar de Inglaterra. Viene a trabajar en equipo con un grupo de sabios americanos. Este hombre podr conseguir informes sobre cierto tipo de arma cuyos efectos son devastadores. Vuestra misin consiste en mantener el contacto y recoger los documentos que el individuo os entregue. Asunto del mximo inters para la Unin Sovitica y para el socialismo mundial.

Por fin lleg la gran ocasin para Harry Gold. El da anterior, es decir, el 4 de febrero, ha recibido una llamada de Anatoli Yakovlev, empleado del consulado sovitico en Nueva York, que desde hace varios meses ha sustituido a Semenov en la direccin de la red sovitica en los Estados Unidos. El nuevo patrn indica a Gold la hora, el lugar y la forma en que se realizar el encuentro: El hombre de Inglaterra saldr por la boca del metro de Lower East Side.En el barrio todo son descampados y casas viejas que estn derribando; casi nadie pasa por all. Harry Gold, que lleva diez minutos de espera, est seguro que no dejar de identificar al desconocido. Vigila la salida del metro desde alguna distancia; sus ojos llegan a dolerle a fuerza de tenerlos fijos en aquel punto. Un hombre alto y elegante sube los peldaos que conducen a la calle: Delgadsimo, en su rostro demacrado destacan unas gafas de gruesos cristales; debe ser muy miope. Se detiene un instante y luego, muy lentamente, cruza por un terreno que algn da ser campo de deportes. Al otro lado, Harry Gold se pone tambin a caminar. Lleva las manos enguantadas; con una particularidad: su mano izquierda sostiene un segundo par de guantes; bajo el brazo derecho lleva un libro de verdes cubiertas. Esas son las seales. El otro tiene que ser forzosamente su interlocutor: su mano diestra juguetea con una pelota de tenis. Todo est en orden. Los dos hombres cambian un apretn de manos y se alejan del lugar a buen paso. Pocos minutos despus, Harry Gold y el hombre de Inglaterra ocupan una mesa en el restaurante Manny Wolf, en el centro de la ciudad.***

No se trata, ni mucho menos, de un encuentro entre dos espas anodinos. El hombre que tiene la cita con el agente sovitico Raymond no es un tipo corriente: Se llama Klaus Fuchs. Todo un sabio: de lo mejorcito que existe en la especialidad de fsica nuclear. En 1944, cuando ya casi nadie duda de que los Estados Unidos resultarn los grandes vencedores de la Segunda Guerra Mundial, Klaus Fuchs, que por especial invitacin acude a colaborar con los cientficos americanos, se dispone a traicionar a la todopoderosa nacin. No por Alemania, pas del que procede y que a la razn est dando las ltimas boqueadas, sino por la Unin Sovitica, la gran aliada de los Estados Unidos en la guerra. Ningn americano lo sospecha, pero aquella cita en los descampados del East Side ser el primer golpe realmente eficaz que el mundo comunista aseste al podero yanqui. Stalin lleva mucho tiempo preparndose para la difcil postguerra, convencido de que todas sus posibilidades estriban en que, llegado el momento, puede tratar con los Estados Unidos de t a t. Su primera victoria en la guerra secreta (que luego se convertir en fra) se la deber a Klaus Fuchs, el sabio marxista, el hombre de Inglaterra.***

Cuatro fechas importantes jalonan la historia del tomo y paralelamente, la del espionaje nuclear. La primera de todas: el 16 de julio de 1945. Es el da en que tiene lugar la primera explosin atmica en el desierto de lamogordo, en Nuevo Mjico. Significa la llegada a la meta de los sabios anglosajones en la carrera del arma terrorfica. En aquella ocasin Fuchs ocupa una localidad de preferencia.Apenas tres semanas despus, el 6 de agosto de 1945, un superbombardero B-29 lanza sobre Hiroshima la primera bomba atmica de todos los tiempos.El 9 de agosto, la misma operacin; pero esta vez sobre Nagasaki. Consecuencia de las dos explosiones: centenares de miles de muertos y centenares de miles de espantosos despojos vivientes corrodos por el soplo envenenado del tomo. El Japn, paralizado por el terror, capitula.Apenas cuatro aos ms tarde, el l. de septiembre de 1949, Truman anuncia a una opinin mundial estupefacta, que los Estados Unidos poseen la prueba de que en la Unin Sovitica se ha producido una explosin atmica. La rapidez con que los sabios rusos han logrado recuperar su retraso sorprende a los occidentales. Pero a Fuchs el hecho no le sorprende. Cmo iba a extraarle, si el equilibrio en las fuerzas destructoras ha llegado a establecerse gracias a su traicin?***

Cinco meses despus, el espa atmico queda desenmascarado. La trascendencia de su traicin, su personalidad de sabio eminente y el descubrimiento de un doble juego llevado a increbles extremos, dejarn a los anglosajones completamente anonadados.Cmo es posible que un hombre fuera de serie como Fuchs haya podido convertirse en un diablico traidor? En Londres y en Washington nadie se lo explica. La verdad ntima del hombre y de su conducta, sus mviles profundos, hay que buscarlos en los antecedentes familiares del personaje, en su formacin poltica, y en sus convicciones ideolgicas. Sin duda influyeron tambin el temperamento y el carcter. En Fuchs se mezclan la inteligencia y la candidez, el cinismo y el sentimiento, el orgullo y la humildad; se trata, en suma, del Dr. Jekill y Mr. Hyde. En uno de los interrogatorios a que fue sometido hizo de s mismo una descripcin que es fiel trasunto de su real carcter.Mis convicciones marxistas han hecho que mi mente quede dividida en dos compartimientos estancos, de modo que mi yo resulta impermeable a las fuerzas sociales que me rodean. Llegu a este resultado a travs de un entrenamiento en lo que podramos llamar esquizofrenia controlada. A continuacin justifica sus actos: Me siento orgulloso por haber impedido la guerra nuclear al procurar a los rusos los medios de responder a cualquier ataque por medio de la bomba H.Las experiencias juveniles de Klaus Fuchs fueron las que configuraron su carcter y le sealaron la va del destino. El relato de su vida resulta mucho ms convincente que cualquier anlisis psicolgico.***

Klaus Fuchs naca en Alemania el 29 de diciembre de 1911, en un pueblecito cercano a Francfort-am-Main. Su padre, el Dr. Emil Fuchs, era un pastor luterano de fe profunda y sincera. Los hijos del pastor aprendieron desde la infancia a obrar de acuerdo con los dictados de la conciencia, cualesquiera que fueren las circunstancias. Porque para el Dr. Fuchs no basta con saber distinguir cul es el camino recto; es importante, por encima de todo, poseer el valor necesario para seguirlo. Klaus jams olvidara aquellas lecciones. Ya de mayor, perder la fe en Dios, pero seguir creyendo en el derecho y el deber absolutos de actuar segn los propios conceptos del bien y del mal. Siempre y en cualquier coyuntura, el sabio profesor Fuchs determinar su actuacin de acuerdo, nica y exclusivamente, con su personal criterio.Klaus Fuchs asista a la escuela elemental en los difciles tiempos que siguieron a la Gran Guerra, cuando Alemania soportaba malamente el rgimen republicano-socialista de Weimar. Era todava un chiquillo cuando tuvo un gesto que permita adivinar al futuro progresista: En todos los edificios de la ciudad, y por lo tanto, tambin en la escuela a la que asiste Klaus, ondea el pabelln de Weimar. Los pequeos estudiantes lucen escarapelas con los colores republicanos. Un da, en el patio del colegio, los nios se quitan la insignia y prenden en sus vestidos el viejo emblema imperial. El joven Klaus sigue ostentando los colores republicanos... y recibe una paliza de sus compaeros.Para la familia Fuchs la vida se hace difcil. El padre es miembro del partido socialdemcrata. En el ambiente de violencia creado por las primeras tentativas nazis, la puesta en prctica de sus ideales cristianos significa para el Dr. Fuchs un acto de cotidiano herosmo. El pastor cuenta con un eficaz sostn: el amor a Dios. Pero sus hijos, y especialmente Klaus, cada da piensan menos en Dios y en el amor que le deben. Klaus, estudiante trabajador y bien dotado, seguir sus cursos, a partir de 1929, en la Universidad de Leipzig. A Klaus le fascina la atmsfera de intrigas y de complots en la que viven inmersos los universitarios alemanes. Siguiendo los pasos de su padre, se inscribe en la social-democracia; de momento, no le atraen las teoras del comunismo marxista.A los pocos meses de iniciada su vida universitaria, ingresa en la Reichsbanner, organizacin paramilitar que se propona defender la democracia contra la violencia de la extrema derecha. Aquello significa una ruptura con la filosofa pacifista de su padre; y tambin su primer paso hacia el comunismo.En 1931 Klaus Fuchs prosigue sus estudios de fsica y matemticas en la Universidad de Kiel. Sus camaradas lo eligen presidente de una organizacin poltico-universitaria que integra tanto a los comunistas como a los social-demcratas. Algunos ven en aquella agrupacin la alianza sagrada contra el nazismo en pleno desarrollo. Para otros, en cambio, se trata de un engaabobos en el que los social-demcratas hacen el papel de meroscompaeros de viaje. Klaus no se plantea tales dudas: vive inmerso en la lucha poltica, y en la Universidad se convierte en uno de los ms encarnizados adversarios de los nazis. Estos nunca lo olvidarn.En 1932 las ideas de Klaus dan un brusco giro hacia la izquierda. En las elecciones para la presidencia de la Repblica, los socialdemcratas apoyan la candidatura centro-derecha del mariscal Hindenburg, opuesta a la de Hitler. A Klaus le repugna aquella poltica de alianzas a la derecha y se ofrece para intervenir en la campaa electoral de los comunistas. A partir de entonces las cosas irn a tren rpido. Las ideas de Fuchs dan la vuelta completa. El hijo de aquel demcrata, profundamente cristiano, totalmente adicto a los principios del individualismo y partidario de la no-violencia, se convierte en un comunista militante, ateo y sumiso a la voluntad del Partido. Los nazis, con sus brutalidades, ayudaran a precipitar la evolucin ideolgica de Klaus Fuchs. El 30 de enero de 1933 Hindenburg nombra a Hitler canciller del Reich. Comienza la era de los horrores. En Kiel, durante un desfile de camisas pardas por delante de la Universidad, Klaus tiene la osada de dejarse ver. Los nazis lo rodean, lo muelen a palos y acaban por tirarlo al ro. Aquel da el hijo del pastor luterano experimenta la sensacin de que de verdad ha comenzado a sufrir por la causa. Ms tarde declarara:Todo lo que luego ocurri hizo que me reafirmase en mis ideas. Ni en la Universidad ni en lugar alguno de Alemania encontr a nadie que se atreviera a tomar la defensa de los maltratados y perseguidos por motivos polticos o raciales. Todos los hijos del pastor Emil Fuchs corrern la misma suerte. El hermano mayor, Gerhardt, comunista desde haca varios aos, logra escapar del acoso nazi, refugindose en Suiza. Su hermana Kristel emigra a los Estados Unidos, donde contrae matrimonio. Otra hermana, Elisabeth, conocer un destino mucho ms trgico. Casada con un simpatizante comunista, Karl Kottowski, es encarcelada al mismo tiempo que su marido. Karl consigue escapar (ayudado por su mujer), y huye a Checoslovaquia. Elisabeth es puesta al fin en libertad; pero totalmente desamparada y con un hijo a quien mantener, se hunde lentamente en las sombras de la locura. La madre de los Fuchs no resiste tantos golpes y se suicida. Elisabeth vive refugiada en casa de su padre, el viejo pastor inquebrantable en su fe y en sus opiniones. La pobre mujer arrastrar una vida miserable hasta 1939. En el mes de marzo, cuando se entera de que los alemanes han ocupado Praga, la infeliz se arroja bajo las ruedas del metro de Berln.La familia Fuchs es una ms entre las muchas aniquiladas y dispersas por el vendaval nazi. Tambin para Klaus el aire alemn se ha hecho irrespirable.***

En la maana del 22 de febrero de 1933, el joven estudiante tomaba en Kiel el tren de Berln, donde, pese a la feroz vigilancia de la polica nazi, los estudiantes comunistas pensaban celebrar un congreso clandestino. El da anterior, los nazis haban escenificado el incendio del Reichstag, pretexto que utilizaran para desencadenar la caza de comunistas en todo el territorio alemn. En Kiel, la polica invade el domicilio de Klaus, pero el estudiante ya se encontraba en el tren; todava llevaba en la solapa su insignia con la hoz y el martillo. Ms tarde describir sus impresiones del momento:En un peridico que haba comprado en la estacin, le la noticia del incendio del Reichstag y comprend que iba a comenzar la lucha clandestina. Arranqu de mi chaqueta el emblema comunista. La capital alemana y todo el pas viven bajo el terror. Miles y miles de alemanes encuentran la muerte o son llevados a los campos de concentracin; muchos logran abandonar el pas. Klaus Fuchs, a quien tantas pruebas han convertido en un comunista amargado y hurao, logra encontrar un escondrijo. Sus colegas del partido le sugieren que marche al extranjero. Entonces traza su lnea de conducta: primero asistir a la gran concentracin del Frente nico organizada por Henri Barbusse y que tendr lugar en Pars el siguiente mes de agosto. Luego terminar sus estudios para ponerse en condiciones de colaborar en la reconstruccin de Alemania cuando el pas se haya librado de Hitler.***

Klaus Fuchs permanece escondido durante cinco meses. En julio de 1933 abandona Berln y logra atravesar la frontera francesa. A los veintin aos, sin un cntimo ni un triste documento de identidad en el bolsillo, no conociendo otra lengua que la alemana, lo encontramos en Pars. Vive con una estudiante alemana, comunista ferviente. Para el joven Klaus, aquellas semanas en la capital de la libertad, junto a la entusiasta Greta, constituyen un oasis de paz en su vida tensa y violenta de los ltimos aos. El idilio de Greta y Klaus no se prolongar ms all del verano. Ella, por encima de todo, es una militante: quiere ir a Mosc y pide a su compaero que la siga. Klaus prefiere quedarse. Greta, decepcionada, tiene que emprender sola el camino de la Unin Sovitica. Fuchs le dice al despedirse:

Prefiero seguir en los pases occidentales. Aqu encontrar ms facilidades para estudiar y para prepararme en mi especialidad. Falto totalmente de recursos, escribe a una compatriota, antigua novia de uno de sus primos, que ahora vive en Somerset, en la casa de unos cuqueros ingleses. La familia cuquera, conmovida por las trgicas aventuras del joven Klaus, le sugieren que vaya a Inglaterra donde podr terminar en paz sus estudios. Klaus Fuchs, esculido, hambriento, al borde de la depresin nerviosa, desembarca en un puerto ingls el 24 de septiembre de 1933. Su nico equipaje es un saco de lona donde lleva alguna ropa sucia. En los registros del servicio de Extranjeros del Home Office todava hoy puede leerse la ficha de entrada del refugiado Klaus Fuchs. No tuvo dificultades con los funcionarios de la Oficina de Inmigracin; pero por si acaso, eludi mencionar que perteneca al partido comunista. Al da siguiente le reciban sus benefactores cuqueros. Durante un ao se dedicar intensamente al estudio del ingls; necesitaba dominar la lengua para poder continuar su formacin cientfica. En 1934 obtiene una beca de la Universidad de Bristol. En aquel centro se especializa en los campos de la fsica general y nuclear. En 1937 obtiene el ttulo de doctor en fsica matemtica. Luego estudia en Edimburgo con el profesor Max Born, una de las eminencias inglesas del tomo. En 1939 recibe el diploma de doctor en ciencias y fsica terica.***

Seis aos de trabajo constante han convertido al refugiado de 1933 en un brillante especialista de la fsica nuclear. Aquellos que por entonces le conocieron dicen que era un joven de aspecto austero, tmido y poco locuaz, que por lo mismo se ganaba la simpata de todos. Nunca le faltaran subvenciones, tanto privadas como pblicas. El Comit de Ayuda de la Academia de Ciencias y la Sociedad para la Proteccin de la Ciencia e Investigacin acuden varias veces en su ayuda. Gracias a tales apoyos puede alquilar un pequeo apartamento en Redland, un suburbio de Bristol. En los medios cientficos su nombre comienza a ser conocido: las revistas especializadas publican algunos de sus trabajos. Especialmente comentada fue una monografa que dio a la prensa pocos meses antes de que estallase la guerra; se titula Algunos problemas de condensacin de la dinmica de los quantas y de la estabilidad nuclear. Sin embargo, Klaus Fuchs sigue siendo el mismo. Sobre su mesa de trabajo las obras de poltica y de sociologa se codean con los libros cientficos. Al distanciarse del mundo nazi, el sabio no ech al olvido ninguna de las experiencias de su trgica juventud: sigue siendo un filsofo, y para colmo, un filsofo marxista. Es posible que fuera en aquellos aos placenteros cuando Fuchs, sintiendo ms que nunca el vaco que en su espritu haba dejado la perdida fe cristiana, se asi con mayor afn al ideal comunista que la sustituy. Aquel vivificado entusiasmo poltico explica que, llegado el momento, Fuchs no vacile ante la traicin al pas y a los colegas que le han ayudado.***

El 17 de julio de 1939, Fuchs presenta a las autoridades inglesas una solicitud de naturalizacin. La demanda no es aprobada por el grueso de un cabello. La clsica demora administrativa hace que los organismos competentes consideren el caso en los primeros das de septiembre. Inglaterra ya se encontraba en guerra con Alemania; Fuchs es ciudadano del pas enemigo y se halla en edad militar (ha cumplido los veintisiete aos): El 2 de noviembre tiene que comparecer ante el tribunal de Extranjeros. Su maestro, el profesor Max Born, lo avala incondicionalmente. El tribunal lo declara exento de las restricciones que se aplican a los extranjeros enemigos. Como puede suponerse, Fuchs no piensa que sea necesario explicar que es comunista. Al ojear el expediente del joven fsico, el juez tropieza con un documento de fecha 1934. Lo da de lado con un gesto de desprecio; se trata de un informe del cnsul alemn en Bristol. El representante germano comunicaba al jefe de polica de la ciudad, de forma meramente oficiosa, que segn informes enviados por la Gestapo de Kiel, Klaus Fuchs era un peligroso comunista.De cualquier forma, en la Gran Bretaa ser comunista no es delito y Klaus Fuchs, adems, por casualidad o por clculo, durante los seis aos de residencia en Inglaterra se haba abstenido de toda actuacin que eventualmente pudiera interesar a la polica poltica, ni inglesa ni de ningn otro pas. Fuchs nunca declar su fe comunista, no se inscribi en el partido britnico y jams hizo acto de presencia en las reuniones polticas de la extrema izquierda. Tampoco est probado que en el curso de aquellos seis aos mantuviera algn contacto con los agentes comunistas rusos o alemanes.El hecho es que el Tribunal de Extranjeros no tuvo nada que reprochar a Fuchs, y ste pudo continuar, sin que nadie le molestase, su labor en la Universidad de Edimburgo. Lo nico que lamentaba era no haber logrado su naturalizacin.***

En el campo de lucha europeo la drle de guerre da paso a la guerra de verdad. Las hordas de Hitler sumergen primero los Pases Bajos y luego Francia. En Gran Bretaa se teme la invasin. Como medida precautoria todos los refugiados alemanes son confinados. Para Fuchs el lugar de internamiento es la isla de Man, en el mar de Irlanda. Luego es llevado a un campo de prisioneros del Canad: Sherbrooke, cerca de Qubec.***

Aquel perodo de su vida trae a Fuchs malos recuerdos. El buque que lo llevaba en calidad de prisionero tard quince das en realizar la travesa. Su favorable expediente se haba perdido; de modo que los canadienses lo recibieron como a un enemigo ms. Es preciso reconocer que para un alemn perseguido por los nazis, resultaba muy doloroso el verse abucheado, insultado y tener que soportar preguntas tales como: Dejaste a Hitler bien de salud?. Algunos comentaristas sealan que entonces fue cuando Fuchs concibi su tremenda inquina contra las democracias occidentales.Mientras en Sherbrooke el prisionero pasea el gran nmero de matrcula impreso en la espalda de su uniforme, sus amigos ingleses, el profesor Born y otros colegas, andan en Londres de despacho en despacho gestionando su regreso. Pero antes de que Fuchs recobre la libertad transcurrirn seis meses, y ese tiempo de encierro influir decisivamente en su equvoco futuro. En el campo de concentracin, Klaus tiene un solo amigo: Hans Kahle. Aparte Fuchs, es el nico comunista entre los millares de internados. Tiene cuarenta y cinco aos, hizo la guerra de Espaa en el ejrcito republicano, y luego haba vivido en la Unin Sovitica; probablemente es agente de los rusos. Hombre simptico, posee grandes dotes de persuasin. No es arriesgado suponer que aprovechase la ocasin para trabajar intensamente a Klaus Fuchs. Sin embargo, cuando los dos hombres regresan a Gran Bretaa, no volvern a verse, salvo una vez, en una asamblea de la organizacin Alemania libre.Fuchs es liberado en enero de 1941. Vuelve a Gran Bretaa y olvida muy pronto los malos tiempos del Canad. El Canad donde, simple coincidencia, los rusos se disponan en aquellos das a instalar una perfecta base de informacin secreta contra sus aliados.El mayor asunto de espionaje, de los que tan frtil ha sido nuestro siglo, sera descubierto en septiembre de 1945, cuando Igor Guzenko, un joven empleado del departamento de cifra en la embajada sovitica de Ottawa, entregaba a las atnitas autoridades canadienses un maletn repleto de documentos secretos y la lista completa de los agentes que por la poca tenan los rusos trabajando en el continente americano. Gracias a las confidencias de Guzenko, la polica canadiense destruy la red y pudo detener a 22 espas; entre ellos, un profesor de matemticas en la Queen University, de Kingston (Ontario), llamado Israel Halperin. En el carnet de notas del profesor figuraba el nombre de Klaus Fuchs, y ste, durante su perodo de internamiento en el campo de Sherbrooke reciba peridicos y revistas que regularmente le enviaba Halperin. En el curso de su proceso, Fuchs afirm que no conoca al profesor de Kingston y que nunca supo por qu ste se molestaba en enviarle los peridicos. Pero es indudable que entre los dos hombres exista algn misterioso vnculo. Sin embargo, al estallar el escndalo canadiense, Fuchs no fue molestado. Su arresto se producira tres aos ms tarde, en 1949.***

Cuando en 1941 Klaus Fuchs regresa a Inglaterra, se encuentra con un pas al borde del colapso: Los nazis ocupan media Europa, van de victoria en victoria y en el espacio areo londinense, mientras la ciudad es arrasada por las bombas alemanas, las dos aviaciones sostienen un duelo a muerte. Fuchs slo permanece algunas semanas al lado de su antiguo maestro Max Born. El profesor Rudolf Peierls, refugiado alemn como l, lo llama: Vngase a Birmingham y trabajar conmigo. Le necesito para un proyecto relacionado con la guerra. No puedo revelarle de qu se trata. Venga; es urgente. El profesor Peierls dirige un equipo de investigadores nucleares; Fuchs no lo duda: parte inmediatamente para Birmingham. Desde un punto de vista profesional, para el antiguo estudiante de Kiel es la ocasin soada. Cuando toma el tren de Birmingham quiz ignora todava que va al encuentro de su decisiva encrucijada moral.***

La tcnica de la guerra est a punto de adquirir un aspecto totalmente nuevo. Los nicos que lo saben son los dirigentes polticos y los hombres de ciencia. Al margen de los combates de corte clsico, Alemania y los Aliados sostienen un emocionante pugilato: es la batalla de los laboratorios, de las armas de la noche, del terrorfico poder atmico. Est comprobado que en 1940 los cientficos nazis llevaban una considerable delantera, en cuanto al aprovechamiento de la energa atmica, a sus homlogos britnicos, americanos y soviticos. Londres, Mosc y Washington (pese a que los americanos siguen apartados del conflicto) tienen una sola obsesin: descubrir antes que Hitler el arma decisiva, llegar los primeros en la carrera cuyo trofeo es la bomba atmica. Luego, cuando se produjo el derrumbamiento del Tercer Reich, se hara evidente que los nazis se encontraban en 1944 muy retrasados en el camino de las realizaciones prcticas. Por el contrario, en el campo de la investigacin terica contaban con un brillante plantel de especialistas, para cuya recluta o secuestro, despus de la capitulacin germana, rusos y americanos lucharon a brazo partido.***

Cuando Fuchs se instala en Birminghan, en el campo de los estudios atmicos los rusos se hallaban totalmente en mantillas. El ataque nazi, desencadenado en julio de 1941, al trastocar todas las actividades del pas y por lo tanto, tambin su vida cientfica, hizo imposible a los rusos pensar siquiera en recuperar el terreno perdido. Ingleses y americanos, en cambio, llevaban sus investigaciones a gran tren. Aquel creciente desequilibrio de fuerzas fue lo que decidi, en ltima instancia, la traicin de Fuchs. Poco tiempo necesit para percatarse de cul era el objetivo que perseguan los trabajos del profesor Peierls: se trataba de poner a punto un arma atmica. Ms tarde explicara su toma de posicin:Consider que era mi deber comunicar a los rusos todo lo que yo saba. La poltica sovitica me inspiraba absoluta confianza y estaba persuadido de que las potencias occidentales buscaban deliberadamente que los alemanes y los soviticos se destruyeran unos a otros. Al enviar a los rusos los informes que yo posea, no tuve que resolver ningn problema moral.

Klaus Fuchs penetra, tranquilo respecto de lo que hace, en la sorprendente doble va que se ha trazado.***

En Birminghan le asignan un salario de 275 libras anuales como ayudante del profesor Peierls. En el mes de mayo firma un documento, el Official Secret Act, por el que se compromete, bajo palabra de honor, a no revelar nada relativo a los trabajos en los que participa; y al mismo tiempo busca en Londres los contactos que le permitan llevar a cabo los planes de traicin que se ha trazado. Entre los muchos refugiados alemanes con los que ha mantenido relaciones desde que lleg en 1933 le es fcil encontrar al individuo que le pondr en relacin con los rusos. Los investigadores no llegarn nunca a descubrir el nombre de ese personaje secundario, pero esencial.De acuerdo con las instrucciones que le transmite su annimo enlace, Fuchs debe presentarse en una residencia particular de Hyde Park cercana al edificio de la embajada sovitica en Kensington Palace Gardens. No ha de utilizar ningn vehculo. En el lugar de la cita le espera un ruso que habla perfectamente el ingls y que se presenta bajo el nombre de Alejandro. Fuchs nunca sabr cul es la real identidad del individuo; se trataba de Simn Davidovitch Kremen, secretario del agregado militar ruso en Londres. De acuerdo con un mtodo habitual en el mundo del espionaje, el nico objeto de aquella primera entrevista era tomar cita para otra ms importante, Qued acordado que la prxima vez los dos hombres se reuniran en plena calle.Fuchs regresa a Birminghan, satisfecho del primer paso que ha dado. Pero al tiempo que pone tas primeras hiladas en el edificio de su actividad como espa, tiene que organizar, asimismo, su vida profesional. La familia Peierls le ofrece hospedaje: Fuchs acepta complacido; durante los prximos tres aos vivir en casa de su colega, como uno ms de la familia. Mrs. Peierls le cose los botones, se ocupa de su ropa interior y le orienta en la compra de las mil naderas que necesita un hombre soltero. Fuchs se siente feliz: hace buenas migas con los nios y los perros de la casa, trabaja hasta muy tarde en la serena calma de su habitacin y asiste a las pequeas fiestas familiares.Fuchs tiene pendiente su segunda cita con Alejandro. En primavera realiza una escapada a Londres y lleva consigo copia de los informes mensuales relativos a sus trabajos de investigacin atmica. Mosc se da cuenta inmediatamente de que ha realizado una adquisicin inestimable; de que ha puesto a su servicio un cerebro totalmente fuera de serie. Cuando los jefes de los servicios secretos moscovitas pensaban as, los de Su Majestad britnica acaban de someter al ayudante del profesor Peierls a una investigacin rutinaria: Decididamente, no se puede reprochar nada al doctor Fuchs, salvo el hecho de ser alemn. Sin embargo, los servicios del contraespionaje dan a conocer al ministerio de la Produccin Aeronutica del que depende la investigacin atmicala famosa nota de 1934 en la que la Gestapo de Kiel denunciaba a Fuchs como activo comunista. En uno de los prrafos finales de su informe, los investigadores indican que quiz conviniera no poner al alcance del ayudante del profesor Peierls otra informacin que la estrictamente necesaria.El ministerio pasa por alto aquellos tiquismiquis; bastantes quebraderos de cabeza les da la fabricacin de unos aviones que la batalla de Inglaterra, llegada a su punto culminante, consume igual que agua. La opinin de Winston Churchill es terminante: Todos los sabios que puedan contribuir a ganar la guerra deben ser empleados, sin demora ni restricciones. De modo que la flor y nata de los fsicos ingleses se encuentran ocupados en actividades como trabajos sobre el radar, investigacin atmica, etc. Nadie impedir que Fuchs consulte los documentos ms confidenciales. Para coordinar los trabajos que sobre la bomba se realizan en los distintos laboratorios, existe un servicio nacional, bajo la direccin de dos personalidades del mundo cientfico, directamente responsables ante el Primer ministro. Fuchs tiene ocasin de estudiar a placer los informes que todos los meses redactan aquellos dos personajes. Ante la avalancha de inestimables secretos que llegan a ellos, los rusos se interesan ms y ms por aquel espa voluntario. En el Kremlin se dan cuenta de que hay que dedicar un especial cuidado al sabio eminente, que sin complejos ni exigencias econmicas, del modo ms liso y llano, se ha convertido en espa a favor de un pas que considera su patria ideolgica. Mosc decide que es necesario llegar a controlar totalmente al valiossimo agente voluntario.***

En sus comienzos como agente secreto, el sabio doctor Fuchs cometi una pifia, que de haber ocurrido en nuestros das le habra descalificado totalmente. Pero en 1941 los rusos no se podan permitir el lujo de seleccionar su personal; de modo que perdonaron a Klaus Fuchs su increble ingenuidad. La cosa ocurri a raz del primer encuentro del fsico con Alejandro. En el tren que ha tomado para regresar a Birminghan, Fuchs, carcter meticuloso, cae de pronto en la cuenta de que no posee prueba alguna de la real identidad de Alejandro como agente ruso. Acaso no pueden haberle tendido una trampa los alemanes? Qu desastre, si los secretos que Fuchs desea entregar a los sabios de Stalin fuesen a parar a manos de los nazis! A Fuchs le da un sudor fro slo al pensarlo, y para resolver sus dudas, no encuentra mejor solucin que volver a Londres al cabo de algunos das, y sin observar la mnima precaucin, presentarse, tan tranquilo, en la embajada sovitica.Al funcionario que le escuchaba con la boca abierta, el buen Klaus le explica su aventura y la sospecha que le martiriza. En la embajada no le revelan la identidad de Alejandro, pero resuelven sus dudas: su contacto trabaja para ellos. En la segunda entrevista, Simn Davidovich Kremen echa un buen rapapolvo al doctor Fuchs. Si en aquellos das los servicios de Seguridad britnicos, haciendo caso al viejo informe de la Gestapo de Kiel, hubieran seguido los pasos al ayudante del profesor Peierls, probablemente la carrera del espa Fuchs se habra visto truncada en flor. En el expediente Fuchs existen documentos que demuestran la total veracidad de la aventura, por muy rocambolesca que pueda parecer. Dos circunstancias la hicieron posible: En primer lugar, Fuchs era un novicio, poco hecho todava a la suspicacia y a las precauciones. Por otra parte, en 1941, Inglaterra, que afrontaba la trgica realidad de la batalla area, haba forzosamente de tener un poco descuidados sus servicios de contraespionaje.***

En aquellos tiempos la organizacin secreta sovitica llevaba, en cuanto a experiencia, veinte aos de delantera a sus congneres occidentales. nicamente los servicios nazis admitan un parangn: pero su red era mucho ms frgil y menos completa. Dado que los agentes y espas en el extranjero se reclutan principalmente entre los simpatizantes, resulta evidente que para los rojos la labor tena que ser mucho ms fcil que para los nazi-fascistas, puesto que disponan de mayores reservas en cuanto a compaeros de viaje. Los rusos prefieren utilizar gentes de convicciones polticas no declaradas o confusas, ya que los comunistas patentados suelen estar sujetos a estrecha vigilancia. Todos los primeros espadas del espionaje ruso que trabajan en el extranjero deben cumplir a rajatabla la consigna de no mantener relacin alguna con los P. C. locales ni con sus adheridos. La organizacin secreta rusa montada sobre bases cientficas, segua las mismas normas que el espionaje tradicional. El patrono era un sovitico, diplomtico a ser posible, y si no, un residente cualquiera. En el otro extremo de la cadena se encontraba el traidor, persona notoria en los medios cientficos o polticos, al que inducan a colaborar sus convicciones ideolgicas. Entre ambos terminales, una serie de eslabones, correos y espas menores que trabajan por la paga. El traidor suele ser algn entusiasta desinteresado. Sin embargo, los patronos a las rdenes de Mosc procuran que sus colaboradores, incluso los ms eminentes, acepten dinero. Aquel que admiti una retribucin, aunque haya sido excepcionalmente y por una sola vez, se convierte en esclavo de la red. Si su entusiasmo se debilita, existir la posibilidad de llevarle al buen camino mediante la coaccin.***

En la primavera de 1942, Klaus Fuchs, convertido ya en informador regular de los rusos, solicita nuevamente su naturalizacin. En esta ocasin cuenta con el apoyo formal del servicio de estudios atmicos, que de un modo oficial ha recibido el nombre discretsimo de Servicio de de Aleaciones para Tuberas. En tiempos de guerra la naturalizacin de un sbdito procedente de alguna potencia enemiga es concedida solamente en casos muy excepcionales. Los compaeros de Fuchs creen que si existe un caso excepcional es el de su colega, puesto que el sabio alemn participa en trabajos que interesan en grado sumo a la defensa nacional. Por otra parte, abogan los colegas de Fuchs, es necesario que ste disponga de la nacionalidad britnica para de este modo tener acceso a las instalaciones y laboratorios ultrasecretos. Scotland Yard exhuma una vez ms el expediente Fuchs, pero trata el asunto de una forma puramente rutinaria; no se realiza ninguna encuesta efectiva y tampoco el candidato es sometido a vigilancia. Es posible que por aquel entonces la discreta observacin y quiz un simple interrogatorio del aprendiz de espa hubieran bastado para coger a ste en un renuncio o para descorazonarle. De nuevo se pasa por alto el aviso de la Gestapo de Kiel. Las autoridades britnicas creen que los antecedentes del joven refugiado alemn son irreprochables. De modo que el 7 de agosto de 1942, en audiencia pblica y despus de haber prestado el tradicional juramento, el fsico germano recibe su nueva nacionalidad:Yo, el infrascrito Emil Julius Klaus Fuchs, juro ante Dios Todopoderoso, fidelidad y sumisin a Su Majestad el rey Jorge VI, as como a sus herederos y sucesores, de acuerdo con lo que estipula la Ley. Klaus Fuchs lo ha logrado: por fin es ingls. Han transcurrido nueve aos desde su llegada al domicilio de los cuqueros de Somerset.***

En el tiempo que trascurre hasta finales de 1942, Fuchs tendr tres nuevas citas con su contacto Simn Davidovich Kremen, alias Alejandro. Los encuentros suelen tener lugar por la noche o durante los fines de semana. En cada ocasin, Alejandro recibe un grueso legajo. Al principio, se trataba nicamente de informes sobre los trabajos que el propio Fuchs realizaba; bajo la direccin del profesor Peierls, el cientfico germano ha llegado a convertirse en una eminencia mundial: los procesos de difusin gaseosa en la separacin de los istopos del uranio no tienen secretos para l. Ms adelante, comienza tambin a entregar a sus mandatarios soviticos la informacin que llega a sus manos sobre los trabajos de sus colegas ingleses o americanos. Es un proceso de encanecimiento moral: al principio parece como si a Fuchs le repugnase involucrar en su traicin a sus amigos y compaeros.En diciembre de 1942 Alejandro abandona la escena: sigue en Inglaterra, pero por razones que no se conocen, deja de actuar como contacto de Fuchs. En el curso de su ltima entrevista, Alejandro informa al fsico (ahora ingls) que una mujer se encargara de las futuras entrevistas: los encuentros tienen lugar en Banbury, pequea localidad situada a 60 kilmetros de Birmingham. A lo largo de 1943 Fuchs tiene seis citas con su nuevo corresponsal. Siempre el mismo ceremonial: Fuchs deja el tren en la estacin de Banbury, llega dando un paseo hasta cierto bosquecillo que cruza la carretera secundaria; al final de un recodo le espera su cmplice. Sin cambiar una palabra, entrega los documentos a la mujer y cada uno se vuelve por donde haba venido. Nunca lleg a saber Klaus Fuchs de quin se trataba y dnde viva. La ltima vez que se vieron ella vino a Birmingham. El encuentro tuvo lugar en un caf situado frente a la estacin de Snow Hill. En aquella ocasin la mujer pas nuevas consignas al cientfico. Fuchs, que estaba a punto de recibir el definitivo espaldarazo como cientfico, iba a subir tambin un escaln importante en su profesin nmero dos: el espionaje.***

Octubre de 1943: Klaus Fuchs es uno de los sabios britnicos que han sido designados para trabajar en los Estados Unidos junto a los cientficos de aquel pas. Los occidentales, para quienes es vital el xito de su programa atmico, han decidido colaborar estrechamente.Los minuciosos detalles contenidos en las instrucciones que la desconocida espa transmite a Fuchs, prueban que Mosc proyectaba tomar inmediato contacto con su espa atmico nmero uno en cuanto ste hubiese llegado a territorio americano. El coronel Zabotin, oficialmente agregado militar en Ottawa, pero en realidad experto mandarrias de la red secreta comunista en los Estados Unidos, tiene dispuestos todos los resortes del mecanismo del cual Klaus Fuchs es la pieza principal. El engranaje infernal puede ponerse a rodar en cualquier momento.Cuando en noviembre de 1943 el transporte de tropas Andes abandona el puerto de Liverpool a bordo del cual van el profesor Peierls y su equipo de sabios, Fuchs lleva en el fondo de su maleta una bola de tenis. Es el signo de identificacin para su primer encuentro con el agente Raymond. El previsor Klaus se ha preocupado de comprar la pelota antes de salir de Londres.***

En diciembre de 1943 la maquinaria industrial americana est trabajando a pleno rendimiento; tambin la maquinaria cientfica. Los sabios ingleses recin llegados se dan cuenta de que la industria atmica de los Estados Unidos se dispone a dar un salto prodigioso. En los dos ltimos aos se han logrado grandes progresos: ahora funcionan cuatro gigantescos centros de investigacin en Nueva York, Chicago, Berkeley y Los lamos. Con un perfecto criterio de divisin en el trabajo, los sabios americanos laboran en dos grupos autnomos: el de la Universidad de Columbia se dedica a la investigacin terica, mientras el de la Kellex Corporation est especializado en las realizaciones prcticas; ya han montado una instalacin de difusin gaseosa a gran escala. En la puesta a punto de la bomba A, que estallara en julio de 1945, intervendran 200. 000 personas: sabios, ingenieros y empleados de todas las especialidades. El costo: 2. 000 millones de dlares.***

El 3 de diciembre de 1943, poco antes de medioda, el Andes atraca en el puerto virginiano de Norfolk. Los pasajeros militares todava permanecern a bordo durante varias mortales horas; en cambio, la polica portuaria autoriza el inmediato desembarque de un pequeo grupo de civiles: se trata de los sabios atomistas britnicos. Entre ellos destaca el tipo alto y delgado, esta vez alegre y casi eufrico, de Fuchs. Durante toda la travesa el comportamiento del melanclico Fuchs ha sorprendido a sus colegas: optimista, relajado, no rechaza ninguna invitacin a tomar un trago. Cuando se descubri el doble juego de Fuchs, el profesor Peierls fue llamado a declarar: Cuando llegamos a Amrica el doctor Fuchs pareca entusiasmado ante la idea de colaborar con los sabios americanos en la fase final de nuestras investigaciones.Despus de una breve parada en Nueva York, el grupo de sabios es conducido a Washington. En la capital federal, el alto funcionario que les da la bienvenida, les invita a leer y a firmar un documento en el que, en los trminos ms solemnes, se comprometen a guardar absoluto silencio sobre los trabajos en los que van a participar. Klaus Fuchs firma sin poner la menor objecin. El antiguo fugitivo de los nazis se dispone a colaborar en el grandioso plan que ha pasado a la historia con el nombre de Manhattan Project, pero cuya denominacin original era la de Manhattan Engineering District (Construcciones Mecnicas del barrio de Manhattan). Tras de este nombre clave ocultan los Estados Unidos su programa de investigaciones atmicas. Todo el mes de diciembre de 1943 y el siguiente enero transcurren en conferencias y coloquios de estudio entre los cientficos ingleses y americanos. Fuchs se instala en Nueva York, primero en un hotel y luego en un apartamento privado: 128-Oeste, calle 77. Tambin pasa algunas semanas en Cambridge (Massachusetts) con su hermana Kristel, a la que no haba visto desde los das terribles de la persecucin nazi.El fsico-espa descubre, con gran satisfaccin, que los americanos valoran sus grandes conocimientos sobre la teora y clculo del control de la difusin gaseosa, y que piensan confiarle un papel importante. Su lugar de trabajo es el centro britnico de Wall Street, pero con frecuencia visita el grupo de tericos de la Universidad de Columbia y a los tcnicos de la Kellex Corporation. La vala e importancia de los informes que recoge para los rusos aumenta de da en da. Fuchs se impacienta al ver que sus contactos tardan en dar seales de vida. Pero no ser por mucho tiempo: Mosc, sabe que ahora cuenta con una carta mayor y se dispone a jugarla en debida forma. Bajo la cobertura de unas indeterminadas funciones diplomticas, acaba de llegar a Nueva York Anatoli Yakovlev, uno de los mejores agentes del espionaje sovitico. Despus de una breve estancia en Canad, Yakovlev se ha trasladado a los Estados Unidos donde lleva ya tres meses.***

Por fin, el 5 de febrero de 1944, hace su aparicin el deseado contacto, Harry Gold, que dar al doctor Fuchs ocasin de convertirse en el espa atmico nmero uno.En su primera entrevista, el sabio y el agente hablaron poco:

Yo soy Raymond.

Y yo el doctor Fuchs.

Eso fue todo. Inmediatamente penetran los dos en un taxi que Harry Gold hace parar. Ahora se encuentran cara a cara en un restaurante de la Tercera Avenida atestado de una muchedumbre elegante y bullanguera. Fuchs, nervioso, reconviene a Harry Gold:Hubiera podido escoger un lugar ms discreto.

Estis en un error, doctor replica Harry. Para no hacerse notar, los mejores sitios son la calle y los locales pblicos.

Fuchs se convence. Para lugar de la prxima cita escogen Lexington Avenue. Fuchs caminar a lo largo de la acera y Harry Gold se emparejar con l.Algunos das despus, el sabio desciende de un taxi en la susodicha Lexington Avenue y sigue a pie hasta Park Avenue. En la mano lleva un paquetito atado con un cordn cuya lazada sostiene flojamente con el dedo ndice. Harry Gold pasa por su lado; el paquete cambia de mano. Cerca de ellos, mezclado entre la multitud, un desconocido ha supervisado toda la operacin: es Yakovlev. Aquella misma tarde la entrega de Fuchs sale para Mosc: son hojas dactilografiadas y otras cubiertas por un fino manuscrito. En los escritos el espa atmico comunicaba el plan de conjunto de la investigacin atmica en los Estados Unidos y los logros ya conseguidos. De un golpe y sin el menor esfuerzo, los rusos lograban hacerse con los intrincados clculos matemticos de la difusin gaseosa; se los proporcionaba el primer especialista mundial en la materia.En el verano de 1944 el profesor Peierls vuelve a Inglaterra y confa a Fuchs la direccin del equipo cientfico ingls. No es necesario subrayar cmo aprovecha Fuchs la feliz circunstancia. En marzo, Harry Gold haba intentado hacerle tomar mil quinientos dlares como pago de una nueva cosecha de informes. Fuchs se neg lisa y llanamente a cogerlos. Si como es probable, ms bien seguro, los servicios soviticos pensaron asegurarse de aquella forma los servicios del espa, no se salieron con la suya.

Lo que hago no es por dinero, corta Fuchs en seco a Raymond; y as era en verdad. Desde entonces Harry Gold sentir gran admiracin por el cientfico-espa. Sobre las carpetas de cartn en que van los papeles de Fuchs, Gold escribe con todo respeto: entrega del doctor.Entretanto, la labor de espionaje del eminente doctor se complica ms y ms. En varias ocasiones Fuchs tiene que contestar por escrito a las preguntas que, a travs de Yakovlev, formulan desde Mosc los sabios rusos, vidos de seguir ms y ms de cerca los trabajos de sus... aliados americanos! En junio de 1944, los rusos comienzan a recibir planos y esquemas concretos de la bomba. Por aquellos das Fuchs les hace llegar tambin el plano detallado de la planta de difusin gaseosa de Oak Ridge en Tennessee y el futuro programa de realizaciones del Manhattan Project. Fuchs regala a los cientficos rusos todo el mtodo de separacin de los istopos del uranio.***

Cierto da de otoo, en 1944, el consulado sovitico de Nueva York se halla sumido en la consternacin: Harry Gold ha hecho saber a Yakovlev que lleva varias semanas sin saber nada de Fuchs. El jefe de la red, hecho un basilisco, echa en cara a Gold el no haber avisado antes. Es una falta grave por parte de Raymond. Fuchs haba dejado de acudir a una cita concertada frente al museo de Brooklin. De momento, Gold no se preocup. Pero cuando el cientfico falt por segunda vez (la cita era entonces en Central Park) Gold, alarmado, puso en antecedentes a Yakovlev.Era absolutamente necesario dar con Fuchs antes de que viniera de Mosc la previsible reaccin. Yakovlev es hombre de cabeza muy clara; su razonamiento es impecable: En el caso de que el cientfico haya sido descubierto y arrestado, el F.B.I., a travs de Harry Gold, descubrir la pista que lleva hasta el consulado sovitico. Toda la red del espionaje comunista saltar hecha pedazos y se dar lugar a un gravsimo incidente diplomtico entre los dos pases aliados. Pero, a pesar de la que puede venirle encima, Yakovlev no pierde la calma: piensa que si los americanos hubiesen descubierto a Fuchs se habran limitado a vigilarlo para que les llevase de la mano hasta el meollo del pastel. No era, por lo tanto, probable, que la desaparicin de Fuchs tuviese nada que ver con la polica.Dos miembros de la red, hacindose pasar por amigos del inquilino, se encargan de interrogar al conserje del edificio. La respuesta de ste pone el misterio todava ms oscuro: Mr. Fuchs sali un da muy de maana llevndose sus maletas.Quiz el espa se haya cansado del juego y no sabiendo cmo librarse de los rusos, ha pensado que lo mejor era poner tierra por medio. Yakovlev decide jugarse el todo por el todo; no estn las cosas como para pensar en un riesgo ms o menos: Enva a Harry Gold a Massachusetts para que entreviste a Kristel, hermana de Fuchs. Kristel le dice que su hermano se encuentra en algn lugar del Suroeste y que ha prometido venir a pasar con ella las Navidades. Gold deja a Kristel un mensaje para Klaus y regresa a Nueva York. Yakovlev y Mosc permanecern a oscuras en los siguientes cinco meses: muchsimo tiempo perdido para los rusos. Qu haba ocurrido?***

Muy sencillo: Klaus haba sido puesto en residencia forzosa. No porque los americanos sospechasen su doble juego; todo al contrario: El doctor Robert R. Oppenheimer, director supremo del programa atmico americano, ha elegido, entre otros, a Klaus Fuchs para que intervenga en el luego celebrrimo campo de Los lamos, Estado de Nuevo Mjico, en la construccin de la primera bomba atmica. Las consignas de seguridad y de silencio son tan severas, que por una vez Fuchs llega a impresionarse y decide no advertir a los rusos de su brusca partida. Nadie ha logrado averiguar los motivos (es posible que el propio Klaus los ignore), los motivos que le impulsaron a guardar silencio. Pudo tratarse de una ltima vacilacin antes de dar el salto definitivo en la escalada de la traicin?Sea de ello lo que fuere, el hecho es que mientras estuvo en Los lamos, Fuchs tuvo olvidados a los rusos. La brisa embalsamada de los pinares, el aire seco y vivificante del desierto, le pusieron en una forma fsica que jams anteriormente haba conocido: practica el esqu, algunas veces va a Santa Fe con sus colegas en plan de inocente parranda, baila, frecuenta la sociedad...***

En febrero de 1945 Fuchs consigue diez das de permiso. Los pasa con su hermana en Cambridge, el universitario suburbio de Boston. Cuando llega Klaus, su hermana Kristel (Heinemann por el apellido del marido) le hace saber que su amigo Raymond lo busca y ha dejado el nmero de su telfono. El sabio, sin entusiasmo alguno, pero sin resistirse a lo inevitable, penetra otra vez en el crculo fatal. Llama por telfono a Harry Gold y ste acude inmediatamente. Los espas tendrn dos entrevistas: En la primera, Fuchs hace un relato de su vida en Los lamos y entrega al agente de los rusos varias notas sobre la organizacin de la base secreta. En el segundo encuentro, Gold recibe una buena partida de documentos que Yakovlev enva a Mosc sin perder un instante. De la capital sovitica llegan las ms efusivas felicitaciones: Los informes de Fuchs contenan detalles preciosos relativos a la fabricacin de la bomba de plutonio y sobre el sistema de espoleta utilizado en la misma.Agotado su breve permiso, Fuchs regresa a Los lamos. Sus colegas, estupefactos, vuelven a descubrir al hombre inabordable, nervioso y deprimido que ya crean curado de su anterior neurastenia. Antes de volver a Nuevo Mjico, Fuchs convino con Harry Gold una nueva cita para el prximo verano. El lugar elegido para el encuentro era Santa Fe, exactamente en el puente de Castilla, y la fecha el 2 de junio de 1945. Gold fue puntual: se haba hecho con un plano de la ciudad (1) y se dirigi a pie hacia el punto convenido, donde Fuchs lo esperaba en el volante de su Buick. Nueva entrega de documentos. Los dos hombres sepranse despus de media hora de charla. Cuando Gold regresa a Nueva York trae para Yakovlev un informe sensacional: la primera explosin atmica experimental tendr lugar en julio, en el desierto de lamogordo. Ya contar a usted como hayan ido las cosas haba dicho Fuchs a su cmplice. Despus que la explosin se produjera, el nuevo encuentro tendra lugar el 19 de septiembre a las 18 horas, cerca de una iglesia que se levanta en los suburbios de Santa Fe.***

Cuando el 17 de julio de 1945 los Cuatro Grandes inauguraban la Conferencia de Potsdam, la bomba atmica ya era una realidad. Stalin tendra noticias del hecho por boca del propio presidente Truman:Debo anunciaros que los sabios anglosajones han puesto a punto un arma nueva de inmenso poder destructor. Los Estados Unidos piensan utilizarla para lograr la capitulacin del Japn. La falta de inters y la flema con que Stalin recibe la noticia deja sorprendidos a los americanos; se limita a contestar: Espero que as lo hagis; e inmediatamente pasa a tratar de otro tema.Truman, al que fall el impacto psicolgico que pensaba iba a producir en los rusos, no saldra en mucho tiempo de su perplejidad. La explicacin vendra mucho ms tarde: En los das Potsdam, Stalin y el Politbur, gracias a Fuchs y a sus informes, saban de la bomba atmica casi tanto como los propios americanos.***

El 16 de julio, explotaba, en efecto, la primera bomba atmica. Las autoridades militares haban tomado en lamogordo todo lujo de precauciones y llevado hasta la exageracin las medidas de seguridad. Slo algunos iniciados, los sabios y los tcnicos, asisten a la terrible primera representacin.Sin embargo, a pesar de todas las medidas tomadas, los americanos no se libran del ojo de Mosc, puesto que Fuchs est presente. El punto de observacin haba sido instalado en una colina, alejada treinta kilmetros del punto donde se levanta la torre que sostiene la bomba; los sabios ingleses y americanos fueron conducidos al lugar en un autocar del ejrcito. Al igual que los dems testigos, Fuchs protege sus ojos tras de unas gafas ahumadas. Pocos instantes antes del amanecer, es la hora H: un inmenso resplandor convierte el cielo en un mar de brasas y se extiende por encima de la seta de humo blanco, espeso y gredoso. Dos de los hombres se han arrojado al suelo. Fuchs y los dems, pasmados, convertidos en estatuas, siguen de pie.Durante el camino de regreso, dos horas en el autocar, todos permanecen silenciosos. La explosin de lamogordo significa haber llegado a la meta despus de tantos aos de trabajo. Pero todos se dan cuenta de que lo conseguido es un arma terrorfica, el arma del Apocalipsis: Aquellos aprendices de brujo piensan con angustia que a partir de aquel momento sern los militares los que lleven la sartn por el mango en cuanto al uso de la bomba atmica.***

El 19 de septiembre Fuchs y Harry Gold tienen su ltimo encuentro. Los sabios britnicos van a regresar a Inglaterra y sus colegas americanos preparan una fiesta de despedida. Fuchs se encarga de ir a Santa Fe a por el whisky necesario. Naturalmente, aprovecha la ocasin para poner en manos de Harry Gold el voluminoso paquete que contiene detalles completos sobre la estructura de la bomba, el mecanismo de explosin, sus rganos internos y los procedimientos de fabricacin. Tambin incluye un informe preliminar sobre la bomba de hidrgeno. Las ltimas palabras de Fuchs son para asegurar al agente de Yakovlev que all donde vaya seguir informando a los rusos.Fuchs continuar en los Estados Unidos hasta junio de 1946, pero no tendr ms contactos con Harry Gold. ltimamente los servicios de espionaje comunista viven en continua alarma. Gracias a las revelaciones del joven diplomtico Guzenko, los occidentales han desmantelado la red del coronel Zabotin, y los agentes que no haban sido arrestados procuraban hacerse notar lo menos posible. Fuchs, por otra parte, tiene otros motivos de inquietud. El sabio atomista supone que las tropas britnicas que han ocupado Kiel deben estar revisando los archivos de la Gestapo, y piensa que de un momento a otro el Intelligence Service descubrir sus antecedentes como activo miembro de las Juventudes estudiantiles comunistas.***

El 16 de junio de 1946 Fuchs abandona los Estados Unidos. Es el ltimo de los sabios britnicos que vuelven al redil. Cuando sube la escalerilla del avin se siente aliviado y feliz. Aliviado, porque desde hace algn tiempo siente que el terreno quema bajo sus plantas. Feliz, porque al despedirle, uno de los responsables del programa americano le ha dicho:Vuestra aportacin al trabajo comn hizo que os considersemos uno de nuestros mejores colaboradores. Conquistasteis el aprecio de todos; podis estar seguro de que os echaremos de menos, querido Klaus. El hombre que durante cuatro aos haba traicionado a los aliados, volva a su patria adoptiva cubierto de flores y de homenajes. Una nueva pgina se abra en el libro de su destino.***

La vuelta de Fuchs a Gran Bretaa en el verano de 1946 coincide con una profunda evolucin sicolgica del personaje. La guerra ha terminado. Para los sabios, al igual que para los militares, ha llegado la hora del descanso. Fuchs ocupa un puesto importante en el Centro de Investigaciones atmicas de Harwell, donde sus dotes de organizador no tardan en ser apreciadas. En Harwell vuelve a tomar contacto con sus antiguos colegas y amigos, en especial con el profesor Peierls, y se da cuenta, quiz por primera vez, de que la vida puede ser bella. El filsofo Fuchs, el poltico ansioso de justicia, se aburguesa. Llega incluso a comprarse un automvil de ocasin con el que realiza cortas giras campestres de fin de semana. Ahora la aventura atmica toma el aspecto de un plcido trabajo de laboratorio: blusas blancas, tranquilidad e interesantes experimentos. Despus de tantas inquietudes, es buena cosa sentirse un investigador como los dems... y que no le preocupen a uno las citas clandestinas. De tales citas Fuchs no quiere saber nada. Tal como hizo en los primeros meses en Los lamos, Fuchs se olvida de los rusos. Estos, por otra parte, no le acosan: el estado a que han llegado sus investigaciones les hace considerar que el confidente no puede aportarles ya informaciones sensacionales. Cuando en una u otra ocasin los agentes rusos convocan a Fuchs, ste no acude; procura no acordarse de las instrucciones que Harry Gold le diera en su ltima entrevista de Nueva York. As, hasta principios de 1947...***

De un modo sbito, en febrero de aquel ao, Fuchs despierta y movido por una fuerza interior invencible, vuelve a tomar la va de la traicin: Obra, igual que en sus comienzos, por propia iniciativa. Mosc, como antes indicbamos, lo dejaba tranquilo, seguramente por considerar que la fuente haba quedado agotada. El ansia que siente por reanudar sus actividades le hace tomar contacto con un comunista britnico que le encamina hacia la red sovitica: orden le llega de acudir a una taberna londinense llevando en la mano un ejemplar del Tribune. El contacto le regaa por haber recurrido a un miembro del partido y a cambio de los documentos que recibe pone unos billetes en la mano del informador: cien libras en total. Por primeray ltimavez, Fuchs acepta dinero. Ms tarde lo explicar diciendo que deseaba probar a los rusos y tambin probarse a s mismo que su compromiso con la maquinaria del espionaje era total e irreversible.Desde aquella fecha hasta finales de 1948 en el entretanto realiz un breve viaje a los Estados Unidos para asistir a una conferencia interaliada sobre secretos atmicos Fuchs tuvo unas diez entrevistas con su contacto londinense. Lugares de cita eran la taberna del Caballo moteado, en el barrio de Putney, o La cabeza de caballo, en Wood Green.Ni en Harwell ni en Londres sospechan del cientfico. Los patronos del Kremlin, por otra parte, no se muestran muy satisfechos; la ltima produccin de Fuchs deja mucho que desear. Por una vez solamente consigue hacerse con algo verdaderamente importante: En una conferencia interaliada que tuvo lugar en Los lamos, sus antiguos colegas le informaron ampliamente del punto en que se encontraban las investigaciones americanas. Fue en ocasin de tal conferencia que el F.B.I. lleg al convencimiento de que uno de los reunidos traicionaba; a partir de aquel momento se puso en marcha la investigacin que conducira al descubrimiento del espa.En Harwell todo lo que Fuchs poda recoger eran insignificancias relativas a la puesta a punto de la pila atmica britnica y otros detalles, ciertamente ms interesantes, sobre los trabajos preparatorios de la bomba de hidrgeno. Minucias, si se comparaban con los documentos sensacionales que Yakovlev y Gold reciban de Fuchs durante su gran poca de Los lamos. Ahora los rusos le acosan. Despus del arresto de Nun May y del desastre que acab con la red de Ottawa, la nave del espionaje cientfico ruso se ha ido al garete. Fuchs es el nico pen que sigue sobre el tablero. Ahora son milagros lo que sus amos pretenden que consiga; incluso le sugieren que vaya a Pars y tome contacto personal con uno de los capitostes del servicio secreto, para que ste le pase instrucciones directas. Fuchs, sin perder los estribos, se niega a ello, Es ms: va espaciando sus entrevistas con el contacto y en estas ocasiones su informacin es totalmente anodina. En aquellos das, cuando los adornos y luminarias daban a Londres su clsico ambiente navideo, los rusos, aunque todava lo ignoran, van a perder al que es su ms valioso informador.***

Por entonces ocurre en la vida de Fuchs un incidente que nunca llegar a ser puesto en claro: el atentado frustrado; extrao atentado en verdad.En agosto de 1948, el fsico, apartado casi totalmente de su actividad como espa, se limitaba a entregar migajas de informes. Tuvo que asistir en Wembley a una sesin de trabajo con los ingenieros de la General Electric Company. Haba dispuesto con su colega Duke regresar a Harwell en el coche de ste. Salieron de Londres hacia las cinco de la tarde. Duke iba al volante y Fuchs ocupaba el otro asiento delantero. De pronto, cuando seguan por la carretera de Oxford, el parabrisas vuela hecho pedazos. Duke pega un desesperado frenazo y Fuchs, lvido de terror, se hace un ovillo sobre su asiento. As permanece durante unos minutos, negndose a salir del coche en tanto no llegue la polica. El primer representante de la autoridad que aparece en el lugar es un agente motorista que levanta el oportuno atestado. Mientras Fuchs, blanco como el papel, se va reponiendo lentamente, el polica descubre algunas seales de plomo en las esquirlas de cristal:Puede haber sido el disparo de un rifle del 22 largo o acaso de un revolver, afirma el polica.Duke piensa, y segura creyendo siempre, que la causa fue puramente casual. Fuchs no habla jams del incidente, pero nunca se sobrepondr del miedo pasado. La autoridad decidi que no haba lugar a una encuesta.

Despus de siete aos de traicin, en diciembre de 1948, Klaus Fuchs siente vacilar sus convicciones; se siente viejo, agotado, y suea con renunciar a su peligrosa actividad.Dos razones fundamentales explican aquella crisis moral. Primera y principal: desde que acab la guerra y se ha instalado en Harwell, Fuchs ha ido aficionndose al ambiente laborioso y tranquilo que le rodea. Entre sus compaeros de trabajo cuenta con muchos amigos sinceros y por primera vez en su vida le es muy difcil separar sus ideas en compartimientos estancos: por un lado, sus convicciones polticas y su actividad al servicio de la Unin Sovitica, y por el otro, su misin profesional y humana. Paulatinamente se va hundiendo en un tremendo complejo de culpa.Segunda razn, tambin de mucho peso: la poltica interior y exterior de la URSS comienza a no parecerle tan iluminada y pura como en el pasado. Habr contribuido piensa Fuchs a poner los secretos atmicos en manos de unos imperialistas de nuevo cuo?***

En su proceso, Klaus Fuchs declarara:A poco de finalizar la guerra comenc a dudar de la poltica rusa... Yo no poda aprobar, en muchos aspectos, la actuacin del gobierno ruso y del partido comunista. Careca de razones morales para seguir entregando informacin secreta. Por esto comenc a faltar a una cita, luego a otra... ***

Ao nuevo, vida nueva: En enero de 1949 Fuchs tiene que afrontar sus propias contradicciones: Seguir al servicio de los rusos? Continuar traicionando a su patria de adopcin y a sus amigos? La Rusia victoriosa y el comunismo de la postguerra merecen la confianza que ha puesto en ellos? Angustiado, minado por su drama ntimo, convertido en una pavesa, Fuchs cae seriamente enfermo.

Para el espa, su dolencia significa casi un alivio: es el nio que para no ir al colegio convence a sus padres de que algo le duele. A Fuchs, el providencial achaque le libra de acudir a las citas con su contacto. En Abington, sus amigos le prodigan pequeos cuidados. Mrs. Skinner, esposa de uno de sus colegas, le hace tomar las medicinas y le mima. Fuchs permanece en total mutismo durante das enteros, con la cabeza vuelta hacia la pared. Su verdadera enfermedad es la vergenza que le abruma, y el calor humano del que se ve rodeado hace que crezcan sus remordimientos.Cuando Fuchs abandona el lecho, en los campos apunta la suave primavera inglesa. En el curso de un paseo de convaleciente por el verde paisaje donde todo parece renacer a la vida, el sabio perdido adopta su decisin final: se acabaron sus relaciones con los agentes rusos. No se mover de Harwell, se absorber en el trabajo, y al fin podr mirar a sus amigos cara a cara; adis a la doble vida y al espionaje atmico. Fuchs piensa, el muy cndido, que aquella es la ltima encrucijada de su vida y que a partir de ella el futuro se presenta tranquilo y feliz.Pero el destino ha dispuesto las cosas de otro modo: el momento del castigo est prximo, y lo que precipita el desastroso final del espa atmico es un telegrama que llega a las oficinas de los servicios secretos ingleses:F.B.I. a M. l. 5. Atencin: grave fuga secretos atmicos se produjo en 1947 durante estancia delegacin inglesa. Stop. Tenemos pruebas que autor fugas es importante miembro delegacin inglesa que informa a rusos. Stop. La decisin de poner sobre aviso a los servicios britnicos ha sido tomada por Edgar Hoover, jefe del Federal Bureau of Investigation.***

En 1949 las relaciones entre los rusos y los americanos van de mal en peor; la coexistencia pacfica estaba todava por inventar. Son los tiempos del bloqueo de Berln y las tensiones entre Washington y Mosc amenazan llevar a una irremediable crisis. Los servicios secretos tienen los nervios a flor de piel. Fcil es, por lo tanto, imaginar la tremenda sensacin que el mensaje de Edgar Hoover produce en el M.I.5. sigla que corresponde a los servicios de informacin militar britnicos. En Londres deciden pedir aclaraciones al F.B.I. La respuesta no aclara nada: el Federal Bureau of Investigation se limita a decir que ciertos datos concretos revelan que el culpable perteneca a la delegacin de sabios britnicos.Las autoridades de Londres convocan al coronel Henry Arnold, oficial de Seguridad destacado en el centro atmico de Harwell y le ordenan que del modo ms discreto y sin alarmar a nadie, proceda a una investigacin; le encarecen que debe actuar rpidamente. Arnold se siente abrumado por el encargo: todos los cientficos del centro son sus amigos. Mas por muy amargo que sea el trago, debe cumplir con su deber. Y el caso es que cree tener a su sospechoso: Klaus Fuchs.Arnold vuelve a revisar el expediente Fuchs; la tarea no le lleva mucho tiempo, puesto que la carpeta no anda muy sobrada de datos, y stos, por otra parte, no le revelan nada que no supiera de antemano: Fuchs es alemn de origen y en 1934 los nazis lo sealan como peligroso comunista. Arnold elude abordar de frente al sospechoso; quiere evitar que una investigacin prematura pueda sembrar la alarma en la red, si es que una red existe, o que se espante la caza; de modo que se limita a vigilar al sospechoso muy discretamente, pero bien de cerca. Durante das y semanas son seguidos todos los pasos del fsico. El resultado es nulo, ya que, colmo de la irona, Fuchs ha interrumpido por entonces todos sus contactos con los agentes rusos. Nada viene a corroborar las sospechas.***

La encuesta del coronel Arnold se halla en punto muerto cuando el l. de septiembre de 1949 el presidente Truman hace pblica su sensacional declaracin:

Tenemos pruebas de que la Unin Sovitica acaba de hacer estallar su primera bomba atmica.

En todo el mundo la reaccin es de estupor. Los sabios de Stalin acaban de igualar el poder... destructor, del bloque antagonista. Y lo han conseguido con cinco aos de avance sobre el plazo que prevean los ms optimistas. Gracias a quin? Gracias, principalmente, al hombre tras del que van los mejores sabuesos del M.I.5; gracias a Klaus Fuchs que puede decir: misin cumplida, precisamente cuando la traicin pierde para l todo su encanto.***

Aquel 15 de octubre, por la maana, el coronel Arnold se encontraba en su despacho, tan perplejo y pensativo como sola andar por aquellos das. l ordenanza anuncia la visita de... Klaus Fuchs. Los motivos que hayan decidido a dar aquel paso al cientfico-espa permanecern siempre en el arcano de lo desconocido.Mi coronel, necesito que me aconseje inicia Fuchs el extrao dilogo. Mi padre, que resida en la zona americana, acaba de informarme que ha aceptado la ctedra de teologa en la Universidad de Leipzig. Pienso que al trasladarse a la zona sovitica pueda perjudicarle el hecho de que yo me dedique en Inglaterra a investigaciones atmicas. Cree usted que yo debiera dimitir, evitando de este modo que los rusos se metan con l?Arnold, estupefacto, inicia el ataque:Y dado que los rusos ahora tienen a su padre, cmo reaccionara usted si aprovechndose de tal circunstancia le coaccionasen? No lo se contesta Fuchs despus de un largo silencio.Arnold est a punto de lanzarse a fondo; las palabras acusadoras suben a sus labios. En el ltimo instante cambia de idea y se limita a sugerir a Fuchs que reflexione y le asegura que puede contar con su ayuda. Aquella absurda entrevista deja al coronel Arnold muy caviloso. He aqu que cuando las sospechas comenzaban a perfilarse, viene Fuchs y se arroja l mismo en la boca del lobo. Jams se sabr por qu lo hizo; ni siquiera es posible formular una hiptesis medianamente lgica.Algn tiempo antes, el pastor Fuchs, un septuagenario que conserva vivo su espritu, su saludable aspecto y su severo continente, haba pasado unos das en Inglaterra aprovechando su regreso de Amrica donde haba dado un ciclo de conferencias. Aprovecharon padre e hijo la ocasin para combinar el plan? Fue maniobra de los rusos, que atrajeron al anciano con la idea de presionar al colaborador que pareca mostrarse renuente? Nadie ha logrado descubrir la verdad.***

Entre tanto, sube la tensin en los medios gubernamentales de Londres. Llegan nuevos mensajes del F.B.I. que cada vez apuntan ms directamente hacia Fuchs. Los dirigentes de Harwell reciben la consigna de impedir el acceso del sabio a la documentacin confidencial. Klaus Fuchs no es invitado a una conferencia que se celebra para sacar conclusiones en relacin con la bomba sovitica.Arnold, desbordado por los hechos, no sabe ya qu camino tomar. Entonces aparece en Harwell un personaje cuyo papel resultar decisivo: William Skardon, inspector de los servicios secretos. Se trata de un especialista en asuntos de espionaje. Skardon va directo al grano. A su llegada, convoca al sospechoso so pretexto de ciertas informaciones relativas al traslado de Fuchs padre a la zona oriental de Alemania.Animado, jovial, Skardon habla con Fuchs durante ms de una hora. Tranquilo y relajado, el fsico le cuenta con detalle su vida y se detiene en los episodios ms sobresalientes. Cuando llega a su experiencia en Los lamos no puede reprimir su entusiasmo. De pronto, Skardon le interrumpe. Doctor Fuchs: durante su permanencia en los Estados Unidos, tuvo usted algn contacto con los representantes del gobierno sovitico? nunca facilit informes sobre su trabajo?

Atnito, el sabio permanece unos instantes con los ojos fijos en las facciones de Skardon; luego balbucea:No creo...

Pues bien! replica Skardon Su contestacin no encaja con las pruebas que yo poseo y que le acusan de ser espa al servicio de Mosc.

Fuchs logra dominarse, y de pie, contesta en tono retador:Ignoro el origen de tales infundios. Cules son esas pruebas acusadoras? Os aseguro que jams hice nada semejante. Yo era el primero en saber que no se deban divulgar los secretos de la bomba atmica; y menos que nada, hacerlos llegar a los rusos.Despus de aquella declaracin, que sonaba a hueco, quedaba poco por decir. Skardon tiene formada su opinin, pero piensa que ms vala no apretar demasiado los tornillos. Cuando Fuchs abandona el despacho, el polizonte se limita a ordenar que dos de sus ayudantes sigan todos los pasos del sabio, sin abandonar por un momento la vigilancia. Se acercan las Navidades, y Skardon, como buen ingls, desea pasar las fiestas en paz y tampoco quiere amargrselas a Fuchs.La calma con que prosigui la encuesta, revela que las autoridades britnicas, en un principio no dieron al caso la importancia que ste requera; ni por un momento lleg a suponerse, antes de que Fuchs cantase de plano, el alcance de su traicin. El propio Skardon pensaba que ms bien haba de habrselas con un sabio imprudente que con un peligroso agente secreto.El 30 de diciembre tiene lugar el segundo asalto en aquel terrible juego del gato y el ratn. El sabio sigue negando, pero Skardon progresa; el propio Fuchs le allana el camino: tal como si hablase a un amigo leal, hace al polica un circunstanciado relato de sus aventuras juveniles y en absoluto oculta sus convicciones polticas; los dos hombres tratan el asunto como lo haran dos viejos camaradas.Entretanto, Londres se impacienta. Del F. B. l. sigue llegando una granizada de telegramas y el M.I.5 hace cuestin de honor el descubrimiento del espa. El 10 de enero Fuchs es convocado por el director del centro de Harwell y es informado de que, teniendo en cuenta las circunstancias personales de su padre, debe presentar la dimisin. Fuchs se resigna, pero acusa el golpe: cuando vuelve a enfrentarse con Skardon, llega a ponerse al borde de la plena confesin. Pero en el instante crtico se recupera y resiste. Resiste porque sabe que ni los ingleses ni los americanos poseen pruebas de su traicin; si las tuvieran ya le habran detenido. En su entrevista del 13 de enero tampoco logra Skardon nada positivo.El 22 sonar por fin la hora de la verdad. Esta vez es Fuchs quien toma la iniciativa: llama por telfono a su antagonista y acuerda con l una cita para dos das despus.El 24 de enero, a las once de la maana, nuevamente se enfrentan el polica y su sospechoso; Fuchs demuestra una gran alteracin de nervios. Sus primeras palabras son: Esta vez soy yo quien debe hablar.A lo largo de dos horas, con la cabeza cogida entre las manos y los ojos inflamados, vuelve a contar por menudo toda su vida. Cansado por la interminable retahla, Skardon le interrumpe:Todo esto ya lo conozco: no me interesan las motivaciones que os impulsaron a obrar y las circunstancias que han condicionado vuestra personalidad. Vuestros actos... eso es lo que importa.En aquel momento, Skardon, al margen de su inters profesional, deseaba ayudar al hombre torturado que tenia enfrente. Pero en el momento decisivo, Fuchs se encabrita. Como un nio indcil, lanza su ingenuo desafo:Por ningn modo lograris hacerme hablar. Agotados los dos hombres, hacen un alto y comen juntos en un hotel de Abington.Cuando se reanuda el pugilato, quiebra la resistencia de Fuchs. En el camino, dentro del coche, ninguno de los dos haba dicho una sola palabra. Pero apenas inician de nuevo el debate, Fuchs espeta de pronto:Voy a confesarlo todo. Podis preguntar.

Cundo comenz la cosa? pregunta Skardon, que no puede disimular una sonrisa de satisfaccin.

En Londres, en 1942. Yo mismo fui el que busc a los rusos...Skardon, estupefacto, escucha el relato de aquella larga traicin. Fuchs habla con fluidez, se expresa con claridad, y da toda clase de detalles. La conversacin, mejor dicho, el monlogo, se dilata por ms de dos horas. Al final de la larga confesin, el as del M. l. 5 se encuentra aplanado, atnito. El espa de poca monta que Skardon se dispona a desenmascarar, el imprudente que sera devuelto a su laboratorio despus de recibir unos palmetazos, resultaba ser el agente nmero uno de los rusos, el traidor que durante siete aos estuvo rindose en las propias barbas de los servicios secretos ingleses y americanos, el hombre que haba entregado a Stalin uno de los mayores secretos de todos los tiempos. Entre la marea de frases que suelta Fuchs, Skardon logra deslizar una pregunta:En realidad, qu es lo que habis entregado a los rusos?El sabio-espa, que desde el principio de su confesin ha recobrado toda su presencia de nimo, contesta en el ms sereno de los tonos:El acto ms reprobable, segn yo pienso, ha sido el revelar los mtodos de fabricacin de la bomba atmica.A Skardon ahora slo le importa una cosa: informar cuanto antes a sus superiores. Sin embargo, seguir escuchando las palabras de Fuchs hasta el atardecer; las frases de un Fuchs que paulatinamente va tomando una actitud arrogante y que acaba su primera declaracin con estas palabras:No pensis que me remuerde la conciencia. Sigo siendo comunista. Ocurre simplemente que confo menos en Rusia. Slo me apena una cosa: haber sorprendido la buena fe de mis colegas y amigos.Despus de aquella jornada de pesadilla, el espa atmico sigue en libertad; se despide de Skardon con un apretn de manos, como se usa entre caballeros; deciden reanudar la conversacin en los das prximos. Acuerdan demorar la entrevista un par de fechas, porque Fuchs recuerda que al da siguiente ha de asistir a una junta de sabios! El espa atmico parece no darse cuenta de cul es su real situacin. Aliviado su espritu por la confesin, aquella noche duerme de un tirn; est convencido de que, despus de aquella pesadilla, reanudar sus trabajos en Harwell como si nada hubiese ocurrido. Lo ms que tendr que soportar ser algn fastidio administrativo hasta ser repuesto.He confesado voluntariamente que fui espa de los rusos, pero que ya no lo soy. Por lo tanto, no me vengis con mareos y dejadme en paz. Este es el asombroso razonamiento de un hombre inteligentsimo, pero totalmente incapaz de evaluar la gravedad de sus actos y que, por lo mismo, no se daba cuenta de que tena una cuenta pendiente con la sociedad.***

El 26 de enero Skardon propone a Fuchs que repita su confesin para tomarla al dictado. Fuchs no tiene nada que oponer; el polica le sugiere que al da siguiente se presente en el War Office de Londres, donde podrn disponer de un despacho para ellos solos. En el ministerio de la Guerra, en efecto, Klaus Fuchs dicta su declaracin, lee lo escrito y luego firma. Entre la primera y segunda declaracin apenas hubo detalle cambiado. Todo ocurri de la mejor manera: Fuchs y Skardon siguen tratndose como amigos; cuando se interpelan utilizan los nombres de pila: William y Klaus. En un slo punto el espa se muestra desconfiado ante su amigo: El estupefacto Skardon tiene que soportar que Fuchs se niegue a revelarle ciertos detalles tcnicos sobre la bomba atmica los mismos que ha entregado a los rusos. Su argumento es peregrino: Solamente puedo dar esos informes a un especialista que haya intervenido en los trabajos. El interludio se prolonga hasta el 30 de enero, porque Fuchs tiene que descansar durante el fin de semana! El lunes da 30, el traidor, an en libertad, vuelve al War Office para explicar a Michel Perrin, especialista del departamento de Energa Atmica, todos los detalles tcnicos de su crimen. En su opinin as lo declara ante Perrin haba otros cientficos, en especial americanos, que tambin pasaban informacin a los rusos. Tal hecho nunca se vera oficialmente confirmado. Ante las enormidades que revela Fuchs, Perrin, igual que anteriormente Skardon, queda anonadado. Despus de la sesin, Fuchs regresa a Harwell; todava nadie ha pensado en detenerle. Aquella noche la luz sigue encendida hasta muy tarde en el cuarto del espa. El coronel Arnold, inquieto por lo que pudiera ocurrir, se acerca a husmear: Fuchs se entretiene en ordenar sus papeles, mientras con toda tranquilidad da chupadas a su pipa.Al da siguiente, el Premier Attlee recibe el texto de la confesin; el procurador general es asimismo informado, y en Scotland Yard preparan activamente el acta de acusacin. En la maana del 2 de febrero la orden de arresto est dispuesta y todo a punto. Perrin consiente en que la ceremonia tenga lugar en su despacho. Con un pretexto cualquiera avisa a Fuchs para que se presente a las 15 horas.Cuando Fuchs entra en el gabinete, por una puerta excusada penetran tambin dos inspectores de Scotland Yard. Perrin cumple el penoso deber de hacer las presentaciones y acto seguido abandona la estancia. El inspector Leonard Burt lee el acta de acusacin, mientras el sabio le mira con ojos espantados. Terminada la lectura, Burt pronuncia la frase sacramental:Klaus Fuchs, considrese en estado de arresto. El espa, lvido, se deja llevar a la comisara de Bow Street.***

Las confesiones de Fuchs tienen aterradas a las autoridades britnicas ms que a nadie al Primer ministro Attlee. Por la valija diplomtica el expediente Fuchs es enviado a los americanos. Tambin en los Estados Unidos la sensacin es terrible. Las autoridades del programa atmico no conciben que Fuchs pueda ser el hombre que ha entregado la bomba a los rusos, el que durante los aos cruciales de la guerra se ha dedicado a la paciente labor de recoger, clasificar y confrontar los trabajos de sus colegas occidentales, para enviarlos a sus hermanos en ideas, los sabios soviticos. As se explica que la URSS haya logrado tan espectaculares avances en un mnimo de tiempo: han podido ahorrarse toda la fase de ensayos y titubeos tericos; de occidente les llegaba el trabajo hecho; de esta forma, en plena guerra fra, en 1949, logran hacer estallar su primera bomba A. En los medios polticos ingleses y americanos la indignacin sigue al estupor: Fuchs debe recibir el merecido castigo. Sin embargo, la mayora de sus amigos, sus colegas cientficos, no le vuelven la espalda: si no le comprenden por lo menos le perdonan. El prisionero recibe visitas; incluso su viejo maestro, el profesor Peierls acude a la crcel para reconfortarle.***

Despus de dos breves audiencias preliminares, que se dedican a esclarecer algunos aspectos de la criminal tarea del cientfico, ste comparece ante el tribunal de Old Bailey. El coche celular le recoge en la prisin de Brixton. El lord Justicia Mayor preside las audiencias. Entre el pblico se cuentan docenas de periodistas internacionales y muchas figuras de la gentry britnica: entre ellas, la duquesa de Kent.Fuchs, palidsimo, ocupa el box de los acusados. Un mdico le asiste. Cuando el sabio hace su aparicin en la sala del tribunal, parece hallarse bajo los efectos de una intensa emocin. El pblico se pregunta: Es el miedo o son los remordimientos? Deben ser los remordimientos, porque aquella misma maana Fuchs se ha liberado de su ms angustiosa preocupacin: desde que lo arrestaron estaba convencido de que iban a condenarle a muerte, y su abogado le haba hecho saber que la pena capital no era de aplicacin en su caso, puesto que su delito no poda ser configurado como alta traicin: haba actuado en favor de una potencia aliada y no del enemigo. Su abogado principal es Derek Curtiss-Bennet. Como fiscal general acta Sir Hartley Shawcross. El defensor declara que su cliente se reconoce culpable, y a continuacin explica al tribunal las razones profundas y remotas que, si no justifican a Fuchs, puedan por lo menos atenuar su culpa. Curtiss-Bennet relata lo que fue la juventud del sabio, hace referencia a su afn de justicia, a sus amarguras y a sus luchas con los nazis. Lo retrata como a un comunista convencido, que nunca disimul sus opiniones, que jams renunci a sus ideas y cuya fe poltica era el determinante de todas sus acciones. Las paredes venerables de Old Bailey resuenan a los embates de la justa oratoria que opone al defensor y al lord Justicia Mayor. Un comunista, afirma Curtis-Bennet, sea en Alemania o en Tombuct, si posee informacin, obrar siempre como lo hizo mi cliente, puesto que se cree obligado al Partido por encima de cualquier otra consideracin. Las ideas no son circunstancia atenuante rebate lord Goddard, no me interesan. Lo nico que importa es que el acusado divulg secretos que tenan una importancia vital para nuestro pas.A continuacin, el defensor intenta sacar partido a la tecla del arrepentimiento:Obrando contra sus propios intereses, confes voluntariamente sus culpas y as proporcion a la justicia todos los cargos que le han llevado ante vosotros. El alegato de la defensa resulta breve. Lord Goddard pregunta al acusado si tiene algo que aadir o desea formular alguna declaracin. Fuchs se pone en pie y pronuncia en tono sereno las siguientes palabras:He cometido unos crmenes por los que debo ser castigado. Pero a mi entender es mucho ms imperdonable la forma en que sorprend la confianza de mis amigos. El pedir a mi abogado que pusiese de relieve determinados hechos y antecedentes, ha sido con la intencin de justificarme ante mis colegas. Despus de esto, no me queda sino agradecer al director y al personal de la crcel de Brixton el trato deferente que he recibido. A continuacin toma la palabra el lord justicia Mayor. El silencio en la sala es absoluto.

En realidad no es uno slo sino cuatro los crmenes que debierais purgar. Con vuestra actitud habis puesto en entredicho, quiz para siempre, el sagrado principio del derecho de asilo, que hasta hoy fue aplicado en Inglaterra con gran generosidad: vos habis pagado con una infame traicin al pueblo que os recibi con los brazos abiertos. Pero no os limitasteis a entregar el resultado del trabajo propio, sino que habis sorprendido la confianza de vuestros colegas ingleses y americanos. Tercer crimen: habis perjudicado gravemente las buenas relaciones de nuestro pas con los Estados Unidos. Y por ltimo, inflingais un dao irreparable a los Aliados occidentales con vuestras entregas de vitales secretos en beneficio de unas ideas que la inmensa mayora de este pas rechaza, y que han reforzado el poder de aquellos que todo el mundo conoce como enemigos de la libertad.A mi entender vuestro delito puede casi equipararse al de alta traicin. Es mi deber preservar la seguridad de mi pas. La pena mxima que nuestras leyes tienen prevista para el crimen del que se os ha reconocido culpable es la de catorce aos de reclusin. Os condeno a dicha pena. Klaus Fuchs no se conmueve ante la severidad de la sentencia. Los guardias se lo llevan. En total, el juicio dur solamente hora y media. Las puertas de la crcel de Wakefield se cierran tras del brillante cientfico que quiso convertirse en el espa atmico nmero uno.***

La confesin, arresto y condena de Fuchs sealar el principio de una nueva etapa en la organizacin de los servicios secretos occidentales, en especial de los americanos. Las altas esferas de Washington se dan cuenta de que en la carrera atmica de los ltimos diez aos, el espionaje ha sido el arma fundamental del Kremlin. Truman decide abrir generosamente las arcas del Estado para financiar unos servicios de contraespionaje y tambin de espionaje U. S. A. que cuenten con los medios precisos para una eficaz actuacin. El descubrimiento de traidores y espas (la famosa caza de las brujas) se llega a convertir en una prctica totalmente aceptada. Las misiones en el extranjero y la red de los servicios secretos cuyas mallas llegan a envolver los cinco continentes, dan origen a un nuevo tipo de aventurero moderno: el agente especial. El presidente Truman, los jefes de la polica americana y la Comisin de Energa Atmica estudian cuidadosamente las revelaciones de Fuchs. El nmero uno de los espas haba manifestado su creencia de que otros sabios americanos, ocupados durante la guerra en el Manhattan Project, haban igualmente pasado informacin a los rusos. Los miembros de la Comisin de Energa Atmica se encuentran divididos al respecto: unos opinan que Fuchs ha dicho la verdad y creen que los traidores siguen en accin. Los otros, y con ellos algunos miembros del gobierno, estiman que el espa atmico slo ha querido poner negro el panorama para aumentar la confusin originada por sus confesiones y envolver as en el clima general de sospecha a buen nmero de cientficos inocentes. Algunos funcionarios piensan que se trata de un plan forjado por los comunistas: La confesin del sabio habra sido dictada por Mosc y adornada con todos los detalles susceptibles de crear un ambiente de pnico, y sobre todo, sembrar la desconfianza entre americanos e ingleses. Esta teora no ha llegado a confirmarse, aunque conviene sealar que el escndalo Fuchs tuvo una inmediata consecuencia: la interrupcin de las conversaciones que por entonces mantenan los ingleses, los americanos y los canadienses, con vistas a establecer un rgimen de cooperacin e intercambio de informaciones en el campo atmico. A partir de entonces, y por mucho tiempo, los americanos cerraran sus archivos cientficos bajo siete llaves, incluso para sus ms fieles aliados.***

Poco a poco se hace el silencio en torno del famoso recluso. Pero el hijo del pastor alemn, al igual que no haba sido un cientfico como los dems, tampoco se resignara a ser un preso ordinario. Tiene su celda atestada de obras filosficas, griegas, alemanas y francesas; perfecciona su ingls leyendo a Dickens y mantiene con sus amigos una copiosa correspondencia. En los primeros tiemp