Bartomeu Melià - Una Nacion, Dos Culturas

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Ensayos sobre cultura guaraní y cultura paraguaya.

Transcript of Bartomeu Melià - Una Nacion, Dos Culturas

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    Primera edicin: 1988Segunda edicin: 1990Tercera edicin: 1993 (reimpresin)Cuarta edicin: 1997 (reimpresin)

    lA los estudiantes paraguayosque buscan en estos tiempos

    la memoria de sufuturo

    Bartomeu MeliaDiseos grficos y portada: Livio AbramoEdicin al cuidado de : Demetrio Nez

    Centro de Estudios Paraguayo s "Antonio Cuasch"Calle Francisco Martn Barrios 2256Casilla de Correo 1072Asuncin del ParaguayTel.: (021) 333 962; Fax: (59521) 300033

    Distribuidora Montoya S.J.Calle Vice Pte. Snchez 612Tel.: (595 21) 24 162; Fax: (595 2.1)211 549

    Hecho el depsito que marca la ley.Derechos reservados conforme a la ley

    Impreso en el ParaguayPrinted in Paraguay

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    Advertencia preliminar

    Son los aqu reunidos, nueve ensayos sobre el Paraguay, la mayora de loscuales apareciera en ACCION, revista paraguaya dereflexin y dilogo,entre los aos 1969 y 1976.

    En su tiempo tuvieron =puedo decir honrada y sinceramente- buenaaceptacin y, si hoy mantienen cierta actualidad, sera debido a que representanun modo de sentir y unaforma de comprender el Paraguay, ms que una opinindecidida sobre tal o cual asunto. A travs de estos trabajos yo mismo metrabajaba interiormente para construir mi propia memoria del Paraguay, sin lacual no hubiera podido vivir aqui. Algunos de estos textos fueron recibidos porciertos lectores como denuncia y hasta utilizados para fines polticosinmediatos. De hecho, lo que hoy veo en ellos es ms bien una utopa, que lahistoria siempre est pronta para sugerimos, pero que ella misma devora antesde que tome cuerpo.

    Se imponen tambin dos palabras sobre el trmino nacin, que figura enel titulo y que proviene de uno de los ensayos transcritos. Se trata de la nacinparaguaya, como realidad histrica que nace con la colonia, pero que noexcluye a otras naciones indgenas que hoy conviven con ella en este pas,naciones hoy horrorosamente llamadas de parcialidades, o grupos, o etnias, ono se qu, pero cuya identidad supera esas mezquindades de lenguaje y cuyodestino, pleno de atrevida esperanza, no es sino el espejo proftico de nuestropropio destino.

    Si los textos aqu reunidos pueden ayudar a otros a organizar mejor suspropios conocimientos y sentimientos en este pais, la presente edici6n no serdel todo intil.

    La mayor novedad y originalidad de esta edicin se la debemos al profesorl ivio Ahramo. Para cada captulo ha creado una vieta que, a mi modo de ver,anuncia, sintetiza y transfiere a un nivel de comprensin ms alto y verdadero/01//1{' el texto dice apenas con palabras. Es el modo de ser del arte que tambindic /11 utopa.

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    El volumen se cierra con una orientacin bibliogrfica que pretende servirde introduccin al estudio del Paraguay. La hemos elaborado junto conDemetrio Nez; quien adems se ha tomado el siempre ingrato trabajo derevisin y correccin de esta edicin. Ms an, como ya haba sucedido con lapublicacin de El Guaran conquistado y reducido, tambin sta tiene suorigen y se realiza gracias a sJ1,ihsistencia tan amable como pertinaz. Para l,pues, mi sincero agradecimiento.

    TEXTOS SOCIALES DE LAPRIMITIVA IGLESIA PARAGUAYAAccin 2, junio 1969: 3-6; 3, agosto 1969: 4-9. Asuncin.

    En Pedro Juan Caballero - Amambay,a 9 de febrero de 1988

    "La toma de conciencia del presente se toma hacia el pasado. Al cxa-minarlo, la Iglesia ve con alegra la obra realizada con tanta generosidad yexpresa su reconocimiento a cuantos han trazado los surcos del Evangelio,aquellos que han estado activa y caritativamente presentes en las diversasculturas, especialmente indgenas, del continente ..." (Documentos finales deMedelln. Introd. 2). Histricamente la Iglesia paraguaya ha estado cerca, muycerca, de los oprimidos, de los pobres, de los indgenas; denuncia de injusticias,presin moral, cambio efectivo de ciertas estructuras sociales ... Pero, leamoslos textos, algunos de ellos inditos hasta hoy.

    No debemos negar a los indios ...

    En 1603 fue convocado porcl obispo del Paraguay, Fray Martn Ignacio deLoyola, el primer snodo que tuvo lugar en Asuncin (1). La finalidad principalde este snodo era la de concretar y adaptar a la realidad del Paraguay y Ro dela Plata 10 ordenado por el Concilio Provincial de Lima de lSR3. Reunidos en

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  • r el primer snodo de Asuncin se encontraron grandes nombres de nuestrahistoria colonial; Hernandarias de Saavedra, fray Luis de Bolaos, Padre RoqueGonzlez de Santa Cruz, capitanes Andrs Lobato de Godoy, Toms de Garay,Francisco Gonzlez de Santa Cruz, Hernando de Mendoza, Diego Ponce deLen ... Los grandes problemas que se abordaban en este snodo eran eminen-temente pastorales: la doctrina y modo de ensearla, los sacramentos y modode administrados, la rd~nna de las costumbres. Pero dentro de esta mismaperspectiva pastoral, el snodo tiene que denunciar numerosas injusticiassociales que impiden que el indgena pueda encontrar en el cristianismo suverdadera liberacin, Repetidas son las alusiones que el snodo hace al sistemainjusto de las encomiendas, que mantena al indio en una esclavitud real.

    madre iglesia ha determinada para el cul~o ~vi~ ....por lo, cualordenamos que ninguna persona mande a sus dIOSe Indias en_dias d~fiesta cortar caa ni ir por lea ni lavar paos ni hacer otros OfiClOS ... (L"parte, consto 13g)ral guaran(. Psicologa. Asuncin - Buenos Aires: EditorialIndoamericana. El contacto frecuente con parcialidades guaranes del Paraguay Oriental no

    slo me ha enfrentado con su estado de desintegracin y de agona, sino quepoco a poco me ha llevado a considerar el proceso y destino del puebloparaguayo de una manera angustiada, ya que este proceso presenta analogas ysemejanzas alarmantes con la muerte y el fin de la cultura de los Guaranes. Sedira que la amenaza de muerte que pesaba sobre los indgenas como minoratnica, se extiende actualmente sobre toda la sociedad nacional.

    Una semejanza angustiante

    A ms de uno le parecer del todo inslito un planteamiento en estostrminos del proceso paraguayo y por muchas razones inadmisible. Sin em-bargo. no quisiera sucumbir al chantaje de ideologas exageradamente pruden-tes, que mientras operan "colonialmente", desarrollan al mximo la palabreranacionalista, facilitando as el encubrimiento de los mecanismos de dependen-cia, y evitan el planteamiento de los problemas en trminos reales. La antro-

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  • pologta ha planteado con precisin cientfica la inevitabilidad de la muerte delas culturas indgenas, pero las ciencias sociales se escandalizan farisaicamentecuando estos mismos anlisis se aplican al examen de la desestructuracin ycreciente deterioro de las culturas nacionales. La explicacin de esta actituddual, cientficamente tan ambigua, hay que buscarla, a mi parecer, en un dobleprejuicio, que es una doble hipocresa. En primer lugar, habra un prejuicioracista latente: se quiere creer que el genocidio y el etnocidio -sU: muerte fsicay su muerte cultural- que sufren los pueblos indgenas, tienen su germen ycausa en la "debilidad racial" y por lo tanto su proceso no es comparable conel proceso de las sociedades nacionales "modernas", la sociedad paraguaya, eneste caso. lotro prejuicio deriva de una falsa concepcin de lo que tiene queser la ciencia social; se pueden elaborar conocimientos sobre los procesos dedeculturacin y de muerte de las parcialidades indgenas, y la ideologadominante permite estos anlisis e interpretaciones, porque sabe que de hechoestos datos permanecern fuera del manejo y de la toma de conciencia que apartir de ellos podra tener el grupo indgena; se supone que el grupo indgenanunca o casi nunca tendr acceso a la explicaci6n de su proceso; el antroplogo,frente a la tribu indgena, vino, vio, se fue -y escribi, generalmente en otralengua-o Pero si un historiador o un socilogo hace un anlisis de ladesestrucruracn de una nacin, mostrando los mecanismos de dominaci6npoltica, econmica y cultural, se sabe que sus datos corren el peligro de serdivulgados y comprendidos por el pueblo, el que podra entrar en un procesodetoma de conciencia de su realidad y eventualmente llegar a una accin polticainteligente. Muchos cientficos sociales aceptar: entonces las reglas del juegode la ideologa dominante: hay libertad de planteo y de anlisis, cuando noexiste peligro de comunicaci6n -es el caso del antroplogo que estudia lasculturas condenadas de los indgenas y sus datos permanecen exteriores a lossujetos estudiados-; hay reservas, hay inhibiciones, hay sostcacin verbal.cuando la investigaci6n social puede ser comprendida, es decir, asimilada ypotenciada por un pueblo.

    !

    Reconozco que naci6n indgena y sociedad nacional presentan procesos ygrados de complejidad estructural diferentes, pero no tanto que tenga queeliminarse toda analoga. La aplicaci6n de las perspectivas y conceptos de laantropologa al proceso total de Amrica Latina pone de relieve, en un libroreciente: The Human Condition in Latin Arnerica, las caractersticas del drama,que aparece como un proceso de desarrollo incompleto que ha producidoprobablemente las sociedades ms profundamente fragmentadas y desintegra-das del mundo (Wolf y Hansen 1972: 329).

    Lo que le ocurre a una pequea tribu o a una comunidad en vas de extincinno es fundamentalmente diferente. en mucho casos, del proceso en que se venenvueltas ciertas naciones. Por inhibiciones ideolgicas y por temores polticoseste planteamiento no suele ni siquiera formularse: sin embargo, un anlisis

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    cntic? de la situacionesreales hace aparecer y pone de manifiesto terriblessemejanzas y puntos en comn,

    La relacin colonial

    Al establecer analogas entre el proceso de los Guaran y el procesoparaguayo, estoy lejos de establecer una analoga racial entre indfgenas yparag~ayos. ~ado el proceso histrico-social del Paraguay, en el que se ha dadola fusin de diversos elementos tnicos -sobre todo europeos- el conceptode raza carece absolutamente de significacin, No es de ninguna manera lallama?a "ra~a guaran" un elemento definidor del ser nacional. Sin embargo,tod~\?~ persiste, sob;c todo en medios que se consideran de clase superior, elprejuicio ~acIsta segun el c~al ciertos problemas del Paraguay se deberan a lap~~lvencla del elemento indgena presente en el campesino. Se ha venidodiciendo, a veces en voz alta, a veces en el silencio de los sobreentendidos, loque senta Jos .Segundo Decoud en 1877, que los campesinos "son muy pocoaf~ctos al trabajo y prefieren en su mayor parte la vida hargana y vagabunda"(citado por Pastore 1972: 190,269). .

    As como es absurdo buscar las races del ser nacional en un concepto"natural" ?e raza, es igualmente inadmisible hacer depender el futuro de lafuerza ~aClal.Si los indgenas Guaran estn hoy en peligro de extincin y si elser na~IOnal.par~guayo est amenazado, no es una cuesti6n de capacidad desupervl~e.ncla biolgica, Si los indgenas Guaran estn en proceso dedesapa~cl6n no es porque hayan sido o sean una "raza dbil", sino porque estnsucumbiendo ante la invasi6n colonial que, mediante expoliacionesecon~mica~ e ideolog.as d~ dominacin, destruye la ecologa bio-cultural yhace imposible la pervivencia de su modo de ser y de su mismo ser. Lo que mataa los indgenas, no es tanto el crimen yel asesinato directo, sino el modo detrabajar y de vivir que les impone la colonia. Es la relaci6n colonial, la que enfin de cu~nta~ termina con cualquier pueblo. Tambin sabemos que los intentosde colonizacin no terminaron con la independencia de los pases de AmricaLatina; ms an, estamos viviendo en la actualidad una reactivaci6n de losprocesos de colonizaci6n de un pas sobre otros.

    "Existe fundamentalmente una manera pacfica de establecer la hegemonade u": pas sobre determinada regin: conseguir un ritmo de desarrollo muysupc~lOr al de los pases vecinos. Si esa situacin se mantiene por varios aos,el abismo entre el nivel de la economa del pas desarrollado y los dems sevuelve tan grande que determina, inevitablemente, la dependencia econ6mica.ESlablec~da ella, la economa de los ms atrasados pasa a subsidiar -por laexportacin de la plus vala, por el saqueo de las riquezas naturales y por lasprdidas en el intercambio- la economa del pas ms poderoso

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  • r \econmicamente, aumentando cada vez ms el desnivel. La dependenciaeconmica lleva, a su vez.a la satelizacinpoltica. Los obstculos polticos-como las fronteras=- son gradualmente eliminados. Igualmente los culturales:el modo de pensar y de vivir de los pueblos dominados pasa a ser cada vez msel de los metropolitanos" (Schilling 1973: 46).

    Lo que hay que analizar, llegados a este punto, es si el Paraguay est o noen un proceso de colonizacin y si ste es de tal envergadura que ponga enpeligro su identidad nacional.

    Por esta; razn es alarmante el experimento que se lleva a cabo en el reaestratgiea de la frontera paraguayo-brasilea, porque, aunque localizado demomento. tiene, por su misma naturaleza, efectos expansivos galopantes.

    Veamos con ms detalle.

    Ocupacin de tierras

    Un laboratorio de extensin colonial

    Latifundistas, compaas colonizadoras y numerosos particularesbrasileos han adquirido tierras en proporciones significativas en una extensafaja que se adcntra unos 100 kms., en territorio paraguayo. En muchsimoscasos estas tierras estn situadas sobre la misma frontera.

    En los departamentos del Alto Paran, Amambay y Caaguaz, regionesfronterizas con el Brasil, funciona en la actualidad lo que yo designara comoun laboratorio geopoltico en el que se estn experimentando mecanismos deimplantacin de un sistema colonial, que pueda llegar a constituirse en modelo.

    Curiosamente estos tres departamentos de la regin oriental del Paraguaypresentan una larga tradicin de coloniaje. Durante las centurias de la coloniaespaf'ola y hasta la guerra del 70 esas vastas regiones eran paraguayas ms pordesignacin nominal que por ocupacin real; despus de la guerra del 70, losduef'os del territorio, con sus inmensos montes y yerbales, eran unas pocascompaas extranjeras que implantaron un rgimen feudal de un Estado dentrodel Estado.

    En el af'o 1972 se estimaba que la poblacin brasilea diseminada a lo largode la frontera era de 30.000 personas (Braido 1972: 25-30). Estas cifras hanaumentado considerablemente despus.

    1. - Ocupacin fsica de tierras.2. - Imposicin de un determinado tipo de economa.3. - Marginacin creciente de la poblacin paraguaya.4. - Neutralizacin poltica de las fuerzas nacionales a cargo de lites ap-

    tridas.5. - Asimilacin cultural.

    Esta ocupacin fsica de las tierras, en muchos casos, no ha significado unaexpulsin de pobladores paraguayos, simplemente porque stos no habanllegado a ocupar todava la regin. Su sentido es otro: es la aparicin de unfenmeno que llamara de doble ubicacin. Tierras ubicadas en el Paraguay sonubicadas, por su orientacin econmica y cultural, como prolongacin de unpas vecino. Por qu es alarmante esta ocupacin? Porque le sustrae alParaguay las bases mismas de su riqueza potencial y de su afirmacin poltica.La ocupacin de estas tierras se da bajo dos modalidades fundamentales: ellatifundio y la colonizacin privada, que se complementan mutuamente.Mientras el latifundio rechaza a la poblacin y slo emplea un pequeo nmerode gente, humanamente indefinida, para la rpida extraccin de recursosnaturales y el mantenimiento de nuevas economas ganaderas; la colonizacinprivada, por su densidad de poblacin relativamente elevada, introduce prolon-gadamente y de una manera compacta y excluyente, un modo de pensar, de viviry de ser, que es el propio del pas de origen.

    La nueva colonizacin presenta un conjunto de acciones que yocaracterizara de este modo:

    Como parntesis quiero hacer notar que el encadenamiento y concomitan-cia de estas acciones configura el cuadro tpico del etnocidio de las sociedadesy pueblos indgenas.

    Son fundamentalmente las mismas acciones que han estado "acarreando alas poblaciones indgenas condiciones cada vez ms precarias de supervivenciabiolgica y de existencia como etnias autnomas" (Ribeiro 1971: 343).

    Este es el esquema que la sociedad nacional aplic a los indgenas. Este esel esquema que otra nacin aplica ahora al Paraguay.

    Un determinado tipo de economa

    Las formas de economa implantadas en las tierras ocupadas, sobre todo siestas tierras son montes con considerable riqueza forestal suele ser sta:primero extraccin y explotacin de los recursos naturales, rpida e indiscri-uuuadamcutc; despus, la conversin de las tierras en pastura s para el ganado

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  • y en plantaciones agrcolas. En todos estos casos se da un rechazo de lapoblaci6n aut6ctona, que s610 ser admitida como poblacin perifrica ymarginal, con graves efectos socio-culturales, como veremos enseguida.

    De la Gran Guerra del 70 el Paraguay sala angustiadamente condicionado.Los modelos econmicos, supuestamente "modernos", que le impusieron y quea pesar de tmidos intentos de reforma agraria siguen vigentes hasta ahora, sonmodelos de economa extractiva y de economa pastoril-ganadera. El Paraguayera tomado por las empresas explotadoras como una "mina", de-la cual seextraen las riquezas forestales, y un criadero de ganado. La economa agrcola,que a veces se ha considerado como fundamental y primordial en el paraguayno tiene sino un sentido complementario y secundario que tiende a mantener alcampesino dentro de un rgimen de dependencia semi-feudal.

    La economia predominante en el Paraguay es la llamada "economa desifn" o de bombeo, que desde el exterior chupa los recursos del interior. Enestas economas de estructura imperialista la participacin del campesino o delpe6n no slo es dependiente, sino totalmente perjudicial y desventajosa para smismo.

    Estas economas, la extractiva y la ganadera, requieren, para conservarse,una bien dosificada reparticin del territorio en latifundios y minifundios -losuficientemente grandes los unos y 10 suficientemente pequeos los otros-que mantienen y aseguran la conservacin del desequilibrio: toda la fuerza deun lado y la sumisi6n del otro.

    Estudios de carcter hist6rico y censal (Bentez Gonzlez 1964, Pastore1972, Zrate 1973) muestran que la relaci6n latifundio-minifundio ha marcadosustancialmenteal Paraguay que saliera de la Guerra del 70. Como anotaManuel Bentez G., en su trabajo, el rgimen de tenencia de las tierras es unamuestra de "la estructura feudal de nuestras actividades agropecuarias. El87.7% de las tierras agropecuarias censadas en 1956 con una superficie de14.733.600 hectreas corresponden a 1.1% de las explotaciones. Es el latifun-dio de nuestros pequeos grandes seores feudales en plena era atmica".

    Esta estructura econmica no slo tuvo vigencia hasta ahora, sino que ahoraprecisamente ha sido reactivada con verdadera agresividad de bandeirante. ElBrasil est aplicando con gran efectividad y con gran espectacularidad sumodelo de desarrollo, que logra grandes incrementos de su capital, pero a costasde desniveles y desequilibrios sociales y humanos cada vez mayores. Y en laszonas fronterizas con el Paraguay est logrando el desnivel econmico, pasoprevio a la colonizacin ms absoluta en el orden econmico, poltico y cultural.

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    No es del caso insistir aqu en el carcter antisocial de estos modelosecon6micos ni en el saqueo de recursos, en algunos casos no renovables, enfavor de las empresas capitalistas dependientes de intereses forneos.

    Lo importante es mir~r crticamente cules son los efectos especficos deestas coerocl~~es econmicas sobre la poblacin nacional. Es en este puntodonde ~asIm~lItud con el proceso de conquista y de invasin que han sufrido laspoblaciones indgenas, tiene una relevancia significativa.

    Los exiliados

    "La eco~ma ;extractiva impone la disolucin de los grupos tribales msdensos y su dispersin porlos bosques mediante el empleo de los hombres comoobreros ... La economa pastoril acta ante el indio movida por la necesidad deli~pi~ los campos de sus ocupantes humanos para entregarlos al ganado ..."(RibelfO 1971: 337-38).

    . El indgena dispersado, desalojado y definitivamente expulsado de sustle:ras no podr sobrevivir como individuo social y a veces ni siquieraffsicamente. Desde ese momento el indio comenz su largo camino deproetarzacon, de marginacin degradante y de muerte. Como expres alprincipio, la causa de esta situacin y de este proceso no es la debilidad racialo cultural de pueblo autctono, sino la relacin colortial en la que se encuentraacorralado.

    .Que ~l pueblo paraguayo est viviendo actualmente de una manera gravela dispersin y un proceso poltico y econmico que lo expulsa literalmente delpas, no lo podr negar quien considere las abultadas cifras de la emigracin.Las razones de esa emigracin son ciertamente complejas. A mi modo de ver,ms que .la razn ~ltica, es el tipo de economa que cierta burguesa nacionaly el capital extranjero han elegido para el Paraguay, el factor que causa eldespoblamiento del Paraguay. Para estas economas el ocupante humano es unest?rbo; son ~conomas que desarraigan al hombre y despus lo expelen comor~slduo margnal, qu~ ~endr que ir a buscar bajo otros cielos los elementos paraSimplemente sobrevivr, Para estas economas, la extractiva y la ganadera, el~lemen.to humano carece casi en absoluto de significaci6n productiva. En unaLI~r~asin hombres, el paraguayo es un hombre sin tierra. No puede continuarvlvl~ndo c.nla tierra que lo vio nacer y ya no tiene la seguridad de que sus hijosseguirn SIendo paraguayos (Bcntcz Gonzlez 1964: 60). .

    Al camjn~ del ~xodo, se suma la baja natalidad y el intento por introducircllllpa'ias annatalistas, cuyo efecto global tiene el carcter de un verdaderol'.cllocid io.

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  • Hay quien afirma alegremente que el paraguayo, f~era del pas, siguesiendo paraguayo y hasta adquiere una cierta con~lencla de su autonomacultural y poltica que espera la vuelta al sucio patno. para afirmarse y hastaprovocar el cambio. Sin embargo, un estudio sobre migrantes paraguayos enMisiones de Argentina obliga a conclusiones que "contrastan c~n los est~reo-tipos habitualmente sostenidos en el pas, en el sentido de que exrste una ~!ertainmutablidad y privilegiada pcrsixtcncra de pautas y valores paraguayos . Enrealidad lo que se nota es "UII paulatino deterioro en ~ste arraigo a las p~uta~originales y una marcada apertura a los esquema SOCIOculturales argentmos(Fogel ]973: 193).

    No poda ser de otro modo. El parag~ayo sale d~l pas e~ c?nd~cionesculturales y econmicas que le orientan hacia la a?~ptacl~n y la asimilacin conuna sociedad que para l presenta ms prestIg~o y oe la cua~ dependereconmicamente durante muchos aos consecutivos. Como el ndgena, elparaguayo fuera de su ecologa cul tural no podr hac~r eclosionar ~asformas ylos valores de su autonoma; a lo ms mantendr pasivamente y fijamente unaherencia de tradiciones nostlgicas.

    El camino del exilio es un camino sin retorno, porque nunca ms seencuentra a la patria en el mismo lugar donde se la dej. Y el exiliado acaba porexiliarse de s mismo.

    La dimensin tribal

    Desde aquel encuentro con los conquistadores invasores la etnia guarm: ~asufrido repetidas y sucesivas reducciones demogrficas hasta consntuirminoras tnicas insignificantes. La reduccin demogrfica llega a un puntocrtico, cuando su volumen es tan diminuto que ya no puede s~stentar u~aautonoma social ni poltica ni una razn de ser cultural. Toda nacin ~ecesltaun ncleo poblacional suficientemente significativo para dars~ a ~misma unmodo de ser y un sistema social y cultural diferenciado que lo justifique en suautonoma y en su proyecto histrico.

    Por otra parte no hay una cifra absoluta ni una ma~tud mnima p.araconstituir una nacin independiente. La magnitud de poblacI.n est en ~nclnde la proporcin de las poblaciones confrontadas. Las minorfas tmcas .nodependen del nmero absoluto de sus .miembros si!l0 ~s bien de la proporcindesequilibrada con las otras poblaCIOnes que histncamente se .le .opon~n.Tambien hay que recordar que la proporcin no es solamente cuanttativa, sinocualitativa.

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    Las consecuencias de estas reflexiones para el caso paraguayo seran lassiguientes. Frente a la poblacin brasilea, incrernentada por una ideologaexpansionista y una poltica ampliamente natalista, la poblacin paraguayatiene el peligro de ser considerada como una microetnia, que cabra fcilmenteen un barrio de San Pablo. La proporcin de indgenas paraguayos frente a lasociedad nacional paraguaya es comparable a la proporcin de paraguayosfrente al Brasil. Si saco a relucir esta proporcin paraguayo-brasilea y no laproporcin paraguayo-argentina, no es solamente porque la poblacin delBrasil es mayor en nmero, sino muy principalmente porque la relacincualitativa del Brasil y de la Argentina con respecto al Paraguay es muydiferente.

    El Paraguay presenta un volumen poblacional bajo, todava agravado poruna natalidad muy moderada y por el xodo migratorio, pero sus cifras no sonabsolutamente criticas para su autonoma poltica y cultural. El peligro est enque otras naciones desarrollen con respecto al Paraguay, intenciones asirni-lacionistas, programas contraculturales, dependencias econmicas y hastaperjuicios raciales. En otras palabras, el peligro est en que traten al Paraguaycomo las sociedades nacionales han tratado y tratan a los grupos indgenas. Lagran amenaza para el Paraguay est en que se le quiera reducir cuantita-tivamente y cualitativameruc a dimensiones tribales, aplicndole aquellas cate-goras coloniales que en gran parte liquidaron a los pueblos autctono s 'deAmrica. Los hombres de Amrica, antes de la invasin colonial, no eranindios; fueron llamados indios y fueron convertidos en indios por el sistemacolonial. "La categora de indio denota la condicin de colonizado y hacereferencia necesaria a la relacin colonial" (Bonfil Batalla 1972: 110).

    Los imperios coloniales no consienten tener frente a s a personas ni apueblos y necesitan rebajarlos a la categora de indio, o sea colonizado, y detribu. o sea grupo disgregado. en el sentido peyorativo de la palabra. "Estdentro de las necesidades del orden colonial el impedir una cohesin crecientedentro del sector colonizado" (lbd.: 115).

    La implantacin del sistema colonial no sera completa, o por lo menos seraexcesivamente lenta, si a la ocupacin de tierras, a la explotacin econmica yreduccin poblacional, no se aadiera el dominio poltico y la alienacinideolgica. .

    Neutralizacin poltica

    Un factor importante para la neutralizacin poltica suelen ser las litesaptridas con poder econmico y que se pretenden ideolgicamente neutras.!-:stas litcs estn constituidas por grupos extranjeros, compaas multinacio-nalcx y grandes hacendados, y el grupo nacional de una clase adinerada,".l"IlC ralmcurc de nuevos ricos.

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  • La asimilacin cultural

    Los procesos de asimilacin cultural tienen an hoy plena vigencia. Hayinstituciones indigcnistas, por ejemplo, que proclaman abiertamente estasintenciones asimilacionistas (l).

    La teora y la prctica de la asimilacin est basada sobre una falacia y tienecomo efecto una situacin exactamente contraria a la tericamente proclamada.La falacia consiste en suponer que el modo de ser y la cultura del colonizadores en todo superior -en tecnologa, en organizacin social y poltica, enexpresin cultural, en desarrollo econmico, tal vez en vida religiosa-o Todolo que est fuera de esa "civilizacin" es "barbarie", de tal suerte que elcolonizador siente como un deber el imponer el paso de la barbarie a lacivilizacin y perseguir aun con la guerra a quien se resiste al cambio. El efectode la asimilacin cultural es en realidad la aparicin de una masa de individuos,que una vez perdidas las condiciones de autonoma territorial y econmica,pasan a engrosar las filas de los marginados, sin cohesin interna, incapaces decoruinuarse en un destino histrico propio y diferente, es decir, en un sernacional. Estas masas marginadas se encuentran como en un punto cero, en elque tienen que reaprender, pero ahora en condiciones sumamente des-ventajosas, el nuevo modo de' ser que se les propone.

    Los indicios de proyectos de asimilacin cultural, como complemento delciclo de re-colonizacin del Paraguay, sobre todo en la zona fronteriza con elBrasil, pero tambin a nivel nacional, son serios y deben ser estudiados yseguidos de cerca. A mi parecer, los ms significativos y amenazantes son lossiguientes: la proliferacin creciente y marginacin de la poblacin paraguayadependiente de los nuevos colonos; la extensin de la lengua portuguesa entierra paraguaya; la asistencia de nios paraguayos a escuelas del otro lado dela frontera; la circulacin del cruzeiro como unidad monetaria en el Paraguay,fenmeno de signo, no slo econmico, sino socio-cultural; la aceptacin tcitade los modelos y valores externos; la casi total ausencia de centros decreatividad cultural en la zona que puedan oponer normas culturales reflexiva-mente definidas yjustificadas. Estas situaciones que creo configuran realmenteun cuadro de asimilacin cultural, deben ser tratadas e investigadas en sualcance real de un modo ms exhaustivo que lo que permiten estas lneas. Msan, pienso que una investigacin a fondo del proceso de asimilacin cultural,que sufre el Paraguay, sera de hecho un medio de afirmacin cultural, mientrasque la timidez y desgana en enfrentar cricamcnte el proceso es desde ya elsigno de una asimilacin iniciada.

    Las similitudes que he credo poder sealar entre el proceso de las etniasindgenas y el proceso paraguayo no constituyen equivalencias que deban ser

    Orientadas hacia rpidas ganancias econmicas, estas lites propugnan la", libertad de empresa y comercio; fuertes en la superioridad que les da una

    tecnologa ms avanzada y su poder econmico, consideran su derecho traer la"civilizacin" y el "progreso". Lo importante es hacer notar aqu que fueron lasmismas ideologas de civilizacin y de progreso, lo cual ahora se llama desarro-llo, lo que justific el dominio sobre los indgenas, a veces mediante los mis-mos caciques indgenas, ganados y atrados por las ventajas inmediatas queofreca el estar del lado del conquistador.

    Los caciques de entonces y los de ahora (llmense funcionarios pblicos,jefes de partido poltico, comerciantes, contrabandistas e incluso expertos endesarrollo) han encontrado en un supuesto sano realismo, la excusa para laentrega. Estas lites suponen que ya somos muy dbiles para exigir con-diciones al "desarrollo", que es saqueo de recursos naturales y explotacin demano de obra barata. Tal compaa extranjera del Alto Paran retuvo en susmanos la supuesta industrializacin de la zona y despus de extraer durante unsiglo los recursos naturales, est liquidando ahora las tierras a firmas brasi-leas, como mejor postor que son.

    Estas litcs burguesas a pesar de su palabrera nacionalista han declinadosus responsabilidades al pueblo en momentos de sacrificio, como durante laguerra del Chaco, pero no dudan en entregarse a los negocios de inmediatoprovecho personal. Creo que se puede aplicartambin al Paraguay lo que Wolfy Hansen dicen del rol de las burguesas de Amrica Latina: "El hecho centraly determinante de la historia de Amrica Latina ha sido la incapacidad de laburguesa para llevar a cabo su tarea de transformacin de la economa ... Laintervencin metropolitana ha provocado progresivamente una disminucindel poder de tentado por las litcs latinoamericanas en sus propios dominios yun divorcio entre las masas y las litcs" (Wolf y Hansen 1972: 329. 351).

    Lo grave del caso es que estas lites burguesas, como los caciques ymandarines, son potenciadas con una representacin cultural y econmica quelas colocan dentro de la esfera del dominador en contra de las masas de su propiopas. Estas lites, desarraigadas del pueblo, no tienen ms patria que susprivilegios, patria de fronteras mviles segn la subordinacin dictada por elamo de turno. Slo la comparacin entre la descstructuracin provocada por loscaciques en sus propios grupos indgenas y las burguesas nacionales, seraobjeto de un estudio ms detallado, sobre el cual he de volver un da.

    El crculo de la dominacin colonial no est cerrado mientras no se llega ala asimilacin cultural, mediante la cual el colonizado acepta su condicindominada, adoptando los puntos de vista del colonizador.

    (1) Vase en AUC Color, 15 de marzo 1973. las declaraciones que haca el Ministerio deJ)efCJl~II. del cual depende el Departamento de Asuntos Indgenas. acerca del problema de losilldios (JuIIYllk: "Estamos por la asimilacin a nuestras costumbres".

    66 67

  • tomadas al pie de la letra. El Paraguay con su historia y con su constitucin denacin independiente latinoamericana, presenta factores que rebasan el modode ser de una etnia autoctona, y puede ser capaz de desplegar un dinamismohistrico que los grupos indgenas perdieron en gran parte. De todos modos, lassimilitudes establecidas en ambos procesos no pueden dejar de incitar a unaseria reflexin a quien est preocupado por el futuro del Paraguay.

    El Paraguay que ha sabido mostrar su voluntad de ser nacin en los tiemposde guerra tendr, a mi parecer, que afrontar en un prximo futuro las amenazasde conquista en estos tiempos de paz.

    UNA NACION, DOS CULTURASAccin 25, junio 1975: 17-22. Asuncin.

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    "El Paraguay es tal vez la primera nacin en el hemisferio occidental queevidenci una conciencia colectiva nacional", ha podido escribir recientementeun especialista de la historia paraguaya, el norteamericano John Hoyt Williams(1974: 173). "Fue el nacionalismo --es su conclusin- el que hizo de estaprovincia la primera repblica verdaderamente independiente del contincnrc.Icdio crecimiento, unidad y fuerza -e hizo tambin posible, quizs probable, laguerra que casi destruy la nacin".

    'BONFIL BATALLA, Guillermo

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    68 69

  • ccolgica-, con una continuidad histrica -trad icin, hbitos, hech~s ocurri-dos, cosas hechas- y con un destino comn sentido como tal. La nacin es unandva, que se define frente a los otros como un orva.

    adems de presentar de hecho una seleccin arbitraria de los resultadosculturales, poco sirve para analizar la relacin nacin-cultura, las contra-dicciones que han podido surgir y de hecho han surgido repetidamente en elParaguay entre nacin y cultura y mucho menos sirve, al desconocer el procesode lo que ha sido la cultura en la nacin, para que se pueda proyectar la luchapor una cultura nacional que no es sino la misma lucha por la nacin,La cultura es la realizacin de un modo de ser propio por miembros de una

    comunidad histrica, Este modo de xcr que es tuud.uucntalmcntc modo dehacer y modo de pensar, Sl'I'xplici!;1 (~II!mlllas de expresin que, son formas deentender y dc cllll'lIdnSl' en l'IllIlIIH\Ol' mxuumcntox para trabajar este mundo

    Il'llj',II;I..utr. si~;ll'IlIaS()l"lal. n-l ij',ilI. cultura material-o La cultura .eomo11111

  • sistema colonial vino a instaurar y que mantiene hasta hoy. Si el Paraguay noentiende su proceso colonial, est en peligro de volver a ser colonizado siemprede nuevo.

    A modo de ejemplo se puede citar el caso del Departamento del Amambaydonde tanto los paraguayos como los indgenas de la regin estn en unasituacin de neocolonialismo brasileo. Ahora bien, mientras la sociedadparaguaya como grupo social-hay excepciones, claro est- est desprovistade las armas ideolgicas y culturales para entender el proceso envolvente ypoder resistirlo en condiciones reales, las comunidades indgenas no estn dehecho tan expuestas a la invasin y asimilacin colonialista, cutre otras razonesporque su historia interna y su nacionalidad, desde hace ahora ya varios siglos"entendi" la colonia y se dio a sf misma la cultura y la ideologa mftica aptapara resistir y no ser asimilado fcilmente. Por paradjico que parezca, en elcaso no del todo improbable en que la regin se brasilerice todava ms, losindfgenas sern quienes constituirn en la zona los ltimos reductos de laparaguayidad.

    Pensar la cultura nacional paraguaya en trminos de colonia no slo no esabsurdo, sino muy pertinente, porque hubo una colonia histricamente dada yporque la dependencia, sobre todo econmica y cultural, es un hecho.

    Decir que la cultura nacional es colonial, significa que encuentran granparte de su inteligibilidad en el conflicto cultural y al mismo tiempo en laparticularidad de este conflicto,

    Civilizacin y barbarie

    Colonia es fundamentalmente la imposicin de un nuevo modo deproduccin que determina una nueva relacin econmica, mediante la cual elexcedente producido por una clase social es apropiado por otra sin que seredistribuya algo realmente equivalente. En este proceso de implantacin ymantenimiento de la colonia se hace intervenir mltiples elementos: conquista,esclavitud, privacin violenta de las tierras y de los medios de produccinpropios, prolctarizacin, cte. y al mismo tiempo, una idcologizacin delproceso que pueda justificar el pillaje y la explotacin. Mecanismos sociales,polticos y culturales son desarrollados para asegurar el nuevo orden de cosas.

    Aqu no vaya considerar todos estos mecanismos en su detalle, sino slolos que se entienden como propiamente culturales.

    Una idcologizacin tpicamente colonial aparece en Facundo deSarmiento, cuando dice que en Amrica Latina "se ven a un mismo tiempo dos

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    civilizaciones distintas en.un mismo sucio: una naciente, que sin conocimientode lo que tiene sobre su cabeza est rcmedando los esfuerzos ingenuos ypopulares de la Edad Media; otra, que sin cuidarse de lo que tiene a sus piesintenta realizar los ltimos resultados de la civilizacion europea. El siglo XIXY el siglo XII viven juntos: cI uno dentro de las ciudades, el otro en lascampaas ... (Se trata) de la lucha entre la civilizacin europea y la barbarieindgena, entre la inteligencia y la materia, lucha imponente en Amrica"(Sarmiento 1967: 51,39).

    No est de ms recordar que Facundo es un libro escrito all por los aos1845 y por quien ser el Presidente de los argentinos durante la guerra de laTriple Alianza (1868-1874), y que vino a morir a Asuncin en 1888.

    Sarmiento, el "progresista", escribi tambin: "El progreso est sofocadoporque no puede haber progreso sin la posesin permanente del suelo, sin laciudad que es la que desenvuelve la capacidad industrial del hombre y lepermite extender sus adquisiciones".

    Que la guerra al Paraguay se hizo dentro de la ideologa del progreso y dela "civilizacin" lo expresaba claramente este texto de El Nacional de BuenosAires: Se cree que nosotros habitantes del Ro de la Plata, podremos cantarhimnos a la libertad mientras all en el fondo de nuestros grandes ros gime unpueblo oprimido a quien no le es permitido pensar, ser libre, mejorar sucondicin y cumplir la ley del progreso que la humanidad est obligada aasumir? No: si queremos salvar nuestras libertades y nuestro porvenir, tenemosel deber de ayudar a salvar al Paraguay, obligando a salvar a sus mandatarios,a entrar en la senda de la civilizacin" (citado por Cardozo 1987: 176).

    Con la excusa de "imponer" la civilizacin a los "brbaros" paraguayos,cualquier guerra era legtima. De hecho, todos sabemos que era el mcr-cantilismo ingls el que se quera introducir para convertir al Paraguay en nuevacolonia comercial.

    Terminada la guerra estas ideas haban triunfado. Jos Segundo Decoud,bajo cuya iniciativa se fund en 1889 la Universidad Nacional de Asuncin,haba asimilado perfectamente esta ideologa "civilizadora", necesariamente.ligada a la cxtranjcrizacin cultural y econmica del pas. En sus Cuestionespolticas y econmicas deca sin ningn empacho: "La fisonoma moral de unpueblo no es tan fcil cambiara ... Era necesario que el elemento extranjeroestuviera en mayor nmero para que pudiera operar el fenmeno de latransformacin (de nuestro pueblo), tradicionalmente indolente por ms que sediga lo contrario ... Son (los hombres de la campaa) muy poco afectos al trabajoy prefieren en su mayor parte la vida haragana y vagabunda ... las mujeres semlrcgaJl regularmente a las faenas agrcolas, mientras que-elhombre duerme

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  • tranquilamente la siesta". La conexin de este problema con el de la educacinaparece clara. cuando se queja de que "no se ha fundado una sola escuela en lacampaa, ni ningn instituto de educacin" (citado por Pastorc 1972: 190,2,69),

    La influencia de las ideas sarmentinianas, y de Sarmiento mismo, en laeducacin paraguaya de la postguerra, es un hecho indiscutible, y hay quelamentar que este fenmeno no se haya estudiado hasta el momento con todassus implicancias sociales y culturales (1).

    Los instrumentos para la implantacin de la civilizacin, que se presenta as misma como la cultura son, entre los principales, stos:

    _ la escuela formal, concebida ante todo como instruccin pblica, queprescinde de la tradicin oral, emplea la es~ritura, acurr:ula contenidosseleccionados y selectivos, bajo una forma peculiar de expresin, y en el casodel Paraguay usa el idioma castellano y proscribe el guaran;

    _ la literatura escrita (valga la redundancia) en libros y diarios, que seconsidera como forma privilegiada de expresin culta; cultura libresca;

    -la burocracia por la escritura;-la adopcin de tecnologa relativamente avanzada, que se compra a altos

    precios, tecnologa vendida por el "civilizador", pero nunca realmentetransferida.

    Paralelamente se considera que la pervivencia de la barbarie viene dada porestos factores que hay que erradicar:

    _ el uso de una lengua no europea; en el caso del Paraguay, el guaran: elanalfabetismo (prescindiendo de si es realmente funcional) y la educacinfamiliar no escolarizada;

    _ las tradiciones populares y las creencias religiosas, clasificadas lasprimeras de simplemente Iolklricas y las segundas de supersticiosas;

    el rclacionamicruo y el compromiso por la palabra social y comn;el uso de tcnicas arcaicas de produccin y el poco incentivo para

    acumular excedentes de produccin para revertirlos en consumo.

    La "civilizacin" considera que lo popular y el pueblo mismo paraguayo noes todava cultura, sino "barbarie". y para que se haga civilizado tiene que estardependiente de quienes le dan esos "grandes bienes de la civilizacin". De

    (1) Algunas indicaciones sobre Sarmiento en el Paraguay aparcccn en ~os Apunt~s deHlstorla Cultu ..rl del Paraguay, de E. Cardozo (Asuncin, 1985: 300-301). Gracias a Sarmientose logra la contratacin de una "experta" nortcamcricana, la maestra Sara Rced y la compra detextos editados en el pas del Norte. Sarmiento asesor estrechamente los planes y reglamcntosde la Supcrintcndencia de Educacin. Eran los aos 1887-88.

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    hecho esta "civilizacin" slo llega cuando la compramos a precios bien caros;el pueblo por su parte, para com prar este simulacro de civilizacin, que ID uchasveces no es ms que una burda imitacin de formas de vida orncas, vende sutrabajo a precios irrisorios y con gran desgaste humano.

    La ideologa de la civilizacin contra la barbarie es el producto del neo-colonialismo econmico al que a su vez justifica y fortifica.

    Basados en este tipo de ideologa, los polticos que dicen propugnar elcambio social y la modernizacin, hasta ahora no han logrado construir unaeconoma popular, independiente ni nacional, sino todo lo contrario.

    Naturalmente en estas condiciones no se puede pensar en una culturanacional.

    Desarrollo y subdesarrollo

    Dentro de la misma lnea histrica, el riesgo de la cultura nacional est enidentificarse con planteamientos oficalcs que proponen e imponen el progresode la nacin en trminos de desarrollo econmico, desarrollo que en suplanificacin concreta no supera la simple explotacin ecolgica y el abuso dereservas naturaJcs.

    Otro de los riesgos consiste en que se siente la necesidad de incorporarnuevas tcnicas, que sin embargo son apenas manejadas, pero no realmentecomprendidas, siempre compradas, nunca aprendidas.

    La bsqueda afanosa de "civilizacin" ha provocado un aumento alarmantede "letrados", no propiamente tcnicos (aunque hay un "letrado de la tcnica"igualmente improductivo).

    Estos "letrados" que son los clsicos parsitos de una nacin, estn alcan-zando en la actualidad un peligroso grado de saturacin. Por ahora viven delexcedente extrado de las reservas naturales y de los prstamos internacionalesque recibe el pas. En estas condiciones se hacen solidarios de las oligarquas,.dependientes a su vez del capital extranjero al que sirven. Separados de losintereses del pueblo, poco les importa una autonoma econmica y menoscultural.

    Dejado el pueblo sin los instrumentos simblicos de su propia intcligi-lululad, porque ya antes ha sido desprovisto de sus fuentes econmicas, el1lit UIO de la cultura nacional se abre sobre el horizonte de dependencias cada vezIlLs acentuadas. En este sentido el proceso de modernizacin, de urbanizacin

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  • reciente vivido en el Paraguay y el nuevo sistema de comercializacin, agravala situacin, ya que lo qu bastaba a la inteligibilidad y modo de ser de unasociedad rural, se convicrtccn anoma en la sociedad sub-urbana y en las nuevasaglomeraciones proletarias.

    Aunque en la actualidad se asiste a una p~onunciada instlUmc~tacintcnica, sobre todo en la instruccin escolar, la nacin parece '!.ucha perd~? los"creadores" de cultura, tanto educadores, como artistas, cscntorcs y polillC?S.Ei fenmeno ocurre en gran parte porque desde la races misma~ ~e la c~loma,la inteligibilidad de la cultura nacional nunca se propuso un anJsI~del sistemaeconmico, y menos se tom en consideracin la cultura material: frente atecnologas importadas y al "desarrollo" neo-colonial, se carece actualm~nte deun trabajo aprovechable de interpretacin cultural. La entrada necesana -.-yadems impuesta- de la tecnificacin, se hace de un. modo excntnco,quedando las matrices de inteligibilidad de la nueva sociedad programadasfuera de la cultura nacional.

    En la actualidad el peligro est en reproducir a nivel desarrollista ~l n:ismoesquema de civilizacin y barbarie, en trminos de desarrollo tecnico yeconmico contra modo de ser paraguayo.

    Si el modo de ser paraguayo no ha producido una tcnica que le es propiani modos de produccin que puedan ser considerados desarrollados dentro dela ideologfa del desarrollismo, el pueblo tendra qu~ ser ~ducado de.sde elhorizonte culLural de las naciones que traen la tecnologa y exigen determinadosmodos de produccin. Este proceso es lo que actualmente est puesto en marchaen el Paraguaya nivel educacional.

    En este contexto puede haber una cultura nacional?

    Si se mantiene la dicotoma civilizacin-barbarie, o su versin modernadesarrollo-subdesarrollo, la cultura nacional no es posible, ya qu~ no se puedeidentificar ninguna de las dos culturas como la naciona~. De este Impasse creoque no ha salido de momento ninguna discusin ten~a sobre el tema. Porsuerte a nivel de realizacin y energa cultural, la nacin y algunos de sushomb;es han producido cultura nacional. Son, por cj.emplo, aquella~ obra~ quehan captado el conflicto del proceso paraguayo, haCle~do.del conOlct.o m~smola matriz de unidad. Dado que el nacionalismo es rncsuzajc y es concle.n~Ia deidentidad amenazada -y en este punto estoy con la posicin del Dr. Williarns,citado aneriormcmc->, la eliminacin de uno de estos elementos de lucha esun atentado contra la conciencia y la cultura nacional.

    Como se ve, no se propone aqu una cultura nacional ~omo modcl~, sea stao aqulla, sino un proyecto histrico. El peligro no consiste en tener invasores

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    en casa o en estar explotados por un sistema econmico neo-colonial, sino enno entenderse como tal, y creer que el sistema cultural puede ser diferente del~istcma .econmico. A un pueblo explotado econmicamente, se le puede darmstruccon y "civilizacin", pero no cultura nacional,

    A su vez una cultura nacional como modo de ser abierto, popular, conmodos de expresin socializados, incluso orales, aunque de momento estinadaptado a las necesidades actuales de tecnificacin, encuentra siempre lasrespuestas necesarias.

    La oposicin pertinente entonces no es civilizacin-barbarie y el procesono es la progresiva sustitucin de la barbarie por la civilizacin, sino que laafirmacin ms pertinente y fecunda es la afirmacin del pueblo contra las litcseconmicas y polticas no-nacionales.

    Gracias a Dios, el pueblo paraguayo no est del todo "civilizado" ni dc1todo"desarrollado" y por lo tanto puede todava ser paraguayo. Hay en el puebloparaguayo, recursos del pasado que son energa para el futuro. Los intentoscapitalistas para subdesarrollarlo y hacerla del todo dependiente todava no hansuprimido al pueblo. La cultura que comprenda este proceso y lo potencie enel pueblo, ser cultura nacional.

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  • PARA UNA HISTORIADE LA MUJERPARAGUAYAAccin 26, agosto 1975: 11-16. Asuncin.

    La mujer guaran se convirti en mujer paraguaya cuando entr en el nue-vo sistema colonial trado por la conquista espaola. Este paso ha sido con-siderado generalmente en el Paraguay como un idilio encantador; fue de hechoun drama terrible. Por lo menos si nos atenemos a los datos que suministran laetnografa y la historia.

    La mujer guaran se incorpor al sistema hispano-paraguayo por la puertade servicio. Historia oscura, historia oscurecida: por ignorancia"; porincons-ciencia?; por mala intencin?

    Mujer guaran

    La mujer, en ninguna comunidad, en ninguna sociedad, es solamente mujer;dicho ms directamente, nunca es slo hembra; hasta cuando cumple la funcinbiolgica de ser madre, lo es ante todo como un ser social; a veces, segn loafirman ciertas culturas, como intermediario de una accin divina que a travsde ella crea un nuevo cuerpo para una nueva alma.

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  • Es por esta razn por la que la mujer es elemento importante en el sistemasocial. Segn la expresin de Lvi-Strauss (1972: 268), "una sociedad esthecha de individuos y de grupos que se comunican entre s... En cualquiersociedad, la comunicacin se opera, al menos, en tres niveles: comunicacin demujeres; comunicacin de bienes y servicios; comunicacin de mensajes".

    Para las fiestas legius2.:': I1.mujer saba mascar la chicha de maz ~inclusoconfeccionaba las grandes ollas de barro que deban contenerla. Tamb~n ahoraes la que prepara la cnicha, aunque ya no hace ollas de barro, sino muyraramente. Con su tacuara marca el ritmo de la danza ritual, acompaando asla voz de las maracas sostenidas en manos de los hombres.

    En una casa guaran hay casi siempre fuego encendido; la mujer lo cuida;est junto a l, asando una raz de mandioca, unas batatas,. unas mazorc~~ demaz, y vigilando la olla. La mujer guaran es "la duea de Junto al fuego ,unfuego, sin embargo, que el hombre obtuvo por frotacin de un palo contra otro.

    Es madre, y madre desde que est embarazada; e~ ese ~e:rlod?, tiene q~~observar un rgimen alimenticio en el que no haya mgredl~ntes pesa~os.Porque debe proteger el alma del nio que se est formando, sle~do ella mismamuy buena, por eso su marido le dice: "No te burles de tus semeJ~ntes; mral~,scon sencillez; recfbelos con hospitalidad, a fin de que nazca un nio ~ermoso .Un estudio ms detallado y completo de la funcin de. la mujer en laorganizacin social y cultural de los guaranes, es el trabajo de Cadogan yMelia: Che retambipe (1971).

    La mujer dentro de la sociedad guaran es educada desde nia para cumplirfunciones especficas que aseguran el buen relacionamiento social, no slo deella misma sino de sus padres y parientes con los que sern sus futuros parientes,su futura suegra, su futuro suegro, sus futuros cuados. De ah deriva, en granparte, la precisin de los trminos con que definen los guaranes el grado y modode parentesco. Una mujer dada y comunicada viene a ser un mensaje entrefamilias y entre comunidades.

    Como aparece en crnicas y grabados antiguos, la mujer es portadora delcesto, recolectora de frutas silvestres y cosechadora de los productos de lachacra. Entre los guarancs las actividades masculinas y femeninas ofrecen uncuadro distintivo de un paralelismo casi total, con pocas superposiciones: lo quepuede y debe hacer una mujerno lo puede ni debe hacer un hombre, y viceversa.

    En grupos guarancs actuales este cuadro tienen todava una vigencia casitotal. La mujer. por ejemplo, planta la chacra, que el hombre prepar; siembramaz, batata, porotos, calabazas, man, algodn; va a buscar agua del arroyo ode la fuente, cocina, prepara la chicha, hace hamacas de fibra de caraguat (perono de tiras de cuero); hila, tie lo hilado, teje; y cuando va de camino con sumarido, lleva ella la carga en un gran cesto que cuelga atado de su frente. Noplanta mandioca pero s la trae de la chacra. conforme se necesita. Con-juntamente con el hombre, prende fuego al rozado, cosecha el maz, recogefrutas silvestres. Una mujer puede ser mdica (y hasta puede ejercer artes demala hechicera) (Mller 1934: 191).

    A ms de uno le parecer que esta imagen de la mujer guar~~ ~azada aques una reconstruccin idlica e ideal, hasta tal punto pesa el prejuicio de que loprimitivo tiene que tener algo de irracional y absurdo. Per~, por qu no seadmite, ya de una vez por todas, que sta es la figura aut~tlca y henno~a, elmodo concreto de ser mujer, que el sistema guaran ha trabajado para sf.mls~odurante siglos, segn sus propias tradiciones y en vistas a. su pervrvenciahistrica y a su evolucin? El lugar que le corresponde, la mujer guaran ya lotiene; nadie se lo quita. nadie tendr que drselo.

    Junto al fuego y madreLlegan los "cuados"

    Frente al espaol que llega a estas tierras que poco a poco sern de-nominadas como Provincia del Paraguay, la mujer guaranf sufre un proc.eso queva ms all de los primeros contactos. Simplificar este proceso, reducir .a unosus distintos momentos y confundir hechos particulares con :~ h.echo S~CIal,eslo que ha llevado a la generalizacin absurda de hablar de alianza hISp~O-guaranf" para caracterizar al proceso todo, cuando a lo ms slo puede refenrsea uno de sus aspectos.

    Iluho ciertamente un primer momento que puede car~cteri~arse como lafase del "cuadazgo". Los espaoles, como indios de otra tnbu.' bI~n podan serobjeto de la comunicacin de mujeres y a trav~ de esta .comUnICaCInentr~r enel sislema guaranf de reciprocidad econmica y alianza contra enenugos

    Esta distincin socializante del modo de ser mujer se da tambin a nivelreligioso y hasta a nivel lingfstico. No son demasiados los datos histricossobre las funciones religiosas de la mujer, pero se la ve bastante ligada a los ritosde la muerte: llora al que va a morir y llora al que ya muri, del que sabe cantar,con sus guahu, las virtudes y excelencias; cuida de las urnas funerarias. Sipodemos tomar datos de la etnografa, bajo el supuesto de que los guaranactuales conservan gran parte del sistema tradicional pre-colonial, se podrafirmar que en aquellos tiempos, cuando se hizo el contacto colonial, la futuramadre era ya considerada como cllugar en cuyo seno la palabra alma tomarasiento--oeapykano--. y en l har morada--ojeasojavo--, tal como tomaasiento en la mente la palabra inspirada que viene de "los de arriba".

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  • potenciales o actuales, indios payaguaes o guaycunes, por ejemplo. Estabadentro del sistema guaran que "el agasajo principal de los caciques a laspersonas de respeto era enviarles una o dos de sus mujeres" (Lozano, citado porCardozo 1959: 64); tambin, que despus de las guerras, si podemos atenemosal testrnonio de Alvar Nez Cabeza de Vaca, era de costumbre ofrecer losindgenas algunas mujeres (Comentarios 132, citado por Cardozo 1959: 64).

    Andrad~ en.1545. Y ~na relacin annima de aquel siglo habla asimismo de lasmuchas ~dlas.que los espa?lcs tienen y "las venden, y juegan y truecan y danen casamiento, habr en la ciudad de Asuncin de 20 y hasta 30 mil indias ques~ contratan por puercos y ganados, y otras cosas menores, de las cuales seslfven,para las labores del campo" (citado por Bruno 1966: 188}. A veces serecurna a u~~ venta larvada, como lo testifica el padre Gonz1ez Paniagua. Loscon:uneros ..hacan venir a palos (a los indios) a trabajar y les tomaron susmujeres e hijas ~?r ~uerza y contra su voluntad, vendindolas, trocndolas porropas y rescates (CItado por Susnik 1965: 12).Las ''piezas'' para el trabajo.

    Este modo de comunicacin de mujeres poda funcionar como modalidadexcepcional y ocasional y mientras los espaoles no eran ms que una nfimaminora dentro de la nacin guaran. lrala y los 400 espaoles de aquel perodopudieron recibir 700 mujeres "de servicio"; y ser considerados "cuados" porparte de los guaranes. Pero como bien observa la Dra. Susnik, "el primerservicio que los guaranes prestaban en son de reciprocidad y de amistad, prontoconvirti se en abuso y opresin" (Susnik 1965:,9).

    Madres de la muerte

    De~,tro de esta situacin, la mujer guaran-paraguaya llego a tenerle odio a~afuncin d~ ser ~adr~; sermadre se haba convertido en aquel mundo colonial,nalga tern?le. MUjeres que .mueren y revientan con las pesadas cargas y a

    otras ,Y sus hIJOSles ha~en servir en sus granjeras y duermen en los campos y.all paren ~ cran .m~dlcos de sabandijas ponzoosas y muchos se ahorcan yotros se dejan mo~~sm com~r y otros toman yerbas venenosas y que hay madresque n:atan a sus hiJOSen panndoles diciendo que lo hacen por librarlos de lostrabajos que ellos padecen ..." (Ordenanzas para el buen gobierno del Ro de laPlata hechas por Hernn Arias de Saavedra, Asuncin, 29 de noviembre de1603. En: Ganda 1939: 347).

    La mujer guaran era dada por sus padres y hermanos como esposa; eratomada como pieza de servicio por los espaoles. Lo dice el mismo lrala, quienordinariamente es presentado como el gran macho-amante de una multitud deindias guaranes, As dice de los carios guaranes "que han dado para el serviciode los cristianos 700 mujeres para que les sirvan en sus casas y en las rozas porel trabajo de las cuales ... se tiene tanta abundancia de ms servicio que no slohay para la gente que all reside, mas para ms de otros tres mil encima"(Relacin de Irala del ao 1541, citado por Susnik 1965: 10).

    Esas mujeres, por no dar vida a la muerte, daban muerte a la vida.

    Frente a. l~ opre.si?~, la mujer ?u~ran-paraguaya tena una respuesta?eses~erada. infanticidios, procedimientos anticonceptivo s mortandadinfantil.; (vase Susnik 1965: 39). '

    En esos momentos la mujer guaran se volva criada, brazo agrcola yprocreadora (Susnik 1965: 10). Siendo considerada la mujer como valorprincipalmente econmico, y no precisamente humano, aunque no negamosque entre algn conquistador y alguna indfgena guaran haya podido nacer uncierto sentimiento amoroso, se llega al caso de que si las mujeres no eran dadaspor los guaranfes, los espaoles las iban a sacar de las aldeas, las quitaban. Eranlas famosas rancheadas, en que se sacaba violentamente a las mujeres del ladode sus.padres, de sus hermanos, de sus maridos ...

    Naturalmente dentro de este contexto no tiene nada de extraordinario queel nue~o colono paragu~yo fuera lle~ado cada vez ms a un callejn sin salida,echando a perder l 1!1Ismo,.sucesivamente, las soluciones parciales de sumodelo ~oclO~econmlco equivocado: primero se haba servido de los brazosde ,~a~uJer,~ de los "cuado.s" entregados "por amistad"; despus, terminadala amistad , tu~? que acudl~' a .ta violencia de la "saca de mujeres", lo que~rovoc la hostilidad de los indios guaranes, quienes en menos de un siglo(1537-1660) se levantaron y se rebelaron contra los nuevos colonos por lom~nos 23 veces (Necker 191.4:78-79; 1983: 21-25); en tercer lugar, eli'minadauna b~cna parte d~ la poblacin guaran,.y sometidos los indios que quedaban,IIII.emLI~cnLe.desmt.egrados y desmoralizados y externamente gravados con~!IS(lP(?lldbl~S trabaJOs, el colono paraguayo se queja ahora de su suerte;politiquea para arrebatarle a otro sus medios de produccin, las mujeres

    La documentacin a este respecto, es abrumadora Y continuada. Poco apoco, Asuncin y sus alrededores, as como las pequesimas ciudades delGuair, se estaban convirtiendo en campo de concentracin de mujeresguaranes humanamente prostituidas. fsicamente violentadas. gimiendo bajoel peso de trabajos forzados. Como un caballo, o como un pedazo de tela, lamujer era una "pieza": una pieza que puede ser comprada, vendida, trocada,jugada junto a una mesa de naipes. "Los espaoles han tomado una malacostumbre en s de vender estas indias unos a otros por rescate", deca un tal

    82 83

  • (Susnik 1965: 21); se lamenta de su pobreza.jatribuyndola a los indios queantes llamaba "cuados", y que ahora tildaba como "incapaces, soberbios, pococodiciosos y haraganes" (cartadcl Cabildo de Asuncin asu Majestad, en 1620,citada por Mora 1973: 179) (vase tambin Susnik 1965: 39).

    Madres e hijas

    Otras consecuencias funestas para la mujer derivadas de este sistemacolonial eran las relaciones incestuosas dentro de las cuales la india guaran sevea inmersa y que sin duda tenan que traumatizar.su espritu. "Es tanta ladesvergenza ... que estamos con las indias arnanccbados que no hay alcorn deMahoma que tal desvergenza permita". Y esta "desvergenza" no slo era lapoligamia (vase Mclia 1988: 110-112), sino que no se respetaba los grados de

    . parentesco que tanto en la sociedad espaola y ms en. la guaran, eranconsiderados inccstuosos: "de deudo en cuarto grado no se hace caso; conhermanas (de la legtima mujer), muchos; con madre e hija, algunos" (citado en.Bruno 1966: 188). Debi llegar a ser esta conducta relativamente frecuente, queya Alvar Nez Cabeza de Vaca en 1542 tuvo que dar ordenanzas en que "seprohbe que nadie tenga en su casa o fuera de ella dos hcrrn anas indias, o madree hija, o primas hermanas por el peligro de las conciencias" (citado por Mora1973: 144) ..

    Esto no era simplemente libertinaje o "desbarajuste moral" comodenuncian algunos, ni "pasin bajo el trpico" como comentan otros con aireindulcruc.-Es explotacin. El valor simblico que una mujer guaran tenadentro de un sistema de parentesco bien estructurado, queda destruido cuandoesta mujer pasa al sistema econmico de venta yde "pieza" para el trabajo.

    El ocaso biolgico

    Para producir una relativa pequea cantidad de mestizos ~ue, eso s,tenan el "honor" de ser tenidos por "espaoles"--'- cuntos hombres guaranes

    . haban muerto sin tener descendencia, y cuntas mujeres haban tenido que vermorir a sus hermanos, enviudara sus madres, dejar solteras a sus hermanas ..

    . Despus de siglos de "mestizaje" y de alianza hispano~guaran, la P?blacin nolograba recuperarse y por supuesto no alcanzaba a Igualar las CIfras de losguaranfcs precoloniales. .

    . .

    . De todo este desgraciado sistema el mayor peso haba cado sobre la mujerguaran, quien habla perdido la dignidad de ser esposa yel gozo de ser madre.

    Haba pueblos de indios donde el porcentaje de matrimonios si? hijos.alcanzaba el 28 %, en otros llegaba al 32 %,mientras las mujeres VIUdas osolteras constituan el 38 % (Susnik 1965: 109 y 101). A veces una madre notena derecho a amamantara su propio hijo porque deba darcl pecho al hijoextrao del encorncndcro. .. Che serviha

    "Por lo que queda dicho de hambres y frfos y por la ordinaria inquietud conque las traen de unaparteaotra, no pueden procrear, y as ~ay ~ocos que tenganhijos y si los tienen selcs mueren presto por no poder c~ar bien a s~s hiJOS,yporque les dana criar al hijo de su amo, y par l dejanmonr al que pari, porquees grande l miedo que la ponen si no crfa bien al de su amo" (Informe delgobemadorMarfn Negrn, citado por Mora 1973: 181).

    Aunque no se tiene una evaluacin fidedigna de cuntos ndos.guaraneshaya habido a la llegada de los espaoles, es indudable que asrstimos en elprimer siglo d contacto a una cada trgica de la poblacin, un verd.adero"ocaso"biolgico y demogrfico, un genocidio de grandes propor~l?nes.Tampoco aqu los documentos falt~. las familias o "chusma~ cuy~, se~lc1o erael ms estimable, en-breve daban Iin a sus naturales generaciones (citado porSusnik 1961: 21). As que uncncomendero tuvierauna india en su casa queprocreara muchos hijos, mereca un premio: a un padre y u~a madre guar

  • LoS hombres guaranfes, aquellos "amigos" de antes, se vean de hechoobligados a vender a hijas, hermanas, y esposas, "por rescate", y para podercomprar su libertad, un hacha de hierro o un vestido. "Abundan los docu-mentos que hablan de que los guaranes "rescataban a sus propias mujeres, hijasy hermanas" (Susnik 1965: 17).

    deseada a la vez como esclava y procreadora; pero explotada, dejaba de sermadre.

    Como ya lo allol Natalicio Gonzlez, "el podero guaran se habaextinguido por este poca (1650) ... Apuntaba ya en la historia la hegemona demestizos y criollos, y las indias velando por el destino de sus hijos, comenzarona repudiar a los de su raza, no deseando procrear sino del amante espaol, parano amamantar siervos" (Gonzlez 1948: 159). Azara incluso apunta la idea deque las indias preferan sexualmente a los conquistadores.

    La gobernacin del Paraguay se debata en U119 crnica pobreza. Una tierraque haba podido alimentar a varias decenas de miles de hombres guaranes consus familias, resultaba ahora "pobre" para sostener a unos miserables pocosconquistadores. La falsa idea que se tuvo de la mujer guaran y las tarasinherentes del sistema colonial se aunaron para conseguir una nueva forma demujer, ms triste, ms sometida, ms cansada; al fin, menos humana .

    La mujer desnuda de antes, estaba ahora vestida, con harapos; de cuidar elfuego de su casa haba pasado a cuidar fuegos extraos; estaba reducida alsilencio. poltico y religioso; sabindose "pieza" tema producir nuevas"piezas" de trabajo. Y su camino de liberacin haba retrocedido; parta ahorade ms lejos.

    Aparte del natural descenso de la poblacin guaranf y la desintegracininterna que estos procedimientos provocaban, la mujer era llevada a un ciertotipo de prostitucin moral, cuyo primer paso era el desprecio que le hacan sentir

    . por s misma y por su gciuc.

    Contra el colonialismoUna de las caractersticas de estos mestizajes coloniales es que son slo de

    "una va". Mientras el dominante se apropiaba las mujeres, los hombresdominados no tenan acceso a las mujeres consideradas "espaolas"; como seve, la dominacin colonial segrega tambin su buena dosis de racismo.

    Para terminar, dos aclaraciones. Excepto lo referente a la mujer guaran quehe investigado ms personalmente, lo dems no tiene nada de original; essimple lectura de textos ya publicados, que sin embargo parece que nunca nosgust leer, y menos hacer leer a otros.

    La otra aclaracin se refiere a la intencin con que se han escrito estas lneas,que por otra parte creo que es clara: no se trata de una tesis anti-espaola, ni anti-paraguaya, pero s decididamente anti-colonial.

    Las mujeres guaran-paraguayas, a 10 largo de la historia, al igual quemujeres de otros pases que firmaron la Declaracin de Mxico, 1975, "hanrecibido un trato desigual ya medida que se haga ms clara la conciencia de estehecho, se convertirn en aliadas naturales de quienes luchan contra toda formade opresin, como la que se practica en el colonialismo, el neocolonialismo ..."

    La destruccin de la mujer provena fundamentalmente del sistemaeconmico al cual se le haba condicionado y sometido. Se estaba iniciando laconceptualizacin de la mujer como "ser-para-el-trabajo", idea que ha quedadoplasmada en la terrible e inhumana expresin con la que todava hoy hombresparaguayos se refieren a su esposa: che serviha.

    .Adems de ser brazo para la chacra, la mujer era abrumada por el trabajo

    de hilar buenas cantidades de algodn, que se le exigan sin descanso. Mancebadel encomendero, y de su hijo, no se libraba de ser la sirvienta personal de lamujer del encomendero. Por esto mismo ordenaba Ramfrez de Velazco (1597)que "las esposas de los encomendcros no podan ir a los pueblos donde sehallaban las encomiendas porque 10 hacan para aprovecharse de las indias yobligar stas a hilar y tejer para ellas y a que se viniesen ellas a la ciudad ysirviesen en sus casas" (citado por Mora 1973: 149).

    Bibliografa

    Ni pensar que el trabajo .de las mujeres haya recibido salario por jornal(vase Susnik 1965: 80). Y como por otra parte, los hombres indios eransacados del pueblo para otros trabajos, al fin gran parte del trabajo, inclusocomunal, recaa sobre las mujeres (Susnik 1965: 138).

    BRUNO, Cayctano1966 Historia dela Iglesia en la Argentina. Volumen Primero (siglo XVI). Buenos

    Aires: Editorial Don Bosco.

    Con todo esto se cerraba el crculo vicioso del sistema colonial: la mujer era

    ('I\I)OGAN, Len y MELIA, B.I()71 "Chc rctambipc. Datos para el estudio de la funcin de la mujer en la

    organizacin social de 105 Guaran", en Ywyra e'ery. Fluye del rbol lapalabra. Asuncin, pgs. 113-12L

    (.I\I\I)( )/.0, Hraim1'1.""1 El Paraguay colonial; las races de la nacionalidad. Asuncin.

    8687

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    MATEOS, Francisco1969 "El primer concilio del Ro de la Plata en Asuncin (1603)", Missionalia

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    MELlA, Bartomeu1973 "Diglosia en el Paraguayo la comunicacin desequilibrada", Suplemento

    Antropolglco, Universidad Catlica, VIII, 1-2: 133-140.

    E~ los diversos pases y en las distintas pocas en que se ha intentadoanunciar el Evangelio de Cristo a los hombres, ha surgido una dificultadconstante: la de anunciar un Evangelio concreto a hombres concretos, como sile resultara difcil a ese Evangelio "tocar tierra".

    1988 El Guaranl conquistado y reducido. Ensayos de etnohistoria. BibliotecaParaguaya de Antropologa, vol. 5, Asuncin: Centro de EstudiosAntropo1gicos de la Universidad Catlica. 2da. edicin

    MULLER, Franz1934 "Beitrage zur Etnographie der Guarari-Indianer im ostlichen Waldgebiet

    von Paraguay", Anthropos XXIX: 177-208.

    Es ste un fenmeno tan general y extendido en el tiempo y en el espacio,que se puede considerar uno de los problemas mayores de la evangelizacin.

    Es ~onc.retlUnente uno de los grandes desafos con que se encuentra la~vangehzacln e? el Parag~ay; una evangelizacin renovada y renovadoratlC~e delante de SI esta cuestin fundamental: cmo concretar el Evangelio deC:nsto en el P.araguay?; cmo hacer un Cristo, no de palabras vacas y de figurasin cuerpo, silla con carne, con rostro, con manos y con voz paraguayos?

    MORA MERIDA, Jos L.1973 Historia Social de Paraguay (1600-1650). Sevilla: Escuela de Estudios

    Hispanoamericanos.

    NECKER, Louis1974 "La raction des lndicns Guarani a la Conqute cspagnole du Paraguay, un

    des facteurs de la colonisation de l' Argentine a la fin du XVIe siecle",Bulletn de la Soclt Suisse des Amricanistes, 38: 71-80.

    La ltima Exhortacin del Papa Pablo VI sobre la evangelizacin delmundo de hoy, dada e18 de diciembre (1975) viene a ser una pedagoga de cmoconcretar la predicacin del Evangelio; y como toda pedagoga, slo tiene

    1983 "La reaccin de los guaranes frente a la conquista espaola del Paraguay:Movimientos de resistencia indgena", Suplemento Antropolgico,Universidad Catlica, XVllI, 1: 7-29. Asuncin. .

    SUSNIK, Branislava1965 El Indio colonial del Paraguay. l. El Guaran Colonial. Asuncin.

    VELAZQUEZ, Rafael E.1972 "La poblacin del Paraguay en 1682", Revista Paraguaya de Sociologa, IX,

    24: 128-148.

    88 89

  • vigencia cuando es practicada de una manera efectiva; el camino es sealadopara ser andado.

    En la evangelizacin hay una bsqueda de lo concreto que como tal necesitael continuo esfuerzo de una paciente metodologa y la energa que slo elEspritu puede dar; las fuerzas por "desconcretar" el Ev~?gc1io y alejarlo de larealidad, son tan poderosas y refinadas que slo el Espritu las puede superar.

    Cmo concretar el Evangelio y alejarlo de las abstracciones, es lo queintentaremos analizar aqu, tomando tres aspectos que nos parecen cruciales: elde la cultura, el del lenguaje y el de la accin; se entiende en el Paraguay.

    1. Cultura paraguaya concreta

    "El hombre que hay evangelizar no es un ser abstracto" (31)*. El homb~eque tiene que ser evangelizado y con~enido es el. hombr~'par~~~ayo; ~s decl,~el hombre de una cultura bien determinada, que llene un aqut y un ahorabien concretos. Qu cosa sea el hombre paraguayo de hoy con toda lacomplejidad de una historia vivida en el drama de dos terribles guerras, e~ lasdivisiones partidarias, en las amenazas de los dspotas, en el.ham?re de lacampaa, en el subcmplco de la ciudad, en la no~tal.gia ~e la em~graCln, en elconsumismo de la burguesa naciente, en la dsrrbucn semi feudal de lastierras, en el sistema de educacin forneo (pa"':no sealar ms 9ue algunoselementos que condicio~an a la soc!edad paraguaya),.es ,~lgo q~e tiene que v~rmuy de cerca con la accin evangehzadora de la Iglesia. El Remo que anunciael Evangelio es vivido por hombres profundamente vmculados a una cultura,y la construccin del Reino no puede menos de tomar los elementos de lacultura" (20).

    La ruptura

    Ahora bien, en el Paraguay, como en muchos otros pases de la catolicidad,"la ruptura entre Evangelio y cultura es sin duda alguna el drama de nuestrotiempo, como lo fue en otras pocas" (20).

    Si esto es as, cabe preguntarse dnde y cmo se origina esta ruptura ..Enrealidad los factores que provocan esta dramtica situacin parecen ser vanos,pero sea tal vez el primero el desconocimiento. La cultura sera poco y mal

    * Los nmeros entre parntesis remiten a la Exhortacin del Papa Pablo VI Evangeliinuntiandl, la evangelizacin del mundo de hoy, segn la edicin publicada en "Cuadernos deACCION". N9 2.

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    conocida por la Iglesia, y'consecuentemente poco y mal integrada en una accinevangelizadora concreta.

    Hay que admitir que la realidad cultural del pas no es fcil de conocer, dadala situacin di -cultural dentro de la cual se ha formado y pervive el modo de serparaguayo, y no son muchos los estudios que hayan abordado el tema. Elestudio y el anlisis de la cultura nacional no presenta una tradicin suficien-temente amplia ni firme, si nos atenemos a la produccin bibliogrfica exis-tente. No deja de ser significativo que la nica sntesis moderna sobre la nacinparaguaya ha sido elaborada en una universidad norteamericana para utilidadde su Departamento de Estado y est -por supuesto- en ingls (a).

    Hay como una dimisin de parte de los intelectuales de hoy, sean de latendencia ideolgica que sean, por pensar, analizar y expresar la cultura delParaguay, lo que se traduce objetivamente en la poca produccin literaria alrespecto; pareciera que esta tarea se considera desprovista de importancia y deincidencia en la marcha de la nacin. Ni la Universidad ni el Ministerio deEducacin y Culto, que tienen funciones rectoras en la proyeccin cultural dela nacin, muestran slidas bases culturales propiamente paraguayas.

    Dentro de este contexto, las deficiencias y las fallas en el conocimiento dela cultura del pas que sufre la Iglesia, son correlativas. Para excusa se puedehacer notar que la dependencia cultural del Paraguay --de la cual el descono-cimiento es una consecuencia y una causa- no se genera fundamentalmente enla Iglesia, sino precisamente en otros focos, como son los medios decomunicacin social que a su vez reflejan situaciones de hecho, dominadas porla dependencia econmica y el mimetismo socio-cultural que las llamadaslites medias -burcratas y comerciantes, sobre todo- estn asimilando yllevando a la prctica rpidamente. Desgraciadamente la Iglesia no slo nopuede enfrentar crfticamcnte estas situaciones, y contrarrestarlas, sino que engran medida se ve envuelta por ellas y por sus ideologas implcitas.

    a) Weil, Thomas y otros: Area Handbook for Paraguay. Washington, D,C.: The AmericanUniversity (Foreign Area Studies), 1972,316 pp. Lo que define al Paraguay -segn ellos-aparece claramente resumido en el "Prefacio "(pg. V): "En 1971 la Repblica del Paraguay, quese distingue por su poblacin homognea, una historia marcial, sus gobiernos fuertementecenlr:llizados y el patriotismo de su pueblo, estaba gobernado por un presidente potente con el"'''p"ldo de los militares. El gobierno, mediante la asistencia econmica y tcnica del exterior,,':;1"l." inu-ntando poner-en marcha la explotacin de los recursos naturales y desarrollar industrias'1'''' plJedall reducir la dependencia de las importaciones. El pas gozaba de relaciones gene-,,,IIIH"'II,,""lIslosas con los otros pases latinoamericanos y segua una poltica de apoyo a las"'" "IOH"'.d,' Occidente en las disputas con el bloque de los gobiernos comunistas". Lo ms1'.",., .d '1",. S" li"II

  • La ausencia efecto, en la Iglesia paraguaya son muchos los "evangclizadores" (sobre Lodoreligiosos) que provienen de otros pases y que en el Paraguay no tienen "nipadre ni madre ni parentela", lo cual, si bien da una cierta libertad de accin,limita grandemente el poder tener un acceso desde dentro hacia el modo de serdel paraguayo, sobre todo a aquellas pautas que son ms espontneas y menosformalizadas, y que por lo tanto no son fciles de ser aprendidas segn normasprecisas. Toda cultura se aprende, y quien no hace el aprendizaje de este modocultural, est perpetuamente fuera de l; no se puede pensar en automatismosy en efectos producidos por slo la estada de muchos aos.

    Tambin en la Iglesia del Paraguay falta una tradicin de pensamiento yanlisis cultural; la Iglesia necesita conocer ms y mejor al pueblo paragua~o,no slo en su cultura general, sino incluso en su especificidad. de pueblo ca~hcocon una historia y modo de ser religioso que le son propios. La Iglesia delParaguay no tiene una historia escrita, no ya crtica, pero ni siquiera bsica, desu presencia y accin en el Paraguay. El estudio ms amplio, e~ este ca~po, serefiere a un aspecto particular: el de sus relaciones con los partidos POlItICOS,yes presentada en francs por un francs (b).

    Con una cierta hiprbole hemos comentado ms de una vez que existen msy mejores estudios sobre la cultura, los cambios sociales y ~l sistema rcligi~sode varias tribus indgenas del Paraguay que sobre la SOCIedadparaguaya, Yconcretamente la Iglesia paraguaya no tiene un conocimiento estructurado,bien analizado, de la religin vivida por el catlico paraguayo.

    Estos fallos que estamos sealando no son, gracias a Dios, a~solut~s. Hahabido por parte de hombres de la Iglesia paraguaya, una profunda insercin enel pueblo, lo cual supone que a su vez han vivido CO? este pueb!o, lo hancomprendido y conocido. Hay documentos de la Igles~a q~e atestiguan estainsercin. En las cartas pastorales de Monseor Juan Smfonano Bogan~ hayuna historia y una antropologa religiosa del hombre paraguayo qu~ se e~tlCndesobre ms de medio siglo. Las cartas pastorales de la Conferencia EpiscopalParaguaya han abordado temas y presentado anlisis que son elementos muyserios y vlidos para la comprensin de la cultura y del hombre del Paraguay.El equipo de planificacin pastoral ha producid~ un docu~ento, que au~queprovisorio, hace un diagnstico de la realidad naclO~al, suficientemente cnucoy claro, como para poder situar la misin de la Iglesia paraguaya ~entro de unadimensin bien concreta. Algunos obispos particulares han sabido presentarcuadros de la realidad humana de su territorio -y pienso concretamente en lacarta pastoral que ha escrito ltimamente el obispo d~l ~haco sobre elbautismo- que constituyen aportes valiosos para el conocirrucnto cultural deuna regin determinada.

    Por esta razn, repetidas veces, a nivel de Conferencia Episcopal se hamanifestado la preocupacin por "inculturar" a los agentes de pastoral de origenextranjero mediante cursos, y mejor, si es posible, a travs de experiencias decampo; "inculturacin que debe extenderse al personal paraguayo que porhaber permanecido largo tiempo en el extranjero -o en situacin de"extranjera", diramos nosotros-, hayan perdido el necesario arraigo ennuestra cultura".

    Expertos en paraguayidad

    Concretar una poltica de estudio y anlisis de la cultura nacional, no es parala Iglesia del Paraguay un ejercicio ms o menos gratuito y de adorno yprestigio, sino una base necesaria para cumplir a fondo su misin. Es verdad queel Evangelio no se identifica con cultura y la evangelizacin no es una simpleaccin cultural, pero tambin es verdad que una evangelizacin que se pretendehacer al margen de una cultura, de una vida y de hombres concretos es undesprecio del hombre que en su historia y en su cultura se realiza personalmente,y fuera de ella es poco ms que nada.

    La Ig1csia del Paraguay necesita conocer al Paraguay; y no se diga que estocae fuera del campo especfico de la Iglesia. As como la Iglesia, segn frasefeliz de Pablo VI, debe ser, y es, "experta en humanidad", la Iglesia delParaguay debe ser "experta en paraguayidad".

    La extranjera

    Aparte de la falta de tradicin en el anlisis cultural y la dist?rsinideolgica, que tambin afecta a la Iglesia, como veremos, se da ta~bIn ~nelemento de forancidad que impide un anlisis de la cultura en profundidad. t.n

    (b) Chartrain, F.: l."Eglise ea les paros dans 1a ,v,le polltique ~~ Paragu,ay, depusI'Indpendaace, Thse pour le doctorat en science politique. Universit de Paris i... 1972(rnimeogr.),

    La Iglesia no slo necesita estos conocimientos para su propia accin, sinoque en la situacin actual del Paraguay nos parece que la Iglesia est llamadaa cumplir una funcin subsidiaria dentro de la sociedad proporcionndolcmodelos de la realidad nacional que permitan tener un conocimiento del pas yde su situacin histrica menos ideologizado y ms objetivo. Los problemasque tiene planteados la antropologa, la sociologa y la pedagoga en el"araguay no son simplemente cuantitativos (falta de personal y recursos), sinoaJlte todo rncrodolgicos. Ahora bien, la metodologa, a su vez, no es slo unplohlulla (k ((

  • (

    randa mejor a los de dentro o consiguiendo mayores recursos para lainvestigacin, sino que es unmodo de trabajar el conocimiento de la verdad queabarca desde el planteam iento de los problemas, el acceso y recopilacin de losdatos, la posibilidad de verificarlos y eventualmente poncrlos en accin. Es poresta razn por la que la metodologa cientfica no puede darse con polticascuyas estructuras mentales y operativas son ya de por s encubridoras de larealidad.

    La base documental

    Slo levantar un problema fcil--como puede ser por ejemplo, el nmeroIk emigrantes fuera del Paraguayo el censo de la poblacin indgena- puede(('l'Ilm IIlIa ucgaiiva previa por parte de los organismos que deberan sin em-11,111',1)1;ll'Illlar la recoleccin de los datos. Los investigadores latinoamericanos:;,1111"11IIIIIV"1

  • amenaza, no tanto por lo que ya hace y dice -
  • Una ecologa evanglica

    En lo sapiencial del Paraguay hay que colocar las culturas indgenas quegracias a Dios perviven todava en el Paraguay, restos de culturas que, cutreotros, presentan el valor de haber resistido en buena parte a la colonizacin. I~nel conocimiento de estas culturas que no han sucumbido todava a los ataquesdel secularismo "moderno" y no conocen los dramas del "humanismo arco",vehiculados por la pseudomodernidad del colonialismo de turno podemosencontrar formas de vida que estn transitadas de humanidad por sus relacionesinterpersonales basadas en una palabra justa y justi ficada. igual e igualada-no suprimida- en el dilogo. Ilay que reconocer que en muchas de estasculturas se da una "ecologfa evanglica", un aire y 1111 humus sumamentefecundo para que en ellas crezcan las semi lIas del Verbo, ms que en los ridosdesiertos humanos de los sistemas capitalistas y marxistas, que al igual que handepredado y destruido el medio ambiente y lo han hecho casi del todoinhabitable, han contaminado las fuentes de la humanidad, el aire y el suelo detoda posible vivencia religiosa y, sobre todo, de la caridad. Por esto es buenorecurrir a las reservas donde todava se conserva una ecologa evanglica, unlugar donde se puede vivir el Evangelio, donde la explotacin, la injusticia, elabuso del poder, las discriminaciones de todo gnero, no han instauradosistemticamente la inhumanidad de lo que se proclama solamente humano, esdecir separado de toda relacin con Dios. Hay en realidad culturas que llevanel mareante de cristianas pero estn hasta tal punto contaminadas de inhuma-nidad que toda vida cristiana resulta en ellas casi imposible; hay que devolvera la cultura sus condiciones ecolgicas mnimas --quiero decir, mnimamentehumanas-; y para ello la comprensin de lo sapiencial del pueblo, es ya unpaso. Las culturas indgenas, por ejemplo, "llevan en s mismas el eco demilenios a la bsqueda de Dios, bsqueda incompleta pero hecha frecuente-mente con sinceridad y rectitud de corazn ... Han enseado a generaciones depersonas a orar. Todas ellas estn llenas de innumerables "semillas del Verbo"(53). Mientras que en la sabidura del pueblo paraguayo est adems, el valorde una fe vivida histricamente y que ha tomado sobre s muchos rasgos deCristo, en la aceptacin del sufrimiento, en la generosidad en recibir alhermano, en la sinceridad de la oracin, en la confianza en Dios, padre, y enJesucristo, hermano. La Iglesia del Paraguay no puede menospreciar estasabidura del pueblo, que es su misma sabidura.

    lE!desarrollo de la inhumanidad

    La Iglesia, al conocer por connaturalidad, lo sapiencial del pueblo, puedeejercitar tambin una funcin crtica sobre los procesos que aparentementeprogresistas. llevan al subdesarrollo y a la degradacin humana. Tal vez slo elEvangelio puede cuestionar en nuestra situacin concreta, la destruccin de las

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    condiciones de vida cristiana, lo que hemos llamado la "eccloga evanglica",al analizar cmo ciertos sistemas destruyen la conciencia personal y colectiva,deshumanizan la actividad humana, pervierten los valores fundamentales deuna sociedad, y cules son los mecanismos y los procesos que llevan a estosresultados. De ah la importancia que tiene para b Iglesia el conocimientoconcreto de la historia de su pueblo y de las situaciones concretas actuales,liberando este conocimiento de las ambigedades de la abstraccin y de lageneralizacin, que proclamando grandes principios encubren grandes injusti-cias.

    Creemos sinceramente que avanzar en humanidad y en paraguayidad esadelantar en el camino del Evangelio, y estudiar y hacer cultura paraguaya esya un medio para ello.

    II. La lengua paraguaya

    Dndose para hombres concretos de una cultura concreta, la evangelizacinnecesita un lenguaje concreto, que har posible el encuentro con la BuenaNueva.

    "La Iglesia, impulsada continuamente por el deseo de evangelizar, no tienems que una preocupacin: a quin enviar para anunciar el misterio de Jess?En qu lenguaje anunciar este misterio?" (22).

    Siendo todo lengu