“Es Mejor una Buena Ciudad que una Buena Casa” (1)

(1) Felix Claus, Arqto. El Pais. 2006

Los últimos acercamientos al problema de la vivienda en nuestro país parecen dar cuenta de un gran avance en lo que respecta a la naturaleza de la unidad de vivienda en si misma. La preocupación por el tema por parte del gobierno, las inmobiliarias, instituciones y grupos

intelectuales han ido superando problemas básicos, como la indignidad espacial o la incapacidad de crecimiento. Esto, sumado a los necesarios avances en gestión y fiscalización de la construcción

de las casas, han dejado la imagen del hacinamiento tapado en mangas plásticas de las COPEVA

como una maldita postal de los noventa que nadie esta dispuesto a repetir.

Desde la primitiva elegancia inicial de ELEMENTAL, hasta las “aspiracionales” unidades inmobiliarias, hoy la oferta de “buenas casas” se multiplica con la misma velocidad que las

alternativas de subsidio y financiamiento disponibles para acceder a ellas, al punto que algunas instituciones ya dan como fecha de termino a 2010, bicentenario de la Republica, al problema de

precariedad habitacional de nuestro país al vaticinar el “fin de los campamentos”.

Sin embargo, este clima lleno de optimismo parece enrarecerse un poco al reparar en las consecuencias que el “avance de esta masa lenta y poco densa” (Winy Maas, 2001) de viviendas

sobre el tejido urbano, empujando a sus habitantes a nuevas áreas en la periferia de la ciudad, ahí donde los suelos son tan baratos como aislados, en donde siempre prima la cantidad por sobre la

calidad y en donde no basta una obra del nuevo arquitecto de moda o la mejor replica en miniatura de la casa de los suburbios elegantes para sobrepasar la barrera de la desigualdad que imponen la

falta de conectividad, equipamiento y espacio publico, es decir, de Ciudad.

Sumado a esto, “la expansión urbana disminuye la superficie de suelo útil para la agricultura. La perdida de suelo agrícola por este motivo es cercana a las 1200 Ha. por año. (…) Si este proceso

continua, hacia 2050 la superficie agrícola disminuirá a la catastrófica cifra de 60.000 Ha. por año” (CVC, Universidad de Talca, MVRDV). Si nuestro pais basa un gran porcentaje de su economía en la

actividad agrícola, pudiendo esta potenciarse hasta “llegar a ser el granero del mundo” (CVC, Universidad de Talca, MVRDV), es sensato entonces seguir expandiendo nuestras ciudades sobre

suelo fértil?

Que podemos hacer para revertir esta situación?,  Como devolver tema de la vivienda colectiva a la Ciudad? Como desplazamos nuestra mirada desde la repetición de una unidad básica hacia la combinatoria de las mismas y su relación con un contexto urbano determinado? Es posible movernos desde

una casa piloto hacia un BARRIO PILOTO?

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