Barragán antología de textos hobsbawm y t judt

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II JORNADAS DE HISTORIA DEL PRESENTE, Córdoba, 6 de marzo de 2013. Ponencia de Antonio Barragán.

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ESQUEMA Y TEXTOS (E. Hobsbawm y T. Judt)

Introducción. Cuestiones metodológicas y apunte biográfico

1. E.J. HOBSBAWM: Una larga biografía comprometida (Alejandría 1917-Londres 2012)

2. Las aportaciones fundamentales de la obra de E.J. Hobsbawm

2.1. La Historia Social y E.J. Hobsbawm. Su perspectiva de los movimientossociales andaluces en “Rebeldes Primitivos”.

2.2. Los problemas en la construcción del capitalismo y la cuestión de las“revoluciones burguesas”. Las aportaciones de la trilogía “La era de laRevolución, 1789-1848”, “La era del capital, 1848-1875” y “La era del Imperio,1875-1914”.

2.3. La Historia de la Cultura política y el Nacionalismo. La “ Invención de latradición”

2.4. Los problemas de la Historia del Tiempo Presente (“La época de losextremos”, “Entrevista sobre el siglo XX”, “¿Cómo cambiar el mundo”, “Guerray paz en el siglo XXI”, o en “Años interesantes”)

3. TONY JUDT: El incisivo testamento de un intelectual (Londres 1948 – NuevaYork 2010)

4. Las aportaciones fundamentales de la obra de Tony Judt

4.1. La Historia de Europa de la 2ª. mitad del siglo XX: “Posguerra”, “Sobreel olvidado siglo XX”, “Pensar el siglo XX” : crisis de las visiones unilineales yde las grandes teorías interpretativas

4.2. Las complejas relaciones entre Historia y Memoria: “El refugio de lamemoria”, “Pasado Imperfecto. Los intelectuales franceses 1944-1956”

4.3. La reivindicación del “estado de bienestar”: “Algo va mal”.

4.4. Las dificultades en la construcción de Europa: “¿Una gran ilusión?. Un ensayo sobre Europa?”

Algunas consideraciones finales sobre la obra de E.J. Hobsbawm y T. Judt.

Antonio Barragán Moriana

Córdoba, marzo 2013

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SELECCIÓN DE TEXTOS. E.J. HOBSBAWM y T. JUDT

E.J. Hobsbawm. Texto 1

“El anarquismo agrario español es, quizás, el caso más impresionante de unmovimiento de masas moderno milenario o casi. Por esta razón sus ventajas ydesventajas políticas se analizan con mucha facilidad. Las ventajas estribaban en queexpresaba el modo de sentir del campesinado de manera, seguramente, más fiel ysensible que cualquier otro movimiento social moderno; y a la vez podía llegar a unaunanimidad en la acción casi espontánea, lograda sin esfuerzo, que dejaprofundamente impresionado al espectador. Pero las desventajas eran fatales.Precisamente por llegar la agitación social moderna al campesinado andaluz bajo unaforma que dejó totalmente de enseñarle la necesidad de una organización, de unaestrategia, de una táctica y de paciencia, derrochó sus energías revolucionarias casipor completo. Un descontento como el suyo mantenido unos setenta años, con brotesespontáneos cada diez años aproximadamente que afectaban dilatadas áreas, teníaque haber bastado para derrocar regímenes varias veces más fuertes que loscarcomidos gobiernos españoles de la época. Sin embargo, el anarquismo español,como apunta Brenan, no presentó a las autoridades en ningún momento problemasmás serios que los de la mera rutina policiaca……. La substitución del anarquismoquintaesenciado por el anarcosindicalismo, que hacía posible una dirección y unapolítica sindicales, por muy rudimentarias que fueran, implico ya una reconsideraciónde las premisas anteriores y el consiguiente paso hacia la organización, la estrategia yla táctica, lo que sin embargo, no era bastante para infundir disciplina, ni paraconvencer a sus seguidores de la necesidad de obrar bajo una dirección en unmovimiento como aquel, edificado sobre el supuesto básico de que ninguna de ambaseran aconsejables ni necesarias……

El anarquismo clásico es una forma de movimiento campesino casi incapaz deuna adaptación práctica a condiciones modernas, a pesar de ser fruto de ellas. Si unaideología distinta hubiera penetrado en el campo andaluz en los años setenta del sigloXIX, podía haber transformado la rebeldía espontánea e inestable de los campesinosen algo muchos más temible……..”

E.J. Hobsbawm, “Rebeldes Primitivos”, Barcelona, Ariel 1967, págs. 112-124

E.J. Hobsbawm, texto 2.

“Rara vez la incapacidad de los gobiernos para detener el curso de la Historia seha demostrado de modo más determinante que en los de la generación posterior a1815. Evitar una segunda revolución francesa, o la catástrofe todavía peor de unarevolución europea según el modelo de la francesa, era el objetivo supremo de todaslas potencias que habían tardado más de veinte años en derrotar a la primera; inclusode los ingleses, que no simpatizaban con los absolutismos reaccionarios que sereinstalaron sobre toda Europa y sabían que las reformas ni pueden ni deben evitarse,pero que temían una nueva expansión franco-jacobina más que cualquier otracontingencia internacional.

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Tres principales olas revolucionarias hubo en el mundo occidental entre 1815 y1848. La primera tuvo lugar en 1820-24. En Europa se limitó principalmente al mundomediterráneo, con España (1820), Nápoles (1820) y Grecia (1821) como epicentros.Excepto el griego, todos aquellos alzamientos fueron sofocados. La revoluciónespañola reavivó el movimiento de liberación de sus provincias sudamericanas quehabía sido aplastado después de un esfuerzo inicial…… La segunda olarevolucionaria se produjo en 1829-34 y afectó a toda Europa al oeste de Rusia y alcontinente norteamericano……..En Europa, la caída de los Borbones en Franciaestimuló diferentes alzamientos. Bélgica (1830) se independizó de Holanda; Polonia(1830/31) fue reprimida sólo después de formidables operaciones militares; variaspartes de Italia y Alemania sufrieron convulsiones……. De todo ello se infiere que laola revolucionaria de 1830 fue mucho más grave que la de 1820. En efecto marcó laderrota definitiva del poder aristocrático por el burgués en la Europa occidental. Laclase dirigente en los próximos cincuenta años iba a ser la gran burguesía debanqueros, industriales y altos funcionarios civiles, aceptada por una aristocracia quese eliminaba a sí misma o accedía a una política burguesa, no perturbada todavía porel sufragio universal ….”

E.J. Hobsbawm, “Las Revoluciones burguesas”, Madrid, Guadarrama,1971, págs. 203-205

E.J. Hobsbawm, texto 3

“¿Cómo hay que explicar el siglo XX corto, es decir, los años transcurridosdesde el estallido de la Primera Guerra Mundial hasta el hundimiento de la URSS que,como podemos apreciar retrospectivamente, constituyen un período históricocoherente que acaba de concluir?. Ignoramos que ocurrirá a continuación y cómo seráel tercer milenio, pero sabemos con certeza que será el siglo XX el que le habrá dadoforma. Sin embargo, es indudable que en los años finales de la década de 1980 y enlos primeros de la de 1990 terminó un época de la Historia del mundo para comenzarotra nueva. Esa es la información esencial para los historiadores del siglo, pues auncuando pueden especular sobre el futuro a tenor de su comprensión del pasado, sutarea no es la misma que la del que pronostica el resultado de las carreras decaballos. Las únicas carreras que debe describir y analizar son aquellas cuyoresultado, de victoria o derrota, es conocido. De cualquier manera, el éxito de lospronosticadores de los últimos 30 o 40 años, con independencia de sus aptitudesprofesionales como profetas, ha sido tan espectacularmente bajo que sólo losgobiernos y los institutos de investigación económica siguen confiando en ellos oaparentan hacerlo.

En este libro el siglo XX aparece estructurado en un tríptico. A una época decatástrofes, que se extiende desde 1914 hasta el fin de la II Guerra Mundial, siguió unperiodo de 25 o 30 años de extraordinario crecimiento y transformación social que,probablemente, transformó la sociedad humana más profundamente que cualquierotro período de duración similar. Retrospectivamente puede ser considerado comouna especie de edad de oro, y de hecho así fue calificado apenas concluido acomienzos de los años setenta. La última parte del siglo fue una nueva era de

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descomposición, incertidumbre y crisis y, para vastas zonas del mundo como África, laex Unión Soviética y los antiguos países socialistas de Europa, de catástrofes.Cuando el decenio de 1980 dio paso al de 1990, quienes reflexionaban sobre elpasado y el futuro del siglo los hacían desde una perspectiva “fin de siecle” cada vezmás sombría. Desde la posición ventajosa de los años noventa, puede concluirse queel siglo XX conoció una fugaz edad de oro, en el camino de otra crisis, hacia un futurodesconocido y problemático, pero no inevitablemente apocalíptico. No obstante, comotal vez deseen recordar los historiadores a quienes se embarcan en especulacionesmetafísicas sobre el "fin de la Historia”, existe el futuro. La única generalizaciónabsolutamente cierta sobre la Historia es que perdurará en tanto en cuanto exista laraza humana”.

E.J. Hobsbawm, “Historia del siglo XX”, Barcelona, Crítica, 2005, págs.. 15-16

Tony Judt, texto 1

“El corazón (y algunos añadirán, el alma) de la Unión Europea actual evoca casikilometro a kilometro el primer imperio europeo occidental. Un poco extendida al estey al oeste, desde Reims a Aquisgrán o, tal vez desde París a Colonia y hacia el sur através de los pasos alpinos occidentales hacia Lombardía, se trata de la Europa delrenacimiento urbano del siglo XII. Esto no tiene nada de malo, más bien incluso algode satisfactorio si pensamos que Carlomagno y sus herederos se hubieran sentidocomo en casa en la Unión Europea; pero la localización instintiva, atávica (ypolíticamente calculada) de las capitales moderna de Europa debería de servir decauto recordatorio en el sentido de que lo que la Europa de hoy tiene de verdad tal veznos sea tan nuevo, y lo que se proclama como nuevo Tal vez no sea del todo verdad.

La Europa actual presenta otro rasgo curiosamente premoderno. La mayoría desus “ganadores”, aquellas personas y lugares a los que les ha ido mejor desde elprincipio de esta unión y que asocian su prosperidad a una identidad enfáticamenteeuropea, pueden describirse mejor no como naciones-estado, sino como regiones. Elhistorial más exitoso de la Europa contemporánea lo tienen Baden-Wütemberg, en elsuroeste de Alemania, la región Ródano-Alpes, Lombardía y Cataluña. Todas salvouna de estas superregiones (ninguna de las cuales alberga la capital nacional de supaís) se agrupan en torno a Suiza, como si quisieran poder desembarazarse de lasrestricciones que les supone su asociación con las áreas más pobres de Italia,Alemania, Francia y España y ellas también quisieran convertirse por proximidad yafinidad en unas pequeñas y prósperas republicas alpinas. La región Ródano Alpesjunto al área metropolitana de París representa aproximadamente 1/3 del PIB deFrancia, Cataluña aproximadamente el 20% del PIB español, el 23% de lasexportaciones españolas y 1/3 de toda la inversión extranjera y su renta per cápita fue(en 1993) un 20% más alta que la media global española.

Esta desproporción económica, en el caso catalán, aviva el ya de por sí bienalimentado fuego del separatismo regional. Resentidos por el deliberado fomento porparte de Franco de la inmigración castellana hacia Barcelona y su región (unaestrategia dirigida a diluir los justificados sentimientos antifranquistas de losnacionalistas catalanes), los catalanes aprovecharon la restauración de la democracia

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en España para afirmar su propia identidad. La ley de normalización lingüística de1983 hizo del catalán la “primera lengua de instrucción” en las escuelas, si bienpermitía el uso del español en las aulas……..”

Tony Judt, “Una gran ilusión. Un ensayo sobre Europa”, Madrid, Taurus, 2012,págs. 122-23

Tony Judt, texto 2

“Pero desde la década de 1980, y especialmente desde la caída de la UniónSoviética y la ampliación de la UE, Europa se enfrenta a un futuro multicultural. Losrefugiados, los trabajadores extranjeros, los habitantes de las antiguas colonias deEuropa atraídos hacia la metrópoli por la perspectiva de unos puestos de trabajo y lalibertad y los emigrantes voluntarios e involuntarios procedentes de los estadosfracasados o represivos de las ampliadas márgenes de Europa, han convertidoLondres, Parías, Amberes, Amsterdam, Berlín, Milán y otra docena de lugares más enciudades cosmopolitas, les guste o no.

Esta nueva presencia de los “otros” habitantes de Europa (por ejemplo sólo enla Unión Europea hoy constituida el número de musulmanes probablemente alcanzahoy los quince millones, más otros ochenta millones que esperan su admisión enBulgaria y Turquía) ha puesto de relieve, no sólo el presente malestar de Europa antela perspectiva de una variedad aun mayor, sino también la facilidad con la que los“otros” muertos del pasado de Europa fueron borrados de su pensamiento. A raíz de1989 ha resultado más claro que nunca hasta que punto la estabilidad de Europa de laposguerra descansaba en “ciertos logros” de J. Stalin y A. Hitler. Ambos dictadores,con la ayuda de sus colaboradores durante la guerra, consiguieron arrasar porcompleto el mapa demográfico sobre el que entonces se cimentarían las bases de uncontinente nuevo y menos complicado……..

A partir de 1989, con la superación de inhibiciones largo tiempo establecidas,ha resultado posible reconocer (a veces a pesar de una virulenta oposición y rechazo)el precio moral que se pagó por el renacimiento de Europa. Polacos, franceses,suizos, italianos, rumanos y ciudadanos de otras nacionalidades están ahora mejorsituados que nunca para conocer, si es que lo desean, lo que realmente ocurrió en supaís hace tan sólo unas cuantas décadas. Incluso los alemanes están revisando lahistoria generalmente aceptada de su país, con paradójicas consecuencias. Ahora, porprimera vez en muchas décadas, es el sufrimiento y victimismo alemán, ya sea amanos de los bombardeos británicos, los soldados rusos o los checos, el que estárecibiendo nueva atención. En ciertos respetables círculos vuelve a sugerirsetímidamente que los judíos no fueron las únicas víctimas.

El hecho de si estas disquisiciones son buenas o no es una cuestión para eldebate. ¿Constituye este público recordatorio un síntoma de salud pública?, ¿O seríaa veces más prudente, como entre otros creía De Gaulle, olvidar?. Baste señalarahora que estos recientes amagos de perturbadores recuerdos no tienen porqué serentendidos, como en ocasiones lo son sobre todo en EE.UU. al yuxtaponerlos a losactuales brotes de prejuicios raciales o étnicos, como una ominosa prueba del pecado

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original de Europa: su incapacidad para aprender de los crímenes del pasado, suamnésica nostalgia, su evidente propensión a volver a 1938.

Europa no esta entrando de nuevo en su turbulento pasado; por el contrario loestá dejando atrás. La Alemania actual, como el resto de Europa, es más conscientede su historia del siglo XX de lo que lo ha sido en los últimos 50 años. Pero ello nosignifica que se esté viendo arrastrada una vez más hacia ella. Porque dicha historianunca se fue. Como “Postguerra. Una Historia de Europa desde 1945” trata dedemostrar, la alargada sombra de la II Guerra Mundial ejerció una gran influenciasobre la Europa construida a partir de 1945 sin que esto llegara a reconocerse porcompleto. El silencio sobre el reciente pasado de Europa era la condición necesariapara construcción de un futuro europeo. Hoy en día, como consecuencia de losdolorosos debates públicos que están teniendo lugar en casi todos los paíseseuropeos, parece de algún modo lógico que los alemanes también se sientan capacesde cuestionar los bienintencionados cánones de la memoria oficial.”

Tony Judt, “Posguerra. Una historia de Europa desde 1945”, Barcelona, Taurus,2006, págs. 30-32

Tony Judt, texto 3

¿Tiene n futuro la socialdemocracia?. En las últimas décadas del siglo XX seconvirtió en un lugar común sugerir que la razón por la que el consensosocialdemócrata de la generación anterior había empezado a desmoronarse fue suincapacidad para desarrollar una visión, y mucho menos instituciones prácticas, quetrascendieran al Estado nacional. Si el mundo se estaba haciendo más pequeño y losestados más marginales para el funcionamiento diario de las economíasinternacionales ¿Qué podría ofrecer la socialdemocracia?

Esta preocupación se agudizó en 1981, cuando el último presidente socialista deFrancia fue elegido con la promesa de que ignoraría los acuerdos y regulaciones deámbito europeo e inauguraría un futuro autónomo (socialista) para su país. Al cabo dedos años F. Miterrand había dado un giro a su política, de forma muy parecida a comolo haría después el Partido Laborista británico, y aceptó lo que parecía inevitable: nopuede haber unas políticas (ni tributación, redistribución o propiedad pública)nacionales de carácter socialdemócrata si chocan con los acuerdos internacionales.Incluso en Escandinavia, donde las instituciones socialdemócratas estaban muchomás consolidadas culturalmente, la pertenencia a la Unión Europea, -o incluso laparticipación en la Organización Internacional del Comercio y otras institucionesinternacionales, parecía imponer limitaciones sobre la legislación promovidalocalmente. En suma, daba la impresión de q ue la socialdemocracia estabacondenada por esa misma internacionalización que sus primeros teóricos habíananunciado con tanto entusiasmo como el futuro del capitalismo.

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Desde esa perspectiva, la socialdemocracia, como el liberalismo, fue unsubproducto del auge del Estado-Nación europeo: una idea política vinculada a losdesafíos sociales de la industrialización en las sociedades desarrolladas……. Ademásde confinarse a un continente privilegiado, la socialdemocracia parecía ser unproducto de unas circunstancias históricas únicas. Pero cuando las circunstanciascambian, también deberían cambiar las opiniones. Pasará algún tiempo antes de quevolvamos a saber algo de los ideólogos del dogma del mercado libra…….. Si vamos atener Estados y estos van a influ8ir significativamente en los asuntos humanos, laherencia socialdemócrata conserva toda su vigencia….. Los socialdemócratas tienenque volver a aprender a pensar más allá de sus fronteras; hay algo profundamenteincoherente en una política radical que descansa en aspiraciones de igualdad ojusticia social y que es sorda a desafíos éticos más amplios y a los idealeshumanitarios. G. Orwell observó una vez que lo que atrae a las personas corrienteshacia el socialismo y hace que estén dispuestas a arriesgar la vida por el es la místicade la igualdad. Esto sigue siendo válido así y hoy. Es la creciente desigualdad en yentre las sociedades lo que genera tantas patologías sociales. Las sociedades condesigualdades grotescas también son inestables: generan divisiones internas y, máspronto o más tarde, luchas intestinas cuyo desenlace no suele ser democrático……Como ciudadanos de una sociedad libre tenemos el deber de mirar críticamente anuestro mundo. Si pensamos que algo está mal, debemos actuar en congruencia conese conocimiento. Como sentencia la famosa frase, hasta ahora los filósofos no hanhecho más que interpretar el mundo de diversas formas; de lo que se trata es detransformarlo”

Tony Judt, “Algo va mal”, Madrid, Taurus, 2010, págs.. 214/220 (reelab.)