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LOS MEDIOS Y LAS MEDIACIONES, MARTN BARBERO

Cirese: El valor de lo popular no reside en su autenticidad o su belleza, sino en su representatividad sociocultural en su capacidad de materializar y de expresar el modo de vivir y pensar de las clases subalternas, y las estrategias a travs de las cuales filtran lo que viene de la cultura hegemnica, y lo integran y funden con lo que viene d su memoria histrica.Garca Canclini: Cree que el pensamiento de Gramsci es una deformacin. La capacidad de accin que antes era atribuida a la clase dominante, es traspasada ahora a la capacidad de accin, de resistencia e impugnacin de la clase dominada. De lo que habla esa deformacin es de la dificultad que hay en el marxismo para camiar ciertos esquemas mentales y ciertos presupuestos.Hoggart: Habla sobre la cultura de masa y realiza un estudio sobre la vida cotidiana de la clase obrera inglesa, lo que de cultura tradicional se perpetua en el estilo de vida de las clases populares, este estilo de vida implica una biparticin entre un ellos y un nosotros y una fuerte valoracin del crculo familiar, hay tb un conformismo basado en la desconfianza hacia los cambios. El efecto de las fuerzas de cambio esta condicionado por el grado en que la actitud nueva puede apoyarse sobre una actitud antigua, lo cual no impide que la accin de lo masivo sea a su vez sentida como una operacin de desposesin cultural.Habla tb del funcionamiento de la hegemona en la industria cultural, la puesta en marcha de un dispositivo de reconocimiento y la operacin de expropiacin.Benjamin: La razn del xito y el modo de operar de la ind cultural remiten al modo como sta se inscribe en y transforma la experiencia popular. Y a esa experiencia remite el mecanismo con el que las clases populares hacen frente a lo masivo: la mirada oblicua con que leen sacndole placer a la lectura sin que ella implique perder la identidad.Bourdieu: Estudio la reproduccin. Dice que el concepto de habitus de clase es el que mantiene a la vez la coherencia del trayecto y domina su teora general de las prcticas, es el producto de la interiorizacin de los principios de un arbitrio cultural, capaz de perpetuar en las prcticas los principios del arbitrario interiorizado. En la estructuracin de la vida social desde el habitus es donde se hace presente la hegemona programando las expectativas y los grupos segn las clases.La palabra habitus en su jugo semntico articula dos dimensiones de la competencia cultural: la distincin, hecha de diferencia y de distancia, conjugando la afirmacin del gusto legtimo y el establecimiento de un prestigio que procura la distancia insalvable por aquellos que no poseen el gusto, que es lo mismo que decir que una persona posee cultura legtima, en cuanto al dominio, prctica y saber de los instrumentos de apropiacin simblica de las obras legtimas o en cas de legitimacin. A esto Bourdieu llama etnocentrismo de clase, al considerar como natural una manera de percibir que no es ms que una entre otras posibles, una clase se afirma negndole a otra su existencia e la cultura.La idea era colocar la reproduccin como proceso social fundamental, comprender la relacin de las prcticas con al estructura, pero dejo afuera la relacin de las practicas con las situaciones y lo que de ellas de proc de innovacin y transformacin.Certeau: Propone una teora de los usos como operadores de apropiacin que, siempre en relacin a un sistema de prcticas pero tb a un presente, a un momento y a un lugar, instauran una rel de sujeto con los otros. Habla de la cultura popular como la impura y conflictiva cultura popular urbana. Popular es el nombre para una gama de prcticas insertas en la modalidad industrial. Cultura popular habla no de algo extrao, sino de un resto y un estilo. Un resto es memoria de la experiencia sin discurso, que resiste al discurso. Resto hecho de saberes inservibles a la colonizacin tecnolgica, que marginados cargan la cotidianeidad y la convierten en espacio de creacin muda y colectiva. Y un estilo, esquema de operaciones,manera de cambia la ciudad, de habitar la casa, de ver tv, un estilo de intercambio social, de inventiva tcnica y resistencia moral.Barbero busca investigar los procesos de constitucin de lo masivo desde las transformaciones de las culturas subalternas. Cargada tanto por los procesos de transnacionalizacin como por la emergencia de sujetos sociales e identidades culturales nuevas, la comunicacin se est convirtiendo en un espacio estratgico desde el que pensar los bloqueos y las contradicciones que dinamizan la sociedad. De ah que el eje del debate se desplace de los medios a las mediaciones, es decir, a las articulaciones entre prcticas de comunicacin y movimientos sociales, a las diferentes temporalidades y la pluralidad de matrices culturales.Tiene una mirada transdisciplinaria. Una base terica se constituye en una serie disciplinas como la antropologa, la sociologa y la comunicacin. Tiene adems como base epistemolgica y terica a los estudios culturales. Lo que hace es reconceptualizar conceptos. Su modelo para pensar la dinmica cultural tiene dos frentes:1. El terico: Toma el concepto de hegemona de Gramsci desplazando la idea de cultura del mbito de la ideologa, hacia el campo de los proc constitutivos y transformadores de lo social y haciendo posible pensar el proceso de dominacin social ya no como imposicin desde un exterior y sin sujetos, sino como un proceso en el que la clase hegemoniza en la medida en que representa intereses que tb reconocen de alguna manera como suyos las clases subalternas. Esto es, que no hay hegemona, ella se hace y se deshace, se rehace permanentemente, es un hecho no solo de fuerza sino tambin de sentido, de apropiacin de sentido por el poder, de seduccin y de complicidad. Trata de ver como se naturaliza el sentido, toma el sentido hegemnico y lo reconstruye para ver como se gest. Para ello toma elementos de lo ideolgico, lo terico y el contexto.Gramsci liga cultura popular a subalternidad, el significado de esa insercin dice que esa cultura es inorgnica, fragmentaria, degradada pero tb tiene tenacidad, capacidad de adherirse a las condiciones materiales de vida y sus cambios y a veces un valor poltico progresista, de transformacin. Cultura, por lo tanto es el campo especfico articulador de conflicto.2. El metodolgico: Toma a R. Williams y su topologa de las transformaciones culturales para realizar la reconstruccin mencionada anteriormente. Esta topologa tiene 3 estratos:* Arcaico: Es lo que sobrevive del pasado pero en cuento pasado, objeto nicamente de estudio o de rememoracin.* Residual: Es lo que formando efectivamente el asado se halla todava hoy dentro del proceso cultural como efectivo elemento del presente. Hay 2 tipos de elementos: los que ya han sido plenamente incorporados a la cultura dominante o recuperados por ella, y los que constituyen una reserva de oposicin, d impugnacin a lo dominante, los que representan alternativas.* Emergente: Es lo nuevo, el proceso de innovacin en las prcticas y los significados. Representa la posibilidad de superar el historicismo sin anular la historia.En Amrica Latina se reclama un reconocimiento de verdades culturales y sujetos sociales, reconocimiento del mestizaje en este continente. Reconocimiento del desconocimiento, lo que implica la aparicin de una sensibilidad poltica nueva, abierta tanto a la institucionalidad como a la cotidianeidad, a la subjetivacin de los actores sociales. Es como mestizaje y no como superacin como se estn haciendo pensables las formas y sentidos que adquieren la vigencia cultural de las diferentes identidades: lo indgena en lo rural, lo rural en lo urbano, el folklore en lo popular y lo popular en lo masivo.Propone rever toda la investigacin en comunicacin (La comunicacin desde la cultura)1. Paradigma ideologista (finales de los 60) Segn este paradigma la ideologa dominante penetra el proceso de comunicacin, penetra el mensaje produciendo determinados efectos. Tiene una concepcin instrumentalista de los medios decomunicacin, convirtindolos en herramientas de accin ideolgica, los medios adems eran moralizadores segn su uso. La ideologizacin impidi que lo que se indagara en los procesos fuese otra cosa que las huellas del dominador, ni las del dominado ni las del conflicto. Anula as la capacidad crtica del receptor.Segn la teora crtica las prcticas de que esta hecho el vivir cotidiano, con las que enfrentan la subsistencia y llenan de sentido su vida, fueron consideradas obstculos para una toma de conciencia y para una accin pol. Su concepcin de la flia es tomada por conservadora, sus tradiciones, resquicios fragmentarios de una cultura rural y precapitalista, sus gustos estn moldeados por la influencia de los medios masivos.Frente a esto Barbero dice que el espacio domstico es un lugar de iniciativa y libertad, no se agota en las tareas de reproduccin de la fuerza de trabajo. Del mismo modo, no todo el consumo es interiorizacin de los valores de las otras clases, el consumo habla en los sectores populares de sus aspiraciones a una vida ms digna y no toda bsqueda de asenso social es arribismo puede ser forma de protesta y expresin de algunos derechos elementales.Hay una necesidad de una concepcin no reproductivista del consumo capaz de ofrecer un marco a la investigacin de la comunicacin/cultura desde lo popular, esto es, que nos permita una comprensin de los diferentes modos de apropiacin cultural, de los diferentes usos sociales de la comunicacin.Hay 2 formas de entender la cultura:* Desde la T. Crtica con la Industria cultural: La propuesta cultural se torna seduccin tecnolgica e incitacin al consumo, homogenizacin de los estilos de vida deseables e incorporacin de los viejos contenidos sociales, culturales, religiosos ala cultura del espectculo. Y como interlocutor de esta nueva cultura estar la TV.Poseen una concepcin elitista de la cultura, para ellos la cultura es distincin, distancia, demarcacin y disciplina y ve al pueblo como un obstculo para el desarrollo* Para Barbero: En la redefinicin de la cultura es clave la comprensin de su naturaleza comunicativa, su carcter de proceso productor de significaciones y no de mera circulacin de info. Y por lo tanto, el receptor no es un mero decodificador de lo que en el mensaje puso el emisor, sino tb un productor.Otra de las diferencias tiene q ver con los gneros.Entre las lgicas del sistema productivo y las lgicas de los usos median los gneros. Son sus reglas las que bsicamente configuran los formatos y es en ella donde se ancla el reconocimiento cultural de los grupos. Un gnero es una estrategia de comunicabilidad, y es como marcas de esta comunicabilidad que el gnero se hace presente y analizable en el texto. Pues su funcionamiento nos coloca ante el hecho de que la competencia textual se hace presente no solo en condicin de emisin sino tb de recepcin. Un gnero constituye un mundo en el que cada elemento no tiene valencias fijas.Barbero puntualmente dice que los gneros tienen que ver con la dinmica cultural, con las transformaciones en la cultura, en cambio para la teora crtica es una manera de perpetrar la ideologa.Barbero dice que lo importante es ver los modos como el sist productivo semantiza y recicla las demandas que vienen de los pblicos y sus diferentes usos. Para abordar las lgicas de los usos hay que sacar el estudio de la recepcin del espacio acotado por una com pensada en trminos de mjs que circulan, de efectos y reacciones, para reubicar su problemtica en el campo de la cultura: de los conflictos que ella articula, de los mestizajes que la tejen y del modo en que trabaja la hegemona y las resistencias que moviliza, del rescate del modo de apropiacin y rplica por las clases subalternas. Los habitus de clase atraviesan los usos de la tv, los modos de ver, se hacen manifiestos en la organizacin del tiempo y el espacio cotidianos. En los usos no habla solo la clase social sino tb la competencia cultural de los diversos grupos que atraviesa la clase, sobre todo lo que configuran etnias, las culturas regionales, los dialectos locales y los distintos mestizajes urbanos en base a aquellos.Competencia que vive en la memoria y tb en los imaginarios actuales que alimentan al sujeto social.2. Paradigma cientificista de mediados del los 70: El paradigma hegemnico se reconstruye en base al modelo informacional, que se ocupa bsicamente de la transmisin de la informacin dejando cosas afuera, no solo la cuestin del sentido y del poder sino tambin las preguntas que vienen de la info. como proceso compartido colectivo, queda afuera el concepto de intereses que juegan en la lucha por informar, producir, acumular o entregar info. y los problemas de desinformacin y de control. Y al dejar afuera del anlisis las condiciones sociales de produccin del sentido, lo que este modelo elimina es el anlisis de las luchas por la hegemona, es decir, por el discurso que articula el sentido de una sociedad. En este paradigma lo que importa es transmisin y mediacin de info y su modelo es bsicamente lineal, esto es, el emisor emite un mje y el receptor automticamente lo entiende creyendo que por el solo hecho de enviar un mje existe comunicacin. Por otro lado lo que importa de la recepcin son los efectos o la reaccin.Adems nos encontramos ante una racionalidad que disuelve lo poltico, ya que esto es la asuncin de lo social en cuanto realidad conflictiva y cambiante, asuncin que se realiza a travs del incremento de la red de mediaciones y de la lucha por la construccin del sentido de la convivencia social.Otra diferencia con la teora funcionalista es que no se trata solo de medir la distancia entre los mensajes y sus efectos, sino de construir un anlisis integral del consumo, entendido como el conjunto de los procesos sociales de apropiacin de los productos. El espacio de reflexin sobre el consumo es el espacio de las prcticas cotidianas en cuanto lugar de interiorizacin muda de la desigualdad social. Pero lugar tb de la impugnacin de esos lmites y de expresin de deseo, de subversin de cdigos. El consumo no es solo reproduccin de fuerzas sino tambin produccin de sentido, lugar de una lucha que no se agota en la posesin de lo objetos, pera ms por los usos que les dan forma social y en los que se inscriben demandas y dispositivo de accin que provienen de diferentes competencias culturales.Barbero hace hincapi en la importancia del contexto, ya que implica la cultura y la sociedad. Muestra la importancia del poder, de las relaciones conflictivas, del consumo, de los usos. Identifica el problema poltico, la comunicacin y la cultura como los espacios donde se dan las luchas por los sentidos, pos identidad visibilidad.La cultura y la poltica: las mediaciones constitutivas: Con la cuestin trasnacional aparece una nueva fase del capitalismo y aqu juega un papel importante el campo de la com, como la transnacionalizacin juega primordialmente en el campo de las tecnologas de comunicacin de ah que sea en el campo de la com donde la cuestin nacional encuentra su punto de fusin. Y ello en el campo de las relaciones y de la nacin como foco de conflictos, los cuales estn dando nacimiento a nuevos actores sociales que ponen en cuestin la cultura pol tradicional, estos conflictos se sitan en la interseccin de las crisis de una cultura poltica y el nuevo sentido de las pol culturales. Se trata de una percepcin nueva del problema de la identidad, esta no hace frente solo a la homogenizacin que viene de los transnacional sino tb a aquella otra que enmascarada viene de lo nacional en su negacin, deformacin y desactivacin de la pluralidad cultural que constituye estos pases.Las relaciones de poder ahora son productos de conflictos concretos y de batallas que se libran en el campo econmico y en el terreno de lo simblico, donde se constituyen los sujetos y las identidades colectivas.En la convergencia que adquiere el nuevo sentido de lo transnacional con la nueva concepcin que cobra lo poltico, emerge en Amrica Latina una nueva concepcin de lo cultural. La cultura seala la percepcin de dimensiones inditas del conflicto social, la formacin de nuevos sujetos y formas nuevas de rebelda y resistencia. Reconceptualizacin de la cultura que nos enfrenta a la existencia de esa otra experiencia cultural que es la popular, en su existencia mltiple y activa. Pensar los proc de comunicacin desde la cultura implica dejar depensarlos desde otras disciplinas y desde lo medios. Hoy las polticas culturales se tratan de algo interno de la poltica, del espacio de produccin de sentido del orden en la sociedad, a los principios de reconocimiento mutuo. En la redefinicin de la cultura es clave la comprensin de su naturaleza comunicativa, su carcter de proceso productor de significaciones y no de mera circulacin de info. Y por lo tanto, el receptor no es un mero decodificador de lo que en el mensaje puso el emisor, sino tb un productor.Existen dos posturas acerca de cmo se identifica a lo popular con lo masivo. Barbero dice que se tiende a ver a lo masivo como lago exterior que de por s es malo y se opone a dos posturas:* Folkloristas: Su misin es preservar lo autntico, cuyo paradigma sigue siendo rural y para los que todo cambio es degradacin, es decir, una deformacin de su pureza original. Lo indgena pasa a ser lo nico que nos queda de autentico, todo lo dems es contaminacin y prdida de la identidad. Barbero dice que le hecho de que las poblaciones continen igual impide su desarrollo y explica que lo que se busca pensar hoy al reconceptualizar lo indgena desde el espacio poltico y terico de lo popular, esto es a la vez como culturas subalterna, dominadas, pero poseedoras de existencia positiva, capaz de desarrollo.* Dominacin social: No puede pensar en lo que proceden las clases populares ms que en trminos de reaccin a o que induce la clase dominante. Niegan que lo popular urbano pueda existir culturalmente. Lo popular evoca lo inmaduro, lo campesino, lo natural, o simple, se lo homologa con lo infantil, con lo ingenuo, con lo cultural y polticamente inmaduro. Lo popular se identifica como la resistencia que lo subalterna opone a lo hegemnico.Barbero dice que estas dos posiciones se ahorran la historia, su ambigedad y la lucha por una construccin del sentido que esa ambigedad cubre y alimenta. Lo popular tiene sentido desde su imbricacin conflictiva en lo masivo, esto se refiere a la masificacin estructural de la sociedad, es decir, a la imposibilidad de que las masas hicieran efectivo su derecho al trabajo, a la salud, a la educacin y a la diversin sin masificarlo todo. Lo masivo en esta sociedad no es un mecanismo aislable o un aspecto, sino una nueva forma de sociabilidad. De ah que pensar lo popular desde lo masivo no signifique automticamente alienacin y manipulacin sino nuevas condiciones de existencia y de lucha, un modo nuevo de funcionamiento de la hegemona.Mediaciones: Es la articulacin de prcticas de comunicacin y movimientos culturales, esto puede verse en lo cultural en el interior de la poltica y la clave de la cultura en su naturaleza comunicativa. Aqu se une a la comunicacin y a la cultura. Es el terreno simblico donde se arraigan y constituyen las identidades sociales y polticas.Cuando Barbero habla de movimientos sociales, le da una entidad poltica a las prcticas sociales, las prcticas tienen una raz poltica. Barbero se refiere a los movimientos sociales como movimientos barriales. El barrio aparece definido desde 2 coordenadas: el movimiento de dislocacin espacial y social de la ciudad por fuerza del aluvin inmigratorio y el movimiento de fermentacin cultural y poltica de una nueva identidad de lo popular. El barrio arma nuevas redes que tienen como mbito social el caf, el club, la cuadra, a partir de ellos se ir forjando una nueva cultura de lo popular. Generan nuevas fuentes de derecho reconocidas por un Estado desbordado, crean nuevas formas de solidaridad y modos de vida. Las asociaciones populares van construyendo un tejido social que va desarrollando una institucionalidad nueva,, fortaleciendo al sociedad civil, haciendo presentes rasgos de nuevas relaciones sociales y de sujetos colectivos en la vida del pas.El acceso a la cotidianeidad barrial pasa por el reconocimiento del protagonismo de las mujeres, son uno de los ejes centrales de la vida barrial. Ellas hacen al barrio a partir de una percepcin de lo cotidiano configurada bsicamente desde la maternidad, una maternidad soc que en lugar de encerrarse sobre su familia hace al barrio su espacio de despliegue y deejercicio. El rol histrico popular tiene sentido en la medida en que la flia est funcionando al interior del mov social, como estructura de organizacin.Se ve emerger una experiencia nueva, una interpelacin a lo poltico desde lo cotidiano y un cuestionamiento de la opresin.Hay otra dimensin fundamental de lo popular que en el barrio revela la densidad cultural y social, los procesos de reconocimiento como lugar de constitucin de las identidades. El barrio proporciona algunas referencias para la construccin de un nosotros, es el barrio donde las clases populares pueden establecer solidaridades duraderas y personalizadas. Porque es este espacio donde perder el trabajo no significa quedarse sin identidad, pertenecer al barrio para las clases populares significa poder ser reconocido en cualquier circunstancia.Los movimientos sociales heredan el concepto de movimiento obrero, le dan una entidad poltica. El movimiento social tiene una serie de caractersticas:* Voluntad de transformacin social, busca generar ideas que adhieran los otros grupos.* Es dinmico, ese dinamismo se lo dan las prcticas.* Se adapta al momento en el que acta, al contexto.* Es heterogneo, no implica que todos lo que conforman el movimiento social piensen lo mismo.* Esta atravesado por ideas fuerza transversales a las que adhieren otras personas.* Son diferentes segn el espacio de mediacin en el que se va construyendo, Barbero lo ejemplifica en el barrio.Frente cultural: Para explicar este concepto Barbero utiliza un anlisis de las fiestas y principalmente las ferias urbanas, no se trata de rescatar ancestro, sino de investigar las ferias en cuento frente cultural, espacio en el que las clases sociales se tocan y luchan desde y por significados diferentes, por dotar de sentido a la fiesta. Luchan no necesariamente por establecer relaciones de dominio o explotacin, sino por resaltar ciertos valores, prcticas y concepciones que son re-presentado en virtud de un proyecto determinado de legitimidad cultural. La feria no aparece nicamente como resultado de un proceso de degradacin, de absorcin de lo festivo por lo comercial, sino como lugar de modelacin cultural de la dimensin ldica y de constitucin de identidades colectivas locales, regionales en su ligazn y enfrentamiento con lo nacional.Aqu se da entonces la confluencia de lo comercial y lo tradicional.Medios: Son un actor dentro de la cultura y facilitan las mediaciones.La radio: El obrero con la radio encontr pautas para moverse en la ciudad el emigrado modo de mantenerse unido a su terruo, esto es as porque la radio habla bsicamente su idioma. Este medio para las clases populares esta llenando el vaci que dejan los aparato tradicionales en la construccin del sentido.La radio capta la densidad y la diversidad de condiciones de existencia de lo popular. Se da un nuevo uso de la radio, sustentada en las nuevas caractersticas conflictivas de las relaciones sociales en nuestro pas, que han movido a grupos sociales o culturales a ganar terreno propio de existencia pblica trasformando los usos, los gneros y los lenguajes radiofnicos conformes a sus propios patrimonios y matrices culturales.Lo que aqu se hace visible es como los procesos de reproduccin cultural e ideolgica recuperan discursos de liberacin y son susceptibles de ser subvertidos en e campo mismo del consumo.La radio afirma lo popular desde la msica que pasa, el lenguaje que utiliza, las llamadas de participacin colectiva, etc.La TV: Por la tv pasan las brechas tb ella esta hecho de contradicciones y en ella e expresan demandas que hacen visibles la no unificacin del campo y el mercado simblico.Tanto la Tv como el melodrama le permiten a un pueblo en masa reconocerse como actor de su historia, proporcionndole lenguaje a las formas populares d e la esperanza.El centro de la nueva dinmica cultural tiene como interlocutor a la tv, al cual unifica para todo el pas un habla, la tendencia es hacer desaparecer las entonaciones regionales. La tv se deber tb la aceleracin de la modernizacin de las masas marginadas o rezagadas.La oferta parece ir en la direccin de ahondar la estratificacin social, pues la oferta diferenciada de los productos de video se halla ligada a las capacidades adquisitivas de los individuos.Barbero propone que en lugar de hacer partir la investigacin del anlisis de las lgicas de la produccin y la recepcin, para buscar despus sus relaciones de imbricacin o enfrentamiento, propone partir de las mediaciones, esto es, de los lugares que provienen las contradicciones que delimitan y configuran la materialidad social y la expresividad cultural de la TV.Se proponen tres lugares de mediacin: la cotidianeidad familiar, la temporalidad social, y la competencia cultural.* La cotidianeidad familiar: La tv representa para las mayoras la situacin primordial de reconocimiento. Se empieza a ver a la flia como uno de los espacios claves de lectura y de codificacin de la tv. De la flia como espacio de relaciones cortas y de la proximidad, la tv asume y forja dos dispositivos claves: la simulacin del contacto y la retrica de lo directo.Se llama simulacro del contacto a los mecanismos mediante los cuales la tv especifica su modo de comunicacin organizndola sobre 4el mantenimiento del contacto. Se hace necesario de intermediarios que faciliten el trnsito entre realidad cotidiana y espectculo ficcional, 2 intermediarios: un personaje sacado del espectculo popular, y el tono que presente el clima requerido, el coloquial.Por retrica de lo directo se entiende el dispositivo que organiza el espacio de la tv sobre el eje de la proximidad y la magia del ver. En la tv la visin que predomina es la que produce la sensacin de inmediatez, que es una de los rasgos que hacen la forma de lo cotidiano, es un discurso que familiariza todo, que torna cercano hasta lo ms distante. La marca de la hegemona trabaja ah, de esa forma, en la construccin de una interpelacin que habla de la gente desde los dispositivos que dan forma a una cotidianeidad familiar.* La temporalidad social: Es en el tiempo donde se hace ms visible el movimiento de unificacin que atraviesa la diversidad de lo social. As, el tiempo de la serie habla el idioma del sist. productivo, el de la estandarizacin, pero bajo l se pueden or tb otros idiomas: el del cuento popular por ej, donde el reconocimiento funda una parte importante del placer y es, en consecuencia, norma de valores de los bienes simblicos.* La competencia cultural: Por un lado tenemos los crticos que denuncian la decadencia cultural que representa la tv. Del otro lado, los folklricos situando la verdadera cultura en el pueblo, en el que conserva la verdad sin contaminaciones ni mestizajes, su propuesta cultural es hacer televisivo el patrimonio de danzas, canciones, vestuarios e iconografas nacionales.Estas propuestas se sitan por fuera del sentido social que tienen las diferencias culturales y encubriendo as los intereses de que esta cargada la idea misma de cultura que manejan. En ningn otro lugar quizs como en la tv el contradictorio significado de lo masivo se hace tan explcito y desafiante: la juntura de lo que es la desactivacin de las diferencias sociales, por tanto, integracin ideolgica, y lo que en lo masivo hay de presencia de una matriz cultural que asquea a las elites.La tv es la nocin misma de cultura, su significacin social, la que esta siendo modificada por lo que se produce en y el modo de reproducir de lo televisivo.La dinmica cultural de la tv acta por sus gneros, desde ellos activa la competencia cultural y a su modo da cuenta de las diferencias sociales que lo atraviesan, los gneros articulan los formatos y los modos de leer, los usos.El melodrama es el gnero ms importante para el reconocimiento popular de la cultura de masa. En el esta en juego el drama del reconocmeinto, lo que mueve la trama es siempre eldesconocimiento de una identidad y de una lucha contra los maleficios, las apariencias, contra todo lo que oculta y disfraza, una lucha por hacerse reconocer

JESUS MARTIN BARBERO: De los medios a las mediaciones. Comunicacin, cultura y hegemona.Barbero dice que la comunicacin, cargada por los procesos de trasnacionalizacin y la emergencia de sujetos sociales e identidades culturales nuevas, se est convirtiendo en un espacio estratgico donde se estn dando los desbloqueos y las contradicciones que dinamizan las sociedades actuales. Como consecuencia, debemos desplazar el anlisis de los medios a las mediaciones, es decir, a las articulaciones entre prcticas de comunicacin y movimientos sociales.1. Critica de la razn dualista o los mestizajes de que estamos hechosEn los ltimos aos se ha producido una crisis de las ciencias sociales, dada por el desencuentro entre mtodo y situacin. Esto obliga a repensar los lmites entre las disciplinas y prcticas, y tambin las preguntas tericas y los lugares desde los que se abarcan los problemas.Hay un desconocimiento que reclama el reconocimiento de verdades culturales y sujetos sociales, del mestizaje existente en Amrica Latina, que habla de lo que somos. Este reconocimiento es la aparicin de una nueva sensibilidad poltica, abierta a la institucionalidad, cotidianidad, a la subjetivizacin de los actores sociales y a la multiplicidad de solidaridades que operan simultneamente en nuestra sociedad.Las formas y sentidos que adquiere la vigencia cultural de las diferentes identidades deben pensarse como un mestizaje, una convivencia, y no como superacin. As, nos encontramos con lo indgena en lo rural, lo rural en lo urbano, el folklore en lo popular, y lo popular en lo masivo.La imposible pureza de lo indgenaEn Amrica Latina sigue abierto un debate sobre la identidad. Los procesos sociales son pensados a partir de una razn dualista:* Por un lado, un nacionalismo populista obsesionado con el rescate de las races y la prdida de la identidad, que hay que buscar en el mundo indgena rural.* Por otro lado, un progresismo iluminista que ve en el pueblo el obstculo fundamental al desarrollo (pensamiento elitista).Desde donde debemos pensar, entonces, la identidad?Durante largo tiempo, un pensamiento populista y romntico consider que la identidad estaba en la cuestin indgena, se identific lo indgena con lo propio y lo primitivo. Lo indgena paso as a ser lo nico que nos queda de autentico, que conserva la pureza de nuestras races culturales. Todo el resto es considerado contaminacin y prdida de identidad. Lo indgena se concibe como hecho natural, el punto de partida inmvil desde el que se mide la modernidad, como algo irreconciliable con esta ltima, por fuera de la historia.Pero hoy se busca reconceptualizar lo indgena, pensarlo en la dinmica histrica, desde el mestizaje, como culturas subalternas y dominadas, pero poseedoras de una existencia positiva, capaz de desarrollo. No poseen la autonoma que algunos antroplogos o folkloristas pretenden, ni son tampoco meros apndices atpicos del capitalismo. Las culturas indgenas son una parte integrada a la estructura productiva del capitalismo pero mantienen su identidad y su verdad.La revoltura de pueblo y la masa en lo urbanoFrente a lo popular urbano, la concepcin mas extendida es la que le niega su existencia cultural. Naturalmente se relaciona lo popular con lo rural, lo campesino, identificndolo como lo natural y lo simple. En consecuencia, lo urbano se identifica como lugar de lo artificial y lo complejo. Urbano es considerado la antinomia de lo popular. Por otro lado, la visin elitista aristocrtica equipara lo popular con lo infantil, lo ingenuo, lo cultural y polticamente inmaduro.Contra estas visiones, que obstaculizan el reconocimiento e investigacin de lo popular urbano, nace una nueva percepcin de lo popular, considerado como trama, entrelazamientos de sumisiones y resistencias, de impugnaciones y complicidades.Carlos Monsivis describi, identificando 3 etapas, las transformaciones sufridas por lo popular urbano en Mxico, que plantea tambin sus rasgos fundamentales y sus lneas de desarrollo en Amrica Latina:1) Primera etapa, en los aos 30: Marcada por la Revolucin y su proyeccin en la cotidianeidad a travs del teatro, el muralismo, las canciones. Todas estas son expresiones de lo popular, reflejan a las masas hacindose socialmente visibles, afirmndose.2) Segunda etapa, ya entrados los aos 30: se caracteriza por la entrada a la industrializacin dependiente y en los populismos, por las grandes emigraciones hacia la ciudad y la hegemona de la industria cultural con la radio y el cine. . El populismo se hace nacionalismo y encuentra en el cine su mejor medio de expresin y difusin, dndole imagen y voz a las identidades nacionales. Por su parte, la radio mediar entre tradicin y modernidad; la cultura es reducida a slogans, deformando y haciendo el nacionalismo ms hueco y pintoresco.3) Tercera etapa, aos 60: la cultura popular es rodeada por la industria cultural, que homogeniza los estilos de vida y los contenidos sociales, culturales y religiosos se incorporan a la cultura del espectculo. Mediante la TV, se unifica para todo el pas un habla y desaparecen las entonaciones regionales.Pero no debemos desconocer la distancia entre los ofrecimientos de la industria y los modos de apropiacin y de conducta. Hay que tener en cuenta los usos, la manera en que las colectividades sin poder poltico ni representacin social asimilan los ofrecimientos de la industria cultural, se divierten y se conmueven con ellos sin necesariamente modificar su ideologa, persistiendo en su rebelda poltica. Las clases subalternas asumen la industria vulgar que se les ofrece, pero la transforman en identidad placentera y combativa.En consecuencia, la investigacin de los usos nos hace desplazarnos de los medios al lugar donde se produce su sentido, a los movimientos sociales (mediaciones) que parten, especialmente, del barrio.El barrio popular es el lugar donde se anudan y tejen nuevas redes que tienen como mbito social la cuadra, el caf, el club, la sociedad de fomento y el comit poltico. A partir de esos mbitos se ira forjando una cultura especifica de los sectores populares, basada en una cultura poltica reformista de la sociedad, no la de los trabajadores anarquistas o socialistas, sino la de trabajadores que miran a la sociedad como algo que puede ser mejorado, ser mejor organizada, mas justa.Desde tres mbitos distintos se configurara esa cultural barrial:a. La escuela, lugar constituido por factores ajenos.b. El caf, lugar constituido desde fuera pero dotado de significacin propia.c. Las bibliotecas y clubs, creacin autnoma de los sectores populares, que harn posible el contacto directo y activo de la cultura oral con la del libro y la revista. Los clubs organizan competencias, sesiones culturales (como cine, teatro, bailes, conciertos)Tambin configuraron la cultura barrial los mediadores, activistas o cuadros que operan en las instituciones barriales haciendo el nexo entre las experiencias de los sectores populares y otras experiencias del mundo intelectual. Son transmisores de un mensaje pero insertos en el entramado de la cultural popular del barrio.Ante las grandes migraciones del campo a las ciudades, lugar este ltimo donde se disuelven generalmente las solidaridades y los modos de vida de quienes llegan de las provincias, el barrio es el mbito clave para la gestacin de nuevas solidaridades. Con sus asociaciones y centros, se ofrece un lugar para congregar a los inmigrantes y darles un mnimo de representacin frente al Estado, no solo agotndose en el barrio sino extendiendo un proyecto social mas global: as, la lucha por la vivienda, por los servicios pblicos bsicos, por un transporte mnimo, y la salud, se inscriben en la lucha por la propia identidad cultural.En consecuencia, se va desarrollando, a travs de estas asociaciones populares, una institucionalidad nueva, un proyecto de democracia nueva que articule las diversidades, la complejidad y el pluralismo.Es importante tener en cuenta el protagonismo de las mujeres dentro del barrio, ejes centrales de la vida barrial que tiene un poder determinado sustentado en la fuerza de lo cotidiano. Ellas son el barrio, deciden el barrio, hacen el barrio, a partir de una concepcin de lo cotidiano dada por la maternidad. A partir de una maternidad social hacen del barrio su espacio de despliegue y ejercicio. La mujer se constituye como creadora de una socialidad primordial, que es encuentro y mediacin. Son las que posibilitan la nueva identidad del pueblo popular provinciano.El barrio es adems el lugar de la constitucin de las identidades. En nuestra sociedad, se hace una separacin entre trabajo y vida. Mientras que en el trabajo solo se es un empleado, el barrio es el espacio donde se construye las identidades de cada uno, a travs de las relaciones que se entablan entre amigos y vecinos: all uno es fulano o mengano, joven o adulto, casado o soltero. El barrio es entonces el gran mediador entre el universo privado de la casa y el mundo pblico de la ciudad, permitiendo la configuracin de un nosotros. Es all donde se pueden establecer solidaridades duraderas y personalizadas. En el barrio quedar sin trabajo no significa perder la identidad, dejar de ser hijo de fulano o mengano, sino que pertenecer al barrio para las clases populares significa poder ser reconocido en cualquier circunstancia.Por otro lado, el barrio es el espacio donde se da la produccin simblica de los sectores populares urbanos. All se despliega la creatividad y expresividad esttica de estos sectores, haciendo del barrio un hecho cultural.Graffiti o pintada (principal ejemplo de ese despliegue). Lugar de mestizaje de la iconografa popular y la imaginera poltica de los universitarios. A travs de ellos se hacen denuncias polticas ahora abiertas a la potica, y la potica se carga de densidad poltica. Se tata la protesta en la piel de la ciudad, encontrndose y mestizndose diversos modos de rebelin.La msica tambin es un exponente clave de lo popular urbano. La apropiacin y reelaboracin musical responde a movimientos de constituciones de nuevas identidades sociales. La nueva msica se produce por mestizaje, por deformacin de lo autentico. As, se funden las msicas de diferentes regiones para dar origen a nuevos estilos, que reflejan, indudablemente, las transformaciones sociales y culturales que se producen en lo urbano.2. La comunicacin desde la culturaLo que ni el ideologismo ni el informacionalismo permiten pensarEl anlisis de la comunicacin en Amrica Latina ha sido guiado por un paradigma hegemnico, formado por dos etapas:1) Etapa ideologista: finales de los 70, con el modelo de Lasswell. Esta etapa se llama as porque su objetivo se centro en descubrir y denunciar los engaos mediante los cuales la ideologa dominante penetra el proceso de comunicacin o el mensaje, produciendo determinados efectos. La ideologa se paso a considerar como omnipotente, se volvi objeto y sujeto, dispositivo totalizador de los discursos. En consecuencia, se recorto en campo de la comunicacin, quedndose con el recorte de lo comunicativo.En consecuencia, se llego a una concepcin instrumentalista de los medios de comunicacin, que privo a estos de su espesor cultural y materialidad institucional convirtindolos en meras herramientas de accin ideolgica.Adems, la ideologizacin hizo que solo se indagara en los procesos comunicativos las huellas del dominador, dejando de lado las del dominado y las del conflicto. Se pensaba que solo analizando losobjetivos econmicos e ideolgicos de los medios masivos podra saberse qu necesidades generaban y cmo sometan a sus consumidores. Se concibi la relacin entre emisores-dominantes y receptores-dominados sin ninguna seduccin o resistencia, solo la pasividad del consumo y la alineacin, sin conflictos, contradicciones ni luchas.2) Etapa Cientifista: mediados de los 70. El paradigma hegemnico se reconstruye en base al modelo informacional y a un revival positivista que prohbe llamar problemas a todo aquello para lo que no se tenga un mtodo. En la Teora de la informacin, la comunicacin (definida como trasmisin de info.) encontr un marco de conceptos precisos, de propuestas operativas, todo avalado por la seriedad de las matemticas y el prestigio de la ciberntica.El modelo informacional se adue entonces del campo, pero dej demasiadas cosas afuera. No tiene en cuenta ni la cuestin del sentido ni la del poder. Queda fuera el conflicto de intereses que juegan en la lucha por informar, producir, acumular, o entregar info., y los problemas de la desinformacin y el control. Se deja afuera adems las condiciones sociales de produccin de sentido, eliminando del anlisis las luchas por la hegemona, por el discurso que articula el sentido de una sociedad.Adems, se sitan las dos instancias del circuito (emisor y receptor) en un mismo plano, con un mensaje que circula por instancias homologas. Esta concepcin plantea un idealismo y la presuncin de que el mx. de comunicacin funciona sobre el mx. de informacin, y este sobre el univocidad del discurso. En consecuencia, se hace impensable todo aquello que en la comunicacin no es reducible a transmisin y medicin de info.Por otro lado, se fragmenta el proceso de comunicacin, reducindolo a la mera trasmisin de informacin. Metodolgicamente se separan el anlisis del mensaje del anlisis de recepcin, concebida como los efectos o la reaccin. De esta manera, se controla y reduce el universo de lo que se puede investigar en el campo y los modos de acceso a los problemas.Por ultimo, se concibe al conocimiento como acumulacin de informacin mas clasificacin, dejando sin sentido las contradicciones por considerarlas residuos de ambigedad y no como expresiones de conflicto. Se disuelve finalmente lo poltico, la realidad conflictiva y cambiante que significa.Cultura y Poltica: las mediaciones constitutivasEl cambio de paradigma exigido no es resultado nicamente de los lmites del modelo hegemnico, sino tambin de los hechos, los procesos sociales de Amrica Latina, que estn haciendo cambiar el objeto de estudio de las investigaciones en comunicacin.Por un lado est la cuestin transnacional, una nueva fase en el desarrollo del capitalismo en la que el campo de la comunicacin entra a jugar un papel decisivo. Aparece en juego el salto a la internacionalizacin de un modelo poltico. Esto obliga a pensar en las luchas por la identidad dentro de un sistema transnacional difuso y complejamente interpenetrado. La nacin a aparece como foco de contradicciones y conflictos inditos, que estn dando nacimiento a nuevos actores sociales que cuestionan la cultura poltica tradicional.Se trata de una percepcin nueva del problema de la identidad de estos pases y el subcontinete, que hace frente a la homogenizacin descarada que viene de lo trasnacional y a aquella que viene de lo nacional en la negacin de la pluralidad cultural que constituye a estos pases. Esta nueva percepcin de la identidad aparece inscrita en el movimiento de profunda transformacin de lo poltico, que conduce a las izquierdas latinoamericanas a una concepcin estrategia de la democratizacin. Se abre camino un proyecto ligado al redescubrimiento de lo popular, a la revalorizacin de las articulaciones y mediaciones de la sociedad civil, sentido social de los conflictos y reconocimiento de experiencias colectivas. Esta cambiando la concepcin que se tenia de los sujetos polticos. Las relaciones de poder son producto de conflictos concretos y de batallas que se libran en el campo econmico y en el terreno de lo simblico.Asimismo, esta emergiendo en Amrica Latina una valoracin nueva de lo cultural, una reconceptualizacin de la cultura que nos enfrenta a la existencia de la cultura popular, con su existencia mltiple y activa, en su conflictividad y creatividad actual. Debemos pensar los procesos de comunicacin desde la cultura, dejar de pensarlos desde las disciplinas y los medios. En la redefinicin de la cultura es clave comprender su naturaleza comunicativa, su carcter de proceso productor de significaciones y no de mera circulacin de informaciones, en donde el receptor no es solo un decodificador del mensaje del emisor sino tambin un productor.3. Mapa nocturno para el explorar el nuevo campoEs necesario rehacer un mapa de los conceptos bsicos. Pero para esto antes hay que cambiar el lugar desde el que se formulan las preguntas. Ese mapa debe servir para indagar la dominacin, la produccin y el trabajo, pero desde el lado de las brechas, el consumo y el placer. Un mapa para reconocer la situacin desde las mediaciones y los sujetos.Acerca de la cotidianeidad, el consumo, y la lecturaLa ptica del mercado penetra no solo la sociedad sino tambin las explicaciones sobre ella. Esto ha hecho que las teoras crticas siempre hayan privilegiado las dimensiones del trabajador-productor, su situacin y su conciencia. Se ha dejado aqu de lado el vivir cotidiano, las prcticas con las que se enfrentan a su subsistencia y llenan de sentido su vida, dado que se las consideraba como obstculos para la toma de conciencia y una accin poltica. La cotidianeidad no inscrita directamente en la estructura productiva era considerada irrelevante e insignificante.Sin embargo los relatos que cuentan la vida del barrio popular nos abren a otra realidad. El espacio domestico no es solo el lugar de la reproduccin de la fuerza de trabajo (como se consideraba) sino el lugar donde la cultura popular puede tener un min. de libertad e iniciativa, frente al trabajo montono y despojado de cualquier creatividad. Adems, no toda forma de consumo es interiorizacin de los valores de las otras clases. Ante esto, surge la necesidad de una concepcin que pueda ofrecer un marco a la investigacin de la comunicacin/cultura desde lo popular, que nos permite la comprensin de los diferentes modos de apropiacin cultural, los diferentes usos sociales de la comunicacin.He aqu la diferencia con las teoras funcionalistas de recepcin: no hay que medir solo la distancia entre los mensajes y sus efectos, sino de analizar ntegramente el consumo, el conjunto de los procesos sociales de apropiacin de los productos. El consumo no es interiorizacin muda de la desigualdad social, es produccin de sentido: lugar de luchas no solo por la posesin de los objetos sino mas bien por los usos que les dan forma social y en los que se inscriben demandas y dispositivos de accin que provienen de diferentes competencias culturales.Adems, hay que reflexionar sobre la nueva concepcin de la lectura. Entendida como la actividad por medio de la cual los significados se organizan en un sentido, en la lectura (como en el consumo) no hay solo reproduccin sino tambin produccin, que cuestiona y pone en crisis la centralidad atribuida al texto y al mensaje entendido como lugar de la verdad. Existe una asimetra de demandas y de competencias que negocian a partir del texto. Adems, la lectura es espacio de placer, de goce y resistencia.La televisin desde las mediacionesEl medio televisin esta sufriendo numerosos cambios, sin embargo la mediacin desde la que opera social y culturalmente no parece estar sufriendo modificaciones de fondo en A. Latina. Hay que abandonar el mediacentrismo, ya que el sistema de los media esta perdiendo su especificad para convertirse en un elemento integrante mas de otros sistemas de mayor envergadura, como el econmico, cultural, poltico. Este abandono en Amrica Latina se esta dando por la fuerza con que los movimientos sociales hacen visibles las mediaciones. Por esto, la investigacin debe partir de lasmediaciones, de los lugares de los que provienen las constricciones que delimitan y configuran la materialidad social y la expresividad cultural de la TV.A modo de hiptesis se proponen tres lugares de mediacin: la cotidianeidad familiar, la temporalidad social y la competencia cultural.I. La cotidianeidad socialLa familia constituye la situacin primordial de reconocimiento de la TV, es la unidad bsica de audiencia, constituye una mediacin social y uno de los espacios claves de lectura y decodificacin de la televisin. Pero las mediaciones que la cotidianeidad familiar cumple en la configuracin de la TV no solo tienen que ver con la recepcin, sino que inscriben sus marcas en el discurso televisivo mismo.De la familia, como espacio de relaciones cortas y la proximidad, la televisin asume y construye dos dispositivos claves:a) La simulacin de lo directo: mecanismos mediante los cuales la TV especifica su modo de comunicacin organizndola sobre el eje de la funcin ftica, es decir, sobre el mantenimiento del contacto. Para irrumpir el mundo de la ficcin y del espectculo en el espacio de la cotidianeidad y de la rutina, se dan dos intermediarios bsicos: el animador o presentador y el tono coloquial que proporciona el clima requerido. El presentador en la TV es un interlocutor, o el que interpela a la familia convirtindola en su interlocutor. De ah su tono coloquial y la simulacin permanente del dialogo.b) La retrica de lo directo: dispositivo que organiza el espacio de la televisin sobre el eje de la proximidad y la magia del ver, en oposicin al espacio cinematogrfico dominado por la distancia y la magia de la imagen. La magia del ver esta dada por la proximidad construida mediante un montaje funcional, y sostenida en base a la toma directa, real o simulada. Hay una sensacin de inmediatez, de proximidad de los personajes y de los acontecimientos, que le permite al discurso familiarizar todo, hacer hasta lo mas distante cercano.II. La temporalidad socialMientras en nuestra sociedad el tiempo productivo es el que corre y se mide, el tiempo de que esta hecha la cotidianeidad es repetitivo, comienza y acaba para recomenzar, esta hecho de fragmentos. Es insertndose en el tiempo del ritual y de la rutina como la TV inscribe la cotidianeidad en el mercado.III. La competencia culturalLa nocin misma de cultura, su significacin social, esta siendo modificada por lo que se produce en y el modo de reproducir de la televisin.En la cultura de masa, la regla esttica es la de mayor adecuacin al gnero. El gnero es la unidad mnima del contenido de la comunicacin de masa y la demandad de marcados por parte del pblico (y del medio) a los productores se hace a nivel del genero. Para los investigadores es a travs de la percepcin del gnero como se accede al sentido latente de los textos massmediaticos.En el folklore, en la cultura popular, en la cultura de masa, el sentido y el goce de un texto remite siempre a una gramtica. La dinmica cultural de la televisin acta por sus gneros. Desde ellos activa la competencia cultural y a su modo da cuenta de las diferencias sociales que la atraviesan. Los gneros constituyen una mediacin fundamental entre las lgicas del sistema productivo y del sistema de consumo, entre la del formato y la de los modos de leer, los usos.Lgicas de la produccin y de los usosEn la estructura y dinmica de la produccin televisiva lo que importa es lo que configura las condiciones especficas de produccin, lo que de la estructura productiva deja huellas en el formato y los modos en que el sistema productivo (la industria televisiva) semantiza y recicla las demandas que vienen de los pblicos y sus diferentes usos. Aparecen entonces una serie de dispositivos concretos a estudiar:- Competitividad industrial: capacidad de produccin expresada en el grado de desarrollo tecnolgico, capacidad de riesgo financiero para la innovacin y grado de diversificacin-especializacin profesional de una empresa.- Competencia comunicativa: reconocimiento por los pblicos a los que se dirige.- Niveles y fases de decisin en la produccin de cada gnero, quines, en qu momentos y con qu criterios deciden lo que es producible.- Ideologas profesionales: componentes y campo de tensin entre las exigencias del sistema productivo, las reglas de gnero, las demandas sociales y la iniciativa y creatividad (resistencias) de los productores: actores, directores, operadores, etc.- Rutinas productivas: hbitos de trabajo.- Estrategias de comercializacin: que ha puesto sus huellas en la estructura del formato.Lo que tratamos es de sacar el estudio de la recepcin del espacio acotado por una comunicacin pensada en trminos de mensajes que circulan, de efectos y reacciones, para reubicar su problemtica en el campo de la cultura: de los conflictos, los mestizajes y el modo en que trabaja la hegemona y las resistencias que moviliza, del rescate por tanto de los modos de apropiacin y rplica de las clases subalternas.Las diferentes lgicas del uso no se deben solo a la diferencia social de clases. Los habitus de clase atraviesas los usos de la TV., los modos de ver. Puede observarse una amplia gama de usos que tienen que ver con la cantidad de tiempo dedicado a la TV., el tipo de tiempo, el significado social de ese tiempo, y con el tipo de demandas que las diferentes clases le hacen a la TV.En los usos no habla slo la clase social, habla tambin la competencia cultural de los diversos grupos, que atraviesa las clases.Entre la lgica del sistema productivo y las lgicas de los usos median los gneros. Son sus reglas las que configuran los formatos y es en ellos donde ancla el reconocimiento cultural de los grupos. Un gnero no es algo que le pasa al texto, sino algo que pasa por el texto; es una estrategia de comunicabilidadLos gneros son estrategias de interaccin, modos en que se hacen reconocibles y organizan la competencia comunicativa los destinadores y los destinatarios.La competencia textual narrativa, no se halla slo presente, no es condicin nicamente de la emisin, sino tambin de la recepcin.Un gnero responde a una negociacin, a una pragmtica y a la necesidad de construir su sistema en cada pas.Algunas seas de identidad reconocibles en el melodramaNingn otro genero ha logrado agradar en la regin como el melodrama, ya que es el modo de expresin mas abierto al modo de vivir y sentir de nuestras gentes. El melodrama es un terreno precioso para estudiar la no contemporaneidad y los mestizajes de que estamos hechos.Lo que all esta en juego es el drama del reconocimiento, lo que mueve a la trama es siempre el desconocimiento de una identidad y la lucha contra los maleficios, las apariencias, contra todo lo que oculta y disfraza: una lucha por hacerse reconocer. El melodrama habla del peso que pasa las clases populares tiene la socialidad primordial del parentesco, las solidaridades vecinales y la amistad.El melodrama media entre el tiempo de la vida y el tiempo del relato que la afirma y hace posible a las populares reconocerse en ella.4. Lo popular que nos interpela desde lo masivoNo debemos pensar lo masivo como algo exterior a lo popular. Tras la aparicin de las masas, lo popular cambi. Debemos pensar lo popular en trminos de imbricacin conflictiva en lo masivo. Es a travs de la masificacin estructural de nuestra sociedad que las masas pudieron reclamar sus derechos, masificndolo todo. Lo masivo es una nueva forma de socialidad. Pensar lo popular desde lo masivo no significa alineacin y manipulacin, sino nuevas condiciones de existencia y de lucha, un modo nuevo de funcionamiento de la hegemona. La masificacin entraa nuevas formas de relacin social y de conflictividad.Existe una no unificacin del mercado material y simblico: En la industria cultural se presentan expresiones de una demanda simblica peculiar que no coincide del todo con el arbitrio cultural dominante. La cultura masiva (industria cultural) no ocupa una sola y la misma posicin en el sistema de clases sociales, sino que en el interior mismo de esa cultura coexisten productos heterogneos, unos que corresponden a la lgica del arbitrio cultural dominante y otro a las demandas simblicas de las clases dominadas. Estamos ante un mercado material y simblico no unificado, y lo que pasa all no remite solo a los intereses de la clase dominante, sino tambin a la dinmica y la complejidad del universo de los dominados.En lo masivo subsisten matrices culturales en conflicto. En la imaginera barroca, en el dramatismo religioso, en la narrativa oral, en el melodrama y en la comicidad, encontramos la entrada de matrices dominadas pero activas. Cuando hablamos de matriz, nos referimos a lo residual, lo que carga el hoy, aquello que del pasado resiste al presente y se erige como alternativa frente a lo dominante.Algunas muestras de lo popular activado en lo masivo son el circo y las ferias y fiestas.FRENTE CULTURAL: espacio en que las clases sociales se tocan, comparten significantes, y luchan desde y por significados diferentes, por dotar de sentido a una practica. Luchan no necesariamente por establecer relaciones de dominio o explotacin, sino por resaltar ciertos valores, prcticas y concepciones que son representados en virtud de un proyecto determinado de legitimidad cultural.La lectura desde lo masivo de lo popular esta renovando el anlisis de los medios masificantes: radio y televisin.* La radio tiene una especial capacidad para mediar lo popular tanto tcnica como discursivamente. La radio habla bsicamente el idioma del obrero, del emigrado y el ama de casa, y puede servir de puente entre la racionalidad expresivo-simblica y la informativo-instrumental. Es aquel medio que para las clases populares llena el vaci que dejan los aparatos tradicionales en la construccin del sentido.La radio capta la densidad y la diversidad de condiciones de existencia de lo popular. Nos encontramos ante la vigencia de un nuevo uso de la radio, sustentada en las caractersticas conflictivas de las relaciones sociales que han movido a grupos sociales o culturales a ganar un terreno propio de existencia publica transformando los usos, los gneros, y lenguajes radiofnicos conformes a sus propios objetivos y matrices culturales. La radio local interpela a un nosotros popular.* El modelo hegemnico de la televisin odia las diferencias. Pero por la TV pasan tambin las brechas, ella esta hecha de contradicciones y en ella se expresan demandas que hacen visibles la no-unificacin del campo y el mercado simblico. En Per, es en los programas cmicos donde se hace presente lo popular. Es solo en el espacio de la comicidad donde la televisin se atreve a dejar a ver el pueblo, solo ah se traiciona mostrando sin pudor sus caras. Es el lugar de la expresin de los de abajo, y es all tambin donde las clases altas son ridiculizadas.Por otro lado, dentro de la comicidad televisiva encontramos otra figura de lo popular: el criollismo. Lo criollo resume lo nacional, y por otro lado designa el modo como los sectores populares llegar aser ciudadanos, el proceso de sobrevivencia de lo popular en la ciudad. Lo criollo pasa as a nombrar el proceso fundamental del mestizaje en que se gesta lo popular en lo urbano.La televisin y el melodrama le permiten a un pueblo en masa reconocerse como actor de su historia, proporcionando lenguaje a las formas populares.