Barbara Cartland-Aguas Milagrosas

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ROMANCE DE EPOCA

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Agguuaass MMiillaaggrroossaass A Barbara Cartland guas Milagrosas (27.11.1985) Ttulo Original: Lost Laughter (1981) Editorial: Editorial Andina, S. A. Sello / Coleccin: Barbara Cartland N 216 Gnero: Romance Histrico Protagonistas: Jemima Barrington y Valient Ockley Argumento: No hay nada ms que ames adems de mi casa? pregunto el vizconde. Con lentitud, Jemima levant la vista hacia l. Su corazn dio un vuelco de emocin. A ti tambin te amo! Es lo que deseaba que dijeras dijo el vi zconde. Porque yo tambin te amo, querida ma! Mientras hablaba, la rode con sus brazos y sus labios buscaron los de ella. Jemima sinti como si los cielos se abrieran y surgiera la msica de un coro celestial para envolverlos en un xtasis glorioso que estaba ms all de cualquier palabra. Eres ma! exclamo el vi zconde. Y no puedo vivir sin ti!

Barbara Cartland Aguas milagrosas Captulo 1 1818 EL VIZCONDE Ockley sali rpidamente de la casa, baj la escalinata y subi a su carruaje. Cogi las riendas e hizo restallar el ltigo, lo cual provoc que los caballos saltaran con tal violencia, que el palafrenero apenas tuvo tiempo de apartarse a un lado. El faetn se alej a gran velocidad por la vereda y, cuando traspas el portn de hierro, el vizconde tom la curva tan cerrada, que el carruaje qued sobre una rueda. Levantaba nubes de polvo en el camino y los aldeanos lo miraban asombrados cuando pasaba delante de ellos. Avanz casi cinco kilmetros antes de aminorar un poco la velocidad. Permaneca sentado, con la mirada fija, los ojos brillantes de indignacin y los labios apretados. Era un hombre m uy apuesto, de facciones bien definidas, con una barbilla que revelaba decisin y anchos hombros que le haban permitido convertirse en un pugilista destacado de la Academia de Boxeo del Caballero Jackson. Tambin se le consideraba uno de los mejores conductores, cuando tena buenos caballos, y un formidable competidor ecuestre. Era inevitable que tuviera xito entre las personas del sexo dbil, en especial porque se mova en el crculo social de los petimetres que cuando no perdan fortunas en los juegos de naipes, no tenan otra cosa de la cual ocuparse ms que hablar acerca de sus conquistas. La seorita Niobe Barrington haba arrasado como una tormenta con los vacilantes corazones de esos caballeros, pero el hecho no resultaba sorprendente si se consideraba que, adems de muy bella, era heredera de una enorme fortuna. Su padre, sir A ylmer Barrington, era un hombre muy rico y procuraba que todos lo supieran. Su intencin era que su nica hija llamara la atencin y con ese objetivo ofreci un baile que super en lujo a todos los que se daran durante aquella temporada social. Tambin estaba dispuesto a ofrecer su hospitalidad a todo aristcrata que la aceptara, a condicin de que fueran candidatos solteros que se presentaran a participar en la competicin por la mano de Niobe. El vizconde, con fama de tener un ojo al que no escapaba ninguna m ujer atractiva, qued prendado de ella nada ms verla. Haba aceptado con cierta desgana la invitacin un tanto presuntuosa que haba recibido en el Club White, slo porque no tena nada ms interesante que hacer esa noche. Se haba enterado de que casi todos sus conocidos haban decidido ir a la casa de sir Aylmer en la Plaza Grosvenor, aun cuando se mostraban escpticos, ya que Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Pa ginas 2-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas saban por experiencia que casi siempre lo nico atractivo de las herederas era su cuenta bancaria. Sucedi con Niobe, sin embargo, algo totalmente diferente. Era de una belleza deslumbrante, con cabello dorado, ojos de un color azul intenso y ese tipo de piel que ha inspirado a los poetas de todas las pocas las ms hermosas composiciones. Cuando sus dios azules se encontraron con los grises del vizconde, l qued prendado. Desde ese momento, se dedic a perseguir a Niobe con un ardor que haba sorprendido hasta a sus ms cercanos amigos. Eso agrad m uchsimo a sus acreedores, quienes casi haban perdido la esperanza de cobrar sus facturas, las cuales cada ao eran ms y ms altas. El sastre abri una botella de vino para celebrar con su esposa que su cliente, el vizconde, estaba a punto de atrapar a una de las ms ricas herederas que haban surgido en el ambiente social despus de la guerra. No me importara que no tuviera ni un centavo! haba dicho el vizconde a su mejor amigo, el honorable Frederick Hinlip. A ella s le importara tener que vivir en tu arruinada m ansin sin medios para mantenerla respondi Freddy. Adems, tambin necesitas nuevos caballos. El vizconde hizo un gesto como de sentirse un poco avergonzado. Sabes lo agradecido que te estoy por prestarm e los tuyos, Freddy. Lo hago con gusto respondi su amigo con una mueca, pero a veces tambin me gustara usarlos yo. Ella es la criatura ms bella que jams he visto coment em belesado el vizconde, abandonando por el momento el tema, por lo general absorbente para l, de los caballos. Estoy de acuerdo contigo, pero no olvides que no slo te casas con ella, sino tambin con su padre. Qu quieres decir con eso? Sir Aylmer es duro como el hierro y testarudo como un rinoceronte. Busca lo mejor para Niobe, y quin le culpara por ello? Insinas que no soy bastante bueno para ella? He odo decir que Porthcawl se muestra tambin muy atento con ella. Ese vejestorio! Le tiemblan las manos! Siempre que le veo me recuerda a un pez protest el vizconde. Pero tambin es marqus! La idea de que Niobe le preste la menor atencin, es ridcula. Sin embargo, el vizconde sinti un poco de aprensin cuando record que Niobe le haba dicho una semana antes que su padre no le consideraba un partido aceptable. Dice pap que eres demasiado irresponsable para ser un buen marido. De hecho, querido Valient, me temo que te prohibir entrar en casa. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Pa ginas 3-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Entonces debemos fugarnos! exclam el vizconde. Niobe le mir con los ojos m uy abiertos y l agreg: Conseguir una licencia especial. Nos casaremos en la primera iglesia que encontremos. Una vez que seas mi esposa, tu padre no podr hacer nada. Se indignar mucho contest Niobe. Adems, me gustara una boda grandiosa, con damas de honor y una elegante recepcin despus. Y es lo que tendrs, mi amor, si tu padre consiente en nuestro matrimonio. Pero si se niega, no nos quedar ms remedio que poner el asunto en nuestras manos. Niobe se levant del sof donde estaban sentados para dirigirse, con exquisita gracia, hacia la ventana. La casa del Parque Lane tena un jardn detrs y ella saba que, recortada su silueta contra el verde de los rboles y con la luz del sol sobre su dorada cabellera, estaba encantadora. El vizconde la mir como fascinado. Eres tan bella, tan exquisita! Cmo podra perderte? Ella le dirigi una sonrisa y l se puso de pie y la tom en sus brazos. Te amo, te amo, Niobe! Entonces la bes con pasin exigente y, cuando la sinti responderle, comprendi que no era necesario preocuparse por el futuro. Casi haban perdido la respiracin, cuando Niobe escap de su abrazo y le dijo: He olvidado decirte que nos vamos al campo este fin de semana. Pap ha organizado otro baile para nuestros vecinos de Surrey. S er muy emocionante, con fuegos artificiales, gndolas en el lago, una orquesta de gitanos en el jardn, y otra en el saln de baile. Me aburren los bailes respondi petulante el vizconde. Te quiero slo para m. Hablo con tu padre y le insisto en que nos casemos antes de que termine la temporada? Niobe levant las manos con un gesto de horror. No, no! Eso slo le enfurecera y provocara que me prohba verte. Hizo una pausa antes de aadir: Ni siquiera... ests invitado al baile. Quieres decir que hasta ese punto me desaprueba tu padre? pregunt incrdulo el vizconde. Jams en su vida le haban negado la entrada a ninguna casa de la que deseara ser husped y le pareca increble que sir Aylmer se atreviera a rechazarle de tal forma. Niobe baj la vista. El problema, querido Valient, es que pap considera que me he encariado demasiado contigo. Los ojos del vizconde se iluminaron. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Pa ginas 4-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Es lo que quiero que hagas, pero tambin deseo que me digas que me amas. Creo que as es, casi estoy segura, pero pap dice que el amor es una cosa y el matrimonio, otra. Qu quiere decir con eso? pregunt molesto el vizconde. Niobe lanz un suspiro. Pap desea que haga un buen m atrimonio. El vizconde la mir, atnito. Quieres decir que tu padre no me considera con suficiente im portancia social? pregunt con la voz casi estrangulada en la garganta. Cre que saba que los Ockley somos una familia que puede compararse con cualquiera de las mejores del pas. No hay un libro de historia donde no se nos mencione! S, s, lo s contest Niobe. Lo que pasa es que pap tiene otras ideas. Qu ideas? Niobe hizo un pequeo gesto muy expresivo con las manos. Quieres decir que hay alguien a quien considera mejor partido que yo? pregunt el vizconde. Niobe no contest y l la abraz de nuevo. Eres ma y me amas, sabes que me amas! Debes ser valiente, mi amor, y decrselo as a tu padre. No me escuchar. Entonces nos fugaremos. El vizconde iba a explicarle cmo podran hacerlo, cuando Niobe levant su hermoso rostro y dijo: Bsame, Valient! Adoro tus besos y tengo tanto miedo de perderte. El vizconde la bes hasta que se olvid de todo. Slo cuando se alejaba del Parque Lane record que no haba tenido tiempo de exponerle los planes que empezaba a hacer para su fuga. Sin embargo, le escribi una apasionada carta, que su propio ayudante de cmara entreg a la doncella de Niobe para no correr el peligro de que sir Aylmer la interceptara. En respuesta, recibi una breve nota en la que Niobe le deca que la visitara en su mansin de Surrey el siguiente lunes. El vizconde saba que el baile al que no haba sido invitado se llevara a cabo el sbado, as que supuso que Niobe deseaba verle a solas despus de que se hubieran marchado los invitados. Sin embargo, era irritante saber que la mayora de sus amigos se hospedaban o en la casa de sir Aylmer o con vecinos de las cercanas. Sin tener nada que hacer, fue a su propia casa en Hertfordshire y, aunque saba que la encontrara deprimente, pens que con la fortuna de Niobe, pronto podra restaurarla y devolverle su anterior belleza. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Pa ginas 5-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas La guerra haba arruinado a su padre, quien haba invertido su dinero en el continente, y no haba tenido la previsin de depositar algo en Londres. El anciano muri seis meses ms tarde de que su hijo regresara a Inglaterra. Despus de combatir con el ejrcito de Wellington y pasar un ao ms con el ejrcito de ocupacin, el nuevo vizconde descubri que haba heredado una casa a punto de caerse por falta de reparaciones, una montaa de deudas y nada en el banco con que resolver los problemas. El vizconde deseaba disfrutar y recuperar lo que consideraba una parte perdida de su juventud durante los largos aos que haba pasado en la guerra. Por eso haba eludido los problemas financieros y se haba entregado en cuerpo y alma a las diversiones que ofreca Londres. A pesar del gasto que representaba, abri la Casa Ockley en la Plaza B erkeley, se encogi de hom bros ante el hecho de que estaba hipotecada al mximo y se dedic a vivir como un lord, a pesar de que, como Freddy deca, tena agujeros en el bolsillo. Haban transcurrido casi dos aos, cuando pens que tarde o temprano tendra que hacer algo respecto a su situacin financiera y era indudable que casarse con una heredera sera su salvacin. No sera un caso extrao en la familia Ockley. En casi todas las generaciones anteriores haba habido un Ockley que haba seguido los dictados de su razn ms que los de su corazn y haba aceptado una esposa con una importante dote en dinero o tierras. Y esa haba sido la nica cualidad de aquellas mujeres bastante simples, si no es que feas, pensaba con frecuencia el vizconde al mirar los retratos que colgaban en las paredes de la casa familiar. Durante sus campaas en Portugal o en Francia, sola soar con romanticismo en el tipo de mujer con quien se casara. Era lo bastante observador como para darse cuenta del efecto que causaba en las mujeres. Deseaba una esposa que fuera un buen complemento para s mismo y tena la esperanza de que tuvieran hijos que aseguraran que los retratos fam iliares fueran bastante ms atractivos en el futuro. Niobe pareca ser la respuesta a sus oraciones de soldado y debido a su gran experiencia con las mujeres, el vizconde se daba cuenta de que sus besos la excitaban y de que, cuando le miraban, esos ojos azules tenan el brillo esperado. A pesar de su impaciencia por ver a Niobe, mientras se diriga hacia Surrey el lunes por la maana, no forz a los caballos porque pertenecan a Freddy. Se dijo que la mejor hora para visitarla sera por la tarde. Haba dedicado todo el fin de semana a hacer planes para su fuga y en el bolsillo de su ajustada chaqueta llevaba una licencia especial de matrimonio. Sir Aylmer podr indignarse, se dijo el vizconde, pero una vez que estemos casados no podr hacer nada y como Niobe posee su propia fortuna, no puede desheredarla. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Pa ginas 6-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Estaba seguro de que todo resultara tal y como deseaba, sin embargo, persista cierta duda en su mente cuando recordaba la insistencia de Niobe en una boda grandiosa. Y no slo lo haba mencionado una vez. Record su comentario de que el Prncipe Regente haba asistido a la boda de una de sus amigas y que ella se sentira disminuida si no le tena como invitado de honor en la suya. El vizconde, por supuesto, conoca al Regente, pero no tena ningn deseo de entablar una estrecha amistad con l, pues las reuniones de la Casa Carlton le aburran. Lo que ms le agradaba era asistir con sus amigos a las casas de juego, los salones de placer y los de baile. En ocasiones slo iban como espectadores, pero otras veces tenan lo que llamaban una alocada velada que por desgracia, sola resultar muy costosa. Tambin le divertan las carreras ecuestres de obstculos, asistir a los hipdromos de Newmarket o Epsom y las cenas con bebida abundante que siempre precedan a un da de tales eventos. Estoy seguro de que a su alteza real le encantar asistir a nuestra boda haba respondido con rapidez, porque saba que eso era lo que se esperaba de l. Mientras lo deca, dudaba mucho de tal presencia, aunque si eso hubiera defraudado a Niobe, l habra tenido otros placeres diferentes que ofrecerle. Sin embargo, en cuanto tuvo ante sus ojos la enorm e mansin de sir Aylmer, se olvid de todo lo que no fuera su deseo de estar con Niobe. Ella le esperaba en el saln y si l hubiera puesto atencin, habra notado que era excesivamente lujoso rozando el lmite del mal gusto. Pero slo tena ojos para Niobe, quien estaba ms hermosa que la ltim a vez que la haba visto. Su vestido haca juego con el color de sus ojos y revelaba su exquisita silueta y, aunque alguien con ojo crtico habra opinado que llevaba demasiadas joyas para ser una jovencita que estaba en una casa de campo, el vizconde slo se fij en la curva de sus labios. La abraz. No, Valient, no! protest Niobe y le mantuvo apartado. Qu sucede? No me beses hasta que oigas lo que tengo que decirte. Yo tambin tengo mucho que decirte. Debes escucharme primero, por favor. Como deseaba complacerla, se oblig a concentrarse en lo que ella quera decir. Me temo que te voy a hacer dao, Valient, pero pap ha accedido a que yo misma te lo diga. Decirme que? Estaba de pie junto a ella, alto y elegante, y le costaba trabajo pensar en otra cosa que no fuera su belleza y la suavidad de sus labios. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Pa ginas 7-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Lo que tengo que decirte es... Que me he comprometido en matrimonio con el marqus de Porthcawl. Por un momento, al vizconde le result difcil comprender lo que ella haba dicho. Haba hablado en un idioma extranjero. Entonces, conforme el significado fue abrindose camino en su mente, sinti como si alguien le hubiera propinado un tremendo golpe en la cabeza. Es una broma? pregunt. No, claro que no. Pap est encantado. Nos casarem os el prximo mes. No puedo creerlo! exclam el vizconde. Si de verdad ese es el plan de tu padre, debemos hacer lo que ya te he propuesto y fugarnos. Por la expresin de Niobe comprendi que nunca se ira con l, pero necesitaba que ella misma se lo dijera. Tengo una licencia especial continu. Nos casaremos y entonces ser imposible que tu padre nos separe. Lo siento, Valient, saba que esto te hara mucho dao. Aunque te amo y me gustara ser tu esposa, no puedo rechazar al marqus. Lo que quieres decir dijo el vizconde con lentitud y tono amargo, es que has jugado conmigo mientras esperabas a que Porthcawl se decidiera y ahora que lo ha hecho, me desprecias como si fuera un criado. Mientras lo deca, comprendi que era cierto. Lo siento, Valient respondi Niobe, pero tengo la esperanza de que cuando est casada, seamos amigos. Entonces l perdi el control. Siempre haba tenido un carcter fuerte, era algo que haba heredado de generaciones de Ockley, un carcter que pocas veces estallaba, pero que cuando lo haca, tena la fuerza de un can. Ms tarde, el vizconde no pudo recordar con exactitud lo que haba dicho Niobe. Slo saba que mientras hablaba, sin gritar pero con palabras de intensidad tan amarga que restallaban como ltigos, ella haba palidecido. Como Niobe no respondi, cuando crey que no tena nada ms que decir, sali rpidamente de la habitacin, con el deseo de poner la mayor distancia posible entre l y la mujer que le haba traicionado. Ahora que ya poda respirar con ms facilidad y la opresin de su pecho no era tan violenta, se dio cuenta de que los caballos sudaban por el esfuerzo y de que l mismo estaba muy acalorado. Al pensar en el calor le llam la atencin algo raro. En el suelo del carruaje haba una manta colocada de manera bastante extraa. Mientras la miraba y se preguntaba por qu llevaba una manta en un da tan caluroso, sta se movi y con profundo asombro vio asomar una cara. Era una cara pequea y ovalada, con dos ojos oscuros y aprensivos que le miraban. Puedo... salir... ya? pregunt una vocecita. Tengo mucho calor. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Pa ginas 8-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Quin es usted y qu diablos hace aqu? Como respuesta, una jovencita pequea y esbelta apart la manta a un lado y se sent junto a l. Llevaba un vestido muy desgastado y en la espalda le colgaba un viejo som brero con dos cintas atadas al cuello. El vizconde la mir, sorprendido, despus volvi la vista hacia los caballos y nuevamente hacia ella, antes de preguntar: Cul es la razn de que se encuentre en mi carruaje? He huido. De quin? De mi to Aylmer. Quiere decir que sir Aylmer Barrington es su to? pregunt con furia el vizconde. S. En ese caso, fuera de aqu! No quiero tener ms relaciones con ningn Barrington durante el resto de mi vida! Saba que se sentira as. Lo saba? Qu participacin ha tenido en esa forma diablica en que he sido tratado? Ninguna, pero he observado m ientras le mantenan suspendido de un hilo por si el marqus se arrepenta en el ltimo momento. El hecho de que la muchacha dijera exactamente lo que l haba pensado, enfureci tanto al vizconde que tir de las riendas para que los caballos se detuvieran. Fuera de aqu! estall. Vyase al diablo! Y puede decirles tanto a su to como a su prima, que espero que se consuman en el infierno! Su forma de hablar y la furia de su expresin tendran que haber intimidado a la joven, pero sta, en cambio, se limit a m irarle con compasin. Lo siento, pero de verdad, aunque no me crea, considero que ha sido afortunado. Qu diablos quiere decir con eso? No conoce a Niobe y yo s. Es malvada, cruel y le habra hecho muy infeliz. No creo que Niobe sea nada de eso y si vuelve a decir algo semejante, la abofetear la amenaz el vizconde. No sera nada nuevo. Cuando to Aylmer me peg esta maana, decid escaparme. Por eso estoy aqu. Pegarla? No lo creo! Le ensear las seales, si quiere. Cuando tuve que ir a vivir con ellos, me castigaba porque Niobe se lo peda, pero despus empez a disfrutar con ello. El vizconde la mir con profundo asombro. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Pa ginas 9-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas No deseaba creer lo que oa, pero, a la vez, haba un inequvoco tono de sinceridad en la voz de la joven que era ms convincente que si hubiera llorado o protestado por su desconfianza. La observ. Pareca muy joven, casi una nia. Qu edad tiene? Dieciocho aos. Cmo se llama? Jemima Barrington. Y de verdad es prima de Niobe? Mi madre era hermana de sir Aylmer. Se fug con mi padre, que era un primo lejano; y fueron muy pobres, pero muy felices. Cuando murieron y qued hurfana, to Aylmer me llev a vivir con l. Es por eso por lo que s que usted es muy afortunado al haber escapado. En cuanto la conversacin gir hacia su asunto personal, el vizconde frunci de nuevo el ceo. Lo siento por usted, pero sabe bien que no puede involucrarme en sus problemas. La llevar a donde desee ir, siempre y cuando nadie se entere. No creo que a nadie le interese. A Niobe le desagrado y to Aylmer me considera una molestia. Suspiro antes de aadir: De todas maneras a quin le importa una pariente pobre? Eso es usted? Mi madre prefiri el amor a la riqueza. Fue la excepcin de la familia. El vizconde pens que era verdad. Niobe haba preferido un ttulo ms importante que el de vizcondesa. Como si adivinara lo que pensaba, Jemima continu diciendo. Niobe es ambiciosa como su padre. Desea sentarse con los aristcratas en la Apertura del Parlam ento y si un duque apareciera en este momento, despedira al marqus como ha hecho con usted. Le he advertido que no hable as! Algn da comprender que tengo razn. El vizconde iba a protestar, pero consider que no sera digno, as que cogi de nuevo las riendas y pregunt: Dnde desea ir? Donde desee llevarme. Tiene dinero? Slo dos guineas, que he cogido del tocador del to Aylmer. El vizconde solt las riendas. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 10-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Habla en serio al decir que se propone enfrentarse al mundo con slo dos guineas? Despus de un breve silencio, Jemima contest con un tono muy diferente al que haba empleado hasta entonces. No puedo hacer otra cosa. No poda soportar por ms tiem po ser golpeada, abofeteada, humillada y sentirme tan desesperada... miserable... desdichada. La ltima palabra fue casi un sollozo m uy conmovedor. No tiene otros familiares con quienes pueda llevarla? Temen demasiado al to Aylmer y me llevaran enseguida con l. Es algo que yo debera hacer. El vizconde frunci el ceo ante la idea de volver, pero se dijo que no poda hacer otra cosa. Y como ese pensam iento provoc de nuevo su indignacin, exclam disgustado: Por qu ha tenido que interferirse en mi camino? Lo nico que deseo es alejarme de esta traicionera y falsa prima suya y demostrarle lo que pienso de ella! Lanz una risotada burlona y agreg: Le he dicho lo que hara y hablaba en serio! Qu le ha dicho? pregunt Jemima con curiosidad. Que me casara con la primera mujer que encontrara antes que permitir que nadie supiera que me haba hum illado. Las palabras surgieron como disparadas de sus labios. Entonces mir a lo lejos, no para contemplar el campo, sino para ver el rostro de Niobe palidecer mientras l le lanzaba reproches, pero sin abandonar una expresin decidida que indic al vizconde que su intencin era casarse con el marqus. Ahora dese haberla zarandeado. Demostrarle que un hombre poda ser despiadado con las mujeres. Entonces, una voz suave y titubeante dijo a su lado: Si eso... ha sido lo que le... ha dicho... yo soy... la primera m ujer... que encuentra. El vizconde se volvi para mirarla. Por Dios, si que lo es! Y tal vez sera mucho ms apropiado que me casara con una Barrington. Las palabras resultaron casi inaudibles al surgir de sus labios apretados y no mir a Jemima, pero la oy decir: Nada... disgustara ms... a Niobe... que el que yo... me casara antes... que ella... Y con... usted! El vizconde lanz una risa nada agradable. Debe haber una iglesia cerca de aqu. Azuz los caballos y mientras avanzaban pens que esa venganza hacia la m ujer que le haba humillado sera muy efectiva. Como durante aos haba sido un soltero Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 11-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas empedernido, su matrimonio, bien lo saba, causara sensacin en los clubes de St. James. Su ardiente cortejo a Niobe el mes anterior, habra sin duda provocado apuestas por su xito o fracaso y sera una gran irona que se anunciara que se haba casado con la prima. El vizconde conoca lo suficiente a Niobe como para tener la seguridad de que siempre deseaba ser el foco de atencin, la estrella en la puesta en escena de su propia vida. Una parte crtica de su mente se haba dado cuenta de que ella dramatizaba cada momento de su existencia. Que el cortejo del vizconde finalizara con el anuncio de su matrimonio con otro, sera un hecho que Niobe transformara en el suceso ms notable de la temporada. Aunque haba conseguido atrapar a su marqus, parte del brillo y la emocin se esfumaran si l se casaba primero. Una sonrisa casi cruel asom a los labios del vizconde mientras detena los caballos delante del portn de una pequea iglesia de piedra gris. Esta servir indic. Busc con la mirada a alguien que se encargara de s us caballos. Estaba llamando por seas a varios nios que observaban el carruaje con admiracin, cuando oy que una voz dbil deca: De verdad... se propone... casarse... conmigo? Supongo que para usted ser preferible a recorrer sola las calles de Londres. S... s... por supuesto... le estoy... muy agradecida. No hay razn para que lo est. Hago esto para darle una leccin a su prima y espero que le resulte muy dolorosa. Lo ser! afirm Jemima. El vizconde baj del carruaje, dio instrucciones a uno de los nios para que cuidara sus caballos y pregunt dnde podra encontrar el vicario. Est en la iglesia, seor, en un bautizo. El vizconde se dirigi hacia la entrada, sin hacer el menor ademn para ayudar a Jemima a bajar del carruaje. Ella baj sola y le sigui, mientras se colocaba el sombrero en la cabeza. Cuando llegaron a la puerta, se apart a un lado para dejar pasar a una pareja. La mujer llevaba una criatura en los brazos y varias personas los seguan. Cuando desaparecieron, ella vio al vizconde hablar con el vicario. Se alis el desgastado vestido con nerviosismo mientras observaba como el vizconde entregaba un papel. Entonces, l se dirigi hacia el altar y le hizo seas para que se acercara a su lado. Ya he explicado al vicario que su nombre de pila no est completo en la licencia le dijo con voz impersonal, pero con cierto tono indignado, as que responder al nombre de Jemima Niobe. Jemima asinti con la cabeza; pareci que haba perdido la voz y sus ojos brillaban con intensidad en su plido rostro. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 12-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas El vizconde no la mir, anduvo por el pasillo sin ofrecer el brazo y c omo vio que el vicario los esperaba, Jemima anduvo a su lado. La ceremonia fue m uy corta y se produjo una pausa muy incmoda cuando el vizconde se dio cuenta de que no tena anillo. Se quit un anillo de oro con emblema del dedo meique de su m ano izquierda y, como era demasiado grande, Jemima tuvo que doblar el dedo para mantenerlo en su lugar. El vicario los declar marido y mujer, el vizconde pag cinco chelines y cuando el clrigo iba a felicitarlos, se alej. Jemima tuvo que seguirle. Gracias... gracias dijo y se dio cuenta de que el vicario miraba al vizconde sorprendido por sus malos modales. Entonces, temerosa de que la dejara, Jemima corri por el pasillo y alcanz a su marido cuando l ya sala. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 13-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Captulo 2 JEMIMA despert y, un poco sobresaltada, pens que haba dormido de ms. Al mirar a su alrededor se encontr en un dormitorio desconocido, entonces record dnde estaba. Tambin se dio cuenta de que alguien haba entrado en la habitacin y vio a una doncella que abra las cortinas. Qu hora es? pregunt Jemima. Ms de las nueve, seora. Jemima contuvo el aliento. El ttulo que le haba dado le indic que todo lo sucedido el da anterior era verdad, aunque todava le pareca un sueo. Cuando llegaron a Londres, los caballos estaban cansados y Jemima tambin; no dijo nada porque no estaba acostumbrada a hablar de s misma ni a esperar que alguien se interesara por lo que dijera. Haban viajado en silencio desde que salieron de la iglesia y en la cara del vizconde persista el gesto ceudo. Cuando llegaron a la Plaza Berkeley y se present un criado para atender a los caballos, se dirigi hacia la puerta principal y dej que Jemima le siguiera. Sin decir nada a la servidumbre, entr en la biblioteca y se sent en el escritorio. Ella permaneci en el umbral de la puerta mientras le observaba sacar de una caja de piel una hoja de papel con monograma. Mientras l coga la plum a, Jemima pregunt: Qu... quiere que... haga? Espere un minuto repuso irritado el vizconde. Tengo que preparar el anuncio para que se publique en el peridico de maana. S... por... supuesto. Sin saber qu hacer, entr en la habitacin y se sent en un silln. Mir a su alrededor y se dio cuenta de que la habitacin, aunque estaba amueblada con lujo, pareca bastante descuidada y necesitaba una buena limpieza. Entonces se dijo que no deba criticar, sino alegrarse de que por obra del destino contara al menos con un techo sobre su cabeza y un lugar donde dormir esa noche. Todo haba sucedido con tal rapidez que pens que no haba tenido tiempo de reflexionar en lo que haca cuando se haba casado con el vizconde. Lo nico que entonces le importaba fue no tener que volver con su to, quien la pegara tanto que hasta pensar en l la haca estremecerse. La paliza de esa maana haba sido slo una ms de otras muchas, que no slo la hacan dao, sino que la humillaban y disminuan el respeto haca s misma. Jams haba imaginado que existiera en el mundo gente tan cruel, egosta e insensible como sir Aylmer y su hija. Saba que desagradaba a Niobe porque, aunque era pequea e insignificante, era mujer, y por tanto, desde el punto de vista de su prim a, una rival. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 14-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Niobe haba obligado a su padre a que la pegara porque tema que l llegara a encariarse con ella y eso, segn Niobe, le robara su afecto. Niobe era posesiva, pens Jemima con frecuencia, hasta el punto de creer que el mundo deba dar vueltas en torno suyo. Si Jemima estaba un poco atractiva, Niobe buscaba motivos para abofetearla, pellizcarla y provocar que su padre la pegara. A la vez, se aprovechaba bastante de la jovencita. La haba convertido en una doncella sin sueldo, o ms bien en una esclava, y Jem ima con mucha frecuencia, despus de subir y bajar por la escalera cientos de veces al da y de or sin cesar que era tonta y desgraciada, se senta tan desdichada y estaba tan cansada por la noche, que no poda ya ni conciliar el sueo y lloraba en la oscuridad. El contraste entre su vida en la importante mansin de su to y la que haba llevado en la pequea casa con sus padres, era como haber sido echada del paraso a un infierno indescriptible. En ocasiones haba llegado a sentir deseos de tirarse al lago o de darse un tiro con una de las pistolas de duelo de su to. Pero el orgullo la haba hecho decirse que no se dejara vencer por gente a la que no slo odiaba, sino ms bien despreciaba. Su to era totalmente diferente a como fue la madre de Jemima, una mujer buena, comprensiva y amable. Saba que a su padre jams le haba gustado sir Aylmer y se alegraba de que ste hubiera preferido ignorarle porque le consideraba pobre y poco im portante. Pero esa maana haba llegado al lmite de su tolerancia slo porque Niobe, aunque no lo quera reconocer, estaba nerviosa por tener que decir al vizconde que no se casara con l y su to se haba encontrado con que el abogado del marqus de Porthcawl no aceptaba todo lo que l deseaba poner en el contrato matrimonial. Y haba alguien en la casa que siempre serva para desahogarse, Jemima, que esa maana haba tenido la mala suerte de tropezar con una mesa sobre la que haba una figura de porcelana. Por lo general era muy cuidadosa, pero uno de los perros de sir Aylmer haba corrido hacia l al verle entrar en la casa y casi la haba hecho caer. Sir Aylmer llevaba un ltigo en la mano y lo haba utilizado contra ella. Cuando Jemima suba por la escalera con dificultad a punto de desmayarse no slo por el dolor sino por la impotencia de no poder protegerse, comprendi que deba huir. Saba que el vizconde visitara a Niobe despus de la comida y, cuando baj para atender los mltiples deberes que la esperaban y cuyo incumplimiento provocara de nuevo la furia de su to, vio que fuera estaba el carruaje. Observ que no llevaba palafrenero y que al cuidado de los caballos slo estaba Jeb, un joven criado nada inteligente, pero s muy carioso con los animales. Al llegar al vestbulo, se dio cuenta de que no haba ningn lacayo a la vista y supuso que estaran todos ocupados en la limpieza de la casa, despus de la partida de los huspedes del fin de semana. De pronto, surgi en su mente un plan para escaparse. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 15-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Sin tener casi tiempo para pensar porque deba actuar con rapidez, corri hacia el gran mueble de roble del vestbulo, donde se guardaban las mantas para viaje, cogi una y sali a hurtadillas hacia el carruaje. Not que Jeb estaba distrado acariciando los caballos y tuvo la seguridad de que no la vera. Se meti en el carruaje y se tap con la manta. Entonces, con el corazn latiendo aceleradamente y los labios resecos por el intenso miedo, esper. Ahora era libre. Mientras se vesta con rapidez al decirle la doncella que el vizconde ya estaba desayunando, por su mente pas la idea de que tal vez haba cambiado un amo por otro. Haba visto al vizconde innumerables veces, cuando l visitaba a Niobe en Londres o en el campo, y siempre haba pensado que no slo era el ms apuesto de los pretendientes de su prima, sino tambin que pareca ser el ms agradable. Nunca haba hablado con l porque no se le permita ver a ninguna de las amistades de Niobe. Slo poda observarlos cuando ellos no se daban cuenta y le parecan un espectculo interesante, aunque a veces pensaba que ms bien eran como animales en una exhibicin. En Londres sola espiar a travs de la barandilla y observar a los invitados que llegaban a las grandes cenas que su to ofreca. En el campo haba una galera sobre el gran comedor, con una celosa de roble a travs de la cual tambin poda ver sin ser vista. Cuando la familia estaba sola, cenaba con ellos, pero por lo general, tales veladas terminaban con reprimendas de sir Aylm er y de Niobe. Por esa razn prefera com er sola en el saloncito donde escriba a Niobe sus cartas, compona invitaciones para las fiestas y ayudaba al secretario de sir Aylmer, que siempre estaba sobrecargado de trabajo. Ahora, al pensar en el hombre que de pronto y de forma inesperada e increble era su marido, se pregunt cmo sera su vida en el futuro y cun diferente resultara de la que ya no haba sido capaz de tolerar. El vizconde, cuando hubo terminado de escribir la nota para el peridico, se haba puesto de pie. Llevar esto a mi club para que lo enven desde all con un mensajero. Y ser mejor que te retires a dormir le indic, tutendola por primera vez, como haciendo un esfuerzo por acostumbrarse a ello. Jemima tambin se puso de pie. Tal vez se aventur a decir con voz titubeante, alguien... pueda decirme... dnde... dormir. S, por supuesto, el ama de llaves lo har. El vizconde tir de la campana para llamar a la servidumbre. Sera... posible pregunt Jemima, si no es... problema... que pudiera... comer algo? Tienes hambre? pregunt el vizconde, com o si le sorprendiera. No he desayunado. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 16-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Jemima no se molest en explicar que tampoco haba comido porque a esa hora estaba llorando por la paliza que haba tenido que soportar. Pero ahora se senta con un vaco y muy agotada, y estaba segura de, que se deba a la falta de alimento. Se abri la puerta. La seorita... empez a decir el vizconde, pero en seguida corrigi la seora quiere algo para comer y dgale a su esposa que le diga dnde puede dormir. Se quedar aqu la seora? Era natural que el hombre se sorprendiera, pero a la vez, Jemima pens que haba cierta impertinencia en la forma en que el mayordomo haba hecho la pregunta. Es mi esposa, Kingston anunci el vizconde. Y su nueva ama! Mientras hablaba, sali de la biblioteca y dej al mayordomo con la boca abierta. Se oy cerrarse la puerta principal. Entonces el mayordomo mir a Jem ima y dijo, de nuevo con bastante impertinencia: He entendido bien a su seora? Se ha casado con usted? Jemima levant la barbilla. Ya ha odo lo que ha dicho y le estar muy agradecida si pide a su esposa que me ensee m i dormitorio. Creo que ser mejor que me suban algo para comer en una bandeja. No s qu, el cocinero ha salido y esta maana no nos han dicho que preparramos cena. Lamento el inconveniente respondi Jemima. Si no hay nada ms, me conformar con algo de pan y queso. No s quin va a proporcionrselos. Al cocinero le disgusta que toquemos la comida. Jemima mir al hombre y se dio cuenta de algo que no haba notado antes. Estaba bebido. Evidentemente era un tipo de empleado que su to jam s habra contratado y le sorprenda que el vizconde le tuviera a su servicio. Entonces record algo que haba odo repetir una y otra vez a Niobe en sus comentarios respecto a sus pretendientes. Me gusta Valient Ockley haba dicho su prim a. Es apuesto y formaramos una pareja admirable, todos lo dicen. Pero no tiene dinero. Y eso qu importa? pregunt Jemima. Despus de todo, eres muy rica. No deseo gastar todo lo que tengo en ningn hombre, quienquiera que sea contest Niobe. Adems, pap dice que su casa requerira una suma muy grande para ser restaurada. Jemima saba lo rico que era su to y que Niobe posea una gran fortuna propia, as que se pregunt por qu habra de importar eso. En cambio, la casa del marqus deca Niobe, est en perfectas condiciones. De hecho, pap dice que es tal como debe ser la casa de un noble. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 17-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Pero el marqus es viejo, y me parece horrible! Cundo le has visto? pregunt cortante Niobe. Le observ anoche. Cuando entr en el vestbulo tena una expresin vaca. Estoy segura de que es un hombre muy tonto. T no sabes nada de eso. Es rico, marqus y no importa que haya estado casado antes. Su esposa ha muerto? Por supuesto que ha muerto. Cmo podra casarse conmigo si no fuera as? Y piensa en la posicin social que tendr como marquesa de P orthcawl! Pero... si es tu esposo objet Jemima en un susurro. Te... besara... y supongo que... dormiris en la misma... cama. Caramba, Jemima, no debes hablar de cosas tan ntimas! Hasta que has conocido al marqus, decas que amabas al vizconde. Por una vez, los ojos azules de Niobe parecieron suavizarse. Y le amo afirm con un suspiro. Me gusta que m e bese, sentir sus brazos alrededor de m. Pero un marqus es mucho ms importante que un vizconde. No haba duda, pens despus Jemima, de que el vizconde no slo era pobre, sino que tena muy mal servicio. Una m ujer bastante desaliada, que a Jemim a le pareci cualquier cosa menos ama de llaves, la condujo a un dormitorio con malos modos y en un tono grosero le dijo que supona que era ese el que deba ocupar si era verdad que el amo se haba casado con ella. Le aseguro que nos hemos casado hoy contest Jemim a. Entonces, como este es el dormitorio adjunto al de l, ser mejor que lo ocupe usted. Creo que desea algo de comer. Le agradecera cualquier cosa, tengo mucho hambre. Lo que por fin recibi fue una loncha de ternera fra, mal cocinada, que haba sido servida de cualquier modo en un plato, con tres patatas tambin fras. Adems le llevaron pan bastante fresco y mantequilla en un recipiente no muy limpio, pero Jemima no estaba para fijarse en tales nimiedades. Comi lo suficiente para elim inar el malestar del estmago. La seora Kingston se haba marchado y era evidente que nadie acudira a retirar la bandeja, entonces la coloc fuera de la puerta, se desnud y se meti en la cama. No le pas inadvertido que las sbanas necesitaban ser remendadas y estaban muy mal lavadas y que el agua que se encontraba en la jofaina tena una capa de polvo. Al menos, se dijo m ientras se desnudaba con cuidado para no hacerse dao en la golpeada y dolorida espalda, estaba fuera del alcance de su to y de Niobe, y nada ms importaba. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 18-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Mientras bajaba por la escalera, con el mismo vestido con que haba llegado a Londres, Jemima se pregunt si el vizconde, mientras desayunaba, no estara ya lamentando su impulsiva accin de casarse con ella. Supuso que de haberlo pensado un poco, hubiera debido negarse y no haberle permitido hacer algo tan absurdo llevado slo por su deseo de venganza. Pero, a la vez, se daba cuenta de que, sin importar qu motivo haba tenido para casarse con ella, era, desde su punto de vista, algo de increble buena fortuna, aunque incluso ahora le resultaba difcil apreciar todo el significado de ello. Ya no necesitaba temer la crueldad de su to; era la vizcondesa Ockley y pasara lo que pasara en el futuro, incluso que el vizconde la dejara y no deseara verla nunca ms, al menos tena un apellido del cual poda estar orgullosa. Cuando el vizconde empez a cortejar a Niobe, a ella no slo le haba fascinado l, sino tambin su aristocrtico linaje. Los Ockley son muy importantes coment Niobe por lo menos una docena de veces. Anfitriones que nunca aceptaran a pap porque slo es caballero y se gan su fortuna, no la hered, jams cerraran sus puertas a un Ockley. Ahora, aunque Jemima se senta orgullosa de llevar el apellido del vizconde, tambin estaba nerviosa por el humor con que le encontrara. Se preguntaba dnde estara el comedor, ya que no haba nadie en el vestbulo para indicrselo, cuando oy voces y se dirigi hacia el lugar de donde provenan. El vizconde haba bajado con la cabeza pesada, consecuencia de la cantidad de vino que haba bebido la noche anterior. Le disgustaba sufrir los efectos del exceso de bebida porque normalmente apenas beba. Como le gustaba sentirse siempre en forma para competir en los eventos ecuestres que organizaba con sus amigos, no coma ni beba ms de lo necesario para tener buena salud. Pero la noche anterior, despus de enviar el anuncio al peridico, se haba sorprendido por la cantidad de alcohol que haba consumido. Todos se tambaleaban cuando, por fin, ya de madrugada se haban retirado a sus respectivos hogares. El vizconde haba decidido no decir nada a nadie que se haba casado, antes de que el anuncio apareciera publicado. Quiero que sea una sorpresa, decidi y pens con satisfaccin que sin duda sera una sorpresa muy desagradable para Niobe. Cuanto ms pensaba en su comportamiento y recordaba que Jemima haba confirmado lo que sospechaba, que le mantena pendiente de un hilo por si no consegua pescar a Porthcawl, ms indignado se pona. Se sent, bebi y escuch a sus amigos, pero no intervino en la conversacin como haca siempre, hasta que uno tras otro le fueron preguntando qu le pasaba. Como no contest, se haban mirado entre ellos, seguros de que Niobe Barrington le haba rechazado. Slo Freddy, por ser amigo tan cercano del vizconde, se atrevi a hacer la pregunta que todos deseaban, cuando le ofreci llevarle a su casa en su carruaje. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 19-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas S que has ido al campo hoy, Valient. Te ha rechazado? No deseo hablar de ello respondi de m ala gana el vizconde con la voz pastosa por el alcohol. Te lo contar maana, Freddy. Desayuna conmigo. Lo har. Y lo siento, viejo, si ha sucedido lo que sospecho, pero ella no es la nica heredera del mundo. El amigo se mostraba comprensivo, pero el vizconde slo lanz una maldicin entre dientes y se alej sin despedirse. Freddy se reclin en los mullidos asientos de su carruaje. Pobre Valient. Se lo ha tomado muy mal. Yo ya tena la sensacin de que ella preferira el ttulo de marquesa. Qu mujer podra resistirlo? El vizconde acababa, de llegar al comedor y estaba levantando la tapa de un recipiente de plata, que necesitaba una buena limpieza, para ver qu contena, cuando entr Freddy, sin que le anunciaran. Buenos das, Valient. Espero que ests hoy de mejor hum or. Si quieres que te diga la verdad, me siento muy mal. No me sorprende. Anoche te bebiste por lo menos tres botellas! El vizconde lanz un gruido y se sirvi una taza de caf solo. Freddy se sent y abri el peridico que llevaba bajo el brazo. Ya has ledo las noticias? Los granjeros se quejan de la competencia que les hace la comida importada que llega al pas. Pas las hojas y, de pronto, exclam : Santo Dios! Se hizo el silencio mientras lea lo que tanto le haba sorprendido. Entonces dijo: Te ha aceptado! Por qu diablos no me lo dijiste? Ya lo sabas desde anoche. Mir el peridico como si no pudiera creerlo y repiti: Te ha aceptado! Pero el peridico se ha equivocado. Dice que os habis casado! Lemelo orden el vizconde. Me parece raro que hayan cometido un error as. Dice as: En una ceremonia privada y muy sencilla, el da de ayer se casaron el quinto vizconde Ockley, de Ockley Hall, Northamptonshire y la seorita Barrington. Est correcto aprob el vizconde. Freddy le mir asombrado, pero antes de que pudiera pedir una explicacin, se abri la puerta y Jem ima entr en el comedor. Freddy volvi la cabeza para mirarla. Entonces, mientras se pona de pie, el vizconde dijo: Buenos das, Jemima. Te presento a mi amigo, Frederick Hinlip. Freddy, mi esposa, cuyo nombre de soltera era Jemima Barrington. Durante un momento, Freddy qued sin habla. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 20-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Por primera vez, los ojos del vizconde se ilum inaron y pareca divertido. Siento llegar tarde se disculp Jemima, pero he dormido ms de la cuenta, algo que no haba podido hacer durante mucho tiempo No hay prisa respondi el vizconde. Encontrars algo de comer, pero creo que no est muy apetitoso. Me temo que todava tengo hambre aadi Jem ima con una sonrisa. El vizconde pareci un tanto turbado. No te dio nada Kingston anoche? S, me llev lo que haba, pero dijo que el cocinero haba salido. Freddy recobr la voz. Es una broma? pregunt. Por supuesto que no le respondi el vizconde. S i deseas saber la verdad, Freddy, que no debes repetir a nadie, Niobe ha aceptado a Porthcawl y su prima Jemima tena un ardiente deseo, del cual no la culpo, de liberarse de la hospitalidad de su to. Freddy mir a su amigo con los ojos muy abiertos. As que pensaste desquitarte de Niobe? Siempre he dicho que tienes una mente muy rpida, Freddy coment el vizconde. Tienes razn. Es justo lo que hice! Slo me pregunto cunto tiempo pasar antes de que los chismosos se enteren de que la Barrington con la que me he casado no es la que esperaban. Sin duda, haces las cosas de manera m uy extraa. Freddy mir con ojos crticos a Jem ima, que se haba servido dos huevos y varias lonchas de tocino. Ella le dirigi una tmida sonrisa y l se dijo que era muy atractiva o al menos as le habra parecido si no hubiera sido porque esperaba a su prima en su lugar. As es que os habis casado y, por supuesto, debo felicitaros. Y ahora qu vais a hacer? Hacer? pregunt el vizconde. Qu esperas que hagamos? Slo me pregunto respondi Freddy, por qu yo no haba tenido el placer de conocerla, seora. No se me permita asistir a las cenas a las que fue invitado, seor Hinlip respondi Jemima. Ver, soy la pariente pobre. La pariente pobre? repiti Freddy. Muy pobre confirm Jemima. Toda mi fortuna, como sabe su seora, son dos guineas. De nuevo, Freddy pareci asombrado y el vizconde le explic: Por supuesto, no debes contrselo a nadie, pero Jemima huy y vena a Londres, sin tener ningn lugar dnde ir slo con ese dinero en el bolsillo. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 21-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Santo Dios! exclam Freddy. As que fuiste su caballero salvador, cualesquiera que sean los dems motivos que tuviste para tan precipitada boda. Me siento muy, muy agradecida intervino Jemima, pero tema esta maana que te hubieras arrepentido. Mir al vizconde y, cuando sus miradas se encontraron, tuvo la sensacin de que l la vea por primera vez. Como si de pronto Freddy se diera cuenta de que la pareja estaba recin casada, dijo: Supongo que queris estar solos, Valient, y que no me acompaars a la carrera de Hampstead Heath, como eran nuestros planes. Por supuesto que ir a la carrera! afirm el vizconde. Estoy convencido de que Sergeant Jenkins ganar y tengo la intencin de apostar por l. Freddy mir al vizconde y luego a Jemima. Y... ella? Oh, por favor, podra ir? pregunt Jemima. Siem pre he deseado ver una carrera. Las damas no asisten a este tipo de carreras contest el vizconde. Pero yo no... empez a decir Jemima, entonces corrigi, supongo... que ahora lo soy. Me cuesta trabajo... recordarlo. Sera un error que su primera aparicin en pblico fuera en una carrera de caballos explic Freddy al ver que el vizconde no hablaba. Mir a su amigo antes de aadir: Debes ser consciente, Valient, de que todos estarn ansiosos por ver a tu esposa. Imagino que en este momento ya deben estar hacindose muchas especulaciones acerca de cmo has conseguido vencer a Porthcawl y cuando se sepa que tu boda no ha sido con Niobe Barrington, sino con su prima Jemim a, todos sentirn una gran curiosidad. Por supuesto y lo mejor ser que nada m olestar m s a Niobe. Es verdad afirm Jemim a, se indignar... mucho. Pero, por favor, deseara sugerir algo. S, por supuesto contest el vizconde. Es que dijo Jemima y se ruboriz, me he escapado... con lo que... tengo puesto... y nada... ms. Nada! exclam Freddy. Baj por la escalera despus de que to Aylmer m e pegara sin razn y... fue entonces... cuando comprend que no poda soportar ms. Qu sir Aylmer la pegaba? No es posible! exclam Freddy. Eso dijo su seora y s que pens que menta... pero mirad! Se volvi y como su vestido, que haba pertenecido a Niobe y le quedaba muy grande, dejaba parte de su espalda al descubierto, ambos pudieron ver las seales de los golpes sobre la blanca piel. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 22-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Mientras miraban, incrdulos, Jemima se volvi y dijo: Son ms grandes, ms abajo, pero ahora sabis que no miento. Es lo ms despreciable que he odo nunca! coment indignado Freddy. Ese hombre es un monstruo! Siempre me ha desagradado y le consideraba un aprovechado aadi el vizconde, pero jams imagin que fuera el tipo de truhn que abusa de una jovencita. Mientras hablaba, pens que Jemima pareca casi una nia. Era tan pequea que bien poda haber pasado por tal. Por su mente cruz la idea de que podan acusarle de seducir a una menor sin el consentimiento de su tutor. Entonces se dijo que sir Aylmer evitara todo tipo de publicidad que hiciera saber al mundo social la forma repulsiva en que haba tratado a una pariente que dependa de l. Pensaba dijo Freddy despus de lo que pareci una larga pausa, que como la seora... Vamos, por Dios! le interrumpi el vizconde. Llmala Jemima, Freddy, o creer que te refieres a mi madre. Muy bien; como de todas formas Jemima tiene que comprarse ropa nueva, puede ser un ajuar que la haga parecer alguien digno de tu preferencia sobre Niobe. Tanto el vizconde como Jemima comprendieron lo que quera decir. De verdad podra tener ropa nueva, bonita y hecha para m? Durante los dos ltimos aos slo he usado la ropa que desechaba Niobe y por mucho que intentaba arreglarla, siempre me quedaba mal. Adems, no me favorecen los mismos tonos que a ella, ya que mi pelo es oscuro. Ve a comprarte todo lo que quieras dijo el vizconde. Acude a madame Bertha, aunque ya le debo mucho. Debes dinero a madame Bertha? pregunt asom brada Jemima. Entonces su expresin cambi y lanz una pequea risa. Por supuesto! Que tonta soy. Me ha parecido extrao que tuvieras cuenta con una modista, pero all debe ser donde compras los regalos para las muecas que te gustan. Santo Dios, no debes decir cosas as! exclam el vizconde. Jemima se ruboriz. Lo... siento... He hecho... mal? Por supuesto. No deberas siquiera saber que existen las muecas. No creo que tu to... No, no es a to Aylm er a quien se las he odo mencionar explic Jemima, sino a un primo lejano, Oliver Barrington. Un tipo muy desagradable com ent Freddy. Fuimos juntos a la escuela y siempre me ha cado muy mal. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 23-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Estoy de acuerdo contigo intervino el vizconde. Y en el futuro, Jemim a, ser mejor que olvides todo lo que l te ha dicho. Oh, no me lo ha dicho, pero as como la gente cree siempre que los criados son sordos y tontos y hablan libremente delante de ellos, pasa lo mismo con los parientes pobres. Freddy se ri, como si no pudiera evitarlo. Tiene que olvidarse de que es una pariente pobre. No es el tipo de linaje que Valient desea para su esposa. Es usted sobrina de sir Aylmer y mantendr la cabeza bien alta y har que todos piensen que ha sido un golpe de mxima astucia de Valient haber encontrado una esposa entre un milln. Jemima le mir con los ojos muy abiertos y con voz muy suave pregunt: Cree... de verdad... que yo puedo... hacerlo? Tiene que hacerlo. Valient se ha metido en este... se detuvo Freddy. La palabra lo estuvo a punto de salir de su boca, pero la cambi muy a tiempo por asunto. Y es importante que ni Porthcawl ni Niobe lo conviertan en objeto de burla aadi. No, no, claro que no! exclam Jemima. Comprendo. Tal vez... sera mejor... que me... fuera y... desapareciera. Emiti un sonido que era casi un sollozo al aadir: Ahora veo que... hice mal... al acceder a casarme... pero a la vez me pareci... tan maravilloso... recibir ayuda... en el momento en que... estaba ms desesperada. Me alegro el haber podido ayudarte dijo el vizconde con un tono afirmativo, como si deseara convencerme a s mismo. Y Freddy tiene razn, debemos poner buena cara y no correr, como perros apaleados con la cola entre las patas. Eso es tener nimo! aprob Freddy. Depende de Jemima. La mir y ella comprendi que la estaba estudiando. Har todo lo que queris que haga, pero s bien que no puedo compararme con Niobe. Recuerdo que una vez coment Freddy, pregunt a mi madre a quin quera ms, si a mi hermano o a m, y ella cort dos flores del jardn antes de responderme. Una de ellas era una rosa y la otra un lirio y me dijo: Cul de estas dos flores crees que es m s bella? Yo le contest que no saba, que las dos lo eran, pero de manera diferente. Exacto!, dijo. No puedes compararlas. Slo admirar a las dos. As es lo que yo siento por Charlie y t. Los dos sois distintos y os admiro y quiero porque sois mis hijos. No se trata del primero o del segundo, sino de dos nios a quienes se adora por igual. Qu respuesta tan maravillosa! exclam Jemima. La recordar por si alguna vez mis hijos hacen la misma pregunta. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 24-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Entonces, como si se diera cuenta de lo que haba dicho, se turb y aadi rpidamente. Tratar de estar lo mejor posible y tal vez, si tengo vestidos bonitos y mi pelo peinado a la moda, su seora no se avergence de m. No tengo otro deseo que sentirme orgulloso de ti declar el vizconde, de nuevo con una voz que pareca forzada. Despus de una pequea pausa, Jemim a dijo: Entonces... por favor... podrais acompaarme y ayudarme a elegir la ropa adecuada? No creo... que pueda hacerlo... sola. El vizconde se sorprendi, en cam bio Freddy se ech a rer. Y por qu no, Valient? Tienes muy buen gusto cuando quieres. Recuerdo haberlo comprobado en varias ocasiones. Cllate! le orden el vizconde. Eres peor que Oliver B arrington. Espero que no indic Freddy, aunque no me importa reconocer que cuando mis hermanas desean estar muy guapas, con frecuencia recurren a m para que les ayude a elegir la ropa que han de adquirir. Muy bien, iremos de compras con Jemima decidi el vizconde. No tal y como ahora est vestida seal Freddy con rapidez. Por qu no? pregunt el vizconde. Porque media hora despus de que haya entrado en la tienda de madame Bertha, todo Londres sabr qu llevaba puesto. Jemima comprendi lo que quera decir. Su vestido estaba arrugado y sucio pues se haba acostado en el suelo del carruaje, aunque por la noche lo haba colgado con cuidado. Adems, no slo no le quedaba bien, a pesar de los mltiples arreglos que le haba hecho, sino que el tono azul que en Niobe quedaba perfecto, en Jemima produca un efecto poco favorable. Y su pelo, que ella misma arreglaba, estaba rizado, pero sin un corte o peinado a la moda. Nunca tena tiempo de hacerlo; adems, estaba segura de que si se lo hubiera arreglado, Niobe se habra indignado con ella. Por lo tanto, lo llevaba al natural y ahora se pas una mano por l, nerviosa y consciente de cmo deba parecer al vizconde y al seor Hinlip. Lo que haremos indic Freddy, ser enviar mi carruaje para que traiga a madame Bertha con algunos vestidos que Jemima pueda ponerse en seguida. Despus iremos de compras y si t no eres capaz de convertirla en una dama muy elegante, Valient, yo s! Jemima aplaudi. Ser maravilloso... maravilloso! exclam. Pero... y la carrera? Es a las dos y no tardaremos ms de tres cuartos de hora en llegar a Wimblendon, as que hasta entonces tendremos tiempo de hacer algunas compras. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 25-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Uno de los momentos ms emocionantes de la vida de Jemima fue cuando, dos horas ms tarde y vestida con una creacin de muselina color rosa y con un sombrero decorado con flores del mismo color, se dirigi hacia la calle Bond acompaada por el vizconde y por Freddy. No slo visitaron la tienda de madame Bertha para elegir algunos vestidos ms de los que haban llevado a la casa, sino otras varias donde conocan bien al vizconde y a Freddy. Apenas presentaban a Jemim a como la nueva vizcondesa, los propietarios eran todo sonrisas y amabilidad y cuando a la una menos cuarto Freddy dijo que tenan que dejar a Jemim a en la Plaza Berkeley y dirigirse a Wimbledon, ella pens que ninguna joven, excepto en los cuentos de hadas, haba obtenido un ajuar a esa velocidad sin precedente. Cuando entraban en la plaza, Freddy le dijo: Hay muchas otras cosas que necesitars, como sombrillas, zapatos, guantes y todo lo dems, as que sugiero que t misma los adquieras esta tarde, pero no debes ir sola. Quin puede acompaarme? pregunt Jem ima. Supongo que alguien de la servidumbre indic Freddy. Tal vez pueda llevarme a la doncella que me ha atendido sugiri Jemima. Parece una chica agradable. Supongo que servir indic el vizconde, sin mayor inters. Gracias... muchas gracias por decir que puedo comprar lo que desee dijo Jemima, y gracias mil veces por todas las cosas m aravillosas de esta maana. Nunca pens... ni siquiera so que algn da podra tener vestidos tan hermosos. Estoy seguro de que estars muy bien con ellos observ el vizconde con el mismo desinters de antes y Freddy percibi una nota de desilusin en los ojos de Jemima. Te dir lo que haremos dijo. Por qu no invitamos a varios amigos a cenar en tu casa esta noche, Valient? Estoy seguro de que estarn encantados de tener la oportunidad de conocer a Jemima. Est bien. Dile a Kingston que seremos por lo menos diez para cenar y que espero que el cocinero prepare algo que pueda comerse. Se lo dir respondi Jemima. Freddy la ayud a bajar del carruaje, ya que el vizconde llevaba las riendas. Pngase su m ejor vestido, Jemima le dijo en voz baja, y recuerde que es muy importante que los amigos de Valient queden impresionados con usted. No lo olvidar respondi nerviosa Jemima. Freddy le apret la mano y subi de nuevo al carruaje. Mientras se alejaban, se volvi y la mir de pie en lo alto de la escalinata, pequea y elegante, pero desamparada. Sabes, Valient? dijo, no hay duda que tienes una suerte increble. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 26-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Captulo 3 MIENTRAS el carruaje desapareca al dar la vuelta a la plaza, Jemima entr en el vestbulo y vio que Hawkins, el ayudante de cmara del vizconde, bajaba a toda prisa por la escalera. Se trataba de un hombre bajo y gil, con un notorio aire de soldado, que haba sido ayudante del vizconde desde que ste entr en su regimiento y haba continuado a su servicio, ya como civil. Se ha ido ya su seora? pregunt a Jemima, sin aliento. S, se ha ido con el seor Hinlip a una carrera en Wimbledon. Saba quin era Hawkins porque le haba visto la noche anterior, cuando la seora Kingston, de mala gana, la haba conducido a su habitacin. Hawkins murmur algo entre dientes y Jemima pregunt: Sucede algo malo? As es, seora, y no s qu hacer. Tal vez yo pueda ayudar sugiri Jemima. Le pareci que Hawkins titubeaba antes de decir: Se trata de que la servidumbre se va, seora. Se va! Por qu? Despus de una pausa y sintindose bastante incm odo, Hawkins respondi: No les agrada la idea de que el amo se haya casado. Jemima le mir, consternada. No deseo causar problemas. Pero a la vez pens en el polvo del saln, el estado de las sbanas y el refrigerio que le haban dado la noche anterior y se dijo que la partida de los Kingston no representaba ninguna prdida. Sin embargo, como no estaba segura de lo que el vizconde opinara, dijo con rapidez: Ir a hablar con ellos. Estoy segura de que cuando les diga que no pienso meterme en su trabajo, se quedarn. Enseme el camino hacia la cocina. Por supuesto, seora. Jemima tuvo la sensacin, aunque no haba razn para ello, de que Hawkins tena de los Kingston su misma opinin. Avanzaron por un pasillo y bajaron por una escalera posterior que tambin necesitaba una buena limpieza. Luego atravesaron el stano, cuyo suelo sin duda no se haba fregado desde haca meses, para dirigirse a la cocina. Mientras cruzaban la despensa, Jemim a observ que algo sobresala de una bolsa de piel y brillaba. Se detuvo y en ese momento Kingston sali de una caja de seguridad con un candelabro de plata en la mano. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 27-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Tengo entendido, Kingston dijo Jemima, con una voz que denotaba ms valor del que en realidad senta, que usted y su esposa abandonan el servicio de su seora. Not que Kingston se sorprenda de verla y que rpidam ente meta el candelabro en la caja, antes de responder con tono agrio: Nos contrataron para servir a un seor solo. Comprendo, pero sin duda saben que deben avisar con tiempo de su partida. Nos vamos ahora! afirm Kingston. Y queremos que nos paguen lo que se nos debe. Jemima baj la vista hacia la bolsa y se dio cuenta de que el brillo era de la plata del candelabro que form aba el par con el que l acababa de meter en la caja de seguridad. Supongo que se propona llevar a arreglar esos candelabros, pero como se van, yo me encargar. Por favor, ponga tambin se en su sitio. Hubo un silencio pesado en el que Kingston pareca dispuesto a desafiarla. Entonces Hawkins, que permaneca a un lado, se adelant y Kingston se arrepinti. Es cierto, seora, los llevbamos a arreglar. Imagino que usted va a quejarse de nuestro trabajo y no quiero quedarme a orla. Haga el favor de hablar con respeto a la seora! intervino Hawkins. Kingston haba sido derrotado y lo saba. Sac el candelabro de la bolsa y Jemima not que debajo haba varias fuentes tambin de plata. No dijo nada, slo esper hasta que la bolsa qued vaca. Entonces Hawkins cerr la puerta de la caja, le ech llave y se la entreg a ella. Gracias, Hawkins. l comprendi que no slo le daba las gracias por la llave, sino tambin por su apoyo y, mientras sala de la despensa, le oy decir: Cuanto antes os vayis mejor, o, de lo contrario, os denunciar a las autoridades. Kingston contest con una grosera que Jemima fingi no or y se dirigi a lo que saba era la cocina. Hawkins la alcanz cuando llegaba a la puerta. La seora Kingston estaba en el interior, ya con chal y sombrero. Sobre la mesa de la cocina estaban varios paquetes, as como las sobras de la comida. Mir a Jemima y pareca dispuesta a mostrarse m uy grosera, pero Hawkins se lo impidi al decir: No os iris hasta que abras esos paquetes y ensees a la seora lo que contienen. Acabamos de descubrir a tu marido cuando echaba mano de unos candelabros de plata. La seora Kingston lanz una exclamacin ahogada y Hawkins prosigui: Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 28-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Ya sabe cul es el castigo por robar: la horca o deportacin por cualquier cosa que valga ms de un cheln. La mujer lanz un grito, cogi una cesta que deba contener su ropa, empuj a Hawkins al pasar y sali antes de que nadie pudiera decir una palabra ms. La oyeron gritar a su marido. En seguida, se oy el golpe de la puerta de atrs y despus, silencio. Bien, se han ido! dijo Hawkins. Y si me lo pregunta, seora, de buena nos hemos librado. Yo tambin pienso as, pero no deseo preocupar a su seora. Kingston se beba el vino y la mitad del dinero que su seora entregaba al cocinero para la comida, se lo repartan entre los tres. Y dnde est el cocinero ahora? Se fue hace una hora. Tem i que usted se diera cuenta de lo que haca. Por qu no le ha dicho usted a su seora que le estaban engaando? Despus de pensarlo un momento, Hawkins respondi: Es que... en el ejrcito, estbam os acostumbrados a vivir y dejar vivir, seora. Si su seora me hubiera preguntado, le habra dicho la verdad, pero como todo marchaba sin contratiempos, pensaba que no mereca la pena causar problemas. Lo entiendo. Ahora, veamos qu se disponan a llevarse. Abrieron los paquetes y encontraron todo tipo de pequeos objetos recogidos por toda la casa, algunos valiosos, otros no, pero Jemima se alegr de haberlos salvado de los Kingston. Cuando ya haban terminado de colocarlos en fuentes para colocarlos en los lugares que les correspondan, Jemima record el mensaje que le haba dado el vizconde. Qu vamos a hacer, Hawkins? Su seora ha dicho que tendra por lo menos diez invitados para la cena. Dudo que podamos conseguir criados de una agencia en tan poco tiempo respondi Hawkins. Entonces, le dir lo que podemos hacer... El vizconde volvi de excelente humor. No slo disfrut del espectculo, en el cual gan su favorito, sino que tambin le haban divertido las felicitaciones que haba recibido de amigos y conocidos. Se pregunt si habran sido tan efusivos de haber pensado slo en la belleza de Niobe y no en su jugosa fortuna. La actitud general era considerarle muy astuto, pues se haba llevado un trofeo que justificaba su envidia. De hecho, si hubiera bebido cada vez que se haca un brindis por su felicidad futura, habra quedado incapacitado para guiar los caballos de su amigo. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 29-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Como Freddy reconoca que el vizconde conduca mejor que l, prefera dejar que lo hiciera y no, como con frecuencia comentaba, que le criticara sin cesar. Aun cuando el vizconde estaba del todo sobrio, el continuar su farsa le haca sentir la misma em ocin que experimenta un chiquillo que ha hecho una travesura peligrosa sin que le descubran. Cunto tiempo mantendrs este engao? pregunt Freddy cuando iniciaban el regreso a casa. Hasta que se enteren de la verdad. Se indignarn muchsimo al darse cuenta de que te has burlado de ellos. Qu pueden decir? Me he casado con una seorita Barrington y ni por un instante he mentido o he dicho que se llame Niobe. S lo habra deseado esta maana ser una mosca y volar hasta donde estaba sir Aylmer para or lo que deca. El problema contigo es que, con los aos, te has vuelto un cnico. Ella me ha hecho una sucia traicin y merece otra como venganza. Estoy de acuerdo contigo. Pero a la vez, no puedo evitar sentir, V alient, que pisas sobre hielo muy delgado. El vizconde no contest inmediatamente. Poco despus, dijo: Veremos qu sucede esta noche. Te has dado cuenta de a quines he invitado a cenar? Me ha sorprendido mucho tu eleccin. Alvanley es el ms chismoso de todo Londres y, si aprueba a Jemima, el resto seguir su ejemplo. Chesham es un mujeriego y jams he visto que se le resista una cara bonita. Freddy no contest y el vizconde prosigui: S lo que piensas, pero resulta que a Chesham le desagrada Niobe. Por qu? Ella le trat mal cuando no saba lo importante que es. Despus, al enterarse, dese congraciarse, pero l le dio la espalda. Muy tpico de ella y, si pides mi opinin, Valient, te aseguro que cuanto ms oigo hablar de Niobe y su padre, ms me convenzo de que deberas dar gracias por haberte librado de ellos, en lugar de buscar venganza. Vemos las cosas de m anera diferente respondi molesto el vizconde y Freddy ya no dijo nada ms. El vizconde lleg bastante tarde a su casa de la plaza B erkeley porque no pudo resistir el impulso de pasar por el Club White a or lo que opinaban de su matrimonio. A algunos ya los haba visto en Wimbledon. Los dems, que haban pasado la tarde comentando el asunto, tenan mucho que decir al respecto. Cuando Freddy mir su reloj, el vizconde se retir y se dirigieron a toda prisa hacia la plaza Berkeley. Ruego a Dios que el cocinero, al menos esta noche, haya preparado una cena decente dijo mientras detena los caballos. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 30-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Tal vez habra sido mejor esperar a que Jemima tomara el mando de la casa coment Freddy. Jemima? Dudo que tenga idea de cmo llevar una casa. Adems, para entonces ya sera demasiado tarde. Ambos saban a que se refera y Freddy slo coment: Asegrate de que haya suficiente vino. Eso siempre ayuda a disimular otros defectos. Freddy tom las riendas y el vizconde subi rpidamente la escalinata y se encontr con que era Hawkins, no Kingston, quien estaba de servicio. S, Hawkins, s que llego tarde, pero espero que me tengas todo preparado. Sin esperar respuesta, subi por la escalera y encontr, como deseaba, su bao listo y la ropa extendida sobre la cama. No se dio cuenta de que Hawkins no le atendi como de costumbre porque no poda dejar de pensar en las felicitaciones que haba recibido durante la tarde. Tambin se preguntaba lo que lord Alvanley, lord Chesham y los otros invitados a la cena pensaran cuando vieran a Jemima, en vez de a Niobe. Les parecera extrao que ofreciera una cena en la segunda noche de su luna de miel. Sin embargo, sus elegidos se haban mostrado contentos de ser invitados y estaba seguro de que ya habran alardeado con sus amigos de ser los primeros en felicitar y, sin duda, besar a la novia. El vizconde, ataviado con una almidonada corbata blanca atada con meticulosidad y una chaqueta de etiqueta muy ceida, vio que lord Alvanley, seguido de lord Worcester y sir Stafford Lumley entraban en el vestbulo. Los salud efusivo y los condujo al saln, donde para su sorpresa ya los estaba esperando Freddy, quien se haba dirigido a su casa en la calle de la Media Luna, cambiado y regresado en menos tiempo del que haba invertido el vizconde en vestirse solamente. No haba seales de Jemima y cuatro ms de los huspedes llegaron. Se preguntaba si deba pedir a un criado que fuera a llamarla, cuando su ayudante se le acerc para decirle en voz baja: La seora le pide disculpas, su seora, pero algo inevitable la ha retrasado y le pide que inicie la cena sin ella. El vizconde frunci el ceo, pero comprendi que sera un error mostrarse molesto, as que slo indic: Dile a la seora que se de tanta prisa como pueda. Se volvi hacia sus invitados para compartir con ellos el champn que les esperaba en recipientes con hielo, y justo en el momento adecuado se anunci la cena. El vizconde pidi disculpas en nom bre de su esposa antes de que pasaran al comedor. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 31-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Cuando servan el prim er plato, el vizconde se dio cuenta de pronto de que su ayudante de cmara y una joven doncella eran los que atendan la mesa. Iba a exigir que le explicaran qu haba sido de Kingston, pero entonces pens que sera una falta de tacto llamar la atencin sobre un fallo en su servidumbre y, como la cena prosigui sin ningn contratiempo, prefiri callar. Sin embargo, un poco m s tarde y con placer advirti que la com ida estaba mucho mejor de lo acostumbrado e incluso Alvanley, que era un reconocido gourmet, hizo comentarios halagadores de al menos dos de los platos. Hawkins mantena las copas llenas y reinaba un ambiente de jovialidad y buen humor. El vizconde pens que la conversacin era ingeniosa y ms estimulante de lo normal. Lo nico que le molestaba era ver la silla vaca al otro extremo de la mesa. No poda imaginar qu haba entretenido a Jemima y pens que o su nuevo vestido no haba llegado o haba sufrido un sbito ataque de timidez, lo que inmediatamente le pareci poco probable. Por fin, cuando ya se haba servido el postre y un tazn de porcelana con nueces para acompaar el oporto, se abri la puerta y Jemima entr en la habitacin. El vizconde fue el primero en verla y se puso de pie. Mientras sus invitados volvan la cabeza y tambin se ponan de pie, pens con satisfaccin que estaba muy atractiva. l mismo haba elegido su vestido y, por lo tanto, esa apariencia no se deba en nada a Freddy, aunque haba sido una eleccin con la que hubiera sido difcil no estar de acuerdo. El rojo del vestido, adornado alrededor de los hombros y en el borde de la falda con tul y un fino bordado en oro, haca resaltar la blancura de la piel de Jemima. Como se senta nerviosa y tal vez turbada, sus ojos aparecan muy grandes en su pequea cara. Su pelo, arreglado a la ltima moda por un peinador que Hawkins haba conseguido que fuera a la casa por la tarde, pareca despedir misteriosos reflejos azules que el vizconde no haba notado antes. Se acerc a la mesa mientras el vizconde disfrutaba observando la interrogante sorpresa en los ojos de sus invitados. Querida, te presento a mis am igos. Caballeros... Mi esposa! Sinti una gran satisfaccin al or algunas exclamaciones ahogadas cuando Jemima hizo una reverencia y despus se sent en la silla que Hawkins haba destinado para ella. Debo disculparme por el retraso dijo Jemima. Su suave y musical voz pareci romper el extrao silencio que haba precedido al anuncio del vizconde. Me preguntaba qu te habra retrasado. Me temo que te has perdido una excelente cena. Debemos felicitar al cocinero maana mismo. Le pareci ver un resplandor travieso en los ojos de Jemima, pero tal vez pudo ser un reflejo de la luz, mientras le responda: Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 32-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Espero que lo hagas. Lord Alvanley tuvo el valor de hacer la pregunta que temblaba en labios de, todos. Ha debido haber un error en el peridico, Ockley, ya que tena entendido que deca que te habas casado con la seorita Barrington. El anuncio fue correcto respondi irnico el vizconde, puesto que mi esposa es sobrina de sir Aylmer, no su hija. Todos los presentes, excepto Freddy, estaban atnitos y el vizconde no pudo evitar sentirse muy divertido por la manera en que trataban de adaptarse a la situacin. Reclamo el privilegio dijo lord Chesham, que estaba sentado a la derecha de Jemima, de brindar a la salud de la novia y desearle la mayor felicidad y, por supuesto, felicitar a Ockley. No haba duda de que hablaba con conviccin y Jemima le dirigi una sonrisa que hizo aparecer unos hoyuelos en sus mejillas. Estaba tan hermosa que todos los brindis que siguieron se dijeron con absoluta sinceridad. Slo lord Worcester, que estaba sentado junto al vizconde, coment lo que todos pensaban. Valient, jams dejas de sorprender hasta a tus amigos y esta noche has conseguido un golpe genial. Mientras el vizconde sonrea complacido, lord Worcester aadi en voz baja para que slo l pudiera orle: Y Niobe? Poda haber apostado a que estaba tan entusiasmada contigo como t con ella. He descubierto que siem pre es preferible jugar con las cartas cerradas respondi el vizconde. Y vaya que lo has hecho esta vez! exclam lord Worcester. Pero no te culpo. De haberla conocido antes, no dudo que alguien tan fascinante hubiera tenido un gran nmero de pretendientes. Fascinante fue precisamente la palabra que todos utilizaron para describir a Jemima cuando salieron de la casa del vizconde. En el saln, le dirigieron extravagantes cumplidos y trataron en vano de hacerla explicar por qu no haba aparecido en sociedad hasta ese momento. No caba duda de que todos los presentes pensaban que haba algn misterio. O tal vez haba sido un acto muy brillante por parte del vizconde mantenerla oculta hasta presentarla com o su esposa. Jemima comprendi que todos estaban asombrados cuando descubrieron que se haban equivocado suponiendo que el vizconde se haba casado con Niobe. No me explico cmo no la conoc en casa de su to observ uno tras otro. O no viva con l? En vida de mis padres, yo resida con ellos en Kent respondi ambiguamente Jemima. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 33-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Eludi decir mentiras con el recurso de no dar respuestas directas, as que, cuando se retiraron, los invitados conocan de ella tan poco como cuando la vieron en el comedor por primera vez. Todo lo que saban con seguridad, era que el vizconde estaba casado, y que su esposa no era quien esperaban, sino una personita encantadora, amable y fascinante que escuchaba con ojos muy abiertos todo lo que le decan y se ruborizaba de manera muy bonita a cada halago que le dirigan. Algunos de ellos haban recibido un trato brusco por parte de Niobe y la comparaban con ella. Tanto Freddy como el vizconde estaban seguros de que los comentarios que haran de la esposa de Ockley seran muy favorables. Slo cuando todos se hubieron retirado, excepto Freddy, el vizconde pregunt a Jem ima: Qu te ha hecho bajar tan tarde a la cena? Empezaba a pensar que habas sufrido un ataque de nervios o algo as. No hablaba molesto, puesto que la velada haba transcurrido tan bien que estaba de mejor humor que cuando haba llegado a su casa. Jemima le mir un momento antes de contestar: Apostara una de mis preciosas guineas a que no adivinas la razn de mi tardanza. El vizconde lo pens un momento. Supongo que, como todas las mujeres, has tardado m ucho en vestirte o el peinador no ha llegado a tiempo. Hablas por experiencia? As es. Recuerdas Freddy, aquella bailarina de ballet que nunca...? Call de pronto, al recordar qu posicin ocupaba Jemima y termin de forma abrupta. Bien, cul ha sido la razn? Has perdido! respondi Jemima. Pgame. Extendi la mano hacia l, pero el vizconde exclam: Un momento! Primero quiero saber la razn. Me ha retrasado la cena. La cena? Qu quieres decir? Deseabas comer sola? Y, por cierto, qu ha pasado con Kingston y por qu ha servido Hawkins? Es lo que iba a explicar respondi Jem ima. Me temo que los Kingston se han despedido. Se han despedido? repiti el vizconde. Hawkins y yo hemos evitado que se llevaran algunos objetos de plata. No s de que hablas. Saba que Kingston beba, pero supuse que era honrado. Puedes preguntrselo a Hawkins. Se han ido porque teman no poder continuar con su hbito de robar al haberte casado. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 34-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Los ojos del vizconde se ensombrecieron y Freddy intervino con rapidez. Siempre me pareci que Kingston era un intil y que abusaba de tu clarete. Estoy seguro de que Jemima podr encontrar mejores criados. Me disgusta que haya problemas con la servidumbre coment con petulancia el vizconde. De todos modos, el cocinero ha salvado la noche. Muchas gracias dijo Jemima. Y ahora, me gustara or los cumplidos que estabas dispuesto a dedicarle. Por un momento ambos la miraron como si no pudieran creer lo que haban odo. Freddy fue el primero en hablar. Quiere decir que usted ha preparado la cena de esta noche? No haba quien lo hiciera explic Jemima. Y hay que agradecrselo tambin a Hawkins. Ha comprado todo lo necesario en un tiempo rcord. Despus yo he cocinado y l ha servido. Por un momento rein un silencio absoluto, despus el vizconde empez a rer. Mientras su risa haca eco en la habitacin, Freddy se le uni y, como si no pudiera evitarlo, tambin Jemima. Dios mo, si lo hubieran sabido! La recin casada, considerada la heredera del ao, ha hecho la cena que se han llevado a la boca, para despus aparecer, fresca como un lirio. M is felicitaciones, Jemima! Si yo soy un tramposo, t tam bin lo eres. Y ellos se han tragado, no slo el anzuelo, sino tambin el hilo y la caa! Dnde ha aprendido a cocinar as? pregunt Freddy cuando pudo hablar sin rerse. A mi padre le gustaba la buena comida y como mam y yo le queramos tanto, solamos comprar libros de cocina y sorprenderle con platos exticos; l siempre deca que eran tan buenos como los que el cocinero francs del regente pudiera servir en la Casa Carlton. La de hoy ha sido la mejor cena que he disfrutado en este comedor asegur Freddy. Todava no puedo creerlo. Lo nico lamentable es no poder contrselo a nadie, porque perjudicaramos a Jemima opin el vizconde. Querrs decir a la esposa del vizconde Ockley le corrigi Jemima. Ahoga s que habra podido conseguir trabajo como cocinera, si no me hubieras convertido en una dama de sociedad. En lo que a m respecta, ambas cosas pueden ser sinnimo. Si cocinas as, para qu necesitamos cocinero? Lo que necesitamos por el momento es alguien que ponga en orden la cocina dijo Jemima. Hawkins la ha arreglado un poco, pero necesita que la limpien a fondo. Freddy se ri. Imagino que maana, en lugar de comprar ms cosas para su ajuar, visitar una agencia. Es lo que me propongo hacer le respondi Jemima. Slo hay un problema. Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 35-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Cul? pregunt el vizconde. Hawkins ha dicho que una de las razones, adems de m, de que la servidumbre estuviera insatisfecha, es que no haban recibido su sueldo desde haca bastante tiempo. El vizconde pareci turbado. Supongo que he sido bastante descuidado en ese sentido, pero a decir verdad, mis bolsillos estn vacos. Debemos hacer algo al respecto insisti Jemima. Estoy de acuerdo, aunque por el mom ento no s qu podemos hacer. Sin poder evitarlo, los tres pensaron que como el vizconde confiaba en comprometerse con Niobe, haba dado por supuesto que as se resolveran todas sus dificultades econmicas. Freddy se puso de pie. Debo retirarm e. Ha sido una velada maravillosa, Jem ima, gracias a usted. Valient, has conseguido rerte de todos, en especial de alguien que lo m ereca bien. El vizconde le acompa a la puerta y cuando volvi, Jemima tambin se puso de pie. Creo que debo retirarme dijo. Todo ha sido muy emocionante, pero agotador. Debo agradecerte tu magnfica actuacin. No es necesario y si empezamos a agradecernos el uno al otro, yo te estoy tan agradecida que no s ni cmo expresarlo con palabras. Mientras hablaba, acarici con los dedos su nuevo vestido, como si no pudiera creer posible que ella llevara puesto algo as. Ests muy distinta a la pilluela que se escondi debajo de una manta en el suelo de mi carruaje coment el vizconde con una sonrisa. Espero que pienses que tu dinero no se ha malgastado. El vizconde levant su copa que tena todava un poco de coac. Brindo por tu xito de esta noche, Jem ima! Ella se dirigi hacia la puerta. Buenas noches. Me alegro de haber participado en tu venganza, o tal vez podamos decir triunfo. El desayuno se servir a las nueve, porque Hawkins tendr que ir a comprar huevos. Se ha terminado todo lo que haba de comer en la casa! Antes de que el vizconde pudiera responder, oy sus pasos cruzar el vestbulo y subir por la escalera. Un triunfo!, pens para s mientras se beba el resto del coac. Entonces, de manera desagradable, casi como si alguien se lo dijera al odo, surgieron las palabras: Y qu ser del futuro? Cmo vas a m antener a una esposa? Escaneado por Tere y Shere y corregido por Sira N Paginas 36-96

Barbara Cartland Aguas milagrosas Al volver a la casa con Emily, la doncella, despus de una infructuosa maana en la agencia de trabajo, Jemima se pregunt si Hawkins habra comprado todo lo que le haba pedido para preparar la comida. l haba empleado gran