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BANANO Y CAMBIO EN EL PAISAJE
DEL DEPARTAMENTO DEL MAGDALENA (1900 – 1930)
Natalia Gómez López
Directora
Martha Herrera Ángel
Maestría en Geografía
Departamento de Historia
Universidad de los Andes
Bogotá D.C.
2017
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Tabla de Contenido
Agradecimientos ……………………………………………………………………………………………………………………..3
Introducción ……………………………………………………………………………………………………………………………..4
I. Inicios de la industria bananera en el departamento del Magdalena …………………………………...15
A. De Santa Marta a los mercados extranjeros: oferta y demanda de banano……………………………...15
B. Ferrocarril: transporte para el monocultivo de banano ……………………………………………………………22
C. De la abundancia a la escasez: conflictos por el acceso al agua ………………………………………………..29
D. Tierra y trabajo: factores productivos para la industria bananera …………………………………………….39
II. Conflictos alrededor del auge de la industria bananera en la década del veinte …………..……………………49
A. Industria bananera: ocupación de tierras para apropiación de brazos ………………………………………50
B. Agua y banano: inclusión y exclusión sobre el uso del recurso hídrico ………………………………………60
C. Poder y resistencias: prácticas de inclusión y exclusión …………………………………………………………….70
Conclusiones ………………………………………………………………………………………………………………………………………….86
Bibliografía …………………………………………………………………………………………………………………………………............90
Anexos …………………………………………………………………………………………………………………………………………………..96
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Agradecimientos
Este trabajo fue posible gracias a la orientación, colaboración y apoyo de varias personas que
me acompañaron durante el desarrollo de esta investigación. Primeramente, quiero agradecer a
Marta Herrera, por todos sus comentarios y sugerencias. Por mostrarme la realidad desde otro
lente y permitirme cuestionarme a mí misma y lo que me rodea. Cada sesión de los diferentes
cursos que tomé con Marta, estuvieron llenos de aprendizajes que me formaron como
profesional y persona. En segunda instancia, agradezco a mis compañeros del Taller UMBRA
quienes leyeron una y otra vez mis escritos sin importar las largas jornadas de los martes. Cada
comentario, sugerencia y pregunta fueron aportes valiosísimos que me posibilitaron construir el
documento final. Asimismo, agradezco a cada uno de mis compañeros y profesores de la
Maestría en Geografía de la Universidad de los Andes, quienes en estos dos años me
permitieron compartir e intercambiar experiencias y aprendizajes para mi formación personal y
profesional.
A los trabajadores del Archivo General de la Nación, por tenerme paciencia en la búsqueda de
documentos y ayudarme en la consulta de las fuentes. Cada día en el Archivo estuvo cargado de
gestos de amabilidad que me dieron ánimo y energía para continuar con mi trabajo. A Jairo
Fonseca por su colaboración con los documentos en Estados Unidos, aunque mi tema no fue la
malaria, agradezco por los documentos los cuales serán insumos para nuevas investigaciones.
Para mi familia sólo tengo sentimientos de gratitud y amor para ellos. Les agradezco por el
apoyo y comprensión para la realización de mis estudios, sin ustedes no hubiera sido posible
estudiar y mucho menos lograr este documento.
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Introducción
“El miércoles llegó un grupo de ingenieros, agrónomos, hidrólogos, topógrafos y agrimensores que
durante varias semanas exploraron los mismos lugares donde Mr. Herbert cazaba mariposas... …Dotados
de recursos que en otra época estuvieron reservados a la Divina Providencia, modificaron el régimen de
lluvias, apresuraron el ciclo de las cosechas, y quitaron el río de donde estuvo siempre y lo pusieron con
sus piedras blancas y sus corrientes heladas en el otro extremo de la población. …Tantos cambios
ocurrieron en tan poco tiempo, que ocho meses después de la visita de míster Herbert los antiguos
habitantes de Macondo se levantaban temprano a conocer su propio pueblo. – Miren la vaina que nos
hemos buscado– solía decir entonces el coronel Aureliano Buendía –, no más por invitar un gringo a
comer guineo”1.
En Cien Años de Soledad, Gabriel García Márquez narró la historia de los pobladores de un
pueblo imaginario localizado en la Costa Caribe colombiana, Macondo. El pueblo estaba
habitado por personas provenientes de diferentes lugares del país que se asentaron tras
finalizar las guerras civiles vividas durante el siglo XIX. La tranquilidad del pueblo se vio
interrumpida por la llegada de una compañía bananera estadounidense que lo transformó para
siempre: se sembraron grandes extensiones de plantaciones, cambiaron el régimen hídrico y
construyeron un ferrocarril.
Macondo fue el nombre de una finca bananera que perteneció a la corporación multinacional
estadounidense United Fruit Company (UFC), durante los primeros años del siglo XX2. Ésta se
encontraba ubicada cerca de Sevilla, un pueblo situado al suroriente de la Ciénaga Grande de
Santa Marta, hoy conocida como la zona bananera del Magdalena3.
En 1901, la compañía estadounidense arribó a la región, la cual está conformada por dos
sistemas de hoyas que constituyen los ríos: Pararé, Córdoba, Manzanares, Gaira, Riofrío,
Orihueca, Sevilla, Tucurinca, Aracataca y Fundación. Estos ríos nacen en la Sierra Nevada de
Santa Marta y los cuatro primeros desaguan en mar abierto, mientras que los otros
1Gabriel García Márquez, Cien años de soledad (Bogotá: Literatura Random House, 2014), 278 – 281. 2Marcelo Bucheli, Después de la hojarasca. United Fruit Company en Colombia, 1899 – 2000 (Colombia: Uniandes, 2013), pp. 1- 2. 3Ver, Archivo General de la Nación – Colombia (AGN), Mapas y Planos, Mapoteca 2, Ref.: i52mg, plancha 11 R. Lado derecho inferior.
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desembocan en la Ciénaga Grande4 (ver mapa 1). Con el arribo de la empresa, la industria
bananera creció y se consolidó rápidamente. Buena parte de las tierras del departamento se
convirtieron en plantaciones de banano. Dado que el régimen de lluvias en la región se
caracteriza por una temporada seca y una húmeda, los cuerpos hídricos que desembocan en la
Ciénaga Grande fueron desviados para la operación de un sistema de riego. Asimismo, una red
ferroviaria se extendió entre los poblados de: Santa Marta, Gaira, Ciénaga, Riofrío, Sevilla,
Tucurinca, Aracataca y Fundación.
Mapa 1: Zona de influencia de la United Fruit Company en el departamento del Magdalena – Colombia.
4AGN, República, Ministerio de Fomento (MF) - Baldíos, Tomo (T.) 59, folios (f.) 71-77.
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Para el siglo XIX, la región se caracterizaba por la existencia de algunas haciendas que producían
tabaco y cacao para la exportación y el consumo local. Sin embargo, la mayoría de las tierras
eran consideradas por el Estado como tierras incultas o baldías, lo que no implicaba que
estuvieran despobladas. En sus poblados los moradores vivían del cultivo de pequeñas parcelas
y se dedicaban a la pesca, productos destinados para el consumo local5.
En este contexto, este trabajo de investigación tiene como objetivo analizar la manera en el que
el monocultivo de banano transformó el paisaje de la zona de influencia de la United Fruit
Company (UFC) durante las primeras décadas del siglo XX. Argumento que en los primeros años
del siglo XX, la industria bananera fue el arquetipo o modelo mediante el cual se transformó
esta región. La transformación del paisaje se enmarcó en relaciones de poder diferenciales que
implicaron distintas prácticas de inclusión o exclusión sobre el uso de los recursos y, por tanto,
cambios en las formas y proyectos de vida de las personas que habitaban la región.
Durante los primeros años del siglo XX, la organización socio espacial de los poblados se
estructuró alrededor de la industria bananera, hasta tal punto que hoy, los poblados alrededor
del ferrocarril de Santa Marta, son conocidos como zona bananera del Magdalena. A partir de la
categoría “zona bananera” se atribuyó una visión sobre el paisaje que promovió e impuso la
idea de englobar y homogenizar todo el territorio en torno al monocultivo de banano. De esta
forma, la vida económica y cultural de la región se redujo a todo aquello que se relacionara con
el banano para la exportación. El problema central de esta concepción radicó en la
naturalización de esta área como zona de producción bananera y, por ende, la existencia de
esta actividad económica fue casi incuestionable e inalterable. Su denominación “zona
bananera del Magdalena” naturaliza su producción y hace pensar que esta región del país
siempre ha sido un área destinada, principal y exclusivamente para el banano.
Para desarrollar el objetivo de esta investigación, presentaré un panorama general sobre el
concepto de paisaje mostrando la perspectiva que alimenta esta investigación. La estructura de
5Fernando Botero y Álvaro Guzmán, “El enclave agrícola en la Zona Bananera”, Cuadernos Colombianos, Vol. 11, T. III (1977), 314. Y “Santa Marta y el Departamento del Magdalena”, Cromos, Vol. XXVI, no. 360, 30 octubre, 1928.
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este panorama se fundamenta en las líneas de análisis que propone Van Ausdal, las cuales
muestran desde un enfoque histórico las distintas tendencias en el estudio del paisaje que se
han desarrollado durante el siglo XX, en los países angloparlantes. Este autor distingue tres
periodos: la escuela clásica, la revolución cuantitativa y las nuevas direcciones de la geografía a
partir de 19806.
En la primera mitad del siglo XX, la escuela clásica surge en contraposición al determinismo
geográfico7. Carl Sauer, su principal representante, indagó por las formas en que las culturas
moldean históricamente el paisaje natural. Así, definió el paisaje como un producto de la
actividad humana que da forma al entorno natural8. Para finales de 1960 y hasta 1970, la
revolución cuantitativa instauró una forma positivista de ver la disciplina. Esta corriente estudió
las configuraciones espaciales, privilegiando el uso de modelos estadísticos sobre las
explicaciones históricas.
En las últimas décadas del siglo XX, se da un nuevo cambio en la manera de hacer geografía. A
partir de 1980, el concepto de paisaje es alimentado por la geografía histórica y cultural, así
como por la aproximación con el marxismo y el posestructuralismo. La noción de paisaje pasa a
ser interpretada no sólo como un área transformada por las actividades humanas, sino como un
producto cultural. Dentro de los principales exponentes de esta corriente se encuentra Denis
Cosgrove quien, indagó la idea de paisaje en la pintura para mostrar los modos en que ésta
ayudó a aceptar el desarrollo del capitalismo. Dentro de sus investigaciones, define los paisajes
como productos culturales y representaciones que expresan ideas acerca del entorno, en tanto
que ciertos grupos sociales establecen lazos de identidad con éste. Asimismo, considera que en
6Shawn Van Ausdal. “Medio siglo de geografía histórica en Norteamérica”. Historia Crítica, no. 32 (2006): 198-234. 7El determinismo geográfico plantea que las sociedades son el producto del clima, altura y relieve y evolucionaban culturalmente del mismo modo en que evolucionan las especies. Para el caso colombiano, ver: Agustín Codazzi, Obras completas de la Comisión Corográfica: geografía física y política de la Confederación Granadina, ed., Camilo Domínguez et al., (Colombia: COAMA Unión Europea: Fondo "José Celestino Mutis”, 1996). 8Carl Sauer, “The morphology of landscape”, en Life and Land. A selection from the writing of Carl O. Sauer, ed. John Leighly (Berkeley: University of California Press, 1969), 330 - 350. Sobre trabajos desarrollados por estudiantes de Sauer en el contexto colombiano ver: James Parsons, La colonización antioqueña en el occidente de Colombia., trad. Emilio Robledo (Bogotá: Ancora, 1997) y Robert West, Las tierras bajas del Pacífico Colombiano., trad. Claudia Leal (Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2000).
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cada momento histórico, las sociedades tienen modos particulares de comprender el paisaje y,
en buena parte responden a los intereses de los grupos hegemónicos9. En esta línea, James
Duncan reconstruye los paisajes coloniales, mostrando cómo sus representaciones hacían parte
de un sistema más amplio de símbolos políticos y culturales. Duncan devela la ideología que
sustenta a los paisajes y los modos en que la organización del espacio, esconden relaciones de
poder10.
Para esta investigación, el paisaje será comprendido desde la definición de Duncan: “un paisaje
puede distinguirse del término más general entorno, el cual, está compuesto de los objetos que
nos encontramos en el mundo: colinas y valles, árboles y campos, ciudades y pueblos, casas y
calles. Un paisaje, sin embargo, es un modelo producido culturalmente de cómo debería lucir el
entorno11”. El monocultivo de banano será entendido como el modelo espacial, económico y
cultural bajo el cual se reinterpretó y transformó el entorno de la región. La transformación del
paisaje será analizada desde los cambios físicos del entorno, como del conjunto de ideas sobre
cómo la vida social debía estar organizada alrededor del banano.
La noción de paisaje parte de la geografía cultural y es nutrida por los aportes de la ecología
política. Desde ésta última, los paisajes son proyectos políticos, es decir, procesos inconclusos y
saturados de poder que se materializan en articulaciones concretas de naturaleza y sociedad12.
En este sentido, la zona bananera será comprendida no únicamente como el modelo espacial,
9Daniels Stephen y Denis Cosgrove, The iconography of landscape: essays on the symbolic representation, design and use of past environments (Cambridge: Cambridge University Press, 1988), 1-8. Y, Denis Cosgrove. “Observando la naturaleza el paisaje y el sentido europeo de la vista”. Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, no. 34 (2002): 63-89. 10James Duncan, The city as text: the politics of landscape interpretation in the Kandyan kingdom (Cambridge, N.Y: Cambridge University Press, 1990) 11“A landscape can be distinguished from the more general term environment which is composed of the objects that we encounter in the world: hills and valleys, trees and fields, towns and villages, houses and streets. A landscape, however, is a culturally produced model of how the environment should look”. (Traducción propia en: James Duncan, The power of place in Kandy, en: The power of place. Bringing together geographical and sociological imagination, ed. John Agnew y James Duncan (Boston: Unwin Hyman, 1989), 185-201. 12Ver, Donald Moore, Suffering for territory: race, place and power in Zimbabwe (Durham, NC: Duke University Press, 2005), 22 – 23. Y, Anna Tsing, “Blasted Landscapes (and the Gentle Arts of Mushroom Picking)”. En The Multispecies Salon, editado por Eben Kirksey (Durham, NC: Duke University Press, 2014), 87-109.
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cultural y económico de cómo debe ser el entorno, sino también como el sitio de lucha
constituido a partir del ensamblaje de naturaleza y cultura donde simultáneas disputas
materiales y simbólicas se expresan.
De esta forma, esta investigación recoge los aportes de Ojeda quien establece el concepto de
paisajes del despojo, entendidos como la demostración de procesos históricos de desigualdad,
muerte y sufrimiento que se reproducen en la vida cotidiana y se acumulan en el espacio, para
así, entender los conflictos alrededor de la concentración de los recursos13. En esta línea, el
trabajo de Sánchez y Vargas propone el concepto de acaparamiento territorial, como una
manera de centrar no sólo la atención en los cambios físicos sobre el entorno, sino también ver
cómo esos cambios afectan los estilos y proyectos de vida de las personas y comunidades. Así,
el autor critica la idea misma de acaparamiento de tierra, pues da cuenta que estos procesos no
acaparan únicamente la tierra – entendida como material de composición del suelo – sino que
transforma el entorno en su conjunto y los significados que las personas dan al lugar.14 Así, la
investigación tendrá en cuenta tanto las transformaciones del entorno físico, no únicamente
sobre la tierra, como las implicaciones que la industria bananera produjo sobre las
espacialidades cotidianas15.
Los territorios donde se instauró la UFC en América Latina han sido investigados desde el
estudio transnacional e interdisciplinario de la naturaleza e impacto de los “enclaves”, lo cual ha
13Diana Ojeda, “Los paisajes del despojo: propuestas para un análisis desde las reconfiguraciones socioespaciales”. Revista Colombiana de Antropología 52, no. 2 (2016): 19-43. 14Luis Sánchez y Gonzalo Vargas, “Acaparamiento Territorial. Impactos socioespaciales” (Bogotá: mecanografiado, 2017). Agradezco al profesor Luis Sánchez por facilitarme el documento que aún no ha sido publicado, sus aportes fueron una base importante para el desarrollo de la presente investigación. En esta línea ver, Kenneth R. Olwig, “Recovering the Substantive Nature of Landscape”. Annals of the Association of American Geographers 86, no. 4 (1996): 630-53. http://www.jstor.org.ezproxy.uniandes.edu.co:8080/stable/2564345. 15Cabe resaltar que, en este trabajo no se usará el concepto de acaparamiento de tierras y territorios. Sin embargo, existe una gran literatura sobre el tema. Por ejemplo, véase, Saturnino Borrás et al., “Acaparamiento de tierras y acumulación capitalista: aspectos clave en América Latina”, Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrario 38 (2013): 75-103, Marc Edelman, Carlos Oya y Saturnino Borrás, “Global Land Grabs: historical processess, theoretical and methodological implications and current trajectories”, Third World Quarterly 34, no. 9 (2013): 1517-1531, doi http://dx.doi.org/10.1080/01436597.2013.850190 y “Conferencia tierras y territorios 2016”, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. Universidad Externado de Colombia, consultada 26 octubre, 2017, http://www.fcshexternado.com/tierrasyterritorios/videos_1.php.
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inducido a los investigadores a darle sentido a los efectos multifacéticos de las inversiones
extranjeras estadounidenses. Los primeros escritos sobre el tema mostraron dos tendencias. El
primer grupo de escritos presentó a las compañías estadounidenses como empresas
modernizadoras y civilizadoras16. Por el contrario, el segundo grupo resaltó los efectos negativos
de la inversión extranjera. Denunció las estructuras económicas y políticas de extracción y
subordinación que crearon las empresas y afirmó que los enclaves eran “un Estado dentro del
Estado” aislado de la economía nacional, que contribuía al subdesarrollo17.
Aunque las dos tendencias estaban en disputa, ambas presentaron los enclaves como lugares
dominados por el poder de las compañías extranjeras y las sociedades allí asentadas como el
resultado de la confrontación entre dirigentes extranjeros y el proletariado, que se destacó con
los movimientos obreros radicales. En esta línea, la mayor cobertura histórica de las
operaciones de la UFC en Colombia, se enfocó en las huelgas de trabajadores en contra de la
compañía extranjera, principalmente, se relató la huelga de 1928 conocida como la Masacre de
las Bananeras18. En consonancia, escritores y políticos denunciaron la explotación de
agricultores nacionales y del proletariado por parte de las grandes multinacionales19.
Los estudios recientes sobre las regiones bananeras, desafiaron el término de enclave.
Presentan una imagen más compleja, que relaciona a los “enclaves” foráneos con procesos de
formación del Estado y la constitución de identidades regionales y nacionales20. Chomsky y
16 Ver, Frederick Upham Adams, Conquest of the tropics: the story of the creative enterprises conducted by the United Fruit Company (Nueva York: Doubleday, Page and Company, 1914) y Stacy May y Galo Plaza, La United Fruit Company en America Latina (Nueva York: Library of Congress, 1958). 17 Ver, Judith White, Historia de una ignominia. La United Fruit Co. en Colombia (Bogotá: Presencia Ltda., 1978) y Charles Kepner, El imperio del banano: las compañías bananeras contra la soberanía de las naciones del Caribe (México: Ediciones del Caribe, 1949). 18Como Masacre de las Bananeras se conoce al asesinato masivo de los trabajadores de la UFC a manos del ejército
colombiano en el municipio de Ciénaga, Magdalena. Ver, por ejemplo: Carlos Arango, Sobrevivientes de las Bananeras (Bogotá: Ecoe, 1985); Mauricio Archila et al. Bananeras, Huelga y Masacre (Bogotá: Universidad Nacional, 2009) y Gabriel Fonnegra, Las Bananeras un testimonio vivo (Bogotá: Printer Colombia Ltda., 1986). 19 Ver, Gabriel García Márquez, Cien Años de Soledad (Bogotá: Random House, 1982); Jorge Eliecer Gaitán, El debate sobre las bananeras (Bogotá: Centro Jorge Eliecer Gaitán, 1928); Rafael Uribe Uribe, El Banano, conferencia dictada por Rafael Uribe Uribe ante la Sociedad de agricultores de Colombia (Bogotá: Congreso de la República, 1908). 20Ver, Joseph Gilbert, Catherine LeGrand y Ricardo D. Salvatore, Close Encounters of Empire: Writing the Cultural History of U.S. - Latin American Relations (Durham: N.C. Duke University Press, 1998); Steve Striffer, In the Shadows
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Putnam, han discutido la misión de UFC y su impacto social en los trabajadores. Putnam afirma
que la misión civilizadora de la UFC era principalmente una retórica vacía que no se constituía
como un esfuerzo sustancial en el cambio cultural. Contrario, Chomsky argumenta que las
políticas sociales que dieron lugar a un cambio en las zonas de producción. Sin embargo, los
trabajadores consolidaron mecanismos de resistencia y apropiación hacia éstas21. Por otro lado,
Soluri describe las actividades agrícolas y económicas de la UFC en Honduras. Desde la historia
ambiental, se centra en la manera en que la empresa alteró los ecosistemas de la región,
impactando el bienestar de sus trabajadores22.
Al explorar el desarrollo de la UFC en Colombia, LeGrand y Bucheli refuerzan la tendencia a
estudiar la industria bananera como un proceso multidimensional en el que las decisiones
empresariales no son simplemente imposiciones en las regiones bananeras23. Para esta
investigación dejaré a un lado la imagen monolítica del enclave empresarial y tendré en cuenta
la agencia de los otros actores que configuraron las dinámicas de la zona, construyendo sus
propios destinos y resistiendo los esfuerzos de control social de la compañía.
Para analizar la manera en que el monocultivo de banano transformó el paisaje en el
departamento del Magdalena, identifiqué, recolecté y analicé documentos y fotografías de
archivos históricos y fuentes secundarias. En un primer momento analicé los documentos del
fondo Correspondencia de Baldíos y el Archivo Histórico de Ferrocarriles Nacionales del Archivo
of State and Capital: The United Fruit Company, Popular Struggle and Agrarian Restructuring in Ecuador, 1900 -1995 (Durham: NC London Duke University Press, 2002). 21Ver, Lara Putnam, The Company they kept. Migrants and Politics of gender in Caribbean Costa Rica, 1870 – 1960 (Chapel Hill and London: The University of North Carolina Press, 2002); Aviva Chomsky, West Indian Workers and the United Fruit Company in Costa Rica, 1870 -1940 (Baton Rouge and London: Louisiana State University Press, 1996); David Aliano, “Curing the Ills of Central America: The United Fruit Company´s Medical Department and Corporate America´s Mission to Civilize (1900-1940)” E.I.A.L., 17 (2) (2006): 35-59 [Fecha de
consulta: 23 de octubre de 2016] 22John Soluri. Culturas bananeras. Producción, consumo y transformaciones socioambientales (Bogotá: Universidad Nacional, 2013) 23Ver, Catherine LeGrand “Campesinos y asalariados en la Zona Bananera de Santa Marta 1990 – 1935”, Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura. 11 (1983): 235-250; Colonización y protesta campesina en Colombia 1850 – 1950 (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1988); “Historias transnacionales: nuevas interpretaciones de los enclaves en América Latina”, Nómadas, 25 (2006): 144-154. Marcelo Bucheli, Bananas and Business: The United Fruit Company in Colombia, 1899 – 2000 (Nueva York: New York University Press, 2005)
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General de la Nación24. Seguidamente, consulté publicaciones de la compañía estadounidense
como informes anuales de la empresa e informes médicos. Y, finalmente, examiné los
documentos que realizaron políticos, investigadores y trabajadores de la época25.
Cabe resaltar que mi principal fuente fueron los documentos del fondo Correspondencia de
Baldíos, en lo que analicé las denuncias que los cultivadores realizaron alrededor de los recursos
para la producción del banano: tierra y agua, los informes estatales sobre los conflictos y las
publicaciones de los diarios de la época. Sin embargo, se debe tener en cuenta que esta fuente
no suministra respuestas definitivas sobre los conflictos por la tierra o el agua. Únicamente se
consignan los denuncios, pero las respuestas y fallos de éstos no se encuentran. Sin embargo,
esta fuente me permitió dilucidar las posiciones que las instituciones estatales y los funcionarios
de la zona bananera, tomaron frente a estos conflictos.
El texto está dividido en dos partes que corresponden a dos periodos de la industria bananera
en el Magdalena. El primer capítulo tiene como objetivo analizar las condiciones sociales,
económicas y ambientales que posibilitaron el establecimiento del monocultivo de banano en la
región a finales del siglo XIX e inicios del XX. Muestro que en este periodo se construyó la
infraestructura que posibilitó el desarrollo de la producción de la fruta a gran escala. Con ésta se
introdujeron importantes cambios en el paisaje, al construir la línea central o principal del
ferrocarril, modificar los cauces de los cuerpos hídricos e integrar el suelo y la tierra dentro del
mercado del cultivo de banano. En este período fue el problema del agua el que generó
mayores conflictos con la población, a pesar de lo cual la transformación del paisaje liderada por
la UFC continuó.
En la segunda parte, analizo el periodo de auge de la producción del monocultivo del banano
para la exportación en el departamento, centrando el análisis en los conflictos que se generaron
24Específicamente consulté: de la Sección República, Ministerio de Fomento, Fondo Baldíos, Tomos: 45 – 66 y, de la Sección República, Archivo Histórico de Ferrocarriles Nacionales, Tomos 801 – 806 25Por ejemplo, Pedro Pedraza, República de Colombia, excursiones presidenciales. Apuntes de un diario de viaje (Norwood, EE. UU: The Plimpton Press, 1909), Carlos Arango, Sobrevivientes de las Bananeras, (Bogotá: Ecoe, 1985), William Fawcett, The Banana Its Cultivation, Distribution & Commercial Uses. (Londres: Duckworth and Co., 1918), entre otros.
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a partir de la consolidación de esta industria. Este proceso tuvo lugar en la década de 1920,
período en el cual la producción alcanzó los mayores niveles de exportación y transformó
vertiginosamente el paisaje. Se ampliaron las plantaciones, se incrementaron los trabajos de
modificación de los cauces de los cuerpos de agua y se construyeron ramales de ferrocarril que
conectaron las plantaciones con su línea principal. Las acciones legales e ilegales de la Compañía
y otros empresarios nacionales tendientes a despojar a otros propietarios y colonos de los
predios, agudizaron los conflictos por la tierra y el agua. Pero al parecer no fueron esas
presiones las que llevaron a transformar la situación. En 1930 la UFC disminuyó sus actividades
en el departamento debido a la crisis derivada de la denominada Gran Depresión y a una serie
de huracanes que azotaron la región Caribe.
Los dos apartados del trabajo de investigación me permiten argumentar que durante los
primeros años del siglo XX, la UFC y las compañías nacionales impusieron un modelo
económico, cultural y espacial basado en la industria agroexportadora del monocultivo del
banano. Esta imposición transformó profundamente el paisaje y estuvo marcada por relaciones
de poder asimétricas entre campesinos, colonos, empresarios terratenientes, compañías
nacionales e internacionales y el Estado. Los sectores locales de mayores recursos económicos y
las empresas multinacionales tuvieron una mayor capacidad de injerencia sobre el Estado,
situación que les permitió apropiarse de los recursos (tierra y agua) de la región y excluir a
buena parte de los colonos y campesinos de su disfrute. A través de estas prácticas de exclusión
numerosos campesinos y colonos migrantes fueron transformados en asalariados, este cambio
posibilitó que fueran despojados de su independencia económica y convertidos en mano de
obra para la industria. Fueron las condiciones de estos asalariados, más que las
transformaciones en el paisaje, las que integraron los intereses de colonos, campesinos y
trabajadores y los llevaron a denunciar las acciones de los empresarios bananeros. Pero en
contra de lo que parecería a primera vista, estas denuncias también tenían que ver con la
transformación del paisaje en la medida en que abogaban por el mantenimiento de sistemas
productivos tradicionales, que eran los que les podían asegurar su subsistencia.
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Sin embargo y a pesar de estas resistencias y de que la UFC se trasladó al Urabá a finales de
1950 y principios de 1960, la región sigue siendo, aún hoy en día, reconocida como la zona
bananera del Magdalena. Esta denominación permite evidenciar que el proceso histórico de la
industria bananera de inicios del siglo XX generó hondas transformaciones en el paisaje, en la
forma como éste era concebido por sus habitantes y en sus prácticas cotidianas. Así, se
naturalizó una estructuración del entorno que centraba la atención en el banano, dejando de
lado otros productos de importancia para la alimentación de sus pobladores.
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I. INICIOS DE LA INDUSTRIA BANANERA EN EL DEPARTAMENTO DEL MAGDALENA
El siguiente capítulo tiene como objetivo analizar los factores sociales, económicos y
ambientales que facilitaron la consolidación de la producción de banano a gran escala a finales
del siglo XIX e inicios del XX. Argumento que durante este periodo, se impulsaron obras de
infraestructura para la industria que transformaron el paisaje y desencadenaron conflictos
alrededor de la tierra y el agua. Estos conflictos se enmarcaron en relaciones de poder
diferenciales que desplegaron distintas prácticas de inclusión o exclusión sobre el acceso y uso
de los recursos.
El capítulo está dividido en cuatro partes: en un primer momento, analizo el crecimiento de la
oferta de bananos exportables de la región hacia los mercados extranjeros. Seguidamente,
describo cómo era la zona antes de la llegada de la compañía, para luego analizar la forma en la
que la construcción del ferrocarril posibilitó el arribo de la industria de la fruta al Magdalena.
Posteriormente analizo los conflictos alrededor de la competencia por los recursos: agua y
tierra. Cabe resaltar que el paisaje se transformó vertiginosamente en la década del 20, periodo
de auge de la industria bananera en el departamento, por lo que estos conflictos se agudizaron.
A. De Santa Marta a los mercados extranjeros: oferta y demanda de banano
Durante las primeras décadas del siglo XX, la United Fruit Company (UFC), compañía
conformada en 1899 por empresas norteamericanas e inglesas26, fue la firma encargada de
concentrar los negocios bananeros en Centroamérica y la cuenca del Caribe. Los negocios de la
compañía respondían a la creciente demanda de banano en los mercados estadounidenses,
como lo señaló en el reporte anual de 1901, Andrew Preston, presidente de la compañía:
“Por medio de su departamento de distribución, Fruit Dispatch Company, su compañía
ha organizado un método totalmente minucioso y sistemático para ubicar sus productos
a lo largo de todos los Estados Unidos, habiendo establecido agencias de mercadeo en
26La UFC se conformó a partir de la fusión de las empresas: Colombian Land Co., Boston Fruit Co., Snyder Banana Co, Fruit Dispatch Co. y Tropical Trading and Transport Co y, fue fundada por Lorenzo Dow Baker, Andrew Preston y Minor Keith. (En: Joaquín Viloria “Banano y revaluación en el departamento del Magdalena, 1997 – 2007”, Documentos de trabajo sobre economía regional. No. 105 (2008): 20-22).
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todas las ciudades principales del país. Aunque ha transcurrido sólo un lapso corto de
tiempo desde que esta organización se perfeccionó, los resultados han sido
extremadamente gratificantes y no sólo se le ha hecho posible al consumidor adquirir
bananos a un precio menor que nunca, sino que también se ha aumentado el consumo
de la fruta. Durante el año de 1901, Fruit Dispatch Company distribuyó 18.906
contenedores de productos tropicales contra 16.197 el año anterior, un aumento de
2.709 contenedores o casi del 16%”27.
El aumento de la demanda estuvo acompañado por intensas campañas de mercadeo que
favorecieron el consumo de banano en los Estados Unidos, popularizando la fruta y
convirtiéndola en parte de la dieta básica de la clase trabajadora urbana28. Las campañas
promocionaron la fruta como un alimento saludable que debía ser incorporado en la dieta diaria
de los estadounidenses. Se publicaron diferentes libros de cocina con el objetivo de que las
amas de casas incluyeran en los platos diarios el banano (ver imágenes 1 y 2). Cabe resaltar que
las campañas no fueron promocionadas únicamente a inicios de siglo, éstas se mantuvieron y
continuaron aún después de que la empresa “desapareciera”. En 1970, la UFC se asoció con la
empresa Zapata Petrolum Corporation y pasó a llamarse United Brands Company, cambiando su
nombre en 1990, por el de Chiquita Brands.
27Traducción propia en: United Fruit Company, Annual Report 1990 (Boston: 1990), consultado 27 octubre, 2016, https://archive.org/stream/annualreport1899unit#page/n8/mode/1up/search/2709 28Ver, Virginia Jenkins, Bananas: An American History (Washington: Smithsonian books, 2000) y Marcelo Bucheli, Después de la hojarasca. United Fruit Company en Colombia, 1899 – 2000 (Colombia: Uniandes, 2013), pp. 25 – 27.
17
Imágenes 1 y 2: Campaña de mercadeo – United Fruit Company29
La demanda creciente de banano exigió una oferta constante de fruta durante todo el año. Para
inicios del siglo XX, el monocultivo de banano dependía, principalmente, de cinco factores:
clima, tierras para el cultivo, oferta hídrica (por lluvias periódicas o regadío posible), facilidades
de transporte y abundancia de brazos.
El clima adecuado para el cultivo de banano oscila entre temperaturas que van desde los 18.5 °C
a 35.5 °C, fuera de este rango la planta no puede acumular el coeficiente de calor que le es
indispensable para su desarrollo y fructificación. Por tanto, en lugares con estaciones no era
posible mantener una oferta constante a lo largo del año30. El banano de exportación requiere
de lugares bajos y húmedos, en especial las vegas de formación aluvial, siempre que no sean
muy pedregosas31. Para el cultivo de la fruta era y es fundamental un nivel de agua regular: no
seco, no abundante. La carencia de agua atrofia el desarrollo de las hojas, dificultando la salida
de las inflorescencias. El exceso de agua acidifica el suelo, impidiendo que la planta crezca32.
29Imágenes tomadas de: “Vintage Advertisements”, Pinterest, consultada 25 septiembre, 2017, https://co.pinterest.com/antiquesc/vintage-advertisements-actorteam/ 30Rafael Uribe, El banano. Conferencia dictada por Rafael Uribe Uribe ante la Sociedad de Agricultores de Colombia. Oficina de estadística de Costa Rica. (San José de Costa Rica: Imprenta de Avelino Alsina, 1908), 9 – 10. 31Uribe, El Banano. Conferencia dictada por…, 45. 32William Fawcett, The Banana Its Cultivation, Distribution & Commercial Uses (Londres: Duckworth and Co., 1918), 27.
18
Dado que los bananos son alimentos que se pudren fácilmente, la UFC desarrolló una red de
producción y distribución entre el Caribe y Estados Unidos. Esta red se caracterizó por el
desarrollo de un sistema de transporte que permitió el traslado de la fruta entre los centros de
producción y de consumo en el menor tiempo posible. La compañía desarrolló redes ferroviarias
en Centro América y el Caribe para transportar la fruta desde las plantaciones a los puertos de
embarque. En los muelles, la fruta fue traslada por barcos de vapor que contaban con un
sistema de refrigeración propicio para el mantenimiento del banano. Los barcos eran conocidos
como la Gran Flota Blanca, una vasta flota de buques mercantes de la UFC (ver imagen 3). Esta
red posibilitó una coordinación entre los centros de producción, los transportadores y la
distribución final a los mercados estadounidenses. Así, la empresa estadounidense consolidó
una estructura de producción y distribución que le permitió controlar las fases del proceso33.
Imagen 3: Barco de la Flota Blanca cargando banano en el puerto de Santa Marta, Colombia.34
La empresa llegó al departamento del Magdalena en 1901 y operó en Colombia con el nombre
de UFC hasta 1934, cuando se transformó en la Magdalena Fruit Co., la cual tuvo actividades en
33Judith White, Historia de una ignominia (Bogotá: Presencia Ltda, 1978), 29. 34Pedro Pedraza, República de Colombia, excursiones presidenciales. Apuntes de un diario de viaje (Norwood, EE. UU: The Plimpton Press, 1909), 38.
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Año
EXPORTACIÓN DE BANANOS, Magdalena (1892 - 1935)
la región hasta la década de 1950, momento en que la compañía empezó a vender sus
propiedades. Para finales de la década del 50 y principios de los años 60, la empresa desplazó
sus actividades agrícolas a la zona del Urabá antioqueño35.
La UFC impulsó la industria del banano en el país. Ésta incrementó durante las tres primeras
décadas del siglo XX, teniendo como punto de auge la década de los 20. Para comprender la
magnitud de esta industria, el gráfico 1 muestran los racimos exportados de banano
anualmente desde el puerto de Santa Marta a los mercados extranjeros, principalmente
estadounidenses y europeos.
Gráfico 1: Exportación anual de racimos de bananos (1892 – 1935)36
A finales del siglo XIX, los niveles de exportación eran bajos producto de los huracanes que
azotaron el Caribe. Las plantas de banano no tienen tronco, su tallo está compuesto,
35Viloria, “Banano y revaluación en el departamento”, 10 – 11. 36Para ver los datos desagregados, véase anexo 1. La gráfica fue elaborada a partir de los datos de: Uribe, El Banano. Conferencia dictada por…, 75. Y, Manuel Díaz Granados, Geografía Económica del Magdalena Grande (1946 – 1955) (Santa Marta: Fondo de Publicaciones de Autores Magdalenenses. Instituto de Cultura del Magdalena, 1996),286-290.
20
principalmente, por agua y la carnosidad de sus hojas37. Al no tener una consistencia tan fuerte
como la madera, los fuertes vientos que acompañan a los huracanes, destruyen fácilmente las
plantaciones de banano. Al finalizar el año de 1894, un fuerte huracán golpeó a Ciénaga y Santa
Marta, destruyendo los rieles del incipiente ferrocarril, casas de habitación e inundando las
tierras propicias para los cultivos38. Entre 1899 y 1902, el país vivió uno de los enfrentamientos
más crueles y devastadores, la Guerra de los Mil Días que, tuvo como resultado el
establecimiento en el poder estatal del Partido Conservador. Al finalizar la guerra la economía
de la Nación quedó arruinada, posibilitando que se proporcionasen algunas de las condiciones
necesarias para la posterior separación de Panamá39. Cabe recordar que, Panamá fue un
antiguo departamento de Colombia el cual se separó del país en noviembre de 1903. A
principios del siglo XX, La UFC se instaló en la provincia de Bocas del Toro, Panamá, donde
consolidando una industria para la exportación de bananos. Producto de la Guerra de los Mil
Días, las exportaciones de banano disminuyeron notablemente. La situación que se vivía en la
zona durante la Guerra de los Mil Días, es descrita por el escritor José Valdeblanquez, en el
siguiente aparte:
“Perjudicado como quedaba el tráfico de bananos de exportación, puesto que la vía
férrea desde el terminal desde Guacamayal hasta Riofrío quedaba dominada por la
revolución, el General Arbeláez hizo saber al jefe revolucionario, que lo era el General
Wenceslao Miranda la disposición que se estaba en atacar al enemigo y destruirlo a fin
de despejar la vía…”40
En 1902, la Guerra de los Mil Días llegó a su fin. El tratado de Neerlandia, por el cual se firmó la
paz para la Costa Atlántica, fue pactado en la “zona bananera” por los Generales Urbano
Castellanos en nombre del General Florentino Manjarrés y Carlos Adolfo Urueta, delegado por
37“Morfología de la planta del banano”, ProMusa., consultada 20 noviembre, 2017, http://www.promusa.org/Morfolog%C3%ADa+de+la+planta+del+banano 38Díaz, Geografía económica del Magdalena…, 284-285 e Ismael Correa, Anotaciones para una historia de Ciénaga, Magdalena. (Medellín: Leanlo, 1996). 39Jesús A. Bejarano, “El despegue cafetero (1900 – 1928), en Historia económica de Colombia, ed. José A. Campo Gaviria (Bogotá: Planeta, 2007), 195 – 227. 40José Valdeblanquez, Historia del departamento del Magdalena y del territorio de la Guajira (Bogotá: Voto Nacional, 1964),10.
21
el General Rafael Uribe, dentro de la finca de bananos que lleva el mismo nombre del tratado41.
La reconstrucción del país después de la guerra estuvo a cargo del presidente Rafael Reyes,
quien continúo con la consolidación de una república conservadora. El gobierno de Reyes, en su
intento por impulsar la economía nacional, proporcionó incentivos importantes para la
inversión extranjera en forma de subsidios y exenciones tributarias para productos como:
hidrocarburos, café, banano, entre otros. Éstos fueron usados por la UFC para la adjudicación de
tierras y la construcción del ferrocarril de Santa Marta42.
En la primera década del siglo XX, la industria bananera experimentó un alza en la exportación
de la fruta. Sin embargo, las exportaciones disminuyeron considerablemente entre 1914 y 1918,
a consecuencia de la I Guerra Mundial. Durante la década de los 20, ésta alcanzó los mayores
niveles de exportación, pero para la década de los 30, la UFC disminuyó sus actividades,
golpeada fuertemente por la contracción de los mercados mundiales y por una serie de
huracanes que azotaron la región de Santa Marta (ver, imagen 4) 43.
41Fernando Botero y Álvaro Guzmán, “El enclave agrícola en la Zona Bananera”, Cuadernos Colombianos, Vol. 11, T. III (1977), 338 – 337. 42Bucheli, Marcelo “Después de la hojarasca…”, 98 – 99. 43Sobre los huracanes hay varios señalamientos: Correa afirma: “El huracán de diciembre de 1894 por su parte, arrasó con la precaria infraestructura de transporte y de canales existente para la época en la Zona Bananera, cobró numerosas vidas, e interrumpió por 4 meses el embarque de bananos hacia el exterior” (Ismael Correa, Anotaciones para una historia de Ciénaga, Magdalena. (Medellín, Leanlo, 1996)). Fawcett describe: “Una fuerte tormenta de viento se produjo el 10 de abril de 1913 en Santa Marta, Colombia, y se estima que 750.000 plantas de banano fueron derribadas, lo que resultó en una pérdida de la UFCo de alrededor de $ 200.000“(Traducción propia, en: Fawcett, The Banana Its Cultivation…, 161). Judith White narra: “A principios de mayo de 1927, un violento huracán destruyó entre doce y catorce millones de plantas en el área de Sevilla, avaluadas alrededor de seis millones de dólares” (White, Historia de una ignominia…, 59). El gerente del ferrocarril relata: “El 5 de noviembre de 1932, un huracán azotó el departamento. Los daños ocasionados por los diferentes huracanes fueron: imposibilidad de tráfico por derrumbamiento o daños en puentes por desbordamiento de ríos, inundaciones, destrucción de terraplenes y destrucción de cultivos de banano” (AGN, República, Ferrocarriles Nacionales, tomo 801, folios 124-143)
22
Imagen 4: Daños del puente del río Riofrío después del huracán de 193244
B. Ferrocarril: transporte para el monocultivo de banano
A mediados del siglo XIX lo que comúnmente se denomina zona bananera del Magdalena se
caracterizaba por la existencia de algunas haciendas que producían, con mano de obra esclava,
tabaco y cacao para la exportación45. No obstante, la mayoría de la extensión del territorio era
considerado por el Estado como tierras baldías o incultas. Aunque el Estado colombiano
caracterizó la zona bananera del Magdalena como una región baldía, la región no era un
territorio despoblado. El gobierno colombiano no estaba informado sobre cuánta tierra poseía y
cuáles eran sus límites46.
A finales del siglo XIX, el auge del tabaco y el cacao se vio impulsado por la llegada de la
compañía extranjera Immobilière et Agricole de Colombie, que se estableció en el Magdalena y
44AGN, República, Ferrocarriles Nacionales, tomo 801, folio 143. 45El 21 de mayo de 1851 con la presidencia de José Hilario López, la abolición de la esclavitud se instauró en el país. Esta decisión se cristalizó en la Ley de Manumisión, que entró en vigor el 1 de enero de 1852. Ese día todos los esclavos fueron declarados libres oficialmente y se comenzaron a entregar bonos de compensación a los propietarios de las grandes haciendas. Algunos hacendados y esclavistas no quedaron del todo complacidos con la decisión y atacaron al gobierno, desencadenado conflictos a lo largo del territorio nacional. 46Por ejemplo, en el artículo 47 de la Ley 110 de 1912 (Código Fiscal) el Estado no garantizaba la calidad de baldío de los terrenos que adjudicaba, por el contrario, era responsabilidad del solicitante verificar que los predios a que aspiraba eran realmente de dominio público y no privado. (SUIN Juriscol. “Congreso Nacional, Colombia. Ley 110 de 1912 (Código Fiscal)”, consultada 23 agosto, 2017. http://www.suin-juriscol.gov.co/viewDocument.asp?ruta=Leyes/1643363).
23
llegó a tener cerca de 20.000 hectáreas de tierras en su propiedad. Con las actividades de esta
empresa las exportaciones de banano, especialmente dirigidas a Francia, alcanzaron un gran
crecimiento47. Al mismo tiempo, prosperaron una serie de cultivadores nacionales que
completaban los embarques de la compañía con productos de agricultores colombianos.
En 1872, un grupo de samarios solicitó la adjudicación de 18.000 hectáreas para atraer inversión
extranjera. Dentro de este grupo se encontraban las familias: Díaz Granados, Noguera Maza,
Riascos, García, Vengochea, quienes fundaron con éxito industrias y negocios en países
extranjeros, especialmente en París48. Asimismo, en 1883 se constituyó una sociedad agrícola
denominada El Apostolado, conformada por doce empresarios colombianos. La sociedad
adquirió un terreno de 360 hectáreas en la margen izquierda del río Riofrío, para dedicarlo al
cultivo de cacao y plátano49.
El crecimiento de estos cultivos impulsó iniciativas estatales de inversión dirigidas a agilizar el
transporte y comercio entre el río Magdalena y Santa Marta50. La preocupación de los
agricultores y comerciantes, fue construir un ferrocarril que comunicara los centros de mercado
y exportación (Barranquilla y Santa Marta). Aunque las primeras gestiones para la construcción
del ferrocarril se hicieron en 1846, sólo en 1881 a través de la Ley 53 del 17 de junio, se firmó el
contrato con Robert A. Joy y Manuel J. de Mier, para la construcción y explotación de un
ferrocarril desde la ciudad de Santa Marta hasta la laguna del Cerro de San Antonio u otro lugar
próximo a la ribera oriental del río Magdalena51.
47Botero, Guzmán “El enclave agrícola…”,316. 48Pedraza, República de Colombia…, 2. 49 Joaquín Viloria, “Historia empresarial del guineo: empresas y empresarios bananeros en el departamento del Magdalena, 1870 - 1930”, Cuadernos de historia económica y empresarial, No. 23 (2009), 13 – 14). 50En la mitad del siglo XIX, algunas de las iniciativas propuestas para comunicar el río Magdalena y Santa Marta fueron: a) En 1866 la Secretaría de Hacienda y Fomento creó una comisión para investigar la posibilidad de comunicar el río Magdalena y Pueblo Viejo. b) En 1863 y 1870, la Convención Nacional aprobó 200.000 pesos para la limpia de caños y ciénagas de Santa Marta y c) La Ley 8 de mayo de 1869 ofreció el 7% durante un año sobre el capital de 80.000 pesos a quien mantuviera en regular comunicación por buques de vapor que pasaran por Bocas de Ceniza a Santa Marta con Barranquilla (En: José Alarcón, Compendio de historia del departamento del Magdalena desde 1525 hasta 1895 (1898), 181). 51Fueron varios los intentos por construir el ferrocarril, la falta de crédito y rentabilidad del mismo impidieron que la obra se realizara. En 1846, el gobernador de la antigua provincia de Santa Marta, Gregorio Hoyos, formó una sociedad que, entre sus objetivos, contemplaba la construcción de un ferrocarril para agilizar el transporte por el
24
Sin embargo, el transporte de tabaco, cacao y caña no fue suficiente para justificar la inversión
privada directa de nacionales o extranjeros en la construcción del ferrocarril, por lo que el
gobierno nacional realizó unos aportes económicos para su edificación. Los giros irregulares de
dinero por parte del gobierno retrasaron la obra, lo que conllevó, a través de la Ley 51 de 1887,
a la modificación del contrato inicial52. A partir de los cambios en el contrato, se les concedió a
los concesionarios el derecho a recibir una subvención anual. Asimismo, se les otorgó un auxilio
de 100.000 hectáreas baldías adjudicables y se modificó la cláusula en la cual al gobierno le
correspondía recibir una cuota de utilidades53. A través de las facilidades a los concesionarios,
las modificaciones del contrato inicial, pretendían atraer inversión privada que posibilitara la
construcción de la red ferroviaria.
Las prebendas otorgadas por el gobierno tuvieron como resultado el arribo de la inversión
extranjera para la construcción de la vía férrea. En 1887, se constituyó en Londres una sociedad
anónima denominada The Santa Marta Railway Company que protocolizó sus escrituras y
estatutos en Santa Marta el 10 de abril de 188054. La empresa tenía como dueño y
representante a Minor Keith, quien era a su vez, socio de la compañía frutera Colombian Land
Company55. Ambas empresas, Santa Marta Railway Company y Colombia Land Company,
contribuyeron eficazmente a lo que más adelante sería la United Fruit Company (UFC).
En 1885 el empresario samario José Manuel González, en asocio con el colombiano Santiago
Pérez Triana, residente en Nueva York, formaron la casa comercial Pérez Triana, con el objetivo
de exportar bananos al mercado estadounidense. Para finales de la década, los empresarios
río Magdalena. En 1871, la Ley 69 del 5 de junio manifestó el interés de comunicar el río Magdalena con Santa Marta a través de una vía férrea, resaltando la importancia nacional de comunicar el interior del país con el Estado del Magdalena y, de esta manera, darle una salida al comercio hacia el extranjero. (Archivo General de la Nación (AGN), República, Ferrocarriles Nacionales, T. (T.) 805, f. (f.) 307). 52Para la obra el gobierno realizó una serie de contratos e invirtió 80,000 pesos para iniciar con las obras. No obstante, los contratos fueron incumplidos. (Ver, Botero, Guzmán “El enclave agrícola…”, 319 – 322). 53AGN, República, Ferrocarriles Nacionales, T. 801, f. 081 – 086. 54Botero, Guzmán “El enclave agrícola…”, 323. 55Minor Keith fue un comerciante estadounidense, conocido como el magnate de los ferrocarriles, plantaciones de banano y el transporte marítimo, durante el siglo XIX y principio del XX en Centro América y el Caribe. Gran parte de su vida, fue vicepresidente de la United Fruit Company (UFC).
25
realizaron su primer embarque, exportando 1.500 racimos de banano. La falta de experiencia en
el transporte y almacenamiento de la fruta causó que los primeros embarques llegaran dañados
al mercado norteamericano56. Los problemas del transporte del banano ocasionaron el fracaso
comercial de varios empresarios agrícolas de la región, que arriesgaron su capital en un nuevo
producto de exportación57.
La familia González perdió una cantidad considerable de dinero, producto de las quiebras
ocasionadas por la pudrición del banano, y en 1893, algunas de sus propiedades pasaron a
poder de la empresa Colombian Land Company. Entre las compras importantes que realizó la
Colombia Land a González, se destacan las 3.000 hectáreas de tierras por la suma de 25.000
pesos en Sevilla58. Este caso, demostró la importancia del ferrocarril como elemento
fundamental para el monocultivo de banano. Las características de la fruta – su carácter
perecedero –, requerían de una red de trasportes que posibilitara la entrega del producto en los
muelles de embarque en un corto lapso de tiempo. En palabras de los voceros de la UFC:
“La construcción de líneas férreas fue parte integral e indispensable en el desarrollo de
los cultivos bananeros en regiones que no gozaban antes de transporte terrestre. La UFC
estuvo interesada en la construcción de ferrocarriles para el transporte del banano, y
esas vías lógicamente debían seguir la ruta más corta desde el puerto o línea principal,
hasta la plantación de banano. Estos ferrocarriles fueron en suma importancia para los
países de la América tropical ya que ellos abrieron brechas en terrenos inexplorados e
hicieron posible su transformación en productivos bananales”59.
La rentabilidad del ferrocarril dependía de una fuerte industria que posibilitara una entrada
económica que justificara este medio de transporte. Así, la llegada de la Santa Marta Railway
Co, no tuvo únicamente como objetivo tomar la concesión de Joy y Mier, sino consolidar una
economía de exportación alrededor del cultivo de banano.
56Viloria, “Banano y revaluación en el departamento…, 8). 57Otros agricultores del departamento del Magdalena que entraron en la exportación de banano fueron: los integrantes de la sociedad del Apostolado, Clemente Ropaín, Pedro Segovia, Antonio Elías, José Garizábalo, Rodrigo Pantoja y las familias Dávila Pumarejo, Lombana Barreneche, entre otros. (En: Viloria, “Historial empresarial del guineo…”, 15). 58AGN, República, Ministerio de Fomento (MF) - Baldíos, T. 59, f. 305 – 318. 59Stacy May y Galo Plaza (traducción María Cristina Cabezas), La United Fruit Company en América Latina, (México: National Planning Assosiation, 1958), 10.
26
Los primeros cinco años de la década del noventa se caracterizaron por el esfuerzo que se hizo
de llevar el ferrocarril hasta el corazón mismo de la región. En 1894 se inauguró el tramo entre
Santa Marta y Sevilla. Para 1898, la compañía Santa Marta Railway Co. había construido cuatro
grandes estaciones en Santa Marta, Ciénaga, Gaira y Riofrío y, como se puede ver en las
imágenes 5 y 6 unos quince puentes de hierros y más de cuarenta construcciones de menos
magnitud. Para 1906, la construcción de la línea principal fue terminada (recta de Santa Marta a
Fundación) con un kilometraje ferroviario de 94 kilómetros 693 metros (ver mapa 2).
Imagen 5 y 6: Puentes sobre ríos Aracataca y Fundación en el Magdalena60
Durante las primeras décadas del siglo XX, los ingresos del ferrocarril provinieron de la industria
bananera. Para 1898 de los 100.998,55 pesos que ingresaron a la compañía ferroviaria,
66.778,83 pesos (66,1%) fueron por transporte de banano, seguido de la venta de pasajes
19.928,30 pesos (19,7%) y transporte de otras mercancías ordinarias 13.751,80 pesos (13,6%).
Finalmente, por muelles, por servicios de taller y transporte de materiales de construcción
ingresaron 539,62 pesos (0,6%)61.
60Imágenes 1 y 2 en: Pedraza, República de Colombia…, 32-33. 61Botero, Guzmán “El enclave agrícola…”, 331.
27
De esta manera, como se evidencia en la imagen 7, el ferrocarril de Santa Marta estuvo al
servicio de la industria bananera. Los ingresos económicos de la industria de la fruta
posibilitaron el funcionamiento y sostenimiento de este medio de transporte en el
departamento. Con el crecimiento de la agricultura exportadora, el avance de la construcción
del ferrocarril y la llegada de una empresa extranjera, muchos de los llamados baldíos
empezaron a adquirir un valor económico en el mercado, precipitándose movimientos
importantes de colonización y apropiación de los recursos como el agua y la tierra62.
62 Véase, Venancio Bermúdez, Aportes socioculturales de las migraciones en la Zona Bananera del Magdalena (Bogotá: Colcultura, 1996).
28
Mapa 2: Ferrocarril de Santa Marta, Magdalena
29
Imagen 7: La actividad ferroviaria y su relación con la economía bananera63
C. De la abundancia a la escasez: conflictos por acceso al agua
La “zona bananera del Magdalena” está conformada por las llanuras aluviales de los ríos que
descienden desde la Sierra Nevada de Santa Marta hasta la Ciénaga Grande64. Las llanuras
aluviales son planicies inundables asociadas a las dinámicas de desborde de los ríos. Estas
inundaciones periódicas son provocadas por las crecientes de los ríos producto del
comportamiento de las lluvias a lo largo del año65.
El régimen de lluvias en la región se caracteriza por una temporada seca y una húmeda, con un
periodo intermedio de verano, conocido como “veranillo”. Los días de lluvia están distribuidos
de forma desigual durante toda la temporada de lluvias y son más frecuentes durante los meses
de mayo y octubre. En junio y julio se encuentra un breve período intermedio de escasa
precipitación, conocido como veranillo. Mientras tanto, la estación seca es frecuente durante
63Colección fotográfica United Fruit Company caja 31, No. 111. Fotografía del 27 de abril de 1927. Baker Library
Historical Collections, Harvard Business School, consultada 11 abril, 2017,
https://www.library.hbs.edu/hc/pc/large/united-fruit.html 64Gladys Bernal y Julliet Betancur, “Sedimentología de lagunas costeras: Ciénega Grande de Santa Marta y Ciénega de Pajarales”, Boletín de Investigaciones Marinas y Costeras – INVEMAR 25, no. 1 (1996): 49-76. 65Carlos Castaño Uribe et al., Río Grande de la Magdalena, Colombia. (Banco de Occidente Credencial, Cali, 2003), 71-72, 120, 132-135.
30
los meses de diciembre y abril66. En este sentido, las llanuras de la región se inundan en la época
lluvias y sus aguas escasean en los meses más secos.
A principios del siglo XIX, el régimen de lluvias fue catalogado por políticos y escritores
internacionales como un impedimento para clasificar la región como zona bananera. Este
régimen bimodal, no posibilita tener una oferta de agua regular durante todo el año,
dificultando la salida de las inflorescencias del banano. En este mismo sentido, los fuertes
huracanes que azotaban la zona, fueron otro impedimento que obstaculizó considerar la región
como zona apta para el monocultivo de banano. Los fuertes vientos que acompañaban a los
huracanes causaban enormes daños a los cultivos, lo cual acarreaba grandes pérdidas
económicas a los productores67. Por ejemplo, en 1906 el cónsul de los Estados Unidos en
Barranquilla afirmó que las condiciones climáticas y geológicas de la zona no eran las adecuadas
para consolidar en Santa Marta una zona bananera, debido a que las tierras necesitaban drenaje
y los vientos causaban daños en las plantaciones68.
En consonancia, Frederick Upham estableció que el régimen de lluvias de la zona no era apto
para el desarrollo del banano69. Las afirmaciones apuntaban a que el sistema de irrigación
utilizado no podía basarse en el régimen de lluvias de la región, pues éste no era propicio para
mantener la cantidad de agua necesaria para la producción de banano. Como mencioné al
principio de este capítulo, para el cultivo de la fruta era y es fundamental un nivel de agua
regular: no seco, no abundante. La carencia de agua atrofia el desarrollo de las hojas,
dificultando la salida de las inflorescencias.
Pese a las malas condiciones que caracterizaban a la región para el monocultivo de banano, ésta
está conformada por dos sistemas de hoyas que constituyen los ríos: Pararé, Córdoba,
66James Krogzemis, A Historical Geography of the Santa Marta Area, Colombia. (Berkeley: University of California, 1967), 31. 67Sobre los huracanes en la zona ver nota al pie 41 de esta investigación. 68Fawcett, The Banana Its Cultivation…, 235-236. 69Frederick Upham, Conquest of the tropics; the story of the creative enterprises conducted by the United Fruit Company (Nueva York, 1914), 234 – 235).
31
Manzanares, Gaira, Riofrío, Orihueca, Sevilla, Tucurinca, Aracataca y Fundación. Estos ríos nacen
en la Sierra Nevada de Santa Marta y los cuatro primeros desaguan en mar abierto, mientras
que los otros desembocan en la Ciénaga Grande, después de prestar una abundante irrigación a
los cultivos de la región70. La topografía de la región – llanura – y la presencia de varios cuerpos
hídricos que nacen en la Sierra Nevada, se presentaron como condiciones que posibilitaban
desviar el agua y consolidar un sistema de riego para el monocultivo de banano.
El geógrafo Griffith Taylor diseñó un diagrama de la Sierra Nevada de Santa Marta y la describió
como un bloque triangular en el que cada lado medía aproximadamente 121 kilómetros de
largo y se elevaba a una altura de 19.000 pies. Resaltó que, la Sierra Nevada está
completamente aislada de la cordillera de los Andes, por el sistema de valles que forman los ríos
Cesar y Ranchería (ver imagen 8)71.
Imagen 8: Diagrama de la Sierra Nevada de Santa Marta del geógrafo Griffith Taylor72
70AGN, República, Ministerio de Fomento (MF) - Baldíos, tomo 59, folios 71-77. 71Griffith Taylor, “Settlement Zones of the Sierra Nevada de Santa Marta”, Colombia. American Geographical Society 21, no. 4 (1931): 539 – 540. 72Griffith Taylor, “Settlement Zones of the Sierra Nevada de Santa Marta”, Colombia. American Geographical Society 21, no. 4 (1931): 540.
32
A finales del siglo XIX y principios del XX, la Sierra Nevada de Santa Marta fue caracterizada
como un lugar de abundantes aguas. Alrededor de esta zona se tejieron discursos sobre la
abundancia del recurso hídrico, como una condición favorable para la expansión económica del
banano. Por ejemplo, en 1908 Rafael Uribe afirmó:
“Tengamos por cierto que es una posición única en el mundo la de esta ubérrima región
tropical, en las inmediaciones del mar y al pie de una mole montañosa, coronada de
nieves perpetuas que alimentan en todo tiempo los manantiales de las corrientes
aplicables al regadío, sin permitir que se agoten nunca”73.
En 1907, Andrew Preston, presidente de la UCF, aseveró que la ubicación de la llanura al
costado occidental de la Sierra Nevada de Santa Marta constituía una condición deseable para
el banano, ya que de la Sierra descendían ríos de abundantes aguas, los cuales debían ser
aprovechados para la construcción de canales de irrigación que posibilitaran el riego de las
plantaciones de bananos74. Más adelante, en 1914, el mismo Frederick Upham aseguró que la
nieve derretida que descendía de la Sierra Nevada era un seguro adicional contra el
agotamiento de la oferta de agua75. Asimismo, en 1919, el geógrafo estadounidense Clarence
Jones, afirmó que durante los meses secos, existía un buen suministro del recurso hídrico,
producto de los grandes campos de nieve ubicados en las partes más altas de las montañas de la
Sierra Nevada76.
Las anteriores afirmaciones coincidieron en que la abundancia de aguas existente en la región
era capaz de sustentar la demanda para la irrigación de banano. La Sierra Nevada representó
una fuente inagotable del recurso hídrico, principalmente, por los glaciares de esta formación
montañosa. Los discursos sobre la abundancia consolidaron una imagen alrededor de la Sierra
Nevada como fuente inagotable de agua, posibilitando construir una representación de la
73Uribe, El banano. Conferencia…, 82 74Pedro Pedraza, República de Colombia…, 7. 75 Frederick Upham, Conquest of the tropics…, 234 – 235 76Jones Clarence F. "Agricultural Regions of South America. Instalment VI." Economic Geography 5, no. 4 (1929): 408. doi:10.2307/140201).
33
formación montañosa como condición necesaria y favorable para el monocultivo de banano y,
así consolidar el cultivo de la fruta como un renglón de la economía regional y nacional.
El recurso hídrico de los ríos que nacen en la Sierra Nevada de Santa Marta y bañan la llanura
fue usado para abastecer los sistemas de riego de la región. A finales del siglo XIX, la clase
dirigente y los productores locales de la zona construyeron algunas obras de irrigación, con el
objeto de desarrollar la vocación agrícola de la zona y mejorar los niveles de productividad.
Dentro de las obras construidas se destacaron las acequias de la familia González, el Apostolado
y el canal Goenaga.
La acequia de la familia González fue mandada a abrir por José Manuel González, para riego
exclusivo de una finca suya. La acequia el Apostolado fue costeada por doce socios de una
sociedad agrícola del Magdalena, de la cual se derivó su nombre y, posteriormente, sus
derechos de explotación fueron traspasados al gobierno local77.
La construcción de la acequia Goenaga fue autorizada por la Asamblea de 1868 y el 30 de enero
de 1886 la obra fue finalizada. A finales de 1895, producto del crecimiento de las plantaciones
bananeras, el Estado Soberano del Magdalena en cabeza del gobernador Ramón Goenaga,
amplió el canal – razón por la cual la acequia lleva su nombre –. Para este año, la acequia estaba
dividida en dos ramales, uno llamado del norte y otro del sur78. Sin embargo, para 1924, la
acequia estaba fragmentada en tres ramales: el del norte con 1.125 metros, el del centro con
8.760 metros y el del sur con 8.460 metros. Esta obra fue de carácter público y beneficiaba a
varios agricultores de las fincas: Manantial, Loba, Naranjos, Enano, Manglares, Sevillano, Ollita y
Caritas79.
77Como mencioné anteriormente, José Manuel González fue socio de Santiago Triana, y formaron la casa comercial Pérez Triana, quienes realizaron su primer embarque, a finales de 1890, exportando 1500 racimos de banano. Por otro lado, el Apostolado fue una sociedad agrícola constituida en 1883, conformada por 12 empresarios colombianos. La sociedad adquirió un terreno de 360 hectáreas en la margen izquierda del río Riofrío, para dedicarlo al cultivo de cacao y plátano. 78Alarcón, Compendio de historia…, 216, 361-363. 79AGN, República, FM – Baldíos, T. 59, f. 71 - 77
34
Con la llegada de la industria bananera, el número de obras hidráulicas aumentó (ver imagen 9).
Tanto el Estado como la élite de la región y la empresa norteamericana, construyeron canales
de riego para irrigar los cultivos de banano. Por ejemplo, en 1909 el gobierno concedió a
Francisco Dávila un permiso para la construcción de una acequia en el río Sevilla80.
Para las dos primeras décadas del siglo XX, la UFC había construido 148.000 metros de canales
de irrigación que se extendían a través de la nueva zona bananera81. Al respecto, Rafael Uribe
Uribe expone cómo el 20 de noviembre de 1907, por escritura pública número 800 de la Notaría
Segunda de Bogotá, la compañía se comprometió a construir el canal de Fundación, donde el
Gobierno destinó a la obra $ 4.000 oro mensuales. Adicionalmente, describe la proyección de
cuatro canales:
“Los canales proyectados son cuatro. El canal A, tomado del río Fundación para regar la
región comprendida entre dicho río y la quebrada de Maracaquilla, de tierras de primera
calidad. Tendrá 2.500 metros de longitud por 3 de anchura en el fondo, con dos ramales.
El canal B, también tomado del río Fundación, con 4.800 metros, destinado a regar la
zona comprendida entre Maracaquilla y Cataca. El canal C, destinado a regar la faja
comprendida entre Cataca y el Tucurinca. Tiene 2,000 metros de longitud por 2 en el
plan, y dos ramales. Y el canal D, entre Sevilla y el Latal, de 4,000 metros por 2 en el
fondo, sin ramales”82.
80Sobre construcciones de particulares, ver, AGN, República, FM – Baldíos, T. 51, f. 26; T. 52, f. 353; T. 55, f. 99; T. 59, f. 285-286 81Ver, AGN, República, FM – Baldíos, T. 52, f. 421-422; T. 59, f. 21-22,80-82,330. 82Uribe, El banano. Conferencia…, 104 – 105.
35
Imagen 9: Construcción de canal para riego, Tucurinca - Colombia83
Pese a la abundante oferta de agua que caracterizó a la región, el recurso fue limitado por la
UFC. El acceso a los sistemas de riego adquiridos y construidos por la compañía fueron
fuertemente controlados. Se restringió a los productores locales, el acceso a las obras de
irrigación. Por ejemplo, en el documento de contratación entre la empresa y los agricultores
locales, para la compra de fruta, se explicitaba:
“En cualquiera de los casos siguientes, la compañía quedará librada de todo compromiso u
obligación contraídos en el presente contrato, o podrá cancelarlo por completo, o
suspender sus efectos cuantas veces o por el tiempo que ella crea necesario, previo aviso
oportuno a los productores: …cuarto: si las plantaciones de la compañía en la región
denominada El Tablazo, a juicio de su representante, sufrieren prejuicios por falta o
escasez de agua, debido a la represa del río Riofrío arriba de la acequia Tablazo, o debido
al empleo de otros medios que puedan privar a dicha acequia de su proporción equitativa
de agua en tiempo de verano”84.
La acequia del Tablazo fue construida a mediados del siglo XIX, por la clase dirigente y los
empresarios locales para regar la región del Tablazo en el área de Riofrío. Posteriormente, la
83United Fruit Company. Annual Report, Medical Department – UFC (Boston, UFC, 1928), 74. 84 Uribe, El banano. Conferencia…,91 – 92.
36
UFC adquirió derechos sobre ésta y pasó a ser propiedad de la empresa85. Arriba de la acequia
del Tablazo, se encontraban sobre el río Riofrío otros tres canales: el de la Colonia, Neerlandia y
el canal Goenaga. Según Rafael Uribe Uribe los ramales de los tres canales y el canal del
Apostolado, servían para regar las tres cuartas partes de las tierras de Riofrío.
A través de la cláusula cuarta del documento de contratación para la compra de fruta entre la
UFC y los productores locales, la compañía se precavía contra el agotamiento de aguas del río
Riofrío, antes de llegar a su acequia – la acequia del Tablazo –. Los productores aguas arriba
eran responsabilizados por la escasez de agua y, en caso de que el recurso hídrico no fuera
suficiente en la región del Tablazo, lugar donde la UFC tenía fincas de su propiedad, la empresa
podía cancelar o suspender el contrato para la compra de fruta86. La situación se agravaba si se
tiene en cuenta que Riofrío era la zona que albergaba mayor número de agricultores
particulares87.
En este sentido, los agricultores locales ubicados aguas arriba de la acequia El Tablazo, fueron
obligados a tomar medidas sobre el agua, se les forzó a disminuir su uso, a fin de que no
perjudicaran la disponibilidad del recurso aguas abajo, lugar donde se encontraban ubicadas las
fincas de la UFC. Estas medidas fueron adoptadas por los agricultores con el objetivo de que no
se desconocieran los contratos suscritos para la compra de la fruta por parte de la empresa a los
productores locales. El documento mediante el cual se contrataba para la compra de fruta fue el
mecanismo mediante el cual la compañía norteamericana restringió el uso del recurso hídrico88.
Así, puedo manifestar que la escasez de agua en la zona “aguas arriba” de Riofrío fue producto
de la dinámica económica, impulsada con diferenciales de poder de la UFC frente a los
productores locales. Las diferencias entre la empresa y los productores locales constituían un
85AGN, República, FM – Baldíos, T. 59, F. 71 - 77 86 Uribe, El banano. Conferencia…,92. 87 En un informe al Ministerio de Industria se afirma: “De todos los cursos de agua que bañan la zona reservada es el Riofrío el más importante donde la propiedad se encuentra más dividida y proporcionalmente más cultivada” (En: AGN, República, FM– Baldíos, T. 59, F. 73). 88Sobre producción de escasez de agua, ver: Jessica Barnes, Cultivating the Nile. The everyday politics of water in Egypt. (Durham and London: Duke University Press, 2014), 36.
37
agravante, si se tiene en cuenta que la compañía era el único comprador de la fruta en la región,
puesto que era el único actor que contaba con los medios para exportar la fruta.
Aunque las fuentes no me permiten establecer si las restricciones sobre el acceso y uso al agua
por parte la empresa, causaron desplazamientos de los agricultores nacionales, si puedo afirmar
que las limitaciones impuestas implicaron un deterioro en el bienestar de las personas que
habitaban aguas arriba de la acequia El Tablazo. Afirmo que hubo un detrimento de los
proyectos de vida de los habitantes en el sentido que su relación experiencial con el uso del
agua debió transformarse, al ser restringido el uso del agua se negó a las personas una
necesidad básica y el acceso a este elemento indisoluble para la existencia de los seres
humanos, el uso del recurso se redujo en pro de los intereses de la UFC.
El punto sobre restricción del uso de agua en el documento de contratación entre al UFC y los
agricultores nacionales no fue el único punto que generó conflictos entre ambas partes. El
contrato en sí mismo representó un detrimento en las condiciones de los cultivadores
nacionales ya que éste favorecía a la compañía. La empresa tenía el monopolio para la
exportación de la fruta, por lo que ésta decidía en primer término, el lugar donde se podía
sembrar guineo, de otra forma si la compañía no aceptaba el lugar de siembra, ésta no
celebraba el contrato y, por tanto, no se aseguraba la venta de la fruta. Al respecto, el político
Rafael Uribe Uribe manifestó: “Mr. Carr, manager de la United hace o no el contrato,
empezando por decidir si se puede o no cultivar en tal terreno, según los intereses de la
compañía. Esta es la causa de que las tierras a la izquierda del río Riofrío, permanezcan
incultas”89.
En este sentido, puedo suponer que el proceso de privatización de la infraestructura de riego
trajo consigo cambios significativos en las formas de acceso al agua. La estructura, que en el
pasado servía para los pobladores rurales de la zona, pasó a ser de uso casi exclusivo del
89Uribe, El banano. Conferencia…, 93.
38
banano. El agua en la zona estuvo restringido y destinado, en su mayoría, a la producción
agroindustrial de la fruta.
En segunda instancia, una vez firmado el contrato, los agricultores colombianos no podían
vender la producción a una empresa diferente a la UFC. Tercero, una vez cosechado el banano,
la compañía decidía si compraba o no la fruta de acuerdo a criterios propios de clasificación. En
caso de no comprarla, el agricultor perdía su trabajo y, no podía vender la fruta a otra empresa.
En múltiples ocasiones las decisiones de la compañía sobre la compra de la fruta dependían de
la demanda en los mercados estadounidenses. En caso de que ésta no fuera alta, el banano no
era aceptado por la compañía, por lo que las pérdidas eran asumidas por los agricultores
nacionales.
En relación con los contratos, el general Benjamín Herrera, político liberal dueño de una finca
bananera en Aracataca, se quejó de las imposiciones que se suscribían en los contratos con la
UFC:
“El mensaje telegráfico era preciso: cuando se comunicaba desde Estados Unidos
escasez, se recibía toda la producción. Cuando decía abundante, se aceptaba el producto
según una rigurosa clasificación... En casos excepcionales se permitió el derecho de
"apelar", pero cuando la decisión llegaba, un jueves, el banano ya estaba quemado por
el sol. De cada tres o cuatro racimos, uno era rechazado por ser muy delgado o muy
grueso, por estar magullado, por presentar picaduras de avispa, porque sí, porque no.”90
A pesar del poderío que tenía la UFC sobre la compra o no de los bananos, no se puede
comprender a los empresarios nacionales como títeres sumisos ante las operaciones de la UFC.
Como analizaré en el capítulo siguiente, los productores bananeros establecieron acuerdos con
la compañía, siempre y cuando los beneficiara. Cuando no los favorecía, buscaron consolidar
sistemas propios de producción y comercialización de banano. Asimismo, los colonos,
campesinos y trabajadores de la empresa no deben ser analizados únicamente como víctimas
de la empresa. Es necesario reconocer las formas de resistencia que estos actores construyeron
en contra de los esfuerzos de control social de la compañía.
90Luna Cárdenas Alberto, “Un año y otros días…”, 135 – 136.
39
En esta línea, los esfuerzos de los trabajadores del puerto y el ferrocarril de Santa Marta frente
a la UFC se consolidaron, en 1915, mediante la formación de la Sociedad de Artesanos y
Obreros. A principios de 1918, la organización de la clase obrera de la empresa y el ferrocarril
posibilitó la primera huelga de que se tenga noticias en el departamento, los trabajadores
exigían mejoras salariales91. Como resultado de la huelga, ellos lograron un aumento de jornales
de entre el 20% y 30%. Y para mediados de 1919, consiguieron un nuevo aumento de los
salarios. Posteriormente, en 1920 la UFC aceptó incrementar los sueldos de los trabajadores del
muelle, con el objetivo de evitar nuevas huelgas92. Las huelgas fueron el mecanismo mediante el
cual trabajadores del puerto, ferrocarril y plantaciones, agricultores nacionales y comerciantes
de la región resistieron a las formas de control de la UFC. Las huelgas fueron realizadas los
últimos meses del año, periodo que correspondía a la temporada más grande de cosecha de
banano. Interrumpir los trabajos en época de cosecha implicaba que la fruta se podía pudrir
fácilmente y, por tanto, no podía ser exportada a los mercados extranjeros, lo cual perjudicaba
enormemente las finanzas de la empresa estadounidense93.
D. Tierra y trabajo: factores productivos para la industria bananera
A inicios del siglo XX, una vez finalizada la Guerra de los Mil Días, la UFC se dedicó a comprar
tierras para intensificar los cultivos de banano. Las primeras compras en el país fueron producto
del traspaso de tierras adquiridas por la Colombian Land Co94. La compañía Colombia Land fue
una de las empresas que se fusionó para conformar la UFC. Andrew Preston, presidente de la
UFC, afirmó que la Colombia Land llegó a tener en las décadas finales del siglo XIX
aproximadamente 5.500 hectáreas de tierra en el departamento del Magdalena95.
El carácter de baldíos que según el Estado, caracterizaba a los terrenos de la región fue
considerado por la UFC como una ventaja para el desarrollo de la industria. Nuevamente, en
91Viloria, “Historial empresarial del guineo…”, 30 – 31. 92White, Historia de una ignominia…, 75. 93Carlos, Arango. “Sobrevivientes de las Bananeras” (Bogotá: Ecoe, 1985), 52. 94Ver, AGN, República, MF - Baldíos, T. 59, f. 290 – 318. 95United Fruit Company, Annual Report 1990 (Boston: 1990), consultado 27 octubre, 2016, https://archive.org/stream/annualreport1899unit#page/n8/mode/1up/search/2709
40
1907, Andrew Preston presentó un informe económico a los accionistas de la empresa, en el
cual afirmó:
“En cuanto a las condiciones excepcionalmente buenas de los terrenos que recorre el
ferrocarril de Santa Marta en el Departamento del Magdalena, para el cultivo del
banano, anotamos las siguiente: dichos terrenos son en gran parte de propiedad
nacional, y por consiguiente los industriales pueden obtenerlos fácilmente”96.
Las declaraciones de Preston evidencian el carácter que los terrenos baldíos suponen. La
definición misma de baldío admite que las tierras al ser propiedad del Estado, son incultas y, por
tanto, nadie habita en éstas. Así, se invisibiliza y desprotege a la población que las esté
ocupando. No obstante, la región no era una zona despoblada, por el contrario, estaba habitada
por colonos, campesinos y empresarios nacionales. De acuerdo con LeGrand, el término colono
ha sido usado para designar una variedad de campesinos, la jurisprudencia colombiana definió
en el siglo XX al colono como “aquellos individuos que cultivaban la tierra o criaban ganado en
tierras baldías sin disponer de un título escrito al territorio explotado”97.
Aunque el departamento del Magdalena no era una región densamente poblada, existía
población asentada en la región. Como se evidencia el gráfico 2, para finales del siglo XIX, el
número de habitantes era 88.928. A inicio del siglo XX, la población no tuvo un crecimiento
significativo, la Guerra de los Mil Días causó una reducción. Sin embargo, entre 1906 y 1912 la
población incrementó significativamente, de 90.000 habitantes pasó a 149.547, es decir una
tasa anual de crecimiento de 8.8%. Según la investigadora Judith White, el incremento de
población de los primeros años del siglo XX, se concentró mayormente en Santa Marta, Ciénaga
y la “zona bananera”, producto del desarrollo de la industria de la fruta. La industria bananera
impulsó movimientos importantes de colonización98.
96Pedraza, República de Colombia…, 6 – 7. 97En: Catherine LeGrand, Colonización y protesta campesina en Colombia 1850 – 1950 (Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1988), 43). 98White, Historia de una ignominia…, 42 – 43.
41
Gráfico 2: Cifras de población en el departamento del Magdalena (1863 – 1928) 99
Cifras de población en el departamento del Magdalena
Años 1863 1870 1906 1912 1918 1928
Número habitantes 62.000 88.928 90.000 149.547 211.365 276.000
El origen de los campesinos y colonos de la región es muy variado. Algunos habían vivido
durante muchos años en la región y otros, atraídos por la llegada del banano, arribaron a la
zona. Alberto Luna Cárdenas, trabajador de la finca bananera del General Benjamín Herrera,
político liberal, dueño de una plantación de bananos en Aracataca, manifestó que para la época
la zona atraía personas que buscaban fortuna. Arribaba a la región gente pobre de varias zonas
del país que había sido desalojada de sus tierras natales, buscando instaurar pequeños negocios
en las poblaciones que crecían a lo largo del ferrocarril. Igualmente, declaró que habitaban en la
99Los datos de la gráfica 2 y la tabla 1 fueron extraídos de la publicación de Judith White quien afirma que corresponden a las cifras de población tomadas de los censos nacionales. Cabe resalta que las cifra de 1906 y 1928, corresponden a estimativos realizados, por cuanto no hubo censo en esos años. (En: White, Historia de una ignominia…, 42).
0
50.000
100.000
150.000
200.000
250.000
300.000
1850 1860 1870 1880 1890 1900 1910 1920 1930 1940
Nú
mer
o d
e h
abit
ante
s
Años
Cifras de población departamento del Magdalena (1863 - 1928)
42
región indios escapados de las tribus guajiras, koguis y tunebos, los cuales estaban bajo la
dirección y vigilancia de los intendentes, generalmente, negros jamaiquinos100.
La migración de jamaiquinos a la zona se empleó para la construcción y mantenimiento de la
línea férrea. Sin embargo, ésta no fue tan masiva como en otros países en donde la UFC tenía
negocios. Parece ser que el consulado colombiano limitó el ingreso debido a que los
jamaiquinos eran considerados migrantes no deseados para el país y portadores de una
enfermedad denominada tracoma (ver anexo 2)101. A pesar de los flujos migratorios que
arribaron a la zona, parece ser que había una escasez de mano de obra. En 1906, el funcionario
e historiador británico, Francis Loraine Petre, describió el florecimiento de la industria
bananera. Sin embargo, afirmó que ésta estaba restringida por la escasez de brazos que vivía el
país102. En este sentido, puedo afirmar que más que una escasez de brazos, la dinámica de la
industria bananera transformó la manera de ver la cantidad de personas en la región. La
exportación de bananos requirió de un número elevado de trabajadores dedicados a las
actividades propias de las plantaciones, el ferrocarril y el muelle, probablemente los habitantes
asentados en la zona no eran suficientes para suplir la demanda de la industria, razón por la cual
se declaró escasez de trabajadores en la región.
Para 1908, el gobierno nacional decidió crear La Colonia Agrícola y Penal del Magdalena, creada
bajo el decreto 472 de 1908 que, trasladó la migración de personas para vincularlas como fuerza
laboral a la creciente industria bananera. El decreto estableció:
“Que por la reducción que se ha hecho en el Ejército y en el personal de empleados
civiles de la Nación, muchos individuos se han quedado sin empleo, y es deber del
Gobierno no solamente procurarles ocupación sino facilitarles el modo de que en aquella
industria puedan formarse una vida independiente y decorosa… Que al mismo tiempo
que los empleados cesantes trabajen en aquellos terrenos puede destinarse una porción
100Alberto Luna Cárdenas, Un año y otros días con el general Benjamín Herrera en las bananeras de Aracataca (Medellín: Bedout, 1960), 189 – 190. 101Venancio Bermúdez, Aportes socioculturales, 320 – 321. 102Francis L. Petre, The Republic of Colombia. And account of the country, its people, its institutions and its resources (London: Edward Standford, 1096), 273.
43
de estos para individuos sanos, robustos, que soporten bien el clima ardiente de aquellas
regiones y que hoy cumplen condena por delitos comunes, que no sean atroces, en los
presidios de los Departamentos del Magdalena, Atlántico, Bolívar y otros” 103.
A medida que se consolidó la producción bananera varios campesinos y colonos se emplearon
como trabajadores asalariados en el puerto y red ferroviaria de Santa Marta. Otros tantos
trabajaron en las plantaciones de bananos de cultivadores nacionales o de la UFC. Por otro lado,
algunos decidieron mantener su independencia, cultivando alimentos para el consumo propio y
el mercado local104.
Con la llegada de la industria bananera las dinámicas socioespaciales cambiaron. Los recursos
productivos estuvieron al servicio de la producción de la fruta, transformando las relaciones
productivas en la zona. La tierra como factor indispensable para la producción agrícola, fue un
eje constante de conflictos entre los diferentes productores y formas agrícolas en la zona.
En las primeras décadas del siglo XX, la legislación de tierras conservó una continuidad con las
últimas normas expedidas durante el siglo anterior. La Ley 61 de 1874 y la Ley 48 de 1882
expresaron los fundamentos para la política de baldíos. Estas leyes postularon como criterio
para la tenencia y propiedad de la tierra: el cultivo y establecimiento de habitación105. Por
ejemplo, La ley 61 de 1874 promulgó que todo individuo, que estableciera habitación y labranza
en terrenos incultos pertenecientes a la Nación, adquiría derecho de propiedad sobre el terreno
ocupado, sin importar su extensión. Adicionalmente establecía que al cultivar plantaciones
permanentes, tendría derecho a que se le adjudicara gratuitamente una porción de terreno
adyacente, igual en extensión al terreno cultivado106. En este mismo sentido, la Ley 48 de 1882,
103Pedraza, República de Colombia…, 46 – 50. 104Adicional al cultivo de banano, existían otros cultivos como: yuca, maíz, arroz y pastos artificiales para la cría de ganado y producción de carne que servían para el consumo local. (Ver: AGN, República, MF - Baldíos, T. 51, f. 1,2,3,9,10,12-15; T. 52, f. 2,3,20; T. 59, f. 258-260, 275-279; T. 61, f. 189-191, 280-282, 286-291). Para ver listas de colonos en la región, véase: AGN, República, MF – Baldíos T. 60, f. 116-118; T. 61, f. 82-85, 280-282. 105Sobre legislación de tierras ver, Absalón Machado y Julián Vivas, Ensayo para la historia de la política de tierras en Colombia. De la Colonia a la creación del Frente Nacional. (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2009). 106Los cultivos permanentes son aquellos con ciclos de producción mayores de un año. Estos cultivos tienen un prolongado periodo de producción que permite cosechas durante varios años, sin necesidad de ser sembrados después de cada cosecha. El banano se encuentra clasificado dentro de esta categoría. (Ver: Organización de la
44
mantuvo el principio de cultivo y habitación sobre la propiedad de las tierras baldías. Sin
embargo, esta ley limitó a cinco mil hectáreas, el número máximo de tierras adjudicadas a un
mismo individuo o compañía. Asimismo, decretó dejar entre una y otra porción de terreno
adjudicado, lotes alternados de igual tamaño a los adjudicados que, según la ley serían
reservados exclusivamente para cultivadores107.
De acuerdo con las leyes de 1874 y 1888, los conflictos entre propietarios y colonos debían ser
resueltos a través de un juicio. El propietario debía presentar el título que acreditase la
propiedad del terreno. Los colonos no podían ser desalojados aún si el título era legítimo, el
dueño debía reconocer económicamente las mejoras realizadas por los colonos. Por ejemplo, la
ley 48 de 1882 decretó:
“en el juicio plenario de propiedad del terreno, único admisible contra los cultivadores
de terrenos baldíos, establecidos en ellos con casa y labranza, el actor deberá exhibir los
títulos legales de propiedad de la tierra que reclama, que tengan una antigüedad de 10
años… Aún en el caso de que el cultivador pierda el juicio de propiedad, no será
desposeído del terreno que ocupa, sino después que haya sido indemnizado del valor de
las mejoras puestas en el terreno, como poseedor de buena fe”108.
Mediante la legislación se garantizaban los derechos de los colonos ante el despojo y ocupación
de los empresarios nacionales e internacionales. Las concesiones a baldíos fueron limitadas. Las
legislaciones a la política de tierras exigían 3 testigos que declararan la no presencia de colonos
en el área solicitada. Se le exigía al agrimensor incluir las parcelas de colonos en el
levantamiento de planos de la zona a adjudicar. Aparentemente la legislación de tierras ofrecía
a los cultivadores la oportunidad para adquirir gratuitamente terrenos. Sin embargo, había
muchos costos ocultos, como los denomina LeGrand, que impedían a los cultivadores pobres
hacerse a un título de propiedad. Entre los costos estaban: honorarios del agrimensor, pago de
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, “Un sistema integrado de censos y encuestas agropecuarios. Programa Mundial del Censo Agropecuario”, Colección FAO: Desarrollo Estadístico 1, no. 11 (2010), 95. 107Para el texto completo de estas leyes, ver: Memoria de Industrias, 1931. Vol. 3, pp. 120-150. 108Ver: Artículo 6 de la ley 61 de 1874 y artículos 2,4 y 5 de la ley 48 de 1882.
45
abogado para redactar el memorial, costos del papel sellado, estampillas de correo, registro de
la propiedad y transporte de los testigos109.
Los costos ocultos no podían ser cubiertos por los campesinos y colonos pobres. En varias
ocasiones los terratenientes y empresarios nacionales aprovecharon las prebendas de ley para
solicitar en adjudicación varios terrenos o extender los que ya venían ocupando. Dentro de las
listas de solicitantes de baldíos en la “zona bananera”, se encontraban políticos, generales y
terratenientes. En los documentos del fondo de Correspondencia de Baldíos hallé los nombres
de familias de políticos influyentes del departamento como: Díaz Granados, García, Vengochea,
Campo y Dávila Pumarejo, la última prominente familia terrateniente de la costa Atlántica,
antepasados de Alfonso López Pumarejo. Asimismo, se encuentra el general Florentino
Manjarrés, quien firmó el tratado de Neerlandia, tratado que puso fin a la Guerra de los Mil Días
(ver anexo 3)110.
Los empresarios territoriales eran familias de estratos medio y alto de la sociedad colombiana
que se interesaron por la adquisición de tierras públicas aptas para la producción bananera. Los
empresarios nacionales se caracterizaron por contar con un alto capital económico y conexiones
políticas, lo que les facilitó establecer derechos privados de propiedad sobre grandes
extensiones de tierras baldías. A medida que se fue consolidando la economía bananera, las
élites locales buscaron antiguos títulos de entre las genealogías familiares, con el objetivo de
revivir viejos derechos de propiedad que les posibilitara usufructuar los terrenos propios en la
región111. Otros con tendencias más empresariales, se incorporaron a la producción de la fruta a
través de contratos con la UFC.
Para ampliar y consolidar la actividad bananera, la UFC estableció alianzas con algunas familias
poderosas de la región. Para afianzar las alianzas la empresa norteamericana empleó dos
109Catherine LeGrand, Colonización y protesta, 57. 110AGN, República, MF – Baldíos, T. 59, f. 160 – 164; T. 61, f. 36 – 41. 111AGN, República, MF – Baldíos, T. 61, f. 2-5, 17-19, 92-94. 132-137.
46
estrategias: primero, otorgó puestos en los altos mandos de la compañía a miembros de estas
familias y, segundo estableció coaliciones con las empresas nacionales.
Entre los puestos de alto mando en la compañía se encuentran los nombres de: Pablo García,
recomendado especial de la UFC, Florentino Goenaga e Ismael Noguera, abogados de la UFC112.
A finales del siglo XIX, Manuel Dávila Pumarejo en asocio con otros empresarios de la región
fundaron la Santa Marta Fruit Company, con la cual explotaron los terrenos de La Santísima
Trinidad de Aracataca. Esta empresa tuvo estrechas relaciones con la Colombian Land y,
posteriormente con la UFC. En 1908, Dávila Pumarejo celebró un contrato con la UFC, en donde
se resaltaban las alianzas existentes entre ambas partes y la capacidad de la familia Dávila de
influir en la política nacional. Dentro de los puntos del contrato se acordaba:
“Si el día primero de febrero de 1909 el gobierno de Colombia no hubiere hecho la
concesión de no gravar los guineos con derecho de exportación, durante veinte años
más o menos, este contrato y el primitivo, celebrado en Boston, el 4 de abril del
presente año quedan anulados y sin ningún valor”. Otro punto estipulaba: “la United
Fruit se obliga a dar a Manuel Dávila P. en préstamo, después de firmado este contrato,
la suma de 20.000 pesos oro al seis por ciento de interés anual”113.
Al parecer las relaciones políticas de la familia Dávila influían en la política nacional. Para 1909,
el gobierno de Rafael Reyes declaró libre de todo impuesto al banano de exportación por veinte
años114. Aunque las fuentes consultadas no permiten afirmar con claridad la influencia de la
familia Dávila en las decisiones del gobierno de Reyes, es claro que el momento en que Reyes
declaró la exención tributaria al banano, coincide con uno de los puntos pactados entre los
Dávila y la UFC. De otro lado, los préstamos otorgados a los Dávila, eran el capital necesario
para adquirir terrenos que luego eran traspasados a la Santa Marta Fruit Company y,
112AGN, República, MF – Baldíos, T. 56, f. 35, 84-87; T. 59, f. 333-335; T. 60, f. 67-70; T. 61, f. 59-63, 263-265. 113Ver, Botero, Guzmán “El enclave agrícola…”, 345-347. 114Ver, SUIN Juriscol. “Congreso Nacional, Colombia. Ley 6 de 1909”, consultada 26 agosto, 2017. http://www.suin-juriscol.gov.co/clp/contenidos.dll/Leyes/1561006?fn=document-frame.htm$f=templates$3.0
47
posteriormente, vendidos la UFC, como ocurrió con los terrenos denominados de La Santísima
Trinidad de Aracataca115.
La historia de los terrenos de la Santísima Trinidad se remonta a finales del siglo XVIII, cuando
Basilio García, bisabuelo de Dávila Pumarejo, solicitó la adjudicación de una parte éstos
terrenos. La petición fue admitida, pero el incumplimiento con el pago de los derechos
correspondientes imposibilitó la adjudicación. Según parece, sus descendientes lograron que un
juez de hacienda les concediera el título de propiedad por medio de un juicio ficticio. Dávila
Pumarejo logró concentrar gran parte de la propiedad original a través de compras hechas a
varios herederos de su bisabuelo. En 1910, la Santa Marta Fruit Company adquirió de Manuel
Dávila Pumarejo más de 8.000 hectáreas del terreno que en 1917 fueron vendidas a la UFC. Para
1922, Dávila vendió 800 hectáreas del predio por un valor de 90 mil dólares a la empresa
norteamericana116.
Asimismo, la compañía Alzamora Palacios y Co, fundada por José Alzamora Herrera y el
comerciante alemán Carl Hauer Simmonds que, según Viloria para 1862 tenía la segunda
fortuna más grande de Santa Marta117, vendió varios terrenos a la UFC. En un informe para el
Ministerio de Industrias de los títulos en las tierras de Orihueca se describe: “José María Leyva,
apoderado general de la casa Alzamora Palacios y Compañía vendió a la UFC, 800 hectáreas
pertenecientes a un globo de terreno inculto concedido con el nombre de Orihueca y
Cañabobal”118.
Así, puedo afirmar que los empresarios territoriales no estaban atraídos únicamente por el
negocio del banano, también estaban interesados en la especulación con la tierra. Algunos
adquirían grandes extensiones que no lograban poner a producir. Su preocupación no era poner
115Ver, Botero, Guzmán “El enclave agrícola…”, 345-347. 116AGN, República, MF – Baldíos, T. 50, f. 77; T. 60, f. 71-72; T. 61, f. 92-94. 117Joaquín Viloria, Empresarios del Caribe colombiano: Historia económica y empresarial del Magdalena Grande y del Bajo Magdalena, 1870-1930 (Bogotá: Banco de la República, 2014), 19. 118Para ventas entre Alzamora y Co. y la UFC, ver: AGN, República, MF – Baldíos, T. 60, f. 19-20; T. 61, f. 116-118; 204-205, T. 66, f. 60-62
48
a producir la tierra, ésta era vendida a quien estuviese en capacidad de comprarla119. Al
convertirse la tierra en un bien especulativo que se acumula para obtener rentas, los
terratenientes de la región se apropiaron de extensos terrenos, esperando que los precios
incrementaran para venderlos. Como se explicará en el capítulo 2, en varias ocasiones, la
apropiación de tierras por parte de los terratenientes nacionales y la UFC, se tradujo en
procesos de despojo y desplazamiento de campesinos y colonos pobres120.
119Para ventas entre empresarios territoriales nacionales y la UFC, ver: AGN, República, MF – Baldíos, T. 59, f. 14-18, 80-82; T.60, f. 213-215; T. 66, f. 42. 120AGN, República, MF – Baldíos T. 52, f. 661; T. 59, f. 139, 275-279; T. 61, f. 96-97, 189-191, 286-291.
49
II. CONFLICTOS ALREDEDOR DEL AUGE DE LA INDUSTRIA BANANERA EN LA DÉCADA DEL
VEINTE
A finales de la década del 20 y principios del 30, el geógrafo Griffith Taylor describió la región
como una zona dedicada casi exclusivamente al cultivo de banano. En su descripción detalló la
forma en que los cultivos de banano predominaron en el paisaje.
“Desde Ciénaga hasta Fundación el ferrocarril atraviesa plantaciones de banano casi
todo el camino. Miles de hectáreas de bananos en la región tienen la misma apariencia.
Las plantas miden alrededor de doce pies de altura y crecen en filas con trincheras poco
profundas. Numerosos canales y esclusas los vinculan con los ríos, que a su vez son
abastecidos por las frecuentes lluvias del cinturón selvático y por el derretimiento de las
nieves de más de 15.000 pies. El corte del plátano se realiza casi continuamente en toda
la región. La fruta se transporta en carros de bueyes al ferrocarril y desde allí al muelle
de Santa Marta. De Santa Marta la mayor parte de la fruta va a Nueva York”121.
Su descripción correspondía a la transformación del paisaje de la zona de influencia de la United
Fruit Company (UFC), producto del auge que la industria de la fruta alcanzó en el siglo XX. Como
mencioné en el capítulo anterior, la exportación anual de racimos a los mercados
estadounidenses y europeos, alcanzaron los mayores niveles en la década del 20. Para este
periodo la industria bananera fue el modelo mediante el cual se transformó esta región. La
transformación del paisaje se enmarcó en relaciones de poder diferenciales que implicaron
distintas prácticas de inclusión o exclusión sobre el uso de los recursos y, por tanto, cambios en
las formas y proyectos de vida de las personas que habitaban la región. Aunque en 1931, la
exportación de la fruta disminuyó considerablemente, producto de la contracción de los
mercados mundiales y los huracanes que azotaron la región (ver anexo 1)122, aún hoy en día
este arquetipo se mantiene, esta zona del país se naturalizó como zona de producción bananera
y, por ende, la existencia de esta actividad económica fue casi incuestionable e inalterable.
En este contexto, el siguiente capítulo tiene como objetivo analizar el periodo de auge de la
producción intensiva de banano para la exportación, teniendo como eje central los conflictos
121Traducción propia en: Griffith Taylor, “Settlement Zones of the Sierra Nevada de Santa Marta”, Colombia. American Geographical Society 21, no. 4 (1931): 548. 122Sobre huracanes en la región ver nota al pie 42 de este documento.
50
que se generaron a partir de la consolidación de esta industria. En el periodo de auge se
transformó vertiginosamente el paisaje, esta transformación agudizó los conflictos entre
campesinos, colonos, terratenientes y empresas nacionales e internacionales por el acceso y
disfrute los recursos en la región. En este sentido, argumento que los conflictos fueron producto
de las dinámicas materiales impulsadas por fuerzas internacionales y nacionales con
diferenciales de poder que desplegaron distintas prácticas alrededor de los recursos
productivos: la fuerza de trabajo, la tierra y el agua. El capítulo está dividido en tres apartados:
en un primer momento analizo la relación entre ocupación de tierras y mano de obra, para
luego analizar las disputas frente a la cantidad y calidad del agua. Seguidamente, doy cuenta del
papel que tuvieron los diferentes funcionarios de las instituciones estatales dentro de las
problemáticas que se generaron en torno a la tierra y el agua y, finalmente, describo los
diferentes mecanismos de resistencias que los diferentes sectores de la población construyeron
en contra de los esfuerzos de control social de la UFC.
A. Industria bananera: ocupación de tierras para apropiación de brazos
Al igual que en los primeros años del siglo XX, el ferrocarril de Santa Marta continúo estando al
servicio de la industria bananera. Para 1934, el transporte de la fruta continúo siendo la entrada
económica más importante del ferrocarril. En un informe sobre los productos brutos
provenientes del transporte de carga y pasajeros, el inspector del ferrocarril, Leonardo Lourido
Vásquez, afirmó que el renglón más importante era el flete de guineo, a éste le correspondía el
80,85% del producido bruto123.
Asimismo, la ampliación del ferrocarril respondió a los intereses de la industria de la fruta. Para
la década de los 20, la construcción de los nuevos ramales de la red ferroviaria estuvo a cargo
de la UFC. La empresa construyó ramales que conectaban las plantaciones de bananos con la
línea principal del ferrocarril. En el diario El Estado, el antiguo ingeniero del ferrocarril, M.
Romero Barrios, escribió:
123AGN, República, Ferrocarriles Nacionales, T. 802, f. 179.
51
“En el año de 1925, esta empresa tenía el siguiente kilometraje ferroviario: de Santa Marta a Fundación 94 693 40 km, espuelas y apartaderos en muelles, estaciones y recta 24 355 05 km., y ramales por 67 461 10 km, para un total de 186 509 55 km. En aquella época la United Fruit, era propietaria de varios ramales que ascendían a 43 915 94 km. En el año de 1929, la Santa Marta Railway Co, sigue con el mismo kilometraje de la United, aumenta el suyo con la construcción de los ramales las Flores, San Joaquín y Antioquia, obteniendo en agosto de 1929 una extensión de vía de 50 613 71 km”124.
Los terrenos ubicados al lado de la línea ferroviaria adquirieron un mayor valor económico. Esta
localización valorizó las tierras por encontrarse en un punto de fácil y rápido acceso a los
centros de mercado y exportación. En su mayoría, las tierras adquiridas por la UFC estaban
situadas cerca del ferrocarril125. La compañía estimuló una rápida alza en los valores de la
propiedad y un movimiento inusual del mercado de tierra. La compra, adquisición y ampliación
de los terrenos de la compañía generaron conflictos con colonos, campesinos y agricultores
locales por el acceso a los recursos como la tierra y el agua.
La UFC y los terratenientes nacionales utilizaron varios mecanismos para adquirir grandes
extensiones de tierras en la región. Como mencioné en el capítulo 1, la compañía compró varias
cantidades de tierra mediante alianzas con los grupos empresariales de la región. No obstante,
la compra y los derechos herenciales no fueron los únicos mecanismos que se emplearon en la
adquisición de terrenos. Con cada herencia, venta, compra o adjudicación se ensancharon los
límites de las propiedades. En todas las áreas donde se entregaban concesiones se solía
124Las cifras están escritas textualmente. los espacios entre los dígitos corresponden a las diferentes unidades de medida. Por ejemplo, 94 km 693 m y 40 cm. (En: AGN, República, Ferrocarriles Nacionales, T. 801, f. 148; T. 803, f. 167 – 169) 125Para 1932, gran parte de las fincas ubicadas al lado de la vía ferroviaria eran propiedad de la UFC. En el inventario del ferrocarril se describe: “los linderos al oeste de la vía desde el punto en donde termina la población de Ciénaga, y el puente de Riofrío, son los siguientes: playones, baldíos; terrenos de Manuel Varela, de Pedro Pablo Salcedo, de los herederos de Pedro Polo; la finca de San José de la United Fruit Company, la finca San Antonia de la United Fruit Company, la finca Colonia de la familia Campo; la finca Ester de la United Fruit Company la finca Santa Marta de Manuel Gracia y finca de Jorge Op den Boach; potreros de la United Fruit Company; pueblo de Riofrío; tierras de la United Fruit Company; terrenos de los hermanos Orozco y terreno de Donaciano Pérez” (AGN, República, Ferrocarriles Nacionales, T. 803, f. 024-028).
52
esconder una extensión mayor a la adjudicada. Los límites de las propiedades no eran definidos
con exactitud, con la intención de modificarlos y, así aumentar el tamaño de las propiedades126.
Para los ensanchamientos de las propiedades las empresas nacionales y la UFC se valieron de
terceras personas para ampliar la ocupación de terrenos con cultivos de banano o pastos
artificiales. Como se evidencia en la imagen 10, la compañía consolidó alianzas con
terratenientes nacionales, los cuales empleaban cuadrillas de colonos pobres o personas que se
hacían pasar como colonos independientes para realizar el trabajo. Éstas se encargaban de
realizar los desmontes y luego cercar con alambre de púas los terrenos, para así poderlos
cultivar. Entre las alianzas establecidas por la UFC con terratenientes se encuentran los nombres
de: Roberto Castañeda y Juan B. Calderón, ambos miembros del Concejo Municipal de Ciénaga y
Samuel Pinedo, sobrino del gobernador del Magdalena, Joaquín Campo Serrano127. Como
explicaré más adelante, para los primeros años de la década del 30, los dos primeros intentaron
consolidar una cooperativa bananera independiente de la UFC.
126Por ejemplo, mediante oficio fechado el 2 de febrero de 1925, se le informaba al Ministerio de Industria sobre el exceso de terrenos dentro las propiedades en la Zona Bananera: “En las tierras de Orihueca y Cañabobal, compradas por la United Alzamora Palacios & Cía. Y a José A. Miranda, hay un sobrante de más de 2.000 hectáreas que tiene abarcadas la compañía y que pertenecen a la Nación” Continúa “Del estudio de los títulos del señor Francisco de Labarcés se deduce que hay un excedente de 1000 hectáreas de tierra, poco más o menos” (En: AGN, República, MF – Baldíos, T. 60, f. 19-20). Sobre denuncios por modificación de los linderos y aumento en el tamaño de propiedades, ver AGN, República, MF – Baldíos T. 51, f. 1-3; T. 52, f. 48, 285-286, 289, 660; T. 57, f. 432; T. 59, f. 14-18, 21-22, 258-260, 275-279, 351, T. 60, f. 18, 35, 140; T. 61, f. 249, 251-252, 289-296; T. 64, f. 161. Para exceso en propiedades de empresario nacionales, ver AGN, República, MF – Baldíos T. 50, f. 177; T. 51, f. 2-3, 632-633; T. 59, f. 80-82; 93-95, 258-260; T. 60, f. 213-215; T. 61, f. 221, 223, 244, 251-252, 268, 274-275, 286-291, 292-296. 127AGN, República, MF – Baldíos T. 52, f. 86; T. 60, f. 17; T. 61, f. 59-63; 92-94, 113, 132-142, 237, 238, 240, 245, 258-259, 263-265, 274-275, 278,
53
Imagen 10: Trabajo preliminar en el desarrollo de una plantación de banano128.
Los ensanchamientos de las propiedades implicaron, en muchas ocasiones, el desmonte de
bosques. Para el cultivo de banano se debía preparar el terreno, ésta consistía en realizar
desmontes de la selva o rastrojo, luego repicar, recoger y quemar el material forestal. Los
derribes se realizaban a principios del verano, para que el bosque derribado tuviese tiempo de
secarse y pudiese ser quemado antes de la llegada del invierno129. La consolidación de la
industria del banano requirió de la tala de grandes extensiones de bosques. Tanto en los
testimonios de los trabajadores de la compañía130, como en el pie de página de la imagen 10 se
puede evidenciar que efectivamente se talaban bosques “vírgenes” en la región.
La deforestación de los bosques en la región provocó un cambio en el uso del suelo que
posiblemente, alteró negativamente las condiciones físicas del mismo, generando problemas de
128United Fruit Company, “Annual Report, Medical Department – UFC” (Boston, UFC, 1929), 112. 129Rafael Uribe, El banano. Conferencia dictada por Rafael Uribe Uribe ante la Sociedad de Agricultores de Colombia. Oficina de estadística de Costa Rica. (San José de Costa Rica: Imprenta de Avelino Alsina, 1908), 46. 130Arístides López Rojano, maquinista de la UFC atestiguó: “la United en su afán por extender las plantaciones de
banano, buscaba contratistas para descuajar las montañas. Los obreros que trabajaban en esto muchas veces eran
mordidos por serpientes que abundaban en las selvas vírgenes a las cuales se proponían descuajar” (En: Carlos
Arango. “Sobrevivientes de las Bananeras” (Bogotá: Ecoe, 1985),43.
54
erosión y encharcamientos. La tala de bosques pudo modificar el clima de la zona al quedar con
menor cantidad de retención de humedad, provocando de esta manera sequías. Asimismo,
puedo suponer que durante los procesos de siembra y producción de quemas de residuos de la
superficie forestal, existió una pérdida del hábitat de algunas especies, lo que posibilitó un
desplazamiento de algunos animales de la zona. El cambio de la vegetación producto de la tala
de boques modificó el paisaje, atribuyéndole una visión donde la idea de englobar y
homogenizar todo el territorio en torno al monocultivo de banano fue impuesta. Así, la vida
económica y cultural de la región se redujo a todo aquello que se relacionara con el cultivo de
grandes extensiones de banano para la exportación.
En muchas ocasiones las extensiones de terrenos era el resultado de actividades de despojo que
realizaba la compañía a los colonos. La UFC realizó una campaña de terror para poder extender
su dominio en terrenos hábiles para el cultivo de guineo. Los mecanismos empleados para la
apropiación ilegal fueron: incendio de casas o habitaciones y cultivos, inundación de sementeras
y soltura de ganado con detrimento de los sembrados. En un informe al Ministerio de Industrias
se consignan varias declaraciones de los despojados:
“Fui despojado por la United del terreno que ocupaba, que no era baldío de la Nación,
sino terrenos con dueños como lo compruebo con el título que presento. Las
autoridades de Aracataca y Pivijay, de consuno estuvieron en el lugar donde me despojó,
teniendo establecido mi corral de ganados y casa de habitación, la que me fue quemada
y arrasada y aún existen como testigos de esos hechos varias madrinas que testifican el
incendio”. Más adelante, otro colono atestigua: “Yo tenía en “Buenavista” mi casa de
habitación que había construido en un lote de terreno, que era montaña y que yo con mi
propio esfuerzo y mi trabajo personal socolé, tumbé, quemé y sembré de maíz y paja, en
él tenía corral y ganado desde hacía algo más de tres años, cuando llegaron a mi
posesión el señor Alcalde Foliaco, el inspector de policía de Fundación, señor Rafael
Romero, como autoridades de Aracataca y Pompeyo Fontalvo y Manuel Campo Herrera,
como autoridades de Pivijay, a poner en posesión a la United por venta de dichos
terrenos le habían hecho las autoridades del Distrito de Pivijay y en representación de la
United fue el señor Gustavo Bureau. Me destruyeron la casa que habitaba y acosaron
mis animales. Más tarde el general Foliaco con el Dr. Antonio Borda metieron un desvío
del río Fundación, que ocasionó la inundación de todo el terreno, acabando, por
55
consiguiente, con mi sementera y pastos sin siquiera reconocérmela. El año pasado volví
a ocupar mi terreno y un señor Jubiano se presentó a nombre de la compañía y me hizo
desocupar nuevamente”131.
El establecimiento de una idea de paisaje uniformado acarreaba consigo mismo la “eliminación”
u anulación de otras formas de paisaje. Las tierras aptas para el cultivo de banano eran
despojadas para incorporarlas dentro del esquema de ordenamiento del paisaje propio del
monocultivo de la fruta. A la par que se despojaba la tierra, se suprimían otras formas de
relacionarse con ésta, por tanto, otras maneras de relacionarse con el paisaje.
Como lo señalan estudios recientes relativos a otras áreas del país en otros períodos históricos,
los despojos y desplazamientos forzados de campesinos y colonos no se pueden comprender
únicamente como pérdidas materiales, se trata de procesos más complejos que afectan los
referentes socio espaciales de las personas. Éstos involucran una pérdida de las formas de
sustento, por lo cual se ven desprovistos de los medios para obtener un ingreso económico. Los
campesinos y colonos deben transformar los lugares donde habitan o en muchas ocasiones,
trasladarse a un nuevo lugar. Los cambios a los que se ven enfrentados implican un
empobrecimiento económico y rupturas en las formas de cohesión social y de identidad
colectiva. Igualmente, se ven enfrentados a efectos psicológicos importantes, en la medida que
los despojos y desplazamientos ocasionaron un deterioro de las formas cotidianas en las cuales
se organizan sus planes de vida132.
Según Botero y LeGrand, la UFC consolidó gradualmente un total de 60.000 hectáreas de
propiedades privadas en la región de Santa Marta133. Para comprender la magnitud de tierras
acumuladas, comparé la extensión actual del municipio de Aracataca (1.755 km²) con el número
131Ver, AGN, República, MF – Baldíos T. 61, f. 59 – 63. Sobre despojos y desplazamientos forzados a colonos ver: T. 52, f. 661; T. 59, f. 139, 275-279; T. 61, f. 96-97, 189-191, 286-291. 132Luis Sánchez y Gonzalo Vargas, “Acaparamiento Territorial. Impactos socioespaciales” (Bogotá: mecanografiado, 2017). 133Fernando Botero y Álvaro Guzmán, “El enclave agrícola en la Zona Bananera”, Cuadernos Colombianos, Vol. 11, T. III (1977), 349 y Catherine LeGrand, Colonización y protesta, 85. Y Catherine LeGrand, “Campesinos y asalariados en la Zona Bananera de Santa Marta. 1900 – 1935”, Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, no. 11 (1983): 239.
56
de hectáreas que la compañía consolidó. La empresa norteamericana adquirió un tercio de lo
que actualmente es el municipio de Aracataca (600 km²).
No obstante, los dos autores afirman que la mayor parte de las tierras que poseía la compañía
permanecían incultas. Según Botero, sólo el 7% de las tierras de la compañía eran dedicadas al
cultivo de banano. El autor interpreta este fenómeno como un mecanismo de la compañía para
monopolizar la producción de fruta. La acumulación de grandes extensiones de tierras no
empleadas en la producción de banano, significó un control del volumen de fruta que se debía
producir en toda la zona, anulando la competencia a través de la apropiación de un mayor
número de las mejores tierras. De esta forma, la UFC decidía cuándo ensanchar o restringir la
producción de acuerdo a los mercados internacionales y a los intereses de la compañía134.
Por otro lado, Le Grand sostiene que de las 60.000 hectáreas sólo 16.000 estaban cultivadas de
banano. Según la autora, los empresarios que se proponían constituir propiedades en zonas
económicamente dinámicas, trataban de acaparar terrenos mucho más grandes de los que
podían explotar, así privaban a los campesinos y colonos de las mejores tierras situadas y los
forzaban a emplearse como trabajadores en las plantaciones135.
Pese a las diferentes hipótesis que cada autor plantea, ambos afirman que a través de la
acumulación de tierras por parte de los empresarios bananeros, la figura de colono se fue
reemplazando, paulatinamente, por la de arrendatario. Los contratos de arrendamiento
suponían que el productor “vendía” la tierra a la compañía, pero seguía gozando de los cultivos
de banano, con la obligación de conservar sin desmejoras la finca y tratar exclusivamente con la
UFC para la compra y venta de la fruta de exportación136.
Para el sector empresarial, la instalación de colonos en carácter de arrendatarios fue favorable
por varias razones. La posesión de tierras en la región se caracterizó por la ausencia de títulos
134Botero y Guzmán, “El enclave agrícola…”, 349 – 351. 135LeGrand, Colonización y protesta, 67-68. 136 Uribe, El Banano. Conferencia dictada por…, 90.
57
legítimos, muchas propiedades no poseían título o carecían de un origen legal137. El
establecimiento de contratos de arrendamiento reconocía explícitamente los derechos al
arrendador de la tierra. Los tribunales aceptaban los contratos como prueba de posesión
legítima, éstos se presentaron como pruebas para reforzar títulos discutibles138.
Al despojar a los campesinos e imposibilitarles trabajar la tierra para su propio beneficio, se
veían forzados a vender su trabajo. Así, al aceptar los contratos, perdían su independencia
laboral y se veían obligados a dar parte de su trabajo. Los contratos de arrendamiento no fueron
otorgados únicamente para promover el cultivo de banano, se suscribieron contratos en fincas
no destinadas al cultivo de la fruta. Por medio de este tipo de contratos se les prohibía cultivar
bananos a los arrendatarios y se les obligaba a cuidar las tierras de ocupaciones de terceros. Al
respecto, el escritor Augusto Cesar describió:
“Si el arrendatario usare el predio arrendado para la siembra de bananos terminará el
arriendo por este sólo hecho, y quedará el arrendatario en la obligación de hacer entrega
inmediata a la United del potrero y pagarle la suma de peso americano por concepto de
pena. El arrendatario se obliga a cuidar las tierras que se le arriendan contra la
ocupación de colonos y a iniciar, seguir o terminar a su costa, las acciones policivas y
judiciales que con ese objeto fueren necesarias”139.
La descripción de Augusto Cesar permite afirmar que efectivamente la UFC controló la
producción de fruta en la región. Como mencioné anteriormente, la compañía se apropió de las
mejores tierras de la zona, ésta adquirió las tierras cercanas al ferrocarril, lo que le posibilitó
137Por ejemplo, en un informe la oficina de la Comisión de Baldíos del Magdalena, afirmó: “La adquisición de copias de documentos y expedientes relacionados con tales titulaciones, ha sido una de las labores parasitarias de ese despacho y puede decirse que hoy posee la oficina un acervo considerable que permitirá en no lejana hora demostrar el ningún valor legal de ciertos títulos de propiedad con que se ha querido arrebatar a la Nación el dominio de miles de hectáreas que nunca fueron adjudicadas ni por la Corona Española ni por el Gobierno de la República” AGN, República, MF – Baldíos T. 61, f. 96-97. Sobre títulos dudosos en la “zona bananera”, ver T. 51, f. 2-3; 9-15; T. 52, f. 661; T. 56, f. 70-73; T. 59, f. 46-48, 258-250; T. 60, f. 18-20, 161, 213-215; T. 61, f. 92-94, 155-160, 189-191, 310. 138Ver, AGN, República, MF – Baldíos T. 61, f. 146 – 150. Y, Catherine LeGrand, “De las tierras públicas a las propiedades privadas: acaparamiento de tierras y conflictos agrarios en Colombia. 1870 - 1936”, Lecturas de Economía, no. 13 (1984): 30. 139Augusto Cesar, Cuestiones político sociales (Ciénaga: Escuela Complementaria de varones, 1937), 276. Citado en: Botero, Guzmán “El enclave agrícola…”, 351.
58
transportar fácil y rápidamente la fruta desde las plantaciones al puerto de Santa Marta – una
enorme ventaja para esta industria, si se tiene en cuenta que la fruta se pudre fácilmente –. No
obstante, considero que la acumulación de tierras no destinadas al cultivo del banano, no
respondió únicamente al control de la producción de la fruta. Como mencioné en el capítulo 1,
la UFC tenía el monopolio para la exportación de la fruta, por lo que ésta decidía en primer
término, el lugar donde se podía sembrar guineo, de otra forma no celebraba contratos de
compra y venta con los agricultores nacionales. Asimismo, la compañía decidía, según criterios
propios de clasificación, si compraba o no la fruta.
Al parecer, para la década del 20 la escasez de mano continuaba siendo un problema en el
departamento del Magdalena. Como mencioné anteriormente, en 1908 se creó una colonia
agrícola y penal que promovió la migración de personas para vincularlas como fuerza laboral a
la creciente industria bananera. Pese a los esfuerzos del gobierno, en julio de 1925, un informe
dirigido al Ministerio de Industrias describió los inconvenientes sobre los trabajos en la región,
producto de la falta de brazos que aquejaba la zona: “las trochas y trabajos consiguientes para
el levantamiento del plano son más costosas que en cualquier otra parta de la zona por la
distancia a la que están situados los terrenos y la dificultad de conseguir peones en esa
región”140. En este contexto, la tesis de LeGrand cobra sentido. Los empresarios nacionales e
internacionales se apropiaron las mejores tierras aptas para el cultivo de banano y, a la par que
los campesinos y colonos eran desposeídos de la tierra, se les forzaba a convertirse en
arrendatarios y vender su fuerza de trabajo.
Así, puedo afirmar que la apropiación de grandes extensiones de tierras por parte de la UFC
sirvió como un mecanismo para monopolizar la producción, aunque no fue el único, ni el más
efectivo. Los contratos de compra y venta y la escogencia de la fruta a la hora de exportar el
banano, fueron mecanismos que le permitieron a la empresa controlar la oferta del guineo. La
acumulación de tierras produjo un cambio en la figura jurídica de las personas que habitaban la
140AGN, República, MF – Baldíos T. 61, f. 128.
59
zona – instalación de colonos en carácter de arrendatarios –. La figura de arrendatarios permitió
que colonos y campesinos fueran doblemente despojados, se les despojó de su tierra,
entendida no como la porción de suelo, sino como un territorio socialmente construido y, de
una parte de su trabajo. De esta forma, considero que el cambio de figura (de colonos a
arrendatarios) puede ser comprendido como la transformación de los habitantes en mano de
obra para la industria bananera. Esta transformación es un mecanismo que permite la
imposición de una forma de trabajo casi exclusiva de la zona y, por tanto, se instaura la
existencia de la producción a gran escala de la fruta como una actividad económica casi
incuestionable e inalterable que naturaliza el modelo de paisaje destinado a todo aquello que se
relaciona con el banano.
Los campesinos “productores” se comprometen a sembrar banano o eran subcontratados como
trabajadores en las plantaciones. A pesar de los supuestos ingresos para los pobladores locales
por la venta de la fruta, éstos ingresan al negocio, pero pronto descubren que UFC es la que fija
el precio de compra, muchas veces por debajo de los costos de producción. El cambio de colono
a arrendatario no sólo tuvo efectos económicos en la vida de las personas.
Los contratos de arrendamiento suponían una organización del espacio de acuerdo con los
intereses de los empresarios. A través de los contratos, el arrendador determinaba que
producto(s) se podían cultivar. Asimismo, se le exigía al arrendatario cuidar las propiedades de
ocupaciones de terceros. Considero que estas dinámicas resultantes de estos procesos de
privatización de la tierra irrumpen drásticamente en los arreglos tradicionales de préstamo de
mano de obra y uso colectivo de la tierra. Por lo que puedo suponer que la obligación de cuidar
las propiedades de ocupaciones de terceros pudo repercutir en las relaciones sociales entre los
miembros de las comunidades, puesto que arrendatarios (antiguos colonos) debían iniciar las
acciones policivas y judiciales necesarias para expulsar a colonos de las tierras, de lo contrario,
se les cancelaría el contrato de arrendamiento. Es probable que las expulsiones de colonos
implicaron una afectación en el tejido social, puesto que imposibilitaron el establecimiento de
60
redes de apoyo entre cultivadores y, posiblemente, potenció los conflictos por el acceso a los
recursos entre ellos.
En este contexto, el despojo va más allá de la pérdida de posesión de un bien o una serie de
bienes. Lo que se despoja, no es sólo un bien, sino el entramado de relaciones socioespaciales
que se habían y estaban configurando en la zona bananera. Siguiendo los planteamientos de la
investigadora Diana Ojeda, en últimas, “no solo se despoja lo que había, sino los anhelos y los
planes para el futuro: lo que los hijos e hijas no van a conocer, lo que ya no se puede hacer, a
donde ya no se puede volver, lo que ya no se va a ser”141.
B. Agua y Banano: inclusión y exclusión sobre el uso del recurso hídrico.
Al igual que la tierra, el agua fue un eje de constantes conflictos en la región. Para la década de
los 20, se continuó con la construcción de obras hidráulicas para regar los cultivos de banano
(ver imagen 11 y 12). Los agricultores nacionales y la compañía construían represas con la
finalidad de embalsar el agua y elevar su nivel para derivarla mediante canalizaciones de riego y,
así, aprovecharla para el regadío de los cultivos142. El embalsamiento de aguas representaba una
amenaza de inundación, especialmente, en épocas de invierno. Para prevenir las inundaciones
de los terrenos aledaños se construyeron diques. Como explicaré más adelante, en muchos
casos, estas obras no impidieron las inundaciones de los terrenos143.
141Diana Ojeda, “Los paisajes del despojo: propuestas para un análisis desde las reconfiguraciones socioespaciales”. Revista Colombiana de Antropología 52, no. 2 (2016): 34. 142AGN, República, MF – Baldíos T. 52, f. 182; T. 59, f. 143 – 145; T. 60, f. 98-100, 105 – 108, 111-112. 143AGN, República, MF – Baldíos T. 52, f. 2-3; T. 59, f. 143 – 145; T. 60, f. 60-61, 98-99, 114, 143.
61
Imagen 11: Construcción canal de riego para cultivo de banano144
Imagen 12: Puente y dique sobre el río Aracataca en San Joaquín145
144United Fruit Company, “Annual Report, Medical Department – UFC” (Boston, UFC, 1929), 112. 145AGN, República, FM-Baldíos, tomo 59, folio 136.
62
Las obras hidráulicas implicaron la desviación de varios cuerpos hídricos. En el mapa 3 localicé
algunos de los cuerpos de agua que fueron desviados. A través de los documentos del fondo de
Correspondencia de Baldíos pude identificar y localizar algunos de los ríos y quebradas
desviadas y canales construidos146. Sin embargo, estos documentos no me permitieron
establecer el punto exacto de desviación, se nombran las fuentes de agua, pero no su ubicación
exacta. Algunos de los cuerpos hídricos nombrados no se encontraban en el mapa, lo cual
dificultó la localización de los mismos. No obstante, puedo afirmar que los principales cuerpos
hídricos que riegan la zona: Riofrío, Sevilla, Tucurinca, Aracataca, Fundación y la quebrada de
Orihueca fueron desviados en algún punto de su cauce, como algunas quebradas que los
alimentan.
Sin importar el punto de las desviaciones de las fuentes hídricas puedo afirmar que estas
alteraciones implicaron fuertes transformaciones del paisaje en la región147. El agua fue
considerada como un factor integrado al sistema territorial que requería de un manejo especial
a través de una carga técnica que permitiera modularla, manejarla y “hacerla propia”, es decir,
las desviaciones de los ríos a través de la implementación de técnicas como diques y represas
expresan una transformación creciente del paisaje mediante el incremento de la carga técnica
que convierte al paisaje en espacio homogéneo y fragmentado simultáneamente. La
homogeneidad expresada en el establecimiento de zonas tecnificada para la producción de
banano. La región como una isla de “modernización” que se articuló a redes hegemónicas de
alcance mundial a través del monocultivo de la fruta. Y fragmentado, por la desigual
concentración de la técnica en el espacio y en la ruptura de las continuidades que expresaban
otras formas de ser y vivir el paisaje, por ejemplo, las actividades económicas alrededor del
agua como la pesca.
146Las fuentes para la identificación y localización de los cuerpos hídricos fueron: AGN, República, MF – Baldíos T. 45-66 y AGN - Colombia, Sección: Mapa y Planos, Mapoteca 2, Ref.: i 52mg, Plancha 18, 1953. 147Sobre desviaciones de cuerpos hídricos para la construcción de obras hidráulicas ver: AGN, República, MF – Baldíos T. 51, f. 26; T. 52, f. 2-3, 10, 14, 72, 81, 182, 218, 239, 241, 353, 384, 388, 421-422; T. 55, f. 99; T. 59, f. 21-22, 47-48, 71-72, 80-83, 93-95, 110-112, 143-145, 275-279, 330, 333-335, 351; T. 60, f. 17, 60-61, 98-99, 107-108, 111-112, 142-143, 198-204, 210-212; T. 61, f. 59-63, 310; T. 64, f. 395, 429-430; T. 66, f. 161.
63
Mapa 3: Cuerpos desviados para construcción de obras hidráulicas para irrigación
64
Aunque en las fuentes consultadas no se describan los daños ambientales producto de la
construcción de diques y represas, puedo suponer que estas obras tuvieron impactos directos
sobre los suelos, la vegetación y la fauna silvestre. Como lo señalan estudios recientes relativos
a otros períodos históricos, el represamiento de los cuerpos hídricos impide las dinámicas
propias de inundación los ríos que forman la llanura aluvial. El impedimento de esta dinámica
imposibilita el arrastre de sedimentos en los terrenos inundables, modificando las
características físicas del suelo. La alteración de estas características repercute en la vegetación
aledaña a los cuerpos hídricos que necesita para su desarrollo grandes cantidades de agua148.
Como mencioné anteriormente, las obras hidráulicas empleadas para represar los ríos pudieron
afectar la pesca de la región. Después del inicio de los periodos de sequía que generalmente se
presentan en julio y en diciembre, los peces migratorios como el bocachico remontan el río y
desovan en la parte alta y media de la cuenca, a la par suben poblaciones de peces predadores
en busca de alimento como el bagre, este suceso se conoce en el Magdalena como subienda. Al
empezar la creciente las crías de peces son obligadas por las corrientes a regresa río abajo –
proceso conocido como bajanza – y cuando los ríos se unen con la Ciénaga Grande de Santa
Marta, los alevinos ingresan a ésta. Las represas y diques impiden que los peces suban y bajen a
través de los ríos, lo cual dificulta el ciclo de desove de los peces migratorios y, por tanto, afecta
tanto a las especies migrantes como predadores de peces en la zona. La disminución de las
poblaciones de peces tiene efectos directos sobre la pesca, lo cual se traduce en la disminución
de ingresos económicos de las personas que se emplean en esta actividad económica y a largo
plazo, puede afectar la seguridad alimentaria de la población asentada en la región149.
Igualmente, las desviaciones causaron en algunas áreas inundaciones y, en otras, escasez del
recurso hídrico. Las desviaciones de las fuentes hídricas causaron que los canales de riego u
otros cuerpos de agua (ríos, quebradas, caños) aumentaran el caudal, generando
desbordamientos en los terrenos adyacentes. Los desbordamientos destruyeron varios cultivos
148Carlos Castaño Uribe et al., Río Grande de la Magdalena, Colombia. (Banco de Occidente Credencial, Cali, 2003), 46, 71-72, 120-121 149Juan Manuel Díaz et al., Deltas y estuarios de Colombia (Cali: Banco de Occidente, 2007), 71 – 72, 123.
65
y anegaron algunos terrenos de particulares y de la Nación150. Sobre inundaciones y daños a
cultivos en la región, un informe dirigido al Ministerio de Industrias en 1924, describió:
“La quebrada desviada se llama del Limoncito, nace en la Sierra y corría antiguamente de
este a oeste. Actualmente desagua en virtud de un desvío hecho por la UFC… La
quebrada Limoncito ha sido conectada artificialmente con el caño o quebrada los
Sábalos, recibiendo este por mano del hombre las aguas que corren por la primera, que
estas aguas unidas a las que naturalmente corren por los Sábalos y no pudiendo el cauce
de éste contenerlas todas, se desbordan sobre los terrenos adyacentes de propiedad de
la Nación, dañándolos, así como también los cultivos allí establecidos”151.
Las inundaciones de los terrenos causaron desplazamientos forzados de las personas que vivían
en el área. En varios casos, las inundaciones de terrenos de colonos por parte de la UFC, fue un
mecanismo empleado para el despojo y apropiación de tierras152. En este sentido, las obras
hidráulicas no sólo tuvieron impactos ambientales, sino también sociales. Su construcción
implicó el desplazamiento forzado de varios agricultores. Como mencioné anteriormente, los
procesos de despojo y desplazamiento forzado implica un empobrecimiento económico y
rupturas en el tejido social.
En 1924 un estudio de aguas de la vertiente occidental de la Sierra Nevada, realizado por
funcionarios del Ministerio de Industrias, estimó que los principales ríos de la región producían
en su conjunto unos 30 mil litros de agua por segundo y se distribuían en 16 canales, la mayoría
de los cuales beneficiaban los cultivos de la compañía norteamericana153. En base al estudio de
aguas, el cuadro 1 muestra la relación entre el caudal y la cantidad de agua de cada río
empleada en la industria bananera:
150Para ver denuncios sobre inundaciones de terrenos, véase: AGN, República, FM-Baldíos, tomo 52, folios 213, 218, 384; tomo 59, folios 83,143-145,330,351. 151AGN, República, FM-Baldíos, tomo 59, folios 93-95. 152Ver, AGN, República, MF – Baldíos T. 61, f. 59 – 63. 153AGN, Sección República, FM-Baldíos, T. 59, Folios 71 – 77.
66
Cuadro 1: Gastos de los ríos de la Zona Bananera, 1924154.
RÍO CAUDAL LITROS POR SEG.
AGUAS UTILIZADAS
LITROS POR SEG.
No. CANALES
PLANTACIONES BENEFICIADAS
Fundación
9.000
2.000
2
De las aguas del río se beneficiaron: la finca denominada Corralito, propiedad de la UFC, toda la región comprendida entre Fundación y Maraquillo y la región de Santa Ana, en donde existían varias plantaciones de la compañía estadounidense.
Aracataca
6.000
3.500
3
Las aguas fueron aprovechadas en la margen izquierda por las fincas Ojo de Agua, Macaraquillo y Cacao y, en la derecha propiedades de la familia Dávila.
Tucurinca
6.000
4.000
2
La UFC tomó las aguas para dos canales que beneficiaron únicamente los terrenos que la compañía poseía en aquella región.
Sevilla
3.500
Usadas en su totalidad
4
Las aguas eran apropiadas en su totalidad por las acequias Marconia, Gabulla y Macondo. Las dos primeras regaron exclusivamente terrenos de la UFC y, con aguas de la Marconia se regaron terrenos de la región de Orihueca, cuyas aguas daba la compañía en arrendamiento a particulares. La acequia Macondo regó las fincas: Macondo, Paulina (propiedad de la UFC) y fincas de Pedro Dávila.
Quebrada Orihueca
1.000
Usadas en su
totalidad
2
Las aguas fueron usadas para regar las fincas de propiedad de la familia Noguera, la finca Dalia Estér de la UFC, y una finca de la familia Guerrero.
154El cuadro lo realicé a partir de la información consignada en un informe dirigido al Ministerio de Industrias, en: AGN, Sección República, FM-Baldíos, T. 59, Folios 71 – 77.
67
Riofrío
4.000
Usadas en su totalidad
4
El agua del río Riofrío, se dividió en 4 acequias que beneficiaron a: de la acequia Elías se regaban los terrenos de Juan Robles Samper, Clemente Papai y la UFC. Del canal Colonia se beneficiaban las fincas de la UFC y de las familias Campo Serrano y Salcedo Ramón. De la acequia el Tablazo, se regaban propiedades de la compañía norteamericana. Y del canal Goenaga, se empleaban en el riego de las fincas Manantial, Loba, Naranjos, Enano, Manglares, Tablazo, Sevillano, Ollita, Caritas.
TOTALES 29.500 11.500 16
De acuerdo con el cuadro 1, las aguas de los ríos de mayores caudales fueron las menos
demandas para el cultivo de banano, contrario con las aguas de los ríos de menor caudal. Es
decir, los ríos Fundación, Aracataca y Tucurinca lo cuales tenían los mayores caudales
disponibles (9.000, 6.000 y 6.000 litros por segundo, respectivamente) fueron los de menor
demanda hídrica para las plantaciones de banano. Paradójicamente, los cultivadores de banano
demandaron mayores cantidades de agua de los ríos de menor caudal (Riofrío, Sevilla y
Orihueca), empleando la totalidad de los caudales y, de esta manera, generando una escasez de
agua en estos sectores. Es probable que se empleara el agua de estos tres ríos debido a que se
encontraban a menor distancia del puerto de Santa Marta, lugar donde se embarcaban los
bananos para ser exportados a los mercados extranjeros. Así, se generó una escasez del recurso
hídrico en una zona caracterizada por la abundancia de sus aguas.
Cabe recordar que la región está conformada por dos sistemas de hoyas que constituyen los
ríos: Pararé, Córdoba, Manzanares, Gaira, Riofrío, Orihueca, Sevilla, Tucurinca, Aracataca y
Fundación. Estos ríos nacen en la Sierra Nevada de Santa Marta y los cuatro primeros desaguan
en mar abierto, mientras que los otros desembocan en la Ciénaga Grande, después de prestar
una abundante irrigación a los cultivos de la región. Los cuerpos hídricos de la región fueron
empleados como sistema de riego para los cultivos del banano y sus aguas estuvieron
68
restringidas a la industria de la fruta. La escasez o abundancia del agua en la zona fue una
cuestión de distribución y acceso, más que una falta o abundancia del recurso mismo.
La disminución de los caudales, producto de la captación de aguas para riego de estos ríos pudo
tener efectos negativos sobre la Ciénaga Grande. Ésta es un complejo de cuerpos de agua
interconectados entre sí, en donde se encuentra el continente con el océano, que permite el
intercambio de flujos de agua salada y dulce, creando un ambiente acuático particular que se
caracteriza por el crecimiento de algunas especies vegetales que soportan aguas salinas y una
inusitada abundancia de recursos pesqueros155. La reducción del flujo de agua dulce
proveniente de los ríos que nacen en la Sierra Nevada de Santa Marta y desembocan en la
Ciénaga, causa un aumento en la salinidad de los cuerpos de agua y los suelos que la
conforman. Con el tiempo, este incremento se traduce en la mortandad de varios organismos
acuáticos que no toleran altos niveles de salinidad156.
El monocultivo de banano no modificó únicamente la cantidad, sino la calidad de agua de los
cuerpos hídricos. Los fertilizantes empleados en el cultivo de la fruta contaminaron el agua
alterando su calidad. En los documentos de la Correspondencia de Baldíos no encontré
referencias sobre contaminación de aguas, por lo cual no puedo afirmar que se hubiese
utilizado fertilizantes en la zona bananera del país. Sin embargo, el investigador William
Fawcett, quien describe las acciones de la UFC en Centro América y la cuenca del Caribe, sugiere
el uso de fertilizantes químicos en la obtención de mayores rendimientos para la producción del
banano157. En caso de que los fertilizantes hubiesen sido empleados en la industria bananera
colombiana, las aguas de los cuerpos hídricos de la zona hubiesen sido enriquecidas con
nutrientes, causando un crecimiento inusitado de flora acuática, que ocasionaría trastornos en
el equilibrio biológico158.
155Juan Manuel Díaz et al., Deltas y estuarios, 130 – 135. 156Juan Manuel Díaz et al., Deltas y estuarios, 133. 157William Fawcett, The Banana Its Cultivation, Distribution & Commercial Uses (Londres: Duckworth and Co., 1918), 60 – 82. 158Bernal y Betancur, “Sedimentología de lagunas costeras”, 57-59.
69
En esta misma línea, durante las primeras décadas del siglo XX, la UFC desarrolló campañas de
salud frente a las enfermedades transmitidas por mosquitos, especialmente, la malaria o
paludismo. Las medidas sanitarias que se adoptaron en la lucha antipalúdica para prevenir el
aumento de los casos de malaria fueron: drenar – o en caso de no ser imposible, rellenar –
adecuadamente los pantanos para eliminar los criaderos de mosquitos. Por ejemplo, Rafael
García, médico en la zona bananera, anotó:
“En la población de Aracataca se efectuó, en asocio de la Compañía Frutera, el dragado
de una laguna permanente, que tenía una extensión aproximada de cinco hectáreas. El
desagüe de esa laguna creó un canal de unos 12 kilómetros de extensión y permitió que
las aguas de esa laguna cayeran a una acequia de riego de las inmediaciones. Después de
esto el porcentaje de morbilidad y mortalidad palúdica descendió en forma notoria”159.
Cuando no era posible drenar los cuerpos hídricos se efectuaron rellenos de los mismos. Los
rellenos de los cuerpos hídricos se realizaban básicamente con dos sustancias: petróleo y
acetoarsenito de cobre, comúnmente denominado Verde París (ver imagen 13)160. Al derramar
petróleo sobre el agua, se presenta una disminución del oxígeno disuelto en los cuerpos
hídricos, debido a que se impide la entrada de luz al medio, lo que inhibe el crecimiento de
ciertas especies. Los derrames no sólo impactan las aguas superficiales, también pueden
contaminar las aguas subterráneas o incluso pueden ser transportadas por escorrentía a otros
cuerpos hídricos, extendiendo aún más el daño. Igualmente, el petróleo puede ser absorbido
por los suelos, su filtración altera las características químicas de los suelos, afectando los
nutrientes que se encuentran en éstos161.
El uso de acetoarsenito de cobre tiene efectos sobre la salud humana. Según el departamento
de salud y servicios de New Jersey, el contacto con la piel puede causar irritación, picazón y
salpullido. Por otro lado, el contacto con los ojos puede causar quemaduras e irritaciones. A
159Rafael García. “Higiene, Saneamiento y Asistencia Social en la Zona Bananera del Magdalena. Centro Mixto de Salud” (Bogotá: Lumen, 1940), 66. 160García Rafael, “Higiene, Saneamiento y Asistencia”, 68 – 69. 161Johana Velásquez, “Contaminación de suelos y cuerpos de agua por hidrocarburos en Colombia Fitorremediación como estrategia biotecnológica de recuperación” (Especialización en Biotecnología Agraria, Universidad Abierta y a Distancia, 2016), 15 – 17.
70
largo plazo, éste puede ser cancerígeno para las personas. Asimismo, éste es identificado como
una sustancia tóxica para la reproducción humana. También, es posible que una exposición alta
o repetida cause daño a los nervios, debilidad y poca coordinación en brazos y piernas162.
Aunque el informe del médico Rafael García no menciona las cantidades de las sustancias
empleadas, sí indica la frecuencia de su uso: la petrolización debía hacerse cada 15 días y para el
acetoarsenito de cobre cada semana. El uso de estos larvicidas contaminó el agua, el suelo y el
aire. Es factible que estas sustancias causan una escasez de la disponibilidad de agua para el
consumo humano y representaron un riesgo para la salud de los pobladores asentados en la
región.
Imagen 13: Trabajos antipalúdicos, uso de París Verde en cuerpos de agua163
C. Poder y resistencias: prácticas de inclusión y exclusión
El 20 de febrero de 1924, el ministro de industrias, Diógenes Reyes, al mando del presidente,
Pedro Nel Ospina, creó una reserva y dictó unas disposiciones sobre baldíos, bosques nacionales
162“Hoja informativa sobre sustancias peligrosas”, Departamento de Salud y Servicios New Jersey., consultada 29 octubre, 2017, http://www.nj.gov/health/eoh/rtkweb/documents/fs/0529sp.pdf. 163United Fruit Company, “Annual Report, Medical Department – UFC” (Boston, UFC, 1929), 112.
71
y aguas de uso público en el departamento del Magdalena. Las disposiciones se plasmaron en el
decreto 338 de 1924, el cual tenía como objetivo realizar una investigación estadística sobre los
terrenos baldíos adjudicados o sin adjudicar, a fin de ampliar la frontera de colonización a través
de la agricultura, la ganadería y la explotación de frutos naturales164. Para la ejecución del
decreto se creó la Comisión Especial de Baldíos del Magdalena, como una dependencia del
Ministerio de Industrias en la región165. Para finales de febrero de 1931, la Comisión dejó de
funcionar producto de las denuncias sobre las irregularidades que funcionario de esta entidad
cometieron en la región166.
Parece ser que el decreto 338 de 1924 fue promulgado por las continuas denuncias que hizo el
gobernador Joaquín Campo Serrano, sobre los abusos que cometía la UFC en la región167. Los
esfuerzos de la gobernación para detener los desmontes de baldíos, la apropiación y despojo de
terrenos y aguas, fueron apoyados por el alcalde de Aracataca, Luis Manjarrés Delgado. Para
junio de 1924, el alcalde redujo a prisión a un alto empleado de la UFC, el señor Mr. Pearson,
por haber infringido las órdenes sobre la suspensión de trabajo de tumbas, cercas y
construcciones de canales en aquel Distrito168. Pese a las iniciativas de denuncia contra la
compañía estadounidense por parte de miembros de las instituciones gubernamentales locales,
el gobernador Campo Serrano renunció a su cargo como gobernador169.
En las fuentes consultadas no se hacen explícitos los motivos por los cuales el gobernador
renunció. Ante la renuncia, el ministro de industrias, Diógenes Reyes, declaró que el gobernador
se había excedido en las órdenes dadas por el gobierno, adoptando procedimientos violentos
164Ver texto completo del decreto en: SUIN Juriscol. “Congreso Nacional, Colombia. Decreto 338 de 1924”, consultada 3 septiembre, 2017. http://www.suin-juriscol.gov.co/viewDocument.asp?id=1077219) Y AGN, República, MF - Baldíos, T. 52, f. 72, 237-238). 165Ver artículos 5, 11- 20 del Decreto 338 de 1924. 166Sobre casos de corrupción de los funcionarios de la Comisión de Baldíos del Magdalena ver: AGN, República, MF - Baldíos, T. 60, f. 51-54, 57-59, 63, 71-72, 242-243; T. 61, f. 92-94, 146-150. 167Ver, AGN, República, MF - Baldíos, T. 61, f. 310 168AGN, República, MF - Baldíos, T. 59, f. 351; T. 61, f. 310. 169La gobernación y las alcaldías municipales fueron partícipes dentro de las disputas por los recursos (tierra y agua) en la región. A pesar de que todas estas instituciones representaban el Estado, cada una tomó diferentes decisiones sobre un mismo problema, lo que produjo pugnas entre éstas. Sobre disputas interinstitucionales ver, AGN, República, MF - Baldíos, T. 60, f. 92, 104, 140; T. 61, f. 132-137.
72
contra la compañía, lo cual había perjudicado los intereses de la Nación170. Pese a las
declaraciones, el diario La Pluma apuntó en el editorial de fecha 14 de julio de 1925 que, las
calumnias hacia el gobernador eran una estrategia de algunos funcionarios estatales para
acaparar tierras en la zona reservada por el decreto ejecutivo171.
Para septiembre de 1924, el mismo año en el que se proclamó el decreto 338, el ministro de
industrias, visitó la zona bananera. La visita tuvo como resultado la firma del pacto Doswell-
Reyes, un contrato entre la empresa UFC y el gobierno nacional. El convenio estipuló que la
compañía suspendería los desmontes, talas de bosques y siembras que realizaba en los terrenos
baldíos, especialmente, en los terrenos denominados Cañabobal, Orihueca y Santísima Trinidad
de Aracataca. A pesar de que se prohibían los desmontes y siembras, el gobierno le permitió a la
compañía continuar con éstos en las tierras llamadas Santa Ana (municipio de Aracataca), con la
condición de no extenderse a una porción mayor de 4.500 hectáreas172. No obstante, este
apartado no fue divulgado y, tampoco de conocimiento público173. Las razones por las cuales no
se divulgó no las pude establecer. No obstante, es posible suponer que este apartado no fue de
conocimiento público porque respondía a intereses económicos que beneficiaban tanto a la
compañía estadounidense, como a miembros de las instituciones gubernamentales locales y
nacionales.
En enero de 1925, Nicolás Dávila, miembro de una de las familias más poderosas de la región, se
posesionó como gobernador del Magdalena. Como mencioné en el capítulo 1, la familia Dávila
(Manuel Dávila Pumarejo) consolidó la empresa Santa Marta Fruit Company, la cual tuvo
estrechas relaciones con la Colombia Land y la UFC. Aparentemente, Dávila era amigo íntimo del
170AGN, República, MF - Baldíos, T. 61, f. 309. 171AGN, República, MF - Baldíos, T. 61, f. 310. 172Ver texto completo del pacto Doswell-Reyes en: AGN, República, MF - Baldíos, T. 59, f. 333-335. 173Al respecto, el diario El País afirmó: “esta era la parte reservada del pacto que no se podía conocer, y no se podía conocer porque era una verdadera parte, la parte que contenía el busilis de la fábula, porque en ella estaba el amargo de la píldora, el ruido apagado de las alas que habla Mr. Dowsell confirmado por el gobernador en el siguiente telegrama: “Oficial No. 1250 – Gobernación – Santa Marta, octubre 9, 1924 – alcalde Aracataca. Conforme pacto celebrado con Ministerio Industrias, Gobierno se ve obligado a permitir continuar desmontes y siembras en terrenos denominados Santa Ana. Contestó telegrama de hoy. José M. Núñez Roca” (En: AGN, República, MF - Baldíos, T. 59, f. 157).
73
ministro Diógenes Reyes174. El ministro estaba interesado en adquirir terrenos aptos para el
cultivo de banano en la región y hacer parte de lo que los diarios locales denominaron la “rosca
de Tucurinca”, un grupo de altos mandatarios del Estado, interesados en el acaparamiento y
explotación de tierras aptas para el monocultivo de banano175. Los altos miembros de las
instituciones tenían conocimiento sobre el valor económico que representaban las tierras de la
región. Ellos reconocían que las tierras de la ya consolidada zona bananera del departamento
del Magdalena era una fuente ingreso económico que no debía dejarse al dominio de otros. En
el apartado “considerando” el decreto 338 de 1924, promulgado por el ministro, se estableció:
“por razones de utilidad que por razones de utilidad, conveniencia y seguridad públicas la
Nación no debe desprenderse del dominio de los baldíos situados en la Zona Bananera del
departamento del Magdalena, en donde el alto precio de las tierras aplicables a la referida
industria y a la prosperidad de ésta aconsejan retenerlas para hacer de ellas una fuente de
riqueza del Estado”176.
Aunque en las fuentes consultadas no encontré compras efectuadas por el ministro Diógenes
Reyes, las denuncia realizadas por la prensa me permiten comprender la capacidad de la clase
política del Magdalena de influir en la política nacional. Asimismo, puedo suponer que los
motivos por los cuales el apartado del pacto Doswell-Reyes, mediante el cual se autorizó a la
compañía de realizar siembras y desmontes en Santa Ana, no fue de conocimiento público,
respondió a intereses pactados entre la compañía estadounidense y “rosca de Tucurinca”, para
el cultivo y exportación de la fruta. A través de esta autorización se empleaban las mejores
tierras de la zona de Tucurinca para ser destinadas al monocultivo de banano por parte de la
UFC y miembros de las entidades gubernamentales tanto nacionales como locales.
174Diógenes Reyes fue nombrado ministro el 2 de enero de 1924. Seguidamente, en junio de 1925, Carlos Bravo tomó el puesto como Ministro de Industrias. (Ver: “Ministros bajo la presidencia del General Pedro Nel Ospina”, Banco de la República. Biblioteca virtual Luis Ángel Arango, consultada 4 septiembre, 2017, http://www.banrepcultural.org/node/28056) 175AGN, República, MF - Baldíos, T. 61, f. 310; T. 66, f. 42. 176SUIN Juriscol. “Congreso Nacional, Colombia. Decreto 338 de 1924”, consultada 3 septiembre, 2017. http://www.suin-juriscol.gov.co/viewDocument.asp?id=1077219) Y AGN, República, MF - Baldíos, T. 52, f. 72, 237-238
74
De esta manera, puedo afirmar que detrás del decreto 338 de 1924 y el pacto Doswell-Reyes,
existían intereses por la explotación de terrenos para la producción de banano a manos de la
clase política que, representaba los intereses de la clase terrateniente de la región. El Estado y
sus funcionarios promovieron y participaron de la industria de la fruta, transformando esta zona
del departamento en una zona exclusiva para el monocultivo de banano177. La expedición del
decreto 338 y el pacto Doswell-Reyes fueron los mecanismos mediante los cuales el Estado
argumentó el modelo paisajístico de zona bananera, justificando las profundas
transformaciones ambientales y sociales producidas por el monocultivo de guineo en la región.
No obstante, el negocio alrededor de la apropiación de tierras de la clase política empezó a
tener problemas cuando Diógenes Reyes dejó su cargo y fue sustituido por Carlos Bravo, quien
fue nombrado ministro de industrias, el 8 de junio de 1925. En cabeza de Bravo, el Ministerio
envió a un investigador secreto a la zona bananera, con el objetivo de indagar sobre los
desmontes en la zona reservada por el decreto 338 de 1924. El investigador corroboró las
acusaciones sobre apropiación de tierras a manos altos funcionarios estatales, especialmente,
de la Comisión de Baldíos del Magdalena178.
Los conflictos alrededor de la apropiación de tierras iban más allá de las acusaciones a altos
funcionarios de la Comisión de Baldíos. La alianza entre la clase política y la empresa
estadounidense se vio fragmentada por conflictos alrededor del agua. Dentro de los terrenos
apropiados por altos funcionarios de las entidades gubernamentales, existían lotes ocupado con
fincas de arrendatarios de la empresa norteamericana. Entre febrero y abril de 1925, los
arrendatarios de la compañía perdieron varias siembras de banano por deficiencias del
177No se puede homogenizar el papel de todos los funcionarios estatales en esta afirmación, existieron diferentes posiciones alrededor de los conflictos por tierra y agua en la región. Algunos denunciaron los actos de corrupción que cometieron los altos funcionarios de la Comisión de Baldíos, relacionados con desmontes en la zona reservada establecida por el decreto 338 de 1924. Ver, AGN, República, MF - Baldíos, T. 60, f. 53 – 54; T. 61, f. 247-249, 253-254, 256-259, 263-265, 268, 274-275, 278. 178Entre los altos funcionarios estatales denunciados por corrupción se encuentran: Rafael Abello Salcedo, jefe abogado de la Comisión, Valerio Convers, ingeniero de esta entidad y el señor Esparragoza, secretario de la misma. Ver, AGN, República, MF - Baldíos, T. 60, f. 60-66, 71-72.
75
regadío179. Tal parece que al iniciar los desmontes en los terrenos apropiados por la clase
política se generaron conflictos por el acceso al recurso hídrico. Las pugnas alrededor del acceso
por el agua desembocaron en una ruptura de las alianzas establecidas entre algunos miembros
de la clase política de la región y la compañía norteamericana. En este sentido, afirmo que la
clase política que, reflejaba los intereses de la clase terrateniente de la región, estableció
acuerdos o alianzas con la compañía siempre y cuando éstos los beneficiara.
Como mencioné en el capítulo 1, la empresa estadounidense forzó a través de despojos de
tierras a campesinos y colonos a convertirse en arrendatarios para obligarles a vender su fuerza
de trabajo. En 1931, un informe sobre las actuaciones de la extinguida Comisión de Baldíos,
acusó a varios funcionarios de facilitar la acumulación de terrenos mediante los contratos de
arrendamiento. Las acusaciones evidenciaban que la instalación de colonos en carácter de
arrendatarios no era una táctica exclusiva del sector empresarial, el Estado promovió las
solicitudes de contrato de arrendamiento excluyendo a los sectores con menos capacidades
económicas (campesinos pobres y colonos) del acceso y disfrute de los principales recursos para
la producción agrícola: tierra, agua y trabajo180.
El establecimiento de contratos de arrendamiento reconocía explícitamente los derechos al
arrendador de la tierra. Los tribunales aceptaban los contratos como prueba de posesión
legítima, éstos se presentaron como pruebas para reforzar títulos discutibles181. Pese a que el
informe de 1931, estableció que el cambio jurídico de colono a arrendatario dentro de terrenos
reconocidos como de propiedad nacional, era una táctica buena y prudente, éste no reconocía
el costo adicional que implicó el cambio. Dentro de los documentos consultados no encontré
descripciones y cifras sobre el pago que debían hacer los colonos al Estado. Sin embargo, la ley
119 de 1919 ordenaba: “en toda explotación de bosques nacionales el Gobierno adoptará como
179AGN, República, MF - Baldíos, T. 60, f. 71-72. 180AGN, República, MF - Baldíos, T. 60, f. 198-204. 181Ver, AGN, República, MF – Baldíos T. 61, f. 146 – 150. Y, Catherine LeGrand, “De las tierras públicas a las propiedades privadas: acaparamiento de tierras y conflictos agrarios en Colombia. 1870 - 1936”, Lecturas de Economía, no. 13 (1984): 30.
76
canon de arrendamiento un porcentaje del producto bruto de dicha explotación, que no sea
menor de 3%”182. En este sentido, el cambio jurídico de los colonos benefició a las arcas del
Estado en detrimento de los colonos.
A pesar de las coaliciones que forjó la UFC con los otros actores de la región (funcionarios
gubernamentales, empresarios nacionales y grupos de colonos), colonos, campesinos,
trabajadores asalariados del ferrocarril y el muelle y las élites regionales, tuvieron la capacidad
de defenderse y negociar frente a la compañía estadounidense. Las luchas empleadas por los
diferentes sectores de la población respondían a diversas demandas según sus intereses. Los
campesinos y colonos agrupaban sus demandas alrededor del problema de la tierra, la
nacionalización de los canales de riego y a la abolición de los almacenes de la compañía. Los
trabajadores asalariados buscaban mejorar sus condiciones de trabajo a través del aumento de
los salarios, de la sanción de leyes laborales y de facilidades de salud y vivienda. Y, finalmente,
algunos de los empresarios nacionales buscaban independencia de la compañía norteamericana
para exportar la fruta a mercados internacionales.
Según LeGrand, las primeras protestas dirigidas contra la UFC fueron realizadas por pequeños
núcleos de colonos, lo cuales se resistían a ser desalojados de las plantaciones183. Las familias de
campesinos y colonos amenazadas de ser despojadas, dirigieron peticiones al Ministerio de
Industrias en Bogotá, describiendo su situación y reclamando protección184. Los denuncios de
colonos que revisé, evidencian un conocimiento y uso de la legislación colombiana para
defender sus intereses. Probablemente, estos denuncios eran realizados por terceros
contratados para impedir el despojo de los colonos y el reconocimiento de las mejoras
realizadas en terrenos baldíos. La apelación de los colonos a la legislación en defensa propia,
182Biblioteca Virtual del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible”, Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible., consultada 7 septiembre, 2017, biblovirtual.minambiente.gov.co:3000/DOCS/.../1919/Leyes/LY01191919.pdf 183Catherine LeGrand “Campesinos y asalariados en la Zona Bananera de Santa Marta 1990 – 1935”, Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura. 11 (1983), 242 184Sobre denuncios ver, AGN, República, MF - Baldíos, T. 52, f. 20, 661; T. 59, f. 51, 275-279; T. 60, f. 227-228; T. 61, f. 189-191; T. 64, f. 572-573; T. 65, f. 457.
77
evidencia la afirmación de LeGrand, la cual manifiesta que la aprobación de las reformas
legislativas de 1870 y 1880 tuvieron un efecto profundo en la forma como los colonos
percibieron su propia situación.
Asimismo, los colonos rechazaban los desalojos decretados por los funcionarios públicos de la
Comisión y se empeñaron a defenderse a través reclamaciones de propiedad de la tierra en
juicios ante los tribunales de justicia o actos violentos contra funcionarios del Estado185. Los
campesinos y colonos no denunciaron únicamente los atropellos a los cuales eran sometidos
por la UFC, este sector de la población dirigió varios telegramas al Ministerio de Industrias en
Bogotá, denunciando los sobornos y apoyos hacia la compañía estadounidense por parte de
altos funcionarios de las alcaldías municipales186.
Según LeGrand, la resistencia de los colonos comenzó a tomar una forma organizada por la
presión a la que fueron sometidos para dejar sus tierras y, en parte, por las nuevas corrientes
políticas y sociales existentes en el país. Hacia mediados de la década del 20, los trabajadores
asalariados y la población rural de la zona de influencia de la UFC se unificaron y organizaron,
bajo la influencia del Partido Socialista Revolucionario (PSR)187. En 1925, se creó la Unión
Sindical de Trabajadores del Magdalena (USTM), la cual congregaba campesinos y colonos,
proletariado rural y asalariados del ferrocarril y el puerto. Aunque la Unión Sindical apoyó las
peticiones de colonos despojados, sus esfuerzos estuvieron encaminados a organizar una huelga
en contra de la compañía estadounidense188. Como mencioné en el capítulo 1, las huelgas eran
organizadas estratégicamente los últimos meses del año, periodo que correspondía a la
temporada cosecha de banano. Interrumpir los trabajos en esta época implicaba que la fruta se
185Sobre conflictos y mecanismo de defensa ante despojos de tierra de funcionarios de la Comisión y colonos ver, AGN, República, MF - Baldíos, T. 59, f. 47 – 48; T. 60, f. 213 – 215; T. 61, f. 234, 257; T. 64, f. 572-573. 186AGN, República, MF - Baldíos, T. 52, f. 661. 187Catherine LeGrand “Campesinos y asalariados en la Zona Bananera de Santa Marta 1990 – 1935”, Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura. 11 (1983), 243. 188Judith White, Historia de una ignominia (Bogotá: Presencia Ltda, 1978), 82.
78
podía pudrir fácilmente y, por tanto, se dificultaba la exportación de los bananos a los mercados
extranjeros, lo cual perjudicaba enormemente las finanzas de la empresa estadounidense189.
El 12 de noviembre de 1928, estalló una huelga en el departamento del Magdalena. Varios
trabajadores de las plantaciones se negaron a cortar los bananos producidos por la UFC y por
productores nacionales bajo contrato con la compañía190. Los trabajadores, representados por
la Unión Sindical, presentaron un pliego de peticiones en el cual consignaban las demandas de
los trabajadores de las plantaciones: aumentos salariales, mejor atención médica, viviendas
dignas, entre otras. El pliego presentado a la compañía no mencionaba los problemas alrededor
de los despojos de tierras y restricción del uso de aguas para riego. A excepción de la abolición
de los comisariatos o almacenes de la compañía, ninguna de las demandas favorecía
directamente a los campesinos y colonos de la región. Sin embargo, el pliego estaba firmado por
varias organizaciones de colonos y campesinos quienes apoyaron los movimientos huelguistas
en contra de la UFC191. A pesar de los esfuerzos por los trabajadores, no se logró un acuerdo
colectivo con la compañía estadounidense. La huelga terminó con el 5 de diciembre, con una
masacre de los huelguistas por parte de los soldados colombianos.
La abolición de los comisariatos o almacenes de la compañía era una petición que favorecía a los
colonos y campesinos. Al tiempo que los cultivos de banano fueron ganando peso en la región,
en muchos casos sustituyeron paulatinamente a los cultivos para el consumo local como: yuca,
maíz y pastos artificiales para cría de ganado destinado a suplir la oferta de carne de la región.
Pese a que existió una sustitución de cultivos, varios colonos continuaron cultivando alimentos
para el consumo local192. No obstante, es probable que sus ingresos por la venta de dichas
mercancías disminuyeran en la medida en que la UFC se instaló en el departamento. Para el
pago de los empleados, la compañía utilizó vales que sólo podían ser intercambiados por
mercancías en los comisariatos o almacenes de la empresa (ver imagen 14). Estas tiendas eran 189En: Arango. “Sobrevivientes de las” …, 52. 190Sobre la huelga ver, Mauricio Archila et al. Bananeras, Huelga y Masacre (Bogotá, Universidad Nacional, 2009) 191Para ver pliego de peticiones ver: White, Historia de una ignominia…, 124 – 126. 192Ver: AGN, República, MF - Baldíos, T. 51, f. 1,2,3,9,10,12-15; T. 52, f. 2,3,20; T. 59, f. 258-260, 275-279; T. 61, f. 189-191, 280-282, 286-291
79
abastecidas por los barcos de la UFC que traían mercancía y la vendían en sus almacenes por
debajo del precio comercial193.
Según la investigadora Judith White, la importación de mercancías a través de los comisariatos o
almacenes modificó la dieta y los patrones alimenticios de la población local: “el maíz y la yuca
que antes eran un alimento suplementario local, fueron sustituidos por la harina de trigo y los
enlatados importados”194. Sin embargo, los documentos del fondo de Correspondencia de
Baldíos muestran que los colonos y campesinos en la década del 20, cultivaban productos como
el maíz y yuca195. En este sentido, si bien pudo haber un cambio en la dieta de algunos
pobladores, producto de la venta a menor precio de varias mercancías, no implicó una
modificación absoluta del régimen alimenticio. A pesar de la oferta del mercado y de
fenómenos como el despojo y desplazamiento forzado, los colonos y campesinos continuaron
sembrando cultivos propios de la región, promoviendo usos y prácticas alimenticias propias de
su identidad cultural.
Imagen 14: Bodega y almacén o comisariatos de la UFC en Ciénaga196
193Marcelo Bucheli, Después de la hojarasca. United Fruit Company en Colombia, 1899 – 2000 (Colombia: Uniandes, 2013), pp. 134 – 135. 194Judith White, Historia de una ignominia (Bogotá: Presencia Ltda, 1978), 43 195Ver, AGN, República, MF - Baldíos, T. 51, f. 1,2,3,9,10,12-15; T. 52, f. 2,3,20; T. 59, f. 258-260, 275-279; T. 61, f. 189-191, 280-282, 286-291 196Colección fotográfica United Fruit Company caja 30, No. 643. Fotografía del 14 de marzo de 1929. Baker Library
Historical Collections, Harvard Business School, consultada 25 abril, 2017,
https://www.library.hbs.edu/hc/pc/large/united-fruit.html.
80
El banano para exportación tampoco se incorporó plenamente en la dieta de las personas de la
zona de influencia de la UFC. Según Álvaro Girón, empleado de la empresa norteamericana, la
fruta que no era seleccionada o no cabía en los barcos no se les daba a las personas porque
éstas casi no la comían. Ese banano se denominaba popularmente cayeye y cuando se quería
insultar a alguien, se le decía que era un come cayeye197.
La venta de mercancías por debajo de los precios comerciales generó disputas entre la UFC y los
comerciantes locales. La compañía norteamericana se convirtió en un competidor directo del
comercio, lo que conllevó a que este gremio apoyara la huelga de 1928. Su apoyo consistió en
suministrar dineros y víveres a los huelguistas para mantener en pie la huelga, a cambio se
incorporó en el pliego de peticiones presentado por los trabajadores a la UFC, la suspensión de
los comisariatos dentro del perímetro de la zona bananera198.
Además de la cesación de los comisariatos, los trabajadores exigieron la construcción de
hospitales y la indemnización por accidentes de trabajo. También exigieron la posibilidad de
tener acceso a instalaciones de vivienda adecuadas, porque según ellos, las condiciones de vida
en las plantaciones eran insalubres y miserables. Según White, los trabajadores que no tenían
vivienda propia y permanecían en la zona o habían traído a sus familias se les asignaba una
pequeña habitación en un campamento, de 25 metros cuadrados, sin las condiciones higiénicas
adecuadas199 (ver imagen 15).
197Testimonio Álvaro Girón (En: Arango. “Sobrevivientes de las” …, 43). 198Para apoyo de comerciantes a la huelga ver: Arango. “Sobrevivientes de las” …, 55. Y, para ver pliego de peticiones ver: White, Historia de una ignominia…, 124 – 126. 199White, Historia de una ignominia…, 51.
81
Imagen 15: Campamento de trabajo en las plantaciones de banano del Magdalena200
En contraste, la UFC construyó en varios poblados de la zona, viviendas exclusivas para los
trabajadores de primera clase (ver imágenes 16 y 17). Como se mencionan en los reportes
médicos anuales de la compañía, los trabajadores eran divididos en tres categorías de acuerdo a
su procedencia y actividad e ingreso económico: empleados de primera y segunda clase y no
empleados. Los primeros, eran trabajadores blancos, en su mayoría extranjeros que
desempeñaban labores administrativas. Leandro Meriño, trabajador de la empresa, describió las
viviendas para trabajadores de primera clase:
“Los campamentos que la compañía construyó para los altos empleados extranjeros y nacionales eran verdaderas fincas de recreo, rodeadas de malla como una fortaleza militar. El más importante estaba situado en las afueras de Sevilla y era conocido con el nombre del Prado. Comprendía unas cincuenta viviendas, de un piso, construidas en material, pintadas de blanco y dotadas de servicios modernos” 201.
200Colección fotográfica United Fruit Company caja 30, No. 600. Fotografía del 10 de octubre de 1928. Baker Library
Historical Collections, Harvard Business School, consultada 25 abril, 2017,
https://www.library.hbs.edu/hc/pc/large/united-fruit.html. 201Gabriel, Fonnegra. “Las Bananeras un testimonio vivo”, (Bogotá, Printer Colombia Ltda, 1986), 55
82
Imágenes 16: Casa de Mr. Bradbury, trabajador de origen sueco de la UFC en Riofrío202.
Imagen 17: Área de recreación en un distrito agrícola en Colombia203
202Pedro Pedraza, República de Colombia, excursiones presidenciales. Apuntes de un diario de viaje (Norwood, EE. UU: The Plimpton Press, 1909, 31. 203United Fruit Company, “Annual Report, Medical Department – UFC” (Boston, UFC, 1929), 112.
83
Los diferentes tipos de vivienda que edificó la UFC en la región segregaron espacialmente a
trabajadores de primera, segunda clase y no trabajadores. Los trabajadores de segunda clase
fueron hacinados en sitios que no contaban con las condiciones propicias para vivir. En
contraste los de primera clase se establecieron en grandes complejos de vivienda que contaban
con todas las comodidades para desarrollar sus estilos y proyectos de vida. Estos dos espacios
diferenciados posibilitaron la construcción de límites físicos que eran empleados para
diferenciar a la población según su procedencia, ingreso y actividad económica. Esta
diferenciación facilitó las oportunidades para la construcción de proyectos vida a los
trabajadores con mayor ingreso económico, mientras que limitó las de los trabajadores de
menor ingreso204.
Por otro lado, los documentos del fondo de Correspondencia de Baldíos muestran que los
productores bananeros establecieron acuerdos con la compañía, siempre y cuando éstos los
beneficiara. Cuando no los favorecía, buscaron consolidar sistemas propios de producción y
comercialización de banano. Para 1931, momento en el que la exportación de bananos
disminuyó producto de la contracción de los mercados mundiales, Manuel Dávila Pumarejo,
representante de la Santa Marta Fruit Company y “aliado” de la UFC denunció los atropellos a
los que los industriales nacionales eran sometidos a manos de la empresa estadounidense. En
un documento dirigido al presidente de la República, demostró como la UFC se beneficiaba
mediante la explotación de los agricultores nacionales y, en contravía, del desarrollo de la
industria nacional205.
Los empresarios nacionales acusaron a la UFC de monopolizar la industria bananera a través del
acaparamiento de: tierras, agua y el único medio de transporte para sacar la fruta al puerto de
Santa Marta: el ferrocarril206. Como respuesta a estos hechos, se consolidaron varias iniciativas
204United Fruit Company, “Annual Report, Medical Department – UFC” (Boston, UFC, 1929), 112. 205AGN, República, MF – Baldíos T. 60, f. 230-233. 206Ver, AGN, República, MF – Baldíos T. 60, f. 105-106, 122, 126, 134, 210-212.
84
nacionales para competir contra la compañía estadounidense207. En 1930, Juan B. Calderón,
miembro del Concejo Municipal de Ciénaga y antiguo aliado para los desmontes de la UFC,
consolidó la Cooperativa Bananera de Colombia. Ésta pretendía formar una base independiente
de la UFC que posibilitara el desenvolvimiento de capitales distinto en una misma actividad, con
el objetivo de evitar un monopolio de la industria208.
La Cooperativa inició con el cultivo de 1.000 hectáreas ubicadas en la margen izquierda del río
Fundación. Su ubicación estuvo determinada por la cercanía a los ramales del ferrocarril y por el
acceso al agua del río. Los primeros embarques de banano fueron realizados a Inglaterra,
mediante un convenio con la compañía Robert Brinning de Liverpool. A inicios de 1931, la UFC
impuso un embargo sobre la fruta que llegó a Inglaterra, aduciendo que era de su propiedad.
Como respuesta a los señalamientos de la UFC, los miembros de la Cooperativa solicitaron la
intervención del Ministerio de Industrias. Al parecer la UFC inició una campaña para demeritar y
obstaculizar la producción bananera de la Cooperativa209. Como resultado de la campaña
iniciada por la empresa estadounidense, la casa comercial Robert Brinning canceló el contrato
celebrado con la Cooperativa Bananera Colombiana, lo que imposibilitó que ésta mantuviera sus
exportaciones. De esta manera, la UFC se mantuvo como la única compañía compradora de
fruta hasta 1930, momento en el que sus actividades disminuyeron producto de la Gran
Depresión y de una serie de huracanes que azotaron la Costa Atlántica.
De esta forma, puedo concluir que la forma de producción del monocultivo de banano incidió
de forma dominante en las esferas de la vida económica, social y política de los diferentes
sectores de la población que habitaban en la región. A partir de esta producción se transformó
abruptamente el paisaje generando conflictos por el acceso de los recursos productivos – tierra,
agua y fuerza de trabajo –. No obstante, colonos, campesinos, trabajadores asalariados del
ferrocarril y el muelle y empresarios nacionales construyeron diferentes mecanismos de
207Sobre otras iniciativas, ver: Marcelo Bucheli, Bananas and Business: The United Fruit Company in Colombia, 1899-2000 (Nueva York: New York University, 2005); The United Fruit Company in Colombia: Labor, Local Elite, and Multinational Enterprise, 1900-1970 (California: Stanford University, 2002) 208AGN, República, MF – Baldíos T. 60, f. 134. 209AGN, República, MF – Baldíos T. 60, f. 198-204.
85
resistencia en contra de los esfuerzos de control social ejercidos por la UFC, principal promotor
de la transformación de la región en zona bananera. Fueron las condiciones de los trabajadores
asalariados y de los empresarios nacionales, más que las transformaciones en el paisaje, las que
posibilitaron articular los intereses de estos sectores de la población y los llevaron a denunciar y
organizarse en contra de las acciones de la UFC. Aunque los denuncios iban dirigidos
principalmente hacia las pésimas condiciones laborales a las que estaban sometidos, éstas
también tenían que ver con la transformación del paisaje en el sentido que defendían el
mantenimiento de sistemas productivos tradicionales, que eran los que les podían asegurar su
subsistencia.
86
Conclusiones
Entre 1900 y 1930, la industria bananera fue el modelo económico, cultural y espacial mediante
el cual se transformó lo que hoy se denomina zona bananera del Magdalena. La transformación
de este paisaje se inscribió en relaciones de poder desiguales que implicaron prácticas de
exclusión sobre el acceso y uso de la tierra y el agua. La United Fruit Company (UFC) y los
sectores locales de mayores recursos económicos (empresarios y terratenientes nacionales)
excluyeron a los colonos y campesinos del goce de estos recursos.
La instauración de un modelo paisajístico basado en el monocultivo de banano favoreció la tala
de grandes extensiones de bosques. La deforestación provocó un cambio en el uso del suelo
que posiblemente alteró negativamente las condiciones físicas del mismo y de su entorno.
Durante los procesos de siembra y producción de quemas de residuos de la superficie forestal,
existió una pérdida del hábitat de algunas especies, lo que afectó negativamente la flora y fauna
de la región.
Asimismo, este modelo posibilitó que la compañía estadounidense y los empresarios nacionales
se apropiaron de grandes extensiones de tierra en el departamento. La apropiación de terrenos
estuvo acompañada de prácticas de despojo y desplazamiento forzado de los sectores más
empobrecidos de la región. A través de estas prácticas, numerosos campesinos y colonos
migrantes fueron transformados en trabajadores asalariados. Este cambio en la figura jurídica –
de colonos a arrendatarios – implicó un doble despojo, se les despojó de la tierra, entendida no
sólo como la porción de suelo, sino como un territorio socialmente construido, y de una parte
de su fuerza de trabajo. Asimismo, el monocultivo de banano se tradujo en una transición de la
agricultura de subsistencia basada en cultivos para el consumo local como: yuca, maíz y pastos
artificiales para cría de ganado destinado a suplir la oferta de carne de la región, a la producción
comercial de bananos para exportación a los mercados extranjeros. Es de suponer que los
cambios a los que la población se vio sometida, acarrearon un empobrecimiento económico,
rupturas en las formas de cohesión social y efectos psicológicos importantes a nivel individual.
87
Dado que el régimen de lluvias en la región se caracteriza por una temporada seca y una
húmeda y el banano requiere constantemente un nivel de agua regular: no seco, no abundante.
Los cuerpos hídricos que desembocan en la Ciénaga Grande fueron desviados y represados para
consolidar un sistema de riego basado en canales que posibilitara continuamente el transporte
de agua a las plantaciones. De esta manera, se adecuó el paisaje en función de la producción a
gran escala del banano. Las obras hidráulicas construidas por la UFC, empresarios nacionales y
el Estado causaron escasez de agua en ciertos lugares e inundaciones en otras, lo que impactó
negativamente los suelos, la vegetación, la fauna silvestre y la vida de los habitantes en la
región.
El acceso y disfrute del recurso hídrico entre los diferentes sectores poblacionales de la región
estuvo mediado por las dinámicas materiales impulsadas por los requerimientos de la industria
bananera. Paradójicamente, los cultivadores de banano demandaron agua de los cuerpos
hídricos de menor caudal (Riofrío, Sevilla y Orihueca) empleando la totalidad de éstos. Es
factible que se empleara la totalidad del caudal de estos tres ríos debido a que se encontraban a
menor distancia del puerto de Santa Marta, lugar donde se embarcaban los bananos para ser
exportados a los mercados extranjeros. Esta práctica generó una escasez hídrica en la región, la
cual había sido caracterizada a inicios del siglo XX, por la abundancia de sus aguas.
Del mismo modo que sucedió con el suelo y la tierra, los actores de mayores recursos
económicos excluyeron a los de menores del goce de este recurso. La UFC restringió el acceso y
uso del agua a colonos, campesinos y empresario nacionales. A estos sectores de la población se
les limitó la cantidad de agua empleada para sus actividades cotidianas a cambio de mantener el
contrato de compra de la fruta. Asimismo, la compañía norteamericana usó las obras hidráulicas
para inundar terrenos de colonos y campesinos con el objetivo de dañar sus cultivos y, de esta
manera, apropiarse de la tierra. Las diferentes prácticas alrededor del agua entre empresarios
internacionales y nacionales, campesino y colonos, evidencia que no todas las personas sufren
la escasez o abundancia de agua de la misma manera. En la zona de influencia de la compañía,
88
los procesos de escasez o abundancia de agua no respondieron únicamente a la cantidad de
agua presente en la región, sino al uso que se le dio a la misma. La cantidad de agua no fue el
único factor que transformó las fuentes hídricas de la región, la calidad del agua se vio alterada
producto de las campañas y de salud desplegadas por la compañía estadounidense y,
posiblemente, por el uso de fertilizantes para el aumento y aceleración de la producción de
banano.
Los conflictos por el acceso y uso de la tierra y el agua se incrementaron en la década del 20,
momento en el que la industria tuvo un auge en la producción intensiva de fruta para la
exportación. A pesar de las prácticas de exclusión ejercidas, principalmente, por la UFC, los
habitantes resistieron a los esfuerzos de control social de la industria bananera. Durante este
periodo colonos, campesinos, trabajadores asalariados del ferrocarril y el muelle y empresarios
nacionales consolidaron diversos mecanismos de resistencia en contra de los esfuerzos de
control social ejercidos por la UFC. Estos mecanismos adoptaron diferentes formas: primero, los
colonos y campesinos resistieron contra el desalojo y pérdida de sus tierras a través de los
constantes denuncios dirigidos al Ministerio de Industrias en Bogotá, en estos describían su
situación y reclamaban protección. Igualmente, varios de ellos continuaron cultivando
productos como yuca y maíz para el consumo local, lo que implicó una doble resistencia: por un
lado, la homogenización del paisaje bajo el cultivo de banano y, por otro, el mantenimiento de
las prácticas alimenticias propias de la región. Asimismo, colonos, campesinos y trabajadores
asalariados constituyeron sindicatos y organizaron diferentes huelgas exigiendo mejores
condiciones de trabajo. Finalmente, los empresarios nacionales establecieron acuerdos con la
compañía, siempre y cuando éstos los beneficiara. Cuando no los favorecía, buscaron consolidar
sistemas propios de producción y comercialización de banano.
En este sentido, la zona de influencia de la compañía no puede ser analizada como un enclave
donde se desarrollan formas enquistada y con vida propia al margen del contexto nacional. A
pesar del poderío que la compañía estadounidense consolidó en la zona, los colonos,
campesinos, trabajadores asalariados y empresarios nacionales desplegaron prácticas en busca
89
de sus intereses que, en varias ocasiones, iban en contravía de los intereses de la compañía
norteamericana. Los diferentes grupos sociales de la zona escogieron estratégicamente a qué
autoridades estatales acudir para lograr materializar sus intereses en relación con la apropiación
o defensa sobre el acceso y uso de los recursos. El papel de las autoridades locales varió de
acuerdo a los intereses que cada funcionario tenía. Aunque en las fuentes consultadas se
denuncian los sobornos que la UFC realizó a funcionarios públicos, en diversas ocasiones el
accionar de la empresa norteamericana estuvo limitado por los funcionarios de las instituciones
estatales (Ministerio de Industrias, Comisión de Baldíos, gobernación del Magdalena y alcaldías
municipales). De esta manera, el Estado funcionó como un espacio de negociación de intereses
de la sociedad donde los actores tuvieron mayor o menores capacidad de incidir en la actuación
estatal de acuerdo a sus capacidades económicas y relaciones con la clase política local y
nacional. Como sea, la operación de la UFC no se caracterizó por su aislamiento del entorno,
sino por su profunda vinculación con el mismo. Los enclaves no operan en el vacío, es
precisamente su necesidad de transformarlo lo que los caracteriza. Pero ese entorno tampoco
es arcilla dúctil. Es el conflicto y la negociación, en últimas, una intensa interrelación, lo que
caracteriza la relación del entorno con el enclave.
90
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96
Anexos
Anexo 1: Exportación racimo de banano, departamento del Magdalena (1892 – 1935)210
210Rafael Uribe Uribe, El Banano, conferencia dictada por Rafael Uribe Uribe ante la Sociedad de agricultores de Colombia (Bogotá, Congreso de la República, 1908),75. Y, Manuel Díaz Granados, Geografía Económica del Magdalena Grande (1946 – 1955) (Santa Marta, Fondo de Publicaciones de Autores Magdalenenses. Instituto de Cultura del Magdalena, 1996),286-290.
97
Anexo 2: Limitaciones a migraciones de jamaiquinos al país
Consulado de Colombia – Kingston, 6 octubre de 1910. 20 East Street
Señor Jefe del Resguardo, Santa Marta.
Señor:
Debo poner en conocimiento de usted que la United Fruit Company empieza a establecer
una corriente de inmigración entre esta isla y este puerto. Lleva trabajadores para
emplearlos en sus plantaciones de bananos en esa región. He informado al
superintendente de dicha compañía aquí que los emigrantes a Santa Marta deben ir
provistos del respectivo pasaporte de este consulado, pero este señor me ha contestado
por teléfono, que no cree que la inmigración deba llenar en este consulado requisito
alguno, desde el momento mismo que en Santa Marta no existe ni vigilancia ni sanidad.
He escrito al Señor Ministro sobre el particular, y espero sus instrucciones por cable. El
asunto es de vital importancia; 1. En esta ciudad existe una enfermedad muy contagiosa
conocida bajo el nombre tracoma, por lo cual se hace necesario que todo inmigrante de
éste a ese puerto, vaya provisto de un certificado médico debidamente legalizado en este
consulado, sin el cual no se le permitirá su desembarque. 2. Como esta inmigración es la
que menos le conviene fomentar a nuestro país, por componerla – gentes de pésimas
costumbres que apenas van a esta región a abaratar el jornal con perjuicio del trabajador
colombiano –, debe exigírseles a cada inmigrante la presentación del pasaporte de este
consulado. No se extenderá dicho pasaporte a individuos que hayan sufrido condena, por
lo cual cada inmigrante tendrá que presentar en este consulado un buen testimonio de
buena conducta, de personas conocidas en esta isla.
Es verdad que nuestro país necesita de inmigración, pero gente sana, blanca, de buenos
hábitos, que se establezcan en el país con sus familias y que desarrollando nuestras
riquezas naturales y estableciendo industrias útiles, formen una corriente de circulación
monetaria.
Es bueno que usted informe al superintendente de la United en ese puerto de los
requisitos que debe llenar en este consulado la inmigración.
De usted muy atento y seguro servido,
F. López Pomareda211.
211Carta transcrita en: Venancio Bermúdez, Aportes socioculturales, 320 – 321.
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Anexo 3: Adjudicación baldíos nacionales. Zona Bananera del Magdalena, 1892 –
1931212.
Año Adjudicatario Municipio Hectáreas
1892 Gregorio Beltrán San Juan del Córdoba 22
1895 M. Concepción de Durán San Juan del Córdoba 3385
1896 Luis Porto Aracataca 410
1897 Teotiste Maya San Juan del Córdoba 190
1899 Sergio Rosellón San Juan del Córdoba 1000
1904 Sergio Rosellón Puebloviejo 1003
1908 Ulpiano Valenzuela & Cía. San Juan del Córdoba 285
1913 David Ferrero Aracataca 1921
1913 Luis Castañeda Aracataca 50
1914 Roberto Guerrero Aracataca 2010
1915 Luis Díaz Granados Aracataca 595
1916 José Páez Castro Aracataca 1050
1916 Julio Correa Aracataca 1002
1916 Ramón Demetrio Morán Aracataca 1000
1916 Manuel Vengochea Aracataca 764
1916 Francisco Campuzano Puebloviejo 150
1917 Manuel Pérez Aracataca 2399
1919 Carlos Ferrero Aracataca 831
1920 Charles Gautier Aracataca 587
1920 Ricardo Correa Puebloviejo 450
1920 Anastasio Escorcia San Juan del Córdoba 289
1921 Francisco Dávila Aracataca 1968
1923 Gral. Florentino Manjarrés Puebloviejo 2397
1923 Lorenzo Arrieta San Juan del Córdoba 1285
1923 Daniel Robayo Aracataca 571
1923 Heliodoro Pinilla San Juan del Córdoba 301
1923 Manuel Gómez San Juan del Córdoba 300
1924 Alberto Zúñiga Aracataca 2035
1929 García & Cía. San Juan del Córdoba 183
1931 José de la Cruz Aracataca 20
TOTAL 28453
212AGN, República, MF – Baldíos, T. 59, f. 160 – 164; T. 61, f. 36 – 41