BALNEARIO DE GAVIRIA-

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SEMANARIO K A RM ACÉUTICO. 329 BALNEARIO DE GAVIRIA- 1. NUESTRO VIAJE. El día 14 del actual, y previa invitación del dueño de dicho es- tablecimiento nuestro querido amigo y compañero D. Pablo Fer- nández Izquierdo, se reunieron en la estación del Norte unos 35 individuos, representantes de la prensa política y profesional, que habían de salir en el exprés de Francia á las seis y media de aque- lla misma tarde. A la hora indicada casi todos los invitados habían tomado pose- sión de sus respectivos asientos, partiendo el tren con la exactitud de costumbre. Representaban á la prensa profesional los señores siguientes: El Siglo Médico, los Sres. Serret y Pulido; La Revista de Me- dicina dosiméírica, Valledor; La Farmacia Española^ Marín y San- cho; La Medicina contemporánea, Cebrián y Diez; La Medicina Rural, Fernández Esnaola; El Genio Médico-Quirúrgico, Calatra- veño; Revista de Medicina y Cirugía prácticas, Mariani; Jurado Mé- dico Farmacéutico, Valdivieso; La Madre y el Niño, Tolosa Latour; Anales de Cirugía, Miguel y Viguri; La Oftalmología práctica, A. de la Peña; El Dictamen, Berrueco; Los Avisos, Fernández Izquier- do y Gómez de la Mata; el SEMANARIO FARMACÉUTICO ; Pérez Ne- gro; Revista de Terapéutica y Farmacia, Sáenz Diez; Archivos de Ginecología, Cospedal Tomé; Revista de especialidades, Couce; Album de Dermatología, Pérez Ortiz. Los periódicos políticos estaban representados por los señores si- guientes: El Liberal, Sr. Araus; El Porvenir, Avila; La Prensa Moderna, Nevot; La Izquierda Dinástica, Saldise; El Progreso, Vega-Rey, y El Español, Bonafons. Además de los señores arriba citados como representantes de la prensa, acompañaban también formando parte de la comitiva el Dr. Fernández Cárceles, médico del Sr. Izquierdo, y tres hermanos y dos tíos del último. Al llegar al Escorial dió principio el Sr, Izquierdo y sus her- manos á desocupar parte de su departamento que servía de des- pensa, repartir entre sus convidados pollos y gallinas asadas, di- ferentes fiambres, pastas, dulces, vinos y cigarros, todo con profu- sión y abundancia. En Medina, Valladolid y Burgos se unieron otros invitados de esas provincias,* en Miranda los de la provincia de Logroño; en Vitoria los de la capital; en Alsasua los proce- dentes de Navarra; en Zumárraga los de Bilbao, Vergara y otras poblaciones, y en Beasain, llegando á la misma hora que los de Madrid, los invitados de San Sebastián, Tolosa é Irún. La nume- rosa comitiva fué recibida con cohetes y otras demostraciones de JUNIO 29 DE <884.—AÑO X I I , NÚM. 39 42

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S E M A N A R I O K A RM ACÉUTICO. 329

BALNEARIO DE GAVIRIA-

1.

N U E S T R O V I A J E .

El día 14 del actual, y previa invitación del dueño de dicho es­tablecimiento nuestro querido amigo y compañero D. Pablo Fer­nández Izquierdo, se reunieron en la estación del Norte unos 35 individuos, representantes de la prensa política y profesional, que habían de salir en el exprés de Francia á las seis y media de aque­lla misma tarde.

A la hora indicada casi todos los invitados habían tomado pose­sión de sus respectivos asientos, partiendo el tren con la exactitud de costumbre.

Representaban á la prensa profesional los señores siguientes: E l Siglo Médico, los Sres. Serret y Pulido; La Revista de Me­

dicina dosiméírica, Valledor; La Farmacia Española^ Marín y San­cho; La Medicina contemporánea, Cebrián y Diez; La Medicina Rural, Fernández Esnaola; E l Genio Médico-Quirúrgico, Calatra-veño; Revista de Medicina y Cirugía práct icas , Mariani; Jurado Mé­dico Farmacéutico, Valdivieso; La Madre y el Niño, Tolosa Latour; Anales de Cirugía, Miguel y Viguri ; La Oftalmología práctica, A . de la Peña; E l Dictamen, Berrueco; Los Avisos, Fernández Izquier­do y Gómez de la Mata; el S E M A N A R I O F A R M A C É U T I C O ; Pérez Ne­gro; Revista de Terapéutica y Farmacia, Sáenz Diez; Archivos de Ginecología, Cospedal Tomé; Revista de especialidades, Couce; Album de Dermatología, Pérez Ortiz.

Los periódicos políticos estaban representados por los señores si­guientes:

E l Liberal, Sr. Araus; E l Porvenir, Avila; La Prensa Moderna, Nevot; La Izquierda Dinástica, Saldise; E l Progreso, Vega-Rey, y E l Español, Bonafons.

Además de los señores arriba citados como representantes de la prensa, acompañaban también formando parte de la comitiva el Dr. Fernández Cárceles, médico del Sr. Izquierdo, y tres hermanos y dos tíos del último.

A l llegar al Escorial dió principio el Sr, Izquierdo y sus her­manos á desocupar parte de su departamento que servía de des­pensa, repartir entre sus convidados pollos y gallinas asadas, di­ferentes fiambres, pastas, dulces, vinos y cigarros, todo con profu­sión y abundancia. En Medina, Valladolid y Burgos se unieron otros invitados de esas provincias,* en Miranda los de la provincia de Logroño; en Vitoria los de la capital; en Alsasua los proce­dentes de Navarra; en Zumárraga los de Bilbao, Vergara y otras poblaciones, y en Beasain, llegando á la misma hora que los de Madrid, los invitados de San Sebastián, Tolosa é Irún. La nume­rosa comitiva fué recibida con cohetes y otras demostraciones de

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entusiasmo, trasladándose en menos de una hora al establecimien­to en magníficos coclies que á la sazón estaban preparados. E l panorama que se ofrece á la vista desde Beasain al establecimiento es delicioso. E l camino lo forma una calle donde los caseríos situa­dos por ambos lados y diversas alturas ofrecen al espectador un conjunto tan agradable, que transcurre el tiempo insensiblemente; allí se ven con inmensa profusión, debido á la fertilidad de su suelo y á su apacible clima, hermosos castaños, cerezos, manzanos y di ­versidad de árboles que forman un paisaje encantador, y aumentan su belleza los numerosos valles regados por algunos riachuelos que forman cascadas naturales, viniendo á completar este hermoso cuadro los puentes rústicos, molinos, acequias, etc.

No es menos digno de llamar la atención el viaducto de Ormaiz-tegui, de altura colosal, sostenido por cuatro grandes pilares de piedra y cuya longitud mide 300 metros. En este pueblo y en el año 1788 nació el general carlista Zumalacárregui, cuya casa, hecha en su mayor parte de ladrillo, se conserva en muy buen es­tado y está situada casi al nivel del camino.

Al entrar en la jurisdicción del Sr. Izquierdo, los cohetes anun­ciaron la llegada de los expedicionarios, que fueron recibidos por el cabildo, el municipio, el médico titular Sr. Escribano, el far­macéutico Sr. Bellón, numerosa gente del pueblo y una comparsa de Espatadanzaris con su correspondiente música de pitos y tam­boriles, propios de estas provincias.

Con objeto sin duda de aprovechar el tiempo y á pesar de haber cuidado bien en el camino á los expedicionarios, tenía el Sr. Iz­quierdo preparado un tente en pié, como vulgarmente se dice, com­puesto de abundantes pastas, vino blanco y Jerez, que al paso que se fortalecían los débiles de estómago, se contemplaba á la vez el exterior de los edificios y las alturas de las montañas que rodean al valle, toda vez que este refrigerio tuvo lugar debajo del gran cober­tizo de hierro que une la hospedería con el café, que se encuentra situado á la derecha de ésta y formando un nuevo edificio con la iglesia, de la cual le separa un tabique-muro. Contiguo y enfrente de la puerta de la iglesia está la escalera da acceso al jardín alto, desde el que se domina todo el valle y se contempla la perspectiva de los tres edificios que constituyen el establecimiento. En la ex­planada del balneario, delante del edificio nuevo, se ve el jardín de la parte baja y la fuente, cuyo surtidor se eleva al nivel de los edi­ficios. Debajo del cobertizo se halla colocado un reloj, sistema fe­rrocarril, con dos esferas á la calle y su campana encima del cober­tizo, teniendo otra esfera en el vestíbulo y otra en el comedor á varios metros de distancia.

La hospedería es un magnífico edificio de cinco pisos, de los que el uno, subterráneo por la calle, es piso bajo con mucha luz por el jardín y el río, y en él está el gran salón de recreo y todas las de­pendencias de la cocina. El segundo piso es bajo por la calle y prin­cipal por el jardín y el río, y en él está la administración, el vestí­bulo, el despacho del médico, la sala de planchado, cuatro cuartos de hospedaje y el gran comedor.

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SKMANARIO FARMACÉUTICO. 331

Otros dos pisos están destinados á hospedaje y el último para almacén de ropas, secadero y dependencia.

Son innumerables las ventanas, y desde todas se goza de mag­nífica perspectiva, pudiendo verse desde la cama y en cualquiera habitación, frondosos árboles y pintoresco paisaje.

PJn todas las dependencias de la hospedería hay timbres eléc­tricos que dan aviso á la administración, y allí por medio de un tubo acústico se avisa á la camarera encargada y el bañista se encuentra atendido en el momento. E l mobiliario es cómodo y fuerte, cual corresponde á tales sitios y superior á lo que general­mente se ve en esta clase de establecimientos. Examinando este edificio la comitiva salió por el jardín, y dando vuelta á la hospede­ría penetró en el patio de los cristales, por estar cubierto de ellos y ser un pasadizo á manera de puente el punto de enlace del nue­vo al antiguo edificio.

E l balneario antiguo es una galería estrecha con nueve gabi­netes de baños, con pilas de mármol de Bilbao, gabinetes que se resienten de la época en que se construyeron, pero bastante capa­ces para el servicio á que están destinados.

En la galería está la fuente de agua sulfurosa, donde beben los bañistas, y cuya fuente se haya revestida de mármol comprimido, teniendo además sus correspondientes asientos, para poder formar las consabidas tertulias.

Del balneario se sube á la primitiva hospedería compuesta de tres pisos, con habitaciones de segunda y tercera clase y comedo­res de la misma categoría, estando situada también la botica; y aunque las habitaciones son algo más reducidas y de techo más bajo, tienen buena luz, mucha ventilación y buenas vistas.

Por uno de los pisos de la primitiva hospedería se pasa á la que acaba de construirse encima del nuevo balneario, en donde hay magníficas habitaciones, hermosas vistas, mucha luz y ventilación.

Por una ancha escalera se baja al nuevo balneario, principal objeto de esta inauguración, y antes de ingresar puede examinarse la máquina de vapor, los depósitos altos de agua fría y caliente, que alimentan los baños y duchas, así como la puerta que da al exterior. A continuación visitamos una extensa y ancha galería, con altura proporcionada, cubierta de grandes y gruesos cristales que dan luz abundante, y á cada lado hermosos gabinetes dedica­dos á baños de hidroterapia, y al terminar se abre la puerta que conduce á la magnífica sala de pulverizaciones, que forma una es­pecie de cruz con la galería.

En el espacio de dos gabinetes hay una piscina donde puede na­darse, y que se alimenta con agua ferruginosa, y al lado opuesto la gran estufa con camas para la sudación, con regadera para la cabe­za y cuerpo, chorros de agua fría, duchas de vapor y aromáticas.

Al lado del río hay gabinetes de baños altos y espaciosos con grandes ventanas, bañera de mármol comprimido, zócalo del mis­mo mármol y diferentes dibujos, grifos con sus termómetros para graduar la temperatura, grandes espejos, mesas de cristal y un gran sofá de madera volteada de la fábrica Trabat, de Valencia.

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332 SKMAINARIO FARMACÉUTICO.

Al lado opuesto están los gabinetes de hidroterapia, también espaciosos y con buena luz; tienen un zócalo de dos metros de mármol comprimido, de la fábrica de Bilbao, de Simón Paul; hay aparatos de todas clases para chorros ordinarios y de la más alta presión, fríos ó calientes, filiformes, capilares, de vapor, duchas de asiento de diversos sistemas para un solo efecto ó variante para cuatro ó seis á la vez, duchas ascendentes, en butaca, en columna, dorsal, circular, ascendente y descendente á la vez, escocesa, la inhalación, irrigaciones, maniluvios, pediluvios, etc., de tal modo, que hay medios de aplicar las aguas en todas las formas y en to­dos los órganos, siendo de lo más perfecto y acabado de cuanto hemos visto en su clase.

A l terminar nuestra detenida y estudiosa visita, el Sr. Fernán­dez Izquierdo, el Médico del establecimiento D. Fortunato Escri­bano, y el señor cura párroco D . Braulio Lasa, dieron lectura á sus respectivos discursos, de los cuales nos ocuparemos en el próximo número.

J. P É R E Z N E G R O .

A s u n t o s c i e n t í f i c o s .

D I C T A M E N R A Z O N A D O A C E R C A D E UN F O L L E T O T I T U L A D O « B R E V E R E S E Ñ A HISTÓRICA D E L A L M E N D R O Y S U C U L T I V O , » Y D E DOS E J E M ­P L A R E S D E « A C E I T E D E A L M E N D R A S D U L C E S , » P R E S E N T A D O S A L C O L E G I O D E FARMACÉUTICOS D E M A D R I D POR E L D R . D . P E D R O P I Z Á

Y S E R R A , F A R M A C É U T I C O D E B A R C E L O N A ,

le ído en la sesión ordinaria del Colegio de Farmacéuticos de Madrid correspondiente al día 2 i de Marzo de 1884, por el Inspector Farmacéut ico militar

D O N I G N A C I O V I V E S Y N O G U E R

[Contitmación.)

A continuación ponemos dos cuadros que resumen estas expe­riencias y manifiestan las diferencias entre los diversos aceites ensayados.

K l primero indica el resultado obtenido tratando los aceites por el ácido nítrico en las condiciones indicadas, mencionando las co­loraciones de las dos capas oleosa y ácida, antes de agitar la mez­cla y después de la agitación.

E l segundo cuadro manifiesta los resultados obtenidos por la acción de los vapores nitrosos sobre el aceite. Cuando se agita la mezcla por dos minutos y se abandona al reposo, se obtiene en la capa oleosa una coloración que podrá ser pasajera, pero que fija de­finitivamente al cabo de una hora. La coloración transitoria, si la hay, que aparece á los veinte ó treinta minutos, merece se fije en ella la atención.

En este estado suspendimos los ensayos para continuarlos al día siguiente, en que conservaban todos los aceites el mismo color de que se acaba de hacer referencia.

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TABLA U

Aceite de almendras dulces obtenido en el laboratorio de S . M ,

Id. de almendras amar­gas id

I d . de albaricoques i d .

I d . de adormideras id.

I d . Pizá

Idem de o l i v a s . . . .

I d . de cacahuetes..

I d . de colza

Muestra número 1. .

» 3 . . . » 4 . .

6 . . .

» 8 . . . 9 . . .

Ú 1 0 . . . » 1 1 . . .

ANTES DE AGITAR L A M E Z C L A .

Colorac ión de l a

capa oleosa que está en contacto

inmediato con el ác ido .

Kada de colo­ración , . , .

Idem Amarillo am-

b a r i n o . . . .

Incolora.

Nada de colo­ración ,

Idem.

Coloración ro­j iza

Incolora.

Idem.

Idem Idem , Amarillo rojiza

Incolora . . , ,

Amari l lo rojiza

Idem ,

Idem Incolora . . . Idem , Amaril lo rojiza

DESPUES DE AGITAR LA MEZCLA P O n , DOS MINUTOS.

C o l o r a c i ó n de

l a capa acida.

I n c o l o r a y transparente.

Idem.

Amarillo amba­rino

Turbia é inco­lora. . ,

I n c o l o r a y transparente

Turbia e inco­lora

Coloración ró­sea

Incolora

I n c o l o r a y transparente

Idem Idem Turbia é inco

lora I n c o l o r a y

transparente Amari l la y tur­

bia A m a r i l l a y

transparente Idem Idem Idem Idem

C o l o r a c i ó n de

l a capa oleosa.

Formó l íquido emulsivo de color amarillo leonado bajo.

Idem

Pardo rojizo.

Amaril lo rojizo.

Aspecto emulsivo de color leonado bajo.

Amaril lo verdoso.

Coloración parda. Amarillo leonado obser

vándose una capa inferior blanco sucia.

Color leonado bajo y as­pecto emulsivo.

Amarillo verdoso turbio. Rojo cereza.

Amaril lo rojiza sucia.

Rojo cereza.

Rojo albaricoque.

Idem. Idem. Rojo cereza. Idem. Rojo albaricoque.

Seguidamente añadimos un gramo de mercurio en cada copa; la reacción terminó á los seis minutos. Se agitó dos veces la mezcla por dos minutos, dejando un intervalo de diez minutos de una á otra agitación, obteniéndose en la capa oleosa los cambios de colo­ración y consistencia que se expresan en la siguiente tabla:

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334 S E M A N A R I O F A R M A C E U T I C O .

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A las veinticuatro horas presentaban consistencia de manteca dura, aspecto granoso y color amarillo pálido el aceite de almen­dras dulces y amargas, obtenidos en el laboratorio, el del Sr. Pizá, el de olivas y muestras números 1 y 2. Tenían consistencia de un­güento, aspecto granoso y color amarillo rojizo las muestras nú­meros 4, 5, 6, 7, 8, y aceites de cacahuet, albaricoque y colza. Por último, ofrecían consistencia de trementina con.lo viscosidad que es característica en esta sustancia, el aceite de adormideras y las muestras números 3, 9, 10 y 11.

Por el conjunto de resultados anotados en las dos tablas que preceden, y en especial por las coloraciones de la capa oleosa que se citan en la segunda, se confirma que ninguna de las muestras de aceite ensayados es de almendras dulces, exceptuando la mues­tra núm. I , que hasta el presente se comporta en sus reacciones de un modo bastante análogo al de almendras, pudiendo añadir que la muestra núm. 2 parece ser aceite de olivas.

Despréndese de aquí que las muestras por nosotros adquiridas en el mercado de Madrid, no tienen de aceite de almendras dulces más que el nombre: punible abuso, cuyas consecuencias no expon­dré ahora.

Hemos dado un brevísimo resumen de los ensayos practicados para informar, con el grado de certeza que corresponde á una Cor­poración científica, acerca de la pureza del producto presentado por el Sr. Pizá. Todos los colegiales saben las muchas horas que exigen estas comprobaciones de laboratorio; algunos no ignoran que mis muchas ocupaciones en la Junta superior consultiva de Guerra hacen imposible distraer tanto tiempo como representa este trabajo; en efecto, si no hubiera sido por el eficaz auxilio que he encontrado en mis compañeros y amigos D. Juan Aizpuru, Direc­tor del Laboratorio central de Sanidad Militar, y en los Oficiales del mismo D. Francisco Angulo y D. Martín Bayod, confieso que me hubiera sido imposible dar cuenta de este informe en el día de hoy. Reciban mis compañeros las gracias, y ruego al Colegio con­sidere á dichos señores como colaboradores de este modesto traba­jo que, si tiene algún mérito, pertenece á ellos por completo.

Los referidos ensayos nos han permitido averiguar el escanda­loso fraude del comercio de droguería, y como este hecho se enla­za con la salud pública y la moral profesional; como de las sofistica-cienes de los medicamentos pueden resultar graves consecuencias en la salud de aquellos que los toman, y en fin, como al obrar los falsificadores de esta suerte, cometen, sin duda, un abuso que el Código debe castigar, me permitirán los señores colegiales algunas consideraciones para terminar.

Notable ha sido desde los tiempos antiguos la importancia del aceite de almendras dulces en medicina. Hasta hace pocos años ha venido siendo el único empleado al interior como emoliente, solo ó asociado á otros medicamentos en forma de poción, looc, emul­sión, etc., para combatir enfermedades inflamatorias del tubo di­gestivo y del árbol aéreo; como laxante en los niños reciennacidos y de la primera edad, y como vomi-purgante á altas dosis en el

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tratamiento de la fiebre amarilla: el único que entraba á formar parte de los enemas, supositorios, ciertos linimentos, ceratos, etc., por sus manifiestas y bien comprobadas virtudes relajantes de los tejidos, oponiéndose al éxtasis sanguíneo, facilitando, en conse­cuencia, la circulación capilar, y no menos empleado para cubrir úlceras como poderoso cicatrizante y antipútrido; y por último, el único que entraba-en ciertas pomadas y cosméticos de universal consumo en el tocador.

En aquel entóneos no circulaba con el nombre de aceite de al-mentras más que el legítimo, el verdadero aceite extraído de las almendras, y como el comercio de droguería no había tomado la forma intrusiva que hoy lamentamos; como las ordenanzas y de­más disposiciones relativas al ejercicio de la farmacia se cumplían mejor que en los tiempos presentes, sólo se consumía el aceite de almendras, y era el único que de hecho y de derecho imperaba en la práctica médica.

{Se continuará.)

N o t i c i a s v a r i a s .

R E C E P C I O N E S . — • E n la Real Academia de Medicina han tenido lugar las de los Dres. D. Francisco Javier Santero y Van-Baum-berghen y la del Dr. D. Angel Pulido y Fernández, los días 15 y 22 del actual, respectivamente, habiendo leído sus discursos regla­mentarios, y siendo contestados, el primero, por el académico Doc­tor D . Mariano Benavente, y el segundo, por el l imo. Sr. Doctor D. Matías Nieto y Serrano. Revistieron grande solemnidad estos actos y estuvieron sumamente concurridos, recibiendo aplausos todos de la ilustrada concurrencia. Felicitamos á los nuevos Aca­démicos.

E L O G I O D É L A T R I A C A . — E l ilustrado médico Dr. D. Manuel Iglesias y Díaz, ha leído en la Academia de Medicina un extenso y concienzudo trabajo acerca de la triaca, en el que enumera deta­lladamente los componentes de este celebrado electuario y las pro­piedades terapéuticas de cada uno de ellos E l laborioso Académico se duele de que se haya abandonado casi por completo el uso de un medicamento en otro tiempo muy extendido, y recomienda su em­pleo en ciertas enfermedades por la acción saludable que produce indudablemente el electuario teriaca! magno.

Celoso y activo individuo de la comisión de Farmacopea, el digno bibliotecario dé la Academia de Medicina ha hecho un estu­dio completo de la renombrada triaca, trabajo que de seguro habrá sido muy provechoso para redactar la fórmula de aquel electuario, que ha de figurar en la sexta edición del libro oficial mencionado.

Le daremos á conocer á nuestros lectores.

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BALNEARIO DE GAVIRIA-

L O S D I S C U R S O S ,

I I De buen grado, á permitirlo el espacio de que podemos dispo­

ner, insertaríamos íntegros los discursos á que nos referíamos en nuestro número anterior. Ya que esto no sea posible, y para que pueda formarse juicio de los mismos, nos limitaremos á transcribir los párrafos más notables.

Del Sr. Fernández Izquierdo.—Excmo. Sr. é limos, señores: Decíamos ayer, esto es, hace cuatro años, ante una autoridad an­tecesora de la que hoy tan dignamente nos preside, después de ha­cer la historia del balneario de Gaviria, por cuya razón la omiti­mos: «Si el público aprecia lo que se hace en su beneficio; si co­rresponden los enfermos á los sacrificios que por su salud se hacen, convertiré en un dscua de oro este barranco donde brota un raudal de azufre y hierro, que en vez de servir para pólvora y bayonetas, se emplea en fortificar la vida á los héroes del trabajo.»

Vengo, pues, á cumplir mi palabra de español, como hijo de la ciencia, obrero de toda mi vida, plebello de origen y ennobleci­do por el trabajo.

Ardía la guerra civil última en esta como en otras provincias, cuando el balneario de Gaviria qufidó aislado en España, sirviendo de hospital á los soldados del pretendiente, y puede decirse que aquí mudaban de piel, pues se curaban las erupciones en una se­mana, y el mismo ex-príncipe hizo uso de los baños y de las aguas, y á la conclusión de la guerra todo quedó cual campamento que se abandona, súcio, desmantelado y en ruinas, y poco más ó me­nos así continuaba cuando en pública subasta, y por quiebra, com­pré al Estado hace cinco años el viejo edificio que fué malino case­río de las monjas de Oñate, y el edificio balneario hospedería que construyó mi antecesor D, Esteban Leste en 1867, y que, como habéis visto, para aquella época era un portento y para la actual una antigualla.

El agua de Iturrigorri se aprecia por los bañistas de tal modo, que muchos dicen que sin ella no vendrían desde centenares de le­guas, y los habitantes del país tienen la convicción de que á su uso deben la salud que disfrutan, pues aquí son muy escasas las 'enfermedades.

Hubo también necesidad de inaugurar el café-billar que veis á la llegada, por la afluencia creciente de bañistas.

Concurrieron 422, á pesar de que los sucesos de Agosto retra­jeron á muchos, y la falta de cosecha del año anterior no permi­tía gastos á muchas familias, y en el pasado año el balneario de Gaviria, que en 1879 era el último de la provincia, ha sido el de mayor concurrencia entre sus análogos.

"Con tal resultado, ya no cabía duda alguna de que el público y

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33S S E M A N A R I O FARMACÉUTICO.

los enfermos correspondían á las mejoras, y era preciso, ó cumplir la palabra solemnemente empeñada, ó conducirse como uno de tantos mortales que ofrecen en la oposición lo que no cumplen cuando gobiernan: y como yo hice un llamamiento á la opinión pública, levanté bandera de ciencia y humanitarismo, y he alcan­zado el voto público del sufragio universal libremente ejercido, ten­go que conducirme como cuando de simple boticario ascendí á Di ­putado de la Nación, venciendo tantos obstáculos como ahora y triunfando del mismo modo, que siempre los Módicos y Farmacéu­ticos suelen dejar bien puesto el pabellón.

Por eso en 1884 os he convocado por súplica para que deis fe de lo que estáis viendo, esto es, para que seáis testigos de que en Gaviria se ha construido, como coronamiento de la obra, un edifi­cio de nueva planta dedicado á templo de la Hidroterapia española, cual complemento de la evolución que se ha operado desde 1879 hasta hoy; que si fuera de España se aprecian nuestras aguas mi­nerales, y los extranjeros nos llenan de diplomas de honor y de medallas de oro, y los ingleses solicitan nuestras aguas para be­berías »lií; los españoles, so pretexto de que no hay templos de salud en nuestros balnearios, hospederías cómodas ni cocina ex­quisita, acuden en tropel á país extraño, y en todas las estaciones balnearias que suenan de algunos de tantos modos como saben to­car los empresarios de allende los Pirineos, no se ven más que es­pañoles, que dejan lo real por lo aparente, lo que la ciencia digni­fica por lo que la moda aplaude, y pagan crecidas sumas, cuando aquí, si se vienen alguna vez los trásfugas, es para ahorrar, para escatimar, para exigir mucho y pagar poco.

Templo de la Hidroterapia os he dicho, y como estáis viendo, esta hermosa nave, que en el fondo de un barranco rodeado de alturas, tiene luz clarísima desde el crepúsculo matutino al vespertino, así como en las noches de buena luna, luz que llega del cielo y pene­tra por sencillas claraboyas, y veis la fuente de Iturrigorri cual pila de agua bendita á la entrada, y la piscina cual pila bautismal, y los gabinetes de baños y de hidroterapia á derecha é izquierda cual otras tantas capillas, y la gran sala de pulverización como al­tar mayor, y las banquetas á los lados cual veis en las iglesias, no os puede quedar duda de que estáis en uno de los templos de esa indispensable religión que á todos se impone, y que motiva la salud del cuerpo en analogía con los que se ocupan de las dolen­cias del alma.

Templo, sí, porque hay un sacerdote, consagrado á su culto, el Médico-director, D. Fortunato Escribano, y hay creyentes, hay pecadores, los enfermos, que acuden á confesar sus enfermedades y á pedir el remedio, y unos se salvan, otros se enmiendan, ali­vian y corrigen, y algunos vuelven como llegaron, y los hay que no se salvan porque llegan tarde.

Y como los Santos en las diversas capillas tienen sus devotos por ser abogados de la peste ó de la vista, ó patronos de los carpinte-

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ros, cuando uo de los artilleros, hay devotos que llegan en busca de limpieza general del pecado, cubiertos de erupciones, en procu­ra de hijos por ser estériles, en ánsia de placer por sus continuos dolores, y así se entregan á los aparatos, ó al baño ó á la estufa, y flagelan con acuosas disciplinas carnes viciadas ó viciosas, y en fin, cada devoto ó enfermo cumple la penitencia que el médico-sa­cerdote impone al que á su tribunal se somete.

Cómo se realizan los sueños debiera ser lo que yo os dijera hoy, que tantos hijos del trabajo nos encontramos reunidos en el fondo de un valle con vértice ó sin salida, puesto que hace cincos nños, los que conocieron esto en ruinas, al visitarlas por curiosidad ó por necesidad de salud, al ver que de Madrid había llegado quien se proponía salvarlas, se echaron á discurrir los unos y á soñar los otros sobre lo que se podía y se debía hacer, y yo tenía que con­testar á los proyectistas y á los soñadores, ofreciendo hacer algo; y cuando desarrollaba uno de tantos sueños de los que se ocurren al tender la vista por los valles y las alturas de exuberante verdor, con cristalinas aguas en el río, con sol, luna y estrellas, cual focos de luz eléctrica, alumbrando este escondite de ese gran mundo cuyas realidades tienen mucho de ilusorio, contestaba un conoce­dor de las cosas y de los casos del mundo:

Todo se hará si la cuerda no se rompe.

Réstame, para concluir, dar las gracias más expresivas á las autoridades que honran este acto, al parecer sin importancia, pero que es el hotasülas para que otros balnearios, al verse hoy más humildes que el más humilde de ayer, emprendan campañas de emulación que han de redundar en beneficio y honra de la pátria, y á la vez doy una manifestación de gratitud á las autoridades de Gaviria, que han secundado cuanto han podido mis proyectos, apartando obstáculos que nuncan faltan cuando derechos encontra­dos juegan en las grandes empresas.

A. los Médicos aquí congregados les agradezco su visita para dar fe también al hablar á sus comprofesores; pero mucho más le agradeceré que me indiquen cuanto pueda contribuir al objeto del balneario y falte hoy por mi imprevisión.

A la prensa médica, política y noticiera, ¿qué he decir más que saludar á mis compañeros, que trabajan noche y día por la cultura pública, que son el ariete contra los abusos, la iniciativa para toda reforma, los que alientan al bueno, los que cierran el paso al mal­vado, ios que discuten, estudian y ponen de manifiesto cuanto pue­de elevar al hombre en sociedad, á la vez que son el yunque donde amartillan incansables los que, ciegos perseguidores, no ven que la marcha del mundo no puede hacer altos?

Yo les saludo, porque son producción de luz, más útil y más brillante que la luz eléctrica; porque penetrando en el fondo del alma, llega á inmensidad de puntos á donde el alambre no puede dirigirse. Ellos son la savia de la vida social, el calor, el aire y el

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agua que hace fértiles á los campos más estériles. Hoy vienen aquí para criticar mañana, según lo que estiman, y para difundir por toda España la nueva, y así lo defectuoso podrá corregirse; viendo cien ojos lo que á uno solo se escapa, y lo bueno servirá de estímulo á 162 balnearios oficiales que hay en España.

Así, señores, por la ciencia han podido hacerse milagros en este barranco de salud y desde que entráis en los dominios del balneario no encontrareis otra cosa que ciencia y humanitarismo, buena voluntad y el mejor deseo para con el prójimo que llame á estas puertas y se entregue á estos sacerdotes que todo lo dirigen y á todos atienden. Yo no he sabido hacer más; otro que venga des­pués, que haga también lo que sepa. He dicho.

i l .—Del Sr. Escribano, Médico-director del establecimiento.— Excmo. Sr.—Señores: Acaba de haceros el dueño de este estable­cimiento de baños de Gaviria, una breve reseña de lo que fué ayer y de lo que es hoy este recinto de salud, y habiendo entre vosotros algunos testigos, como yo, de cuanto os ha expuesto, comprende­reis mejor los sacrificios que ha hecho este propietario por levantar estos veaeros de salud á la altura á que son acreedores por sus virtudes medicinales; al recordaros cuando tomé posesión de esta plaza la triste impresión que produjo en mi ánimo lo desmantelado y sucio de aquél todo, y compararlo con la satisfacción que á todos nos produce al verlo sustituido, al cabo de cinco años, con edificios espaciosos, limpios, ventilados, y con cómodas y hasta elegantes habitaciones, así como el magnífico balneario en que nos encontra­mos, es indudable que hay inmensa diferencia del establecimiento de baños de Gaviria de 1879 al de 1884.

[Se continuará.)

A s u n t o s c i e n t í f i c o s .

D I C T A M E N R A Z O N A D O A C E R C A D E U N F O L L E T O T I T U L A D O « B R E V E R E S E Ñ A HISTÓRICA D E L A L M E N D R O Y S U C U L T I V O , » Y D E DOS E J E M ­P L A R E S D E « A C E I T E D E A L M E N D R A S D U L C E S , » P R E S E N T A D O S A L C O L E G I O D E FARMACÉUTICOS D E M A D R I D POR E L D R . D . P E D R O P1ZÁ

Tí S E R R A , FARMACÉUTICO D E B A R C E L O N A ,

le ído en la sesión ordinaria del Colegio de Farmacéuticos de Madrid correspondiente al día 21 de Marzo de 1884, por el Inspector Farmacéutico militar

D O N I G N A C I O V I V E S Y N O G U E R

[Continuación.)

En la actualidad su consumo ha disminuido considerablemente en la Península, puesto que no llega á 80.000 kilos al año; no por­que hoy no se reconozcan en él sus virtudes emolientes y sus bue­nos efectos en las inflamaciones del canal dig-estivo y respiratorio; no porque no se siga prescribiendo hoy como entonces en cuantos estados morbosos se lo considera indicado, sino porque son taq.

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grandes los progresos alcanzados en el arte de falsificar los ar­tículos medicinales, que el comercio de droguería vende anual­mente más de 400.000 kilogramos de aceite de diversas semillas con el nombre del de almendras; aceites que ellos adquieren á 5 y 6 reales el kilo y cobran, vendido al por menor, según los precios que me han llevado en las once droguerías en que lo he comprado, á 28 reales el kilogramo, realizando una ganancia de 24 á 25 mi­llones de pesetas, ganancia que merece, bien lo saben los señores colegiales, el duro calificativo que corresponde cuando se entrega una cosa por otra, abusando de la ignorancia del público.

Debido á causas que todos conocen y deploran, es lo cierto que las corrientes comerciales en droguería, más atentas á adquirir ba­rato que á preocuparse de la bondad de los géneros, han dado en pedir al extranjero aceites de sésamo, cacahuet, piñones, avella­nas, fabuco ó haya, albaricoque, camelina, etc., que en parte ven­den al por menor con el nombre de aceite de almendras dulces y en parte reexpiden á poblaciones subalternas con el mencionado nom­bre de almendras dulces.

Nosotros tenemos conocimiento de cuatro importantes drogue­rías de cierta población que anualmente mandan construir 10.000 latas, las cuales llenan en sus mismas casas con aceite de sésamo, cacahuet, piñones, etc., unas veces solos, otras mezclados, pero llevando todas el falso nombre de almendras, y expenden después, sin llevar nombre de fabricante, ni dirección, ni otra marca de fá­brica más que las iniciales B. C. Sonriendo la fortuna á tan auda­ces falsificadores; convencidos por una larga experiencia de ejercer este inmoral tráfico, que actos de esta índole quedan impunes, han extendido sus adulteraciones á los demás géneros, de tal modo, que sería difícil encontrar hoy un solo artículo de droguería sobre el cual no haya posado la mano pecaminosa del falsificador; pero contrayéndonos á nuestro aceite, diremos que este tráfico, poco ajustado á lo que exige el comercio de buena fe, ha dado por re­sultado, no ya que los aceites de sésamo, cacahuetes, adormide­ras, etc., rivalicen con el de almendras en el comercio, sino que han triunfado por completo de él. E l verdadero aceite de almen­dras no existe ya en lí>s droguerías, salvo muy contadas y honro­sas excepciones, no sólo en las poblaciones de corto vecindario, si que ni aun en las capitales populosas, la corte inclusive, vendién­dose en todas partes aceite de cacahuetes, sésamo, piñones, ador­mideras, etc., con el nombre del de almendras.

Si preguntásemos al Colegio por la causa de tanto mal, sé que unánimemente la atribuiría á la falta de cumplimiento de la ley. En efecto, la primera y principal causa es esta; pero no se ocultará á los señores colegiales que contribuyen por extraordinaria mane­ra á este resultado otras muchas que todos conocemos bien y que todos, en propio provecho y en prestigio de la honrosa profesión á que pertenecemos, deberíamos combatir sin descauso para obtener como fruto la desaparición de uno de los males más graves que añigen actualmente á la clase farmacéutica española.

No hay que dudarlo, este mismo desbordamiento en la concul-

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342 SliMAJNARIO F A R M A C E U T I C O .

cación de nuestros derechos traerá, por su propio desenfreno, la necesidad del correctivo. Podrá aún estar lejos el día, pero, más próximo ó lejauo, él ha de llegar. Vemos que la Administración persigue al contrabandista, al monedero falso, al falsificador de papel moneda, por defraudadores de la fortuna pública; vemos asi­mismo que la autoridad municipal rodea la población con un cor­dón de vigilantes, á modo de ejército sitiador, para imponer los derechos del fisco á todos los efectos que la ley previene y no mer­men las rentas del Municipio; vemos, en fin, al Estado crear los tribunales de justicia para defender la vida y hacienda de los ciu­dadanos pacíficos contra los ladrones y asesinos; ¿por qué no ha de llegar el día en que el Gobierno se de cuenta de los ataques que contra su salud y su bolsillo i-ecibe diariamente el ciudadano en­fermo de parte de los falsificadores de drogas medicinales? ¿Y por qué, cuando las autoridades conozcan este repugnante tráfico, no hemos de creer que lo prohibirá con mano enérgica?

Es indudable que aumenta en proporción alarmante al abrigo de la impunidad el inmoral tráfico á que nos referimos; pero con­fesamos que nuestro silencio contribuye poderosamente á ello. Creo que al Colegio, como representante genuino d é l a clase, corres­ponde poner estos hechos en conocimiento de la autoridad: en­tiendo también de utilidad que se publique en la prensa profesio­nal y se ruegue á la médica lo trascriba en sus columnas, á fin de que se sepa por los Médicos que las sustancias medicinales que se expenden en las droguerías están adulteradas ó falsificadas; inte­resa á la vez recomendar á nuestros comprofesores la necesidad de preparar en sus oficinas el mayor número de artículos que les sea posible, y en su defecto surtirse de aquellos compañeros que los elaboran al por mayor; y por último, aconsejar la asociación en armonía con las necesidades presentes y con la altura de miras debida para montar un laboratorio de productos químico-farma­céuticos y establecer un depósito de drogas medicinales de donde surtirse la clase sin recurrir por nada ni para nada á los drogue­ros; y tengan en cuenta los señores colegiales, que si continua­mos en este marasmo, si no fundamos esa asociación ó no entramos á formar parte de la que con tan brillante éxito funciona en Barce­lona, si por nuestra propia pequeñez de espíritu preferimos seguir enriqueciendo á los que son verdugos de la clase, no será de extra­ñar que, creados y profundamente arraigados los hábitos del pú­blico en acudir á las droguerías, por no entender otro lenguaje que el de la economía , aunque esta sea ficticia, veamos desaparecer nuestros medios de subsistencia, y con ellos en grave riesgo la profesión.

Como resumen de todo lo dicho, el Ponente que suscribe tiene el honor de proponer á la aprobación del Colegio las siguientes conclusiones:

1.a Que siendo completamente puro el aceite de almendras dul­ces preparado y presentado al Colegio por el Dr. D. Pedro Pizá y Serra, Farmacéutico de Barcelona, considero honroso para el Cole­gio y para el Sr. Pizá, que se publique en el periódico oficial de la

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Corporación este dictamen, tanto para que nuestros comprofesores tengan conocimiento j sepan á quien dirigirse cuando deseen ad­quirir el verdadero aceite de almendras dulces, cuanto porque esta misma publicidad y la justicia que se hace al Sr. Pizá pueda servir tal vez de estímulo para emprender la preparación de productos análogos, único camino para conseguir que todos los productos me­dicinales que se expenden en el país sean obtenidos por individuos de la clase.

2.a Teniendo en cuenta que el Dr. D. Pedro Pizá y Serra, con la fabricación de aceite de almendras dulces que ha establecido, ha devuelto á la práctica médica un arma poderosa para combatir di­versos estados flogísticos y prestado á la ciencia y al enfermo un importante servicio que nadie podrá negar ni discutir, le considero acreedor á que el Colegio le otorgue el premio honorífico que esti­me más adecuado al caso, y que en comunicación especial se le t r i ­bute el homenaje de consideración y alabanza de que se ha hecho digno por su laboriosidad y por el impulso dado á la obra de con­vertir la farmacia patria de consumidora en productora, por repu­tarla como de una de las más altas miras que puede proponerse esta Corporación en las justas relaciones que debe mantener con la clase.

Finalmente, y creyendo interpretar los deseos del Colegio, debo encarecer el júbilo con que esta Corporación vería repetir nuevos informes sobre análogas producciones, porque esto demostraría que la acción individual giraba en su propia y extensa órbita, quedan­do solo al Colegio la noble tarea de alentar y premiar el trabajo, útil medio tal vez el más eficaz para impedir los extravíos á que puede conducir un lamentable abandono.

Madrid 18 de Marzo de 1884.—i?/ Ponente, I G N A C I O V I V E S .

N o t i c i a s v a r i a s .

R E U N I O N E S . — E l Cuerpo de Subdelegados de Sanidad se reunió el sábado 30 del mes anterior, bajo la presidencia del Sr. Gober­nador de la provincia. Siguiendo la tradicional costumbre, esta pr i ­mera autoridad ofreció sü apoyo moral á los Subdelegados, para que cumplieran con su misión, así como poner á sus órdenes á los agentes de la autoridad que creyeran necesarios para dicho fin. Nos parece bien, si esta vez, como ha sucedido muchas otras, no se conviertiese todo en agua de cerrajas.

Los Subdelegados de Farmacia se reunieron el 1.° del actua^ para acordar lo que había de hacerse ante la Real orden que se dice ha firmado el Sr. Ministro de la Guerra, para que las oficinas de far­macia de Sanidad Militar suministren medicamentos al precio de coste á los Jefes, Oficiales y familias de éstos que los necesitasen.

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344 S E M A N A R I O FARMACÉUTICO.

Viendo los Subdelegados en esta medida una infracción de la ley de Sanidad y Ordenanzas de Farmacia vigentes, acordaron acudir res­petuosamente ai Sr. Ministro de la Gobernación para que evite esta infracción legal, que tanto puede perjudicar á la clase farmacéu­tica. Informaremos del resultado que se alcance á nuestros lec­tores.

Parece que también el Colegio de Farmacéuticos de Madrid y otros de España, acudirán atentamente en idéntico sentido á dicha Autoridad anterior ó al Sr. Director de S. M. , luego que sea conoci­da dicha disposición y comprobado ser atentatoria á los derechos de los Farmacéuticos.

La primera de dichas Corporaciones celebró, en efecto, junta ge­neral extraordinaria el viernes último, con dicho fin.

N I T R A T O D E P I L O C A E P I N A . — T r á t e n s e en un aparato de reem­plazo las hojas de jaborandi con alcohol de 85°, adicionado de 1 por 100 de amoniaco, hasta obtener todo lo soluble. Destílense los líquidos reunidos en baño maría para aprovechar el alcohol; trá­tese el residuo con agua destilada, y añádase cloroformo agi­tando la mezcla. Sepárese la capa clorofórmica después del reposo, y destílese para aprovechar el cloroformo. Trátese el residuo con ácido nítrico diluido hasta saturación; fíltrese y evapórese en baño maría hasta sequedad. Purifiqúese el nitrato de pilocarpioa re ­sultante por tratamientos sucesivos con alcohol concentrado é hir­viendo y cristalización,

Fil nitrato de pilocarpina cristaliza en prismas, es poco solu­ble en alcohol absoluto en frío v soluble en ocho partes de agua á 15°.

S A L U D A B L E E J E M P L O . — E l Gobernador civil de la provincia de Santa Clara (Isla de Cuba), ha impuesto la multa de 100 pesos al Médico-cirujano D. Manuel Martí y Urquiza, por haber facilitado medicamentos á los enfermos que asiste. En la Península son más suaves y más blandos, tocante á este punto, los gobernadores ci ­viles. Los Médicos que gustan facilitan medicamentos y anuncian y expenden específicos, sin que se de el caso, al menos que nos­otros sepamos, de imponer á los que eso hacen el más leve co­rrectivo, bien que de la propia manera se conducen las susodichas autoridades con los intrusos y charlatanes, aquí abundantísimos, que hacen escarnio de la ley de Sanidad y de las disposiciones to­das que reglamentan el ejercicio de las profesiones médicas De aquí se desprende que si con resultados semejantes se quejan con justicia los compañeros que ejercen la profesión en Cuba, los de por aquí, repitiendo la protesta contra los lamentables abusos que todos los dias se cometen con el mayor descaro, no tenemos ya alientos para sostener una lucha desigual y terrible, abandona­dos á nuestras fuerzas y por completo desatendidos de los poderes públicos.

¡Así no es comparable el desorden que nosotros presenciamos con el de ninguna otra parte!

Estamos conformes con este suelto, que tomamos de nuestro apreciable colega La Farmacia Española.