Bachelard - La Filosofia Del No

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  • Priogo. Pensarniento filosfico y espritu cientfico

    I

    La utilizacin de los sistemas filosficos en dominios alejados de su origen espiiitual es siem_pre una operacin delicadn, y a menudo una operacin abusiva. As transplantados, los sis-temas filosficos se vuelven estriles o falaces; pierden su eficacia como coherencia espiritual, eficacia tan palpable" cuan-do son revividos en su origin~lidad real, con la fidelidad es crupulosa del historiador, orgullosos de pensar lo que jams se pensar dos veces: Habra que concluir, pues, que un sis-tema filosfico no debe ser utilizado para otros fines que aquellos que l mismo se asigna. Por consiguiente, la falta ms grave cq_ntra el espritu filosficq serfa precisamente des-conocer esta finalidad ntima, esta finalidad espiritual que da yida, fuerza y claridad a un sistema filosfico. En patticubr, cuando intentamos esclarecer los problemas de la ciencia a travs de la reflexin metafsica, cuando se pretende mezchir los teoremas y los filosofemas, nos vemos ante la necesidad de aplicar una filosofa necesariamente finalista y cerrada a un pensamiento cientfico abierto. Se corre eJ riesgo de dejar a todo el mundo descontento: los hombres de ciencia, los filsofos y los historiadores. En efecto, los hombres de ciencia juzgan intil una prepa-racin metafsica; pretenden aceptar en forma inmediata las lecciones de la experiencia si trabajan en las ciencias experi-mentales, y los principios de la evidencia racional si tra-bajan en las ciencias matemticas. Para ellos la hora de la filosofa solo suena despus del trabajo efectivo, pnes con-ciben la filosofa de las cie!'cias como un balance de resul-tados generales del pensamiento cientfico, como una colec-cin de hechos importantes, Puesto que la ciencia est siem-_pI_ejg~~!l-~~us~, l_a filosofa de~ los de? tficos ser siempre ms o menos edectica, abierta, precaria. Aun cuando los resulta-

    _ dos positivos permanezcan, en aign aspecto, dbilmente coordinados, podrn ser enunciados as, como estados del espritu cientfico, en detrimento de la unidad que caracte-riza al pensamiento filosfico. Podemos decir que, par.'1 el_

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  • -:>n!fficc, /ilosoia de las ciencias pertenece todava al rei no de los hechos. Por su parte, los filsofos, justamente conscientes del poder de coordinacin de las funciones espirituales, consideran su-ficiente una meditacin de este pensamiento coordinado, sin preocuparse demasiado del pluralismo y de la variedad de los hechos. Los filsofos pueden disentir entre s respecto de la razn de esta coordinacin o sobre los principios de la jerar-qua experimental. Algunos pueden llevar su empirismo hasta el punto de creer que la experiencia objetiva normal basta para explicar la coherencia subjetiva. Pero no se es filsofo si en un momento dado de la propia reflexin no se toma conciencia de la coherencia y de la unidad del pensamiento, si no se formulan las condiciones de la sntesis del saber. Y siempre en funcin de esta unidad, de esta coherencia, de esta snresis, el filsofo plantea el problema general del co-nocimiento. Li ciencia se ofrece entonces a l como un compendio particularmente rico de conocimientos bien cons-truidos y perfectamente-estructurados. Dicho de otro modo, el filsofo pide a la ciencia meros ejemplos para probar la actividad armoniosa de las funciones espirituales, pero cree poseer sin la ciencia y antes que la cienci::i e! poder de auali-zar esta actividad armoniosa. Por eso los ejemplos cientficos son siempre evocados, nunca desarrollados, Hasta sucede que los ejemplos cientficos son comentados segn principios que no son cientficos: suscitan metforas, analogas, generaliza-ciones. As, con excesiva frecuencia, bajo la pluma del filsofo la Relatividad degenera en relativismo, la hiptesis en supo-. sicin, el axioma en verdad primera. En otros trminos, mantenindose fuera deI espritu cientfico, d filsofo cree que la filosofa de las ciencias puede limitarse a los principios de las ciencias, a los temas generales; o tambin, cindose estrictamente a los principios, el filsofo supone que la filo-sofa de las ciencias tiene por misin enlazar los principios de las ciencias con los principios de un pensanento puro que podra prescindir de los problemas de la aplicacin efec-tiva. Para el /H6sofo. la filosofa de la ciencia no pertenece / nunca enteramente al reino de los hechos. / As, 1a filosofa de fas ciencias permanece demasiado a me-nudo acantonada en las dos extremidades del saber: en el estudio de los principios demasiado generales por parte de los filsofos, y en el estudio de Jos resultados demasiado par-ticulares por parte de los cientf:os. La filosofa de la ciencia se agota contra los dos obstcu.los epistemolgicos contrarios

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    1 eral Y lo inmediato. - to o gen d ue limitan todo pensll;1111~n . eces lo a posteriori, escono-~.Joriza a veces lo a P"'" Je vv.Jores epU.remolgkos enr ciendo las tr_ansmutacto~es. . ntre los valores experune~ta e~ lo a pri~ri y lo ~ p~~~rt~~:mutaciones que el pensamJentu y ios valores-racton n' opera sin cesar. cientfico contempor eo

    Il . - . . - filosofa de las cten-

    Parece, pues, que carecemosn dilicr~~es -a la vez subjetivals stre en qu co , d n a resu -das que nos m~ . . . s generaies con uce . ,

    y objetivas-- ciertos pnnctp1?ones diversas; Y tambten. en tados particulares, a luctuact culares sugieren generaltza-qu condiciones resultados Jj~~ticas que prodzcan nuevos ciones qtre, los completen,

    principios. d ir filosficamente el doble_ m~Si se pudiese en~onces tra uc alidad al pensam~en~o c1enti-vmiento que ~ma enlalaal~~:ancia de lo a P!tOrt ~ deli~~ fl.co se adver.ttrta que - . 1 mni..-iomo u el rac1ona ,

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  • carse en el campo epistemolgco intermediario entre teora y prctica, entre matemc~ y eXperiencia. Conoce~ cien ficamente una ley natural, es conc;>
  • evidencia; no trata de crearse a'tras. La identidad del espritu en el yo pienso es tan clara, que la ciencia de esa conciencia clara se vuelv.e inmediatamente la conciencia de una ciencia; la certidumbre de fundar una filosofa del saber. La concien-cia de }a identidad del espritu en SUS divcrs()S conociJDieD!9.~ trae, por S sola, la .. garanta de un . mtodo permanente, fundamental, definitivo .. ~te un xito semejante, cmo ha~ briamos de plari.tear la' _necesidad de modificar- d espritu y de ir a la bsqueda de nuevos conocimient9:;? Para el filsofo, )as metod()logas, :tan diversas, tan mC?6. sanuento ~tlca sustituye rpidamente la realismo de la funo n mat~a ul realidad . de -la ~a expenm:1 esta tesis que ya plan~ea al Por otra parte, si. no se !1~!ll. del rgano, nos reservamos

    instrun'i~to como u:n: mediante los cuales ~bremos de una sene de ~ofts. tula un objeto ms all de los. probar que la t.Dl ica pos r lo menos una rup~a ep. objetos usuales. Existe, pues, po decir que la expenenoa la obje~va~6n,._y.t>t ~ pod:~s all, un.a ttasee~ilen~, Y en las cienctaS fsicas uene ~ . Luego el raaoQalismo que ella no est cerra~ en. 81 ~ptar una apeitra co-que informa esta expendenc.;ia e frica La filosofa critcista, rrelativa a esta trascen enoa emp d be modificada pre-euya solidez habremos de. subrayar, e . Ms -simplemente; ..lM ..... ente en funcin de esta ape~a, a t,__ ser flexibili

    . ............. - endimiento e!JQi . puesto que los .marcos de~ -ert"" del espritti cientilico debe :r.ados y extendidos, la PbC9 t;Joi.a cultura cientfica debe de-construirse sobre: nuevas .. ~ .. e1 ~c11.miento. .terminar profundas modificaoones en r--

    IV . es tan difcil

    Pero si el dominio de la filosofa de las ~~~C::os pedir con-de delimitar, en el presente ensayo quis1 - - '

    cesion~s a todos. filsofos el derecho de utilizar e~ei;n~tos Reclamaremos a los . en que se 0 ngmaron. filosficos desprendidos de l~s s~ma~ a veces roncentrada -La fuerza fi!osfica. de un si~;ma /~acilar en . p~poner esta _ en una funcin parucular. ~ - qu . tfico que tanta nece-fu.nci6n particular. al. P.e~d1~0 O:ci60 fios6fic? Existe sidad ~ene: de ~rmaf1os ~roa~ un aparato epistemolgico sacrilegio, por e1emp o, en . . , kantiana y demostrar el tan maravillos~ como la categO!fa cln del pensamiento cien-inters que reviste ~.ta la drglfines mezcla indebidamente tfico? Si un eclecttci-sm;o e os eclectt cismo de los medios od 1 nllrectera que un t 05 os sistemas, r.- fil f de las ciencias que quiere resulta a_dmisible para unda l osos:niento cientfico, dar cuen afrontar todas las tareas e pen edir el alcance de sus ta de los diferentes ?pos de t~~ ~ubrayar los procedimien-aplicaciones; que quiere, ante o ' .. 6 ~

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  • tos muy variados del descubrimiento, aunque fueran los ms arriesgados. Pediremos tambin a los filsofos que . rompan con-la ambicin de encontrar un punt~ de vista nico y fijo para juzgar el conjunto de una ciencia tan vasta y tan cam-biarite como es la fsica. Para caracterizar la filosofa de las ciencias desembocaremos as en un plurfismo filosfico que es e1 nico c:aPaz de informar los. elementos tan diversos de a-c:xPeriencia y de fa teora, cuyos respectivos grdos de ma-arez filosficg,_ diStan mucho de ser -pare)os. Definiremos la

    1ifosofa d las ciencias romo una filosofa disi>ersada, como una - fifosoffa . aistilbtJa: -Inversamente, ver.emos -el pensa-miento -cienfico como Un mtodo de disPei-si6n bien orde-naao, como un mtodo de anlisis muy fino, para los_ diversos

    -filosofoiiias agrupados- deniasido masivamente en los siste--mas filosficos. - : Reclamaremos 1l los cientficos el derecho de apartar por un momento a la ciencia de su. trabajo positivo, de su voluntad de objetividad, para descubrir lo que queda de subjetivo en _ los mtodos ms severos. Comenzaremos planteando a los hombres de ciencia cuestiones aparer.temente psicolgicas, y

    _poco a poco les probarems que toda psicologa es solidaria de postulados metafsicos. El espritu puede cambiar de me-tafsica, pero no puede prescindir de ella. Por lo tanto, pre-guntamos a los hombres de ciencia: cmo pensis, cules son vuestros tanteos, vuestros ensayos, vuestros errores? Ba-jo qu impulsos cambiis de opinin? Por qu os mostris tan sucintos cuando hablis de las condiciones psicolgicas de una nueva investigacin? Comunicadnos sobre todo vuestras ideas vagas, vuestras contradicciones; vuestras ideas fijas, vues-tras convicciones sin prueba. Se os con,idera realistas. Pero esta. filosofa masiva, sin articulaciones, sin 'dualidad, sin je-rarqua, corresponde efectivamente a la variedad de vuestro pensamiento, a la libertad de vuestras hiptesis? Decidnos lo que pensist no ya al salir del laboratorio, sino durante las ho-ras en que abal}donis la vida corriente para entrar en la vida cientfica. No pedimos que nos romuniquis vuestro empiris-mo vespertino, sino vuestro vigoroso racionalismo matutino, lo a priori de vuestro ensueo matemtic, el ardor de vues-tros proyectos, vuestras intuiciones inconfesadas. Si pudira-mos extender de tal suerte nuestra encuesta psicolgica, nos parece casi evidente que el espritu cientfico presentara tam-bin una verdadera dispersin :filosfica, puesto. que toda raz filosfica se origina en un pensamiento. Los diferentes pro-blemas del pensamiento cientfico deberan, pu.es, recibir di-

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    ferentes coeficintes filosficos. En particular, el balance de realismo y de racionalismo no serla el mismo para todas las _nociones. Creemos, pues, que las tareas precisas de la filO-sofa de las ciencias se plantearan precisamente en el nivel de cada nociqn. Cada hiptesis, cada problema y experiencia, _cada ccuaci6n, reclamaran su filosofa. Debera fundarse una .filosofa del . detalle epistemolgico, wia filosofa cientfica diferencial. que correspondiese simtricamente a la filosofa in-tegral de los filsofos. Esta filosofa diferencial tendra a su cargo medir el devenir -_ de un' pensamiento. En' conjunto, el devenir . de un pensamiento filosfico corresponderla a una _ normalizacin, a la transformacin :te la forma realista en una forma racionalista. Esta transformacin nunca es total. Todas las nociones no se encuentran en el mismo momento de sus respectivas transformaciones metafsicas. Meditando filosficamente sobre cada nocin, ver4filos tambin con ma-yor claridad el carcter polmico de la definicin empleada, todo lo que . esa definicin distingue, suprime; niega. Las condiciones dialcticas de una definidn cientfica diferente de la defiici6n usual apareceran ententes ms claramente,

    , Y podra. comprenderse, en el detalle de las nociones, loque llamaremos la filosofa del no.

    V ..

    He aqu' ent()nces nuestro plan: . . . Para. il~strar en ~guida las ?bservaciones precedentes, ~scuras en su generalidad, presentaremos ya en nuestro pnmer aptulo un ejemplo de esta filosfa dispersada que eonsi~_ ramos la nica filosofa tapaz de analizar la prodigiosa com-plejidad del pensamiento cientfico_ moderno. .- Despus de los dos primeros captlllos, que desarrqllan un problema. epistemol6gico preciso, estudiaremos los esfuetzos de _apertura del pensamiento cientfico en tres dominios total-mente diferentes. . Primero en una categora fundamental, la sustancia, tendre-moii. oasin .. de mostrar el ~bozo de un no-kantismo, es decir de una filosofa ele inspiracin kantiana que desborda la doc-trina clsica . . Utilizaremos as una nocin filosfica ql.te fun. .clon correctamente_ con relacin a la ciencia newtoniana, y que a nuestro parecer debe. ser abierta para traducir su fun-cin correcta dentro de la ciencia qumica de maana. En , ,

    ~.5 '

  • este captulo encontraremos c:Ottelativamente argumentos Pflra un no-~eallsmo, para u.n no-materialis~o; dicho de otra ma-nera, para una apertura del realismo y del materialismo. La sustancia qumica ser entonces representada .. como una pieza -una simple pieza- de un proceso de distinclpn; loreaI ser representado como un instante de, una realizacin bien con ducida. El nO:realismo (que es un realismo) y el no-kantismo . (que es un racionalismo) tratados en conjunto a. propsito de la noci6n de sustancia apareeetn como espiritualmente coordinados dentro de su oposicin perfectament~ ajustada. Entre los dos pofos del realismo y del kantismo clsicos na-cer un 'Campo epistemol6gico intermedio partieularmente ac-tivo. La filoso/la del no se encontrar, pues, con que no eS . una actitud de negacin, sino una actitud de concilicin. De manera ms precisa, la nocin de sustancia, , tail duramente contradictoria cuando se la toma en sli informacin realista por u:na parte y en su informacin kantiana por la otra; .ser claramente transitiva en la doctrina nueva del no-swtancialis-mo: La filoSQffa del no permitir resumir, a 1~ vez, tod l experiencia y todo el pensamiento de 13 . determinacin de una sustancia. Una .vez que la categora sea abierta, ser capaz de reunir todos los.' .matic~ . ~e la filoso& qumica contero pornea. . El segundo dominio a propsito del cual proporu:temos una ampliacin de la filosofa del . pcn5amicnto cientffico sem. la intuici6n. ambin all tomaremos ejemplos precisos. Mostra-remos que 'la. intuicin natural no es ms que . UilJ intuicin particular, y que asociand a ella las justas libertades ~ sntesis se comprende mejor la jerarqufa de los nexos intui-tivos. Mostraremos la actividad dd pensamiento . cientffico en la intuici6n trabajada. Abordaremos por ltimo el tercer dominio: el dominio 16-gico.,.Por s solo reclamada una obra entera. Pero utils pocas referencias a la acti,vidad cientfica bastarn para mostrar. que ni siquiera los marcos ms sim{>les del entendimiento . ppeden subsistir en su inflexibilidad, si : es -que se 'qujere estitt a' la altura de fos nuevos destinos i:le la ciencia. En todos sus .prin-cipios, la r.azn ,ortodpxa puede ser dialectfaada a travs de paradojas. Despus de este esfuerzo de ampliacin aplicado a dominios tan diferentes como una categona, una intuicin, una lgica, volveremos en nuestra conclusin, para evitar cualquier mal-entendido, a los principios de una filosofa del no. Deberemos recordar a cada paso que la filosofa del no .po es psicol6-

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    ~camcnte un nega~~!M y qt.le tampoco lleva, frente a la naturaJ~. a un nihilismo. Procede, por el contrario, en nosotros .Y fuera de nosotros~ 'de una aCtlvidad. constructiva. Pe~ bien lo . real es. aprovecharse de sus. ambigedades para~ tn?