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    Babelia1.011

    NMERO

    1.0

    11.

    ELPAS,

    SBADO

    9DEABRILDE2011

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    NO RECUERDO haber solicitado nacer espaol, pero reconozco que haycosas peores. Las hay tambin mejores y el hecho fcilmente verificable deque haya escasa o ninguna voluntad de aprender de ellas es lo que duele.No considero a Espaa un problema metafsico. Basta permanecer diezminutos en unade suscalles para comprobarque el pas alberga msruidoque esencias.

    Sediceque losespaolesduermenpoco.La hiptesisparece plausible, amenos que sean connaturales en ellos la impaciencia, el mal humor y lasojeras. Hoyporhoy el espaolarquetpico consisteen un espcimen huma-no que, encabronado hasta las orejas, aporrea en medio de un atasco, deforma compulsiva, el claxon de su coche.

    El caso es no pertenecer a una lite. No incurrir en el lenguaje refinado,en las maneras sensuales y delicadas, en el cultivo de la elegancia irnica.Menos mal que andamos sobrados de antdotos: las palabrotas, el tuteoagresivo, tus muertos y otros fangos lxicos que eximen al usuario deltrabajoso, del intilempeo de desembalar la perspicacia. No hay ms queencender el televisor para darse cuenta de la baja calidad humana que sefomenta y se estila en el pas.

    El espaol actual, me corrigen, es inconcebible sin su mvil pegado a laoreja, hablando condesatadaindiscrecin y abundancia de errores gramati-calesen losvagonesde lostrenes,en losconsultoriosmdicoso dondequie-ra que le suene el chisme. En el cine, me dicen, no tanto, ya que cada vezson ms los que se quedan en casa disfrutando gratis, ante las pantallas desus ordenadores, del trabajo, el talento y las inversiones econmicas de

    otros.La gente qu culpa tiene? Los ciudadanos se adaptan, imitan y quierasque no se dejan moldear. Miran y escuchan los noticieros de televisin y,entredos catstrofes,les meten publicidad. Todoslos dasreciben su racinde imgenes de homicidasde vecindario, de motoristas inertes, de felpudosensangrentados y, para postre, del Real Madrid y el Barcelona, tambin enlas cadenas pblicas, desfavoreciendo sin tapujos a los dems equipos. Lousual es que se conceda mayor relevancia informativa al tobillo de undeportista millonario o a las palabras defectuosas de un entrenador portu-gus que a cuestiones educativas, culturales, financieras

    Se nota que vives fuera,me dicen.Acaso,llegada la ocasin,no se habladel Premio Planeta, acontecimiento cultural supremo, con presencia de laministra del ramo y de otras autoridades y personas de postn, a pesar detratarse de un evento de dudosa consistencia literaria, sustentado por unaempresa privada? Quiz Espaa sea un pas de simples dualidades: PSOE /PP,ELPAS/ElMundo, RealMadrid / Barcelona, republicanos / nacionales.

    El espaol residente en el extranjero no est libre de los salpicones dedecadencia asociada actualmente al nombre de Espaa; antes al contrario,lo propio es que a uno lo juzguen conforme al mayor o menor prestigio de

    su lugar de origen. Si naciste canadiense o australiano, aunque seas unhampn, te recibirncon inmediatasimpata, y si naciste en Camboya o enTogo, pues ya no tanto.

    De un tiempo a esta parte, la imagen positiva de que gozaba Espaaentre los dems pases europeos se ha resquebrajado. La admiracin gene-ral adoptaba formas mltiples. No era extraoencontrar autores espaolesen los escaparates de las libreras. Msica y cine espaoles despertaban unrespeto sin paliativos. Hoy Espaa slo suscita noticias funestas y ocupa decostumbre(datos econmicos, desempleo, informe PISA,deportistas dopa-dos, piratas informticos) los puestos deshonrosos de las estadsticas. Laprdida de encanto es rotunda y los ciudadanos europeos prefieren cadavez ms dirigir su inters hacia otros focos creativos.

    Ha habido en el pasado reciente episodios que sonrojan. Ah va unejemplo. Tiempo atrs, Espaa fue la invitada de honor de una feria demuestras de Hannover dedicada a la informtica. Acudi el presidente delGobierno, trajeado y sonriente. El mismo da de su llegadasalt a la prensaalemana la noticia del cierre prximo del Consulado General de Espaa enHannover. Un desaire de marca mayoral anfitrin, que comporta,adems,el desamparo administrativo de ocho mil espaoles residentes en BajaSajonia. Ser espaol es un azar a menudo desfavorable.

    Fernando Aramburu (San Sebastin, 1959) es autor, entre otros libros, de Viaje

    con Clara por Alemania y Los peces de la amargura (Tusquets). En mayo publicar

    los cuentos El vigilante del fiordo (Tusquets).

    Noticias, debates, imgenes y voces de la cultura. http://blogs.elpais.com/papeles-perdidos/

    Primeras pginas Norte (Mondadori), de Edmundo Paz Soldn.

    Encuentro digital Javier Maras hablar con los lectores el prximo lunes 11 de abril,a las seis de la tarde, sobre su novela Los enamoramientos (Alfaguara).

    +

    + .com

    Fernando Aramburu

    Tobillo de EspaaBabeliaEN PORTADA Andrs S. Braun / lvaro Pons 4

    CmicApostolos Doxiadis publica,en colaboracin con otros tres autores,Logicomix.Una bsqueda picadela verdad, novela grfica sobre la historia de la lgica narrada por Bertrand Russell; y el espaol Alfonso

    Zapico relata la vida de James Joyce en Dublins. Son dos de las novedades que se presentan estos das,

    coincidiendo con la celebracin del 29 Saln Internacional del Cmic de Barcelona. Portada e ilustracio-nes de las pginas 4 y 5 de Apostolos Doxiadis, Christos H. Papadimitriou, Alecos Papadatos yAnnie Di Donna, autores de Logicomix (Sins Entido). Traduccin de Virginia Collera

    IDA Y VUELTA Apocalipsis del plstico Antonio Muoz Molina 7

    EL LIBRO DE LA SEMANA Norte, de Edmundo Paz Soldn B. Celis / L. Satorras 8

    Manuel Padorno. El poeta que era un taller Juan Cruz 9

    Enrique Vila-Matas. Los hilos de la ficcin crtica J. Ernesto Ayala-Dip 10

    PENSAMIENTO A la sombra de Marx Antonio Elorza 11

    Valor de soldado Andrea Aguilar / Ramn Lobo / Amelia Castilla 12

    El texto de la vida. Debate con Emilio Lled L. F. Moreno Claros 14

    SILLN DE OREJAS Sonidos del morreo y Manuel Rodrguez Rivero / Max 16

    ARTE Los magnates se cubren de arte ngela Mol ina / Roberta Bosco 18

    EXTRAVOS Gruta Francisco Calvo Serraller 19

    TEATRO Veraneantes, en el Teatro de La Abada Roco Garca 20

    PURO TEATRO Woyzeck y dos mujeres que bailan Marcos Ordez 21

    MSICA Cuando el soul hizo pop Carles Gmez 22

    CENTENARIO Los albores de Emil Cioran Emil Cioran / Jos Andrs Rojo 23

    1.011

    Anna Lizarn y Alicia

    Prez, en una escena de

    Dos mujeres que bailan,

    de Josep Maria Benet i

    Jornet. Foto: Ros Ribas

    SUMARIO

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    Cuando empec, si decas que trabajabas haciendo cmic te miraban mal, pero ahora incluso da cierta categora, afirma Kim. Foto: Gianluca Battista

    BASTA DECIR que al final del encuentro baja con los periodistas al bar de la esquina parainvitarlos a un caf y poder seguir as hablando de cmic, costumbres y comida italiana.

    Parecera que para Kim, nacido Joaquim Aubert en 1942 en Barcelona, de padre mdico yrepublicano, la vida es relativamente sencilla. Vive en un pequeo sobretico del Eixamplede Barcelona que con los aos ha ido moldeando conforme a sus gustos y necesidades desoltero vocacional.En la terraza, enla quesuele desayunarmientrasoye el bullicio delpatiode unaescuelay contempla las azoteas, se fabric l mismo un cobertizo-estudio quetieneatiborrado de libros, objetos, herramientas de todo tipo (es un manitas) y, claro, papeles,rotuladores y viejas plumillas con las que sigue dibujando a tinta china sus historietas.

    La fama de su personaje Martnez el Facha, que publica en El Jueves desde 1977, casihaba conseguido encasillarlo en un humor caricaturesco y poltico que esconda sus otrosregistros. Pero a finales de 2009 salt la sorpresa. Junto conel historiador Antonio Altarriba,autor del guin, public El arte de volar (Edicions de Ponent), una novela grfica que narrala biografa de un personaje annimo, el padre de Altarriba, pero que representa la de todauna generacin de perdedores, de la guerra y de la vida, con una fuerza, un dramatismo y

    una poesa que les vali un merecido y aplaudido Premio Nacional del Cmic en 2010. Lodibuj a lo largo de cuatro aos y de una manera inusual, pgina a pgina, sin saber lo que

    pasaba despus ni al final, comenta. No esperaba el xito que tuvo, pero se ha publicadoen Turqua y en breve saldr en Francia, lo que me hace mucha ilusin, reconoce.

    Se nota su amor por la historia. Me documento mucho, creo que la gente lo agradece,comenta el autor, que se confiesa un compulsivo comprador de objetos y, sobre todo, delibrosviejos. Voy mucho a los Encantes y todava pueden encontrarse libros interesantes,explica mientras enseauna edicin de 1851 de la biografade CristbalColnque escribiWashingtonIrving. Pero el gusto por lo antiguo no le quita la curiosidad por lo nuevo. Sigomucho a los jvenes, te aportan mucho y adems los hay buensimos, afirma. Para sutrabajo semanal no le falta gasolina porque en poltica la realidad supera a la ficcin. Aratos sueltos, y a la esperade otra novelagrfica quellevarse al pincel, va ilustrando un librode cocina y dndole vueltas a la crnica de un mestizo de la poca de la colonizacin deAmrica. Cuando empec, si decas que trabajabas haciendo cmic te miraban mal, peroahora incluso da cierta categora, comenta irnico. Catalina Serra

    Dibujar con vistas al cieloKim, ltimo premio Nacional del Cmic junto a Antonio Altarriba, despleg su versatilidad de registros en El arte de volar

    EL RINCN

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    DE MOISS A DANTE. De Hitler alChe. De Kiki de Montparnasse aEvita Pern. De la perrita Laikaal ltimo fenmeno adolescente

    del pop globalizado, Justin Bieber. El cmicbiogrfico ha sido desde hace dcadas unformato fructfero y an lo es como de-muestran colecciones espaolas de antaocomo Vidas Ilustres (Novaro) o Cmic Bio-grafas (Bruguera), o la reciente apuesta dela editorial estadounidense Bluewater Pro-ductions por el gnero a travs de sus seriesFuerzaFemenina(que recogela vida y mila-

    gros de mujeres influyentes, desdeMargaretThatcherhastaOprah Winfrey),Poder Polti-co (desde Obama hasta Mandela) o Fama(desde David Beckham pasando por MarkZuckerberg, fundador de Facebook, LadyGaga o el mencionado Bieber).

    Entremedias, se han publicado cientosde colecciones y volmenes independientesen medio mundofirmados tantopor autoresde escaso renombre como por figuras repu-tadas (por ejemplo, los argentinos Hctor G.Oesterheld, Alberto Breccia, Jos Muoz yCarlos Sampayo, la francesa Catel Muller, elestadounidense Nick Bertozzi o los japone-ses Shigeru Mizuki y Osamu Tezuka) quedemuestran que el gnero es inagotable.

    Coincidiendo con el Saln del Cmic deBarcelona(del 14 al 17 de abril), aterrizan enEspaa dos tebeos llamados a convertirse

    en obras de referencia para las biografas envietas.Ambasevidencian no solo el talentode sus autores, tambin la excelente saluddelgnero,el potencialnarrativode la nove-la grfica y el olfatodel tejidoeditorial quelasustenta.Muchosdudan de que las grandescasas o los editores independientes hubie-ran apostado porestos doscmics hace po-co ms de una dcada. Ms an teniendoen cuenta que ambos se centran en dos fi-guras tan universales como complejas. Elprimero es Logicomix(Sins Entido), un mo-numental y brillante repasoa la historia mo-derna de la lgica y lasmatemticas a cargode cuatro autores tres griegos y una fran-cesa centrado en la vida delbritnico Ber-trand Russell. El segundo, Dublins (Astibe-rri), es un excelente cmic biogrfico delirlands James Joyce firmado por el asturia-no Alfonso Zapico.

    Cuandoexplicbamos el proyecto, la mi-tad de la gente pensaba que bamos a hacerun libro de texto ilustrado. La otra mitadsimplemente pensabaque ramos unosdes-cerebrados, cuenta por telfono, desde

    Atenas, ApostolosDoxiadis, el autorque pri-mero concibi la idea de hacer Logicomix.Escritorque estudi matemticas en Colum-bia,Doxiadis llevabatiempo queriendo com-poner algo sobre la apasionante historia delos lgicos y matemticos del XIX y el XX.Pero nunca pens en hacer una novelahis-trica, porque la descripcin es una facetaliterariaque nunca meha gustado,explica.

    La ecuacinqued despejada cuando co-noci al matrimonio formado por el griego

    Alecos Papadatos y la francesa Annie Di

    Donna, dibujante y colorista del volumen,respectivamente. Queran producir su pri-mera novela grfica. Les encant mi idea y

    yo me libr del aspecto descriptivo, cuentaDoxiadis. Poco despus el tambin griegoChristos H. Papadimitriou se embarc co-mo guionistajuntoa Doxiadis en este titni-co proyecto que comenz siendo autofinan-ciado por sus responsables.

    Los doscomenzaron a armar el argumen-to de este tomo de casi cuatrocientas p-ginas mientras Papadatos y Di Donna reco-rrieron media Europa en tres semanas paradocumentar sus ilustraciones. Al principio

    no lo compusimos en torno a una figuracentral.Al pococomprobamos que la estruc-tura era dbil y nos dimos cuenta de que lavida de Russell erala columnavertebral quenecesitaba,detallaDoxiadis. Que porquRussell? Porque adems de su importanciacomo pensador, su biografa es apasionan-te, a diferencia de muchos otros lgicos cu-

    ya vida fue naci, estudi, escribi, dijo,sigui estudiando, argumenta el autorgriego. Russell incluso abandon el estudioal comprender que la ciencia no le bastaba

    para comprender el sentido delmundo.Es-ta decisin inclina loscuatro a apostar anms por el enfoque biogrficoen lo que res-pecta al resto de pensadores que aparecenen el cmic. As lo resume Doxiadis: Com-prendimos que lo ms interesante de estabsqueda picade las certezas matemticas

    y lgicas estaba en que sus protagonistas,desde Poincar a Wittgenstein, emprendie-ron estaaventuramovidos porsus necesida-desemocionales. La nica manera de satisfa-cerlas era dar forma y sentido a la realidad.

    Por eso lo esencial para nosotros pas a serla descripcin de la relacin interpersonalde los personajes y sus ideas. Esta ltimafrase es una estupenda manera de definir loque es este cmic, en el que sus propiosautores cobran vida en las vietas para na-rrar paralelamente el arduo proceso creati-vo que ha durado cinco aos, al igual quehacen en las vietas compuestas para Babe-lia que ilustran la portada y estas pginas.

    Lo quemsnos alegrade haberaposta-do por una biografa en forma de novela

    Tras la pista delLa historieta vive una refrescante renovacin aunque hace dcadas que ambos gneros caminaproyecto a travs de vietas exclusivas realizadas para Babelia. Esta tendencia en alza estar

    EN PORTADA / Reportaje

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    grfica es que hemos logrado contar unahistoria complicada que de primeras re-sulta antiptica tanto al lector habitual detebeos como al que no tiene ni idea ni inte-rs por las matemticas que ha gustado aunos y a otros. El que Logicomix se hayaconvertido en la novela grfica griega msextensa, ambiciosa y de ms xito tanto anivel nacional como internacional (ha sidodurante11 semanas la obrams vendida enla lista de cmics de The New York Times)certifica las palabras de Doxiadis.

    Es verdad que dejamos fuera captulosde la vida de Russell y que introdujimosficcin, sobre todo encuentros que no seprodujeron entre algunos pensadoresaunque intercambiaron esasmismasopi-niones por correspondencia o el mante-ner vivo a Gottlob Frege seis aos despusde su muerte. De hecho, en todo el cmicsolo debe haber dos o tres frases literalespronunciadas por Russell en vida. Pero erala manera de que los personajes cobraranvida y consideramos que es una obra muy

    fiel, ms que muchas novelas histricas,argumenta Doxiadis.

    Por su parte, Alfonso Zapico, a quien elSaln delCmicotorg el aopasado el Pre-mioJosepToutainal Autor Revelacin,no haintroducido eventos ficcionados en Du-blins. La vida de Joyce es tan rica y tansurrealista que no me ha hecho falta, co-menta por telfono desde la ciudad francesade Angulema, cuyo prestigioso festival pre-mi precisamente este proyecto y le conce-di una becahacetres aospararesidir enla

    reputada Maison des Auteurs y completarall en ese periodo la obra. La idea surgi alleer dosbiografas suyasy comprobarque suobra estaba ah, en su vida, en las personasque conoci y en los sitios en los que resi-di. Estos dos libros son Joyce para Princi-piantes, de David Norris y Carl Flint (Lecto-rum, 2007), a partir del cual Zapico extrae elespritu de Dublins lo que signific lavida para Joyce, yJames Joyce, de RichardEllmann (Anagrama, 2002). Sintetizando eltrabajo cronolgico de Ellmann obtuve el es-queleto y le aad el enfoque de una gua deviaje. Dublinses como un recorrido en trenpor los escenarios de la vida de ese irlandsuniversal, aade Zapico, que se documenta partir de los libros fotogrficos James Joy-ces Ireland, de David Pierce (Yale UniversityPress, 1992), yFaithfull Departed, de KieranHickey (TheLilliputPress, 2004), una recons-truccin delDubln de 1904, el aoen el quetranscurre Ulises. De Joyce hay pocas fotos.Son muy antiguas, y por ello muy estticas.

    Us mi imaginacin para aplicar al persona-je lo que se deduce de sus biografas: quedebi ser un tipo muy histrinico, desvela.

    De Dublinssorprende su fluidez y ritmogil pese a la abundancia de cartelas (losrecuadros de texto que actan como la vozdel narrador). Nunca quise hacer un Ulisesen vietas. He intentado alternar el excesodetexto con cuadros deaccinpuray dura ytambin aligerar estos pasajes y plasmarlosen un lenguaje sobrio. Pretenda establecerunaconversacin sencilla entre el narrador yel lector, matiza Zapico. Es de eso de lo quems se enorgullece: de no haber sacrificado

    la fluidez narrativa en favor de toda la infor-macin que contiene esta historieta de casi250pginas. La ventaja de producir unabio-grafa en formato cmic es que la historietaes ms digerible siempre que se haga bien.An ms en el caso de Joyce, que para mu-chos es sinnimo de obras voluminosas ycrpticas que requieren guas an ms volu-minosas parasu comprensin.En esesenti-do, Zapico cumple con nota el objetivo quese plantean no sin cierto dolor muchosautores; que el lector devore con fruicin enapenas unos segundos una pgina que hallevado horas o incluso das de trabajo.

    Zapico admite que no tom como ejem-plo ninguna de las notables biografas encmic que se han hecho hasta ahora. Sim-plementeporque,comoya hedicho, laaluci-nante vida de Joyce me bast como nica

    inspiracin. En todo caso es su nuevo tebeoel que puede servir de referencia a aquellosque se aproximen en un futuro al gnerobiogrfico a travs del cmic.

    Logicomix. Una bsqueda pica de la verdad. Apos-

    tolos Doxiadis, Christos H. Papadimitriou, Alecos

    Papadatos y Annie Di Donna. Traduccin de Julia

    Osuna Aguilar. Sins Entido. Madrid, 2011. 352 pgi-

    nas. 24 euros. Dublins. Alfonso Zapico. Astiberri.

    Bilbao, 2011. 232 pginas. 18 euros. El 29 Saln del

    Cmicde Barcelona secelebrar del14 al17 deabril

    enel Palacio8 dela Fira deBarcelona. ficomic.com.

    cmic biogrficountos. Los autores de Logicomix, uno de los ltimos xitos internacionales, explican suresente en el prximo Saln del Cmic de Barcelona. Por Andrs S. Braun

    La relacin interpersonal

    de los personajes y sus

    ideas fue lo esencial,

    afirma Doxiadis

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    Chester Brown(La Cpula)

    Alfonso Zapico(Astiberri)

    Sienkiewicz / Muoz y Sampayo(Glnat / Libros del Zorro Rojo)

    R. Crumb y D. Z. Mairowitz(La Cpula)

    P. Glvez, A. Lpez, J. Mundet(Edicions de Ponent)

    Osamu Tezuka(Planeta DeAgostini)

    ngel de La Calle(Sins Entido)

    APARENTEMENTE, la obra de Doxiadis, Pa-padimitriou y Papadatos es una orto-doxa versin en historieta de la vida deBertrand Russell. Voluminosa, discretaen lo formal, tintiana quizs en el tra-zo Sin embargo, la propuesta de losautores se transforma rpidamente enuna lectura apasionante gracias a unacertadsimo guin que descubre la re-daccin de las obras clave del famosomatemtico como un reto intelectual ca-si pico, transmitiendo al lego en las ma-temticas la pasin de la investigacin yla bsqueda del saber. Mezclando acerta-damente todas las facetas de la rica per-

    sonalidad de Russell con las propias difi-cultades que los autores encontraron enla realizacin de la obra, se logra compo-ner un documental en vietas tan entre-tenido como educativo.

    Logicomix

    PARECE EXTRAO en la bibliografa deChester Brown que, tras obras de ndoleautobiogrfica como las brillantes Nun-ca me has gustado o The Playboy, seabordase la biografa del famoso lderpoltico canadiense del siglo diecinue-

    ve, cabeza de la resistencia del puebloMtis. Sin embargo, la eleccin no pue-de ser ms acertada, ya que desde unaasepsia histrica de exquisita rigurosi-dad, Chester Brown utiliza la vida deLouis Riel como elemento de reflexinsobre las relaciones entre el ser huma-no, el poder y la religin, llevando alpapel una existencia que puede ser cali-ficada como la de un mrtir que lo diotodo por los dems, pero tambin enejemplo de cmo la sociedad puede sermovida por los delirios de una locurain rumbo.

    PUEDE PARECER a priori que la adaptacinal cmic de la vida de James Joyce eslabor excesivamente monumental paraun autor que apenas tiene un par deobras en el mercado. Pero el acicate delreto espolea espectacularmente a un au-tor como Zapico, que si ya dej mues-tras de buen hacer en sus anterioresobras, aqu confirma su vala y proyec-cin, con un relato de ritmo vital quesabe combinar la exposicin histrica ri-gurosa de los hechos con el acertadoacento de aquellos aspectos vitales co-tidianos que marcaran la produccin ar-tstica del escritor, de esos momentos

    anecdticos del acontecer diario, ape-nas visibles, que en su conjunto deven-drn en claves referenciales de una delas obras magnas de la cultura, el Ulyssesde James Joyce.

    Dublins

    PUEDE PARECER paradjico que la historie-ta, un arte silente por naturaleza, se acer-que a la biografa de un msico. Sin em-bargo, la narrativa visual consigue, enmanos expertas, sorprendentes efectossinestsicos que tienen en estas dos

    obras demostracin palpable. El dibujode violento trazo y barroco color de Sien-kiewicz, heredado de ilustradores comoBob Peak, adquiere musicalidad y da vi-da propia a esta biografa cannica deJimi Hendrix. Por su parte, un Jos Mu-oz ms brillante que nunca si cabetal afirmacin, traslada la calidez de lavoz de Gardel y la cadencia del tango aun pentagrama de vietas y elegantestrazos. En ambos casos, desplazar la vis-ta por las vietas tiene el efecto de laaguja en el surco de un disco: la msicaempieza a sonar.

    ROBERT CRUMB conoca bien las clsicascolecciones de cmics que se dedicabana adaptar las vidas de personajes cle-bres, un gnero extraordinariamente pro-lfico, pero poco apreciado dentro delcmic, quizs por estar casi siempre las-trado por un exagerado didactismo. Unacircunstancia a la que el guin de Mai-rowitz no es ajeno en su intento de acer-car la obra de Kafka al profano a travsde su biografa, pero que resuelve de unplumazo el gran genio del cmic under-ground, alejado de toda referencia ante-rior para demostrar que el lenguaje de lahistorieta tiene un potencial brutal apli-

    cado de forma inteligente en la didcti-ca, acentuando y amplificando el mensa-

    je de l g uionist a, dotndol o de pleno sig-nificado para conseguir que el lector seacerque a Kafka con visin renovada.

    Kafka

    CON EL AVAL del Premi Nacional de Cmicde Catalunya, estos tres veteranos autoresalivian la habitual tendencia en el gneroa buscar el nombrepreeminentede la his-toria, el famoso personaje, centrndoseen la figura del comunista Miguel Nez.

    Tomando inicio en su afiliacin en la Ju-ventud Socialista Unificada y su adscrip-cin a la Repblica, realiza un recorridoexhaustivo por su circunstancia vital y lu-cha antifascista, que poco a poco devieneen crnica viva de la resistencia antifran-quista espaola realizada desde el PCE yPSUC, pero tambin del compromiso soli-dario. Una visin alejada del ruido de lahistoria que se atreve, adems, al poco co-mn ejercicio del compromiso poltico sinprejuicios ni ambages, casi una osada entiemposdonde se confundeel rigor histri-co con la asepsia ideolgica.

    Mil vidas ms

    NO HAYque dejarse engaar por la estti-ca de dibujo infantil de nios de grandesojosde Osamu Tezuka tancomn al man-ga. Su monumental ms de 3.000 pgi-nasaproximacin a la biografa del fun-dador del budismo, Sidartha Gautama,Buda, no solo es un tebeo plenamenteadulto, es una fascinante exploracin dela naturaleza del ser humano, a la parque estricta revisin y exposicin de lasbases de la religin budista. El llamadopadre del manga demuestra su incre-ble habilidad para hilvanar drama, hu-mor, reflexin, rigor histrico y algo deficcin propia (e incluso algn anacronis-

    mo de intencin didctica) para conver-tir la biografa de Buda en una vibrante ypica historia que, no en vano, es consi-derada como una de las obras maestrasde Tezuka.

    Buda

    ES DIFCIL que una biografa de la fotgrafaTina Modotti no resulte apasionante: suvinculacin con la poltica y el arte de losaos veinte en el explosivo Mxicorevolu-cionario,su personalidadlibrey de activis-mo tan comprometido como rebelde son

    sinnimos de inters para cualquier lectorinteresado en la cultura y la historia. Sinembargo, el dibujante ngel de la Calleconsigue dar una vuelta de tuerca al gne-ro biogrfico al imbricarlo profundamen-te con el autobiogrfico, buscando relacio-nes entre uno y otro, las motivaciones quellevan a un autor a imbuirse en la vida dealguien. En un relato paralelo, personaje yautor irn intercambiando experiencias,construyndose uno al otro a medida queavanza la bsqueda, encontrndose mu-tuamente en un complejo pero fructferoequilibrio vital.

    Modotti

    De Buda a Kafka y GardelEscritores y dibujantes dan una vuelta de tuerca al gnero biogrfico. Por lvaro Pons

    A. Doxiadis y otros(Sins Entido)

    Louis Riel Voodo Child / Carlos Gardel

    EN PORTADA / Los elegidos

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    HAY LIBROS que alguien planea yescribe ordenadamente en tornoa un tema. Hay otros que parecequese escriben solosy queproli-

    feran guiados ms o menos a ciegas por elempuje de una obsesin. Hace unos aos,

    porcasualidad, Donovan Hohn leyla histo-ia de un naufragio que habra tenido lugarn 1992, en lo msdesoladodel noroeste del

    Pacfico, al sur de las islas Aleutianas. Mstarde iba a descubrir que en realidad nohaba sido un naufragio: un buque de carga,

    l Ever Laurel, se encontr en medio de unaspantosa tormenta, y en uno de los banda-os que estuvieron a punto de hundirlo una

    parte de los contenedores almacenados enla cubierta cay al mar. Dentro de uno de

    llos haba un cargamento de 28.800 jugue-tes de plstico fabricados en China y con

    estino a Estados Unidos. A raz de sus pri-meras lecturas, que muy pronto lo llevarona descuidar su trabajo y a perder das enhemerotecas consultando oscuras revistas

    e comercio martimo o buscando su rastropor Internet, Hohn entendi que los 28.800

    animales de juguete eran patitos amarilloson grandes ojos y pico naranja como losqueflotan en todas lasbaeras infantiles delmundo. Imaginabalas aguasdel Pacfico cu-biertas poruna armadade patitos amarillos,

    ispersados porlas corrientes conel paso delos aos, apareciendo en el interior de blo-ques de hielo en el rtico o entre las algasarrojadas por la marea en una playa de Bra-il o de Nueva Inglaterra.

    Hohn tena un oficio digno, una familia.Su esposa estaba a punto de dar a luz suprimer hijo y l trabajaba como profesor enunabuena escuela de Nueva York. Al princi-pio su indagacin fue ms o menos capri-

    hosa. Se enter de que en realidad losanimalitos nufragos no eran todos patosamarillos, cmicamente mecidos por olas

    e varios metros en los mares ms profun-

    osy ms alejadosde tierra firme del plane-ta. Haba 7.200 patitos, 7.200 ranas verdes,

    .200 castores rojos, 7.200 tortugas azules. Yu prdida enel mar noerael nico desastreucedido en aquellas aguas: en 1990, en unhoque entre dos buques mercantes cercae Alaska, se haba perdido un cargamentoe 80.000 pares de zapatillas Nike. Meses

    ms tarde zapatillas sueltas, forradas de al-asy de pequeosmoluscos deconcha,apa-ecan en las playas de la costa noroeste deanad.En 1995, en unaplayadel Estadode

    Washington, alguien haba encontrado una

    tortugatodava perfectamente azuly un pa-tito descolorido. Hohn descubri un sub-mundo de coleccionistas obsesivos de losobjetos arrojados por el mar; y tambin decientficos dedicadosa la oceanografa y a laecologa que estudian las pautas de las co-

    rrientesmarinaspara determinar la trayecto-ria de las toneladas de basura de plsticoque se acumulan hasta en lo ms lejano dealta mar, en las costas menos visitadas, enlasplayas de lasislasms parecidasal para-so terrenal.

    Porentoncesla bsqueda de Hohn ya notena remedio. El libro futuro haba estalla-do en su imaginacin, como surge fuera delagua un juguete de plstico que un nio haarrastrado hasta el fondo de la baera paraluego dejarlo subir. Quizs la gran bromadelttulo se le ocurri cuandoan no estabaseguro de que se pondra a escribir el libro,porque los mejores ttulos no son etiquetasque se adhieren a posteriori a un libro yaterminado, sino semillas imperiosas que locontienen entero y queconfirman la posibili-dad, la necesidad de su escritura. Donovan

    Hohn haba ledo desde muy joven relatosde exploraciones,y habacontrado conMo-by Dickesalargadeuda de agradecimiento ydevocin que ya no nos abandona una vezque nos hemos contagiado de esa novelaque no se acaba nunca y que no se parece aninguna otra.Moby-Duckesunabroma y esun homenaje. Imaginar la historia insensatade la prdida, la bsqueda, el hallazgo deesos 28.800 juguetes naufragados y darle esettulo era casi tener ya el libro en las manos.

    Pero ellibro,parallegar a existir,no exigi-ra solo la disciplina de la investigacin y dela escrituradiaria. Muy pronto Donovan Ho-hn descubri que para contar de verdadaquella aventura l mismo tena que vivirlaen primera persona. Obtuvo un permisotemporal en la escuela y decidi viajar a lacosta en el extremo norte de Alaska en la

    que haban aparecido poco tiempo atrs unpatito, una tortuga, dos o tres castores. A suesposa le faltaban semanas para dar a luz yl andaba navegando por el extremo Nortedel mundo en compaa de investigadorestemerariosy de aventurerosexcntricos quese juegan la vida intentando remediar enalgo la catstrofe inmensa de las basuras deplstico. La ballena blanca de su bsquedaeran aquellos animalitos de juguete, pero elapocalipsis con el que fue encontrndose sele revel ms aterrador que las caceras quehacia finales del siglo XIX estaban a punto

    de exterminar a los grandes cetceos. Enbosques de conferas sumergidos en unaperpetua niebla de llovizna martima susbotas se hundan en extensiones de resi-duos de plsticos arrojados tierra adentropor la violencia de las tormentas. La playa

    ms sucia del mundo no est en el litoralturstico del Mediterrneo, con su caldo ve-raniego de cremas de bronceado, sino en elextremo sudoeste de Hawai, donde no vivenadie, y donde la arena brilla al sol conmillones de bolitas y de fragmentos y deobjetos enteros de plstico. En el laborato-rio de un bilogo marino asisti al examende los estmagos de albatros muertos: pes-cados y calamares a medio digerir se mez-claban en una pasta hedionda con meche-ros, tapones de botellas de agua, anillos deplstico de los que sujetan eso que en lossupermercadosllaman packsdelatasde cer-vezas o de refrescos.

    A cien millas del archipilago de Hawai,en las muestras de agua de mar recogidasporel veleroen elque viajaHohn,el conteni-do de plstico es cuarenta y seis veces ma-

    yor que el de plancton. Uno de los cientfi-cos a bordo se lanza al aguacon sus aletas ysu mscara de submarinismo y cuandoemerge de nuevo trae en la cabeza la bolsade plstico de una cadena de supermerca-

    dos japoneses. Millones de mecheros des-echables de todo el mundo giran en las co-rrientes marinas y acaban en los estmagosde los albatros. Cuanto ms longevo es unanimal marino un albatrospuede vivir cin-cuenta aos ms tiempo tiene para enve-

    nenarse de las sustanciastxicasque contie-nen los plsticos.Durante aos Donovan Hohn conti-

    na su bsqueda. La gente con la que seencuentra es tan rara, tan estrambtica,tan heroica, que dara para varios librosposibles. Yo leo Moby-Ducky recupero laexcitacin nerviosa de los grandes relatosde viajes que me gustaban tanto en miadolescencia apocaday sedentaria, los in-ventados por Verne y Stevenson y los vivi-dos de verdad por tantos exploradoresque le revelaban a uno, aunque no hubie-ra salido de su pueblo, la maravilla de laamplitud y la variedad del mundo.

    Moby-Duck: The true story of 28,800 bath toys

    lost at sea and of the beachcombers, oceanogra-

    phers, environmentalists, and fools, including the

    author, who went in search of them. DonovanHohn. Penguin, 2011. 416 pginas. www.donovan-

    hohn.com.

    antoniomuozmolina.es

    Apocalipsis del plsticoPor Antonio Muoz Molina

    Imagen tomada en la costa de Manila en 2008. Foto: Cheryl Ravelo / Reuters

    IDA Y VUELTA

    EL PAS BABELIA 09.04.11 7

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    Por Barbara Celis

    EN EL SUR se llenan las maletas desueosy se emprende eldifcilrum-bo al Norte. Pero la realidad es quemuchos delos quellegana eseNor-

    te imaginado e idealizado por la necesidadeconmica acaban perdidos en l. El escri-tor boliviano Edmundo Paz Soldn vive enEstadosUnidosdesdehace msde dosdca-

    as, tiempo suficiente para observar cmol destino de millonesde inmigrantes latino-

    americanosacaba siendo fagocitadopor eseinmenso pas en el que la realidad y los sue-os difcilmente se dan la mano. YNorte, sunovena novela, explora a travs de tres per-

    onajes muy diferentes ese estado de prdi-

    a en el que el inmigrante puede llegar ancontrarse, aunque el escritor ha optadopor personajes extremos inspirados en per-

    onas reales a los que ha dotado de ciertaarga simblica. Un asesino en serie, un ar-

    tista queperdi la razn y una estudiante deLiteratura que opta porabandonar laacade-mia para abrazar su verdadera pasin, el

    mic, son los tres pilares sobre los que seonstruye Norte, un libro que se desarrolla

    principalmente en la cabezade lospersona-esy conel que Soldnse adentra porsegun-a vez en las entraas de su pas adoptivo,espusde haberle dedicado siete novelas au Bolivia natal (entre ellas las premiadas Elelirio de TuringyDasde papel)y de haber-e convertido con ellas en uno de los mxi-

    mos representantes de lo que se denominGeneracin McOndo.

    Este escritor, de 43 aos, trabaja comoprofesor de Literatura Latinoamericana enla Universidad de Cornell (Ithaca) pero visi-t Nueva York recientemente donde con ai-e risueo y espontnea simpata converson Babelia.

    PREGUNTA. EnNortehay tres persona-es sobre los que se construyen tres histo-

    rias que de alguna manera llegan a cruzar-e. Sin embargo, el personaje de Jess, elsesino en serie, es el que parece dominarl libro, o al menos es el que atrapa con

    mayor fuerza al lectorRESPUESTA. A veces unos personajes ad-

    quieren ms protagonismo que otros. Alarrancar el libro esa no era la idea, pero amedida que avanzaba Jess se acab impo-niendo. Al terminar mi anterior novela, Losvivos y los muertos, sent quean mequeda-ba mucho por explorar en el mbito de laviolencia.Y con Jess, que est inspirado enun asesino en serie real, he regresado a eseprimer amor que tuve de adolescente hacia

    las novelas policiacas. Entonces lo que meinteresaba era la solucin del caso y ahoraen cambio lo que me atraa era ahondar enla mente del asesino.

    P. Un inmigrante que ataca a mujeresblancas que viven cerca de las vas deltren no es polticamente muy correcto,ni es buena prensa para los inmigrantes

    R. Quera que fuera un personaje que sedefendiera por s solo pero que tambin tu-vieraun valorsimblico. Jess es la encarna-cin literal de ese miedo que est en el ima-ginario del americano medio, que piensaque el inmigrante ilegal va a entrar por lanoche en su casa a violar a su mujer y aasesinar a su hija. Por eso me atraa esta

    figura, porque condensaba muchas de lascosas que no aparecen mucho en la discu-sin pblica sobre la inmigracin pero queexisten. Recientemente el Tea Party y eselado republicano tan recalcitrante ha saca-do esas fobias y esas ansiedades a la luz.Quera narrar esa pesadilla, pero narrarladesdela cabezadel psicpata, y no reducirlaa unacaricatura.Adems, como escritor meinteresa ahondar en la herida, en el conflic-to que puede plantear lo polticamente in-correcto. La novela se construye segn suspersonajes. Me interesa cmo son y si sedefienden como personajes ms all de quesus acciones sean despreciables. Eso es lointeresante de la literatura.

    P. El otro protagonista es Martn Ram-rez, unartistarealque acabsus das en unmanicomio y que hua de la realidad a tra-vs de sus dibujos

    R. Es una versin muy libre del persona-je real, del que realmente tampoco se sabemucho. Le sobre l en un peridico en SanFrancisco y lo imagin como otro inmigran-te perdido en Estados Unidos, porque esefue el germen de este libro, indagar en lavida de algunos de esos inmigrantes perdi-dos aqu. Al igual que Jess, Martn Ramrez

    trataba de huir de una realidad abrumado-ra. Uno lo haca a travs del arte y la crea-cin y el otro a travs de la destruccin. Ypor ltimo est Michelle, estudiante de Lite-ratura pero tambin dibujante de cmics,quefunciona como el puntode uninde lasotras historias.

    P. Es un escritor muy interesado en lapoltica, incluso lleg a plantear dedicarsea ella antes de virar completamente haciala literatura. Norte podra haber sido unanovela mucho ms poltica, pero tom unrumbo centrado en la psique de los prota-gonistas, por qu?

    R. No quera que la novela se convirtie-ra en un tratado sociolgico. Uno de lospersonajes, el ranger, en un principio mesirviparaexponer misideas sobre la fron-tera. Pero cuando me di cuenta de ese

    sesgo decid cortar esa voz, que era mu-cho ms pronunciada en las primeras ver-siones del libro. No quera ser yo hablan-do a travs del personaje. Por eso he prefe-rido dejarlos en su perspectiva del da ada, donde no hay espacio para el anlisismacro de la situacin.

    P. Se ha planteado escribir unanovelams poltica, ms de denuncia de la situa-cin del inmigrante en Estados Unidos?

    R. En la materia deldeseo aparece eldra-ma del que vive ac soando con Latino-amrica y que al regresar all no se encuen-tra a gusto. Aunque esa novela gira ms entornoa la idea de inmigrante atrapado entredos mundos. La que me estoy planteandoahora tambinest relacionadacon psicpa-taspero desde otraperspectiva. Es unanove-la de ciencia-ficcin, pero en la quese hablade lasguerras de Irak y Afganistn. Misinte-resesestn muy unidos a lo que ocurre a mialrededory en estos momentossobrelo queme apetece reflexionar es sobre la guerra.

    Norte

    Edmundo Paz SoldnMondadori. Barcelona, 2011288 pginas. 21,90 eurosLibro electrnico: 14,99 euros

    Por Llus Satorras

    LA ELOCUENTE fotografa de unos rales detren que se alejan hacia el infinito ha sidoelegida por la editorial para ilustrar la lti-ma novela de Edmundo Paz Soldn (Co-chabamba,Bolivia,1967). Es la representa-cin de un anhelo: ms all, arriba, arriba,hacia el Norte. Hasta llegar al inmensopas, Estados Unidos, que existe all, unavez atravesada la lnea divisoria. Una vezllegados, confundirse con sus habitantes,

    penetrarlos y, si es posible, aniquilarlos.Esta es la pesadilla recurrente que invadelossueos de losamericanos queviven enCalifornia o Tejas,planteada enesta terro-rfica historia. El peor futuro imaginable.Norte es la mejor novela de su autor yfunciona como metfora de la situacin

    que acabo de describir. Paz Soldn, origi-nario de uno de los pases ms pobres delcontinente,es, ahora, profesor de literatu-ra hispanoamericana en la Universidadde Cornell y ha hecho el mismo itinerarioquesus personajes, elgran viaje,el itinera-rio liberador. Nuestro autor se hace cargode un abanico amplio de tiempo, desdelos aos treinta del pasado siglo hasta elmismsimo 2009 y lo puebla de variadospersonajes distribuidos en tres narracio-nes que,al principio,son claramenteinde-

    pendientes pero confluyen al final en unvrtice de pasin y conciliacin: sucesosirrevocables y elecciones infelices por unlado y trofeos que el azar (y el tesn) otor-gan a veces a los seres humanos por otrolado. En los tres hombres protagonistas,hay locura, fiebre y actitudes compulsi-

    vas; en la mujer que narra la historia mscontempornea hay desorientacin, cul-pabilidady arrebatosde ira, pero redimidotodo por su actitud reflexiva. Vidas contra-puestas de dosemigrantes en tiempos dis-tintos, dos personas en losextremosde lalocura. Martn, cautivo toda su vida enunsanatorio mental, pinta acuarelas comonica actividad; Jess, violento y tortuoso,se mueve por los dos lados dela fronterayes un asesino en serie. Estremecen al lec-tor los crmenes, sanguinarios y furiosos

    perodescritosen lenguaje distantey objeti-vo. El tercer hombre, Fabin, aunque per-seguido porlas furias y esoquiz lejustifi-que, parece un ser fragmentario al que lefalta un hervor, una parodia de la castauniversitaria. El personaje de Michelletie-ne una dimensin distinta. Como nica

    vozque toma lapalabra representa enpar-te al propio autor y sirve de orientacin allector. Nos trae a la memoria memorablespalabras de Rulfo (repegados al muro delas casas, casi arrastrados por el viento),comenta losimponderables del trabajoar-tstico, pone orden y saca conclusiones.Conoce la experiencia del mal y sabe quetodos estamos expuestos a su influencia yanota, avisada: El mundo, un lugar conmateriales altamente inflamables. Y yome quemaba.

    Edmundo Paz Soldn

    Me interesa ahondar en la heridaEl autor de Norte elige personajes extremos con una profunda carga simblica para ilustrarel miedo en el imaginario del americano medio respecto a la inmigracin latinoamericana

    Fronteras mentales

    Meinteresan lospersonajes ms allde que sus acciones seandespreciables, dicePaz Soldn. Foto: Bernardo Prez

    EL LIBRO DE LA SEMANA

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    Por Juan Cruz

    MANUEL PADORNO era un taller.Fue, con su mujer, JosefinaBetancor, director de la edi-torial Taller de Ediciones,

    en los aos setenta. Con otros amigossuyos, como Manolo Millares, Juan Hi-dalgo y Martn Chirino, fue protagonistade una dispora que llev a Madrid des-de Gran Canaria a algunos de los queseran los nombres ms importantes delarte en las islas de la posguerra. Vivi enMadrid al revs (dorma de da, trabaja-ba de noche); cuando regres a GranCanaria instal su taller, pues l era co-mo un taller, ante la playa de Las Cante-ras. En las islas a la que ya dedicara suvida desarroll una intensa labor comoagitador cultural, decidido a contribuir a

    la poltica insular desde su pasin por laliteratura y el arte.

    Mientras tanto, casi en secreto, en lashoras que la agitacin cultural y el sue-

    o le dejaban libre, Padorno pint y es-cribi como si estuviera elaborando untestamento de su creatividad para losque vinieran luego. Dej numerosos li-bros inditos, sobre los que trabaj co-mo un manitico de la perfeccin, y pin-t sin desmayo. Cuando muri, en mayode 2002, a los 68 aos, su casa no sloera un taller sino que era una editorialrepleta de inditos y una galera intermi-nable de sus cuadros. Y su casa, alzadafrente al mar que tanto am, era tam-bin un museo, el sitio en el que decidivivir para aspirar el aire que quiso.

    Slo la paciencia de su mujer y de sushijas (Patricia, Teresa) han logrado po-ner orden en ese inmenso legado queahora existe dividido entre Madrid y LasPalmas de Gran Canaria. En Las Palmas

    hay muchsima obra pictrica, gran par-te sin catalogar an, y en Madrid estncuadros e inditos, algunos de los cualesestn an sin publicar, y todos los ma-nuscritos sobre los que Padorno volva

    como si estuviera pintndolos tambin.

    Hay, adems, en la nave que han alquila-do en Madrid para ir desbrozando todaesta herencia potica, objetos que el ar-tista se iba encontrando en sus viajes,pero sobre todo en sus andanzas por Las

    Canteras. Era tan meticuloso que esos

    pequeos objetos, llenos de arena a ve-ces, estn fechados como si l quisieraponerle tiempo a sus satisfacciones deorfebre de lo que vea.

    En esta nave estuvimos con Josefina

    Betancor y con su hija Patricia. Ellas es-tn poniendo en orden los papeles perso-

    nales que Padorno dispers por toda lacasa del mar. Aunque a veces no lo pare-ciera, era un hombre de gran sosiego,capaz de sentarse durante horas, en si-lencio, dndole vuelta a las cosas. Lapoesa es la expresin de ese sosiego.Ctedra acaba de publicar la antologapreparada por Alejandro Gonzlez Segu-ra. Ah se aprecia, segn el antlogo, queel verso de Padorno es muy trabajadopero natural; es una poesa que es a lavez sencilla y compleja, comprensible yhermtica. Detrs de esa antologa estlo que se ve en este taller silencioso en elque su familia desbroza los elementosdel artista, la pintura y la poesa. Y estn,dice el antlogo, cincuenta aos decreacin, entre el silencio y la indepen-dencia; en esos aos, Padorno escribi

    ms de una treintena de libros cuyo con-junto contra e intensa coherenc ia y tra-bazn, dentro, sin embargo, de su abso-luta heterogeneidad.

    Un taller tambin de sentimientos,Padorno es, a la par, culto y oral, clsi-co y posmoderno, social y puro, mstica-mente laico. Es, dice Gonzlez Segura,un poeta raro y diferente en el panora-ma del pasado siglo, inclasificable salvoen la estirpe de otros grandes solitarios,como Juan Ramn, Francisco Pino, J. E.Cirlot, J. M. Fonollosa o Luis Feria.

    Yo me ech a caminar por un cami-no / que llevaba a la fbrica de luz. Ascomienza Camino de mi ventana, el poe-ma que el antlogo elige entre todos lospoemas que Padorno escribi y que l haseleccionado para esta antologa. La ven-tana hacia la playa, de noche o de da,esa era la sustancia del taller de Pador-no, donde hizo una obra ingente mien-tras lo dems dorman u olvidaban.

    La palabra iluminada (Antologa 1955-2007). Ma-

    nuel Padorno. Alejandro Gonzlez Segura (edi-

    tor). Ctedra. Madrid, 2011. 400 pginas. 14 eu-

    ros. www.manuelpadorno.es.

    Josefina Betancor, viuda de Padorno, y su hija Patricia, en el estudio del artista canario. Foto: Santi Burgos

    El poeta que era un tallerEl creador canario Manuel Padorno, fallecido en 2002, fue editor, pintor y poeta. Dej numerosos libros inditos, sobrelos que trabaj como un manitico de la perfeccin, y pint sin desmayo. La antologa potica La palabra iluminadarene cincuenta aos de creacin, entre el silencio y la independencia, afirma su editor, Alejandro Gonzlez Segura

    Padorno es, a la par,

    culto y oral, clsico y

    osmoderno, social y

    uro, msticamente laico

    Su verso es muy

    trabajado pero natural,

    una poesa comprensible

    y hermtica

    LIBROS / Poesa

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    En un lugar solitario. Narrativa1973-1984 / Chet Baker piensaen su arte. Relatos selectosEnrique Vila-MatasDebolsillo. Barcelona, 2011350 / 474 pginas. 12,95 euros cada uno

    Por J. Ernesto Ayala-Dip

    NARRATIVA. Se publican dos libros de Enri-que Vila-Matas, dos antologas de novelasbreves y relatos. Se titula el primero En unlugar solitario. Narrativa 1973- 1984 y elsegundo Chet Baker piensaen suarte. Rela-tos selectos. La importancia de estos li-bros es doble. Por una parte nos permitevolver a sus primeras novelas, una dca-da de preparacin en toda regla de sufutura narrativa de madurez. Tambin senos da la oportunidad de releer sus rela-tos(he vueltoa leer Elhijodel columpio,mezcla genial de folletn y Kafka, y nopude parar de rerme). Pero, adems, ca-dauno deestos libroslleva un textoindi-to. Para las novelas breves, el autor escri-be uno a manera de prlogo. Es un textoautobiogrfico donde se nos consignanaspectos relevantes de la biografa de Vila-Matas,diramos del jovenVila-Matas, ade-ms de algunas consideraciones de natu-raleza estrictamente literarias queayudana comprender la gnesis de su produc-cin narrativa. En elsegundo libro hayunrelato, Chet Baker piensa en su arte, es-crito en primera persona y en el cual lavoz narradora airea sus dudas metodol-gicas: es la voz de un crtico que busca enla espesa selva de las teoras literarias supropia idea de la literatura.

    Veamos primero Chet Baker piensa ensuarte. En principiodigamosque su narra-dor pretende inaugurar un gnero nuevo:laficcin crtica.En posde esepropsito

    llega a la conclusin de quesu dilemaestentre lo que l denomina el hilo Finne-gans (por la ltima novelade James JoyceFinnegans Wake) y el hilo Hire (por lanovela de Simenon La prometida de mon-sieur Hire). A m me parece que en estetexto, Vila-Matas repite el esquema con-ceptual que expuso en Perder teoras(SeixBarral, 2010). Este ensayito en el fondo noes ms (ni menos) que el desarrollo y am-pliacin de las teoras del editor SamuelRiba en Dublinesca. Aqu Riba afirmaba laimportancia(o impotencia)de todateora,

    y mucho ms de las teoras literarias.Yo le

    Perder teoras como una excelente intro-duccin a la lectura de El mar de las Sirtesde su admirado Julien Gracq. Otro asuntodelicadoque abordaes la competencia en-tretrama y estilo. Pues bien, al hilode estaidea, la de trama y estilo o escritura, enChetBakerpiensaen suartese exponeotra

    no menos interesante teora (ms en laformulacin que en su propio contenido,porsu conocida discusin). El narrador deesta ficcin crtica se encuentra en unaencrucijada: la que forman el hilo Finne-gans(la ficcin como ente autnomo) y elhilo Hire(la ficcin como discurso narrati-vo). El dilema es interesante. Vila-Matas,adems, le agrega todo el drama de unhecho irreversible: el triunfo del hilo Hire:LaliteraturaHirenacede nopoder aguan-tar el desorden atolondrado de la vida Yes ascomo alcanzamos de vezen cuando,en rfagas que no llegan ni a momentos,una fugaz felicidad casi tangible. Para elnarrador, en cambio, Finnegans significalo que define Beckett: No es arte sobrealgo, es el arte en s. La lectura de unanovelade Sergio Chejfec (Misdos mundos)que hace el narrador de este relato-crticoes lo que lo conduce hasta su problemti-ca conclusin. No creo que sea necesarioabundar en qu orilla de la cuestin sequedanuestro crtico. Sus reflexiones indi-can una potica de la incertidumbre, muyenla lneade lo que siempre ha defendidoelautor de El malde Montano. El relatonoescatima el tejido intertextual. Tampocose vislumbra que quiera perderse ningunateora.Acude a Bolao, a Kafka.Se demoraen el existencialismo abismal de Cline(aunque el crtico no hace como VargasLlosa, que cuando cita al francs en Cartaa un joven novelista no deja de emitir surepugnancia, cmo no va a repugnar al-guien que en 1941 dijo que no entendaque los alemanes no mataran a tiros a los

    judos por la calle). Y respecto a la novelade Simenon: bueno, yo todava recuerdolos saltitos que da el seor Hire cuandocamina. No me pareci esa la mejor ima-gen de ninguna felicidad. El prlogo a sunarrativa temprana es una confesin va-liente de Vila-Matas: nos habla de su en-tonces inseguridad, de su falta de culturaliteraria a los veinte aos y de lo mal quelo pasa si alguien desdea su esfuerzocreativo. En resumen: el Vila-Matas queconocemos, con el que se debe discutir,el explorador del desorden y las ruinasdel paisaje moral.

    HombresLaurent MauvignierTraduccin de Laurent MauvignierAnagrama. Barcelona, 2011256 pginas. 19 euros

    NARRATIVA. LA GUERRA de Argelia (1954-1962), que condujo a la independencia delpas magreb y provoc el fin de la IV Rep-blica Francesa, fue calificada en Francia co-mo los acontecimientos de Argelia hasta1999. Slo entonces el trmino guerra fueadoptado oficialmente. Ese olvido forzadohaba implicado silenciar a los casi tres mi-llones de hombres, en su mayora jvenescampesinos, que fueron reclutados paramantener el orden en la entonces colo-nia. No slo a ellos, tambin a los harkis,

    argelinos de origen musulmn que lucha-ron al lado de Francia, y a los pies negros,argelinos de origen europeo y judo. La no-vela de Laurent Mauvignier, Hombres, cedela palabra a dos de esos antiguos comba-tientes, ya en la sesentena, para hablar dela herida secreta, expresin prestada deJean Genet en la cita que abre el libro. Unincidente racista provocado por Bernard,un tipo brutal y alcoholizado, es el detonan-te de la historia que, a lo largo de cuatropartes Tarde, Anochecer, Noche, Maa-na, llevar al lector a Argelia, donde Ber-nard y un primofueron destinados en1960.Puesto que esa fue la guerra de la que nun-ca se habla, Mauvignier elige el monlogointerior de los protagonistas para narrar lahistoria. El discurso salta de un hombre aotro sinavisar, como unapolifona de voces

    interioreshbilmente conducida.La escritu-ra, a golpes, fragmentada, con repeticiones,retrata el sufrimiento y humillacin de losprotagonistas, pero resulta a veces irritante

    y confusa, especialmente al inicio de la no-vela. No hay aqu una relectura histrica delconflicto, aunque se mencionen las tortu-ras, las ejecuciones sumarias, las ma-sacres Mauvignier slo enfoca a hombrescorrientes inmersos en una guerra y pose-dos por un miedo permanente. De ah que,para un lector ajeno a la intrahistoria deFrancia, la novela se pueda leer como unalegato contra las guerras. Nuria Barrios

    El prisionero de la avenidaLexingtonGonzalo CalcedoMenoscuarto. Palencia, 2010204 pginas. 15,50 euros

    NARRATIVA. DESDE ESPERANDO al enemigo

    (1996), Gonzalo Calcedo (Palencia, 1961)ha publicado 14 libros de cuentos (gneroque slo abandon en 2003, con la novelaLa pesca con mosca), que lo han consagra-do como uno de los ms brillantes cuen-tistas de nuestro actual panorama. Alabrir las pginas de El prisionero de la ave-nida Lexington, enseguida reconocemos ellenguaje, que Calcedo maneja con sobrie-dad y elegancia, puestas al servicio de lasugerencia.Con unospocoselementos cui-dadosamente seleccionados, el autorcons-truye una historia cuyos pliegues y replie-gues condensa en unas cuantas escenas

    con dilogos muy bien medidos quetensan la ballesta de unas vidas que seperciben ntidas en su fluidez, porque bas-ta una pequea incisin practicada conla implacabilidad del lser, eso s pararepresentar las distintas secuencias de unconflicto: el antes y tambin el despusque inevitablemente llegar, pero no por-que ste sea previsible o tpico, sino por-que Calcedo ha logrado sugerirlo y el lec-tor puede transitar por esos mrgenes. Atal fin contribuye asimismo el preciso des-pliegue de una serie de leitmotiv, general-mente temporales y espaciales, que creanunafina malla que se extiende de un relatoa otro, aproximando aconteceres y vidasmuy diversas las unas de las otras y entrelas que a menudo hay brechas insalvables,como las que se dan entre clases sociales,pero tambin entre padres e hijos, adultos

    y nios, vecinos o cnyuges. Todos loscuentos suceden en Nueva York: en suscalles, en exclusivos apartamentos de lujoo en las casas con jardn de las afueras osuburbios cercanos; todos reflejan connitidez la atmsfera o ambiente en que semueven los personajes, que parece de pls-tico cuando el autor retrata la banalidad yeltediode mujeres-maniqu, no menos so-las y alienadas que las que viven rodas porla pobreza y el abandono, ni que los hom-

    bres abocados a desempear un papel. Envarios relatos son los adolescentes quienesobservan a sus padres y descubren el te-dio, la desazn, el abandono, el engao, ladesesperanza, la vergenza o el ridculoquelaten bajosu pautadanormalidad: con-ductas postizas con las que en vano losadultos disimulan o maquillan una mez-quindad moral que los nios descubrenslo con asomarse a una ventana o mon-tar en un ascensor capaz de llevarlos a laLuna. Ana Rodrguez Fischer

    La voz del pasadoFernando RuedaMartnez Roca. Barcelona, 2010542 pginas. 20,50 eurosLibro electrnico: 14,49 euros

    NARRATIVA. EL GNERO literario de espionajecoronauna cspide en Espaatrasla recien-te publicacin de La voz del pasado, prime-ra novela de esta naturaleza de FernandoRueda. Escritor veterano en la investigacinperiodstica sobre las actividades de los ser-vicios secretos, es autor de seis libros queindagan informativamente en tan fasci-nante mundo. Pero, lejos aqu de la lgicameramente periodstica y a salvo de inter-pretaciones siempre opinables, la rica in-formacin que el autor ha cosechado ad-quiere en esta novela todo su potencialnarrativo en clave de ficcin. Y ellogracias auna trama que Rueda trenza alrededor deun fecundo ritornello de Harold Kim Philbya la escena histrico-poltica espaola. Me-diante una sorprendente reinvencin de sulegado, el espadobleingls muertoen Mos-c en1989 protagonizaen esta obra la inteli-gente abduccin de un oficial de informa-cin del Ejrcito espaol y de su amigo,

    igualmente militar franquista, a losque con-viertede manerasutilsima en toposal servi-cio del espionaje sovitico. El autor ha con-

    jugado de manera maestra el solapamientode la tradicin delespionajecon su comple-ja actualidad, a travs de una saga familiarvinculada a los servicios secretos espaoles

    y que se perpeta hastanuestros das.Com-bina un vigoroso potencial descriptivo concalibrados tempos del relato, cincela situa-ciones de emocin, desgarro y dramatici-dadal tiempoque consigue efectos insospe-chados en un gnero que vive en Espaamomentos de esplendor. Rafael Fraguas

    Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948), fotografiado en 1997. Foto: Tejederas

    Los hilos de la ficcin crtica

    LIBROS / Narrativa

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    ES DIFCIL imaginar que uno de losiconos del pensamiento comunis-ta, Friedrich Engels, tuviera comopasin principal la caza del zorro,

    ejerciciopara l de resistencia como jineteyfuente de sobreexcitacin, que administraseeficazmente la empresa familiar, en buenexplotador, y que al mismo tiempo emplea-ra su tiempo en colaborar como fiel secun-dario consu amigo KarlMarx,cuya supervi-vencia dependa de la beca de estudios quele asignaba generosamente para que escri-biera El Capital.La intensa correspondenciamantenida entre ambos da fe del perfectofuncionamiento de ese aparente desdobla-miento de personalidad. Engels admiraba aMarxy estaba dispuesto a aceptarsus obliga-

    ionescomoempresariocon talde queMo-ro elaborase el fundamento terico de larevolucin. Hasta aqu ningn problema,alvo la penuria endmica de Marx: sus re-ursos econmicos le permitan en cambio

    a Engels ser un bon vivanthasta la muerte.La excelente biografa de Tristram Hunt

    alcanza a integrar esasdos dimensiones b-icasdel personaje, conjugando el relato pre-iso de la trayectoria vital de Engels con suimensinde pensador quees capazde pro-

    fundizar en temas tales como la guerra, la

    cuestinnacional(con un marcado antiesla-vismo)o la incidencia de la tecnologa sobrelas revoluciones, hastaalcanzar una profun-da revisin de los ltimos aos sobre lasrelaciones entre revolucin y democracia.Todoelloa lasombrade Marx, acentuada alocuparse de la reunin y publicacin de susescritosdespus de su muerte conEl Capi-talen primer trmino, y tambin por lapreocupacin de llegar a sntesis quedieranms difusin a sus ideas, al tiempo que in-corporaban la carga de seguridad propia delas ciencias naturales.

    Este es uno de los aspectos ms discuti-bles de la apreciacin de Hunt, al ver en el

    Anti-Dhring la expresin de una opinin

    marxistaautntica y madura y unmagnfi-co sistema terico, cuando en realidad eldeterminismoy la lgica de la inversin quepresiden suspginas, sobreun fondo de He-gel y Darwin mal interpretado, constituirante el futuro una verdadera maldicin, pa-ra el pensamiento socialista. Releamos el p-rrafo en que nos cuenta Engels las maravi-llas queiban a seguirse automticamentedela toma de posesin de los medios de pro-duccin por la sociedad, la cual desembo-cara en el salto de la humanidad desde elreino de la necesidadal reino de la libertad.

    Al desaparecer la represin, el Estado se ha-ra innecesario. Llegados a estepunto, resul-ta imprescindible establecer el vnculo de

    tales proposiciones con la dimensin utpi-ca del Estado y la revolucin de Lenin. Aqus que el sueo de la razn produce mons-truos, por muchoque el imaginativorecorri-do final de Hunt por la Rusia exsovitica ypor las posibles huellas de Engels sobre elestalinismo le permita concluir que Engelsno fueresponsable de suscrmenes. Pero noes menos cierto que el castillo de ideas con-ducente al reino de la libertad, al proyec-tar su dogmatismo y su milenarismo sobreuna poltica revolucionaria, dejaba inevita-blemente el protagonismo efectivo en ma-

    nos de la violencia de Estado. Todo parasonecesita la espada del arcngel san Miguel.

    Por fortuna, tambin aqu se da en En-gels un desdoblamiento, con una conse-cuencia opuesta: el anlisis de los procesospolticos y de la incidencia de los cambiosenlas estructuras urbanasy en el armamen-to le llevan a dar un viraje copernicano. Afines del XIX, las insurrecciones de barrica-das,con susminorastomando porla movili-zacin popular el poder de otras minoras,no son ya viables. El 48 es irrepetible por lamodernizacin del armamentoy en cambiola industrializacin y la presencia de parti-dos obreros hacen posible otro tipo de ac-cin de masas. Es lo que Engels teoriza ensu prlogo a Las luchas sociales en Francia,de Marx, redactadocercana ya su muerte. Elsufragio se convierte para el proletariado eninstrumento de la revolucin de la mayora,fruto de una labor larga y perseverante.Hunt duda sobre este punto, si bien en surelato queda siempre de manifiesto esasen-sibilidad de Engels para examinar procesosconcretos, y ah estn sus juicios sobre losinternacionalistas espaoles o sobre lastransformaciones experimentadas en el te-ma nacional. Y, claro es, en la cuestin mili-tarcon todas susimplicaciones.Por algo eraapodado el General.

    El gentleman comunista. La vida revolucionaria

    de Friedrich Engels. Tristram Hunt. Traduccin

    de Daniel Najmas. Anagrama. Barcelona, 2011,

    435 pginas. 21,50 euros.

    la sombra

    de MarxEl gentleman comunista, deTristram Hunt, es unaexcelente biografa, aunque

    concluye que Engels no fueresponsable de sus crmenes

    Marx (izquierda) y Engels, retratados por Hans Mocznay. Deutsches Historisches Museum Berlin / Ullstein Bild

    Por Antonio Elorza

    PENSAMIENTO

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    Por Andrea Aguilar

    DESDE PEQUEO le gustaba la ac-cin. Pero a quin no?, pre-gunta Sebastian Junger (Mas-sachusetts, 1962) sentado en

    un sof de cuero negro, con las botassobre una mesa baja, en una de las salasdel Half King, el pub de Chelsea en Nue-va York, del que es copropietario juntoal tambin periodista Scott Anderson.Viste vaqueros y una camisa azul, semuestra relajado y corts y aunque tieneun considerable catarro no ha queridoposponer la cita.

    A mediados de los noventa, Junger seconvirti en todo un fenmeno editorial

    con su primer libro, La tormenta perfec-ta, en el que reconstrua la historia de latripulacin del Andrea Gail, el pesquerode Albacora que qued atrapado en latempestad que azot la Costa Este deEstados Unidos en 1991. La crtica le se-al entonces como un nuevo Hemin-gway y Hollywood adapt el relato en elao 2000 en un filme dirigido por Wol-fang Petersen y protagonizado por Geor-ge Clooney y Mark Wahlberg. Con A Dea-th in Belmont, investig el crimen y laviolacin de Bessie Goldberg ocurridosen los sesenta en el barrio de Bostondonde se cri, y en Fuego recopil unaserie de reportajes realizados en zonasde conflicto, que incluan una entrevistacon el lder talibn Massoud. Pero quizuno de los viajes literarios y personalesms osado de cuantos ha emprendidoeste periodista ha sido el que le ha lleva-do desde la primera lnea del frente deAfganist n a la l ista de libros ms vendi-dos de The New York Times con Guerra(Crtica) y, ms all, hasta la alfombraroja de los Oscar con el documental Res-trepo, que ha codirigido y est basado enla misma historia.

    En 2007, Junger aterriz en el valle deKorengal, en las montaas afganas prxi-mas a la frontera de Pakistn, para reali-zar un reportaje de Vanity Fair, junto alfotgrafo britnico Tim Hetherington.Despus de cinco viajes a la zona y pasarcerca de medio ao empotrado con unacompaa del Ejrcito estadounidense,Junger escribi Guerra en apenas seis me-

    ses y pas casi un ao editando, junto aHetherington,el metraje que haban roda-do, y con el que elaboraron su documen-tal nominado a los premios de la Acade-mia. La idea del libro fue evolucionandopoco a poco. En mi segundo viaje a lazona comprend cmo de importante ytremendamente adictivo es el vnculoque se establece entre los soldados quese encuentran en el frente. Cualquier his-toria de las muchas que se han escritosobre la guerra en esencia trata de eso,recuerda. Los soldados suelen echar mu-cho de menos ese vnculo tan peculiar

    cuando regresan a sus casas y esto a losciviles les cuesta mucho entenderlo.

    El tema central fue cuajando: una di-seccin periodstica del combate. La ob-jetivida d pura no resulta ni remotamenteposible y menos en medio de una guerra;establecer lazos afectivos con los hom-bres que te rodean es el menor de losproblemas. Objetividad y honradez noson sinnimos, escribe en Guerra. Junger,licenciadoen Antropologa, se propusoela-borar una anatoma del valor y atacar esteasunto desde mltiples perspectivas conla experiencia directa de los soldados co-mo cuerpo central de la historia. El resul-tado resulta intenso. En el libro recons-truye sin tapujos cada detalle de la vidaen el frente: la tensin, el tedio, la agresi-

    vidad, el compaerismo y el miedo. Heintentado averiguar cmo alguien llegahasta el punto de arriesgar su vida porotra persona. Cuando se entra en comba-

    te el individuo se subyuga al grupo por-que esa es la nica manera de sobrevi-vir, explica. Los civiles bsicamente sa-ben de la guerra a travs de Hollywood,as que no entienden lo confuso que re-sulta todo, la mecnica del combate, el

    procedimiento. All no sientes que quie-nes te disparan te odian. Un ataque deartillera es como un problema de lge-bra y no puedes dejar que la ira se inter-ponga. Las emociones afloran despus,cuando ya no ests luchando. Jungerderriba con prosa clara y contundentetabes e ideas preconcebidas sin omitirrivalidades, envidias, ni escenas poco glo-riosas. Tengo mucho respeto por los sol-dados, si hablo de cosas que me hicieronsentir incmodo y las pongo en contextono pasa nada. Todo el mundo en unacircunstancia determinada puede hacer

    o decir cosas y eso no significa que seasas. Estos tipos matan a gente y pensarque no hacen otras cosas es descabella-do, no tratar todo esto sera poco hones-to, asegura.

    Los cientos de soldados y veteranosque se le han acercado en las muchaslecturas y presentaciones pblicas en lasque ha participado desde que se publicel libro han acabado de convencerle:Muchos me dicen que les he ayudado aentenderse a s mismos.

    Fuera de las cerca de 250 pginas hadejado los detalles biogrficos de los sol-dados de la compaa Batallay el anlisisgeopoltico del conflicto. He tratadoesos otros temas en artculos y reportajessobre Afganistn. En este caso yo queraescribir lo que se siente siendo un solda-do que est luchando, afirma el periodis-ta, que tambin cubri la guerra de Bos-nia, el conflicto en Liberia y la guerra delos talibanes en los noventa. Esta vez la

    discusin poltica escapaba los mrge-nes de su proyecto. Los soldados no ha-blaban de eso. En Irak o Vietnam habams discusin en las tropas, pero en estecaso se han alistado voluntariamente y lajustificac in moral de la guerra no estbasada en mentiras, afirma. Las conse-cuencias de estar expuesto al combate,sin embargo, parecen ser las mismas, an-tes y ahora. El llamado sndrome de es-trs postraumtico y los problemas deadaptacin que sufren los jvenes queregresan del frente yacen bajo las crudasdescripciones de Guerra. En el frente el

    problema es que esto anula tu capacidadpara luchar, explica. Este tipo de trau-ma es ancestral y los humanos respon-den as a estas situaciones. Se trata decicatrices que permanecen siempre: laguerra mental nunca se termina. Cuandohas perdido a tus mejores amigos y hancado delante de ti cubiertos en sangre,la idea de una recuperacin total es de-masiado.

    Junger conoca el trabajo de Herr y suDespachos de guerra, de Hemingway o deTim OBrian, pero en Korengal ley John-ny cogi su fusil, de Dalton Trumbo. Es,probablemente, el libro ms dolorosoque jams he ledo, asegura. Con Gue-rra, decidi estructurar su relato en tresapartados (temer, matar y amar) y noseguir un orden cronolgico. La narra-cin lineal no iba a funcionar porque nohaba al final una batalla culminante. Du-rante los cinco primeros meses ocurrie-ron las cosas ms llamativas, luego los

    soldados aprendieron a combatir y empe-zaron a matar al enemigo de forma con-tundente. Al final estaban dando patadasal reloj, listos para irse. Opt por ir msal fondo y hablar de las emociones prima-rias que se experimentan en la guerra, yexplicar as la psicologa, la neurologa yla antropologa del valor. Tampoco qui-so incluir Afganistn en el ttulo. Lasexperiencias que retrato son eminente-mente universales.

    www.sebastianjunger.com / www.laguerradehoy.com / restrepothemovie.com

    Valor de

    soldado

    Imagen del documental Restrepo (2010), de Sebastian Junger y Tim Hetherington, rodado en 2008 en el valle de K

    Sebastian Junger narra todos los detalles de la vidaen el frente: tensin, aburrimiento, compaerismo,miedo. Objetividad y honradez no son sinnimos,afirma el escritor, que vivi empotrado con el Ejrcitode EE UU en Afganistn. Despus escribi Guerra

    Un ataque de artilleraes como un problemade lgebra y no puedesdejar que la irase interponga

    Cuando tus mejoresamigos han cadodelante de ti la idea deuna recuperacin totales demasiado

    LIBROS / Reportaje

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    GuerraSebastian JungerTraduccin de G. Garca / C. BelzaCrtica. Barcelona, 2011288 pginas. 20 euros

    Por Ramn Lobo

    ES IMPOSIBLE narrar la guerradesdefuerade la guerra. Esimposible penetrar enlossentimientos de los soldados,en sus mie-dos, ensus obsesiones si nose vive comoellos durante un tiempo bastante largo.La guerra es un caos sin certezas, unmundo suspendido. La guerra desnudala educacin y la cultura dejndola en lo

    esencial, en un nico dilema: matar omorir. El libro de Sebastian Junger es elresultado de cinco viajes al valle de Ko-rengal entre junio de 2007 y junio de2008. En ese tiempo perdieron la vida404 soldados estadounidenses en Afga-nistn. La quinta parte de los enfrenta-mientos del Ejrcito de EE UU en aque-llas fechas los libraron los 150 soldadosde la compaa Batalla. De todos ellos,losque msfuegoenemigorecibaneranlos de la 2 seccin. Con ellos convivi,

    patrull y sufri Junger. El libro conectacon la mejor tradicin del reportaje deguerra. Recuerda la mirada humana deErnie Pyle, el mejor periodista de conflic-to de la primera mitad del siglo XX.

    No pasa nada por tener miedo, dijoMoreno en voz alta para que todos looyeran, lo nico que hay que hacer esno mostrarlo, escribe el periodista. Jun-gerse gana el respeto de lossoldados porvivir tantos meses en la base Restrepo,una patada en el culo de los talibanes,como la defini el capitn Dan Kearney.Muy bien, hoy quin la palma?, pre-gunta un soldado que se dispone a salirde patrulla. Otro pide a sus amigos queborren el porno almacenado en su disco

    duro antes de que el Ejrcito lo mandede vueltaa su familia. El humortransfor-mado en un segundo chaleco antibalas.La 2 seccin es una familia; es el regresoa la tribu,con suspropias reglas, como lade dar una paliza al nuevo teniente paracomprobarquees defiar.El equiposiem-preantes delindividuo.A nadiele impor-ta morir;morir es fcil,es solo un instan-te, un trnsito, lo que no quieren es vivirconel pesode haber fallado.Las cuestio-nes morales de la guerra no parecen des-

    pertar gran inters entre los soldados, yel xito del conflicto a largo plazo, o sufracaso, tampoco revisten la menor im-portancia para ellos. Sienten tanta preo-cupacin poreste tipo de cosas como unpen de granja por la economa global;esto es, pero reconocen la estupidezcuandola tienendelantede susnarices,escribe Junger.

    Quince meses en Restrepo, durmien-do en barracones en los que apenas sepuede estar de pie, sin agua caliente, sinapenas cambiarse el uniforme, queman-do las heces, patrullando en una loteramacabra en la que cada uno piensa queser su ltimo da, no puede pasar por lavida de unosveinteaeros llenos de cora-

    je sin dejarhuellas. La muerte de los ami-gos, nola muertelejana,filosfica, sino lamuertecercana, a unmetro, deja en ellosuna tristeza profunda. Nunca sern losmismos. Nadie puede compartir lo vivi-do porque no hay nadie capaz de enten-der cmo es el infierno. Estn condena-dos a una brutal soledad interior. Jungerviaj a Korengal junto a Tim Hethering-ton. Filmaron 150horas. De ellas sali unextraordinario documental, Restrepo, ga-nador en Sundance, y este gran libro.

    La belleza y el dolor de la batalla.La Primera Guerra Mundial en227 fragmentosPeter EnglundTraduccin de Caterina PascualSderbaumRoca Editorial. Barcelona, 2011760 pginas. 24 eurosLibro electrnico: 9,95 euros

    Por Amelia Castilla

    YA QUEDAN pocos testigos, casi todos hanmuerto. Pero Peter Englund (Suecia,1957) ha encontrado una manera perso-nal de contar una parte de los horroresde la Primera Guerra Mundial. A travs

    de los testimonios de 20 personas, elegi-das entre las ms bajas jerarquas y deuna edad media en torno a los 20 aos,el historiador y miembro de la AcademiaSueca reconstruye el terrible conflictoen el que murieron cerca de diez millo-nes de personas, no tanto desde el pun-to de vista blico como desde el terrenoemocional. Est la guerra con toda sucrudeza pero Englund pone el foco enlos testimonios y las dramticas expe-riencias personales a las que acabarnenfrentndose una colegiala alemana,de 12 aos, una enfermera inglesa delejrcito ruso, un cirujano de campaadel ejrcito norteamericano, un ingenie-ro australiano y un marinero de un aco-razado alemn, entre otras vctimas dela Gran Guerra. Una mnima ficha, con

    la fecha, el nombre del personaje elegi-do y un pequeo ttulo para situarlo enel lugar del mundo donde se encuentraanuncian cada entrada de los distintospersonajes hasta completar 227 micro-historias. Cada ao nuevo de conflictose acompaa de una cronologa sobre lamarcha de los acontecimientos. Los gri-tos, vtores, ondear de banderas y laemocin contenida que despierta la mis-ma declaracin de la guerra y la partidade los soldados al frente se va tras-formando, a medida que avanza la gue-rra, en impotencia y dolor. Se trata, esos, de impresiones construidas a base deapuntes memorsticos, casi ninguno deestos testigos conoce el alcance real delo que sucede, de sus reacciones se des-prenden actitudes pacifistas, belicistas ydelictivas. No son hroes. En lo nicoque coinciden cada uno de estos 20 testi-gos es en que la guerra les rob la juven-tud, la humanidad y, en algunos casos,la vida. Algunas de las impresiones ano-tadas en sus diarios transmiten sensacio-nes y sentimientos: Era tal nuestro atur-dimiento que partamos a la guerra tantranquilos, sin lgrimas ni espanto, yeso que todos sabemos que nos envanal puro infierno. Pero ceido por un rgi-do uniforme el corazn no late con liber-tad. Uno deja de ser uno mismo, apenasun ser humano, a lo sumo un autmataque funciona convenientemente y quehace lo que le dicen, sin recapacitar de-masiado. Ay, Dios mo, ojal pudira-mos volver a ser personas!, escribe Kres-

    ten Andresen, un soldado del ejrcitoalemn de 23 aos.La belleza y el dolorde la batalla concluye, tras la firma delarmisticio, con unas notas extractadasde Mi lucha en las que Adolf Hitler cons-tata que Alemania ha perdido la guerra yse encuentra a merced de los vencedo-res: Confiar en la generosidad del ene-migo poda ser solo cosa de locos o biende embusteros o criminales. Duranteaquellas vigilias germin en m el odio,el odio contra los promotores del desas-tre. En los das siguientes tuve concien-cia de mi Destino.

    Matar o morir

    UniversoemocionalPeter Englund relata 227microhistorias a travs de 20testigos de la I Guerra Mundial

    anistn, y premiado en el Festival de Sundance. Foto: Tim Hetherington

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    El texto de la vida.Debate con Emilio LledJacobo Muozy Francisco Jos Martn (editores)Biblioteca Nueva. Madrid, 2011190 pginas. 14 euros

    Por Luis Fernando Moreno Claros

    ENSAYO. UN EMOTIVO artculo del perio-dista y editor Juan Cruz abre este volu-men dedicado al profesor Emilio Lled(Sevilla, 1927). Le siguen otros home-najes en forma de trabajos ms intrin-cados, firmados por filsofos de profe-sin: Jacobo Muoz, Manuel Cruz,Juan Jos Acero, Salvador Mas, Miguel

    ngel Granada, Jos Luis Villacaas,Antonio Gmez Ramos y Francisco Jo-s Martn. Todos conocen bien la obrade Lled, y cada cual aporta sus pro-pios puntos de vista sobre algunos delos temas filosficos que han interesa-do al insigne pensador y acadmicodurante ms de cincuenta aos. En ge-neral los articulistas destacan la impor-tancia de la labor de Emilio Lled en elcampo de la filosofa griega clsica, el

    epicuresmo o la tica aristotlica; susreflexiones sobre el lenguaje y la me-moria o su inters por la hermenuti-ca. Y asimismo recuerdan el apasio-nado afn de Lled, como docente ydivulgador, por difundir con su ejem-plo humano los principios fundamen-tales de la democracia: la tolerancia ysaber vivir en libertad compartiendoideas. En este sentido, igual que el pri-

    sionero liberado en el clebre mito dela caverna de Platn, queprefiere regre-sar al interior de la cueva, una vez queha visto la verdad del mundo exterior,para comunicarla a sus compaeros decautiverio y animarlos a que rompansus cadenas, tambin Lled renuncial privilegio de vivir fuera del ambienteopresivo de la universidad espaola enlos aos del franquismo, para iluminar

    con su ejemplo y sabidura desde den-tro a cuantos le escucharon. Llamabala atencin en aquellos aos la renova-da interpretacin que haca Lled delos textos filosficos del pasado insis-tiendo en su relevancia para el presen-te, un tiempo de cambio y nuevos hori-zontes. Otro aspecto importante es queel autor de libros tan esenciales comoLa memoria del logos o Elogio de lainfelicidadfue, aparte de un amenodo-cente, un estilista del lenguaje escrito

    y, como apunta F. J. Martn, ha huidosiempre de las jergas filosficas. Deah que sea obvio que sus enseanzashayan seducido tambin por su clari-dad. El volumen se cierra con una en-trevista a Lled, en la cual recuerda suimborrable experiencia de niez en el

    Madrid de la Guerra Civil, o los gozososaos de estudianteen Heidelberg, don-de fue alumno de Gadamer y Lwith, ytrat a Heidegger; y despus, los aosde docencia durante el franquismo y lallegada de democracia. Al final, una ex-haustiva bibliografa completa este De-batecon Emilio Lled, vozseera y crti-ca del panorama intelectual espaoltambin en la actualidad.

    Fuera cadenas

    Filosofa y ciencia en HipatiaPedro Jess TeruelGredos. Madrid, 2011215 pginas. 24 euros

    ENSAYO. ESTE LIBRO podra titularse Hipa-tiay Sinesio, porque fundamentalmente eseso: un estudio en dptico sobre estas dosfiguras, vecinas y diversas, maestra y disc-pulo, que vivieron en la agitada Alejandradel Bajo Imperio, en una poca turbulen-ta, y compartieron una misma forma devida, como subraya en su prlogo A. Gar-ca Marqus, definida por su sincera dedi-cacin a la filosofa, y murieron a pocadistancia, pero con destinos contrapues-tos. Hipatia fue martirizada por una hordade monjes fanticos en 415, y Sinesio, ms

    joven, muri pocos aos antes, como obis-po de Cirene, abrumado por ese cargo,que le alejaba de sus reflexiones filosficasy enfrentaba a los brbaros. La relacincon el cristianismo fue muy distinta enuno y otro caso; pero, aunque la conver-sin tarda de Sinesio le distanci algo desu idolatrada maestra, ambos eran esen-cialmente filsofos neoplatnicos. De Hi-patia, pese a sus notables mritos astro-nmicos y matemticos, apenas quedaramemoria de no haber sido tan ferozmentedescuartizada (o lapidada).Del sensibleSi-nesio tenemos algunas obrillas interesan-tes y un montn de cartas afectuosas, querevelan la humanidad de un pensador ypoeta muy digno en el ocaso del imperio.El martirio hizo de ella una santa pagana,

    trgica vctima de la intolerancia religiosa,asesinadapor ser mujer ilustrada y brillan-te. Sinesio, en cambio, pervive slo comoautor conocido por los aficionados a laliteratura del helenismo tardo. El xito dela pelcula gora ha relanzado la imagende la sabia profesora alejandrina. Esa fama

    justifica el minucioso anlisis crtico de lapelcula y sus motivos, as como de losvaivenesideolgicos que coloreanel presti-gio secular de Hipatia. Al margen de tantasnovelas ocasionales, he aqu un estudio afondo, nada romntico, excelente por suprecisin crtica y su dominio de la ampliabibliografa, que sita admirablemente alos dos amigos alejandrinos en un panora-ma histrico y filosfico de singular atracti-vo intelectual. Carlos Garca Gual

    Papeles falsosValeria LuiselliSexto Piso. Madrid, 2010106 pginas. 14,90 euros

    ENSAYO. EN SU PRIMER librola escritoramexi-cana Valeria Luiselli ha reunido diez textosque entroncan con la tradicin de los ensa-

    yistas que supieron combinar la narracinde las experiencias personales con la re-flexin crtica sobre nuestra cultura. Desde

    l primer ensayo, donde la narradora visitala tumba deJoseph Brodsky en Venecia,has-ta el ltimo, en el querecibe documentos deidentidad nuevos en la misma ciudad, los

    nsayos indagan en los lugares del ser y enl ser de los lugares. Adems de Venecia,

    aqu son protagonistas Ciudad de Mxico,Mrida (Yucatn) y Nueva York. Mientras lamirada curiosa de la autora recorre el tejidourbano, a ser posible desde una bicicleta(ella se declara bicicletista), su intuicin va

    detenindose y vertiendo luz sobre el paisa-je y su historia. En el ensayo titulado Relin-gos,por ejemplo,Luiselli observa esosespa-cios vacos en medio de la polis que aqullamamos descampados,y queella denomi-na a veces relingos, siguiendo a Carlos Gon-zlez Lobo, o terraines vagues, como los de-nomina Ignasi de Sol-Morales. Ella buscaanalogas partiendo de lo que observa y no-sotros la observamos en el proceso de en-contrarlas. As fluye el pensamiento y nosdesvela que escribir se asemeja a formar es-tos espacios inverosmiles, comoel que ocu-

    pa en Nueva York el Flatiron. Sin embargo,aunque pueda afirmarse que Papeles falsoses sobre todo una investigacin de losespa-cios, tambin transita los tiempos.Dos ca-lles y una banqueta, por ejemplo, est de-

    dicado a la saudade y nos recuerda consencilla erudicin que hubo una poca enque nuestras enfermizas patologas de lapsique eran hermosas aflicciones del al-ma. Se citan autoridades varias, desdeRousseau hasta Sebald, y desde Baudelairehasta Ortegao Bachelard,pero entre lasqueno se nombran conviene mencionar a Wal-ter Benjamin, cuyo Angelus novus apareceaqu como suele hacerlo, volando hacia elfuturo de espaldas. Un libro lleno de delica-dezas y, no hace falta decirlo, harto reco-mendable. Fernando Castanedo

    El efecto facebookDavid KirkpatrickTraduccin de Mar VidalGestin 2000. Barcelona, 2011443 pginas. 19,95 eurosLibro electrnico: 13,99 euros

    TECNOLOGA. UNA AVENTURA del siglo XXI,y en plena jungla. Pero no la azaro saselva de las narraciones tradicionales;aqu los protagonistas estn atrapadosen la telaraa informtica, que puedellegar a resultar an ms asfixiante y peli-grosa. Es el tono con el que el veteranoperiodista especializado David Kirkpa-trick (Estados Unidos, 1953) desarrollala apasionante accin de El efecto face-book, minuciosa y detallada historia dela empresa ms emblemtica del vertigi-noso desarrollo de las redes sociales deInternet en el comienzo de milenio. Enesta ocasin, el relato no comienza enese tradicional garaje domstico tan que-rido por los jvenes emprendedores einventores americanos. Ni en una infan-cia promisoria.

    El primer captulo nos lleva directa-mente al dormitorio de una residenciade la Universidad de Harvard, donde unadolescente introvertido con fama deempolln y cara de nio travieso, MarkZuckerberg, trastea en sus ratos librespor los entresijos de la red digital univer-sitaria. Al borde de la expulsin, el jovenhackeracaba por intuir las posibilidadesde algo aparentemente tan inocuo como

    los viejos directorios de estudiantes (losllamados facebooks) y, en febrero de2004, registra en Internet su Theface-book. Slo para universitarios.

    El libro sigue adelante paso a pasohasta el momento en que la popularherramienta (perdido el The) alcanza unpapel decisivo en la organizacin de lasprimeras grandes campaas ciudadanascontra las FARC en Colombia o los re-cientes levantamientos rabes. De unapequea habitacin de estudiante ams de 500 millones de usuarios. Deuna inversin de apenas unos dlares auna valoracin de 46.000 millones deeuros.

    Cerca de medio millar de pginas ana-lizan, ms que las peripecias humanas yel anecdotario del fundador y sus ami-

    gos (que tambin), la gnesis y desarro-llo de una gran empresa a la americana.Lo hace con un estilo directo que engan-cha al lector como si se tratara de unaficcin aventurera. Que, adems, le acer-ca a las complejas claves de un negocio,el de las poderosas corporaciones tecno-lgicas estadounidenses, aparentemen-te tan lejano. Y le permite entender (in-cluso si an no ha sido atrapado por losencantosde crear su pgina personal enFacebook) los atractivos, opciones, peli-gros de uso y hasta el funcionamientoprctico de la que se ha convertido enuna de las ms manejables y difundidasofertas de la Red.

    David Kirkpatrick recurre a una im-presionante cantidad de fuentes (mu-chas en la propia Internet), adems de

    largas conversaciones con todos los per-sonajes fundamentales en la corta histo-ria de Facebook, incluido el padre-funda-dor, Zuckerberg, para quien el objetivode esta controvertida criatura virtual si-gue siendo hacer del mundo un lugarms abierto. Un texto, eso s, con ciertoaire de autorizado por y ms clarosque oscuros, bastante lejos de la pel-cula La red social(yMultimillonario poraccidente, el libro de Ben Mezrich que lainspir). La otra cara de la moneda. Car-los lvarez

    Emilio Lled (Sevilla, 1927). Foto: Bernardo Prez

    LIBROS / Ensayo

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    Sonidos del morreo y porno en 3DFIRMA MARTIN AMIS que la era delos grandes lectores est tocando asu fin. Bueno, siempre habr ex-cepciones. A la niaEnriqueta, por

    ejemplo, uno de los personajes del dibujan-te argentino Liniers (vase Macanudo 6,Reservoir Books), le encanta devorar (y exhi-

    bir)enormes centones de letra impresa,aun-que tambin tenga aficiones menos cultas.Recuerdo, por ejemplo, una estupenda tira

    n que Enriqueta y sugatoFelliniestnsen-tados en un sof delante

    el televisor con los ojostapados. Juegan a imagi-nar a qu suenan los be-

    osque sedan los protago-nistas de esas telenovelasque no estn viendo, pero

    scuchan. Miren a qutros ruidos comparan losnomatopyicos sonidos

    (chuic, chuoc, slschg, slorg,glchug)del amoroso mo-reo: al de un caracol bai-

    lando sobre un micr-fono, al de una cucharaevolviendo gelatina, al

    que emite una seora quetiene problemas con su

    entadura postiza,al de al-uien quecome(ms bienorbe) tallarines al pesto.

    En todo caso, con losmics me est pasando

    algo raro: ahora los leoms y con ms gusto que

    n mi loca juventud. Y nolo porque se publican

    ms y se editan muchomejor, sino tambin por-que a menudo tratan de

    osas a las que la novelahegemnica suele dar la

    spalda, demasiado ocu-

    pada pormirarseel ombli-o o por sumergir a suspersonajes en la edad media (y preferente-mente en Barcelona). Entre los ltimoslbu-mes que me han llegado selecciono dos de

    ibujantes muy distintos, pero que coinci-en en que comenzaron su carrera bajo el

    influjo del comix undergrounddel gran Ro-bertCrumb (Filadelfia, 1943). JaimeHernn-

    ez (Oxnard, California, 1959) es el autor dePenny Century (La Cpula), un lbum queecoge una seleccin de las historias prota-onizadas por un conjunto de exuberantes

    y desinhibidas muchachas cuyas andanzasausaron