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. ^ . ^ la ^^^ ^c Hipe^c p Sa^idaá V^t^aria" } :,

EXIGENCIAS

DEL PROBLEMA PECUARIO

EN SEVILLA

áAZ^^`oS A^.^^

Coníerencia letda en la Semana Agricola de Sevilla

LEáN(mprtnta de sLa Pcmocracia^

)91s

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^19^Pnnooaoá]éYePyooagUn<lé^o^cl4oaonya^la^ca(?Qnooa0o4á1í ĉP.^Sloo^o .4,nClá^^c^

Exigeneias del prablema pecuario

en Sevilla

Settorea^ Recibid en priri^er lu^^i ►° n+ae:,tro saludo efusivo ycariñoso, como trlbuto debido á la r^riistad y como admiracióny gratitud hacia los que sintiendo las necesidades agro-pecua-rias de España, tienen el altruismo y la abnegación de echarlos más sólidos jalones de nuestro resurgir económico.

Somos enemigos de largas presentaciones y halagos, por-que cullivamos la síntesis en todo y gustamos apreciar los pro-blemas por el lado práctico.

En cuanto se Ilenan los requisitos que impone la vida derelación y las buenas prácticas sociales, todo lo demás debeconsiderarse como supérfluo, pues no es práclico robar con laexcesiva cortesía y mal sentirla adulaciún el tiempo debido altrabajo, cuanto tanto dehemos trabajar y pensar.

Perdonad que rompiendo con la costumbre universal, no pi-da benevolencia. Tal vez la solícitase si por mi gusto ó por mivoluntad acudiese á esta fiesta de trabajo con el propósito deensel5ar. Tendrán que pedirla por nosotros aquellos que Ilevadosde una ilimitada distinción hacia nuestra persona, y de un reco-nocimiento por demás honroso, pero excesivo, de nuestros mé-ritos, creyeron, no obstante, que éramos los Ilamados á desarro-Ilar tema de tamaña importancia. Muchas y muy varladasCircunstancias se acumutaron, para no poder aceptar hasta últl-mn hora esta honrosa misión, obligándonos á una labor ráplda,pero que no obstante, creemos refleja hechos verídicos, de evi-dente realidad y dignos de estudio más amplio, pues aquf napodemos hacer sino iniciar, desflorar, por decirlo así, las muchascuestiones que comprende el fomento de la ganadería sevillana.

En cuanto á la forma, perdonad que acentuemos la brusque-dad impresionante en lugar del acicalamiento adulador.

Hemos hecho un trabajo que abarca dos puntos principales:producir y vender.

Como consecuencia de ellos, pasamos á examinar en estaempresa de fomento la misión del hornbre, la de la reproduc-dón, la del alimento y la influencia conservadora y profilácttea,bacienda algunas cansidcraciones que se refieren á la forma

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-/-defecfuosa y abusiva de enajenar tos producros pecuarios, to^oeilo, aplicado en lo posible á este suelo y á este rnedio.

No os asustéis ante semejante programa; creemos que vuea-tras aficiones de una parte y el esfuerzo sintético yue hemoehecho ai escribir de otra, se armonizarán, para que nos conce-dais sin fafiga, los minutos necesarios, esperando encontréla5iyuiera en una frase ó en un recuerdo, ía clehida com{^ensacián.

Entr^imos, pues, en materia.La orientación de la ganadería en SeviN^, como en todo el

mundo, y como acontece en todo problema de carácter industrial,debe encaminarse á produeir mucho y á vender bien.

1.° Producír mucho

A. EI factor tnedio

LEstán en Sevilia en condiciones de medio conveníentespara el más lisonjero éxito pecuario en sus más amplias y varla-das marrifestaciones?

Creemos que sf.T'ai vez nuestro escaso poder de adavtacián y la falta de

criterio y temperamento observador, haya inculcado en nuestroánimo un error en la manera de apreciar el medio de Sevilla.Y no es que creamos que tai como se desenvuelve la agricui-tura hoy, puede prosperar la ganadería, ni tampoco incurriren la vulgaridad de lanzar la fantasía por los derroteros de laretórica en busca de la consabida luz y alegría; algo asf comola descripción de una pandereta expuesta en la calle Sierptapara fomentar la venta entre Ios turistas.

Nada más lejos de ello; pensamos que es un medío con susmeses exuberantes de producir y sus meses esterilizantes por laacción del sol, contra cuyos ardores, podfamos opouer el aguadel Guadalquivir, y, sobre todo, la previsión humana, fomen-tando el arbolado y las sombras, acumulando alimentos, paraque los animales domésticos en esto de condición inferior á lasespecies salvajes, no pasasen el día expuestos á los ardoresestivales, ni tuviesen que realizar los rebaños una especie detrashumación interior tan expuesta y costosa para el dueiSo comoestéril y sin finalidad práctica.

Nosotros quisiéramos obtener ta explicación racionaI, que du-rante nuestra estancia en Sevilla no pudimos alcanzar, al hechode que muchos, muchfsimos labradores, con centenarea de htNtáreas de terreno, no puedan todo el atlo alimentar á sua reb^-

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-- ^ -Aos, nl aun con las alternativas de abundancta y escasez, que elmás primitivo régimen pastoral im^eraba para la ganaderfa.

Bien sabemos que hay excepciones, pero el hecho de quetodos conozcamos á esos ganaderos y de que se puedan contaren el acto, tratándose de la provincia ^anadera más califi-cada de EspatSa, indica lo mucho que queda por hacer.

Despojémonos de todo apasionamiento y analicemos lo quela experiencia y los hechos enseñan.

Estos nos dicen, que una región de excelente sualo, no malprovista de rfos, ni escasa en aguas subterráneas, en cuanto seretrasan ó surrimen las lluvias en una estación, hay que malven-der los productos pecuarios, y no está todavía lejano el dfa enque morfan los animales de hambre en el campo.

Contra todo eso hay que luchar, porque no es posible supe-ditar la riqueza pecuaria á la rutina, aunque esa riqueza por sucuantfa, permita 112nar con exceso ías atenciones personales yae hagan los interesados la ilusión de que saben mucho puestoque nada les falta, y de que han cumplido su cometido ganaderocontinuando las tradiciones de sus mayores.

Puesto que el medio no reclama sino atenciones escasas yelementales por parte de los ganaderos, es imprescindible acon-dicionarle para la abundante y racional explotación.

B. EI factor hombre

Este es á nuestro juicio el primordial. Si nuestro consejohubiera de estimarse; si no se nos motejase de irrespetuosospara aquellos que encanecidos en la vida rural, á fuerza depracticar la rutina hacen de ella un credo y lanzan la excomu-nión de los ilusos y teorizanfes que no participan de sus creen-^ias, diríamos que en lo que se refiere al factor hombre, en estatarea de evolucionar la ganadería, lo mejor, lo más saludable,la resolución más sabia que podían tomar, es la de olvidarCuanto saben como ganaderos, para edificar sobre bases sólidasy cientfficas la tarea honrosa y patriótica de crear una gana-

, dería genuinamente sevillana, orgulfo nacional y medio en elque encontrasen ocupación centenares de obreros y iucro ysatisfacciones sus directores y organizadores.

A los ya viejos, á los que están en la fase de excepticismo yde calculado descreimiento, á estos nada les pedimos que signii9-que trabajo ni sacrificio. Aunque no somos sevilianos, contamoscon amistades y eariños en Sevilla, que obligan al reconoci-miento y á la gr^ititud, y por ello desearfamos ver su florecimien-tQ ganadero surgir potente y vigoroso, como pueda desearlo eltdás encari^ado hijo de esta tierra.

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Dec(amos que nada solicitábamos de los ya viejos que slg-niflcase trabajo, per•o sí s^licitarnos para sus hijos, para supatria chica, para est^^s tierr^7s fer^^ces y esta s,ranaderfa inculta,su cooperacicín mor^^l y fint^nciera cnn objeto de eriqir en Sevillata primera y rneior facr+^^1^^ de ^1an.^deria, con ensefianzas á lamoderna, ridaptadas á vu4•°^fr^^^ nceesidades, huscando el perso-nal donde esté, sin atenersc á consideraciones, no ya oficia-les, ni síquíera nacionales. Buscar quien de verdad sepa enseñary practicar, eslé donde esté, y ostente el título que ostente.

Así haréis el factor hombre y para cada género de explota-ción dispondréi, de ensei^^^nz^rs, de rnedíos modernos, que encada caso despe+•farán vuestras iniciativa^ p^ra el mejor logrode cuantos problernas á diarío se presentan en el orden pe-cuario.

Nosofros quisiéramos sahcr rle unos cuantos que algunascosas excelentes han hecho, las prueb,rn, los año5 y los fraca-sos que han sufrido antes dc acertar.

Todo eso cn otros paíscs se da antícipadamenf^ pur hecho.Pero es que aquí, corno tu^^imos e! honor de decir al defender

la creacfón en España de una Escuela de salchichería, no con-cebimos más honores cultos y distinguidos que aquellos quehan invertido diez y ocho a^os de su vida en frecuentar cátedrasy más cátedras, para conquistar un título, que las más de lasveces no sirve para nada, ó los entrega vencidos á otra profe-sión 6 modo de vivir.

Y, entre tanto, tenemos aquí ingenieros con 15 años de estu-dio, y abogados y veterinarios con diez, y médicos con doce,etc.; vienen de[ extranjero queseros y vaqueros con dos años deestudio y ensetlanza esencialmente práctica, es decir, con menostiempo de estudio que el qu2 aquí invierte un modesto practi-cante de medicina, y acaparan puestos envidiables, con pingiíesy justifieados sueldos y can consideraciones que no solemosalcanzar los que estudiamos tantos años.

Sevilla es por su medio y por Ins especiales condiciones detoda su organización social y profesional, región en la queabundan hombres ricos y generosos, influyentes, amantes delporvenir de sus hijos y del progreso y fomento de la riquezacolectiva.

Cualquier camino que tomasen para crear un centro de cul-tura pecuaria habría de conducirles al fin deseado.

Si en lugar de una Escuela de Medicina, decisión que respe-tamos, crean y organizan de verdad una bien entendida Escuela ,agro-pecuaria, á estas feclias sería bien diferente la explotaeiónde la tierra y del ganaclc>, rnuy numerasos los centrus de indus-',trias auxifiares, enorme la transformac^ón de las hdcieudas, ysin precedentes el mayor valor adquirido por las mismas...

Y tal vez hubiesen reducido la extensión de su cementerio, al

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producir mucho, abaratar la vida y fomentar el trabajo, verde-d¢ro remedio al pauperismo que tanta degeneración y tanta mor-talidad ocasiona; sino triste, aunque se sobrelleve con pecienteresignacidn é inconveniente alegría.

C. EI factor ganado

Este tiene una importancia, sinó decisiva, de primer orden.Fs sin duda la mejor base que en el aspecto ganadero tiene Se-villa.

Ni se pueden considerar sus animales en fase de mejora, nies tan acentuada su falta de condíciones morfológicas, que exijamucho tiempo y una labor intensa y continuada.

Realmente, lo que sorprende, es ei hecho de que con tan ex-celente fundamento pecuario, no se haya hecho algo en materiade mejoras ganaderas, pues seguramente con un poquito de ob-servación y de perseverancia, hubiesen sido vencidas las resis-tencias, por cierto débiles, que ]igan en natural consorcio larusticidad de la tierra y la rusticidad de los animales.

En materia de ganado nos declaramos francamente en favorde la selección y nuestra confianza y nuestra devoción por estemétodo de reproducción es tal, que si en nuestras manos estu-viese la Oac¢ta, sin remordimiento, arrostrando gustosos cuan-tas campañas y censuras se nos dirigieran, y con 1a tranquilidadde quien procede de acuerdo con sus convicciones en pro de unaobra patriótica y nacional, prohibiríamos desde luego el empleode reproductores exóticos, y solo hariamos excepción en favorde aquéllos que demostrasen la necesidad de practicar el cruza-miento.

No entraremos en largos razonamientos propios de las obrastécnicas, y ya expuestos por nosotros en diferentes ocasiones ycon variados motivos. Pero preguntamos á los que opinen encontrario:

LQué buscan cruzando un ganado rústico con otro mejoradoy precoz4

LEs que la genitalia, la reproducción, puede subsanar loserrores en los cultivos, 1as irregularidades en la cría y recrla ylas mil variadas faltas en el orden higiénico?

óEs que las razas de otros países no fueron acaso peores quelas nuestras antes de que la ciencia y la inteligencia humana aeo-metiesen su mejora y adaptación?

Serfa, á nucstro juicio, locura pecuaria pensar yue no es ex-celente punto de partida el ganado vacuno sevillano, así comosus merinos entrefinos, sus lanares churros mariscuefios y lebri-janos, sus reses de cerda, sus garañones, sus aves...

No están pídiendo sínó elementales atenciones de carácter

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•- A -htgi^nica y regularidad en la alimentaclón. Aquellas que alimen-fan, presentan ejemplares notables.

Los caballos, á pesar de su evidente decadencia, ofrecen álos ojos del íntelígente formas de fácil corrección. Los garatia-nes los preferimos, como punto de partida, á todos los de Espa-ña, incluso el catalán y balear, por ser más armónicos, más co-rrectos de forma, más robustos. Tienen, claro está, defectos encuanto á la talla y falta de correlación entre el espesor del troncoy el de las extremidades.

Si no fuese por esto, serían perfectos y competirfan hasta conios célebres «kentucky» de Norte América, sin duda de origenespañol.

El ganado vacuno, lanar y de cerda tiene las formas y rusti-ctdad que cuadran á reses de régimen exclusivamente pastoral,colocado en un buen medio, pues con relación al resto de Espa-fía aquel suelo puede considerarse como excelente.

En fln, hasta las aves ofrecen una colectividad ide^l que notendria nada que olvidar á la famosa de «libornov, ni á la «or-pugton» «minorcas», «wyandottes», etc., etc.

En cuanto á los fracasos é inutilidad del cruzamiento tenemosuna lista casi interminable, que acusa resultados negativos.

Empezando Yor el de los animales de procedencia oficial, in-tento desgraciado en su iniciación y en condiciones que no yadiíicuitaban, sino que imposibilitaban por completo los ensayos,y siguiendo con algunos cruzamientos efectuados por particula-res, se saca la convicción firmísima de que es improcedente éinútii cuanto se gaste en reproductores exóticos.

Llna de las últimas observaciones se refleren al ensayo decruzamiento hecho por nuestro respetable y querido amigo elExcmo. Sr. D. Anselmo R. de Rivas, utílizando un reproductorDurham, directamente importado. Después de unos años de noobtener resultado alguno, logró por fin productos. Tenían éstosya un año cuando los vimos, y en nada se diferenciaban de [osprocedentes de toro y vaca del pafs.

Las selecciones en manos inteligentes, permiten corregir lasformas y mejorar las aptitudes en igual medida que el cruzan-miento, con más seguridad, con mejor dominio de cuanto sehace y de cuanto hay derecho á esperar. La vida, después detodo, en sus más variadas formas y manifestaciones, no es sinouna serie de í ntentos selectivos más ó menos afortunados.

a) Fundam¢ntos sel¢ctívos

Dejarfa de ser la ganaderfa industria, é industria complela,sino descansase sobre análogos fundamentos que las otras quetienen por campo el taller y la fábrica,

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l,a selecci-ín ey fácil, preci^ar7^ente porque podernos acondi-cionarla á nuestro espíritu .^na.itico y observador con norma casimatemática.

EI cruzamientr^ es complejc}, in^ierto, n^ suiet^> á peso ni me-dida, sino á manifest^rciones h•^reditarias d^^ difícil, por no decirimposibie apreciación.

l.a selección se practica prrr estos fundamenfos precisos yesacro^:

1^1 centírnetrc^.EI gramo.EI segun;lo.Esas un;<<ades qtre regrilan !a vida y el comercio encierran

también, cli^tret.r:nz:^te martejadas, los secretos de las formasanirnales y d^.^ su exa^iotacibn racional.

En ei cru_:.^rnicntn pc,ne:nos en pre5.ncia foranas y aptitudeaantagónicas, generalmente; ig^noramas có:no se manifestará laherencia, cómo se fusiunarán ó comUinar;in los c;^racteres en losproductos. Nuestra ignorancia acerca de la herencia y de susmanifestaciones es corrrpleta, aunque pomposamente, y tal veapor finalidad didáctica, s^2 las califica en ias oí^^as científcas decleyes de la herencia».

Quien p^see un^ ó varias repro^uctores para cruzar y noenrazan como dicen ios prácticos ^,qué tiene que hacer?

LVa á comprar otros para nuevos en^ayos`? LY qué hará conlos productos?

^,Quién le compensa el dinero y tiempo perdidos`?Al cruzar no se procede con la seguridad de acertar. Se pre-

sumen los resultados, como pron^^stica el tiempo el astrónomo,seguramente con datos más eficaces, pero ni el fisiólogo, ni elastrónomo garantizarán nada. Además, si otros factores no com-pletan la obra reproductora es como si nada se hiciese.

I'.rr canibin, ia seiecci;in es aigo tangib!e y matemático. Po-nemos en preserrcia el mismo origen, ia9 mi^mas formas, losmismos caracteres, idénticas ^^ptitudes.

No fenemos que pronosticar nada, ni actuar de profetas,porque la misma identidad de origen y la misrna antigiiedad,aseguran la transmisión; no hay antagonismo de sangre quepneda determinar la desviación de los productos hacia uno delos reproductc,res, ó hacia un atavismo perjudicial y retardatriz.

11 lo .^urno es conveniente operar entre familias diferentes,porqu^ ia consanguinidad acarrea fenómenos de dislocación yde deger^t^ración.

Selecciona^rd^^, no es imprescindible, rigurosamente hablan-do, ni 1^^ experiencia pecuaria siquiera.

Nosotros invitamos ai más profano á s:^r ganadero y le de^cimos: en vías de solución ó resuelto et problema agrícola, delcual no hay para qué ocuparse en este momento, tiene usted ¢t1

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- to -su mano lo demás. ;Ser buen ganadero! nada tan fácil, danáo porexistente el sentido co ĉ nún. l^dyuiera ĉ^n metro; instale en suhacienúa una huena 1^^-íscul<j y coloque en su despacho un librop,3ra ttotas de 1a explí;taci^,n.

EI eentfinetro.--Us ĉ ed Se inra^,rina el tipo de ganado quemás le agrada, ^ se fij^^ en alguna de !as razas extranjeras afa-madas por• sus aplitudes y que le guste. Con ese patrón á lavist.^, tarna lo mejor de su rebafio, con edad adecuada para lareproducción, con el cc,Ior tipico del país, que siempre es e/ me-jor, para vivir en la región y procede á medir con arreglo á lasinstrucciones que se encuentran en los más elementales tratados.

Si falta talla, el rnetro le dirá cuáles son los mejores, y slsobra también Si la talla es buena en conj^ ĉ nto, pero desigualpor ser excesiva para 1as extremidades y escasa para el tronco,también. Con el metro buscará usted 1a logitud adecuada, el pe-rímetro, etc., etc. Para no equivocarse, p^ ĉra no conceder unvalor exclusivo al metro, elige usted, entre io mejor, aquello quemás pese.

El gramo.-Existe re^ación eslr2chí^ima entre las mensura-civnes y el pes^, pcrn no es inútil pesar los animales y optarpor aquéllos que más peso den.

En esto hay circunstancias individualf^s que intluyen en ladensidad de tejidos, reparto y ca^^tidad de grasa, etc. Téngaseen cuenta, que á medida que se progresa en la selección deindividuos, las diferencias que éstos acusan son menores, Ile-gando á hacerse casi imperceptibles, por 1o que hay yue recu-rrir á la rigurvsa apreciacicín por el peso y la medida.

Y, como esta tarea selectiva se efectua en machos y hembras,los resultados son siempre buenos en los productos, acentuán-dose sus méritos con la higiene, buena alimentación, gimnasiafuncional de la función que más interesa, etc., etc...

EI segttndo,-Genuino elemento de tiempo no puede des-preciarse al seleccionar, ni en ninguna otra manifestaeión deltrabajo.

Son mejores anirnales los que más rápidanrente se hacenadultos y mejor uti(izan los alimentos.

La ganadería, para ser lucrativ^l debe hacerse explotandoanimales en crecimiento y acelerando cuanto sea posible sudesarrollo.

Quisiéramos saber la razón y los beneficios que puede re-portar el vacunc^ retenido hast^l !os clícz ó doce años; el lanarhasta que pierrlc los dientes, circunstancia que vbliga á desvie-jar, como dicen los prácticos, los cerdos hasta los tr•es arios, et-cétera, et► .

Si las condiciones especiales de la propiedad y del obrerorural no fuesen cual son, la ganaderfa arruinarfa á sus propie-tarios, puea no es posible que rinda lo debido un animal utiliz+a-

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do por su función reproductora, despreciando su mayor valorpor la carne que acumula, puesto que después de hacerse adulto,su mayor peso sólo se alcanza por la grasa que forma, cosaque no se consigue nunca, porque no se alimenta intensivamenteni la estiman los mercados españoles en general.

EI easo del ganado de cerda es por demás demostrativo. Entodas partes, alimentando en sistema mixto, ó en estabulaciónpermanente, se sacrifican los cerdos de los 12 á los 14 meses,con pesos que oscilan entre los 10^ y 1Q0 kilogramos obte-niendo ganancia.

En Sevilla se sacrifican ^í los 50 y 36 meses; es verdad quecon mayores pesos, pero obtenidos esos kilograrnos de excesoá un precio mucho mayor del que cobra el productor en el mer-cado. Y, nada digamos del riesgo que corren en esos 20 6 24meses de diferencia, los disgustos que ocasionan, la inactividadde capital que representa.

Algunos dicen que el riesgo para el cerdo está en la primera¢dad. Poco han visto 6 poco han querido ver. .Se eleva á mu-chos miles de pesetas el valor de los cerdos adultos que muerenen esta provincia y serán muchas las indigestiones, cólicos yeomezones, originadas por la venta inhumana de cerdos adultosmuertos de cólera y de septicemia.

Someter al factor tiempo la explotación; los animales bienexplotados transforman ventajosamente las raciones de modoque no hay peligro en que coman mucho si sus raciones estánbien establecidas.

La báscula os dirá el aumento diario de peso, y cómo se sabeel valor del kilogramo de animal, así en peso vivo como en pesoneto, y no debéis ignorar el importe de las raciones, gastos depersonal, etc.; podéis saber todos los meses, ó cada 15 días,qué animales son buenos transformadores y cuáles importa ena-jenar porque su estómago no correspoi^de al esfuerzo de vues-tro bolsillo.

b) Stndicatos d¢ me ĉora

Para dar unidad á los trabajos selectivos y acumular el es-fuerzo colectivo, se han ensayado en la Mancha los sindicatosde mejora.

Sin duda alguna es preferible que varias voluntades se con-cierten con este fin, utilicen las mismas enseñanzas, se sirvan,si es preciso, de iguales reproductoreç, y tengan hasta el mismoorganismo asesor, para imprimir seg^:ra y clic^^F iinpul^a^ t^^ iaobra de fomento.

Actualmente se está organizando por la Asociación Generalde Ganaderos un KSindicato de mejoraN dedicado al ganado

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vacuno «barguetio» de fama tradicional, en el que muy modesta-mente t,•r;emos el honor de colabcrar.

Ha despertadn entusiasmos er^ la zona barguzña, porque la,^eSpCCial IIt811•.'r^:. 2 C'St<lr la^!I'1bUi.íd !d riqU<'Zd ^7t;rícola y pecua-

ria, no sr^lo jL,stilica ^] prc^c^:^i;ui^ .r1u, s:no qlre ]le^^a en^el5anzas,estírnulos y medios á muchos ]ahr^;dc,r•es quc tocl^r su fc)rturta ytodas sus esperanzas !as cifran en las dos ó tres reses que po-aeen.

Anunciarles á estos modesto.^ pero mcritísimos lab^-adoresque se les va á decir cuál es el rrr.^jor reproductor y]as rn^^joresvacas, que se les concederá prim..7; para quz conserven lus ani-males de más mérito, quz se les v<^ á enseñar á a!ir7tentar racio-nalmente, á ordeñar, á elaborar m;mteca, á presentarla y ven-derla etc., ete., es reahnente un programa seductor para losmodestos, para los que agradecer, y estiman lecciones que lesbeneficie en 400 ó 500 pesetas.

Aquí las circunstaneias Sc^n muy otras. No es posible pensaren cosas tan pequeñas, per,^, .nreci:^amente, citamos el caso paraponer de relieve ]as diferencias. Excepción hecha de algún distrito en el que la propiedad se halle rnás ciividida, en geraera] noes fácil organizar sindicatos cle Tn^jor•a, porque cada propietariotiene elementos sobradísim^,:, pvr^ ^^ctuar corno ]e plazca.

Pero ya que no supedit^^r su v^^luntad, ni asociar sus tra!_ ĉ ujospecuarios á lo que se acor;lase y regl<^;nentase, por lo rnenos,procedería que los ganader•:.)s ded;c^íranse á un carnbio de irnpre-siones y con la colaboración de a'<;ún técnico, determinar paracada especie los caracteres y aptitudes que conviene fornentar,abrir de común acuer,io libro^s t,^en^:albgicos, efectuar ensayos deraciones, estudiar las canytruccianes rura!es más pr•ávticas yeconómicas é imprimir á!a s,ana^!c:ría sevillana un rumbo ú r.ico,dirigido á producir con u;iif^^rrnidad lo quz mejor se adapta áeste medio y á conszglair !a venta directa, libre y ventajosa delos productos.

De este mo:1o todos nndrían n r:^ccder con independencia derl-iro de un progra ĉna comríll, que c^rno acont^ece con las especiesanimales en otros p^^í.^es, permities^ por su bel!2za y pro,^reyoti,distinguir la ganaderí^^ sevi]!ana d.^ !: ĉ ., d21 r^.^t+^ r!e Lspa^ía, au-mentando no solo el número de c^ri^ezas, sina ta;nbién el d^^ tone-]adas de carne, ]ana y dem^s p;•orlrlctos.

Ya véis si es sencillo ^er ^.r^^a a^ í ^r•^>, y n,, a.:eptcif!loS ;,^ 1 c.alifi-cativo de teorizantes ql.l° .?uC1a íli? ;C:^:rn=^'± ^I !rli^s cnC•:jnecid^? ga-nadero, á pesar de que j.ju^;ís h^,n ^s si^i3 ú^i_:i73 d=^ un In3! cor-derillo.

En esto, sin que s!gnifique jactancia irrest)»t!rosa, len^rnos lavanidad, que perdonaréis, de haber sanciona^l^ tod•^:^^. :^.;.^strasafirmaciones por la observación y la experiencia, efectuando es-

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tudios comparativos y cornput.^ndo sotuciones en distintos me-dios y en variadas circunstancias.

fíentos t,:nido el !tc^nor de quc ; iiestras ino^iestas enseñanzasmerecieran eI aplau ;o cie íos que vi^'en par^^ el carnpo y!a gana-dería, después de ensayad^^^> y con^nr•obadas.

Motejados a!,7unc^ vez nuc^^,ro^ tr<±t,ajos de pn^^^, técnicas poraqnc,llos que ven en 1<^ purera dei tec^n^ci: mo y en el ríryr^r didácticola esencia de la insl^iracicin y de la ciencia, hemos pref^ r•ido lo vul-gar y corriente sin rernont.^rno.; del suelo en que ^e explota !aganadería, y!ejos de r^3o!est^^rno.^-, han sicfo para nasc^tros motivode estímulo la5 cartas y muestras de gratitud de los ganaderos,eausándonos, en c^,^rrrbi ĉ^, irrrl?reSlon dolorosa ver cómo en unambiente de cienci<t rnal e•icnc'id^t se asfixia toda t^a iniciativa ofl-cial y se siembra eritre !a pobt,3cic^n rvral et ^scepticismo y laadversión hacia la ciencia y sus técrrcos.

t). 1F1 factor alimento

Hemos pasado ligera r2vista, como corretiponde á un trabajode esta índole, al factor hombre y al factor reprodcreción. Conser muy interesantes lo es más, sin duda, e! factor alimen>o.

Nos es imposib!e entrar en detattes referent^s á tas dos fasesque comprende: la de su produccién at^undante y metódi^^a y lade su aplicación racioaal, para aicanzar con el menor gasto po-sible el mayor efecto útil.

EI factor alinrentr^ es el rnás esencial; con cierto ahandonopersonal, con anin^a!ti°s sin purercr, sí^r forrnas, sin aptitucI^es, ecé-lera, per•^ bien aiintentad^^^ se Il,erarí^t más b menos tarde á ob-tener forrnas y aptitut:ies, zí alcf^nz^rr aiguna uniformida i en lomorfológico y en to dinámica.

Resuelto el prabt^ma pecuaria en io que se refiere á t)roduciralimentos qttedan tan solo los d?talles para elevar ia ganaderíaal grado de perfecci^namiento deseado.

i,[.a agricultrrra sevi!lan^^ rnç^p.n. nde en ?ste extremo á las ne-cesidad{;s de un^i ^^^nracteria7 mejclra^ia y de procaciclad? Creemosque no.

Existe !a verdader•a ^^rmanía e:^trc el suelo y el f;•anado. Consistema extensiv^i de cnltivc^s, b^trbechc? ^, praducci^n cereal, se-cano, etc., se ohticnen prndur_tas de lt, ti^rr^, inciertos y^scasoel rendirnirnln po ^ h:^ct^árr^r. %1 c.^tu corre^^poncle una ^;^!i^^Aderínpastoral, rú:.fíc^:a, bic•n ^,lirnerltada ert isrintavera, q ut^^ié^rdo:.^^ ácosta de la ra^t^,ij•:^,^,1 e^^ ver^^r^o, habituándose al hambre en oto-fio, y cor;stituyend:j 1^,^ privacion^s una realidad en invierno. Esosi el tiempo no dispone atra cosa y queda suprirnida la primave-ra por sequía, el verano por f^tlta de cosecha y exceso de lan--

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gosta, el otofío por no llover y el ]nvierno porque no da nadade sf .

^Y quién remedia eso, me dirán algunos?Creemos firmemente en 1^^ accibn de la inteligencia hurnana

y del tiempo, para que cu^^nto se couc(be pued^^ realizarse. Y 1aacción del tiempo en este caso es tanto más necesari^-^, cuantoque se precisa resolver un problema tal vez dificil por ahora.

Mejorar los cultivos é intensificar)os; suprimir en justa medi-da el cultivo cereal y acrecentar la extensión de prados; reducirá los límites indispensables el barbecho y conceder más impor-tancia á los tubérculos y raices, es empresa de evoIución quz,aparte del esfuerzo personal que representa, exige capitales ybrazos, dinero y hombres, que con ser de fama justa y bien re-conocida la capacidad econámica de esta provincia, aparecerfanlos propietarios ante tamaña exigencia como unos desmedradospegujaleros.

Se nos dirá que para esto hace falta agua. (Falta de agua te-niendo el Guadalquivir y sus afluentes!

(Falta de agua cuando tantos pequel5os alumbrarnientos per-miten creer que no es despreciable la riqueza en aguas subterrá-neas!

1Falta de agua hoy que la mecánica ofrece con comodidad yeconomía energía, fuerza y aparatos para elevarla!

Conocemos algunas fincas que por el solo hecho de instalarun motor y una bomba han triplicado su valor y aumentado con-siderablemente el rendimiento.

^Qué hace esa dehesa de Ta'^lada esterilizada y baldía á ori-llas del Guadalquivir? Esa dehesa hoy, que se hal(a de subsisten-eias bien regida, debia proporcionar productos horticolas paratodos los habitantes de Sevilla. Pero, en fin, cambiemos derumbo.

En este punto de la alimentación, como tuvimos el honor deexponer en nuestra ponencia con rnotivo del primer CongresoNacionat de Riegos, hay que ir hacia una primavera permanente,hay que suprimir en parte el cultivo careal que reduce los anima-les de venta y crea una situación difícil para el agricultor.

Pronto, una extensa zona, no tan grande como fuera dedesear, recibirá los beneficios de los Ilamados «Riegos del Gua-dalquivir». Para entonc^s es preciso preparar la cultura de lapob[ación rural á tin de que sean inmediatos los beneticios. Simal no recordamos, son unas b0 n^il las hectáreas que van áregarse. Pues, bien, con esas 30 mil hectáreas, las pequeñasvegas que hoy existen, y algunas más que pueden crearse, debequedar solucionado, en lo que se refiere á la alimentación, elproblema ganadero de esta província.

Dedicadas esas hectáreas de regadío al fo ĉnento de prados yy á cultivar raíces y tubérculos en proporción adecuada y que

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ios agrónornos os dirán, tene;is t>ara ^rear en las márgenes delGuadalquivir la primavera permanente c1e yue antes hablábamos,formando verdaderas florestas quc desp^iés ac: animciar á pro-pios y extra0os el mérito del esfuerzo humano y el altruismo sinlimites de sus intpulsores, hijos beneméritns de esta tierra, quehan subsanado tama^ia falta, extendR:rán t?or los secarrales yy sedientas haciendas seviilanas la acciiín fecuncla y bienhecho-ra de su aromático heno, de sus suculentas raíces y tuhérculos,sin perjuicio de surtir de frutos diversos los bien necesitadosmercados de Sevilla. Creeanos que son 30 mil las hectáreas quese proponen regar con dicho canal. Sea ó no esta la cifra, siem-pre subsistirá la proporción, en el elementalísimo cálculo que ospresentamos seguidamente.

Con las abonadas condiciones de este suelo, los cultivos deregadfo se manifestarán excelentes. Pues, Uien, no es exagerarel decir que en tales condiciones pueden vivir en alimentaciónintensiva dos reses vacunas por h^ctárea. De modo que á las30 mil hectáreas corresponderán 60.000 cabezas de ganadavacuno.

^ O sea, que en esa egtrech^^ faja tecundada por kl ugua, quese extenderá desde Lora del Río á^evilla, podrán vivir en laabundaucia, en invierno y e^t veranc^, cincu mit reses vaeunastnás de las que hoy consignai^ Ic^s est^^disticas parí^ toda {aprovincia.

Es incalculable el beneficio que ot^tendrá esta provincia bienorganizada en este sentido de acumular afimentos. Aparte delaumento en ganadería y en familias, se operará una circulacíónmucho más activa del capital, pues bien alimentados estarán an-tes los animales en condiciones para ser conducidos al mer-cado.

Es un verdadero despilfarro, un verdadero caso de respon-sabilidad social, el hecho de que tan solo cuente esta provinciaseis reses vacunas por kilómetro cuadrado y considerando todaslas especies, poco más de medio animal por hectárea.

Pudiendo vivir en cada hectárea de regadfo una familia, seaeumularán en la zona de riego más de i50 tnil habitantes, esdecir, que creáis otra capital como Sevilla, pero una poblaciónrural sin hospitales, sin hospicio, sin hambre, sin dolores, sincentros de perversión, viviendo para el trabajo y para Ia familia,acumulando riquezas, consumiendo y produciendo.

En fin, si no quedase materia por tratar y fuesen menos ári-das estas cuestiones, nos atreveríamos á proseguir, pero sinembargo, no yueremos terminar este exfrcmo, sin recumendarosá todos que estudiéis y examinéis sin pasión el prohlema delenáilaje, que si no en todos, en la mayoría de los casos puedesubsanar los efectos de la sequfa y del encarecimiento de pro-ductos. Acerca de esto, podéis obtener datos de todo géner0^

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r•eferentes á su ci^^nstrucción, cr,ato, rnodo d,^ car,,^,^rlos, ^rprove,chamientos, efectos, ete., con mucha seguri^.ad y comodidad.

La Granja sevillara dirigida por nuestru amigo U. CarlosMorales, cuya competencia ha sir^o bien contrastada, y los muycornpetentes labrc^dores, anrit,ros nucslrrrs ciucridos, Sres. Rodri-vuez Rivas, Ibarra > i^lores, :^utninistrarán .^egurantente cuantos^Nc^rure^s at^eleictíí;.

Asinrisnro los culliv^^s 1urr^aieros ^Jc :,c^:,rnc, y l05 cle plautnsdc^ invierno para atr•avcsar esta ^ Poccr dc es^.^ser y penuria me-recen meditada implantación.

No ignoramos que esto significa una re oluci^n en el ordenagrícola y pecuario, y que como revolución, aun siendo de mz-ditación y de trabajo, de altruismo y de prugreso, puede lesio-nar intereses y disgustar á algur^os rez^gados. Pero el caminoestá iniciado y ya hay v^^ric}s apóstoles que se preocupan y tra-bajan mostrando con hect ĉos la bondad de las doctrinas y reco-giendo sus frutos.

No creemos que en el terreno agrícola los swillanos de tem-peramento agudo y fiua percepción se arricsguen á luchar contrael progreso, en tugar de acogerse á él y baj<f su f^^cunda protec-ción enriquecerse y enrique^^er al país ^lc^^^ndo su capacidadproductiva.

E. El factor conservador b profiláctico

Si ínteresante es la tarea de producir, no lo es menos la queconduce á conservar, á evitar la rnortalidad aue tantas pérdidasocasiona á la ganadería.

Ent;•e las especies animales se suceden, tr<^tándase de 1as en-fermedades, los misrnos hectros qu^ en la e,^pecie hurnana.

Los grandes núcleos de gana^lo, esos en los que la atenciónpersonal es difícil, que vagan de aczí para allá, entretienen un nú-mero crecido de enfermedades, sien^bran el contagio é infectandehesas, encer; aderos, ríos y arroyos. Del mismo modo lasgrande^ epidemias, que dejan triste recuerdo en las naciones,examinadas en su origen, se ha de;nc^straclo i^r importación y di-fusión por familias bohen^ias y errantes.

Nutstra ganadería est^í en t^ fas^ né^:nr^cl^r y errante, en e1 pe-ríodo dz un régimen libre, especie de tra+^^>icr.ión entre la libertadabsoluta y la domesticid^^d, cu^nprcndi;ta ^^rá^5 que por el signifii-cado dz la palabra, por la v:,r^ia^^ler^, adaptaeiGn á cuantas práe-ticas y métodos desee su;^rct^_r ei h,^^n^: c^!os animales que•explota.

La ^nejora de la gar,aderí^^ llcva consigo el poder atenderlamejor, el opc^ner c:ou ^ficacia rc^cur:^r^s prá::ticas contra la rnorta-

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- i^ -^d, recursos que existen aunque se crea lo contrario. Asf porejampto, asciende á una cifra respetable lo que se pierde en estaprovincia por bacera ó carbuncosis y por viruela.

Contra estas enfermedades existen vacunas_ eficacísimas yeconómicas. Podrfamos citar nombres, muy pocos, es cierto, deganaderos que teniendo terrenos infectos han logrado por la va-cunación extinguir la enfermedad.

La prueba de que los mismos Institutos están convencidos dela eflcacia de algunas vacunas la tenéis, en que por un contratoespecial, y, en condiciones económicas, aquéllos garantizan laeflcacia y resultados de la vacunación.

Me anticiparé á vuestro argumento.Conformes en que esa calamidad denominada enfermedades

roJas del cerdo está sin resolver por completo, pero excepciónhecha de dos á tres ganaderos Lqué han hecho los demás`I

Esperar que para cada enfermedad y cada momento, se ten-ga á mano una vacuna, que se garantice su eflcacia, que seamuy barata y que además, si es posible, se aplique gratuftamen-te; francamente, es mucho pedir. La ciencia y los cientfñcos nodesearían otra cosa que ser útiles, pero todos los progresos tie-nen una trayectorfa, un camino que recorrer; entre tanto se llegaai fin, es preciso defenderse con los recursos racionales.

Porque nosotros preguntamos:^Puede nadie negar la conveniencia del aislamiento para los

rebaños enfermos?LNo es hasta de sentido coTÚn el destruir los cadáveres en

lugar de dejarlos insepultos, abandonarlos en los rfos, ó prepa-rarlos para el consumo4

Pues bien, en vez de aislar el ganado se le conduce por ca-minos y veredas, se atraviesan términos municipales distintos,se difunde el mal, y á lo sumo, surge la protesta de alguno quese siente perJudicado, ó lo que es peor, que aprovecha la ocasiónpara ejercer represatias, por tener asuntos pendientes y por liqui-dar.

No queremos repetir el cuadro que presentamos en el folleto«Ganaderfa Sevillana^ pero interpretando el pensamiento gane-ral, investigado muchas veces por nosotros, parécenos oir toda-vfa la voz de los ganaderos que ante los reproches por no de-nunciar ni practicar las buenas reglas sanitarias decfan:

Yo no denuncio nada. 1Lfbreme Dios de tal cosal La ley damucho miedo. Costa, aquel enorme hombre que nos defend[a,repetfa con frecuencia: «La toga del magistrado es el espanto delas gentes honradas^.

--Por mi parte preflero que se muera el ganado, que se conta-gie lo que quiera, que nos desprestigien y que nos cierren losmtreados. No denuncio nada, y menos quiero todavfa antcndér-

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melas con el alcalde, ni con el juez, ni con el veterinario, ní conel gobernador y los Inspectores pecuarios.

-Animal que muere se queda en el campo ó lo arrojo at río,ó á lo sumo, lo quemo y en paz. Sobrellevo las pérdidas, experi-mento un disgusto proporcional al daño sufrido, y, luego entrela aeción del tiempo y los inevi^ables desahopuillos contra elboticario y el veterinario, pasan las cosas y queda uno prepara-do para otra racha que no se hace esperar.

Asf piensan y asf proceden la generalidad de los ganaderos.Hablsndo serenamente, hay que convenir en que el Estado

se ha antieipado á vosotros, ha sido más previsor.Es raro en Espafia lo que voy á referir, pero en absoluto ve-

rídico. En los Presupuestos del Estado se consigna una canti-dad para indemnizar á tos ganaderos á quienes se les sacrificaalguna res como medida sanitaria para evitar el contagio, sinduda ateniéndose al proverbio «muerto el perro se acabó la ra-biau. Pues bien, esa cantidad, ^^rmque insufieiente, no ha sidoreclamada por nadie y estuvo á punto de ser suprimida en lugarde demostrar su mezquindad y Ile^rar á consignar en los Presu-puestos, como en otras naciones, ĉriillones de pesetas, á fin dedefender la producción y extinguir por la puntilla los focos demuermo, de durina, de perineumonía, de peste, etc., y facilitarosvacunas y sueros económicos.

No conozco al detalie vuestros recursos económicos, perosi no llegan en lo agrícola á lo que antes indiqué, asegurando laalimentación, no podréis implantar con éxito el sistema mixto deestabulación y libertad que es consecuencia del medio agrícola,ni iograréis en absoluto conservar la ganaderfa y evitar la mor-talidad. Ignoro de momento, pues no tengo experiencia acercadel particular, sí serfa factibie y saludable la división de la pro-piedad pecuaria, ó por el contrario, resultarfa más viable y rápi-do, organizar en las haciendas sevillanas grandes centros, nosólo para explotar el suelo y el ganado á ta moderna, sino paraestablecer, por cuenta del explotador, centros de cultura paraobreros y sus familias, asistencia médica, instituciones de se-guro y ahorro, ensayos de colonizació», etc., etc.

Lo que sf es evidente es la,imposibilidad de practicar la higie-ne como hoy se explota el ganado.

Resulta facil aislar cincuenta cabezas, observarlas, disponerde buenos y bien atendidos locates para alc jarlas; se las puedevacunar y vigilar, se ama>>san por la diaria y directa intervencióndel hombre, etc. Pero resulta dificil entregar á un par de hom-bres quiníentas ó mil cabezas para que recorran mucha b pocaextensión, según e! estado del campo y que sean verdadera-mente mansos los animales, bien vigilados, con locales muyhigiénicos y bien entretenidos, vacunando cuando hz.^;a falta,con comodidad, etc., etc...

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- 19 -^Eso exige un gran sentido práctico por parte del dueño,

fraccionamiento de los grand2s rebafi^^s, con9trucciones rurafesadecuadas, abrevaderos bien establecidos, numeroso y mejorpersonal, educado á ser posible en centros especiales para pas-tores, etc., etc... Si los actuales exp!otadores no pueden hacerlopor falta de capital, seguramente el tiernpo traerá tarde ó tem-prano el remedio debido.

Que es posible, nos lo dice el régimen ganadero de la Ar-gentina, donde, no obstante ser los genaderos dueños de milesde cabezas, poseen y practican un ré. imen sanitario que puedetomarse como modelo.

De modo que, ó se fracciona la propiedad para explotarlaintensa y racionalmente, ó que acometan la empresa los ac-tuales poseedores dándola la amplitud necesaria, pues en sumano está la preferencia que confiere el derecho de propiedad.

Lo yue no puede tolerar ittdefi^^idamente el Estado, por muylenta que sea la acumulación de su celo y previsión, es que losganaderos dejen morir de hambre su ganado, al propio tiempoque entretienen un número crecido de enfermedades, verdaderacalamidad pública y motivo de clesprestigio nacional.

Recientemente se ha publicado una ley de Epizootias, la cualrePresenta una garantía para los ganaderos celosos. iOjalá, nosea simplemente una ley más!

2.° Vender bien

No podemos dedicar á este extremo la extensión que hemosdado, con ser escasa también, á los medios de producir.

Dejemos aparte el tema amplísimo y muy discutido en estosúltimos tiempos, referente á la mejor ó peor protección arance-laria y á la facilidad con que se barajan los Aranceles en perjui-cio de los intereses de agricultores y ganaderos.

Los productores ya más despiertos y aleccionados, si no hanconseguido la merecida justicia, por lo menos se han percatadodel mal y ya están sobre ojo, como suele decirse, para acumularlos medios oportunos á fin de que Ilegue un día en que la agri-cultura y la ganadería, lejos de ser la trinchera en que se escu-dan las industrias manufactureras, el yunque sobre el que fabri-can sus negocios industriales, los que carecen de abnegación,de talento ó de ambiente económico, se convierta en martilloque destruya tanto artificio, para agrupar en su tc^rno ayue:lo5medios, aquellas industrias y aquellos recursos, que cooperandoá su fomento y esplendor, preparan el definitivo resurgir de unaexuberante capacidad económica.

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Lá^tima que e1 tcma por su amp)fa concepcldn, no permtterebaa^r los Ifmites de una conferencia, pero no terminaremos esteextremo sin poner de relieve la facilidad con que se mueventodos los variados y poderosos recursos de gobierno en cuantose anuncia una elevación no abusiva, sino natural, de los produc-tos agro-pecuarios, y hasta la in^portunidad en hacer influir esasmedidas cuando más pueden perj^ldicar á los productores, he-chos que contrastan con la carestía de los medios de producir ycon las pérdidas constantes por las múltiples ca'amidades y azo-tes que se ciernen sobre la agricultura, los que no tienen nuncacompensación.

La reciente ley de Subsistencias lo demuestra claramente,siendo lo peor del caso que no puede hacerse de otra forma yque tal vez fuese una calamidad más su aplicacián.

Pero dejemos aparte este aspecto de la cuestión, para refe-rirnos brevemente á otros hechos más concretos.

LQué haee falta para vender bien? Un economista os dirá:que la oferta y la demanda se muevan á impulsos del productory del consumidor, sin intermediarios que aumenten la una conperjuicio de 1a otra.

En este punto, pues, lo que importa es que los Municipiosvelen por la independencia industrial y mercantil de mercados ymataderos, que no son lugares de simple recaudación, sino quenna antigua y cautelosa previsión los municipalizó como ga-rantfa de que la oferta y la demanda se moverían regularmente,y que de no ser asi, de concertarse aigufen para elevar los pre-clos, la autoridad pondría en juego todos sus reeursos. LQué hasucedido? Pues, ya lo sabéis por experiencia; que los Ayunta-mientos de los pueblos y ciudades se han sucedido, que sin ne-gar á nadie buenos deseos, esos alcaldes y esos concejales, noobstante ser agricultores y ganaderos, se han dejado manejar•en forma que su pasividad ha causado perjuicio no sólo á susintereses, sino á los intereses generales también.

Así se han sucedido los afíos. Los intermediarios de día endfa más conocedores de su negocio, han ido creando intereses,acumulando servidores en todas las dependencias, gestionandofacilidades, que vosotros mismos concedéis, sin pensar en queeada concesión es un nudo más echado á la soga que anulc^vuestra libertad comercial. Poco á poco el mal se ha hecho ge-neral y crónico, y ya tiene tales rafces, que solo la acción deltiempo y de una solidaridad bien entendida podrán anular susefectos.

Algunos Ayuntamíentos, incluso ei de Sevilla, aigo han pre-tendido, pero ante la amplitud de los negocios y la complej'dadde la vida municipal, los esfuerzos aislados nada significan. Pre-cisa que esa acción sea iniciada por el Estado con sabias medi-das de Gobierno, secundada por los Municipios y objetu de un

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ideal, de una devoción por la conciencia pública, para que comomedida de higiene social, no quede la vida nacional encarecida ácosta de los productores y fomentanda el hamhre y la miseria en-tre las clases populares.

Unid vuestro esfuerzo, tened ei debido altruismo en favor delpobre consumidor; en vuestras manos está el impedir que lasCampañías de transportes, intermediarios y detallistas, ganencon vuestros productos ĉnucho más que vosotroa, y los encarez-can con un cuarenta por ciento.

Tal vez extrañéis nuestra afir ĉnación. Considerad, que vos-otros aquf y otros como vosotros en otras regiones, labradoresy ganaderos, sois los más. Que tenéis representación en todoslos organismos, que podéis tenerla mayor todavfa. Si siempreprocedéis unidos y pensando en la agricultura y ganaderfa, snpocos años vuestra labor de cultura y vuestras orientaciones eco-nómicas habrán cambiado por completo no solo la produccián,sino también el consumo.

Ese cuarenta por ciento de injustificada carestía debe servirpara fomentar vuestras industrias y mitigat• el hambre que cuatromercaderes imponen al puabio con sus negocios desproporcio-nados.

Sois vosotros, no lo olvidéis, el nervio de la patria. A vos-otros corresponde la hermosa tarea de fundir, en colaboracióncon la tierra, con el sol y con ei agua, los productos que prego-nen nuestra cultura y nuestra grandeza, ilevando como stmbolode la mejor y más sólida libertad, las riquezas sobrantes queinunden mercados extranjeros.

Vosotros sois los encargados de realizar una Santa Cruzada,pero no cruzada inspirada por el espíritu religioso y el ansia deextrañas conquistas, que han llenado de sangre y horror las pá-ginas de la [iistoria, sino cruzada dirigida contra el agua quedestruye y no fertiliza, contra el sol que abrasa, contra la enfer-medad que difunde la ruina y la desolación, contra la inculturaque permite los más extraños desvíos y deja pasar sin utilizar lasmás sanas tendencias.

Pero no prosigamos, seamos prácticos y recordemos siempreaquella hermosa y genial frase de Costa: «puesto que el mal dela patria radica en ei estómago, el remedio debe entrar por laboca, no por los oídos».

Terminaré haciendo votos porque mi trabajo haya sido cla^ramente expuesto y ofreciéndome á todos para resolver, discutiró modificar cualquier conceplo ascuro, confuso ó erróneo,

Muchas gracias por vueatra atención. He terminadp,

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CONCLUS[ONES

i.' Hacer criterio pecuario, creando en Sevilla una Escuelcprovinciai ó regional de Ganaderfa, esencialmente práctica, parapreparar á la juventud y encaminarla hacia las industrias agro-pecuarias.

Q.° Adoptar la selección como norma reproductora y buscarla asociación de los ganaderos para que dentro de una gran in-dependencia industrial, se estudien para cada especie las formaay aptitudes que conviene fomentar, abriendo los oportunos librosgenealógicos.

3.° Fomentar eI riego, como base indispensable agro-pecua-ria, utilizando todos fos ríos y arroyos y alumbrando cuantasaguas sea posible, acogiéndose á las actuales disposicionesacerca del particular.

Establecer silos donde sea posible.4.a Cumplir la ley de Policía sanitaria, vacunar contra aque-

Ilas enfermedades en que la vacuna es de positiva eficacia y pe-dír al Estado que envíe á estos campos personal con medios ade-cuados para estudiar sobre el terreno las enfermedades de loscerdos.

5.a Ser labrador y ganadero en el Senado, en el Congreso,en la Diputacibn, en el Ayuntamiento, en la vida de relación y entodos los órdenes para combatir cuanto se opone al desenvolvi-miento de la vida rural.