Ave paraiso

20

description

Ave Paraíso vive feliz pero se siente solo. El resto de animales se detienen a admirar su majestuosa belleza y a escuchar su melódico trino pero esto no es suficiente para llenar su vida de sentido. Con el paso de los años, la tristeza se apodera de Ave Paraíso que no ve cumplido su anhelo de conocer el origen de su estirpe y su razón de ser. Ave Paraíso es una fábula sobre la importancia de encontrar nuestro lugar en el mundo para ser felices. Jorge Parada nos sorprende esta vez con una prosa repleta de imágenes de gran belleza. Un texto del que podemos extraer muchos mensajes sobre el sentido de la vida, la superación personal, la solidaridad o el amor. El protagonista de nuestra historia deberá enfrentarse a las pruebas más duras e iniciar el vuelo más importante de su vida. Un viaje que le llevará al lugar que debe ser su hogar, donde encontrará la verdad sobre sí mismo y el sentido último de su existencia.

Transcript of Ave paraiso

Page 1: Ave paraiso
Page 2: Ave paraiso
Page 3: Ave paraiso

AutorJorge Parada

Ilustraciones portadaAna María Armada

ISBN: 978-84-941288-5-1

© Jorge Parada - 1ª Edición – Año 2013© de esta edición Inlibris EditorialTodos los derechos reservados

Esta edición de “Ave Paraíso” en formato digital, se distribuye bajo Licencia Creative Commons

Inlibris EditorialPintor Sorolla 2246002 – Valencia – Spaininlibris.es

Page 4: Ave paraiso

Este no es un

libro,

es un regalo

del destino para

Este

no es un libro,

es un regalo

del destino

Este

no es un libro,

es un regalo

del destino

Page 5: Ave paraiso

Ave paraíso

Jorge Parada

Page 6: Ave paraiso

Prólogo

Deja que el plumaje de tu estirpe

proteja el desvalido cuerpo

que aloja tu alma.

Page 7: Ave paraiso

CAPÍTULO I

TODO LO QUE

RESPLANDECE TIENE LUZ

Pica Brafilíenfis

Le Toucan ou la Pie áu Brefil

Page 8: Ave paraiso

Su inmaculado plumaje dorado con ribetes púrpura contorneaba su majestuosa cola blanca que atrapaba signos arabescos y pequeños ojos de plata.

Su pico curvado era transparente como un fino cristal, su delicada lengua escarlata semejaba en su trinar a un fino candil encendido, comparable con un pequeño dragón emanando centellas.

Pero esta llama solo emitía sonidos celestiales y esta música le arrullaba al árbol sus dormidas y soñadoras raíces.

Sus largas y gallardas patas de piel plateada no hacían sombra, solo reflejaban, y cuando las posaba sobre algún matorral silvestre este le pedía a los cielos que fueran sus brotes, para darle a su verde manto una flor tan bella como lo era ese alado.

El viento solo lo acariciaba con su consentimiento, pues le robaba buenaventura que esparcía en los poblados, sus gentes y sus plantíos.

Volaba el inmenso valle, planeando vigilante en búsqueda de sus frutos, sus amigos y tal vez sus pares.

En lo más alto del árbol más alto esparcía su trino bendiciendo a las personas con mensajes de atención y respeto por la vida.

Cada ser del inmenso valle detenía su quehacer para deleitarse con su trinar.

Cuando tomaba su baño matinal el sol que salía de su zambullida en la cascada, salpicaba pintando con tonos multicolores las grises rocas, que espejadas con arco iris mostraban a los inquietos peces vestidos de carnaval.

El ave era feliz y nunca pedía nada a cambio, solo anhelaba encontrar a su dupla para formar pareja y anidar.

Su melódico trino mostraba el anhelo de encontrar a su hembra, denotando en estos acordes su constante sueño de sobrevolar el valle con su amada y sus pichones formando un ala, que con su traza indicase el sendero hacia el paraíso.

Compartía su tiempo con las águilas, papagayos, tucanes, y hasta con los cóndores, pero nunca tuvo la suerte de encontrar a un ser de su especie para departir acariciar y dar sustento.

Page 9: Ave paraiso

Su plácida vida de monarca de sí mismo lo llevó a pretender otras consignas para su vida, quizás las primeras y básicas de todo ser, construir su familia.

Page 10: Ave paraiso

CAPÍTULO II

EVOLUCIONAR SIN SABER

Phafianus variis

Le Phaifan belles-

Page 11: Ave paraiso

Pasaron largos años y no pudo en esta larga jornada encontrar a otra ave de su especie, estirpe y corazón.

Nostálgico comenzó a pasar parte sus horas mirándose en los charcos; contemplaba una y otra vez su imagen entre sus patas, como caída en un inmenso pozo vacío, tan inalcanzable como ajeno e irreal.

Verse tan luminoso y lleno de preciosidad no le daba el regocijo y la alegría que en otras ocasiones pasadas.

Observaba detenidamente su plumaje intentando recordar haberlo visto en otro semejante. ¿En quién? ¡Pero si no recordaba ni el de sus padres!, progenitores que con el pasar del tiempo había olvidado; quizás porque también eran distintos.

Con una tristeza muy amarga, imaginaba que había nacido en un nido ocasional; tras haber sido abandonado por sus verdaderos congéneres, quienes habrían decidido por alguna desconocida razón apartarse de él. Sufría sintiendo que su vida había comenzado con el infortunio del desamparo, la desolación y, por tal , su soledad.

Esta parte de su vida tan triste generó la pérdida del ánimo. Por tal circunstancia abandonó por completo el cuidado de su plumaje, al que no le dio más cuidado con el baño matinal en la cascada, descuidó su alimentación ingiriendo cualquier tipo de desperdicios y sumó a estas negativas actitudes las continuas y mantenidas riñas con otros animales que lo dejaban exhausto, viéndose tan diferente de lo que fue.

Esas conductas a través del tiempo lo debilitaron y comenzó a enfermar.

Su plumaje se hizo gris y su pico transparente se convirtió en una copa sucia después de una bacanal.

Page 12: Ave paraiso

CAPÍTULO III

SE ALEJÓ DEL CIELO

Porphyo

La Poule Sultane

Page 13: Ave paraiso

Una tarde posado en lo alto de un árbol, embriagado por el humo y por el consumo de algunas frutas en descomposición, vio que desde una cabaña se desprendía un raro destello; entonces, decidido a husmear voló para embestir el resplandor, pero golpeó con fuerza su cabeza contra una ventana que tenía cerrados sus cristales y cayó con la torpeza de un ebrio contra el suelo.

Partió como pudo revoloteando como una polilla ciega hasta su árbol predilecto, donde descansó tendido sobre el follaje.

La noche lo cuidó con sus estrellas hasta que de nuevo la luz del sol lo despertó lastimándole sus oscurecidos ojos.

Después de estirar su rígido y dolorido cuerpo, recordó el suceso acaecido el día anterior y con renovadas fuerzas quiso continuar la enloquecida tarea que había comenzado.

Tomó gran altura y con la enorme velocidad de un relámpago se zambulló contra la ventana, pero gracias a la luz divina, las hojas de madera y cristal estaban abiertas y rebotó contra una mullida cama que resguardó su cuerpo. Se incorporó y después de observar el cuarto se posó sobre una mueble de madera y cristal que tenía perfumados jabones, cepillos para el cabello y pequeñas botellas de elixires aromáticos junto con algunos otros artículos de uso cosmético; pero cuando alzó su vista... alguien estaba ahí..., sí frente a él,... tenía su mismo pico y también sus bellas aunque roídas plumas. Apoyó su pico y ella también lo hizo, alzó su pequeña garra para tocarla y ella también la alzó. ¡No era como en esas imágenes nubosas de los charcos! Estaba ahí, frente a él, acarició sus alas y ella también las acarició... trinó y ella también trinó... ¡desesperado quiso atravesar a su lado!, pero no pudo... sintió que un muro le impedía el paso, al igual que en su primer intento contra la ventana. Entonces, supo que ella estaba atrapada, golpeó con fuerza su pico contra ese duro cristal y ella también lo hizo con toda desesperación por dejar a su par libre, e insistió con todas sus fuerzas y su pico sangró... a ella le pasaba lo mismo; eran dos almas presas que querían escapar de su condena, golpeó con toda su fuerza y sus patas arañaban ese impávido muro transparente, y el cuerpo, también, topó con dureza contra ese diamantino cristal. Sus cuerpos estaban bañados de sangre,

Page 14: Ave paraiso

saliva y chillidos de dolor y en un acto de extrema potencia juntando todas sus fuerzas con el más duro de sus picotazos quebró el duro cristal; pero el dolor los diezmó y él quedó tendido, tal vez agonizando con los últimos estertores, que, como latidos, convulsionaban desesperados contra el invisible y fragmentado divisorio que ya quebrado unía sus plumas.

Page 15: Ave paraiso

CAPÍTULO IV

DEL OTRO LADO

Arde a caerulea

Heron bleu

Page 16: Ave paraiso

Solo unos diminutos rayos de luz se esparcían por el cuarto como la niebla infame de un campo de batalla después de la muerte y desolación.

Desprevenida entró al cuarto la dueña de casa y vio sobre su mueble el moribundo y ensangrentado pájaro.

Corrió y lo tomó entre sus manos; su cuerpo se enfriaba... lo abrigó entre dos mantillas, enjugó su pico y cabeza con agua fresca para lograr reanimarlo pero sin suerte.

Llamó con urgencia al veterinario para que acudiese con su ciencia a reconfortar a ese digno ejemplar de ave que merecía vivir.

El veterinario quedó sorprendido por ver esa maravillosa ave, tan lejos de su lugar origen.

Fue tratado con medicamentos por largo tiempo, pues contrajo una extraña enfermedad que involucró su sangre y su poder de sanar; se lo veía muy delgado, sus plumas se cayeron y parecía un pichón recién nacido, mojado y desvalido. Su piel estaba lacerada por haber recibido tantos pinchazos en sus alas y patas, y su chupado rostro solo dejaba relucir sus frágiles huesos empapados en lágrimas. Solo su corazón de valiente no resignaba su golpeteo.

Recibía antibióticos, vitaminas y tantas otras medicaciones, pero su cuerpo ya no resistía, estaba tan frágil que no se podía escuchar su ronca respiración y la esperanza fue poca.

Hasta que en una noche de delirio por la fiebre vio su final reflejado y ¡esta vez en un ave muy negra! que se le acercó lentamente para arrebatarle lo que le quedaba de vida. ¡Sí, para llevárselo!... Le hincó el colgajo de cuello con el estilete puntiagudo de su pico arrebatador de parca, y él gimió sacudiendo su cabeza con fuerza y negación al hecho de perder el tesoro de su vida... y con un movimiento de hábil estocada, clavó su garra en el pecho de la aguda catrina , dejando vislumbrar el sello dorado distintivo de su pecho y la negra ave ante la estirpe de rey; se rinde por esta vez y lo abandona para dejarlo sanar en paz.

Page 17: Ave paraiso

CAPÍTULO V

LA CEREMONIA

Numenius ruber.

Corlieu rouge

Page 18: Ave paraiso

A la mañana siguiente estaba un poco mejor y supo que se restablecería, comprobó nuevamente que era un rey y que solo él debería regir su destino.

Pasaron largos meses y fue recuperándose, con la ardua rehabilitación indicada. Le dolía moverse, respirar y las escasas plumas de su coronado cuerpo comenzaron a salir como capullos. Todas las personas allegadas a él le alentaban y así con pasos lentos y tortuosos, pero continuados hizo más fuertes sus músculos, y le crecieron renovadas y radiantes plumas. Fue recuperando poco a poco su gallardía, sus reflejos y su estandarte belleza. Conoció a través de ese duro mensaje de vida que debía seguir pujando su tenaz temple, para poder partir y ¡volar lejos hacia su destino!

Con el tesón que talla ese emprendimiento partió para encontrar su lugar, su origen, su tierra y tal vez su reino.

Los meses se fueron cincelando con muchos días y en su larga y esforzada travesía, cruzó océanos, ríos y ciudades, hasta que llegó a un monte desconocido donde desde lo alto se divisaban pájaros con antorchas encendidas que lo estaban esperando. Sí,... una recepción compuesta por miles de aves paraíso.

«¡Hoy gracias a nuestras plegarias se cumple nuestro anhelo!, ha llegado el amo y señor. ¡Nuestro rey! Han sido muchas las aves paraíso que hemos dejado esparcidas por el mundo, sabiendo que solo una regresaría a su instintivo origen para gobernarnos. La más fuerte, la más sensible, noble y tenaz de todas.»

Estaba impávido, rebosado de alegría, sus ojos llenos de nostalgias dejaban escapar lágrimas de triunfo.

Feliz aunque agotado fue llevado en andas por un cortejo de impecables aves paraíso que lo transportaron por un fino camino de piedras hasta una gruta muy alta y escarpada.

«Deberíamos dejarlo descansar para que recupere fuerzas; porque en la mañana le espera el solemne acto de investidura de REY.»

La comitiva colocó su cuerpo exhausto en unos mullidos cojines y se retiró despaciosamente. Estaba todo en penumbras para su merecido descanso y solo un fino candil granate coloreaba el cálido interior, mientras unas pequeñas estrellas

Page 19: Ave paraiso

aparecían por un hueco de cielo que se veía muy arriba. Vencido, entró en un profundo sueño y se adormiló.

Fue larga la noche de descanso...Su pico se abrió y respiró de lado, cuando de repente el

muro cristalino de su antigua pesadilla se esparció dividiendo el espacio como una pared invisible; y... ¡se despertó! De un salto se puso de pie; extendió sus alas sintiendo que otras plumas le acariciaban, estiró su garra percatándose también de que otra suave le tomaba; alargó su cuello erizando el plumaje y olfateó un maravilloso perfume que nunca había olido. Su corazón latió más de prisa; sus uñas se encresparon al igual que el plumaje escarlata de su frente; emitió un gemido que llenó sus pulmones de aire; mientras los primeros rayos de sol se colaban por el pequeño cielo de la gruta. Entonces; bajó su cabeza golpeando con sus patas la tierra rocosa de la caverna que le adhirió al suelo, la luz plena del sol entró y todo resplandeció.

Un enmarañado chispear de luces que provenían de otro plumaje lo cegó y un chillido agudo y penetrante le incrustó el corazón; su pico viajó como una centella hasta el otro pico ¡y se besaron!... ¡Sí! ¡Su princesa le había despertado!

El sol, espectador de la mañana, se sintió hermanado en ese día donde el amor participó, esta vez para perpetuarse .Porque todo esfuerzo dirigido con un cometido espiritual tendrá su rédito y este es alcanzar la felicidad.

Hoy el ave paraíso reina feliz en un mundo tan bello y perfecto como dura y difícil fue su vida. Fraguó las simientes de una dinastía que será eterna.

Page 20: Ave paraiso

APÉNDICE

MÁS HISTORIAS

Has terminado de leer este libro alado, y quiero

agradecerte que hayas compartido este maravilloso viaje

conmigo. Otras historias tiernas te esperan en mi web:

www.jorgeparada.org. En este espacio podrás ponerte en contacto

conmigo y conocer todas mis obras. Hay muchos mensajes esperando

que los descubras.

También puedes seguir recibiendo mis frases y pensamientos a

través de Facebook: www.facebook.com/jorgeparadaautor donde

encontrarás a otros lectores sensibles que quieren compartir su

experiencia y emociones tras haber leído esta historia.

Te invito a que sigas volando con nosotros.

Este viaje no ha acabado aún...

Jorge Parada.