avanceMEDICINA NATURAL+

Prefacio de Daniel Kieffer

La medicina est enferma, y nuestra sociedad occidental, igual

que el planeta, no va bien. Las enfermedades yatrgenas (debidas

a los tratamientos alopticos) y nosocomiales (desarrolladas en

medio hospitalario) se extienden de una manera inquietante. Se

promete a los nios que nacen actualmente que sern centena-

rios, pero se confunde ancianidad medicalizada con calidad de

vida. Tambin se ha demostrado que cerca del 90 por ciento de los

cnceres estn relacionados con causas alimentarias y xenobiti-

cas (contaminantes y residuos medioambientales). Francia tiene

el triste rcord europeo de suicidios de adolescentes, y los propios

mdicos se ven sumidos cada vez ms en la depresin en los dos

aos siguientes a su establecimiento como autnomos

Hay que actuar cmodamente como un avestruz y negar la

evidencia, o bien tener un discurso paranoico alarmista frente a

estas paradojas de nuestro mundo moderno? La naturopata

considera que este cuadro, por ms dramtico que sea, puede

estudiarse con serenidad y solucionarse positivamente, siempre

que se despierten las conciencias de los consumidores y los res-

ponsables de la toma de decisiones, generalmente sujetos a un

pensamiento nico.

En efecto, tanto si se trata de desequilibrios ecoplanetarios

como sanitarios, todo se basa en cuestiones de planteamientos,

de referencias y de puntos de vista que orientan los comporta-

mientos humanos. En nuestros das, muchos problemas plan -

tea dos tienen su origen en el pensamiento materialista carte-

El pequen?o libro de la medicina natural:Urano 5/2/08 17:34 Pgina 9

siano, pasteuriano y en la creencia egosta de que el hombre

puede saltarse las leyes de la naturaleza o de la biologa sin con-

secuencias.

La naturopata se ha marcado como objetivo la salud y el

bienestar, pero a travs de una profunda y autntica reconcilia-

cin con estas leyes, a menudo simples y llenas de sentido co-

mn: cmo alimentarse de manera adecuada, respirar libre-

mente, cuidar el cuerpo y las eliminaciones naturales? Cmo

optimizar el sueo, la vitalidad y la libido? Cmo volver a las

races a travs de los elementos del entorno natural tierra,

agua, aire y luz, por ejemplo? Por qu alternar cuidadosa-

mente tiempos de actividad y de reposo? Cmo depurar y re-

generar nuestro terreno? Cmo consumir sin amenazar nues-

tros recursos planetarios?

En realidad, este sentido comn se encuentra desde siempre

en las grandes tradiciones higienistas y mdicas: las fabulosas en-

seanzas de Sumer o los esenios, las prcticas ayurvdicas, ame-

rindias, chinas o tibetanas y, ms especialmente para nuestra

sociedad, el noble pensamiento hipocrtico. Quiz lo ms sor-

prendente es constatar que todas, ms all de las diferencias con-

textuales de detalle, se basan en los mismos fundamentos, y que

slo la medicina aloptica (occidental, institucional, mayoritaria

en la actualidad) se ha construido en total oposicin con estos

conceptos universales!

Cules son estos puntos comunes esenciales? Prevenir me-

jor que curar, ensear mejor que tratar, responsabilizar mejor

que controlar, considerar al hombre en su conjunto mejor que al

sntoma, permanecer humilde y respetuosamente a la escucha de

las leyes de la vida sana, acompaar los procesos energticos

de regeneracin y autocuracin espontnea mejor que creer en

la eficacia de un remedio todo un programa.

10 EL PEQUEO LIBRO DE LA MEDICINA NATURAL


La naturopata se ha convertido, desde hace ms de un siglo

en Estados Unidos y ms de 70 aos en Europa, en la disciplina

que propone otra medicina, en que el mdico se considera en pri-

mer lugar un educador de salud, perfectamente eficaz en el sector

de todas las enfermedades crnicas llamadas funcionales y,

por supuesto, en el de la prevencin llamada primaria y la cali-

dad de vida. No por ello es un mdico ms en el vasto campo de

la medicina alternativa (fitoterapia, homeopata), sino que es

el mdico general de la salud, como el alpata es el mdico gene-

ral de la enfermedad. As pues, podemos soar con un sistema

de salud pblica ideal, quiz como la medicina llamada integra-

da de algunos estados americanos, en que el mdico alpata, el

especialista en medicina alternativa y el naturpata se comple-

mentan amigablemente en el ms profundo respeto mutuo, al

servicio del paciente?

Segn la definicin de la Federacin Francesa de Naturopata

(FENAHMAN), la naturopata, basada en el principio de la ener-

ga vital del organismo, rene las prcticas procedentes de la tra -

dicin occidental y se basa en los 10 agentes naturales de salud

(alimentacin, hidrologa, psicologa, ejercicio fsico, respiracin,

plantas, reflexologa, tcnicas manuales y energticas). Pretende

mantener y optimizar la salud global del individuo y su calidad de

vida, as como permitir que el organismo se autorregenere por me-

dios naturales. Fiel a estos conceptos, mi colega Christopher Vasey

ha realizado aqu un trabajo de sntesis destacable, porque no era

fcil resumir en tan pocas pginas la esencia de nuestro arte y sus

aplicaciones tiles para el lector. As pues, merece mi ms cordial

homenaje por su rigor y mis ms sinceras felicitaciones por su pe-

dagoga.

Recuperamos aqu con placer las claves esenciales de los cin-

co pilares apreciados por Hipcrates y por todos los maestros

Prefacio de Daniel Kieffer 11


europeos (Kneipp, Paul Carton, Durville, Marchesseau, Roux)

y estadounidenses (Lust, Tilden, Lindlahr, Macfadden, Jen-

sen), a saber: el humoralismo, ciencia que estudia la importan-

cia de nuestros lquidos orgnicos y sus trastornos (sobrecargas,

carencias, bloqueos); el vitalismo, que tiene en cuenta nuestra

energa vital intrnseca y sus valiosas capacidades (homeostasis,

regeneracin, autocuracin); el higienismo, que ensea el arte de

vivir y el contacto con la naturaleza como indispensables para

nuestra salud y nuestro bienestar; el causalismo, bsqueda meto-

dolgica del origen primero de los sntomas, que conduce siem-

pre al terreno humoral, pero tambin al energtico, e incluso a la

psicologa, la espiritualidad o la ecologa; y el holismo, enfoque

global de la persona humana y de las interrelaciones entre sus di-

ferentes planos y su medio.

Gracias, Christopher, por esta nueva obra de referencia, y

buena lectura a todas y a todos.

DANIEL KIEFFER

Presidente de la FENAHMAN

(Federacin Francesa de Naturopata)

y de la UEN (Unin Europea de Naturopata),

director del CENATHO

(Colegio Europeo de Naturopata Tradicional Holista),

miembro de la OMNES

(Organizacin de la Medicina Natural y la Educacin Sanitaria)



Introduccin

Para mucha gente, la naturopata* slo se distingue de la medi-

cina aloptica por los remedios que emplea: son remedios natu-

rales (plantas medicinales, hidroterapia, etc.) y no qumicos.

En realidad, existe otra diferencia importante: la naturopata

tiene un concepto de la enfermedad muy distinto del de la alo-

pata.*

En realidad, no se contenta con hacer lo mismo con otros

medios, sino que hace otra cosa con medios muy diferentes. En

efecto, los objetivos teraputicos que intenta alcanzar se rigen

por otra lgica.

Cul es ste?

El objetivo de este libro es presentar sus diferentes aspectos,

exponiendo las bases en las que descansa la naturopata (aspec-

to terico) y describiendo los medios que utiliza para aliviar a

los enfermos (aspecto prctico).

El lector descubrir entonces que la naturopata le ofrece

numerosas ayudas, no slo para recuperar la salud, sino tam-

bin para trabajar activamente para mantenerla.

Las expresiones en cursiva seguidas de un asterisco se definen en el dic-

cionario temtico (p. 127).


P R I M E R A PA R T E

Las basesde la naturopata


1La concepcin naturopticade la enfermedad

Qu es una enfermedad?

La importancia del terreno

Es raro que una persona con un problema de salud se pregunte:

por qu razn estoy enfermo? Qu ocurre realmente en mi

cuerpo? Al contrario, toda su atencin y la de su entorno se

concentra en los sntomas* molestos, desagradables o dolorosos

de la enfermedad. Por otra parte, todos los medios utilizados

tienen como principal objetivo hacer desaparecer estos snto-

mas lo ms rpidamente posible.

Parece evidente que la reaccin normal debe ser responder

con fuerza a la agresin provocada por la enfermedad. Y, en

general, se acta como si sta fuera una entidad externa e inde-

pendiente del sujeto que, al penetrar en l, de repente lo con-

vierte en un enfermo. Este punto de vista nos conduce a consi-

derar a la persona enferma una vctima inocente a la que hay

que ayudar porque, por mala suerte, ha sufrido una agresin

mrbida.

Las expresiones utilizadas para hablar de la enfermedad

manifiestan con claridad esta visin. Decimos que caemos

enfermos, que somos golpeados por una enfermedad o que

contraemos una enfermedad


Segn esta concepcin, enseada por la medicina aloptica,

cada agresor determina unos trastornos diferentes que le son

caractersticos. Por lo tanto, hay tantas enfermedades como agre-

sores; es lo que se llama la pluralidad mrbida.*

En naturopata,* en cambio, todas las enfermedades son vis-

tas como manifestaciones diferentes de un solo y mismo tras-

torno. Este denominador comn, este mal profundo del que re-

sultan todos los dems, reside en el terreno.* El terreno es el

conjunto de lquidos orgnicos que rodean o impregnan las c-

lulas: la sangre, la linfa, el lquido cefalorraqudeo, etc.

Los lquidos intra y extracelulares* representan el 70 por cien-

to del peso del cuerpo. Tienen una importancia capital puesto

que constituyen el entorno de nuestras clulas.

Las clulas dependen por completo de estos lquidos, que

aseguran los aportes* nutritivos, la eliminacin de las toxinas*

que resultan de sus actividades y la transmisin de mensajes de

una clula a otra, transmisin que garantiza su accin coordi-

nada y armoniosa (figura 1).


Suero intracelular

Suero extracelular (lquido intersticial)

Sangre

50 %

15 %

5 %

Figura 1

Los lquidos orgnicos que componen el terreno

y su porcentaje del peso del cuerpo.


De la misma manera que el entorno del ser humano puede

favorecer su salud* o ponerlo enfermo, segn est contaminado

o no, el entorno de las clulas determina su estado de salud. Si

estn sumergidas en un medio carente en oxgeno y sobrecarga-

do de residuos, no podrn hacer correctamente su trabajo.

Nuestro organismo est formado por clulas. Si stas no

funcionan normalmente, el cuerpo en su conjunto funcionar

mal y diremos que est enfermo.

Existe una composicin concreta e ideal del medio interior

que permite el buen funcionamiento del organismo, es decir, el

trabajo normal de las clulas. Cualquier cambio cuantitativo o

cualitativo importante de estos lquidos conduce a la enfermedad.

Por esta razn, las fuerzas vitales del organismo luchan constan-

temente para mantener el terreno en un perfecto equilibrio.

Se trata sobre todo de neutralizar y eliminar hacia el exterior

todos los residuos y toxinas procedentes del metabolismo. Esta

depuracin se efecta a travs de los rganos filtradores y eli-

minadores, los emuntorios:* el hgado, los intestinos, los rio-

nes, la piel y los pulmones.

La salud es, pues, un equilibrio inestable que hay que re-

conquistar sin cesar. Si, por ejemplo, como consecuencia de ex-

cesos alimentarios o de la toma de un txico como el alcohol o

ciertos medicamentos, el terreno se sobrecarga ocasionalmente

con unos pocos residuos,* las consecuencias no son graves, por-

que el cuerpo es capaz de purificarse por s mismo y restablecer

as la composicin ideal de los lquidos orgnicos. En cambio,

si estas desviaciones dejan de ser excepcionales para convertir-

se en corrientes, e incluso cotidianas, el cuerpo se ve rpida-

mente superado en su capacidad de restablecer el equilibrio.

La sangre acumula residuos, que terminan por depositarse

en las paredes de los vasos.

La concepcin naturoptica de la enfermedad 19


El dimetro de los vasos disminuye y la sangre se espesa, por

lo que la circulacin sangunea se efecta cada vez peor. Los in-

tercambios entre la sangre y los sueros celulares se ralentizan.

Los residuos que eliminan constantemente las clulas se acu-

mulan en los tejidos en lugar de abandonar rpidamente el or-

ganismo. Los rganos, cada vez ms saturados de residuos, ya

no pueden realizar correctamente su trabajo, y los emuntorios

congestionados ya no consiguen asegurar una depuracin sufi-

ciente de los lquidos orgnicos. Todas las actividades se ven al-

teradas, tanto las de las clulas como las de las enzimas, los gl-

bulos rojos o las reacciones bioqumicas.

El estado de intoxicacin del terreno en el que se encuentra

entonces el cuerpo es lo que la medicina natural considera la en-

fermedad en s misma.

Este estado se encuentra en todas las enfermedades. Consti-

tuye su naturaleza profunda, su base comn. As pues, el estado

general no se degrada porque una enfermedad entre en el

cuerpo, sino que la enfermedad aparece porque el terreno se de-

grada.

Como los lquidos orgnicos no dejan de circular y se pro-

ducen intercambios continuos entre ellos, las toxinas se extien-

den necesariamente por todo el organismo. Ninguna parte del

cuerpo queda a salvo. De ah el aforismo fundamental de la me-

dicina natural: La enfermedad es general y nica, es la intoxica-

cin del terreno. Esta concepcin de unicidad mrbida* se opo-

ne a la concepcin de pluralidad mrbida de la medicina clsica.

A primera vista, parece haber una contradiccin entre esta con-

cepcin de enfermedad nica y las mltiples formas claramente

diferenciadas de las enfermedades que conocemos. Sin embargo,



la naturopata* estima que cada trastorno local no es una enfer-

medad propiamente dicha, sino slo la manifestacin en super-

ficie del mal profundo; un resultado de la intoxicacin preexis-

tente que no puede declararse sin que antes se haya sobrecargado

el terreno con desechos. Los trastornos locales son comparables

a la punta de un iceberg. La parte ms importante del iceberg es

invisible, es el terreno sobrecargado.

Los trastornos locales no constituyen, por lo tanto, la propia

enfermedad, sino solamente las consecuencias secundarias del

mal primitivo: el terreno sobrecargado de residuos. De ah este

otro aforismo de la medicina natural: Esencialmente, no hay

enfermedades locales, slo hay enfermedades generales.

Esto es as dado que los trastornos locales evolucionan en

funcin del estado del terreno: cuanto ms se deteriora ste,

ms aumentan. Tanto si se trata de una gripe como de un tumor

canceroso, el proceso es el mismo. El aumento de la tasa de so-

brecarga* en el organismo agrava el estado gripal y favorece el

desarrollo del tumor. Al contrario, los sntomas locales dismi-

nuyen paralelamente a la disminucin de la tasa de sobrecarga.

Desaparecen cuando el terreno recupera el equilibrio, cuando

todava es posible volver a este equilibrio.

La localizacin de los trastornos de superficie depende de

las debilidades orgnicas individuales. Todos los rganos estn

inmersos en los lquidos sobrecargados de residuos. Todos se

ven irritados y agredidos de manera similar por los depsitos de

toxinas. Los primeros en ceder, los primeros que no pueden so-

portar su entorno, son, claro los ms dbiles hereditariamente o

los ms solicitados; por ejemplo, la garganta para los que hablan

mucho en su profesin, los nervios para la gente estresada, las

vas respiratorias para los que respiran mucho polvo o gases no-

civos en su lugar de trabajo (mineros, pintores, etc.). La enfer-



medad es una, pero se manifiesta de forma diferente en cada

persona.

Debemos a Hipcrates, padre de la medicina, la concepcin de

la unicidad mrbida. Cinco siglos antes de Cristo, escriba: La

naturaleza de todas las enfermedades es la misma. Solamente di-

fieren por su localizacin. Pienso que se muestran bajo tantas for-

mas distintas slo a causa de la gran diversidad de las partes en

que el mal se asienta. En efecto, su esencia es una; la causa que las

produce es tambin una.

Veinticinco siglos ms tarde, Alexis Carrel, premio Nobel de

Medicina en 1912, declaraba: El cuerpo se pone enfermo todo ente-

ro. Ninguna enfermedad se confina estrictamente a un solo rgano.

Cuando el terreno se degrada, aparece la enfermedad.

Cada trastorno local no es ms que la manifestacin

superficial del mal profundo: la sobrecarga

de desechos del terreno.

Cmo nos ponemos enfermos?

El papel de las toxinas y las carencias

Comprender que el terreno puede degradarse es darse cuenta de

que depende totalmente de los aportes exteriores para consti-

tuirse y renovarse. Las sustancias nutritivas contenidas en los

alimentos sirven para la elaboracin de clulas y lquidos org-

nicos; adems, nuestro cuerpo funciona gracias a ellas.



Si los aportes alimenticios son superiores a las necesidades

del organismo, ste se encuentra en presencia de sustancias que

no puede utilizar. Se ve obligado a almacenarlas y las acumula

en los tejidos. Los alimentos tambin pueden contener sustan-

cias qumicas o sintticas (colorantes, conservantes, etc.). Como

la naturaleza no tiene nada previsto para su utilizacin, estas

sustancias ms o menos txicas* se estancan en los tejidos y mo-

difican el terreno segn sus caractersticas.

Aunque la alimentacin* sea adecuada, los residuos pueden

acumularse en el cuerpo. Esto se produce cada vez que las preo-

cupaciones, los miedos, el estrs, etc. perturban el metabolismo.*

En estos casos, la digestin se efecta mal y los alimentos dan lu-

gar a una multitud de residuos, que se designan con el trmino

general de toxinas. En naturopata, se distinguen dos tipos prin-

cipales de toxinas: los cristales,* procedentes del metabolismo de

las protenas y los cidos, y las colas,* que provienen del metabo-

lismo de los almidones y las grasas.


LOS CRISTALES

las protenas el azcar blanco los alimentos

acidificantes

los riones las glndulas

sudorparas

LAS COLAS

los almidones las grasas

el hgado, la vesculabiliar

los intestinos las glndulas sebceas las vas respiratorias

Fuente

Emuntoriosencargadosde sueliminacin

Figura 2

Los dos tipos de toxinas.


Todas estas sustancias, txicas o no, que se encuentran en exceso

en el organismo impiden que ste funcione correctamente, y se

consideran la causa principal de la degradacin del terreno y, por

lo tanto, de la eclosin de las enfermedades.

La sobrecarga del organismo en residuos tambin puede te-

ner como causa una mala degradacin y una mala utilizacin de

las sustancias alimenticias debidas a una falta de actividad fsica

y a la suboxigenacin que resulta de ella.

Por otra parte, es posible que los emuntorios previstos para

la eliminacin de las toxinas trabajen insuficientemente, obli-

gando con ello al cuerpo a conservar residuos en los tejidos.

La actividad normal de una clula tambin produce residuos,

pero de forma mnima. Sin embargo, existe peligro cuando las c-

lulas estn enfermas. En este caso, pueden excretar muchos ms

residuos, que envenenan progresivamente todo el organismo.

De modo que los factores que dan lugar a la intoxicacin y

la degradacin del terreno son mltiples, pero en todos los ca-

sos se trata de residuos constituidos por los aportes mal meta-

bolizados. Por eso, la higiene* de vida y sobre todo la higiene ali-

mentaria son tan importantes.

Segn los alimentos, las bebidas, los medicamentos y los es-

timulantes que consumamos, degradamos nuestro terreno o, al

contrario, lo conservamos sano y resistente.

Existe otra gran causa de degradacin del terreno, producida no

por un exceso en el organismo, sino por una falta.

Las carencias* se dan cuando faltan las sustancias nutritivas

indispensables para la construccin y el funcionamiento del or-

ganismo. Estas sustancias nutritivas o nutrientes son las prote-

nas, los glcidos, los lpidos, las sales minerales, las vitaminas y



los oligoelementos. La composicin del medio interior slo se

mantiene si se le aportan los elementos necesarios. Si uno de ellos

se ingiere en cantidad insuficiente, el funcionamiento orgnico se

ralentiza inmediatamente. Cuando este elemento falta por com-

pleto, las funciones que dependen de l ya no estn aseguradas. Si

este estado carencial se prolonga, puede conducir a la muerte.

En nuestra sociedad de la abundancia parece difcil caer en-

fermo a causa de carencias alimentarias, pero en realidad no slo

es posible, sino incluso muy fcil. Los alimentos actuales nos

proporcionan cada vez menos lo que el organismo necesita, por-

que a su vez son carenciales a causa de los mtodos de cultivo y

de crianza, as como por los mltiples procedimientos de refina-

do que sufren (refinado de los cereales, los aceites, el azcar, etc.).

Otra causa de carencia reside no en un aporte inadecuado

de nutrientes, sino en su destruccin por sustancias qumicas

contenidas en los alimentos o los medicamentos, sustancias que

actan como antivitaminas o inhibidores de los oligoelementos.

Los regmenes unilaterales, en los que se excluyen sistemtica-

mente ciertos alimentos, contribuyen tambin a las carencias, a

causa de la falta de variedad en los aportes.

Cuando las carencias se prolongan lo cual ocurre si los hbi-

tos alimentarios desfavorables se mantienen, se producen

modificaciones importantes de la composicin de los lquidos

orgnicos y un debilitamiento progresivo e insidioso de las fuer-

zas de resistencia del cuerpo.

Adems, debido a la interdependencia de todos los elemen-

tos nutritivos para su buena utilizacin, la falta de una sustancia

comporta, en una reaccin en cadena, toda una serie de otras

carencias.



Un organismo carencial funciona peor, elimina peor y, por

consiguiente, la tasa de sobrecarga aumenta.

La enfermedad aparece cuando el terreno est sobrecargado de resi-

duos y es carencial. El funcionamiento del organismo est altera-

do, ya no consigue defenderse correctamente. Este fenmeno no

es tan desconocido como parece, puesto que se utiliza para la

propia investigacin mdica. En efecto, para estudiar la accin de

los microbios o para probar nuevos remedios, se inoculan micro-

bios a ciertos animales. Si estn sanos, es decir, si su terreno no

es carencial ni est sobrecargado de residuos, las infecciones no se

desencadenan, o al menos lo hacen con una frecuencia mucho

ms baja.

La manera de superar este obstculo en las experimentacio-

nes habla por s sola: estos animales con demasiada buena salud

se hacen receptivos a la agresin microbiana mediante una de-

gradacin cientfica de su terreno: alimentacin carencial,

inadecuada a sus capacidades digestivas, demasiado abundante


SOBRECARGAS

toxinas: urea, cido rico

txicos: tabaco, alcohol, caf

aditivos alimentarios: colorantes,agentes conservantes

venenos de la contaminacin: plomo,cadmio

CARENCIAS

agua

oxgeno

protenas

glcidos

lpidos

vitaminas

minerales

oligoelementos

Figura 3

Las dos causas de la degradacin del terreno.


y cocida; ingesta de ccteles de medicamentos qumicos; provo-

cacin de una situacin de estrs encerrando al animal en la os-

curidad, con las patas en agua fra; etc.

La enfermedad aparece cuando el organismo

est sobrecargado de residuos y tiene carencias.

Cmo nos curamos?

Las fuerzas curativas del cuerpo

Todos lo hemos vivido alguna vez: una enfermedad se puede

curar sin tomar remedios.* Y, sin embargo, cuando alguien se

pone enfermo, la principal preocupacin es siempre proporcio-

narle medicamentos. Esta necesidad de un remedio a toda costa

se debe a nuestra concepcin de la curacin, porque corriente-

mente se admite que sin medicamentos no hay curacin.

Se supone que los medicamentos contienen todas las fuer-

zas curativas necesarias para devolver la salud a un cuerpo en-

fermo. Sin embargo, cuntos enfermos se curan sin medica-

mentos porque o bien no disponen de ellos, o bien no quieren

tomarlos! Y cmo pueden curarse los animales, que no dispo-

nen de ninguno? Acaso existe otra cosa?

La medicina natural habla de naturaleza medicadora o fuer-

za vital* del organismo. No puede atribuirse a un rgano de

nuestro cuerpo, su existencia slo se manifiesta por los efectos

de su accin. Hipcrates deca que la fuerza vital del organismo



es la fuerza de cohesin y de accin ms poderosa de todo lo que

existe. Sin embargo, es invisible para el ojo; slo la razn puede

concebirla.

En el estado de salud, la fuerza vital organiza, orquesta y ar-

moniza todas las funciones orgnicas. Trabaja constantemente

para mantener al organismo en el equilibrio de la salud ms

perfecta.

En caso de heridas, ella es la que dirige las reparaciones de los

tejidos mediante la cicatrizacin. Cuando el cuerpo se ve agredi-

do por productos peligrosos para su integridad, tanto si vienen

del exterior (venenos, txicos, microbios) como del interior

(toxinas y residuos del metabolismo), alerta a todo el organismo

y pone en marcha el sistema de defensa.

De este modo, frente al aumento de la sobrecarga y la intoxica-

cin de los tejidos, la fuerza vital no permanece como una es-

pectadora pasiva. Reacciona activamente para devolver el or-

ganismo al orden, a fin de permitirle continuar funcionando

con normalidad. Todos estos esfuerzos pretenden restablecer

la pureza del terreno, neutralizando las toxinas y eliminndo-

las al exterior por diferentes emuntorios. Estas expulsiones de

toxinas pueden adquirir formas espectaculares. Son las crisis

de desintoxicacin,* tambin llamadas crisis de limpieza* o cri-

sis curativas.*

Las eliminaciones se realizan por los mismos emuntorios

que en condiciones normales, pero con una fuerza mucho ma-

yor. Por las vas respiratorias, los residuos coloidales se escupen

o se expectoran; por las vas urinarias, la orina cargada, cida,

conducir los residuos hacia el exterior. La piel los elimina por

el sudor, los granos o diversos eccemas. El tubo digestivo parti-



cipa tambin a travs de la diarrea liberadora o de abundantes

secreciones biliares.

Los emuntorios utilizados dependen de la naturaleza de los

residuos y de la fuerza respectiva de los diferentes rganos, de ah

las importantes variaciones de un individuo a otro y las mlti-

ples posibilidades de localizacin de los trastornos. Estos trastor-

nos locales son la manifestacin visible de las reacciones defensi-

vas de la fuerza vital, que intenta corregir el mal profundo: la

intoxicacin del terreno.

En medicina clsica, cada una de las reacciones defensivas lo-

cales se cataloga segn sus caractersticas, recibe un nombre es-

pecial y se considera como una enfermedad en s misma. Sin em-

bargo, la naturaleza eliminadora de las enfermedades ya fue

proclamada por Hipcrates: Todas las enfermedades se curan por

medio de alguna evacuacin, o por la boca o por el ano o por la ve-

jiga o por algn emuntorio. El rgano del sudor es comn a todos

los males. Thomas Sydenham, mdico ingls del siglo XVII, es-

criba: La enfermedad no es otra cosa que un esfuerzo de la natu-

raleza que, para conservar al enfermo, trabaja con todas sus fuerzas

para eliminar la materia mrbida. Ms cerca de nosotros, en

1924, el doctor Paul Carton, el Hipcrates del siglo XX, decla-

raba: En realidad, la enfermedad no es ms que la traduccin de

un trabajo interior de neutralizacin y limpieza txica que realiza

el organismo con un objetivo de conservacin y de renovacin, la

enfermedad expresa un esfuerzo de purificacin y de preservacin y

no un trabajo de destruccin de la salud

El organismo es capaz de actuar por s solo para su cura-

cin: encierra en s mismo, gracias a la fuerza vital, la capacidad

de autocuracin.* Hipcrates llamaba naturaleza medicadora

a esta capacidad de la fuerza vital. El trmino moderno es in-

munidad.*



La inmunidad es la capacidad de resistencia y de defensa del or-

ganismo frente a los procesos mrbidos. Est presente desde el

nacimiento, y tanto durante el estado de salud como de enfer-

medad. Pero las fuerzas inmunitarias son tanto ms fuertes y

eficaces cuanto ms puro y equilibrado es el terreno sobre el que

deben actuar. En el lado opuesto, cuanto ms saturado de resi-

duos o carencial sea el terreno, ms disminuyen las posibilida-

des de defensa.

En efecto, los diferentes elementos del sistema inmunitario

(mdula sea, ganglios linfticos, linfocitos, etc.) tambin estn

inmersos en los lquidos orgnicos y su eficacia depende de la

calidad de estos lquidos. La degradacin del terreno* puede ser

tan importante, la intoxicacin tan grande y las carencias tan

profundas que el sistema inmunitario pierde prcticamente to-

das sus posibilidades de accin. El cuerpo se encuentra entonces

sin defensa frente a las agresiones.

Aunque en medicina natural el terreno se considere deter-

minante, no por ello se minimiza la nocividad de los micro-

bios. Los microbios, los virus y los parsitos son una realidad y

representan un peligro potencial cierto para el organismo hu-

mano. Sin embargo, sera falso considerarlos como la causa

primera de las enfermedades. Numerosos trastornos no se de-

ben a una agresin microbiana, como, por ejemplo, el infarto

de miocardio, la diabetes, el asma, los trastornos digestivos y

nerviosos, etc. Adems, el sistema inmunitario, si funciona co-

rrectamente, es capaz de defender al cuerpo contra todas las

agresiones microbianas. Si no fuera as, el ser humano ya ha-

bra desaparecido hara mucho tiempo de la superficie del

globo.



Existe un sutil equilibrio entre las fuerzas defensivas del organis-

mo y las posibilidades de agresin de los microbios. Cuanto ma-

yores sean las fuerzas inmunitarias, ms rpidamente se reducen

a la impotencia o se eliminan los microbios. Pueden penetrar en

el cuerpo, pero sin ocasionar daos. En cambio, cuanto ms d-

biles sean las defensas inmunitarias, ms pueden desarrollarse

los microbios, proliferar, invadir todo el organismo y llevar a

cabo su labor devastadora. La frase ahora famosa que Pasteur ha-

bra pronunciado en su lecho de muerte lo resume: El microbio

no es nada, el terreno lo es todo.

La condicin para la eclosin de cualquier enfermedad mi-

crobiana o viral es un terreno degradado, es decir, sobrecargado

y/o carencial. Los microbios se desarrollan nicamente en un te-

rreno orgnico deficiente, y son destruidos cuando este terreno

vuelve a la normalidad. Por lo tanto, est claro que la agresin mi-

crobiana no es ms que la segunda causa de la enfermedad. La

causa primera, fundamental, es un terreno degradado y, por con-

siguiente, receptivo a los invasores.

La curacin se obtiene, no atacando la causa segunda, sino su-

primiendo la causa primera, es decir, saneando el terreno.

La enfermedad representa un esfuerzo de purificacin

y de preservacin y no un trabajo de destruccin

de la salud.



La teraputica y los remedios

Ayudar al cuerpo a curarse a s mismo

Si todos los trastornos locales se deben al estado defectuoso

del terreno y si las agresiones microbianas dependen tambin

de sus debilidades, el sentido comn nos dice que la teraputi-

ca debe actuar ante todo sobre l. A la unicidad mrbida,* la

intoxicacin del terreno, le corresponde la unicidad teraputi-

ca, la correccin del terreno, purificndolo y solucionando las

carencias.

El primer objetivo es, pues, liberar al organismo de las toxi-

nas y los residuos. Para ello, es necesario abrir mucho las

puertas de salida, es decir, los rganos de filtracin y de elimina-

cin:* el hgado, los intestinos, los riones, la piel y las vas res-

piratorias. En todos los enfermos funcionan al ralent. Los resi-

duos se han acumulado y despus, al no poder abandonar el

organismo, han sido rechazados a las profundidades tisulares.

Los diferentes mtodos de drenaje,* cuya misin es estimular los

emuntorios,* comienzan por limpiar a estos ltimos, permitien-

do as que todos los residuos abandonen progresivamente el or-

ganismo.

Es necesario haber efectuado una cura de drenaje uno mis-

mo o haber asistido a una para saber la cantidad de residuos y

de venenos que se pueden acumular insidiosamente en el cuer-

po. Las personas que tienen un trnsito intestinal demasiado

lento siempre se sorprenden de la cantidad de materia que eli-

mina su intestino, incluso despus de varios das de ayuno.* Por

otra parte, es bien conocido el intenso y nauseabundo olor del

sudor de los enfermos graves. En el mismo orden de ideas, la co-

loracin y la concentracin de la orina durante las crisis de de-



sintoxicacin siempre sorprende, al igual que la multiplicidad

de formas por las que los residuos son eliminados por la piel

(granos, supuraciones, secreciones). A pesar del carcter a ve-

ces poco agradable de las eliminaciones, no hay que asustarse ni

desanimarse, porque es mejor tener todos estos residuos fuera

del cuerpo que dentro!


Hgado (bilis)

Piel(sudor, sebo)

Pulmones (CO2, mucosidades)

Riones (orina)Intestinos

(heces)

Figura 4

Los cinco emuntorios.


La naturopata utiliza gran cantidad de mtodos o drenantes*

para estimular la eliminacin de las toxinas. Las tcnicas se eli-

gen siempre en funcin del enfermo. Segn el caso, se recurre a

las plantas medicinales, a los diferentes procedimientos de su-

dacin, a los enemas, a la reflexologa, etc.

Paralelamente a la apertura de las puertas de salida, tambin

es necesario favorecer el ascenso de las toxinas desde las pro-

fundidades. En efecto, con el tiempo, los residuos que se acumu-

lan y se concentran cada vez ms no slo impregnan los lquidos

orgnicos, sino que se incrustan en los tejidos celulares. Estos re-

siduos son, por supuesto, mucho ms difciles de eliminar, por-

que primero hay que desalojarlos para permitir que asciendan, y

despus que sean llevados a los emuntorios por los lquidos or-

gnicos. Todas las tcnicas utilizadas pretenden intensificar en

gran medida la circulacin de los sueros celulares, circulacin

por otra parte lenta, o degradar los residuos en partculas ms fi-

nas, a fin de facilitar su transporte y eliminacin. Entre estas tc-

nicas se encuentran el ayuno, las monodietas,* los baos hiper-

trmicos, los drenajes linfticos, ciertos ejercicios fsicos, etc.

Estimulando los intestinos con plantas laxantes* o mediante

enemas, favoreciendo la eliminacin de orina con plantas diur-

ticas, la expectoracin con aceites esenciales y la sudacin con hi-

droterapia, la naturopata no hace otra cosa que copiar los proce-

dimientos curativos que pone en marcha el propio cuerpo. En

efecto, para depurar* el organismo y conducirlo hacia la salud, la

fuerza vital desencadena ella misma eliminaciones abundantes de

residuos por el tubo digestivo (diarrea, vmitos), por los rio-

nes (orina cargada, cida), por las vas respiratorias (catarros

diversos) y por la piel (sudacin). As pues, la medicina natural

respeta esta gran verdad enunciada por Hipcrates: La medicina

es el arte de imitar los procedimientos curativos de la naturaleza.



El segundo objetivo de la naturopata es corregir el terreno

aportndole lo que le falta y lo que necesita para recuperar el

equilibrio. Es decir, se trata de colmar las carencias. Si las caren-

cias de aminocidos, minerales, vitaminas y oligoelementos tie-

nen efectos graves sobre el funcionamiento del cuerpo, es por la

simple razn de que nuestro organismo no puede fabricarlos.

Debe recibirlos del exterior.

Un organismo al que se aportan las sustancias de las que se

ha visto privado durante mucho tiempo renace y recupera sus

fuerzas de manera sorprendente. Todas las funciones orgnicas

que se haban debilitado recuperan su actividad, todos los traba-

jos dejados en suspenso pueden reiniciarse, el organismo revive.

El terreno se depura entonces mucho ms deprisa y las fuerzas

inmunitarias se recuperan.

Se pueden colmar las carencias o bien comiendo regularmen-

te alimentos que contengan las sustancias que faltan, o bien con

la ayuda de revitalizantes, como el polen, la jalea real, la leva-

dura de cerveza, las semillas germinadas y el polvo de algas o de

ciertas conchas. La riqueza y la concentracin de estos comple-

mentos alimentarios en vitaminas, aminocidos esenciales, oli -

goelementos y minerales permiten sostener eficazmente las fuer-

zas vitales orgnicas y colmar de forma ms rpida las carencias.

En medicina aloptica, el diagnstico* de la enfermedad se con-

sidera el punto importante que hay que resolver, porque de l

se desprende la eleccin de los medicamentos. El tratamiento se

presenta en forma de ecuacin: a esta enfermedad, este trata-

miento. Mientras no se haga el diagnstico, el tratamiento no

puede empezar. El enfermo se somete entonces a observacin,

lo cual, en realidad, significa dejar que la degradacin del terre-



no evolucione hasta que se manifieste un trastorno local que

pueda ser diagnosticado.

Slo en este momento puede iniciarse el tratamiento, y el

agente teraputico elegido se opone a la enfermedad.

Esta concepcin presenta otro gran inconveniente. Cuando

aparece una enfermedad nueva, desconocida, como el sida en la

actualidad, el enfermo se ve inducido a poner todas sus esperan-

zas en el da en que su enfermedad sea plenamente identificada y

se descubra un remedio.

La naturopata no se deja detener por una enfermedad nue-

va o desconocida. Lo que es nuevo es la manera en que se ma-

nifiesta en superficie el trastorno profundo, que es la intoxica-

cin del terreno. Incluso en ausencia de un diagnstico en el

sentido de la medicina aloptica, el tratamiento puede empezar.

El enfermo no necesita someterse a observacin, esperar mien-

tras sus trastornos empeoran ni poner sus esperanzas en el des-

cubrimiento de un remedio. La correccin (drenar los residuos y

colmar las carencias) puede iniciarse de inmediato.

En medicina aloptica, el diagnstico se centra en la enfer-

medad; en naturopata, se centra en el enfermo. No se trata, en-

tonces, de un diagnstico, sino de un examen de salud.* Intere-

sarse por el enfermo es interesarse por su modo de vida, por la

fuerza respectiva de sus rganos, por su sistema de defensa, por

la naturaleza y las causas de la intoxicacin humoral y de sus

carencias.

Se trata del hombre total en sus dimensiones fsica y psqui-

ca, orgnica y espiritual, y no de fragmentos aislados de su ser

total, porque a diagnsticos fragmentarios slo corresponden

tratamientos fragmentarios. La naturopata se esfuerza por rea-

lizar un tratamiento de fondo que ataque la naturaleza profun-

da del mal y no solamente sus manifestaciones superficiales.



Vale la pena detenerse un instante para preguntarse dnde pue-

de residir la eficacia de un remedio. Cmo acta. Habitualmen-

te, tenemos la impresin de que el remedio lleva en s mismo to-

das las fuerzas curativas necesarias para la curacin, que es el

nico agente activo. Si se atribuye la eficacia de un remedio a su

capacidad de hacer desaparecer los sntomas de la enfermedad,

puede parecer que es as. Pero si se cree que la enfermedad es un

estado defectuoso del terreno, surge la pregunta de cmo puede

un remedio por s solo, por ms polivalente que sea, estimular

los emuntorios, depurar los tejidos, reforzar la inmunidad, col-

mar las carencias y eliminar los sntomas locales.

El remedio no cura la enfermedad, ayuda al enfermo a cu-

rarse a s mismo. Las fuerzas de curacin* se encuentran en el

cuerpo, son las fuerzas vitales del organismo, la naturaleza me-

dicadora de los antiguos, la fuerza inmunitaria de los moder-

nos. Por eso hablaremos de autocuracin y no de curacin. Un

remedio es incapaz de curar las enfermedades de una persona

muerta. Le falta la fuerza vital orgnica que pueda estimular, di-

rigir y apoyar.

Sin embargo, la naturopata no se opone al empleo de reme-

dios. Por otra parte, los utiliza ella misma, pero nicamente

como complemento al tratamiento de fondo. En lugar de basar

todas las posibilidades de curacin en un nico remedio espec-

fico, acta sobre el terreno responsable de los trastornos locales.

Adems, los remedios especficos que emplea en caso de nece -

sidad para los trastornos locales son fisiolgicos y no qumicos,

es decir, que son aceptados en los circuitos metablicos del or-

ganismo, que pueden ser fcilmente utilizados y eliminados por

l. Cuando no es el caso, los remedios aumentan todava ms la

degradacin del terreno y tienen un efecto ms daino que be-

neficioso.



Es cierto que, a veces, puede ser necesario utilizar remedios

cuyo efecto sea peor que el mal, cuando su empleo moment-

neo permite superar crisis difciles; por ejemplo, ataques micro-

bianos, fuertes dolores, una insuficiencia brusca de la actividad

de un rgano, etc. Pero el uso de estos remedios de excepcin se ha

generalizado. Por eso, en nuestros das se multiplican las enferme-

dades yatrgenas,* que son aquellas provocadas por los propios

medicamentos. Explicar que la enfermedad yatrgena es menos

grave que la que ha sido inicialmente combatida no es un argu-

mento vlido para justificar su empleo. Los trastornos locales

pueden parecer menos graves, pero el estado del terreno seguro

que empeora con la intoxicacin medicamentosa, lo cual dar lu-

gar a nuevos trastornos.

Siempre resulta desconcertante para los que prescriben, y

tambin para los que utilizan medicamentos qumicos, ver los

procedimientos utilizados en medicina natural. Cmo es posi-

ble que unas tisanas puedan hacer la competencia a productos

cuya concentracin en principios activos es incomparablemen-

te superior? Cmo es posible que las aplicaciones de agua, las

dietas o los masajes pretendan conducir a la curacin, cuando

potentes medicamentos son incapaces de ello? Aqu hay que re-

cordar que el valor de un remedio no se basa en s mismo, sino

en su capacidad de ayudar, apoyar y estimular las fuerzas cura-

tivas del organismo.

Las fuerzas de curacin se encuentran en el cuerpo,

son las fuerzas vitales del organismo.

El valor de un remedio no se basa en s mismo,

sino en su capacidad de estimularlas.



Curacin ficticia y curacin verdadera

Atacar las causas, no solamente los sntomas

Dado que la verdadera enfermedad se sita en el terreno, la au-

tntica curacin slo puede situarse en este mismo terreno y no

en los trastornos locales. La salud no es la ausencia de sntomas

de superficie; corresponde a un estado especial del terreno en el que

la composicin de los lquidos orgnicos permite y favorece la acti-

vidad normal de las clulas. La autntica curacin es aquella que

conduce al terreno a este estado ptimo.

La desaparicin de los trastornos locales no puede conside-

rarse una curacin de la enfermedad si el terreno sobre el que

han aparecido estos trastornos no se modifica tambin. Es cier-

to que la desaparicin de los trastornos locales dolorosos o in-

capacitantes es algo bueno, pero esta situacin no puede durar

si no se ataca la raz del mal.

Sin modificacin del estado humoral, se asiste a las inevi -

tables recidivas,* a menudo consideradas errneamente nuevas

agresiones por la medicina clsica y a las que se oponen nuevos

tratamientos represivos de los sntomas. Es un verdadero com-

bate contra la hidra de siete cabezas. Apenas un trastorno local

se ha reprimido, la fuerza vital desencadena una nueva crisis cu-

rativa sobre el mismo punto (se habla entonces de recada*) o

sobre otro punto del organismo (se habla de transferencia mr-

bida*).

Los mltiples intentos de la fuerza vital por depurar el organis-

mo pueden tener lugar simultneamente en varios puntos. El

enfermo ignorante y mal aconsejado corre entonces de un espe-



cialista a otro para hacerse tratar los diferentes trastornos loca-

les, mientras que un tratamiento nico la correccin del te-

rreno podra hacerlos desaparecer todos. El mal es siempre el

mismo, lo repetimos, slo se manifiesta de forma diferente se-

gn la parte del cuerpo en que se encuentra.

Las curaciones ficticias obtenidas localmente con tratamien-

tos contra los sntomas se saldan con una continua acumulacin

de toxinas en profundidad. De esta manera, se obliga al organis-

mo a soportar una sobrecarga cada vez ms elevada. El enfermo

parece curarse, pero su terreno se degrada cada vez ms. En rea-

lidad, est cada vez ms enfermo.

Una curacin verdadera slo puede obtenerse normalizan-

do el terreno, purificndolo por completo. Esta accin en pro-

fundidad comporta automticamente la desaparicin de los

trastornos locales, de manera definitiva, si los errores que han

generado la degradacin del terreno dejan de cometerse.

La enfermedad local declarada y etiquetada no es ms que

la consecuencia de un largo proceso de degradacin del terre-

no que se extiende a lo largo de meses o aos. Por lo tanto,

hay que abandonar la ilusin de una curacin fcil y rpida

gracias a la accin milagrosa de un remedio. La curacin slo

puede obtenerse mediante la puesta en marcha del proceso in-

verso al que ha dado lugar a la degradacin del terreno. Todas

las toxinas que han penetrado en el cuerpo deben eliminarse,

todas las carencias deben colmarse y todos los daos deben

repararse.

En todas las enfermedades, pero sobre todo en las graves, es ne-

cesario armarse de paciencia y ver a largo plazo. No hay atajos

posibles. No por ello hay que creer que los trastornos locales de-



saparecen solamente cuando el terreno est limpio en profundi-

dad. Al contrario, pueden desaparecer bastante deprisa, justa-

mente porque no son ms que el resultado final del trastorno

profundo; en cierta manera, representan la gota de agua que

desborda el vaso. Pero sera un error interrumpir el tratamiento

en este momento.

La detencin de la toma de medicamentos qumicos inme-

diatamente despus de la desaparicin de los sntomas se ins-

cribe en la lgica del enfoque mdico, que considera que los

sntomas locales son la enfermedad en s misma. Esta manera

de actuar no puede aplicarse a los tratamientos correctores del

terreno. No deben interrumpirse antes de haber recuperado un

estado ptimo.

Sin embargo, el tratamiento del terreno no protege contra

nuevas intoxicaciones o carencias. La modificacin del modo de

vida, adoptada para obtener la curacin, debe mantenerse des-

pus, con algunas adaptaciones; de lo contrario se repetirn las

mismas causas y se producirn los mismos efectos. Una cura-

cin verdadera y duradera tiene este precio.

La desaparicin de los trastornos locales

no puede considerarse una curacin de la enfermedad

si el terreno en el que han aparecido estos trastornos

no se ha modificado tambin.



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