Autonomías Indígenas en América

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Autonomías Indígenas en América: de la demanda de reconocimiento a su construcción Francisco López Bárcenas | 7 de febrero de 2008 "La lucha por esta América Latina liberada, frente a las voces obedientes de quienes usurpan su representación oficial, surge ahora con potencia invencible, la voz genuina de los pueblos, voz que se abre paso desde las entrañas de sus minas de carbón y estaño, desde sus fábricas y centrales azucareras, desde sus tierras enfeudadas, donde rotos, cholos, gauchos, jíbaros, herederos de Zapata y de Sandino, empuñan las armas de la libertad." - Ernesto Che Guevara, En respaldo a La declaración de la Habana, 1960 En América Latina se viven tiempos de autonomías. De autonomías indígenas. El reclamo se posicionó como demanda central de los movimientos indígenas nacionales en la década de los noventas del siglo XX y se consolidó a principios del siglo XXI. No es que antes no existiera, al contrario, desde la época de la conquista—española en unos casos, portuguesa en otros—hasta la consolidación de los estados nacionales, desde las rebeliones de Tupac Amaru, Tupac Katari y Bartolina Sisa, en tierras andinas, hasta las de Jacinto Canek en tierras mayas contra el poder colonial; pasando por las de el Willka Pablo Zarate en Bolivia, o las de Tetabiate y Juan Banderas entre los yaquis de México, durante la época republicana, o las de Emiliano Zapata en México y Manuel Quintín Lame en Colombia, durante el siglo XX, hasta la rebelión zapatista también en tierras mayas, a finales del siglo XX y principios del siglo XXI, las luchas de resistencia y emancipación de los pueblos

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Autonomías Indígenas en América:

de la demanda de reconocimiento a su construcción

Francisco López Bárcenas | 7 de febrero de 2008

"La lucha por esta América Latina liberada, frente a las voces obedientes de quienes usurpan su representación oficial, surge ahora con potencia invencible, la voz genuina de los pueblos, voz que se abre paso desde las entrañas de sus minas de carbón y estaño, desde sus fábricas y centrales azucareras, desde sus tierras enfeudadas, donde rotos, cholos, gauchos, jíbaros, herederos de Zapata y de Sandino, empuñan las armas de la libertad."

- Ernesto Che Guevara, En respaldo a La declaración de la Habana, 1960

En América Latina se viven tiempos de autonomías. De autonomías indígenas. El reclamo se posicionó como demanda central de los movimientos indígenas nacionales en la década de los noventas del siglo XX y se consolidó a principios del siglo XXI.

No es que antes no existiera, al contrario, desde la época de la conquista—española en unos casos, portuguesa en otros—hasta la consolidación de los estados nacionales, desde las rebeliones de Tupac Amaru, Tupac Katari y Bartolina Sisa, en tierras andinas, hasta las de Jacinto Canek en tierras mayas contra el poder colonial; pasando por las de el Willka Pablo Zarate en Bolivia, o las de Tetabiate y Juan Banderas entre los yaquis de México, durante la época republicana, o las de Emiliano Zapata en México y Manuel Quintín Lame en Colombia, durante el siglo XX, hasta la rebelión zapatista también en tierras mayas, a finales del siglo XX y principios del siglo XXI, las luchas de resistencia y emancipación de los pueblos indígenas han estado permeadas por las reivindicaciones autonómicas.

Estas luchas han incluido los mismos proyectos utópicos que pasan por ser pueblos con derechos plenos, territorios, recursos naturales, formas propias de organización y de representación política ante instancias estatales, ejercicio de la justicia interna a partir de su propio derecho, conservación y desarrollo de sus culturas y elaboración y ejecución y puesta en práctica de sus propios planes de desarrollo, dentro de sus demandas mas significativas.

El asunto no es para menos. Así lo ha entendido la misma Agencia Central de Inteligencia Americana (CIA), quien desde principios del siglo XX advertía que los movimientos indígenas serían uno de los principales desafíos a los gobiernos nacionales en los próximos 15 años, los cuales, desde su punto de vista, se incrementarían "facilitados por redes transnacionales de activistas de derechos

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indígenas, apoyados por grupos internacionales de derechos humanos y ecologistas bien financiados", "Las tensiones—añadía el informe—se intensificarán en un área desde México a través de la región del Amazonas".1

Mas recientemente, el representante de los Estados Unidos para América Latina en Asuntos Hemisféricos, John Dimitri Negroponte, refiriéndose al triunfo del aymara Evo Morales Ayma en las elecciones presidenciales de la república de Bolivia, afirmó que los movimientos subversivos están haciendo mal uso de los beneficios de la democracia y eso pone en peligro la estabilidad de los Estados nacionales en toda América Latina.

Los movimientos de los pueblos indígenas y su lucha por la autonomía son una preocupación para los grupos económicos y políticos dominantes, porque forman parte de otros movimientos sociales de América Latina que resisten a las políticas neoliberales y sus efectos sobre la humanidad, pero también son parte integrante de los amplios sectores sociales que impulsan propuestas alternativas que nos ayuden a remontar la crisis en que se encuentra el mundo.

Sólo que a diferencia de los demás, los que protagonizan los pueblos indígenas y sus organizaciones son más radicales y profundos en sus planteamientos, tanto por los métodos de lucha que han utilizado para hacerse presentes—la mayoría de las veces de manera pacífica pero cuando esto no es posible de manera violenta—pero también porque sus demandas para ser posibles requieren de una transformación profunda de los Estados nacionales y sus instituciones, que prácticamente nos llevaría a la refundación de los Estados nacionales en Latinoamérica.

El reclamo del los pueblos indígenas del reconocimiento de su autonomía tiene otro componente que pone a pensar a las clases hegemónicas que detentan el poder en cada uno de los estados de América Latina donde suceden. Éstos se presentan justo cuando los estados entran en un fuerte debilitamiento, producto del empuje de las fuerzas económicas internacionales para que se vayan retirando de la esfera pública, reduciéndolos en la práctica a simples gerentes de los intereses capitalistas.

Paradójicamente, son esas mismas clases sociales las que ponen el grito en el cielo ante el reclamo indígena de reformar o refundar los Estados para hacerlos funcionales a las realidades multiculturales de sus habitantes, afirmando que de aceptarse los reclamos de los pueblos indígenas los estados terminarían hechos pedazos. Pero la realidad es otra, si se pactara un nuevo estado en donde los pueblos indígenas fueran reconocidos como sujetos políticos autónomos, seguramente los estados se fortalecerían y entonces las fuerzas económicas del libre mercado perderían hegemonía en el diseño de sus políticas antipopulares.

El argumento ha sido usado por los poderosos para diseñar verdaderas políticas de contrainsurgencia con las que enfrentan a los movimientos sociales y sus aliados,

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bajo la idea de la defensa de la soberanía nacional, lo cual ha sucedido de muy diversas maneras. En algunos casos entre los que se cuentan los de Bolivia y México, el Estado ha confrontado directamente a los movimientos indígenas, inclusive movilizando su aparato militar fuera de los marcos constitucionales; en otros como Panamá, Nicaragua, y en alguna medida Ecuador—sobretodo en la parte andina—han optado por el uso de una "estrategia envolvente" para recuperar los espacios perdidos.

En estos casos no se llega a la confrontación violenta sino se opta por el uso de los partidos políticos como mecanismo de control, ofreciendo causes para acceder al poder, que terminan siendo formas de control y desarticulación; otra estrategia usada es el aislamiento, como se ha hecho en Brasil y parte del Ecuador, donde se ha dejado el campo abierto para que sean las compañías transnacionales que se apropian de los recursos naturales las que enfrenten directamente el descontento indígena mientras el Estado actúa como si nada pasara.2

Digámoslo con toda claridad. Los pueblos indígenas de América Latina luchan por su autonomía porque en el siglo XXI siguen siendo colonias. Las guerras de independencia del siglo XIX acabaron con la colonización extranjera—española o portuguesa—pero quienes accedieron al poder siguieron viendo a los pueblos indígenas como colonias. Colonias que las clases hegemónicas escondieron tras la mascarada de los derechos individuales y la igualdad jurídica, pregonadas por el liberalismo decimonónico y que, ante la evidencia de la falsedad de ese argumento, ahora se esconden bajo el discurso del multiculturalismo conservador, que se manifiesta en reformas legales que reconocen las diferencias culturales de las poblaciones de los estados pero este sigue actuando como si no existieran.

Todo eso mientras los pueblos indígenas de América Latina sufrían y sufren el poder de un colonialismo interno. Por eso los movimientos indígenas, a diferencia de otros tipos de movimientos sociales, son luchas de resistencia y emancipación. Por eso su demanda se aglutina en la lucha por la autonomía, por eso las preocupaciones de las fuerzas imperiales aumentan en la medida en que los movimientos crecen, por eso es que el logro de sus demandas implica la refundación de los Estados nacionales.

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500 años de resistencia

En el año de 1992, en el contexto de la campaña continental 500 años de resistencia indígena, negra y popular, con la cual los diversos movimientos indígenas del continente americano protestaban por las celebraciones que los gobiernos impulsaban con motivo de los cinco siglos de la invasión europea al continente americano—descubrimiento le decían ellos—los movimientos indígenas transformaron sustantivamente sus formas de manifestación política y sus demandas.

En el primer caso dejaron de ser apéndice de los movimientos campesinos, que siempre los colocaban a la cola tanto en su participación igual que a sus reivindicaciones y se convirtieron en sujetos políticos ellos mismos; en el segundo, denunciaron el colonialismo interno que en los estados nacionales de los que forman parte se ejercía contra ellos, exhibieron al indigenismo como una política para encubrir su situación colonial y reclamaron su derecho a la libredeterminación, como pueblos que son.

Nicaragua es un caso excepcional, porque debido a que la contrarrevolución adoptó el discurso étnico, en el año de 1987 incorporó el régimen de las autonomías regionales para desactivar la oposición armada, lo que con el paso del tiempo funcionaría también para desactivar al movimiento indígena. Pero fuera de ese caso, desde el año de 1992 los movimientos indígenas son movimientos de resistencia y emancipación: resistencia para no dejar de ser pueblos, emancipación para no seguir siendo colonias. Las reivindicaciones étnicas se juntaron con las reivindicaciones de clase.

El eje de las demandas de los movimientos indígenas pasó a ser el derecho de libre determinación expresado en autonomía.

Desde el año de 1966, los Pactos de Derechos Civiles y Políticos y de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, reconocían el derecho de los pueblos a libre determinación y como consecuencia de ello a establecer libremente su condición política, así como a decidir de la misma manera sobre su desarrollo económico, social y cultural. El derecho reconocido incluía la disposición libre de sus recursos naturales para su beneficio, sin dejar de lado la obligación de cooperación internacional bajo el principio del beneficio recíproco.

Los movimientos indígenas no sólo exijan derechos individuales para las personas indígenas sino también colectivos, para los pueblos de los que forman parte; que no limiten su exigencia a que las instituciones estatales cumplan sus funciones sino que se transformen; que no reclamen tierras sino territorios; que no demanden que les permitan usufructuar los recursos naturales que se encuentran en sus territorios sino la propiedad de ellos; que no reclamen participar en los órganos estatales sino reconocimiento de su propios gobiernos, que no sólo se les administre justicia conforme a derecho estatal sino se reconozca su derecho a

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administrar justicia por ellos mismos y de acuerdo con su derecho propio; que no busquen que haya planes de desarrollo para ellos sino que se reconozca su derecho a diseñar su propio desarrollo; que no sólo les lleven la cultura dominante sino que también se reconozca y respete la suya. Los pueblos indígenas no quieren seguir siendo colonias sino pueblos con plenos derechos.

Los nuevos reclamos de los movimientos indígenas abrieron una nueva etapa en la historia de los derechos indígenas, la cual en un principio se manifestó en el hecho de que los estados nacionales de América Latina que no habían modificado sus constituciones políticas y su legislación interna para incorporar en ellas el reconocimiento de la existencia de los pueblos indígenas y la garantía de sus derechos colectivos, lo hicieran. Se desató así una fiebre legislativa en donde se legislaba más que para reconocer derechos, para que la clase política no perdiera legitimidad. De esa manera, a excepción de algunos Estados, como el chileno, casi todos reformaron sus constituciones políticas para incorporar en ellas a los pueblos indígenas y sus derechos.

Las tendencias autonómicas

Cuando los pueblos indígenas se dieron cuenta de que su lucha por el reconocimiento constitucional de sus derechos no había dado los resultados esperados, enfocaron sus esfuerzos a la construcción de las autonomías en los hechos. De esa manera algunos movimientos que ya caminaban en ese rumbo se potenciaron mientras otros iniciaban el largo caminar en ese sentido. Para hacerlo apelaron a lo que tenían: sus culturas, sus historias de resistencias, sus estructuras orgánicas, sus relaciones con otros movimientos sociales y las realidades concretas de sus países.

En diversos niveles, en la década de noventa, los estados latinoamericanos vieron transformarse los movimientos indígenas que venían luchando desde la década anterior reivindicando sus derechos. Algunos trascendieron las luchas locales y rompieron los cercos de las fronteras nacionales, alcanzando más notoriedad que otros. Se puede decir que los movimientos indígenas por la autonomía fueron un fenómeno social que se vio en toda América Latina. Justo cuando los movimientos obreros y campesinos decaían, desde Mesoamérica hasta la Patagonia, los movimientos indígenas se reactivaban, para enojo de los neoliberales.

Las autonomías comunitarias surgieron como expresión concreta de la resistencia de los pueblos indígenas al colonialismo y la lucha por su emancipación. Estando la mayoría de los pueblos indígenas desestructurados políticamente, y siendo las comunidades la expresión concreta de su existencia, cuando los movimientos indígenas impulsaron la lucha por su autodeterminación como pueblos, fueron las comunidades las que salieron a defender el derecho. Para hacerlo echaron mano de su experiencia por siglos de resistencia pero también por sus experiencias autogestivas dentro del movimiento campesino.

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Atrincherados en las estructuras comunitarias los movimientos indígenas se hicieron escuchar con fuerza y en muchos casos a los Estados no les quedó más alternativa que ceder a sus demandas. La mayor prueba de ello es que la mayoría de la legislación latinoamericana sobre derechos indígenas reconoce a las comunidades indígenas su personalidad jurídica y enuncia algunas de las competencias que los Estados les reconocen, las cuales deberán realizarse—como expresan los reconocimientos—dentro del marco de la ley estatal.

Otra tendencia de las autonomías indígenas es la propuesta de autonomía regional. Surgió como una respuesta a la necesidad de superar el espacio comunitario de los pueblos indígenas, así como de buscar otros superiores no solo a las comunidades indígenas, sino a los propios gobiernos locales del Estado. Su primera expresión fueron las regiones autónomas del Estado de Nicaragua, introducidas como forma de gobierno en la Constitución Política del Estado en el año de 1987. Después de este suceso, inédito en América Latina, por vía de los intelectuales cercanos a las reivindicaciones indígenas, se difundieron por varios países del continente, al grado que en algunos países como México y Chile3, inclusive se formularon propuestas de reformas constitucionales y estatutos de autonomía; mientras en otros sólo quedaron como una tendencia más de las luchas por la autonomía indígena, pero sin ninguna expresión concreta de ellas.

Como en muchas otras ocasiones fueron los propios movimientos indígenas los que resolvieron la "contradicción" entre comunitaristas y regionalistas. Cuando la ocasión se presentó, primero demostraron que las propuestas no eran contradictorias sino que podían complementarse. Eso ha sido muy claro en México, con los caracoles zapatistas, pero también con la policía comunitaria del Estado de Guerrero; igual sucede en la región del Cauca en el Estado de Colombia; o en el Departamento de Cochabamba, en el Estado de Bolivia. En todos estos casos se ha demostrado que mientras las comunidades funcionan como base de la estructura regional y esta como techo de la autonomía, pueden conjugarse de manera eficaz porque entonces la autonomía regional no se impone desde arriba, sino como un proceso que consolida las autonomías comunales y estas deciden la amplitud de la región.

Junto con las tendencias comunitarias y regionales existen otros movimientos indígenas que no reclaman autonomías sino la refundación de los Estados nacionales con base en las culturas indígenas. Esta es una tendencia que se manifiesta en varios movimientos de la región andina del continente, sobretodo entre los pueblos aymaras de Bolivia. Quienes participan de estos movimientos dicen no entender porque ellos siendo una población mayor a la mestiza deben

ajustarse a la voluntad política de las minorías.

Muchos gobiernos latinoamericanos se han apropiado del discurso del movimiento indígena, lo han despojado de su contenido y han comenzado a hablar de una 'nueva relación entre los pueblos indígenas y el gobierno', así como de

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elaborar 'políticas transversales', con la participación de los interesados, cuando en realidad siguen impulsando los mismos programas indigenistas de hace años que los pueblos indígenas rechazan.

Para legitimar su discurso y sus acciones, han incorporado a la administración pública a algunos líderes indígenas que por mucho tiempo habían luchado por la autonomía, quienes les sirven de pantalla para mostrar una continuidad que presentan como cambio. En algunos países incluso se ha ido mas allá al desnaturalizar la demanda de autonomía y presentarla como mecanismo para que algunos sectores privilegiados sigan manteniendo sus privilegios. Es el caso de las burguesías de los Departamentos de Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia; Guayaquil, en Ecuador o el Estado de Zulia, en Venezuela.

Si se asume que la autonomía es una expresión concreta del derecho de la libre determinación y que éste es un derecho de los pueblos, no se puede olvidar que los sujetos titulares de los derechos indígenas son los pueblos indígenas, no las comunidades que los integran, menos las organizaciones que ellos construyen para impulsar su lucha. Por eso es que junto con la construcción de las autonomías los movimientos indígenas asumen el compromiso de su reconstitución. En esta coyuntura específica, dada la fragmentación en que se encuentra la mayoría de los pueblos indígenas, las comunidades resultan importantes para articular sus luchas de resistencia y construcción de las autonomías, pero no renuncian a la utopía de reconstituir los pueblos indígenas de los que forman parte, para que éstos asuman la titularidad del derecho. Por esa razón la defensa de los derechos comunitarios la hacen al mismo tiempo que establecen relaciones con otras comunidades y pueblos de sus países y de otros, para apoyarse mutuamente en sus demandas propias pero también enarbolando demandas comunes.

Un problema externo que los pueblos indígenas han encontrado para poder ser sujetos políticos es que en la mayoría de los casos están políticamente desestructurados. En esto han pesado bastante las políticas de colonialismo ejercidas desde los órganos de gobierno para subordinarlos a los intereses de la clase en el poder. Un ejemplo concreto de estas políticas es que los pueblos indígenas numéricamente grandes se encuentran divididos entre varios estados o departamentos y los más pequeños entre varios municipios, municipalidades o alcaldías, según como los Estados organicen los gobiernos locales.

Los pueblos indígenas saben que en esta situación la construcción de autonomías muy pocas veces puede hacerse desde esos espacios, porque aún cuando tuvieran el control de los gobiernos locales, su estructura y funcionamiento responde a la lógica estatal, limitando sus facultades a las que resultan funcionales al control estatal; pero en el peor de los casos podría llevar a que, en nombre de los derechos indígenas, se entregara el poder a los grupos de mestizos, muchas veces caciquiles, y estos lo usaran en contra de los pueblos indígenas.

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Por otro lado saben que las comunidades indígenas de un mismo pueblo se encuentran divididas y enfrentadas entre ellas, por diversas razones, que van desde la tenencia de la tierra, el uso de los recursos naturales, las creencias religiosas o las preferencias políticas, entre otras. En otros casos se presentan problemas ficticios o creados por actores externos a las comunidades que los sufren.

Para enfrentar estos problemas los pueblos indígenas interesados hacen esfuerzos por identificar las causas de la división y el enfrentamiento, ubicar las que tienen su origen en problemas de las propias comunidades y buscarles solución. De igual manera buscan evidenciar los problemas creados desde fuera y buscar la forma de rechazarlos.

La lucha por la instalación de gobiernos autónomos indígenas representa un esfuerzo de los propios pueblos indígenas por construir regímenes políticos diferentes a los actuales, donde ellos y las comunidades que los integran puedan organizar sus propios gobiernos, con facultades y competencias específicas acerca de su vida interna.

Con la decisión de construir autonomías, los pueblos indígenas buscan dispersar el poder para posibilitar su ejercicio directo por las comunidades indígenas que lo reclaman. Es una especie de descentralización que nada tiene que ver con la que desde el gobierno y con el apoyo de instituciones internacionales se impulsa, que en el fondo pretende hacer más efectivo el control gubernamental sobre la sociedad. La descentralización de las que aquí se habla, la que los pueblos y comunidades indígenas que avanzan por caminos autónomos nos están enseñado, pasa por la edificación de formas paralegales de ejercicio del poder, diferentes a los órganos de gobierno, donde las comunidades puedan fortalecerse y tomar sus propias decisiones.

Cuando los pueblos indígenas deciden construir autonomías han tomado una decisión que va contra las políticas del Estado y obliga a quienes optan por ese camino a iniciar procesos políticos de construcción de redes de poder, capaces de enfrentar la embestida estatal, contrapoderes que les permitan afianzarse ellos mismos como una fuerza con la que se debe negociar la gobernabilidad y poderes alternativos que obliguen al Estado a tomarlos en cuenta. Por eso la construcción de autonomías no puede ser un acto voluntarista de líderes "iluminados" o de una organización, por muy indígena que se reclame.

En todo caso requiere la participación directa de las comunidades indígenas en los procesos autonómicos. En otras palabras, se necesita que las comunidades indígenas se constituyan en sujetos políticos con capacidad y ganas de luchar por sus derechos colectivos, que conozcan la realidad social, económica, política y cultural en que se encuentran inmersos, así como los diversos factores que inciden en su condición de subordinación y los que pueden influir para trascender esa situación, de tal manera que les permita tomar una posición sobre sus actos.

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Con su lucha por la autonomía los pueblos y comunidades indígenas trascienden las visiones folcloristas, culturalistas y desarrollistas que el Estado impulsa y muchos todavía aceptan pasivamente. Porque la experiencia les enseña que para hacerlo no basta con que se reconozca en alguna ley su existencia y algunos derechos que no se opongan a las políticas neoliberales, o los aportes culturales de los pueblos indígenas a la constitución multicultural del país; tampoco es suficiente que los gobiernos destinen fondos específicos para impulsar proyectos de desarrollo en las regiones indígenas que siempre son insuficientes y se aplican en actividades y por las formas decididas desde el gobierno, que despojan a las comunidades de todo tipo de decisión y niegan su autonomía.

No es casualidad que la rebelión zapatista en el Estado mexicano, haya comenzado el primero de enero de 1994, cuando entraba en vigencia el Tratado de Libre Comercio de este país con los Estados Unidos y Canadá; que la mayoría de las demandas nacionales de los movimientos indígenas incluyan el rescate de los recursos naturales del control de empresas transnacionales, y que las luchas en Ecuador, Perú y Chile incluya la oposición a la forma de tratados de libre comercio.

De igual manera saben que la lucha por la autonomía no puede ser una lucha sólo de los pueblos indígenas. Por eso construyen relaciones de solidaridad con los otros sectores de la sociedad, apoyándose mutuamente en sus luchas propias, al tiempo que se impulsan demandas comunes.

Los pueblos indígenas, al recurrir a su cultura y prácticas identidarias para movilizarse en defensa de sus derechos, cuestionan las formas verticales de la política al tiempo que ofrecen otras horizontales que a ellos les funcionan, porque las han probado en siglos de resistencia al colonialismo. Se trata de prácticas que surgen precisamente cuando las organizaciones tradicionales de partidos políticos, sindicatos u otras de tipo clasista y representativo entran en crisis y la sociedad ya no se ve reflejada en ellas.

Estas prácticas políticas se expresan de muchas maneras, desde una guerrilla posmoderna como ha sido calificada la rebelión del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que se levantó en armas en tierras mayas en el año de 1994, esgrimiendo las armas más como símbolo de resistencia que por hacer la guerra, hasta las largas caminatas de las autoridades de los pueblos indígenas de Colombia, los 'levantamientos' de los pueblos ecuatorianos, o los cercos aymaras a la ciudad de La Paz, en Bolivia, hasta los enfrentamientos directos de los mapuches contra las empresas forestales que buscan despojarlos de sus recursos naturales.

En estas luchas los pueblos indígenas en lugar de recurrir a sofisticadas teorías políticas para armar sus discursos recuperan su memoria histórica para fundamentar sus demandas y sus prácticas políticas, lo cual le da un toque distintivo, simbólico si se quiere, de los nuevos movimientos indígenas. Los

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pueblos indígenas de México recuperan la memoria de Emiliano Zapata, el incorruptible general del Ejército del Sur durante la revolución de 1910-17, cuya demanda central fue la restitución de las tierras usurpadas a los pueblos por los hacendados; los colombianos recuperan el programa y las andanzas de Manuel Quintín Lame; los andinos de Perú, Ecuador y Bolivia traen al presente las rebeliones de Tupac Amaru, Tupac Katari y Bartolina Sisa, durante la colonia y la del Willka Pablo Zarate durante la época republicana. Héroes locales y nacionales vuelven a hacerse presentes en la lucha para guiar a sus huestes, como si hubieran estado descansando, esperando el mejor momento para volver a la lucha.

Junto a su memoria histórica los pueblos vuelven la vista a lo que tienen para hacerse fuertes y cansados de tanta desilusión por las organizaciones políticas tradicionales retoman las de ellos: sus sistemas de cargos. Por eso quienes desconocen sus formas propias de organización llegan a afirmar que actúan de manera anárquica, que así no se puede, que con ello contribuyen a la dispersión y eso es un mal ejemplo para la unidad de los oprimidos, explotados y excluidos.

Reflexiones finales

Todo lo que aquí se ha dicho sobre las autonomías indígenas y su paso de ser demanda por la reforma constitucional a ser un proceso de construcción, tiene como trasfondo buscar el fondo del problema que es la condición de colonialismo interno en que viven los pueblos indígenas en los estados de los que forman parte.

Se trata de una situación que ni la igualdad jurídica de los ciudadanos pregonada por el liberalismo decimonónico, ni las políticas indigenistas impulsadas por los diversos estados latinoamericanos durante todo el siglo XX fueron capaces de resolver porque no iban a la raíz del problema que, según se aprecia ahora, pasa por el reconocimiento de los pueblos indígenas como sujetos colectivos de derechos, pero también por la refundación de los Estados para corregir sus anomalías históricas de considerarse monoculturales en sociedades multiculturales.

¿A dónde nos van a conducir los procesos de construcción de las autonomías indígenas en América Latina? Es una pregunta a la que nadie puede dar respuesta porque no la tienen los movimientos sociales. Los actores de este drama se trazan su horizonte utópico pero que lo logren no depende de enteramente de ellos sino de muy diversos factores, la mayoría de ellos fuera de su control. De lo que si podemos estar seguros es que el problema no encontrará solución en la situación en que actualmente se encuentran los Estados y por eso las luchas de los pueblos indígenas por su autonomía no tienen retorno.

Ni la guerrilla zapatista en el Estado mexicano, ni los autogobiernos indígenas de Colombia o las luchas de los pueblos andino o mapuches tendrán solución de fondo si el estado no se refunda. Pero también es cierto que los estados no se refundarán sin tomar en serio a sus pueblos indígenas. El reto entonces es en

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doble sentido: los Estados nacionales deben refundarse tomando en cuenta a sus pueblos indígenas y estos deberían incluir dentro de sus utopías el tipo de estado que necesitan y luchar por él. De eso se tratan las autonomías indígenas y las luchas por construirlas.

Por eso hay que celebrar que muchos pueblos y comunidades indígenas hayan decidido no esperar pasivamente a que los cambios vengan de fuera y se hayan enrolado en la construcción de gobiernos autónomos, desatando procesos donde se ensayan nuevas formas de entender el derecho, imaginan otras maneras de ejercer el poder y construyen otros tipos de ciudadanías.

Grupos étnicos que habitan en las tierras altas de Bolivia.

Mapa de los pueblos indígenas de las tierras altas (Fuente: Vice Ministerio de Asuntos Indígenas y

Pueblos Originarios)

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Las organizaciones indígenas y la cuestión de la Tierra y territorio.

La Confederación Indígena de Bolivia (CIDOB)es la organización “de primer nivel” que virtualmente representa a todos los pueblos indígenas de la amazonía, chaco y oriente (que alcanzan a unas 300.000 personas), quienes a su vez están organizados en un “segundo nivel”, como la Asamblea del Pueblo Guaraní (APG); Central de Pueblos Indígenas del Beni (CPIB); Central de Pueblos Indígenas de Santa Cruz (CEPESC); Coordinadora Indígena de la Región Amazónica de Bolivia (CIRABO); Organización de Capitanes Weenhayek y Tapietes (ORCAWETA). Cada una de estas organizaciones agrupa a otras de “tercer nivel”, etnia por etnia, que son las Sub-centrales, y estas finalmente contienen en un “cuarto nivel” a las Comunidades de cada etnia.

Sobre esos datos someros de cómo están organizados los pueblos indígenas, veamos un esbozo del proceso de su derecho a la tierra y al territorio.

Sabemos que la Reforma Agraria de 1953 favoreció sobre todo al altiplano y los valles de la región andina, que no a las tierras bajas, en las cuales también se favoreció más a colonizadores andinos y a lugareños criollos, y no a los pueblos originarios amazónicos, orientales y chaqueños: pero lo más grave es que a través de las manipulaciones políticas de todos los elementos oligárquicos habidos en todos los gobiernos, sin excepción, particularmente desde 1964 al presente, en las tierras bajas se impuso nuevamente el latifundismo y el gamonalismo: si bien es cierto que hubo algunos momentos y modos de acceso a la tierra por parte de los indígenas a través de la Reforma Agraria, ello era siempre a título individual, con no más de 50 has. por familia (cantidad insuficiente en tierras bajas –por otra parte no aptas para la agricultura- donde la sobrevivencia depende de las labores territoriales de caza, pesca, recolección y agricultura ecológica tradicional itinerante, además de concebirse la profunda unión del ser humano comunitario con la naturaleza irrestricta y con lo sobrenatural que emerge de ella, etc.). De hecho, cuando se alcanzaba una dotación de esta clase, terminaba cayendo en manos de los latifundistas que iniciaron tempranamente (contra la misma Ley y la complacencia de las autoridades locales y nacionales) la compra de esas tierras; en otras ocasiones, y no raras, eran los mismos latifundistas que gestionaban la dotación de tierras a nombre de los indígenas, así de pronto “campesinizados”, tierras que cuando eran dotadas pasaban automáticamente a ampliar el latifundio, por lo que los indígenas de tierras bajas nunca fueron considerados ni siquiera campesinos reales, sino simplemente peones “empatronados” como fuerza de trabajo barata o gratuita, pues en muchos sitios nunca dejó de regir el sistema gamonal del “enganche” por deudas que pasaban de padres a hijos.

Dos consecuencias vergonzantes de esto deben ser señaladas netamente: de la compra ilícita de tierras, los latifundistas pasaron a la actual mercantilización de

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las tierras; del gamonalismo de los grandes patrones derivó la desestructuración y desintegración de muchas comunidades.

En 1990, a raíz de la “Marcha por el Territorio y la Dignidad” realizada por los indígenas de la Amazonía boliviana (200 msnm), hasta La Cumbre de la sede de gobierno (4000 msnm), recorriendo a pie más de 500 kms. (con ancianos, niños y mujeres embarazadas) durante un mes, ellos lograron que el gobierno nacional otorgue por sendos Decretos Supremos 8 “territorios” –luego llamados Tierras Comunitarias de Origen (TCO), en la Ley del Servicio Nacional de Reforma Agraria, Nº 1716 (Ley INRA), que se promulgó en 1996. Para la Ley INRA las TCO representarían: “espacios geográficos que constituyen el hábitat de los pueblos y comunidades indígenas y originarias, a los cuales han tenido tradicionalmente acceso y donde mantienen y desarrollan sus propias formas de organización económica, social y cultural, de modo que aseguren su sobrevivencia y desarrollo”

Esa declaración es solamente lírica, pues hasta el presente ninguna de las TCO otorgadas por Decreto Supremo ha concluido sus saneamientos, habiéndose más bien reducido en algunos casos considerablemente la cantidad de tierra inicialmente designada, por la múltiple aparición de “terceros” en todas partes. Con todo, actualmente existen 33 nuevas demandas de TCO, sin definición completa de saneamiento ni titulación. Además esa declaración tiene que ser comparada con otras determinaciones de la misma Ley, como estas:

“La TCO no permite autonomía política y administrativa del pueblo indígena”;

“Los recursos del subsuelo en la TCO pueden ser explotados por empresas, cumpliendo un proceso de consulta con el pueblo indígena, cuyo contenido no esté especificado en la legislación”.

Así, definitivamente una cuestión queda muy clara: todas las TCO otorgadas carecen de titulación y saneamiento efectivo, y además se encuentran cribadas por concesiones forestales, petroleras y mineras, cazadores furtivos de animales valiosos por sus pieles y otros depredadores de las culturas nativas (por ejemplo los comerciantes que llevan alcohol y baratijas a los pobladores nativos a cambio de sus destrezas en cacería de especies de fauna).

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Para el resumen de esta vulnerabilidad general de los pueblos indígenas y sus organizaciones, contrastaremos una declaración de sus necesidades y propósitos hecha por la CIDOB en 1998, que tiene plena vigencia:

“El desafío actual de las comunidades y organizaciones indígenas consiste en consolidar territorios viables que faciliten un desarrollo como ellas mismas se lo plantean: 1) La consolidación jurídica de la propiedad del territorio y del acceso a los recursos naturales en su interior; 2) La consolidación de la gestión indígena del territorio, tanto para administrar internamente el propio espacio, como para negociar y relacionar con sectores no indígenas presentes en el territorio; 3) La consolidación económica y social, mediante el desarrollo de las comunidades de la manera que ellas mismas proponen” (1).

con la cruda realidad de la situación actual en la distribución de la propiedad agrícola y ganadera, a partir de las conclusiones de un estudio técnico fidedigno:

- Pequeños productores = 80%; poseen 3% de la tierra.

- Propietarios medianos = 15%; poseen 8% de la tierra.

- Grandes propietarios = 5%; poseen 89% de la tierra

(Fuente: Centro de Servicios Agropecuarios:La Vía, Boletín Nº 4, La Paz, julio-2005)

Alta vulnerabilidad y pueblos indígenas aislados.

a) Pueblos indígenas en situación de Alta vulnerabilidad en tierras bajas.

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En esta sección destacamos que de las 29 etnias que componen el mosaico etnocultural de la amazonía, chaco y oriente de Bolivia, nosotros caracterizamos al menos 14 de ellas que presentan diferentes situaciones de vida extremadamente crítica. Los pueblos que entran claramente en esa caracterización son:

Amazonía: Araona (97); Machineri (200); Ese Ejja (2.300); Moré (300); Chacobo (850); Pacahuara (11); Yaminahua (400); Mbya Yuki (120); Sirionó (800); Yuracaré (3.600).

Chaco-Oriente: Guaraní (77.000, con casos especiales); Guarayo (11.000, con casos especiales); Ayoreo (2.500, con casos especiales); Tapiete (130); Weenhayek (2.500).

No vamos a extendernos en la consideración pormenorizada de cada caso, que por lo demás requiere de los estudios específicos y en profundidad que recién estamos adelantando; sin embargo es posible señalar las razones para esta caracterización, algunas en realidad comunes a todas las etnias de tierras bajas, que en estos casos se agravan extremadamente:

1) Bajísima densidad poblacional, con alto riesgo de reproducción biológico-

vegetativa, donde la totalidad de las familias sufren de forma masiva el hambre y la desnutrición, la constante mortalidad infantil y la indefensión general ante las enfermedades (habiendo sido poblaciones muy numerosas en sus orígenes).

2) Carencia de recursos naturales de subsistencia, por carecer de tierras, mínimas, o por ocupar tierras eriazas, improductivas y pobres de vida natural (víctimas del despojo, empujados a sitios inhabitables por el latifundismo).

3) Grupos étnicos que están bajo tutorías foráneas, no demandadas por los nativos, que aunque intervengan a título humanitario, efectúan traslados forzados de hábitat y desarrollan una labor de inmovilización y aislamiento artificial de estos pueblos.

4) Grupos étnicos perseguidos por sectas religiosas.

5) Ser víctimas de desalojos con violencia armada por parte de sicarios, cuando los indígenas se asientan en sus propias tierras tradicionales, ahora detentadas por los latifundistas (casos Guaraní de Pananti en Tarija, o Guarayos en Santa Cruz).

6) Víctimas de la presión de colonizadores de tierras andinos, madereros, empresas agrícolas, ganaderas, petroleras y mineras; narcotraficantes y comerciantes inescrupulosos.

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7) La existencia hasta el día de hoy de familias cautivas en servidumbre perenne por deudas absurdas, sin remuneración y sometidas a pago en especie vil, y mantenidas en relaciones laborales semiesclavistas(2), como otros casos de centenares de indígenas de la etnia Guaraní, en haciendas de las provincias Luis Calvo y Hernando Siles de Chuquisaca, y en otras de Santa Cruz y Tarija (ver La Prensa, 10.03.06).

8) Difícil accesibilidad a los centros de auxilio médico o de escolarización, viviendo en estado de abandono, que no es lo mismo que el aislamiento voluntario, puesto que ya están contaminados con las enfermedades importadas por el hombre blanco y mestizo, en tanto que los aislados no.

9) Pérdida de cohesión sociocultural propia, al extremo de producirse casos de mendicidad y prostitución para sobrevivir, en tanto individuos desarraigados, como sucede con numerosas personas de los Ayoreo en la ciudad de Santa Cruz.

b) Pueblos indígenas en Aislamiento voluntario.

A partir de las proyecciones de la Expedición Madidi que venimos realizando desde hace cinco años, con la dirección del historiador y periodista Pablo Cingolani, hemos decidido dar una respuesta definitiva a la acuciosa cuestión de la existencia de la etnia Toromona, y ahora además la Fundación Madidi se propone desvelar las interrogantes sobre la existencia de todos los pueblos indígenas en Aislamiento voluntario en las tierras bajas de Bolivia.

Aquí damos cuenta sobre este particular, basándonos en nuestras propias observaciones de campo, y citando ahora un trabajo también de síntesis de otro especialista, con quien hemos coincidido en el presente planteamiento.

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Etnias de Ecuador

ESPECIALIDADUbicación geográfica

Ubicación: Ríos Conambo, Pindoyacu y Villano – Curaray, en la Provincia de Pastaza.

En las poblaciones de los centros Balsaura, Tigreyacu, Shiona y Torembo, la población de Conambo y Shiona. Comunidades del alto tigre.

División Política

Se encuentran en la región oriental del territorio ecuatoriano, provincia de pastaza en los ríos Conambo, Pindoyacu y Curara

Características Ecológicas

Las formaciones boscosas de la zona han sido clasificadas como bosques macro térmicos.

Estas formaciones son conocidas también como zonas de alta humedad o como bosques siempre verdes de extraordinaria importancia como la flora y fauna.

La relativa abundancia de caza es otra de las características de las formaciones boscosas regadas por sus aguas. Los morerales constituyen un poderoso atractivo para varias especies de mamíferos que consumen de sus frutos. Igualmente la existencia de saladeros es otro factor de atracción para los animales lo que explica la alta biodiversidad de avifauna y mamíferos.

Los suelos son aluviales, ricos en limos orgánicos resultantes de las frecuentes inundaciones, especialmente en la época lluviosa que va desde Abril hasta Agosto. La época del estiaje es propicia para la recolección de huevos de charapa así como para la pesca. La sensible disminución del caudal de agua de los sistemas fluviales corta el flujo a los brazos de río y lagunas donde quedan atrapados los peces.

La cuenca del Cornambo que incluye al valle aluvial ocupado por las comunidades de Curiyacu y Moretecocha se caracteriza por su lecho pedregoso. El caudal es en extremo rápido debido a la elevada diferencia de alturas entre los dos segmentos. En todo caso, para la época de intensas lluvias, coincidente con los meses de Abril a Julio, las inundaciones son comunes.

Características del territorio

El río Pinduc es navegable en todo el trayecto que se encuentra sujeto a ocupación humana. Esto es, desde Chuyayacu, localizado en las coordenadas 01° 41´ 50´´ S; 076° 39´ 59´´ W, hasta su confluencia con Conambo, en línea fronteriza a 02° 04´ 57´´ S; 076° 03´ 32´´ W. Se estima una longitud total de 180 Km. En línea recta el calculo aproximado es de 98 km.

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En términos generales, el lecho de rió Pinduc es arenisco y suele presentar formaciones de bancos de arena en ele tiempo de estiaje; esto es, durante el mes de septiembre y, luego de noviembre a enero.

El río Conambo es igualmente navegable en toda la trayectoria comprendida entre el centro poblado de Conambo y su confluencia con el Pinduc. Supera en longitud al anterior en unos cuarenta kilómetros; en línea recta la distancia estimada es de 95 km.

El río Conambo a diferencia del Pinduc, presenta limitaciones para la navegación fluvial debido a la gran cantidad de troncos que se encuentran sumergidos en casi todo el trayecto.

En época de estiaje, el caudal de los dos sistemas fluviales baja de manera considerable; en el caso del Conambo, el tramo comprendido entre el centro poblado del mismo nombre y el caserío de Masaramu se torna impracticable para la navegación con motor fuera de borda.

El tigre es navegable desde sus orígenes: hay referencias históricas que cuentan de vapores de calado medio hace un siglo atrás.

Tipo de poblamiento y asentamiento

Población de los cuatro centros a lo que corresponde la totalidad de la población Záparo asciende a 119 habitantes. Esto es, la población de los centros balsaura, tigreyacu, Shiona y Torembo, si a esta sumamos la población de Conambo, estimada en 106 habitantes, obtenemos un total de 225 habitantes a los que factible atribuir la identidad Zapara; es decir entre el 40 y 45 % del total.

La población en cada una de las comunidades locales del alto tigre se encuentra distribuida asi: en el Pinduc yacu, Chuyayacu, tres familias y 23 habitantes; Pinduyacu, seis familias y 8 habitantes; Balsaura, tres familias y 13 habitantes, Tigre, una familia y 6 habitantes.

El el Conambo, Shiona, seia familias y 40 habitantes; Torimbo, seis familas y 70 habitantes; Masaramu, cuatro familias y 28 habitantes; Alto Corrientes, tres familas y 27 habitantes. Sea, en total cincuenta y ocho familias con 500 habitantes de los cuales son Achuar 10 familias; Kichwa 12, Shuar 13 y Záparos 23.

DIAGNOSTICO

Población

Población: Existen en la actualidad 225 záparas de los cuales solo una veintena (3% de la población) habla o comprende la lengua zápara.

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Recursos Naturales

La zona se caracteriza pos sus bosques primarios considerados transaccionales entre las áreas tropicales y subtropicales. El dosel boscoso o canopia presenta alturas de hasta cincuenta metros, con variaciones has de veinte metros, aunque suelen destacarse árboles que tienen alturas de hasta sesenta metros.

Las especies más comunes, entre arbóreas y palmáceas, son conocidas como:

Leche higuerón (Picus sp.), Uva de monte (Pourouma cecropiifolia), Cedro (Cedrela odorata), La palma de conambo (Scheelea brachyclada), Piche (Sapium sp. ), Guayacán (Tabebia chrysantha), Guaranga (Parkia sp.), Cupa (Jacaranda copaia), Machinmanga (Eschweilera sp.), El Tarapoto (Iriartea deltoidea), Chuncho (Cedrelinga catenaeformis), Laurel (Cordia alliodora), Puruncaspi (Zanthoxylon sp.), Pinchi (Nectandra sp.), Sacha chamburo (Jacaratia spinosa), Sangre de gallina ( Virola sp.), Caimito (Pouteria sp.)

Finalmente el sotobosque comprende el grupo de las herbáceas y arbustivas con alturas que oscilan entre los dos y los doce metros. Cabe mencionar, como especies comunes, entre otras, a la payas (Miconia sp.}, andoaguachanso (Mabea sp.), chincha (Phytelephas microcarpa), mucuruya (Psychotria macrophylla), supi ila {Tetrorchidium cf. andinum), zapote (Matisia obliqutfoiia), tolor (Rinorea sp.), tambora {Vismia sp.), turu ishpingo (Ocotea sp.) y aschag (Cyathea sp.).

Otras especies botánicas son los liqúenes, hongos y epífitas. Entre las principales especies hay que mencionar: lalu (Philodendron sp.), llaqui panga (Calathea sp.), cuhan (Xanthosoma sagittifolium), shashaqui panga (Triolena primuiaeflora), payas (Selaginella sp.), jaguarpa (Begonia sp.), supípanga (Centropogon sp.), sutuli (Maietia sp.), aJlpalalo (Beslena aggregata), shiguangu muyu (Renealmia sp.) y papango (Cyclanthus bipartiius

Se cuenta además la chirimoya (Annona cherimola), papaya (Carica papaya), caña de azúcar (Sacharum officinalis), pina (Ananas comosus), cocona (Solanum quitoense), camote (Ipomoea batatas), maíz (Zea maís), cítricos como el limón (Citrus limonum), la naranja (Citrus aurantium), la papa (Dioscorea trífida), café (Coffea arábica), uva de monte (Pourouma cecropiífolia), achiote (Bixa orellana), wituc (Genipa spruceana), fréjol (Phaseolus vuigaris), guineo (Musa acuminata), tabaco (Nicotiana tabaco) y ají (Capsicum annuum).

El Curaray fue conocido antiguamente como el río de los peces a causa de la alta concentración de numerosas especies algunas de las cuales son endémicas. La existencia de formaciones lacustres en sus riberas, así como las amplias playas que se forman durante la época del estiaje ha permitido que la población de tortugas acuáticas sea especialmente supernumeraria, lo que ha sido un motivo suficiente para provocar competencias interétnicas e incursiones de misioneros y caucheros para la explotación de estos recursos.

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Servicios

La comunidad cuenta con servicio educativo. Hay 14 alumnos de nivel primario. Cinco de ellos en primer grado, tres en segundo, uno en tercero, tres en cuarto y dos en sexto grados.

TEMPORALIDAD

Orígenes

La Nacionalidad Zápara era una de las más numerosas a principios del siglo XX en la Región Amazónica Ecuatoriana, con cerca de 20.000 miembros según crónicas de la época. Pero durante este siglo, la esclavitud y las enfermedades causadas por la fiebre del caucho en la región, además de los conflictos y guerras con otros grupos indígenas, redujeron esta Nacionalidad hasta casi su extinción. De hecho, en muchas de las etnografías escritas sobre los grupos indígenas en Ecuador se los da por extinguido.No hay duda que las epidemias y la explotación de caucho ocasionó el mayor genocidio conocido en la historia de la amazonía. Los Záparos y otros pueblos enteros fueron aniquilados y diezmados, ante gobiernos indolentes que poco o nada hicieron para detener la tragedia. Hubo casos de mujeres que prefirieron matar a sus hijos que verlos esclavos de los caucheros. Muchos hombres simplemente huyeron al monte y se dejaron morir en sus hamacas, cansados de luchar por la vida.

En la guerra con el Perú en el año de 1941, al fijar los límites de las dos naciones, han dividido a las nacionalidades indígenas del oriente ecuatoriano, en este acontecimiento la mayor parte de la población de la Nacionalidad Zápara está en territorio peruano sin embargo por sus lazos de unión familiar no se han separado y siempre tienen una estrecha comunicación

Antiguamente, el territorio záparo cubría casi toda la superficie de la actual provincia de Pastaza; por consiguiente, los záparos eran vecinos de los huaorani al norte y de los achuar al sur. Reeve (1988:56) plantea que los grupos oa, gaye, semigaye, záparo, andoas, abijira, iquito y coronado, que estaban ubicados tanto en el Ecuador como en el Perú, formaban parte de la familia lingüística záparo. En la actualidad los pocos sobrevivientes de este grupo en el Ecuador están asimilados a las comunidades quichuas, y han dejado de hablar su idioma en la vida cotidiana. Cabe señalar que parte de la cultura zápara se ha transmitido a la de los quichuas de Pastaza. Lamentablemente casi no existen estudios etnográficos de este grupo.

Procesos de Cambios

¿Qué sucedió con las tribus Zaparas que habitaban anteriormente? Una epidemia de viruela acabó con la mayor parte de la población. El resto sucumbió a manos de las tribus Huaorani que avanzaban hacia las cabeceras del Curaray o quedaron exterminados a causa de sucesivas guerras de venganzas.

Una de estas confrontaciones narra la muerte de los miembros de una tribu a manos de los Huaroani muy cerca de la actual Toñampari, en el alto Curaray. Otra

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refiere un ataque sorpresivo de los Murato y Maynia Shuar contra la tribu Zapara asentada en la actual Moretecocha. Otra de las guerras de exterminio fue la que enfrentó a la tribu de los Chirapa del Pastaza contra los pobladores Kichwa en el Bobonaza.

FUNCIONALIDAD SENTIDOOrganización social

Familia

Las chacras locales comprenden superficies que van desde los 20X20 metros hasta los 50X100 metros. La tarea de clarear el bosque para abrir una chacra corresponde a los hombres. El cultivo y mantenimiento de la huerta es, en cambio, ocupación exclusiva de la mujer. Los registros acerca de la biodiversídad de las huertas difiere en cierto sentido de las registradas para Villano y Curaray. En este caso el número de especies varía entre seis y ocho productos distintos sin que ninguna huerta haya sobrepasado el número de 22 registros.

.Cada familia posee su huasipungo. Según se dijo antes, éste consiste en una huerta especializada en la producción frutícola. Ocupa espacios indeterminados en torno a las casas de habitación del centro comunitario. Al listado de especies ya registradas cabe añadir los cítricos, limón, naranja y toronja, biológica y cu I tu ral mente adaptados al igual que el mango.

Organización social y parentesco

La poliginia, el cual el hombre tiene varias mujeres al mismo tiempo

Todos se organizan para la agricultura, manejan los recursos mediante el sistema de ,los cotos de caza familiar, purinas, como modalidad de acceso social al recurso de caza estacional.

Las purinas son reservas de caza y pesca de cada familia y eventualmente sirve para la recolección de algunos frutos o materias primas.

Organización Política

La Asociación de la Nacionalidad Zápara de la provincia de Pastaza del Ecuador ANAZPPA inició su vida organizativa en septiembre de 1998, consiguiendo su personalidad legal reconocida por el gobierno ecuatoriano el 9 de agosto de 1999. Es filial de la CONFENIAE y de la CONAIE

Tiene en su visión como pueblo la recuperación, conservación y desarrollo en los aspectos territoriales, sociales, educativos, culturales, económicos y políticos, que permitan definir como una Nacionalidad propia y autónoma, a la vez potenciar el desarrollo sostenible de las comunidades.

La Nacionalidad Zápara, desconocida por el Estado y la comunidad nacional e internacional por siglos, salta al escenario mundial en mayo del 2001, cuando es reconocida por la UNESCO como "Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad" por sus tradiciones orales y otras manifestaciones culturales.

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Organización económica

Agricultura

La economía local está basada en un eficaz y altamente diversificado sistema hortícola que se combina con el uso de los recursos boscosos. Aunque buena parte de éstos se dedican a satisfacer las necesidades locales, es apreciable la cantidad que es exportada. Entre estos productos se destaca el Chilli palmácea de la que se extrae la fibra útil para la fabricación de escobas y cepillos, la canela o ishpingo.

Este intercambio comercial esta restringido básicamente a conseguir bienes manufacturados que permiten complementar adecuadamente la producción de consumo local y abastecer otras necesidades como confecciones, herramientas y otros instrumentos modernos.

La agricultura, practicada con mayor o menor eficacia en las diversas comunidades, aporta con una considerable masa de productos alimenticios para el sostenimiento de la población.

El sistema de uso intensivo de los suelos ricos en orgánicos bajo un sistema de rotaciones que combinan los descansos y el mantenimiento de huertos frutales y otros cultivos en sitios de habitación temporal muestra una extraordinaria eficacia técnica que ha permitido a estas poblaciones el mantenimiento de un satisfactorio nivel nutricional por varias generaciones.

El descanso de los suelos utilizados para cultivo se lo conoce como el sistema de Purun. Las chacras son abandonadas por determinado tiempo para luego volver a cultivarlas. En este lapso crecen especies como el barbasco, plátano y palmáceas de uso doméstico.

Una familia cuenta así con varias alternativas de abastecimiento de productos frescos. Por una parte, mantiene una chacra en las cercanías del asentamiento comunitario tipo aldea y una huerta con especies frutales en la cercanía de la casa o huasipungo. Por otra parte, cuenta con una o más chacras en las purinas o sitios que tradicionalmente son utilizados como cotos de caza.

En las chacras es perceptible una alta bíodíversidad. Incluyen de 25 a 30 especies distintas que, sumadas a las cultivadas en los huasipungos resulta en una apreciable diversidad botánica con un registro de hasta 50 especies. Entre éstas cabe mencionar el plátano, palanda; el guineo, wlña; la yuca, lumu; caña de azúcar, güiro; la papaya; el maíz, sara; zapallo, tsapalla (Gurania sp.}; la calabaza, Isba (Cyatea sp.) la papa china, papa (Dioscorea sp.).

Continúa el registro con el camote, cumal; el fréjol, purutu; ají, Uchú; naranjilla, Cocona (Solanum quitoensé); pelma, papa china; achogcha; tomate; mandi; maní (Arrachis hipogeo), barbasco, mazu; tabaco, tahuacu; pina, chigüilla (Annanasa sativa), yerba Luisa; ajo de monte (Manzoa sf.), ortiga, chini (Urera baccífera), canela, Ishpingu (Cinnamon sp.), shilquillo (Protium timbratium], camacho (Xantosoma sagitifolium).

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Las especies cultivadas en los huertos frutales son las siguientes: chonta, chunda; morete; toquilla, lizán; chambira, hungurahui; chilli (Scheelea brachyclada], wituc; achiote, manduru; caimito, abiyo; aguacate, palta (Persea americana), cacao, kila (Theobroma bicolor}.

Es apreciable también la adopción de cultivos comerciales como el café y el cacao. Este se ha adaptado óptimamente en la cuenca del Villano - Curaray donde se ha obtenido excelentes resultados, aunque la carencia de medios de transporte ha impedido que se propague.

Ganadería

La reciente introducción de ganado ha desplazado las áreas de cultivo, antes localizadas en tierras aluviales, hacia los declives colmados que rodean a estos valles.

Mejores resultados se ha obtenido en el proceso de adaptación de especies avícolas, pollos y patos, y en menor escala, ganado porcino. La crianza de estos animales no ha modificado en esencia el perfil de las prácticas hortícolas y tiende a convertirse en un recurso proteínico animal cuyo abastecimiento, en base a la caza, ha disminuido de manera notoria en las formaciones boscosas por diversos factores.

Cacería

La cacería se mantiene como una actividad de importancia cultural para los hombres de las comunidades. Entre las especies de mamíferos cazados se menciona a la guangana, lumucuchi (Ágouti paca}, taruga (Podocnemis expansa}, lumucha y la danta. Aunque la pesca se ha agotado, en los entornos habitados de las comunidades abunda, en cambio, en los ríos sobre cuyas riberas se han creado los espacios de las purinas. Entre las especies de peces capturados se menciona el chuti, chinlus, choi, yaya, sara challua, shigli, shiya, pangla, cungucshi, boloquiqui, paucu y pezgato.

Sistemas de intercambio

La ganadería se restringe a la crianza de ganado criollo. El sistema dominante es el de amarre. El ganado es vendido a los comerciantes de El Puyo quienes trafican por la pica que une a los asentamientos del Villano con la población de El Triunfo.

Los precios, a 1996, varían de 2.000 a 2,500 sucres por libra. Las dimensiones de la actividad son apreciables. Únicamente 14 familias carecen de espacios dedicados a pasturas y 21 no tienen ganado. Más importante es el crecimiento de la crianza de especies menores. Se registraron 43 puercos, 105 pollos y 70 perros.

Los intercambios comerciales son relativamente intensos: la venta de ganado, fibras, cacao, café, achiote, huevos, canoas y hamacas sostiene un importante rubro comercial monetario que permite el abastecimiento de pertrechos de caza, pesca, herramientas, medicinas, baterías, linternas, ropa y calzado.

Sistemas de representación

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Religión

La iglesia ocupa un lugar destacado así como la casa comunal, la tenencia política y el dispensario médico. El cementerio ocupa los espacios posteriores de la iglesia.

En el año de 1665 llegan los misioneros a evangelizarles

Sistema Mítico

La religión aparece relacionada con la creencia de una deidad creadora de los hombres, conocida con el nombre de Mungia o Puesto. Lo singular de esta creencia es que dicha deidad coexiste con la entidad demoníaca a la que se atribuye el origen de las guerras de venganza entre los hombres

El saber y la magia son característicos del sacerdote shamán que en la tradición Zápara aparece como un oráculo que tiene acceso al Mungia y al conjunto de espíritus malignos que pueblan este mundo en la misma dimensión que los hombres.

Las samaro ingieren la bebida enteógena llamada ayahuasca que los conduce a prolongados trances alucinatorios durante los cuales establece contacto con el mundo de los espíritus.

Los samaros eran poderosos y se los consideraba como factores de prestigio entre las poblaciones vecinas de los Záparos.

Las celebraciones rituales fueron practicadas por las tribus Záparas a la mera de las celebraciones Tukano: esto es, atavíos ceremoniales altamente sofisticados, bailes colectivos de contenido simbólico y ejercicios musicales consistentes en vientos y percusión, acompañados por cantos ceremoniales.

Ritualidad

En la mayoría de las tribus se cree que para ejercer sus poderes el chamán se convierte en animal, preferentemente en un felino. Algunos "pueden experimentar pesadillas en las que son devorados entre las garras de un jaguar, o en las que serpientes gigantescas se aproximan para enroscarse en sus cuerpos."

Fiestas y Celebraciones

Las reuniones tienen un carácter estacional y están dedicadas a la conmemoración de los espíritus ancestrales de la tribu.

Las festividades locales tienen lugar en este centro. Estas se organizan para el mes de febrero, coincidences con la época de caza y de pesca abundantes.

Manifestaciones

Idioma

Záparo, familia lingüística Záparo.

Problemática socio lingüística

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La lengua dominante hablada en su totalidad del pueblo zápara es el kichwa. En total no existen más de 5 personas (ancianos) que hablan o comprenden el zápara, estos últimos deberán desaparecer en el decenio siguiente. Esta no es hablada sino cuando los viejos záparas se reencuentran, ahora se está implementando un proyecto de revitalización de la lengua zápara, especialmente donde los mayores están enseñando a los niños y jóvenes. Hoy 15 niños ya hablan y cantan en lengua zapara.

Artes

Artesanía

Su artesanía se caracteriza por el uso casi exclusivo de materias primas de la selva. Entre los muchos utensilios se puede mencionar espadas y cuchillos de chonta; navajas de guadúa; incisivos de guanta para trabajar la chonta; dientes, cuernos de venado y espinas para perforar; dientes de sahíno tallados en formas de anzuelo para pescar; conchas afiladas para cortar el pelo etc. Otras artesanías son los canastos ashanga; canastos impermeables; redes de chambira, ralladores; el bolso shigra; decoraciones faciales hechas con la pepa de huituc

Música

La musica se basa en conjuntos de viento. Intervienen flautas de hueso de diversos animales y, sobre todo, un pito que emite un sonido similar a un aullido de un mono.

Acompaña a las flautas y al pito el sonido cadencioso de las fajas de semilla.

Danza

Los danzantes utilizan todos coronas de corteza adornadas con varios plumajes.

Sistema de Salud

Los záparos recolectan ciertas especies con valor medicinal o de mercado como sangre de drago, aceite de palma, canela, ishpingo.

Un dispensario médico funciona en Curaray Centro equipado con sistema de paneles solares para generación de electricidad.

Arquitectura

La tradición Zapara se evidencia en la forma en V invertida de la cubierta. En estos espacios se distingue tres usos distintos: en primer término los espacios sociales, en segundo lugar, los dormitorios y finalmente los que son utilizados como talleres o bodegas para herramientas y otros objetos. Las cocinas se construyen en espacios separados.

Las dimensiones varían de acuerdo a ciertas pautas de prestigio. Las más reducidas miden 5m x 4m., 5rn x 8m, 8m x 6m, 7m x 6m, lOm x 5m, 12m x 5m; y las más espaciosas 12m x 6m y 15m x 7m. El prestigio consiste en disponer en estas amplias casas de grandes espacios sociales en los que tiene lugar la ceremonia de libación de la cerveza de yuca.

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Las construcciones son mayoritariamente de corte tradicional. El uso de planchas corrugadas de zinc no se usa en estos asentamientos aunque las construcciones de aulas y casas comunales ostentan estos signos de modernidad.

Vestimenta

La presencia cotidiana de los hombres vestidos con la cushma o blusa de llanchama evoca estos ciclos ceremoniales. Esta es la corteza de un árbol del que el textil toma el nombre. La corteza era recortada al tamaño conveniente y cuidadosamente se procede a sacarla de la planta para suavizarla con golpes de un instrumento de madera y agua para su uso como textil. Una vez confeccionada es coloreada y adornada con diseños en rojo, negro y azul.

Algunos hombres tienen por costumbre llevar en las orejas aros de fibra natural dura llamados toachi. Completamente la ornamentación una variedad de collares de semillas o dientes de animales que eran utilizados en diferentes ocasiones, de acuerdo a la naturaleza de la celebración

El apasso y la namuënaca eran collares que, al estar confeccionados con ramas de vainilla y otras semillas olorosas, eran apreciados para las ocasiones festivas. Otras, tzamoricia, neanucia, tejidos con conchas fluviales servían para idéntico propósito. Unas y otras producían sonoridades según la cadencia del baile.

También hay collares hechos con dientes de tigre, llamados imatini-aiciara; son usados como trofeo de caza. La misma funcion tenian los formados con dientes de los grandes roedores y, sobre todo,de la capibara.

Las mujeres usan manillas hechas con dientes de simio a las que llaman cuateco-iciari, de garras de tigre o imatini-aguasci, o alas de los grandes escarabajos (Buprestis gigantea)

El tipo de lanza es una vara de chonta que en uno de sus extremos lleva una punta de guadúa lograda por un corte diagonasl del cilindro de caña.

Alimentación

Las záparos no defieren del uso amazónico en cuanto al uso de la yuca en la fabricación de la chicha o cerveza, bebida utilizada en las tradiciones

Actividades Lúdicas

Tienen el torneo de lanzas que consiste en arrogar sus lanzas lo más lejos posible

Problemática Actual

Problemática social

La emigración es un fenómeno presente. Afecta principalmente a la población joven que sale con propósitos de acceder a la educación secundaria o universitaria o técnica tanto como para encontrar empleo a fin de acumular ciertos bienes y optar por el matrimonio dentro o fuera del grupo local.

Aunque han habido cambios drásticos en términos nutricionales debido a la reciente incorporación de la ganadería, otros factores han contribuido a generar

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graves epidemias que afectan particularmente a la población infantil. Estas se han registrado en los dos últimos años y la más común es la gripe.

También se ha difundido la majaría y las infecciones de la piel, lumarisu, y las estomacales, shigshi, han contribuido a agravar este cuadro de morbilidad infantil.

El registro de las enfermedades en los cinco últimos años se reduce a una niña picada por una serpiente venenosa, en 1990, y el aparecimiento reciente, en 1996, de una plaga de vampiros que atacaban a los niños.

Problemática económica

La carencia de medios para conseguir ingresos monetarios ha minimizado el potencial de una economía de intercambios comerciales. El aislamiento de la comunidad contribuye a crear condiciones para reproducir un ordenamiento productivo enclaustrado y carente de vínculos externos. Tan critica es la situación que, excepto en un caso, ninguno de los hombres había trabajado para alguna empresa petrolera así como tampoco habían desempeñado trabajos asalariados de ninguna naturaleza.

El valle del Villano ofrece especiales condiciones para el desarrollo de actividades agrícolas o pecuarias intensivas o extensivas. La influencia externa expresada en el incremento del comercio ha generado innovaciones en la agricultura loca] que muestra tendencias visibles hacia la adopción de producción comercial así como a la crianza de ganado vacuno.

Propuestas

La creación de un colegio parar que los jóvenes puedan acceder a la educación secundaria.

Creación de un sub-centro de salud para tratar de disminuir las enfermedades y epidemias.

Crear fuentes de ingresos para la comunidad. Incentivar a los jóvenes a aprender su idioma natal y que en la escuela les

den materias en el idioma Zápara.

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Etnias Venezolanas        

Tres familias lingüísticas dividen principalmente a los grupos étnicos: la arauaca (guajiro, paraujano, baniva, curripaco, yavitero, piapoco, guarequena, baré, aruaco); la caribe (cariña, pemón, maquiritare, panare, yabarana, yucpa, japreria, acahuayo, mapoyo, chaima) y la chibcha (barí, tunebo). La poco numerosa familia tupí-guaraní está representada a través de los indígenas yeral, oriundos del Brasil; y las demás etnias (yanomami, guarao, yaruro, guajibo, piaroa, puinabe, joti, sapé y arutaní) no tienen filiación precisa.

Aunque cada etnia tiene sus características específicas tienden a predominar las familias extensas con algunos casos de organización en clanes, la poligamia está casi generalizada, hay pluralidad de divinidades, son culturas de una gran coherencia interna por su persistencia en el tiempo; y la artesanía, la música, los bailes y la literatura son manifestaciones utilitarias y creativas a la vez. En lo económico, casi todas las etnias combinan la recolección, caza y pesca con la agricultura itinerante.

 

PRINCIPALES GRUPOS INDÍGENAS DE VENEZUELA  

ACAHUAYO: (Familia lingüística caribe) Conocidos también como akawaio o waika están ubicados en la frontera del estado Bolívar con la Guyana. Sus de características culturales son semejantes a la de los Pemones.

ARAHUAC DEL DELTA AMACURO: (Familia lingüística arauaca). Se trata de un grupo muy aculturado que vive en la frontera de Delta Amacuro con la Guyana. Arahuac (pronunciado Aravac) no significa nada en su propia lengua pero en norrés (vikingo) significa algo así como "guardias a titulo honorífico. Se dice que los Arahuac vigilaron y escoltaron a los vikingos por sus viajes a través de los ríos amazónicos del Matto Grosso.

ARAHUAC DEL RÍO NEGRO: Conocidos también como baniva, baré, guarequena, curripaco y piapoco, de la familia Arawak. SU economía está basada en la explotación de goma y fibra, y a cambio obtienen un salario escaso. Viven en la frontera del Territorio Amazonas con Colombia.

ARUTANI: Este grupo, también conocido como Anaké, está casi extinto y es de filiación desconocida. Están ubicados el Alto Paragua, estado Bolívar. Uno de los 10 primeros ríos de este estado lleva el nombre de la etnia.

BARI: (Familia lingüística chibcha) También conocidos como motilones bravos, es un grupo situado en la Sierra de Perijá, estado Zulia. Son considerados agricultores excepcionales y de cultura integrada. Tienen fama de violentos ya que

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antes de 1960 se les recuerda en fuertes enfrentamientos. Su población ha mostrado un incremento tanto en Venezuela como en Colombia.

CARIÑA: (Familia lingüística caribe) Viven en pequeños enclaves en el centro y sur del estado Anzoátegui y al norte del estado Bolívar. Se trata de grupos agrícolas provistos de una buena organización social. Su sistema de orientación está relacionado directamente con el Sol

GUAJIBO: Este grupo, autodenominado Jiwi, habitan en los Estados Amazonas, Apure y la zona circunvecina a Puerto Ayacucho. En Colombia habitan las llanuras entre el Meta y el Vichada. Son cazadores, pescadores y recolectores. Llamados también guahibo, chiricoa y cuiva. En Apure también se les conoce como CHIRICOAS Y CUIBAS. Mientras en el Estado Apure son una población perseguida, en el Amazonas cuentan con algunos dirigentes y tienen cierto acceso a la educación formal.

GUAJIRO: (Arawak). Es una de las etnias más numerosas de venezuela y es quizás la que ha alcanzado mayor participación social a pesar de su desorganización en los centros urbanizados. Una ministro del ambiente y 3 miembros en la Asamblea Nacional son algunos de los logros de esta etnia en cuanto a penetración en los poderes públicos. Están ubicados principalmente en el estado Zulia y en Colombia y su actividad económica tradicional es el pastoreo. Las mujeres son mayoría y sus decisiones son las que mueven a los distintos grupos. Los Guajiros se dividen en 12 castas y tienen sus propias leyes que datan de cientos de años.

GUARAO O WARAO: Son habitantes de los Estados Amazonas, Sucre y Monagas así como la Guayana Esequiba. Son principalmente pescadores cazadores de arco y flecha, recolectores de moriche, fundamentalmente para su subsistencia. Viven generalmente a orillas de los caños. Son muy explotados por los misioneros y los dueños de aserraderos y arrozales, carecen de liderazgo representativo y atraviesan por gravísimos problemas médico-asistenciales. Se distinguen por la abundancia y variedad de su literatura oral y su música.

GUAYQUERI: Pertenecen a los grupos indígenas no clasificados y según algunos especialistas son de origen warao, pero la mayoría se inclina por encontrarles un origen arawaco. Actualmente es un grupo muy aculturado que vive en "El Poblado", isla de Margarita, en el estado Nueva Esparta.

MAPOYO O YAHUANA: También conocidos como Wanai son de la familia Caribe y por su precaria situación la etnia está actualmente protegida por la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural que establece entre las disposiciones relativas a la defensa del patrimonio viviente del país, la atención a la cuestión de la lengua y el habla característica de los colectivos que habitan las distintas poblaciones de Venezuela. Se encuentran al norte del estado Amazonas. Para los Mapoyo y otros pueblos indígenas su territorio y todo lo que hay en ella

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como montañas, ríos, animales, e insectos tienen como dueño al Espíritu Creador y por lo tanto no se puede corromper, destruir y/o contaminar. 

MAQUIRITARE: Autodenominados YEKUANA esta etnia de la familia Caribe tiene un talento para la navegación que les permitió establecerse en un amplio territorio fluvial. Habitan las orillas y los márgenes de una serie de ríos tributarios del Orinoco que abarcan unos 30,000 kilómetros cuadrados del territorio actual de los Estados Bolívar y Amazonas. Don excelentes tejedores de cestas y su fuerte personalidad étnica les ha provisto de buenos dirigentes, muy capaces, aunque carentes de educación formal.

PANARE: Están ubicados en la zona noroeste del estado Bolívar (Caicara, La Urbana, Túriba). Se trata de un grupo de economía recolectora y en menor medida agrícola. Están en inminente peligro de ser desplazados por los criollos y sojuzgados por los misioneros.

PUINABE: Habitan cerca de San Fernando de Atabapo (Amazonas) y en Colombia. Culturalmente se asemejan a las poblaciones arauacas del Río Negro

PARAUJANO: (Arawak) Viven en el norte del estado Zulia en la laguna de Sinamaica.

PEMÓN: (Familia lingüística caribe) Están ubicados en el centro y sureste del estado Bolívar, principalmente por el río Paragua y la Gran Sabana. Se tendencia demográfica es ascendente y son un grupo bien organizado. Su economía gira alrededor de la agricultura y la minería (en esta última en calidad de asalariados). La influencia misionera católica es excesivamente fuerte. Los arecuna, taurepang y camaracoto son subgrupos de los pemones.

PIAROA: Se autodenominan Aruwá o dueños de la selva y están ubicados en el Estado Amazonas, en la selva tropical de la región Orinoco-Ventuari. La lengua Piaroa es independiente y son cazadores, recolectores y agricultores. La influencia de las misiones protestantes es perjudicial, agravada por la crisis demográfica y médico-sanitaria que sufre esta población.  

SAPE: Grupo casi extinto de filiación desconocida del Alto Paragua, estado Bolívar.

YANOMAMI: Es una de las etnias más estudiadas de la Amazonia venezolana y habitan entre la Sierra Parima y el Orinoco, particularmente las cuencas de los ríos Ocamo, Manaviche y Mavaca. Sus actividades económicas son la recolección, la caza y la pesca. Su pelo lacio y negro es cortado de forma redonda y su cuerpo va pintado. Algunos hombres utilizan prendas multicolores de plumas y se perforan las orejas y el tabique nasal. La cestería es realizada por las mujeres.

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YARURO: Se encuentran en el centro y el sur del estado Apure entre los ríos Arauca y Cinaruco. Su lengua es independiente y su agricultura, de tala y quema, es muy incipiente. Son pescadores hábiles y hacen cestería, cerámica, curiaras y hamacas. Los shamanes son tanto hombres como mujeres y se caracterizan por un alto grado de conciencia étnica y un fervor mágico-religioso intenso. No cuentan con dirigentes propiamente dichos.

YUCPA: (Familia lingüística caribe) Estos habitantes de la Sierra de Perijá, Estado Zulia, también se les conoce como motilones mansos. Se alimentan a base de frutas silvestres y practican la siembra del maíz y la yuca dulce. Trabajan la cesterpía y los textiles y son monógamos.

VOCABLOS DE ORÍGEN INDÍGENA

Auyama, aguacate,araguaney, atol, arepa, batata, cacao, cambur, caraota, casabe, cachapa, coroto, cocuyo, guacamaya, guarapo, chicha, chinchorro, chocolate, hallaca, jojoto, maraca, mecate, yuca.  

TEATRO PEMÓN

Naku viene con el infinito poder de Pemón Nekamá

Después de su exitosa participación en el Festival Internacional de Marionetas de Tolosa, España, la agrupación más importante en su género de Venezuela, trae de vuelta al público caraqueño una de sus más aplaudidas obras para niños.

Pemón Nekamá, la pieza que con su delicadeza, magia y poesía propias del mundo indígena cautivó a la chiquillería de la ciudad en su estreno el año pasado, comienzó una nueva temporada este sábado 16 de febrero, a las 3:00 p.m., en el Teatro Trasnocho de Las Mercedes.

De mano del grupo de teatro Naku, dirigido por Sonia González, Pemón Nekamá, o lo que es lo mismo, Cuentos Pemones, acaba de regresar de un periplo por cinco ciudades del País Vasco, donde se presentó, junto con el montaje para adultos A todo pecho, en el Festival Internacional de Marionetas de Tolosa, España, evento en el que recogió excelentes críticas tras once presentaciones.

Para la concepción de esta puesta en escena se adaptaron los textos de la tradición oral indígena recopilados por Fray Cesáreo de Armellada, compilados en la colección Narraciones Indígenas, de Ediciones Ekaré. Estos son: El cocuyo y la mora, El tigre y el cangrejo, El tigre y el rayo y El rabipelado burlado.

El primero relata los encuentros y desencuentros de una mora enamorada de un cocuyo. En el segundo un cangrejo juega a tirar sus ojos al mar y un tigre curioso intenta lo mismo. El tigre perderá sus ojos y un zamuro lo ayudará a recuperarlos. La siguiente historia presenta nuevamente a un tigre que se enfrenta al rayo para

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demostrar su poder y termina huyendo con el rabo entre las piernas. Por último, un simpático rabipelado muy hambriento busca comerse una garza, un tucán y una gallina, sin obtener otro resultado que el de quedar siempre burlado.

Los animales son manipulados por un elenco de cuatro actores, en una escenografía donde chinchorros y grandes árboles crean un ambiente rico en detalles de los pueblos primitivos que habitan el sur de nuestra patria.

"El proceso de montaje fue largo. Conocimos a Mario Hernández en la Escuela Armando Reverón y nos impresionó su trabajo. Sus esculturas eran animales un poco fantásticos, inspirados en las culturas indias de América Latina. Le hablamos de la obra y comenzó el trabajo. Realizar los títeres se llevó más de un año y luego vino la experiencia de aprender a manipularlos. Ibamos al Parque del Este a ver cómo se movían los animales, los grabábamos y veíamos películas de cada detalle para aprender de sus movimientos. Fue una experiencia muy interesante para todos", cuenta Sonia.

Jacky Schreiber, comenta: "Tratamos de crear un ambiente sonoro que trajera la selva al espectador. La música también pretende ese acercamiento. Me imaginé que era como una banda del futuro, pero compuesta por indígenas con toda la influencia de miles de años viviendo y conociendo ese lugar. Ese fue mi concepto".

El guión y la dirección son de Sonia González. Actúan Mariam Delgado, Yelitza González, Juan Luis Serra y Dulce Uzcátegui. La música original es de Jacky Schreiber. El diseño y realización de los títeres y esculturas escenográficas estuvo a cargo de Mario Hernández. Lina Olmos se encargó del diseño del vestuario y Zully Navas de su realización.

La convocatoria es a partir del sábado 16 de febrero, en el Teatro Trasnocho (C.C. Paseo Las Mercedes. Nivel Trasnocho. Las Mercedes). Las funciones son los sábados y domingos a las 3:00 p.m. El costo de la entrada es de 4.000 bolívares para los niños y de 5.000 bolívares para los adultos