AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

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Auto de la confusión de San José

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R

ANTONIO RODRÍGUEZ – MOÑINO (†)

EDWARD M. WILSON

AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

SUPRIMIDO EN 1588 POR LA INQUISICIÓN

Tirada aparte de

ÁBACO

4 1973

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ANTONIO RODRÍGUEZ-MOÑINO (†) y EDWUARD M. WILSON, “El

Auto de la confusión de San José, suprimido en 1588 por la Inquisición”.

ADVERTENCIA

VARIAS veces me habló de esta obra don Antonio Rodríguez-Moñino.

El tema surgió por primera vez cuando citó los primeros versos de ella

como anticipación en pleno siglo XVI de la retórica calderoniana. Años

atrás había descubierto él este precioso texto entre los papeles de la

Inquisición en el Archivo Histórico Nacional, y entonces lo hizo copiar. Yo

le animé para que lo publicara, pero él, durante los últimos años de su

vida, andaba tan ocupado con otros trabajos relacionados con la

transmisión poética de los siglos de oro que no pudo hacerlo. En la

primavera de 1969 don Antonio me entregó la copia a máquina de este

auto y me propuso editarlo en colaboración. Otras ocupaciones me

hicieron imposible empezar esta tarea hasta después de la muerte de mi

grande amigo. Lástima que no tuviera los consejos y su crítica en la

preparación del texto y en la redacción del prólogo. De manera que a don

Antonio le pertenece el descubrimiento de la pieza y la primera copia del

manuscrito. Yo la cotejé con el original en el Archivo Histórico Nacional y

la he puntuado y acentuado según las normas modernas. A doña María

Brey Mariño doy las gracias por los valiosos consejos que me ha dado en

la redacción del prólogo y en otros problemas que han surgido en el texto

de esta obra de Juan de Quirós, Jurado de Toledo.

E. M. W.

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PRÓLOGO

EL AUTOR

La historia del teatro español del siglo XVI es la de una serie de

manifestaciones regionales cuya unidad es muchas veces difícilmente

perceptible. Si los viajes de la compañía de Lope de Rueda se prolongan

desde Sevilla hasta los puertos del Cantábrico, la actividad española de un

Juan del Encina se concentra en Alba de Tormes, la de un Diego Sánchez,

en Badajoz; y hacia fines del siglo nos encontramos con Lupercio Leonardo

de Argensola en Zaragoza, con Juan de la Cueva en Sevilla y con el

capitán Virués en Valencia. La importancia de Toledo como centro del arte

dramático no está subrayada en las historias de la literatura, aunque las

investigaciones de Donovan y de San Román (1) demuestran que el teatro

litúrgico y las representaciones del Corpus allí tuvieron un gran arraigo

medieval e igual florecimiento en la segunda mitad del siglo. La pieza que

nos interesa aquí era destinada a una representación del Corpus en Madrid,

y el que la escribió era toledano.

San Román trata en detalle del lujo del Corpus toledano a fines del

siglo XVI:

_______________

(1) R. B. Donovan, The Liturgical Drama in Medieval Spain, Toronto, 1958; Francisco B. de San

Román, Lope de Vega, los cómicos toledanos y el poeta sastre, Madrid, 1935.

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El día del Corpus Christi se celebraban cinco autos con sus

entremeses y una farsa sacramental; dos autos por la mañana y tres por la

tarde, cada auto en su carro. La cantidad que cobraba la compañía por su

trabajo era de 5.000 reales, aunque hubo años que se aumentó esta

cantidad. También otros años, en vez de cinco autos, fueron cuatro los

representados, y entonces el precio se rebajó a 4.300 reales o a 200

ducados. (2)

Y de las representaciones de la octava también nos da informes

interesantes:

De modo análogo se verifican las representaciones de los autos de la

octava del Corpus, pero en este día sólo se representan dos autos con tres

entremeses, y por ellos se pagaba a la compañía 2.000 reales, y alguna vez

200 ducados. Era frecuente que la compañía que actuaba en Toledo el día

de la Octava hubiese tenido a su cargo en Madrid los autos del Corpus, y en

este caso se acostumbraba a repetir en Toledo los autos representados antes

en Madrid. Tanto el día del Corpus como el de la Octava, las compañías

obsequiaban a los mayordomos del Cabildo con la representación de una o

dos comedias, en el lugar y a la hora que éstos indicasen. (3)

Hubo, pues un vínculo fuerte entre los teatros religiosos madrileño y

toledano. No es nada sorprendente que un dramaturgo toledano escriba para

representarse en Madrid un auto para la fiesta del Corpus.

Este escritor fue Juan de Quirós y Toledo, Jurado de Toledo, autor

conocido, aunque poco estudiado, cuya comedia, La famosa toledana, se

conserva manuscrita en la Biblioteca Nacional de Madrid y lleva la fecha

de 1591. (4) Parece que la revisó don Francisco de Rojas Zorrilla, quien

_______________

(2) Op. cit., p. liii.

(3) Op. cit., p. liv.

(4) 1374. Famosa toledana (La). / Comedia del jurado Juan de Quirós, vecino de Toledo. / Empieza.-

Tiros a mí, Garzarán. / Acaba. la famosa toledana. / Inédita, según la Barrera, y único manuscrito éste de

Osuna. / Con fecha de 1591. Portada con dibujos a pluma, y al pie, en una cartela, busto de mujer que

representa tal vez a la protagonista. Muchas enmiendas de mano de D. Francisco de Rojas, de quien son

también los cuatro últimos versos de la Comedia. Pasta.- Res. 103. / Otro MS de 62 hojas, 4.º, letra del si-

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también añadió a ella los cuatro últimos versos. La Barrera nos explica que

el cargo de jurado que tenía Quirós era el de regidor comisionado de los

abastos de la ciudad. (5) También tenemos de Juan de Quirós y Toledo un

soneto en honor de Las seyscientas apotegmas de Juan Rufo, entre los

preliminares de aquel libro, publicado en Toledo por Pedro Rodríguez,

Impresor de Rey nuestro señor, en 1596. (6)

Hay unas citas laudatorias al Jurado en El viaje entretenido de

Agustín de Rojas Villandrando:

El jurado de Toledo,

digno de memoria eterna,

con callar está alauado;

porque yo no sé aunque quiera…

Rojas. Soy tan malo en esso de diuino, que no sé si vale algo vn disparate que he hecho;

escuchalda, y si os pareciere bien se dirá, y si no el Jurado es vuestro amigo, y nos

podrá remediar de todo. (7)

También Bartolomé Jiménez Patón en su Mercurius trimegistus de

1621 elogió algunos versos de la comedia mencionada. (8)

No sabemos las fechas del nacimiento ni de la muerte de Quirós.

Rojas Villandrando habla de él como si todavía viviese en 1602, y dos

documentos encontrados por San Román testifican su presencia en Toledo

en 1598 y en 1599:

____________________

glo XVIII, holandesa (Durán) – 14934. A. Paz y Meliá, Catálogo de las piezas de teatro que se conservan

en el Departamento de Manuscritos de la Biblioteca Nacional, Madrid, 1935, p. 206.

(5) Quirós (Juan de). (El Jurado.) Natural de Toledo; jurado (regidor comisionado de abastos) de la

misma ciudad… Su Comedia Toledana, o sea La famosa toledana, que fue por él compuesta en el año de

1591, debió lograr grande aplauso representada; pero no se sabe de su publicación por medio de la

imprenta. Cayetano Alberto de la Barrera y Leirado, Catálogo bibliográfico y biográfico del teatro

antiguo español, Madrid, 1860, p. 315.

(6) Juan Rufo, Las seiscientas apotegmas, Madrid, 1923 [pág. 13]. Debo esta referencia a don Luis

Alberto Blecua, quien acaba de publicar una nueva edición de las Apotegmas de Rufo. También C. Pérez

Pastor, La Imprenta en Toledo, Madrid, 1887, núm. 421, pág. 168. Rafael Ramírez de Arellano, Juan

Rufo, Jurado de Córdoba, estudio biográfico y crítico, Madrid, 1912, pp. 63 y 72.

(7) Marcelino Menéndez y Pelayo, Orígenes de la novela, NBAE, XXI, 496b y 515a.

(8) La Barrera, loc. cit. Mi amigo Juan Manuel Rozas los citará en su edición de esta obra de Jiménez

Patón.

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Doc. 52.- 12 de Junio de 1598.- “Gaspar de Porres, autor de comedias, vecino de esta

muy noble ciudad de Toledo” da poder “al jurado Juan de Quirós y a Esteban Martín de

los Reyes, capellán del coro de la santa iglesia desta ciudad de Toledo”… “para que

puedan pedir y demandar recibir haber e cobrar todas e qualesquier bienes y otras cosas

que me fueren debidos”… (9)

Doc. 60.- 23 de Abril de 1599.- “En la ciudad de Toledo veinte y tres días del mes de

abril de mill e quinientos e noventa e nueve años, ante mí el presente scribano público e

testigos yuso escriptos, paresció Francisco de Ortega, vecino desta ciudad, que tiene

arrendado del ayuntamiento desta ciudad el Mesón que llaman de la Fruta, donde se

representan las comedias, e dixo que a él le conviene tomar por testimonio como hoy

viernes veinte y tres del dicho mes, se representa en el dicho Mesón y que yo el dicho

escribano se lo dé por testimonio como lo he visto representar: e yo el dicho escribano

doy fee que hoy dicho día he visto representar a la compañía de Alcaraz, en el dicho

mesón públicamente, la comedia El alcayde de Madrid, y de su pedimiento di este

testimonio, siendo testigos Bernardino Martínez y Pedro de Canpos y Juan Quirós,

vecinos de Toledo y lo firmo el dicho Francisco de Ortega. Francisco de Ortega”. (10)

Demuestran estos documentos y citas que el Jurado de Toledo seguía

interesándose por la vida teatral toledana durante los diez años

transcurridos después de la composición de La famosa toledana. Es posible

que continuase también como dramaturgo, y la segunda cita de El viaje

entretenido apoya esta conclusión; aunque no conocemos otras obras

dramáticas suyas que la comedia de 1591 y el Auto de la confusión de San

Josef de 1588, descubierto, entre los papeles de la Inquisición en el

Archivo Histórico Nacional hace ya bastantes años, por don Antonio

Rodríguez-Moñino.

LAS DUDAS DE SAN JOSÉ

El tema se deriva del primer capítulo del Evangelio de San Mateos,

versículos 18-25:

Christi autem generatio sic erat: Cum esset desponsata mater ejus Maria Joseph,

antequam convenirent, inventa est in utero habens de Spiritu sancto.

Joseph autem, vir ejus, cum esset justus, et nollet eam traducere, voluit occulte dimittere

eam.

Haec autem eo cogitante, ecce angelus Domini apparuit in somnis ei, dicens: Joseph, fili

____________________

( 9) San Román, op. cit., p. 35.

(10) Op. cit., p. 39.

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David, noli timere accipere Mariam conjugem tuam; quod enim in ea natum est, de

Spiritu Sancto est.

Pariet autem filium, et vocabis nomen ejus JESUM; ipse enim salvum faciet populum

suum a peccatis eorum.

Hoc autem totum factum est, ut adimpleretur quod dictum est a Domino per prophetam

dicentem:

Ecce virgo in utero habebit, et pariet filium; et vocabunt nomen ejus Emmanuel, quod

est interpretatum: Nobiscum Deus.

Exsurgens autem Joseph a somno, fecit sicut praecepit ei angelus Domini, et accepit

conjugem suam.

Et non cognoscebat eam donec peperit filium suum primogenitum; et vovavit nomen

ejus JESUM.

Este trozo del Evangelio era accesible en gran parte a los que no

sabían latín, por lo menos durante la primera mitad del siglo XVI, en la

traducción por fray Ambrosio Montesino de la Vira Christi Cartuxano de

Ludolfo de Saxonia,

La generación de Jesu Christo tal era. Como fuesse desposada la madre de Jesús María

con Joseph: antes que antrambos morassen en vno: fue hallada que estaua preñada de

operación del Spíritu Sancto. E Joseph varón de la Virgen como fuesse justo: ɀ no la

quisiesse lleuar a su casa quería la dexar secretamente. Pues estando Joseph con

pensamiento de dexar a su esposa: ɀ auida ya desto determinación: embióle el Señor su

ángel. E díxole. Joseph hijo de Dauid: no quieras temer ni dexar de tomar ala Virgen

María tu esposa, porque lo que en ella es nacido verdaderamente de Espíritu Sancto

es… Parirá vn hijo ɀ llamarás su nombre Jesús. Porque el hará saluo a su pueblo de

todos sus pecados.

…………………………………………………………………………………………….

Pues certificada Joseph dela marauillosa concepción ɀ virginidad de su esposa:

leuantóse del sueño de su dubda por mandamiento del ángel: ɀ tomóla en verdadera

compañera: ɀ biuió a manera de casado acompañado della. E Joseph no la conosció

hasta que parió a su hijo primogénito… (11)

Ludolfo pasa por alto en esta versión de la profecía de Isaías citada

por el ángel; unos folios antes –tratado de la Anunciación– tradujo parte de

ella:

Catad que la Virgen concebirá y parirá vn hijo… (12) ____________________

(11) La paráfraxis del Cartuxano está sacada del largo comentario de este episodio que contiene el

capítulo VIII del primer tomo. Cito según la edición de Sevilla, 1530, de Juan Cromberger, fols. xlvi-

xlviir. He resuelto las abreviaturas del original.

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Los versículos de San Mateos nos dan una historia sencilla de la resolución

de un conflicto en la mente de un marido casado con una mujer más joven

que él, asaltado de dudas con respecto a la virtud de ella. Por un lado la

evidencia de la preñez; por otro, su deseo de ser “justo” en sus relaciones

con ella y de no dejarse llevar por los celos del honor que iban en contra de

toda la vida anterior de ella. El tema de sus “celos” era frecuente en el

teatro religioso medieval de Inglaterra y Francia. En Inglaterra lo

encontramos en los ciclos de York (núm. xiii), de Townley (n. x), de

Chester (núm. vi) y de Coventry (núm. xii). (13) Supongo que no escasean

representaciones visuales de las dudas de San José en el arte medieval

tardío. En el retablo de la Catedral Vieja de Salamanca encontramos la

escena conmovedora en la que la Virgen preñada, rodeada de varias

mujeres, está leyendo un libro, mientras que San José, fuera de la casa,

dormido y con preocupaciones, espera el mensaje del ángel que, con brazos

cruzados, desciende desde arriba para desengañarle. (14) También existen

escena parecidas en teatro primitivo catalán. Hay dos redacciones distintas

de las mismas coplas, una de un monólogo pronunciado por el apenado

santo, la otra de una escena dialogada entre él y “lo mosso” (el joven San

Juan Bautista); aquél fue copiado en 1507/8, ésta en 1598/9, pero el

monólogo es la fuente del diálogo. (15)

No es sorprendente encontrar una situación parecida en la primera

escena de la famosa Representación de Gómez Manrique (¿1412?-¿1490?).

De Gómez Manrrique. La representaçión del naçimiento de Nuestro Señor, a instancia

de doña María Manrrique, vicaria en el monesterio de Calabaçanas , hermana suya.

Lo que dize Josepe, sospechando de Nuestra Señora

O viejo desventurado!

negra dicha fue la mía

en casarme con María

_______________

(12) Isaías, VII, 14. Vita Christi. I, xxxvii r.

(13) E. K. Chambers, The Mediaeval Stage, Oxford, 1903, II, 322.

(14) Debo la noticia de esta pintura y una fotografía de ella al docto Archivero de la Catedral de

Salamanca, don Florencio Marcos Rodríguez, a quien doy mis sentidas gracias.

(15) Don Francisco Rico me habló del trabajo de don Juan José Romeu Figueras, “La canción popular

navideña, fuente de un misterio dramático en técnica medieval”, Anuario Musical, XIX (1958), 167-184,

en el la relación entre los dos textos queda establecida. A él y a don José Romeu Figueras tengo que

agradecer el envío de tan interesante separata.

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por quien fuesse desonrrado.

Ya la veo bien preñada,

no sé de quién, nin de quanto;

dizen que de Espíritu Santo,

mas yo desto non sé nada.

La oración que faze la Gloriosa

Mi solo Dios verdadero,

cuyo ser es inmouible,

a quien es todo posible,

fáçil e bien fazedero!

Tú que sabes la pureza

dela mi virginidad,

alumbra la çeguedad

de Josep, e su sinpleza.

El Ángel a Josepe

O viejo de muchos días

enel seso de muy pocos,

el prinçipal de los locos,

tú no sabes que Ysayas

dixo: Virgen parirá:

lo qual escriuió por esta

doncella gentil, onesta

cuyo par nunca será.

Estos veinticuatro versos forman una especie de prólogo a la

Representación. En ellos, un lenguaje coloquial y realista por parte de San

José, y las palabras del Ángel son casi insultantes para aquel buen viejo.

Recordemos como el culto de San José no estaba muy arraigado en el siglo

XV (La fiesta del 19 de marzo no se introdujo en el calendario romano

hasta 1479), aunque después llegó a tener muchísima resonancia en todos

los países católicos. En 1588 (fecha del auto de Quirós) hubiera sido

imposible llamarle “el principal de los locos” y darle un papel casi cómico.

Los versos candorosos e ingenuos de Gómez Manrique hubieran

horrorizado a los censores eclesiásticos de la obra de Quirós.

Mucho más complejas y más sutiles, sin embargo, eran las ideas

sobre este incidente resumidas en la Vita Christi Cartuxano, libro que tuvo

una gran divulgación en la Península durante el siglo XVI. Hubo una

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versión catalana de Joan Roig de Corella impresa en Valencia (¿1500-

1513?), pero más fama y mayor difusión tuvo la castellana de Fray

Ambrosio Montesino, cuyo primer tomo fue impreso en Alcalá de Henares

en 1502 y en Sevilla en 1530, en 1537 y en 1551. Utilizamos este trabajo

para poner en claro la supuesta falta de ortodoxia católica del Auto de

Quirós. En este libro aparecen ideas alumbradas por otros teólogos de la

Edad Media, quienes vieron en la confusión de San José antes de la

revelación angélica la humildad de un hombre que se sentía indigno de ser

el marido de la Santa Virgen.

No es posible buscar todas las referencias a este asunto que se

encuentran en la literatura religiosa del siglo XVI. Pero citaré alguna vez el

sermón de San José del Beato Juan de Ávila (quien murió en 1569) aunque

no se imprimió hasta 1596, la Flos sanctorum del P. Pedro de Rivadeneyra

(primera edición, 1599) y otro sermón de Fray Diego de la Vega, impreso

en 1602. Así podremos apreciar el valor de los argumentos de los censores

del auto y juzgar la justicia de su supresión. Después intentaremos

examinar los méritos de la pieza y referirnos a otras obras literarias

dedicadas al mismo tema.

El texto de Ludolfo nos da dos versiones de las causas de la

inquietud del Santo. La interpretación popular parece implícita en estas

palabras:

Pues [San José] considerando dentro de sí estar su esposa preñada: ɀ no sabiendo la

claridad de tan gran mysterio, cierto padescía dolorosa turbación… No la quería passar

a su casa por no la diuulgar ɀ infamar: porque no fuesse apedreada como adúltera. (16)

Pero después nos da la otra explicación:

O puédese mejor entender desta manera. Que no la quiso leuar a su casa, para que

decontino morassen en vno: ca por la virtud del mysterio que él no sabía, se tenía por

indigno desu compañía tan santa ɀ tan excelente: ɀ por esto dize, que la quiso dexar en

secreto (esto es) a sus padres delos quales la auía recibido: ca Joseph bien auía leydo la

escriptura, que dize. Nascerá vna rama de la rayz de Jessé [Isaías, XI, 1], de donde sabía

ser procediente el linaje de su esposa: ɀ tambien auía leydo la prophecía que dize. Catad

que la virgen concebirá [Isaías, VII, 14]: y creya que esta prophecía se cumplió enella

en especial porque (después que concibió) assí resplandeció su cara por causa dela

diuinidad que la deificaua: que por el gran resplandor, a penas la podía mirar con los

ojos: ɀ avn quando la miraua con assaz dificultad: no la podía acatar sin algún temor: ɀ

por esto se quiso humillar ante tan gran dignidad ɀ gracia: teniendo se por muy indigno

de morar con virgen de tan grande sanctidad. (17)

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Después apoya esta interpretación con lugares de San Jerónimo y de

San Juan Crisóstomo. Parece que el Cartuxano prefiere la segunda

interpretación: San José no tuvo celos de la Virgen, sino que se sintió

indigno de ser su compañero.

El Beato Juan de Ávila –con gran elocuencia– no pasa por alto la

posibilidad de que San José tuviera celos de honor. Después de referirse a

las mercedes otorgadas al Santo, explica cómo Dios le envió “hiel después

de la miel” y quiso probar la fidelidad de su “amigo”; que no es posible

“celebrar Pascua de Resurrección si no pasan por Viernes Santo, que es día

de pasión”. Continúa:

Josef vió a nuestra Señora estar preñada, por tener su seno crecido; de lo cual recibió tan

grande alteración y tristeza entrañables, cual no se puede decir. ¡Oh bienaventurado

varón, y de cuántas angustias es tu corazón combatido! ¡Y cómo Dios te ha lastimado

en las mesmas niñas de tus ojos, pues ves preñada a tu esposa, y nunca has llegado a

ella, ni pensaste llegar; porque ella y tú entrambos tenéis hecho voto, de común

consentimiento, de guardar virginidad por toda la vida! Estaba el santo varón como

fuera de sí, y por otra parte acordándose de la bondad de esta Virgen y de las grandes

señales que de sí daba para ser creída. (18)

En primer pone Juan de Ávila el sentimiento de un marido

posiblemente afrentado, “pues esta pasión de celos, concebidos aun con

pequeña ocasión, atormenta sobre manera a los maridos”. Después subraya

la bondad de la Virgen y cómo a San José “parecíale cosa imposible caber

maldad en vaso de tan excelente bondad… y por aquel rato huían las malas

sospechas, y reprehendíase de ellas; pedía en su corazón perdón a Dios y a

su esposa y descansaba y estaba contento”. Según Ávila estos dos

sentimientos predominaban alternativamente en el alma del Santo. Después

se refiere a la segunda explicación dada por Ludolfo de Saxonia. “¿Qué sé

yo si Dios ha hecho alguna obra milagrosa de las que suele, sobre toda

humana razón? –se pregunta– Pues esta bendita mujer es dotada de tan

excelente santidad, y por eso muy aparejada para que Dios haga en ella

obras excelentes y maravillosas. Y si esto es así, yo no soy digno de estar

en su compañía; y si no es así, yo no la quiero infamar con acusarla…” (19)

________________

(16) Ed. cit., fol. xlvi r. (17) Loc. cit.

(18) Beato Juan de Ávila, Obras completas, II, ed. Luis Sala Balust, Madrid, 1953, p. 1163.(19) Ibid., pp.

1164, 1167.

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Por estas razones se decide a “dejarla e irme secretamente, porque nadie me

pregunte el por qué; y así ni la infamaré, ni me pondré en peligro de morar

con ella si no es buena, ni me atreveré a estar con ella si es tan santa, que

Dios ha hecho en ella milagro de haber concebido sin ser de mí ni de otro

varón”. En este sermón el Apóstol de Andalucía trata de reconciliar las dos

explicaciones dadas por la teología medieval, aunque el lector (y creo que

el oyente del siglo XVI también) queda más impresionado por la primera

que por la segunda.

El padre Rivadeneyra nos dice que:

quando se desposó con la Virgen, era [San José] vir, que en Latin quiere decir, Varón, y

hombre ya maduro, y robusto, que ni es moço, ni viejo; para que entendamos que era de

mediana edad, como era necesario que lo fuesse, para que se creyesse que Christo

nuestro Señor era su hijo, y la Madre no se tuviesse por adúltera, y él tuviesse fuerças

para tantos trabajos, como avía de passar en servicio de la Madre, y del Hijo. Y assí no

era tan viejo, ni tan decrépito como algunos dizen, y los pintores pintan, lo qual hazen

(por ventura) para significar, que en aquella tan vieja edad no podía aver ardor de

concupidencia, y para guardar a la Virgen el decoro que se le deve. Mas la castidad es

don de Dios, y para alcançarla no bastan solos los muchos años, y canas, y la gracia es

superior a la naturaleza. (20)

Aquí se aparta de la interpretación dada por Gómez Manrique y el

teatro popular medieval. Después Rivadeneyra hace hincapié en el epíteto

“justus” dado por San Mateo a San José, “que quiere decir, que no

solamente tenía aquella virtud de justicia, que es una de las quatro virtudes

cardenales… sino también la otra justicia vniversal, y perfecta, que abraça

todas las virtudes, y consiste en el cumplimiento de toda la Ley de Dios”.

Por esta razón quiso actuar como benigno y misericordioso, mirado y

prudente. Así tuvo que reconciliar la obligación de su persona con lo que

debía a la persona de la Virgen, y ser prudente en no arrojarse “a cosa de

que a ella se le pudiesse seguir infamia, y dexarse llevar de la passión de

los zelos, que suele ser tan furiosa en los Esposos que mucho se aman”.

Después de esta explicación nos da Rivadeneyra la otra, que “S.

Josef era justo, que quiere decir humilde” y “por esta humildad, conociendo

la Dignidad de la Virgen, y el Misterio inefable que Dios avía obrado en

ella; se tuvo por indigno de estar en su compañía, y servirla”. Y finalmente

nos dice como:

____________________

(20) Pedro de Rivadeneyra, Flos sanctorum, de las vidas de los santos, 3 tomos, Barcelona, 1734, I, 437.

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Otros Santos Doctores siguen la opinión media, y dizen, que S. Josef, ni creyó cierto

mal de su Esposa, por verla tan santa, ni entendió el Misterio de la Encarnación del Hijo

de Dios en sus entrañas tan perfectamente que estuviesse dudoso, y perplexo: y que assí

tomó por partido el dexarla, para no tener parte, o en la culpa del adulterio, si la avía, o

en la infamia de la Virgen, si era inocente: y que el Señor permitió, que tuviesse esta

angustia, congoxa, para provarle como a justo, exercitarle como a Santo, y darle ocasión

de mostrar sus grandes virtudes, y hazerle digno testigo, y aprobador de la pureza de la

Virgen, y de aquel Sagrado parto. (21)

El sermón de 1602 de Fray Diego de la Vega apenas menciona la

segunda explicación resumida por el padre jesuita. En admirable prosa hace

la siguiente recreación del ánimo atormentado de San José antes de la

visión:

Como fuese justo, no quiso denunciarla a la justicia, viendo que estaba preñada, sino

daba traza cómo dejarla y darle cantonada, porque él no alcanzaba tan gran sacramento.

Ha dicho que era justo, y ahora parece que viene la prueba; que la prueba de los justos

suele ser la tribulación; es la piedra del toque, donde se descubre la fineza del oro y sus

verdaderos quilates. No fue pequeña la que aquí padeció el santo José, de ver preñada a

la Virgen y no entender el misterio. Porque, dejando aparte el sentimiento de los celos,

aun cuando se quedan las imaginaciones dentro de la jurisdicción de las sospechas sin

pasar adelante, no sólo entre gente de honra y que tiene sangre en el ojo suele ser mal

rabioso, pero aun en la gente sin honra y sin sangre; dejado esto aparte, tenía el glorioso

Santo evidencia de la preñez, porque lo veía con los ojos, que no se podía encubrir; y si

era su corazón combatido de dos tan grandes contrarios, como la virtud y la honestidad

de su esposa y la evidencia del caso, no pudo dejar de tener gran sentimiento y de verse

confuso. Los ojos del cuerpo afirmaban lo que negaban los del alma; los unos

fabricaban máquinas y tejían pensamientos, y los otros los deshacían; y así eran las telas

de Penélope, que lo que los unos tejían, destejían los otros. Encerrábase a solas en su

aposento, daba y tomaba en aquesto, revolvía en su pecho un mar de tristes

pensamientos. ¡Qué apretado se vio su corazón! ¿Quién duda sino que diría con palabras

de mucho corazón? ¡Oh triste suerte, oh desventura grande, oh mundo trocado, oh

vueltas de fortuna, cuán presto se me ha acabado toda mi gloria! ¡Secado se me ha mi

primavera, eclipsado veo el sol de mi ventura, pues tengo que ausentarme de la que

lucía en mis ojos! ¿Es posible que tengo yo de dejar a mi esposa María? ¡Oh duro caso,

que viva yo, y viva sin ella! ¿Qué vida haré yo sin aquella que ha sido todo el bien de

mi vida? Quien está hecho a su agradable presencia, a su dulce compañía, a sus sabrosas

palabras, a los regalos de su mano, ¿cómo la tendrá para firmar su repudio? ¡Oh María!,

y ¿qué mano habrá que eso emprenda? A lo menos, no será la mía, no la de este

desdichado de tu esposo, que por tan dichoso solía tenerse. Por ese mundo me iré como

___________________

(21) Ibid., loc. cit.

Page 19: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

19

hombre aburrido y confuso. Más quiero faltar a mi gusto, que no ofender a tu fama:

Voluit occulte dimittere eam. (22)

Los cuatro teólogos citados arriba trataban de poner en claro los

sufrimientos de San José, fueran por los celos de un marido en duda, fueran

por la humildad de un hombre santo ante un fenómeno sobrenatural. En los

dos sermones –obras compuestas para un auditorio grande– encontramos

que el énfasis del predicador cae sobre los celos del Santo, porque el

público aprecia mejor los sentimientos de un marido posiblemente

afrentado que los escrúpulos de un hombre que se considera indigno de una

gracia sobrenatural. El Cartuxano y el P. Rivadeneyra, sin negar la otra

interprestación del episodio, lo miran con ojos menos mundanos y tienden

a preferir un San José humilde a un San José celoso. Veremos cómo los

censores del auto de Quirós casi negaron la posibilidad de que, antes de la

aparición del ángel, San José pudiera tener celos de la Virgen María.

EL MANUSCRITO Y LOS CENSORES

El manuscrito del auto tiene ocho hojas en cuarto. Empieza en el

folio segundo y termina en la vuelta del sexto. El parecer de Fray Jerónimo

de Aguiar se encuentra en el fol. 6v, al fin del texto, y las otra hojas del

pliego quedan en blanco. En el recto del primer folio está la censura de

Fray Juan de Orellana. La de Fray Jerónimo de Guevara se encuentra en

otro papel que no forma parte del pliego.

Sería conveniente aquí hacer un resumen de la obra:

i.1-80. Soliloquio de San José. Duda sobre la preñez de la Virgen,

en contraste con las evidencias de su virtud. Conflicto sobre el amor y el

honor (1-40). Decide no tomar las decisiones legales prescritas por la

antigua ley de Moisés (41-56). Oración de San José (57-80)

ii. 81-136. San José y la Virgen. Él se refiere a sus penas con la

metáfora del madero que no puede labrar (81-104). Ella percibe su

preocupación y le ruega que confíe en ella (105-122). Él se marcha de la

casa con el pretexto de comprar algo para ella (123-136).

iii. 137-156. Oración de la Virgen. Que Dios alumbre desta verdad

a Josef, mi esposo aflicto.

___________________

(22) Miguel Herrero García, Sermonario clásico, con un ensayo sobre la oratoria sagrada, Madrid, 1942,

p. 30.

Page 20: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

20

iv. 157-196. San José, en el campo, hace otro soliloquio. Decide

que no hay otro remedio sino abandonar a su esposa. Échase a dormir.

v. 197-308. Riña entre la Imaginación y la Verdad.

vi. 309-328. La revelación a San José del Ángel.

vii. 329-364. San José se da cuenta del significado de las palabras del

Ángel.

vii. 365-396. La Verdad derrota a la Imaginación.

ix. 397-436. Soliloquio de la Virgen, sola en la casa de San José.

x. 437-536. Reunión de la Virgen con San José.

xi. 537-563. Escena entre la Virgen y las cuatro gitanas.

xii. 564-576. Palabras finales de San José.

Examinemos ahora las tres censuras por orden cronológico. Primero,

la aprobación de Fray Jerónimo de Aguiar, que fue firmada el Viernes

Santos de 1588. Según este censor el auto se podía representar, “porque no

ay en él cosa que no sea católica y devota”. Al mismo tiempo señala una

copla que necesita corrección, porque dice que “el parir vna virgen es

contra naturaleça”; si hubiera dicho Quirós que era “sobre todas las fuerças

suyas” no habría dicho herejía. Notemos con curiosidad que don Luis de

Góngora fue acusado póstumamente de haber cometido una falta parecida

en el soneto que empieza “Si ociosa no, asistió naturaleza…” (23) En

verdad hay dos lugares señalados en la misma escena (la que llamo yo la

décima) entre la Virgen y su esposo. El primero está al principio de la

escena:

Perdona, Virgen sagrada,

a Josef, si os ofendió,

puesto que no sospechó

de v[uest]ra linpieza nada;

{ que sola la confusión

OJO /-/- { de ver ese rrelicario,

{ a lo natural contrario,

________________

(23) El censor era el P. Pineda, quien dice en su censura de la edición de Góngora hecha por Vicuña:

“Dize [Góngora] que la naturaleza de la Sma. Virgen, fue incapaz de la limpieza de su concepción,

aunque fue limpia, porque dize: Si ociosa no, assistió naturaleza incapaz a la tuya, o gran señora,

concepción limpia, etc. No habla bien, porque la naturaleza criada no es incapaz de los dones y bienes

sobrenaturales” Prólogo de Dámaso Alonso a las Obras en verso del Homero español, edición facsímil,

Madrid, 1963, p. xxxiii. En algunas ediciones posteriores la palabra “admirada” fue puesta en lugar de

“incapaz”. E. M. Wilson, “Variantes nuevas y otras censuras en las Obras en verso del Homero español”,

BRAE, XLVIII (1968), 49.

Page 21: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

21

{ pues no conocéis rrazón,

{ me traya amedrentado… (445-453)

El segundo, dicho también por San José, ocurre unos treinta versos

más tarde:

Sé que eres firme argumento

/-/- do se prueba lo ynposible

por rrazón yncomprehensible,

que ygnoró mi entendimiento. (485-488)

Hubiera sido fácil corregir estos dos deslices. Pero, según los otros

censores, había otras cosas en la obra imposibles de rectificar. Notemos

también que según Fray Jerónimo de Aguiar, la obra se intitulaba El auto

de la confusión de San Josef. Fray Jerónimo de Guevara se refiere a él

como “de los çelos de S. Joseph”.

Este padre agustino criticó duramente la obra de Quirós, aunque no

la había leído. Su parecer está fechado en Madrid a 12 de mayo de 1588. Se

basó en los rumores que corrían entonces por la Corte de que el Jurado de

Toledo ya tenía escrita una obra “para representar de lo que pasó en el

pecho de San Joseph quando vio preñada a su esposa” y que iba a llamarse

“De los çelos de S. Joseph”. Después pide la supresión de la pieza, porque

“la limpieza de la sacratíssima Virgen no es buena para andar en

comedias”. Añade que “es falso y más que falso pensar que en el ánimo de

San Ioseph titubeó el crédito de la Virgen”, apoyándose en los comentarios

de los santos Basilio, Jerónimo y Bernardo y de Orígenes. Si la obra llega a

representarse en Madrid correrá por otras provincias y afectará

adversamente “la paz sabrosíssima de la fe en que nacimos y moriremos”.

El mérito literario que puede tener la obra no es del caso cuando se trata de

“escupir en los coraçones” de los fieles inquietudes sobre un asunto tan

delicado. El auto se llama Zelos de S. Ioseph, y aun si no se llama así, éste

será el título que correrá de boca en boca. Como verá el lector, la denuncia

del agustino no está mal redactada, pero no se basa en el texto escrito sino

en rumores y en prejuicios de principio que podían ser equivocados.

Dos días después salió el juicio definitivo del Fray Juan de Orellana.

Primero señala cómo Quirós se aparta del Evangelio cuando hace que San

José abandone la casa de la Virgen; lo que había dicho San Mateo era

Voluit occulte dimittere eam. Además, “no permitió Dios que procediesze

el negocio tan adelante ni por mucho tiempo”. Después menciona Fray

Page 22: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

22

Juan los dos lugares del auto antes censurados por Aguiar. Finalmente

opina que el problema de las supuestas dudas o sospechas del Santo es

“cosa difficultada” entre los intérpretes. El autor no se dio cuentas de

aquellas dificultades; él no conoce, o no hace caso de la opinión de que

José quiso apartarse de la Virgen por admiración de su santidad, ni apoya a

otros doctores que sostenían la sospecha o la duda. Se ve que este censor

había leído con atención la pieza, pero también es posible creer que

exageró las críticas teológicas, y no se dio cuenta de las necesidades de una

obra destinada a un público que no iba a apreciar las sutilizas de las

escuelas. En vista de sus palabras no es posible dudar de que la

representación de la pieza fue prohibida. El manuscrito permaneció

virtualmente desconocido hasta que fue descubierto y copiado por don

Antonio Rodríguez-Moñino.

LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ: OBRA TEATRAL

Aunque no llegara nunca a representarse este Auto de la confusión de

San José, las acotaciones pueden citarse como evidencia de las

posibilidades escénicas del teatro religioso en el año de 1588. El escenario

de las primeras escenas incluye una tienda y un banco de carpintero, una

nube y un monte. Suponemos que se trata de la representación de un auto

con dos carros, con la nube encima de uno y el monte en el otro. La tienda

y el banco del carpintero estarían debajo de la nube, y San José medita y

trabaja allí y en el tablado. En la segunda escena la Virgen sale, “hilando

lino”, y así vemos el cuadro realista de un marido artesano con su azuela o

cepillo, la mujer preñada y con sus aparejos de hilar. Escena que pone en

claro el lado humano de los dos santos, muy parecida a la vida de todos los

días de los artesanos y de las mujeres que hubieran visto la representación.

En la tercera escena José, con su báculo y calabaza o alforja, iría hacia la

casa del monte, y allí duerme. El conflicto que pasa en su mente se

ejemplifica en la riña entre la Imaginación y la Verdad, que tendría lugar en

el tablado. La lucha se interrumpe cuando habla el Ángel, quien sale de la

nube que está encima de la casa de San José. Este despierta, hace otro

soliloquio y vuelve a casa. Después la resolución del conflicto se refleja en

la victoria de la Verdad sobre la Imaginación, quien finalmente “vase

arrastrando… por la casa del monte”. Volvemos al primer carro, donde la

Virgen, apenada, se lamenta sobre las herramientas de su marido ausente, y

Page 23: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

23

ve en la sierra y en el martillo los símbolos de la Pasión de su Hijo. Vuelve

San José, y tienen lugar las escenas en las que se reconcilia con su esposa.

La escenificación de la obra es sencilla, pero muy apropiada a la acción.

El verso y las estrofas no presentan complicaciones. Consta el auto

de 576 octosílabos en redondillas (a-b-b-a). Quirós las manejó con soltura;

a veces hay encabalgamientos de una en otra, otras veces se cierran con un

punto final en el verso último. Generalmente la expresión es fácil de

comprender, y muchas imágenes se toman de la vida corriente. Pero supo

también el autor variar la intensidad de la expresión, y hay verdaderos

aciertos en el curso de esta obrita:

y desta ocasión presumo

que mi pensamiento es humo,

donde a ciegas me escurezco. (186-8)

Por sin honrra me tenía

teniéndoos, Birgen, a vos,

y állome junto a Dios

y con vuestra compañya. (337-40)

Teniendo aquesta azucena,

Josef, ¿tenéis corazón

de darle en nada pasión?

¿Merece esta rrosa pena? (541-5)

La ternura de estos versos contrasta con la retórica casi calderoniana

de los primeros del auto:

Amargo y triste cuydado,

bano pensamiento ciego,

viua centella de fuego

que en seca yesca a saltado:

¿de qué banas ylusiones

bas contaminando el pecho?

¿qué torre de viento as echo

con piedras de sinrrazones? (1-8)

Otro contraste de estilo se ofrece en las dos escenas (v, viii) de

combate entre la Imaginación y la Verdad, donde los insultos unidos a la

acción llegan a tener una fuerza casi cómica; dice la Imaginación:

Page 24: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

24

Yo soy la dulçe y amorosa;

gusto al bien, consuelo al mal,

no tú, como desleal,

aborreçible y odiosa.

No ay ninguno que me enoje;

bedo, y mando, qual señor;

boluiéndome del color

del que en su pecho me acoje. (273-80)

También hay otra escena en la que se utiliza el “hablar equívoco” tan

elogiado, y tantas veces practicado, por Lope de Vega. San José, para

disimilar a la Virgen sus tormentos espirituales, pretende que tiene

dificultades en su trabajo de carpintero:

Lidiava con un madero,

que su fuerza es tan nociba…

que la mía no le yguala,

y me quebranta y derriba… (84-8)

La Virgen le recomienda tomar otro madero, pero él dice que,

cuando quiere hacerlo, topa en las manos el mismo madero difícil. Como

en la escena alegórica la Imaginación (de San José) parece enemigo

peligroso de la Verdad, el madero duro del taller es símbolo de las

sospechas injustas que tenía de la Virgen. Así se reflejan, en la vida diaria y

en la alegoría de la riña, las dudas del Santo, dudas que finalmente se

resuelven por las voces del Ángel que sale de la nube, mundo superior al

actual y al de la mente de José.

Creo que hay cierta fuerza en algunas frases de la censura de Fray

Juan de Orellana. Decir que San José abandonó a la Virgen era interpretar

muy libremente el texto de San Mateo. Aquí no se pueden alegar las ideas

aristotélicas sobre la verdad poética y la histórica, porque todo autor de

autos sacramentales o de nacimiento tuvo que idear su obra a la luz de la

doctrina de la Iglesia. No sería ésta una falta muy grave, pero apoyaba las

otras críticas del fraile. Después de leer cuidadosamente el auto me parece

que Quirós no logró situar el auto al nivel exigido por este censor; sin

embargo creo que hizo una obra digna y conmovedora sobre las dudas de

San José y sobre su resolución. Y por toda ella se respira una atmósfera de

devoción popular pos-tridentina a la Virgen y a su santo marido.

Page 25: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

25

Insinúan los censores que Juan de Quirós era poco instruido en

cuestiones teológicas, y si le comparamos con el Cartuxano, con el Beato

Juan de Ávila o con el padre Rivadeneyra, podemos estar conformes con

ellos. Al mismo tiempo, si leemos este auto con simpatía, vemos cómo su

autor tenía conocimientos no del todo vulgares de la doctrina cristiana y de

la historia sagrada. Alude a la pena de muerte por lapidación decretada por

la ley de Moisés a la adúltera (34) (San Juan, 8, 1-11; Deuteronomio, 17,

5); la prueba del vaso en el Templo precisada en el libro de los Números (5,

11 et seq.) (versos 45-8). El Ángel habla a San José, diciéndole como:

aquel venturoso muro

de María soberana

no lo edificó barón,

aunque ha sido la ocasión

barón y flaqueza humana. (312-16)

Estos versos se basan en la idea de la felix culpa. Cita también la

famosa profecía de Isaías (7, 14) (versos 323-8); con la glosa católica de

que fuera virgen antes y después del parto de Jesús. Perfectamente cristiana

es la resignación de ella en la ausencia de su marido:

Pero Tú saues mejor

lo que ynporta; a Ti lo dejo;

que será darte consejo

atrevimiento mayor. (401-4)

Vieja es la tradición que ven las herramientas de San José los

instrumentos de la pasión de Jesu-Cristo (425-36), y la referencia que hace

ella a “su cordero” trae a la memoria del lector el recuerdo del Agnus Dei

de la Misa. Cuando San José llama a María “divino papel” (465), “claro

espejo” (469), “águila sacra y rreal” (477), emplea viejas metáforas

litúrgicas; la referencia al pelícano (480) como símbolo de Jesu-Cristo

ocurre en uno de los himnos eucarísticos compuestos por Santo Tomás de

Aquino. De manera que la obra está empapada en tradiciones viejas

religiosas, aunque no tuviera su autor los conocimientos teológicos de los

que censuraron estos versos.

La escena casi final entre la Virgen y las cuatro gitanas parece ser un

episodio accidental de la pieza. Tenemos aquí que recordar el desprecio

con que entonces y durante el siglo XVII se miraba a los recién-venidos

Page 26: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

26

“egipcianos”. (Consúltese, por ejemplo, el discurso sobre “La expulsión de

los gitanos” impreso entre los ensayos llamados Restauración política de

España, de Sancho de Moncada, Madrid, 1619.) En la escena breve de

Quirós, las gitanas bailan, pronuncian una buenaventura del Niño Jesús y se

muestran respetuosas con la Virgen y reprenden ligeramente a San José. Se

incluyen en la obra estas gitanas y se portan bien; el sacrificio del Salvador

puede salvar también a ellas.

Para apreciar debidamente esta obrita tenemos que mirarla como la

concibió su autor: la resolución de la confusión de San José frente a la

preñez de la Virgen María, cuya causa desconoce. Aprecia las virtudes de

ella, no cree en su corazón que le haya ofendido ella, pero, en cambio, no

aprecia –antes de las declaraciones del Ángel– que puede ser sobrenatural.

En todas las escenas en que interviene el Santo, hay rasgos finos de

expresión que nos hacen apreciar las dudas que tuvo o su felicidad después

de la revelación angélica. En un lugar habla de la niebla oscura de sus ojos

tenebrosos (75-6); después reconoce que cuando los ojos estaban cerrados

“deshizistes vuestro engaño”. Por los pies salió él de su casa (157 et seq.);

luego los llama para que le volvieran adonde antes salieron (349-52). El

entendimiento le había traicionado; después saldría como testigo de las

virtudes de su Virgen Esposa. Las dudas del marido están contrapesadas

por la constancia de ella. Y no faltan otras escenas de contraste, aunque

relacionadas con el tema principal: la lucha de la Verdad con la

Imaginación y la victoria de aquella sobre ésta. Finalmente la llegada de las

gitanas aligera la obra, que termina con los advenimientos del Santo sobre

los peligros de los juicios apresurados y temerarios que pueden conducir a

pecados y a crímenes (564-76). Dentro de su género y de sus límites, este

Auto de la confusión de San José es una pequeña joya del arte religioso

popular del siglo XVI.

Page 27: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

27

Sobre la comedia q[ue] se avía de rep[rese]ntar en esta Villa [el día] del Corpus.

Fray Gerónymo de Guevara de la orden de S. Agustín diçe que a su

noticia a venido que entre los autos que se an de representar en las fiestas

venideras del Corpus, ay vno cuyo título es De los çelos de S. Joseph. Y

cree ser esto verdad así porque se a derramado ya esta voz por el pueblo

como porque aurá tres semanas que Juan de Quirós vecino y jurado de la

çiudad de Toledo le dixo q[ue] tenía compuesta una obra para representar

de lo que pasó en el pecho de San Joseph quando vio preñada a su esposa.

Pide pues y supp[li]ca a V. S. mande no solo que el dicho auto no se

represente, pero que se recoja y se queme, y al autor dél que no haga otro

jamás de semejante materia por[que] dexado a parte que la limpieza de la

sacratíssima Virgen no es buena para andar en comedias, y es falso y más

que falso pensar que en el ánimo de San Ioseph titubeó el crédito de la

Virgen o que no vbo la menor sospecha del mundo contra su honestidad

según la doctrina de S. Basilio, y S. Gerónymo, Orígenes y S. Bernardo, y

lo que más es según expreso texto del Evangelio, conforme S. Bernardo lo

declaró, dexado esto aparte, de que el dicho auto por muy católico que sea

se represente aora en Madrid, y luego se derrame por todas quantas

prouincias ay en el reyno no ay provecho alguno que poder esperar attento

que todos dormimos en una paz sabrosísima de la fe en que nacimos y

moriremos, y ay alguna curiosidad que temer entre tantos y tan differentes

ingenios, y en artículo tan delicado como lo advirtió S. Ambrosio.

Podría tener este auto quien le amparase diciendo ser vna obra de

grandísimo ingenio, y no aduierten que es eso lo peor q[ue] ay en ello

por[que] tanto más se abrazará y se esparciará por el reyno, e irá haçiendo

lugar con el artifiçio para entrarse en los coraçones, y escupir en ellos

alguna inquietud, de que hace manifiesta profesión el título de la obra, pues

se intitula, Zelos de S. Ioseph. – Dirán así mismo que este título no le tiene

la obra, sino que sin saber cómo, ni cómo no, se le an puesto, y q[ue] fácil

es poner otro, y engañarse an por esto, porq[ue] ya el daño está echo y todo

el mundo no será parte a emendarlo, mas siempre le llamará el vulgo Auto

de los zelos de S. Ioseph. –

Por tanto pido y supp[li]co a V. S. le apague con la mayor presteza

que ser pudiere, en Madrid a doce de mayo de 1588.

F.Gmº. de Guevara [rubricado]*

Page 28: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

28

El auto q[ue] por más honesto vocablo intitulan confusión y no zelos

de St Ioseph, contiene y representa en la mayor p[ar]te suya por no sé

quantas scenas vna falsedad manifiestam[en]te contraria a la historia

evang[éli]ca y es q[ue] de hecho St. Ioseph dexase a n[uest]ra s[eño]ra.

Voluit (dize St. Mattehaeo) occulte dimittere eam. Haec aut[em] cogitante.

Ecce. Fue poco el t[iem]po q[ue] lo pensó, y es p[ar]ticular advertim[ien]to

de los intérpretes del lugar evangé[li]co q[ue] no p[er]mitió Dios q[ue]

p[ro]cediesze el negocio tan adelante ni por mucho tiempo.

Vienen justíssimam[en]te notadas dos propo[sicio]nes con esta señal

/-/- Finalm[en]te la inteligencia deste lugar evang[éli]co si el S[an]to

Ioseph tuvo sospecha o duda de la sanctidad de n[uest]ra s[eño]ra o no es

cosa difficultada entre los doctores s[an]tos y entérpretes del Evang[eli]o y

no ay menos por la p[ar]te aff[irmati]ua q[ue] por la contraria y los

predicadores no harán poco si salen bien desta duda delante del vulgo. Y

los representantes sin duda le escandalizarán dando ocassión q[ue] vnos

sientan mal de Sant Ioseph si tuvo sospecha o duda, otros por[que]

verdaderam[en]te la tuvo, otros sentirán que fuera mejor prevenir todo esto

y q[ue] el Ángel appareciera antes de la confusión. Y el autor deste auto no

sabe lo q[ue] dice por que ni bien con vnos s[an]tos se aparta Ioseph de

n[uest]ra s[eño]ra sin confusió[n] de la culpa en n[uest]ra s[eñor]a sino por

admiración de su s[antida]d, ni bien con otros por sopecha o duda.

En S[an]to Tho[m]ás 14 de Mayo 1588

Fray Juº de Orellana. *

Estará a un lado una casa y una tienda y un banco de carpintero;

encima de la casa, muy alta, una nube, y del otro cabo un monte con su

casa devajo. Sale San Josef a trabajar a su tienda y abrá herramyentas y un

madero pequeño.

JOSEF. Amargo y triste cuydado,

bano pensamiento ciego,

viua centella de fuego

que en seca yesca a saltado:

¿de qué banas ylusiones 5

bas contaminando el pecho?

________________

*Puntuación del original. E. M. W.

Page 29: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

29

¿qué torre de viento as echo

con piedras de sinrrazones?

¿En mi esposa pones mengua,

ymaginación maldita? 10

¿Qué furor te precipita?

Trueca sus conceptos, lengua,

rejida de la rrazón

que ojos y entendimiento

te ofrezen cada momento 15

de su limpio coraçón.

Mas ¡ay! ¿cómo asigurada

estará el alma penosa,

biendo a María mi esposa

sin mí, su esposo, preñada? 20

Su bondad es evidente

y linpieza de su pecho;

mas la ebidencia del echo

me aprieta confusamente.

Si por la afición y amor 25

que a mi dulce esposa tengo

callo, y con esto me abengo,

dame bozes el honor.

¿Por qué en v[uest]ra ley, mi Dios,

quando en ella me ligáis, 30

a v[uest]ro honor me obligáis,

y esto nos toca a los dos?

Pues, ¿quejarme a la justiçia

y que sea apedreada?

Nunca he visto en ella nada 35

que pueda llamar maliçia.

No haré tal crueldad,

tan yndigna de disculpa,

ques ynposible aver culpa

en tal muestra de bondad. 40

Si a sus parientes doy quenta

de que, no siendo tratada

de mí, la hallé preñada,

todo resulta en mi afrenta.

Pues ¿si la llevo a la prueba 45

del vaso que está en el Tenplo,

_____________________

34 Educes virum ac mulierem, qui rem sceleratissimam perpetrarunt, ad portas civitatis tuae, et lapidibus

obruentur. Deuteronomio, 17, 5.

Page 30: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

30

que da de linpieza exenplo,

a la que linpieza lleva?

No oso, ni me aseguro,

que aunque della caso feo 50

ni le barrunto ni creo,

al fin su honrra aventuro.

Pues, mi Dios, ¿qué e de creher?

quiero a ti solo acudir;

que tú me podrás rrejir, 55

pues que me pudiste hacer.

Arrodíllase al cielo.

Bien conozes my inocencia,

conozes mi corazón,

y conozes la ocasión

que blandea mi paçiençia; 60

pues, Señor, acudo a ti,

rrepreséntote mi honor,

y de mi esposa el amor,

que la quiero más q[ue] a mí.

Haz Señor, que quede, pues,

esta confusión desecha,

que no la llamo sospecha,

ni tú tal lugar me dés.

Buelve a mí tu faz serena,

quella sola es quien podrá 70

dar libertad al que está

echo esclabo de su pena;

y con la luz santa y pura

de tus ojos piadosos,

destos míos tenebrosos 75

aparta la niebla escura.

Mi esposa de gloria llena

sale acá. Dame un senblante,

_______________________

45-8 Números, 5, 11 et seq. Véase el sermon ya citado del Beato Juan de Ávila: “En el capítulo 5º de los

Números se lee que cuando este espíritu de celos trujese fatigado un hombre, que llevase su mujer al

templo y la presentase delante del sacerdote, diciendo cómo tenía celos de ella; y el sacerdote ofrecía

sacrificio por ella, y luego escribía ciertas maldiciones y lavábalas con agua, la cual agua había de beber,

quisiese o no quisiese, y, bebida el agua, decía el sacerdote: “Si tú no has hecho maldad a tu marido, estas

maldiciones no te comprehendan; mas si has sido adúltera, vengan por ti”; y ella respondía “Amén,

amén”; y así lo aceptaba Dios, y si estaba limpia de tal delito, ningún mal le sucedía; y si había

adulterado, se le hinchaba luego el vientre, con otras claras señales, de lo cual venía a morir.” Op.cit., p.

1164.

Page 31: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

31

Señor, siquiera constante

para que no le dé pena. 80

Levántase Josef y toma el madero y la azuela o cepillo, y labrará el madero, y

estará un poco en esto antes q[ue] salga la M[aría]a.

Sale María hilando lino con ropa levantada como preñada.

MARÍA. ¡O, mi esposo verdadero!

JOSEF. ¡O, mi rregalo y mi amor!

MARÍA. ¿Qué hacéis solo, señor?

JOSEF. Lidiava con un madero,

que su fuerza es tan nociba, 85

tan enpedernida y mala,

que la mía no le yguala,

y me quebranta y derriba.

Mill vezes pruebo a labralle,

y cuando mucho le aprieto, 90

quebranto yo mi sujeto,

y no puedo quebrantalle.

MARÍA. Pues dejad esa porfía,

y no os fatiguéis señor;

aborreçed la labor

que os causa melancolía.

Escojed otro madero

que no os dé desasosiego.

JOSEF. Ya lo hago, y topo luego

en las manos el primero; 100

que, como se me rresiste,

y no puedo deshacelle,

torno a procurar vencelle,

y él en su dureza asiste.

MARÍA. Tú, Señor, queres mi abrigo, 105

(Sea ap[arte]

le abre el entendimiento.

JOSEF. ¡A, terrible pensamiento!

(ap[art]e

MARÍA. ¿De qué os quejastes, amigo?

¿qué tormento o que agonía

os tray quebrado el color? 110

Si sentís algún dolor

que yo rremediar podría,

no me lo encubráis a mí,

dulce amor y esposo mío,

Page 32: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

32

que no mereçe desvío 115

la que os quiere más que a sí;

que ya como entre los dos

es un alma la que anima,

lo propio a mí me lastima

que os puede dar pena a vos. 120

Sepa yo la causa, esposo,

de v[uest]ras melancolías.

JOSEF. Ando todos estos días

rresfriado y achacoso.

No sé, Señora, que os diga… 125

mas ni yo siento otra cosa,

y no os dé pena, mi esposa,

que doblará mi fatiga.

Que por aver porfiado

de lo que propuse, salgo; 130

yo uoy a conpraros algo,

que no comiste bocado.

MARÍA. Pues mirá que volváis luego,

si andáis, señor, desa suerte,

que v[uest]ra pena es mi muerte. 135

JOSEF. ¡A, duro desasosiego!

(Vase)

MARÍA. Bien sé, diuino Señor,

que aunq[ue] llegue el sobresalto

a batir en lo más alto,

questá seguro mi honor; 140

que ya María no es suya,

ni cura ya mal de sí.

¡Tú, Señor, vuelve por ti,

y por prenda ques tan tuya!

Que aunq[ue] ya a Josef pudiera 145

declararle este secreto,

no sé, Señor, si en efeto

con tu voluntad cunpliera.

_____________________

110 Cf. Quevedo, Letrilla (“Don Dinero”):

Es galán y es como un oro,

tiene quebrado el color…

(Obra poética, ed. Blecua, II (1970), 175.

Y Góngora:

Señora doña Luisa de Cardona,

De el bel donaire i de el color quebrado…

(Obras poéticas, III (1926), 175.

Page 33: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

33

Y así todo lo rremito

a tu eterna magestad, 150

¡que alumbre desta verdad

a Josef, mi esposo aflicto!

No tengo más que cansarte,

mi Dios, con esta porfía;

que aunq[ue] es la causa mía, 155

tienes tú mayor parte.

Éntrase M[arí]a, y sale Josef con su báculo y alguna calabaza o alforja, q[ue] se

va de camino, huyendo della.

JOSEF. Pues ¿adónde me lleváis,

huyendo de mi María?

¿Tanto a la desdicha mía

ynjustamente ayudáis? 160

Que no puedo presumir

cosa mala de mi esposa;

pero tanpoco no es cosa

verla en mi casa parir

hijo ajeno; pues no es mío. 165

Pues acusarla, ¿de qué?

¿Qué he bisto, que sospeché

que no fuera santo y pío?

E me querido apartar

desta angustia y desta afrenta, 170

sin dar a ninguno quenta,

a bibir a otro lugar,

donde la penosa vida

acaue más brebemente

con la memoria presente 175

de la que dejo perdida.

Por este camino ynçierto,

y resiguiendo mi vía,

lo que me durare el día,

por si algún poblado acierto. 180

Justo es, selvas temerosas,

que en v[uest]ros rriscos y breñas

haga la vida entre peñas

quien no mereció entre rosas;

que yo, de yndigno, padezco, 185

y desta ocasión presumo

que mi pensamiento es humo,

donde a ciegas me escurezco.

Page 34: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

34

Y como inmérito voy

de tanto bien despojado… 190

¡Qué grande sueño me a dado!...

¡Bálgame Dios!, ¿adónde estoy?,

que no puedo abrir los ojos.

¡Bengáis, sueño, en orabuena!

Descansaré desta pena, 195

no pensando en mis enojos.

Échase a dormir en el monte, y salen la Ymaginación y la V[er]dad.

YMAGINACIÓN. ¿Qué no te rrindes, Verdad,

vencida de mi rrazón?

VERDAD. Humana Ymaginación,

¿cómo tanta libertad, 200

adbenediza estranjera,

alagueña engañadora,

de mi rreyno usurpadora?

Vana, falsa, lisonjera,

¿dónde tienes tu lugar 205

en el honbre, ni aposento,

si no usurpado y biolento?

Como le sueles robar

no se halla el q[ue] se quiere.

¿A todos no te convidas? 210

¿en quántas honrras y vidas

tu açerbo cuchillo hiere?

Dime, con tu tiranía,

¿quántos odios as causado?

¿quántos lechos apartado 215

de agradable compañía?

¿quántos injustos castigos

an causado tus maldades?

y ¿quántas enemistades

en verdaderos amigos? 220

¿quántos temores ynçiertos

en un santo pecho tienes,

que atormentándole bienes

por solitarios desiertos?

Manceba del pensamiento, 225

____________________

197 Cf. El verso 10 arriba.

Page 35: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

35

adúltera contra mí,

que aun quiés, enbolverte aquí

con my esposo, entendimiento.

YMAGINACIÓN. Mendiga, loca, atrevida,

cautiva, esclava ynferior, 230

¿tanto brío y tanto ardor,

estando tan abatida?

Mira, ¿quién guarda tu ley

en el mundo donde soy

la que leyes quito y doy, 235

del honbre gobierno y rrey?

¿Quién en el libre albedrío

el pensamiento escurece,

y qué sentido obedeze

otro poder sino el mío? 240

Y ¿quién a los libres ojos

les esconde el desengaño,

y en su bien, como en su daño,

le haze lo çierto antojos?

¿Quiéreste ygualar comigo, 245

vaja, infame, desterrada,

de milagro alimentada,

en rreyno ques tu enemigo?

Y no miras lo que hazes,

que así me culpas a mí. 250

Di, ¿quántas vezes por ti

se rronpen amables pazes?

Y di, con tus asperezas,

¿quántas honrras as manchado?,

¿quántos nudos desatado, 255

descubriendo mill flaquezas?

Y ¿quántos que, en su maliçia,

vsaron de ti, Verdad,

an pagado su maldad

a manos de la justicia? 260

Que, si no los conpelieras,

y tu acíbar no gustaran,

sus castigos estorbaran,

como tú te escureçieras.

Y ¿quántas rreboluciones 265

an causado tus benenos,

ynfame deshonrrabuenos,

polilla de corazones?

Mill omiçidios sangrientos

Page 36: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

36

y escándalos, tienes echos 270

con esos filos derechos

y libres atrevimientos.

Yo soy dulçe y amorosa;

gusto al bien, consuelo al mal,

no tú, como desleal, 275

aborreçible y odiosa.

No hay ninguno q[ue] me enoje;

bedo, y mando, qual señor;

boluiéndome del color

del que en su pecho me acoje. 280

VERDAD. Ymaginación, yo quiero

ese poder conçederte,

mas el mío es firme y fuerte,

y el tuyo perecedero;

que aunque me adelgaze más 285

no ayas miedo que yo quiebre;

presto pasará la fiebre

de la cabeza en questás.

Y ese rrisco levantado,

do llevas su entendimiento, 290

desde su mismo cimiento

a mis pies verás postrado;

porque mi rrey no permite

que en Josef prenda tu anzuelo,

ni que tu fuerza en el suelo 295

con la del cielo milite.

Él a sido, y será, mío,

y se a de rrejir por mí.

YMAGINACIÓN. ¡O loca!, ¿estando yo aquí,

osas hablar con tal brío? 300

Arremete la Ymajinación contra la V[er]dad, y ásense de los brazos.

VERDAD. ¡O inconstante!, ¿a q[ue] te muebes?

YMAGINACIÓN. ¿A qué?, loca, a derribarte

y por el suelo arrastrarte.

VERDAD. Pues a la V[er]dad te atreves,

engañosa, aduladora, 305

mudable, frájil y baria…

YMAGINACIÓN. ¡A, poderosa contraria!

_______________________

283 Magna est veritas, et praevalet. III Esdras, 4, 41

Page 37: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

37

VERDAD. ¡Conóçeme por señora!

La verdad derriba a la Ymajinación, y está sobrella, y suenan las chirimías, y

ábrese la nube, y sale della vn Ángel a hablar a Josef.

ÁNGEL. V[uest]ro campo está seguro,

Josef, hijo de David; 310

oídme, Josef, oid,

que aquel venturoso muro

de María soberana

no le edificó barón,

aunque a sido la ocasión 315

barón y flaqueza humana.

Deja, Josef, el espanto;

questar tu esposa preñada

es obra echa y trazada

por el Espíritu Santo. 320

Porquesta donzella es

aquélla tan celebrada,

por Esaías cantada:

virjen antes y después

del preñado que teméis; 325

ésta un Hijo parirá

que su pueblo salvará,

y Jesús le llamaréis.

Tornan a sonar chirimías, y ciérrase la nube con el Ángel, y despierta Josef,

alborotado y contento.

JOSEF. ¿Qué nueva rrebuelta es ésta?

¿Qué nuevo y dulçe consuelo? 330

Pues, mensajero del çielo,

¿aun no esperáis la rrespuesta?

¿gracias no queréis llevar

del rrecaudo soberano?

Bien haçéis, q[ue] al bien que gano 335

¿qué graçias le an de ygualar?

Por sin honrra me tenía,

teniéndoos, Birgen, a vos,

y állome junto a Dios

y con v[uest]ra compañía. 340

___________________

321-8 Isaías, 7, 14; Mateo, 1, 21.

Page 38: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

38

¡Ojos, quel preñado bistes

de la Virgen declarado,

harto bien me avéis pagado

aquel susto q[ue] me distes!

Si abiertos me hicistes daño, 345

y andubistes mal myrados,

agora estando çerrados,

deshiçistes v[uest]ro engaño.

Y bosotros, pies, q[ue] fuistes

la causa para apartarme 350

de quien biene a rremediarme,

bolved adonde salistes:

Y vos, flaco entendimiento,

que como tal bacilastes,

aunq[ue] nunca ymajinastes 355

falta ni en vn pensamiento:

todos os postrad antella,

y presentaréisme a mí,

corrido de que salí

de donde dejé de bella; 360

desechá de mí el quebranto

para que la vaya a ver,

y, en virtud deste querer,

merezca yo, Señor, tanto.

Éntrase José, y levántase la V[er]dad, tiniendo en tierra a la Ymag[inaci]ón.

VERDAD. Dime, ¿quédate algún rramo 365

de fuerza ya contra mí?

YMAGINACIÓN. Digo que me rrindo a ti,

y tu cautiva me llamo,

y te doy la libertad

que tube contra rrazón, 370

y ques la Ymaginación

inferior de la Verdad,

y que se trueque la ley

que Ymaginación a echo,

pues fuimos contra derecho 375

tú mi esclaba, y yo tu rrey.

VERDAD. Atento que te atreviste

____________________

341 Cf. el verso 75 arriba.

349 Cf. el verso 157 arriba.

Page 39: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

39

a Josef, justo ynocente,

te destierro eternamente

del lugar donde bibiste, 380

y de los demás sujetos

a la divina Verdad,

y que busques bezindad

entre çiegos ynperfectos,

y q[ue] salgas arrastrando 385

a cunplirlo en mi presençia,

y por esta mi sentencia

definitiva lo mando,

sin grado de apelaçión.

YMAGINACIÓN. A obedecer presto estoy, 390

y así, qual me mandas, voy

a buscar mi abitación.

Vase arrastrando la Imaginación por la casa del monte.

VERDAD. Yo a deshacer tus agrauios,

Birgen santísima y pura,

y a derramar mi dulzura 395

en Josef por lengua y lavios.

Éntrase, y sale María.

MARÍA. My Dios, no sé qué deçir,

que viendo a mi esposo ausente,

y que su falta se siente,

¿cómo e de poder sufrir? 400

Pero Tú saues mejor

lo que ynporta; a Ti lo dejo;

que será darte consejo

atrevimiento mayor.

Topa con las herramientas de José, y toma la sierra en la mano.

¡Ay, amadas herramientas 405

de my dulçe conpañía!:

sierra que tablas patía,

¿cómo ya no te contentas

con tu hordinario exerçiçio?

A nuevo ofiçio te pones; 410

quieres partir corazones,

y enpezar en mí el oficio.

Page 40: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

40

¿Por qué de aquí no os partistes

quando Josef se partió?

Pero quizá él os dejó 415

para mis memorias tristes.

Que como él no a querido

perderme el justo rrespeto,

quiso hiciesen este efeto

los que no tienen sentido; 420

y no fue su yntento vano,

si os dejó con ese yntento,

q[ue] aun bastara por tormento

beros fuera de su mano.

Con justa causa me aflijo, 425

pues ya os queréis ensayar

en la que a de ver clabar

en v[uest]ra labor su hijo.

¡Ay, penosas herramientas!

¿torcidas conmigo estáis? 430

Si es de ver que no os usáis,

mi hijo os dará contentas;

porquél os dará materia

en que enplehéis ese acero,

que quiere hacer mi cordero 435

los pagos de v[uest]ra feria.

Entra Josef contento y alborotado y aprisa.

JOSEF. Birgen purísima y santa,

rregalo de aquestos ojos,

cuchillo de mis enojos,

que los deshace y quebranta. 440

Abrázanse.

MARÍA. ¡Ay, mi dulce esposo amado!,

¿adónde os fuiste, señor?

JSEF. Donde me llevó vn temor,

de que estoy desengañado.

Arrodíllase, y la Birgen le levanta.

____________________

405-16 Recuerdo de Quirós del soneto X de Garcilaso: “O dulces prendas por mi mal halladas…” (Obras

completas, ed. Revers, Madrid, 1964, p. 12).

Page 41: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

41

Perdona, Virgen sagrada, 445

A Josef, si os ofendió,

puesto que no sospechó

de v[uest]ra linpieza nada;

{ que sola la confusión

OJO /-/- { de ver ese rrelicario, 450

{ a lo natural contrario,

{ pues no conocéis rrazón,

me traya amedrentado,

lleno de melancolía;

porquel cómo no entendía, 455

que dél qué nunca e dudado:

mas ya el rrecelo y temor,

con que os hize tal ofensa,

será, Birgen, rreconpensa

para serviros mejor. 460

Que fue toque en la paçiençia

que quiso darme mi Dios,

para descubrirme en vos

el oro de omnipotencia,

y ese divino papel, 465

do escribió Dios quanto supo,

que todo dentro dél cupo,

sin hallarse letra en él.

Claro espejo rrelevado,

do en solo un pequeño punto, 470

del eterno Poder junto,

se muestra al bibo el dechado.

Alquitara do el bapor

de Dios se distila en agua,

con que se enciende la fragua 475

_____________________

449-52 Versos señalados por los censores de la obra.

450 Cf. estos versos de Fray Ambrosio Montesino:

Puríssimo relicario

de entera virginidad…

(Cancionero, Toledo, 1508, reimpresión de D. Antonio Pérez

Gómez, Cieza, 1964, fol. xliii v)

y en Juan López de Úbeda:

Relicario en cuya alma

y cuerpo le fue dada

al eternal concepto digna entrada…

(Ap. Romancero y cancionero sagrados, B.AA.EE., XXXV, núm. 688)

Page 42: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

42

donde arde el divino amor.

Águila sacra y rreal,

que de una punta q[ue] hiciste,

alcanze en el cielo diste

al pelícano ynmortal. 480

Pura nuve q[ue] encendida

en aquel eterno fuego,

arrojará vn rrayo luego

que a todo el mundo dé vida.

Sé que eres firme argumento 485

/-/- do se prueva lo ynposible

por razón ynconprehensible

que ygnoró mi entendimiento.

Ya sé que eres el crisol

donde, con justo decoro, 490

toma forma aquel fino oro

_____________________

469 Cf. estos versos en Juan López de Úbeda:

Espejo sin manzilla,

puerta del parayso…

(Cancionero general de la doctrina cristiana, ed. Antonio

Rodríguez-Moñino, I, 1962, 313)

Y estos anónimos:

La sapiença bien la nombra

espejo de resplandor

immaculado…

(Cancionero espiritual, Valladolid, 1549, ed. B. W. Wardropper,

Valencia, 1954, p. 22)

477 Cf. estos versos anónimos:

Águila que en lo alto buela…

(Ibid., p. 38)

Águila que sube y buela

a lo más alto del cielo

a quien Dios más se reuela…

(Ibid., p. 60)

479 Cf. San Juan de la Cruz:

Tras de un amoroso lance,

y no de esperanza falto,

volé tan alto, tan alto,

que le dí a la caza alcance.

(Ap. Dámaso Alonso y Eulalia Galvarriato de Alonso, La poesía

De San Juan de la Cruz, s. a., p. 306)

480 Cf. el “Adoro te devote, latens Deitas…” de Santo Tomás de Aquino:

Pie pelicane, Jesu Domine,

Me immundum munda tuo sanguine,

Cojus una stilla salvum facere

Totum mundum posset omni scelere.

486 Verso señalado por uno de los dos censores.

Page 43: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

43

más apurado que el sol.

Y porque nadie te yguale

el mismo Haçedor te suma

con un çero, cuya suma 495

tanto como él mismo vale.

Perdona al q[ue], a rrienda suelta

se ausentó de tu bondad,

mas la suma Eternidad

hizo que diese la buelta; 500

que su ángel me envió

a que me desengañase

y el misterio declarase

que mi confusión causó.

Virjen y Madre de Dios, 505

¿qué os encubristes de mí?

si crédito a un ánjel di,

tanbién os le diera a vos.

Bístesme andar sin sentido,

y entendiste la ocasión, 510

y tubiste corazón

para tenerme aflijido.

MARÍA. Bien entendí v[uest]ro aprieto,

y v[uest]ra pena entendí,

pero nunca me atreví 515

a deciros el secreto;

que, como obra de Dios,

a él se la rremitiía,

pidiéndole cada día

que os la declarase a vos. 520

Y nunca desconfié

de mi soberano dueño.

JOSEF. ¡Ay, dulce y dichoso sueño,

que a tal gloria desperté!

Yo e de ser el jardinero 525

de v[uest]ro jardín precioso,

yo el alcayde venturoso

deste castillo rroquero.

Yo e de mandar al que adoro,

mi Dios me a de obedeçer; 530

yo el tesorero e de ser

de tan divino tesoro.

Déjame tocar el lavio,

Virgen, a ese santo pie,

porque el lavio nunca fue 535

Page 44: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

44

mobido para tu agravio.

Va a bajarse, y entran quatro gitanas.

JITANA. Sea, vezino, bien venido

el esposo deseado,

que a todas nos a pesado

del ausencia que as tenido. 540

Tiniendo aquesta azucena,

Josef, ¿tenéis corazón

de darle en nada pasión?

¿Merece esta rrosa pena?

Parí, Señora, un hijuelo 545

que nos dé a todos solaz;

tendréis con el padre paz

y con el Hijo consuelo.

MARÍA. Yo con Josef no e rreñido,

sino quél fue a desechar 550

cierto disgusto y pesar

que sin causa avía tenido.

Desengañó el pensamiento,

y biene ya consolado,

y porque sea colmado, 555

con su vista muy contento,

un poquito le alegrad

con el vayle que soléis.

JITANA. Todo lo que vos queréis

será n[uest]ra boluntad. 560

Vaylan un rrato, y luego dize María.

MARÍA. Basta, amigas, no os canséis;

harto abéis vaylado ya;

entremos, y descansá.

Entra la María con ellas, y queda José solo al pueblo.

JOSEF. De mí, es justo que saquéis

no juzgar por apariençia 565

en la causa ajena uos;

____________________

547 Aquí el padre es San José.

Page 45: AUTO DE LA CONFUSIÓN DE SAN JOSÉ

45

sino rremitilla a Dios,

que da la justa sentencia.

Que en mill cosas q[ue] culpáis

por vna muestras esterior, 570

viene a ser v[uest]ro el herror

de aquello que condenáis.

Deste senado no creo

que cayrá en este pecado,

mas bien es que esté avisado, 575

pues tanto su bien deseo.

FIN.

Paréceme q[ue] se puede representar este auto de la Confusión de S.

Joseph, porque no ay en él cosa q[ue] no sea católica y devota. Si se

enmienda una copla q[ue] ay va señalada q[ue] dice q[ue] el parir vna

virgen es contra naturaleça, porq[ue] no es contra ella, sino sobre todas las

fuerças suyas. Oy, Viernes Santo, año de 1588.

Fray Jheroïo de Aguiar (Rubricado) *

________________

*Archivo Histórico Nacional, Sección de Inquisición, Legajo 3572, caja 2.

Don Felipe Camarero R. Maldonado tuvo la amabilidad de verificar las lecturas de alguno lugares

dudosos en el manuscrito. Le agradezco mucho este trabajo y las correcciones que eran la consecuencia

de su cotejo.