Audición del Presidente José Mujica del 3 de enero de 2014
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Audición del Presidente José Mujica correspondiente al 3 de enero
de 2014
Amigos, es un gusto poderlos saludar a través de este espacio al cual nos
unen ya unos cuantos años, y hemos arrancado el año, al parecer dando,
en parte, vuelta la página de unos días tan calurosos que prácticamente
significaban una especie de soplete sobre el país y donde en pocos días los
campos que transitaban por una primavera normal y cuasi favorable se
vieron literalmente un tanto achicharrados por la intensidad del calor, la
amenaza que significaban soles realmente diabólicos en un momento donde
este país que ha entrado, al parecer, definitivamente en una coyuntura
agrícola muy fuerte terminada la zafra triguera, se entraron a sembrar en
los restrojos mucha soja de segunda, por un lado, y también maíz de
segunda apostando a aprovechar ese remanente de fertilidad que queda en
la tierra como efecto de los fertilizantes que se colocaron al trigo y tratando
de aprovechar la escasa humedad para la germinación de esos últimos días
de diciembre.
Esta zafra de segunda estaba francamente amenazada en cuanto a la
germinación en buena parte del país, por la forma en que se presentó el
clima. Sin embargo, como un anuncio favorable ha llovido bastante bien por
todas partes con un poco de temporal, de desastre, de viento, que ha hecho
algunos desastres pero ha significado indirectamente un formidable apoyo
para la ganadería, ese segundo rubro que compone nuestras exportaciones
y parte fundamental de la historia económica de este país, actividad que
nunca debiéramos de olvidar en el acontecer del Uruguay.
La ganadería pasaba y pasa por un trance contradictorio muy curioso. Ha
perdido un millón y pico de hectáreas de las mejores tierras del país que
definitivamente se incorporaron a la agricultura; esta agricultura
contemporánea prácticamente de dos cosechas anuales, sucesivas. Muchas
de esas tierras estaban dedicadas a la invernada, a la preparación de
ganado y ha perdido también unas cuantas hectáreas en manos de la
forestación de campos que esencialmente eran criadores y que han sido
cubiertos por los montes de eucaliptos, también de pinos, en ciertas partes
del norte y aunque siguen produciendo algo de ganadería, porque
inevitablemente están los callejones, están los cortafuegos, están los
manchones bajos donde no se plantan árboles, etcétera, pero también ha
significado una disminución considerable de lo que podríamos llamar las
viejas tierras ganaderas.
No obstante, estas pérdidas considerables en materia de terreno, la
ganadería que también ha progresado notablemente en nuestro país se las
ha ingeniado como para mantener grosso modo los números en cuanto a
tonelaje de carne que se saca del país, que se puede exportar y se
consume. Y ha entrado este año, curiosamente, con una promesa de
muchísimos terneros. Ha tenido una estupenda parición entre otras cosas
por la buena alimentación que permitió el tiempo y permitió el progreso
multiplicador de muchos ganaderos criadores de este país que también han
sentido el acicate de los precios, de la oportunidad, y el avance de la
difusión tecnológica de ciertas técnicas que nos hacen pensar que la
ganadería también dejó atrás su estancamiento y estamos en presencia de
otra ganadería que se apresta también a ir subiendo escalones de aumento
de productividad.
Pero en esas condiciones, se le presentó como contraparte de la ganadería
una de las industrias fundamentales, la industria frigorífica del país,
curiosamente en un momento donde los precios internacionales se
mantienen, son los mismos, y donde la industria frigorífica vista
globalmente tiene más que capacidad para la faena posible de este país. Es
decir, por lo menos teóricamente tiene capacidad ociosa porque la industria
la industria frigorífica es una industria que, entre otras cosas, se basa en la
oportunidad y la oportunidad le indica muchas veces que hay que tener
capacidad de alta faena en ciertos momentos especiales como parte del
negocio y esto también crea contradicciones en el mediano plazo en cuanto
a los costos que significa tener una industria frigorífica que muchas veces
está lejos de trabajar a pleno.
De todas maneras, habiendo mucho ganado preparado sorprendió el hecho
de que la mayoría de los frigoríficos, al parecer deliberadamente,
mantuvieron un grado de faena baja en cuanto a la potencialidad técnica y
a la disponibilidad de ganado. Más claro: frecuentemente los ganaderos
querían vender y le daban fechas muchos días hacia adelante para poder
embarcar y no son pocos los que anotan que ésta ha sido una maniobra del
conjunto de la industria para influir en los precios a la baja. Lo curioso es
que, en términos promedios, mientras la carne se factura en el ámbito
internacional a precios más o menos parecidos a los que sostuvo el año
anterior, los ganados disponibles se han mantenido en una tendencia a la
baja, en ciertos casos un 8%, 10% menos, poco más, poco menos, con
alguna excepción de un único frigorífico, pero que hacen pensar que pudo
haber algún acuerdo, como reviviendo esas viejas leyes que se mueven en
nuestra economía, esa ley de la concentración y esa ley que habla de la
tendencia oligopólica por la vía de los acuerdos que, a veces, en algunas
grandes actividades se da.
Pero si esto es cierto, y sé que se van a levantar voces en contra porque de
estas cosas nadie se hace cargo, pero ¡vaya que en nuestra historia
económica este animal existe! Es parte tácita de las leyes del juego de
nuestra economía de una industria que es fundamental para la ganadería,
pero ésta, los grandes varones de la tierra, los grandes productores de
ganado de este país no pudieron vertebrar a su favor un sistema frigorífico
propio y ni siquiera pudieron llegar a gobernar el sistema de intermediación
y de venta del ganado. Es una de las cosas más curiosas de nuestra historia
económica, porque uno tendería a pensar que una actividad tan
fundamental, que ha tenido mucho que ver con la estructura de la tierra y
con la historia económica de este país, con sus luces y sus sombras,
actividad definitoria de nuestra historia, porque antes que nada, somos un
país pecuario, hijos de una historia pecuaria. Impresiona que esos intereses
nunca pudieron vertebrar un sistema de intermediación y un sistema
frigorífico propio y entonces siempre ha estado sometido a estos vaivenes
del manejo de la industria que también defiende la suya y, es obvio, como
cualquier actividad económica nosotros lo vemos casi como naturales de la
economía estos fenómenos. La economía capitalista tiende a funcionar con
estas tendencias, pero lo curioso, y esta lluvia puede cumplir un papel de
ayuda a los ganaderos, curiosamente, estaban ante una trampa, una
existencia importante de ganado preparado y una tendencia por parte de la
industria a comprar poco y retardado, no apurando la matanza y con ello
creando una especie de congestión en los campos cuando en los campos el
recurso forrajero tendía a caer por la falta de lluvia.
Veremos. Falta una parte sustantiva del verano, pero sin duda, la sequía es
uno de los peores flagelos que le pueden caer a este país y ojalá que
tengamos un verano con lluvia, que acompañe a la agricultura y que
acompañe a la ganadería y que desde ese punto de vista contribuya al
reparto relativamente equitativo de la noria del trabajo del país.
De todas maneras, hemos arrancado el año, en otro orden de cosas, el nivel
general de proyectos que se han presentado para usufructuar los beneficios
de la Ley de Inversiones son de tal importancia que hacen pensar que el
nivel de inversión en el país se va a mantener, y se va a mantener contra
muchos agoreros negativistas. Hay que recordar que estamos en tiempos
electorales y en todo tiempo electoral a las afirmaciones hay que “quitarles
el IVA”, por lo tanto, creemos que para nada va a ser un año catastrófico o
espantoso como algunos señores tendían a vaticinar. Tal vez con alguna
dificultad, pero con un horizonte bastante despejado en cuanto a la marcha
de la economía. Pensamos que esto importa para la vida de la gente,
importa para la estabilidad social y política del país en un año en que el país
tendrá que discutir su rumbo futuro y como tal va a tener en el escenario
electoral una de sus principales preocupaciones.
No obstante, nos parece muy útil que a retaguardia en la economía, en el
campo del trabajo, la sociedad siga respirando, siga multiplicando los panes
y siga prosperando porque en última instancia la política podrá discutir
cómo reparte los recursos pero lo más importante es que, a su vez, estos
existan y que los recursos existen significa que el campo del trabajo
funcione, que el mundo de la exportación funcione para hacer frente a lo
mucho que tenemos que importar, que el trabajo esté estabilizado, que el
ciclo de inversión continúe apalancando el país y que, en última instancia
los eventuales cambios del gobierno no signifiquen amenazas o retrocesos
en el campo de la economía y sean, en todo caso, disputas en cuanto al
tono del reparto, las prioridades que se establecen y las hipótesis del futuro
porque nunca ninguna tarea está acabada y el país tiene por delante
enormes desafíos que tendrá que ir enfrentando.
Por eso, tenemos una visión positiva pero naturalmente comprometida con
el acontecer del país. Ha comenzado la noria de un nuevo año. Todo indica
que será positivo.