Atlas Electoral Región de Murcia 2000 - Elecciones Municipales

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Atlas Electoral de la Región de Murcia 1 4. LAS ELECCIONES MUNICIPALES EN LA REGIÓN DE MURCIA 4.1. INTRODUCCION ¿Las elecciones municipales traducen el sentir de los ciudadanos hacia los asuntos políticos del ámbito municipal? La literatura ha tratado de abordar los comicios municipales para lograr identificar la lógica que subyace en ellos. Es difícil mantener que puedan calificarse como verdaderos acontecimientos municipales ya que la frontera que los separa de los acontecimientos nacionales es mínima y el influjo que esta esfera de actuación política ejerce sobre ellos es indiscutible. Por una parte, se debería pensar en términos “sistémicos” lo que nos llevaría a indagar en el ámbito municipal bajo las coordenadas que rigen en un sistema político, esto es, considerando la influencia e interdependencia que los subsistemas establecen con el sistema superior. Pero, por otra parte, ello no obvia para que este subsistema municipal mantenga particularidades propias que permitan una caracterización específica. Aquí es donde encontramos actores políticos, actitudes y orientaciones ciudadanas que reflejan que el ámbito que se trata de analizar tiene una entidad propia. Desafortunadamente, la realidad electoral municipal española no actúa bajo unas premisas locales, sino más bien, la influencia del ámbito político nacional se percibe sin siquiera profundizar mucho. Encontramos en los municipios partidos políticos de ámbito nacional tan profundamente arraigados que no permiten la presencia de actores menores específicos de estos ámbitos locales. Los contenidos nacionales tiñen a menudo la realidad local y los ciudadanos eligen opciones con posibilidades de éxito. No obstante, el número de circunscripciones electorales municipales es muy elevado y la fragmentación de este sistema es su rasgo principal. Cuando abordamos las elecciones municipales hacemos referencia a más de 8.000 elecciones diferentes con particularidades propias y con significados muy diversos. Esto lleva a cometer, la mayoría de las veces, equivocaciones cuando agregamos resultados electorales y cuando unificamos criterios analíticos. Esta “galaxia local” (Botella, J., 1992: 145) lleva intrínseco un handicap para los investigadores que no se tiene en otros procesos electorales. La supuesta homogeneidad que se aborda constituye un mosaico de realidades muy distintas. Sin embargo, también hay elementos que comparten determinados entes locales y que se constituyen en caracteres comunes, por cuanto se

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Análisis de las Elecciones Municipales en la Región de Murcia

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Atlas Electoral de la Región de Murcia

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4. LAS ELECCIONES MUNICIPALES EN LA REGIÓN DE MURCIA

4.1. INTRODUCCION

¿Las elecciones municipales traducen el sentir de los ciudadanos hacia los

asuntos políticos del ámbito municipal? La literatura ha tratado de abordar los comicios

municipales para lograr identificar la lógica que subyace en ellos. Es difícil mantener

que puedan calificarse como verdaderos acontecimientos municipales ya que la frontera

que los separa de los acontecimientos nacionales es mínima y el influjo que esta esfera

de actuación política ejerce sobre ellos es indiscutible. Por una parte, se debería pensar

en términos “sistémicos” lo que nos llevaría a indagar en el ámbito municipal bajo las

coordenadas que rigen en un sistema político, esto es, considerando la influencia e

interdependencia que los subsistemas establecen con el sistema superior. Pero, por otra

parte, ello no obvia para que este subsistema municipal mantenga particularidades

propias que permitan una caracterización específica. Aquí es donde encontramos actores

políticos, actitudes y orientaciones ciudadanas que reflejan que el ámbito que se trata de

analizar tiene una entidad propia. Desafortunadamente, la realidad electoral municipal

española no actúa bajo unas premisas locales, sino más bien, la influencia del ámbito

político nacional se percibe sin siquiera profundizar mucho. Encontramos en los

municipios partidos políticos de ámbito nacional tan profundamente arraigados que no

permiten la presencia de actores menores específicos de estos ámbitos locales. Los

contenidos nacionales tiñen a menudo la realidad local y los ciudadanos eligen opciones

con posibilidades de éxito. No obstante, el número de circunscripciones electorales

municipales es muy elevado y la fragmentación de este sistema es su rasgo principal.

Cuando abordamos las elecciones municipales hacemos referencia a más de 8.000

elecciones diferentes con particularidades propias y con significados muy diversos. Esto

lleva a cometer, la mayoría de las veces, equivocaciones cuando agregamos resultados

electorales y cuando unificamos criterios analíticos. Esta “galaxia local” (Botella, J.,

1992: 145) lleva intrínseco un handicap para los investigadores que no se tiene en otros

procesos electorales. La supuesta homogeneidad que se aborda constituye un mosaico

de realidades muy distintas. Sin embargo, también hay elementos que comparten

determinados entes locales y que se constituyen en caracteres comunes, por cuanto se

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detectan en determinados municipios. Esto permite una discriminación en función de

sus tamaños de población: es muy diferente la realidad política de un municipio rural

que la de un gran núcleo urbano, empezando por ejemplo por el desigual tamaño de sus

Ayuntamientos y siguiendo por la dimensión electoral protagonizada por los diferentes

partidos políticos. Todo ello conduce a la disyuntiva de plantearse cuál es el alcance de

la diversidad y hasta dónde llega la homogeneidad.

Nuestro objetivo en el presente capítulo es analizar las elecciones municipales en

Murcia desde 1979 hasta 1999. Teniendo en cuenta que nos aproximamos a una realidad

compleja consideramos necesario abordarla desde una doble perspectiva: por un lado

analizaremos los comicios municipales agregados, esto es, los resultados de las

convocatorias electorales dentro de una perspectiva global. Desde esta óptica, se

delinean las principales líneas de comportamiento contenidas en la Teoría de las

Elecciones de Segundo Orden (Reif, K., 1985; Reif, K. y Schmitt, H., 1980): los niveles

de participación, los resultados de los partidos nacionales, y la presencia de actores

menores. Pero, por otro lado, este análisis ofrece una interpretación con muy poco

contenido "local", además de traducir prácticamente poco acerca de las preferencias y

actitudes de los ciudadanos sobre acontecimientos y problemas municipales (Newton, K.,

1976: 16; Capo, J., 1991). Para completar esta visión debemos descender al plano

específicamente local y tratar de reconstruir los microcosmos políticos municipales. La

opción seleccionada es distribuir los municipios y clasificarlos según el tamaño de su

población. Esta variable discrimina más ajustadamente y permite realizar

comparaciones algo más precisas de los comportamientos electorales, además de ser la

alternativa elegida por los investigadores para unificar criterios que permitan la

comparabilidad entre los entes municipales europeos. Bajo esta condición nos

adentraremos en la evolución de las tendencias electorales de los municipios de Murcia,

tratando de aclarar un poco más esta empañada y compleja realidad municipal.

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4.2. LA REGIÓN DE MURCIA: UN ANALISIS AGREGADO

4.2.1. Evolución de la participación electoral

Generalmente, los comicios municipales despiertan un menor interés que las

elecciones legislativas y sus niveles de movilización son, por tanto, inferiores que los de

aquéllas. Si bien, los ciudadanos de las democracias occidentales participan menos en

los procesos electorales, esta tendencia afecta más directamente al ámbito local

(Hoffmann-Martinot, V., 1994: 13). Incluso a pesar de que el escenario político

municipal está más cercano a los ciudadanos, éste presenta un nivel de movilización

electoral inferior al nacional. A nuestro juicio el grado de interés que despiertan los

comicios municipales difiere significativamente de unos casos a otros y de unos ciclos a

otros: si tomamos en consideración de forma individualizada cada uno de los 8.000

municipios, encontraríamos tendencias muy diversas que están conectadas a factores

específicos del municipio. Únicamente si consideramos la agregación de los municipios,

sería posible considerar que respecto a las elecciones nacionales, la valoración de lo que

está en juego para los propios ciudadanos en las convocatorias electorales municipales

tiene una importancia menor y lógicamente el interés por participar será también

inferior. Pero en ocasiones se han entremezclado en este tipo de comicios elementos que

traspasaban esa frontera local y conectaban con la esfera política nacional. Es en estas

ocasiones, donde el grado de nacionalización incide en la movilización electoral. Desde

esta perspectiva es obvio que la constante nacionalización de los comicios municipales

en España y la continua conexión entre ambas esferas de actuación política, no hacen

sino afirmar un componente “no local” en las elecciones municipales (Capo, J., 1991).

A pesar de estos condicionantes que marcan las tendencias, consideramos que al reducir

nuestro ámbito de análisis a la Comunidad Autónoma de Murcia encontramos

elementos específicos de esta Región de los que se desprenderán sus propias

especificidades (Delgado, I. y López Nieto, L., 1997).

A lo largo de toda la serie electoral democrática en Murcia el nivel de

participación en los comicios municipales ha superado los índices medios nacionales:

desde las primeras elecciones de 1979 ya supera ligeramente la media nacional

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incrementando progresivamente este nivel desde 1987 hasta alcanzar la cota máxima en

1995, situándose a una distancia de 5,6 puntos de la media nacional y muy cerca de la

comunidad autónoma más participativa en esos comicios, Castilla la Mancha. Este

comportamiento participativo es similar al que experimentó en las convocatorias

legislativas: la tendencia histórica de Murcia que la caracterizaba por su abstencionismo

se altera en la etapa democrática y esta Región se situará desde entonces siempre por

encima de las medias nacionales de participación electoral. Sin embargo, respecto al

conjunto de los procesos electorales, las elecciones municipales son las que tienen un

menor índice de movilización. Las elecciones legislativas y las autonómicas movilizan

a un mayor número de electores, aún a pesar de que la convocatoria dual unifica desde

1983 ambos comicios electorales de segundo orden.

GRÁFICO 4.1. Niveles de participación electoral municipal. 1979-1999.

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior.

En relación al resto de comunidades autónomas, la participación electoral

municipal agregada de la Comunidad de Murcia ha experimentado una evolución

tendente al alza: si bien hay comunidades autónomas con una tendencia estructural al

abstencionismo, Murcia conforma el grupo de comunidades con mayores índices de

movilización del período democrático, fluctuando -como ya hemos visto- paralelamente

a la tendencia nacional. Las elecciones municipales de 1987 supusieron en aquel

40

45

50

55

60

65

70

75

80

85

1979 1983 1987 1991 1995 1999

Murcia Media nacional CA + participativa CA - participativa

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momento un elevado índice participativo que se situaba dentro de la evolución creciente

que se experimentaba. El 72,2 por ciento obtenido en aquella convocatoria afectó a la

evolución de los índices de elecciones posteriores, acusándose un significativo descenso

en 1991, que en comparación con la evolución del resto de comunidades autónomas no

fue tan grande: sólo Castilla la Mancha -la comunidad estructuralmente más

participativa-, Extremadura y Rioja experimentan respecto a Murcia en menor grado

este fenómeno, resultando paradójico en este momento los índices de movilización de

Galicia. Esta comunidad autónoma fue la que menor movilización electoral había

experimentado a lo largo de la serie electoral dada la dispersión geográfica y el elevado

número de núcleos rurales de difícil comunicación. Sin embargo, a pesar de que pueda

parecer sorprendente, es esta particularidad la que permite que esta Región no se vea

afectada por este fenómeno ya que desde 1987 emprende un camino ascendente en

términos de movilización agregada. Pero retomando la posición de Murcia en todo este

entramado regional, la movilización en la década de los noventa denota signos de

inestabilidad y fluctuaciones. Tras la máxima cota alcanzada en 1995, en las pasadas

elecciones de 1999 el descenso de movilización municipal en Murcia es mayor que la

media nacional: pierde 7,9 puntos frente a los 5 que desciende el porcentaje agregado

nacional. Su rasgo específico de comunidad autónoma “costera” no incide, tal y como

se ha destacado, propiciando un mayor abstencionismo electoral, sino que al igual que

por ejemplo la Comunidad Valenciana, son comunidades que escapan a este fenómeno

y esta característica se transforma en una particularidad (Delgado, I., 1997: 38).

CUADRO 4.1. Variación de la participación electoral municipal. Región de Murcia,

1979-1999. Variación en elecciones municipales

1979-1983 1983-1987 1987-1991 1991-1995 1995-1999

Andalucía

Aragón

Asturias

Baleares

Canarias

Cantabria

C. Mancha

C. León

+ 5,3

+ 4,7

+ 7,4

+ 4,7

+ 7,6

+ 8,8

+ 5,1

+ 6,7

+0,3

+ 1,1

+ 2,1

+ 1,9

+ 5,2

-3,2

+ 2,1

+ 3,1

-5,3

-4,0

-8,7

-6,9

-6,5

+1,3

-3,3

-5,9

+ 7,6

+ 6,7

+ 10,6

+3,8

+2,8

+ 2,0

+ 6,3

+ 6,2

-4,8

-6,3

-6,1

-6,6

-3,8

-5,5

-4,3

-6,0

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Cataluña

Extremadura

Galicia

Madrid

Murcia

Navarra

Rioja

País Vasco

C. Valenciana

Media nacional

+ 6,2

+ 6,8

+ 6,2

+ 3,9

+ 3,7

-5,4

+1,0

+ 1,9

+ 4,8

+ 5,2

+ 0,9

+ 2,5

+ 4,6

-0,5

+ 3,4

+ 2,0

+2,2

+ 3,9

+ 1,7

+ 1,3

-10,7

-4,1

+ 0,1

-10,4

-4,9

-6,5

-3,3

-8,6

-5,5

-6,5

+ 7,0

+ 7,9

+ 5,4

+ 11,5

+ 8,3

+ 3,3

+ 6,8

+5,0

+6,8

+ 7,1

-9,2

-4,4

-5,3

-9,1

-7,9

-2,7

-7,3

+0,6

-7,9

-5,0

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior.

4.2.2. Las preferencias electorales

La evolución de las preferencias partidistas en la Región de Murcia ha corrido

paralela a la orientación electoral nacional y a la presencia de actores nacionales. Es

lógico considerar que son estos actores quienes aglutinan al mayor porcentaje del

electorado, dejando un escaso margen de actuación a fuerzas menores que tienen su

razón de existir en el escenario municipal. A pesar de ser elecciones de segundo orden,

que favorecen el crecimiento de ofertas de carácter regional y local, los resultados

agregados muestran la elevada concentración de voto acaparado por partidos nacionales;

una media del 92 por ciento en todo el período analizado. Las oscilaciones que se

experimentan podrían explicarse a través de coordenadas nacionales: en las elecciones

de 1987 la concentración de voto de los partidos de ámbito nacional supone el 89,7 por

ciento del porcentaje total de Murcia, frente al 94,3 por ciento en las elecciones de 1995.

En el primer caso, la elevada participación en estos comicios favoreció la presencia

electoral de esos actores específicos de segundo orden, y más concretamente de partidos

regionales, ya que la capacidad de captación de voto por los Independientes se redujo

significativamente en esta ocasión. También, la relativa tranquilidad que se vivía en el

clima político nacional, indujo a los electores a votar sin hacer uso de ese “voto útil” y

optar por un voto más local: apenas un año antes, en las elecciones legislativas de 1986,

el PSOE obtuvo una clara victoria lo que supuso para las elecciones municipales de

1987 ese componente de calma, de manera que permitió reflejarse en mayor medida el

ingrediente municipal, y por ello una menor concentración de voto en los partidos de

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ámbito nacional. Consecuentemente, las elecciones municipales de 1995 convocadas en

un clima dominado por la crisis política en la arena nacional (Pallarés, F., 1996: 149;

Delgado, I., 1997), tradujeron la lucha por el control del poder nacional entre el PP y el

PSOE, convirtiendo a las elecciones municipales en un acontecimiento político con

escasos componentes locales. Además, esta dosis de nacionalización municipal1 quedó

asegurada también por la ubicación de su convocatoria dentro del calendario electoral:

las precedieron las elecciones legislativas de 1993, con una alta competitividad y la

convocatoria europea de 1994, la primera ocasión en que el PP triunfó a nivel nacional

imponiéndose sobre el PSOE. Estas dos experiencias sirvieron, junto con la crisis

interna del PSOE y los temas de corrupción y financiación ilegal del partido socialista,

para que las elecciones municipales de 1995 ofrecieran un escenario favorable para el

cambio de orientaciones partidistas entre el electorado y un dominio de la coyuntura

nacional sobre las orientaciones partidistas.

CUADRO 4.2. Evolución de las preferencias partidistas en elecciones municipales.

Región de Murcia, 1979-1999.

Elecciones municipales 1979 1983 1987 1991 1995 1999

PSOE AP/PP PCE/IU CDS UCD Independientes Otros Votos blanco

39,2 4,0 10,4

- 36,7 3,8 5,7 0,2

51,0 33,0 6,9 1,0 -

3,9 3,8 0,4

42,5 27,7 7,5 12,0

- 2,9 6,6 0,8

45,0 32,2 9,8 5,4 -

2,3 4,4 0,9

31,8 50,0 11,9 0,6 -

3,3 1,3 1,1

35,6 49,5 7,5 0,2 -

3,7 1,9 1,6

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior.

Esta situación que se vivía en la política nacional en 1995 trascendió de forma

particular al escenario municipal alterando las orientaciones partidistas. El PP obtiene

115.576 votos más que el PSOE en la Región de Murcia y le convierte con 150.000

votos más que en la convocatoria anterior en el partido vencedor de la contienda

electoral municipal. El PSOE pierde 32.186 votantes, frente a la captación de IU de

alrededor de 25.000 nuevos votantes. Las causas también estarían ligadas a la crisis

económica que afectaba a la Región, a los escándalos en que se vieron envueltos los

socialistas y al desgaste de haber gobernado la Comunidad Autónoma durante más de

1 La nacionalización así entendida se refiere a que cada vez los comicios municipales se parece más a las

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15 años (García Escribano, J. J. y Martínez, A., 1998: 367). Pero quizá el rasgo más

significativo que alteró la distribución del voto y reorientó las preferencias electorales

fue la desaparición del CDS. Lógicamente el PP es el primer partido que se puede

beneficiar de esta situación, toda vez que de los 28.298 votantes que tenía el CDS en

1991 sólo logra conservar 3.869, un descenso en términos porcentuales de cerca de

cinco puntos. Resulta paradójico, sin embargo, que aún dentro de un análisis bajo

coordenadas de carácter nacional, un segmento del electorado orienta su voto hacia los

Independientes. Muy lejos de lo que se podría sospechar, más de 20.000 murcianos

votan en estas elecciones tan competitivas a listas de Independientes, de forma que su

presencia se incrementa un 1 punto porcentual, dentro del total de la Región. Las causas

pueden ser múltiples, pero quizá se desprende de esta actitud un cierto “voto de castigo”

a los partidos nacionales y una reivindicación del carácter municipal que deberían tener

estas elecciones.

Esta nueva configuración del mapa electoral en 1995 supuso además un cambio

en la distribución de los apoyos y en los niveles de competitividad municipal. El grado

de incertidumbre que se desprendía de la campaña electoral de 1995 se hizo efectiva a

través de la distancia materializada en los resultados de las dos principales fuerzas

políticas. Si en 1987 la distancia entre el primer partido, PSOE, y el segundo, PP, era de

14,8 puntos, en 1995 se incrementa la distancia entre ambos, pero a la vez que se alteran

las posiciones: el PP se convierte en el partido con mayor porcentaje de votos y a una

distancia de 18,2 puntos se sitúa el PSOE. Este amplio margen de distancia entre ambos

se tradujo en una escasa competitividad electoral que permitió al PP gobernar en un

elevado número de municipios con relativa facilidad. Se configura un sistema

“bipartidista imperfecto”, que deja escaso margen de maniobra a partidos menores de

ámbito regional o a Independientes, bipolarizándose la competición municipal. Sin

embargo, los índices de competitividad municipal reflejan que la distancia en número de

representantes municipales entre el PP y el PSOE se reduce en seis puntos con respecto

al porcentaje de votos. Hasta entonces la ventaja siempre había favorecido al primer

partido: el PSOE siempre había logrado un margen superior de representantes

municipales que de voto, siendo mayor esta diferencia en las elecciones de 1987. Si la

elecciones legislativas, en términos de debate, actores políticos y sobre todo en los resultados electorales.

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distancia electoral al PP fue de cerca de 15 puntos, la distancia que le separa en

representantes sobrepasa los 21 puntos: obtiene una prima de más de seis puntos, a su

favor, gracias a los efectos del sistema electoral. En cambio, cuando es el PP el primer

partido, no mantiene el mismo porcentaje de distancia en términos de representación

municipal, más bien al contrario, en ambas ocasiones pierde representantes reduciendo

la distancia respecto al PSOE e incrementando la competitividad municipal. Aunque el

PP mantiene la hegemonía en las elecciones municipales de 1999, la recuperación del

PSOE se traduce en esa menor distancia entre los partidos. Es el único partido que en

1999 atrae a 16.375 votantes más que en 1995, lo que representa un 3,8 por ciento más

del porcentaje total de la Región de Murcia. Esta tendencia expansiva también afecta a

los resultados de los Independientes, que obtienen tan sólo un 0,4 por ciento más de

votos. El resto de los actores políticos pierde representación, siendo ésta más acusada en

IU –pierde 29.333 votantes, un 4,4 por ciento. A pesar de que el PP reduce muy

ligeramente su porcentaje de votos (un 0,5 por ciento) y pierde 14.312 votantes, sigue

siendo la primera fuerza política, generando mayor competitividad electoral y

reduciendo aún más los índices de distancia en términos de representación.

CUADRO 4.3. Niveles de competitividad en elecciones municipales. Región de

Murcia, 1979-1999.

Elecciones municipales Competitividad electoral Competitividad municipal

1979 1983 1987 1991 1995 1999

2,4 (PSOE-UCD) 18,1 (PSOE-AP) 14,8 (PSOE-PP) 12,8 (PSOE-PP) 18,2 (PP-PSOE) 13,9 (PP-PSOE)

0,44 (UCD-PSOE) 20,44 (PSOE-AP) 21,6 (PSOE/AP) 18,7 (PSOE/PP) 12,2 (PP/PSOE) 8,8 (PP/PSOE)

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior.

En términos de representación política, las oscilaciones más importantes son las

que se producen con la desaparición de dos fuerzas políticas de ámbito nacional:

primero la UCD, que si bien en 1979 obtiene gracias al efecto del sistema electoral un

mayor número de concejales que de votos, su “muerte” incide significativamente en el

escenario municipal, tanto en términos electorales como ya hemos visto, como en

términos de representación municipal; de forma similar el surgimiento del CDS en 1987

y la posterior pérdida de representación política, afecta sobre la recomposición política

que experimentan la mayoría de los municipios en Murcia. Tal y como se aprecia en el

Atlas Electoral de la Región de Murcia

10

gráfico, la súbita reducción de la representación de la UCD impulsa el incremento del

PSOE; pero el partido que saca más ventaja de este fenómeno es sin duda AP/PP quien

logra cerca de un 30 por ciento más de concejales. Posteriormente la presencia de

concejales del CDS atempera este crecimiento, detectándose entonces un ligero

retroceso en la representación política de estos partidos. El cambio de ciclo electoral que

se produce en 1995 altera las tendencias mantenidas e inaugura un nuevo proceso de

democracia local que permanece constante hasta 1999, aún a pesar de reducirse

ligeramente las distancias.

GRÁFICO 4.2. Evolución del porcentaje de concejales de los principales partidos políticos. Región de Murcia, 1979-1999.

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior.

Sin embargo, las ventajas de unos y otros partidos van a estar condicionadas por

los efectos que produce el sistema electoral en beneficio y en detrimento de unos y

otros. Aún a pesar de que el sistema electoral municipal tiene efectos más

proporcionales que el sistema de las elecciones legislativas (Delgado, I., 1997: 124), la

sobrerrepresentación de algunos partidos en Murcia como el PSOE y los

Independientes, y la infrarrepresentación de otras formaciones, IU, PP y regionalistas se

convierte en un efecto con carácter estructural. Se podría pensar que el partido vencedor

de los comicios obtiene un “premio” en términos de representación; pero esta

0

10

20

30

40

50

60

1979 1983 1987 1991 1995 1999

PSOE UCD AP/PP PCE/IU CDS

Atlas Electoral de la Región de Murcia

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afirmación es errónea por cuanto si observamos la trayectoria del PSOE, en 1995 aún

habiendo perdido la supremacía municipal obtiene un 4,7 más del porcentaje de

concejales que el que logra en votos. Simultáneamente, el PP, desde entonces primera

fuerza municipal, no resulta beneficiado sino más bien al contrario, continúa dentro de

la dinámica del “efecto castigo” que produce el sistema electoral. En definitiva, el

partido que siempre obtiene ventaja es el PSOE, ocupe la primera o la segunda posición.

La concentración del voto que tiene lugar en los comicios municipales de la década de

los noventa beneficia, a simple vista, a los Independientes permitiéndoles cierta

sobrerrepresentación en detrimento de terceros partidos. Si bien el mayor beneficio lo

consiguen en 1983, cuando el PSOE logra imponerse por primera vez en el escenario

local y coincidiendo, además, con una situación de debilidad en el resto de los partidos

nacionales. El tamaño de las circunscripciones es sin duda el elemento que más

distorsiona la realidad política, ya que a los pequeños distritos el sistema les impone

más restricciones (Taagepera, R. y Shugart, M., 1989: 97), de manera que será en ellos

donde pueda apreciarse más claramente este fenómeno.

CUADRO 4.4. Efectos del sistema electoral municipal en los principales partidos

políticos. Región de Murcia, 1979-1999.

Diferencia entre escaños y votos 1979 1983 1987 1991 1995 1999

PSOE AP/PP PCE/IU CDS UCD Independientes Otros

+0,5 +0,1 -1,6

- +3,4 -1,3 -0,7

+1,9 -0,5 -1,5 -1,0

- +3,2 -1,3

+7,1 +0,3 -2,3 -1,8

- +2,5 -5,8

+5,8 -0,2 -2,0 -0,9

- +0,6 -3,3

+4,7 -1,3 -2,1 -0,2

- +0,9 -1,9

+4,6 -0,5 -2,1 -0,2

- +1,0 -2,9

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior.

4.3. LAS CIRCUNSCRIPCIONES MUNICIPALES EN MURCIA

4.3.1. La configuración geográfica

Los estudios electorales toman a la circunscripción electoral como unidad de

análisis. La provincia en caso de las elecciones legislativas, comunidades autónomas en

caso de elecciones regionales o sus circunscripciones específicas. Pero la

heterogeneidad de los municipios españoles y la elevada fragmentación a la que se

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enfrentan los investigadores a la hora de analizar el ámbito municipal, obliga en cierta

medida a imponer restricciones, ligadas fundamentalmente a la agregación en función

de los tamaños de la población de los municipios. El análisis electoral por tamaño de

municipio resulta ser una agregación necesaria y útil cuando hay que abordar un estudio

tan complejo y un universo tan numeroso. Aunque el resultado de toda agregación,

como es lógico, distorsiona parcialmente el conocimiento exacto de esa realidad, en las

elecciones municipales hay varias razones que avalan recurrir a esta tipología: en primer

lugar, el marco jurídico que distribuye el número de concejales en función de la

población de la circunscripción; y en segundo lugar, los estudios comparados recurren a

tipologías que permiten explicar las principales tendencias en estas elecciones: a) la

participación siempre es mayor en los municipios pequeños; b) ningún partido político o

coalición electoral concurre electoralmente en todos los municipios; c) la

proporcionalidad, en general, es más alta en elecciones municipales, aún a pesar de que

la desigualdad entre población y número de representantes locales son factores que

influyen en el sistema de partidos resultante (Delgado, I. y López Nieto, L. 1997: 262).

Por tanto, la influencia del tamaño de los distritos electorales vinculado con los niveles

de movilización y con la distribución de las opciones partidistas nos permite

aproximarnos de manera más precisa al panorama municipal.

La distribución de los municipios en Murcia es, sin duda, el primer elemento

relevante a tener presente puesto que en esta Región, al igual que en la mayoría, existe

cierta descompensación entre los diferentes tamaños de hábitat. Murcia tiene en la

actualidad 45 circunscripciones municipales, habiéndose mantenido estable este número

desde la década de los noventa: oscilando entre los 44 en 1979 y 1983 y los 43 en 1987.

Predominan los municipios de tamaño intermedio. Calculando la media del período 79-

99 el mayor porcentaje de los municipios de Murcia (un 30,5 por ciento) tiene una

población censal entre 5.000 y 10.000 habitantes; frente al 6,8 por ciento que

representan los municipios de más de 50.000 habitantes. La heterogeneidad es quizá el

rasgo más sobresaliente, puesto que es también significativa la presencia de municipios

rurales, e incluso, en general no se aprecian variaciones a lo largo del tiempo. No

obstante, es en la distribución de la población censal en esos municipios, donde se

aprecian ciertas diferencias con respecto a la distribución de los municipios. Al igual

Atlas Electoral de la Región de Murcia

13

que en el resto de la configuración municipal española, la Región de Murcia no escapa a

la tendencia de la concentración urbana. Es en los grandes municipios urbanos (en

Cartagena y Murcia que tienen más de 100.000 habitantes) donde se aglutina cerca de la

mitad del total de la población. Se aprecia una curva en la distribución de la población

que aumenta progresivamente hasta tocar el máximo en los municipios intermedios,

reduciéndose progresivamente el porcentaje de municipios según aumenta la población:

si el 16,1 por ciento es el porcentaje medio de municipios pequeños, el 30,5 por ciento

corresponde a municipios con población entre 5.000 y 10.000 habitantes y tan sólo el

4,4 por ciento representa a los municipios grandes. Otro rasgo que se desprende, en este

caso de la distribución censal, es que progresivamente los municipios pequeños pierden

población: si en 1979 representaba el 1,2 por ciento, en 1999 sólo es el 0,9 por ciento; lo

mismo ocurre para el tramo siguiente: del 5 por ciento de 1979 pasan al 1,6 por ciento

en 1999. Pero no se benefician las circunscripciones más grandes, sino que la

concentración se produce en poblaciones intermedias.

CUADRO 4.5. Distribución del censo electoral y de los municipios en la Región de

Murcia. 1979-1999. 1979 1983 1987 1991 1995 1999

C M C M C M C M C M C M T1. T2. T3. T4. T5. T6. T7.

1,2 5,0 18,7 18,4 10,2

- 46,4

15,9 20,4 36,4 18,2 4,5 -

4,5

1,1 4,3 17,8 16,7 12,9

- 47,2

15,9 18,2 36,4 18,2 6,8 -

4,5

1,0 4,5 17,9 16,6 13,0

- 46,8

16,3 20,9 37,2 18,6 6,9 -

4,6

1,6 4,6 10,2 17,9 11,7 6,6 47,2

17,7 20,0 22,2 24,4 8,8 2,2 4,4

0,8 3,3 8,3 21,5 11,8 6,4 47,8

15,5 15,5 22,2 31,1 8,8 2,2 4,4

0,9 1,6 10,0 19,5 14,2 6,5 47,3

15,5 8,8 29,0 29,0 11,1 2,2 4,4

T1. Menos de 2.000 habitantes T2. De 2.001 a 5.000 habitantes. T3. De 5.001 a 10.000 habitantes T4. De 10.001 a 20.000 habitantes T5. De 20.001 a 50.000 habitantes T6. De 50.001 a 100.000 habitantes T7. Más de 100.000 habitantes C = distribución censal M = distribución de municipios Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior.

4.3.2. La movilización y los niveles de competitividad en los municipios

La movilización electoral de las unidades geográficas con menor población

adquiere cada vez más fuerza en todas las sociedades industriales, siendo este fenómeno

Atlas Electoral de la Región de Murcia

14

aún más destacado en el caso de las convocatorias municipales2. La cercanía a las

instituciones locales, a los líderes municipales y a las decisiones políticas son elementos

que inciden favoreciendo la movilización electoral. También se debería añadir la razón

del “deber cívico”, que despierta entre los miembros de una pequeña comunidad el

sentimiento de evitar la abstención.

Murcia no escapa a esta dinámica, ya que también se aprecia una tendencia

mayor al abstencionismo en municipios que concentran a mayor número de habitantes.

Por tanto, la correlación entre el tamaño de población y la participación en las

elecciones municipales es inversa, y se convierte en una rasgo estructural al no haber

modificaciones relevantes en las sucesivas convocatorias electorales. De hecho las

mayores diferencias en movilización se localizan entre los municipios rurales y los

intermedios: si la movilización media del período en las circunscripciones rurales es de

un 82 por ciento, en los municipios entre 5.000 y 10.000 habitantes disminuye seis

puntos con respecto a aquéllos. Tal y como se observa en el gráfico 4.4, a partir de estas

poblaciones el descenso es constante y se atenúa ligeramente desde las poblaciones de

más de 50.000 habitantes siendo particularmente bajo en los dos municipios más

grandes. Pero desde una perspectiva general la tasa de variación en términos absolutos –

desde los municipios pequeños a los más grandes–, arroja una cifra que supera los 17

puntos porcentuales. Esta tendencia decreciente es constante para todas las

convocatorias electorales (ver anexo), aunque en las elecciones de 1995 en las que hubo

la mayor movilización de esta etapa, fueron las grandes ciudades las que concentraron

los mayores niveles de participación. Al igual que en el resto de España, las ciudades

que denotaban una tendencia estructural al abstencionismo alteran la dinámica

mantenida en el período 1979-1991 y concentran el mayor incremento de participación

electoral desde 1995. En Murcia y Cartagena el índice de movilización en 1995 alcanza

el 72,5 por ciento frente al 60,8 de 1991 y el posterior 61,7 por ciento de 1999. Pero fue

sin duda el clima político nacional el que influyó en esta convocatoria, e influyó de

manera más acusada en las grandes ciudades, que fueron las protagonistas del cambio

de ciclo electoral que ocurrió a mediados de los noventa. La movilización del voto en

2 Numerosos estudios sobre la participación electoral han demostrado que el comportamiento en los pequeños municipios era diferente al del resto, percibiéndose un aumento de los índices de abstención paralelo al aumento del tamaño de la población (Tarrow, S., 1977; Nevers, J. Y., 1992).

Atlas Electoral de la Región de Murcia

15

las dos principales ciudades de Murcia, sin olvidar la movilización rural, que entonces

fue de más de 7 puntos, fueron elementos determinantes en la victoria del PP.

GRÁFICO 4.4. Evolución de la participación electoral por tramos de población en

elecciones municipales en la Región de Murcia (media del período 1979-1999).

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior.

La competición partidista es muy diferente según los tamaños de las poblaciones

que se consideren. A pesar de que el sistema electoral tiene también unos efectos muy

diversos, se aprecia con claridad los estratos en los que a lo largo del tiempo la

competitividad siempre ha sido menor, esto es, el dominio del primer partido se

convierte claramente en hegemonía. Este es el caso del PSOE en 1987 en todos las

circunscripciones y con un importante control en las poblaciones de tamaño intermedio

hasta 1995. Las elecciones de 1995, las más competitivas del período en términos

agregados, señalan el inicio del cambio de ciclo electoral que había tenido lugar en las

grandes ciudades en 1991. Los índices de competitividad electoral en los diferentes

municipios demuestran esta tendencia. Si observamos los datos que se desprenden del

cuadro 4.6, en 1991 la distancia entre el PSOE y el PP era muy grande en las

poblaciones intermedias (tramos 3, 4 y 5), superaba en todas ellas los veinte puntos, con

lo que el predominio de los socialistas era indiscutible. Aunque el PP mantiene el

protagonismo “estructural” en los pequeños municipios, siguiendo la tendencia iniciada

50

55

60

65

70

75

80

85

90

95

100

Menos de2.000 hab.

2.001 a5.000 hab.

5.001 a10.000 hab.

10.001 20.000 hab.

20.001 a50.000 hab.

50.001 a100.000

hab.

Más de100.000

hab.

Atlas Electoral de la Región de Murcia

16

en 1979 por la UCD, las específicas condiciones bajo las cuáles se celebraron las

elecciones de 1995 supusieron un “vuelco” en las orientaciones de los electores y

permitieron el dominio del PP en todos los estratos de población (con la excepción del

municipio de Lorca, que incrementa su tamaño censal y representa la única población

entre 50.001 y 100.000 habitantes). En los municipios entre 20.000 y 50.000 habitantes,

las distancias entre el PSOE y el PP en 1991 ya se habían reducido significativamente,

de forma que se materializa en 1995 una ventaja para el PP de 22 puntos de diferencia.

Este mismo fenómeno se produce en los dos municipios de mayor tamaño, en los cuales

el PP tiene un claro predominio respecto al PSOE, que consolida en 1999. La gran lucha

por el control del electorado se localiza en las poblaciones con 5.000 y 10.000

habitantes. Este había sido el tradicional ‘feudo’ del PSOE, que a raíz de los cambios de

1995 alteraron la distribución de apoyos electorales generando en 1999 en este

escenario una competitividad muy alta: los dos principales partidos apenas se

distancian, lo que presupone que el PSOE logra controlar de nuevo el segmento

electoral que perdió en 1995 en estas poblaciones. Estos resultados de competitividad

auguran un clima político de competencia estrecha para asentar las bases electorales de

los dos partidos. Aunque el PP recupera un cierto margen de maniobra en

circunscripciones de 10.000 a 20.000 habitantes, en términos generales ha perdido en

casi todos ellos –en unos más que en otros–, el predominio que le permitía separarse de

su siguiente competidor. Es necesario, sin embargo, evaluar las consecuencias de esto a

través de una futura convocatoria municipal, lo que reflejará si estamos ante un ciclo

electoral o bien esta etapa se convierte en una segunda transición hacia un nuevo

cambio de orientaciones electorales.

Atlas Electoral de la Región de Murcia

17

CUADRO 4.6. Niveles de competitividad electoral en los tramos de población. Región

de Murcia,1979-1999. Competitividad electoral

1979 1983 1987 1991 1995 1999

T1. T2. T3. T4. T5. T6. T7.

22,3 (UCD/PSOE)

0,9 (UCD/PSOE)

3,6 (PSOE/UCD)

0,8 (PSOE/UCD)

6,2 (PSOE/UCD)

-

3,3 (PSOE/UCD)

1,6 (AP/PSOE)

4,6 (PSOE/AP)

26,0 (PSOE/AP)

21,9 (PSOE/AP)

26,4 (PSOE/AP)

-

12,8 (PSOE/AP)

16,2 (PSOE/AP)

12,6 (PSOE/AP)

20,1 (PSOE/AP)

22,1 (PSOE/AP)

23,3 (PSOE/AP)

-

7,6 (PSOE/AP)

1,1 (PP/PSOE)

6,7 (PP/PSOE)

23,9 (PSOE/PP)

21,4 (PSOE/PP)

9,4 (PSOE/PP)

35,3 (PSOE/PP)

4,6 (PSOE/PP)

5,0 (PP/PSOE)

5,9 (PP/PSOE)

3,2 (PP/PSOE)

9,3 (PP/PSOE)

22,0 (PP/PSOE)

7,5 (PSOE/PP)

29,1 (PP/PSOE)

9,6 (PP/PSOE)

1,3 (PP/PSOE)

0,2 (PP/PSOE)

11,9 (PP/PSOE)

17,4 (PP/PSOE)

34,4 (PSOE/PP)

25,1 (PP/PSOE)

T1. Menos de 2.000 habitantes T2. De 2.001 a 5.000 habitantes. T3. De 5.001 a 10.000 habitantes T4. De 10.001 a 20.000 habitantes T5. De 20.001 a 50.000 habitantes T6. De 50.001 a 100.000 habitantes T7. Más de 100.000 habitantes Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior.

4.3.3. Evolución de las preferencias electorales por tramos de población

La presencia de los principales partidos de ámbito nacional es una constante en

las convocatorias electorales municipales. Si bien se ha mantenido cierta especificidad

del ámbito municipal con la presencia de candidaturas de pequeños partidos

regionalistas o de listas de Independientes, el margen de actuación que les queda, una

vez que los grandes partidos se han implantado, es ciertamente estrecho. Muy a pesar de

lo que se podría pensar, en Murcia el predominio de las formaciones políticas

nacionales supera en todos los tramos de población la media del 90 por ciento con la

excepción de los municipios rurales en los que los pequeños partidos encuentran un

escenario fértil para implantarse. Lógicamente, las poblaciones con menos de 2.000

habitantes son ámbitos difíciles para que los grandes partidos presenten candidaturas;

fenómeno que favorece, junto al efecto mayoritario del sistema electoral, un particular

desarrollo para las formaciones menores. Esta dinámica corrobora, sin embargo, el

hecho de que la presencia de partidos de segundo orden se vaya debilitando una vez que

aumenta el tamaño de los municipios. Esta tendencia no se generaliza en la lógica de la

implantación de los partidos regionales, que asentados firmemente en determinados

municipios denotan una significativa presencia en ellos, independientemente de su

Atlas Electoral de la Región de Murcia

18

tamaño. Por ello, no es sorprendente encontrarlos en los grandes municipios, donde por

ejemplo, el Partido Cantonal (PCAN) localiza sus apoyos electorales, o en municipios

de 20.000 a 50.000 habitantes, donde diversa formaciones políticas específicas de

municipios en particular captan un importante porcentaje de votantes. El gráfico 4.5

muestra, por un lado, la indudable presencia de los partidos de ámbito nacional en todos

los municipios de Murcia, y por otro, los espacios que captan las formaciones menores

con una localización mayor en los municipios extremos, en los pequeños y en los más

grandes.

GRÁFICO 4.5. Distribución de las orientaciones electorales en la elecciones municipales celebradas en la Región de Murcia. Media del período 1979-1999.

T1.- Menos de 2.000 habitantes. T2.- De 2.001 a 5.000 habitantes T3.- De 5.001 a 10.000 habitantes T4.- De 10.001 a 20.000 habitantes T5.- De 20.001 a 50.000 habitantes T6.- De 50.001 a 100.00 habitantes T7.- Más de 100.000 habitantes Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior.

A lo largo del período 1979-1999 las formaciones menores, protagonistas por

naturaleza del ámbito municipal al traducir un componente más localista de las

elecciones municipales, decrecen progresivamente. Superar la barrera del 5 por ciento

0% 20% 40% 60% 80% 100%

T1

T2

T3

T4

T5

T6

T7

Partidos ámbito nacional Partidos regionales e Independientes

Atlas Electoral de la Región de Murcia

19

que impone el sistema electoral es complejo, y además su presencia en otros comicios

de segundo orden –las elecciones autonómicas– tampoco atrae al electorado murciano

(García Escribano, J. J. y Martínez, A., 1997: 382). A pesar de numerosos intentos sólo

un estrecho porcentaje del electorado confía en estas opciones partidistas, cuya

presencia se ensombrece por la presencia de los dos principales partidos políticos de

ámbito nacional. Tanto el PSOE como AP/PP dominan el escenario electoral en todas

las convocatorias electorales y en todos los municipios de la Región de Murcia. Si bien

desde 1983 el PSOE es el claro vencedor de las elecciones en 30 de los 44 municipios,

su control es mayor en los municipios intermedios; pero sus apoyos se debilitan en las

elecciones de 1987 en estas poblaciones, siendo aún más acusada su pérdida electoral en

los municipios de Murcia y Cartagena. En estos grandes municipios el PP tampoco

logra en 1987 revalidar el porcentaje de electorado obtenido en las elecciones

anteriores, acusando una pérdida de siete puntos porcentuales. El principal beneficiario

fue en aquella ocasión el CDS, que capta a significativos segmentos del electorado

afectando al flanco más centrista de los dos partidos que competían por atraer este voto.

Es sensato argumentar que las posiciones ideológicas moderadas del electorado de la

Región (García Escribano, J. J. y Martínez, A., 1997: 359) fue un factor que posibilitó

en aquella ocasión el crecimiento de este partido en la gran mayoría de los municipios,

sin que tuviera marcada influencia el tamaño del municipio. Pero a pesar de esta

moderación ideológica del electorado, el CDS sufrió las consecuencias de su crisis

interna y su presencia fue tan corta, que ya en los comicios de 1991 se produjo el

realineamiento de las orientaciones de los electores, permitiendo en todo caso que el

PSOE recuperara a parte de su electorado y de nuevo fuera el partido principal en todos

los municipios, con la excepción de los de menos de 2.000 habitantes, a pesar de que la

diferencia en porcentaje de voto fue estrecha con respecto al PP.

La estabilidad ha sido sin embargo, el principal rasgo que caracteriza la

evolución electoral del PCE/IU. Con presencia desde las primeras elecciones

municipales de 1979, las oscilaciones que sufre no afectan tan claramente en todas las

circunscripciones al partido ideológicamente más cercano, es decir, no es tan claro que

sus pérdidas beneficien al PSOE. Su distribución en los diferentes municipios no parece

seguir una pauta específica; más bien al contrario, si en 1979, obtenía cerca del 10 por

Atlas Electoral de la Región de Murcia

20

ciento de los apoyos en la mayoría de los municipios, con el paso del tiempo se debilita

en los municipios más pequeños, sin duda también por los efectos del sistema electoral,

que le penaliza en beneficio de los otros actores políticos. A pesar de ello parece

competir desde 1983 con el PSOE en las circunscripciones intermedias, debilitándose

en las grandes ciudades en los comicios de la década de los noventa.

Desde 1991 el comportamiento del electorado de la Región de Murcia altera la

competición partidista en todos los municipios. La concentración del voto en dos

fuerzas, el PSOE y el PP, reduce el margen de actuación del resto de los partidos en la

gran mayoría de las circunscripciones. El incremento de voto del PP en los municipios

pequeños se aprecia claramente en 1991: si en 1987 obtiene un 26,9 por ciento, en la

convocatoria posterior logra el 41,1 por ciento; en 1995 alcanza el 45,8 por ciento y

supera esa cifra en 1999 al captar al 48,1 por ciento de los electores. Este cambio del

comportamiento queda subsumido al hacer las medias del período, tal y como se recoge

en el gráfico 4.6, pero por otra parte, también permite contemplar el panorama existente

de dominio socialista. La tendencia electoral creciente del PP que es constante en la

mayoría de los municipios, supone desde 1991 la principal alteración del voto. También

es de interés contemplar la gran distancia, en términos electorales, que existe entre el

resto de las fuerzas políticas y los dos primeros partidos. Tanto IU, como el CDS, los

regionalistas y los Independientes se sitúan muy por debajo del PSOE y en menor

medida del PP, y en términos de captación de electores, no son serios competidores

para las dos primeras fuerzas políticas. Implican cierta fragmentación de las

preferencias, pero a la vez muestran el claro dominio de los dos primeros partidos

políticos.

Atlas Electoral de la Región de Murcia

21

GRÁFICO 4.6. Evolución de los apoyos electorales municipales en la Región de

Murcia. Media

del período 1979-1999.

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior.

Considerando los dos principales partidos y centrándonos en la década de los

noventa, que es cuando comienzan a producirse los cambios en las preferencias

partidistas, conviene señalar la fuerte penetración del PP en las grandes poblaciones,

también extensible claramente a otros municipios. El salto cuantitativo más importante

se produce, además, en los municipios de 5.000 a 10.000 habitantes: en 1999, respecto a

1991, son más de 20 puntos porcentuales los que obtiene de ventaja. También

incrementa su porcentaje de voto en poblaciones entre 20.000 y 50.000 habitantes: un

18,5 por ciento. Todo este incremento de votos corre paralelo a la pérdida de votos del

PSOE: la variación de los porcentajes de 1991 a 1999 arroja para este partido saldos

negativos (excepto en el municipio de Lorca, tramo 6) siendo mayores allí donde el PP

obtiene más votos. Por otra parte, respecto a la captación de votos, el PSOE ha

experimentado oscilaciones significativas que deben resaltarse. Desde 1995, los

0

10

20

30

40

50

60

T1 T2 T3 T4 T5 T6 T7PSOE AP/PP PCE/IU

CDS Independientes Partidos regionales

Atlas Electoral de la Región de Murcia

22

socialistas recuperan voto todos los municipios con la excepción de los menores de

2.000 habitantes. Es mayor esta captación de voto en los municipios de 2.000 a 5.000

habitantes (+5,4 por ciento) y en los municipios de Cartagena y Murcia (+3,8 por

ciento). ¿Cuál es la interpretación de estos resultados? Podríamos argumentar que el

PSOE tocó fondo en 1991 y su lenta recuperación se percibe en los posteriores

comicios. Las elecciones de 1995 confirman su pérdida de predominio municipal, pero

se vislumbra, sin embargo, un crecimiento uniforme y constante en todos los municipios

en 1999. Si esta tendencia continúa la competición electoral en las siguientes augura una

elevada competitividad entre los dos partidos que compiten para captar al segmento más

variable del electorado de Murcia.

CUADRO 4.7. Evolución de las orientaciones electorales municipales en la Región

de Murcia, en la década de los noventa.

PSOE PP 1991 1995 1999 1991 1995 1999

T1. T2. T3. T4. T5. T6. T7.

40,0 43,7 50,8 47,4 42,2 59,4 41,1

40,8 39,2 42,6 33,3 29,3 48,0 26,7

38,5 44,6 44,6 34,9 30,9 63,9 30,5

41,1 37,0 26,8 26,0 32,7 24,1 36,4

45,7 45,2 45,8 42,6 51,3 40,5 55,8

48,1 45,9 44,5 46,8 48,3 29,5 55,5

T1. Menos de 2.000 habitantes T2. De 2.001 a 5.000 habitantes. T3. De 5.001 a 10.000 habitantes T4. De 10.001 a 20.000 habitantes T5. De 20.001 a 50.000 habitantes T6. De 50.001 a 100.000 habitantes T7. Más de 100.000 habitantes Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior.

4.4. CONCLUSIONES

Las elecciones municipales en Murcia no presentan muchas particularidades

propias; tanto la participación electoral como los actores políticos actúan bajo los

condicionantes que impone la tendencia nacional. Aunque se podría hacer una defensa

del contenido municipal que se materializa a través de la presencia de partidos

regionales y de listas de Independientes, éstos representan una parte muy reducida en el

escenario municipal, que apenas es significativa. De aquí la relevancia de los partidos

de ámbito nacional.

Atlas Electoral de la Región de Murcia

23

El electorado, con ocasión de las elecciones municipales, emite un juicio

valorativo sobre la institución local y sobre la actuación de los actores municipales, pero

condicionado en gran medida en función del partido que está en el gobierno y teniendo

como punto de referencia la situación política nacional (Rallings, C. y Thrasher, M.,

1993: 374). Esta afirmación se hace realidad al evaluar el alcance y la intensidad de las

orientaciones electorales en Murcia. Aunque el grado de influencia que tienen los

rasgos locales actúan en definitiva, como componentes neutralizadores de la reacción

nacional, si los personalizamos a través de los actores de segundo orden, esto es, los

partidos regionales y las listas de Independientes, se deduce que el peso de estos

elementos locales es significativamente menor que los nacionales: en primer lugar, por

que su presencia se circunscribe a determinadas circunscripciones y sus apoyos sufren

grandes oscilaciones. Salvo en pequeños y grandes núcleos urbanos, estos actores

locales atraen a un reducido número de electores; en segundo lugar, por la alta

concentración de las orientaciones electorales en los partidos de ámbito nacional.

Ensombrecen el margen de actuación de los partidos de segundo orden, siendo el rasgo

más relevante el arraigo del PP y del PSOE en todos los municipios murcianos. Por

último, el peso que ejercen los cleavages que operan en la arena de competición no se

estructuran alrededor de estos pequeños partidos, por lo que de nuevo el componente

nacional resurge con fuerza en detrimento de aspectos específicamente locales (Butler,

D. y Stokes, D., 1974). La escasa fuerza de las formaciones menores es la principal causa

de la pérdida de valores locales en favor de la inclusión de asuntos nacionales en el

discurso local (Stewart, J., 1983; Capo, J., 1991; Delgado, I., 1997).

En definitiva, la voluntad de las grandes formaciones políticas nacionales por

participar directamente en las elecciones municipales en Murcia es ya una realidad

indudable que ha generado tendencias nacionales en el escenario político local, influyendo

en la dinámica y en los resultados de la competición electoral (Gyford, J., 1980; Carrillo,

E.,1989; Thomsen, S. R:, 1992).

Atlas Electoral de la Región de Murcia

24

ANEXO CUADRO 4.8. Municipios de la Región de Murcia y tamaño de población (datos de

1999).

Población censal Municipios T1. Menos de 2.000 habitantes Ojos

Ulea Aledo Albudeite Ricote Villanueva del Rio Segura Campos del Río

T2. De 2.001 a 5.000 habitantes Pliego Librilla Lorquí Blanca

T3. De 5.001 a 10.000 habitantes Los Alcázares Fortuna Abanilla Alguazas Ceutí Beniel Calasparra Moratalla Fuente Alamo de Murcia Santomera Bullas Puerto Lumbreras Abarán

T4. De 10.001 a 20.000 habitantes Archena Mula La Unión Ceheguín San Pedro del Pinatar Las Torres de Cotillas Alhama de Murcia Mazarrón San Javier Torre-Pacheco Jumilla Totana Caravaca de la Cruz

T5. De 20.001 a 50.000 habitantes Aguilas Yecla Cieza Alcantarilla Molina de Segura

T6. De 50.001 a 100.000 habitantes Lorca T7. Más de 100.000 habitantes Cartagena

Murcia

Atlas Electoral de la Región de Murcia

25

CUADRO 4.9. Niveles de participación electoral municipal en las comarcas de la

Región de Murcia, 1979-1999.

Participación electoral 1979 1983 1987 1991 1995 1999

Altiplano Altoguadalentín Bajoguadalentín Campo de Cartagena Huerta de Murcia Mar Menor Noroeste Oriental Río Mula Vega Alta Vega Media Valle de Ricote

+ 8,6 - 5,4 + 9,6 - 5,5 - 2,4 + 5,0 + 5,3 -3,2 -0,9 +3,5 +10,3 +12,9

+10,8 -3,9 +9,0 -8,2 -1,9 +4,6 +5,0 +3,6 +1,7 +6,7 +7,8 +15,4

+5,6 -2,5 +5,0 -6,6 0,0

+3,6 -0,1 +6,7 +9,8 +4,9 +1,8 +11,1

+6,3 +2,6 +7,6 -12,8 -0,2 +6,7 +6,0 +13,5 +12,3 +6,8 +5,4 +16,7

+3,1 -2,4 +4,1 -8,5 +1,5 -0,2 +4,0 +7,9 +5,0 -0,1 +4,7 +13,4

+4,2 +0,3 +5,7 -10,8 -0,8 +2,6 +7,8 +13,3 +10,4 +3,8 +4,9 +16,6

Total Murcia 65,0 68,8 72,2 67,3 75,5 67,6 Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior.

GRÁFICO 4.7. Niveles de participación en las circunscripciones autonómicas

murcianas. 1983-1999.

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior.

50

55

60

65

70

75

80

85

1983 1987 1991 1995 1999

Circ. 1 Circ. 2 Circ. 3 Circ. 4 Circ. 5

Atlas Electoral de la Región de Murcia

26

CUADRO 4.10. Evolución de la participación por tramos de población. Región de

Murcia, 1979-1999.

1979 1983 1987 1991 1995 1999

T1. T2. T3. T4. T5. T6. T7.

74,9 77,0 70,3 69,6 58,6

- 59,9

72,4 80,9 73,4 74,5 64,6

- 62,2

84,2 83,6 75,4 73,9 68,5

- 68,3

81,3 82,4 77,4 70,5 70,5 61,6 60,8

88,9 84,8 80,2 76,4 76,9 71,3 72,5

88,1 82,3 77,9 71,2 69,2 65,0 61,8

T1. Menos de 2.000 habitantes T2. De 2.001 a 5.000 habitantes. T3. De 5.001 a 10.000 habitantes T4. De 10.001 a 20.000 habitantes T5. De 20.001 a 50.000 habitantes T6. De 50.0001 a 100.000 habitantes T7. Más de 100.000 habitantes Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior.