Atención y amor

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DUODA. Estudis de la Diferència Sexual, núm 35-2008 169 FÁTIMA PORTELA CARPINTERO Atención y amor en educación. El juego de las distancias Cuando alguien me pregunta sobre qué estoy escribiendo, trato de explicar que a lo que me dedico estos días es a pensar la educación como atención y, a la vez, como acto de amor. Además, me gusta decir que las y los que nos dedicamos a la educación tratamos de “ver cosas” en las personas con las que trabajamos donde los demás no ven nada. Es curioso cómo el conversar acerca de los propios pensamientos ayuda a clarificarlos y nos conduce siempre más allá. Así, me di cuenta de que mi manera de entender la educación, ese tratar de “ver cosas” donde los demás no ven nada, no está muy alejado del pensamiento pedagógico de Simone Weil, quien en sus últimas reflexiones afirma que la atención debe ser el único fin de la enseñanza. Esta idea me fascinó desde un primer momento, lo que me llevó a leer el libro donde aparece: La gravedad y la gracia. 1 Pienso que merece la pena darle vueltas a algunas de las ideas allí recogidas. La relación que Simone Weil consigue entablar con quien la lee, a través de su escritura íntima y lúcida, no debería dejar a nadie indiferente. Y eso es lo que me mueve a escribir, la pasión por una mujer que trató de vivir, pensar y morir con la más absoluta libertad. Ahora trataré de dar algún sentido a las ideas surgidas de la lectura de este libro y otros 2 en cuanto al tema del amor y la atención en educación. Mi primera gran conclusión es que quien se dedique a esto, primero, ha de hacerlo porque es su deseo, y segundo, ha de estar atento o atenta.

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    FTIMA PORTELA CARPINTEROAtencin y amor en educacin. El juego de las distancias

    Cuando alguien me pregunta sobre qu estoy escribiendo, trato de explicarque a lo que me dedico estos das es a pensar la educacin como atenciny, a la vez, como acto de amor. Adems, me gusta decir que las y los quenos dedicamos a la educacin tratamos de ver cosas en las personas conlas que trabajamos donde los dems no ven nada.

    Es curioso cmo el conversar acerca de los propios pensamientos ayuda aclarificarlos y nos conduce siempre ms all. As, me di cuenta de que mimanera de entender la educacin, ese tratar de ver cosas donde losdems no ven nada, no est muy alejado del pensamiento pedaggico deSimone Weil, quien en sus ltimas reflexiones afirma que la atencin debeser el nico fin de la enseanza. Esta idea me fascin desde un primermomento, lo que me llev a leer el libro donde aparece: La gravedad y lagracia.1 Pienso que merece la pena darle vueltas a algunas de las ideas allrecogidas. La relacin que Simone Weil consigue entablar con quien la lee,a travs de su escritura ntima y lcida, no debera dejar a nadie indiferente.Y eso es lo que me mueve a escribir, la pasin por una mujer que trat devivir, pensar y morir con la ms absoluta libertad. Ahora tratar de dar algnsentido a las ideas surgidas de la lectura de este libro y otros2 en cuanto altema del amor y la atencin en educacin.

    Mi primera gran conclusin es que quien se dedique a esto, primero, ha dehacerlo porque es su deseo, y segundo, ha de estar atento o atenta.

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    Atencin y deseo, dos cuestiones que Simone Weil liga y adems aadeuna tercera: consentimiento. Pero, qu quiere decir esto del consentirdesde una perspectiva educativa? Yo pienso que significa dejarse decircosas por quien tienes delante. Una forma determinada de escucha y unaforma determinada de mirar. Pero tambin una forma determinada de estar.

    Quien educa, puede estar ah de muchas formas. En las instituciones deeducacin y en la vida, hay quien est desde lo experto. Habla comoentendido o entendida de la educacin y, en realidad, no se cree nada de loque est diciendo y se va a casa sin pensar lo que hace. Es un estar sinestar, porque es un estar sin cuerpo, como dira Mara Zambrano, sinencarnar lo que se dice.

    Hay quien est y se cree lo que est diciendo. Lo piensa, y lo mantiene. Sonlos y las que hablan desde una posicin de verdad. Lo que pasa es que,muchas veces, creerse tanto lo que uno mismo dice nos hace ciegos ysordos ante los dems. Lo que pasa, es que muchas de estas personas secreen lo que dicen pero no actan en consecuencia. Por lo tanto, otra formade estar sin estar.

    Y por ltimo, hay quien se dedica a la educacin y trata de estar ah siendoconsecuente con lo que dice y piensa. El pensar y la accin se encarnan enun ser y un cuerpo. No hay ms que afinar la vista y el odo para darsecuenta. Ana Maeru lo relata as: Cuando era capaz de no separarme endos, la que es y la que ensea, lograba estar entera en clase y notaba,aunque no supiera decirlo que se daba un acuerdo entre el cuerpo y lapalabra, un bienestar que produca felicidad en clase.3

    Adems, Ina Praetorius habla de la filosofa del saber estar ah.4 Unconcepto cuyo origen reside en las capacidades que sirven para dar sentidoa la vida cotidiana. Uno de los puntos de referencia de su reflexin tiene quever con la forma de estar propiamente dicha y se refiere a la pasividad comoalgo positivo. Veamos, yo entiendo la pasividad en el estar ah comoexposicin; dejar que algo te pase. Ina Praetorius la entiende como lalibertad de la dependencia: la libertad que te otorga saber que en la vida,

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    inevitablemente, siempre nos relacionamos con alguien. El reconocer quenuestro estar ah es en relacin (es con el otro y con la otra) nos hace mslibres. Por eso, me atrevo a aadir el adjetivo dulce a la palabra dependen-cia. Yo dira ms bien la libertad en la dulce dependencia.

    Segn Simone Weil el estar ah sera un estar atenta a la distancia que hayentre lo que se es y aquello que se ama; 5 sera un estado de contempla-cin y apertura al mundo. Sera como una espera del mirar, hasta que brotede esa distancia la luz.6 Quizs, ese ver cosas de la educacin del quehablaba al comienzo, no sea ms que esto, el poder contemplar y disfrutarlo que la distancia nos regala.

    Y lo que se aprende estando atenta a esa distancia, quizs no es ms quela alteridad, la radical otredad del otro. El darse cuenta de que educar estambin liberar al otro de nosotros mismos y dejarle ser en la dulcedependencia. Un aprendizaje de la relacin de alteridad que comienza en elmomento mismo del nacimiento, con las madres, y que carece de sentido sino hablamos de amor; porque la creencia en la existencia de otros sereshumanos como tales es un acto de amor.7 Las relaciones de alteridad(como educar) han de ser un acto de amor porque, de lo contrario,ignoramos a aquella y aquel que no soy yo, nos olvidamos de dejar ser.

    As, para el ejercicio de la atencin en las relaciones de alteridad no hayms que echar un vistazo a lo que una ya tiene, se trata de un saber que setrae de casa, como dice Ana Maeru en el libro Educacin, nombre comnfemenino.8 Una experiencia educativa viva y con sentido que procede delorden simblico de la madre donde se aprende lo esencial: el amor, larelacin, la escucha, la lengua y el saber descifrar lo que el cuerpo quieredecirnos. No podra expresarlo yo mejor que Nria Prez de Lara cuandoescribe en el mismo libro que olvidar ese saber es haber perdido el sentidode educar, ese sentido que todos y todas hemos encontrado sin saberlo, ynecesitamos seguir encontrndolo, en el saber de las madres, en el ordenmaterno con que hemos entrado en este mundo y que este mundo,fundamentado exclusivamente, en el conocimiento y alejado del amor se haempeado en ocultar, negando as, la verdadera aportacin de las mujeres

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    al mundo, el saber del amor. 9

    Amor y educacin. Relacionar estos dos conceptos produce a vecesescepticismo, al igual que pensar la educacin como atencin. Por questa reaccin? Quizs porque sabemos que cuando amamos, y educamos,somos capaces, incluso, de llegar a confundirnos con el ser amado. Quizs,por temor a ese modo compasivo de amar10 que impide que el actoeducativo se d. Educar no es solamente un acto de amor, pero no conciboun acto educativo sin un componente de amor. El amor s cabe en laeducacin porque, dice Simone Weil, amar puramente es consentir en ladistancia, es adorar la distancia entre uno y lo que se ama.11

    Otra vez Simone Weil hace que dirijamos nuestra mirada a la relacin dealteridad y a la distancia, una distancia que separa pero sobre todo une. Ladistancia, un espacio entre dos o ms, que lejos de estar vaco, est lleno dediferencias y similitudes donde intuyo senderos transitables. Acabo de recordar la pelcula El hijo de los hermanos Dardenne. Esta es una pelculasobre las distancias, sobre la distancia que mantiene un hombre, Olivier,quien ensea un oficio a Francis, el asesino de su hijo. Lo hace porquequiere, aunque no sabe porqu. El propio oficio de aprendiz de carpinteroes lo que los une y separa. Necesita entender por qu lo mat. Es lo quepermite a Olivier continuar. Francis es para Olivier el nico nexo que quedacon su hijo muerto y Olivier es para Francis la posibilidad de construir algo apartir de un oficio. Olivier es un torbellino de emociones encontradas y sinsalida, se contiene, se contiene mucho. No toca a Francis. No sabe quhar si lo toca, es mejor no probar. Distancia. Slo cuando el chico est apunto de caerse de la escalera vence la hostilidad que tiene hacia elcontacto. Le sostiene, le toca. Toda una leccin de pedagoga. Luego,continua manteniendo la distancia.

    Al igual que amar, el acto educativo en esencia es nico. Ambos tienen algode enigmtico. No sabemos cunto dura, no sabemos bien cmo seproduce ni por qu, pero lo cierto es que cuando amamos y educamossiempre lo hacemos en relacin. Otra vez la libertad en la dependencia de laque antes hablbamos. Esa dulce dependencia es el disfrute mismo de la

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    relacin de alteridad. En educacin y en la vida el conocimiento, la cultura,necesita de la relacin para adquirir vida, necesita encarnarse, de nuevo ycada vez. Porque el conocimiento surge, procede de la relacin viva de unhombre o de una mujer con el mundo. Y esa relacin original necesita yrequiere ser activada cada vez. Porque no es el mundo lo que nos presentael conocimiento, sino la relacin de alguien con el mundo, son palabras deNieves Blanco.12 Estas palabras colocan a la relacin en el lugar queconsidero debe ocupar en la transmisin del saber. Una transmisin quedepende implcitamente de una relacin, de un vnculo, una distancia que ala vez, y por suerte, une y separa.

    notas:

    1. Simone Weil, La gravedad y la gracia. Barcelona: Trotta, 2007.

    2. Gracias, Nria y Jorge, por vuestras sugerencias.

    3. Anna Maria Piussi, Ana Maeru, (coords.), Educacin, nombre comnfemenino, Barcelona: Octaedro, 2006, p. 73.

    4. Ina Praetorius, La filosofa del saber estar ah, DUODA. Revista dEstudisFeministes, nm 23. (2002), pp. 99-101.5. Simone Weil, La gravedad y la gracia, p. 154.

    6. Ibid., 156.

    7. Ibid., 106.

    8. Anna Maria Piussi, Ana Maeru, (coords.), Educacin, nombre comnfemenino, p. 69.

    9. Nria Prez de Lara, El otro y la otra; lo otro, en Anna Maria Piussi, AnaMaeru, (coords.), Educacin, nombre comn femenino, p. 196-197.

    10. Ibid., 190.

    11. Simone Weil, La gravedad y la gracia, p. 107.

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    12. Nieves Blanco, Saber para vivir", en Anna Maria Piussi, Ana Maeru,(coords.), Educacin, nombre comn femenino, p. 180.

    Ftima Portela. Atencin y amor en educacin. El juego de las distancias

    Fecha de recepcin del artculo: mayo de 2008. Fecha de aceptacin: juniode 2008.

    Palabras clave:Educacin. Atencin Amor Deseo Consentimiento Filosofa delestar ah.

    Key words: Education Attention Love Desire Consent Philosophyof being there.