Astrologia en Grafologia

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EN GRAFOLOGÍA, LA ASTROLOGÍA NO ES BUEN "SIGNO"... María del Carmen Doyharzábal Copyright © María del Carmen Doyharzábal – Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción sin autorización expresa. Muchas personas en todo el mundo creen que la astrología es una cosa muy seria, y en consecuencia se pasan la vida basando sus decisiones según las predicciones de los horóscopos y las cartas natales, desconociendo desde luego que tales pronósticos tienen sólo un valor lúdico y carecen por completo de fundamento científico. Con el único sustento que le proporciona el frágil andamio del pensamiento mágico, la astrología no es otra cosa pues que una especie de superstición ancestral no muy diferente a la que hace que alguna gente le eche la culpa de sus desgracias a los gatos negros y a los espejos rotos. O, en cualquier caso, es casi lo mismo que las otras prácticas adivinatorias como por ejemplo el tarot, la quiromancia o la simple bola de cristal. Y, claro está, no es en modo alguno extraño que así sea ya que para dar con el origen de la astrología debemos retroceder casi cuatro mil años y situarnos en aquella antigua Babilonia dominada por la magia y la mitología, cuando una primera casta sacerdotal astrológica sumó dos más dos partiendo de un simple concepto: el Sol era fuente de vida y , con las estrellas, controlaba las estaciones; la Luna regía por su parte las mareas, de modo que lo más

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EN GRAFOLOGÍA, LA ASTROLOGÍA NO ES BUEN "SIGNO"...

María del Carmen DoyharzábalCopyright © María del Carmen Doyharzábal – Todos los derechos reservados.

Prohibida su reproducción sin autorización expresa.

Muchas personas en todo el mundo creen que la astrología es una

cosa muy seria, y en consecuencia se pasan la vida basando sus

decisiones según las predicciones de los horóscopos y las cartas

natales, desconociendo desde luego que tales pronósticos tienen sólo

un valor lúdico y carecen por completo de fundamento científico.

  Con el único sustento que le proporciona el frágil andamio del

pensamiento mágico, la astrología no es otra cosa pues que una

especie de superstición ancestral no muy diferente a la que hace que

alguna gente le eche la culpa de sus desgracias a los gatos negros y a

los espejos rotos. O, en cualquier caso, es casi lo mismo que las otras

prácticas adivinatorias como por ejemplo el tarot, la quiromancia o la

simple bola de cristal. Y, claro está, no es en modo alguno extraño que

así sea ya que para dar con el origen de la astrología debemos

retroceder casi cuatro mil años y situarnos en aquella antigua Babilonia

dominada por la magia y la mitología, cuando una primera casta

sacerdotal astrológica sumó dos más dos partiendo de un simple

concepto: el Sol era fuente de vida y , con las estrellas, controlaba las

estaciones; la Luna regía por su parte las mareas, de modo que lo más

"razonable" era pensar que aquellos otros cuerpos que había en el

cielo, esas luces menores y vagabundas llamadas planetas, bien

podían ejercer una influencia real sobre la vida humana...

  Así planteada desde entonces y hasta nuestros días, la premisa

básica de la astrología viene sosteniendo que si se conocen la fecha y

hora exacta de nacimiento de un individuo, y su relación con los

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cuerpos celestes - constelación en la cual se hallan los planetas en ese

momento -, se puede averiguar sus características físicas,

personalidad, salud y por supuesto su destino. Idea ésta que, por lo

demás, supone un Cosmos diseñado y organizado para el particular

beneficio del hombre, y nos hace evocar aquella misma vanidad que

alguna vez nos hizo creer a través de Claudio Tolomeo - a quien los

astrólogos le deben todas esas cuestiones sobre  planetas ascendentes

y tal o cual "casa" lunar o solar - que la Tierra era el centro del

Universo.

  Sin embargo, que los astrólogos de hoy se comporten como

congelados en el tiempo, defendiendo todavía una insostenible postura

antropocéntrica y haciendo caso omiso de todo lo aprendido desde la

época de Copérnico, Kepler y Tycho Brahe hasta el presente, no puede

sorprendernos sino, en todo caso, más bien ayudarnos a entender la

razón de ser de la más profunda ignorancia que los lleva a soltar la

lengua alegremente y definir como "ciencia"  a la astrología. De hecho,

en boca de los astrólogos la palabra "ciencia" suena vacía de

contenido, ajena y, por cierto, patéticamente pretenciosa...

  La astronomía moderna y desde luego la nueva física han socavado

por completo la cosmología astrológica. Ahora sabemos, por ejemplo,

que los planetas son mundos más o menos como el nuestro; y

conocemos la existencia de Urano, Neptuno y Plutón que fueron

descubiertos mucho después del nacimiento de esta oscura práctica

adivinatoria (curioso es que los astrólogos de antaño no hayan

"sentido" su influencia ni pronosticado su aparición antes que el

telescopio los hubo puesto a la vista). Ahora  también sabemos que hay

en el Universo cantidades incontables de otros objetos como lunas y

planetas, cometas y asteroides, pulsars y quasars y agujeros negros,

galaxias en explosión, estrellas simbióticas y etcétera, que eran del

todo desconocidos para los inventores de la astrología (y no se nota

que ninguno de ellos les haya puesto atención ni antes ni ahora...).

  Hoy por hoy, conocemos cuatro fuerzas que rigen la naturaleza:

gravedad, electromagnetismo, fuerza débil y fuerza fuerte; ninguna se

pronuncia: eeehhhhh....huuummmm....esssteeeee....mmmmmm...como

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suelen hacerlo los astrólogos cuando se les mencionan; y ninguna de

éstas, tampoco, explica la pretendida influencia ejercida por los

planetas y las estrellas en el momento del nacimiento de una persona.

Los astrónomos dicen al respecto que, por ejemplo, la influencia

gravitacional del cuerpo del médico en la sala de parto supera por

mucho la de cualquiera de los planetas, en tanto otros científicos

agregan que todo lo referente a características físicas y de

personalidad son la resulta de la genética y de las influencias

ambientales y el aprendizaje. Conque ¿alude la astrología a alguna

fuerza desconocida? ¿Tiene ésta algún nombre ya o debemos

contentarnos con llamarla por ejemplo abracadabra? ¿Qué teoría física

la explica? Y su influencia, ¿obedece a la ley del inverso del cuadrado

de la distancia descubierta por Newton?

  Por supuesto, es en vano esperar alguna respuesta que no suene a

chapucería. Definitivamente, los astrólogos no pueden explicar cómo y

por qué los planetas y las estrellas influyen, como dicen, en las

personas; de modo que todo se trata simplemente de creer o no

creer...como sucede con la magia. Y para los que creen, claro, el

horóscopo siempre será acertado, diga éste lo que diga... Un buen

ejemplo de esto se puso de manifiesto en el estudio que Geoffrey Dean

realizó para Skeptical Inquirer, cuando cambió el horóscopo de 22

individuos, sustituyéndolo por el opuesto, y comprobó que aun así,

luego, todos afirmaron convencidos que los pronósticos se referían a

ellos. Este fenómeno psicológico, común a todas las prácticas

adivinatorias (mancias) se ha llamado alguna vez, humorísticamente,

"principio del calcetín estirado", aludiendo a tales prendas que hoy uno

puede comprar seguro de que servirán para diferentes tamaños de

pies, al igual que los adjetivos generales que utilizan los astrólogos y

que son aplicables para la mayoría de la gente. Pero, con

independencia del sistema de creencias del sujeto, la falsedad e

ineficacia de la astrología no ha resistido ni siquiera la prueba más

elemental, como lo demuestra el informe de Shawn Carlson, publicado

en la prestigiosa revista Nature, en diciembre de 1985, cuando

habiendo sido sometidos a examen 30 astrólogos de Europa y Estados

Unidos se les solicitó que, de acuerdo a lo que ellos mismos afirmaban

que podían hacer, establecieran la relación entre los perfiles

psicológicos y los horóscopos de 116 personas. Para ello, se le entregó

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a cada astrólogo el perfil psicológico correspondiente a cada uno de los

sujetos, más otros dos perfiles elegidos al azar y, por supuesto, el

horóscopo. La tarea consistía en identificar simplemente el horóscopo

con el perfil correcto. Pero, dejando de lado el porcentaje esperado por

azar, ninguno de los astrólogos fue capaz de conseguir un resultado

positivo. Y desde entonces, por lo menos cinco experimentos similares

han culminado con el mismo resultado negativo para la astrología.

  Como vemos pues, basta apenas una superficial mirada crítica como

la que acabamos de dar para descubrir sin esfuerzo que la débil luz que

titila en el oscuro mundo de la astrología nada tiene que ver con el brillo

del progreso científico, sino más bien con aquel tímido fuego alrededor

del cual nuestros remotos antepasados se reunían para conjeturar

acerca de la magia y los dioses que cobraban forma en el cielo

nocturno...

  ¿Será éste el futuro que algunos pretenden para la grafología?

   En lo personal, NO, gracias...

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