InterSedes: Revista de las Sedes Regionales

ISSN: 2215-2458

intersed@cariari.ucr.ac.cr

Universidad de Costa Rica

Costa Rica

Martínez Merino, Javier

Lucen Aspicio: me dirijo hacia la luz

InterSedes: Revista de las Sedes Regionales, vol. 2, núm. 2-3, 2001, pp. 189-194

Universidad de Costa Rica

Ciudad Universitaria Carlos Monge Alfaro, Costa Rica

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LUCEM ASPICIO: ME DIRIJO HACIA LA LUZ

(Lección Inaugural de Estudios Generales, impartida enLiberia el día 7 de marzo del 2001).

“El hombre –escribió Ortega y Gasset–no tiene naturaleza, lo que tiene es historia”.

Si pretendemos conocer la naturalezade una institución, será preciso enhebrar-nos por su historia, beber en las fuentesque nutrieron sus primeros pasos, sentirlos balbuceos que han podido llegar hastanosotros, los miedos que obligaron a susprimeros miembros a constituir la institu-ción; las necesidades, como el pan que nosnutre, que satisficieron en esta instituciónhasta el punto de llamarla: ALMA MATER.

Nuestra ALMA MATER, la universidad,es la institución más antigua de occidente,después de la iglesia católica. Para conocer-la será preciso penetrar por los recovecosde los siglos oscuros de la Edad Media,cuando nace, allá por el siglo XII.

Universidad

UNIVERSITAS es un vocablo medievalque significaba comunidad o corporaciónde... Tal como hoy conocemos el concepto,equivalía a la Universitas magistrorum etscholarium: Una comunidad de maestros ydiscípulos, reconocida y sancionada por laautoridad civil y eclesiástica.

No es fácil comprender la importanciade este tipo de comunidad, si antes no vol-vemos los ojos asustados al siglo V cuando

Javier Martínez Merino

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los bárbaros, con sus caballos patearoninmisericordes el saber de los romanos ygriegos. El latín, la lengua común, quedóbarrida de Europa. Y solo la religión delos vencidos, poco a poco, tímidamente,fue prendiendo en el corazón de los bár-baros. Varios siglos después, algunoshombres y mujeres, reunidos en comuni-dades de fe y de vida, se dieron a la tareade copiar los pocos libros que se salvaronde la destrucción de los bárbaros. Losárabes, que en el año mil habían alcanza-do una floreciente cultura en Al Andalus,reuniendo en Córdoba todo el saber delmundo conocido, tuvieron el cuidado deconservar parte de la cultura grecolatina,traduciéndola a su misma lengua. No to-dos fueron salvajes destructores, como eltristemente famoso sultán de Alejandría,que prendió fuego a la famosa biblioteca,pues si todo estaba dicho en el Corán, pa-ra qué tanto libro; y si discrepaban con elCorán, para qué servían. También quedóun fósil del imperio Romano: Bizancio,Constantinopla, su capital, emporio ocul-to del saber clásico, acosada por el islán,durante mil años. Hoy Turquía.

El trabajo de los monjes, el ora et la-bora de San Benito y San Bernardo, esta-ba en el coro de la iglesia, en el campo yen el scriptorium de los monasterios. Elmonje copiaba y copiaba los manuscritosque le llegaban de otros monasterios, oque corrían por el Camino de Santiago,camino hecho de piedras, puentes, mo-numentos, espíritu y picaresca. Así nacie-ron las bibliotecas medievales y, como di-jo Goethe, en el Camino de Santiago na-ció Europa. Llegar a Santiago de Com-postela, la tumba del santo, al finis terrae,el fin de la tierra conocida medieval es elimán que atrae al hombre medieval y ha-ce que se recorriera Europa de punta apunta, y fueran naciendo monasterios a

lo largo del camino... Y el arte Románico(arte al modo de los romanos) se levantacruzando puentes, erigiendo hospitales eiglesias... Y el comercio recorre el camino,y el arte recorre el camino, y las costum-bres recorren el camino, y las creencias ylos miedos y las pestes... Y los hombres lle-van su saber a quienes les interesa: a losmonasterios y luego a las catedrales.

Los Estudios Generales

Así es como nacen las primeras es-cuelas catedralicias, escuelas de losobispos. Allí donde el obispo tiene susede y su silla, su cátedra y su catedral.Estamos en el siglo XII, siglo de gran-des inquietudes religiosas y culturales.Está preparado el caldo de cultivo parael nacimiento de un centro de instruc-ción para todos: el studium generale.Los maestros que trabajan en las escue-las catedralicias consiguen una autori-zación, una licencia para enseñar fuerade las escuelas catedralicias. A esta li-cencia se le denominará facultas ubi-que docendi, facultad de enseñar encualquier lugar. Este es el nacimientode los studia generalia, los Estudios Ge-nerales, el origen y el sentido de la pri-mera universidad. Al principio eran losEstudios Generales, permiso para agru-parse, al igual que los gremios medieva-les, en torno a un maestro, indepen-dientes de las directrices de la Iglesia,para apoyarse, defenderse, transmitirsus conocimientos, proteger a los estu-diantes extranjeros que llegaban de to-dos los rincones de Europa en busca delsaber. Los Estudios Generales son partede esa célula, de ese derecho a enseñaren cualquier parte, que todavía hoy os-tentamos los universitarios.

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Y fue en París, en el siglo XIII dondela mitad de aquella ciudad, en la margenizquierda y en la isla del Sena, se llega aformar una república de sabios, con susleyes propias, sus tribunales propios y sulengua propia: el latín.

El papa Inocencio III dota a esta co-munidad de un representante ante lacorte pontificia y el derecho a compare-cer ante las leyes y tribunales como cor-poración. Pero pronto los obispos y lasescuelas catedralicias verán a esta institu-ción naciente como un centro de insu-bordinación y de peligros doctrinales.(Poco hemos progresado en esto). A pe-sar de los miedos algunos papas cultivanlas relaciones con la universidad de París,y el pontífice Gregorio IX otorga la Car-ta Magna a la Universidad: la autonomíapara regular y modificar los estatutos. Laconstituye en autónoma otorgándolecuatro permisos o facultades. Facultad deenseñar Artes, Teología, Derecho y Medi-cina. He aquí las cuatro ramas de dondebrotarán todas nuestras facultades, a lolargo de la historia.

Artes y Letras

Pronto, la Facultad de Artes se divideen tantas como eran las artes liberales,siete. Tres se dedican a las letras y cuatroa las ciencias. Las tres dedicadas a las le-tras se conocerán con el famoso nombrelatino de Trivium, las otras cuatro, dedi-cadas a las ciencias, el Quadrivium.

Facultad de Letras y Facultad deCiencias, todavía continuamos con estadenominación, aunque hayamos olvida-do que no suponían contrariedad, oposi-ción en el hombre medieval y mucho me-nos en el hombre renacentista, sino par-tes de un todo. Es interesante saber las

disciplinas que constituían el trivium(Gramática, Retórica y Dialéctica) y elquadrivium (Aritmética, Geometría, As-tronomía y Música).

La Filosofía, como humilde “ancillateologiae” (criada de la Teología) se iráconvirtiendo en señora en lucha abiertacon la “Fides quaerens intelectum”, la en-copetada Teología, que hoy cuesta en-contrarla en las universidades...

El Renacimiento y las Humanidades

Los siglos XV y XVI, suponen la vuel-ta a Roma y a Grecia, vuelta al latín y algriego, vuelta a los clásicos. El hombrecomo centro de todo. Protágoras lo repe-tía: “El hombre es la medida de todas lascosas”. El ser humano como medida detodo: El Humanismo.

Por fin aparece la tercera pata de nues-tra trébede. Hemos visto Universidad, Es-tudios Generales y aparece el sustantivoHumanidad que según el diccionario de laReal Academia define como plural de le-tras humanas. Nuestras Humanidades es elcultivo de las letras humanas.

En esta encrucijada de Universidad,Humanidades y Estudios Generales apa-rece el valor del pensar, del criticar, delreflexionar.

El Renacimiento o Humanismo esapasionante, lleno de luces y de sombras.Las luces de los Erasmos de Rotherdan,los inquebrantables utopistas a lo TomásMoro, los vulnerables cazadores de astrosy estrellas a lo Galileo, los mártires de latolerancia a lo Miguel Servet –quemadoen efigie por los católicos y en carne yhueso por los protestantes- y los panteís-tas místicos a lo Giordano Bruno.

Las sombras, que agrandan más asus víctimas, de los Inquisidores, a lo

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Torquemada, los fanáticos predicadoresfundamentalistas a lo Savonarola, los ilu-minados brazos de Dios, a lo Calvino.

No podemos olvidar las luces y lassombras, al mismo tiempo, de los huma-nistas y fanáticos a lo Lutero, padre delidioma alemán, traductor de la Biblia ytraidor para los pobres campesinos capi-taneados por el fanático Münzer, dequien dice “Quien ha visto a Münzer havito al mismo diablo encarnado; si tanmal alma ha de acaudillar a los campesi-nos, tiempo es ya de degollarlos a todoscomo a perros rabiosos”... Y fueron he-chos matar como perros rabiosos, por-tando la magnífica traducción de la pala-bra de Dios, en alemán, como bandera.

El Humanismo, el valor de discrepar,de la caída de las verdades absolutas. Laépoca del admirable universitario, quesufre cinco años la prisión sin que nadiepueda juzgarle, y vuelve al aula repleta deestudiantes y comienza su clase: “Comodecíamos ayer...” de los Fray Luis deLeón. Y cientos de artistas y de hombressobre cuyas espaldas descansan nuestrosconocimientos actuales...

De alguna forma los conoceremos,pues nuestra naturaleza, recuerden elprincipio, es nuestra historia.

¿Pero qué tiene que ver todo esto connosotros, seres humanos del siglo XXI?.

LUCEM ASPICIO: me dirijo hacia laluz

Nuestro escudo, el de la Universidadde Costa Rica, coronado con las ramas delaurel, es un sol que pugna con la oscuri-dad de la montaña y un girasol que mirahacia él. De niño me decían que el gira-sol se llamaba así porque giraba hacia elsol. Muchas horas pasé tratando de verlo

girar, en vano. El girasol, sabemos, ni gi-ra ni ha girado nunca dando vueltas alre-dedor del sol. Pero los girasoles, siempredirigen su cara hacia el este, hacia dondenace el sol “ad ortum solis”, que decíanlos clásicos. LUCEM ASPICIO, este lemaconfirma nuestro emblema: “me dirijohacia la luz”

Lo característico de las Humanidadesy de los Estudios Generales en la Univer-sidad de Costa Rica es que se trata de unmodo humanístico de enseñanza. No setrata de asignaturas humanísticas, sinodel modo de enseñanza humanístico. Unmodo que trate de desarrollar la capaci-dad de conocimiento, la capacidad de or-denar, relacionar, criticar, discernir den-tro de un tema. Capacitar para cuestio-nar uno mismo el aprendizaje.

LUCEM ASPICIO es educar para larazón, es educar para la autonomía, parala independencia.

La verdadera educación universitariatiene un punto duro: y es que educamospara que nuestros alumnos puedan pres-cindir de nosotros. No hay peor maestroque el que se hace imprescindible toda lavida. El gurú es lo contrario del maestro.Nosotros, los profesores, somos unos sui-cidas, porque educamos para que los es-tudiantes puedan prescindir de nosotros.Como lo hacen los buenos padres consus hijos.

LUCEM ASPICIO, dirigirse hacia laluz, es dirigirse hacia la verdad. Entre el gi-rasol y el sol que nace, vemos quebradas,altozanos y, al fondo, grandes montañas...y la luz llega tras el fatigoso trabajo de la ra-zón, del estudio, de la reflexión, de la rei-teración, de los controles, de las lecturas...No existe el atajo que alivie la necesidad depensar y razonar. La razón no da saltos...“Es aburrida” – dicen los débiles . “Es apa-sionante” -, los esforzados.

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LUCEM ASPICIO no son los progra-mas de televisión, mal llamados científi-cos o filosóficos, donde no hay tiempopara explicar lo que pensaba Platón perosí para lo que piensa un señor que ha leí-do o “conocido” a Nostradamus y sabe loque viene o lo que vendrá.

LUCEM ASPICIO es respeto al ser hu-mano y analizar las opiniones del ser hu-mano. Escuchar la opinión distinta a lanuestra. Asimilarla... Y aquí es donde nacela palabra clave, la salsa y el cultivo de la ra-zón, el análisis de la opinión: la Discusión.

Discutir

“Todo está en la palabra –dice Neru-da-... Las palabras tienen sombra, trans-parencia, peso, plumas, pelos, tienen detodo lo que se les fue agregando de tan-to rodar por el río, de tanto transmigrarde patria, de tanto ser raíces...” Es preci-so volver a la raíz de la palabra clave: Dis-cusión o Discutir. Los clásicos decíanDISCUTERE al hecho de ver si un árboltiene raíces, si está enraizado, si tienefundamento. Y a pesar de todo lo que laha ido contaminando en el rodar del ríode la historia, ese es el sentido que sigueteniendo para el universitario. Buscar lasraíces y el fundamento de la opinión, nola opinión porque sí.

Hace unos meses un periodista lepreguntaba a Gustavo Bueno, un filósofoespañol muy interesante por lo atípico,que cuál era su opinión sobre un tema. Yeste filósofo contestó:

-“Y a usted qué le importa mi opinión. Mi opinión noimporta porque sea mía sino por el razonamiento en quese sustenta”.

“Todas las opiniones son respetables”– escuchamos frecuentemente.

¡Cómo van a ser respetables todas!.Algunas no son respetables, en absoluto.Todavía estaríamos colgados de las ramasde los árboles si continuáramos pensan-do así. Dos más dos es igual a cinco, no esmás respetable que: dos más dos es iguala cuatro.

La opinión no se sostiene por ella so-la, ni por la persona que la defiende, si-no por la razón, por esa luz capaz de ilu-minar las tinieblas del alma. Es este elprimer paso de nuestra labor como uni-versitarios.

Y esa labor de discutir, de persuadircon nuestras opiniones bien razonadas,no termina en ella misma. Existe un se-gundo paso, quizás más difícil que el pri-mero: ser vulnerables a la persuasión. Es-cuchar y analizar las opiniones diferen-tes. Cuántas veces oímos: “Llevo cincuen-ta años pensando lo mismo y nadie meapeará del burro”. Y uno se enorgullecede pensar lo mismo que hace cincuentaaños, porque –quizás- ni entonces ni aho-ra pensó en nada.

LUCEM ASPICIO es entender elmundo, nuestro mundo y al ser humanoque lo habita.

LUCEM ASPICIO es volver los ojos alos clásicos; esos libros que cada vez que losleemos nos dicen algo nuevo y nunca ter-minamos de leerlos. Y enseñar a leer, a en-tender la verdad de lo leído, a profundizaren su sentido con una mirada crítica y a in-tentar expresar con claridad nuestras pro-pias respuestas. Leer no es hacer méritospara aprobar un examen ni para demos-trar que se está al día. Un libro no se debe-ría adquirir por las mismas razones por lasque se compra una camisa de moda. Un li-bro verdadero –porque también hay librosimpostores- es algo tan material y necesariocomo una barra de pan, un plato de arrozo un vaso de leche. Como el agua y el pan,

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como la amistad y el amor, la literatura esun atributo de la vida y un instrumento dela inteligencia, de la razón y de la felicidad.

LUCEM ASPICIO: un gran reto paranosotros, educadores de la Universidadde Costa Rica.