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Aspectos relevantes de la cultura guaraní:
lecciones para Occidente1
Por Dani O. Sotelo
1. Las cuatro etnias guaraníes
¡Ay! No se trata de cultivar, sino de perdonar a los árboles. ¿Cómo aplacar a los asesinos? No hay sitio de la
república, de los que he recorrido, en que no haya visto funcionar el hacha estúpida del propietario. Hasta
los que nada tienen destruyen las plantas. Alrededor de los ranchos se extiende un árido yermo cada año
mayor, que da miedo y tristeza. […] Aquí el hijo arranca lo que el padre plantó. Y no es por ganar dinero;
no aludo a los que explotan las maderas. [...] Obedecen a un odio desinteresado. Y la inquietud aumenta
cuando se nota que las únicas mejoras que se hacen en las plazas de la capital consisten en arrancar,
arrancar y arrancar árboles.[…] Se diría que los hombres no son ya capaces de sentir, de imaginar la vida
en los troncos venerables, que tiemblan bajo el hierro y se desploman con lastimero fragor. Se diría que no
comprenden que también la savia es sangre y que sus víctimas se engendraron en el amor y en la luz. […]
Muy desesperado, muy hondo ha de ser el mal de los que, en resignado mutismo, perdieron el cariño
primero, el cariño fundamental que hasta las bestias sienten, el santo cariño a la tierra y a los árboles.2
Rafael Barrett “El odio a los árboles” (27 de septiembre de 1907)
El extracto de arriba fue publicado por su autor hace más de cien años en el periódico "Rojo y Azul", es
una crítica del gran escritor español-paraguayo Barrett, quien se desempeñara por mucho tiempo como
columnista para varios medios de comunicación. El mismo, forma parte de los artículos compilados en su
célebre libro “El dolor paraguayo”, en el que expone la situación general del país a comienzos del siglo XX. La
prensa paraguaya actual en más de una ocasión ha citado o publicado el texto completo o extractos, para decir
que la práctica de no preocuparse ni cuidar a los árboles sigue vigente en el país. Curiosamente, una república
donde el guaraní (idioma de origen indígena) sigue siendo el principal vínculo de comunicación y donde las
tradiciones guaraníes tienen fuerte presencia entre la mayoría no indígena. Las transformaciones han sido tan
profundas, que los descendientes de los indígenas son muchas veces parte de aquellos que “odian” a la
Naturaleza.
¿Tenemos mucho que aprender de culturas que durante milenios se relacionaron de manera bastante
equilibrada con el medio ambiente, y que a pesar de ciertos episodios destructivos en general lo conservaron
mucho mejor que quienes llegaron a ocuparla? Parece que sí, especialmente en el particular caso de los
guaraníes. Por lo tanto, seguidamente se encuentra una introducción a su cultura, poniendo énfasis en su relación
con el medio ambiente. Esta aproximación a su mundo no pretende darnos una lección de cómo exactamente
1 Este extracto forma parte del artículo a ser publicado en el número 39 de la revista Ludus Vitalis, México: 2013, bajo el
nombre de “Aproximaciones a la Pachamama, al sumak kawsay y al jopói: hacia una ética ambiental de inspiración
indoamericana”. 2 Las cursivas son nuestras.
deberíamos actuar hoy, sino más bien contextualizarlos y entenderlos en líneas generales. También se debe
advertir que no se está induciendo a la idea de que su alto respeto a la Naturaleza tiene exclusivamente raíces
religiosas (sus creencias podrían ser consecuencia de su moral o de su ciencia, y además no dejaron de ser tan
amigables con el medio ambiente cuando empezaron a cristianizarse ni tampoco perdieron mucho con su
progresiva inserción en la modernidad y en el capitalismo).
Los guaraníes conforman cuatro troncos principales lingüístico-culturales: Mbya, Ñandéva o Ava
Guaraní, Guaraníes Occidentales, y Paĩ Tavyterã. Los mismos, viven en diversas regiones de los llamados
hoy Paraguay, Brasil, Argentina, Bolivia y Uruguay. También hablan la misma lengua los Aché, pero estos
últimos pertenecerían a una cultura diferente asimilada o conquistada por los guaraníes.
En general ellos constituyeron y constituyen aún un conjunto de pueblos seminómadas de origen
amazónico y con más de 3000 años de presencia e historia ininterrumpida en Sudamérica; son una nación o
conjunto de etnias similares que, como otros, a pesar de las percusiones, discriminación, racismo, enfermedades
importadas, exclusión y marginación social: ha conservado hasta el presente una buena parte de su cultura con
sus diferentes variantes y contenidos particulares. Un presente en el que sobreviven, no siempre en las mejores
condiciones, miles de personas y numerosas etnias luego de un difícil camino desde la llegada de los españoles y
portugueses hace más de 500 años, pasando por la etapa de independencia, que para ellos sólo significó cambiar
la fuente de muchos problemas solamente.
No falta quienes los admiran por sus amplísimos conocimientos de las bondades de las plantas, siendo
un pueblo que nos legó su conocimiento fitoterapéutico y cuyo idioma es de los que más nombres científicos ha
dado a las plantas.
La relación que mantuvieron y en buena medida mantienen, no solo con las plantas, sino con todo el
medio ambiente3 es muy particular, se consideran iguales a los demás seres vivos, ni superiores ni inferiores,
pues todos han sido creados por el mismo Dios (Brighenti, 2005: 43).4 Sienten un profundo respeto a la
Naturaleza, es decir, a los animales, plantas, agua, selva, sol, luna, bosque, etc.; por lo que no se ven como
dueños ni tiranos de la misma, sino más bien como una parte de la comunidad de seres vivos, con la que se debe
3 En ocasiones, empujados por presiones, por la miseria o por la codicia (propia o de extraños) algunos de los actuales
indígenas deforestan y/o sobreexplotan; pero estas actividades son casi siempre consecuencia de lo que otros
(conquistadores europeos, criollos, mestizos, indígenas) les han hecho durante siglos, como el robo de tierras, la falta de
medios de subsistencia, la pobreza, la marginación, y sobre todo la guerra contra sus culturas, lenguas y formas de vida.
4 En general los guaraníes admiten que todos los animales poseemos alma, pero hay una diferencia con los animales. Los
seres humanos poseemos de dos tipos: la espiritual (ñe’ẽ, o de la palabra) y la corporal (ã), y los animales tendrían solo
esta última (Grünberg, 2003: 2-3). De hecho, para ellos el don de la palabra es lo particular o especial de los seres
humanos, por lo mismo le dan una gran importancia.
mantener una relación de equilibrio, pues a pesar de nuestras diferencias vivimos en interdependencia con los
mismos y disfrutamos de su generosidad (alimentos, vestidos, medicinas, etc.).
Cuando llegaron los españoles y portugueses, los guaraníes constituían un conjunto de comunidades y
grupos étnicos sin estado ni estratificación social (Bartolomé, 2009), relacionados a través de sus culturas,
bastantes similares entre sí, principalmente por ser hablantes de una lengua común, con sus variantes. Por todo
esto, se supone un mismo origen y/o estrechas relaciones entre los diversos grupos guaraníes en ciertos períodos
históricos. Además, los guaraníes mantenían una estrecha comunicación, relacionamiento e intercambio de
productos (Bartolomé, 2009: 50) a través de extensas rutas prehispánicas o caminos (tapé) que conectaban a sus
pueblos a lo largo de miles de kilómetros y con un mínimo impacto sobre los bosques. Otro elemento común es
que habrían sido etnocentristas con tendencia a someter a otros pueblos (Zanardini, 2010).
En el aspecto económico podemos afirmar que eran pueblos de recolectores, pescadores, cazadores, e
incipientes horticultores y/o agricultores; entre los cuales aún hoy en día no existe la propiedad privada sino más
bien la posesión comunitaria. Llama la atención el hecho de que comprendieron bastante bien los ciclos de
reproducción y regeneración de la Naturaleza (al igual que las demás etnias indígenas), lo cual se manifiesta en
prácticas que ayudaban a conservar y ampliar la diversidad biológica, como por ejemplo la recolección no
destructiva (frutos, tallos, brotes, raíces, cortezas, miel, etc.), el seminomadismo, el respeto a los tiempos de veda
de los peces y el intercambio de semillas entre familias y tekoha [pronunciado según la grafía del castellano:
tecojhá].5 Entienden al bosque o la selva como el lugar del que obtienen lo necesario para la subsistencia pero en
una relación de equilibrio; y, debido a su cosmovisión de la Naturaleza que está teñida de elementos religiosos:
antes de cazar realizan invocaciones para atraer a los animales (Melià, 1988: 58) y/o entran en contacto con el
alma del animal para pedirle que se deje atrapar (Grünberg, 2003: 4), recolectan comida y consumen frutos tras
las oraciones correspondientes (Cadogan, 1970: 158-159) o tras solicitar el permiso de la divinidad, y oran para
proteger a los sembrados “pues no están destinados a ser consumidos solamente por ti [ser humano]” (1970:
102).6 Así mismo, el bosque está habitado por diversas clases de espíritus y seres divinos, considerando a las
aves animales domésticos de los dioses, y tienen por sagradas a numerosas especies de animales y plantas (por
ejemplo, al maíz).
Conciben a la Tierra como sinónimo de vida, prácticamente es el bien supremo, y creen que la misma fue
5 Un tekoha (tecojhá) es la unidad sociopolítico-económica autónoma guaraní, y está integrada por una familia extensa
por lazos de consanguinidad y de matrimonio, incluyendo a un conjunto de casas comunales en un mismo espacio
geográfico, y a un territorio o zona donde se realizan las actividades productivas y sociales (chacra, bosque y selva
contiguos), es decir, la práctica de sus las llamadas buenas costumbres o tradiciones. A su vez, los tekoha se aliaban para
formar los Tekoha Guasu, los cuales elegían un líder, pero sometido a las decisiones del Aty Guasu o asamblea.
6 Esta idea es sumamente importante, pues implica la aceptación de que el mundo no fue creado única ni expresamente
“para” los humanos, en abierta oposición a ideas judeo-cristianas. Es decir, todos los seres vivos tenemos el derecho a
servirnos de la selva, del agua, de los árboles, etc.; y, de sus bondades.
entregada como bien común por el creador, al cuidado de los humanos (Cadogan, 1970: 58), es decir, poseemos
el “derecho del usufructo, un usufructo respetuoso y limitado, vigilado por los dioses y los guardianes (Ija) [iyá:
dueños de los seres vivos].” (Lehner, 2005: 41). Así mismo, los dioses serían los dueños de todo, y nosotros
debemos intentar vivir en la mejor armonía posible con plantas y animales, los cuales permiten nuestra vida.
Para los Paĩ-Tavytyrã en particular, la “Tierra y [el] cuerpo humano [son] lo mismo” (Melià, Grünberg y
Grünberg, 2008: 110), por ello llaman “yvy rague” [ +v+ ragué] a los árboles, literalmente “pelo de la Tierra”.
Las culturas guaraníes son más conservacionistas que preservacionistas, pues modificaban al medio
ambiente con su presencia y prácticas, sin embargo ninguna actividad humana puede dejarlo intacto. Lo
importante es que evolucionaban con sus ecosistemas y trataban con “reciprocidad” a los demás seres. De hecho,
entre los guaraníes no existe la distinción entre Naturaleza y Cultura, aquello “que llamamos naturaleza no se
encuentra separado sino que forma parte del sistema social y posee características humanas” (Chamorro: 2004).
2. Teko põrã: las buenas costumbres o ética
El teko porã, el vivir bien significa que se busca que todos estén bien, lo cual solo es posible con el
jopói, el compartir los frutos de la tierra viviendo como seres sin dueños (jara´y), sin sujeción a arbitrariedades o vasallajes, con relaciones entre iguales (tekojoja), con el equilibrio en la comunidad y
en la sociedad; en el diccionario de Montoya se establecen precisiones sobre el término: Tekojoja:
Igualdad, Hecó yachébe, cherecó ychupeabé: como él lo hace conmigo, así lo hago yo con él.
(Fogel, 2011).
Exploraremos con sus contenidos y expresiones, el significado de un concepto o idea equivalente y con
bastantes similitudes al sumak kawsay de los quechua y al suma qamaña aymara.
Paraguay, es uno aquellos pocos países en el mundo donde la lengua mayoritaria es indígena, debido a
que la hablan tanto mestizos como otros no indígenas. La lengua de los “abuelos”, el guaraní no se ha perdido,
solo ha sufrido algunas transformaciones y forma parte del día a día, en un país donde, aunque la población
indígena es menor al 2%: predomina el bilingüismo guaraní-castellano. Este hecho, permitió que algunas
expresiones, tradiciones y formas de ver al mundo hayan permanecido (aunque tal vez no en forma pura ni
prehispánica) en el presente.
Culturas externas, las costumbres españolas y la modernización han afectado y se han mezclado con las
antiguas formas de ser indígenas. Por dar un ejemplo, “teko põrã” proviene de “teko” que quiere decir
“costumbre, conducta, modo o manera de ser, carácter, vida” y de “põrã” que significa “bueno, hermoso,
agradable o bello”, por lo que la expresión quiere decir: buena conducta, ética o buenas costumbres; sin
embargo, una expresión similar se utiliza hoy en día también para señalar otras cosas ya ajenas al mundo
indígena, y hasta en sentido contrario. Así, cuando decimos a alguien "reiko põrã chera'a!" literalmente le
estamos expresando "vivís bien mi amigo", "tenés un buen llevar" o "andás bien"; irónicamente, esta frase con
demasiada frecuencia pretende indicar que el aludido cuenta con varias comodidades o lujos, ganar bastante,
vive sin tener que trabajar, o (si es varón) disfrutando del servicio de una mujer. Esto, porque en el presente
muchos ven con celos la no necesidad de trabajar, la posesión de lujos o el contar con comodidades innecesarias.
El teko põrã, por su parte, no guarda ninguna relación con la mera satisfacción material ni mucho menos con los
lujos ni con acumular dinero.
Así como otros “teko” (teko marangatu, teko katu, tekojoja),7 teko põrã
8 se refiere a virtudes o valores,
siendo una expresión que significa aún en la actualidad buen modo de ser, lo que está bien, la ética para la vida o
lo que se espera como comportamiento correcto; es decir, se construye en relación con los demás. Su
incumplimiento genera la exclusión de la comunidad o social, debido a que la persona se está apartando de la
verdadera vida o la forma correcta de ser.
Para Bartomeu Melià, Grünberg y Grünberg (2008: 103-104), “teko põrã” está compuesto por una serie
de virtudes, normas y valores éticos que rigen el comportamiento del Paï (uno de los grandes grupos guaraníes),
y se expresaría a través del “tekojoja” (pronunciado tekó yoyá: igualdad), “teko joayhu” (tekó yoaijhú: amor
mutuo) y “jopói” (yopoi: reciprocidad). El compartamiento contrario a este buen modo de ser se manifiesta a
través de conductas como el pochy (enojo), ñorãiro (pelea) y jeahéi (yeajhei: enfado), o los llamados “teko vai”
(tecó vaí: maldad, mala forma de ser).
Para los guaraníes, así como para otros pueblos, la buena vida se daba en un contexto de armonía con la
Naturaleza, de preeminencia de lo colectivo frente a lo individual, de una ética comunitaria y de una mayor
justicia social. Así, de acuerdo al estudioso de los mbya guaraní, Miguel Bartolomé (2009), para ellos “una vida
que se desarrolla en armonía con el medio ambiente y la sociedad” nos lleva al cumplimiento del tekojoja, el
cual “supone la adecuada práctica de los principios de intercambios equilibrados que regulan las relaciones de
reciprocidad”.9
La práctica de la buena o correcta forma de ser (ética o moral), nos permitiría alcanzar algo similar a lo
que en Occidente denominaríamos felicidad, que se puede manifestar en una vida comunitaria armoniosa, de
equilibrio con la Naturaleza y con las necesidades materiales satisfechas, e impidiendo el exceso o acumulación
7 Pronunciar, de acuerdo a la escritura castellana: tecó porá, tecó katú y tecoyoyá; con nasalizaciones en los lugares de las
virgulillas.
8 Es importante notar que la palabra põrã significa en guaraní tanto bello como bueno (como adjetivos), por lo que el
término también podría entenderse como "buen vivir" y "bella forma de ser". 9 Ahondaremos más adelante en el concepto guaraní de “reciprocidad”.
individual.
No podemos dejar de señalar que estas ideas coinciden con la de pensadores, filósofos y poetas en
muchos sentidos, incluso dentro de Occidente. Por ejemplo, con aquello que Bertrand Russell entendía como
causas de la felicidad (2000): disfrutar la comida, contar con afecto de seres queridos, buenas relaciones
familiares, el trabajo, y las relaciones interpersonales. Llegando a afirmar que "Vida feliz es, en gran parte, lo
mismo que vida buena. [...] El que se siente ciudadano del universo y goza libremente del espectáculo que le
ofrece [...] En una unión profunda e instintiva con la vida se halla la dicha verdadera".
Las culturas indígenas no solo representan para muchos, cultural y/o biológicamente, una parte
constitutiva esencial; sino también una oportunidad de aprender que la búsqueda de la felicidad está fuera de lo
material, de los objetos, de las pertenencias y de todos los falsos valores de la modernidad industrialista, hoy en
día convertida en ultraconsumismo depredador.
3. Jopói: redes de reciprocidad
Un tema que resulta de especial interés para la ética ambiental y para la filosofía, es el de la
“reciprocidad comunitaria” de los guaraníes, una práctica de fuerte arraigo y que implicaba su forma de relación
entre las personas y de éstas con su entorno. Dichas relaciones de ayuda mutua garantizan la distribución de los
bienes producidos y obtenidos, sin permitir la acumulación por parte de un individuo o familia. Su presencia en
la cultura y en el llamado “modo de ser” es tan fuerte e importante que la economía guaraní ha sido llamada
justamente de la “economía de la reciprocidad”.
Jopói se traduce como “ofrenda”, “don” o “regalo”, pero significa literalmente “manos abiertas
mutuamente”, es la reciprocidad obligatoria, sobre todo entre parientes consanguíneos y afines; a través de la
cual circulan los bienes, los dones10
y los servicios (Comunicación PADEP/GTZ: 2008). Pero, a diferencia de lo
que usualmente es entendido por “reciprocidad”, entre los guaraníes el jopói es “básicamente, un intercambio
de bienes y favores en donde la devolución no es necesariamente inmediata” (AA.VV., 2012: 20), o sea
no se espera un trueque ni favor inmediato en compensación. Ellos comparten los alimentos cosechados,
cazados y obtenidos, pero también otras actividades como la limpieza de caminos, la construcción de viviendas
para parejas nuevas, el rozado; y, por supuesto, las fiestas y los convites, tanto rituales como tradicionales.
Además, esta reciprocidad no es solamente sincrónica, sino que también se da en relación a nuestros antepasados
y descendientes, incluyendo a los descendientes de las demás especies vivas.
10
El don es “darse y dar generosamente y libremente a quien te requiere o quien necesite” (Lehner 2005).
Según Fogel, en el jopói “también se manifiesta la reciprocidad en las relaciones con la naturaleza que
proporciona todo lo necesario para la vida y que requiere un trato amistoso” (2011); por su parte, Lehner (2005),
considera que para ellos la Naturaleza es una especie de don de los dioses y de los espíritus guardianes (algo así
como los dueños de los seres vivos), por lo que se debe mantener la equidad entre las personas y con su medio
ambiente. Así como recibimos de la Naturaleza, estamos obligados a darle, lo que en términos más modernos se
traduciría como relación armoniosa con el medio ambiente.
El antropólogo jesuita español Bartomeu Melià (2008: 5-6), en uno de sus trabajos sobre los guaraníes
escribió en relación al jopói que:
La economía de reciprocidad no es un sistema de intercambio; no se basa en el interés para sí, sino
el interés por el otro; es decir, su fundamento es el gesto, totalmente ignorado por la naturaleza, del
don. La justificación de un tal gesto —que para la economía occidental de libre cambio es
igualmente una paradoja y una irracionalidad, puesto que lo que ella pretende es respetar las leyes
de la naturaleza.
La lección es clara, cualquier derecho que consideramos poseer sobre la Naturaleza tiene su contraparte
como obligación, o expresado en otras maneras: la Naturaleza no existe solo para darnos o servirnos, sino que
merece también recibir de nosotros como seres vivos, que somos una parte de la misma.
4. La búsqueda de la Tierra sin Mal(es)
Los guaraníes han sido tradicionalmente seminómadas. Este hecho estuvo motivado por razones
ecológicas y/o económicas, siendo tal vez la principal el crecimiento de la población. Así, el tipo de cultivos y de
economía practicados los empujaba a la búsqueda de nuevas tierras; sin embargo, habrían existido otros motivos,
como las tensiones políticas y sociales, la aculturación intertribal, y la búsqueda religiosa o mística de la “Tierra
sin Mal” (cuya idea puede que sea consecuencia de las anteriores).
Ellos buscan el “Yvy Marane'ŷ”, término formado por “yvy” que significa tierra, “marane” que significa
mal o imperfección e “ŷ” que implica negación o ausencia, o sea una “Tierra sin Mal”; la cual, más allá del
significado literal posee uno mítico o espiritual y en cierto sentido utópico.
Yvy Marane'ŷ es una especie de paraíso perdido, el lugar del futuro donde no existen la maldad, la
ambición, el egoísmo ni las necesidades. Es un lugar que algunas etnias guaraníes suponen que se encuentra
físicamente en esta tierra (sobre todo luego de la llegada de todos los males asociados y causados por los
europeos y sus descendientes); de allí que se realizaron en los últimos siglos largos viajes de peregrinación en
busca de la misma, generalmente hacia el oeste, llegando al infranqueable Océano Atlántico.
Esta concepción resalta no sólo por su contenido utopista, sino porque expresa aquello que el guaraní
considera como ideal, como modelo a seguir; y, debemos decirlo, no todos los pueblos guaraníes creían que
fuera necesario pasar primero de esta vida para llegar a la Tierra sin Mal. Lo que nos muestra que la construcción
de una sociedad mejor es alcanzable, al menos en su cosmovisión.
El interés hacia el Yvy Marane'ŷ por parte de los ambientalistas, reside en que se concibe a dicha utopía
como un jardín o paraíso de cultivos abundantes y equilibrio natural, un mundo donde podríamos estar libres de
la lucha diaria por la comida y la supervivencia, viviendo más armónicamente con las demás especies, puesto
que es una “...tierra buena, fácil para ser cultivada, productiva, suficiente y amena, tranquila y apacible, donde
los Guaraní puedan vivir en plenitud su modo de ser auténtico” (Melià, 1988: 23). Los males ambientales del
mundo actual como la polución, la depredación, el empobrecimiento de la tierra, la falta de acceso a agua, la
contaminación, la deforestación, la extinción de especies, y otros males similares, son todo lo contrario a la
anhelada Tierra sin Males, un modelo que en alguna manera encarna la esperanza en un mundo diferente al
actual, el cual, tras la llegada de españoles y portugueses se encuentra para los guaraníes más lejos del Yvy
Marane'ŷ .
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El caso paraguayo:
bilingüismo pero desprecio a las “otras” lenguas indígenas11
por Dani O. Sotelo
"Gran virtud de una lengua indígena como el guaraní es que haya llegado a ser usada y amada por
una sociedad no indígena. La sociedad paraguaya es una sociedad no indígena que habla una lengua
indígena”. (Melià, Bartomeu, 1999)
El Paraguay presenta una singularidad entre los países de la región (América), pues de su población
estimada de casi siete millones de habitantes, más de un cincuenta por ciento son bilingües, a pesar de la escasa
población indígena, relegada a alrededor de dos por ciento del total (DGEEC, 2012). Y si esto resulta raro, más
raro aún lo es el hecho de que sea el guaraní la lengua más hablada, seguida de cerca por el español en segundo
lugar (con casi el 70 por ciento de la población).
Una triste noticia, sobre la que los gobiernos recientes no han hecho prácticamente nada, es que algunas
etnias originarias del territorio paraguayo mantienen vivas a sus culturas con apenas unos cientos o unas decenas
de personas hablantes de sus lenguas propias. Pero el problema es más grave aún, pues existen etnias en que la
mayoría no habla su lengua,12
y aprendieron sólo guaraní y/o español. Este es el caso de los Angaité o Enenlhet
(27,9%), Guaraní Occidental (26,6%) Guaná, (12%) y Maskoy (1,6%); los cuales son todos grupos existentes
solo en Paraguay, salvo el caso de los Guaraní Occidentales.13
Según la UNESCO (Moseley, 2010), existirían en
la república veintitrés lenguas indígenas (el gobierno paraguayo las clasifica en 21); y son doce de las mismas, o
sea la mayoría, las que enfrentan distintos tipos de amenazas de supervivencia. Los más severos casos serían los
del Chamacoco (40 hablantes ) y Guaná (en 2012 eran 86 personas, aún no hay datos de total de hablantes).
Para la Ethnologue, por su parte, son 11 de 21 las que están en peligro;14
incluyendo al Maskoy (Pidgin)
que solo es segunda lengua o ya no existe (la DGEEC en el Censo 2002 registró solo 12 hablantes),15
y al Guaná
que ya no cuenta con monolingües y sería hablada por solo 230 personas en total (29 según la DGEEC). Así
11
Este texto es parte de un artículo preparado para la revista científica Ra-Ximhai de la Universidad Autónoma Indígena de
México: 2014, con el título de: “Linguocidios, discriminación y transculturación antiindígena: ¿diversidad sin derechos
humanos?”. 12
Las cifras oficiales de la Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos (DGEEC, 2009) indican que el 76,5 por
ciento de los indígenas habla la lengua de su etnia. 13
Al respecto, ver los datos oficiales del Censo Nacional Paraguayo (DGEEC: 2002), o los números de la Ethnologue
(Lewis, et.al., 2009). 14
Sin contar con al lenguaje paraguayo de signos. 15
Esta lengua tiene la original particularidad de ser una mezcla de Toba, Angaité, Sanapaná, Guaná y Entlhet (todas
indígenas de la región).
como lo hace el gobierno paraguayo, este informe también reconoce la existencia de dos variedades del
Chamacoco, Tomárâho e Yvytoso; pero engloba a la cantidad de cultores en un solo grupo de 1800.
Uno de los casos más graves es el de los Tomárâho, pues su cultura resiste en la persona de un grupo
reducido de pobladores del Departamento de Alto Paraguay. La DGEEC en el momento del censo del 2012
encontró solo a 183 personas. Para el antropólogo Guillermo Sequera -principal investigador acerca de la misma-
hoy quedarían 150 representantes y su lengua estaría en alto peligro de extinción. Debido a esto, se encuentra
trabajando en la edición de materiales impresos y electrónicos para los mismos, escritos en la lengua de la etnia
(el proyecto se halla en: http://www.kickstarter.com/projects/1897292046/tomaraho-dictionary),
En síntesis, aunque las clasificaciones y número de lenguas reconocidas varían en los tres informes
(DGEEC, UNESCO, Ethnologue), lo cierto es que todas las lenguas consideradas en peligro son indígenas, salvo
el Plautdietsch, un dialecto menonita procedente del bajo alemán, amenazada en Paraguay según sólo la
Ethonologue, con el nivel menos peligroso (6b), y a la vez desarrollándose en Canadá.
Por su parte, es el castellano el más fuerte. Es casi el único usado en los documentos oficiales, y
predominante en el papeleo de juzgados y de tribunales, así como en la prensa, la burocracia estatal, las
instituciones educativas y en las carreras universitarias.16
Es singular también que, aunque las discusiones
legislativas en parte ser realizan en guaraní, las leyes siempre se redactan en castellano. La Constitución
Nacional de 1992 se escribió en esta lengua de origen europeo, pero se tradujo al guaraní, siendo el único caso
legal de esto. Además, aunque gran parte de los policías hablan guaraní y actúan comunicándose principalmente
en este idioma, ninguno de sus informes lo hacen en él. La realidad nos muestra, que como señalara a lingüista
Hedy Penner: “el español es la lengua oficial de facto del país” (Entrevista realizada por: E'a, 2013).
En cuanto a la prensa, se constata que todos los diarios de Paraguay (6 en Asunción y 2 en Ciudad del
Este) se escriben en gran parte o totalmente en esta lengua. Existe la única excepción de un periódico de corte
popular-sensacionalista, pero en cuyo caso estamos hablando de una mezcla asistemática y no uniforme de las
dos lenguas mayoritarias, en el que la utilización de palabras en guaraní se da casi en exclusividad para resaltar
el amarillismo, el sensacionalismo o la burla. La excepción al final no es tal, pues se trata de una variedad
llamada yopará (o “jopara”), que consisten en un pidgin o dialecto irregular del español y guaraní.
Afortunadamente, algunas radios y canales de tevé le dedican cierta cantidad de horas diarias al guaraní (y en
muchísimo menor medida a otras lenguas indígenas), aunque casi siempre sólo mediante programas folclóricos o
versiones traducidas de los programas originales en castellano.
Todo esto tiene varias explicaciones, y las principales serían que el guaraní y las otras lenguas indígenas
por mucho tiempo fueron marginadas por las clases altas y por numerosos gobernantes, que fueron despreciadas
por los gobiernos “por entorpecer” el aprendizaje, y que un gran número de personas no saben leerlas ni
16
Salvo, obviamente en las de Avañe'ê [Lengua Guaraní].
escribirlas aunque las hablen -incluso muchos de los que tienen a una de las mismas como única lengua-.
Las últimas décadas han sido testigos de importantes transformaciones en este sentido, al menos con
respecto al guaraní. Las más importantes fueron el fin de la prohibición de hablar en guaraní en las escuelas a
mediados del siglo XX (antes, los niños que lo hacían eran golpeados o severamente reprendidos), su
incorporación como idioma nacional (aunque no oficial) en la Constitución Nacional de 1967, y finalmente el
reconocimiento del mismo como “idioma oficial” en la Constitución Nacional de 1992; siendo este el primer
caso para una lengua indígena en un país americano. Este hecho, la colocó legalmente (no en la práctica) en la
misma categoría o nivel que a la lengua castellana, y propició una serie de transformaciones que llevaron a su
rejerarquización, la inversión de importantes recursos para su aprendizaje, un cierto auge en libros y, a un mayor
reconocimiento en los medios de comunicación y en la opinión pública.
Como consecuencia de la última Constitución, de la necesidad de cambios que la misma generó en el
sistema educativo, y en consonancia con las transformaciones sociales que se venían dando desde el inicio de la
transición a la democracia en febrero de 1989 (luego de una tiranía unipersonal de casi 35 años del Gral. Alfredo
Stroessner): se instala lo que se daría en llamar la “Reforma Educativa”, la cual inicia en 1993 y entre cuyas
innovaciones importantes se hallaba el incorporar a la lengua guaraní en todos los años de primaria y secundaria.
La Reforma, a pesar de todos sus fracasos y desaciertos (no son pocos los autores que señalan, afirman o
demuestran esto, ver por ejemplo la entrevista hecha por Pérez Codas, 2008), ha permitido que una mayor
alfabetización en esa lengua,17
y tal vez que creciera el número de guaraní hablantes.
Pero, a los beneficios le han acompañado también inconvenientes que han puesto en peligro la
supervivencia de la lengua en sus contenidos y en sus expresiones más autóctonas, originales, y/o populares. Las
creaciones de innumerables neologismos sin ninguna relación con palabras ya existentes, con las reglas de la
lengua para la formación de nuevos términos, ni con el entendimiento popular, han sido denunciados harto
número de veces por padres que hablan perfectamente el guaraní pero no pueden ayudar a sus hijos con sus
tareas escolares. Además, el Ministerio de Educación se ha apresurado en traducir desordenadamente cuanto
pueda a una lengua que aún está adaptándose a varias ciencias y a las nuevas tecnologías. Así, se han creado
temores y resistencias hacia la asignatura “Guaraní Ñe'ê”;18
y no son pocas las personas que la ven como la
asignatura difícil, “incomprensible”, o de terror en el camino a aprobar el curso académico (Guarania, 1998 /
Melià, 1999).
Los esfuerzos para que los estudiantes lean en la lengua y la escriban correctamente sí han rendido sus
frutos, algo que se puede apreciar en la facilidad con que los jóvenes comprenden los textos escritos, a diferencia
17
La grafía del guaraní es similar a la del castellano, pues usa el alfabeto latino con variaciones solo en tildes; pero
no lo son ni la ortografía ni la gramática. 18
Como ejemplo basta un botón, el nombre de la materia es una mala traducción de “Lengua Guaraní”, hecha por el
Ministerio de Educación.
de lo que pasa con los adultos, quienes suelen tener una mayor riqueza de vocablos pero que en un gran
porcentaje desconocen la nueva grafía (por la ya comentada antigua prohibición escolar a la lengua y porque la
estandarización es relativamente reciente). Sin embargo, a pesar de que hay más libros de y sobre el idioma, ni
han crecido las publicaciones periódicas ni se ha multiplicado exponencialmente la cantidad de poetas, escritores
o narradores en guaraní.
¿Y qué pasa cuándo hay pocos escritores en una lengua con una tradición oral enorme, con cientos de
años de desarrollo de una oratura19
rica, variada y compleja?, más aún si consideramos que como consecuencia
de una mayor apertura a la modernidad (con sus modas e imposiciones culturales) cada vez son menos aquellos
que conocen los cuentos, poemas, historias, narraciones, creencias, mitos y fábulas, que durante muchísimos
años han pasado de generación a generación. Sucede, que la riqueza de la cultura en guaraní se va perdiendo con
las vidas de sus exponentes; y también, que mientras vamos quedándonos sin el don de la oratura, no vamos
transformando esa “memoria oral” en textos o grabaciones.
Todos estos hechos, sumados al creciente número de “gurúes” de la lengua guaraní, o supuestos
maestros que no la conocen apropiadamente y que en realidad ni siquiera la hablan bien o no la entienden en su
propias estructura, evolución y formas; han provocado que hace unos años un grupo de amantes de la lengua se
atrevieron a proponer a la UNESCO que la declare Patrimonio Intangible de la Humanidad. Uno de los
principales objetivos de esto era lograr una cierta protección a la lengua, u obligar más efectivamente al estado a
que lo haga; ante tantos “conocedores” que nos quieren llenar de neologismos y palabras entendibles solo por
sus autores. Además, podría lograrse más apoyo gubernamental para rescatar, conservar y difundir su riqueza.
No se consiguió la declaración, pero al menos se llamó la atención acerca de lo que estaba pasando, se hizo que
se discutiera al respecto y que el tema pase al primer plano público.
En conclusión, si bien el caso del guaraní es bastante alentador, el mismo no está exento de problemas ni
de malas actuaciones. Para el resto de las lenguas indígenas la situación es muy similar a la de los demás países
americanos, con el agravante de que la lucha a favor del guaraní y las concesiones de los gobiernos al respecto,
han servido de excusa para invisibilizar lo que está sucediendo con las lenguas minoritarias. Afortunadamente,
mucho activismo combinado con propuestas, cabildeo y trabajo lograron que en el 2010 se apruebe una Ley de
Lenguas en el parlamento paraguayo, que podría ser de mucha utilidad a la veintena de lenguas indígenas
presentes en el país. Lo mejor sería que rinda buenos frutos y además termine por inspirar a otros países.
19
Término creado por el lingüista ugandés Pio Zirimu (orature) para referirse a la literatura oral o folclórica, o más
correctamente diríamos a las “creaciones o expresiones orales del ser humano”.
Bibliografía
DGEEC: Dirección Gral. de Estadísticas, Encuestas y Censos del Paraguay (2002) II Censo Nacional Indígena. Pueblos Indígenas del Paraguay: Resultados Finales. Asunción. http://www.dgeec.gov.py/Publicaciones/Biblioteca/censo_indigena/Capitulo%201.pdf
DGEEC: Dirección Gral. de Estadísticas, Encuestas y Censos del Paraguay (2013) III Censo Nacional de Población y Viviendas para Pueblos Indígenas: Resultados Preliminares. Asunción. http://www.dgeec.gov.py/Publicaciones/Biblioteca/censo%20indigena%202012/Presentacion%20resultados%2019%2007%2013.pdf
DGEEC: Dirección Gral. de Estadísticas, Encuestas y Censos del Paraguay (2009) Principales Resultados de la Encuesta Permanente de Hogares, Asunción.
Dryer, Matthew S. y Haspelmath, Martin; eds. (2011) The World Atlas of Language Structures Online. Munich: Max Planck Digital Library. http://wals.info/
E'a; eds. (2013) “La vitalidad del guaraní se restringe mayormente al ámbito oral y a contextos informales”, 24 de agosto de 2013. http://ea.com.py/la-vitalidad-del-guarani-se-restringe-mayormente-al-ambito-oral-y-a-contextos-informales/
Guarania, Félix de (1998) “¡No disparen Contra el guaraní!”. En: Correo Semanal del Diario Última Hora, octubre, Asunción: Editorial El País. También disponible en: http://www.staff.uni-mainz.de/lustig/guarani/No_disparen.htm
Lewis, M. Paul; Gary F. Simons y Charles D. Fenning; eds. (2013) Ethnologue: Languages of the World. 17° ed., Dallas, Texas: SIL International. http://www.ethnologue.com/
Melià, Bartomeu (1999) “El guaraní popular y el guaraní impopular”. En: revista Acción, N° 190, diciembre. Asunción: CEPAG.
Moseley, Christopher; ed. (2010) Interactive Atlas of the World's Languages in Danger. 3° ed. actualizada electrónicamente al 2013, Paris: UNESCO Publishing. http://www.unesco.org/culture/languages-atlas/en/atlasmap.html
Pérez Codas, Fátima (2008) “La reforma educativa en Paraguay. Entrevista a Ramiro Domínguez y Alejandro Vial”. En: revista Cabildo, año 1 número 3, Asunción. http://www.portalguarani.com/obras_autores_detalles.php?id_obras=8648
Anexos
La Constitución Nacional Paraguaya
CAPÍTULO V
DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS
Artículo 62 - DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS Y GRUPOS ÉTNICOS
Esta Constitución reconoce la existencia de los pueblos indígenas, definidos como grupos de cultura anteriores a
la formación y organización del Estado paraguayo.
Artículo 63 - DE LA IDENTIDAD ÉTNICA
Queda reconocido y garantizado el derecho de los pueblos indígenas a preservar y a desarrollar su identidad
étnica en el respectivo hábitat. Tienen derecho, asimismo, a aplicar libremente sus sistemas de organización
política, social, económica, cultural y religiosa, al igual que la voluntaria sujeción a sus normas consuetudinarias
para la regulación de la convivencia interior siempre que ellas no atenten contra los derechos fundamentales
establecidos en esta Constitución. En los conflictos jurisdiccionales se tendrá en cuenta el derecho
consuetudinario indígena.
Artículo 64 - DE LA PROPIEDAD COMUNITARIA
Los pueblos indígenas tienen derecho a la propiedad comunitaria de la tierra, en extensión y calidad suficientes
para la conservación y el desarrollo de sus formas peculiares de vida. El Estado les proveerá gratuitamente de
estas tierras, las cuales serán inembargables, indivisibles, intransferibles, imprescriptibles, no susceptibles, no
susceptibles de garantizar obligaciones contractuales ni de ser arrendadas; asimismo, estarán exentas de tributo.
Se prohíbe la remoción o traslado de su hábitat sin el expreso consentimiento de los mismos.
Artículo 65 - DEL DERECHO A LA PARTICIPACIÓN
Se garantiza a los pueblos indígenas el derecho a participar en la vida económica, social, política y cultural del
país, de acuerdo con sus usos consuetudinarios, ésta Constitución y las leyes nacionales.
Artículo 66 - DE LA EDUCACIÓN Y LA ASISTENCIA
El Estado respetará las peculiaridades culturales de los pueblos indígenas especialmente en lo relativo a la
educación formal. Se atenderá, además, a su defensa contra la regresión demográfica, la depredación de su
hábitat, la contaminación ambiental, la explotación económica y la alienación cultural.
Artículo 67 - DE LA EXONERACIÓN
Los miembros de los pueblos indígenas están exonerados de prestar servicios sociales, civiles o militares, así
como de las cargas públicas que establezca la ley.
Artículo 140 - DE LOS IDIOMAS
El Paraguay es un país pluricultural y bilingüe.
Son idiomas oficiales el castellano y el guaraní. La ley establecerá las modalidades de utilización de uno y otro.
Las lenguas indígenas, así como las de otras minorías, forman parte del patrimonio cultural de la Nación.
Población indígena total (Censo 2012)
Distribución de la población indígena por etnia (Censo 2012)