ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE EGIPTOLOGÍA · Diccionario Conciso de Egipcio Medio. Valencia. FRANKFORT,...

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ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE EGIPTOLOGÍA CURSO DE EGIPTOLOGÍA 2017-2018 PODER Y SOCIEDAD EN EL ANTIGUO EGIPTO 11 La Heka como instrumento del poder político Amparo Arroyo de la Fuente Madrid, 26 de enero de 2018

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    CURSO DE EGIPTOLOGÍA 2017-2018 PODER Y SOCIEDAD EN EL ANTIGUO EGIPTO

    11

    La Heka como instrumento del poder político

    Amparo Arroyo de la Fuente

    Madrid, 26 de enero de 2018

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    LA ‘HEKA’ COMO INSTRUMENTO DEL PODER POLÍTICO

    Amparo Arroyo de la Fuente

    La magia fue, en el antiguo Egipto, una forma de comunicación con la divinidad, un

    modo de apoyar una oración o una solicitud pero también, en el mismo sentido, una

    manera de forzar un determinado acontecimiento, de dominar las fuerzas que mueven el

    universo y, por lo tanto, incluso, de forzar a los dioses a actuar en determinado sentido.

    Todo ello, evidentemente, debemos entenderlo como un ejercicio simbólico de la mente

    humana que concibe a sus dioses e inventa también sus propias reglas de interrelación

    con ellos. Cualquier práctica de este tipo, también en el antiguo Egipto, está

    estrechamente relacionada con la mentalidad primitiva pues, cuanto mayor es el

    desconocimiento del medio, mayor es la trascendencia de las prácticas mágicas.

    Por supuesto, una sociedad como la egipcia, profundamente religiosa, generó toda una

    serie de amuletos y ritos «mágicos» que casi llegaron a institucionalizar este tipo de

    prácticas hasta hacer célebre la magia egipcia en todo el ámbito mediterráneo. Como no

    podía ser de otra manera, el poder político, integrado con la sociedad y el pensamiento

    vigente, también desarrolló determinados mecanismos «mágicos» encaminados a la

    protección del propio Estado.

    Según la definición de J.G. Frazer1, la magia simpatética implica la estrecha relación

    entre dos elementos a través de una fuerza oculta, bien sea por similitud (magia

    homeopática o imitativa) o por contacto (magia contaminante). La primera es la que

    opera en la damnatio memoriae, así como también en aquellas efigies que persiguen la

    consecución de un acto a través de su representación: escenas propiciatorias de caza o

    de la derrota del enemigo. Por otra parte, la magia contaminante, es aquella que busca el

    perjuicio o la curación a través de la manipulación de objetos personales o bien de

    restos orgánicos (pelo, uñas, etc.). Ambas prácticas fueron habituales no sólo en Egipto,

    sino también en Grecia y Roma, lo que subraya el carácter intrínseco de la magia

    simpatética.

    El poder omnímodo de este concepto abstracto se aprecia taxativamente en ciertas

    fórmulas de los Textos de las Pirámides en las que se manifiesta la preeminencia de la

    magia, incluso, por encima de los propios dioses: «No soy yo quien os dice esto, dioses,

    es la Magia quien os dice esto, dioses» (Textos de las Pirámides, 539 [1324]). Por tanto,

    habiendo aceptado el pensamiento egipcio la existencia de este poder absoluto, era

    imperativo que, de uno u otro modo, fuese empleado por el poder político.

    La magia se ejercía a través de dos vehículos esenciales: la imagen y la palabra. Desde

    el punto de vista popular, los magos egipcios, a menudo estrechamente relacionados con

    prácticas médicas, eran los encargados de copiar y administrar el uso de diferentes

    conjuros en los que la palabra era empleada como un remedio en sí misma: «Escribe

    estas palabras y haz que la persona las trague. De este modo también puede ser

    colocado sobre una pieza de verdadero lino e introducido en su garganta. Puede ser

    mezclado con cerveza o vino y bebido por el paciente. Es una completa destrucción del

    veneno, siempre tendrá éxito» (El nombre secreto de Ra. Papiro 1993, Museo de Turín).

    Estos individuos llegaron a ser considerados como seres excepcionales: «Hay un

    plebeyo cuyo nombre es Dyedi […] Es un plebeyo de 110 años que come 500 panes y la

    mitad de un buey en carne y bebe 100 jarras ‘des’ de cerveza hasta ese día. Sabe

    1 «Si analizamos los principios del pensamiento sobre los que se funda la magia, sin duda encontraremos que se resuelven en dos: primero, que lo semejante produce lo semejante, o que los efectos semejan a sus causas, y segundo, que las cosas que una vez estuvieron en contacto se actúan recíprocamente a distancia, aun después de haber sido cortado todo contacto físico.[...] Los encantamientos fundados en la ley de semejanza pueden denominarse de magia imitativa u homeopática, y los basados sobre la ley de contacto o contagio podrán llamarse de magia contaminante o contagiosa» (Frazer, 2006: 33-34).

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    (como) unir la cabeza cortada» (Jufu y los Magos. Papiro Westcar. Berlín 3033. Placa

    VII, 1-4 ).

    Por otra parte, desde un punto de vista oficial, la magia homeopática se manifiesta en

    muy diversos ámbitos, tanto públicos como privados. La denominada damnatio

    memoriae, práctica habitual en muy diversas culturas es un buen ejemplo de magia

    homeopática que persigue la inexistencia, la total anulación de aquel que la sufre

    mediante la desaparición de sus efigies y de su nombre. En Egipto esta concepción fue

    particularmente importante por dos motivos: primero, porque la palabra —dada la

    particularidad de la grafía jeroglífica— era también imagen y, en segundo lugar, porque

    el nombre de la persona fue considerado uno de los elementos constituyentes del ser

    humano: «¡No vuelvas hediondo mi nombre a los Señores que sitúan a los hombres en

    sus (verdaderos) lugares!» (Libro de los Muertos, XXXb).

    Las prácticas y símbolos mágicos aparecen, en su mayoría, en el predinástico,

    denotando ya una profunda relación con el poder político pues se vinculan con

    individuos particularmente señalados. La tumba 100 de Hierakómpolis es una fosa

    rectangular reforzada con muros decorados con un friso pictórico en tres de sus lados en

    el que, sobre un fondo de tonalidades ocres, se han representado diversas escenas con

    figuras coloreadas de rojo, blanco y negro. Además de cinco grandes embarcaciones

    sobre las que pueden verse figuras humanas con los brazos alzados —similares a las

    efigies orantes—, aparece también una séptima barcaza, con la quilla curvada y el casco

    coloreado de negro; todas estas naves, a diferencia de los prototipos de la pintura

    cerámica, carecen ya de remos y, en su lugar, puede apreciarse un timón que, en el caso

    de la gran embarcación de la esquina superior izquierda, es manejado por un hombre

    sentado sobre la popa. En torno a esta escena principal, que podría describir una batalla

    naval, en las esquinas superiores, aparecen escenas de pastoreo y caza de animales. Pero

    las representaciones más interesantes se localizan en la esquina inferior izquierda de la

    composición, entre ellas, el «despotes theron» y el arquetipo iconográfico del faraón

    triunfante. Asimismo, ciertos prototipos de cetros de poder cuyo desarrollo dinástico

    definiría la iconografía faraónica pueden adivinarse ya en las pinturas de

    Hierakómpolis.

    Como sucesión de pequeñas imágenes, el poder creativo de la grafía jeroglífica,

    concebido gracias a la magia, permitía que las ofrendas descritas cobraran entidad real,

    pero entrañaba el peligro de que los enemigos y animales nocivos o perniciosos también

    alcanzaran un poder manifiesto. Así, de igual manera que los animales considerados

    dañinos o maléficos eran conjurados en la escritura, nunca se representaba a un enemigo

    en actitud victoriosa u hostil, sino atado, herido o precipitándose al vacío. A través de

    estas imágenes, la magia homeopática permitía conjurar el mal, tanto en

    representaciones oficiales del faraón, como en sus actos más cotidianos; gracias, entre

    otras piezas, al hallazgo del ajuar completo de Tut-Anj-Amón, se aprecia la

    trascendencia de la magia homeopática en el ámbito privado del faraón donde la

    referencia a la derrota de los «Nueve Arcos», los enemigos de Egipto, es constante.

    A esta derrota global de los enemigos del país se alude también en el sello de la

    necrópolis tebana. La protección frente a los adversarios se imponía particularmente

    después de la muerte, cuando el tránsito por el más allá entrañaba todo tipo de peligros;

    en este entorno, la pervivencia del nombre, imagen y palabra que define al propio

    individuo, se convierte en la más certera forma de inmortalidad:

    «Ven, dime tu nombre, oh mi divino padre, porque vivirá aquel que ejerza el

    poder de su nombre mágico[...] Vivirá aquel cuyo verdadero nombre sea

    proclamado»

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    El nombre secreto de Ra. Papiro 1993, Museo de Turín

    GLOSARIO

    Representación de los enemigos en la escritura jeroglífica. Signos A13, A14 y A15, y diferentes variantes de los mismos.

    Ver GARDINER, A. 1988.

    Animales perniciosos en la escritura jeroglífica. Signos I3, I19, I83,

    I84, I86, E132, E133, E148, E150 y variantes.

    Ver GARDINER, A. 1988.

    HkA – Dios Heka

    HkA[w] – Magia, palabras mágicas

    Hq[A] – Gobernador

    Hq[A] – Gobernar

    HkAy – Mago

    xft[y] – Enemigo

    Xr[w] – Enemigo

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    BIBLIOGRAFÍA

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    Traducción, notas y comentarios por F. López y R. Thode sobre la obra de R.O.

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    xnt-Hn-nfr – Nubia

    tA-sty – Nubia

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    styw – Nubios

    nHsy – Nubio