ASOCIAC ION DE MEDICINA DEL TRABAJO

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ASOCIACION DE MEDICINA DEL TRABAJO Se.sic:n del día 19 de octubre de .1967 ASPECTOS DE LA MEDICINA DEL TRABAJO EN LA AGRICULTURA J. SALAniCH TORRENTS Pem1itidme que al tomar la palabra ante este selecto auditorio, exprese mi gratitud a las Juntas de la De legación Catalana de la Sociedad ele Me- dicina del Trabajo y a la Sección de Medicina de Trabajo de la Academia de Ciencias Médicas de Barcelona, por haberme conferido el honor ele 1 ocupar esta tribuna en esta Sesión inaugural del curso 1967-68, para que · • l es hablara de un tema de Medicina del Trabajo. ,. l Hasta el presente son muy pocos los temas que en las sesiones cienli- ' ficas celebradas en esta Academia, en que la Medicina del Trabajo Agrí- ' t'Qla haya sido el objetivo llevado a discusión de sus miembws. El hecho de hacerme responsable de la org<ulización de unos cursos de del Trabajo Agrícola celebrados en la Escuela de Capataces Agrícolas de Caldas de y en el que tomaron parte eminentes compañeros que forman esta Delegación Catalana, me obligaron a pre- pararme en el estudio de esta rama de la Medicina que considero de una extraordinaria importancia ya que el número de españoles que se dedican a las del campo es muy superior a los que están encuadrados en la orgaruzac16u induslTial. Ya que hubiera sido preferible para Uds. un tema relacionado con la Medicina del Trabajo dentro ele sus varias especialidades industriales, pero la expansión que va adquiriendo en el mundo y actualmente en E.spaña la Medicina del Trabajo Agrícola, creo que es.. hora ya que de- la atención, para que esta Medicina Preventiva, se incorpore .( e una manera deRnitiva a los trabajos ele esta Delegaci6n Catalana. .H asta hace muy poco el extraordinario desarrollo de la industria clis- tra¡o la .atención de los higienistas ibéricos y legisladores con respecto a la agncultul'a. Y a esto puocle haber conb·ibuido el convencimiento de que el trabajo agrícola ¡>resentnba menores riesgos que el trabajo industrial. e concepto que podía ser válido en el pasado, no podemos aceptarlo , n e presente, en que a los ú1convenientes tradicionales propios de la 6.

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ASOCIACION DE MEDICINA DEL TRABAJO

Se.sic:n del día 19 de octubre de .1967

ASPECTOS DE LA MEDICINA DEL TRABAJO EN LA AGRICULTURA

J. SALAniCH TORRENTS

Pem1itidme que al tomar la palabra ante este selecto auditorio, exprese mi gratitud a las Juntas de la Delegación Catalana de la Sociedad ele Me­dicina del Trabajo y a la Sección de Medicina de Trabajo de la Academia de Ciencias Médicas de Barcelona, por haberme conferido el honor ele

1 ocupar esta tribuna en esta Sesión inaugural del curso 1967-68, para que · • les hablara de un tema de Medicina del Trabajo. ,.l Hasta el presente son muy pocos los temas que en las sesiones cienli-

' ficas celebradas en esta Academia, en que la Medicina del Trabajo Agrí-

'

t'Qla haya sido el objetivo llevado a discusión de sus miembws. El hecho de hacerme responsable de la org<ulización de unos cursos

de ~·Iedicina del Trabajo Agrícola celebrados en la Escuela de Capataces Agrícolas de Caldas de ~lontbuy y en el que tomaron parte eminentes compañeros que forman esta Delegación Catalana, me obligaron a pre­pararme en el estudio de esta rama de la Medicina que considero de una extraordinaria importancia ya que el número de españoles que se dedican a las labo~es del campo es muy superior a los que están encuadrados en la orgaruzac16u induslTial.

Ya sé que hubiera sido preferible para Uds. un tema relacionado con la Medicina del Trabajo dentro ele sus varias especialidades industriales, pero la expansión que va adquiriendo en el mundo y actualmente en E.spaña la Medicina del Trabajo Agrícola, creo que es .. hora ya que de­~lquemos la atención, para que esta Medicina Preventiva, se incorpore

.( e una manera deRnitiva a los trabajos ele esta Delegaci6n Catalana . . Hasta hace muy poco el extraordinario desarrollo de la industria clis­

tra¡o la .atención de los higienistas ibéricos y legisladores con respecto a la agncultul'a. Y a esto puocle haber conb·ibuido el convencimiento de que el trabajo agrícola ¡>resentnba menores riesgos que el trabajo industrial. e ~ste concepto que podía ser válido en el pasado, no podemos aceptarlo

, n e presente, en que a los ú1convenientes tradicionales propios de la 6.

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460 \' \LI:.S. SECCIÓN )iEI>I(.;IISA

agricultura se l1an agregado en la actualidad, la mecanización de los lra·

bajos agrícolas y el uso de :.ustancias tóxicas, como insecticidas, pesticidas,

herbicidas, y en general, todos los plagicidas. Es lógico, pues, que esta

atención que los poderes púbHcos han dispensado al sector industrial se

extienda a Jos obreros agrícolas llevando el ánimo del agricultor los con<r

cimientos de los peligros a que está expuesta la salud durante el ejercicio

de sus labores agrícolas y también el peligro a que están expuestos los

que conviven a su alrededor. La tendencias modernas de la educación sanitaria del campesino res·

paldadas por la "Organización Mundial de la Salud" nos indican que hay

que llevar al corazón mismo del agro español los conocimientos de una

divulgación sanitaria para que el obrero agrícola adquiera cada vez mayor

sentido de protección, de atención, de formación y de responsabilidad.

El b·abajador del campo, que es el héroe ignorado de la Sociedad,

que no disfruta de los halagos y comodidades de los centros urbanos y, que

por la índole de su trabajo, está sometido a renunciamientos y privaciones.

precisa, pues, que se le otorgue una exb·emada atencin en lo que se refiere

a la medicina y a la seguridad. Son muchas las labores del campo que se realizan sin un control pre·

ventivo y no hay que olvidar tampoco, que el campo se ha mecanizado

ú1tensamente y, por lo tanto, al riesgo propio de las faenas del campo se

añade ahora el de la mecanización y es, por lo tanto, indispensable am·

bientar a los b·abajadores agrícolas en el sentido de la prevención.

Precisa, por lo tanto, una divulgación de notmas preventivas y adver·

tencias, tanto desde el punto de vista traumático, como infeccioso )

tóxico. Historia. - Los que llevamos en esta vida unos años de experiencia

dentro del campo de ]a Medicina, es justo que recordemos a los que nos

precedieron y de los trabajos que en épocas anteriores han sido llevados

a cabo, y que han formado el pr6logo de la actividad que hoy nos ocupa

de la Medicma del Trabajo. Los primeros estudios sobre patología del b·abajador agrícola son. del

pionero de la Medicina del Trabajo, BERNARDO RA.\.!A.ZZINl que e,? su hb~ "De M01·bis artiflcíum diatriva", consagra un capítulo titulado De Agrl·

cularum morbis" a las enfermedades de los agricultures. En este c~p!tul~ señala ya entonces, que los agricultores expuestos a las inclemencJ~. de

tiempo durante sus faenas campestres, azotados por los vientos, ora cahdos,

ora fríos, mojados por la lluvia y el rocio noctumo, tostados por los s~es '

estivales, hombres fuertes y robustos como robles, no podían tolerar t es

mutaciones, porque tan pronto derretidos en sudor, tan pronto refrigerados~ con la concomitancia de una alimentación inadecuada, acumulan una :

tidad de malos humores de donde incide sobre ellos una cohorte de m t Además, el mismo RAMAZZINl advierte que las labores agricol~s Y as

enfermedades varlan de acuerdo con la diversidad y épocas del ano.

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SAl.ARI<":II. \fF.DIC.INA l)EJ.. 'IBAI3AJO 461

En 1714, D. FucHs escribe una obra titulada "De afectibus rusticorum" y a partí•• de esta fecha son muchísimos los autoxes que publican libros, Lesis y artículos sobre Higiene y causas de insalubridad de los agricultores, e incluso en el tercer Congreso de Higiene de París, en 1878, el tema principal versó sobre "L'Higiene des populations des campagnes" (Higiene de los habitantes del campo).

Hasta 1930, en que se creó el Instituto de Medicina del Trabajo en Milán, no empiezan los demás Institutos, a pru:tir de esta fecha, a interesar­se por los problemas médicos que afectan a la medicina agrícola y numero­sos trabajos aparecen en el mundo entero, pero adquieren especial atención los dirigidos por las secciones especializadas de los Institutos de Bratislava en Checoslovaquia (Prof. MAcuca), de Kiew en Rusia (Prof. MxETVIET), de Tokio en Japón (Prof. MATSUKI).

Es en Polonia, a Lubün, que el Profesor WITOLD CBODKO, crea el primer Instituto especializado en 1952, siguiendo más tarde en Bad Kremsnach (RF A), el Instituto de Fisiología del Trabajo aplicado a la Agri­cultura (Prof. PimuSCHEN). En Iowa (Iowa, USA). Por el Prof. ToP. En Tours (Francia) y en Greisfwald (RDA) últimamente, es en donde los es­tudios de la medicina del Trabajo en Agricultura son enfocados bajo el punto de vista de especialidad, dentro del cuadro de esta Medicina Laboral.

Es evidente que la aportación de todos estos estudios finalizaron en una magna reunión en julio de 1961 en Tow·s (Francia) en el primer Congreso Internacional de Medicina Agrícola. Presididos por el Prof. PAR­~~~s Y en el que estuvieron representadas las naciones Alemania (Este y Ocs.te), Argentina, Bélgica, Bulgaria, Espai'ia, Francia Hungría, Israet Italia, Japón, Polonia, Checoslovaquia, Rusia, Estados Unidos y la Oficina Internacional del Trabajo y la Organización Mundial de la Salud.

~e _las conclusiones de esta reunión se desprende la creación de una ~oc1ac•ón Internacional especializada al estudio de las condiciones de 1'1da Y de trabajo de los trabajadores agrícolas; esta asociacin está vincu­lada a los organismos Internacionales OIT, OMS, F AO. Que los que se mte~esen por estos problemas pudieran publicar sus experiencias en una ~~v1sta Internacional (lspecinlizada y que los Gobiernos faciliten la exten-510~ de las medidas para mejorar las condiciones de vida de los b·abajadores agncolas.

Pr ~n 1~62, el Comité mixto OMS, OIT, se reúne en Ginebra bajo la d es•denc•a. ~el Prof. KM~L de Alemania para el estudio de los problemas e la Med¡cma del Trabajo en la Agricultura. Los diferentes temas tra­

tados abordaron:

1 a) Problemas de la salud pública relacionados con los trabajos agrí­

t'O as.

b) Protección del trabajador agrícola contra los riesgos de intoxicación.

1 . e) Protección del b·abajador agrícola frente a las enfermedades pro-es•onales de on'gen , . ik t . b . . , . . . v1nco, r e s1ano, actenano, m1COSICO y paras1tano.

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el) Organización de Ja :\lecli<:ina del Trabajo en la Agricultura. En 1964 tiene lugar el segundo Congreso Intemacional organizado por

el Prof. PREUSCHEN que tuvo luar en Bad Kreuznach. El Dr. VACHER del Jnstiluto Nacional de Agricultura ele Tours, consi·

dera que dadas las concUciones part-iculares del rnecUo agrícola en cada una de las regiones, su patología p rofesional específica, las condiciones de trabajo intimamente ligadas a las condiciones ele vida, la particular psicología social del agricultor, hace preciso la creación de institutos es· pecializados ~- el fomento de rewuones nacionales e internacionales de ~ledicina Agraria, dentro siempre de las docbinas generales de la Medicina del Trabajo.

En España, en la última mitad del siglo pasado, y a primeros del actual, son muchos los médicos espai1oles que se ocupan de la Higiene Industrial y Agrícola.

En este aspecto, me cabe el honor de citar a mi abuelo, el Dr. JO<IQUÍK

SALAIUCH Y VE:RDACUER, el cual en su Cmtilla rr1stica se ocupa de la H igiene de los agricultores. l

Con el fin de elevar el nivel s~mitario de la población española y de mejorar las condiciones de vida del trabajador del campo, la Dirección General de Sanidad creó las luchas sanitarias, organizó el cuerpo de .Médi­cos Titulares, construyó la casa del Médico y fundó los centros de sanidad ntral para la mayor asistencia de las poblaciones agricolas. Pero es a partir del XIV Congreso Internacional de Medicina del Trabajo celebrado en Madrid, en septiembre de 1963, que España se incorpora a los trabajas científicos y al estudio especí.flco de la Medicina Social Agraria y Preven· ción de Riesgos Profesionales en el Campo, con la puesta en el temario de esta manifestación cultw·al, un tema ele jmportante actualidad como lo es el de pesticidas agrícolas.

Eu la tercera semana sindical de p revención de riesgos profesionales celebrada en Valencia, es cunndo España incluye por primera vez en su

legislación los 1;esgos laborales del campo y hoy día funciona en la ciud~d del Turia una sección de Medicina agrícola que presta atención espec1al a un morbo típico en aquella 70na: la enfermedad de los arrotales.

Por su parte, la Dirección General de Previsión, funda en enero de 1963 en el Instituto Nacional de Medicina y Segluidad del Trabai?· un Departamento de Medicina Agrícola bajo la dirección del Dr. V1cTOP MA:RTÍNEz LLIKARES, que emprende sus tareas en .dos fases fundamental~: conocimiento de los problemas sanitarios sociales agrícolas, con adopcJ?n de las medidas pertinentes y divulgación sanitaria de la MediciJ1a Socwl

Agmria. . . En el año 1964, en el mes de junio, se celebró en Madrid el pruneJ

Congreso Nacional de Medicina Social Agrícola al que asistí, comisio1~ado por la Excma. Diputación Provincial y que fue promovido por el InstJtu.to Nacional de Previsión Social, interviniendo los Ministerios de Traba¡o,

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SALAlUCH. ~lEDICIN.\ DJ::L "CRABAJO 463

Agricultura, Dirección General de Sanidad, Consejo Superior Je Investiga­ciones Científicas y Organización de los Servicies Médicos de Empresa.

En este Congreso con el que España enb·a definitivamente al estudio de la Mc•dicina Social Agraria, se debatieron los temas de la más candente actualid,ld especialmente por lo que afecta al agro español, corno son: el de los plaguiciclas y de los pesticidas. La tuberculosis bovina en el plan de erracücación ele 1a tuberculosis; mecmúzación agrícola y salud de la población agrícola. La celebración de este Conreso tuvo por marco la importante Feria del Campo.

En el cua1to Congreso Nacional de Medicina del Trabajo, celebrado en el mes de septiembre de 1966 en una de las mesas redondas, se habló también del peligro de los pesticidas.

Y por último en el próximo mes de noviembre, tendrá lugar en Valencia el U Congreso Nacional ele Medicina Social Agraria y prevención de liesgos Profesionales en el Campo, cuyo lemario oficial lo constitu~ren cuatro temas como son :

l." Brucelrsis: aspecto médico y soc;ial. 2.• Los plaguiciclas. 3." Diversos aspectos ele la mecanización agrícola. 4." La adaptación de la Medicina de Empresa en la Agricultura. Con este resumen histórico, pueden Uds. darse cuenta, del auge que

eu nuestra nación adquiere el conocimiento de la Medicina Social Agraria, a fin de ilustrar a los que comparten las faenas agrícolas sobre las medidas de prevención de enfermedades, así como también de las intoxicaciones Y de los riesgos de accidentes consecutivos a la mecanización.

Es bien sabido que las condiciones de vida del trabajador agrícola son muy diferc11tes de las del industrial, pues hay que t ener en cuenta que el h1braclor pasa casi constantemente las veinticuab·o horas del ella en su ambiente de trabajo. Hay que tener en cuenta también, que en las explotaciones familiares y en las que dispone de obreros asalariados, éstos comparten junto con los familiares, la casi totalidad de los riesgos a <¡~e estún expuestos. Es indudable, c1ue los riesgos del campo son com­pnltidos por un número mavor de personas que incluso supera el censo de _los trabajadore:; industriales. Es, pues. necesario que los peligros a que estan expuestos los h·abajadores agrícolas sean estudiados con atención a .fi~ de evitar los graves pe1iuicios que ocasionan las enfermedades o los ·LC<:Identcs a las personas y a la economía del país.

Esta MC'dic•ina preventiva c1ne f'S la parle rnás impmtante del capítulo de lu M<' dit i!HI del Trabajo, r equiere· el conocimiento de los peligro~ '] 611 de pociN evitarlos. Empezaremos hoy por hablar de los materiales 1 e trabajo tle·rivndos de los productos ele la tierra; estos materiales pueden ~;~ar sobre el organismo del b·abajador rural produciendo estados noso­og~cos. Los polvos que se desprenden durante la cosecha y en sus su-

t'eSIVas flllCra•·J·Oil~s l tr · d · 1 ' · . · b 1 ' ' "' e e ·aswgo o me n\nle os paras1tos que v1ven so re

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464 ANALES. SECCIÓN MEDICINA

este material, pueden actuar sobre el organismo humano afectando los diversos aparatos orgánicos del mismo.

Estos polvos pueden ocasionar al trabajador agrícola lesiones de las vías respiratorias; la trilla, el batido del trigo, del centeno, de la cebada. 1 n etcétera, el degranado del maíz, el batido de las leguminosas y, en general. todas las operaciones referentes a la recolección de los productos agríco-las, desprenden al aire polvo finísimo que peneh·a en las vías respiratorias, determinando fenómenos broncopulmonares de irritación bronquial.

Lo mismo pasa durante el graneado y machado del cáñamo, con la elaboración del sorgo para hacer escobas y los polvos del algodón, del lino y yuto, muy irritantes porque están constituidos por prutículas rasposas y puntiagudas como espinas.

Los polvos de origen animal pueden dar también lugar a formas noso· lógicas bronquiales, como, por ejemplo, el polvo de la lana que se produce durante la esquila de las ovejas. Convjene recordar a este propósito lo-1 pelos de las orugas, especialmente de la llamada "procesionatia", de la ell· ci.na y de los pinos, que pueden contaminar el clima de los bosques _v

determinar inflamaciones de la boca, nru·iz, Íruinge, laringe, h·áquea y bron­quios, de modo que los obreros leñadores, carboneros y guardabosques, se ven a menudo afectados en sus vias respiratorias.

Estos polvos vegetales y animales no sólo afectan por acción mecánica, sino que también actúan como agentes alergénicos, dando lugar a maní· festaciones tanto en la mucosa nasal (coriza), conjuntiva ocular (conjun· tivitis) y en los bronquios (asma), pero para ello precisa como Uds. ~'11 conocen especial predisposición local o general del organismo, capaz de reaccionar a estos agentes sensibilizantes y desencadenantes, a este tipo de alergesis.

Sería muy difícil enumerar todas las sustancias y todos Jos productos de otigen vegetal y animal que en el vasto ámbito rural y a las varias l numerosas elaboraciones profesionales conexas, pueden actuar como agen· tes sensibilizantes y determinar alergesis del aparato respiratorio. La litera· tura médica es rica en enfermedades alérgicas producidas por el polen de las flores, polvo del heno, fibras textiles, harina de maíz, trigo, avena, etcétera, y de derivados epidérmicos de diversos animales como so~, las plumas de los volátiles, caspa de ovino, equinos, penos, gatos y de restduos secos de insectos y ácaros. .

Algunos autores han preguntado si a la larga estas afecciones rcsptra· torias pueden determinar neumoconiosis, producida como enl:ermedad pro· fesional y a esta pregunta hay que contestar de forma negativa; solamente para que los agricultores pudieran calificarse de neumoconiosis Y espe· cialmen le silicosis, es preciso que dichos polvos contuvieran partículas de siHce; pero de todas formas los autores KL1TZ, K11AFT .'' .Muno-r ,l~an descrilo casos ele silicosis consecutivos a la presencia ele partículas de sthcc en el polvo de los silos.

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SALARICU. Mli:OlCTNA DEL THAJlAJO 465

En ciertas elaboraciones de los productos de la tierra, de absoluto

r,trácter agrícola, se desarrollan gases y vapores tóxicos, capaces de pro­

vocar trastornos graves como, por ejemplo, durante la preparación de los

mostos para la elaboración de los vinos en bodegas mal ventiladas, cau­

sados por el marcado desarrollo de nitrógeno sulfurado carbónico puro

o asociado a otros productos tóxicos.

Cuando en locales mal ventilados se produce el tra~iego, la elaboración

de la vinaza y el embotellamiento, el desprendimiento de vapores alco­

hóücos pueden provocar borraCheras en las personas que trabajan en estas

faenas. Dentro de la patología agrícola nos hablan hoy día los autores americar

nos de la enfemJedad ele los silos que padecen los agricultores que entran

en ellos sin tomar las precauciones que se requieren a fin de evitar la

inhalación de los gases que allí se desprenden, por deficiencia técnica

En la construcción de los silos.

Dentro del gnrpo de las enfermedades infecciosas debemos prestar una

singular atención a aquellas enfermedades e infecciones que se h·ansmiten

en forma natural entre animales vertebrados v el hombre; v esta definición

corresponde a lo que se llama zoonosis. Hasta el presenté se han identi­

ficado más de cien zoonosis y la prevención, combate y erradicación de

algunas de estas enfe1medades, especialmente en los casos en que los

animales domésticos constituyen los reservorios principales, son tarea de

gran envergadura en todos los paises, ya que dichos animales domésticos

son la fuente de infección más peligrosa para el hombre, por estar en

constante contacto con ellos.

Dentro del cuadro de estas zoonosis, debemos citar las infecciones

d~bidas a salmonelas, de las cuales se han identificado ya más de quí­

ruentos tipos distintos. La salmonelosís, es muy coniente en pollos, patos

)' pa,vos; frecuente en los roedores, menos frecuentes en los cerdos; algo

co~un en los bovinos, esporádica en las ovejas y episódica en algunos

<UUmales salvajes.

~n este grupo de las infecciones humanas, citaremos la l1rucelosi.s 0 flebre de Malta. Son muchos los animales que pueden contagiar esta

enfeJmedad al hombre, siendo los más frecuentes, el ganado vacuno, el

porcmo, el caprino y el ovino; la transmisión de la brucelosis de los anima­

~s .al hombre se puede efectuar por ingestión, contacto, inhalación e inocu-

C!Ón. La fo1ma más frecuente es la ingestión, especialmente por leche

~da procedente de animales infectados. Las hortalizas crudas, contami­

na as1· por heces y orina de animales son causa también de esta infección

en e hombre. '

El carbunco, es menos frecuente en comparación con otras zoonosis pero basánd 1 d ' de la

0 .ose en os atos estadísticos publicados por un Comité mLxlo

.M.S. de expertos en zoonosis, cifran en unos nueve mil los casos

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466 ANALES. SECCJÓ~ "ED!Cll'A

humanos durante el año y que se presentan en gentes q~1e viven en comar· cas rurales.

La fuete principal de infección ele esta enfermedad, entre los b·abaja· dores agrícolas, es el contacto con reses muertas, lanas, pieles y orines

1 contaminados.

Hoy día, esta enfeimeclad, gracias al descubrimiento de la sulfamida! y de los antibióticos, ha Tegresado de una manera notoria, reduciendo ' u cero la mortalidad que antes era de w1 20 %.

La psitacosis y amitosis son infecciones producidas por w1 organL1mo del grupo linfo-granuloma psitacósico. La fuente propagadora de esta in· fección la constituyen las palomas, especialmente entre los aficionados ' ccmerciantes de esta clase ele animales. La· mayor parte de las infecciont'l son benignas, aunque se hayan regisb·ado también algunrs casos graves.

La tuberculosis de migen animal, especialmente la tuberculosis bovina. h1e uno de los temas tratados en el Primer Congreso de Medicina Social Agrícola celebrado en España. La erradicación ele la tuberculosis b(lvina ha constituido \11 1 tema muy importante en el citado Congreso.

El muermo, enfermedad hoy día bastante rara en el hombre, gracias a las oportunas medidas de l1igiene veterinaria que se tomaron a partir del año 1920, es una infección contagiosa propia de los solípedos; caba· llos, asnos y mulos, que invade especialmente a los profesionale.s relacio· 1

nados con dichos animales; cocheros, carreteros, veterinarios, curtidores. etcétera.

El téta.rws, que es una de las enfermedades de más elevada mortali· dad, es susceptible de adecuada prevención, mediante el empleo de va· cunacíón especíSca, que hoy día, gracias a esta técnica, se obtienen sor· prendentes resultados ya que el uso del suero antiletánico o la anatoxiua tetánica, eran causa de violentas reacciones alérgicas que muchas vecfS ponían en peligro la vida del enfe1mo.

Dentro del grupo de las enfermedades pToducidas por virus, debeJllO! citar la fiebre ¡Ja.pataci, palabra r1ue significa "pica y calla" y es empleada por los italianos para designar los pequeños mosr!uitos de la familia de los 1 psicódicos que picm1do sin hacer ruido alguno, son Jos transmisores de )¡¡ enfe1medad.

La glosopeda, enfermedad cxantcmática infecciosa de los bóvidos Y)~ Sl.údos, está producida por un vi1·us que también puede invadir al ~ombrr

Otra de las enfermedades producidas por estas virosis es la robla, espe· cialmente en los perros, gatos y menos a menudo ele los animales salva· jes. Esta enfermedad fue descrita .va por XENOFONTE y AtusTÓTJ!;LES, bes­cientos veintidós años antes de Jesucristo.

Dentro del grupo de las cufermeclacles infecciosas producidas por riokettsias, debemos considerar la fiebre Q transmitida por las g~·rapa: tas. La fiebre Q, causada por la "c'lxiella bumetti", constituye uu 1mpor. tante problema de salud pública , por In tlifusiém "" m~s de cincuenta Jl'l1

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SAL,\JilCH. MEDlCDiA DEL TliABAJO 467

ses, según encuesta realizada por la O.M.S., siendo los rumicmtes do­

mésticos los reservorios más importantes en la transmisión al hombre. La fiebre quintana, b·ansmitida por piojos y la fiebre recurrente espa.­

Jiola, debida a la epi:roketa hispánica, descrita en 1922 por el parasitólogo español s ,,DI DE BUEK, en colaboración con el Dr. PITTALUC.-\. Esta llebre

que difiere en algunos aspectos de ]a fiebre recw-rente europea , la trans­

mite la garrapata del cerdo, llamada chinchorro y además, entre sus ma­

nifestaciones clínicas destacan las nerviosas. En el año 1926, SAm DE

BUEN recopiló más ele doscientos casos observados en Cáceres, Badajoz,

Huelva, Sevilla, Cádiz, Málaga, Jaén, Ciudad Real, Salamanca y Avila. GuAsCH ha estudiado esta enfermedad en Cataluña. Como esta enfer­

medad se ha observado en Portugal y Norte de África, es la razón por la c¡ue algunos autores proponen designarla con el nombre de fiebre recu­rrente ibero-norteafricana.

Continuando dentro del grupo de las riokettsias, se describen bajo el non1bre de leptospirosis, una serie de enfermedades relacionadas con los

múridos (ratones y ratas) v cuyo síndmme infeccioso febril suele consis­

tir en ictericia, meningitis, hemorragias y albuminuria; v dentro de este

grupo nos interesa mencionar la fiebre de los anozales. El principal aente es el leptospiris mitis, coincidiendo la aparición de

~a enfermedad durante el verano, por estar vinculada a la época repro­

ductora de estos animales, pues hasta el mes de julio, las ratas no acuden

a los campos de anoz, en busca de materiales húmedos que precisan para construir sus 11idos. La leptospira atraviesa la piel indemne ele los recolec­

tores de arroz, bastando para ello que introduzcan los pies desnudos en

el arrozal. CAnTAÑÁ de Barcelona VILA de Tortosa v ToRNER de San Carlos

de la Rápita, han demostrado la' existencia de spir~ketas en las ratas cap­

turadas en el delta del Ebro v en los enfermos ictéricos contaminados en los arrozales infectados por lo; excrementos de las ratas.

Dentro de las enfermedades producidas por protozoos que con más f~ecuencia infestan al hombre y que pertenecen a las cuatro clases prin­

~~!~ales que existen en la natw-aleza, son: l." rizopodos, del género amebas; ~. f_I<Jgclados (lamblias), tr ipanosoma y leism<u.'lias; 3." esporozoos (plas­

rnodión Y toxoplasmas), v 4." ciliados, hemos de llamar la atenc:ión de las

más frecuentemente ob¿ervadas en nuestro país como son las lambliasis Y el paludismo.

En el grupo de las enfermedades producidas por los vermes, debe­

m_os consid~rar como más frecuentes entre nosotros y que pueden causar gl~Ves m~mfestaciones patológicas la trig uilw, las tenias, cuyas varieda­des _la sohum y sajinata, t>slún muy extendidas en los medios rtlrales, las eqlllmocócidas, los occiuros y los a~cárides. d Ate~dien~o: al mecanismo de contagio, las verminosis humanas pue­~n 5~1 adqUJndas por ingesta, como en el caso de los occiuros, ascáridos,

h'lcorcfalos faci'ol~ h ' t' t · · , ~ • " epa 1ca, ema eqmnococus; por \' la percutan<•a, como

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los anquilostomas, anguilulas y bilarcias; por ingerir carnes de animales infectados, triquina y las tenias; o de peces igualmente infectados o be­biendo aguas contaminadas. Y finalmente, las transmitidas por picaduras de insectos.

En el grupo de enfermedades producidas por hongos, debemos citar el grupo de las micosis, causadas por parásitos vegetales. Dentro de este grupo citaremos solamente la aspergilosis, la actinomicosis, la botrimicosis monoliasis y esporotricosis.

La defensa de los productos agrícolas, debido al gran crecimiento de la población m1.mdial, ha motivado la necesidad del incremento de sus­tancias químicas que actúan sobre las plagas del campo. Esta necesidad y gracias a los avances efectuados en la qu!mica y al mayor desarrollo de la entomología y patología agrícola forestal, ha sido la causa de un mayor desarrollo de la industria de los pesticidas en todo el mundo.

La lucha entre el hombre y los insectos u otros animales de la familia de los artrópodos perjudiciales para los productos agrícolas ha tenido sus orígenes en tiempos remotos.

Variados son los procedimientos empleados pudiendo citar entre ellos los mecánicos, físicos, químicos y biológicos.

De todos ellos el más interesante es el biológico, pero son tantas las dificultades que se presentan para su consecución, que no ha evolucio- ( nado en la medida necesaria a pesar de lo mucho que se ha avanzado en estos últimos años.

El hecho de que ciertas especies vectoras se hayan hecho resistentes r a algunos pesticidas, y que el uso de sustancias químicas tiene un efecto residual muy duradero y por consiguiente nocivo para el hombre. El Co­mité de expertos de la Organización Mundial de la Salud, ha puesto de manifiesto después de concienzudos estudios que la resistencia de estos vectores a los pesticidas es un fenómeno de pre-adaptación en el que, por lo general es debido a un gen aleloformo y que la aparición de la varieda~ de resistentes a los insecticidas es consecuencia de una selección darwJ· niana.

Estos estudios que han permitido conocer mejor la naturaleza funda· mentalmente fisiológica de la acción de los genes, han estimulado ~a.~ investigaciones sobre la genética general de las especies vectoras y ~e~as a estos resultados nos es permitido incorporar estos métodos genéticos a la lucha contra los insectos. dimientos radiactivos se practica la esterilización de los insectos a fin ~e

Con motivo del primer Congreso Nacional de Medicina Social Agraria celebrada en Madrid, tuve la oportunidad de visitar una planta piloto instalada en una finca del Ministerio de Agricultura en la que por procr dimientos radioactivos se practica 1:1. esterilización de los iQsectos a 6n 1 e

suprimir la procreación de los mismos. l Este procedimiento, como comprenderán, reviste sus dificultades Y oc· 1

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Sf\LARICIT. MEfJlCINA DEL TRABAJO 469

nmlmente se intenta su puesta en práctica en algWla isla del Archipiélago

Canario. Si bien este procedimiento es el más interesante y como hemos dicho

mucho se ha avanzado en estos últimos años, es, sin embargo, el empleo de

productos químicos el que permite en estos momentos, una mayor protec­

ción efectiva de los cultivos. Esta protección se inició con el descubrimiento de las propiedades in­

secticidas del DDT, en el año 1939 por el recientemente fallecido Dr.

MÜLLER, y que podemos decir que a partir de esta fecha la industria de

los insecticidas no ba permanecido estática y cada día se inb·oducen nue­

vos productos que son incorporados al mercado de los plaguicidas, susti­

tuyendo a los ya existentes o bien alineándose junto a ellos.

Cada año se utilizan miles de toneladas de productos antiparasitarios,

uo sólo en la lucha contra las plagas del campo que afectan a los cultivos,

sino también en el campo médico-vetednario. Russó dice que en los últimos anos, más de 150.000 compuestos orgá­

nicos de síntesis, han sido sometidos a experimentación y estudio y de

este enorme b'abajo de investigación y experimentación se han obtenido

compuestos de gran interés en la lucha contra los enemigos de los cul­tivos.

En Europa, solamente los productos antiparasitarios que cxisteo en el comercio pasan de los 6.000; en Italia más de 2.000 v en todo el mUJJclo supera seguramente los 10.000. ·'

Dado que estos productos químicos presentan una toxicidad más o me­nos elevada para el hombre y los animales de sangre caliente, se puede

~omprcnder el complejo problema que es el estudio de la toxicidad de los

msecticidas o plaguicidas y es imprescindiblemente preciso que el agricul­tor que maneja estos productos conozca de una manera clara y evidente

los peligros de la toxicidad aguda y crónica de los mismos.

Para demostrar la importancia que tienen la educación y preparacién d~ lo~ agricultores que usan estos productos es suficiente a mi parecet· el

ejemplo siguiente: El Sr. David Piííana, perito agrícola ele Tortosa, que

como ustedes no desconocerán es una comru·ca donde se cultiva en gran

escala el arroz y el algodón, y que concce el tema de los plaguicidas en

una experiencia de doce años, en w1a carta contestación a Wla mía en la

q~e 1~ .solicitaba datos sobre algunos casos' de intoxicación por el ~so de P ~gtucJdas, me comw1ica que dichos casos fueron debidos casi siempre

Ea 1dmprudencias del usuario v ctue, en 1957 al realizar una prueba con 11 r(n 1 5 % l · : · ' 1

' • e e maten a activa a la dos1s de 20 a 25 kg hectárea de es-~0 v~re?, para tratar el chilo simpiPx del arroz, mataron todos los peces · pa 101pedos de las parcelas sometidas a tratamiento.

coo Co~ .este motivo, expone la convcJtiencia de que las hermandades ~ peJ,tlwas de los agricultores tuvieran técnicos que instn.1yen111 al agri-

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470 AN,\LES. SECC!ÓX ~lJ::DlCJJ'\A

cultor proporcionándole la cultura necesaria para el manejo de estos pro duetos químicos.

Es sabido que desde varios años vienen empleándose productos de

toxicidad relativamente reducida cerno el DDT y HCH, sin que pese a la ' e falta total o casi total ele p recanciones las personas encargadas de su

manip~Jación parezcan haber sufrido efectos nocivos graves. Esta circuns· tancia ha dado a los operarios una c:mfianza engañosa en In inoctúdad de 1 los plaguicidas en general y que los expone a manejar productos más tóxi· c : s con la misma negligencia. ., l

El personal directivo de las granjas y explotaciones agrícolas en las qt e el manejo y la aplicación de estos plaguicidas e insecticidas es obli· gado rara la protección de los productos agrícolas, tiene la obligación de velar por el cumplimiento de las prescripciones dictadas para la seguridad ele sus operarios y esta observancia sistemática de las normas de seguridad es indispensable no sólo para el persona] encargado de las aplicaciones sino también de los seres c¡ue viven aL·ededor donde se producen estas manipwaciones.

Además de los riesgos que encierra la manipulación de grandes canti· dades de plaguicidas, Ja intoxicación puede producirse en las siguientes circunstancias:

l. En los laboratorios y almacenes de plaguicidas al efectmu· las ope· raciones de envase y al transportarlos al lugar donde deben efectuarse las operaciones.

2. Al preparar el producto para la pulverización. 3. Por las gotas o restos que se desprenden de los mismos al realizar

!a pulverización. 4. Por las contaminaciones accidentales que pueJen ocurrir en cual·

r¡uier momento. El Comité de Expertos de la Organización Mundial éle la Salud que se

tbdica al estudio de este importante problema, da unas normas de pre· vención para el uso de estos plaguiciclas.

Estas normas son las siguientes: 1." Todas las personas que manejan plaguicidas deben estar al co­

l-riente de los peligros que enciena su aplicación y de la f01ma de usarlos sin riesgo. . ,

2." Todo equipo ele operarios deben trabajar bajo la vigilancm .'ec: nica y médica, la cual adoptará las medidas necesarias para preve!lll' .1

lratar las víctimas de estos accideutes. Cuando se aplican insccli.ciclas ele acción anticolinesterásica, se dispon·

eirá en los botiquines de una reserva de atropina en forma de in~'cctnhles 0

de tabletas. 3." CuaJguiera que sea el plaguicida empleado, toJos los operarios

usarán una prenda impermeable que proteja ele w1a manrra especial la cnbcza ; que pueda ser frccuent<'mrnte limpiada.

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SALAJ\ICil. \IED!CJX~ DeL 1 1l \11 \jO 471

4." Se excluirá del trabajo a todos los operarios que p resenten ero­siones 0 irritaciones cutáneas, en regiones asequibles al insecticida, pues es bien sabido que tales alteraciones facilitan la penetración del producto en d organismo; deberán además disponer de instalaciones adecuadas para PI lavado de la piel y de la ropa.

5.• El jomal de estos operarios no excederá de cuaho a cinco horas diarias. Esta precaución reviste una importancia particular cua11do un ! mismo operario se encarga de manejar a ruario el plaguicida por largo

., tiempo. 6.'' Los opermios se lavan1n las manos antes de fumar y comer y

adoptarán todas las precauciones elementales en los lugares donde se ma­nejan los plaguicidas.

7.• Los envases de los plaguicidas deberán llevar un rótulo donde conste su contenido v en el que se indicará de manera comprensible para los operarios la naturaleza de las sustancias y las precauciones que han de tomarse para su empleo.

8: La eliminación de los envases sucios se hará con el tm'lximo de precauciones procurando que no se ell:travíen y que no--puedan caer en manos extrañas.

\ El doctor E. L>\BOROE Roon ícuEZ del Departamento de Zoología del suelo ,. Entomología aplicada del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, dice que con relación a la Merucina y Seguridad del Trabajo d~ben abordarse lo más rápidamente posible los siguientes problemas con Vts~as. a establecer medidas de protección con relación a estos productos c¡mmtcos que presentan toxicidad para el hombre v animales de sangre calienté. Estos problemas son: .

1.• Inspección de las condiciones sanitarias ele las empresas fabri­cantes v envasadoras de productos antiparasitarios.

2.• Establecimiento de normas sanitarias para el hombre que utilice estos productos en el campo y en lugares cerrados.

3.• Reconocimiento médico anual de los obreros de la indusb·ia y de las empresas agrícolas. · . 4: Rt!comenclar a los obreros de tratamientos fltosanitaTios indepen­

<hentes de un reconocimiento médico anual. Y encarece el establecimiento de una comisión permanente de Medici­

n~. Y Seguridad del Trabajo que marque las normas necesarias de protec­cton para el hombre que uliliza estos productos químicos.

La protección indiscriminada de los pesticidas, es evidente que crea problemas de · dif' ·1 1 . • d d' nf 1 1

': mas lCJ so ucwn ca a 1a y el e oque del conocimiento <e 0~ rrusmos )' el establecimiento de recomendaciones en su empleo ha l'Onsttluido una '6 h h . . ' . 1 1

' preocupac1 n que se a echo sentir en el Conse¡o Supenor ¡ et dn¡estigaciones Científicas y se han creado Laboratorios en los que se esumelim rt t , 1 '

Esta gra/op an e ca~óltu o delmlos plaguicid.as. reocupac1 n actua ente mundial de estos problemas, no

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472 MLILI~S. Si::CCtÓX MEIJICJNA

sólo por los higienistas y toxicólogos, sino también por los organisllltl! oficiales competentes, ha sido el acicate para que la Organización Mun· dial de la Salud, publique constantemente nuevos "raports" referentes a los plaguicidas y las medidas necesarias para la protección de los obrel'O\ agrícolas.

Como consecuencia de la publicación de un raport novelado de RA. CHEL CARSON, "La Primavera Silenciosa" de extraordinario éxito en E¡.

tados Unidos, hizo que el Ministerio de Agricultura de Estados UnidO!, bajo la Presidencia del ya falle~ido John F. Kennedy, solicitara un informe ., sobre el empleo de los insecticidas v el efecto de los mismos sobre el hombre, así como también sobre los animales y los alimentos.

De todo ello, se desprende la importancia que adquiere el estudio me· ticuloso del aspecto toxicológico de los insecticidas a fin de establecer los límites en los cuales podemos manejar estos productos sin que se produzcan cuadros tóxicos, ya bien, de forma directa o a b·avés de los órganos, frutos y productos derivados de plantas tratadas, aprovechando de este modo la acción favorable de los plaguicidas, en la protección de los cultivos.

Lo que hemos mencionado hasta este momento corresponde a lo qm• podríamos llamar "enfermedades profesionales de los agricultores" y he· mos dicho también que en la patología rural análoga a la patología indus­trial, debemos tener en cuenta los accidentes de trabajo, especialmente r después de la introducción deltt·actor. En la agricultura, lo mismo que en la ll industria, los accidentes son muy frecuentes y en todo accidente debemos tener presente varios factores; en primer lugar el factor humano, la fa·¡ tiga, la falta de descanso, la falta de interés para el tt·abajo, el desprecio por la utilización de los meclios de seguridad, la falta de atención, el uso indebido de herramientas y mienb·as se trabaja precisa olvidar preocupa· dones que pueden ser la causa de falta de concentración y que pueden dar motivo a un accidente; y también hay que pensar en los que no.l rodean, pues muchas de las cosas que podemos hacer, pueden dañar a un compañero de trabajo.

Los accidentes de trabajo suponen una dolorosa pérdida de vidas hu· manas, de mutilaciones y de daños fisiológicos, de imposible valoración l representa asimismo, un enorme daño económico. Sin embargo, es en el aspecto humano del problema lo que en mayor medida debe incitarnos a su resolución .

Todas las estadísticas de los países civilizados demuesb·an que entre el 70 y 80% de los accidentes de trabajo, tienen por génesis p1imera un defecto del factor humano.

Al ser el factor humano la causa primordial de los accidentes, es conv~· niente educar a los labradores a fin de que en su actúación en el trabalo sepan evitarlos. No son las máquinas ni los útiles de trabajo los que CJl

mayor medida producen la desgracia, sino que debemos insistir en que

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CASAUS. ~IOVThiiL'iTO U.t:L PEHSONAL 473

es la falta de preparación, el descuido e incluso el exceso de confianza, las causas que contribuyen a ensanchar la estadística de accidentes.

Si tomamos esta idea como punto de partida cabe pensar en una ofen­siva contra estos citados accidentes oon relación a los trabajos agrícolas, en i.ma propaganda que atraiga la atención del labrador y qüe le incite a recapacitar sobre sus movimientos.

Es sobre todo el dolor, la muerte, la incapacidad y la mina física y moral del ser humano lo que debe hacernos meditar sobre la necesidad de luchar en este frente de la seguridad social agrícola, con todos los me­dios a nuestro alcance.

El Papa Pío Xll, en un discurso o radiomensaje dirigido a los asisten­tes al Primer Congreso Mundial de Prevención de los accidentes del tra­bajo, dice: "Que los problemas específicos de la prevención de los acci­dentes del trabajo, sólo hallarán una solución completa situados en un plano de conjunto que tenga en cuenta todos los aspectos de la vida del trabajador y todas sus aspiraciones legitimas, y conviene no olvidar que bajo el punto de vista económico el hecho · de prevenir los accidentes, re­duce la cuantía de los daños y vigoriza la actividad económica".

Sesión del dfa 20 de febrero de 1968

Mesa Redonda sobre LA PRACTICA DE LA MEDICINA DE E.l\1PRESA

EN LA INDUSTRIA F ARMACEUTICA

MOVIMIENTO DEL PERSONAL

J. M.a CASAUS CASAUS

MOVIMIENTO DEL PERSONAL Y TIPO DEL MISMO. -El personal adscrito ~la Emp_resa se cifra alrededor de unas 500 personas. En nuesb·o Centro e Traba¡o, podemos dar como cifras más recientes

Admi11istrativos . Técnicos titulados . Técnicos no titulados . Obreros sector masculino Obreros sector femenino

76 13 19 40 '

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