Articulos Expo Sic Ion Vida Colonial

12

Click here to load reader

Transcript of Articulos Expo Sic Ion Vida Colonial

Page 1: Articulos Expo Sic Ion Vida Colonial

Colegio Metodista ConcepciónDepartamento de Historia, Geografía y Ciencias SocialesProfesor: Rodrigo Rojas LagosCurso: Segundo Medio

GRUPO I: ENTRETENCIONES DURANTE LA COLONIA

Las Tertulias (Sergio Villalobos, Imagen de Chile Histórico, El álbum de Gay, Editorial Tradición, Santiago 1967)

“No había casa de tono donde la familia no se dispusiese a pasar una alegre velada que se prolongaría hasta las once o más tarde (estas reuniones comenzaban en la noche después de la comida) …. Algunos parientes y amigos íntimos llegaban con toda confianza y entre conversaciones y cumplidos iba surgiendo la alegría.Los sirvientes traían bebidas refrescantes, aloja y mistela, que los dueños de casa y las niñas de la familia ofrecían amablemente a sus visitantes. Si alguien deseaba mate, y era seguro que todos lo querían, se preparaba en el gran bracero de plata o bronce que en medio de la cuadra servía para dar calor al ambiente.Los caballeros, luciendo pelucas empolvadas y trajes de colores más o menos vivos…conversaban de las últimas novedades: una real orden enviada por el gobernador en calidad de urgente, el estado de guerra en Europa, que hacía peligrar la navegación y el comercio, la enfermedad del provincial de la Merced, etc. Las señoras, en cambio, sentadas sobre cojines en el estrado, cuchicheaban sobre el traje de la Mariquita o la tertulia de antenoche donde los Cotapos.Siempre eran vistas con buenos ojos y mejor apetito las bandejas con huevos chimbos, las cajitas con dulces y los bizcochuelos y ollitas de las monjas Claras y Rosas.Las niñas no se hacían rogar para tocar un poco de música, acompañándose principalmente del clavicordio y del arpa. Sus voces, tenues pero afinadas, daban mayor alegría al conjunto y las parejas salían airosas ensayando los primeros pasos de una danza.

Las Diversiones(Sergio Villalobos R., Marta Finsterbusch, Historia de mi país, Editorial Universitaria, 1995, pág 74)

Había fiestas de gran lujo que se celebraban en algunas oportunidades en la casa de gobierno, al estilo español. Se llamaban saraos y sólo asistían los más importantes vecinos de Santiago, con invitación especial del gobernador.Había también diversiones populares que se organizaban en la plaza, para celebrar una fecha importante: la llegada de un nuevo gobernador o el cumpleaños del rey de España. Se practicaban juegos bien entretenidos: algunos eran competencias, como el palo ensebado.Se engrasaba un poste que tenía en la punta un premio, casi siempre una bolsita de monedas. Los que querían cogerla tenían que trepar el palo, pero esto era muy difícil, porque se resbalaban en la grasa.También había carreras de ensacados: competencias entre unos corredores que metían sus piernas dentro de sacos. Más bien tenían que avanzar saltando para no enredarse.Los niños se divertían jugando a las bolitas, a encumbrar volantines con los primeros vientos de septiembre y también mirando funciones de títeres que se daban en la plaza.

Page 2: Articulos Expo Sic Ion Vida Colonial

Colegio Metodista ConcepciónDepartamento de Historia, Geografía y Ciencias SocialesProfesor: Rodrigo Rojas LagosCurso: Segundo Medio

GRUPO II: PERSONAJES TÍPICOS DURANTE LA COLONIA

Velero. Vendía velas para iluminar las casas, ya que en esa época todavía no había luz eléctrica. La velas eran de sebo y se hacían a mano en forma artesanal. Este personaje las llevaba colgando de un palo amarradas por la mecha y cuando las vendía las cortaba.

Lechero. Llevaba la leche en dos tarros llenos, cargados en una mula o caballo. Pasaba por la calles ofreciéndola y de las casas salían las mujeres con los jarros para que se los llenara con leche recién ordeñada.

Aguatero. Se desplazaba a caballo llevando agua en un barril, la que vendía entre los vecinos. Antiguamente no existía agua potable limpia para beber y cocinar, por lo que este personaje era muy importante en la vida de las personas.

Panadero. Iba en una mula o a caballo con dos grandes canastos a los lados donde llevaba pan fresco. La gente salía de las casas a comprarlo. Actualmente en algunos barrios pasa un señor en un carrito vendiendo pan, este sería el equivalente al antiguo panadero.

Sandillero. Vendía pedazos o sandías enteras en la plaza o en las ferias. Era muy solicitado por la gente, sobretodo en los días calurosos en que un sabroso trozo de esta fruta era muy apetecido.

Motero. Otro personaje característico y muy popular como comerciante callejero es el motero. Cuando su nostálgico grito se oía en las noches, quedaba retumbando como un eco. Comúnmente era un individuo que vivía en las afueras de Santiago y hacía su entrada a la ciudad, especialmente en las noches de otoño e invierno, con un canasto colgando del brazo, cuyo contenido iba cubierto por albos paños que resguardaban el calor de los variados productos que vendía. Porque no sólo mote de maíz o "motemei" transportaba el motero. En el canasto había también castañas, camotes cocidos, piñones, etc. Este personaje, para iluminar su camino llevaba un farol de confección casera con una vela en su interior. En medio del silencio y entre el rumor de la lluvia, se abría paso el pregón: "¡Mote'e mei, pelao el meyo, calentitoooo!" grito con el que el motero anunciaba su producto.

Heladero. El helado que ofrecía este personaje no era como los que tú conoces, en esa época el helado era nieve o hielo picado a los que se le agregaba azúcar y sorbetes de frutas o especias. Lo llevaba en un balde protegido para que no se derritiera y los iba sirviendo con una gran cuchara a los niños que le compraban.

Dulcero. Paseaba por la calles vendiendo dulces y pasteles llevándolos en un canasto de mimbre.

Organillero. Un personaje típico de los barrios de Santiago era el organillero. Se lo veía pasar con la pesada caja del organillo cargada en la espalda, bien agarrada de la ancha correa que le cruzaba el pecho. En una mano llevaba la jaula con el lorito amaestrado, y en la otra el manojo de elásticos desde donde colgaban pelotas de aserrín forradas con papeles de vivos colores.

Al llegar a una esquina cualquiera, donde sabía que aparecerían muchos niños, descargaba su instrumento, colocaba la jaula sobre él, y al poco rato comenzaba a tocar sus típicas melodías. De inmediato, como por arte de magia, de todas partes surgían los chiquillos como respondiendo a un misterioso llamado. Junto con ellos también llegaban coquetonas muchachas, quienes, con el pretexto de vigilarlos más cerca, aprovechaban de saber qué les deparaba el destino; porque ése era el importante papel de la lorita: el pajarraco asomaba su cabeza por entre los barrotes y con su pico pescaba uno de los papelitos del pequeño cajón que se habría bajo su jaula.

Cuando el negocio comenzó a decaer, los organilleros introdujeron nuevas atracciones en su oficio. El más común era un mono tití, al cual vestían con diminutas ropas humanas, y que reemplazaba al lorito con sus gracias y piruetas.

Chinchinero. A veces el organillero aparecía acompañado por un socio: el hombre orquesta o chinchinero. ¡Esto sí que era un espectáculo!. Porque no sólo se dedicaba a tocar el bombo y los platillos, sino que bailaba y

Page 3: Articulos Expo Sic Ion Vida Colonial

hacía verdaderas proezas con su "orquesta" a cuestas, saltando incansablemente sobre la improvisada pista. Cuando terminaba su espectáculo pasaba con un sombrero pidiendo una colaboración.

Colegio Metodista ConcepciónDepartamento de Historia, Geografía y Ciencias SocialesProfesor: Rodrigo Rojas LagosCurso: Segundo Medio

GRUPO III:

VIDA DE LA MUJER DURANTE LA COLONIA

Vida cotidiana: La mujer durante la colonia.(Las Chilenas de la colonia: virtud sumisa, amor rebelde, de Cecilia Salinas, Editorial Sudamericana, 1999)

Las mujeres de las capas altas eran cultivadas como rosas de invernadero para ser ofrecidas en matrimonio al mejor postulante. En cambio, las que pertenecían al pueblo mayoritariamente trabajaban en las pulperías y comercio callejeros. También legaron, poco después de Pedro de Valdivia, cargamentos de mujeres esclavas negras. Fueron extinguiéndose con el tiempo por las enfermedades y el trabajo agobiador.

El matrimonio era el mejor y casi el único destino que esperaba la mujer. Debía convertirse desde ahí en una reproductora de su especie. No obstante, para asombro de los tiempos actuales, era posible el divorcio. Le correspondía resolver sobre el particular al tribunal eclesiástico que disolvió nada menos que 632 vínculos, cuyas demandantes fueron principalmente mujeres.

Sin embargo, las mujeres que rompían con las rígidas normas de servidumbre eran muy pocas y actuaba sobre la mayoría, el temor a diferenciarse y caer en el descrédito. La iglesia y el cabildo reglamentaban hasta los trajes y las modas.

El ingreso a los conventos ofrece a las mujeres la posibilidad de una situación y actividades diferentes a la soltería, sinónimo de desamparo y soledad, o del matrimonio y constitución de una familia, aparentemente destino y aspiración de todas las madres e hijas de la época colonial. Este es el lugar donde la mujer puede instruirse; además, es un ámbito aislado y a salvo del control social y autoridad masculina aquí gozaban de autonomía de decisiones en muchos campos.

El convento de las Agustinas(Miguel Laborde, Calles del Santiago Antiguo, El Mercurio y el Patrimonio Urbano de Santiago, 1987, pág 25)

“Al principio (de la calle Agustinas) se extendía el convento desde esta calle hasta Moneda, pero luego agregaron una manzana más, siempre entre Bandera y Ahumada, llegando hasta La Cañada.En torno a siete patios estaban las celdas, varias de ellas con cocina y criadas para el servicio; era una verdadera ciudadela.Durante el siglo siguiente, el 17, crecieron aún más en riquezas e influencias: dueñas de Tobalaba y Huechuraba, además de otras chacras, recibieron el influjo del ambiente externo; atendiendo a niñas necesitadas de educación-colegios de la época, allí enseñaban a leer, tocar guitarra, danzar, dirigir una casa, los evangelios,…De la guitarra se pasó a las castañuelas y la bandurria, y a las fiestas con sonoros petardos y fuegos artificiales que iluminaban el cielo, y al gozo del chocolate batido, las mistelas, barquillos, tortas de huevo mol y alfajores rellenos de manjar blanco”.

Page 4: Articulos Expo Sic Ion Vida Colonial

Colegio Metodista ConcepciónDepartamento de Historia, Geografía y Ciencias SocialesProfesor: Rodrigo Rojas LagosCurso: Segundo Medio

GRUPO IV:GRUPOS SOCIALES DURANTE LA COLONIA

Españoles y descendientes

No era un grupo numeroso, debido a que en general fueron pocos los españoles que se avecindaron en América. Los españoles que venían directamente desde España recibían el nombre de peninsulares y generalmente ocupaban cargos en el gobierno, estaban relacionados con la Iglesia o bien al Ejército, o se dedicaban al comercio. Los hijos de  españoles nacidos en América recibían  el nombre de criollos.

La aristocracia estaba integrada por los peninsulares y los criollos. Ellos eran los dueños de las tierras por ser descendientes de los conquistadores. Además, tenían el poder en sus manos, gozando de relativa riqueza y de un buen nivel cultural. Ellos optaban a los cargos públicos.

Había también blancos que pertenecían a los sectores medios de la sociedad. Se trataba de comerciantes y artesanos, escribientes y oficiales del ejército que habían llegado después de la Conquista. Su nivel cultural era inferior al de los aristócratas y no tenían influencia alguna en las decisiones de gobierno.

Indígenas

Una  vez terminada la Conquista, los españoles se establecieron definitivamente en el territorio comprendido entre Copiapó y el río Biobío. Los indígenas que habitaban en este territorio fueron repartidos en encomienda para que ejecutaran los trabajos forzados que los conquistadores requerían. La mayor parte de ellos murieron durante el primer siglo de la Conquista, debido a que fueron robadas sus tierras, y obligados a trabajar en condiciones muy malas, realizando trabajos muy pesados, como los lavaderos de oro.

Como estaban débiles eran presa fácil de las enfermedades que trajeron los conquistadores, desconocidas para ellos. Periódicamente la viruela, el tifus, el sarampión, la peste bubónica y la gripe atacaban a la población, disminuyéndola notablemente. A ello se suma la separación que hacían los colonizadores de las familias indígenas: muchas veces marido y mujer vivían en lugares distintos y no tenían hijos.

Con el tiempo, rápidamente los aborígenes perdieron los rasgos característicos de su cultura, adoptando el idioma y la religión de sus conquistadores

A pesar de que la Corona hizo amplios esfuerzos por proteger a los indígenas, sus medidas resultaron inútiles, quedando este grupo reducido a su mínima expresión.

Mestizos, mulatos y zambos

Los mestizos surgieron del contacto entre los conquistadores españoles y ]as mujeres indias. Como prácticamente no vinieron mujeres españolas a Chile (sólo podía venir a América si estaban casadas), los conquistadores tomaban a mujeres indias con las que procreaban hijos de sangre mezclada. Había españoles que tenían más de diez hijos con diferentes mujeres indias. Los mestizos se unían a su vez entre sí aumentando cada vez más su proporción, convirtiéndose en el grupo más numeroso.

Los mestizos vivían principalmente en el campo, donde trabajaban como peones y también realizaban trabajos en las minas. Llevaban una existencia muy pobre, debido a que faltaban lugares de trabajo y a que frecuentemente se entregaban al ocio y al vicio.

La posición de los mestizos era difícil, pues no tenían una identidad clara, ya que desarrollaban lealtades tanto hacia los españoles como hacia los indios, grupos de por sÍ antagónicos. Una suerte similar corrían los mulatos y zambos, los que tampoco ocupaban un lugar muy definido en la sociedad.

Page 5: Articulos Expo Sic Ion Vida Colonial

Negros

Muchos de ellos llegaron al país como esclavos de los conquistadores. Resultaban servidores muy fieles debido a que despertaban el recelo de los indígenas y a que, por su color y la marca que tenían en la mejilla, eran fácilmente distinguibles.

Prácticamente no podían huir, pues rápidamente eran apresados y restituidos a sus amos. Más adelante, durante el período colonial, se convirtieron en sirvientes de las casas. Muchos de ellos eran diestros artesanos.

También se les asignaba trabajo en los lavaderos de oro y en las estancias, donde se desempeñaban como capataces, bodegueros o encargados del ganado. Las mujeres se dedicaban a las labores domésticas, la preparación de pan o a la confección de prendas.>

En general, los esclavos eran bien tratados ya que resultaban muy caros. Su alto precio se explicaba por la dificultad para traerlos a un país tan apartado.

En ocasiones los esclavos eran arrendados a otros españoles para que ejecutaran determinados trabajos. Algunos se empleaban en sus horas libres, recibiendo un salario por ello. Si lograban el dinero suficiente, podían comprar su libertad, al cabo de muchos años.

Page 6: Articulos Expo Sic Ion Vida Colonial

Colegio Metodista ConcepciónDepartamento de Historia, Geografía y Ciencias SocialesProfesor: Rodrigo Rojas LagosCurso: Segundo Medio

GRUPO V:EDUCACIÓN DURANTE EL PERIODO COLONIAL

Durante la colonia, la educación fue una tarea encabezada prioritariamente por congregaciones religiosas y, en menor medida, por los cabildos. En ellos se enseñó a leer y a escribir, más algunos rudimentos de aritmética y catecismo. Pero la real educación era más enfocada a las áreas aristocráticas del país como lo eran los españoles e hijos de españoles en Chile, aunque existen registros de escuelas hechas para formar mano de obra, y a las mujeres enseñar prácticas de costuras, todas estas dirigidas por órdenes religiosas como los jesuitas y dominicos entre otros. Los sacerdotes eran las personas más cultas de la época; por eso, la enseñanza tuvo una sólida base religiosa. Ellos impartían la educación, destinada a los niños de las familias adineradas. También en este periodo las órdenes de los mercedarios y franciscanos formaron escuelas en Concepción, Osorno, La Imperial y Valdivia.

La mayoría de las grandes ciudades llegaban a tener colegios que impartían la educación secundaria con el auspicio eclesiástico, estos ingresos provenían de donaciones, su objetivo era formar gente letrada en el área sacerdotal (seminarios). Para la corona, toda comuna debía sostener una o más escuelas primarias, pero las rentas municipales resultaban por lo común escasas, y en las postrimerías del régimen colonial el número de escuelas públicas normalmente era nulo.

En Chile los ingresos para una educación de calidad no existían. Los criollos recibían instrucción primaria en conventos o escuelas mantenidas por el clero secular o por patrones privados. Obviamente solo para las necesidades del momento, España poco desarrollo mantuvo en su propia región por ende la preocupación de la colonias sobre la educación no existió, más que nada la educación se limitaba a formar a dominicos como jesuitas entre otros, para el desarrollo de la fe.

Cada orden religiosa mantuvo estudios para la formación de los sacerdotes. La corona exigió que en todo pueblo indígena se mantuviera una escuela para enseñar el castellano. Debido a la necesidad de convertir a los indígenas a la fe católica, se abrió en Penco un curso de lengua araucana, pero no duró por la escasez de alumnos. También se mandó a hacer una escuela donde los Mapuches aprendiesen castellano, el Colegio de Naturales de Chillán (1697). Pero no siempre se cumplió esta medida. En los pueblos más alejados solo los jefes o “principales” entendían el castellano y sabían leer y escribir. Los niños indígenas eran reunidos en los atrios y patios de las iglesias, monasterios principalmente para la instrucción religiosa, formaban centenares de alumnos y la principal enseñanza se enfocaba en que aprendieran a leer y escribir. Al comienzo de la colonia la formación de escuelas a indígenas superó a la de criollos o de aristócratas ya que era la manera más fácil de formar mano de obra semi especializada y enfocada al trabajo. También las escuelas fueron enfocadas a las futuras madres de familia. En estas instituciones probablemente no se les enseñase a leer y escribir, sino más bien se enfocaban a la vida cristiana y las artes domésticas, catecismo, costura y bordado.

En las colonias americanas la necesidad de los aristócratas por una educación a su nivel para sus hijos, obligó a la corona a producir las dos primeras universidades mayores de América, ambas “reales” y “pontificias”, fueron las de México y Lima creadas por decretos imperiales en 1551. Además evitaba el peligroso viaje de los hijos aristócratas a España para obtener educación. Así los mayores centros de educación fueron formados por jesuitas “gozaron de la facultad de conferir el grado de Doctor en teología, que daba en la previsión de cargos eclesiásticos”. Los Jesuitas fundaron un internado para jóvenes aristócratas: el Convictorio de San Francisco Javier. Hay constancia de que en el siglo XVII funcionaron en Chile tres centros de enseñanza superior con categoría de universidades pontificias, que tenían un carácter eminentemente eclesiástico: el Colegio Máximo San Miguel de los jesuitas y la Universidad de Santo Tomás de Aquino de los dominicos, ambas en Santiago; mientras que en Concepción funcionó durante 43 años la Universidad Pencopolitana dirigida por los jesuitas. Ofrecían grados de filosofía y teología como preparación para el sacerdocio.

En 1758 se obtuvo la autorización del Rey Felipe IV para la fundación de la Universidad de San Felipe que podía otorgar los grados de bachiller y doctor, gracias a las gestiones del cabildo de Santiago. Con esto se dio un realce a la educación y clase social chilena ya que se suprimió la dependencia de educación sacerdotal obtenida en Lima.

Page 7: Articulos Expo Sic Ion Vida Colonial

Colegio Metodista ConcepciónDepartamento de Historia, Geografía y Ciencias SocialesProfesor: Rodrigo Rojas LagosCurso: Segundo Medio

GRUPO VI:LA HACIENDA

De la encomienda a la hacienda cerealera (1600-1810)

Durante los primeros cincuenta años de dominación española, los conquistadores ocuparon todo el valle central chileno hasta el archipiélago de Chiloé; sometiendo a la población nativa a la servidumbre a través del sistema de encomienda y fundando ciudades que servían como centros focales de poder político y militar. La extracción de oro aluvial por medio del trabajo forzado de la población indígena, se convirtió rápidamente en el motor de la economía chilena. Sin embargo esta actividad económica comenzó a mostrar señales de decadencia con el progresivo agotamiento de los lavaderos de oro y la encarnizada resistencia indígena, que desviaba gran parte de los recursos para sostener el esfuerzo militar de la conquista. El desenlace final vino con el levantamiento general mapuche de 1598, que puso fin al dominio hispano al sur del Bío-Bío y provocó una aguda crisis económica al sustraer gran parte de la población indígena del sistema de encomienda.

Durante la primera mitad del siglo XVII, la transformación del virreinato del Perú en un gran productor de minerales preciosos –cuyo símbolo más patente fue el riquísimo yacimiento de plata de Potosí-, actuó como una poderosa fuerza que dinamizó las economías vecinas. En ese contexto, la economía chilena respondió con el envío de productos ganaderos al virreinato peruano; en especial, cueros, vellones, sebo y charqui. El estímulo de la demanda peruana significó un cambio en el modelo de asentamiento, que llevó al desarrollo de la gran propiedad territorial en el valle central del país y a la búsqueda de nuevos sistemas laborales que complementaran el decaído sistema de encomiendas. Esto se llevó a cabo mediante la esclavitud de los indígenas capturados en la guerra de Arauco, el traslado de indígenas huarpes desde la vecina provincia de Cuyo y la importación de esclavos negros, que nunca tuvo mucha relevancia económica debido a su alto costo. El crédito pasó de depender de las cajas de los pueblos de indios a las poderosas órdenes religiosas, que se convirtieron en las principales proveedoras de recursos financieros. Por otro lado, la aprobación de una subvención anual llamada Real Situado para sostener el esfuerzo militar en la zona fronteriza, ayudó a dinamizar la economía regional. Empero, la situación era extremadamente precaria, como lo demostró el terremoto de 1647, que redujo a ruinas la ciudad de Santiago, y el alzamiento general indígena de 1655-1656, que devastó todas las tierras al sur del río Maule.

En 1687, una grave crisis agrícola en la costa del Perú provocó una inesperada demanda de alimentos, a la que respondió la agricultura del valle central, La Serena y Concepción con el envío de suministros de trigo. La estancias ganaderas fueron dando paso progresivamente a haciendas cerealeras, especialmente en la región del centro del país, y la exportación de cereales se convirtió en el rubro más importante de la economía chilena. La precaria estructura laboral del siglo XVII dio paso a un nuevo sistema de relaciones sociales de corte señorial, centrado en grandes haciendas que absorbían la mayor parte de los recursos y la mano de obra. Éstas se vieron reforzadas por las reformas borbónicas del siglo XVIII, en especial con el proceso de fundación de ciudades, que creó nuevos núcleos de poder local y centros que articulaban las economías regionales; y por la expulsión del país de los jesuitas, que dejó en manos de la elite criolla las haciendas mejor manejadas y las más ricas del país.

El descenso de la población indígena y el predominio demográfico de los mestizos libres, hizo que las haciendas buscaran formas de integrar a estos últimos en el sistema laboral a través del sistema de inquilinaje. Sin embargo, durante todo el siglo XVIII subsistió una importante población flotante de vagabundos que trabajaban ocasionalmente como peones de temporada, aunque escapaban a todo control por parte del Estado colonial y las haciendas.

En síntesis, durante el último siglo colonial se sentaron las bases del gran latifundio que caracterizó el paisaje rural durante siglo y medio a partir de la Independencia, y que dejó profundas huellas en el carácter de la sociedad chilena hasta nuestros días.

Page 8: Articulos Expo Sic Ion Vida Colonial

Colegio Metodista ConcepciónDepartamento de Historia, Geografía y Ciencias SocialesProfesor: Rodrigo Rojas LagosCurso: Segundo Medio

GRUPO VII:LAS REFORMAS BORBÓNICAS

El 1 de noviembre de 1700 la casa de Borbón accedió al trono de España, luego de la muerte de Carlos II, el último de los Austrias españoles. Heredó la corona el duque de Anjou, nieto de Luis XIV rey de Francia, con el nombre de Felipe V. Su llegada al trono español desató de inmediato la guerra contra Austria, que objetó la legitimidad de Felipe, quien por su parte, contó con el respaldo de Francia; mientras que Inglaterra, Holanda, Portugal, Prusia y las provincias de Cataluña y Aragón, se sumaron a sus detractores. El conflicto, conocido como la guerra de Sucesión, se prolongó hasta 1713, cuando los contendientes firmaron la paz de Utrecht (Holanda), tratado que reconoció los derechos sucesorios de Felipe V, pero obligó a España a desprenderse de todas sus posesiones europeas y a permitir que Inglaterra desarrollara actividades comerciales en América.

Era evidente que España ya no era la potencia que había sido durante el siglo XVII y sólo la alianza dinástica con Francia le permitía seguir siendo considerada como una nación relativamente poderosa. Por esta razón Felipe V y sus consejeros se empeñaron en devolver a España su antiguo prestigio. Incrementaron la capacidad de las fuerzas armadas y protegieron la economía del reino de la competencia de sus enemigos. La principal debilidad de estas medidas fue que prácticamente se desentendieron de las colonias ultramarinas, cuya función continuó limitándose al aporte de recursos para financiar las campañas militares europeas y los experimentos económicos en la península. El fracaso de dicha política quedó en evidencia con la derrota española frente a Inglaterra en la guerra de los Siete Años (1756-1763), que culminó con la caída de La Habana y Manila, y obligó al rey Carlos III a reconocer la importancia estratégica de sus posesiones en el Nuevo Mundo.

El alcance de las reformas aplicadas por Carlos III en América fue mucho más profundo que las introducidas por Felipe V, debido en parte a que para su diseño los asesores del rey contaron con detallados informes sobre la realidad americana. Los consejeros de Carlos dejaron de concebir a América como un mundo dedicado exclusivamente a la minería y cuya producción debía servir de fuente de recursos para el tesoro real, sino que se empeñaron en estimular las demás actividades productivas y el comercio; mejorar el sistema de administración colonial y hacer más efectiva la autoridad de la Corona en sus dominios. En el plano administrativo, se concentraron en un ministerio todos los asuntos relativos a las Indias; se crearon los virreinatos del Río de la Plata y Nueva Granada; y se instauró el régimen de Intendencias en diversas provincias, lo que suponía el reemplazo de funcionarios criollos por peninsulares más calificados. En el ámbito económico se dispuso la aplicación de estímulos que favorecieran el desenvolvimiento de la agricultura y la minería, mientras que se comenzó lentamente a eliminar el monopolio comercial de la metrópoli sobre sus dominios americanos, aunque se reestructuró el sistema tributario a objeto de elevar sustantivamente la recaudación en las aduanas reales. En materia eclesiástica, se eliminó toda objeción respecto de la primacía de los derechos de la Corona con la expulsión de la Compañía de Jesús de los dominios de los borbones españoles. Finalmente, en el ámbito militar, las antiguas milicias fueron reemplazadas por ejércitos profesionales para cuya formación se enviaron oficiales y tropas desde Europa.

En definitiva, las reformas borbónicas cumplieron con los objetivos de dar un nuevo impulso a la economía americana, incrementar el aporte de ésta al imperio español y establecer una burocracia eficiente y leal. Sin embargo, también afectaron los intereses de las elites locales y su aplicación fue tan arbitraria, que contribuyeron a provocar un clima de resentimiento que finalmente derivó en la emancipación política de América.