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32 MINERÍA ROMANA ARTÍCULOS DE OPINIÓN fue la que hizo posible destinar los recursos técnicos y económicos necesarios para acometer con garantías unas obras mineras de gran envergadura que tienen por objeto satisfacer las crecientes demandas de metales y otros productos minerales de la sociedad romana: oro, plata, cobre, hierro, plomo, estaño, cina- brio, malaquita, hematites, etc. La minería romana estuvo gene- ralmente sometida al poder público y la participación direc- ta del estado en las grandes explotaciones, pasando éstas a formar parte del ager publicus, pudiendo arbitrar los sistemas de explotación y gestión que considerase más adecuados. El proceso fue progresivo, encargándose de las minas en un primer momento los gobernadores provinciales. Hacia el 180 a. de C. la ges- tión de las explotaciones se empieza a arrendar a publi- canos o sociedades de publi- canos. A partir de Augusto (27 a. C.) la responsabilidad recae direc- tamente sobre el Senado o el fisco romano, en función de la categoría de las provincias (senatoriales o imperia- les), encargándose el control de las explotaciones a la figura de los pro- Completamos esta serie de artículos sobre los orígenes de la minería, con éste, que nos acerca al momento de máximo esplendor de la minera antigua, como es el de la época romana. La gran uniformidad y extensión geográfica que se aprecia en la tecnología empleada por los romanos y en los criterios de explotación seguidos por ellos en los distintos yacimientos mine- rales denota la existencia de unas directrices de ingeniería, en el más amplio concepto actual del término. El autor hace una especial referencia a la minería a cielo abierto, en donde el agua se utiliza como elemento de trabajo principal, tanto en el proceso de extracción y lavado como en la evacuación de estériles, reduciendo con ello las necesidades de mano de obra y elevan- do también la capacidad técnica de movimiento de tierras a un nivel que no llegó a ser supe- rado hasta el siglo XIX, y nos cita como ejemplo más representativo de estos trabajos la explo- tación aurífera de Las Médulas (León), en donde fueron removidos varios cientos de millones de toneladas. Roberto Matías Rodríguez, Ingeniero Técnico de Minas. Departamento de Ingeniería Minera. Universidad de León. 1. INTRODUCCIÓN La expansión imperial de Roma desde el siglo IV a. C., tras varios pac- tos y cruentas guerras con griegos y cartagineses, llegará a agluti- nar en un solo propietario la posesión de los más ricos yaci- mientos mineros del entorno mediterráneo a partir del 167 a.C., por lo que la minería europea conocerá un prolongado período de inusitada actividad que pon- drá en producción intensiva numerosas explotaciones mineras, la mayoría de ellas localizadas en Hispania, la actual Península Ibérica. La intervención estatal en explo- taciones como las de Río Tinto, Cerro Muriano, Cartagena-Mazarrón, Almadén o los yacimientos de oro del noroeste (Las Médulas, Teleno, Jales, Três Minas), hecho reflejado en numero- sos textos antiguos y refrendado por múltiples evidencias arqueológicas, Minería romana 1.- Espuerta de esparto para la extracción manual del mineral. 1

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MINERÍA ROMANA

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fue la que hizo posible destinar losrecursos técnicos y económicosnecesarios para acometercon garantías unas obras

mineras deg r a n

envergadura que tienen por objetosatisfacer las crecientes demandas demetales y otros productos mineralesde la sociedad romana: oro, plata,

cobre, hierro, plomo, estaño, cina-brio, malaquita, hematites, etc.

La minería romana estuvo gene-ralmente sometida al poderpúblico y la participación direc-

ta del estado en las grandesexplotaciones, pasandoéstas a formar parte del

ager publicus, pudiendoarbitrar los sistemas de

explotación y gestión queconsiderase más adecuados.El proceso fue progresivo,encargándose de las minasen un primer momento losgobernadores provinciales.Hacia el 180 a. de C. la ges-tión de las explotaciones se

empieza a arrendar a publi-canos o sociedades de publi-

canos. A partir de Augusto (27 a.C.) la responsabilidad recae direc-

tamente sobre el Senado o el fiscoromano, en función de la categoría delas provincias (senatoriales o imperia-les), encargándose el control de lasexplotaciones a la figura de los pro-

Completamos esta serie de artículos sobre los orígenes de la minería, con éste, que nos acercaal momento de máximo esplendor de la minera antigua, como es el de la época romana. Lagran uniformidad y extensión geográfica que se aprecia en la tecnología empleada por losromanos y en los criterios de explotación seguidos por ellos en los distintos yacimientos mine-rales denota la existencia de unas directrices de ingeniería, en el más amplio concepto actualdel término. El autor hace una especial referencia a la minería a cielo abierto, en donde el aguase utiliza como elemento de trabajo principal, tanto en el proceso de extracción y lavado comoen la evacuación de estériles, reduciendo con ello las necesidades de mano de obra y elevan-do también la capacidad técnica de movimiento de tierras a un nivel que no llegó a ser supe-rado hasta el siglo XIX, y nos cita como ejemplo más representativo de estos trabajos la explo-tación aurífera de Las Médulas (León), en donde fueron removidos varios cientos de millonesde toneladas.

Roberto Matías Rodríguez, Ingeniero Técnico de Minas. Departamento de IngenieríaMinera. Universidad de León.

1. INTRODUCCIÓN

La expansión imperial de Romadesde el siglo IV a. C., tras varios pac-tos y cruentas guerras con griegosy cartagineses, llegará a agluti-nar en un solo propietario laposesión de los más ricos yaci-mientos mineros del entornomediterráneo a partir del167 a.C., por lo que laminería europea conoceráun prolongado período deinusitada actividad que pon-drá en producción intensivanumerosas explotacionesmineras, la mayoría de ellaslocalizadas en Hispania, laactual Península Ibérica. Laintervención estatal en explo-taciones como las de RíoTinto, Cerro Muriano,Cartagena-Mazarrón, Almadén olos yacimientos de oro del noroeste(Las Médulas, Teleno, Jales, TrêsMinas), hecho reflejado en numero-sos textos antiguos y refrendado pormúltiples evidencias arqueológicas,

Minería romana

1.- Espuerta de esparto para la extracción manual del mineral.

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curator metallorum. Al final de ladinastía Julio-Claudia (68 d. C.) lamayor parte de las minas de ciertaentidad estaban controladas por laadministración financiera imperial, elfisco, quien decidía los modos deexplotación, bien en régimen dearrendamiento a particulares omediante explotación directa gestio-nada por el ejército (Domergue,1990; Mangas y Orejas, 1999).

A pesar de que no existía un derechominero romano propiamente dicho, elhallazgo a finales del siglo XIX de lasLeyes de Vipasca en las minas deAljustrel es una extraordinaria eviden-cia de la regulación de la minería, tantodesde el punto de vista técnico y admi-nistrativo, como del económico en surelación con el fisco. La similitud orga-nizativa entre los trabajos de Aljustrel yotras zonas muestran que la ordena-ción minera era un hecho habitual, porotra parte estrictamente necesariopara la planificación de las labores.

La gran uniformidad y extensión geo-gráfica que se aprecia en la tecnologíaempleada y en los criterios de explota-ción seguidos en los distintos yaci-mientos minerales denota la existen-cia de unas directrices de ingeniería,en el más amplio concepto actual deltérmino, por lo que asistimos en épocaromana al nacimiento de la ingenieríade minas como disciplina. Sin embar-go, sobre este aspecto científico-tecno-lógico apenas nos han llegado referen-cias en los textos antiguos. Tan solo seconservan pequeñas referencias inclui-das en crónicas históricas o tratadossobre otros campos (Diodoro, Vitrubio,Posidonio-Estrabón, etc), destacandola enciclopédica obra sobre historianatural de Plinio El Viejo, en donde seencuentran algunas de las más intere-santes citas sobre las técnicas deminería romana.

La realización de toda los extensos yvariados trabajos de explotaciónminera efectuados bajo la direcciónromana, que se mantuvieron posible-mente activos en algunos casos

durante un período de decenios, algu-nos incluso siglos, no hubiera sidoviable sin contar con la adecuadatransmisión de los conocimientos deingeniería minera y la supervisióndirecta de auténticos ingenieros,especialmente en las explotacionesde gran envergadura, marcando laspautas a seguir en una estricta labororganizativa y de planificación, tal ycomo se desprende del análisis de lasestructuras de los trabajos minerosque han perdurado hasta la actuali-dad (Matías, 2004-a).

El estudio bajo el punto de vista de laingeniería de las evidencias de la acti-vidad minera romana conservadassobre el terreno, suficientemente sig-nificativas por si mismas desde laperspectiva tecnológica, e incontesta-bles en muchos casos por su eviden-te claridad, no sólo han servido paraconfirmar o rebatir el alcance de lasdescripciones ilustrativas de los tex-tos antiguos, sino que las amplíannotablemente en todos los casos,obligando a un ejercicio de humildadante la envergadura y planificación delos trabajos mineros romanos.

2.- INGENIERÍA MINERA ROMANA:

El auge de la minería que tuvo lugaren Europa durante todo el siglo XIX yprincipios del XX puso claramente demanifiesto la existencia de importan-tes labores mineras antiguas en lamayoría de los yacimientos prospec-tados o trabajados. Desde la antigüe-dad, las zonas mineras por excelenciadel entorno europeo se sitúan enAnatolia, Chipre, Los Balcanes,Europa Central, Gran Bretaña y laPenínsula Ibérica. Todos los grandesyacimientos actualmente conocidoshabían sido ya explotados en épocaromana, algunos incluso también conanterioridad. Esta concentración deexplotaciones mineras romanas esespecialmente notable en laPenínsula Ibérica, fuente principal demetales y minerales en el mundomediterráneo, en donde destacan losrestos hallados en las minas de Río

Tinto (Huelva), el distrito Cartagena-Mazarrón (Murcia), Linares (Jaén),Sierra Morena (Córdoba), Almadén(Ciudad Real), en España, y los deAljustrel, Sâo Domingos, Valongo,Jales y Três Minas, en Portugal.

La atribución a época romana de lostrabajos encontrados se realiza enbase a la magnitud y la tecnologíaempleada, así como por evidenciasarqueológicas encontradas en lasantiguas labores mineras, apoyadastambién por la referencias de autoresantiguos como Estrabón o Plinio res-pecto a su distribución geográfica ymétodos de laboreo. Cualquier inves-tigación actual sobre la minería roma-na se encuentra con la problemáticade la reactivación posterior de lamayoría de los trabajos mineros anti-guos, ya que la pérdida de datos hasido muy importante, pero muy difícilde cuantificar.

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Galería en las minas romanas de Valongo(Porto-Portugal)

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Los primeros acercamientos globalesa la minería romana se deben a AlfredLeger con su obra “Les TravauxPublics aux temps des Romains. Lesmines et la metallurgie” (Leger,1875), quien realiza un excelente tra-bajo de recopilación sobre las obrasde infraestructura acometidas porRoma en todo el Imperio, haciendotambién un balance muy acertado dela distribución geográfica de lasexplotaciones mineras y las técnicasmetalúrgicas aplicadas. La reactiva-ción de muchas minas explotadas enépoca romana sacará a la luz intere-santes hallazgos que se recogen pun-tualmente en prestigiosas publicacio-nes de ingeniería como Engineeringand Mining, Journal, Transactions ofInstitution of Mining and Metallurgy,Mining Journal, Revista Minera, etc.,algunas de las cuales perviven actual-mente. Es notable también el esfuer-zo realizado por muchos ingenierosde minas encargados de las explota-ciones mineras del siglo XIX y XXpara documentar los hallazgos delabores antiguas, casi siempre pormotivos de seguridad ante el temorde la existencia de aguas colgadas ocomo guías de prospección, perotambién en otros casos por un loableinterés científico.

Uno de los primeros artículos globa-les sobre las técnicas romanas se lodebemos a E. Ardaillon, “metalla”, deprincipios del siglo XX (Ardaillon,1904), aunque los primeros estudiosen profundidad realizados específica-mente sobre la minería romana delentorno europeo se deben a OliverDavies, destacando especialmente suobra “Roman Mines in Europe”(Davies, 1935). En años posterioresaparecen otros trabajos que recogenla tecnología minera romana de auto-res como Forbes (1966), Ramin(1977) o Healy (1978). En la décadade los 70, las primeras investigacio-nes de Domergue (1970, 1970a) yAlmeida (1970) perfilan definitiva-mente una visión real de la verdaderamagnitud e importancia de los traba-jos de minería romana, especialmen-

te en los yacimientos auríferos delnoroeste de la Península Ibérica,donde se abrirá un amplio campo deinvestigación.

En la actualidad, aunque contamoscon la interesante obra de RobertShepherd: “Ancient Mining”, endonde combina con acierto la visióntecnológica de la minería antigua conlos aspectos históricos más relevan-tes (Shepherd,1993), Claude Domer-gue destaca entre todos los investiga-dores por la amplitud enciclopédicade sus trabajos en minería romana yprerromana, iniciados en la décadade los 60. Desde un extenso conoci-miento de la minería antigua(Domergue, 1987, 1990), este autornos hace una amplia descripciónde las técnicas mineras (”l´art desmines”) de época romana, bajo eldenominador común de la “mecani-zación” como novedad introducidapor los romanos en la explotación delas minas (Domergue, 1993).

A pesar de no ser un pueblo emi-nentemente minero, los romanossometieron en sus conquistas aterritorios de gran tradición mine-

ra, entrando en contacto con unamano de obra indígena muy prepa-rada y experimentada a lo largo demuchos años de actividad en elcampo de la minería, como ocurrióen el caso de las explotaciones deCartagena y Sierra Morena, RíoTinto, Dacia, Macedonia o lasminas de oro del Egipto faraónico.Como aportación principal a laminería, los romanos aplican en laexplotación de las minas los avan-ces tecnológicos conseguidos conanterioridad en otros campos dife-rentes como topografía e hidráuli-ca. Muchas de las innovacionesintroducidas por ellos en la mine-ría proceden del mundo helenísti-co. Una adecuada aplicación con-junta y equilibrada de tecnología yorganización hizo posible acome-ter trabajos de gran envergaduradesconocidos hasta la época, o loque es lo mismo, una explotaciónracional de los yacimientos, nece-sariamente apoyada en un rudi-mentario pero efectivo conoci-miento geológico, adquirido de formaempírica in situ o inducido en base aconocimientos previos obtenidostambién experimentalmente.

Zanja de desagüe de más de 20 metros de profundidadde la “Galería do Pilar” en Três Minas

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2.1.- LAS TÉCNICAS DE MINERÍAROMANA:

Desde una perspectiva global, estedespliegue de aplicación de las másavanzadas técnicas en la minería tienemucho que ver con los recursos demano de obra especializada que fue-ron destinados a esta labor, debido alelevado grado de participación e inte-reses económicos de la administra-ción romana en la minería. El rumboque toman ahora las explotacionesmineras marcará el inicio de unaimportante y característica etapa tec-nológica, que se puede considerar elnacimiento de la ingeniería de minas.

2.1.0.- LA PROSPECCIÓN MINERA:

En general, la puesta en marcha decualquier explotación minera degran tamaño comienza por el reco-nocimiento de la existencia decantidad suficiente de la minerali-zación buscada, bien basándoseen trabajos mineros anteriores,bien utilizando unos criterios deprospección elaborados a partir deexperiencias y conocimientos pre-vios para conseguir localizar lo queno siempre es evidente sobre elterreno. La gran variedad de mine-rales y su no menos extensa varie-dad de yacimientos hace que elproceso de prospección minerasea una labor verdaderamente difí-cil y compleja en la que los cono-cimientos adquiridos y la experi-mentación directa sobre el terrenojuegan un papel fundamental.

Como se ha dicho anteriormente,las campañas de conquista deRoma pusieron en sus manos elcontrol de zonas de mucha tradi-ción minera en las que algunosyacimientos eran de una riquezatan extraordinaria que llegaron aconsiderarse inagotables. En estoscasos en los que los yacimientos,por su extensión o nivel de traba-jos, ya están suficientemente reco-nocidos, simplemente se limitarona racionalizar las estructuras de las

explotaciones para proceder a suprofundización o introducir modifi-caciones en el tratamiento meta-lúrgico del mineral con vistas aobtener un mayor rendimiento.

En aquellos otros yacimientos, lamayoría, en los que el grado de explo-tación anterior era apenas superficialo se descubren nuevas mineralizacio-nes, resulta evidente que la ampliadistribución geográfica de las explota-ciones mineras romanas fue fruto deuna sistemática exploración, produc-to de la simbiosis entre los conoci-mientos mineros de los nativos sobresu propio terreno y los aportados porlos ingenieros romanos.

Donde más desarrollo alcanzaronlos romanos en el aspecto de laprospección minera fue en la loca-lización de los yacimientos de oro,hecho que se manifiesta especial-mente en el noroeste de laPenínsula Ibérica. Si bien estáadmitida la existencia de unaminería primitiva consistente en ellavado artesanal de las arenas aurí-feras por parte de la poblaciónautóctona, como atestiguan lasnumerosas muestras de orfebreríahalladas, la llegada de los romanospondrá en producción la prácticatotalidad de los yacimientos aurífe-ros del territorio, tanto primarioscomo secundarios. Los trabajosmineros fueron tan exhaustivos yextensos que aún hoy son motivode asombro, no sólo para ingenie-ros de minas y geólogos en suámbito profesional, en el quemuchas veces se valen de los indi-cios de minería romana para sustrabajos, sino también para elpúblico en general que se acerquea contemplar las espectaculareshuellas que han dejado sobre elterreno. A pesar de los logrosalcanzados por los romanos, algu-nos investigadores han considera-do que todos los textos y descrip-ciones procedentes del mundoantiguo respecto a la explotaciónminera, especialmente del oro

(Diodoro, Estrabón, Plinio) confir-man que nunca existió un conoci-miento geológico sistematizado,afirmando que sus éxitos fueronresultado de una aplicación empí-rica de conocimientos adquiridos(Healy, 1978, p.15; Sánchez-Palenciay Orejas, 1994, pp. 154-155).

En la prospección de los yacimientosauríferos la mayor dificultad reside enque el oro sólo se manifiesta tras uncuidadoso y delicado proceso de lava-do y concentración, siendo muy raroslos casos en que puede apreciarse asimple vista. Algunos investigadoreshan considerado que los trabajos deprospección aurífera romana estabanbasados únicamente en la aplicaciónsistemática de criterios empíricos,como es el bateo sistemático de lasarenas de los ríos, remontando sucurso hasta dar con los yacimientosprimarios (Sánchez-Palencia y Orejas,1994, pp. 154-155). Sin embargo,este método, técnicamente correcto,no proporciona por si solo criteriossuficientes para evaluar la viabilidadde las grandes obras mineras deexplotación hidráulica o subterráneaque se acometieron con posterioridaden una zona tan amplia. Una vez loca-lizada la presencia del oro en la super-ficie fue preciso aplicar otros criteriosy realizar los trabajos necesarios quepermitieran estimar la conveniencia ono de la construcción de las comple-jas y costosas obras de infraestructurahidráulica para su explotación.

Teniendo en cuenta la enormeextensión que ocupan la totalidadde los yacimientos de oro explota-dos casi de forma simultánea en elnoroeste hispano, repartidos en unárea de muchos de miles de kiló-metros cuadrados, eso implica queen la búsqueda de los yacimientosde oro se tuvieron que aplicar nosólo criterios empíricos, sino tam-bién los conocimientos adquiridosen cuanto a la configuración ycaracterísticas de los yacimientos,que presentan por lo general, den-tro de ciertas áreas, rasgos comu-

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nes en cuanto a morfología, tipos deterrenos y rocas asociadas, es decir,criterios geológicos de prospección.

Las documentación de restos queatestigüen en el campo la existen-cia efectiva de los trabajos deprospección es un tema aún muyconfuso debido al escaso desarro-llo hasta ahora de los estudiossobre las verdaderas estructurasde ingeniería de las explotacionesmineras y a que la superposiciónde trabajos de distintas épocasdificulta mucho su interpretaciónal hacer desaparecer los vestigiosde labores anteriores.

2.1.1.- MINERÍA ROMANA SUB-TERRÁNEA:

Las técnicas de minería subterrá-nea anteriores a la época romanase encontraban a un cierto nivelde desarrollo. En el neolítico sehabían alcanzado ya más de 16metros de profundidad en lasminas de sílex de Spiennes(Shepherd, 1980). En la Edad delBronce se registran profundidadesde trabajo de más de 30 metros enlas minas de cobre de Timna(Israel), que son superados en lasde Laurion y que llegan en algunoscasos hasta los 50 metros de pro-fundidad, como en la explotaciónde cobre de la mina “La Profunda”(León-España) (Matías et al, 2000)o en las minas de cinabrio deRiosol (Alonso et al, 2004). Losmedios de trabajo habituales parael avance de las explotacionesmineras fue el ataque de la roca omineral con diversos útiles de pie-dra, hueso y madera, a veces tam-bién en combinación con el usolimitado del fuego, que se consta-ta desde el Neolítico y durante laEdad del Bronce en explotacionesde cobre como las de RudnaGlava, Mount Gabriel (Irlanda) yotras en Austria, España y País deGales (Shepherd, 1980, Domer-gue, 1987). Los instrumentosmetálicos (cobre, bronce o hierro)

se implantan sobre los de piedra,en especial este último, desplazán-dolos definitivamente en las gran-des explotaciones subterráneasromanas, que tienen como prece-dente las minas griegas deLaurion, donde se ha documenta-do la existencia de 140 km degalerías (Ramin, 1977) realizadascon herramientas de hierro.

En la minería subterránea, cual-quier operación a gran escalareviste mucha complejidad, ya quelos distintos aspectos de ésta,como son el avance de galerías,profundización de pozos, sosteni-miento de las zonas inestables,extracción del mineral, desagüesventilación, etc., son factoressometidos a continuos cambiosproducidos por la naturaleza geo-lógica del terreno que convierte laslabores mineras subterráneas entrabajos con un alto grado de difi-cultad y, en algunos casos, congraves riesgos físicos para los tra-bajadores, por lo que son necesa-rias precauciones especiales encaso de no tomarse las debidasprecauciones. Sin llegar al apoca-líptico panorama que configuraDiodoro en sus descripciones delas minas de Egipto (Diodoro, 3,12-13.1) o Hispania (Diodoro, 5,36-38), la penosidad del trabajo ylos riesgos en el interior de lasminas son muy reales. Éstos vandesde los más graves, como aplas-tamientos por caída de rocas, asfi-xia en atmósferas irrespirables oenfermedades pulmonares provo-cadas por la exposición prolonga-da al polvo, hasta los leves, quepueden ser heridas cortantes pro-ducidas por las herramientas y elmanejo continuado de materialesrocosos en medios estrechos yescasamente iluminados.

Alumbrado:

La iluminación en los frentes detrabajo y avance de galerías se rea-lizaba mediante lámparas de acei-

te (lucernas) de distintos tamaños,elaboradas en arcilla cocida, seme-jantes a aquellas que eran utiliza-das en el ámbito doméstico roma-no, cuyo diseño y decoración per-mite a veces su encuadre en unperíodo de tiempo determinado. Elemplazamiento de las lámparas sehacía sistemáticamente en peque-ñas oquedades excavadas en loshastiales para su colocación a laaltura deseada. Estos huecos reci-ben el nombre de lucernarios y sudistribución y espaciado puede daralguna idea de los ciclos de traba-jo en el interior de la mina.

Arranque:

Como útiles de arranque, en lostrabajos mineros subterráneosromanos se introduce el uso gene-ralizado de herramientas de hierrofrente a los útiles de piedra yhueso de épocas anteriores, demenor capacidad de penetración,consiguiendo con ello aumentarsustancialmente los rendimientos.Se utilizan cuñas metálicas o demadera, martillos diversos, picos ypunterolas provistas de mango demadera para un manejo adecuadode estos elementos, apoyados porrastrillas y palas para cargar elmineral (Luzón, 1970).

Se sigue utilizando el fuego y aguaalternativamente en el interior delas minas para romper la roca muydura, tanto para el avance de gale-rías como para el abatimiento demasas de roca mineralizada. Laslimitaciones de este método sonmuchas en el caso de ambientesreducidos y de escasa ventilación,aumentando todavía más cuandose trata de explotaciones que hanllegado a una cierta profundidad ode sulfuros metálicos por su posi-bilidad de entrar en ignición emi-tiendo gases sulfurosos de altatoxicidad. El empleo del fuego seconstata en el terreno principal-mente por las característicassuperficies abovedadas que que-

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1.- Picos mineros de época romana2.- Picos mineros de época romana3.- Cuenco de bronce encontrado a 80 metros de

profundidad en la mina de Algares (Aljustrel-Portugal)

4.- Escaleras de acceso al interior de la mina en Valongo (Porto-Portugal)

5.- Picos mineros de época romana6.- Indumentaria de mineros (casco y calzado) utilizada en

las minas de Aljustrel (Portugal)7.- Una de las Tablas de Vipasca que recogen las

leyes mineras romanas encontradas en Aljustrel (Portugal)

8.- Estructura de anclaje de un sistema de extracción en las minas romanas de Três Minas (Vila Real-Portugal)

9.- Rodadas de los carros utilizados en la “Galería do Pilar” para la extracción del mineral en las minas romanas de Três Minas (Vila Real-Portugal)

10.-Bajorrelieve de Linares (Jaen) mostrando un grupode mineros

11.-Mapa de la distribución de las principales zonas mineras del Imperio Romano

12.-Lucernas mineras romanas13.-Denario de plata14.-Galería en Llamas de Cabrera (León)15.-Moneda de oro de Augusto (Aureo)16.-Lucernas mineras romanas 17.-Lucernas mineras romanas

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dan después de su uso. El ennegre-cimiento de las paredes producidopor el humo y los posibles depósi-tos de cenizas no resultan siempreevidentes en todos los casos.

Sostenimiento:

Como sistema básico de sostenimientoy entibación de labores mineras en laszonas donde es preciso estabilizar elterreno se sigue manteniendo la utiliza-ción de la madera, por lo general abun-dante y fácil de trabajar. Su uso estáconstatado ya desde la antigüedad porlos restos aparecidos en la excavaciónde explotaciones de sílex de Spiennes yen minas de cobre de Austria y Anatolia,datadas de la Edad del Bronce(Shepherd, 1980), así como en lasminas de oro galas de la segunda Edaddel Hierro (siglo. II a. C) en Limousin(Cauuet, 1997), donde se han encon-trado trabajos de entibación en maderatécnicamente muy elaborados.

Este uso de la madera en la mine-ría romana subterránea se recogeen el texto de la segunda tabla deAljustrel, donde se advierte a lostitulares de las concesiones mine-ras de la necesidad de reemplazary mantener en buen estado el sos-tenimiento de madera para evitarla ruina de las explotaciones:

Lex metallica vispacense:

T-II – 11 Todos los pozos estaránsiempre cuidadosamente apuntala-dos y sujetos; y el colono de cual-quier pozo sustituirá la maderapodrida por madera nueva e idónea.

T-II – 12 No estará permitido cau-sar daños o romper de modo enga-ñoso las estacas o maderos pues-tos como protección de la mina ohacer cualquier otra cosa, paraque esas estacas o maderos esténseguros y permitan el acceso.

Aunque la madera se emplea conprofusión en la minería, su dura-ción efectiva es bastante limitada,

del orden de unos pocos años, yrequiere de constante manteni-miento, por lo que se recurredonde es posible a la utilizacióncomplementaria de elementosrocosos. En el caso de yacimientosfilonianos se dejan pequeñosmacizos de mineral a espaciosregulares para el sostenimiento delos hastiales o techos. En otro tipode labores, principalmente galerí-as y anchurones, se realizanrefuerzos con muros de mampos-tería en seco y arcos o bóvedas depiedra, usando para su construc-ción el material procedente de lapropia mina, que a veces tambiénse utiliza para el relleno de zonasya trabajadas, evitando así sutransporte hacia el exterior y esta-bilizando los huecos que ha deja-do el mineral extraído.

Transporte:

Principalmente en la minería sub-terránea, el transporte del mineralhasta la superficie es una opera-ción muy penosa que se venía rea-lizando manualmente en espuer-tas y capazos por las propiaslabores deexplotacióny galerías omediante elempleo detornos rudi-mentariosde diversosm o d e l o sinstaladosen las bocasde los po-zos. En estanueva eta-pa el siste-ma anteriora p e n a ssufre varia-ciones porsu sencillezy efectivi-dad, apli-c á n d o s een toda su

extensión a través de los pozos ygalerías. Para las operaciones deizado se utilizan cables confeccio-nados con fibras vegetales ocuero, bien directamente o arrolla-dos en tornos simples o combina-dos con poleas, cuyo uso se gene-raliza. Los tornos pueden tambiénservir para la extracción de peque-ñas cantidades de agua. En las minasde Cartagena se han encontrado rue-das dentadas de madera pertene-cientes un mecanismo de elevaciónno definido todavía que apunta a laexistencia de otros sistemas.

Un caso aparte y excepcional porsu magnitud lo constituye laextracción del mineral a través degrandes galerías transversalesmediante carruajes, como se haconstatado en las grandes explo-taciones auríferas romanas deTrês Minas (Portugal). En estasminas se conservan también lasposibles cimentaciones de un sis-tema de elevación por cabrestan-te, que podría correspondersecon el representado en el bajo-rrelieve de Avianno (JurghenWhal, 1988, 1998).

Red hidráulica de Las Médulas: representación sobre ortofotografía de los 600km de canales que fueron construidos para el abastecimiento de agua

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Sotiel-Coronada (Huelva). En lamina de Cabezas de los Pastos yotras se puede apreciar una ciertadistribución regular de pozosgemelos, que estaría relacionadacon una parcelación de las conce-siones. Se ha atribuido a estospozos una posible utilizacióncomo chimeneas de ventilación,obligando el tiro del aire mediantefuegos en su base, o bien, para darservicio simultáneamente a laextracción del mineral por uno,equipado con tornos y la circula-ción de los mineros por el otro.

Con acertado criterio, las galeríasde acceso a las mineralizaciones ylos pozos se realizan intencionada-mente en las rocas del encajantedel yacimiento, a suficiente distan-cia para no verse influidas por lostrabajos de explotación y garanti-zar un servicio prolongado. Lassecciones de estas galerías ypozos están relacionadas con losusos a los que se destinan. Entodo momento se busca la mayorfacilidad de su trazado, por lo quelas sinuosidades y secciones redu-cidas que a veces presentan las

galerías nohan de inter-p r e t a r s ecomo traza-dos pococuidadosossin antestener encuenta losobjetivosde la labory las carac-teríst icasde los mate-riales quecortan a supaso.

Desagüe:

La solu-ción efec-t i v a d eproblemas

de desagüe mediante galerías dedrenaje en aquellas explotacionesdonde el relieve del terreno esfavorable alcanza su máximo expo-nente en época romana mediantegrandes trazados que llegan atener en algunos casos hastavarios kilómetros de longitud. Elejemplo más representativo seencuentra en las minas del surestede la Península Ibérica, en el áreade Cartagena-Mazarrón, donde enel Coto Fortuna se hacía circular elagua por una galería de 2 km delargo y 1,30 x 2 m de sección, a 70metros de profundidad.

La estructura topográfica de estasgalerías de desagüe apenas estádocumentada, aunque existenalgunas excepciones, como estadescripción del sistema de drenajede una de las masas de Riotinto(Palmer, 1927):

“Siguendo el curso de un barrancohay cuatro socavones en las proxi-midades de uno de los criaderosde pirita, a cotas 390, 376, 348 y320 metros sobre el nivel del mar,siendo sus longitudes de 100,250, 600 y 925 metros, respecti-vamente. Hay numerosos pocillosque conectan los socavones con lasuperficie. Los detalles correspon-dientes al socavón más bajo y asus pocillos son los que siguen:longitud total del socavón desde elemboquillado exterior hasta lamasa de pirita 925 metros; térmi-no medio de su pendiente, 1 por300; metraje total de todos lospocillos, 1600 metros; pocillomenos profundo, 5 metros; pocillomás profundo, 84 metros; distan-cia más corta entre dos pocillosconsecutivos, 15 metros; distanciamás larga entre dos pocillos, 84metros.”

Aunque se conocen algunos ejem-plos de galerías de desagüe desdela Edad del Bronce (Domergue,1993, p. 336) su corto trazado,inferior a los 13 m, no admite com-

Posición de los canales en el yacimiento de Las Médulas

Pozos y galerías:

Se construyen grandes pozos verti-cales para el servicio de la explo-tación (acceso, ventilación, eva-cuación de mineral y agua, etc).Son unas de las obras más auda-ces que se realizan, ya que en algu-nos casos llegan a alcanzar más de100 m de profundidad, como en laSierra de Cartagena (Domergue,1987) y 2-3 m de diámetro, siendopreferentemente de sección cua-drada, aunque a veces también cir-cular, prefiriendo esta última enlos terrenos menos estables. Lospozos comunican no sólo la labo-res subterráneas directamente conel exterior sino que también serealizan pozos verticales paracomunicar entre si los diferentesniveles de la mina. Su perforaciónestá por lo general muy cuidada,con paredes recortadas a pico, uti-lizando cerchas de madera orevestimientos de piedra en laszonas de terrenos más blandos.

Existen más de 800 pozos en lasáreas mineras de Río Tinto, LaZarza, Cabezas de los Pastos y

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• Tornillo de Arquímedes (Co-cleade Vitrubio): era un artefacto conoci-do al menos desde el siglo III a. C. yprofusamente utilizado en agriculturapara irrigación. Su accionamiento sehacía mediante fuerza humana apli-cada en el extremo del cilindro inte-rior con las manos o con los pies. Seha documentado su uso en las minasde galena argentífera de SantaBárbara (Posadas-Córdoba) en unagalería de 300 m de largo, 2,70 m deancho y 30º de inclinación equipadaen un tramo con una batería escalo-nada de cuatro tornillos. En elCentenillo (Jaén) fue encontrado untornillo de Arquímedes completo pordebajo de los 200 m de profundidad,perteneciente a una instalación de 5tornillos de Arquímedes que se utili-zaba en el desagüe de las laboresdesde la cota 225 hasta la cota 200.

• Bombas de doble efecto: se tratade bombas de pistones de gran preci-sión, cuyas piezas estaban realizadashabitualmente en fundición de bron-ce. Los pistones y cilindros eran some-tidos con posterioridad a un cuidado-so tratamiento de rectificado y pulidopara asegurar su encaje. Los dos cilin-dros que alojan los pistones estáncomunicados por una cámara de vál-vulas. Accionando alternativamentelos pistones mediante una palancamanual de doble efecto, el agua eraaspirada por uno u otro, saliendo bajopresión hacia un conducto común.

Su invención se atribuye al sabio hele-nístico Ctesibio de Alejandría a media-dos del siglo III a. C.. Por su modo defuncionamiento, sólo eran aptas paralas aguas limpias, pudiendo alcanzaralturas de elevación considerables. Unejemplar de la bomba de Ctesibioconstruido en plomo fue encontradoen las minas de la Sierra de Cartagenadurante las explotaciones a cielo abier-to realizas en el siglo XX en la CanteraEmilia (La Unión – Murcia).

Otra bomba construida en bronce,semejante al modelo descrito porHéron de Alejandría, fue encontrada

en perfecto estado de conservación enlas minas de Sotiel – Coronada(Huelva). Por su particular construc-ción, su uso se ha llegado a atribuir auna “bomba de incendios” para lasoperaciones mineras realizadas con laaplicación alternativa de fuego y agua(Domergue, 1993, p. 343), permitien-do lanzar directamente el agua sobrela roca caliente desde cierta distancia.

2.1.3.- MINERÍA ROMANA A CIELOABIERTO:

La minería a cielo abierto fue utilizadacon profusión para beneficiar los aflo-ramientos de los filones metalíferos ytambién en la explotación de yaci-mientos de baja ley como los aluvio-nes auríferos. Para el caso de los aflo-ramientos de filones metalíferosmasivos resulta un tipo de minería enesencia muy simple, ya que se reduceal arranque directo del mineral orocas mineralizadas y no precisa demedios de iluminación ni grandesobras de desagüe, además detener la ventaja de poder realizarun control continuo sobre el pro-ceso de extracción. La minería acielo abierto de estos afloramien-tos es una operación de elevadarentabilidad. Cuando el arranquese efectúa manualmente, el esfuer-zo necesario es directamente pro-porcional a la dureza y grado dedisgregación de la roca, por lo quela disponibilidad de suficientemano de obra no especializada esfundamental. El uso alternado defuego y agua para romper la rocaes factible en todo momento,dadas la condiciones ambientalesde este tipo de trabajos.

Las labores a cielo abierto, al tra-tarse de obras de excavación sinningún tipo de relleno, dejan sobreel terreno huellas en forma de hon-donadas características, fácilmen-te apreciables in situ y en las foto-grafías aéreas. Destacan en el surde la Península Ibérica labores deeste tipo sobre filones que seconocen con el nombre de “rafas”.

paración con las grandes obras dedesagüe romanas en las que fuepreciso utilizar técnicas de topo-grafía subterránea, no desarrolla-das anteriormente, y de las que demomento no se tienen evidenciasmateriales (señales, marcas, ins-trumentos, etc.), pero cuyos resul-tados son evidentes.

Gracias a la topografía, la planifica-ción de las labores posibilita ahorala introducción de maquinaria en lasgrandes explotaciones mineras paralos trabajos de desagüe mediantedispositivos mecánicos sobrada-mente conocidos en otros ámbitosde aplicación como la agricultura.Los sistemas utilizados que hanpodido documentarse son:

• Noria (rueda de cangilones): suuso en la minería está muy docu-mentado ya que se han encontra-do ruedas de noria en las grandesminas del suroeste de la penínsulaIbérica (Río Tinto, Tharsis,Lagunazo, Sâo Domingos o Sotiel-Coronada) y en el sureste (CabezoRajado - Murcia), así como en lasminas de oro de Dacia (Rumania) yDolaucothi (Pais de Gales – G.B.).Eran accionadas mediante fuerzahumana pisando en una serie detravesaños situados en su parteexterior. Para alcanzar las alturasde elevación necesarias las noriaseran habitualmente colocadas porparejas en cascada dentro de labo-res mineras diseñadas y destina-das específicamente al efecto. Lasruedas halladas en las minas deRío Tinto durante su explotaciónen el siglo XIX tienen un diámetrode 4,5 m y sus piezas estaban cui-dadosamente numeradas para suensamblado. Destaca un grupo deellas que pertenecían a un conjun-to de al menos ocho pares de rue-das instaladas escalonadamenteen una estructura subterráneapara elevar el agua una altura de30 metros, por lo que su capaci-dad de elevación se acerca al diá-metro efectivo.

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A veces tienen varios kilómetrosde extensión y se realizaron sobreafloramientos de filones de plomo-plata, que llegan después en algu-nos casos mediante minería subte-rránea a alcanzar profundidades demás de 100 m, como las de La Loba(Córdoba) de 2 km x 100 m de pro-fundidad o Los Escoriales (Jaén),sobre un campo filoniano de 10 kmque alcanza en su sector central laprofundidad de 160 m, y también lamina Diógenes (Ciudad Real), quese explotó superficialmente median-te rafas (Domergue, 1987).

En el caso de los yacimientos debajas leyes, el gran aporte deRoma a la minería a cielo abiertofue la utilización extensiva de lafuerza hidráulica para la mineríaaurífera. El agua se utilizó comoelemento de trabajo principal,tanto en el proceso de extracción ylavado como en la evacuación deestériles, reduciendo con ello lasnecesidades de mano de obra yelevando también la capacidadtécnica de movimiento de tierras aun nivel que no llegó a ser supera-do hasta el siglo XIX, teniendocomo ejemplo más representativode estos trabajos la explotaciónaurífera de Las Médulas (León), endonde fueron removidos muchosmillones de toneladas.

Sobre el posible origen griego,etrusco o romano de estas técni-cas se ha escrito mucho (Sánchez-Palencia, 1989; Domergue, 1986-1993) sin llegar a conclusionesdefinitivas. Es necesario indicarque algunos de los planteamientosutilizados valoran por igual peque-ñas obras de abastecimientohidráulico para modestas laboressuperficiales frente a cientos dekilómetros de meticuloso trazadodestinados al suministro de aguaen las inmensas explotacionesauríferas del noroeste hispano. Talcomparación supone de principioun cierto despropósito sobre elgrado tecnológico requerido en cada

caso, siendo únicamente en lasexplotaciones del noroeste hispanodonde se aprecia el inmenso desplie-gue de medios necesario para su apli-cación extensiva y, por tanto, el ori-gen más probable de esta técnica.

El análisis moderno de los restos de laminería aurífera romana en aluvionesproporciona una perspectiva muchomás amplia y real de las distintasvariantes utilizadas del sistema deexplotación hidráulica, las cuales sonaplicadas en función de las caracterís-ticas y morfología del yacimiento aurí-fero. Varios investigadores proponenalgunas clasificaciones desde diferen-tes puntos de vista (Domergue,1986;Sáenz y Vélez, 1974; Pérez, 1977 oSánchez-Palencia 1994). Todos losmétodos parten del mismo principiode trabajo, por lo que difieren nadamás en su aplicación, basada en eltipo y morfología del yacimiento. Aefectos prácticos puede hacerse lasiguiente síntesis:

1.- Explotaciones en peines oarados: Se trata de grupos de zan-jas poco profundas por las que sehace circular el agua siguiendouna distribución más o menosregular para converger en un canalde lavado y evacuación de estéri-les, por lo que también se cono-cen con el nombre de surcos con-vergentes. Los ejemplos másespectaculares se encuentran enLas Omañas, La Valduerna o LaValdería (León), emplazadas sobregrandes superficies de terreno per-tenecientes a mantos aluviales ter-ciarios o, menos frecuentemente,a terrazas fluviales del cuaterna-rio. Existen también otros ejem-plos de este tipo de explotacionesen las riberas de los ríos Miño yTajo. Su vista desde el aire se ase-meja a surcos de arado, de ahí sudenominación. Se ha explotadoselectivamente por este procedi-miento nada más la zona superfi-cial de ciertos depósitos aluvialesauríferos de baja ley en donde hatenido lugar de forma natural un

mayor enriquecimiento por lixivia-ción meteórica.

2.- Zanjas canales: se aplican a laexplotación de los depósitos alu-viales en todo su espesor.Consiste en el socavamientomediante una gran zanja que seprofundiza progresivamente hastallegar al sustrato rocoso o nivelesestériles, para el caso de los yaci-mientos secundarios, o hasta ellímite de disgregación natural de laroca, para el caso de los yacimien-tos primarios. En la parte superiorde la zona de trabajo se arroja elagua, bien directamente del canalde abastecimiento o mediantedepósitos de regulación. En laparte más llana de la zanja se rea-lizan las operaciones de lavado delmaterial, sirviendo la continuidadde la misma para evacuar los esté-riles, tanto gruesos (cantos) comofinos (arcillas y arenas).

3.- Cortas de arroyada: son excava-ciones que se producen por el pro-gresivo ensanchamiento y avancelateral de las zanjas canales en laszonas de explotación, manteniendoen muchos casos el mismo canal deevacuación y lavado. Es uno de lostipos más comunes. Se han aplicadotanto en yacimientos secundarioscomo en la zona de meteorización delos yacimientos primarios.

4.- Cortas de minado: es el tipode explotación que se aplica a losgrandes depósitos auríferos delMioceno, en donde se emplea entoda su extensión la técnica deruina montium descrita por Plinio.Se caracteriza por el abatimientoprogresivo de grandes masas deterrenos aluviales mediante el usocombinado del agua y un sistemade circulación subterráneo me-diante pozos y galerías. El resulta-do es la formación de grandesbarrancos que pueden llegar aalcanzar alturas cercanas a los100 m, como es el caso de LasMédulas, el ejemplo más especta-

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cular, aunque también existenotros en La Leitosa (Paradaseca-León) o Los Cáscaros (Pradela-León). Un tipo muy particular deeste método ha producido estruc-turas en circo conocidas como“fucaronas”: Fuco Grande y FucoChico en La Valduerna (León).

En un mismo yacimiento se pue-den encontrar distintas técnicasutilizadas simultáneamente, queson aplicadas siempre teniendo encuenta las características delpunto de explotación. Para evitaruna terminología técnica excesiva-

mente específica, se puede utilizarel término “arrugia” para denomi-nar genéricamente las labores deminería hidráulica superficial,designando como “ruina mon-tium” nada más aquellos casos enlos que se combinan las galeríassubterráneas con el uso del aguapara abatir y tratar grandes masasde terreno aurífero.

La minería a cielo abierto de épocaromana tiene su máximo exponen-te en la impresionante mina de LasMédulas, donde fueron removidasmás de 100 millones de toneladas

de aluviones auríferos en la bús-queda del preciado metal.

Por su posición topográfica, laexplotación del yacimiento de LasMédulas sólo fue posible gracias aldiseño, planificación y construc-ción de una enorme red hidráulicade abastecimiento de agua(Matías, 2004). La suma total deltrazado de los canales alcanza los600 km y su reconstrucción topo-gráfica muestra un cuidadoso dise-ño realizado para afrontar con seguri-dad las necesidades de abasteci-miento de la explotación minera, lo

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

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RUINA MONTIUM (Plinio, NH 33, 70-73): “El tercer orden ymodo de sacar el oro vencería las obras de los gigantes, porque,hechas las cuevas por largos espacios, cavan los montes conluces de candiles, y ellos mismos son la medida del trabajo y vigi-lias, y en muchos meses no se ve la luz del día. A este modo desacar el oro llaman arrugias, y súbitamente se suelen hundir lasquiebras, que se hienden en un instante y cubren súbitamente alos trabajadores dejándolos allí sepultados, de suerte que yaparece menos temerario buscar en lo profundo del mar las per-las, tanto más peligrosas hemos hecho las tierras. Por esta causade dejan muchos arcos para sustentar los montes. Hacen contra-dicción y estorbo, en el uno y otro modo de sacarlo, los peñas-cos de pedernales que se encuentran: estos se rompen con fuegoy vinagre. Pero muchas veces, porque en las cuevas el vapor y elhumo ahogan, los quebrantan y rompen con martillos de hierrode ciento cincuenta libras, haciéndolos tierra, y lo sacan en loshombros de día y de noche, entregándolos unos a otros de manoen mano por aquellas tinieblas: sólo los últimos ven la luz. Si lapeña de pedernal es muy larga, siguen la vena por el lado y conquietud hacen fosa alrededor. Pero en el pedernal se tiene pormás fácil la obra. Porque hay una tierra de cierto género de arci-lla mezclada con guijas que es casi inexpugnable. Esta rompencon cuñas de hierro y con los mismos martillos: y entienden nohaber cosa más dura sino es que entre todas las cosas es durísi-ma el hambre del oro. Acabada la obra, las cabezas de los arcospor lo último se abren y hienden, y dan señal de ruina. Y sólo laconoce aquel que es vigilante en la altura del monte. Este, con lavoz y golpes, manda a los obreros que de presto se aparten yjuntamente el vuela huyendo. Quebrantado el monte, cae por simismo, con tan grande estruendo que no se puede significar conel entendimiento humano, y con un viento increíble. Esperan losvencedores la ruina de la naturaleza. Pero aún hasta allí no hayoro, ni sabían que lo hubiesen cuando cavaban. Y para vencertantos peligros fue harta causa esperar lo que deseaban...”

INFRAESTRUCTURAS HIDRÁULICAS (Plinio, NH, 33, 74-75):“Hay después otro trabajo igual, o de mayor coste. Y es traer,para lavar esta ruina, ríos desde lo alto de los montes, muchasveces a cien millas de distancia. Y creo que se llaman arroyos, de

aquella obra de arroyar, y cierto que este es grande trabajo.Conviene nivelar bien la corriente para que corra cuando se echeel agua, que se trae de partes altísimas. Los valles e intervalos dequiebras se juntan con canales puestos sobre puentes. En otraspartes se perfora la peña viva por donde no hay camino y seexcavan asientos para las vigas. Aquel que las pica está colga-do con sogas, de suerte que el que lo ve desde lejos piensa quees alguna feroz especie de aves. Estos, estando pendientes y col-gados en el aire, nivelan, fijan y señalan las líneas para el cami-no, de suerte que no hay lugar para que el hombre pueda fijarlas plantas. Colgados en el aire los obreros, como demonios,prueban con las manos la tierra para conocer su cualidad. Hayun tipo de tierra que llaman urión, del que huyen guiando losconductos por pedernales y piedras. En lo alto y cabeza de losdespeñaderos por donde ha de caer el agua, en las cumbres delos montes cavan unas piscinas o estanques de doscientos pies deancho hacia todas partes y de diez de hondo, dejando en elloscinco desaguaderos cuadrados de tres pies. Una vez lleno elestanque se quitan las compuertas que lo cierran y sale el aguacon gran ímpetu, arrastrando y llevándose las piedras”

OBTENCIÓN DEL ORO (NH, 33, 76-78): “Después, aún en elllano, queda otro trabajo. Cavan fosas en las que vaya a pararel agua, a las cuales llaman agogas. Esta las hazen con gradas.Hay una mata fruticosa, llamada úlex, semejante al romero,áspera y que retiene el oro. Cierran los lados con tablas y cuel-gan por los despeñaderos estas matas, y desta manera corre elcanal desde la tierra al mar. Por estas causas aprovechó España,en el primer género, aquellas que se sacan con inmenso trabajo,para que no se ocupen con pozos, se riegan desta manera. El orobuscado con arrugia no se cueze, sino luego es perfecto y acen-drado, y así se hallan masas dello, y también en los pozos, lascuales exceden de diez libras. Los españoles las llaman palacras,y otros palacranas: los mismos a lo que es menudo llaman bálu-ce. El úlex, después de seco, se quema y su ceniza se lavaponiendo debaxo un césped de yerva, para que allí se siente eloro. Desta manera dixeron algunos que davan cada año lasAsturias y Galicia y Portugal veinte mil libras de oro, pero que lasAsturias davan la mayor parte. Y en ninguna parte del mundo,por tantos siglos, ha habido esta fertilidad de oro.”

TEXTOS ANTIGUOS:

que obedece al empleo de avanzadastécnicas de nivelación.

3.- CONCLUSIONES:

Durante la época de la hegemoníaromana sobre el Mediterráneo se aco-meten por primera vez de formageneralizada en la minería trabajos deexplotación basados en la planifica-ción y estructuración de las laboresmineras. Para ello, además de intro-ducir de forma novedosa unos siste-

mas técnicos derivados de otros cam-pos como agricultura, topografía,hidráulica o arquitectura, se llevahasta las últimas consecuencias laaplicación de todos los medios dispo-nibles utilizando de forma intensiva yextensiva la energía hidráulica en laactividades mineras.

Todas las evidencias conservadasapuntan a que los trabajos de planifi-cación y estructuración de las laboresmineras romanas se realizaron a par-

tir de unos conocimientos geológicosadquiridos sobre el terreno que sevan incrementando con la progresióno puesta en marcha de nuevas explo-taciones. Por otro lado, la homoge-neidad que se llega a apreciar en lastécnicas de trabajo utilizadas en todala minería romana indica una trans-misión ordenada de conocimientos,por lo que se puede afirmar que asis-timos durante el Imperio Romano alnacimiento de la Ingeniería de Minascomo tal disciplina.