Articulo Esclavitudes Hoy

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Roque Almeida Martínez Harvey Barrero Duarte Ramón Bustamante Jiménez Historia de América Latina y Colombia LAS ESCLAVITUDES DE NUESTRO TIEMPO ¿Cuántos hombres son hoy, verdaderamente dueños de sí mismos? Es esclavo el hombre que está atado por su propia libertad cuando no sabe para qué le sirve ¿Hemos caminado hacia la libertad o simplemente cambiado de esclavitud? ¿Verdaderamente el mundo es hoy más libre que hace veinte siglos? El hombre sigue atado a muchas más esclavitudes de las que imagina, La preocupación social de la Iglesia, orientada al desarrollo auténtico del hombre y de la sociedad, que respete y promueva en toda su dimensión la persona humana, se ha expresado siempre de modo muy diverso: Pero el oficio de interpretar "auténticamente la palabra de Dios escrita o transmitida ha sido confiado únicamente al Magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en el nombre de Jesucristo" (Dei Verbum, n. 10). La Iglesia en su vida y en su enseñanza, y viene revelada como "Pilar y baluarte de la verdad", (1 Tm 3, 15) incluyendo la verdad respecto a la acción moral. Igualmente "la Iglesia siempre y en todo lugar tiene el derecho de proclamar principios morales, siempre en el respeto del orden social, y de hacer juicios acerca de cualquier aspecto humano, como es exigido por los derecho fundamentales del hombre o por la salvación de las almas" (Código de Derecho Canónico, Canon 747, n. 2). Precisamente sobre los interrogantes que caracterizan hoy la discusión moral y en torno a los cuales se han desarrollado nuevas tendencias y teorías, el Magisterio, en fidelidad a Jesucristo y en continuidad con la tradición de la Iglesia, siente más urgente el deber de ofrecer el propio discernimiento y enseñanza, para ayudar al hombre en su camino hacia la verdadera libertad. ( veritatis splendor n°27) La idea que viene a la mente de muchas personas cuando escuchan la palabra esclavitud, es la compra y venta de personas, su envío desde un continente hacia otro y la abolición de este comercio a comienzos del siglo XIX. Incluso si no sabemos nada acerca de la Trata de Esclavos, es algo en lo que pensamos como parte de nuestra historia, más que de nuestro presente. Sin embargo, la realidad es que la esclavitud sigue presente HOY. A millones de mujeres, niños, niñas y hombres de todo el mundo se

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Roque Almeida MartnezHarvey Barrero DuarteRamn Bustamante Jimnez Historia de Amrica Latina y Colombia

LAS ESCLAVITUDES DE NUESTRO TIEMPOCuntos hombres son hoy, verdaderamente dueos de s mismos? Es esclavo el hombre que est atado por su propia libertad cuando no sabe para qu le sirve Hemos caminado hacia la libertad o simplemente cambiado de esclavitud? Verdaderamente el mundo es hoy ms libre que hace veinte siglos?

El hombre sigue atado a muchas ms esclavitudes de las que imagina, La preocupacin social de la Iglesia, orientada al desarrollo autntico del hombre y de la sociedad, que respete y promueva en toda su dimensin la persona humana, se ha expresado siempre de modo muy diverso:Pero el oficio de interpretar "autnticamente la palabra de Dios escrita o transmitida ha sido confiado nicamente al Magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en el nombre de Jesucristo" (Dei Verbum, n. 10). La Iglesia en su vida y en su enseanza, y viene revelada como "Pilar y baluarte de la verdad", (1 Tm 3, 15) incluyendo la verdad respecto a la accin moral. Igualmente "la Iglesia siempre y en todo lugar tiene el derecho de proclamar principios morales, siempre en el respeto del orden social, y de hacer juicios acerca de cualquier aspecto humano, como es exigido por los derecho fundamentales del hombre o por la salvacin de las almas" (Cdigo de Derecho Cannico, Canon 747, n. 2). Precisamente sobre los interrogantes que caracterizan hoy la discusin moral y en torno a los cuales se han desarrollado nuevas tendencias y teoras, el Magisterio, en fidelidad a Jesucristo y en continuidad con la tradicin de la Iglesia, siente ms urgente el deber de ofrecer el propio discernimiento y enseanza, para ayudar al hombre en su camino hacia la verdadera libertad. ( veritatis splendor n27)La idea que viene a la mente de muchas personas cuando escuchan la palabra esclavitud, es la compra y venta de personas, su envo desde un continente hacia otro y la abolicin de este comercio a comienzos del siglo XIX. Incluso si no sabemos nada acerca de la Trata de Esclavos, es algo en lo que pensamos como parte de nuestra historia, ms que de nuestro presente. Sin embargo, la realidad es que la esclavitud sigue presente HOY.

A millones de mujeres, nios, nias y hombres de todo el mundo se les obliga a vivir como esclavos. Si bien a esta explotacin a menudo no se le llama esclavitud, las condiciones son las mismas. A las personas se les vende como a objetos, se les obliga a trabajar por salarios irrisorios o sin salario, y viven a merced de sus "empleadores".

La esclavitud existe hoy da pese a que est prohibida en la mayora de los pases donde se practica. Tambin la prohben la Declaracin de los Derechos Humanos de 1948 y la Convencin Suplementaria sobre la Abolicin de la Esclavitud, la Trata de Esclavos y las Instituciones y Prcticas Anlogas a la Esclavitud, de 1956. Hoy da, hay mujeres de Europa oriental que trabajan en la prostitucin en condiciones de servidumbre por deudas, se trafica a nios y a nias entre estados de frica Occidental y en Brasil se obliga a hombres a trabajar como esclavos en haciendas agrcolas. La esclavitud contempornea adopta diversas formas y afecta a personas de todas las edades, gneros y razas.La esclavitud tiene caractersticas que la distinguen de otras violaciones de los derechos humanos. A un esclavo: Se le obliga a trabajar - mediante amenazas psicolgicas o fsicas; se le convierte en propiedad de un "empleador", generalmente mediante maltrato fsico o mental o mediante amenazas de maltrato; se le deshumaniza y se le trata como a una mercanca, o se le compra y vende como a una "pertenencia"; se le limita fsicamente o se le impone restricciones a su libertad de movimiento[footnoteRef:1]. [1: Recuperado de: http://www.antislavery.org/spanish/esclavitud_moderna/en_qu_consiste_la_esclavitud_moderna.aspx]

Por consiguiente, hoy la esclavitud toma variadas formas, por ello, no nos limitaremos a la esclavitud africana porque hoy la esclavitud nos acecha a todos: por un lado, los pases desarrollados mantienen a los pases subdesarrollados bajo un rgimen de servicio y explotacin, donde las cadenas y los ltigos se han camuflado; por otro lado, subsiste la venta y trfico ilegal de personas, trfico donde las principales, aunque no exclusivas, vctimas son los nios, los pobres, las mujeres, los desvalidos, los inmigrantes y las minoras tnicas o raciales. Sus actividades ms frecuentes son: el trabajo forzoso en la agricultura y en la industria (en industrias famosas y no tan famosas),la prostitucin, la pornografa, el trfico de drogas, el robo, el trabajo domstico, la mendicidad obligatoria, la venta callejera, etc.En efecto, otra forma de esclavitud es la que se lleva a cabo en trabajos tildados de legales, pero donde se explota al empleado bajo diferentes formas: salarios mseros, deudas, falta de pago, extensas horas de trabajo, posturas corporales perjudiciales para la salud, grandes esfuerzos fsicos y/o mentales, manipulacin de productos txicos, ambientes insalubres, tratos inhumanos, ausencia de descansos, trabas o simple prohibicin del abandono del empleo.Resumiendo, las condiciones de explotacin que genera el sistema socio-econmico hoy en da, privilegiando la ganancia por encima de todo y de todos, lo convierte en el generador de pauperizacin por excelencia: La escasez de controles a nivel local, nacional e internacional; la falta de educacin; el desinters y la despreocupacin a nivel individual y social; la falta de leyes -o su aplicacin- que garanticen la igualdad y proteccin jurdica de las personas; la complicidad encubierta; la ausencia de canales de informacin y denuncia; los conflictos civiles y la discriminacin por motivos raciales o de gnero, contribuyen -entre otras causas- a crear un ambiente propicio a la explotacin de personas por parte de los traficantes.Por todo esto, consideramos que actuando sobre las causas y no sobre los sntomas es la nica forma concreta de comenzar a trabajar para combatir esta dramtica realidad que hoy nos acecha a todos. Ahora bien, es un problema que afecta a toda la humanidad, porque los seres humanos nacemos libres, que por derecho tenemos la oportunidad de educacin, salud, recreacin, entre otras, pero que muchas veces eso queda en el papel, debido a que no se respeta la dignidad de la persona y es tratada como si fuera un objeto, el cual no tiene necesidades bsicas y como tal no las puede llevar a cabo, por no tenerse en cuenta dichas necesidades y menos las oportunidades que se les brinda.En los medios de comunicacin se presenta muchas veces que son los nios y las mujeres los que sufren este gran flagelo que cada da va ms en ascenso y que si hacemos investigaciones ms profundas nos damos cuenta que en el mundo son millones y millones que son sacados de sus lugares de orgenes, llevndolos a otros donde las condiciones de vida son infrahumanas, llevando a estas personas a ser tratados como objetos y que desembocan en la prostitucin.Por ejemplo en Espaa unas 100.000 mujeres son interceptadas por las redes sociales para ofrecerle oportunidades laborales, ponindoles citas para concretar trabajos, pero que al fin y al cabo, son raptadas y llevadas a otros pases para vender su cuerpo al mejor postor, eso no solo se presenta en ese pas, abarca otros pases del mundo.Si nos damos cuenta a nivel nacional de las esclavitudes, nos vamos a enfrentar que no somos ajenos, ya que muchos nios son engaados y posteriormente raptados de sus familiares para encabezar las filas de los diversos grupos al margen de la ley, donde muchas veces son maltratados por las personas que los dirigen, dndole unas condiciones de vida pauprrimas y que tienen que debatirse en las selvas colombianas que son de difcil acceso y que muchas veces estos nios mueren en combate, pudiendo estar en sus hogares compartiendo con sus familias y llevando una vida digna, la otra cara de la moneda las presentan las nias que sufren la guerra, siendo llevadas al combate y que en ese lugar sufren violaciones, ejercen su maternidad a temprana edad, sin unas condiciones que le favorezcan dicho proceso de sus vidas.Sollicitudo Rei Socialis, n. 41, nos plantea lo siguiente: La enseanza y la difusin de esta doctrina social forma parte de la misin evangelizadora de la Iglesia. Y como se trata de una doctrina que debe orientar la conducta de las personas, tiene como Artculo Uno La Naturaleza de la Enseanza Social de la Iglesia cuya consecuencia es el "compromiso por la justicia" segn la funcin, vocacin, y circunstancias de cada uno. Al ejercicio de este ministerio de evangelizacin en el campo social, que es un aspecto de la funcin proftica de la Iglesia, pertenece tambin la denuncia de los males y de las injusticias. Pero conviene aclarar que el anuncio es siempre ms importante que la denuncia, y que sta no puede prescindir de aqul, que le brinda su verdadera consistencia y la fuerza de su motivacin ms alta.Estos problemas no deben ser ajenos a nosotros y como miembros de un estado estamos llamados a lanzar nuestra voz de protesta contra estas atrocidades que denigran la dignidad del ser humano, no llevndolo a un libre desarrollo, dejando de potencializar sus capacidades como ser humano ante la sociedad, por tal motivo hay que incentivar a los diversos dirigentes para que promuevan polticas de desarrollo para las personas y no se vean obligadas a sufrir esclavitudes, permitindoles un beneficio personal y a la vez de la comunidad.La iglesia tambin ha dado su voz ante tal problemtica: La dignidad de la persona manifiesta todo su fulgor cuando se consideran su origen y su destino. Creado por Dios a su imagen y semejanza, y redimido por la preciossima sangre de Cristo, el hombre est llamado a ser "hijo en el Hijo" y templo vivo del Espritu; y est destinado a esa eterna vida de comunin con Dios, que le llena de gozo. Por eso toda violacin de la dignidad personal del ser humano grita venganza delante de Dios, y se configura como ofensa al Creador del hombre. (Christifidelis Laici, n. 37)