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  • APV 70Contenido4Proclama de Coro Francisco de Miranda [2 de Agosto de 1806] 7tapaojos mantuano vs pueblos indgenassAl RivAs-RivAs

    11la Patria Bicentenaria se sustenta en la resistencia indgenaYRis ARAY14 glosario de la autoflagelacin colonialistaYldeFonso Finol16 se extinguen los idiomasindgenasMARA eugeniA villAln

    16ley para descolonizarnos y liberarnos del yugo imperialModesto Ruiz esPinozA19 vitalidad de la lengua baniva del estado AmazonaseduARdo J. tABARes21la invencin del cosmos viviente. el giro multinaturalista de los saberes indgenas

    24la Repblica y el continente mestizogeRMn Pinto sAAvedRA

    29 visin de algunos intelectuales nuestros sobre los aborgenesJos sAnt Roz

    32la lucha territorial del pueblo indgena Yabarana continaJeYni gonzlez tABARez

    34 espacio e historia

    entre los Karias de los llanos orientales

    venezolanos eRnesto A. FigueRA A.

    37europocentrismo y colonialismonelson guzMn

    39el Abya Yala: una historia iniciada antes de que existiera el solJennY gonzlez Muoz

    41el pas de los hombres que se diluyenguAdi CAlvo

    43vicente Arreaza (Kaikuts)(1960-2004)Alfredo Almeida(1913-2008)

    Cmicivn liRA64

    voces de la CallewilliAM osunA54

    los shirianFRAnCiA MedinA59

    Palabreo del ChamnMARisA vAnnini de geRulewiCz61

    A quin le importa frica?

    ReinAldo BolvAR48Presencia indgena en la

    novelstica latinoamericana:una muestra significativa

    Jos MARCiAl RAMos gudez50

    Campamento el Playn a orillas del Caura

    Pueblos indgenas ven una oportunidad en el turismo

    liBiA gueRReRo CAstelln57

  • A Plena VozRevista Cultural de venezuela

    N 70 noviembre de 2011

    DirectorWilliam Osuna

    Coordinacin de la revistaLibia Guerrero Castelln CNP 10.911

    Consejo EditorialFrancisco Sesto NovsBenito IradyGustavo PereiraWilliam OsunaMiguel Mrquez

    Coordinacin del Sistema Masivo de Revistas de la CulturaJonathan Montilla

    Supervisin general de diseo grficoDileny Jimnez

    Diseo y DiagramacinGlenn Daz www.glenndiaz.com

    Portada y Direccin de artePjaro www.pajaro-art.comPortada: Mural PRESENCIA DE AMRICA LATINAAutor:Jorge Gonzlez Camarena.

    CorreccinHctor Garca

    Colaboraron en este nmero:Francisco de Miranda (Documento), Sal Rivas-Rivas, Yris Aray, Yldefonso Finol, Mara Eugenia Villaln, Eduardo J. Tabares, Hyram A. Moreno, Germn Pinto Saavedra, Jos Sant Roz, Jeyni Gonzlez Tabarez, Ernesto A. Figuera A, Nelson Guzmn, Jenny Gonzlez Muoz, Guadi Calvo, Vicente Arreaza (Kaikuts), Alfredo Almeida, Reinaldo Bolvar, Jos Marcial Ramos Gudez, William Osuna, Libia Guerrero Castelln, Francia Medina, Marisa Vannini de Gerulewicz, Ivn Lira.

    Depsito Legal: PP200302CS576 ISSN: 1690-6659

    Ministerio del Poder Popular para la CulturaFundacin Editorial El perro y la rana. Centro Simn Bolvar, Torre Norte, Piso 21, Caracas, 1010. Tlfs: 58 0212 5648023 / 5640106

    Revista A Plena VozE-mail: [email protected] Tlf: 58 0212 3775379

    Versin digital: www.elperroylarana.gob.ve

    ImpresinFundacin Imprenta de la Cultura60.000 ejemplares

  • Uno ms, llegamos al nmero 70. En ese transcurso nos dieron porrazos y dimos; la inmaculada intelectualidad

    no lo puede creer. Mucho hicieron para vulnerarnos. De espuma y bilis nos negaron la sal y el agua. Detrs de c-

    mara, interrumpan, pedan su Hola cultural, su letra pasguata. No hicieron sombras, pero s botaron el candado

    y las llaves para dejarnos encerrados del otro lado de la puerta. Por momentos lograron su propsito, solo que no

    les result: nos fugamos por la ventana. En dos platos, sufrimos lo que en Real Politik se suele calificar como inje-

    rencia fornea. Vencimos. Todo fue tan naufragio. La risa se les volvi mueca. Fraterno lector, en esta Redaccin

    se suele rebobinar el pasado: la pequea historia de APV consta en ciertas pginas y en algunos editoriales. En

    aquel tiempo, la izquierda con miriaque, de rbano y limn con exclusivo intelecto deca: revista para el perraje,

    resultado de un intelecto cacri, qu se puede esperar. No hicieron sombras, escribimos en la tercera lnea del pre-

    sente prrafo. Y as los dejamos mordindose la cola: siete aos, 70 nmeros, concreta el resultado de un tanto

    de trabajo y de alguito de eficiencia. Un buen rcord, dira Dylan Thomas camino del cielo.

    Si nos subestimaron y nos siguen subestimando: all ellos. Aqu, como el viejo Walt en su castillo de Camden,

    nos cantamos y nos celebramos, evocando a Farruco Sesto (animoso fundador de la revista), Hctor Seijas, Libia

    Guerrero, Pjaro, Glenn Daz, Ivn Lira, Leya Olmos y el que le sigue. Conformes contigo Hctor Garca traicio-

    naramos la palabra bienvenido, si en esta casa no se te nombra. No olvidamos tus ajustados reclamos, acerca de

    asuntos que se cuelan por causa de plurales y singulares que no concuerdan con el sujeto y el predicado. Eses que

    no se deberan comer nuestros avisados colaboradores cuando teclean en sus computadoras.

    Una vez nos escribi a nuestra redaccin un comandante de las FARC-EP: corroboraba que APV no solo suba

    cerro, sino tambin montaas insurgentes, gracias comandante Santrich; por otro flanco, el profesor Antonio

    Pasquali nos obsequi unas palabras de descarga y defensa, imbuido en sus nuevos ideales, en un artculo en El

    Nacional, gracias profesor. Los gazapos y sus derivados, no han sido ajenos en esta casa. Alguien que anda por

    ah nos cant el rock de la crcel, a su juicio, merecamos las mazmorras de If, por no citar las fuentes, a pie de

    pgina. De Baudelaire plagiamos aquello de fraterno lector, mi hermano, mi semejante. Solidarios y responsables

    hemos tocado temas que la izquierda cultural de otras fronteras ha soslayado en sus publicaciones.

    Autobombo? S, un peliquete. Una isla en la Revolucin Bolivariana?, no. Basta mirar las otras revistas del

    Sistema Masivo y otros documentos de calidad, con sus eficientes equipos. All se reconoce letra fina, probidad

    intelectual y solvencia editorial.

    Fraterno lector, el nmero que aqu veis, polmico, necesario, versa sobre el tema indgena; le agradecemos a la Ofi-

    cina de Enlace Comunidades Indgenas por haber posibilitado estas pginas para el debate de tu colectivo. Disctelo,

    invtanos a tu comunidad. En A Plena Voz y en la Fundacin Editorial El perro y la rana estamos a tu orden.

    De cuando estuvimos en el desierto de Nguev

    Editorial

  • 4 A PlenA Voz

    Proclamacin a los pueblos

    habitantes del continente

    amrico-colombiano

    Valerosos compatriotas y amigos:Obedeciendo a vuestro llamamiento, y a las repetidas ins-

    tancias y clamores de la Patria, en

    cuyo servicio hemos gustosamen-

    te consagrado la mejor parte de la

    vida; somos desembarcados en esta

    Provincia de Caracas, la coyuntura

    y el tiempo nos parecen sumamen-

    te favorables para la consecucin de

    vuestros designios; y cuantas per-

    sonas componen este Ejrcito son

    amigos o compatriotas vuestros;

    todos resueltos a dar la vida si fue-

    se necesario, por vuestra libertad e

    independencia, bajo los auspicios y

    proteccin de la marina britnica.

    Con estos auxilios podemos

    seguramente decir, que lleg el da,

    por fin, en que, recobrando nuestra

    Amrica su soberana Independen-

    cia, podrn sus hijos libremente

    Proclama de Coro Francisco de Miranda [2 DE AGOSTO DE 1806]

  • A PlenA Voz 5

    manifestar al Universo sus nimos

    generosos. El opresivo insensato go-

    bierno, que obscureca estas bellas

    cualidades, denigrando con calum-

    nias nuestra modestia y carcter,

    consigui tambin mantener su abo-

    minable sistema de administracin

    por tres siglos consecutivos; mas

    nunca pudo desarraigar de nuestros

    corazones aquellas virtudes morales

    y civiles que una religin santa y un

    cdigo regular inculc en nuestras

    costumbres formando un honesto

    ndole nacional.

    Valgmonos, pues, de estas

    mismas estimables prendas, para

    que, expelidos los pocos odiados

    agentes del gobierno de Madrid, po-

    damos tranquilamente establecer el

    orden civil necesario a la consecu-

    cin de tan honrosa empresa.

    La recuperacin de nuestros

    derechos como ciudadanos y de

    nuestra gloria nacional como Ame-

    ricanos Colombianos, sern acaso

    los menores beneficios que recoja-

    mos de sta tan justa, como necesa-

    ria determinacin.

    Que los buenos e inocentes in-

    dios, as como los bizarros pardos,

    y morenos libres crean firmemente,

    que somos todos conciudadanos, y

    que los premios pertenecen exclusi-

    vamente al mrito y a la virtud, en

    cuya suposicin obtendrn en ade-

    lante infaliblemente, las recompen-

    sas militares y civiles, por su mrito

    solamente.

    Y si los pueblos holandeses y

    portugueses pudieron en otro tiem-

    po sacudir el yugo de la opresora

    Espaa ; si los suizos y americanos

    nuestros vecinos, igualmente con-

    siguieron establecer su Libertad e

    Independencia, con aplauso gene-

    ral del mundo, y en beneficio de sus

    habitantes, cuando cada uno de es-

    tos pueblos separadamente apenas

    contaba de dos o tres millones de

    habitantes, por qu, pues, nosotros,

    que por lo menos somos 16 millo-

    nes, no lo ejecutaramos fcilmente,

    poseyendo, adems de ello, el Conti-

    nente ms frtil, ms inexpugnable,

    y ms rico de la Tierra? El hecho es,

    que todo pende de nuestra volun-

    tad solamente y as como el querer

    constituir indudablemente nuestra

    Independencia, la Unin nos asegu-

    rar permanencia y felicidad perpe-

    tua: Quiralo as la Divina Providen-

    cia para alivio de nuestros infelices

    compatriotas: para amparo y bene-

    ficio del gnero humano.

    Las personas timoratas, o

    menos instruidas que quieran im-

    ponerse a fondo de las razones de

    justicia y de equidad, que necesiten

    estos procedimientos junto con los

    hechos histricos que comprueban

    la inconcebible ingratitud, inauditas

    crueldades y persecuciones atroces

    del gobierno espaol, desde el mo-

    mento casi de su descubrimiento,

    lean la Epstola adjunta de D. Juan

    Viscardo, de la Compaa de Jess,

    dirigida a sus compatriotas; y ha-

    llarn en ella irrefragables prue-

    bas, y slidos argumentos en favor

    de nuestra causa, dictados por un

    varn santo, y a tiempo de dejar el

    mundo, para aparecer ante el Crea-

    dor del Universo.

    Para llevar este Plan a su debi-

    do efecto, con seguridad y eficacia,

    sern obligados los ciudadanos sin

    distincin de clases, estado, ni color

    (los Eclesisticos solamente excep-

    tos, en la parte que no sean designa-

    dos) de conformarse estrictamente a

    los artculos siguientes:

    I. Toda persona Militar, Judi-

    cial, Civil y Eclesistica que ejerza

    autoridad comunicada por la Corte

    de Madrid, suspender ipso facto sus

    funciones y el que las continuase

    despus de la presente publicacin,

    as como el que las obedeciese, ser

    severamente castigado.

    II. Los Cabildos y Ayuntamien-

    tos en todas las ciudades, villas y

    lugares ejercern en el nterin todas

    las funciones de gobierno Civiles,

    Administrativas, y Judiciales con

    responsabilidad, y con arreglo a las

    Leyes del Pas: y los curas prrocos,

    y de misiones permanecern en sus

    respectivas Iglesias y Parroquias, sin

    alterar el ejercicio de sus Sagradas

    funciones.

    III. Todos los Cabildos y Ayun-

    tamientos enviarn uno, o dos Dipu-

    tados, al cuartel general del Ejrcito,

    a fin de reunirse en Asamblea gene-

    ral a nuestro arribo a la Capital y for-

    mar all un gobierno provisorio que

    conduzca en tiempo oportuno a otro

    General y Permanente, con acuerdo

    de toda la Nacin.

    IV. Todo Ciudadano desde la

    edad de 16, hasta la de 55 aos, se

    reunir sin dilacin a este ejrcito,

    trayendo consigo las armas que pue-

    da procurarse y si no las tuviese, se

    le darn en los depsitos militares

    del ejrcito; con el grado justamen-

    te que convenga a su celo, talento,

    edad y educacin.

  • 6 A PlenA Voz

    V. El ciudadano que tenga la

    bajeza de hacer causa comn con

    los Agentes del Gobierno Espaol, o

    que se hallase con armas en campa-

    mento, ciudadela, o fuerte posedo

    por dicho gobierno, ser tratado y

    castigado como un traidor a su Pa-

    tria. Si por el empleo que actualmen-

    te pueda poseer alguno de ellos, en

    servicio de la Espaa, creyese su pu-

    silanimidad que el honor le compele

    a servir contra la Independencia de

    su patria, sern stos desterrados a

    perpetuidad del pas.

    VI. Por el contrario, todos aque-

    llos que ejerciendo en la actualidad

    empleos Militares, Civiles o de cual-

    quiera especie, se reuniesen con pron-

    titud bajo los Estandartes de la Patria,

    recibirn honra y empleo proporcio-

    nado al celo y amor del pas que hu-

    biesen manifestado en tan importante

    coyuntura: los soldados, y marineros

    sern premiados igualmente confor-

    me a su capacidad y celo.

    VII. Los depositarios del tesoro

    pblico lo pondrn inmediatamente a

    disposicin de los Cabildos y Ayunta-

    mientos, quienes nombrarn sujetos

    aptos para el manejo, y para suplir al

    ejrcito Colombiano cuando sea ne-

    cesario a su manutencin, y opera-

    ciones; no solamente en dinero, sino

    tambin en provisiones, vestuario,

    frutos, carruajes, mulas, caballos, etc.

    VIII. Para precaver toda espe-

    cie de insulto o agresin de parte de

    la gente de guerra, y puestos avan-

    zados del ejrcito, los Magistrados,

    y Curas Prrocos de las Ciudades,

    villas, y poblados (bajo su personal

    responsabilidad) harn fijar la Ban-

    dera o insignia de la Independencia

    Nacional en la parte superior ms

    conspicua de las Iglesias: y los ciuda-

    danos llevarn tambin en el som-

    brero la Escarapela que denota ser

    tales, pues sin ella no seran respe-

    tados y protegidos como hermanos.

    IX. Esta proclamacin ser fija-

    da por los curas prrocos, y por los

    magistrados en las puertas de las

    Iglesias Parroquiales, y de las Casas

    del Ayuntamiento para que llegue

    con brevedad la noticia de todos los

    habitantes: y as mismo harn leer

    en las Parroquias, y Casas de Ayun-

    tamientos respectivas una vez al da

    por lo menos, la carta anteriormen-

    te mencionada del C. Viscardo, que

    acompaa este edicto.

    X. Cualquiera impedimento,

    retardo o negligencia que se oponga

    al cumplimiento de estos nueve pre-

    cedentes artculos, ser considerada

    como un grave perjuicio nacional,

    y castigada inmediatamente con

    severidad; la salud pblica es la Ley

    Suprema.

    Fecha en el Cuartel General de

    Coro, a 2 del mes de Agosto de 1806.

    FRANCISCO DE MIRANDA.

    THOMAS MOLINI, Secretario

    [1] Esta proclama fue redacta-

    da al desembarcar, a principios de

    agosto de 1806, en Coro, Venezuela.

    Francisco de Miranda vena al frente

    de una expedicin emancipadora,

    preparada en Nueva York y reorga-

    nizada en Puerto Espaa, que origi-

    nalmente haba sido derrotada.

  • A PlenA Voz 7

    Cuando el tigre no se mira ante el espejo para no ver su propio cuero en remo-jo, olvida pronto que siguen ma-

    tando a sus actuales abuelos

    y abuelas, tatarabuelos y tatara-

    buelas y la casa csmica donde

    se reproducen sus cros, la vida y

    todas las criaturas vivientes.

    De all que aparezca de

    nuevo la astucia de To Co-

    nejo para hacerlo entender

    en su ferocidad, que sus seme-

    jantes tambin son diferentes,

    pero son tigres... To Conejo

    le har entender a ese tigrito

    mantuano, que no es tan fiero

    como lo pintan y que el mismo

    len del imperio ya est ponien-

    do sus barbas en remojo.

    Al fin y al cabo, nos han engaado.

    Los reyes o monarcas, los del poder

    civil y el religioso, no estn en la

    selva. Siguen residenciados en las

    grandes metrpolis occidentales; se

    dicen demcratas, pero nadie sabe

    quin los eligi y cundo termina

    su mandato. Acaso tienen refern-

    dum revocatorio en sus constitucio-

    nes para ser derribados cuando lo

    pidan los pueblos, comunidades y

    las asambleas de creyentes?

    Los pueblos indios, hijos de

    Guaicaipuro y de Apacuana, de

    Caonabo y Anacaona, de Lautaro

    y de Guacolda, de Tpac Amaru y

    Micaela Bastidas, de Tpac Katari

    y Bartolina Sisa, hablan en la len-

    gua del sol y de la luna. Se entien-

    den en la lengua del cosmos en las

    Tapaojos mantuano vs pueblos indgenasSAL RIVAS-RIVAS

  • 8 A PlenA Voz

    noches de estrellas y luceros, en

    permanente oracin y lucha- por

    la madre tierra y por todo lo vivien-

    te. El discurso de los pueblos o del

    buen vivir, traducido a la poltica-

    no se entiende en la lgica del capi-

    tal en la lengua del FMI, del BM, de

    la OMC, de la OTAN y de la OEA, de

    los Estados imperiales e imperialistas

    del Norte. El discurso de los pueblos

    lo llaman ahora los escribas vascon-

    celianos, discurso salvaje, que es

    como decir, obra de naturales, fuera

    de la historia, fuera de la sociedad:

    no tiene presente (y qued atrs,

    muy atrs, en un pasado lejano).

    La nica actualidad es la poltica del

    garrote, del To Sam y de la OTAN,

    pero el atrs es la vuelta al colo-

    nialismo del siglo XVI y de la justa

    guerra de Obama, Premio Nobel de

    la Paz. nica respuesta a su propia

    crisis.

    Despus de la independencia,

    el mantuanaje se camufla el discur-

    so criollo, metiendo en el mismo

    saco a indodescendientes y afrodes-

    cendientes. Para excluirnos, invi-

    sibilizarnos, convertidos en eternos

    cros o criados, hijos adoptivos o

    adlteros- del discurso mantuano

    instrumentado por la nueva clase

    dominante. Vale decir, trampoln

    ideolgico para hacernos una cari-

    catura de occidente. Sin orgenes,

    sin historia, sin continuidad de la

    vida y al fin, sin identidad y digni-

    dad. Sin tierra y sin cielo. Ahora

    como el mestizo Don Naiden.

    El discurso de las grandes po-

    tencias y por adopcin de los Esta-

    dos nacionales que practican el co-

    lonialismo interno, incluyendo los

    partidos eurocentristas, para colmo,

    se llama entonces Discurso racio-

    nal o de la razn cientfica con-

    tra el balbuceo de dragones de los

    supuestos irracionales. Discurso

    llamado, elegido o enviado a sacar

    del salvajismo o la barbarie a

    sus propios pueblos para conducir-

    los a la civilizacin y desarrollo.

    Como afirmara Eduardo Galeano, el

    desarrollo es un viaje con ms nu-

    fragos que navegantes. Hoy anda

    por Libia y Oriente Medio haciendo

    locuras, genocidios humanitarios

    para proteger la poblacin civil

    en nombre de destribalizar indge-

    nas, fundar Estados nacionales y

    repblicas contra monarquas de

    tribus atrasadas. Supuesta tarea

    de reactualizacin histrica para

    resolver conflictos de civilizaciones

    que ocultan los verdaderos intereses

    en juego: robo descarado de petrleo,

    agua, reservas financieras, espacios

    geoestratgicos, etc.

    De aqu de Amrica o Abya

    Yala, esa locura eco-etnogenocida

    no se marcha en medio milenio ni

    reconoce despus de 200 aos nues-

    tras independencias para hablarnos

    cnicamente de comunidad de na-

    ciones iberoamericanas. Cul co-

    munidad? Todava Coln y la estatua

    de La Libertad andan en concubi-

    nato hispano-anglonorteamericano

    hasta el orgasmo prematuro en la

    velocidad del tiempo del capital, todo

    para imponer la doble razn, digo

    el doble ltigo de nuestra nega-

    cin, como lo vera un da Ludovico

    Silva. Pretextos ideolgicos para

    invadir pueblos o practicar el colo-

    nialismo interno. En nombre de la

    razn segunda de occidente. (80%

    de los filsofos son eurocntricos,

    dice Dussel y cuesta por formacin

    para que condenen invasiones de los

    hermanos mayores de occidente).

    El verdadero minotauro es el

    occidente eco-etnogenocida

    Hay escribas que asumen es-

    tos discursos como un laberinto de

    tres minotauros, que no se ven, ni

    se sienten, ni se entienden, ni dia-

    logan. Ms bien chocan y se sabo-

    tean como aceite y vinagre. Claro,

    no puede haber dilogo con un oc-

    cidente imperial e imperialista, pa-

    triarcal, racista-clasista, eurocntri-

    co, capitalista y colonialista que no

    cree en la diversidad cultural, ni en

    la convivencia intra e intercultural,

    equitativa, ecumnica, de paz con

    justicia, cuyo cientificismo tecno

    burocrtico ha emprendido no slo

    la conquista del hombre y de la mu-

    jer, sino una descomunal conquista

    de la naturaleza que est acabando

    con el planeta. Algo que ya adverta

    el arte subversivo de Csar Rengifo:

    Espejismo, Las Torres y el Viento. Su

    teatro indgena fue pasado por ade-

    lantados religiosos y laicos, al index

    librorum prohibitorum.

    Las polticas indigenistas

    impuestas vinieron de Mxico

    y contemporneamente del

    desarrollismo brasileo

    Mientras el llamado indigenismo

    mexicano, diseado por Manuel Ga-

    mio (1915), alumno de Franz Boas, se

    impona a todos nuestros pases, luca

    como la vibrante caricatura de una

    revolucin traicionada. El Congreso

    de Ptzcuaro (1940), el Instituto In-

  • A PlenA Voz 9

    digenista Interamericano, ensambla-

    do en todo el panamericanismo anti

    indgena y anti bolivariano, seala-

    ban el rumbo y la sentencia: para ser

    mexicano, hay que dejar de ser indio.

    Por otro lado, Mxico sabr valerse

    slo para qu un nuevo Congreso de

    Panam? Al final, despus de tanto

    cacareo antiimperialista, su clase di-

    rigente se sentira ms cerca de USA,

    que de nuestra Amrica o Abya Yala.

    Mxico ser ms Norteamrica que

    Amrica del Centro, a pesar del muro

    imperial contra el Mxico brbaro.

    Por su parte, el Instituto Indigenista

    de Brasil hasta 1975 sacaba la san-

    gre a los indgenas de la selva amaz-

    nica para saber si todava eran indios

    y si las tierras les pertenecan...o no.

    Su modelo desarrollista lo convirti

    en el ms grande depredador de la

    Amazona y de sus pueblos indge-

    nas como lo vemos hasta hoy. De all

    tom el presidente Rafael Caldera su

    pseudo evanglica inspiracin para

    la llamada Conquista del Sur. A pe-

    sar de que ya Darcy Ribeiro nos haba

    advertido que Brasil era un pas con

    sus fronteras muy bien cuidadas, su

    Amazona arrinconada junto con sus

    pueblos indgenas y un pas nacional

    en creciente pobreza. En el reciente

    viaje del Papa a Brasil, el ministerio

    del trabajo de ese pas descubri escla-

    vitud indgena en esa nacin en pleno

    siglo XXI. Y el camarada Fidel Castro

    mundializ la denuncia, mientras

    que Benedicto siglo XVI guard si-

    lencio!

    Otros especialistas como An-

    tonio Brailovski nos advertan que

    una hectrea de selva guayano-

    amaznica en pie, produce ms que

    una hectrea derribada con fines de

    ganadera o de agricultura intensi-

    va. Sin embargo, el indigenismo

    oficial en nuestros Estados naciona-

    les vio todo con los ojos de Mxico,

    de Brasil, las transnacionales y sus

    fundaciones humanitarias. Incluso,

    se adoctrinaba a nuestros ejrcitos

    en esa visin tan miope, eco-etnoge-

    nocida desarrollista. Se presentaba

    el poblamiento indgena de nues-

    tras fronteras como un accidente,

    planteando la necesidad y urgencia

    de despoblamiento para satisfacer

    el colonialismo interno: poblar de

    nuevo con racionales o patrio-

    tas. Completar la fase inicial de

    poblamiento del territorio iniciado

    en el siglo XVI (dira en su racismo

    eurocntrico el historiador Germn

    Carrera Damas). Por eso se hipote-

    caron nuestras fronteras a misio-

    neros extranjeros, pasando por las

    Misiones norteamericanas Nuevas

    Tribus ms confiables para el Estado

    neocolonial que los originarios. La

    Ley de Misiones de 1915, de la poca

    de la dictadura de Juan Vicente G-

    mez, como hipoteca de los pueblos

    indgenas a misioneros extranjeros,

    sobrevivi como poltica represiva-

    policial anti-indgena durante los

    40 aos de democracia del Pacto

    de Punto Fijo; pero que encuentra

    su versin laica y actualizada, en la

    sobrevivencia de la Ley antiterro-

    rista de Pinochet contra el pueblo

    mapuche que hoy sobrevive sin Pi-

    nochet (democracia desarrollista

    neoliberal?)

    La visin de la clase dirigente

    mexicana es la misma

    de nuestra clase dirigente de

    ayer y hoy?

    Guillermo Bonfil Batalla hace un

    contraste entre un Mxico Profun-

    do, ancestral y actual y el Mxico

    imaginario de la clase dominante.

    En este sentido, pone de manifiesto

    una opinin bastante despreciativa

    hacia el pueblo mexicano y parti-

    cularmente de los pueblos indge-

    nas por parte del intelectual Amado

    Nervo. Pero as razona la dirigencia

    eurocentrista hasta hoy. Veamos:

    (cita textual) y considere por fin,

    que todo lo bueno que tenemos en

    la nacin es antagnico del medio y

    realizado, por ende, a despecho del

    criterio popular.

    Con palpable disgusto de la masa

    del pas, tenemos constitucin libe-

    ral;

    -con manifiesta repugnancia del

    pueblo y de las clases acomodadas,

    establecimos la independencia de la

    iglesia y el estado,

    -y laicizamos la enseanza oficial,

    -y con ostensible oposicin de los

    mexicanos poseemos ferrocarriles y

    telgrafos

    -yhasta repblica... (Guillermo

    Bonfil Batalla. Mxico Profundo.

    Edit. Grijalbo. Mexico.1989.p.160).

    Analicemos estas afirmaciones

    de Amado Nervo y veamos

    lo que tienen en comn

    actualmente con la clase

    dirigente de nuestros pases

    Que todo lo bueno que tenemos en

    la nacin es antagnico al medio.

    1.1.-Lo que es bueno para la clase

    dominante necesariamente es bue-

    no para los pueblos indgenas, cultu-

    ras subalternas y clases dominadas?

    2.-Lo bueno para la clase dirigen-

  • 10 A PlenA Voz

    te es antagnico al medio natural y

    cultural

    2.1.- Encajaba el modelo de desa-

    rrollo asumido con la cultura pro-

    pia, el medio natural, con la adap-

    tacin milenaria a esos ecosistemas?

    3.-Realizado a despecho del criterio

    popular.

    3.1.-Un proyecto nacional copiado a

    la europea o no tener proyecto pro-

    pio y dejar imponer el del imperio de

    turno, no necesariamente, cambia

    de fondo el problema del colonialis-

    mo interno y el destino de los pue-

    blos originarios

    4.-Con palpable desprecio o disgusto

    de los pueblos hemos tenido consti-

    tucin liberal.

    4.1.-El transplante institucional

    jurdico-poltico, grecorromano y

    judeo cristiano, sigui ignorando

    despus de la independencia el dere-

    cho oral de los pueblos indgenas y

    no hizo ningn esfuerzo por arribar

    a un derecho de los pueblos dentro

    de un mismo pas, vale decir, combi-

    nado con un derecho inter-cultural

    e intercivilizatorio, que hubiese con-

    sagrado una lnea de originalidad

    americana con los aportes occiden-

    tales. Volviendo originales estos mis-

    mos aportes.

    5.- Habla de una manifiesta repug-

    nancia de los pueblos, en coinciden-

    cia con las clases acomodadas para

    aceptar la separacin de la iglesia y

    el Estado.

    5.1.-Con su adoctrinamiento de

    ms de tres siglos con misiones

    religiosas a los pueblos indgenas

    podemos sorprendernos que pro-

    fesaran la misma religin de las

    clases dominantes, el catolicismo?

    Ni siquiera se preguntaban por

    qu sectores de la propia clase diri-

    gente no aceptaba a esas alturas y

    despus de la Revolucin Mexicana

    la separacin de iglesia y Estado?

    Adems se puede olvidar que esta

    cruzada pseudo-religiosa, pseudo-

    evangelizadora y fanatizante con-

    tina hoy con mucha ms fuerza

    y contundencia a escala global?

    Hemos pensado en el papel de la

    propia dirigencia y movimientos

    indios y de las teologas de la libera-

    cin para enfrentar conjuntamente

    ese fundamentalismo occidental

    cristiano? y de otras sectas made

    in USA hoy?cundo carajo hubo

    libertad religiosa para el indio?

    6.- El rechazo del pueblo a la edu-

    cacin laica en Mxico (y en otros

    pases).

    6.1.-Se planteaba en Mxico una

    educacin laica para fortalecer la

    educacin propia de los pueblos

    indgenas, su educacin familiar o

    comunal o para continuar desmon-

    tando todas sus cosmovivencias?

    No la educacin laica era la conti-

    nuidad de la misma educacin anti

    indgena. Slo que ahora pasaba de

    la misin a la escuela. Y luego de la

    escuela y la universidad a los gran-

    des medios de comunicacin masi-

    vos. Era la continuidad de la misma

    educacin colonialista, pero ahora

    en forma laica, con el agravante de

    que segua desmontando su propia

    visin csmica, ecohumanista.

    7.-Y con ostensible oposicin de los

    mexicanos tenemos ferrocarriles y

    telgrafos.

    7.1.-Eduardo Galeano en Las ve-

    nas abiertas de Amrica Latina ya

    denunciaba que las vas de comuni-

    cacin se hacan en funcin de fa-

    cilitarle a las transnacionales el sa-

    queo de nuestras riquezas del suelo

    y del subsuelo y para profundizar

    las modalidades de la explotacin y

    dominacin. Alfonso Caso, prototi-

    po de las polticas indigenistas anti

    indgenas de Mxico, sealaba que

    una carretera es ms eficaz para

    integrar al indgena que cien

    discursos indigenistas del Estado.

    Integrar es sinnimo de dejar de ser

    (indio).

    7.2.-De manera que para los pueblos

    indgenas una carretera, un ferroca-

    rril, un tendido elctrico, un aero-

    puerto, siempre es algo ms que una

    carretera o un ferrocarril, provocan-

    do una serie de efectos en cadena

    contra la cultura, la supervivencia y

    los ecosistemas.

    8. Y hasta la repblica, se ha hecho

    en oposicin a los pueblos nativos,

    dice finalmente Amado Nervo, pero

    con una visin superficial y simplis-

    ta al margen del contexto histrico,

    social, cultural y ecolgico.

    8.1 Cul ha sido el modelo de re-

    pblica? Acaso no ha convertido a

    sus pueblos nativos en extranjeros

    en sus propias tierras? Y no ha lle-

    vado a los pueblos indgenas y a sus

    descendientes a ocupar el ltimo

    escaln de la sociedad nacional? Y

    en unas realidades binacionales o

    trinacionales donde son extraos a

    ambos lados? Y donde ya no caben

    ni replegados en las fronteras, redu-

    cidos ahora a las polticas de seguri-

    dad de Estado?

    Por all podemos comenzar a re-

    flexionar. Y arribar a una praxis ra-

    dicalmente distinta. Comenzando

    por los pases del Alba

  • A PlenA Voz 11

    El pueblo de Venezuela, en

    ejercicio de sus poderes crea-

    dores e invocando la protec-

    cin de Dios, el ejemplo histrico de

    nuestro Libertador Simn Bolvar y

    el herosmo y sacrificio de nuestros

    antepasados aborgenes y de los pre-

    cursores y forjadores de una patria

    libre y soberana; con el fin supremo

    de refundar la Repblica

    De la lectura del primer prra-

    fo del prembulo de la Carta Mag-

    na, se infiere que el pas ha entrado

    en una nueva etapa de su desarro-

    llo histrico en el que sectores y

    pueblos antes excluidos son visibi-

    lizados e incorporados a la historia

    e identidad de la Repblica Bicente-

    naria, la existente y la que surgir

    tras la refundacin.

    Dentro de este contexto, se le

    plante a un grupo de parlamen-

    tarios, miembros del Parlamento

    Indgena de Amrica, Grupo Parla-

    mentario Venezolano (PIA-GPV),

    que analizaran desde la perspectiva

    indgena el Bicentenario de la Inde-

    pendencia de la Repblica, y se les

    invit a hacer el ejercicio de intentar

    establecer un plan de accin para los

    La Patria Bicentenaria se sustenta en la

    resistencia indgenaYris ArAY

  • 12 A PlenA Voz

    pueblos y comunidades indgenas de

    cara al futuro.

    Para el diputado Jos Gregorio

    Daz Mirabal, presidente de la Co-

    misin Permanente de Medio Am-

    biente y Territorio Habitado por In-

    dgenas del PIA-GPV, la tenaz resis-

    tencia del gran cacique Guaicaipuro

    sirvi de gua para que trescientos

    aos despus se iniciara nuestro

    proceso de independencia.

    Apunt que desde su perspec-

    tiva de indgena Arawako, reconoce

    que los pueblos originarios del pas

    tuvieron que esperar unos 189 aos

    para conquistar definitivamente

    sus plenos derechos con la constitu-

    cin bolivariana y revolucionaria de

    1999.

    En su opinin, el colonialismo

    espaol encontr una frrea resis-

    tencia de parte de los pueblos origi-

    narios del continente, y esta verdad

    an no ha sido reivindicada en su

    totalidad en la historia oficial, en los

    textos escolares, ni en los documen-

    tos de las academias e instituciones

    donde se escribe la historia del pas.

    Por su parte, el legislador Li-

    sandro Mrquez, presidente de la

    Comisin Permanente de Derechos

    Humanos, Legislacin y Normas

    Indgenas, destaca que es innegable

    que fueron los hroes de la resisten-

    cia indgena los primeros en alzar

    las banderas de la libertad y sobera-

    na de nuestro pas.

    Mrquez es de origen wayuu,

    y desde su punto de vista la visibi-

    lizacin de los pueblos originarios

    implica tambin la promocin de

    los logros de los hombres y mujeres

    indgenas que se resistieron a la in-

    vasin de su territorio ancestral. En

    este sentido, comparte la opinin de

    Daz Mirabal al indicar que esta rea-

    lidad no est reflejada en los libros de

    la historia moderna.

    El proceso de visibilizacin de

    los pueblos indgenas, en los ltimos

    12 aos, ha facilitado tambin la

    participacin de la mujer indgena

    en los espacios pblicos, un ejemplo

    de ello es legisladora Maribel Cagua-

    na, vicepresidenta de la Comisin

    Permanente de Derechos Humanos,

    Legislacin y Normas Indgenas del

    PIA-GPV. Para ella, lo fundamental

    de estos doscientos aos de la Inde-

    pendencia de Venezuela es la inclu-

    sin de la que han sido objeto los

    pueblos y comunidades indgenas.

    Slo en revolucin los pue-

    blos indgenas han sido visibilizados.

    En la IV repblica, los pueblos ind-

    genas no eran tomado en cuenta, ni

    siquiera para las elecciones. Simple-

    mente no existamos, asegur.

    Si ponemos un mapa del pas

    y colocamos sobre l todas las pol-

    ticas pblicas que ha implementado

    el gobierno nacional en las comuni-

    dades y pueblos indgenas, nos dare-

    mos cuenta de cunto hemos avan-

    zado, enfatiz la legisladora, quien

    acot, adems, que no hay prdida

    de valores culturales, por el contra-

    rio estn siendo ms resaltados.

    El diputado indgena pemn,

    Jos Luis Gonzlez, primer vicepre-

    sidente del PIA-GPV, fue enftico al

    sealar que los 300 aos previos a

    la Independencia deben rescatarse

    del olvido para dar paso al real re-

    conocimiento de la resistencia ind-

    gena, e incluso la de los afros, que

    fueron trados al continente como

    esclavos.

    Agreg que durante los lti-

    mos doscientos aos, la resistencia

    indgena continu con la exigencia a

    los gobiernos de turno de la devolu-

    cin de las tierras arrebatadas a sus

    dueos ancestrales.

    Desde la perspectiva indge-

    na, podemos afirmar que ha habido

    avances y retrocesos, especialmente

    en lo concerniente a la propiedad de

    las tierras. El ao 1999 marca uno

    de esos momentos de avances signi-

    ficativos. Hay progreso en la inten-

    cin de reconocer jurdicamente la

    propiedad de las tierras a los prime-

    ros pobladores de este pas. Nuestra

    gran aspiracin es que este recono-

    cimiento se concrete, dijo el parla-

    mentario.

    Destac que slo los ltimos

    doce aos del Bicentenario de la In-

    dependencia se distancian profun-

    damente de los aos anteriores en

    cuanto a materia indgena se refiere.

    Por su parte, el diputado ind-

    gena Pume Argelio Prez, presidente

    del PIA-GPV, dijo: 519 aos despus

    de la invasin espaola podemos de-

    cir que los pueblos indgenas han re-

    sistido y mantenido su forma de vida

    propia, la cual ha sido reconocida y

    visibilizada por el proceso bolivaria-

    no, que adems ha aprobado normas

    jurdicas para salvaguardar los dere-

    chos de los pueblos indgenas.

    De cara al futuro

    Tierra! Tierra! y nos dejaron

    sin tierra, fue una de las consignas

    del movimiento indgena nacional

    durante la dcada de los 80 cuando

    la apremiante necesidad de ser es-

    cuchados y reconocidos, impuls a

    lderes y lideresas indgenas a cons-

  • A PlenA Voz 13

    truir los cimientos de una unidad in-

    dgena nacional tras cuatrocientos

    aos de invisibilizacin.

    La refundacin de la Repblica

    Bolivariana de Venezuela comienza,

    por lo menos, desde la perspecti-

    va indgena con un captulo en la

    Constitucin Nacional en donde el

    Estado reconoce la existencia de los

    pueblos y comunidades indgenas

    y sus organizaciones sociopolticas,

    econmicas, sus usos y costumbres,

    culturas, entre otros.

    Pero, tras doscientos aos de

    la Independencia y 519 de la resis-

    tencia indgena, cmo se visualiza

    la participacin protagnica de los

    pueblos y comunidades indgenas?

    Para el legislador Lisandro

    Mrquez, lo fundamental es con-

    solidar y poner en prctica los dere-

    chos de los pueblos y comunidades

    indgenas para alcanzar el buen

    vivir que propone el presidente

    Chvez.

    Apunt que el proceso de de-

    marcacin del hbitat y tierras ind-

    genas debe ser profundizado. Hecho

    que considera debe ir a la par de la

    formacin de los nuevos lderes y vo-

    ceros de los pueblos originarios y sus

    organizaciones.

    Estamos obligados a elevar

    nuestra voz con respecto a la mate-

    rializacin de las grandes conquistas

    expresadas en nuestra Constitucin

    y dems normas legales que recono-

    cen nuestros derechos como vene-

    zolanos originarios, en el marco de

    un debate sobre un proyecto de pas

    bolivariano y socialista en construc-

    cin. Este proceso de participacin

    nos plantea grandes desafos y se

    hace necesario expresar la profundi-

    dad y la complejidad de nuestra rea-

    lidad social, nuestro conocimiento

    milenario y ancestral, formas de ver

    y sentir el mundo para contrastarla

    con el momento actual, y as plan-

    tear nuestros proyectos de desarro-

    llos en los hbitats y tierras donde

    residimos la mayora de los cuarenta

    pueblos que reconoce la Ley Org-

    nica de Pueblos y Comunidades In-

    dgenas, sostiene el diputado Daz

    Mirabal.

    La legisladora Cumanagoto,

    Maribel Caguana, se mostr parti-

    daria de descentralizar las organiza-

    ciones indgenas para evitar que se

    coarte el desarrollo de las organiza-

    ciones de base, las cuales, en su opi-

    nin, deben unificarse para fortale-

    cer la vida en las comunidades.

    La resistencia indgena se

    debe mantener como expresin de

    la continuidad de la lucha por la

    permanencia de cada una de las

    culturas e idiomas de los pueblos

    originarios. Debemos resistirnos a la

    homogeneizacin cultural, pues ello

    es una forma de ideologa que lleva

    implcito el desconocimiento de la

    diversidad cultural, dijo el diputado

    Gonzlez, quien agreg que la nica

    va para permanecer en el tiempo es

    reafirmar la identidad como pueblos

    originarios de Amrica sin renun-

    ciar a los avances tecnolgicos del

    mundo de hoy.

    Para el presidente del PIA-GPV,

    Esteban Argelio Prez, el reto es tra-

    bajar para fortalecer las organiza-

    ciones indgenas propias y las insti-

    tuciones gubernamentales, pues -es

    su opinin- esas sern las guardia-

    nas de la permanencia en el tiem-

    po de los logros alcanzados cuyos

    beneficiarios sern las generaciones

    futuras que aspiramos tengan una

    mejor calidad de vida, al respetarse

    las normas jurdicas como garan-

    tas del modo de vida propio. Ya no

    se volver atrs, pues tenemos el re-

    conocimiento histrico de nuestros

    derechos ancestrales.

  • 14 A PlenA Voz

    Las palabras crean la existencia en la mente humana. Nombrar es dar vida. Las culturas dominan-tes basan su poder en la posibilidad de

    decir las cosas desde su mirada, con sus

    palabras y en funcin de sus intereses.

    Lo paradjico se pasea como bufona-

    da idiomtica en la nombrada inva-

    sora. Aparentemente nos llamaron

    Indias por equivocacin. El con-

    tinente fue bautizado en honor de

    Amrico Vespucci y no de Coln. El

    venezolano Simn Bolvar propuso el

    nombre de Colombia y al final le que-

    d a la Nueva Granada. Venezuela

    y que es Pequea Venecia, pero el

    sufijo zuela es despectivo no diminu-

    tivo. Argentina viene de argento que

    es plata y as se design al Ro de la

    Plata porque por all sacaban los es-

    paoles la plata de Potos, Bolivia.

    Sean enredos casuales o no, el colo-

    nialismo no desmaya en reprodu-

    cirse y eternizarse, y se vale de cual-

    quier argucia para dominar.

    Descubrimiento

    Descubrimiento es la palabra

    clave en la dominacin colonial que

    instaur el Imperio espaol con-

    tra los pueblos originarios de Abya

    Yala. La trampa ideolgica se centra

    en que todo comienza al llegar el in-

    vasor. Se trasmite de generacin en

    generacin la enseanza de que el

    Imperio nos descubri como si antes

    no hubisemos existido.

    Por siglos se consolid la ver-

    dad colonialista que garantiza la su-

    jecin al podero imperial. Coln des-

    cubri Amrica. El Reino de Espaa

    celebra el 12 de Octubre su da nacio-

    nal, el Da de la Hispanidad. El Rey en-

    cabeza un desfile militar. Ciertamente

    aquello fue el triunfo de las armas.

    Para el imperio se trat del

    descubrimiento de riquezas infini-

    tas para sus arcas insaciables. Para

    nuestros pueblos signific el descu-

    brimiento de la guerra cruel, la escla-

    vitud y el saqueo.

    El discurso colonialista se im-

    pone como verdad inobjetable. Los

    pueblos vencidos entran en el enig-

    mtico mundo de la invisibilidad. El

    invasor no slo nos descubri, tam-

    bin fund los lugares donde an

    vivimos.

    Fundacin

    La direccin del Partido Socia-

    lista de Venezuela en Maracaibo le

    parti una torta al cumpleaos de la

    ciudad. El vocero que habl por tele-

    visin no supo explicar sus razones

    para la celebracin, pero haba que

    cumplir con el ritual.

    Lo mismo ocurre en todos los

    municipios del pas. Las alcaldas

    se esmeran en rebuscar una fecha

    y se compite por sumar ms aos

    haciendo gastos superfluos en ferias

    ridculas y alienantes. Cunta fuerza

    tienen las costumbres que sembr la

    colonia. An quienes se dicen revo-

    lucionarios siguen rumiando la paja

    Glosario de la autoflagelacin colonialistaYldefonso finol

  • A PlenA Voz 15

    colonialista, pese al enorme esfuerzo

    de concienciacin que ha hecho al

    respecto el presidente Chvez.

    Esta especie de mana de auto-

    flagelacin colonialista, lleva a sus

    cruzados a un insolente intento por

    restaurar el catastro toponmico de

    los Reyes Catlicos. Es as como in-

    sisten neciamente en llamar a Coro,

    Santa Ana, y a Caracas, Santiago

    de Len. Por ese camino llegaremos

    a rebautizar al pas como Capitana

    General. Atribuirle a Ambrosio Al-

    finger la fundacin de Maracaibo es

    un disparate gigantesco. El alemn

    slo pas por all unos meses y sigui

    tierra adentro a saquear oro hasta

    que las flechas patriticas de los gue-

    rreros del suroeste del Lago de Mara-

    caibo lo bajaron de su caballo con la

    garganta destrozada.

    Para seguir con el ejemplo de

    Maracaibo, basta leer las crnicas de

    los propios invasores donde se puede

    constatar que a su llegada estos luga-

    res estaban pobladsimos.

    Poblamiento

    Es ste otro concepto muy ma-

    noseado por los presuntos historia-

    dores que sirven a la ideologa impe-

    rialista. Se habla de poblamiento de

    las regiones y ciudades, cuando lo

    que realmente ocurri fue un terrible

    despoblamiento.

    El padre dominico Gustavo Gu-

    tirrez acu el trmino catstrofe

    demogrfica para definir el genoci-

    dio cometido por el invasor europeo

    en nuestro continente.

    Las estimaciones cientficas rea-

    lizadas bajo diversos enfoques meto-

    dolgicos cifran en unos ochenta mi-

    llones las vctimas fatales de la inva-

    sin. Autores serviles a los imperios

    alaban este poblamiento como un

    proceso de mejora de la raza.

    Raza

    Una de las mayores atrocidades

    culturales conocidas fue haber es-

    tablecido el 12 de Octubre como El

    Da de la Raza. De cul raza? Su-

    ponemos que ser la espaola o la

    europea, es decir, la raza blanca,

    que fue la que sali ganando con el

    negocio de la conquista.

    Esta visin de la sociedad es la

    esencia de fenmenos extravagantes

    de la perversin explotadora como el

    fascismo y el nazismo.

    Quienes se creen superiores a

    los otros necesitan justificar su do-

    minio. El color de piel es una razn

    sencilla de explicar y fcil de imponer

    a sangre y fuego.

    Esa gente de piel plida y cabe-

    llos rubios venida de sociedades oscu-

    rantistas dominadas por aberrantes

    prejuicios religiosos, que temen y

    odian la libertad de lo diverso, requie-

    ren pisar al otro y explotarlo para

    poder existir. Es su lgica civilizatoria.

    Civilizacin

    El invasor pretende civilizar al

    vencido. Se considera a s mismo un

    civilizador. Quiere llevar la cultura

    a los brbaros.

    Seplveda justifica la guerra de

    la Corona de Castilla contra los pue-

    blos originarios de Las Indias. Las

    Casas lo contradice. Pero la Corona

    necesita oro y bastimentos. Los infie-

    les deben acogerse a la religin cat-

    lica o conocern el filo de las espadas.

    Civilizacin es ser como el inva-

    sor. Ser diferente de piel y de cultura

    es barbarie. Es no tener cultura.

    As era en los siglos anteriores

    y lo sigue siendo en el XXI. La OTAN

    bombardear a quien no encuadre

    en su modo de vida. La supuesta de-

    mocracia occidental y la falacia im-

    perialista de los derechos humanos,

    servirn de pretextos para civilizar a

    quienes se atrevan a salirse del carril.

    Lengua

    El francs es un idioma elegan-

    te, seductor, el habla diplomtica

    por excelencia. El ingls es el idioma

    internacional por ser el que habla el

    bravucn imperialista. El castellano

    es el idioma de Isabel la Catlica.

    Pero los idiomas de los pueblos

    originarios de nuestro continente

    son dialectos o lenguas a lo sumo.

    Muchos de esos idiomas desaparecie-

    ron por el exterminio de sus hablan-

    tes o por la feroz erosin cultural que

    causa la vergenza tnica.

    Es el caso de mi idioma ances-

    tral el a, poblacin mayoritaria del

    Lago de Maracaibo diezmada tras un

    siglo de resistencia.

    Indios

    Nos llamaron indios por error

    geogrfico de Coln que crey haber

    llegado a la India o por decir que no

    tenamos dios? Por raz latina in es

    un prefijo que denota carencia de,

    abrindose paso a la especulacin

    de que indio pudiera significar sin

    dios. Indgena, en cambio, se refiere

    a la poblacin que es de un sitio en

    particular.

    En todo caso, nunca se nos nom-

    br por nuestros propios gentilicios,

    sino con las deformaciones que el in-

    vasor impuso desde su ignorancia.

  • 16 A PlenA Voz

    Importancia

    y significado de las lenguas

    La lengua es el ms formida-

    ble monumento intelectual

    creado por el ser humano.

    Una prueba de ello es lo di-

    fcil que nos resulta pensar, reflexio-

    nar o planificar sin usar algn tipo

    de lenguaje, sin hablar mentalmen-

    te. El genio especfico de cada cul-

    tura, su espiritualidad, su identidad,

    sus conocimientos, su pensamiento

    y su historia estn codificados en ese

    maravilloso ingenio que llamamos

    lenguaje, pero a diferencia de otras

    maravillas humanas o naturales que

    podemos contemplar y admirar, la

    ms grandiosa de todas -la que nos

    facilita pensar y transmitir cultura,

    saberes e historia- es invisible, abs-

    tracta (simblica) y efmera. Ape-

    nas se concretiza en una voz o una

    palabra y se desvanece para siempre,

    salvo el rastro que guardemos en

    nuestra memoria. No deja de ser pa-

    radjico que lo que caracteriza nues-

    tra condicin de seres sociales, lo que

    nos distingue de las dems criaturas

    del universo y lo que ms nos iden-

    tifica como miembros de un pueblo

    determinado sea algo tan nimio,

    frgil y efmero como el soplo de aire

    que hace vibrar nuestras cuerdas vo-

    cales. Esas vibraciones moduladas y

    secuenciadas de forma particular y

    nica son la base de cada una de las

    aproximadamente 7.000 lenguas

    que an se hablan en el mundo. Se

    presume que nuestra especie invent

    el lenguaje hace unos 300.000 aos

    cuando aprendi a vincular deter-

    minados sonidos con determinados

    significados mediante reglas. En

    cambio, inventamos la escritura -til

    aunque plido reflejo de la expresivi-

    dad oral- hace apenas 7.000 aos.

    Ahora bien, no hay que es-

    forzarse mucho para entender que

    las lenguas conservan y transmiten

    experiencias, sentimientos, sensa-

    ciones y conocimientos nicos de-

    rivados de la convivencia milenaria

    de los seres humanos con la diver-

    sidad biolgica del planeta. De ma-

    nera que cuando desaparece una

    lengua desaparece con ella todo

    un universo de vivencias y saberes.

    Es una tragedia ms en este pla-

    neta desequilibrado, asediado por

    la globalizacin y el ilimitado afn

    de lucro. As como desaparecen las

    especies biolgicas por la voracidad

    econmico-productiva imperante,

    estn desapareciendo a un ritmo

    alarmante centenares de lenguas,

    sus hablantes seducidos y acosados

    por la neocolonizacin fsica, social,

    religiosa, meditica y econmica de

    sus propios Estados o de las grandes

    potencias hegemnicas.

    Repliegue y extincin

    de las lenguas

    El hablar la lengua materna

    es un hecho tan natural, cotidia-

    no y automtico que raramente

    reflexionamos sobre su condicin

    y devenir. No advertimos si en con-

    junto crece o retrocede. Tampoco

    nos damos cuenta de sus cambios

    porque los protagonizamos incons-

    cientemente. Sin pensarlo mucho

    dejamos de usarla al aprender otra

    que nos parece ms importante o

    ventajosa. He ah otra paradoja:

    las lenguas, el sello de nuestra hu-

    manidad y de nuestra identidad,

    son extremadamente vulnerables

    a la desaparicin debido a la facili-

    dad y a la naturalidad con que las

    cambiamos por otras si el entorno

    o las circunstancias lo favorecen.

    Por lo general las lenguas mueren

    desapercibidas.

    A grandes rasgos y hasta

    el siglo XX, Venezuela contaba con

    unos 32 idiomas indgenas habla-

    Se extinguen los idiomasindgenasMara EugEnia ViLLaLn

  • A PlenA Voz 17

    dos y dos lenguas hbridas: el yeral

    o engat de base tupi-guaran,

    hablado en el estado Amazonas y

    el patois de Paria, de base francesa,

    hablado en la Pennsula de Paria.

    Adicionalmente pervive, bajo seria

    amenaza de extincin, el alemn

    coloniero, una variante local del

    alemn que hablaban los 400 cam-

    pesinos oriundos de las montaas

    de Kaiserstuhl que se asentaron en

    la Colonia Tovar en una comunidad

    agrcola fundada por Agustn Co-

    dazzi en 1843. Por supuesto, aparte

    de estos 35 idiomas figuran muchos

    otros que ya no se hablan pero que

    forman parte de nuestro legado cul-

    tural y lingstico.

    El siguiente cuadro sintetiza

    el estado actual de salud de las 35

    lenguas mencionadas y se basa en

    los criterios sugeridos por la Unesco

    para estimar el grado de vitalidad de

    las lenguas. La evaluacin emplea

    una escala del 1 al 7 en el sentido de

    menor a mayor grado de amenaza y

    riesgo de desaparecer. Un idioma en

    la escala 1 goza de relativa estabili-

    dad y robustez, mientras que uno

    en la escala 7 se considera extinto.

    Se trata de una visin de conjunto

    que busca identificar la tendencia

    dominante en cada idioma.

    El panorama no es muy halaga-

    dor. En las condiciones reinantes nin-

    guna lengua autctona est a salvo.

    Diecisis idiomas (46% del total) es-

    tn en serio peligro y directamente

    encaminados hacia la extincin o al

    borde de ella (grados 4-6 en la esca-

    la); nueve (26%) se encuentran en

    una etapa terminal puesto que han

    dejado de transmitirse y por lo tanto

    carecen de nuevos hablantes (grado

    6 de amenaza) mientras que 2 (6%)

    ya han desaparecido (grado 7).

    Estas estimaciones indican

    que los indgenas estn abandonan-

    do aceleradamente su lengua ances-

    tral a favor del castellano. Por qu?

    Las razones son varias pero entre

    las determinantes figura la inexis-

    tencia de un sistema de educacin

    en lenguas indgenas lo cual obliga

    a usar el castellano en los preescola-

    res, escuelas, internados religiosos y

    universidades indgenas, sobre todo

    si estos centros son multitnicos.

    Una segunda razn es el creciente

    nmero de indgenas que emigran

    a las ciudades donde el nico medio

    de comunicacin posible es el caste-

    llano. Por supuesto, nadie en su sano

    juicio despreciara el aprendizaje de

    la lengua nacional que es incluso un

    medio estratgico de lucha para los

    pueblos originarios, pero frente a la

    aplastante hegemona del castellano

    las lenguas comunales estn en fran-

    ca desventaja. Lo que sucede casi

    siempre es que el dominio del caste-

    llano acarrea el desplazamiento de la

    lengua ancestral y en una o dos ge-

    neraciones sta se pierde dando paso

    al monolingismo. Esta sucesin de

    hechos comprueba que no son las

    voluntades individuales, las buenas

    intenciones de los legisladores o la

    perseverancia de algunas personas

    las que determinan el futuro de las

    lenguas en contacto, sino las con-

    diciones sociales en las cuales stas

    interactan.

    Aciertos y desaciertos

    A partir de la Constitucin

    de 1999 nuestro pas reconoci la

    importancia que la diversidad bio-

    cultural tiene para la fundacin de

    una sociedad ms sana, justa y equi-

    librada. Desde entonces numerosos

    instrumentos jurdicos, entre ellos

    la Ley Aprobatoria del Convenio N

    169 sobre los Pueblos Indgenas y

    Tribales (2001), los decretos presi-

    denciales 1.795 y 1.796 de 27 de

    mayo de 2002, la Ley Orgnica de

    Pueblos y Comunidades Indgenas

    (2005), la Ley de Idiomas Indgenas

    (2008) y Ley de Patrimonio Cultural

    de los Pueblos y Comunidades Ind-

    genas (2009) han establecido im-

    portantes disposiciones para la pro-

    mocin, dignificacin, proteccin y

    perpetuacin de las culturas e idio-

    mas indgenas como sistemas vivos

    de conocimiento y comunicacin.

    Tan envidiable marco jurdico

    nos debera haber colocado en la

  • 18 A PlenA Voz

    vanguardia del movimiento mun-

    dial por la revitalizacin de las len-

    guas amenazadas, pero el resultado

    ha sido otro. Pese al encomiable es-

    fuerzo de unas pocas personas, no

    podemos exhibir ni un solo caso de

    revitalizacin exitosa, ni un solo

    programa o plan destinado a ata-

    car la extincin lingstica y ni una

    sola actividad o proyecto que haya

    aumentado el nmero de hablan-

    tes competentes en algn idioma

    originario. En doce aos no hemos

    podido tan siquiera articular una

    plataforma metodolgica y tcni-

    ca para abordar sistemticamente,

    como problema nacional que es,

    el imparable deterioro y merma de

    nuestro patrimonio lingstico. Y el

    tiempo apremia: de no revertirse las

    tendencias actuales Venezuela ser,

    ms temprano que tarde, un pas

    monolinge.

    Y como principal motor de es-

    tas tendencias figuran una sociedad

    y un Estado envolventes que ms all

    de pos discursos tolera una educa-

    cin para indgenas uniformadora,

    unicultural y unilinge. Un Estado

    que, entre el apremio y la angustia

    por saldar deudas histricas, requie-

    re trascender una praxis institucio-

    nal que por comisin u omisin es de

    corte asimilacionista, asistencialista,

    paternalista y clientelar. En esencia,

    con buenas intenciones y gran gene-

    rosidad, lo que en muchos casos se

    fomenta es la dependencia, el aban-

    dono de los patrones socio-producti-

    vos endgenos y la migracin hacia

    los centros urbanos, resultados que

    en ningn caso favorecen el fortale-

    cimiento y la conservacin de nues-

    tra diversidad lingstica y cultural.

    En ltima instancia estas actuacio-

    nes institucionales constituyen la

    negacin de la alteridad en un Esta-

    do que paradjicamente celebra su

    diversidad, en buena medida porque

    urge superar la visin folclrica, su-

    perficial y escenogrfica de la diversi-

    dad cultural y encarar su verdadero

    fondo y substancia: un modo de ser,

    de pensar y de estar en el mundo

    distinto al nuestro y que no necesa-

    riamente define deseos, aspiraciones

    y necesidades en los trminos que

    damos por sentados. La definicin

    del buen vivir es inevitablemente

    diversa en un pas diverso y en la me-

    dida que entendamos esto estaremos

    contribuyendo a forjar el pas que

    vislumbra nuestra Constitucin.

    Para revertir las fuerzas asimi-

    lacionistas que conducen a la unifor-

    mizacin lingstica y cultural habr

    que asegurar la viabilidad, el bienes-

    tar, la autonoma social y la relativa

    autosuficiencia de las comunidades

    indgenas en sus propios trminos y

    hbitats originales. Adems, habr

    que asumir la revitalizacin lings-

    tica como una prioridad nacional

    con el concurso de la ciencia y de las

    bases indgenas.

  • A PlenA Voz 19

    La lengua de la etnia baniva (baniba, baniwa, baniiwa) del estado Amazonas venezola-no pertenece a la familia lingstica

    arahuaca (maipure), teniendo una

    fuerte cercana cultural y lings-

    tica con otras etnias como los bar,

    los warekena y los kurripako, como

    lo han reseado en sus investigacio-

    nes autores como Esteban Moson-

    yi y Camico (1996). En Venezuela

    esta etnia se encuentra dispersa en

    distintas regiones y ciudades del es-

    tado Amazonas como Maroa, San

    Fernando de Atabapo, San Carlos

    de Ro Negro y mayoritariamente en

    Puerto Ayacucho, la capital y prin-

    cipal centro urbano del estado Ama-

    zonas. Tambin hay poblaciones ba-

    niva en el ro Iana (Colombia), y en

    el ro Xi (Brasil). Es una de las etnias

    de la familia arahuaca de la regin

    rionegrina que se encuentra fuer-

    temente aculturada, ya a principios

    del siglo XX Tavera- Acosta (1984

    [1906]) reseaba esta situacin.

    Los baniva han dejado de prac-

    ticar parte de sus tradiciones cultu-

    rales tales como los rituales de ini-

    ciacin, la fabricacin de alfarera y

    cestera, entre otras. Sumado el he-

    cho de que su lengua se encuentra

    seriamente amenazada, ya que gran

    Vitalidad de la lengua Baniva del estado AmazonasEduardo J. TabarEs

  • 20 A PlenA Voz

    parte de ellos no habla su propio idio-

    ma, sobre todo las nuevas generacio-

    nes. La lengua de la etnia baniva del

    amazonas venezolano, al igual que

    muchas otras lenguas indgenas

    de nuestro pas y del mundo, se en-

    cuentra en peligro de desaparicin

    debido a diversos factores sociales y

    culturales que amenazan su existen-

    cia, como por ejemplo, la desventaja

    en que se encuentra el baniva fren-

    te al castellano, la migracin desde

    su comunidad de hablantes hacia

    otros centros poblados urbanos y la

    falta de polticas de Estado dirigidas

    a la preservacin de la lengua, entre

    otros factores.

    Los datos del XIII Censo Gene-

    ral de Poblacin y Vivienda (Repblica

    Bolivariana de Venezuela, 2001) nos

    muestran que de los 2.272 baniva

    mayores de tres aos consultados

    por hablar el idioma de su pueblo,

    608 (26,76%) declararon hablar la

    lengua indgena mientras que 1.627

    (71,61%) dijeron no hablarla. En

    comparacin con los datos del Censo

    Indgena de 1992 (Repblica de Vene-

    zuela, 1992) en los cuales un 43%

    de los baniva consultados manifest

    hablar su idioma, podemos observar

    que son cada vez menos los miem-

    bros de este pueblo indgena que ha-

    blan su propia lengua.

    En la actualidad la primera len-

    gua de los indgenas baniva es el cas-

    tellano, su propio idioma es apren-

    dido y usado por unos pocos como

    segunda lengua. Segn nuestras

    observaciones de campo el nmero

    de hablantes de la lengua baniva es

    muy bajo con respecto a la poblacin

    general de esta etnia estimada en

    2.408 personas segn el XIII Cen-

    so General de Poblacin y Vivienda del

    2001. Los hablantes del baniva son

    principalmente ancianos mayores de

    60 aos. Esta situacin la pudimos

    observar de igual forma en Maroa

    como en Puerto Ayacucho. Estos

    hablantes se encuentran dispersos

    y existe poca comunicacin entre

    ellos.

    La documentacin de la len-

    gua es aparentemente escasa, los

    trabajos cientficos sobre la lengua

    son bsicamente introductorios y no

    todos los existentes estn disponibles

    en los centros de documentacin. En

    las comunidades que pudimos visi-

    tar slo se hallan las investigaciones

    editadas por Omar Gonzlez Nez

    y publicadas por Unicef en el ao

    1996. Los materiales sobre el bani-

    va no slo son escasos, sino que en

    la mayora de los casos no son fciles

    de ubicar, como por ejemplo, los que

    aparecen registrados en la Biblioteca

    Nacional, la mayora de los cuales no

    se encuentran disponibles.

    El uso del baniva al parecer est

    restringido al hogar, no observamos

    otros campos sociales en los que se

    hable esta lengua. No pudimos evi-

    denciar su uso en ninguna institu-

    cin pblica o privada ni de Maroa ni

    de Puerto Ayacucho. El castellano es

    la lengua principal de los miembros

    de esta etnia en las comunidades que

    pudimos estudiar. El fuerte proceso

    de aculturacin que han sufrido los

    baniva desde dcadas pasadas ha ge-

    nerado un fuerte desplazamiento de

    la lengua indgena y ha hecho des-

    aparecer los campos sociales propios

    de su cultura y en los cuales se usaba

    este idioma.

    La migracin de la gran mayo-

    ra de los baniva desde Maroa hacia

    Puerto Ayacucho y hacia otras re-

    giones del estado Amazonas como

    San Fernando de Atabapo, creemos

    que fue un factor determinante en

    el desuso y abandono de la lengua

    y su desplazamiento por el castella-

    no y caus la desaparicin de cam-

    pos sociales en los que se hablaba la

    lengua. Sumado el hecho de que los

    hijos de estos migrantes ingresaron

    a escuelas donde se usaba exclusi-

    vamente el castellano. Por ejemplo,

    evidenciamos esta situacin cuando

    entrevistamos a los colaboradores

    que reportaron no hablar la lengua o

    hacerlo muy poco y nos dijeron que

    haban migrado a temprana edad

    hacia Puerto Ayacucho a diferencia

    de aquellos que reportaron s hablar

    fluidamente el baniva.

    Consideramos que la lengua

    baniva est actualmente seriamente

    amenazada y en peligro de desapari-

    cin debido a la existencia de mlti-

    ples factores que han generado su

    desuso y no transmisin a las nuevas

    generaciones, vital para su existencia

    en el futuro. A pesar de ello creemos

    que hoy en da existen posibilidades

    de revertir el proceso de desaparicin

    del baniva. An estamos a tiempo de

    crear programas para el rescate de la

    lengua. Consideramos que es posible

    revitalizar el baniva, ya que en la ac-

    tualidad existe motivacin por parte

    de algunos hablantes de la comu-

    nidad y existen hablantes bastante

    fluidos del idioma. Adicionalmente

    el inters que ha surgido en los lti-

    mos aos por las etnias indgenas de

    Venezuela, debido a las normativas

    jurdicas que se han elaborado dirigi-

    das a estos pueblos.

  • A PlenA Voz 21

    El cacique Bororo con Lo crudo y lo cocido

    bajo el brazo llam a la puerta

    de la Alliance Franaise pidiendo que M. Lvi-Strauss

    le ensease finalmente la lengua de Montaigne.

    Teorreas de Affonso Romano de SantAnna

    Nunca sabremos qu es el hombre

    si no lo pensamos poticamente

    Hyram A. Moreno

    En la narracin de La esposa humana del espritu-tucn (mayebirith aw) se describe la seduccin de una mujer por el espritu-tucn. Logrado su propsito y ya desposada, ella

    va a recibir los magnficos adornos del pueblo de

    los mayebirith aw y regresa para buscar a su en-

    tristecida madre, trasladndola a la abrupta roca

    donde habitaban dichos espritus (en El hombre de

    la pantorrilla preada y otros mitos Yanmami,

    de Jacques Lizot. Caracas, Fundacin La Salle de

    Ciencias Naturales).

    Otro ejemplo puede encontrarse en Maku-

    naim. Seor de los peces, del finado Kaikuts o Vi-

    cente Arreaza (Caracas, Editorial Ananda). Era el

    tiempo primordial de Makunaim y sus hermanos

    Manape, Chik, Akri y Kari. Ellos haban descu-

    bierto el Gran rbol de las Frutas y podan disfrutar

    de todas las que apetecieran. Sin embargo, deciden

    tumbarlo para alcanzar los frutos ms grandes y

    jugosos. Chik para evitar que derribaran el rbol,

    invocaba a los de madera dura, tan duras como la

    La invencin del cosmos viviente. El giro multinaturalista de los saberes indgenas

  • 22 A PlenA Voz

    roca llamada jaspe. Mientras tanto,

    su hermano Manape invocaba a los

    de maderas blandas. Se escuch un

    ruido grande, el rbol de las frutas

    se quebr en varios pedazos y brot

    un enorme chorro de agua por don-

    de emergieron todas las especies y

    tamaos de peces. Toda la tierra fue

    anegada. En ese tiempo de Maku-

    naim, todos los animales e insectos

    eran humanos. Y despus de aquel

    acontecimiento, se convirtieron en

    los propios animales e insectos.

    Hallaremos en la literatura

    etnogrfica de la Amrica profun-

    da, una mirada de evidencias que

    bosquejan un cosmos habitado por

    distintos entes o seres, humanos y

    no humanos o sobrenaturales. Y en

    donde los demiurgos; los animales o

    las plantas; los difuntos o los fenme-

    nos meteorolgicos y las rocas; los

    cuerpos celestes como el sol, la luna

    o las estrellas; los objetos o artefactos

    y muchas otras entidades, tienen la

    capacidad del entendimiento o de la

    razn; usan un lenguaje y esgrimen

    un cdigo moral.

    Es decir, tienen almas semejan-

    tes y sta, ldica e inestable, nocin

    va a carecer de implicaciones en el

    entendimiento de lo que esas almas

    llegan a expresar o percibir. La for-

    ma como los humanos vemos a los

    animales, a los espritus o a otros ac-

    tores csmicos, es muy diferente de

    la forma como esos seres nos ven y

    se ven.

    Desde el contexto de la apa-

    rente cotidianidad y en situaciones

    ajenas a la enfermedad (patologa)

    o alteracin de la percepcin. Los se-

    res humanos se ven como humanos

    y a los animales y los espritus s es

    posible verlos- como tales entidades.

    A su vez, y si se quiere dentro de un

    juego especular, los animales preda-

    dores y los espritus ven a los huma-

    nos como animales de presa y los de

    presa pueden verlos como predado-

    res o espritus.

    Siguiendo en el mismo plano

    ontolgico, los animales y los espri-

    tus se ven como humanos y adquie-

    ren una apariencia antropomrfica

    cuando llegan a sus propios asenta-

    mientos; exhibiendo sus caracters-

    ticas o atributos corporales pelaje o

    plumas, garras y picos- como ador-

    nos o instrumentos propios de una

    cultura y una sociedad, anloga a

    la humana, donde existen caciques

    o jefes, chamanes, fiestas, consumo

    de bebidas, restricciones matrimo-

    niales y danzas.

    As mismo, el propio cosmos

    puede ser percibido como un sujeto

    viviente en el que son inexistentes

    los ntidos contornos occidentales

    entre los seres humanos y la natura-

    leza. Tanto como es aparente una es-

    tricta separacin entre el individuo,

    la comunidad y el entorno o entre el

    entorno, la comunidad y los dioses

    tutelares.

    Desde este modo originario de

    conjugacin de lo uno y lo mltiple,

    siendo una plena y profunda pers-

    pectiva ontolgica, tienen cabida la

    intensidad con que nos relaciona-

    mos e intercambiamos bienes y ser-

    vicios con los otros seres; el mbito

    donde se desarrollan estas acciones

    y la posicin relativa que ocupan los

    diversos actores csmicos. Siendo

    en muchos de los casos, la asuncin

    de una virtual trama trfica donde

    existen depredadores y presas.

    As, en el giro multinaturalis-

    ta se muestra al espritu en tanto

    cultura o sujeto como la condicin

    que vincula, en forma inextricable,

    a la multiplicidad de seres -unidad

    del espritu- y el caleidoscopio de

    expresiones corpreas o morfolgi-

    cas -diversidad de los cuerpos-, en

    tanto naturaleza u objeto, vendra

    a constituirse en lo particular o lo

    contingente, toda vez que el atributo

    o cualidad comn a la especie hu-

    mana y a los animales no es la con-

    dicin zoolgica de animal sino la de

    humanidad.

    La mito historia amaznica da

    cuenta de la prdida de humanidad

    en el reino animal; mientras los se-

    res humanos llegaron a conservarla

    y pasarla a las siguientes genera-

    ciones. As los no humanos y otras

    entidades csmicas fueron antiguos

    humanos y continan sindolo,

    pero de modo incierto para ser aper-

    cibidos por los actuales humanos.

    En el tiempo mtico ante-

    rior al cosmos y al arribo de seres

    hipostticos que vienen a dar forma

    y sentido a la vida como es conoci-

    da, los seres eran indiferenciados o

    permanecan sin ocultar los unos a

    los otros sus atributos corpreos y

    espirituales. Atribuyndose para s

    una abigarrada condicin de morfo-

    logas, nombres y comportamientos

    pertenecientes a los mbitos de lo

    humano y lo animal.

    A contracorriente de la ontolo-

    ga evolucionista occidental, la dife-

    renciacin de los seres no es el ascen-

    so evolutivo de la especie humana o

    como dira Teilhard de Chardin, la

    flecha ascendente de la gran sntesis

  • A PlenA Voz 23

    biolgica; ni va a constituirse en el

    sustrato ideolgico de las especu-

    laciones y praxis, que se derivan de

    una posicin privilegiada en la esca-

    la evolutiva. Ms bien, apuntala a la

    condicin de humanidad como una

    continuidad metafsica presente en

    el cosmos.

    Frente al giro multinaturalis-

    ta de los saberes indgenas, se debe

    singularizar el arte chamnico de

    los seres humanos y el rol, activo y

    preponderante, que va a desempe-

    ar en los planos de lo sensible o lo

    fenomnico.

    El chamn y la sabidura abisal

    Visto desde los supuestos prece-

    dentes, los animales o los espritus;

    las plantas o las rocas; los astros u

    otras entidades vivas o inertes -bi-

    ticas o abiticas- del cosmos pue-

    den asumir la condicin humana

    y como tales ocupan un lugar en la

    trama csmica, as como tienen una

    perspectiva que le es propia.

    El chamanismo reconoce y

    aprehende esta realidad para resti-

    tuir, entre otras acciones simbli-

    cas, el frgil intercambio ecolgico

    y poltico entre las comunidades

    humanas y las otras constituidas

    por seres y fuerzas inmateriales de la

    biosfera. Y de las cuales depender,

    en ltima instancia, el sustento ma-

    terial y simblico del colectivo.

    Para los pueblos originarios, la

    naturaleza y la cultura es una reali-

    dad continua y contigua. Es decir, es

    una explcita narrativa que provee

    de normas o preceptos morales a la

    produccin y reproduccin material

    de los pueblos indgenas. De manera

    especfica, es la vasta comprensin

    de los procesos y relaciones ecolgi-

    cas -cadenas o relaciones trficas e

    intercambios de bienes y servicios-

    que existen entre las distintas pobla-

    ciones que habitan el planeta.

    Cada chamn como miembro

    de una comunidad, en su sentido

    ms amplio o relacional, debe admi-

    nistrar y potenciar los saberes de su

    grupo de pertenencia. Entendindo-

    se que cada acto o accin fsica de la

    gente sea la caza, la pesca, la activi-

    dad agrcola o el consumo de los ali-

    mentos, entre otras, tiene un corre-

    lato metafsico. Debido a ello, deben

    acompaarse con rituales o gestos

    chamnicos, por ejemplo, el iyud

    o iyu que practican los Jod de la se-

    rrana de Maigualida (estados Ama-

    zonas y Bolvar), que favorezcan al

    sostenimiento de la lbil condicin

    de depredador/presa o de humanos/

    no humanos o apropindose, de al-

    guna manera, de la subjetividad de

    los seres.

    Asimismo, es un privilegiado

    interlocutor entre los seres y los po-

    deres de ste y de los otros mundos.

    En el desempeo de su rol y con las

    poderosas herramientas del saber

    chamnico, los cantos y los sonidos

    de instrumentos msicos, el humo

    del tabaco, las sustancias alucinge-

    nas, la parafernalia ritual, atraviesa

    las barreras que existen entre stos,

    para reconocer y aferrar las otras

    realidades y restaurar, de ser posi-

    ble, el orden csmico. A su regreso

    al mundo de los humanos, debe

    recrear la experiencia metafsica vi-

    vida. Un modo de actuar que otros

    difcilmente pueden experimentar.

    El giro multinaturalista es parte

    de un conjunto inteligible de nocio-

    nes ontolgicas y epistemolgicas;

    algunas de ellas con consecuencias

    impredecibles para el ejercicio de la

    antropologa o en su defecto para la

    descolonizacin permanente del pensa-

    miento. (Viveiros de Castro dixit).

    En una mano, tenemos todas

    aquellas propuestas bajo el estilo

    analtico de economa simblica

    de la alteridad, donde hallaremos

    la fabricacin social del cuerpo y la

    persona; el perspectivismo amerin-

    dio o las distinciones entre afines o

    consanguneos en la sociologa del

    parentesco suramericano. Y en la

    otra, congruente con la praxis pol-

    tica sustantiva de los pueblos indge-

    nas, el develamiento de una sabidu-

    ra, mltiple, profunda y originaria,

    que reclama su justo lugar en la

    historia de las ideas y de las visiones

    del mundo alternativas. Sin dejar a

    un lado, la contundente evidencia

    de su resistencia frente a dinmicas

    de imposicin o sujecin y de su vital

    longevidad.

    En su gran mayora las ideas

    expresadas en este brevsimo

    ensayo, si tiene cabida la ex-

    presin, son el producto inte-

    lectual de investigadores bra-

    sileos como Eduardo Viveiros

    de Castro, Tnia Stolze Lima o

    Aparecida Vilaa o de una vene-

    zolana Egle L. Zent del Centro

    de Antropologa J. M. Cruxent ,

    Instituto Venezolano de Inves-

    tigaciones Cientficas. Cuales-

    quiera error de interpretacin

    o sinsentido del texto deben

    achacarse al autor.

  • 24 A PlenA Voz

    Os hablo de lo que significa el hispanis-

    mo como elemento creador de signos

    que an pueden dar fisonoma a nues-

    tra Amrica criolla, visiblemente ame-

    nazada de ruina por el imperialismo

    yanqui y por el entreguismo criollo.

    Mario Briceo Iragorry

    La primera lucha por la justicia

    Por estos das, hace quinien-

    tos aos, un domingo antes de la

    Navidad de 1511, en una rstica

    iglesia de la isla espaola, un fraile

    dominico llamado Antonio Mon-

    tesinos profiri el primer grito en

    nombre de la libertad humana en

    el Nuevo Mundo contra el trato que

    daban a los indios sus compatriotas

    espaoles. Comentando el texto b-

    blico Soy una voz que clama en el

    desierto, arroj en pleno rostro de

    una audiencia conformada por la

    mejor sociedad de la primera ciu-

    dad espaola establecida en el Nue-

    vo Mundo, un sermn revolucio-

    nario que constituye, segn Pedro

    Henrquez Urea, uno de los mayo-

    res acontecimientos en la historia

    espiritual de la humanidad. Yo

    soy la voz de Cristo que clama en el

    desierto de esta isla, y esta voz dice

    que todos estis en pecado mortal y

    en l vivs y mors, por la crueldad

    y tirana que usis con estas gentes

    inocentes () No tienen nimas

    racionales? No sois obligados a

    amarlos como a vosotros mismos?

    La homila intentaba nos dice

    el gran historiador norteamericano

    Lewis Hanke- conmover y aterro-

    rizar a los oyentes, pero estuvo tan

    lejos de convencerlos de sus injus-

    ticias como lo estara en nuestros

    das un seminarista que pronuncia-

    ra una filpica en Wall Street acerca

    del texto bblico si quieres alcanzar

    el reino de los cielos, vende cuanto

    tienes y dselo a los pobres. Por el

    contrario, los pobladores exigieron

    de inmediato ante el gobernador

    Diego Coln y ante el Superior de

    la Orden una retractacin solemne

    o la expulsin del fraile. El vicario

    La Repblica y el continente mestizoGeRmn Pinto SaavedRa

  • A PlenA Voz 25

    contest que su predicador haba

    hablado en nombre de la comuni-

    dad de dominicos, pero prometi

    que Montesinos predicara el do-

    mingo siguiente sobre el mismo

    asunto y los colonizadores se reti-

    raron creyendo que haban ganado

    la partida.

    El domingo siguiente, ante

    una iglesia abarrotada de notables,

    Montesinos procedi a atacar de

    nuevo a los pobladores, incluso ms

    apasionadamente que antes, ad-

    virtindoles que los dominicos no

    los confesaran ni absolveran ms

    que si fueran ladrones de caminos.

    Y que podan escribir a la patria lo

    que quisieran y a quienes quisie-

    ran. Este fue el primer paso en la

    exitosa lucha espaola por la justi-

    cia en la conquista de Amrica que,

    proseguida por por Fray Bartolom

    de las Casas, culminara en la expe-

    dicin de ese monumento insupera-

    ble de humanidad que son las Leyes

    de Indias, en la teologa poltica de

    Vitoria y Surez, fundante del mo-

    derno derecho internacional, y en

    el credo republicano, que guio y

    contina guiando nuestra lucha

    por la independencia.

    Todo esto y mucho ms ha

    contribuido a alimentar la creencia

    tradicional en que la fe de nuestros

    mayores vivos y muertos resulta

    inseparable del reconocimiento del

    valor de la hispanidad, entendida

    sta, simplemente, como el carc-

    ter genrico de todos los pueblos

    de lengua y cultura espaolas. La

    afirmacin implica directamente al

    ncleo de venezolanos que todava

    se sienten verdaderamente felices

    y dan an gracias a Dios por ha-

    ber nacido en un pas de tradicin

    catlica y de habla espaola como

    Venezuela, donde los pitiyanquis

    cargan con la hispanidad a pesar

    suyo, como si se tratase de una

    mcula, de una carencia o de un

    defecto despreciable. La utilidad de

    la observacin radica en que tal vez

    no sea sano ni justo tirar por la bor-

    da la herencia espaola y, menos

    an, hacerlo so capa de defender la

    Patria, pues, entre otros problemas,

    tendramos que lidiar con el nada

    menudo de dejar por fuera o incor-

    porar slo tras mutilacin previa a

    personas y personajes muy queri-

    dos de nuestra historia venezolana

    y latinoamericana que la revolu-

    cin bolivariana reclama vindicar.

    Al respecto, pareciera oportu-

    no convocar, en primer trmino, a

    Simn Bolvar. Como se sabe, con el

    fin de execrar la crueldad y las bar-

    baridades de los conquistadores el

    Libertador se apoya en la relacin

    del Obispo de Chiapas, apstol de la

    Amrica, Las Casas, que con tan-

    to fervor y firmeza denunci ante

    su gobierno y contemporneos los

    actos ms horrorosos de un frenes

    sanguinario. Pero, haba tambin

    all, de acuerdo con el caraque-

    o, adems del filantrpico obispo,

    suficiente nmero de personas res-

    petables y de sublimes historiadores,

    gobierno y contemporneos del co-

    mn ante quienes vala y vali la

    pena denunciar todos esos abusos.

    Asimismo, el Padre de la Patria da a

    entender que hubo un dilatado pe-

    rodo, probablemente, el que media

    entre la poca de la Conquista y la

    llegada de los ilustrados Borbones

    durante el cual un comercio de

    intereses, de luces, de religin; una

    recproca benevolencia; una tierna

    solicitud por la cuna y la gloria de

    nuestros padres; en fin, todo lo que

    formaba nuestra esperanza, nos ve-

    na de Espaa... Seis aos ms tar-

    de, vsperas de Carabobo, declarar

    en generosos trminos los mismos

    sentimientos en carta dirigida al

    entonces Rey constitucional Fer-

    nando VII, a quien el triunfo de la

    Revolucin liberal en Espaa haba

    obligado a iniciar negociaciones de

    paz con los patriotas americanos:

    Permtame V.M. dirigir al trono del

    amor y de la ley el sufragio reveren-

    te de mi ms sincera congratula-

    cin por el advenimiento de V.M. al

    imperio ms libre y grande del pri-

    mer continente del universo.

    Evangelizacin,

    aculturacin, mestizaje

    El ideal supremo de Bolvar,

    que lo singulariza y engrandece

    entre todos los prceres de la In-

    dependencia, hunde races en su

    clara conciencia continental. Pre-

    cisamente, el de formar de todo

    el Mundo Nuevo una sola nacin

    con un solo vnculo que ligue sus

    partes entre s y con el todo. El

    fundamento que lo proyecta lejos

    en el tiempo, hasta alguna poca

    dichosa de nuestra regeneracin,

    pero, ajeno a todo sueo o utopa,

    lo haba aportado Espaa: Ya que

    tiene un origen, una lengua, unas

    costumbres y una religin, debera,

    por consiguiente, tener un solo go-

    bierno que confederase los diferen-

    tes estados que hayan de formarse.

    El propsito era y es viable, entre

  • 26 A PlenA Voz

    otras razones, porque ya estuvo

    plasmado en la realidad de los he-

    chos durante ms de trescientos

    aos!

    La homogeneidad cultural a

    la que aluda el Libertador era la

    concrecin de un proyecto a gran

    escala. Prueba, como lo resalta un

    ilustre neogranadino, que la col