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(14) Revista de SEAPA HISTORIA Y DESARROLLO DEL ARTETERAPIA Arte y psiquiatría La relación entre el arteterapia y el ám- bito psiquiátrico se fundamenta en el trata- miento de la patología mental. A lo largo de la historia han sido diferentes las actitudes y los métodos terapéuticos para curarla, des- de las creencias mágico-religiosas y los pre- juicios, a distintas concepciones filosóficas y científicas. A finales del siglo XVIII, el médico Phili- ppe Pinel, considerado el «padre del hospi- tal psiquiátrico moderno» y el «liberador de los locos», propone como remedio a la lo- cura el tratamiento moral. Dice que la crea- ción de instituciones y de cuerpos médicos especializados, así como dar un trato afec- tuoso son capaces de curar 1 . En su obra Traite medicophilosophique sur l’alienation mentale ou la manie (1801) recomienda, en los períodos de lucidez, algún empleo labo- rioso o de cualquier otro tipo, destinado a mantener sus pensamientos y su atención ocupada. Pinel incluyó el trabajo como me- dio terapéutico. El siglo XIX trae consigo importantes in- novaciones técnicas y científicas para tratar la alienación. Pero también destaca el cre- ciente interés hacia las actividades artísti- cas como posibles remedios de las enfer- medades mentales. El psiquiatra Vinchon en su obra El arte y la locura (1824) propone la actividad ar- tística en los hospitales psiquiátricos co- mo método terapéutico 2 . Con la aparición de la terapia ocupacional: el dibujo, el tea- tro, el baile, la música, empiezan a pres- cribirse para sacar a los enfermos de su apatía y de su mundo interior de delirios. El trabajo con los medios artísticos y la in- clusión del juego daban un sentido social a las actividades, otorgando a los pacien- tes autonomía, libertad de expresión y ne- cesidad de crear. Desde finales del siglo XIX, el interés de los psiquiatras hacia las actividades artísti- cas de sus pacientes se amplía con nuevos enfoques. No sólo se conciben como un tra- tamiento para mejorar la calidad de vida de los internos, sino también un medio para es- clarecer aspectos psicopatológicos. Las pro- ducciones plásticas de los alienados pasan a formar parte de investigaciones psiquiátri- cas y comienzan a ser observadas con fines principalmente diagnósticos. El doctor Paul Max-Simon 3 publica La ima- ginación en la locura (1876) y trata de esta- blecer una correspondencia entre síntomas patológicos y el estilo pictórico, tras obser- var los dibujos y pinturas de personas ingre- sadas en manicomio. Simon creía que los delirios quedaban reflejados en las obras de estas personas y fue el primero en utilizar la pintura como medio para entender al pacien- te. Su trabajo fue un impulso para investiga- ciones posteriores. El psiquiatra Lombroso (1835-1909) 4 , en sus obras Genio y locura (1864) y El hom- bre delincuente (1887), determina que cier- tos símbolos hallados tanto en obras ar- tísticas como en los dibujos y tatuajes de locos y criminales, son signos patológicos. Considera que la mayoría de los artistas pa- decían trastornos psiquiátricos y establece una estrecha relación entre la enfermedad mental y el artista, mito que se consagra- rá posteriormente con los artistas de van- guardia. A principios del siglo XX, la figura de Sig- mund Freud descubre la vida anímica del in- consciente con la aplicación del psicoanáli- sis. A partir de Freud, se presenta la primera explicación teórica de la creatividad como forma de sublimación de los conflictos ori- ginada en un flujo de energía inconsciente, vinculada al mundo de los afectos y conec- tada más al trastorno mental 5 . El psicoanalista Jung 6, 7 fomentó la pro- ducción artística como parte del proceso te- rapéutico. Crítico con el reduccionismo del psicoanálisis freudiano, creía más terapéu- tico que el paciente elaborara el significa- do de su propio sueño que la interpretación que podía hacer el analista. En la década de 1920 usó el arte como medio de trata- miento de sus clientes. Consideraba que las imágenes arquetípicas eran huellas de las vivencias primordiales de la humanidad y la fuente de toda creatividad. Por ello, re- comendaba a sus pacientes dibujar y pin- tar sus imágenes y sueños para dar forma a lo inexpresable a través de palabras como vía posible para organizar su caos interior, al considerar la creatividad como función estructurante del pensamiento. Esta prácti- ca artística y la creencia en el poder de los mandalas prefiguraron una de las corrientes del arteterapia contemporánea. Una figura fundamental fue Prinzhorn 8 , psiquiatra, historiador del arte y filósofo ale- mán, que entró a trabajar en la clínica de Heidelberg en 1919. Allí encontró una co- lección de arte psicótico que fue amplian- do hasta reunir cinco mil obras realizadas aproximadamente por cuatrocientos cincuen- ta internados, la mayoría esquizofrénicos de asilos de Austria y Alemania. Para Prinzhorn, la pulsión creadora o necesidad de expre- sión instintiva sobrevive a la desintegración de la personalidad y, en cierto modo, puede considerarse terapéutica. Prinzhorn prestó atención tanto al contenido psíquico de la obra como al formal: tendencias repetitivas, simétricas, simbólicas, como expresión de una forma de lenguaje para el propio autor. La finalidad era oponer el «Arte degenera- do» al llamado «Arte Heroico» y demostrar las semejanzas entre las obras de los en- fermos mentales de Heidelberg y las de los artistas de vanguardia, en especial los ex- presionistas. Tras la Segunda Guerra Mundial, se reivin- dica la humanización del hospital psiquiátri- co y la dignidad del enfermo mental. En es- te contexto surge la figura de Dubuffet 9 , que retoma el legado de Prinzhorn, encabezando así el movimiento Art Brut. Interesado por el arte marginal, desde 1945 comenzó a reunir obras de este tipo, formando la Colección de Art Brut: dibujos, pinturas, graffitis, collages, bordados, etc., realizadas por personas ais- ladas de la realidad, ajenas a los medios ar- tísticos profesionales. El Art Brut difiere del arteterapia en que sólo le interesa el produc- to y no los beneficios de la obra sobre su au- tor, ni la evolución psicológica. Leo Navratil 10 , psiquiatra y estudioso del arte y sus estilos, disentía de Dubuffet al Arteterapia a través de los talleres de mandalas en la esquizofrenia

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HISTORIA Y DESARROLLO DEL ARTETERAPIA

Arte y psiquiatríaLa relación entre el arteterapia y el ám-

bito psiquiátrico se fundamenta en el trata-miento de la patología mental. A lo largo de la historia han sido diferentes las actitudes y los métodos terapéuticos para curarla, des-de las creencias mágico-religiosas y los pre-juicios, a distintas concepciones filosóficas y científicas.

A finales del siglo xviii, el médico Phili-ppe Pinel, considerado el «padre del hospi-tal psiquiátrico moderno» y el «liberador de los locos», propone como remedio a la lo-cura el tratamiento moral. Dice que la crea-ción de instituciones y de cuerpos médicos especializados, así como dar un trato afec-tuoso son capaces de curar1. En su obra Traite medicophilosophique sur l’alienation mentale ou la manie (1801) recomienda, en los períodos de lucidez, algún empleo labo-rioso o de cualquier otro tipo, destinado a mantener sus pensamientos y su atención ocupada. Pinel incluyó el trabajo como me-dio terapéutico.

El siglo xix trae consigo importantes in-novaciones técnicas y científicas para tratar la alienación. Pero también destaca el cre-ciente interés hacia las actividades artísti-cas como posibles remedios de las enfer-medades mentales.

El psiquiatra Vinchon en su obra El arte y la locura (1824) propone la actividad ar-tística en los hospitales psiquiátricos co-mo método terapéutico2. Con la aparición de la terapia ocupacional: el dibujo, el tea-tro, el baile, la música, empiezan a pres-cribirse para sacar a los enfermos de su apatía y de su mundo interior de delirios. El trabajo con los medios artísticos y la in-clusión del juego daban un sentido social a las actividades, otorgando a los pacien-tes autonomía, libertad de expresión y ne-cesidad de crear.

Desde finales del siglo xix, el interés de los psiquiatras hacia las actividades artísti-cas de sus pacientes se amplía con nuevos enfoques. No sólo se conciben como un tra-

tamiento para mejorar la calidad de vida de los internos, sino también un medio para es-clarecer aspectos psicopatológicos. Las pro-ducciones plásticas de los alienados pasan a formar parte de investigaciones psiquiátri-cas y comienzan a ser observadas con fines principalmente diagnósticos.

El doctor Paul Max-Simon3 publica La ima-ginación en la locura (1876) y trata de esta-blecer una correspondencia entre síntomas patológicos y el estilo pictórico, tras obser-var los dibujos y pinturas de personas ingre-sadas en manicomio. Simon creía que los delirios quedaban reflejados en las obras de estas personas y fue el primero en utilizar la pintura como medio para entender al pacien-te. Su trabajo fue un impulso para investiga-ciones posteriores.

El psiquiatra Lombroso (1835-1909)4, en sus obras Genio y locura (1864) y El hom-bre delincuente (1887), determina que cier-tos símbolos hallados tanto en obras ar-tísticas como en los dibujos y tatuajes de locos y criminales, son signos patológicos. Considera que la mayoría de los artistas pa-decían trastornos psiquiátricos y establece una estrecha relación entre la enfermedad mental y el artista, mito que se consagra-rá posteriormente con los artistas de van-guardia.

A principios del siglo xx, la figura de Sig-mund Freud descubre la vida anímica del in-consciente con la aplicación del psicoanáli-sis. A partir de Freud, se presenta la primera explicación teórica de la creatividad como forma de sublimación de los conflictos ori-ginada en un flujo de energía inconsciente, vinculada al mundo de los afectos y conec-tada más al trastorno mental5.

El psicoanalista Jung6, 7 fomentó la pro-ducción artística como parte del proceso te-rapéutico. Crítico con el reduccionismo del psicoanálisis freudiano, creía más terapéu-tico que el paciente elaborara el significa-do de su propio sueño que la interpretación que podía hacer el analista. En la década de 1920 usó el arte como medio de trata-miento de sus clientes. Consideraba que las imágenes arquetípicas eran huellas de las vivencias primordiales de la humanidad

y la fuente de toda creatividad. Por ello, re-comendaba a sus pacientes dibujar y pin-tar sus imágenes y sueños para dar forma a lo inexpresable a través de palabras como vía posible para organizar su caos interior, al considerar la creatividad como función estructurante del pensamiento. Esta prácti-ca artística y la creencia en el poder de los mandalas prefiguraron una de las corrientes del arteterapia contemporánea.

Una figura fundamental fue Prinzhorn8, psiquiatra, historiador del arte y filósofo ale-mán, que entró a trabajar en la clínica de Heidelberg en 1919. Allí encontró una co-lección de arte psicótico que fue amplian-do hasta reunir cinco mil obras realizadas aproximadamente por cuatrocientos cincuen-ta internados, la mayoría esquizofrénicos de asilos de Austria y Alemania. Para Prinzhorn, la pulsión creadora o necesidad de expre-sión instintiva sobrevive a la desintegración de la personalidad y, en cierto modo, puede considerarse terapéutica. Prinzhorn prestó atención tanto al contenido psíquico de la obra como al formal: tendencias repetitivas, simétricas, simbólicas, como expresión de una forma de lenguaje para el propio autor. La finalidad era oponer el «Arte degenera-do» al llamado «Arte Heroico» y demostrar las semejanzas entre las obras de los en-fermos mentales de Heidelberg y las de los artistas de vanguardia, en especial los ex-presionistas.

Tras la Segunda Guerra Mundial, se reivin-dica la humanización del hospital psiquiátri-co y la dignidad del enfermo mental. En es-te contexto surge la figura de Dubuffet9, que retoma el legado de Prinzhorn, encabezando así el movimiento Art Brut. Interesado por el arte marginal, desde 1945 comenzó a reunir obras de este tipo, formando la Colección de Art Brut: dibujos, pinturas, graffitis, collages, bordados, etc., realizadas por personas ais-ladas de la realidad, ajenas a los medios ar-tísticos profesionales. El Art Brut difiere del arteterapia en que sólo le interesa el produc-to y no los beneficios de la obra sobre su au-tor, ni la evolución psicológica.

Leo Navratil10, psiquiatra y estudioso del arte y sus estilos, disentía de Dubuffet al

Arteterapia a través de los talleres de mandalas en la esquizofrenia

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considerar la fuerza creadora inherente a la esquizofrenia como un síntoma de la enfer-medad y una tentativa de restaurar la psi-que. Pero ambos compartían el interés por ver reconocidos los méritos de estos margi-nados. La idea de Navratil era elevar la au-toestima de los pacientes al sentirse capa-ces de un producto digno de admiración, al sentir el beneplácito del público y al socia-lizarlos, favoreciendo la comunicación inter-personal.

Las actividades artísticas cada vez son más valoradas por los médicos, quienes percatándose de su potencial y de sus cua-lidades comunicativas, proporcionan mate-riales de calidad a sus pacientes. El arte de los enfermos mentales se va convirtiendo en arte psicopatológico al salir de las paredes de los psiquiátricos y perder su aislamiento, estableciendo una interacción disciplinar en-tre el ámbito artístico y el psiquiátrico cuyas repercusiones encontrarán nuevas vías pa-

ra mejorar la calidad de vida de los pacien-tes internos.

Desarrollo del ArteterapiaAproximadamente desde la década de los

treinta hasta los años sesenta, el Artetera-pia comienza su andadura en eeuu y en el Reino Unido. Si hacemos un recorrido histó-rico nos encontramos con diferentes auto-res, de los cuales uno de los máximos re-presentantes es Adrian Hill quien acuñó el término de Arteterapia en 1942, para desig-nar a las actividades artísticas realizadas con objetivos terapéuticos. Posteriormente el Arteterapia surge en España como mate-ria a finales de los 90, de la mano de Car-les Ramos y Joaquim Catalá, ambos artete-rapeutas formados en Londres. A partir de este momento comienza a consolidarse el arteterapia en España con el inicio de más-teres universitarios y la formación de aso-ciaciones.

Arteterapia a través de los mandalasLa palabra mandala proviene del sánscri-

to, una lengua clásica de la India que fue desarrollada hace más de 2.300 años. Una traducción no muy estricta nos indica que mandala significa «círculo», pero es mucho más que una simple forma geométrica. Re-presenta la integridad, la totalidad y puede ser visto como un modelo de la estructura organizativa de la vida misma, un diagrama cósmico que nos hace recordar nuestra re-lación con el infinito, ese mundo cuyos lími-tes se extienden más allá de nuestros cuer-pos y mentes10.

La palabra mandala es un Término popu-larizado por Carl Jung14 (1875- 1961), psi-coanalista suizo-alemán, quien fomentó la producción artística como parte del proceso terapéutico a través de los mandalas.

El mandala consiste en el coloreado de representaciones geométricas concéntricas, organizadas en diversos niveles visuales.

En la ilustración 1, se muestra un manda-la coloreado por un paciente con diagnósti-co de esquizofrenia y predominio de sínto-mas negativos.

El paciente da color al mandala, así co-mo su propio significado, utilizando el color negro para representar el mal y el color rojo para representarse a él mismo y a sus se-res queridos. El paciente refiere que todos ellos tienen la salida del mal bien definida excepto él, que se encuentra en el punto central del mandala con una salida lejana y sin definir.

¿Por qué utilizar los mandalas en el paciente con esquizofrenia?

El uso de medicación es el principal trata-miento para la esquizofrenia. Sin embargo, entre el 5% y el 15% de las personas con-tinúan experimentando síntomas así como

efectos secundarios indeseables15. Por ello, cada vez se considera más necesario plan-tearse vías adyuvantes de tratamiento más amplias y multidisciplinares, capaces de de-sarrollar y potenciar las propias capacidades del paciente generando recursos de afronta-miento personales, y formas de intervención que atiendan no sólo a la sintomatología, si-no también a la persona.

A día de hoy, existen varios estudios que han demostrado la eficacia del arteterapia en el paciente con esquizofrenia, mejoran-do no sólo la sintomatología negativa, sino también las relaciones sociales y la autoes-tima16. Así como varias guías clínicas que in-dican el arteterapia como tratamiento adyu-vante en el tratamiento de la esquizofrenia:

El organismo londinense National Institu-te for Clinical Excellence National (nice)17 pu-blicó en septiembre de 2008, el documen-

to «Draft full guideline for consultation», en el que aparece un apartado completo dedi-cado a las terapias expresivas, y en el que se recogen las investigaciones más relevan-tes hasta la fecha en dicha disciplina. En este documento se concluyen una serie de recomendaciones entre las que se encuen-tran: su especial indicación como tratamien-to de la sintomatología negativa presente en la esquizofrenia y su puesta en práctica por parte de profesionales específicamente cua-lificados. En marzo de 2009, dicha Guía ni-ce17, en su punto referido a las intervencio-nes psicológicas y psicosociales, recoge la recomendación de utilizar el arteterapia co-mo vía de intervención específica en el tra-tamiento de la esquizofrenia, especialmen-te en lo referido a la sintomatología negativa (aplanamiento emocional, dificultades de re-lación, abulia, apatía, etc.):

La idea de Navratil era elevar la autoestima de los pacientes al sentirse capaces de un producto

digno de admiración.

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«Considérese ofrecer arteterapia a todas las personas con esquizofrenia, en particu-lar para aliviar los síntomas negativos. Es-to puede iniciarse durante la fase aguda o más tarde, incluido en lugares de interna-miento».

Posteriormente y basándose en la revisión sistemática realizada por Ruddy R, Milnes16, se elaboró en España, la Guía de Práctica Clí-nica sobre la Esquizofrenia y el Trastorno Psi-cótico Incipient18, que edita el Ministerio de Sanidad y Consumo, la cual en su edición de marzo de 2009, en el apartado 6.3.9 «Técni-cas expresivas», menciona que:

«La eficacia de las técnicas expresivas en pacientes con esquizofrenia ha sido estudiada mediante varios metanálisis. Los resultados del estudio sobre arteterapia no son conclu-yentes para determinar si su uso en personas con trastorno mental grave les puede repor-tar beneficios (nivel de evidencia científica Ia).Existe una necesidad de mayor investigación evaluativa sobre el efecto de estas terapias.

Investigaciones más recientes permiten re-comendar la aplicación de técnicas expresivas (con independencia de la modalidad utilizada: arteterapia, musicoterapia, etc.) realizada por profesionales con formación especializada.»

A pesar de existir varios estudios donde se valora la eficacia del arteterapia en el paciente con esquizofrenia, no existen estu-dios de investigación donde se valore la efi-cacia del arteterapia a través de los talleres de mandalas en la esquizofrenia.

Como conclusión, decir que una ima-gen vale más que mil palabras, y los man-dalas pueden ser en una herramienta muy valiosa para que el paciente con esquizo-frenia pueda expresar y comunicar al mun-do sus sentimientos, preocupaciones, etc. sin las barreras del lenguaje oracio- nal.

En la ilustración 2, se puede observar có-mo un paciente con diagnóstico de esquizo-frenia y predominio de síntomas negativos es capaz de expresar a través de un manda-la sus ideas de muerte, transformando una rosa en una calavera.

BIBLIOGRAFÍA

1. Rojas E. Adiós a la depresión. Madrid: Temas de hoy; 2006.

2. Martínez Díez N. Reflexiones sobre ar-te, arteterapia y educación. En: López Fernán-dez Cao M, coordinadores. Creación y posibi-lidad: Aplicaciones del arte en la integración social. Madrid: Fundamentos; 2006.P 33-74.

3. Simon, R M .The symbolism of style. London: Routledge; 1991.

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5. Romo M. Psicología de la creatividad. Barcelona: Paidós; 2005.

6. Cunningham B. Mandala viaje a la unidad del ser: Introducción de la Dra. Brigitte Spill-mann -Jenny Presidenta del Instituto C.G. Jung, Zurich. Madrid: Paraísos mentales; 2003.

7. Jung C, Von Franz M, Henderson J, Ja-cobi J, Joffé A. El hombre y sus símbolos.5.ª ed. Madrid: Gráficas Rogar; 1992.

8. Prinzhorn H. Expressions de la folie. Dessins, peintures, sculptures d’asile. París: Gallimard; 1984.

9. Dubuffet J. El hombre de la calle ante la obra de arte. Madrid: Debate; 1992.

10. Navratil, L. Esquizofrenia y arte. Bar-celona, Seix Barral; 1972.

11. Hogan S. Healing Arts: The History of Art Therapy. London: Kindle Edition; 2001.

12. Aron Rubin J. Art Therapy: An Introduc-tion. London: Brunner/ Mazel; 1999.

13. Stephanie L. Brooke. Creative Arts Thera-pies Manual: A Guide to the History, Theoretical Approaches, Assessment, And Work with Special Populations of Art, Play, Dance, Music, Drama, and Proety Therapies. EEUU: Hardcover; 2006.

14. Rodríguez Reyes J. La terapia ocupa-cional en las enfermedades mentales. Ma-drid: Publicaciones del Patronato Nacional de Asistencia Psiquiátrica; 1972.

15. Johnstone E, Freeman C, Zealley A. Companion to psychiatric studies. 6th Edi-tion. Edinburgh: Churchill Livingstone, 1998.

16. Ruddy R, Milnes D. Art therapy for schizo-phrenia or schizophrenia-like illnesses. Repro-ducción de una revisión Cochrane, traducida y publicada en La Biblioteca Cochrane Plus, 2008, Número 2.Oxford Update Software Ldt.

17. National Institute for Health and Clin-ical Excellence. Core interventions in the treatment and management of schizophre-nia in primary and secondary care (update). London: National Institute for Clinical Excel-lence; 2009. Disponible en: http://www.nice.org.uk/nicemedia/pdf/CG82FullGuideline.pdf

18. Guía de Práctica Clínica sobre la Es-quizofrenia y el Trastorno Psicótico Incipien-te. Madrid: Plan de Calidad para el Sistema Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad y Consumo. Agència d’Avaluació de Tecnolo-gia i Recerca Mèdiques; 2009.

Paula Zurrón MaderaEnfermera

A principios del siglo xx, la figura de Sigmund Freud descubre la vida anímica del inconsciente con la

aplicación del psicoanálisis. A partir de Freud, se presenta la primera

explicación teórica de la creatividad como forma de

sublimación de los conflictos originada en un flujo de energía inconsciente,

vinculada al mundo de los afectos y conectada más

al trastorno mental5.