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18 EL lJN lVERSO DE JOAQUIN CLAUSELL J OAQUIN C1ausell, cam- pechano (1866-1935), abogado, juez, defensor de oficio y defensor toda su vida del oprimido fuera de los tribunales, es un pintor na- to. Cada vez que evoco su vida fructífera y generosa, me afir- mo en esa definición. Pues no concibo yo ningún pintor -sea éste manejador de la palabra o de los pigmentos y p1l1celes- que no sea un hOlll- bre hecho y derecho, un hom- cabal, una criatura armó- mca. Sin pensarlo mucho he vuelto a decir, en pocas pala- bras, por una metastasis, qué se entiende por "el poeta" y cómo "el poeta" no se concibe siendo eso sino dentro de una corporeidad material corres- pondiente y ajustada a su cali- dad, y más, consubstancial de una actitud o conducto básica, absolutamente esencial. ClauselI es un hombre que vive su vida, que posee la nor- malidad del ser que sigue su destino, que es igual en el seno ele su familia que en el foro. es un hombre recto, y que ajusta todos sus actos a esa moral. Es el tipo del liberal puro del siglo XIX, austero. honrado, justo, laico, con lido social progresista, que ha aceptado como suyos los pos- tulados reivindicativos de la Revolución mexicana de 19"10- 21, Y los procura poner en práctica, sin ninguna ostenta- ción, contra los desafueros de los escribas tránsfugas ele la ley y el orden. Su vida cívica es ejemplar. Su vida privada -ya lo dije- lI1maculada. Posee la riqueza de sus libros, y más que nada, la riqueza de un medio exqui- SIto de expresión: su pintura. Es de la calidad de los que pin- tan siguiendo un imperativo fisiológico. N o es un refugio esa manifestación pero sí una defensa contra las asechanzas del mal y una afirmación de su propio sentir y su propio pen- sar. 1_c atrae la naturaleza: e! campo, la montaña, el agua que corre entre los árboles o en plena sabana, clmar a cuya ve- ra pasó los primeros años de su vida y que nunca ha de ol- vidar en e! altiplano. Por tem- pe:amento es un pintor de pai- s;.l)e. En ese sentido es po- SIble que esta preferencia sea en él un escape; pero no un escape angustioso ni mucho menos, ya que en lo recoleto de su estudio de la vieja caso- El 1I1al' a Clt)'a vera pasó los pr·i11leros a.ños de su vida ARTES PLASTICAS Por J. J. CRESPO DE LA SERNA Da la perfecta i/usióll atmosférica Sarape de Lea/lora Carrll1gton UNiVERSIDAD DE MF,XICO na de Calimaya su apasionada fantasía puede reconstruir y de hecho reconstruye estupen- das escenas campestres o ma- rinas, sino un pretexto para el ejercicio al aire libre y la aerea- ción de sus pulmones obliga- dos la mayor parte del tiempo a la enc1austración en recintos curiaJes o domésticos. Ha estado en Europa. Ha viajado. De esas experiencia el espíritu libre que posee le ins- pi ra una pintura que no se so- mete a ninguna de las maneras imperantes en México en esos tiempos, sino que de un modo espontáneo o de acuerdo con su simpatía intuitiva y perso- nal, es de tipo francamente im- presionista. Sin embargo, no de un modo absoluto, pues no persigue mucho el efectismo cambiante de la luz en los ob- jetos, sino que él mismo impri- me esa luminosidad al ambien- te de sus cuadros por medio de tonos locales observados "in sitll" -como todos los impre- sionistas de! aire libre- pero armonizados y "recreados" en- tre sí por una valoración sensi- ble y perspicaz que da la per- fecta ilusión atmosférica y la slIstantivación de los factort's que concurren a la suma total del tema o escena escogidos. Por ello no creo que bien compararle con Claudia Monet, por ejemplo, sino aca- so en contadas muestras dL: su obra. Y si se le quiere compa- rar con el pontífice del impre- sionismo francés, entonces ca- bría hallarle analogías con Pi- sarro, más bien; y con alguno. cuadros de Sisley, y hasta de Renoir, en sus "fondos". Pero esto no contribuye esencial- mente a fijar su correcto per- fil pictórico. Mejor creo que se aclararía su personalidaJ como pintor estableciendo sus diferencias con la escuela de Landesio y de José María Ve- lasco. En el maestro y el gran dis- cípulo privan el delineamiento cuidadoso, acucioso, de los ob- jetos, el enfoque del paisaje gran escenario en que Irrumpen detalles de árboles, rocas, escenas con grupos hu- manos, caseríos; o e! dibujo de todo el aspecto orográfico de la tierra y las formaciones de las nubes, etc. La pintura es miniada, emplea las veladuras. las capas delgadísimas y planas di fuminadas delicadamente pa- ra obtener así el color local cle cada cosa independientemente de la atmósfera. Sólo la acu- mulación de todos estos fac- tores en función de su efecto naturalista y real da la impre-

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EL lJNlVERSO DEJOAQUIN CLAUSELL

JOAQUIN C1ausell, cam­

pechano (1866-1935),abogado, juez, defensorde oficio y defensor toda

su vida del oprimido fuera delos tribunales, es un pintor na­to. Cada vez que evoco su vidafructífera y generosa, me afir­mo en esa definición. Pues noconcibo yo ningún pintor -seaéste manejador de la palabrae~crita o de los pigmentos yp1l1celes- que no sea un hOlll­bre hecho y derecho, un hom­b~e cabal, una criatura armó­mca.

Sin pensarlo mucho hevuelto a decir, en pocas pala­bras, por una metastasis, quése entiende por "el poeta" ycómo "el poeta" no se concibesiendo eso sino dentro de unacorporeidad material corres­pondiente y ajustada a su cali­dad, y más, consubstancial deuna actitud o conducto básica,absolutamente esencial.

ClauselI es un hombre quevive su vida, que posee la nor­malidad del ser que sigue sudestino, que es igual en el senoele su familia que en el foro.q~e es un hombre recto, y queajusta todos sus actos a esamoral. Es el tipo del liberalpuro del siglo XIX, austero.honrado, justo, laico, con sen~lido social progresista, que haaceptado como suyos los pos­tulados reivindicativos de laRevolución mexicana de 19"10­21, Y los procura poner enpráctica, sin ninguna ostenta­ción, contra los desafueros delos escribas tránsfugas ele laley y el orden.

Su vida cívica es ejemplar.Su vida privada -ya lo dije­lI1maculada. Posee la riquezade sus libros, y más que nada,la riqueza de un medio exqui­SIto de expresión: su pintura.Es de la calidad de los que pin­tan siguiendo un imperativofisiológico. N o es un refugioesa manifestación pero sí unadefensa contra las asechanzasdel mal y una afirmación de supropio sentir y su propio pen­sar.

1_c atrae la naturaleza: e!campo, la montaña, el agua quecorre entre los árboles o enplena sabana, clmar a cuya ve­ra pasó los primeros años desu vida y que nunca ha de ol­vidar en e! altiplano. Por tem­pe:amento es un pintor de pai­s;.l)e. En ese sentido sí es po­SIble que esta preferencia seaen él un escape; pero no unescape angustioso ni muchomenos, ya que en lo recoletode su estudio de la vieja caso-

El 1I1al' a Clt)'a vera pasó los pr·i11leros a.ños de su vida

ARTESPLASTICAS

Por J. J. CRESPO DE LA SERNA

Da la perfecta i/usióll atmosférica

Sarape de Lea/lora Carrll1gton

UNiVERSIDAD DE MF,XICO

na de Calimaya su apasionadafantasía puede reconstruir yde hecho reconstruye estupen­das escenas campestres o ma­rinas, sino un pretexto para elejercicio al aire libre y la aerea­ción de sus pulmones obliga­dos la mayor parte del tiempoa la enc1austración en recintoscu riaJes o domésticos.

Ha estado en Europa. Haviajado. De esas experiencia elespíritu libre que posee le ins­pi ra una pintura que no se so­mete a ninguna de las manerasimperantes en México en esostiempos, sino que de un modoespontáneo o de acuerdo consu simpatía intuitiva y perso­nal, es de tipo francamente im­presionista. Sin embargo, node un modo absoluto, pues nopersigue mucho el efectismocambiante de la luz en los ob­jetos, sino que él mismo impri­me esa luminosidad al ambien­te de sus cuadros por medio detonos locales observados "insitll" -como todos los impre­sionistas de! aire libre- peroarmonizados y "recreados" en­tre sí por una valoración sensi­ble y perspicaz que da la per­fecta ilusión atmosférica y laslIstantivación de los factort'sque concurren a la suma totaldel tema o escena escogidos.

Por ello no creo que est~

bien compararle con ClaudiaMonet, por ejemplo, sino aca­so en contadas muestras dL: suobra. Y si se le quiere compa­rar con el pontífice del impre­sionismo francés, entonces ca­bría hallarle analogías con Pi­sarro, más bien; y con alguno.cuadros de Sisley, y hasta deRenoir, en sus "fondos". Peroesto no contribuye esencial­mente a fijar su correcto per­fil pictórico. Mejor creo quese aclararía su personalidaJcomo pintor estableciendo susdiferencias con la escuela deLandesio y de José María Ve­lasco.

En el maestro y el gran dis­cípulo privan el delineamientocuidadoso, acucioso, de los ob­jetos, el enfoque del paisaje~orno gran escenario en queIrrumpen detalles de árboles,rocas, escenas con grupos hu­manos, caseríos; o e! dibujo detodo el aspecto orográfico dela tierra y las formaciones delas nubes, etc. La pintura esminiada, emplea las veladuras.las capas delgadísimas y planasdi fuminadas delicadamente pa­ra obtener así el color local clecada cosa independientementede la atmósfera. Sólo la acu­mulación de todos estos fac­tores en función de su efectonaturalista y real da la impre-

lNFORMACION y CUMENTARIOS

UNIVERSIDAD DE MEXICO

procura aprehenderlo todo:desde la orilla en que el oleajeespumoso aca ricia la doradaarena hasta los con fines, de unazul de Prusia casi índigo, quese con funde C9n el cie!o ame­nazante y tempestuoso.

El uni\'(~rso pictórico de(Iausell n0 es una tierra apar-

• Hace algún tiempo la ex­celsa pintora Leonora Carring­ton concibió, junto con su es­poso Chiqui Wciss, conformarsus invenciones pictóricas a unmaterial distinto del de las te­las o cartones, y el resultadofué una preciosa colección dcn~alltas o sarapes que, conser-

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tada y fuera de su alcance tác­til, sino que forma parte de ély, por ende, tiene su huellapersonal; es su propio mun­do, un mundo que él supo crearpara su goce y para el de todoaquel que sepa apreciar debi­damente su obra espléndida,ricamente humana.

No.mles, fiel colaborador vguía. Una exposición en laCa lería de A rte Mexicano re­une una cosecha reciente oeestos productos de arte y deartesanía. (Taller "La Palo­ma") . Las formas empleadasson las mismas de la alucinan­te y mágica paleta de Leonora,

Andrés il1artínez de León: Encierro entrando en la Plaza

El l·esrt.ilado filé !tila· -preciosa colección de !lIalllas o .wrapes

, I

cumbres desde donde se descu­bren últimos términos de fo­llaje y frescura, cañadas lle­nas de matas, cactus y tronco:;frondosos.

La tierra que pinta es hú­meda y prometedora. El pintorla palpa con sus manos. N o lacontempla desde lejos.

Cuando ya al mar, eso sí,

slon de la luz y de la atmós­fera.

Clausel1no alúa tanto lb pa­norámico como le acaece a Ve­lasco, y más tarde a Atl, salvo

cuando contempla el océano enalta mar. Prefiere estar máscerca de las cosas. Capta tro­zos umbríos por donde transi­ta un a ITa y u e 1o; pe q u e ñ a s

Alld"és MaYfítle::: de León,: Café cantante

Corlos Sállc!Jc:::: Tu le das, _.

vando la calidad de textura yaun muchos de los coloresusuales en México, comenza­ban ya a tener otra fisonomía.Ya no eran las inevitablesfranjas paralelas de diversostonos las que dividian el para­lelogramo que es uno de estostejidos. de lana. Algunos locansen-aban aún, pero en ge­neral se habían introducido di­seños nuevos, llenos de fanta­sia. la rica fantasía que ador­na v es la esencia del carácterde 'la pintora. Transcurrioospocos años -dos, tres- vol­vemos a ver otros productosde tal asociación de esfuerzosen los que 110 hay que olvidaral maestro ar'le,Sano Riwrdo

llue Se halla ligada a las mejo­res épocas del a rte flamenco,y que ha hecho uso siempre deun humorismo alegre y fino,y una inteligente- y sensibleadaptación de leyendas delRiente. ele la Edad Media ydel mundo imaginativo presen­te en los cuentos de hadas detudas los tiempos. El aspectode estos tejidos -que son ver_daderos tapiees- es de granlujo. no sólo por los colores yel encanto de los temas sinopor el enriquecimiento de latrama en que ahora se encuen­1ran hilos de oro y plata, asicomo el afinamiento Clue se ha'íelo obteniendo en la calidad,

)

• El norteamericano Riel.;Reagan, veterano como mu­chos jóvenes de la actual ge­neración, está desde 1935 enMéxico y estudia en el MexicoCity Col1ege. Expone por pri­mera vez en el Instituto Mexi­cano-Norteamericano de Rela_ciones Culturales, dibujos,gouaches, acuarelas y serigra­fías. Se trata de una etapa ex­perimental en que este novelartista está probando "sus fa­cultades, desde luego, y susejercicios han ido al campo dela abstracción, pero no absolu­ta, sino más bien como mediode simplificación, del cual aca­so pueda surgir su verdaderoestilo. Se le advierte un buensentido del color y soltura enel trazo, así como sentido desíntesis..

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• Un acontecimiento es lapequeña primera exposición enMéxico de la obra interesantí­sima del pintol" español An­drés M artínez de León. que serelebra en la Sala Velázquez.Treinta v tres óleos hechos consin igua"l soltura' v maestría.romo un ronsulllado impresio­nista que manejara con denu('­do y sin titubeos la estpátula ynos diera con esas manchas y"untadas" de espesa materiatodos los efectos de la vida es­pañola del aire libre: el paisa­je. las encerronas del ganadode lidia, las corridas de toros,las escenas en los cafés-can­tantes tan de fines de siglo, tancastizos, etc. Su estilo fluctúaentre Gova. un Lucas, a veces,y un G~1tiérrez Solana, has­ta un Segantini (en paisajesabiertos), pero su personali­dad es tan recia que triun fade toda influencia y es él, conuna luminosidad pasmosa, yun sentido de lo que debe serla pasta "sabrosa" y los valo­res logrados con intuición deverdadero pintor. Su interpre­tación del "movim iento" dcmasas es notable. Sus lienzosvibran con un ritmo de inten­sísima vida. Nadie se debe per­der esta exposición de un hom­bl-e que. además de gran pin­tor. ha sido un héroe de la re­si stencia y de la libertad ...En México hace tiempo que novemos la "fiesta brava" inter­pretada con tanto calor, tantoverismo y tan buen gnsto.

con el arte de Orozco. Los pai­sajes urbanos -noctul'llOS­de Sánchez tienen verísimo yestán saturados de patitos. Enverdad, toda su obra in fundetristeza, no obstante encontraren ella lampos de humorismo,a lo Charlie Chaplin, o seanlos dos aspectos contradictoriosdel alma mexicana: la tristezaen la alegría, o la alegría en latristen ...

/II/rcdo /.(1lc(: J\Clralu de l;t, Ilil'í;lsMaría y Marcela Zalce UuplúlI

gentes de la ciudad, esta espe­cie de espl11na que arroja a laperi feria el tril fago y el hedo­nismo despreocupado de sushabitantes. Por ser fiel y hon­rado en 10 que pinta. "Jo me­xicano" le brota espontánea­mente en 10 que hace. Su estiloes expresionista. Acaso en estanueva presentación se le pue­dan hallar huellas ele cierto mi­metismo o, más bicn simpatía,

RalÍl Al1guial1o: Retrato de la seiiora Elisa Madrid de Del Moral

con el propósito tle hacer el te­jido más dúctil y suave.

• El retrato til:ne siempre elatractivo de ser un punto decomparación entre la técnicadel pintor y su comprensión de10 psicológico, porqUl: no bas­ta captar el efecto exterior.somático, del modelo, sino suexpresión interna reflejada enese ropaje externo. ror ello esinteresante la exposición colec­tiva que se celebra en el Salónde la Plástica Mexicana, en laque están presentes casi todoslos pintores mexicanos con­temporáneos.

Se destacan los retratos fi r­mados por José Cle'IILe'NleOrozco, Frida 1(011./0, Dr. /ll/.David Alfaro Siqbtc'iros, Ru!i,no Tanwvo, Carlos Orozco Ro­'mero. Raúl Allgui,(/lIo, Fer­nando Cast1'0 Paeheco, Alfre­do Zalec, Angclina ReLof! yJuaa O'Gonnan. .Entre aque­llos cuyo tema es el niño des­ruellan Guerrero Galván, Fan­ny Rabell, Feliciano Pe'Fía, Re­W'S Meza, Cdia Calderón yJuan Soriano. Los demás nom­bres presentes han sido: G0/1,­

zález Camareaa, Dosamanles,O'Hiygills. María J:.:quierdo,Aguirrr. HéclO1' X07Jier. Cor­deria Urueta, Gustavo ]\,Jonto­ya, Roberto NIonlenegro, Anw­dor Lugo. Lola Cuelo, OlgaCosla, Gloria Calao, GaTeíaNl/rt:::lI. Federico CantlÍ. Fllote de dihujus y ~Tal);J(l()s

ofrrría oln;1 de r;l1idad. rOlllolo de 1.1'0 roldo Al hule:::. 1:1'1/.1"­

lo Cortés. 11 {arial/a Y(ll/I/,ols/~i,

Jesús l:scober/o, un estup~'ndo

autorretrato de Curdclia Un/c­ta, y finísimas estampas (kO'Higgil/s, Oeolll!'o. Catliett.Rabtll, otro gran autorretratoele Do;saI11Glllcs, Zal11arri/,a.Paulina. Trejo, J3erdecio, etc.

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• En 1948 ,·i la primera ex­posición de Cm'los Sánchez,a quien me lwrmiti llamar en­tOIlC<.:S "~l pintor de la nochemexicana". Ahora expone portercera ,"ez, desde 1951, en elSalón que arriba cito, y sigueestando vigente y acertada esadesignación. La "noche mexi­cana", pero no la noche en sí,sino connotada con la vida "denoche", es decir, 10 que se veen los cabarets, en las calles.Sorprende el pintor las esce­nas más realistas de esa pobla­ción, ese "lumpenproletariat"que circula por los barrios ba­jos y se demora en los cafeti­nes y fondas de mala muerte,en las carpas, en las esquinasdonde se vende el mengurjecon "piquete", Sánchez es ungran observador y se conoceque no es ajeno al dolor y alsentimiento de estas pobres