Arte Pancarta No 5

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Publicación No 5 en edición a color

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BASTA YA DE VAN-GUARDIAS

No 5

sin disculpas

Entropía intelectualMarimba

La banca de la Avaricia

autor Sebastián Barrientos

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Existe un viejo cuento que dice que un maestro luego de irse a la montaña en busca del conoci-miento, descubrió que el verdadero saber esta-ba en no saber nada. Fue por esto que cuando regresó a su aldea y todos le preguntaron qué era lo que le habia sido revelado, él dijo: Nada, porque no hay que saber nada. Luego de haber dicho esto se marchó para nunca mas volver a ser visto, ya que sabía que únicamente le que-daba a seguir, el camino de la contemplación. En el pueblo mientras tanto, los pobladores hi-cieron una asamblea solemne para discutir en-tre todos los eruditos, el significado de tales pa-labras llenas de tanta sabiduría y profundidad. Luego de meses y meses de discutir acerca del asunto, felizmente terminaron de escribir un den-so tratado de tres tomos titulado: La nada y las consecuencias del no saber nada. De estos tres tomos a la vez salieron otros 5 compendios, un glosario de términos y un índice de referencias y anotaciones pertinentes al tema. Se elaboró un pensum de estudios sobre la Nada y hubieron quienes debatieron el tema creando la corriente de pensamiento AntiNada y la No consecuen-cia. Otros aseguraron que tal maestro era un profeta y crearon una religión llamada el Nadis-mo y de esta nueva religión se creó una contra-religión y luego una contra-religion de la con-tra-religion. Un día, el anciano regresó al pueblo porque sabía que ya habia terminado su tiempo y quería morir con los suyos. Cuando llegó, se encontró con que habían erigido un templo en su nombre y una estatua con su rostro a la cual alababan y adoraban muchos de los poblado-res. Cuando preguntó a uno de ellos por qué lo habían hecho, le dijeron orgullosos: Por que usted nos enseñó que no debíamos saber nada.Cuando leo estudios y ensayos sobre alguna obra de arte o algún artista de cualquier disci-plina expresiva, pienso un poco en este cuento. Páginas de estudios, ensayos, análisis, cua-dros sinópticos, diagramas estéticos y refe-rencias, solo objetivizan y congelan el proceso apreciativo de la obra y lo diseccionan en sus partes menudas como quien desmenuza una rosa para encontrar la flor que hay en ella. Mu-chas palabras y muchos estudios al respecto

resultan al final totalmente inútiles para apreciar la obra. Los encasillamientos estilísticos y las corrientes de pensamiento no son mas que con-secuencias de un proceso entrópico intelectual. De donde únicamente sobrevive aquello que logra montarse sobre lo existente. Como una montaña de ideas, pensamientos y conjeturas que crece sin control sin tomar forma alguna ni dirección hacia ningún lugar. La mente huma-na siempre tenderá a clasificar, categorizar y racionalizar todo lo que percibe a su alrededor. Y esto incluye también el quehacer artístico y la obra artística. Lo hará como parte de su pro-ceso mental, muy necesario para su sobrevi-vencia y el manejo de su memoria colectiva e individual. El análisis de la obra de arte siempre existirá paralelamente a la obra y su creador. Es la parte activa racional del proceso de obser-vación de la obra. Sin embargo los campos del análisis e interpretación de la obra de arte, son tan ambiguos y poco delimitados que de por sí, no debieran ser determinantes en el proceso de apreciación y fruición de la obra. Esto debido a que cualquier análisis de la obra será siempre relativo al observador que la hace y al momento y circunstancia en que la hace. Por tanto, cual-quier persona que se preste a observar una obra de arte, está en libertad de tomar o no tomar el criterio de otra persona para apreciar la obra en cuestión. Entiéndase tomar el criterio cualquier analítico, crítico o estudioso del tema. Y parte de ahí el primer mito sobre la apreciacion del arte que debe ser anulado. Puede ser, y esto es decisión únicamente del observador, que co-nocer el criterio de otra persona puede ayudar a la apreciación y fruición de la obra, pero, si la obra se quiere contemplar fuera de contexto y sin referente alguno, tambien es válido. Aún si como resultado de tal apreciacion se pronuncie un juicio emotivo tan básico como feo o bonito.

El análisis de la obra de arte siempre existirá paralelamente a la obra y su creador. Es la parte activa racional del proce-so de observación de la obra

Del Arte, su percepción y sus Mitos

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Existe un viejo cuento que dice que un maestro luego de irse a la montaña en busca del conoci-miento, descubrió que el verdadero saber esta-ba en no saber nada. Fue por esto que cuando regresó a su aldea y todos le preguntaron qué era lo que le habia sido revelado, él dijo: Nada, porque no hay que saber nada. Luego de haber dicho esto se marchó para nunca mas volver a ser visto, ya que sabía que únicamente le que-daba a seguir, el camino de la contemplación. En el pueblo mientras tanto, los pobladores hi-cieron una asamblea solemne para discutir en-tre todos los eruditos, el significado de tales pa-labras llenas de tanta sabiduría y profundidad. Luego de meses y meses de discutir acerca del asunto, felizmente terminaron de escribir un den-so tratado de tres tomos titulado: La nada y las consecuencias del no saber nada. De estos tres tomos a la vez salieron otros 5 compendios, un glosario de términos y un índice de referencias y anotaciones pertinentes al tema. Se elaboró un pensum de estudios sobre la Nada y hubieron quienes debatieron el tema creando la corriente de pensamiento AntiNada y la No consecuen-cia. Otros aseguraron que tal maestro era un profeta y crearon una religión llamada el Nadis-mo y de esta nueva religión se creó una contra-religión y luego una contra-religion de la con-tra-religion. Un día, el anciano regresó al pueblo porque sabía que ya habia terminado su tiempo y quería morir con los suyos. Cuando llegó, se encontró con que habían erigido un templo en su nombre y una estatua con su rostro a la cual alababan y adoraban muchos de los poblado-res. Cuando preguntó a uno de ellos por qué lo habían hecho, le dijeron orgullosos: Por que usted nos enseñó que no debíamos saber nada.Cuando leo estudios y ensayos sobre alguna obra de arte o algún artista de cualquier disci-plina expresiva, pienso un poco en este cuento. Páginas de estudios, ensayos, análisis, cua-dros sinópticos, diagramas estéticos y refe-rencias, solo objetivizan y congelan el proceso apreciativo de la obra y lo diseccionan en sus partes menudas como quien desmenuza una rosa para encontrar la flor que hay en ella. Mu-chas palabras y muchos estudios al respecto

resultan al final totalmente inútiles para apreciar la obra. Los encasillamientos estilísticos y las corrientes de pensamiento no son mas que con-secuencias de un proceso entrópico intelectual. De donde únicamente sobrevive aquello que logra montarse sobre lo existente. Como una montaña de ideas, pensamientos y conjeturas que crece sin control sin tomar forma alguna ni dirección hacia ningún lugar. La mente huma-na siempre tenderá a clasificar, categorizar y racionalizar todo lo que percibe a su alrededor. Y esto incluye también el quehacer artístico y la obra artística. Lo hará como parte de su pro-ceso mental, muy necesario para su sobrevi-vencia y el manejo de su memoria colectiva e individual. El análisis de la obra de arte siempre existirá paralelamente a la obra y su creador. Es la parte activa racional del proceso de obser-vación de la obra. Sin embargo los campos del análisis e interpretación de la obra de arte, son tan ambiguos y poco delimitados que de por sí, no debieran ser determinantes en el proceso de apreciación y fruición de la obra. Esto debido a que cualquier análisis de la obra será siempre relativo al observador que la hace y al momento y circunstancia en que la hace. Por tanto, cual-quier persona que se preste a observar una obra de arte, está en libertad de tomar o no tomar el criterio de otra persona para apreciar la obra en cuestión. Entiéndase tomar el criterio cualquier analítico, crítico o estudioso del tema. Y parte de ahí el primer mito sobre la apreciacion del arte que debe ser anulado. Puede ser, y esto es decisión únicamente del observador, que co-nocer el criterio de otra persona puede ayudar a la apreciación y fruición de la obra, pero, si la obra se quiere contemplar fuera de contexto y sin referente alguno, tambien es válido. Aún si como resultado de tal apreciacion se pronuncie un juicio emotivo tan básico como feo o bonito.

El análisis de la obra de arte siempre existirá paralelamente a la obra y su creador. Es la parte activa racional del proce-so de observación de la obra

Del Arte, su percepción y sus MitosArte Pancarta

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MARIMBAHablar de la marimba en Guatemala es un sentimiento de fuerzas encontradas. Cuando bien conviene, todos la gritan ¡¡Guatemala !!, con puño hacia arriba y chiflido disonante. Cuando no importa es de viejos, aburrida y absoleta. Mientras tanto, la marimba perma-nece cada día más al fondo del gavetero de las glorias pasadas. Lista para salir relucien-te en un acto conmemorativo o un home-naje póstumo de otro apolillado genio, poe-ta o escritor de principios del siglo pasado que andará pasando por las mismas penas.

Para bailar, para sentir, para enamorar, para festejar, para crear música, la marimba ya dejó de servir. Hace mucho tiempo. Culpa del Rocanrol tururú quizás. De las Discos Funky Town, o maybe, por razones sociolinguipiado-sas, de esas que no se entienden y los antro-pólogos gustan estudiar. El punto es qué, de a poco, la marimba se esta volviendo una pieza de museo. Un recuerdo cívico. Algo raro, ajeno y supuestamente relacionado con nuestra iden-tidad como la Monja Blanca o la Ceiba Pentan-dra (¿?). La marimba ya solo se menciona en los libros de estudio obligatorios para la clase de conciencia cívica o Estudios Sociales. En el famoso pasaje de historia de la independencia cuando todos salen a celebrar en la calle luego del grito de dolores. Y muchas veces ya ni apa-rece. La marimba ahora suena a almanaque roído con nombre de restaurante de los Altos o recomendacion turística de las altas montañas de los Cuchumatanes. Suena a vieja sastrería, mercado cantonal, muy de esa época en la que compartieron, tiempos, bailes y viejos amores.

La Marimba delira en solitario como poeta exi-liado y olvidado. Como condenado y avergon-zado instrumento de otra época y sociedad. Se refugia olvidada entre hollín y polvo. En desva-nes y salones municipales. Guardada para ser sacada esporádicamente de entre trastos vie-jos y amenizar, humillada, actos cívicos, festivi-dades institucionales y con suerte uno que otro purrún de esos que aún tienen atol, tamal y mucho ron. Pero la Marimba no fué eso. No es instrumento de viejos ni “instrumento nacional”. No es una clase de historia en el conservato-rio ni en Estudios Sociales. La marimba no es “símbolo patrio” y música del domingo al me-diodía. No es eso y no debemos dejar que se convierta en solo eso. Mas que una nostalgia, la marimba es una obra de arte como instrumen-to. Una gran invención como medio para crear música. Ahora la marimba debe ser símbolo de propuesta. Sin folklorismos y provincialismos. Debe ser reconstruido y reinventado como en su momento lo hicieron con ella los grandes genios y compositores de su época. Tenemos, como generación nueva, un grande compro-miso con la marimba. Usémosla y volvamos a revivir ese sonido que gracias a un grupo de genios e inspirados músicos, se hizo escuchar y permitió a Guatemala ser escuchada a lo largo de las fronteras y de la misma historia.Creo que es un camino nuevo que hay que em-pezar a recorrer. Y para recorrerlo empecemos por darnos un tiempo para conocerla, oirla y sa-ber un poco mas de ella, mas allá de los clichés y paradigmas que tenemos sobre ella. Mas que un instrumento chapín la marimba es un instrumento musical con alcances universales.

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