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    Departamento de InvestigacinArea de Historia de las Ideas

    Espacios de excepcin o espacios deexcepcionalidad. Una clasificacin de laexcepcin como signo de nuestro tiempo.

    N 159 Emmanuel Taub

    Octubre 2006

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    Para citar este documento:Taub, Emmanuel (2006). Espacios de excepcin o espacios de excepcionalidad. Una clasificacinde la excepcin como signo de nuestro tiempo.Documento de Trabajo N159, Universidad de Belgrano. Disponible en la red:http://www.ub.edu.ar/investigaciones/dt_nuevos/159_taub.pdf

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    I. La idea central que conduce este trabajo dir, en una primera aproximacin, que el estado de excep-cina travs de la figura del campocaracteriza, segn Giorgio Agamben, el nomos poltico de nuestrotiempo y es la figura que sita la ruptura entre violencia (mundo animal) y el derecho (mundo humano). Peroque segn los planteos que propongo a continuacin, creo que es necesario que esta idea sea ampliada atravs del concepto de excepcionalidad para poder darle una mayor aproximacin al entendimiento de los

    fenmenos sociales y polticos de hoy en da.

    Es por ello que a travs de este concepto, intentar examinar la manera en que las relaciones socialesy polticas de nuestro tiempo buscan apartarse del estado de derecho y manifestar su animalidad comocondicin propia del ser humano (entendida como la posibilidad de salirse-de el mundo normativo y simb-lico) conformando determinados espacios en los territorios del Estado.

    Ahora bien, lo que tratar de ver es de qu manera la excepcionalidad sugerida desde el concepto deestado de excepcin puede ser delimitada en espacios dentro del estado nacin moderno y, dentro delmismo, como puede existir una pasividad en la aplicacin de las normas y las leyes (desde el aparatoinstitucional-legal), pero que a su vez condice con una forma de relacin entre los hombres. O sea, losespacios de excepcionalidadque surgen desde la lgica del estado de excepcin agambeniano no sonsolamente umbrales de indiferencia en el derecho que llevan, a nivel del Estado-Nacin, a configurar el

    actuar de un gobierno biopolticamente, sino tambin, a delimitar espacios para un tipo particular de compor-tamiento entre los hombres. Este comportamiento estar radicalizado por la posibilidad latente de verse enun contexto de accin-sin-sancin (aparente) o accin-desenfrenada, lo cual dependiendo el modo podrser positiva o negativa.

    No estoy enfrentando el concepto de espacio de excepcin al de estado de excepcin, sino ms bien,ampliando su carcter terico y abarcativo, haciendo, a su vez, que el concepto se vuelva ms representa-tivo para su visualizacin en nuestros tiempos.

    II. Del estado de excepcin a la excepcin como estado.

    En cuanto al estado de excepcin,Giorgio Agamben uno de los tericos ms importantes hoy en dasobre el tema y continuador de los trabajos dejados por Michel Foucault, Carl Schmitt y Walter Benjamnespecialmente lo ha definido, en primer lugar, como una zona en la cual la aplicacin de la ley, de losordenamientos o las normas queda suspendida, pero sin embargo, la ley permanece como tal en vigor.

    Es en este umbral de indistincin donde se produce, segn Agamben, el doble paradigma que signa elcampo del derecho, una tendencia normativa en sentido estricto, que apunta a cristalizarse en un sistemargido de normas, cuya conexin con la vida es, sin embargo, (...), problemtica, si no imposible (el estadoperfecto de derecho, en el cual todo se regula por normas) y por otro lado una tendencia anmica quedesemboca en el estado de excepcin o en la idea del soberano como ley viviente que hace posible laanomia por la cual la ley se aplica al caos y a la vida slo al precio de convertirse ella misma, durante elestado de excepcin, en vida y caos viviente1. Es la zona de indistincin en la cual coincide hecho yderecho, los procedimientos de facto, en si mismos o extra o antijurdicos, pasan a ser derecho, y lasnormas jurdicas se indeterminan en mero facto2. Pero realmente, dice Agamben, no es que exista unalaguna jurdica, sino ms bien, que es gracias a la existencia de una laguna que se garantiza la aplicabilidaddel derecho y el funcionamiento de las normas: se busca suspender temporariamenteun ordenamiento paragarantizar su existencia.

    Pero este estado de excepcin con su intrincada genealoga proveniente del derecho romano y la historiadel derecho, sin embrago, tiene para s una importante implicancia poltica (que es la que fundamentalmenteme interesa).

    En primer lugar, el concepto jurdico de estado de excepcinse origina durante la Revolucin Francesa ytiene un recorrido histrico como norma constitucional de la mayora de los pases occidentales en suingreso a la Modernidad. Entonces, puedo sealar que es bsicamente en la aplicacin que refiere al

    momento histrico un concepto moderno y acompaa el establecimiento de un tipo especfico de estado y

    1. Agamben, Giorgio. Estado de excepcin, Adriana Hidalgo editora, Buenos Aires, 2004. Pgs. 135 y136.2. Ibdem. Pgs. 66-67.

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    de poder. Es, podra sugerir, uno de los dispositivos institucionales ms importantes en la instauracin delos Estados nacionales para consolidar un orden e incluir para s el monopolio de la coaccin fsica legtima.

    Por otro lado, este dispositivo legal tiene su origen en los regmenes democrticos y revolucionarios, noen regmenes dictatoriales o totalitarios3. Y no es hasta la Primera Guerra Mundial que se encuentra, como

    seala el filsofo italiano, la coincidencia en que la mayora de los pases beligerantes haban declarado elestado de excepcin permanente.4

    Es por ello que quiero sealar, en segundo lugar, que ms all del tiempo que la legislacin contenga elestado de excepcin, la Primera y Segunda Guerra Mundial marcan un punto de quiebre y una aceleracinen el establecimiento de este mecanismo y su imposibilidad de cancelarla por parte de los rganos institu-cionales competentes. Coinciden emergencia militar y crisis econmica que como bien seala el autor esla caracterstica poltica del siglo XX pero tambin los deseos y el determinismo poltico de una lgica (dela excepcin oexcepcionalidad, como se ver) en donde los ms radicales comportamientos son llevadosadelante. No por casualidad, seala el filsofo, que los hombres a los que se les cancela radicalmente todoestatuto jurdico de un individuo transformndolos en seres jurdicamente innominables e inclasificables(homines sacri5), que son aquellos que quedarn dentro de la lgica y el dominio del estado de excepcinyque por ello estn dentro de la misma lgica, dice, que la de los judos en los Lager nazis, quienes haban

    perdido, junto con la ciudadana, toda identidad jurdica, pero mantenan al menos la de ser judos6(queadems por eso estaban all; o sea, solamente mantena aquello por lo que eran excluidos de la condicindel ser polticoyreducidos a la condicin de vida biolgica). Podra argumentar entonces, que el estado deexcepcin es la estructura originaria en la cual el derecho incluye en s al ser viviente a travs de su propiasuspensin.7Es el dispositivo biopoltico por antonomasia para el control del Estado sobre su poblacindesde el periodo que marca inicio con la Segunda Guerra Mundial.

    En tercer lugar, el concepto de estado de excepcines en s, un concepto poltico y refiere especfica-mente a una poltica llevada adelante por parte del Estado. Ahora bien, esta a su vez lleva a la pregunta sobreel carcter que el autor le otorga a esta excepcionalidad. Es as como se encuentra lo que Agamben llamarelacin de excepcin: una forma extrema de relacin que solo incluye algo a travs de su exclusin8. Eseste concepto el que sirve para poder pensar otros procesos, especficamente aquellos que pronto definir

    como espacios de excepcionalidady que a su vez permitir pensar esta relacin sobre la que se apoya hoyen da el sistema democrtico en nuestros pases.

    Lo interesante del concepto de excepcin (soberana) que Agamben resignifica y ampla desde el pensa-miento de Carl Schmitt9es, primero, que esta relacin de excepcines positiva: la situacin que crea laexcepcin introduce entre las situaciones de hecho y derecho un umbral de indiferencia como ya men-cion, y este umbral es el propio estado de excepcinen donde se distingue lo que est adentro y lo queest afuera. Entonces, no tiene como fin controlar un exceso (como el fundamento primigenio de la creacinde esta norma jurdica) sino la de definir un espacio. As podra pensarse este espacio como un lugarindiferente. Esto es, un umbral de indiferenciaentre lo que ocurre all dentro y de los comportamientos queall se manifiesten. Es positiva esta relacin en cuanto genera un espacio, y es por ello tambin que sepuede sugerir que la indiferencia en s no es positiva ni negativa, sino que posibilita un actuar, un tipo decomportamiento dentro de este estado de indiferencia en las relaciones entre los hombres.

    3. No debe confundirse origen de la norma a la aplicacin que de ella se le har luego, en algunos casos, por regmenesespecficamente totalitarios.4. Agamben, Giorgio. Estado de excepcin. Op. Cit. Pg. 41.5. El homo sacer, bsicamente es una oscura figura del derecho romano arcaico, en que la vida humana se incluye en el ordenjurdico nicamente bajo la forma de su exclusin, o sea, de la posibilidad absoluta de que cualquiera le mate sin ser responsablejurdico ni punible por dicho acto.6. Ibdem. Pg. 27.7. Es lo que Agamben llama nuda vida. Dice: Aquello que queda apresado en el bando soberano es una vida humana a la quepuede darse muerte pero es insacrificable: el Homo sacer.Si llamamos nuda vidao vida sagrada a esta vida que constituye elcontenido primero del poder soberano.... porque la nuda vida(la vida sagrada) es el contenido primero de la soberana, es porello que est en el soberano la posibilidad de decidir sobre el hombre. Agamben, Giorgio. Homo Sacer, Pre-Textos, Valencia,primera reimpresin, 2003. Pg. 109.

    8. Ibdem. Pg. 31.9. Segn el cual el poder soberano asume el monopolio de la ltima decisin y esa es la esencia de la soberana del Estado encarnada en el soberano, o sea, la posibilidad de decidir sobre el uso de la violencia, ms all del monopolio de la coaccin fsicao del mando.

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    Si la soberana, como bien cita Agamben desde Schmitt, se presenta en forma de una decisin sobre laexcepcin, entonces, el soberano no decide sobre lo lcito y lo ilcito, sino sobre la implicacin originariade la vida en la esfera del derecho10. Entonces, podra decir que con la conformacin del Estado de derecho(en el que se apoya la estructura fundante del Estado Moderno) lo que hace el poder soberano es reducir lavida (movilidad) en una textualidad interpretativa y decisoria: en un cdigo de leyes y normas (inmovilidad).

    O sea, pervierte el sentido mvil del hombre a la inmovilidad del texto, y reprime su comportamiento a laincorporacin de una carga de valores y costumbres formuladas por el propio hombre en el afn de construirorden.11

    El estado de excepcin es la manera en que modernamente (en el contexto del Estado nacinmoderno) se efectiviza la violencia en manos del poder soberano. Y, especficamente, es el momentoen el que el poder soberano decide efectivizar el uso de la violencia y as confirma la excepcin comoestado.

    Es precisamente en esta decisin en que el poder soberano se transforma en un biopoder que decide eincorpora la vida de sus ciudadanos en el umbral de este espacio de indiferencia entre la vida, el derecho yla violencia. Como dice Agamben, en todo Estado moderno, hay una lnea que marca el punto en el que ladecisin sobre la vida se hace decisin sobre la muerte y en que la biopoltica puede, as, transformarse en

    tanatopoltica, est lnea ya no se presenta como una frontera fija [sino] ms bien una lnea movediza tras lacual quedan situadas zonas ms y ms amplias de la vida social, en las que el soberano entra en unasimbiosis cada vez ms ntima no slo con el jurista, sino tambin con el mdico, con el cientfico, con elexperto o con el sacerdote.12

    Esta afirmacin es de plena importancia porque, en primer lugar, muestra que ms all de la transforma-cin biopoltica ya explicada por Michel Foucault que entre los siglos XVIII y XIX produce el traspaso parael poder soberano del derecho a decidir sobre el hacer morir y dejar vivir al hacer vivir y dejar morir de supoblacin13, esta misma se invierte en su aplicacin particularizada. Segn Agamben, en el campo deconcentracin fundado en el estado de excepcincomo paradigma oculto del espacio poltico de la moder-nidad, o sea, en un espacio que lleva a la especializacin del derecho soberano en cada una de las discipli-nas biopolticas que lo conectan con el individuo. Hay una mimesis entre el poder soberano y el hombre en

    donde se excluye la nocin de hombre en este momento especfico que es la temporalidad del estado deexcepcinpara hacer del hombre un animal. Se le quita la humanidad del ser social para dejarlo en la vidabiolgica, en contacto con su animalidad.

    En segundo lugar, porque como bien seala Agamben, esta lnea-frontera es movediza y en cualquiermomento puede recaer sobre otro territorio del Estado nacin, pero adems remarca esta simbiosis quehace del soberano, como dije, un jurista, un mdico, un cientfico, un experto o un sacerdote.

    Entonces, el poder soberano sobre la muerte est tambin en la Modernidad en el mdico que decideno operar porque no corresponde con un plan mdico o con la posibilidad de acceder a determinado serviciode urgencia; en el cientfico que experimenta nuevos frmacos en poblaciones suspendidas de zonas deemergencia o de pases africanos por ejemplo; en el ministro que decide no trazar lneas de agua potable endeterminados sectores o no se molesta por presionar a las empresas que tienen a cargo los servicios a quelo hagan (ms all de que la poblacin afectada pueda o no pagarlo) o en el sacerdote que confiesa en uncampo de concentracin a un torturador o le da la extremauncin a un torturado. Porque como dice el

    10. Agamben, Giorgio. Homo Sacer. Op. Cit. Pg. 39.11. Relacionando esto con los aportes de Max Weber, est lgica es homologable tanto a la dominacin racional legal (caractersticade un tipo particular de estado, que es el estado burocrtico capitalista moderno) como tambin en la delineacin de comportamientoy valores de un orden tradicional o confesional. Cabra preguntarse para visualizar esta afirmacin: Hace cuanto tiempo no semodifica el Cdigo Civil por ejemplo? y a su vez cunto se ha modificado la sociedad y la vida del hombre desde entonces?12. Agamben, Giorgio. Homo Sacer. Op. Cit. Pgs. 155 y 156.13. El efecto del poder soberano sobre la vida slo se ejerce a partir del momento en que el soberano puede matar. (), elderecho de matar posee efectivamente en s mismo la esencia misma de ese derecho de vida y de muerte: en el momento en quepuede matar, el soberano ejerce su derecho sobre la vida. Sin embargo, en el siglo XIX se transforma el derecho poltico demanera tal que el derecho de soberana de hacer morir y dejar vivir aparece de manera inversa. Esto significa que de ahora en msel poder es de hacer vivir y dejar morir.Vase Foucault, Michel. Historia de la sexualidad 1: La voluntad de saber, Siglo XXIEditores, Buenos Aires, 2003 y Defender la sociedad; Buenos Aires; Fondo de Cultura Econmica; 2000.

    Y a esto podemos completar con lo que expresa Agamben: Si el soberano, en cuanto decide sobre el estado de excepcin, hadispuesto desde siempre del poder de decidir cul es la vida a la que puede darse muerte sin cometer homicidio, en la poca dela biopoltica este poder tiende a emanciparse del estado de excepcin y a convertirse en el poder de decidir sobre el momento enque la vida deja de ser polticamente relevante. Agamben, Giorgio. Homo Sacer. Op. Cit. Pg. 180.

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    filsofo italiano: En la biopoltica moderna, soberano es aquel que decide sobre el valor o disvalor de la vidaen tanto tal.14

    La excepcin ha trazado durante el siglo XX en adelante un cambio fundamental en el ser constitutivo delpoder soberano; lo que me interesa ahora es poder sealar no slo como ste acciona, sino de qu manera

    genera espacios excepcionales y, adems, qu es lo que ocurre (o puede ocurrir) dentro de ellos.

    III. Excepcin y espacios de excepcionalidad

    Tambin la excepcin como fundamento de la poltica moderna genera determinados espacios fsicos loscuales, como resultado de esta lgica descrita, dan como resultado delimitaciones territoriales que son ens, espacios de excepcionalidad reales. Fruto de la lgica de excepcin como nomos de la modernidad, peroa diferencia de lo que Agamben denomina estado de excepcin, estos pueden ser o no, negativos en cuantoa la posibilidad inminente de la exclusin y la transformacin del ciudadano en un homo sacer.

    El estado de excepcin, parece decirnos Agamben,es la lgica que modifica el comportamiento y el serde la poltica moderna, sin embargo, no es en s mismo una manifestacin de un espacio fsico, sino una

    norma legal devenida en ontologa de la accin poltica. Si lo es, en cambio, el campopara el filsofo. Lalgica del campoaplicada a la conformacin de espacios de excepcin. Lo que intentar hacer es ampliareste concepto y diferenciarlo, a su vez, de lo que llamar espacios de excepcionalidad yespacios deexcepcin.

    Para ello tomo especficamente un trmino agambeniano que creo servir para analizar estos espacios;este es el de fiestas anmicas. Estas son el lugar, o mejor dicho, la zona en donde la mxima sujecin dela vida al derecho se trastoca en libertad y licencia, y la anomia ms desenfrenada muestra su pardicaconexin con el nomos del derecho.

    Es por ello, que a lo que el filsofo seala como uno de los ejemplos constitutivos de su estado deexcepcincomo ese lugar en donde se efectiviza la indiferencia entre anomia y derecho, puedo decir tam-

    bin que son en s espacios de excepcionalidadque no necesariamente estn sostenidos por un Estado quehaya declarado el estado de excepcin, ni son tampoco espacios de excepcin (que como se ver serala figura caracterizada por el campo), sino ms bien lo que la lgica de la excepcin puede generar en unEstado de derecho moderno.

    Tratar de mostrar los diferentes hechos que sirven para delimitar estos modelos tericos y reflexionarsobre estas temticas. Encontramos dos tipos de fenmenos. Por un lado, lo que confiere a los espaciosdados por los eventos festivos, los carnavales y centros vacacionales. En segundo lugar, podemos citar lasmanifestaciones ocurridas en las zonas marginales (suburbios) de Francia a finales de 2005 o las favelasbrasileas de San Pablo o Ro de Janeiro y el orden ejecutado all por las diferentes bandas que son aquellosen los que intentar observar si mantienen, puntualmente, la lgica del campo de concentracin comoparadigma de la lgica del campoen el pensamiento agambeniano.

    Espacios de excepcionalidad.

    Mujeres con el torso desnudo esperando a cambio un collar de colores en el Mardi Grass. Hombres ymujeres bebiendo hasta el desvanecimiento o arrastrndose por las calles de las costas atlnticas o medi-terrneas, o grandes fiestas donde las drogas son la principal atraccin. La pregunta que acecha es por qudeterminados eventos festivos y vacacionales por ejemplo, se transforman en espacios en donde los com-portamientos ms radicales se dan a lugar y donde pareciera que la ley los mira desde afuera y las normasquedan suspendidas esperando en sus lmites qu es lo que ocurre. Estos hechos que parecen ser sola-mente eventos casuales y desconectados pertenecen a un fenmeno ms amplio que es posible entenderbajo una misma lgica: la violencia solapada desbordando las estructuras del estado de derecho.

    14. Ibdem.

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    Qu son. Desde lo que Agamben llama fiestas anmicas, son espacios aparentemente anmicos gene-rados en lugares especficos y que pueden estar dados por: un espacio delimitado dentro del espacio-ciudad(una fiesta, un carnaval, un festival), o por un lugar afuera del espacio-ciudad propio, y ajeno adems a laspropias regulaciones y normas (un centro vacacional en otro pas por ejemplo).

    Ambos espacios se encuentran, como caracterstica primera, ajenos a la realidad cotidiana de aquellosque asisten, y ms importante an, conforman estos espacios que en s se transforman en no-lugares deexcepcionalidad donde circundados por un contexto de ley que permanece en vigor, sin embargo, la aplica-bilidad de ella se encuentra suspendida. Por otro lado y de fundamental importancia estos espacios, adiferencia de los otros, son espacios de libre acceso en cuanto a la posibilidad de asistir. Depender,fundamentalmente, de que el evento o lugar sea de acceso gratuito o pago, y desde all la demarcacin dela posibilidad de ingresar. Pero lo que me interesa especficamente aqu, es que son espacios a donde losque ingresan no lo hacen ni porque son llevados de manera coercitiva, ni estn all por una caractersticatnica-religiosa, poltica o social (como en el caso de los guetos urbanos por ejemplo15). Son espacioscreados para librar al hombre de su mscara de civilidad y razn. Dejando descubierto un rostro que circun-da la animalidad de los comportamientos.

    Por ltimo, estos espacios no existen de manera prolongada, ni en su ser-ah, ni en su utilidad. Una

    fiesta es un evento que tiene un da preciso en el cual se realiza, y un lmite temporal; lo mismo ocurre conun carnaval. Un centro vacacional funciona de esta manera para aquellos que asisten y estn diseados coneste motivo, ms all de los habitantes que mantienen su funcionamiento, para que la gente permanezca allen-trnsito. Estos espacios son los que llamar espacios de excepcionalidad.

    Qu son, entonces, estos espacios de excepcionalidad. Zonas de indiferencia entre la aplicacin abso-luta del derecho a travs de la aplicacin de las normas y la anomia, el estado de un mundo sin derechosolamente en el momento en que se da esta excepcionalidad. Espacios en donde el derecho queda indeter-minado y el hombre somete para s su capacidad soberana y accede a la voluntad de su propia pulsin demuerte, logrando manifestarse de esta forma a sus comportamientos ms radicales hasta el punto mximode autoflagelarse o agredir a un otro. Porque todos permanecen en el juego de la inclusin- excluyente allen iguales condiciones con respecto al otro: la soberana de la violencia est en cada individuo que accede

    a estos espacios, la capacidad coercitiva de la ley se encuentra en los lmites y solamente ingresar alparaso cuando el exceso sea lo suficientemente significativo como para implicarla (tmese como ejem-plo ms reciente en el margen sudamericano el asesinato a golpes en enero ltimo de Ariel Malvino por otrosargentinos que tambin vacacionaban en las transparentes playas de Ferrugem, Brasil16).

    Es por ello que los carnavales, fiestas o momentos de vacacionar ajenos a la propia realidad normativa endonde el hombre pasa a un estado de caos donde se abre la posibilidad de realizar aquellas cosas que seencuentran por afuera de nuestros valores internalizados, son de uso y trnsito espordico y finito. Losespacios de excepcionalidadconstituyen una excepcin a la regla comn y se apartan de aquello queconforma lo ordinario. La Ley (textualidad) se confunde con la vida (in-textualidad) conformando la indiferen-cia que transforma a estos espacios en el lugar en donde se puedan manifestar comportamientos radicales.Estos espacios son innominables para el derecho, porque estn al mismo tiempo fuera y dentro de l. Sonalgo indefinido para la legislacin porque adems en parte lo corrompera pero se encuentran delante delEstado de derecho, como realidad poltica.

    Ahora bien, resta sin embargo una pregunta de fondo: por qu el hombre puede llegar a reaccionarviolenta y desenfrenadamente al encontrarse en los espacios de excepcionalidad. Por qu al trasladarse desu propio espacio-ciudad y entrar en estos espacios voluntariamente transforma su comportamiento tras-cendiendo los lmites de su cotidianeidad: por qu la excepcin permite la excepcionalidad del comporta-miento humano, o es el comportamiento del hombre el que busca la excepcionalidad.

    Es ms difcil darle una respuesta efectiva a este interrogante que debera estar abordado desde diferen-tes disciplinas y no solamente desde la teora poltica. Para intentar algn tipo de respuesta pongo en relieveen esta primera aproximacin reflexionar este tema a travs de lo que Digenes inaugura desde la filosofa

    15. Cfr. Wacquant, Loc. Parias urbanos, Manantial, Buenos Aires, 2001; y Las crceles de la miseria, Manantial, Buenos Aires,2000.16. Considrese, adems, que estas playas especficamente son uno de los centros vacacionales con mayor capacidad para elconsumo de drogas de diferentes tipos, y que est diseada para que los que la visitan puedan alcanzar estos consumos.

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    cnica como el contrapunto a los valores que cimentaron la razn occidental tales como hoy los conoce-mos, desde la escuela de pensamiento cnico.

    Digenes encarna bajo la escuela creada por Antstenes el origen de una lnea de pensamiento quebusc desde sus comienzos la marginalidad frente a los valores imperantes. Es por ello que en este trabajo

    busco trazar un contrapunto desde esta marginalidad sobre algunas de las cuestiones que se abordan. Sonlos planteos que simblicamente representa Digenes los que ayudarn a ampliar las respuestas ante lapasividad que parte del pensamiento racional occidental ha ejercido sobre nuestros valores fundamenta-les.

    Entonces, como indica el pensador francs Michel Onfray17, Digenes encarna en si mismo, por losavatares de su propia historia, un monedero falso18, ya que, ms all de que esta historia sea real o ficticiaporque dependemos de los comentarios principalmente de Digenes Laercio19 demuestra el simbolismosobre una perversin de los valores conformistas acentuada por una transmutacin tica y, a travs deella, deja expuesto que los valores sociales admitidos, dice el pensador francs, pueden ser tambin falsasmonedas.

    Dice Onfray: Desde las lupercales hasta la fiesta del Asno, pasando por los saturnales y otros desbor-

    des paganos, los hombres mostraron la voluntad del caos, del desorden y del delirio desde la perspectiva deuna nueva tica. Y la Antigedad, dice el autor, estaba abarrotada de diferentes fiestas en las que laspersonas expresaban el desorden, la energa y la potencia en estado puro.20

    Con esto no quiero sealar una impronta negativa del pensador y su escuela de filosofa sino, al contrario,en este trabajo puntualizar la existencia de un tipo de festividad como espacios de excepcionalidad, en lasque se propone y acenta el hecho mismo de una inversin de los valores, representada como un tomaraire a la compresin que causa el orden imperante en todos los tiempo.

    Como explica Onfray, Digenes vivi estas fiestas apocalpticas. Pero lo que interesa es su simbologa ysu concepcin ya que representa una tradicin abolida como pensamiento alternativo por la modernidad yque por ese motivo tanto cuesta identificarlas y conformar un pensamiento a travs de ellas. Fiestas en

    donde los esclavos eran liberados, los sirvientes se volvan amos o se declaraba falsos obispos. Y as comoen la Antigedad fiestas de este tipo se repitieron a lo largo de las pocas, en donde nada est prohibido,toda la ley queda abolida.

    Digenes se reconoce como parte de los imperios de Dionisio y esto en s representa parte de supensamiento. Un ancdota que se cuenta sobre l dice que en una disputa con Platn, mientras ste lavabaunas hierbas Digenes provocndole le dijo: Si sirvieras a Dionisio, cierto no lavaras hierbas, a lo quePlatn le respondi que Si tu lavaras hierbas, seguramente no serviras a Dionisio21. Y por qu importaesto: porque Dionisio adems de ser el dios ms joven es el dios de la vid, del delirio, el xtasis, la danza,la tragedia y de las fiestas. Es por ello que con Digenes se inaugura esta simbologa, a nivel terico yabstracto, del espacio de excepcionalidad.

    Digenes es el comportamiento excepcionalen s mismo. Sola decir que haba cado sobre l lasimprecaciones de las tragedias, pues ni tena ciudad ni casa, estaba privado de la patria, era pobre, errantey pasaba una vida efmera. Que opona a la fortuna el ardimiento, a la ley la naturaleza y a la razn laspasiones22. Sin embargo, el modo trgico como lo dice es el teln de un discurso irnico que esconde sueleccin de ser as. Digenes representa el paradigma de las fiestas anmicasy, haciendo un juego terico,representa tambin la entrada y salida en estos espacios que encontramos en este momento histrico.

    Esto sirve para trazar una continuidad histrica de los valores marginales que as como Agamben losdelinea desde el derecho romano hasta el paradigma poltico de hoy en da, y Onfray, por su parte, los cita

    17. Onfray, Michel. Cinismos. Retrato de los filsofos llamados perros, Paids, Buenos Aires, 2005.18 Ya que as habra comenzado su carrera cuando debi abandonar aparentemente su ciudad natal por colaborar con su padreen la falsificacin de monedas y por ello dice que esa ser la fiesta en donde se inviertan los valores. Ya que de sta forma pudodar comienzo a su propia vida como filsofo.

    19. Laercio, Digenes. Vidas de los filsofos ms ilustres,Libros IV a VII, Espasa-Calpe Argentina, Buenos Aires, 1950.20. Onfray, Michel. Cinismos. Op. Cit. Pgs. 142 y 143.21. Laercio, Digenes. Vidas de los filsofos ms ilustres. Op. Cit. Pg. 81.22. Ibdem. Pg. 74.

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    especficamente en el rescate del cinismo como tradicin filosfica, invita a preguntar, por qu o de qumanera estas dos rutas pueden coincidir en un mismo viaje hasta el mismsimo siglo XXI. Pregunta queencuentra su respuesta en estos espacios y en estos comportamiento caractersticos hoy en da en lassociedades modernas.

    Es un ejemplo tambin de sta lgica de comportamiento la festividad del Asno, en donde un viejoZaratustra contempla la adoracin por parte de los hombres superiores de un asno, declarndolo el diosrevivido: Ms vale adorar a Dios bajo esta forma que no adorarle de ninguna manera!23

    Esta fiesta significa para Nietzsche el nuevo nacimiento del hombre. La aparicin de un nuevo dios aquin adorar, un nuevo hombre que ha invertido los valores, que los ha pervertido y se ha dado un nuevoorigen. Es por ello que Zaratustra les dice que se han vuelto a convertir en nios pequeos, en piadosos. Yentre las risas y los rumores todos los hombres superiores el Papa fuera de servicio, el siniestro encanta-dor, el mendigo voluntario el viajero y la sombra, el adivino, el espritu escrupuloso y el ms feo de loshombres son declarados hombres de la tierra. Exclama Zaratustra: os digo que si nos volviereis comonios pequeos no podris entrar en este reino de los cielos [...]. Pero de ningn modo queremos nosotrosentrar en el reino de los cielos: hemos llegados a hacernos hombres..., por esto queremos el reino de latierra.24Porque conocemos sus lmites y debilidades, porque sabemos como salirnos de nosotros mis-

    mos.

    Por ltimo, el pensador de la montaa da su ltima estocada: me parece que para flores como vosotrosson necesarias nuevas fiestas..., alguna valiente extravagancia, un culto o una festividad del asno, un viejoloco, un alegre Zaratustra, un torbellino que, como un soplo, os despeje el alma. Hombres superiores, noolvidis esta noche y esta festividad del asno! Eso es lo que habis inventado en mi morada, y ste es param un buen signo [...] Y si festejis de nuevo esta festividad del asno, hacedlo por amor a vosotros, hacedlotambin por amor a m!25

    Esta es la significacin que sostiene el concepto de espacio de excepcionalidada nivel filosfico: unsoplo de viento que despeje el alma de los hombres. Un momento en el que lo real-cotidiano se vuelvaefmero y le de espacio a un estado anterior.

    El hombre como ser social vuelve a un a la vida como mero hecho biolgico (animal) y se resignificacomo hombre nuevamente. Vuelve, pero diferente. Ya que este volver no es un retroceso ni un pre-hombre sino, como dice Nietszche, el nacimiento de uno nuevo. Pero como seala Onfrey, la tica cnicasupone que, solitariamente, cada uno vaya por la vida reconocindose como un ser divino (o sea, nico).Esta es lo que expresa Digenes o Nietzsche, una trasgresin en el comportamiento mientras duren estasfiestas, ya que todo lo que tenga la apariencia de una prdida de control de uno mismo espanta, y por lotanto es objeto de marginacin, [y] es atacado con furor.26

    Pero esto no debe traer confusiones. Los espacios de excepcionalidadno son el bao sagrado endonde el hombre nace como superhombre. Todo lo dicho es la simbologa que sustenta una fundamentacinterica. Estos espacios me interesa entender, son umbrales de indiferencia y atraen porque, a diferencia delos campos de concentracinagambenianos o de los espacios de excepcincomo se ver no sealanparticularmente un lugar de exterminio ni una forma de excluir a sectores de la sociedad. Son espacios como parte de la lgica de la excepcin que funcionan como parntesis de un comportamiento cotidiano endonde no es su significacin positiva o negativa la que interesa, sino el uso que pueda drseles hoy y en untiempo venidero.

    Estas fiestas dionisacas que marcaron la Antigedad, que es posible encontrar a lo largo de los tiemposdenotan una conducta en el hombre que podra identificar en la Modernidad dentro del mismo entendimientoque aquellos que iniciado este apartado me llevaron a describir nuestra primera categorizacin de los espa-cios de la excepcin: los espacios de excepcionalidad.

    23. Nietzsche, Friedrich. As hablaba Zaratustra, Editorial EDAF, Madrid, 2000.Pg. 316.24. Ibdem. Op. Cit. Pg. 319.25. Ibdem. Pgs. 319 y 320.26. Onfray, Michel. Cinismos. Op. Cit. Pgs. 146 y 147.

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    Espacios de excepcin

    Partir de dos hechos que servirn de ejemplo para la interpretacin de este segundo espacio que seencuentra en la Modernidad dentro de los Estado-nacin y que es el que llamar un espacio de excepcin.

    La lgica de la violencia des-soberana

    En noviembre ltimo apareci una noticia que extendi el entendimiento sobre la realidad que se vive enla mayor parte de las favelasde Brasil. Un chico de 13 aos fue sentenciado a un castigo por los jefes denarcotrfico que manejan la favela Andrara en Ro de Janeiro por el robo de un celular en una zona vecina.La sentencia consisti en dos disparos, uno en cada mano. Como bien lo indica el artculo aparecido en elDiario Clarn27lo interesante y llamativo del caso fue especficamente que la sancin fue juzgada por untribunal marginal, en cuanto son los jefes de una banda narco que maneja ese territorio, pero que a su vezson los responsables polticos del orden dentro de ese espacio. Su tarea es mantener el orden e impartirjusticia, y por otro lado, segn los datos obtenidos por las investigaciones realizadas por universidades deBrasil, la favela Andrara, adems de ser un modelo en cuanto lo gubernamental, los que la manejan soncapaces de ejercer un liderazgo ordenador dentro de este espacio.

    La exclusin soberana

    En forma paralela a este hecho que es el primer caso a finales de 2005 estallaron en las zonasmarginales de Francia los hechos de violencia urbana ms importantes de los ltimos tiempos en aquelpas. No hubiese pasado a mayor importancia estas manifestaciones de protesta como las que ocurren encualquier otro pas, si no fuese porque: primero, ocurrieron en Francia, uno de los pases de mayor importan-cia tanto para la Unin Europea como para lo que se considera el mundo occidental. Y con ello deja enevidencia que hoy en da los mrgenes estn en todos lados.

    Segundo, porque el punto de inicio fue la muerte de dos inmigrantes que estaban siendo perseguidos por

    la polica por el slo hecho de ser inmigrantes28

    , y que realmente saca a la luz el quiebre de una situacinque se vena arrastrando desde que se iniciaron los procesos de descolonizacin con el trato hacia losinmigrantes y los franceses hijos de inmigrantes de las ex-colonias francesas por parte del Estado. Y queexige pensar en la relacin que se establece con los otros, especficamente con aquellos a los que se losha confinado en estos espacios de excepcin.

    Tercero, por la forma en que se ejecutaron las manifestaciones de reclamos que inauguraron una nuevamanera a travs de la explotacin de la violencia urbana dirigida especficamente hacia objetos, que secomunic entre los que se manifestaban a travs de mensajes de textos de telfono celular y por e-mail yque dio como resultado, a lo largo de las noches de finales de octubre y las primeras semanas de noviem-bre, aproximadamente 7.000 vehculos incendiados y ms de 1.250 detenciones, 260 condenas de prisinen toda Francia, y en la zona de Pars, especficamente, serios daos en escuelas, almacenes, gimnasios,casas para jvenes, empresas y comercios.29Y que a pesar de ello aceler un proceso que termin porconvenir a las aspiraciones francesas de detener y deportar a aquellos considerados indeseados.

    En cuarto lugar, visibiliz una lnea de pensamiento que se mantiene en el fundamento del trato con losotros diferentes30y que en 2002 llev a la segunda vuelta en las elecciones presidenciales a Jean Marie LePen (candidato por el Frente Nacional que aglutina los votos de la extrema derecha y bajo el lema menosinmigrantes ms nacionalismo) frente al candidato del partido conservador Jacques Chirac. Una lnea quetambin se pudo observar en las manifestaciones verbales del Ministro del interior del gobierno francs,

    27. Gosman, Eleonora (2005, 25 de noviembre). Los narcos imponen su justicia en las favelas de Ro de Janeiro [en red].Disponible en: http://www.clarin.com/diario/2005/11/25/elmundo/i-03001.htm28. Y que me recuerda en forma patente lo que en un inicio seal sobre la condicin de los judos en los campos nazis por elhecho de ser judos y dejndoles esa condicin una vez borrada su humanidad.

    29. Fabbro, Eduardo (2005, 11 de noviembre). Nmeros [en red]. Disponible en http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/subnotas/59054-19541-2005-11-11.html30. Como otros no-propios: los inmigrantes africanos y los franceses hijos de inmigrantes a los que los llaman inmigrantescuando ya son franceses de segunda generacin y sin embargo no son pensados como propios.

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    Nicols Sarkozy, sobre los franceses hijos de inmigrantes de las ex-colonias y a los nuevos inmigrantes(habitantes de estas zonas de los suburbios), a los cuales llam escoria y prometi limpiarlos con sodacustica. Y este discurso trasladado tambin en una radicalizacin y polarizacin de la sociedad francesaque, como indica un artculo aparecido en el Diario Pgina 12, lleg a exclamar por barrer con todo omandarlos a un campo de concentracin.31

    Y por ltimo, porque estos hechos llevaron al gobierno francs a prohibir todo tipo de concentracin enPars, a blindarla amenazando con la crcel y multas de hasta 3.750 euros32a quien infrinja la norma y,finalmente, a utilizar un decreto de 1955 para institucionalizar el estado de emergencia. Decreto que sehaba utilizado anteriormente slo durante la guerra de Argelia en dos oportunidades.

    La tesis: estos ejemplos evidencian una determinada lgica en un espaciodiferenciado (externo y mar-ginal) con respecto al conjunto de la sociedad. Me llevan a pensar en la lgica de la excepcinpara intentarentenderlos y es por ello que considero estos espacios tanto las favelas como los suburbios francesescomo los modelos de espacios que se repiten al interior de los Estadios nacionales modernos y que llama-remos espacios de excepcin.

    Pero como primer punto y buscando determinar las caractersticas de estos espacios hay que comen-

    zar la explicacin a travs de los postulados que se desprenden de las ideas de Giorgio Agamben sobre elcampo de concentracin entendido como el locus de aplicacin del estado de excepcin.Y que creo ayudapara explicar, en una primera instancia, estos fenmenos.

    Su tesis: El campo de concentracin es el espacio que se abre cuando el estado de excepcin empie-za a convertirse en regla, porque, como una continuidad de lo que he explicado en la primera parte, elcampoes el hbrido, segn el autor, entre el hecho y el derecho, en el que los dos trminos se hacenindiscernibles conformando de esta manera este espacio de indiferenciaen donde se instaura la vida en lamodernidad.33Es la bajada, para el autor, del estado de excepcin.

    Por otro lado, en los camposexista un orden que exclua de su condicin de hombres-polticos aaquellos que all fueron llevados. Los que estaban a cargo de los campostomaron, entonces, para s la

    violencia soberana porque como expliqu es dentro de este contexto que el poder soberano fija el momentoen que la vida deja de ser polticamente relevante. Es el momento biopoltico de la modernidad por excelencia.

    a) Como bien explica Agamben, la palabra del Fhrerera ley, y por lo tanto no haba lugar para cuastionarla.Se produjo, una radicalizacin de la situacin de derecho encarnada en la palabra del soberano, undesfasaje entre la decisin y la ejecucin en donde el ejecutor era el brazo de accin de una ley-viviente.

    b) Y por otro lado dentro de esta misma relacin se produce una indeterminacin en el trato hacia elotro. Si ellos eran la ley en accin, haban trasladado la textualidad de la norma a s mismos y semimetificaron con ella: si el Fhreres ley y se dirige directamente a ellos, ellos son los portadorespolticos de la ley-viviente: cada hombre era como un dios soberano, y como tal, poda decidir sobre elotro sin responer de nadie. Pero a diferencia de lo analizado en los espacios de excepcionalidad, estedios soberano no representa al hombre nico, sino a la posibilidad de accionar sin reparos sobre el otro.En realidad esta indeterminacin acaba por radicalizar la situacin normativa (no suspenderla), y es porello que no hay comportamiento por fuera de lo que el Fhrer ordena.

    Es as que Agamben dice que esta inscripcin de nuestro tiempo en la lgica del campo de concentra-cinse da en un momento en que el el sistema poltico del Estado nacin moderno, que se basaba en elnexo funcional entre una determinada localizacin (el territorio) y un determinado ordenamiento (el estado),mediado por reglas automticas de inscripcin de la vida (el nacimiento o la nacin), entra en una crisisduradera y el estado decide asumir directamente entre sus funciones propias el cuidado de la vida biolgicade la nacin.34

    31. Fabbro, Eduardo (2005, 11 de noviembre). El color de la minora en Francia[en red]. Disponible en: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-59054-2005-11-11.html

    32. s/a (2005, 11 de noviembre). Sigue la violencia urbana y Pars est blindada[en red]. Disponible en http://www.clarin.com/diario/2005/11/11/um/m-01087774.htm33. Agamben, Giorgio. Homo Sacer. Op. Cit. Pgs. 215 y 217.34. Ibdem. Pg. 222.

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    Esta es la lgica que determina el espacio de excepciny que hace viviente la lgica del campo deconcentracincomo el espaciode la poltica moderna sobre determinados espacios en el estado de dere-cho35.

    Sin embargo, est lgica creo necesita an una vuelta ms que permita aplicarla al entendimiento de

    estos ejemplos que son paradigmticos sobre los espacios de excepcin que da tras da van poblando demanera ms real el mundo que conocemos.

    Propongo regresar a la reflexin sobre el cinismo. Ahora hay que pensar que el Estado moderno occiden-tal soberano y de derecho, que fuese pensado desde el ideario basado en la polis griega, no record (o loque es peor, obvio) el lugar de aquellos no-ciudadanos, excluidos de la ciudadana y mayoritarios en elmodelo de esta democracia y este estado ideal; la escuela cnica vio la luz en los suburbios dice Onfraylejos de los barrios ricos, en un espacio destinado a los excluidos, aquellos a los que el orgullo griego habadejado de lado.36A partir de esta idea se podra imaginar una lnea que cruce las diferentes pocas, desdeel mundo griego, y se ver que los excluidos siempre gozaron de un lugar por fuera de la sociedad;excluidos y marginalizados.

    El Estado moderno, acta y controla biopolticamente el dominio del cuerpo, de sus posibilidades, de

    sus capacidades y de sus lmites. Los hechos y los gestos cnicos [por el contrario] expresan la necesidadde la soberana singular: cada hombre debe llegar a ser un dios. [...] La vida se vuelve sagrada mientras seanica37. Entonces, si el Estado nacin es la conformacin a ultranza de la soberana y desde la soberana,apoyarse en un estado de derecho significara singularizar la soberana para cada uno de sus ciudadanos.Digo entonces que el aparato estatal as como estableci quines estn capacitado para ser parte de estaciudadana, tambin es quien puede violarla o violentarla, formando as los espacios de excepcin.

    Con la biopoltica como bien analizaron Foucault, Agamben o Esposito, entre otros se acciona sobrela soberana singularllevndola a una soberana socialen miras de construir un ser nacional. No hay lugarpara la singularidad entendida como individualidad, los que no logran estar al alcance de las expectativas delsistema tienen su lugar en los espacios de exclusin:el depositario de las sociedades modernas. Sinembargo, con el mismo mecanismo (desestructurando y refragmentando los procesos de anatomopoltica-

    biopoltica, vida biolgica-vida poltica) se individualiza nuevamente esta soberana, haciendo o conformandoun aparato como el que ya supo utilizar y perfeccionar el nazismo donde a travs de la singularizacin de lavida a una posicin de animalidad que rompe el pacto social y deja que cada uno tome en manos al otro,devolviendo al hombre a una posicin anterior en la cual la exclusin y la marginalidad son una parte ms enel camino del poder soberano para mantener el (des)equilibrio. Y donde este poder sobre la singularidadpuede ser tomado por aquel que logre dominar la fuerza (material, poltica, violenta) y la aplique sobre el otro.

    El caso de las favelas de Brasil se entiende de mejor manera como el orden posible de establecer atravs de la lgica de poder dentro del campo en donde la soberana sobre el cuerpo (vida) de los marginadoses tomada como dijimos por aquellos que han recogido el poder y el monopolio de la violencia. Es por elloque constituyen los espacios en donde la violencia ya no est monopolizada por el poder soberano, sino poraquel que domine y decida sobre la violencia en estos espacios. Corresponde identificarla entonces comouna manera de violencia des-soberana.

    Desde la concepcin agambeniana de relacin de excepcin (aquella que necesariamente relacionaincluyendo algo a travs de su exclusin) as como la nocin de traspaso de la soberana para definirnuestros espacios de excepcin, como tambin para los espacios de excepcionalidadantes trabajados.

    35. Es por ello que Agamben dice que El nazismo hace de la nuda vida del homo sacer, definida en trminos biopolticos yeugensicos, el lugar de una incesante decisin sobre el valor y el disvalor, en que la poltica se transmute permanentemente entanatopoltica y el campo de concentracin pasa a ser, en consecuencia, el espacio poltico [por excelencia]. Agamben, Giorgio.Homo Sacer. Op. Cit. Pg.194. Creemos, a diferencia de los aportes del filsofo italiano, que esta lgica no puede ser aplicada alcomn de los estados que hoy en da forman el planeta tierra a la hora de intentar una materializacin de ste planteo, es por elloque formulamos nuestra respuesta. Pero, por el contrario, si creemos que es una de las contribuciones ms importantes paraentender el ser del comportamiento poltico en la modernidad y, que tal vez, pudisemos considerar y hasta arriesgar como una

    futura tesis a trabajar, que es la excepcin como comportamiento, como ideario y como espacio la metafsica de nuestro tiempo(dando un nuevo paso luego del dejado por Martn Heidegger quien dijera que la tcnica era la metafsica de nuestro tiempo).36. Onfray, Michel. Cinismos. Op. Cit. Pg. 37.37. Ibdem. Pg. 74.

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    Porque las favelasy los suburbios, como depositarios de la exclusin soberana,tienen su propio ordeny estructura de poder; situacin que los emplaza en una realidad semejante en cuanto a algunas variablesque se desprenden a la excepcin como nomos de la poltica moderna y como forma de configurar ciertasrelaciones, ms que al campo en s pero diferente ya que si existe un tipo de soberana social contenida enestos espacios, pero que est regida por otro orden: el del ms fuerte en el primero y el de la indiferencia y

    la pobreza en el segundo. Los suburbios franceses, y con este modelo tambin el de los guetos, conformanespacios de excepcinen donde la determinacin se efecta por la exclusin soberana de estas poblacio-nes (sea marginndolos econmicamente, excluyndolos por una causa tnica, religiosa o poltica).

    Es fundamental agregar que estos dos modelos no son excluyentes. Sino que puede aparecer o darseambas lgicas en un mismo espacio de excepcin. Tanto la violencia des-soberana como la exclusinsoberana: determinaran tanto el espacio conformado como el ordenamiento y el la estructuracin del com-portamiento.

    Entonces, se efecta en estos espacios de excepcinel pasaje de la violencia en manos del podersoberano a una indeterminacin por la cual pueda ser recogida por cualquiera de los que la habitan o formanparte de estos espacios. As como lo expliqu sobre los espacios de excepcionalidad, son espacios soste-nidos por la lgica de la excepcin. Pero a diferencia de los espacios de excepcionalidad estos espacios

    son el depositario de aquellos que deben estar fuera del sistema y que el Estado no ha podido eliminar(siguiendo la lgica del campo). Es as que se los obliga a estar en el margen, pero negativamente, ya quecualquier gesto o intento de salirse de all los pone en manos del poder institucional para volverlos a llevarah, encarcelarlos, criminalizarlos o deportarlos.

    Estos espacios, entonces, estarn determinados, como los ejemplos evidencian, en el rgimen quegobierna un gueto que repite la lgica de la excepciny en las relaciones que internamente delimitan elcomportamiento entre bandas; pero tambin en el modo en que un gobierno margina a un sector de lapoblacin, excluyndolos.

    Finalmente, quiero expresar que tanto los espacios de excepcionalidad como los espacios de excepcingeneran zonas de indiferencia entre hecho y derecho y entre vida poltica y vida biolgica dentro de la

    territorialidad del Estado Moderno en donde la violencia pierde su condicin de institucionalidad por partede este estado (que mantena su monopolio), y a travs de este traspaso de la soberana (o prdida tal vez)y de la singularizacin de la vida quien lo ejerza podr hacerlo sin reparos con la condicin, y el valor moral,del otro.

    En estos espacios se modifican las relaciones sociales haciendo de ellas una consecuencia de laradicalidad del hombre. Es el espacio de ruptura definitivo como seal al comienzo del trabajo entre elmundo humano y el mundo animal, en donde el uso de la violencia o la potencialidad de ste ya seaejercida contra el otro, contra uno mismo o contra nadie se posiciona por sobre el derecho y establece elmodo de configurar el comportamiento.

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