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revista enciudarte #1 Salta | Mayo 2014
Abriendo la imagen de la ciudad otra Belén Scigalszky
“En el proceso morfológico, los hombres
no representan aparentemente más que
una etapa intermedia entre los monos y
los grandes edificios” Bataille
Como fue que llegamos aquí para escucharnos decir cosas sobre
nuestra ciudad?, sobre sus erosiones, su fisonomía, sus múltiples palabras y
brotes, sobre lo que pueden hacer o no sus parásitos humanos.¿ Cómo y para
qué pensarnos hoy a través de im-‐personales expresiones en los escenarios y
revista enciudarte #1 Salta | Mayo 2014
reservorios urbanos?.¿ Lo hacemos para publicar, para encontrarnos aquí hoy
y poder contentarnos con descripciones del discurso, de enunciados y
etcéteras?, corremos el riesgo de ser sólo una función de la sociedad.
Ya ni siquiera corremos el riesgo, el riesgo es nuestro camino,
pensar es decidir: es ponernos una imagen de la vida (aunque muchos no lo
hagamos y nos mantengamos sostenidos por poder leer, contemplar y decir
algunas cosas más que los otros).
Pienso en Nietzsche y Bataille, este último cuando dice “la ausencia
de necesidad es mas desdichada que la ausencia de satisfacción” hablándole a
los hombres de la sociedad de mediados del siglo XX. Vuelvo a la pregunta
cómo es que estamos aquí pensándonos? Tenemos necesidad de ello? de
donde surge nuestra decisión de pensar esto? O cómo Nietzsche mostraba
en su Segunda Consideración Intempestiva: sobre la utilidad y el perjuicio de la
historia para la vida, en la que comienza diciendo que expondrá sobre
“porqué el conocimiento humano hace languidecer la actividad humana […] es
que aún carecemos de lo meramente necesario y lo superfluo es el enemigo de
lo necesario”.
Creo que después de algunas lecturas como la de estos autores, uno
se siente violentado por una fuerza ferviente que dice sé intempestivo con tu
presente, y esto exige que nos abramos a un vértigo, a la posibilidad de
sentir la necesidad!, lo necesario, quizás trasformar una parcialidad del
mundo, o una visión.
Toda esta introducción espero me haya valido ahora para
justificarme en mi dispersión, como mencioné anteriormente creo que
pensar es decidir, es ponernos una imagen de la vida (o sea la necesidad,
que nos haga mover para trasformar), pensar la ciudad me llevó a varios
vértigos uno de ellos, la no degradación del cemento, otro la acumulación de
personas, autos, BASURA.
Suena claro que hay un problema de base en estos vértigos: el
ESPACIO, si se intenta pensar la ciudad y cualquier cosa dentro de ella, es
cabe definir qué vamos a decidir por espacio. Foucault en De los espacios
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otros, expresa que el espacio se da como relaciones de emplazamientos, es
decir sitios o puntos que se distancian bajo alguna relación, el autor
menciona algunos: proximidad, almacenamiento, circulación, clasificación de
elementos humanos, etc. Nuestra vida social circula a través de
emplazamientos y se rige en ellos. Foucault explica que las utopías son
emplazamientos sin lugar real, y en contraposición a éstas existen lugares
reales y efectivos, que están diseñados en la institución de la sociedad misma
son: las heterotopías; en ellas se da una experiencia medianera puesto que
requiere del individuo que la frecuenta, una instancia o disposición fuera de
lo que es el tiempo de trabajo.
Para poner algunos ejemplos, son heterotopías: los psiquiátricos, los
geriátricos, los museos, las bibliotecas, las cárceles, los cementerios. Es en
éste último en el que me quiero quedar, ¿porqué elegir el cementerio? Para
Bataille las sociedades se erigieron según el mundo del trabajo, y para que el
trabajo pueda desarrollarse había que dominar las dos violencias de la
naturaleza: la muerte y la reproducción, fue así que se dieron las principales
prohibiciones dentro de las comunidades de humanos (desde sus orígenes),
“la colectividad humana, consagrada en parte al trabajo, se define en las
prohibiciones, sin las cuales no habría llegado a ser ese mundo del trabajo que
es esencialmente […] la trasgresión organizada forma con lo prohibido un
conjunto que define la vida social” (45;69). Es así como menciona Bataille que
las prohibiciones dieron origen a la vida social en torno al trabajo, así pues se
entiende que la prohibición de la muerte esté regida por los ritos funerarios,
por el darle un valor al cadáver diferenciándolo de los otros objetos, también
la reproducción se prohibió para reconducirla en una forma de erotismo de
los cuerpos, las parejas se unían en coito fuera de la vista de los demás, etc.
Ahora bien, este autor menciona la forma de transgresión de tales
primigenias prohibiciones, y muestra como el control de tales transgresiones
también son partes de la vida social, las transgresiones eran las fiestas de la
colectividad, los rituales religiosos, como el sacrificio, los juegos, el carnaval,
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entre otras. Estas transgresiones tienen una duración y un punto final,
puesto que después se requería volver al tiempo del trabajo.
Foucault señala “el cementerio constituye un lugar altamente
heterotópico, puesto que comienza con esa extraña heterocronía que es, para
un individuo, la pérdida de la vida, y esa cuasi eternidad donde no deja de
disolverse y de borrarse”, comienza con la cara, con la fascinación del cadáver
“la violencia, así como la muerte que la significa, tienen un sentido doble: de un
lado un horror vinculado al apego que nos inspira la vida, nos hace alejarnos;
del otro, nos fascina un elemento solemne y a la vez terrorífico, que introduce
una desavenencia soberana” señala Bataille. Entonces en el cementerio como
espacio urbano, y la experiencia de la muerte cercana, encontramos una
tensión desde la cual podemos y debemos decidir algo, vuelvo a Foucault
“Las heterotopías tienen por rol crear un espacio de ilusión que denuncia
como más ilusorio todavía todo el espacio real (Foucault, 1984:11)”.
Mi tesis es la siguiente, es posible transgredir la prohibición de la
muerte, con el fin de denunciar el carácter mismo de prohibición en la cual se
erige el mundo del trabajo, o sea denunciar la pantomima del trabajo del cual
no podemos salir, de la cual el muerto no se libra de la cuota para
permanecer en el sitio donde su cuerpo cae. ¿Será que en realidad toda
nuestra vida social se mantiene en esa red administrativa de deberes y
derechos, para no ser exhumados de nuestras propiedades privadas, y no
pasar nunca a la fosa común anónima?
La necrópolis es la ciudad de los muertos, la “ciudad otra” ese barrio
de silencio, con casas y camas, ciudad de la permanencia igual a la nuestra,
donde lo imparmente reina, pero un lento residuo del tamaño de los
cuerpos, la basura, el cemento, se estaciona allí, donde no vamos a poder
hacer más nada.
Pensar, hoy decidí pensarnos en estas imágenes que son muy
parecidas a nuestros miedos, porque sentí la necesidad que: no pese sólo
desde lo intelectual descriptivo, sino desde la más profunda corporeidad. Por
revista enciudarte #1 Salta | Mayo 2014
cuánto tiempo más? Hasta que los cementerios colapsen, hasta que la tierra
no pueda recoger los muertos, de las mil tipos de muertes.
Pensar es decidir, depende que decidamos, nos cala adentro o nos
contenta.
Abono hacia algunas mínimas transgresiones que nos posicionen
denunciando la “protección de la sociedad, que nos alejaron hace mucho de
la vida”, abono pensar para la vida