Arquitectura Paleocristiana

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Arquitectura paleocristiana Basílica de Santa Sabina en Roma , de arquitectura paleocristiana construida en el siglo V. La arquitectura paleocristiana, también llamada arquitectura cristiana primitiva, se entiende como la que se realizó entre finales del siglo III hasta el siglo VI y nacida principalmente como una necesidad para la construcción de estructuras propias para la religión cristiana . 1 Aunque se originó en Siria y Egipto pasó rápidamente a Occidente y fue en Roma como centro de la cristiandad , donde se produjeron las primeras manifestaciones de monumentos de arquitectura en el ámbito de los cementerios o catacumbas , dentro de una etapa de clandestinidad debido a las persecuciones de que eran objeto los que practicaban la religión cristiana. En esta misma época para celebrar las asambleas de culto religioso se utilizaron viviendas privadas, adaptándose algunas de sus salas para este fin, (domus ecclesiae ). 1 La siguiente etapa empezó el año 313 con el Edicto de Milán promulgado por los emperadores Constantino el Grande —después de su conversión— y Licinio , donde se otorgó a los cristianos plenos derechos de manifestación pública de sus creencias: ... que a los cristianos y a todos los demás se conceda libre facultad de seguir la religión que a bien tengan; a fin de

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Arquitectura paleocristiana

Basílica de Santa Sabina en Roma, de arquitectura paleocristiana construida en el siglo V.

La arquitectura paleocristiana, también llamada arquitectura cristiana primitiva, se entiende como la que se realizó entre finales del siglo III hasta el siglo VI y nacida principalmente como una necesidad para la construcción de estructuras propias para la religión cristiana.1

Aunque se originó en Siria y Egipto pasó rápidamente a Occidente y fue en Roma como centro de la cristiandad, donde se produjeron las primeras manifestaciones de monumentos de arquitectura en el ámbito de los cementerios o catacumbas, dentro de una etapa de clandestinidad debido a las persecuciones de que eran objeto los que practicaban la religión cristiana. En esta misma época para celebrar las asambleas de culto religioso se utilizaron viviendas privadas, adaptándose algunas de sus salas para este fin, (domus ecclesiae).1

La siguiente etapa empezó el año 313 con el Edicto de Milán promulgado por los emperadores Constantino el Grande —después de su conversión— y Licinio, donde se otorgó a los cristianos plenos derechos de manifestación pública de sus creencias:

... que a los cristianos y a todos los demás se conceda libre facultad de seguir la religión que a bien tengan; a fin de que quienquiera que fuere el numen divino y celestial pueda ser propicio a nosotros y a todos los que viven bajo nuestro imperio. Así, pues, hemos promulgado con saludable y rectísimo criterio esta nuestra voluntad, para que a ninguno se niegue en absoluto la licencia de seguir o elegir la observancia y religión cristiana. Antes bien sea lícito a cada uno dedicar su alma a aquella religión que estimare convenirle.

Copias de las constituciones imperiales de Constantino y Licinio, traducidas del latín al griego

A partir de esta legalización de la religión cristiana, tres nuevos modelos aparecen en la historia de la arquitectura bajo Constantino, si bien son reinterpretaciones de modelos anteriores: las basílicas, los baptisterios y los mausoleos. Los dos últimos tomaron

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mayoritariamente la planta centralizada, circular o poligonal, que mejor se adaptaba a la compleja función a que estaban destinados. Destacó sobre todo, la construcción de la basílica, con la adaptación del edificio romano del mismo nombre que, sin embargo, pasó de una función civil a una religiosa.2 La basílica paleocristiana, tiene su origen principal en conseguir el espacio arquitectónico mediante el cubrimiento de lo que podían formar el pórtico columnado por dos stoa griegas enfrontadas, esto si provenían del modelo del templo griego. Aunque más claramente deriva su tipología arquitectónica de la basílica romana. El templo era considerado tanto en la religión griega como en la romana la residencia del dios y la función no era que los ciudadanos entraran a orar, las oraciones y los sacrificios se hacían fuera, por lo que el altar estaba normalmente frente al edificio y este —al no tener que acoger mucha gente— podía disponer de unas estancias interiores más pequeñas que en el caso cristiano. Como ya lo describe Bruno Zevi:

Si comparamos una basílica romana y una de las nuevas iglesias cristianas, encontramos relativamente pocos elementos diferenciadores a parte de la escala.3

Contexto histórico

Icono donde aparece Constantino presidiendo el Primer Concilio de Nicea.

El Imperio Romano presentaba hacia el siglo III un declive económico y de inestabilidad política, el paganismo como religión no proporcionaba el consuelo necesario ni una salvación segura. Las nuevas religiones monoteistas provenientes de Oriente, como el judaísmo y su rama del cristianismo en la que un Dios moría y resucitaba para lograr la salvación de todos los humanos, parecía que podía conseguir llenar las nuevas necesidades espirituales en esa época de incertidumbre. El cristianismo fue introduciéndose poco a poco gracias a la predicación del Evangelio que hombres como Pablo realizaron por todo el Imperio, los ritos de esta religión cristiana eran mucho más simples y más cercanos a la

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gente del pueblo que los grandes ceremoniales y la pomposidad con que se celebraba el culto oficial del paganismo. Durante el primer siglo después de la muerte de Cristo, evolucionó lentamente, los ritos eran la oración común, el bautismo y las ofrendas o banquetes funerarios. Hacia la mitad del siglo III se contaba con unos cincuenta mil creyentes y en Asia Menor más de la mitad ya eran cristianos.4

Una leyenda explica la conversión al cristianismo de Constantino I el Grande, antes de la batalla del Puente Milvio tuvo una visión de una cruz en llamas con la inscripción: «Con este signo vencerás». Constantino salió victorioso y el monograma de la Cruz se convirtió en su símbolo. El año 313 mediante el Edicto de Milán legitimó el cristianismo y se consideró como el jefe de la Iglesia, como Pontífice Máximo , hizo importantes donaciones, dio soporte para la construcción de templos y convocó el primer Concilio de Nicea —y primer Concilio Ecuménico— el año 325 en Nicea de Bitinia, una ciudad del Asia Menor.4 Trasladó en el año 330, la sede del Imperio Romano a Bizancio que renombró como Constantinopla y la dedicó a la Virgen. Este traslado tuvo el efecto posterior, en el año 395, de dividir el reino en el Imperio Romano de Oriente o Imperio Bizantino y el Imperio Romano de Occidente. El emperador Teodosio I a finales del siglo IV consiguió hacer oficial la religión cristiana con el Edicto de Tesalónica,5 quedando cada vez más reducida la práctica del paganismo.1 Las invasiones bárbaras en el siglo VI pusieron fin a la arquitectura paleocristiana en el Imperio de Occidente, así como en los territorios de Siria, Egipto y el África del Norte marcaron el límite hasta la conquista árabe en el siglo VII.2

El arquitectura bizantina produce un nuevo lenguaje a partir del siglo VI que comienza en la época del emperador Justiniano I y marca una ruptura con la arquitectura paleocristiana del Occidente, los arquitectos bizantinos recuperan la estructura abovedada con cúpula y el concepto de la planta central, como por ejemplo el de la iglesia de Santa Sofía de Constantinopla, la de San Vital de Rávena y también en esta misma población la de Basílica de San Apolinar Nuovo que aún presenta el tipo de iglesia basilical paleocristina de forma rectangular con tres naves longitudinales y el vestíbulo en la entrada.6

CatacumbasArtículo principal: Catacumbas.

Las catacumbas de San Calixto.

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Cripta de los papes en las catacumbas de San Calixto.

Imagen del Buen Pastor en las catacumbas de Priscila.

Las catacumbas fueron galerías subterráneas excavadas en el suelo, en donde se efectuaban los enterramientos de los paganos, judíos y primeros cristianos en Roma tras la muerte de Cristo. Estaban situadas fuera de los muros de la ciudad, ya que la ley romana del Imperio no permitía los entierros dentro de la zona urbana por motivo religioso y de higiene.7 Aunque también se encuentran en otras ciudades, las más numerosas y más extensas son las pertenecientes a Roma con un total de unas sesenta catacumbas diferentes, cerca de 750.000 tumbas y que ocupan entre 150 a 170 kilómetros de longitud, se cree que usaban antiguas galerías abandonadas, de las que se había extraído una piedra llamada puzolana, que una vez triturada servía para hacer cemento.8 Por estudios realizados en el siglo XIX, esta teoría fue rebatida bajo la dirección del jesuita Marchi y su alumno el arqueólogo Juan Bautista Rossi, que dieron como cierta que la construcción de las galerías fueron hechas expresamente para su utilización como cementerio.9 La organización del primer cementerio se atribuye al papa Calixto I y la fecha hacia el 200, en el estudio realizado por el arqueólogo Paul Styger para la catacumba de San Calixto concuerda con esta atribución. Su utilización se prolongó hasta después del saqueo de Roma del año 410 por los visigodos, pues en aquel tiempo ya se disponían de grandes basílicas donde se podían utilizar para servicios funerarios y guardar las reliquias de los mártires.10

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Estructura

La mayoría de las realizadas en Roma tuvieron su origen en el siglo II, se encuentran, bajo tierra a lo largo de las grandes vías a la salida de la ciudad como la Vía Apia, la Vía Ardeatina , la Vía Salaria o de la Vía Nomentana y constan de un sistema de galerías subterráneas que forman una especie de laberinto. Primero se excavaba un primer nivel y se iba extendiendo a pisos inferiores siguiendo líneas irregulares debido al terreno y se llegaba a profundizar hasta treinta metros. En las paredes se realizaban los huecos para las tumbas en sentido horizontal, llamados loculi, normalmente para contener un solo cadáver, aunque también en alguna excepción podían contener más cuerpos y se cerraban o sellaban con una losa de piedra o de ladrillos en muchas de las cuales habían inscripciones en latín o en griego. Había otro tipo llamado arcosolium (arcosolio), que consistía en un nicho con un arco, cerrado con una lápida para personajes más importantes. El cubiculum era un tipo de espacio que contenía varios loculi para una misma familia, como pequeñas capillas decoradas con frescos, se encontraban en el cruce donde coincidían varios pasajes o galerías y por último pequeñas criptas que contenían la tumba de un mártir.10 En casi todas las catacumbas se encuentran claraboyas abiertas en el techo de las criptas o en las mismas galerías, en principio se usaban para subir a la superficie la tierra que se extraía durante su construcción y se dejaban abiertas para que fueran puntos de iluminación y ventilación.11

Simbología e iconografía

Los símbolos eran tema que dominaba en casi todas las sepulturas, se encontraban imágenes como la paloma representando la paz, la cruz y el ancla la salvación, el ave fénix la resurrección y el pescado y el Buen Pastor correspondían a la imagen de Cristo. Las pinturas al fresco reproducían escenas del Antiguo Testamento como el sacrificio de Isaac; Noé y su arca; Daniel en la fosa con leones; Elías en su carro; los tres hebreos Ananías, Misael y Azarías en el horno ardiente. También del Nuevo Testamento se hay numerosas historias sobre la vida de Cristo y representaciones de la Virgen con el Niño sentado en su falda, la llamada Theotokos . Muchas de estas imágenes se encuentran representadas por primera vez en las catacumbas de Priscila.12

Domus ecclesiae

Restos de la domus ecclesiae de Dura Europos en Siria.

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La domus ecclesiae (palabra latina que significa «Asamblea» o «Casa iglesia») era un edificio privado, adaptado a las necesidades de culto, para los primitivos cristianos. Una de las iglesias cristianas más antiguas se encuentra en la ciudad de Dura Europos antiguo asentamiento helenístico convertido en guarnición fronteriza romana y situado cerca del río Éufrates en el actual Siria.

Cristo camina sobre el agua en el baptisterio de Dura Europos.

Este lugar fue excavado en 1930 y entre sus edificios se encontró una estructura que había sido transformada para su uso en iglesia, la que se dató del año 232 gracias a un grafito. A su lado había habilitado y decorado una sala utilizada como baptisterio, algunos de sus frescos que representan el Buen Pastor, la curación del paralítico, Adán y Eva o Cristo caminando sobre el agua, son temas tratados también en las catacumbas. No se ha llegado a una conclusión clara sobre dónde comenzó el arte paleocristiano ni cómo las escenas pudieron ser trasladadas de un lugar a otro.13

TituliArtículo principal: Titulus.

Las primeras salas de reunión de las comunidades cristianas en Roma se efectuaban en casas privadas que se conocen como los tituli por el nombre de sus propietarios que se ponía en una placa de mármol en los mencionados edificios, normalmente se adaptaba el triclinio, como sala mayor, para la celebración de sus ritos religiosos.14 Estos ritos o ceremonias incluían oraciones, lectura de pasajes de los Evangelios y Epístolas así como sermons. En el siglo III, la presidencia de la misa la tenían los episkopoi (obispos) y se mantuvo una separación para aquellos que estaban recibiendo la formación pero aún no habían recibido el bautismo a los que se les requería que salieran a otra habitación cuando

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llegaba el momento de celebrar la Eucaristía, antes de la edificación de las iglesias o basílicas, no existía el altar sino una simple mesa para celebrar este culto.15

Cripta de San Martino ai Monti por François Marius Granet (1806).

Bajo diez metros de la actual basílica de San Martino ai Monti, identificado como Titulus Aequitii, nombre proveniente de su propietario Equizio, fue una de las casas privadas de Roma utilizadas como domus ecclesiae. Se construyó a finales del siglo II o principios del siglo III y se trataba de un edificio rectangular de dos plantas con un gran patio central, cerca del cual, en la planta baja se cree que era la que estaba destinada para las funciones del culto religioso, una gran sala dividida en columnas era donde se celebraba la Eucaristía, otra sala estaba reservada para los catecúmenos, aunque no se han encontrado vestigios arqueológicos de la presencia de ningún pila bautismal. La planta superior debía ser utilizada como vivienda privada. La primera iglesia fue fundada por el papa Silvestre I en el siglo IV, en su origen estaba dedicada a todos los mártires, posteriormente el papa Símaco la dedicó a san Martín de Tours y el papa san Silvestre, la agrandó y la elevó sobre la anterior. En el siglo IX el papa Sergio II ordenó su restauración y la construcción de la actual basílica de San Martino ai Monti.16

BasílicasArtículo principal: Basíli ca .

Con la proclamación del Edicto de Milán, los cristianos pudieron practicar libremente sus cultos religiosos y para ello construyeron las basílicas tomando como modelo las que habían sido para los romanos centros civiles con actividades de mercado y como sala de justicia. Las de nueva construcción siguieron los mismos tipos con la diferencia de su utilización, para los cristianos en los edificios el culto y las asambleas se realizaban dentro de ellos, mientras que el culto grecorromano se efectuaba alrededor del templo.17

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Plano reconstruido de la Archibasílica de San Juan de Letrán, que se puede considerar como una tipologia normal de les basíliques paleocristianes.

Con Constantino a la cabeza, el cristianismo y sus líderes ocuparon posiciones principales, la arquitectura pasó del simple refugio en casas privadas, a nuevas formas monumentales, inspirada en la arquitectura romana, con el cambio necesario para su aplicación a las nuevas funciones de los cultos de la religión, que además cada día aumentaba en número de creyentes.18 A pesar de la gran cantidad de templos o basílicas cristianas que se construyeron durante el siglo IV, en siglos posteriores fueron muchos de ellos destruidos o reformados.19

Estructura

La basílica paleocristiana en general constaba de tres partes: un atrio de acceso, el cuerpo de la basílica longitudinal, dividido en tres o cinco naves separadas por columnas, la nave central siempre solía tener más altura, mientras sobre las naves laterales a veces tenían unas galerías o tribunas llamadas matroneo especialmente realizadas para las mujeres. En el presbiterio, se situaba el altar. La cabecera estaba ocupada por un ábside cubierto con una cúpula de un cuarto de esfera. Los no bautizados ocupaban un lugar ante la puerta de la basílica llamado atrio o nártex donde solía haber una gran pila de agua para las abluciones.17 La cubierta en la construcción de la basílica paleocristiana primitiva acostumbraba a ser a dos aguas con techumbre de madera, poco pesado, por lo que sus muros eran completamente lisos y no había necesidad de construir contrafuertes. La luz exterior provenía de grandes ventanas abiertas en las paredes laterales y de la parte alta de

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la nave central por el claristorio. Muchos de los materiales empleados como las columnas y capiteles fueron aprovechados de otros edificios romanos.20

Funcionalidad

Se utilizó la arquitectura cerrada correspondiente a la basílica civil romana, principalmente porque el templo romano o griego era normal que se rechazara por su significación contraria al cristianismo, pero también porque el tipo estilístico no era fácil ajustarlo al nuevo rito cristiano, el sacrificio pagano se realizaba en un altar situado en el exterior del templo y el interior se utilizaba para colocar la estatua del dios al que se dedicaba su culto. También en la religión cristiana se efectuaba el acto del sacrificio simbólico en un altar para la transubstanciación del vino y el pan en la sangre y el cuerpo de Cristo, pero siempre se había realizado en lugares cerrados, como había sido realziado en la Santa Cena celebrada por Cristo. Para el ritual del siglo IV se necesitaba un camino para el recorrido procesional del clero, una parte donde se colocaba el altar y se celebraba la misa, otra parte para los fieles que participaban en la procesión y comunión y otra para los catecúmenos o no bautizados.21

Basílicas constantinianas

Aspecto actual de la basílica civil de Constantino de Tréveris.

L'absis de la Archibasílica de San Juan de Letrán, con la cátedra papal.

Artículo principal: Basílica de Constantino de Tréveris.

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De esta forma la basílica cristiana pasó a la utilización para un solo ritual, al contrario de la basílica civil romana que había tenido diversos servicios públicos. Uno de los modelos que se cree fue más utilizado para el origen de la basílica cristina, fue la basílica civil de Constantino de Tréveris, realizada en el año 310 con un espacio rectangular y un gran ábside semicircular que albergaba el trono del emperador romano. Se construyó con las piedras de edificios más antiguos, y no constituía un edificio aislado, sino que en la época de la Antigüedad tardía formaba parte del recinto del palacio imperial: los vestigios de los edificios adyacentes se pusieron al descubierto en los años ochenta y hoy todavía son visibles. Algunos rastros de yeso que cubrían los ladrillos de origen así como algunas características antiguas se conservaron a la altura de las aberturas de las ventanas.14

Artículo principal: Archibasílica de San Juan de Letrán.

En las primeras basílicas cristianas la funcionalidad se tuvo muy en cuenta, una de la primeras donaciones del emperador Constantino al Obispo de Roma —seguramente el papa Melquíades I—, el año 313 para su residencia fue el Palacio de Letrán. Junto a él se construyó la basílica dedicada al Santo Salvador (la actual Basílica de San Juan de Letrán), consagrada por el papa Silvestre I. Con el tiempo, esta basílica se ha ido transformando, pero se ha podido reconstruir el proyecto original, constaba de una nave central más ancha y dos más estrechas en cada lado separadas por grandes columnatas, la nave central era más alta y con una cubierta a dos aguas. Entre esta cubierta y las de las naves laterales había una hilera de ventanas para iluminar el interior de la basílica. Toda la construcción estaba efectuada de ladrillo excepto las columnas de mármol y la cubierta de madera. Por la nave central entraban en procesión el Obispo de Roma seguido por su clero hasta llegar al gran ábside donde tenían sus asientos y el altar para celebrar la ceremonia, mientras los fieles utilizaban las naves laterales más cercanas a la central y los catecúmenos las naves más exteriores, que al parecer estaban separadas por cortinas colocadas en los intercolumnios.21 22

Artículo principal: Antigua Basílica de San Pedro.

Fresco que reproduce el aspecto de la Antigua Basílica de San Pedro durante el siglo IV.

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Grabado de Luigi Rossini después del incendio que destruyó la Basílica de San Pablo Extramuros en 1823.

Ábside paleocristiano de la Basílica de Santa Inés Extramuros

También bajo el mecenazgo de Constantino en Roma, se empezó la sota el mecenazgo de Constantí a Roma, es va començar la construcción de la Antigua Basílica de San Pedro, entre el 328 y el 330, una de las más importantes basílicas paleocristianas. Se realizó sobre donde estaba la sepultura del mencionado santo en la Colina Vaticana y donde ya se encontraba un pequeño santuario en su honor. La cronología exacta de la construcción no es conocida, aunque el Liber Pontificalis indica que fue edificada por Constantino durante el pontificado del papa Silvestre I (314-335).23 Desaparecida en la actualidad, es conocida por documentos anteriores a su destrucción durante el Renacimiento.24 Varios escritores dejaron descripciones detalladas como Tiberio Alfarano en De Basilicae Vaticanæ antiquissima et nova structura (1582) con diseños de la planta del antigua basílica, aunque no fue editada hasta el año 1914,25 o la obra de Onofrio Panvinio De rebus antiguis memorabilibus et praestantia basilicae S. Petri Apostolorum libri septem.26

La basílica tenía la estructura muy amplia de ciento diez metros de largo. El acceso a la misma tenía lugar a través de un patio o atrio rodeado de arquerías, preludio de los claustros conventuales, hasta que se llegaba a un vestíbulo transversal llamado nártex, donde aguardaban los catecúmenos o no bautizados. Acto seguido se ingresaba en el templo dividido en cinco naves, dos a cada lado y una central, más alta y ancha que conduce

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directamente al altar situado al fondo en un ábside semicircular, después de atravesar un espacio transversal llamado bema, de origen oriental, pero que preludiaba el transepto de la Edad Media. Aquí se encontraba el martyrium de san Pedro bajo un baldaquino de mármol apoyado sobre cuatro columnas también de mármol con sus relíquias y donde se reunían los peregrinos que venían a honrarlo. Las naves estaban separadas cada una por veintiuna columnas libres que sostenían un entablamiento sobre el que reposaban una serie de arcos que permiten el paso de la luz para iluminar el interior de la basílica.27

Artículo principal: Basílica de San Pablo Extramuros.

Por estos mismos años promovió Constantino la edificación de la Basílica de Sant Pau Extramurs sobre la tumba de san Pablo, que fue enterrado después de haber sufrido martirio en una amplia necrópoli que ocupaba toda el área de la basílica y de la zona que la rodea, en su tumba se construyó un edículo, cella memoria, a lo largo de la Vía Ostiense. Sobre este lugar y por motivo del terreno, la construcción de la basílica quedó un poco más pequeña que la del apóstol san Pedro, con sólo tres naves, hecho que se subsanó en el año 386 cambiando la orientación y construyendo una iglesia mucho mayor con cinco naves y con transepto, pero dejando el altar sobre la tumba del santo, como era costumbre, como la dedicada a san Pedro. El papa Siricio I consagró el edificio.Esta basílica se destruyó en un incendio del año 1823, salvándose el ábside, altar y la cripta donde se encontraba el cuerpo de san Pablo, siendo el resto totalmente reconstruido.28

Artículo principal: Basílica de Santa Inés Extramuros.

Santa Inés Extramuros fue construida en el año 324 sobre las catacumbas de la Vía Nomentana donde se encontraba enterrada dicha santa, la basílica es mucho más pequeña que la de san Pedro y la de san Pablo y está semisubterránea, tiene tres naves y en la parte superior de las laterales la galería para las mujeres, las columnas de separación de las naves son de diferentes mármoles con diversos colores. En el ábside se conservan mosaicos provenientes de una reconstrucción realizada por el papa Honorio I a mediados del siglo VII, en el que hay representadas tres figuras aisladas en el centro santa Inés y a sus lados los papas Símaco y Honorio I, con un fondo dorado típico ejempo de la influencia bizantina en esta época romana.29

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Basílicas en Tierra Santa

Interior de la Basílica de la Natividad.

Constantino también contribuyó a la construcción de otras iglesias en Tierra Santa, la de la Natividad en conmemoración del nacimiento de Jesús en la ciudad de Belén y en Jerusalén la del Santo Sepulcro para honrar la tumba de Cristo, donde el propio emperador había dado instrucciones para conseguir que este templo fuera «la basílica más bella de la tierra».30

Artículo principal: Basílica de la Natividad.

La de la Natividad fue realizada alrededor del 333, aunque tuvo que ser reformada en el siglo VI, después de haber sido quemada y destruida durante la rebelión de los samaritanos del año 529 encabezada por su líder Juliano ben Sabar. Presentaba una planta longitudinal que incluía un gran atrio antes de la entrada, que servía de descanso a los peregrinos, la basílica para la realización del culto constaba de cinco naves con una planta prácticamente cuadrada (28 x 29 metros) y en la cabecera con una forma de octógono y cubierta de madera, se encontraba en su centro una abertura rodeada por una barandilla donde se podía apreciar el lugar del nacimiento de Jesús.27

Artículo principal: Santo Sepulcro.

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Lugar del Santo Sepulcro.

El emperador Constantino pidió al obispo Macario se encargara de la obra del templo, para ello mandó a su propia madre Elena para que entre ambos dirigieran las obras.31 La basílica del Santo Sepulcro fue consagrada en el año 335.32 Constaba de planta rectangular, tenía un atrio más pequeño que el de La Natividad, su interior constaba de nave central con otras laterales dobles sobre las cuales había unas galerías, la separación de las naves se efectuaba a través de unas majestuosas columnas de mármol con los capiteles dorados. En el ábside recorriendo todo su semicírculo se encontraban doce columnas simbolizando los doce apóstoles, por las naves laterales más exteriores las que estaban junto el muro del edificio conducían a un largo patio situado detrás del ábside, que se cerraba haciendo un semicírculo, en este patio se encontraba cubierto por un baldaquino sostenido por doce columnas, el sitio del Santo Sepulcro de Cristo. Unos años después el mismo emperador o alguno de sus hijos, alrededor del antiguo sepulcro, realizaron la llamada «Anástasis Rotonda», para celebrar la Resurrección, agrandando su construcción con una nueva estructura de 17 metros de diámetro, cubierta de madera en forma cónica y un deambulatorio a nivel del suelo y otro superior de medio círculo en forma de galería.30

Basílicas postconstantinianas

Llamadas también como el periodo de «renacimiento Sixtino», por ser las construcciones más conocidas las realizadas bajo el mandado del papado de Sixto III.33

Artículo principal: Basílica de Santa María la Mayor.

Artículo principal: Basílica de Santa Sabina.

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Mosaico de la nave central de Santa María la Mayor, representando a Abraham y su sobrino Lot. Circa 432-440.

Sobre una iglesia precedente, erigida según la tradición, por el papa Liberio I hacia el 360, el papa Sixto III (432-440), ordenó la construcción de una iglesia dedicada al culto de la Virgen, poco después de haberse afianzado el dogma de la maternidad divina en el Concilio de Éfeso (431). La Basílica de Santa María la Mayor, fue una en la que se utilizó el resurgir o renacimiento de las formas más clasicistas, tiene planta de tres naves y una columnata jónica adintelada y de fuste liso, las pilastras en la zona de claraboyas son de un estilo más refinado que en las anteriores basílicas, es la que representaba mejor los nuevos cambios del estilo paleocristiano. En su interior una de las obras principales es el espléndido ciclo de mosaicos sobre la vida de la Virgen, que data del siglo V y que muestra aún las características del estilo del arte romano tardío. Unos diez años antes se había empezado a construir sobre el Monte Aventino una pequeña basílica dedicada a Santa Sabina en la que se aprecian unas proporciones más armónicas y la elegancia de diversos detalles como los bellos capitels de las columnas corintias reutilizadas de un templo anterior de la diosa Juno. Siguiendo las características de la arquitectura paleocristiana, Santa Sabina presenta unos muros totalmente lisos construidos con ladrillos, sin contrafuertes, ya que el techo es de madera y, por tanto, poco pesado. Lo único que destaca en el exterior es la hilada de ventanales de arcos de medio punto.33

Baptisterios

Planta del Baptisterio de San Juan de Letrán.

La función de estos edificios exentos y cercanos a un templo, por lo general de planta circular, aunque había también octogonales, correspondía a la administración del bautismo

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por inmersión, por lo que en su centro siempre se situaba una gran pila bautismal, pues en aquella época este sacramento se celebraba en personas adultas y por inmersión completa. Su cubierta solía ser una cúpula y estaban ornamentados con mosaicos y pinturas.34

Baptisterio de San Juan de Letrán

El papa Sixto III (434-440) fue impulsor de la construcción de obras sobre edificios anteriores, como sucede con este baptisterio edificado sobre una antigua estructura circular de tiempos de Constantino hacia el año 312, junto a la archibasílica de San Juan de Letrán. Constituye uno de los mejores ejemplos de planta centralizada levantados en el siglo V, convirtiéndose en modelo para otros baptisterios.35 El edificio reconstruido por el papa Sixto III es de planta centralizada con forma octogonal. Este centro está rodeado por un deambulatorio con ocho columnas de pórfido —procedentes de otros edificios derruidos—, sobre el que se encuentra el triforio. Todavía en los dobles ábsides del vestíbulo, se pueden apreciar restos de un mosaico con decoración de pámpanos entrelazados. El papa Hilario (461-468) realizó las capillas dedicadas a San Juan Bautista y San Juan Evangelista.36

Baptisterios Neoniano y Arriano

Ambos baptisterios se encuentran en la ciudad de Rávena capital del Imperio romano en el siglo V y han sido inscritos por la UNESCO en la lista del Patrimonio de la Humanidad de 1996 entre los monumentos paleocristianos de Rávena.37 De todos estos edificios los dos baptisteriors se creen que son los de construcción más antigua. antiguos.38

El Baptisterio Neoniano según la evaluación de ICOMOS: «Es el mejor y más completo ejemplo superviviente de un baptisterio de los primeros tiempos del cristianismo» que «retiene la fluidez en la representación de la figura humana derivada del arte grecorromano.» El mismo organismo en la evaluación para el Baptisterio Arriano dice: "La iconografía de los mosaicos, cuya calidad es excelente, es importante porque ilustra la Santísima Trinidad, un elemento un poco inesperado en el arte de un edificio arriano, dado que la Trinidad no era aceptada por esta doctrina.»39

Baptisterio Neoniano.

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Baptisterio Arriano.

Cúpula del Baptisterio Neonianno.

Cúpula del Baptisterio Arriano.

Uno de los baptisterios, el llamado Neoniano, estaba destinado para los ortodoxos y el otro para los arrianos, este último lo mandó construir por el rey Teodorico el Grande a finales del siglo V. El año 565 después de la condena del culto arriano, esta estructura fue convertida en oratorio católico con el nombre de Santa María. El Baptisterio Neoniano o ortodoxo fue construido por el obispo Neone. Ambos tienen la planta octogonal, la más

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usada en casi todos los baptisterios del arte paleocristiano, por su simbología de los siete días de la semana más el día de la resurrección, relacionando así el número octavo con Dios y la Resurrección, encontrándose la pila bautismal en el centro de la planta. Fueron construidos por la parte del exterior con ladrillos casi sin ornamentación y en el interior sus muros están revestidos de ricos mosaicos y también en la cúpula donde se representa en ambos edificios, en el centro, la escena del bautismo de Jesús en el río Jordán por san Juan Bautista y en su entorno se encuentran los doce apóstoles.40

Mausoleo o Martyrium

Un mausoleo era un edificio funerario con carácter monumental que solía edificarse sobre el lugar donde estaba enterrado un personaje histórico o heroico y que asociado a la figura de un mártir tomaba el nombre de martyrium donde se acudía a venerar sus reliquias, a veces era como un cenotafio y el cuerpo se encontraba sepultado en otro lugar. Un martyrium de los más antiguos datado hacia el año 200 es el de San Pedro que se encuentra bajo la Basílica de San Pedro del Vaticano.41 Estos edificios inspirados en los antiguos originales heroon y el espacio hipetro, fueron adaptados a las necesidaddes del culto funerario para la veneración cristiana.42

Mausoleo de Santa Constanza

Vista interior del Mausoleo de Santa Constanza.

Artículo principal: Mausoleo de Santa Constanza.

Fue erigido como mausoleo hacia el 350 por Constantino para albergar los restos de su hija Constanza. Tiene una estructura de planta circular cubierto por una cúpula de 22,50 m donde se levanta un tambor en el que se abren ventanales para proporcionar luz natural al edificio, el centro de la planta acogía el sarcófago de pórfido rojo de Constanza, en la actualidad trasladado a Museos Vaticanos.43 Está rodeado el centro por un deambulatorio formado por dobles columnas y un segundo círculo delimitado por un grueso muro en el que se incluyen numerosos nichos, así como ventanales de menor tamaño que los de la cúpula central. Estos círculos están cubiertos por una bóveda de cañón anular decorada con mosaico s originales del siglo IV representando escenas de la vendimia, motivos vegetales y animales y putti.44

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Mausoleo de Constantino o Iglesia de los Santos Apóstoles

Hipotética planta de la primitiva iglesia de los antos Apóstoles. Según Crippa, las cinco cúpulas estarían ya presentes en la iglesia constantiniana.

Artículo principal: Iglesia de los Santos Apóstoles.

Para servir como propio mausoleo, el emperador Constantino hizo edificar la antigua iglesia de los Santos Apóstoles en el punto más alto junto a las murallas de Constantinopla. Este mausoleo fue sustituido por una nueva iglesia en la época de Justiniano I y más tarde por una mezquita en 1469, por lo que no queda nada del mausoleo primitivo. La descripción se encuentra en la obra De Vita Constantini, (εἰς τὸν Βιὸν τοῦ μακαριου Κωνσταντινου Βασιλέως λόγοι τέσσαρες), un panegírico más que una biografía de Eusebio de Cesarea. Tenía una planta de cruz griega, el brazo que correspondía a la entrada era ligeramente más largo que los otros tres, en la parte central se debió de instalar el sarcófago en pórfido del emperador, flanqueado por cenotafios o lápidas con los nombres de los apóstoles, ocupando Constantino el lugar decimotercero. Se realizó con la idea de convertirse en un heroon donde el emperador descansaba como un héroe bajo el signo de la cruz. Más tarde esta posición fue cambiada, cuando el año 356 fueron llevadas a la iglesia reliquias verdaderas de los apóstoles, y los restos de Constantino se trasladaron a un mausoleo independiente cercano a la iglesia. Este nuevo alojamiento ya correspondía al planteamiento tradicional funerario, al ofrecer una planta circular cubierta con cúpula.45

En el esquema que nos muestra la historiadora Crippa del mausoleo original indica la presencia de una cúpula en cada uno de los brazos de la cruz. Así consta de cuatro cúpulas rodeando el cimborrio con una altura levemente más pequeña que la de éste. Además, Crippa también propone una planta con colaterales dobles intercomunicadas, lo que da lugar a un anillo o pasillo periférico que rodea todo el espacio interno.46

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Arquitectura paleocristiana: la basílica

La basílica organiza su espacio, generalmente, en tres naves longitudinales, que pueden ser cinco,

separadas por columnas; la nave central es algo más alta que las laterales, sobre cuyos muros se

levantan ventanas para la iluminación interior. La cubierta es plana y de madera y

la cabecera tiene un ábside con bóveda de cuarto de esfera bajo la que se alberga el altar.

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En las grandes basílicas, como la de San Pedro y San Juan de Letrán, en Roma, la estructura de su

cabecera se completaba con una nave transversal llamada transepto. Al edificio basilical se accede

a través del atrio o patio rectangular (antecedente de los claustros), con una fuente en el centro,

que conducía hasta el nártex o sala transversal, situada a los pies de las naves, desde donde

seguían la liturgia los catecúmenos. Las basílicas más notables, además de las citadas, son la

de Santa María la Mayor, San Pablo Extramuros y la de Santa Inés.

Antigua Basílica de San Pedro

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El edificio consistía en cinco naves: una amplia, en el centro, y dos más pequeñas a cada uno de los lados. A su vez, cada una de las naves estaba dividida por 21 columnas de mármol que eran restos tomados de antiguos edificios paganos. La basílica, de 110 metros de largo, tenía la forma de una cruz latina y un techo inclinado enmaderado en el interior, que alcanzaba una altura de 30 metros en el centro. En la entrada se hallaba un atrio al que se conocía como «el Jardín del Paraíso», y que tenía cinco puertas por las que se accedía al cuerpo principal de la iglesia; este atrio en realidad era un agregado realizado en el siglo XVI. No obstante, y a diferencia de los templos paganos anteriores, el exterior de la basílica no estaba decorado de forma magnífica.

Basílica de San Pablo Extramuros

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Basílica de Santa SabinaEs el único ejemplo que permite comprobar la armonía original de las basílicas paleocristianas: sus elegantes proporciones, la sobriedad de sus mármoles y la apertura de tres ventanas en el ábside, se convierten en características de la arquitectura religiosa paleocristiana a partir del siglo V.

Santa Sabina es una basílica temprana, del siglo V. Fue construida por el sacerdote Pedro de Iliria, un cura dálmata, entre 422 y 432, después del saqueo de Alarico I. Se alzó en el lugar donde estaba la casa de la matrona romana Sabina, quien fue posteriormente canonizada como santa cristiana.

Sabina nació en el siglo II en una familia noble que, cuando aúna era muy joven, la casó con el

senador Valentino. Convertida al cristianismo, frecuentó las catacumbas, donde se encontraba con

los otros cristianos, ya víctimas de la persecución. Iba con su niñera Serapia, que ella misma había

convertido.

Fue capturada y, al no querer abjurar de su fe, fue condenada a ser decapitada, junto a Serapia. La

tradición marca el 29 de agosto de 126 como la fecha de su muerte. Sus reliquias están en

la Basílica de Santa Sabina, fundada en 425 en el Aventino de Roma.

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Basílica de la NatividadLa Basílica de la Natividad, en Belén, es uno de los templos cristianos en uso más antiguos. El

edificio original fue construido por el obispo Makarios de Jerusalén, por órdenes

del Emperador Romano Constantino I, bajo el primer Concilio de Nicea el año 325.

Actualmente, la basílica es administrada por la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa Griega. La

tradición dice que la iglesia fue construida en el lugar donde nació Jesús de Nazaret, ahora lugar

sagrado tanto para cristianos como musulmanes.

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Santa SofíaEl nombre completo en griego es Ναός τῆς Ἁγίας τοῦ Θεοῦ Σοφίας: «Iglesia de la Santa Sabiduría de Dios» y que hace referencia a la personificación de la sabiduría de Dios. Su fiesta se celebra el 25 de diciembre, el aniversario de la encarnación del Verbo o Logos en Cristo.

Famosa por su enorme cúpula, está considerada como el epítome de la arquitectura bizantina, y se dice de ella que «cambió la historia de la arquitectura». Fue la catedral más grande del mundo durante casi mil años, hasta que se completó la obra de la Catedral de Sevilla en 1520. El edificio actual fue reconstruido entre 532 y 537 para ser usado como iglesia, por orden del emperador bizantino Justiniano I.

En 1453 Constantinopla fue conquistada por los turcos otomanos bajo las órdenes del sultán Mehmed II, quien posteriormente decidió que el templo se convirtiera en mezquita. Las campanas, el altar, el iconostasio y los vasos de sacrificio fueron retirados, y muchos de los mosaicos fueron enlucidos. Durante el dominio otomano se le añadieron detalles arquitectónicos islámicos como el mihrab, el minbar y cuatro minaretes. El edificio se mantuvo como mezquita hasta 1931, fecha en que fue cerrado al público por el gobierno de Turquía hasta su reapertura, ya como museo, en 1935.

Justiniano eligió al físico Isidoro de Mileto y al matemático Antemio de Tralles como arquitectos,

aunque Antemio murió durante el primer año de la empresa. Existe la teoría de que se empleó

a Herón de Alejandría para hacer frente a los desafíos que presentaba la construcción

una cúpula expansiva sobre un espacio tan grande.

El historiador bizantino Procopio de Cesarea describió la construcción del templo en su obra Sobre

los edificios. Se emplearon más de diez mil personas para la construcción., y el emperador hizo

traer material procedente de todo el imperio, como las columnas helenísticas del Templo de

Artemisa en Éfeso, grandes piedras de las canteras de pórfido de Egipto, mármol verde de Tesalia,

piedra negra de la región del Bósforo y piedra amarilla de Siria. Esta nueva iglesia fue reconocida

por los contemporáneos como una gran obra de arquitectura. El emperador, junto con el

patriarca Eutiquio, inauguró con mucha pompa la nueva basílica el 27 de diciembre de 537. Los

mosaicos dentro de la iglesia se completaron bajo el reinado del emperador Justino II (565-578).

Santa Sofía fue la sede del patriarca ortodoxo de Constantinopla y el escenario principal de las

ceremonias imperiales bizantinas, como las coronaciones.

Los terremotos de agosto de 553 y del 14 de diciembre de 557 causaron grietas en la cúpula

principal y en la media cúpula oriental. La cúpula principal se derrumbó por completo durante un

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posterior terremoto el 7 de mayo de 558. El accidente se debió principalmente al exceso de carga

de la cúpula y al enorme empuje horizontal que transmitía a los soportes, al tener un diseño

demasiado plano. Esto causó la deformación de los pilares que sostenían la cúpula. El emperador

ordenó la restauración inmediata, la cual se encomendó a Isidoro el Joven, sobrino de Isidoro de

Mileto, que utilizó materiales más ligeros y elevó la cúpula, dando a la construcción su altura

interior actual de 55,6 metros (182 pies). Por otra parte, Isidoro cambó también el tipo de bóveda,

erigiendo una cúpula nervada con pechinas, cuyo diámetro se encontraba entre 32,7 y 33,5

metros. Esta reconstrucción, que dio a la iglesia su actual forma característica del siglo VI, se

completó en el año 562. El poeta bizantino Pablo Silenciario compuso un poema épico, conocido

como Ekphrasis, para la dedicación de la basílica presidida por el Patriarca Eutiquio el 23 de

diciembre de 562.

En 726, el emperador León el Isáurico publicó una serie de edictos contra la veneración de

imágenes y ordenó al ejército destruir todos los iconos —inaugurando el período de la iconoclasia

bizantina—. En ese momento, todas las imágenes y estatuas religiosas se retiraron de la iglesia de

Santa Sofía. Después de un breve respiro durante el mandato de la emperatriz Irene (797-802), los

iconoclastas reaparecieron. El emperador Teófilo (829-842), fuertemente influenciado por el arte

islámico.

Sus arquitectos, Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto, cubrieron el edificio, de planta casi cuadrada, con una cúpula central sobre pechinas. Ésta reposa sobre cuatro arcos, sostenidos a su vez por cuatro columnas. Dos semicúpulas hacen de contrafuerte de la cúpula central y los muros abiertos están asegurados por contrafuertes. Sus arquitectos realizaron un diseño sin antecedentes, tomando elementos conocidos (planta basilical y rotonda), pero que se unen en una estructura nueva.

Su arquitectura es eminentemente espacial, aunque el efecto exterior ha sido significativamente modificado por los otomanos, que lo enriquecieron con minaretes, espolones y grandes contrafuertes. La idea del edificio fue el que la gran cúpula que se iba a construir se sostuviera merced a cuatro arcos reforzados, mediante contrafuertes y semicúpulas que desviaran los empujes. La planta es un rectángulo de 77 x 71 metros. La cúpula con forma de media naranja, de 56,6 metros de altura y 31,87 de diámetro, se apoya sin tambor en cuatro pechinas y está reforzada por cuarenta nervios entre los que se practican otros tantos huecos de ventana, dando la sensación según Procopio de estar «suspendida del cielo por una cadena de oro». Por fuera, la masa de la gran iglesia se eleva no sin cierta armonía, pero sin demasiada gracia. La cúpula imponía una centralización bastante ajena a las basílicas del pasado, pero gracias a las pechinas y la traslación de los esfuerzos a las naves laterales, así como un refinado uso de la luz, «no parece descansar en base sólida».

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Arquitectura paleocristiana y bizantina:

En tanto que los asentamientos griegos y romanos tenían una apariencia mas compleja, las ciudades cristianas se caracterizaron por sus iglesias y solo el castillo constituiría otro “foco” de interés arquitectónico.

Surgimiento de la iglesia: A mediados del siglo IV el cristianismo había proliferado notablemente en la población romana, a la vez que el decaimiento económico y político del imperio era inminente, a punto tal, que en una maniobra por mantener la unidad política del imperio, en el año 325 Constantino reconoce al cristianismo como la religión oficial del imperio. Con ello se oficializaron los encuentros cristianos, los cuales hasta ese momento se llevaban a cavo de manera clandestina en las casas particulares de los devotos. Quizá

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esto produjo el acostumbramiento de los cristianos a reunirse dentro de espacios interiores cerrados, lo que hasta ese momento no había ocurrido en las demás religiones, que se reunían en espacios abiertos, en torno a tronos ofrecidos a sus dioses, sin tener acceso a ellos. Por tal motivo se hizo necesaria la construcción de recintos tendientes a posibilitar las reuniones cristianas, con lo que se dio lugar al nacimiento de un nuevo estilo arquitectónico: la iglesia. Y de hecho, mientras que los templos paganos eran entes que congregaban a los adoradores fuera de ellos, las iglesias por el contrario, constituían espacios destinados a albergar a los fieles en su interior.

Las propiedades espaciales fundamentales de la arquitectura eclesiástica primitiva fueron:

El espacio centralizado (implementado por primera vez en el panteón) en el cual el hombre se sentía protagonista del espacio y así de la arquitectura.

Los espacios longitudinales (como el de las basílicas) que le inferían a la arquitectura un carácter de recorrido.

Una pronunciada interioridad, la cual se ve definida por una profusa decoración interior, que determinaba su desmaterialización y le concedía al espacio un carácter espiritual.

El espacio longitudinal:

En el lado occidental (arquitectura paleocristiana) predominó el espacio longitudinal, dada a través de la de la forma basilical adoptada por la iglesia, lo que se debió al veloz auge vivido por el cristianismo, en contraste con su escasez económica (la cristiana era una religión muy difundida entre las clases bajas): desde un principio, los fieles romanos encontraron en la basílica un espacio ideal para realizar sus actividades litúrgicas, por lo cual adoptaron la forma de ese edificio para tal fin. En la Roma imperial este edificio era destinado a la administración pública y las operaciones mercantiles. Su forma típica es una nave larga y estrecha (cubierta con bóveda de cañón o mas a menudo conformada por una cubierta de cerchas de madera) flanqueada por naves laterales mas pequeñas, por encima de las cuales las ventanas altas iluminaban la parte central del edificio. Uno de los extremos termina en un semicírculo abovedado (ábside) en el cual se situaba el altar. Originalmente la basílica romana contenía dos ábsides, uno de los cuales fue eliminado y sustituido por la entrada y el otro paso a contener los instrumentos desde donde se impartía el culto (el altar, los asientos de los consejeros y un trono).

Por otra parte, para el hombre paleocristiano el recorrido significaba redención, y no vio una mejor disposición que la longitudinal, para encontrar dicha redención. Esto sumado a lo anterior, hizo que los cristianos primitivos vieran plasmada en la basílica, el lugar ideal para la concreción del divino acto del culto a Dios.

Las columnatas que acompañan a las naves laterales, carecen de función estructural y solo son aplicadas a fin de remarcar el movimiento longitudinal.

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La luz entraba a través de pequeñas ventanas de arco, que mantenían iluminada la nave central, en tanto que las naves laterales permanecían en la oscuridad, flanqueando el recorrido central, al cual le propinaban un carácter divino, que remataba en el ábside, lugar donde se “manifestaba” Cristo.

Con el paso del tiempo se agrega un transepto al conjunto, como referencia simbólica hacia la cruz en la cual fue sacrificado Jesús.

El espacio centralizado:

Por su parte, los espacios centralizados predominan en la arquitectura bizantina (lado oriental) en donde el poderío económico es muy notorio, debido a que Constantinopla constituía un nexo comercial entre el occidente y el lejano oriente. El comercio otorgó a Bizancio un poder económico tal, que la dejó fuera de la necesidad paleocristiana de adaptar para el culto, un espacio “barato” (la basílica), por lo que se vio en la libertad monetaria de optar por una forma mas costosa, que destaque el legado imperial. Es así que en el siglo IV se adopta la planta central, cuya apariencia formal es algo parecida a la del panteón romano, en donde dicho espacio central se ve definido por la cúpula.

La iglesia bizantina era concebida como una imagen del cosmos, en donde la cúpula representaba al cielo, en tanto que las partes inferiores constituían la zona “terrestre”. El edificio bizantino no es otra cosa que la adaptación de la basílica paleocristiana, a un edificio centralizado; y como en aquellas; el centro está inundado de luz, en tanto que el deambulatorio (el equivalente a las naves laterales en las basílicas) permanece en la penumbra.

Aquí también se incorporó un eje longitudinal, pero con un rol bastante secundario en relación al protagonismo del espacio centralizado. En occidente ocurre lo mismo pero de manera inversa, por lo que en ambos casos se da una combinación o una síntesis entre la longitudinalidad y la centralización, predominando la primera en occidente y la segunda en oriente.

Interioridad:

La interioridad se manifiesta en todas las iglesias primitivas, pero especialmente en las paleocristianas, las cuales son concebidas como “mundos interiores”, cualidad la cual se ve subrayada por la articulación del interior y el somero tratamiento del exterior. El tratamiento decorativo continuo despojó a los muros de su carácter estructural y sustancial, propinándole cierta inmaterialidad celestial.

Lo que se buscaba con esto era despojar al espacio interior de su carácter terrenal, otorgándole cierto misticismo al ambiente, de modo tal que quién ingrese abandone la materialidad terrestre, para conectarse con la mística espiritual del reino celestial.

Con lo dicho vemos que la intención básica de la arquitectura cristiana primitiva (en especial la paleocristiana) era la concreción del “espacio espiritualizado” que se obtenía

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mediante la “desmaterialización”, es decir, mediante un tratamiento particular de la superficie y un tipo determinado de iluminación. Dicha idea se manifiesta tanto en edificios centrales (bizantinos) como en los longitudinales (paleocristianos); pero en esta última se da una combinación del espacio espiritualizado con el gran tema del recorrido de la vida entendido como camino de redención.

Constantinopla:

Con el traslado de la capital del imperio hacia Constantinopla en el año 330, se da comienzo a una nueva era histórica que representa un nuevo paso en la evolución arquitectónica. Como bien nos tiene acostumbrado el puntilloso imperio romano, el emplazamiento de la nueva capital no se da al azar, sino que responde a ciertos cánones significativos, propios de la cultura imperial romana: Constantinopla se ubica en el lugar exacto en que se unen Asia y Europa, en el punto medio entre Roma y Jerusalén, produciendo un equilibrio geográfico entre el antiguo imperio y “el nuevo pacto” cristiano. En dicha zona no solo se encuentran oriente y occidente, sino también los mares negro y mediterráneo, conformando un eje norte-sur, es decir un cardo, que corta al decumanus imperial y en cuya intersección se yergue Constantinopla.

En contraste con la rígida organización geométrica de los asentamientos romanos, la ciudad de Constantinopla se organizó topológicamente.

Constantinopla carece de la pesantez y la fuerza plástica que caracterizaron a las formas arquitectónicas romanas, en su lugar la ciudad se lee en siluetas y contornos que diluyen a las superficies desmaterializándolas, con lo que la ciudad pierde su carácter terrenal para convertirse en un espejismo, que se funde con el cielo.

Durante la primera mitad del siglo IV, bajo el gobierno de Justiniano, se inició el desarrollo que le dio a la ciudad su perfil característico, dominado por las innumerables cúpulas de las iglesias, entre las que se destaca la Santa Sofía, de la cual se hablará mas adelante.

Construcciones bizantinas:

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Luego del decaimiento del imperio romano, el poderío económico es heredado por Bizancio, adonde se traslada también la cultura arquitectónica romana. Entre los siglos V y IX Europa occidental carece de grandes producciones arquitectónicas, siendo Bizancio (en función de su poderío comercial) el único punto de referencia de la época en lo que se refiere al arte de construir. En ella se dieron importantes innovaciones en la arquitectura, especialmente en la sacra.

La arquitectura bizantina se convirtió en una síntesis entre la arquitectura imperial romana y la del medio oriente. De Roma adoptaron el uso del ladrillo y del cemento, de los otros el uso de la cúpula. El mérito de los bizantinos radica en haber logrado montar a la cúpula sobre una planta cuadrada o rectangular (gracias a la aplicación de la pechina) lo que les permitió a los arquitectos bizantinos, salir de la planta circular, a la que estaban limitados los arquitectos romanos a la hora de implementar una cúpula. Esto fue posible en gran parte gracias a la evolución técnica en la aplicación del ladrillo, con el que de manera ingeniosa, se creó la pechina, la cual es una perspicaz forma geométrica que consiste en rellenar los

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espacios sobrantes entre el cuadrado de la planta y el círculo de la cúpula. La pechina consiste en la inserción de un cuadrado dentro de una semiesfera, el cual se proyecta en altura para conformar una especie de arcos alabeados, sobre los cuales apoya la cúpula.

Además de esto, el ladrillo también era utilizado como revestimiento interior de muros y techos, en especial en forma de mosaico.

Santa Sofía:

La obra mas destacada y representativa de este estilo es la iglesia Santa Sofía, que es considerada una de las obras maestras en la historia de la arquitectura, y fue construida por Justiniano en el 532 DC en Constantinopla.

Santa Sofía es una combinación de estructuras centrales y longitudinales: a la cúpula central se le añaden semicúpulas, las que determinan una dirección longitudinal este-oeste. A su vez, a cada semicúpula se le adosan un par de semicúpulas mas pequeñas dispuestas diagonalmente y, un ábside remata el movimiento longitudinal. El total del conjunto se circunscribe dentro de un gran rectángulo de 71 x 37 mts aproximadamente.

La cúpula principal, con un diámetro de mas de 30 mts, esta perforada en la base, por una fila de ventanas y se apoya sobre pechinas soportadas por grandes pilastras.

El interior se desmaterializa mediante la combinación de la suntuosa decoración (revestimiento continuo de paneles de mármol y de mosaicos), el espacio doble envolvente y la transparencia general; o sea la iluminación; la cual irradiaba desde el centro del cielo (la cúpula central) y embebía el interior de luz divina. Así, las formas espaciales, la luz y los colores, se originan en la cúpula central.

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Conceptos generales:

En toda iglesia paleocristiana hallamos la misma búsqueda de desmaterialización e interioridad, o sea, el “espacio espiritualizado”, de modo tal que el creyente experimentaba la sensación de entrar en el cielo, cada vez que ingresaba a la iglesia.

Tal efecto se logra por medios ópticos, a través de la decoración, la iluminación y la desmaterialización real del muro en razón de la introducción de las arcadas. En la iglesia

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bizantina, esto último se concreta con mayor efectividad mediante el sistema del baldaquino, que provoca la genuina disolución del muro.

Las columnas han perdido su fuerza plástica, dado que sus alturas, diámetros y capiteles varían considerablemente, con lo que podemos afirmar que ya no representan ningún carácter antropomórfico específico, y simplemente se las aplica como medio para subrayar el movimiento o recorrido longitudinal.

En la basílica, el límite de la zona inferior queda oculto en la oscuridad, en tanto que de la pared superior parece irradiar la luz divina.

Los símbolos espirituales de centro y de recorrido están presentes en todas las iglesias, pero en algunos casos difieren con respecto a la arquitectura; por ejemplo: si bien el centro espiritual es el altar, raramente coincide con el centro arquitectónico del edificio. Incluso en la iglesia bizantina de planta central, el altar aparece colocado al final de un recorrido longitudinal, en donde el centro arquitectónico es un eje vertical el cual se ve definido por la cúpula celestial. En la arquitectura bizantina este eje es de primordial importancia, en tanto que el recorrido longitudinal esta menos subrayado. Lo contrario ocurre en la basílica paleocristiana, en donde el eje vertical apenas esta insinuado.

Esto se dio bajo el significado de que para alcanzar a Cristo el camino es largo y arquitectónicamente tal camino se concretó como un eje longitudinal, definiendo un recorrido de redención que lleva hacia el altar.

Mas tarde se introduce el principal símbolo cristiano, es decir la cruz, a la planta de las iglesias. Así tenemos entre los siglos V al IX, una gran cantidad de iglesias cruciformes (con transepto) dedicadas a los santos apóstoles.

La diferente selección y combinación de formas simbólicas en la arquitectura occidental y en la bizantina, deriva de la diferente interpretación de la idea de redención: para el hombre occidental la redención se da a través del camino, lo que determina el recorrido, mientras que en oriente, el mundo es concebido como un todo estático y armonioso que reposa en sí mismo “por los siglos de los siglos”. En consecuencia el centro, el círculo y la cúpula se convirtieron en las formas espaciales primordiales.-

La basílica era un edificio relativamente utilitario y de construcción sencilla, que constituía la manera mas económica de cubrir un gran espacio y dadas las apuradas condiciones económicas en que creció la iglesia en los primeros días, la forma de la basílica se convirtió en un arquetipo para la construcción de iglesias en occidente.

Con la importancia económica ganada por Bizancio, este se convierte en heredero cultural del imperio, dándole continuidad a su majestuosidad arquitectónica, la que se plasmaba claramente en las iglesias, que partiendo mas o menos del panteón, evolucionaron hasta convertirse esencialmente en las típicas iglesias bizantinas de planta central con cúpula.

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San Sergio y San Baco, Constantinopla (525)

Al igual que en el Panteón, la línea de imposta de la cúpula es mas baja en el interior que en el exterior, lo que proporciona canto estructural allí donde se necesita, creando al exterior la típica cúpula rebajada bizantina.

Cuatro grandes pilares de piedra en las esquinas de un cuadrado de unos 30 m de lado, unidos por medio de pechinas, sobre la que se apoya la enorme cúpula. Este espacio central se amplía hacia el este y el oeste por adición de semicúpulas, apoyadas sobre otros pilares. En conjunto, cúpula y semicúpula forman una gran nave de forma ovalada de aproximadamente 70 m de longitud, a partir de la cual se sitúan las estructuras de menor altura que forman el nártex de entrada, las naves laterales y el ábside. Las semicúpulas y sus soportes sirven para recoger el empuje de la cúpula principal en dirección este y oeste, y cuatro grandes contrafuertes situados sobre las naves laterales sirven de soporte a los flancos norte y sur. El interior se ilumina mediante ventanas situadas en la cúpula y en los muros circundantes, con un gran despliegue de colores, gracias a los mármoles y a los mosaicos.

El contraste producido entre la riqueza decorativa y la simplicidad del diseño global, conforman una característica típica de la arquitectura bizantina.

Evolución de la planta de las iglesias

Columnatas

Ábside

Transepto

Nave central

Nave lateral

Nave lateral

Deambulatorio