Arquitectura Militar en Tula Formato Doc

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ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA TEORIA ARQUEOLÓGICA I Arqlgo. Stephen Castillo Alumno. Arturo Caballero León 1

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ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA

TEORIA ARQUEOLÓGICA I

Arqlgo. Stephen Castillo

Alumno. Arturo Caballero León

ARQUITECTURA MILITAR PREHISPÁNICA EN LA ZONA ARQUEOLÓGICA DE TULA. HGO.

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Prólogo…

El presente trabajo que presento es una teoría o idea sobre la existencia de la Arquitectura Militar Prehispánica en la antigua Mesoamérica, haciendo énfasis en su nacimiento dentro de una de las culturas más sorprendentes del antiguo mundo prehispánico, los Toltecas.

Tula hoy en día, es una gran ciudad que en muy poco tiempo ha alcanzado grandes avances a nivel económico, social y cultural. Sin embargo siglos atrás una cultura estableció su imperio dentro de esta super área, lo que hoy vemos y conocemos como la zona arqueológica de Tula, fue durante mucho tiempo el núcleo de un gran imperio que se extendió más allá de sus propias fronteras.

Es aquí, en Tula, donde propongo el surgimiento de una forma arquitectónica en donde se mezcla la ideología, la religión, la fuerza y el coraje de un pueblo que se guiaba por su fuerza militar e ideológica.

Es aquí, en mi propia tierra en donde poco a poco con las enseñanzas de mis grandes profesores comienzo a entender y a ver más allá de lo que simples piedras pueden decirnos.

Sé que me falta mucho, pero este trabajo me ha dado la oportunidad de poner en práctica lo aprendido, de saber que me falta y donde hacer inca pié.

Es aquí, donde nació, al menos para mi la ARQUITECTURA MILITAR DEL MUNDO PREHISPÁNICO.

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INDICE

LA ARQUITECTURA TOLTECA EN TULA……………………………………………………… 5

TOLLAN-XICOCOTITLAN

LOCALIZACION Y GEOGRAFÍA

SU HISTORIA……………………………………………………………………………………….. 6

EXPLORACIONES…………………………………………………………………………………. 7

CONSTITUCIÓN DE LA CIUDAD………………………………………………………………... 8

CONSTITUCIÓN DE LOS EDIFICIOS A Y B Ó DE TLAHUIZALPANTECUHTLI

ALTAR CENTRAL Y JUEGO DE PELOTA……………………………………………………… 11

PALACIO TOLTECA, CASA TOLTECA Y EL CIELITO………………………………………. 12

CERÁMICA………………………………………………………………………………………….. 14

TULA Y SU TRASCENDENCIA………………………………………………………………….. 16

TULA Y EL PROYECTO REGIONAL

PATRON DE ASENTAMIENTOS………………………………………………………………… 17

LA REGIÓN DE TULA, MEDIO AMBIENTE Y USO…………………………………………… 19

DESCRIPCIÓN GENERAL

GEOLOGÍA………………………………………………………………………………………….. 20

CRONOLOGÍA Y PERIODIFICACIÓN…………………………………………………………… 21

SECUENCIAS DE LA ZONA URBANA

LA ARQUEOLOGÍA CONDUCTAL DE MICHAEL SCHIFFER………………………………………………………………………………………….... 23

LA ARQUEOLOGÍA CONDUCTUAL Y SUS PLANTEAMIENTOS ANGULARES

DE LAS ENTRAÑAS DE LA NUEVA ARQUEOLOGÍA HACIA LOS PROCESOS DE TRANSFORMACIÓN DEL REGISTRO ARQUEOLÓGICO…………………………………… 24

MI POSTURA SOBRE LA EXISTENCIA DE ARQUITECTURA MILITAR EN TULA BASANDOME EN LA ARQUEOLOGÍA CONDUCTUAL……………………………………… 25

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Bibliografía.

Marquina, Ignacio, México

Arquitectura Prehispánica del Horizonte Tolteca.

Mastache, Cobean, Helean, México-EUA

Ancient Tollan, Tula and the Toltecs Heartland

Tula der großen Toltecas Soldaten, Alemania

Jünger Schneider.

Revista Dimensión Antropológica, México

INAH, La Arqueología Conductual Schifferiana.

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LA ARQUITECTURA TOLTECA EN TULA

TOLLAN-XICOCOTITLAN

En náhuatl: Tōllan-Xīcocotitlan, Lugar de tules-Cerca del lugar de los jicotes' ‘Gran Ciudad cerca del cerro Xicoco1 ’)? —conocida como Tula, forma castellanizada de Tōllan— fue la capital del estado tolteca, que se desarrolló en el centro de México durante el período posclásico temprano de Mesoamérica. En esta ciudad estaba asentado el principal poder político de los valles de México y Puebla-Tlaxcala entre los siglos X y XII de nuestra era. Su influencia alcanzaba lugares tan distantes como la península de Yucatán, El Salvador y Nicaragua. No debe confundirse con el sitio mitológico denominado Tōllan, cuya identificación con Tollan-Xicocotitlan ha sido puesta en duda en textos recientes.2

Los restos de esta ciudad precolombina se localizan en el municipio de Tula de Allende, al sur del estado de Hidalgo (México), y forman parte del actual Parque Nacional de Tula.

LOCALIZACIÓN Y GEOGRAFÍA.

Tollan-Xicocotitlan se localiza en un valle de clima templado, irrigado por el río Tula. El centro de la ciudad precolombina se ubicó muy cerca de la confluencia de este río con el Rosas. Algunos rasgos importantes del relieve de la región son los cerros Magoni, Xicuco, Moctezuma, Bojay y la sierra de Tezontlalpa. Se ha señalado que para cuando los grupos que dieron origen a la cultura tolteca, la región estaba poblada por otomíes, grupo étnico que actualmente constituye el principal elemento demográfico indígena en la zona, y del que sobreviven gran cantidad de topónimos en la región de Tula.3

La región donde se edificó la capital tolteca tiene un clima semiseco. Sin embargo, la presencia del río Tula permitió el desarrollo de una agricultura productiva. Por otra parte, la ciudad estaba ubicada, de modo estratégico, en medio de yacimientos de obsidiana (como la Sierra de las Navajas), de alabastro y otros minerales. Por su posición geográfica, Tollan-Xicocotitlan se convirtió en un importante nodo de las rutas de la turquesa, proveniente del Norte de Mesoamérica, y de la región de Cañón del Chaco (en el actual territorio de Nuevo México).

Tula se encuentra en la parte sur del Estado de Hidalgo, a una distancia aproximada en línea recta , de 60 km al norte de la ciudad de México y a la misma distancia hacia el noreste de la ciudad arqueológica de Teotihuacán.

De acuerdo con los mapas lingüísticos de Mendizábal y Jiménez Moreno, Tula está situada muy cerca de los límites entre los lugares en que se hablan lenguas: Otomí y Yuto-Azteca, hoy en día esto ha variado considerablemente ya que algunas de estas lenguas han ido en decadencia y olvido.

Tula equivale a una metrópoli y su nombre en Otomí Mamenhi que quiere decir “Lugar de muchos vecinos” tiene el mismo significado.

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La ciudad de extendía hasta los cerros cercanos de Nonoalcatépetl, hoy La Malinche, El Cielito y el Xicuco, debido a lo cual se le designa a veces con el nombre de Tula-Xicocotitlán.

Más al norte se extienden las llanuras desérticas de Teotlalpan hasta donde llegaban las incursiones de los bárbaros llamados Teochichimecas.

SU HISTORIA.

Las primeras evidencias de la ocupación del emplazamiento de Tollan-Xicocotitlán corresponden al final del Período Clásico Temprano (ss. II-VIII d. C.). Por esta época, la ciudad de Teotihuacán principal centro político y económico del centro de Mesoamérica iniciaba su proceso de decadencia, cediendo su hegemonía a otras Ciudades-Estado que florecieron durante el Epi-clásico. En el valle del río Tula se desarrollaban pequeños asentamientos donde se han encontrado piezas correspondientes la cultura Coyotlatelco. Entre estos asentamientos se encuentran Chingú, El Águila, Magoni, y Atitalaquia.

A partir del ocaso de Teotihuacán, varias ciudades del centro de México ocuparon el vacío de poder dejado por la metrópoli. Al mismo tiempo, fue el período por el que dieron inicio las migraciones de pueblos nonoalcas y otros de habla Yuto-azteca a la región. Entre estos últimos se encontraban los que, en unión con otros pueblos ya establecidos en el Altiplano Central mexicano, habrían de dar lugar a la cultura tolteca, que tuvo su centro en Tollan-Xicocotitlán. Hacia mediados del siglo VII de nuestra era, se inició la construcción del primer núcleo urbano en Tollan-Xicocotitlán, conocido como Tula Chico. Por este período aparecen en la ciudad las primeras alusiones iconográficas al culto a Quetzalcóatl, asociado con el planeta Venus. En Tula Chico se han encontrado restos arqueológicos de objetos relacionados con el complejo cerámico de Coyotlatelco. Se calcula que por el siglo VIII, una variación local del estilo Coyotlatelco se encontraba bien definida. A partir de ese momento inicia la Fase Corral de la historia de la capital tolteca, que concluyó hacia final del siglo IX con el gradual abandono e incendio de los edificios de Tula Chico.

Las crónicas indígenas recogidas por los misioneros al principio de la época colonial hablaban de un enfrentamiento entre Quetzalcóatl y Tezcatlipoca por el control de Tollan. Aunque en ocasiones se consideró que éste relato era sólo un mito, las evidencias arqueológicas y la revisión de las fuentes históricas han puesto de manifiesto que verdaderamente hubo una disputa interna en Tollan-Xicocotitlán. Una de las facciones estaba liderada por Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl náhuatl: Uno Caña, Nuestro Señor Serpiente Emplumada, que terminó siendo expulsado de Tollan-Xicocotitlán por los seguidores del culto a Tezcatlipoca. El conflicto político en la ciudad pudo haber tenido lugar durante la Fase Corral o al principio de la Fase Tollan (ss. X-XII d. C.).

De pocas ciudades existen tantas referencias como de Tula, fuente como: Los Anales de Cuauhtitlán, la historia Tolteca-Chichimeca, considerando también los relatos de Sahagún, así también otras fuentes como: La Historia de los Mexicanos por sus pinturas, la Relación Genealógica, la Leyenda de los Soles, la Histoyre du Mechique y posteriormente las obras de Torquemada, Ixtlixóchitl y Chimalpain. En el área maya se hace referencia a los toltecas por medio del Popol-Vuh, los Anales de los Cakchiqueles, el Chilam-Balam de Chumayel, entre otros.

El número y la importancia de estas fuentes sugirió la idea de que las ruinas a su vez más importantes que se conservan en el centro de México como Teotihuacán, fueron las de las ciudad a que se refiere las citadas fuentes, tanto más que el nombre de Tula como metrópoli, se aplica a las grandes ciudades como Tula-Cholollan y Tula-Teotihuacán.

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Así mismo, la significación general de la palabra Tolteca, tomada como constructor y artífice era aplicable a quienes construyeron estas grandes y magnificas ciudades que en gran medida producirían mayor confusión.

Wigberto Jiménez Moreno será quien aclará un poco esta gran confusión al decir que la ciudad de Tula a la que se refieren las fuentes de información, es la que se encuentra en el Estado de Hidalgo y los toltecas a que las mismas aluden, donde el mismo los llama “Históricos”, son los que la construyeron, la habitaron y fundaron el Gran Imperio Tolteca.

Durante su investigación, encontró en el Archivo General de la Nación un mapa del siglo XVIII, en el que aparecen los nombres mencionados en las fuentes, así de esta manera, Sahagún llama a Tula, donde residía Quetzalcóatl, Tula-Xicocotitlán.

Esto hace referencia a que muy cerca de Tula se encuentra El cerro del Xicóco (Jicuco), cerca de Tula-Xipacoyan, que es el actual San Lorenzo donde llama Texcalpan al río de Tula, también menciona la existencia de Xochitla, al poniente de Tula, el Huapalcalco y por último el Toltecatépetl, hoy llamado cerro del Tesoro, en el que se hallaba el centro religioso de la ciudad.

Las fechas en que aproximadamente se suscitaron los eventos más importantes son: La llegada de Mixcóatl alrededor del 900, la muerte de Mixcóatl y nacimiento de su hijo Topiltzin en 935-47, esto se fundamenta ya que estas fechas y nombres aparecen grabadas en una roca en el cerro de la Malinche con la fecha 8 técpatl (968-980). Así mismo también se hace referencia el acontecimiento cuando convertido en sumo sacerdote , Quetzalcóatl lucha sin éxito contra los adoradores de Tezcatlipoca y sale para Tlillan-Tlapallan la región maya en 987 ó 999. En este momento se encuentra gobernando Huémac (1086-1156 ó 1098-1168).

EXPLORACIONES.

En 1873, don Antonio García Cubas bajo una comisión nombrada por la Sociedad de Geografía y Estadística, la cual hizo un reconocimiento de la ciudad arqueológica y encontró un fragmento de disco solar esculpido en piedra, varias secciones de fusiones de columnas, una escultura que representa a un tigre y las piernas de una cariátide que se confundía con columnas pareadas.

Tiempo después el explorador francés Déssiré Charnay realizó exploraciones en la ciudad, las que refiere en su obra Les Anciennes Villes de Noveau Monde, excavó y descubrió 2 edificios a los que llamó: Casa Tolteca y Palacio Tolteca, situados al noreste y sureste de la zona; describe algunos monolitos que se hallaban en la plaza de la actual ciudad de Tula, trozos de cariátides, fustes de columnas ornamentadas con plumas y un anillo de Juego de Pelota.

Por último se encontró una concha grabada que representa un sacerdote y que tiene en el reverso una inscripción maya, así mismo, identificó un Juego de Pelota y destruyó un pequeño montículo que se levantaba en el eje de la plaza principal.

En 1935, el arquitecto Mújica y Díaz de Bonilla encontró y recogió para el Museo Nacional de Antropología 4 estelas con representaciones de personajes con grandes tocados de plumas y lujosos vestidos.

Jiménez Moreno y la Dirección de Monumentos Prehispánicos decidió explorar metódicamente la zona y restaurar los edificios, trabajo que se comenzó en 1940, bajo la dirección del arqueólogo Jorge R. Acosta, secundado por Hugo Moedano y Alberto Ruz.

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En sus exploraciones se pudo observar que la ciudad había sido intencionalmente destruida e incendiada, en tal forma, que parecía imposible obtener datos suficientes para la restauración de los montículos, fue necesaria, la paciente labor de los arqueólogos que dirigieron los trabajos durante 5 años, para obtener los resultados que ahora se exponen y remover verdaderas montañas de escombro, que cubrían los restos de los monumentos.

CONSTITUCIÓN DE LA CIUDAD.

El plano levantado por el Ing. Agustín García Vega comprende la parte central de la ciudad, que tiene mucha mayor extensión, pues ocupa la totalidad del Toltecatépetl, llamado ahora El Cerro del Tesoro, hasta llegar al rió grande de Tula que lo limita por el sur y por el poniente.

Esta parte central está formada por una plaza casi cuadrada de 25 m de lado, esta limita al oriente por el monumento piramidal que aparece, por sus dimensiones, el más importante de toda la ciudad, tiene su frente hacia la plaza, es decir, al poniente y su eje se encuentra desviado 17º grados hacia el noreste, como los de Teotihuacán por lo que es muy probable que haya estado dedicado al culto del sol.

Frente a este monumento, limitando la plaza por el lado poniente se encuentra otro edificio aún sin explorar que por la disposición de sus montículos que lo conforman, podría tratarse de un gran Juego de Pelota de aproximadamente 65 m de largo. El lado norte está formado por una gran plataforma, sobre la cual se levanta, cerca de su extremo oriente el templo de Tlahuizcalpantecuhtli, junto con los edificios de lo rodean, por último hacia el sur, limita la plaza una plataforma de menores dimensiones, aún sin ser explorada.

Sobre el eje principal del monumento de Tlahuizcalpantecuhtli, a unos 70 m hacia el poniente, se encuentra otro Juego de Pelota, que ha sido totalmente explorado, su eje longitudinal va de oriente a poniente, el patio del Juego de Pelota es horizontal, pero el terreno baja ligeramente en los lados norte y poniente en que se inicia ya la pendiente del cerro se va haciendo cada vez más pronunciada.

CONSTITUCIÓN DE LOS EDIFICIOS.

EDIFICIO A.

El gran edificio con frente al poniente al que posiblemente se le podría llamar “Pirámide del Sol”, donde aún en las pequeñas partes de sus alfardas que aún se conservan, se puede apreciar los posibles signos de Venus, ésta parte se encuentra sumamente destruida a causa de una excavación probablemente prehispánica, aumentada después ya que los exploradores que hicieron las primeras investigaciones destruyeron casi la mitad del monumento.

EDIFICIO B Ó TEMPLO DE TLAHUIZCALPANTECUHTLI.

Es una pirámide escalonada de 5 cuerpos y cuya base casi cuadrada tiene aproximadamente 38 m de largo por 10 m de alto. La escalera colocada en el lado sur es tan solo un tramo y mide 9 m de ancho.

El edificio, pasó por una serie de reconstrucciones y superposiciones que han ido apareciendo en el curso de las exploraciones. Al parecer esta gran pirámide fue construida sobre un núcleo de piedra y lodo, se formaron con piedra más fina los cuerpos escalonados, en forma de taludes poco inclinados a los cuales se les

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dejaron piedras salientes, para fijar el revestimiento de piedra labrada, del que sólo se conserva una pequeña parte en el lado poniente.

Cada cuerpo se encuentra compuesto de este revestimiento de un talud que mide 55 a 65 cm, una parte vertical de 70 cm decorada con tableros distribuidos a distancias iguales y sobre él un friso de la misma altura, comprendiendo entre 2 fajas salientes, de manera que la altura de cada cuerpo varia entre un 1 m 80 cm y 2 m.

En la parte baja del lado norte, se ve el mismo motivo decorativo que se prolonga hasta el ángulo noreste y sigue por el lado oriente, hasta encontrar la plataforma de un edificio que fue agregado a la pirámide y que posteriormente se describirá: los tableros del lado norte son de la misma forma, pero se encuentran ornamentados con águilas Cuauhtli y zopilotes Cozacacuauhtli , devorando corazones en tanto que en los espacios entre tablero y tablero, está representada la cara de un hombre que sale de las fauces de una serpiente con cuerpo de ave, provista de fuertes garras, así mismo, en el friso también se aprecian una serie de jaguares y pumas en actitud de caminar la mayoría de los cuales llevan gruesos collares.

Por otro lado empotrado en los taludes, está el sistema de desagüe formado por caños de piedra en forma de tubos que quedaban ocultos por el revestimiento. Todavía más hacia el norte a una distancia aproximada de 5 m se levanta un muro, que por su decoración de serpientes se le llama Coatepantli. Este muro está decorado por sus dos lados, con los mismos motivos, su parte inclinada con un ancho de 90 cm de base y de 80 cm de altura. El muro es vertical y está dividido en tres fajas limitadas por molduras planas salientes; la faja superior y la inferior se hallan ornamentadas con grecas y la central con figuras humanas medio descarnadas, que están siendo devoradas por las serpientes. Corona el muro una sucesión de almenas en forma de caracoles cortados transversalmente, alcanzando una altura de 2 m 70 cm, así mismo, en los extremos del muro, en lugar de almenas, se encontraban 2 portaestandartes.

En el fondo de los ornatos está pintado de rojo obscuro, los huesos de los cuerpos medio-devorados, de blanco, la carne de ocre y las serpientes y las grecas, alternativamente 2 son azules y 2 amarillos; las molduras salientes son azules, todo ribeteado de blanco y las almenas simplemente estucadas.

Al efectuarse una cala de exploración, en la parte superior del edificio se observo que había sido en parte destruido desde la época precortesiana.

En esta cala aparecieron grandes bloques de piedra labrada que pertenecen a cariátides, pilares, columnas y atlantes; una nueva exploración en la superficie y en el escombro que cubría el monumento por el lado sur, permitió localizar nuevas piedras, de manera que ha sido posible completar algunos de los elementos mencionados.

Estos consisten en restos fustes de columnas de 80 cm de diámetro de 1.30 m a 1.60 m de altura, decoradas con plumas de serpientes pintadas de rojo y azul que deben de haber formado el pórtico del edificio, de acuerdo con la gran semejanza que contienen con las de Chichen-itzá, pilares formados de 4 secciones unidas con cajas y espigas que dan un total de una altura de 4 m 70 cm, cada lado se encuentra dividido en 2 partes por 3 fajas angostas, una en la parte baja y las otras en el centro y arriba, cada una de estas fajas se ve ornamentada con los principales elementos del monstruo de la tierra Cipactli .

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En los espacios que quedan entre ellas se representan guerreros con una especie de casco y tocados diversos que sostienen en una mano un Átlatl o tiradera y en la otra una especie como espada curva comúnmente llamada por los mayas Hulché y algunos dardos.

La mayoría de estos guerreros portan una mariposa estilizada en el pecho o en el casco ó un pájaro con el pico hacia abajo. Los otros espacios que se alternan en su colocación en los demás lados del pilar, están ornamentadas con haces de flechas decorados con plumas.

Todas estas esculturas están inscritas dentro del paralelepípedo del pilar y son verdaderos elementos arquitectónicos , por lo que su posición es rígida. Llevan en el pecho un gran pectoral en forma de mariposa, alrededor de la cintura una ancha faja que termina al frente por una especie de delantal triangular bordado y sostenido por detrás por un gran broche Tezcacuitlahuilli, con una cara humana que representa al sol y 4 serpientes separadas por fajas, los brazos están adornados con pulseras, en la mano derecha sostienen un Átlatl y en la izquierda los dardos y una especie de espada curva, estos también tienen adornos debajo de las rodillas, sandalias decoradas con serpientes emplumadas y un tocado.

La plataforma de la pirámide fue totalmente destruida y no se conservan huellas del edificio que sobre de ella se levantaba, pero por comparación con otros semejantes que hay en Chichen-itzá es muy problable que se compusiera de 2 grandes salones.

El primero, conformado por un pórtico de 3 claros con 2 columnas en forma de serpientes de las que solo se han encontrado el fuste. Los pilares en número de 4 y las 4 cariátides, según las deducciones de Acosta, fundadas en los restos del aplanado del piso que se conservan en la base y en la buena conservación de los colores, deben de haber estado en el interior sosteniendo las trabes en que se apoyaba el techo.

Por último, los pequeños atlantes que aparecieron entre el escombro, llevan vestidos que les llegan a las rodillas, collares y tocados y están en actitud de sostener algo pesado con los brazos levantados. Son muy semejantes a los que se hallan en el templo de los Guerreros de Chichen-itzá, sosteniendo una gran mesa de piedra que casi es seguro que tenían el mismo objeto y deben haber también sostenido una mesa de piedra o de estuco en el fondo del segundo salón del templo.

Al frente del edificio de un modo muy semejante al Templo de los Guerreros de Chichen-itzá se extiende un enorme pórtico del que sólo se conserva en el piso de estuco, huellas de los pilares de la planta cuadrada en 3 filas de 14 cada uno que al llegar al extremo oriente del pórtico continúa hacia el sur formando otro pórtico que hace ángulo recto con el primero en dirección a la pirámide del sol.

En toda la longitud de los muros que limitan este pórtico, existe en la parte baja una banqueta de 50 cm de altura, formada por un plano en el que esta esculpida una procesión de guerreros y por una faja saliente en que están representadas pequeñas serpientes caminando en la misma dirección que los guerreros.

Al descubrirse, pudieron verse los colores en perfecto estado de conservación: el fondo, rojo obscuro; el cuerpo y la cara de los personajes, anaranjado: las plumas,

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los tocados, las serpientes en su parte alta y las líneas que limitan la faja saliente, de un verde azuloso.

En la exploración de los aposentos se encontraron las huellas del incendio que destruyó por completo el edificio; los techos quemados y caídos en el interior de los aposentos, demostraron que estaban formados por grandes vigas, otates y un grueso entortado.

En algunos cuartos ó habitaciones se halló una gran cantidad de objetos de barro, rotos por la caída del techo, pero que al parecer estaban acomodados por clases, por ejemplo: en un grupo había vasos, en otro más, pipas, etc, donde además todavía se conservan las jambas de madera en algunas puertas.

ALTAR CENTRAL.

Este pequeño altar de planta cuadrada de 8.50 m de lado y cerca de 2 m de altura, tiene en cada lado una escalinata de 6 escalones; los lados están formados por taludes que deben de haber sostenido una faja lisa o limitada por 2 molduras planas.

Se conservan escasos restos de una superposición de mayores dimensiones pero en este caso los lados del basamento fueron verticales, así mismo, se hallaron una placa de piedra con un personaje lujosamente ataviado y un fragmento de la escultura de Chac-mool.

La colocación del monumento, su forma y los restos de esta escultura, recuerdan un basamento que en Chichen-itzá se levanta frente al Castillo, en la plaza que se forma entre este edificio, el Juego de Pelota y el Templo de los Guerreros, destruido en parte por el Le Plongeon y al que llamó la Tumba de Chac-mool, por haberse encontrado una escultura de las así llamadas, durante la exploración.

EL JUEGO DE PELOTA.

Se encuentra situado como se dijo anteriormente al norte de la pirámide de Tlahuizcalpantecuhtli, se podría decir que es casi una reproducción del de Xochicalco tanto en su disposición general como en sus dimensiones.

El patio central del juego, con su eje longitudinal de oriente a poniente con una desviación de 17º grados del poniente verdadero; tiene una longitud de 43 m de ancho y de ancho 12.50 m. Esta limitado por plataformas de 6 m de ancho en ligero talud que llega hasta una plataforma de paramento vertical de unos 6 m de ancho en cuyo medio deben haber existido empotrados como en Xochicalco los anillos del juego.

Los patios transversales tienen 35 m de largo por 12.5 m de ancho y ofrecen la particularidad de que en los muros que sirven de fondo, existe un nicho en cada uno de ellos, como en el Juego de Pelota de Monte Alban en Oaxaca, pero en lugar de que estén estos nichos en los ángulos opuestos, como sucede en este lugar, el lado del poniente corresponde a la dirección del muro sur y del lado del oriente a la del muro norte: la longitud total interior del Juego es así de cerca de 68 m.

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Como el terreno ofrece un fuerte declive de este a oeste y el patio y las plataformas están a nivel, la altura exterior es distinta en los dos extremos, por lo que en la parte más baja existe solamente una pequeña plataforma y un cuerpo en talud de 1.30 m de alto coronado por una faja de 60 cm, en tanto que hacia el oeste hay un cuerpo más de la misma forma y dimensiones; la escalera que separa las 2 partes, sirvió para resolver este cambio de alturas, interrumpiendo los taludes que en parte ofrecen una superposición.

En la parte de la plataforma sur, cuyo piso de estuco se conserva, apareció en su centro la escultura de un tigre sentado, con un gran collar y una perforación en la espalda, lo que indica que puede haber servido de portaestandarte.

El Juego de Pelota fue destruido y los restos de los cimientos que se encontraron en los patios laterales demuestran que sobre él se construyeron nuevos edificios, después de la ruina de la ciudad .

Sin embargo, aparecieron durante la exploración un portaestandarte con figura humana y una lápida con un jugador de pelota esculpido, otra lápida en su sitio en la parte baja del talud, otra lápida más con una cabeza que lleva en el tocado el signo del año, formado por 2 trapecios entrelazados, otro fragmento con serpientes enlazadas y una estatua de guerrero con atributos a Tlaloc.

PALACIO TOLTECA.

Este edificio llamado así por Charnay, está situado en el extremo suroeste del grupo principal. Este explorador lo excavó en parte durante su estancia en Tula.

Aparece en él en la parte de un patio aproximadamente cuadrado de unos 25 m de lado, cuyo nivel es mas bajo que el resto de las construcciones que tienen un complicado arreglo de cuartos y pasillos a diferentes alturas y de escaleras que salvan las diferencias de nivel.

Charnay dice que encontró pisos de estuco pintados de rojo, ladrillo cocido, columnas, pilastras, bancos, aljibes y tuberías de desagüe.

CASA TOLTECA.

También explorada por Charnay, ocupa una posición opuesta al interior, es decir, al noroeste del grupo principal de edificios, también tiene una gran cantidad de cuartos, pasillos y pequeñas escaleras semejantes a las del Palacio Tolteca.

A pesar de que hace más de 60 años que el explorador francés llevó a cabo estos trabajos y no tomó precaución alguna para asegurar su conservación, todavía existen restos de ellos que dan idea de que los planos fueron cuidadosamente levantados.

EL CIELITO.

A unos 6 km al suroeste del cerro del Tesoro exploró el arqueólogo Hugo Moedano otro edificio semejante situado en la cima de un cerro que se conoce con este nombre.

Se compone de 15 cuartos comunicados entre si por una serie de pasillos situados a diferentes niveles y distribuidos alrededor de patios, como se indica en el plano.

Los muros, en algunos casos, tienen la parte baja en forma de talud, las jambas de las puertas tienen una entrante para alojar el madero giratorio que servía de

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bisagra a la misma. Los muros como los de los edificios más recientes del grupo principal sin de piedrecillas calizas unidas con lodo, con revestimiento de las losas de cantera bien cortadas, las esquinas de piedra dura muy bien cortadas y ajustadas. Tanto los pisos como los muros fueron estucados y conservan señales de que el estuco se aplicó sobre ellos varias veces.

Según Moedano, el edificio tuvo 3 etapas de construcción, la primera desde la época tolteca, sin ninguna influencia exterior, la segunda, durante la época equivalente a Azteca II, III y IV y la más reciente durante la época colonial, pues aparecen ya elementos como pequeños arcos, una chimenea y cerámica de estilo indígena, pero ya con motivos españoles, por lo tanto cree que era el edificio principal de uno de los 20 barrios que formaban la ciudad.

Jiménez Moreno cree que este palacio perteneció a don Pedro Moctezuma, que fue cacique de Tula en el siglo XVI.

Por último, frente al cerro del Tesoro separado de éste por el río de Tula se encuentra el de Magoni Chico, Coatépetl o de la Malinche, en una de cuyas peñas se hallan grabadas figuras, una de las cuales, según Meyer, tiene los atributos de las deidades del agua y de la diosa Centéotl y la otra representa al rey de Tula, Quetzalcóatl con el jeroglífico de su nombre Ce Acatl (uno caña) y las fechas VIII técpatl (ocho pedernal) y IV Acatl (cuatro caña) que conmemoran probablemente la época de su reinado en Tula, 876 ó 980 según Jiménez Moreno.

En la ciudad de Tula, estuvieron durante mucho tiempo sobre pedestales en la calle principal, una serie de esculturas principalmente relieves que dan idea de la importancia de la ciudad, entre ellas personajes que tienen fondo a una serpiente emplumada.

Las estelas que en número de cuatro se encuentran en el Museo Nacional de Antropología, representan personajes que como ya se mencionaron anteriormente, se encuentran con grandes tocados de plumas, en las que aparecen el signo del año formado por 2 trapecios entrelazados y caras del Dios Tláloc. Llevan además, pectorales en forma de mariposa y pájaros volando hacia abajo.

La cerámica propia de Tula, es decir, tolteca, fue encontrada en abundancia con anterioridad por Vaillant en pueblo de San Francisco Mazapa inmediato a la zona arqueológica de Teotihuacán, por cuya causa recibió el nombre Mazapa, lo que hizo sospechar que las 2 ciudades coexistieron durante algún tiempo, pero en todos los casos se encuentra en las exploraciones, separada de la propiamente teotihuacana, por pisos construídos posteriormente. Sin embargo, no debe de haber transcurrido un gran espacio de tiempo entre la destrucción de Teotihuacán y la fundación de Tula, siendo tan grande la importancia de Teotihuacán, se conservaron en Tula las ideas generales aun cuando la forma y la decoración de los monumentos es distinta.

Entre estas ideas generales que se conservan en Tula, se encuentra el concepto monumental en la distribución de la ciudad.

La orientación de los monumentos que se desvían 17º grados aproximadamente del poniente verdadero hacia el noreste; basamentos escalonados, los templos formados de salones, el del frente con pórtico y con techos planos de madera, sostenidos por apoyos aislados intermedios permiten mayor amplitud. Los muros están coronados por almenas.

También, se encontraron semejanzas con algunos de los monumentos de Xochicalco, paralelamente con el Juego de Pelota que por cierto es casi idéntico al de Tula tanto en sus medidas y en relación entre las dimensiones del tablero y

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talud, puesto que en Tula como en Xochicalco es mayor el talud y en Teotihuacán es menor.

Es probable que en la época de Tula además de las herencias teotihuacanas y de las influencias directas que fueron causa de su fundación, el comercio que estaba ya muy extendido en lugares muy lejanos haya dado ocasión al conocimiento de otras ciudades y a la importación de nuevas formas, como comprobación de esto se han encontrado objetos procedente de Veracruz y glifos semejantes a los de Oaxaca.

Lo que sí han demostrado las exploraciones de un modo indudable, es la exactitud de las fuentes de información al referirse a la influencia tolteca en Yucatán, principalmente y en particular en Chichen-Itzá. Las semejanzas entre los monumentos de las 2 ciudades a pesar de ser tan grandes que en muchos casos sería difícil distinguir si algunos relieves proceden de Tula o de Chichen-Itzá.

Los elementos más comunes entre estas 2 ciudades se podrían citar las siguientes, desde luego las que se han descrito como supervivencias de Teotihuacán como los basamentos piramidales escalonados, decorados con tableros alternados, los pórticos de columnas en forma de serpiente cuya cabeza sirve de base y los crótalos de capitel, las cariátides, los atlantes que sostienen la mesa con funciones de altar, los grandes pórticos frente a los edificios en que el techo esta sostenido por largas filas paralelas de pilares, las banquetas adosadas, ornamentadas con procesiones de guerreros e interrumpidas por pequeños altares, el techo del vestíbulo prolongándose sobre una parte de la escalera. Etc.

En la ornamentación se encuentran los mismos motivos de frisos, de tigres o pumas caminando con la lengua salida y generalmente llevando collar, las Cuauhtli y Cozcacuauhtli devorando corazones, las figuras en relieve de guerreros o sacerdotes a las que sirve de forma de una serpiente emplumada, las esculturas recostadas con las rodillas dobladas y la cabeza recostada hacia el frente llamas Chac-mooles, las almenas en forma de caracol, los personajes con casco cilíndrico y remate de plumas de águila, que llevan pectorales de mariposa, pájaros volando hacia abajo, el átlatl y la especie de espada curva de madera, el signo de Venus representado por un medio círculo con bordes trilobados, guerreros reclinados empuñando una lanza , figuras humanas sentadas que servían de portaestandartes, el hombre pájaro-serpiente, etc.

La influencia tolteca puede advertirse en muchos otros lugares tan alejados como en Centroamérica, por ejemplo en la República de El Salvador, en la región de los Pipeles, en Veracruz, en el Castillo de Teayo, según observa García Payón, en Valle de Bravo, en el Edo, de México, en donde se conservan fustes de columnas en forma de serpientes emplumadas y por último, en ciudades que se fundaron después de la ruina de Tula como Tenayuca, Tlatelolco y Tenochtitlán pues a pesar de que la gran capital fue destruída , los toltecas que ocupaban una buena parte del centro de la República, conservaron sus conocimientos y los enseñaron a los nuevos conquistadores Chichimecas.

CERAMICA.

Acosta y Moedano han clasificado y estudiado detenidamente el tipo de cerámica existente en Tula. Esta cerámica provino de las excavaciones hechas en los edificios de la que produjeron los pozos abiertos en lugares que se habían formado con los desperdicios de la ciudad, estratos sucesivos de vasijas rotas.

No se encontró cerámica propiamente teotihuacana , es decir, la que corresponde a los periodos clásicos de Teotihuacán que ya se han descrito.

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En cambio, se encontraron 2 tipos ya conocidos en gran abundancia, el Coyotlatelco y el Mazapa.

El primero, corresponde a una cerámica crema con dibujos rojos, recibió este nombre debido a que fue estudiado por primera ves por el Dr. Tozzer cuando hizo algunas excavaciones hace mucho tiempo en el lugar que tiene este nombre y que está situado cerca de Azcapotzalco, en aquella época no había datos suficientes para determinar la antigüedad y se consideró más reciente de lo que en realidad es, pero las excavaciones de Noguera en Tenayuca y las que después se han hecho en Teotihuacán y en Tula, demuestran que pertenece al fin de Teotihuacán y al principio de Tula, probablemente marcando la transición de la cultura teotihuacana a la tolteca.

En Tula se encuentra algunas variantes pero en general es muy uniforme; el barro café claro es siempre el mismo y las formas más comunes son cajetes sin soportes cónicos, copas en forma de 2 conos truncados, unidos por su base menor, vasos cilíndricos y un gran número de ollas.

Algunos de estos objetos de barro café pulido, carecen de decoración, otros presentan anchas fajas rojas, algunas veces con motivos en decoración negativa; en los platos se usan frecuentemente líneas rojas onduladas paralelas.

En menor cantidad se encuentran ejemplares hechos con barro anaranjado, ya sea pulido sin decoración o con líneas rojas, así como de barro rojizo pulido con dibujos grabados de barro anaranjado con baño rojo y decoración en negro y blanco y de barro ocre, baño rojo y decoración negra.

Muchas ollas de un barro café arenoso no tienen decoración y están mal pulidas exteriormente. Se encuentran también ejemplares de un color rojizo con reflejos metálicos (plumbate).

Los tipos aztecas más antiguos aparecen mezclados con los propios de Tula en las excavaciones, pero disminuyen a medida que las capas son más profundas, los últimos tipos, aztecas es decir el III y el IV de barro anaranjado con decoración de finas líneas negras se encuentran en la superficie en gran cantidad y a muy poca profundidad, lo que indica que la ciudad después de su destrucción, fue ocupada por los aztecas.

Los informes de Isabel Kelly y Gordon Ekholm indican que las semejanzas que pueden advertirse entre la cerámica de la costa noreste de México y la de Tula por su posición relativa, parecen dirigirse en esta última ciudad hacia el norte y no como algunas veces se había supuesto, en sentido contrario.

También se encuentran marcadas relaciones, principalmente con los vasos trípodes con decoración roja, encontrados por García Payón en la región matlazinca y que a su vez son semejantes a algunos de los que proceden de Michoacán, cuya situación cronológica no ha sido aun bien determinada.

Algunos objetos parecen de procedencia extraña, como ollas de barro gris de Oaxaca y ollitas trípodes de la Mixteca y vasijas decoradas sobre fondo blanco, semejantes a las que se encuentran en la región de Los Tuxtlas. La época de fabricación de estos objetos coinciden probablemente con la del florecimiento de Tula.

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TULA Y SU TRASCENDENCIA

El dominio tolteca no solamente se extendió sobre las áreas centrales de la cuenca y el altiplano central mexicano, su dominio en influencia también se extendió más allá de su núcleo como: la península de Yucatán, algunas áreas del Bajío, áreas de la Huasteca, las costas del Golfo de México y aún en lugares más distantes como el Soconusco, en las costas del Pacífico como en los estados de Chiapas, países como Guatemala y El Salvador.

Tula se le considera como un contraste y un arquetipo de Teotihuacán y Tenochtitlán en lo que se refiere en arquitectura, por lo cual ha sido el foco de investigaciones y excavaciones por más de un siglo.

Tula, ha estado rodeada por muchas especulaciones y confusiones por generaciones, este sitio ha sido objeto de controversias y debates a su naturaleza e identidad por tener asociación con el tan llamado héroe por excelencia, hablamos de Topiltzin-Quetzalcóatl y en gran medida por las investigaciones sistemáticas que se realizaron en Tula en 1940.

Las investigaciones a ésta región cubren un área oscilante entre 1, 000 km alrededor de Tula.

TULA Y EL PROYECTO REGIONAL.

Las ciudades Mesoamericanas debieron ser semejantes a las otras del viejo continente que fueron centros políticos, económicos, religiosos y administrativos

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que constituyeron los ejes de un complejo sistema de relaciones comerciales de diversa naturaleza.

Para hablar del urbanismo en general en Tula, hay que hacer referencia a la división de sociedades por clases, con sistemas complejos de producción y de organización del trabajo, grupos humanos con diferentes accesos a la producción, sociedades de producción y de consumo, con algunos sectores de la población dedicados a las actividades de la agricultura y de la producción de diferentes productos, así mismo quienes instauraron un sistema de gobierno y de organización social.

Estas sociedades usualmente poseían instituciones complejas y una desarrollada religión que en los estados tempranos, permitía a todas las esferas de la sociedad constituirse en un importante control de elemento ideológico para tomar una legitimación moral del sistema.

Un significante progreso metodológico para el estudio de los centros urbanos ha sido desarrollado por geógrafos, sociólogos, economistas, arquitectos y demás, quienes investigan yendo a las ciudades desde y estudiándolas desde diferentes aproximaciones y puntos de vista.

Durante los estudios de estas ciudades, los edificios de las primeras excavaciones estaban cubiertos, totalmente alterados o parcialmente destruidos por transformaciones de varios tipos, algunos por diversos procesos, así como: erosión, reocupaciones de distintas magnitudes, diferentes tipos de uso de suelo que tomaron lugar a lo largo de varios siglos en estos sitios casi destruidos de cualquier ciudad arqueológica .

Al igual que otros centros urbanos, Tula ha sido severamente dañado, especialmente en décadas recientes, su deterioro ha sido causado por varias razones como las recientes expansiones urbanas y el desarrollo de nuevos pueblos, la construcción y la extensiva cultivación e irrigación de sistemas de terrazas, etc.

El objetivo central del proyecto concertante a la región de Tula, era el obtener una perspectiva regional sobre los procesos de formación de ésta ciudad y el estado Tolteca, así como también el desarrollo y su apogeo. Consecuentemente se dirigió a un estudio regional de las altas ciudades regionales, esto se inicia en el territorio que constituía los núcleos de estas ciudades que sustentaban el área e inmediatamente hacían su interacción con la misma.

El paso inicial fue la definición del área de estudio, ya que hay que establecer la extensión de las ciudades rurales de inmediato desarrollo. Ya que no había sido claramente definida el área fisiográfica, como es el caso del valle de Teotihuacán, varios criterios fueron hechos para definir el área que debería ser estudiada.

Inicialmente usando el criterio geográfico del lugar central en un radio de 17 km alrededor de Tula que posteriormente fueron dibujados, esto es aproximadamente la distancia de el norte y el sur entre la presente ciudad de Tula y los pueblos más cercanos de el área.

De este modo definido, ésta zona fue la base de los estudios preliminares, sin embargo los estudios intensivos arqueológicos condujeron después, al no cubrir la misma área , porque los estudios preliminares mostraron que muy probablemente la zona principal de interacción de la antigua ciudad no coincidía con el área entera

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previamente establecida, especialmente tomando en cuenta que mucho del área Oeste (que posé una topografía muy irregular) aparentemente había sido inhabitada durante más del periodo prehispánico.

De este modo Tula fue localizada cerca de el extremo Oeste de los desarrollos rurales y no en el centro como había sido inicialmente supuesto.

Consecuentemente los límites propuestos fueron modificados y los estudios arqueológicos intensivos principales de la parte Este del área originalmente cubiertos.

El estudio del área, sin embargo, fue extendido a el Norte incluyendo el extremo o área del valle fluvial hacia el extremo superior del pueblo de Mixquiahuala y al Sureste del limite subrayado o propuesto por Parsons.

El área de este modo definida, tenía una extensión de aproximadamente de 1,000 km y formaba parte del río Tula, limitado al Sur por la cuenca de México y al Noreste por el valle del Mezquital.

Sin duda alguna, el pueblo más significativo de esta región incluye a Mixquiahuala y Tepetlitán hacia el Norte, Héroes de Carranza y Jilotepec hacia el Oeste, Tepeji del Río hacia el Sur y Tlahuelilpan, Atitalaquia y Atotonilco de Tula al Este.

PATRON DE ASENTAMIENTOS.

El caso de Tula es muy significativo, sobre todo en lo que respecta a sus formas de distribución de asentamientos y de población en el área, así como también en el uso y explotación de los recursos, dando un aumento de diferentes patrones durante diversos periodos de su ocupación.

El estudio de los patrones de asentamiento en el área de Tula, generalmente fueron seguidos por las líneas de estudio propuestas por los trabajos previos de Sanders y sus colaboradores para el valle de Teotihuacán (1965), ya que los objetivos generales de este estudio fueron similares a los de Tula y que también, las condiciones de esas áreas son similares en términos de desarrollo ambiental.

La investigación tuvo varios escenarios, primero, estudios preliminares fueron hechos con la propuesta de obtener un panorama general de la densidad de la población prehispánica ene l área, también los patrones de distribución , tamaño, condiciones de conservación y una cronología general.

En 1982, el proyecto de Tula y sus áreas de interacción fue iniciado bajo la dirección de Cobean y Mastache, donde estos investigadores incluyeron estudios de superficie y excavaciones correspondientes a distintos periodos en diferentes locaciones de las ciudades de la región incluyendo Tula.

Algunas de las investigaciones des este proyecto habían sido publicadas y otras aun se encuentran en proceso de serlo.

Los materiales obtenidos y los estudios generales (el estudio preliminar y la cobertura de los estudios) haciendo una exhaustiva toma de muestras, estas se procedieron a hacerles los análisis correspondientes.

La cronología de los sitios fue establecida en base al diagnóstico cerámico colectado que fueron relacionados con la cerámica ya definida cronológicamente, especialmente esas mismas para la cuenca de México y el valle de Tula.

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De este modo estos sitios fueron agrupados juntos, organizados a los periodos establecidos para Mesoamérica.

LA REGIÓN DE TULA, MEDIO AMBIENTE Y SU USO

DESCRIPCION GENERAL.

El área de estudio se encuentra en 19º 53’ 10’’ y 20º 15’ 00’’ latitud norte y 99º 08’ 18’’ y 99º 28’ 14’’ longitud oeste. Hacia el sur en los limites del Valle de México y al norte en el Valle del Mezquital, estos valles cubren un área de aproximadamente 1, 000 km incluyendo los municipios de Atitalaquia, Atotonilco de Tula, Tepeji del Río, Tepetitlán, Tezontepec de Aldama, Tlahuelilpan, Tlaxcoapan y Tula de Allende que hoy en día es una gran ciudad.

En esta área prevalecen 2 tipos de climas: 1. Estepas secas con temperaturas promedio de 18º C y una precipitación anual de 450 a 600 milimetros y 2. Tierras secas con temperaturas que oscilan entre 12º a -17.5º y una precipitación fluvial de 700 ml, sobre todo entre los meses de Junio y Septiembre.

Fisiográficamente, el área perteneciente a Tula es desde las cuencas hidrográficas y los ríos que forman parte del sistema de drenaje del río Pánuco, éste se encuentra ubicado en la región fisiográfica del Altiplano Central entre la Sierra Madre Oriental y el Eje Neo Volcánico.

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El río principal tuvo 4 tributarios, los ríos: El Coscomate, Rosas, El Salado y El Salto. Los ríos Tula y Salado desazolvan desde el sur hasta el norte y desembocan más hacia el norte, mientras que el Coscomate y el Rosas corrían desde el oeste al este. La antigua ciudad se desarrollo con y sobre la confluencia de los ríos Tula y Rosas.

Ésta área es la más cubierta por cordilleras de montañas que generalmente corren desde el suroeste al noreste con por arriba de 3, 050 m. En la parte sureste las pendientes corresponden a los canales del río Tula y 2 des estos eran tributarios.

En la parte oeste de la región se puede apreciar que tuvo una topografía muy irregular con altitudes que oscilaban desde 2, 050 a 2, 650 m. En los límites más hacia el norte esta formado por la Sierra Tasguada que alcanza los 2, 700 m, esto es un sistema montañoso que principalmente es de origen de pequeños bancos de afloramientos de sedimentos de piedra caliza que se encuentran ubicados hacia el norte.

En el cuadrante noroeste esta una amplia planicie aluvial entre los ríos Tula y El Salado. Esta planicie se encuentra intercalada con los afloramientos volcánicos aislados como es el caso de el cerro del Xicuco. Hacia el este, el área esta limitada por una montaña que rebasa los 2, 800 m en algunas partes.

El área es predominantemente una formación de estepas volcánicas sin muchas estribaciones.

GEOLOGÍA.

La región de Tula es altamente compleja en términos geológicos, ya que se encuentra entre 2 provincias fisiográficas, al norte por estribaciones del Eje Neo Volcánico y al oeste flanqueado por la Sierra Madre Oriental.

La apariencia de la región hoy en día es el resultado de una secuencia de eventos geológicos que comenzaron desde el Mesozoico hasta el Cenozoico tardío, esto puede ser visto en la complejidad de la intedigitación de los sedimentos clásticos, lacustrinos y piroclásticos y la lava en un cambio drástico de clima.

Esta región está compuesta por grandes depósitos continentales de piedra de los periodos Terciario y Cuaternario que parcialmente rellenan algunos espacios de las capas tectónicas.

La actividad volcánica durante el periodo Cenozoico favoreció la formación de cuencas o sub cuencas. Así de esta manera radicalmente modificado el paisaje con el desarrollamiento de un largo número de pequeños lagos, en áreas que no estaban cubiertas o parcialmente cubiertas por el material ígneo o lava.

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CRONOLOGÍA Y PERIODIFICACIÓN

SECUENCIAS DE LA ZONA URBANA.

La periodificación que actualmente existe para Tula y que constituye el marco de los trabajos e investigaciones recientes, fueron definidos desde hace 20 años por Cobean (1978), quien propuso 7 fases de ocupación para la ciudad prehispánica de Tula.

Las fases Prado y Corral corresponden a la primera y a la mayor ocupación de la zona urbana de Tula. El tipo de cerámica usado para definir la fase el Prado están asociados con la ocupación urbana de la ciudad y la mayoría están cercanamente correlacionados a los complejos esféricos de Coyotlatelco en la cuenca de México.

Los tipos definidos para la fase Corral también están cercanamente correlacionados a la cerámica de Coyotlatelco y que corresponden a la primera gran ocupación de el centro monumental conocido hoy como Tula Chico. La fase Corral Terminal corresponde a la destrucción y abandono del centro de Tula Chico (Cobean y Suárez

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1989; Cobean 2000) y probablemente a la expansión inicial de la ciudad que alcanzaría su apogeo durante la fase Tollan.

La fase Tollan, marca la máxima expansión de la ciudad, este el periodo mejor definido ya que se cuenta con una extensiva información de los diagnósticos de los complejos cerámicos.

Las fases El Fuego y Palacio están asociadas con los tipos cerámicos aztecas correspondientes a una ocupación después del apogeo de la ciudad y al rol como capital y estado.

La fase El Tesoro, esta más asociada con la cerámica colonial, representan los siglos XVI y XVII de la ocupación que existió en diferentes partes y puntos de la zona urbana.

CRONOLOGIA DE TULA

Fase Prado 650-750 D.C Fase Corral 750-850 D.C

Fase Corral Terminal 850-900 D.C

Fase Tollan 900-1150 D.C

Fase Fuego 1150-1350 D.C

Fase Palacio 1350-1520 D.C

Fase Tesoro 1520-1650 D.C

En la definición de los diagnósticos de los complejos cerámicos. Cobean usa principalmente las secuencias estratigráficas de ocupación en la ciudad y otra en materiales de excavación, así mismo, él también encontró en la superficie de la zona urbana materiales que pudieran ser de gran importancia ya que este hecho hizo posible detectar algunos tipos de materiales que no fueron bien representados en las excavaciones, especialmente en las ocupaciones de Coyotlatelco y Azteca.

Las excavaciones iníciales en Tula Chico fueron especialmente importantes para definir las fases al apogeo de la ciudad, ya que estas, permitieron la identificación de diferentes complejos relacionados a la cultura Coyotlatelca y a Tula, así como las cerámicas asociadas con el inicio de la fase Tollan que se verán con mejor detalle en los trabajos previos de Acosta.

Cobean originalmente expresó tener dudas con respecto a la cronología validada para la fase Prado y propuesta que solamente consiste en la cerámica de alguna clase de complejo especial que posiblemente fue intrusivo o perteneciente a la elite social teniendo un límite de distribución.

Más recientemente, la fase Fuego, que esta caracterizada por cerámica Azteca II, representada fundamentalmente en contextos en el recinto monumental de Tula Grande, fue mejor definida sobre los estudios de excavación del edificio K localizado hacia el lado sur de la plaza monumental. Concierte a esta fase, se encuentra relación a la destrucción de Tula

En el edificio K, donde ahora se tiene mas información sobre los diferentes contextos de los edificios destruidos por el fuego, están principalmente asociados con las cerámicas de Azteca II.

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A lo largo de esta investigación con esta información estratificada, muchas nuevas muestras por medio de dataciones de radiocarbono fueron obtenidas desde el edificio K, así también fueron de gran importancia los estudios de datación arqueo-magnéticos de Wolfman para el Centro de México y para Tula sobre todo para el momento en que posiblemente se quemó el Palacio Quemado esta entre 1150 D.C y 1200 basándose en los estudios y en las muestras más recientes de arcilla del propio edificio.

Estas fechas coinciden con la cronología propuesta aquí para la transición entre la Tollan y la fase Fuego.

La secuencia cultural propuesta para diferentes fases esta validada, aunque después las investigaciones de Tula y de algunos otros sitios de ésta área tuvieron definido más precisamente algunos aspectos de la secuencia ocupacional y de los complejos cerámicos que caracterizaron cada fase.

En cuanto a la fase Tollan, se calculó una datación de aproximadamente 200-250 años correspondientes al apogeo y a la máxima expansión de la ciudad de Tula. Así mismo, ha sido posible definir por lo menos 2 subfases basándose en los estudios y en la información obtenida durante los últimos 15 años por los grandes proyectos y trabajos realizados en la ciudad y en los sitios del área, estudios que tenían procedencia en las dataciones de radiocarbono, análisis y de contextos estratigráficos y estudios de cambios en las frecuencias de varios tipos de cerámica a través de un largo tiempo con cambios temporales en los atributos de tipos específicos.

En suma, los cambios en la planificación y en la orientación de la ciudad en la fase Tollan detectados por Mastache y Crespo que a lo largo de varios cambios similares en la orientación de las estructuras habitacionales en el centro urbano donde todo parece tener implicaciones cronológicas que no habían sido analizadas suficientemente.

LA ARQUEOLOGÍA CONDUCTUAL DE MICHAEL SCHIFFER

LA ARQUEOLOGÍA CONDUCTUAL Y SUS PLANTEAMIENTOS ANGULARES

La arqueología conductual tiene como principal objetivo tratar de comprender cómo los procesos de formación, tanto culturales como no-culturales, tienden a introducir distintos grados de variabilidad en el registro arqueológico. De igual manera, la arqueología conductual tiene un gran interés en las relaciones que se establecen entre la conducta humana y los artefactos de distintas clases. Este mismo interés

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se ha presentado en las labores arqueológicas por excelencia, aunque ahora se hace énfasis en los distintos procesos de formación y transformación del registro arqueológico.

Dentro de la formulación teórica de la arqueología conductual se han construido cuatro estrategias que marcan la directriz de esta variante teórica. La primera estrategia se refiere a la construcción de leyes generales acerca de la naturaleza de los artefactos pretéritos para así poder contestar preguntas sobre la conducta del pasado. En la segunda estrategia se hace mención de la necesidad de establecer leyes particulares respecto de los elementos arqueológicos. En esta estrategia se hace uso de la arqueología experimental y la etnoarqueología para manipular los artefactos y observar sus cambios de manera controlada, como por ejemplo las huellas de uso en distintos artefactos arqueológicos.

La tercera estrategia se refiere al establecimiento de principios generales, aunque basada en los artefactos arqueológicos, para explicar la conducta pasada y contemporánea de las sociedades. Finalmente, la cuarta estrategia describe y explica la conducta humana actual a partir del estudio de la cultura material contemporánea; en otras palabras, se caracteriza a la sociedad actual mediante las explicaciones desprendidas de las estrategias dos y tres.

Una vez mencionadas las finalidades primordiales de la arqueología conductual, es necesario explicitar uno de sus pilares fundamentales: los procesos de formación del registro arqueológico. Los procesos de son todos aquellos eventos que afectan a los artefactos o depósitos después de su uso inicial. De acuerdo con Schiffer, los procesos que alteran, modifican, preservan o destruyen los yacimientos arqueológicos se tipifican en dos: transformaciones naturales y transformaciones culturales.

Las transformaciones naturales, como su nombre lo indica, se refieren al conjunto de agentes químicos, ambientales, vegetales y animales que interactúan directamente tanto con un artefacto como con un sitio o región específica. Debido a que este apartado es muy amplio no se discutirá con amplitud, puesto que los agentes naturales que intervienen en la transformación de un artefacto o depósito pueden ser desde un anélido hasta procesos regionales como movimientos tectónicos, vulcanismo, congelación, etcétera. Además, para fines del presente escrito, no es necesario dedicarle más líneas a la caracterización de los procesos naturales de transformación sino que, lo que más nos interesa, es conocer las calidades fundamentales de su propuesta teórica para evaluarla a partir de las categorías de una posición teórica.

Finalmente, los procesos culturales de transformación son todos aquellos fenómenos de alteración efectuados por agentes sociales que mantienen, desechan o reintegran artefactos tanto al contexto momento como al arqueológico. Básicamente existen cuatro tipos de procesos culturales de transformación: re-uso, depósito cultural, reclamación y perturbación.

Debemos también comentar que el planteamiento schifferiano dedicado a los procesos de formación puede ser muy útil para la validación de inferencias, tanto en niveles teóricos altos y bajos. De hecho, en torno a la llamada “teoría de rango medio” nuestro autor comenta:

“[…] los principios de procesos de son una parte integral de los principales tipos de teoría de nivel bajo: recuperación, análisis e inferencia. Desafortunadamente, muchos arqueólogos, especialmente aquellos que trabajan en el marco de la nueva arqueología, aún no aprecian que los procesos de son responsables de gran parte de la variabilidad en el registro arqueológico, y es así como sus procedimientos —especialmente de análisis e inferencia— no incorporan datos acerca de ellos”.

Como podemos notar, la teorización que efectúa la arqueología conductual es de

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suma importancia para validar la calidad de los referentes empíricos que son empleados recurrentemente en las labores arqueológicas. En este sentido, también cobra relevancia la definición que el referido autor hace sobre los distintos tipos de contextos que se encuentran recurrentemente en la práctica de la arqueología. Aquí hacemos mención del llamado contexto sistémico y el contexto arqueológico. El primero está referido a los artefactos que se encuentran en actividad conductual humana, en tanto que el contexto arqueológico se presenta cuando los mismos utillajes o instalaciones ya no se encuentran en actividad con los seres humanos. Comentamos aquí la importancia que tienen las nociones de contexto sistémico y arqueológico ya que son indispensables para postular y justificar las inferencias que se realicen sobre las actividades pretéritas, así como la utilización, desecho o reutilización de distintos tipos de utillajes o estructuras arquitectónicas, por sólo citar dos casos.

DE LAS ENTRAÑAS DE LA NUEVA ARQUEOLOGÍA HACIA LOS PROCESOS DE TRANSFORMACIÓN DEL REGISTRO ARQUEOLÓGICO

Como apuntamos anteriormente, Michael Schiffer se enmarcaba en la concepción teórica de la nueva arqueología (también llamada arqueología procesual o arqueología “explícitamente” científica), comandada por Lewis Binford. Sin embargo, uno de los pilares medulares con el que Binford construyó esta teoría, a finales de los años sesenta del siglo pasado, fue el que comenzó a inquietar a Schiffer, ya que incluso lo llevaron a dudar de si esta postura arqueológica era una manera viable de acceder y justificar el conocimiento de las sociedades acaecidas en el tiempo. Esto tampoco quiere decir que el autor mencionado rechazara rotundamente los planteamientos fundadores de la nueva arqueología, sino que las inferencias desprendidas de los estudios realizados por este tipo de arqueólogos no tomaban en cuenta los diversos procesos que transforman los depósitos arqueológicos. En pocas palabras, Schiffer dudó de que en realidad los contextos arqueológicos fueran registros fósiles del sistema social pretérito.

Michael Schiffer dudaba de si verdaderamente existía una “premisa de Pompeya”, tal como Binford lo sugería en diferentes escritos. Obviamente, y como menciona Gándara, la arqueología conductual schifferiana es construida a partir de la herencia que dejó la nueva arqueología entre los arqueólogos estadounidenses. Por tal motivo, la arqueología conductual puede concebirse como una nueva nueva arqueología, aunque dedicada a otro tipo de problemáticas más específicas, tales como las teorías de rango medio, en lugar de teorías netamente sustantivas.

MI POSTURA SOBRE LA EXISTENCIA DE ARQUITECTURA MILITAR EN TULA BASANDOME EN LA

ARQUEOLOGÍA CONDUCTUAL.

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A lo largo de esta pequeña investigación que realice sobre los estudios arquitectónicos, de asentamiento y de lugar de la zona arqueológica de Tula, pude apreciar desde mi punto de vista y basándome en los fundamentos de la Arqueología Conductual, que existen bases científicas para poder plantear la teoría de la posibilidad del nacimiento de la arquitectura militar en Tula entre los toltecas.

Así mismo, afirmo que esta posibilidad se puede encontrar en algunos aspectos que tanto Acosta y Moedano pasaron por alto al solo apreciar la monumentalidad del sitio sin explorar ni ver más allá del simple hecho de que los toltecas habían construido su ciudad no solamente por razones ideológicas, si no también por razones defensivas y ofensivas a nivel militar.

Recordemos que no solamente los toltecas eran buenos constructores y amantes de la sabiduría, también eran la elite militar de la época al no solamente utilizar el átlatl y los dardos, si no también su impresionante manera de saber emboscar y atacar, esto se puede claramente apreciar en algunos escritos de la época que el mismo Cobean más tarde encontraría donde al pueblo tolteca se le temía pero también se le respetaba.

No obstante, Tula marco la diferencia dentro de la trascendencia arquitectónica prehispánica, al tener gran influencia de los Teotihuacanos en lo que respecta al uso del Talud y el Tablero, pero también al aprovechamiento que estos mismo conjuntamente pueden ser utilizados para defender un edificio o un determinado lugar.

En algunas imágenes del libro de Ignacio Marquina de Arquitectura Prehispánica, pude notar que la ciudad de Tula fue el inicio del proceso de perfección en el arte de la guerra tolteca al construir su ciudad de tal forma a que si la analizamos es totalmente una trampa mortal para cualquier ejército que desease invadir a los toltecas. Sus espacios entre algunos edificios, tales como el edificio K o el de Tlahuizcalpantecuhtli son en algunos tramos demasiado estrechos, perfectos para poder acorralar a un pequeño grupo combatiente.

Así mismo, si observamos sobre todo la pirámide de Tlahuizcalpantecuhtli podremos observar que tiene una triple funcionalidad, al igual que la mayoría de los basamentos piramidales del sitio arqueológico de Tula, ya que esta pirámide no solamente fungía como centro religioso-ideológico, si no también como un gran punto de observación y vigilancia que te da una cobertura y una vista de 360º alrededor del mismo sobre Tula, así mismo, también tenía un sistema propio de auto-defensa. Según Marquina y Acosta se ve claramente que la pirámide de Tlahuizcalpantecuhtli en sus laterales contiene piedras que fungen como soportes del revestimiento de estuco que este tenía, sin embargo, en mi opinión, las piedras eran demasiado grandes y muy bien distribuidas como para solo servir de soportes de revestimiento, pienso que estas mismas al ser usadas como sistema de auto-defensa de la pirámide, funcionaban de tal manera a que una ves que el enemigo o alguien tratase de tomar esta pirámide, en primera le seria muy difícil, ya que habría centinelas vigilando las 4 extremidades de la misma, segunda, si uno empujase a una persona por cualquiera de uno de sus lados, el cuerpo de la persona recibirá tal castigo que este mismo quedaría despedazado al chocar con las piedras incrustadas que por cierto son muy filosas y tercero, la pirámide no es muy alta, sin embargo sus accesos principales que encuentran en el lado norte sobre el salón quemado si nos remontáramos al momento en que este se encontraba en perfectas condiciones detectaríamos que desde la parte superior es visible hasta el punto más pequeño de la zona, sobre todo en la plaza monumental.

Sé que suena bastante trillado, pero también si tomamos en cuenta que Tula es la continuidad de un siclo de perfeccionamiento arquitectónico que nació en Tula Chico, observaríamos que los toltecas no solamente aprovecharon los elementos

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materiales con los que se contaba en la época, si no también, supieron perfectamente aprovechar la geología y el medio ambiente del mismo sitio para su beneficio, desarrollo y defensa.

Se puede observar, sobre todo en las cartas topográficas de Tula (recientes) que la ciudad antigua de Tula se encuentra precisamente en el centro de una altiplanicie, con la cual le da un perfecto punto de control de las demás ciudades a las que llegaron a convertirse en sus centros tributarios, tales como: Tepeji del Río, Atotonilco de Tula, Atitalaquia, Tlaxcoapan, Tlahuelilpan, Mixquiahuala, Coyotlatelco, Tepetitlán, por mencionar algunos.

Así mismo, supieron donde construir ya que militarmente hablando todo buen ejército vive mientras tenga comida y agua y Tula se encuentra construido a pocos metros del río Tula, por lo tanto, es de suponerse que también debió existir una gran riqueza ambiental para poder elaborar los diferentes utensilios y herramientas para poder construir, edificar, perforar, excavar y hacer lo que hoy en día es la zona arqueológica de Tula.

Dentro de su arte, no solamente encontramos el aspecto ideológico y religioso de los toltecas, yo en mi opinión pude encontrar un gran inca pié en el aspecto de resaltar la grandeza de los guerreros toltecas, se puede apreciar claramente este hecho en los atlantes que de manera majestuosa son representados altos y bien ataviados junto con sus armas de uso, una clara manera de imponer su supremacía y poder ante los ojos de los demás de tal manera que ante todo siempre existiera la latente amenaza de atacar a quien trate de quebrantar el imperio o su hegemonía.

De igual manera, se puede apreciar como en todo momento la fuerza, es decir, la grandeza militar de los toltecas se hace presente por doquier, ya que hasta en los altares son vistos los atlantes y guerreros como principales sostenedores del imperio salvaguardados por Quetzalcóatl, esto se ve por ejemplo en los pequeños atlantes que según Marquina dice que se encontraban sosteniendo una gran mesa, otro ejemplo claro de la fusión entre lo divino y los guerreros son en las banquetas que se encuentran en el sitio donde se aprecia claramente como van los guerreros bien ataviados en una especie de peregrinación.

Sin duda alguna, el Juego de Pelota ha sido un emblema característico de la permanencia y constancia de los pueblos que conformaron y conforman lo que nosotros conocemos como Mesoamérica, espacio geográfico defino por Paul Kirschoff.

El Juego de Pelota no solamente significó el elemento más sagrado de la mayoría de los pueblos mesoamericanos, si no también un ritual, un acceso honorable para trascender en los mundos lejanos del inframundo. Tula no fue la excepción al encontrar uno de casi las mismas dimensiones al encontrado en Xochicalco y muy similar en su construcción, en mi opinión, yo creo que fueron los mismo toltecas quienes hicieron ambos Juegos de Pelota, ya que Xochicalco es casi contemporáneo a Tula y por ende candidato directo a ser reciproco de la cultura o del resto de lo que fue la cultura tolteca, ya que yo creo que algunos emigraron hacia Xochicalco después del decline de Tula y estos a su ves influenciaron en gran medida a los xochicalcas con sus costumbres y por supuesto con sus leyendas y arquitectura.

En conclusión, creo que Tula fue el lugar de nacimiento de la arquitectura militar prehispánica en México, ya que como anteriormente mencioné a Tula no solamente hay que verla desde el espacio y la perspectiva científica, si no de igual manera como un punto predominante dentro de una cultura que se desarrollo bajo la estirpe y la motivación de la guerra, tomando en cuenta (y si no por favor corríjanme) los toltecas vienen de una derivación muy cercana a los Chichimecas del Norte, muy conocidos por ser bárbaros y grandes guerreros.

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De esta forma, Tula marcó el inicio de lo que siglos después se convertiría en un modo de belleza y funcionalidad arquitectónica en México, ya que su arte, influencia, conocimiento y arquitectura prevaleció por mucho tiempo aún después de la llegada de los españoles. Sin duda alguna, una de las culturas que marcó la utilización y perfección de la arquitectura militar prehispánica fueron los Aztecas, quienes en gran medida fueron influenciados por los restos de lo que fue una gran cultura, esto se ve claramente en la arquitectura azteca, que sin embargo tiene mucho de la influencia tolteca como: las baquetas decoradas del templo mayor, el tzompantli, el Coatepantli, las diferentes armas usadas por los aztecas y en gran medida la arquitectura misma de los aztecas.

Finalmente me surge una duda, ¿ cómo fue posible la caída de un gran imperio que se autodenominaba como una cultura que prevalecería por mas de 1000 años y que tuvo un radio de influencia más allá de sus fronteras, incluso de las nuestras actualmente ?, ¿ de que forma cayó el imperio tolteca más allá de las teorías actualmente dichas entre los eruditos de este tema ?, ¿ fueron ellos quienes autodecayeron o a caso alguien mejor que ellos llegó y acabó con su linaje ?.

Recordemos que, como dice el libro del Arte de la Guerra que: “ Donde más seguro te sientas es donde más vulnerable eres “. (Suntzu).

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