Arquitectura vernácula, arquitectura del sentido común… en busca de lo perdido

“se considera que el estudio de la arquitectura vernácula es impostergable

en un mundo donde lo regional y lo étnico cobran una gran importancia” Francisco Javier López.

En el contexto de un mundo moderno globalizado con grandes problemas ambientales como el calentamiento global, en un mundo que presenta referentes de estandarización culturales internacionales, es de vital importancia el estudio histórico de las particularidades en las que se desarrollan los procesos de diseño, pues en cuanto a creaciones del ser individual contribuyen a una formulación colectiva de la vida cotidiana y que, en el caso de la arquitectura este reconocimiento puede ayudarnos a retomar estrategias de diseño tradicionales que permitan contribuir desde nuestro campo a la problemática ambiental que vivimos. De esta manera autores como Francisco Javier López señalan que: “ Se considera oportuno que en un país como México, cuyos problemas más graves se presentan en la aguda crisis del campo y la acentuada degradación urbana, existan tentativas de recuperación de aquellos valores que caracterizan a las sociedades tradicionales.” (LÓPEZ, 1993) Hablar de arquitectura vernácula o tradicional de manera general, es hablar de una arquitectura del sentido común que responde a necesidades climáticas de las regiones y que a lo largo de la historia a resuelto la condición elemental del hábitat tomando en cuenta las adversidades del tiempo. Cuando nos situamos dentro de una ciudad histórica podemos observar edificios que representan esa arquitectura que llamamos tradicional donde claramente se encuentra la relación arquitectura-clima y que resuelve el confort ambiental a través de sistemas pasivos de acondicionamiento. Contradictoriamente en la misma ciudad podemos encontrarnos con

NORTE

Centro histórico de Zimapán, los colores representan la arquitectura tradicional que aun se

conserva.

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arquitecturas de la modernidad que niegan estos elementos tradicionales y que utilizan patrones estándares para resolver la arquitectura indistintamente en diversos tipos de clima. En este sentido me interesa estudiar una ciudad de la Sierra gorda del Estado de Hidalgo que a sufrido modificaciones violentas en su arquitectura a partir de la década de los 50’s introduciendo arquitecturas modernas sin relación con las condiciones climáticas, provocando con ello, entre otras cosas, espacios con pésimas condiciones ambientales y así implementación de sistemas mecánicos de climatización. El Municipio de Zimapán se localiza en la Sierra gorda del Estado de Hidalgo tiene un clima semifrío, registra una temperatura media anual de 18.3 °C con temperaturas máxima de 30° y mínima de 5° cuenta con una precipitación pluvial de 391 milímetros por año y el período lluvioso es de mayo a junio. La época que marca lo que ahora conocemos como arquitectura tradicional dentro de la ciudad de Zimapán es la que corresponde al periodo de la Colonia, pues esta ciudad, así como otras con similares condiciones orográficas del Estado de Hidalgo, fue convertida por lo españoles en un importante centro económico y por tanto en un centro urbano de gran desarrollo. Vale la pena señalar que la arquitectura colonial retoma elementos de la arquitectura de los primeros asentamientos de la zona y los adapta para dar respuesta a las condiciones climáticas. Existen viviendas rurales que aún conservan rasgos originales, viviendas de plantas libres con bajas alturas y masividad en su envolvente.

Vista del Centro de Zimapán durante la Colonia.

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Así, el diseño como toda creación que se desarrolla en un tiempo y espacio preciso no se encuentra aislado de las condiciones materiales que determinan la realidad misma, de los procesos económicos, políticos, científicos y culturales que marcan la especificidad de la creación humana, en este sentido la arquitectura colonial se fue adaptando a las características del clima resolviendo las necesidades arquitectónicas de la ciudad con los materiales de la región. La ciudad de Zimapán cuenta con óptimas condiciones de asoleamiento, esto y la oscilación de temperatura provoca que durante el día el calor sea intenso y la temperatura sea muy fría durante las noches. Ante estas condiciones climáticas, entre las principales estrategias de diseño en la arquitectura tradicional podemos observar: la masividad con muros de adobe (principalmente) de hasta 80 cm. de espesor, predominio de macizo sobre vano, pórticos para controlar el asoleamiento durante el día y alturas bajas en los edificios que permitan mantener la temperatura confortable durante la noche. Las condiciones de esta arquitectura tradicional aún se conservan en parte del centro histórico. Mientras duró el auge de la economía minera, la arquitectura colonial se fue desenvolviendo, después de la Revolución mexicana, la minería tiene un periodo de decadencia que dura aproximadamente tres décadas de los años 20’s hasta finales de la década de los 40, reflejando en la ciudad pocos cambios. A principios de la década de los 50’s La modernidad toma un papel muy importante en la transformación de esta ciudad pues con su consolidación y las nuevas formas de construcción, se introducen cambios significativos dando auge por un lado al crecimiento de la ciudad con la introducción de nuevos métodos constructivos como el concreto y aunado a esto vienen las nuevas actividades que darán vida nuevamente a la ciudad como el comercio y los servicios.

Pórtico de una construcción del centro histórico que aún se conserva

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Este nuevo fenómeno del crecimiento de la ciudad no es particular de esta región sino es un proceso general de asimilación de la modernidad que inicia en Europa con la Revolución industrial y se va insertando en América Latina. La consolidación de la modernidad revolucionó la manera de pensar y actuar sobre la realidad, la revolución industrial marca nuevas pautas en lo económico, pues se da una transformación de los modos sociales de producción que permiten el desarrollo de la sociedad industrializada hacia los rumbos del “progreso”. Es en este contexto del “progreso” que la arquitectura a través de la revolución industrial encuentra nuevas tecnologías para desarrollarse. “El modernismo concedió gran crédito al descubrimiento de las posibilidades estética del hierro y el vidrio cuando no se atenían a estructuras rígidas y planas. El modernismo se sintió atraído por la ligereza, lo sutil, sinuoso y transparente” (PEVSNER 1968) así, la arquitectura del hierro y vidrio sería lo predominante en la época moderna, la corriente del funcionalismo logró colocarse como la hegemonía arquitectónica donde la función sería la solución de manera práctica a los problemas del hábitat social, las ideas de la figura del mundo de la arquitectura en la modernidad tomaron como premisas “forma obedece a función”, “unión de arte ciencia y tecnología en la arquitectura” o “no hay que contaminarnos con la historia para innovar en cuanto a producción arquitectónica.” Las manifestaciones de la modernidad en la ciudad de Zimapán se ven hasta nuestros días, el crecimiento urbano trajo consigo la idea del “progreso” sustituyendo así empedrados por pavimentación; la arquitectura tradicional por arquitectura funcionalista y de autoconstrucción que no retoman los criterios

Crecimiento desmedido de la ciudad de Zimapán con arquitecturas de block y concreto

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lógicos ante las condiciones del clima. La ciudad en nuestros días se ha llenado de construcciones de concreto y tabicón, viviendas con grades ventanales que han traído consigo problemas de acondicionamiento. Esta ciudad como muchas otras se ha uniformizado sin tomar en cuenta las condiciones climáticas propias. “Una vez más la frialdad y la monotonía de una arquitectura funcionalista carente de color, de imaginación, de identidad, el estilo internacional cuyos productos son iguales en un suburbio de Praga, de París, o de Caracas. Bien decía Fernando González Gortázar alguna vez que no toda arquitectura que está en México es necesariamente mexicana. De nuevo el resultado de pensar que el problema de nuestra arquitectura es puramente funcional” (VEJAR, 1992). Esta concepción de la arquitectura moderna y puramente funcional despoja del apellido local a la arquitectura, pues en la práctica de la misma sólo la estandarización puede, de ahora en adelante, introducir un gusto valedero y universal (PEVSNER 1968). En casi todos los lugares del mundo se ven aplicados los mismos estilos, materiales y técnicas que es lo que los hace ser modernos y se deja de lado en la mayoría de los casos el impacto ambiental de las construcciones. De ahí que ahora los arquitectos podamos cuestionar la inserción de nuevas arquitecturas en lugares concretos, pues sólo una práctica conciente de lo que representa las construcciones y con ello sus adaptaciones a las características del clima podemos dar respuesta a los problemas del ambiente que son de todos, pues esta adaptación al clima puede ser una forma consumir menos energía y aprovechar las energías renovables. En este sentido vale la pena hacer una revisión de la arquitectura vernácula de las regiones para poder entender ese sentido común que permitía el confort en las edificaciones de manera pasiva y aplicar esos mismos criterios en la nueva arquitectura. La arquitectura tradicional parte de lo local de un entendimiento del ambiente inmediato y a su vez reafirma la identidad de los individuos a través de lo construido, así tendencias como el regionalismo crítico “defiende los rasgos arquitectónicos locales contra los universales, sin embargo no puede surgir una nueva arquitectura sin tomar en cuenta las nuevas necesidades de los usuarios, de esta manera se busca la “reconciliación” entre el desarrollo de la civilización universal con los elementos particulares y locales de algún lugar en lo concreto” (FRAMPTON, 1985)

Arquitectura vernácula, arquitectura del sentido común… en busca de lo perdido

El reto de la arquitectura en estos tiempos es resolver la contradicción: tradición contra tecnología, es decir conservar los elementos históricos y tradicionales que traen consigo la identidad de un lugar y con ello una respuesta ante las condiciones climáticas de la región sin negar el avance en la tecnología constructiva. Revisión Bibliográfica.

FRAMPTON, Kenneth. Hacia un regionalismo crítico: seis puntos para una arquitectura de resistencia, la posmodernidad, Editorial Cairos, 1985. LÓPEZ, Francisco Javier. Arquitectura vernácula en México, México, Trillas, 1993. PEVSNER, Nikolaus. Los orígenes de la arquitectura y el diseño modernos. London, Destino, 1968. VEJAR. Objetos arquitectónicos no identificados (OANIS). México, Gerika, 1992.