Arqueología Peruana. Precursores (1970)

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l,a Casa de 1e Cultura dcl l',,r rr ¡ Arqur:ología Peruana: Prccnrsor¿rs,,,r,lr,r, [i¡¡ rnentatl¿r y anotarla iror l)ur:r:lr¡ lh'rrrrll Rogger'Ilavines. arivirtiendo c¡uc r;,, lrrr r¡ido en ia obrr,i la ficlelidrrrl rl, l,r,r i ran:;ci'i1-os dc los atttot'cs csc( )lli(lori Duccio Bcnavi:r. nacido cn llrrli¡r ,rt I cs pe.rua¡to por n:rcionllizaci¿)lr. rl'¡.ilIlttÓ cstritiios, cloctotáudoss cn Arrltrlol,,¡,lrr, ¡fr Univcrsidad l.Iacion¿ri L{ayor rlr. I 1. r r r I{a realizado iuvestigaciolrc:; r.n lrr ilLü; siert'a y s.lva del tclrltorio nitt:io¡rtl Attltl cstudios sr.rb.rc la cerámica de Puerto Viejo (1.959), ol m;tiz ¡r¡'tttl (1963), el catastrc de los mor¡umeiltos del Valle de Lim:r I lllllill, tilc¡ Teatino (1963), la arqueologÍa de )a ceja d.e sclv¿r ( 11)(;'1, lrrllll, 1968i, la ¿'11'{.1ueologii1 Ce Lu.rin i1965), las ruinas dt'l Alri',,',, t Actu¿rlmt-'nte es Sub-Director del I'fuseo Nllcional clo Atrlr,,¡,rrltr Arqueología de Lima" encal'gado de la Sercción Invest.igarri.rr, r, ,1,' lrl rle ia Cul¡ura del Perú ¡' profesol de Arq'reología dc l¿ Ilrrir',,r Íian Marcos. Rogger R,ai-ines náció en Caj:trtt,rr, rt rl i942. Ai q,,reólogo. Obras principales: Alfareria «kr¡¡¡¡',rll¡l Huaylacur:ho (1963), Arnbo: a ncw Ir site ( ..1905 ). (Jcaccrsiripi rlrritt¡¡ fli iit: ,.,11ii ',, .'rl'r,,,, ' :t" lr ( 1,¡r rr ,, .,rs ¡ r'l:¡cir¡l¡r¡s <:t¡n otros sitios tempranos dcl srl¡ tlrl rlir ). lir'i'llr¡s lirrlioc¿rri¡ónic,¡s par¿r el l]erir (1.967). llr,l.lr.rl, ltivr.sl illrrcionc¡s ilr',1 I'fuseo Ntlclional dc Attlt,'¡lrh 11961i), A Ple-Co!urnb'^. wound ( lltt¡lt tl,rcologia del Valle de C:rjamarr:,, ¡ llllll Abrigo de Yananachay, un yacinrictrlrr no de lluánuco Vicjo (1969), lln t {)frenrlas cn I¿¡ Sierra Ccntral (1f)(i3), Ar',¡rrr.,,l,,riilr rlc I,it¡ll. IIDICIONEI§ DE LA CASA DE I,A CI,ILTI]RA DI!I, I'I.:IIII LI,ANO ZAPATA -, ULLOA * UNANUE _ RIVIIIiO - SARTIGES - BOLLAERT * POI,O Si(ii,rrr¡rt NiIDDENDORF * I,A]I]IA¡iT]IiIi - WIFINER -- BANDELIER * - Ci)t\tzALFl7, t)F, LA ROSA - ARQUEOLOGIA PERUAl\¡A, PRECURSORES CASA DE I.A CULTURA DEL PERU

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Arqur:ología Peruana: Prccnrsor¿rs,,,r,lr,r, [i¡¡rnentatl¿r y anotarla iror l)ur:r:lr¡ lh'rrrrllRogger'Ilavines. arivirtiendo c¡uc r;,, lrrrr¡ido en ia obrr,i la ficlelidrrrl rl, l,r,ri ran:;ci'i1-os dc los atttot'cs csc( )lli(lori

Duccio Bcnavi:r. nacido cn llrrli¡r ,rt Ics pe.rua¡to por n:rcionllizaci¿)lr. rl'¡.ilIlttÓcstritiios, cloctotáudoss cn Arrltrlol,,¡,lrr, ¡frUnivcrsidad l.Iacion¿ri L{ayor rlr. I 1. r r r

I{a realizado iuvestigaciolrc:; r.n lrr

ilLü; siert'a y s.lva del tclrltorio nitt:io¡rtl Attltlcstudios sr.rb.rc la cerámica de Puerto Viejo (1.959), ol m;tiz ¡r¡'tttl(1963), el catastrc de los mor¡umeiltos del Valle de Lim:r I lllllill,tilc¡ Teatino (1963), la arqueologÍa de )a ceja d.e sclv¿r ( 11)(;'1, lrrllll,1968i, la ¿'11'{.1ueologii1 Ce Lu.rin i1965), las ruinas dt'l Alri',,',, t

Actu¿rlmt-'nte es Sub-Director del I'fuseo Nllcional clo Atrlr,,¡,rrltrArqueología de Lima" encal'gado de la Sercción Invest.igarri.rr, r, ,1,' lrlrle ia Cul¡ura del Perú ¡' profesol de Arq'reología dc l¿ Ilrrir',,rÍian Marcos.

Rogger R,ai-ines náció en Caj:trtt,rr, rt rli942. Ai q,,reólogo.

Obras principales: Alfareria «kr¡¡¡¡',rll¡lHuaylacur:ho (1963), Arnbo: a ncw Irsite ( ..1905 ). (Jcaccrsiripi rlrritt¡¡

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11961i), A Ple-Co!urnb'^. wound ( lltt¡lttl,rcologia del Valle de C:rjamarr:,, ¡ llllllAbrigo de Yananachay, un yacinrictrlrrno de lluánuco Vicjo (1969), lln t

{)frenrlas cn I¿¡ Sierra Ccntral (1f)(i3),

Ar',¡rrr.,,l,,riilr rlc I,it¡ll.

IIDICIONEI§ DE LA CASA DE I,A CI,ILTI]RA DI!I, I'I.:IIII

LI,ANO ZAPATA -, ULLOA * UNANUE _RIVIIIiO - SARTIGES - BOLLAERT *POI,O Si(ii,rrr¡rt NiIDDENDORF *I,A]I]IA¡iT]IiIi - WIFINER -- BANDELIER *

- Ci)t\tzALFl7, t)F, LA ROSA -

ARQUEOLOGIA PERUAl\¡A,

PRECURSORES

CASA DE I.A CULTURA DEL PERU

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R.tiq" q¿q 6rl FSS*,¡i ff.ZnclLLANO ZAPATA - ULLOA _ UNANUE _RIVERO _ SARTIGES _ BOLLAERT _ POLO_ SQUIER - MIDDENDORF _ LARRABURE _

wÉxon - BANDET&^ coNzALEz DE

BIBLIOTECA UCM

ARQUEOLOGIA PERUANA:

PBECURSORES

Selección, Introducción,Duccio Bonavia

Comentario y Notas de

y Rogger Ravines

CASA DE LA CULTURA DEL PERU

Lima, 1970

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INTRODUCCION

El Perú es un país que se reveló lentamente.Sus viejas raices se hicieron presentes sólo tras unlargo proceso de revalorizaciín y el progreso con-tinua-do de ias técnicas y métodos de investigaciónantropotrógica.

Los primeros testimonios de su antigüedad lodieron los "cronistas", cronistas en el sentidode informadores de hechos que vieron y conocie-ron. Poco es lo que dicen y lo que traen con res-pecto al proceso cultural de los antiguos pueblosdel Perú. Su obra es historiográfica y geográfica.Historia de los Mancos y Yupanquis; geografía delagreste país que conquistaron. Fuera de detalles cir-cunstanciales o descriptivos de unos pocos "monu-mentos" pre-incaicos, nada dejaron porque nadavieron ni supieron de ellos

El siglo XVfi es una configuración sofisticadadel anterior, con una pérdida casi total en el inte-rés por las "antiguallas". La historiografía apó-crifa y üstante de la época repite las viejas no-"uicias peruleras, y es que la libertad de viajar, auncon fiaes científicos, no existió en Europa antesdel siglo XD(. Los extranjeros no podían crltzar"las fronteras claustrales de América española sinexponerse a mil y un peligros.

Hubo, sin embargo, raras excepciones como ladel padre Louis de Feuillée, que recorrió la costadel Perú entre 1709 v 1?11; rcalizí importantísi-

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mas excavaciones en la zona de Ilo y Arica y reu-nió una vasta colección de piezas arqueológicasque remitió a Francia. Su obra: Journal des ob-servationes phisiques, mathematiques et botani-ques faites ¡rcr l'ordre du Roi sur les cótes orien-tales db l'Amérique Meriüonale. . . dep,uis l'annéeL70? jusques en L712 (2 vols. París, 1713) cons-tituye uno de los documentos arqueológicos casiignorados en el presente siglo. El otro excavadorde "gentilares", iconoclasta y prearqueólogo, Ama-deo Francois Frezier, también de principios de es-te siglo, nos ha dejado importantísima documen-tación sobre los cementerios inügenas y conchalesde Tacna, Arica y Pisagua en su Relation du Vo-yage de la mer du Sud aux c6tes du Chily et duPérou, Fait pendant les a''nées 7772, L7l3 & 1714,par . . . M. Frezier, [ngenieur Ordinaire du Roy.(París, 1732).

Pero es a mediados de este siglo, "siglo ilus-trado", que renace el interés por el mundo ame-ricano, traducido en viajes marinos con pretextocientífico-naturalista, en un anticuarismo desvarian-te y una reacción americana a las concepciones eu-ropeas del indio. Todo ello contribuyó indudable-mente a fundamentar la naciente arqueología. En-tre los primeros hay que mencionar necesariamen-te a Jorge Juan y Antonio de Ulloa, a Bourger quevino con La Condamine (1745); a Tadeo Haenkey a Felipe Baaza, autores de descripciones pocooriginales y finalmente a Joseph Dombey, el bo-tánico que vino con Ruiz y Pavón, y que es acasoel primero que en el último tercio del siglo XVItrtrató de dar a conocer a Europa las obras de losantiguos peruanos.

Dombey, poco después de su llegada a Lima,visitaba las ruinas de Pachacamac y más tarde lashuacas de la hacienda Torre Blanca, en el valle de

I

I

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Chancay, y por fin una gruta en las cercanías de

fur*r."Ítét"itió a Luis XVI varias cajas con 400vasiias v un primoroso tejido de Pachacamac' que

¿i ü"tirA con el pomposo nombre de "vestiduradel Inca", que dice le había costado 700 pesos' Des-pués de áii y ot. perip-ecias, la mitad-de la colec-

"i¿t v la préciosa vestidura pasaron al Museo Ar-oueolósico de Madrid, donde la vio y estudió Ji-*étt"r"du la Espada (véase sobre el particular srr

."ii""l.t "El Crimpiuncu hallado en pachacamac"'U"u" ne"itta tririestral de estudios antropológi'cos. Org.oo del Museo de A¡oue-o]ogía de la Uni-

"ár"iduá Nacional Mayor de San Marcos. Vol. I, No

¿, pp. 904-928. Lima, octubre-diciembre,-1923), vü ;t* mitad fue al l\ir""o del Louvre v después alá"iTro".dero, donde la estudió y describió el Dr'E. F. Hamy.-' -

En 1o -que

respecta a los europe-os iluministas,c¡ue no vierón estai tierras y cuya-obra es una fo-üia irracional contra los panegiristas del nuevo

*""ao, deben citarse a Cornelio de Pauw, aI abate

e. T: ñ. Reynal, a J. F. Marmontel, cuyas -obras;-;á" tiá" ¿" interés histórico v anecdótico'Otros, como Robertson, o Juan R-inaldo Carli, au-tor dá Cartas Avnericanas y uno de los principalesreaccionarios europeos a la inferioridad o degene--á"i4" del americairo, pese a su interés casi exclu-riáÁ""t" arqueológicó, ta*poco pueden conside-rarse entre loi precursores de estos estuüos'

De los peiuanos anticuarios del s¡Slg -{V{tmerecen ""p""iul

mención el obispo de la Diócesisá"

-i"":ilto'D. Jaime Baltazar Martínez de Com-

,áirá",'ul fundador de la Arqueología Peruana 1'

1 Para detalles sobre este ilustre prelado y su -obra

véase espácialmente: SCHAEDEL, Rich^a-rd: Martinez de Com-nañón. i'ounder of Peruvian Archaeology Ameücan Anti-i"itl.'vot- 15, Ne 1, pp. 161-162. Menasha, Wis' 1949'

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S-u obra, inéüta aún, constituye la primera enci-clopedia ilustrada de las antigüedadls del norte¿rndino. Don Miguel Feijoó de Sosa, autor de unaRelaeión Descriptiva de Ia Ciudad y Provincia deTrujillo del Ferú (Madrid, 1763). Pedro Bravo deLagunas, coleccionista limeño y propietario de unpequelo museo, cuyo inventario ha sido publicadopor Martín Noel. José Ignacio de Lecuanda, autorde la Descripción de los partidos de la Intendenciade_ Trujillo, publicada en los volúmenes II, IfI y Wdel h{ercurio Peruano, la famosa revista limeña dela Sociedad Amantes del País. Las descripcionesinéditas de algunas antigüedades del franciscanoFrancisco Rodríguez Tena. La Histo¡{a de la ciu-ditf de_ Arequipa y de las siete provincias de suohispado, con relación de sus puertos, voleanes,ríos, fcraeidad de sus tierras, costumbres de suÉprimeros pobladores y conquistadores desde e!cuarto Incg de don Juan Domingo de Zarnáeola yJ-áure_gui. Fiiralmente los escritoi geograficos dádon Cosme Bueno; las descripciones-de-monumen-tos y ruinas, como las de Cuelap, de don José }ii-pólito Lfnanue, los estudios de- Felipe Ce poma-nes y las Ca¡-tas histórico-críticas sobre cosas an-tiguas del Perrú (Cádiz, 7764) de doa Lorenzo Cos-ta y Uribe.- Mención aparte merece don José Eusebio de

!,lano Zapa_ta, erudito comentador y estudioso delas cosas del Perú. Algunas de sus apreciacionescomo la que hiciera sobre los quipus , y tal vez elprimer estuüo sobre el tema, constitúyen piezasfundamentales en la historia de la ArqueólogíaPeruana,

2 Mendiburu, ha reproducido el texto de una de lascartas^de Llano, que se ocupa de los,,quipus,., en sü Dic.9i^o_na1i9 ¡¡¡r¿6¡¡Í'o-Biog¡áficoi (2? ed. Tbmo VII, pp. 186-137. Lima, 1933).

r.0

Las legeadarias historias de los Incas de losdías pre-ar[ueológicos del siglo XY[I, y del sinó-nimo de primitivo-americano-salvaje, se transfor-maron un-el .iglo XD( en el problema de1 hombre,entendido en é1 sentido naturalista como especieo raza y en el estudio sistemático de sus antigüe-dades. §e empezó a considerar el hecho de la exis-tencia de pueblos anteriores al de los soberanosdel Cuzco,-y es frecuente encontrar en la hiblio'grafía peruanista de estos años tímidas insinua-ciones sobre este aspecto.

De comienzos de este siglo data la obra <le

Alexander von Humboldt, y sus observaciones dela "solidez, simetría y sencillez" de los edificiosincas (Voyage aux regiones equinoxiales du NoTr-oea¡¡ coniinént fait én 1?9S18O4. París, 1807-1835) " La de William B. Stevenson, A Elistoricaland Descriptive namaüive of twen§ years' nesi-

denee in Sáuth America (Liverpool, 7825). Lasugestiva memoria de nuestro compatriota donFráncisco Barreda, hfemoria sobre los sepulcros ohuacas de los antiguos peruanos (Lima, 7927). Ellibro de Alcides D0rbigny, L'hor¡rr¡e am'éricain deI'Anaerique meridioruálle (París, 1849), que es sindisputa

-el mejor estudio de la etnografía de laAmérica meridional; los seis volúmenes de Fraacisde Castelnau, Expedition da¡rs les parties Central'esde l'Amérique du Sud, de Río de Janeiro a Lima(París, 185b), el tercero de los cuales está dedi-cado a las antigüedades incaicas. El libro de Wi-liiam Bóltaert, Ántiquearian, ethnological and otherresearches in'New Granada Equador, Peru andChile, with observations on the pre-incarial, inca-rial, and other monument§ of peruvian nations(Londres, Trübuer and Co., 1860) ' plenamente ar*queológico, como lo es también eI último de me-diados-'de este siglo: Antigüedades Peruanas, de

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Mariano Eduardo de Rivero y Juan Diego de Tschu-di. Como representantes de esta época no podemosolvidar a Clemente Markham, F. M. Leonce An-grand, Desjardins y Prescott, cuyas obras son clá-sicas en la bibliografía peruana.

La Arqueología Peruana alcarrza ya su vigenciaa mediados de este siglo. El trabajo fundamentallo inicia Ephraim George Squier, quien entre 1863v 1865 explora sistemáticamente las ruinás más no-tables del Perú y Bolivia. Sus excavaciones en Pa-chaeamac (1864) fueron las primeras en el actualterritorio peruano, en las que se trató de aprovecharias asociaciones arqueológicas para reconstruir lacultura antigua y al igual que su artículo "Los mo-numentos primitivos del Perú comparados con losde otras partes del mundo", en el que trató de es-tablecer una cronología relativa de las chullpas dePuno y Bolivia, el primer ensayo de una cronologíapara la Arqueología Peruana.

Entre 1871 y L872, Thomas G. Hutchinson hizoexcavaciones en la costa peruana, éstas y su libroI\vo years in Perú with explorations of its Antiqui-ties (London, 1873) son de escaso valor científico.Wilhelm Reiss y Alphons Stübel hicieron excavacio-nes en Ancón en L874-75. Su übro The Necropolisof Ancon (Berlín, 1880-87) es el primer informesistemático en la arqueología andina sobre una ex-cavación en gran escala. Charles Wiener (1875-77)exploró la sierra peruana e hizo excavaciones en lacosta por comisión del gobierno francés. Knut Hjal-mar Stolpe excavó varias tumbas en las necrópolisde Ancón en 1884. Entre 1886 v 1888 Ernest W.Middendorf estudió las ruinas de la costa peruanae hizo cuatro viajes de exploración arqueológica ala sierra. En su libro Penú (1-893-95) planteó elconcepto de una Cultura Chavín a la que atribuyólas ruinas de Mojeque y Chancaillo. George Amos

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Dorsey excavó, entre 1891 y 1892, 127 tumbas enlas necrópolis de Ancón. Finalmente, Adolph Fran-cis Alphonse Bandelier, trabajando bajo los auspi-cios del American Museum of Natural History, deNew York, entre 1892 y 1898, estudió muchas rui-nas en el Perú e hizo excavaciones en Bolivia, Tia-huanaco y las islas de la parte sur del Lago Titicaca.

Las excavaciones de Uhle en Pachacamacr porcuenta de la Universidad de Pennsylvania, entre1896 v 1897, marcan el inicio de la arqueología cien-tífica en el país. Su informe Pachacamac, publicadoen 1903, registra la primera situación estratigráficay la primera seriación estilística de Ia alfarería pe-ruana.

Finalmente hay que citar a los peruanos y ex-tranjeros que en una u otra forma contribuyerondurante esta segunda mitad del siglo XIX a cimen'tar la historia de la cultura andina, su arqueologíavacilante los ubica entre los precursores pese a quemuchos de ellos son verdaderos profesionales. Cabedestacar los nombres de Adolph Bastian (alemán);Arthur Baesler (alemán); T. Ber, J. Bertillon (fran-ceses); J. Blake, Luis Carranza, Félix Cipriano Co-ronel Zegarra, Pablo Nicolás Chalon (francés); Pa-blo Federico Chalon, Manuel Gorrzález de la Rosa,Emilio Gutiérrez de Quintanilla, E. T. Hamy (fran-cés); D. Longperier (francés); Eugenio Laruaburey lJnanue; José Mariano Macedo; M. Moltgerier(francés); Gabino Pacheco Zegarra, Pablo Patrón,Mateo Paz Soldán, Nicolás F. de Piérola, José To-ribio Polo, Robert Proctor, Jules Renauld (fran-cés); M. Ridel (norteamericano); Eduard Seler(alemán) y T. Schobel (francés).

R. R.

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COMENTARIO

Los datos arqueológicos olvidados en los au-tores de los siglos XVm y XIX son innumera-bles. Una solución es por eso tarea difícil, en laque la influencia personal del que la hace juegaun rol determinante. Somos plenamente conscien-tes de ello.

En la Antología que presentamos, hemos tra-tado de lograr dos finalidades: buscar el testimo-nic refunüdo pero, sobre todo, mostrar como haido evolucionando paulatinamente la arqueologíahasta llegar a la época científica. Es en el fondouna selección con sentido histórico.

Hay que admitir tambi6n que esta Antologíano debe entenderse en eI sentido literario. Aquílos textos no interesan por su forma, sino porel fondo y en el modo que contribuyen a dar unaidea de la Arqueología Peruana del 700 y 800. Poreso hemos comenzado con un autor del siglo XVItry hemos concluido con Bandelier y González de laRosa cuya obra, si bien publicada a principios delpresente siglo, pertenecen por sus ideas a la cen-turia anterior y, desde el punto de vista metodo-lógico, representan la transición entre la época pre-científica y la científica.

El trabajo de Llano Zapata Inscripciones¡ Me-dallas, Edificios, Tem,plos, Antigüedades y Monu-rnentos es la eruüción de la época. Sus interpre-taciones y los recursos comparativos resultau de

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poco valor y en el fondo hasta ajenos al problema,sin embargo, la descripción que hace, por ejemplo,de las ruinas de Sacsahuamán, reviste un notablevalor documental no sóIo por la fecha en qrle fueescrita, sino por la objetividad de la misma.

El caso Ulloa es diferente; se lo cita muy amenudo entre los grandes viajeros que recorrenAmérica en el siglo XVIIL Sin embargo, en é1 noencontramos el dato concreto y acucioso sino másbien la descripción amplia y la interpretación eru-dita. Su descripción no tiene el tecnicismo de Lla-ao Zapata ni el detalle de Humboldt, pero su com-prensión de los patrones de ocupación, lo sitúanentre los verdaderos precursores de este tipo deestudios. En lo que respecta a Pachacamac y suubicación cronológica en una época anterior a losIncas constituyen mera intuición. A través de suspáginas se siente claramente un cierto despreciohacia el inüo y un desagradable espíritu de supe-rioridad, que en el fondo no son más que una in-comprensión del fenómeno aborigen.

IJnanue representa un poco la apología de laantigua cultura peruana; en sus páginas resalta laadmiración hacia lo indígena, tal vez como un mo-d<¡ de encontrar en estos valores aborígenes la fun-damentación de una nueva Patria. No escapa sinembargo a algunos errores de la época, vg. la afir-mación de que en el Perú precolombino se conocióel fierro.

Rivero y Ustariz marca un jalón importanteen la historia de nuestra arqueología: no sólo esel primer Director del Museo Nacional, en 1826,sino también el primer autor de un verdade"o *ulnual de arqueología dedicado a nuestro territorio..Defendió con entusiasmo a la civiüzación indíge-na, con conocimiento de causa. Con todas las li-mitaciones propias del tiempo sus datos minucio-

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sos anteceden en muchos lustros a Ia arqueologíacientífica que impusiera flhle a fines de 1800. Laversión qe se publica en esta Antología, y que cons-tituye uno de sus primeros artículos, es una con-tribución de importancia. La descripción de los ob-jetos de metal y su estudio, descuidados aún hastaia fecha, son de singular interés. A excepción dealgunos pocos autores anteriores que trataron elproble*a de los metales en América en forma ge-ireral, como es el caso del Padre Barba y natur,al-mente los datos incidentales de los cronistas, lostrabajos serios sobre metal vienen de fines de 1800y comienzos del 900.

EI vizconde de Sartiges es uno de los menosconocidos, entre los viajeros que recorrieron elPerú, a pesar de que Raúl Porras le dedicara untrabajo en7947. Las zonas del territorio que él re-corriera, se hallan entre las menos üsitadas porsus contemporáneos. Si bien hay datos en los ar-queólogos modernos sobre la zona de c-eja de selva,un estudio sistemático de la arqueología de la mis-ma aún queda por hacer. La descripción interesan-tísima que hace de Sartiges de Choquequirao, noes la primera, pero sí la que más tinte científicotiene ántes de los trabajos de Bingham. Se le atri-buyó al arqueólogo norteamericano su descubri-miánto, pero González de Ia Rosa (1908) se 9n-cargó de- demostrar que existen dat-os sobre el lu-gar desde 7778, en unas notas de Cosme Bueno 1.

Las dificultades que el autor francés plantea paralos trabajos en la zona selvática, son-reales, no-re-visten exageración ni espectacularidad. Las des-cripciones arquitectónicas son buenas, aunque no

1 M. G. de la Rosa. A propos de la redécouvert de laville antique de Choquéquirab sur la rive droite de l'Apu'rímac (Pérou). Journal de la Societé des Américanistes,n. v. T. V., Ne 2, pp. 5-8. París, 1908.

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hay ningún intento interpretativo. Se nota que lefaltó la preparación para hacerlo. Sus cálculos de-mográficos son exagerados y no pueden absoluta-mente ser tomados en cuenta, así como sus üsqui-siciones sobre el posible refugio de Sayri Tupac queno presentan ninguna solidez documental._ El t_rabajo de Bóllaert es poco conocido, fun-damentalmente por falta de tiaducción. Sus des-c-ripciones de los entierros de Arica y Tarapacá soniocumentl" importantes ya que, a pesai de quehay consideraciones absurdas, es unó de los pri-meros, acaso el primero, que ofrece evidencias cla-ras de asociaciones arqueológicas. Y esto no espoca cosa.

José Toribio Polo es el representante eruditodel siglo. Su obra reviste ruís bien un valor histó-rico que arqueológico, pero es de interés la revi-sión crítica eue él intenta para restablecer la ver-dad sobre el traslado de las momias de los incashasta la capital, después de la Conquista, y cuyohipotético hallazgo en el antiguo Holpital de SánAndrés levantó más de una polémica, la última delas cuales ocupó las páginas de los periódicos li-meños de 1937.

La obra de Squier ha sido ampliamente dis-cutida y comentada y no merece la pena volversobre ello. Como dijera Ponas, es "la más impor-tante y menos divulgada en el Perú sobre arqueo-logía peruana" a pesar de que buena parte ha sidotraducida y puesta al alcance de los especialistas.Nos ha parecido interesante reproducir la síntesisde la cultura antigua del Perú del viajero norte-americano, ya que ella es también la síntesis de suobra. Wiener ha sido criticado por su falta de ve-racidad, sobre todo en lo que se refiere a sus di-bujos. En algunos casos es así. Pero el viajero fran-cés pudo realizar un recorrido mayor que el de

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Squier y logró conocer muchos lugares más,- quehoy resultan de fundamental interés para el ar-qoáólogo. Depurando un poco los datos, es posibleóbtener una áocumentación invalorable que no hasido utilizada aún. Muchas de sus descripciones ar-quitectónicas son veraces y técnicas. El área, so-6re h que nosotros presentamos eI rg-lato, es -enrealidad- poco conocida, y es muy posible que -lasruinas "t

1"" cercanías de llandoval, que él des-cribe, puedan ser muy bien los ,re-stos chavinoidesde Páüpampa, que en la actuatidad están siendoestudiadás. Sus datos de Chavín de Huantar nonos parecen de gran importancraj sus disquisicio-,r"r ,ro tienen fündamentos sólidos. Es sin dudaono de los primeros que visita y describe eI sitio,pero se olviáa a menudo de que- ya en 1800 habíaü"u U"""u cantidad de datos sobre aquéIlo' Desde

Rivero, Raimonü, Chalon, Tsctrudi, C-appa, I¿or€r-te, Markham, Macedo, Paz Soldán, hasta Larra-bure, Middendorf y Polo. Bs interesante remarcar,sin embargo, que .n Wiener no encontramos la ad-miración áe un Raimondi hacia la belleza del pai-saje peruano, por 1o contrario se siente una desa-daptáción al medio; eI sufrimiento físico en la "lú-subre naturaleza" de la puna, y también la incom-frensión hacia la "tt'tsteza del indio".- La obra de Middendorf, en su gran parte, si-gue siendo desconocida para los perrranistas, poríalta de traducciones. Su relato de Chavín deHuantar nos parece muy sugestivo sobre tododesde el punto de vista de la destriPción del con-junto. Liportantes son sus conclusiones sobre eltrieen "nó-inca" de las ruinas y su interpretaciónen"el sentido de que éstas no fueron, "ni castilloni fortaleza". Comprendió asimismo que había sinduda una relación- directa entre "el lanzón" y la

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"piedra del Jardín de la Exposición" que hoy lla-mamos t'la estela Raimondi".

Obra revelad.ora es la de Larrabure y Una-nue, sobre todo desde el punto de vista de la an-tropología física (aunque no debemos olvidar quefue el primer peruano que hizo excavaciones enColombia y estudios arqueológicos en la Argen-tina). Por eso hemos incluido sus apuntes sobrelos "Chucos". Sus descripciones y comentarios so-bre las deformaciones craneanas son dignas, enverdad, de estar al nivel de los estudios recientessobre el tema y es más aún, nos atreveríamos apensar que algunos estuüosos modernos se haninspirado en é1, sin ni siquiera mencionarlo. De to-dos modos es significativo que no figura en la bi-bliografía de dos obras fundamentales sobre la es-pecialidad: Historia de Ia Meücina Peruana (Vo-lumen I, La Medicina Incaica), de Lastres (Lima,1951) ni en los dos tomos de la Osteología Cul-tural, de Weiss (Lima, 1958-1961).

Sobre la parte sur del departamento de Ama-zonas poco o nada se ha hecho desde que Bande-lier lo recorriera y estudiara. Su inventario deruinas es correcto y en más de una oportunidadhemos podido comprobar sobre eI terreno la ve-racidad de sus aseveraciones. Con Bandelier yaestamos en la época científica de la Arqueología;no olvidemos que su estada en el Perú es contem-poránea con la de Uhle. Sus descripciones de Cue-lap son actuales y los dibujos que ofrece veraces,en sus términos generales, sin la pretensión delplano. Menciona el autor una t'cerámica blanca,,que aparece en las ruinas y se repite en todos losotros sitios de la región. Sobre este tipo de detallesle ha faltado

-es cierto- una mayor precisión, pe-ro también es verdad que no le fue permitido exca-var, como él mismo lo explica. Probablemente se

2A

trató de cerámica de estilo Cajamarca. Llama laateneión que a pesar de su minucioso recorrido noencontrará huellas de restos de la época incaica,que sí existen en la localidad. Pero lo mismo le su-cedió a Middendorf.

Para terminar hemos incluído el trabajo deGonzález de la Rosa donde trata de sacar conclu-siones de tipo cronológico utilizando los- depósitosde guano

"r, lus islas áel ütoral. Es verdad que eI

autór no llega a conclusiones definitivas- y hastaduda un pocó de la posibilidad de lograr datos pre-cisos, sin- embargo sus cuestionarios, que fueran

"u"rélbt por furicionarios de la époc-a que traba-

iaban en di"hu" islas, son de un valor inestima-ttu. 1," faltó a Gorrzález de la Rosa un mayor co-

rro"i*i"rrto de los estilos cerámicos; con ellos hu-biera llegado a conclusiones más valederas'-

Hoi conocemos mejor la arque-ología- de- lasislas guaneras gracias aI valioso trabajo de Kub-ler de" 1948. Pero Gorrzález de la Rosa fue el pri-mero. Desde Ia época de Kubler nadie ha vueltosobre el tema. No sabemos hasta qué punto -se

""uá" trabaiar sobre eI terreno, ya que las islas

irurr""u" han sido prácticamente despojadas de su

íalioso contenido. Bien valdría la pena, sin em-bargo, averiguar más sobre el asunto.

D. B.

27

Page 11: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

JO§E EUST,BIO DE LLANO ZAPATA

(Lima, 772L? - Cádi2,1780)

Erudito autodidacta' Su nombre "no se hallainscrito en ninguna escuela pública, colegio,- aca-

;;;il ni univeisidad, v esto es la qu9 da justa-*""tá a su sabiduría'uí singular brillo"' A los 19

"rá" ÑUti"ó varias piezas interesantes para laÁl¿i"I"",-ri"i"u y literitura; v a -lo1

25 había dado

;-il; i;;'"igri"ttiu., Panegírico al obispo del Cuzco

M;;;il", fu*d"áu*" modá de conservar Ia salud'Ñ;t""rÉ. y origen de los cometas, Irregularidadd; E*t"tt tra¡rsIet en los capítulos,Vl de Judith

"-U i. ddas, Observación üaria cútico*histórico-il"t"*áU*"* Paremiógrafo hispano l'atino, Filo-

=áiá *"*ñt de Séneca ó cl Caton C,ordubense es-

Ñg"¡;a; -o"ho" e**o"us v aiustado a Ia debidamesura.--- -

Viajó durante cinco años po{ -loq -países sud-

americanos, y finalmente se estableció en Cáü2,n"punu, d"náe emprendió la imp-ortante tarea de

oriaruia, y perfeccionar sus célebres - Memoriasf¡iÉt¿oi*- tr'í"i".", Crítico'Apologéticas de la Am6-rica Meridional.

Según eI plan del autor, la obra debía com-nrender- cuatro partes dedicadas a los 3 reinos deia Naturale za, y a describir los cuatro grandes ríos

áo

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que bañan la América Meridional. El tomo I, quelayat-a puso en manos del Comisario Generai ün.L-uis Mi]hau, y gue éste ürigió al Ministro de Ma-riqa y de [rdias, desde Cádiz, con fecha 26 de ác-tubre de \757, y que publicara palma, 5urrto conotros escritos meuores, contiene 20 articulos: a)sobre minas de plata;_b) minas de oro; c) áei pri'-mer oro que se condujo- a España luego que sedescubrieron las India.; a) p"oi"esa I resc.te delRey Atahualpa; e) presa-dél Curcol f) entierrosy huacas; g) minas abandonadas y abuso de bus-car tesoros enterrados; h) minas áe hierro, acero,plomo, estaño, cobre y oiros metalest ii mirr.s degzogu-e; j) minas de diamantes, rubíeé, á"*e""laur,topacios., amatistas y otras piedras pruiio"u" y crisjtales; k) crraderos -y pesqueria de perlas; l) minasde predra imán; m) minas de mármoles preciososy.tierras olorosas; n) lagos de sal pet*iticaaa jminas de sal de piedra; ñ) min s de-sal de a*o1niaco, alumbre cristalino y de roca, nitro, azufre,antimonio, bórax-y arsénico; o) lagunas,'ú;;; ívertientes; p) volcanes, termas' y flentes ¿á ¡á_tunes; q) minas de exhaltaciones mortales, cuevasy grutas; r) caminos, acueductos y puentes, y s)inscripciones, medallas, eüficios, t -plos, -iti"Sii"-oaoes y monu¡nentos.

La obra de Llano Zapata es, para su tiempo,la de un verdadero precu"sor á"i áÁuri";"ilñ;,y pese a sus inherentes defectos, como dice el pajdre, Vargas Ugarte,- fierza es reconocer en él a unocte los más t'elices ingenios que ha producido nues-tra patria.

24 25

Obras principales

J759 Preliminar y Cartas que preceden aI Tomoi au U" Memorias Hiitórico-Phisicas, Ctíti-co-Apologéticas' ' . Cáü2.

1904 Mernorias Histórico-Físicas-ApologÉtica¡ -a*la América Meridionail que a Ia l\{ajestad det

sáfor non Carlos Itr dedica don' ' ' Lima'ñ;;;"4 t Librería de San Pedro' Calle de

San Pedro Ns 388-617 PP.

1750 Relación del Auto particular -{e Fé gue-elSto. O[i"io. .. celeÉró. ' ' el día L9 de Oc-

tubre de 1749. Lima'

L747 Carta o Diario que escribe, D' ' ' ' a su más

lr"rr"tudo amigo'y docto Correspondiente el

D. D. Ignacio Chirivoga y Daza" ' en que

... le dá cuenta de todo lo acaecido en esta

"ápii.f... desde el viernes 28 de octubreáJfi¿G. . . hasta eI 16 de febrero de 1-747'

Lima.

1748 Observación Diaria Crítico-Histó¡ico'Meteo-rológica, contiene todo lo acaecido en Lima'á""d-" "i primero de marzo d9 1747 hasba28 de oetubre del mismo ' ' ' Lima'

1768 Carta Persuasiva al Sr' D' Ignacio de Es-

"-."dót, sobre asunto de escribir- la Historia

lii"ruriu de América Meridional, Cáüa

1764 Breve Colección de varias cartas histórico-

""1ii"o juiciosas que saca a luz .y dedica- al

Sr. D. b. Jo"uph- Morales de Aramburú yMontero. . . Cádiz.

Page 13: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

INSCRIPCIONES, MEDAI¿AS, EDIFICIO§

TEilIPI,oS, ANTIGÜEDADES Y MONUMENTOS "

Mi ánimo era suprimir este artículo: ha sidoél la piedra en que han tropezado todos o los másde nuestros cronistas e historiadores. Les ha mo-tivado este precipicio la falta de indagación o sumucha credulidad, en que no habrán tenido quizápequeña parte la astucia y la malicia. Recomien-dan ellas como dignas de veneración, algunas se-ñales o impresiones humanas, que en nuestrospaíses, presumen milagrosamente estampadas enlosas y peñas. Colocan otras antigüedades segúnen aquellos tiempos el capricho de sus ideas se con-formó mas con las noticias que derraman; confun-den rnuchas, señalándoles principios más altos, queel que se ignora tuvieron aquellas gentes. Finjenno pocas al gusto y medida de sus pasiones y afec-tos, mezclan en las mas, todo lo que tiene airede una imaginada predicción o dulce sueño, queconcrlian el engaño, la mentira y la lisonja. Pero,porque de estos monumentos, aunque oscurecidoscon tanta conlusión y desorden, se puede sacar lautilidad gue en estas materias me he propuesto,tocaré la materia. En ella refutaré (no dó intentoilas muchas fábulas, quimeras y ficciones, con queen este asunto han delirado y deliran los nuestros,interpretando y confundiendo hechos verdaderos yexistentes, con razones tan débiles que solo estri-ban en cimientos de capricho, y torres de conje-

* Artículo XXII de sus Memorias de Ia América Meridio-nat, descubierto y publicado por M. González de laRosa en la Revisüa Peruana. Vol. II; pp. 3?6-381 y 398-398. Lima, 1879.

26

turas mal fundadas, mientras más üstantes losobjetos. Los de buen juicio y mejor intención, medisculparán la que parece libertad, y no es sinosencillez de mi genio que ama la ingenuidad, aun-que sea a costa de producirse mal contento. Debohablar con ella, hallándome desnudo de pasión, ysiendo imparcial a todo lo que no es verdad, y quedifícilmenie se ajusta a las leyes de la exactitud.Lo demás sería, siguiéndolos, caminar a oscuras'y nunca salir del caos a que precisamente han deconducir sus huellas y pisadas. Empezaremos porLima o las tierras sujetas a su jurisdicción; des-pués descendiendo de esta capital a los demás paí.ses de nuestro continente, buscaremos en ellos lasantigüedades que en la dilatada carrera de los sig-los hubiesen conservado el tiempo y la memoria'parte en las notables ruinas, que acredita la so-berbia de aquellos monumentos. parte en obrasexistentes, que hacen ver la ventaja y destreza delos artífices que las levantaron, y parte en la tra-dición de aquellos tiempos, que hasta los nuestrosse propaga, aun a pesar de las edades, la ignoran-cia y el desprecio.

En Calango, que es una población en la Costadel Sur, 15 leguas casi al sud-este de Lima, se

halló una losa, en que estaban grabados unos ca-racteres, y otras figuras. Era ella de un mármolazul, listado de blanco y muy luciente; tenía delargo seis varas y media. Su colocación más le-tantad. por la parte que hacia de cabecera. Lla-rnábanla los indios Coyllur Suyana, que en lenguaQuechua significa piedra donde se paraba la es-trella. Dábarüa también eI nombre de Yumisca'La¡rta-Caura, que en el idioma particular de aque-lla población, se interpreta, vestidura de la estre-lla. Querían dar a entender con estos nombres queconservaban en la tradición, que aquel sitio era

27

Page 14: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

lugar cons_agrado, a que llamaban Estrella por lasluces de doctrina y ejemplo que les comu¡j.icó enel p-rincipio, y lugar del castigo de fuego, que ba-jando del cielo redujo a cenizas a un hoirbrá y urraI3uj9r, que con cierto exceso profanaban la piedra.Desde entonces mirado este sitio corrro ei lug""más s?grado de aquellos contornos, instituyeionlos indios una congregación o colegio de Moánes 1

que servían a los 37 adoratorios, donde hacían sa-crificios al Sol y otras finjidas deidades. Con estano-ticia, de orden de Don Gonzalo de Ocampo ar-zobispo de Lima, visitó este lugar el licenciadoDuarte Fernández, y considerando que aquella losay sus figuras eran el origen de la idolatría que allíejer-citaban los inüos, en fuerza de la tradición,las hizo picar y romper, habiendo antes estampadoIos caracteres y signos que nos comunica ei M.Calancha y eue, como él afirma, sacó del diario 2

que escribió este visitador, y debe hallarse en ellibro de visitas del Arzobispado de Lima, que corredesde el año de 1543 hasta el de 1625, 2,6 y 27.

Nuestros escritores, fundados en la tradiciónde los indios, y en las letras y cifras, han queridohacer aquella piedra cátedra, en que cierto varónsanto manifestó a aquellas gentes los misterios denuestra religión, que no entendieron. Y para queconstase el hecho a los venideros siglos, dejó im-preso su pie izquierdo en movimiento de quienhuye, con los caracteres y signos que después seexplicarán. Esto en la tradición de aquellas gentes

1 Así llamaban los Indios a los sacrificadores o sa-cerdotes.

2 Qrizá se habrá confundido este diario con otrosmuchos papeles curiosos que en el Archivo de la Audien-cia Ec ca. de Lima, han acabado el tiempo y los terre-motos, sepultándolos sus ruinas, como me lo aseguró sucronista que he citado otra vez,

28

está envuelto con tantas oscuridades que es más

áiru "át

f"tión su noticia. No se halla señal alguna

á;A;;; .suellas tierras se hubiese oído el Evan-

n"tiá, * que- persona les hubiese anunciado la ley

e;;i.;i".=§.rr rrtu" conjeturas que desvanecen los

"rÑ;;; t "á¡ot

que después pasaron' Se sabe cons-

tantemente que apenas oyeron los primeros ecos

á;T"É;;;;tiá- á"uirao le ábrazaron qun en medio

áá f* esñantos de la guerra, y-de-sórdenes que por

común traen las mutaciones de Ios relnos y con-

;Ñ;;. V siendo esto cierto, se debe seguir' o-que

ti.--rrre.tros fueron más enérgicos en la predica-

;i;- á;l Evangelio, o el apósio! gt" pret-enden'

;;;;;1""o u"tt tu'p"opugu"ió" {e é1,. no habiendo

ñh;;;;Ñt; "lsütto-"ü eficacía, virtud v ryila-

;;;. Ñ;-:"-lr"i¡É esto, ni aun presumible' Mas

il;'J;drd -""--*á"u"t"r para su creencia' o d9-

i;."ü;;;;aá-u prát.¡ilidad, que -enlre en todo

i;;;";. ;; .áb""t,to"tl v se.pretende hacer creer'

aunque pase por ."i"á"áéu""ia-y t?qug va los lí-;;;t-á"-i; vanidad v présunción'.Por lo que toca

a mí. no le encuentio'resquicio ni -sombra de ve-

;..iiiü*á;.jtá-a" "". nrgo-cupació! oue más de-

;;itü"il ""urtu r"" t'""dud"*t triunfos del sa-

grado Evangelio Y su Propagaclon'Examinemos los caracteres y srgn-os que nos

,uo""t""iá Ia lámina grabada en la piedra' Los ca-

;;;;;-;.;;;h. let"ras, que -tienen toda la apa-

;ü;;il de griegas, .,,,,q'"--*ul formadas' Los sig-

;;; d";;;t*ñ tá i*p"""ióq d9 un pie, entre dos

.,rr. otr"""n llaves. Cerca de la una que es mas

#;"#;,; rirr"u-"""i paralela, se,vé una ancla

distintamente expresada, vecina a la. huella; - con

il;'il a't"iti¿" á" r.r''" iít'"u, que -corta el diáme-

tro. se expresa una árbita que ón figura espiral se

ái;iü;i;e" "ír"ulo. que

"n üsminución terminan

J" ""o-Áa" puqr.uáá, estando colocado el todo así

29

Page 15: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

como se representa en esta lámina, que-es la mis-ma que noá da el citado M. Calancha. Vamos porpartás y averigüemos qué significan las letras. Siáttr. .ot legítimamente griegas, c9!n^o xe pretende,dan en la iáterpretación-el año 4330. Esto signifi-can las cuatro kappa, las tres eta, y la lam,bda malgrabada que nos ofrece la lámina, auJlqqe no gua{-áan método en la numeración. Allí se lee 2000, 2000,30, 300, que hacen los 4330, gue se ajustan colo'

"uádo lás-números según eI orden aritmético' Pa-

recerá esto voluntariedad, pero no lo es, si se re-ducen los caracteres al valor que tienen las letrasár, lu ,rr*uración griega, dondé la kappa vale mil,la eta 100 3, la la¡nbda 30 a, y repitiéndose cuatrovcees la kappa, tres la et'a, y una, l,arnbdar se ha-llará el añi- que hemos ajustado. Hasta aho-ra (no?) se ha ücho otro tanto de estos carac-teres, aun habiéndose consultado en Lima to-dos Íos que se contemplaron ql tiempo d9 -suh.ilargo '*ás inteligentLs en las antigüedadesy lengiras. Examinadó el año qu-e nos dan los nú-i"ároí se sigue que la inscripció-n Tg^lue obra de

áig""ó de lo-s apóstoles. El año de 4330, que es- la¿p"o"u qru señaÉ, ya no existían en el mundo, -ha-biénáo; coronado-casi dos siglos antes con el lau-rel del martirio. Y aunque se quisiera hacer autor

3 En vista de las dificultades tipográficas para re-producir los caracteres griegos que-ysa el autor, e¡r esta

;;;rtó" nos hemos visto en la necesidad de sustituirlos lorr" "á*U.",

tal como ya lo había hecho el propio Una-r,rre co*tdo escribe tamMa (N. de los Ed', 1970)'--- d- ett" letra no la tengo por el Ypsilon de los Grie-gor, ri fuese tal el carácter, no tiene v-alor .de número'il'"Á. q"" se halla inveria, como medio -círculo, e in-mediata- a su línea, hace ver esta y mal grabada, qqe.-en:

;;; ñ; Griegos es io mismo que 30, y cuando sea Ypsilon,poeo imporá a nuestra cuenta, lo que no tiene lugar enla numeración griega.

30

t,11*;*r":,,:Hlif iifr -$i{:'¡=-'ffi

Bff$mr$í'$$mffirllli,:u":'liTiiTir:t{,";J;ir'trx14:

;#É"tim.*rE1'frt*i,':*:3}tg¡,1""""-.ffi*ffi1"¿t"r"'d#;iáol" su" Juan en aque-

Ht!}§ii"{'{#31'**;3#3"::#;¡;uT*§n.'X-if l'ü,1:::*:i'#t:"1-rüJ'T{:H}iT:lt*:n'i"l&Hill*:ffff .#"'i,,t""'i1*"::;

nVIüi{*h"l*i,if#-'J"""1iii."i3l;'iffiestJ también' no

;,;;, n.","=t"hlt"""t:1i**m ji""il:si se Probase to

ffigffffiruH*ff*ffiffi[llt'Hriil'¡t;:*i'""v

óurpi*io Pison 81

Page 16: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

la cronología, y a lo otro el defecto de noticia, sedebe creer que esta inscripción es supuesta y deningún modo obra de San Juan, ni de otro apóstolalguno, como pretenden que sea de San Bartoloméo Santo Tomás, que murieron mas de medio sigloantes que el citado evangelista.

Siendo pues estos caracteres supuestos, debenserlo igualmente los demás signos y figuras que lesacompañan. Ya se deja entender que con las lla-ves y el ancla, en que se simbolizan la sujeción yesperanza, quiso significar el que las grabó, la con-versión y obediencia que manifestaron aquellasgentes a los primeros anuncios del Evangelio. Fueesta sin duda alguna industriosa inventiva de al-guno de los operarios, que al principio de la con-quista instruyó a los Indios en los rudimentos dela Fé. Querría hacer muy sensibles las verdadesque les proponía, dándoselas a entender en la pre-dicación, que en signos representativos les avisabasu futura redención. Hace ver esta artificiosa ideala fábrica moderna de los instrumentos que allí serepresentan. No eran así las llaves o anclas queusaban los antiguos. Las que no da la lámina sonlas mismas que los nuestros transportaron a aque-llas tierras, que hasta hoy con corta diferencia sepractican iguales. Además que el desorden de loscaracteres, su impropiedad y confusión son prue-bas manifiestas, que carecía de toda instruccióngriega el autor de aquellas letras, que apenas lassupo figurar ni formar sentido de ücción, repitien-do unas mismas confusamente en la inscripción.Por lo que hace a que los I¡nüos adorasen a la pie-dra, dándole el nombre de estrella, no es otra cosaque atribuir ellos a la virtud de la piedra lo que erareflexión de algún astro, y de aquí la supersticiosaveneración a Ia losa que üo motivo a la industriadel primero que grabó las letras, signos y figuras,

32

para convencerles en su misma idolatria de la ver-áádqou debían creer como prevenida en la piedraque adoraban.

Con la impresión del pic se ha pretenüdo sig-nificar que el bretendido apóstol la dejó estapn|-il ;; tu pi"¿"á como testimonio de quien huía de

iu-á"""ru de aquellas gentes. Esta huella, si no

iu g"u¡uron los indios, la figuró-el. mismo--que in-,r"ritO lo" caracteres y supo los símbo-los' Yo estoy

a lo primero por hallarse otras muchas en varrasp"rt"r- ¿" ,rouJt o continente. Así Ia interpretaciónls más arbitraria que simbólica' Per-o, como para

;;;;;; ; hombres rudos v faltos de insürucción;;;; Ü ";"n

Ios Indios en su gentilismo,- suelen

;;;; ;; poder las trazas ingeniosas que la fuer-l-i-cr l".r""dtd, buscó en ellos eI industrioso ope-

,""io táau la virtud y energía de la persuación, va-

liéndose de la vana creencia de los indios para ase-

;;;;ñ; iá lá q"" Ies proponía. Esto tuvo felíz;f."t. ;* aquelios hombrei. Ape¡?s- qgedó uno(h;bi. de l"s Indios de la costa del Perú,) que no

iilr*át" Lt Evangelio. Y hoy son tan industriososen ta religión Cátólica, que no se encuentran en

;ii";;;;ii;s-ni reliquiu" á" "tls

pasadas idolatrías'habiendo olvidado hasta su antiguo ldloma, que so-

i. t" prá"tica en las sierras y montañas' De mane-

ra oue son tan españoles en Ia religión y el idioma'

"ir"="-"t-áitii"g,ri"les el color poco les diferencian

H";.ñ*br"., ¡t. e inclinaciones, como lo adver-

lira., to" que con alguna observación comunicasen

i* l"Jiá.=á" to. .ruii"" v costas del Perú' donde

;; ];ii;"" los progresos áe la corona española'

Encuéntrase otra piedra en el pueblo de Colla-

,ro. d" ü provincia de'Cajatambo, que -dista de Li-

*á OO legüas aI Este. Ella está colocada en un es-

"r"io.o lÉno, y su figura es cuadrada' Se véen im-

ü;t* ;;i riuái, ñue[as de pies izquierdo v de-

óo.f()

Page 17: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

recho, a modo de un hombre que está plantado dep!é, firme y derecho.

Cerca de la una huella se descubre un peque-ño ahugero. El doctor Hernando de Avendaño quepor decreto del príncips de Esquilache, virrey delPerú, y auto de Don Bartolomé Lobo Guerrero, ar-zobispo de Lima, visitó los adoratorios de los gen-tiles, dejó escritas en sus libros las siguientes pa-labras, que copia el M. Calancha. "Es asentadatradición y antigüedad heredada en todos los in-dios de la Collana de Lampas y sus contornos, queen los antiquísimos tiempos, predicó un hombre quese llamaba apóstol, y les dijo el camino del cielo.Predicaba su vida en aquella piedra, en que dejósus huellas estampadas, y allá concurría de todoslos valles la multitud". Este visitador, según suspalabras alegadas creyó dignas de veneración es-tas huellas, sin advertir que los indios de Calango,o por inclinación supersticiosa, o complacencia adu-latica, habían propagado la devoción a aquellos ves-tigios humanos que había formado su artificio. Po-ca reflexión es menester para el conocimiento delengaño. Cotéjense los tiempos de las visitas, y severá que la una invención ümanó de la otra.

Por los años de 1543 visitó los adoratorios elseñor Duarte Fernández, e hizo picar la piedra deCalango. Por los de 1618 a 20 continuó estas visi-tas el doctor Hernando de Avendaño; mediaron en-tre estas visitas 75 años o más. Sobrado tiempopara entender no digo en la América; sino aun entodo el mundo, la impresión de Calango. Lo mis-mo digo de los de Chachapoyas y todas las demásque se encuentran en nuestras Indias que no sonmilagrosamente estampadas, sino grabadas por laindustria de los mismos indios, o de algunos otrosque luego que se oyeron en aquellas tierras las vo-ces del Evangelio, quisieron con estas esteriorida-

34

des. o inventándolas, o valiéndose de las que-halló

,á- "igiUau., asignaries un apóstol contra la histo-

i'i" oi" nos da San Lucas, de estos sagrados men-

;;;";;.. -"i

tru¿i"i¿n bastante en aquellos países'

;;á;-!rb ú"itlu¡ut Ia luz de la razón v leves de

la naturaleza.^" -- ff,f"i"flu" to han sido muchas, ni aun lleg-an

" d.;-i;-q";-;; h; descubierto en nuestras In'ár*.- f"á il; a"

"ob"", la qu-e se encontró traba-

i#d;;";*i"á áá oío ",,-"1

reino de Tierra fir-irr.-. t"t it or,'o.

"u".tteres que expresaban en abre-

;i;il;; "áÁtru de César Augusto, Y también

r"pr".á"iru'u "o ,o"i,t' Bastó eslo para que Lucio

itñ;il;-otros intentasen a despojar los españo-

iáJ áLT *rá"tJ v iáli, d"""obrimiento de estas tie-

;;;-;;1116á"¿" " los romanos el conocimiento

á" ,iff.". Páro esto fue una patraña de algú-n ita-liano 7. flamenco o alemán, due entrando a la mi-

#;r;ffi^i" *á4"u" en el'sltio que consideró más

;;;;á;;; su hallazgo, como sucedió a Pocos

;;i;;;.i" "u di"roo "rr"uia

veta, que-haría quizá

í";i;;;,-iruttj"t la industriosa malicia del que

L"á"i"át"' estas mentiras' Casi-lo mismo siente

ui*r="áo, Solórzano cuya autoridad es de gran pe¡o

nara refutar esta q',i;""u' Son sus palabras: "Loá:'lr;;;á" "-^"'¿ttt"

de Augusto que dice Lucio

ff";;";^§üI; -l;;ü;;

hailaáo en las minas de

;; il P;;á, -áá qt" toman arsumento de que

t"iri";;iil;;t;[los romanos' es cosa sin subs-

fficil- i-¡ilí"; v s; ; pudo fingir echando allí

"ü"ári."*"auul,-pui'u osct'"ec"r o disminuir con es-

--JJu"uron en tiempo del señor Carlos V. v Felipe II,

", tijo,-rirr"tá" au "ti'í "áciones las Lrdias' donde tuvie-

ron y trabajuror, ,r.t,áI -it'u= qt" hasta hoy sn h m+s

i"i"rí.*- J"r "perú retieiá G;i ""; que otra' el nombre de

la patria de su Poseedor'

35

Page 18: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

te pretesto algo de la gloria de España, como aunla reconocen los autores que siguen la contrariaopinión. Y no es nuevo hacer en raz6n de estas me-dallas semejantes, como trayendo algunos ejem-plos, lo muestra bien Tubias Hallero, en la oraciónque escribió contra los antiquarios. Y fue célebreel de un portuguez, llamado ltemochardo, que es-cribía unos versos latinos en una piedra, imitandocaracteres antiguos, que contenían como en profe-cia el descubrimiento que en el tiempo de don Ma-nuel se había de hacer por los portugueses de laIndia Orientai en este sentido:

Volveránse las piedras y estas letrasSe leerán por su.orden cuando veasIn el Poniente el rico del LevanteEl Gange, el Inüo, el Tajo en uno juntosCosa que al verse causa maravillaTrocaran entre si sus mercancías.

Y la encerró en el promontorio que llamanRoca de Sintra, y después dio traza que se descu-briese, como que allí cavaban y que la hallaronacaso, y leídos los versos traídos al rey, los tuvie-ron por sibilinos y aunque se descubrió la impos-tura, hay todavía quien trate de creerla o acredi-tarlat'.

Entre los edificios más memorables, que nospresenta la antigüedad en nuestros paises es la for-taleza 8 del Cuzco, la que merece ser maravilla delarte, y justo encomio de sus artefices. Está situa-do este gran castillo en Sacsa Huamán, que es Llnmonte alto al septentrion de la ciudad. Es tan ele-

8 Fue obra de Pachacutec emperador 9c del Perú,que gastó medio siglo en su construcción. Descríbela y dasu lámina Juan Ramisüa Ramusio.

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vado por esta parte que la misma elevación le sir-

"" a" defensa ciñéndole solo un cerco grueso de

cante;ía bien labrada. Tiene esta fortaleza más de

400 varas de largo. Cada hilera de piedras no guar-áu ordun en la átura; pero todas muy iguales ytan unidas y ajustadas que no descubren la rnez'

"iu q-"" las üne.- Frente dé este muro se continúa la

faidá del cerro, con un espacioso llano que le for-** tn. desechá y fácil bajada. En -esta se levan'taron otros tres muros, que pasa cada uno de 200,urur, y en forma de media luna llegan a unirse

"or "t -primero.

Son las de este tan grandesr que

iálo lruiiu"do sabido los indios el arte de derre-tirlas y vaciarlas en moldes de aquel ta:naño, pue-

á;-L;"rse áreíble la conducción- v colocación de

*áquio.s tan poderosas. No falta,por esto quien

i."lá-J"i¡"ido a artificio diabólico la perfección de

"-"í" áü"", sus mateqiales y Pryilrls' - Es preciso

"áÑ"tu" álaramente (dice Mr. Deslindes tratando

á"1át á*a"nes singulares de piedrqs gue se hallanár, la E rropa) "que el acogerse al demonio para

e*plicar efectos fíiicos, aunqge singulares, es que-

.ui ocultut la ignorancia bajo una má-scara espa-

ciosa". Y aun se ha de confesar que el recurrlr a

ilJJtii""ro1,-enc.ntado"es v a individuos de este gé-

;;;; qü"t"" fomentar la credulidad pública' que

i"" -""t"^" de iuicio deben de todos modos procu-

"* ti"*i.t*ir, y si fuese posible, sofocar entera-mente.

Cada muro tenía pues, una prrert-? en el me-

dio, á"e- "á"rándose cór, u'lu pie{ra llevadiza' se

"i"Ltáü. de tat suerte que parecía de una pieza con

el marco.A la primera llamaron los indios Hui Puncu

q"" "is;fi* ;pt ert. del Arenal"' A-!u segunda

Á" U""""" Puncu que es puerta-dc Ag-F"" gge s9'gt" C*"if.so era el nombre del artífice' Y a la

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Page 19: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

tercera Vira-cocha Puneu, que era la puerta consa-grada al üos Viracocha. El espacio que interme-dia en uno y otro muro son 30 piés, y en cadauno un antemural de mas de una vara con un te-rraplén que sube hasta lo alto. A üstancia de es:tos tres muros se descubría una plaza más largaque ancha, con tres torreones fuertes en triánguloprolongado, conforme al sitio. El del medio teníael nombre de Mayoc-Marca que se interpreta for-tS.leza redonda. Aqrrí se aposentában los empera-dores cuando visitaban este sitio. Por eso sus pa-redes y muros estaban adornados de varios árbo-l-es_ y animales formados de plata y oro, hacién-dole la mayor comodidad unJ fuente de agua quebrotaba en su recinto, y era subterráneameñte traí-da de grande distancia. El segundo torreón se de-cía Pa¡rcau-Marea, y el tercero Saclla-Marca. Es-tos dos eran cuadrados y ofrecían espaciosas ha-bitaciones a los que se aeogían a su cubierto. Bajode cada uno de esüos torreones labraron a manerade sótanos muchos alojamientos que se comunica-ban unos con otros por unas callejuelas subterrá-neas, que, cruzand.o de una parte a otra, forma-ban un intrincado laberinto. Estos subterráneosno eran de bóveda. Eran unas piedras largas cor-tadas a manera de vigas, que estribando sobre ca-nes de piedras se estendían de parte a parte, y de-jaban en hueco el pavimento del eüficio.

Es tradición muy recibida que en estas vivien-das subterráneas se ocultaban muy grandes teso-ros. No dificulto su creencia y respecto de habersido el Cuzco en tiempo de los Incas el emporiode las riquezas del Perú. Fuera de que tenemosuna noticia que hace presumible la verdad de es-te depósito, pondré a la letra la relación del hechoque escribe Felipe de Pomares, y cita así el señorPinelo. "Es cosa muy averiguada y recibida por

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verdadera, que en esta fortaleza est'á una casa se-

:f 'fr;'Hff " i:: :l'tmti:,'iiH:' #ltr'á:

;r,;"i-df;d;h.v es viva una señora oue !1 e9-

i"áá"a""t* du e"ia--cutt, llamada doña María

d;"Éü;i;;i, *rrju" á"t ttttí*o Inca -que.ha habido

á" "Já a"áud, a q"iá" vo le he oído decir cómo

il]i;;.á;u "L"iu, v fuien esta manera' Que es-

ilt"ñ;;;-"; ;;ó lá"- do" Carlos-r¡nca' el cual no

rüJil á.t""t"ción de tan gran señor como era' y

,ffií; ü;;l; Ü aá.r'""*ut ?Igo"ut veces' v le decía

oue había sido engañada eri casarse -con un indio

il;";T;t"í. áu [ii"to de señor v de rnca' v tantas

veces dijo esto que'do"-Cu"tos una-noche Ie dijo'

;;;;";á;"réis vlr si sov pobre I ti? pues vos ve-

"¿i. "Í'tJ.oto que tengo, que no- I-e tiene mayor rey

;il"ñ.;;; Lt *ut d", v tapán<lole los. ojos con un

o"i;;ü i" ii" dos o'ties iueltas en torno' v lue-

ff,t.,]*7"J,rü}" tt mano' Ia llevó no-mucho com-

i"r d" tierra, y la destapó los ojos,-y Io vto' y que-

áó ;;il;aá," pá"q"" &ce "o -anduvo 200 pasos'

.-.ro. baió por unós escalones que no- fueron mu-

Xrt""J. " "L1-""u"á" la destaparon, se halló en una

;;ü'ú;á; cuadrada, v que en unos potros arrr-

.i"át:t- . rr" pu""dé", éstában todas estas figuras

de los fncas, t"n g"á"dut "á*9 gn nSuchacT 1'"12 años, y que eran muchas-y todas.de oro macl-

ií, ?-ñh{i"=á.i-*i"*t mucha-s vasijas de oro váá'plutu, como son cántaros, ollas' morteros y cu-

bl&;; pl"to" y escudillas, y miutcas' qüe son unos

vasos llano" " *oáá--á" óu-""lus donde les daban

i;'";ü;"-"" uá"ttu de pimientos' a los Incas'

fi""i*áittéáu-¿i." gue es uno de los mavores.te-

ilffi;;i;""áo;. -Eita

relación no es presumible

iJ-mgi"t" un autor clá carácter y.juicio de Felipe

,[ P;;;", ,.i menos es creíble hiciese tal impos-

tura a una señora á" "ufiau¿

y virtud conocida co-

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Page 20: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

mo lo fue doña María Esquivel. Yo no soy fácilen creer noticias de esta naturaleza; pero, acom-pañando a su tradición fundamentos dá hechos ve-ríücos, es preciso sujetar la creencia a una másque posible credulidad, como lo es que don CarlosInca. Príncipe de la estirpe de los monarcas dePerú, heredó de sus mayores la noticia de la bocade estos sótanos, y juntamente supo de las rique-zas que se guardan'en esta plaza que sin duda al-qu¡r1 fue el gazofilacio de los antiguos dominantesdel Perú, y por este medio tuvo también noticiade ellas doña María de Esquivel su consorte, quecomunicó el hecho a Felipe de Pomares, según-seha visto del expresado pasaje.

En 19 ilano, V mas bajo de esta fortaleza, seve una piedra desmedida, que los inüos ilaáanRumi Sayco, que se interpieta .,piedra cansada',.Fingen los naturales que carlsada el h piedra hastallegar a aquel sitio, no pudiendo

".pechu, la cum-

bre, donde estaba el eüficio pa"a q,rL se había cor-tado, y conducía, lloró sangrá, volviéndola inmoblelas fatigas y el cansancio. Ella es cuadrada y deun pedernal tosco. Su mayor parte es sepuliadabajo de la tierra. En una esquina está taiadradapor dos partes. Estos taladroi que son unos agu-leros artificiosos, son para los indios los ojos fordonde pretenden lloró sangre este desmedido restode la montaña. Felipe de ?omares nos da su me-dida y el país de su producción: "IJna piedra hayen esta era, en esta fortaleza, llamada Rumi Say-co, que fue llevada al Cuzco para poner en los edi-ficios del palacio del fnca, que tiene sesenta piesde largo,-tres_y meüo de gruLso y cinco de ancno,que fue llevada desde la provinciá de los Cañares,junto-a Quito, 500 v mas leguas de camino; lle-váronla cuatro indios con artificio; y es fama que,cuando la pusieron en el lugar, lloró sangre. Esta,

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que parece ficción, fue una máxima muy advertida'li"íiti".-*uv fina de los inüos del Perú: atribu-i.iá""á1".-l u piedra las fatigas -v sudores q-ue

í;,iáJó ; i""¿ü""iá^, quisierón dar a entender

a sus monarcas' que no dJbían imponer a los vasa-

Il;t;;; duras iue repugnasen a las de la nat'¡-

*f"^'riq"ra"¡,=sino lás-más suaves que hiciesen

i"li""r it - áo*irrá"ión Y imPerio"''""" ñ" "r ";Í. d" úróav, áue dista -13 leguas del

""r"o. hay un sitio gue Ilaman Tamlo-' que cc¡no

IJil ái"i.l.igrrificá meson. Aquí hu-bo una for-tháÁ á"á úiro"i"expugnable su situación' Esiaba

clla en una quebrada entre dos grandes cerros' cu-

;;; il; tráuran táiado a maáo' Tenía srandes'".á"i; d" *""Ji"t, una sobre otras, y embutidas

"oUr. iu" mismas pi"d'ut, figuras- de. animales y

i"";;";; ";;; e; h misma materia' los hombres.#H;;;ü-u.*uao" de lanzas a

'llanera de ala-

ñ*ñ;. -ót")u,- H.ri.,^, Y el señor Piñelo que ha-

;;;;""-ió. áe esta fiitul"'u, pretenien que -lasruinas sobre que se 1e'aut""on'lós edificios moder-

il;';ffi;;;-.ü;; d" átros hombres anteriores a los

i"Ji;- E;ta es una opinión que rlor-prasa de con-

ietura, y por eso improbable su.verdad' no encon-

tr'ál¿étá iestigios, ni razones eficaces que conve:r-

;,"1,'I;";.;;;ái'io.-'si"tu leguas de. esta misma ciu-

ffi ;;-ñuü ¿"-C""t'á se dejan ver hasta hov

l**il;;.; á""pojo" de un grande-v disforrne pa-

Iacic. Sus ruinas áIt"aru" ia opulércia de aquel

magnífico edificio'

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Page 21: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

ANTONIO DE ULLOA

(Sevilla, 12 de enero de 1?16 - Cádiz,5 de julio

de 1795)

Matemático y marino. Enviado por el R"y-4qEspaña, junto con Jorge Juan, participó en 1734en'la e*pedición franceia de la Academia de Cien-

"iáu d"'París, que debía realizar la medición de

un srado del meridiano terrestre. Durante su per-*rñ"r,.cia en la América fue requerido por las auto-ridades españolas para defender las costas perua-

nas contrá la escuadra inglesa comandada poT

G"orgu Anson (7740-7743\. En este lapso, al igualq"" J" compañero de viaje y- co-autor de sus prin-áip"t"" obrás, actuó como observador especial de

la'Corona, recorriendo todo el litoral peruano ychileno. Úurante su viaje de regr-eso a-EsPaña ca-

,¿ -p"i"i""""o

de los ingieses; y aI quedar liberado"." ü-.t""t dió a Capitán de Fragata' ,En L757 re-gresó a la América como comisionado para estu-il;; l.; adelantos científicos europeos que podríanü;;fi"ú ; España. Gobernador v Superintenden-lJ aÜ ü; Ñnu" d" azogues de Huancavelica (1758-i?ail-- -C"ternador dJluisiana (1765)' Goberna-e;;i¿ flotia. (1766). Retornó a España en !172'á;;d" "*pa

't uiiot puestos oficiales, entre ellos el

de Directoi General de la Armada'

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Page 22: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

Obras principales

1748 (con Jorge JUAN). Relación Histórica delViale a la América Meridional hecho de or-den- de S. Mag. para medir algunos gradosde Meriüano te¡restre y venir por ellos encornocirniento de Ia verdadera figrrra y mag-nitud de la tierra, con otras varias observa-ciones Astrorrórnicas, y Phísieas; por . . . 4tomos. Madrid, por Antonio Martín.

1753 Relación circunstanciada del gobierno y su-perintendencia de la Real mina de aaoguesde la villa de Huancavelica.

1772 Noticias Americanas. Entretenimiento físi-co'histérico sobre Ia América rneridlonal yla septentrional orientafl. Madrid.

1826 (con Jorge JUAN). Noticias secretas deA¡r¡,érica.

- Sobre el estado naval,' militar ypolítico de los reynos del Perú y provü:ciasáe Quito, costa de Nueva Granada, v Chi-le: gobierno y régimen particular de los pue-bloJ de indios: cruel opresión y extorsionesde sus corregidores y curas: abusos, escán-dalos, introducidos entre estos habitantespor los misioneros causa de su origen y m9-iivo de su continuación por el espacic detres siglos. Escritos fielmente según las ins-trucciones del Excelentísimo señor Marquezde la Ensenada, primer Secretario de Esta-do, y presentado én informe secreto a S'M.C.El'slñor D. Fernando Vf, por .. ' Londres,en la fmp. de R. ToYle.

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DASE NOTICIA DE LAS¡ ANTIGÜEDADES DE

LOS INDIO'§, Y DE LAS COSAS QUE SE

CONSEiRVAN DE EI¿OS *

1. Las memorias de los Indios del Perú, an-teriores a su conquista se coruiervan en las pobla-ciones, edificios y muros en las guacas o entierros,y también en aquellas cosas que les eran de propiouso, como son herramientas o instrumentillos deque se servían para hacer sus obras, y en las fi-guras de ídolos que al modo de dixes acostumbra-ban; pero los que viven en su natural libertad por ..

aquellas partes, y en las del Norte, no dan mues-tras de servirse, ni de fabricar con ningún fin fi.guras humanas ni de animales. Estas antiguas me-morias de los que fueron sujetos al imperio de losfncas, ministran larga idea de los que eran aque-llos pueblos, y del punto de civilidad a que habíanllegado; distinguiéndose entre ellos y los que nolo estaban algún género de cultura, que sin apar-tarlos de las propensiones propias de La raza, }ra-cen perceptibles la distancia que hay entre el hom-bre abandonado a la barbarie, a la desidia y alocio, y el que subordinado a las leyes de una su-perioridad más instruída, adquiere conocimientosde racionalidad en las lecciones que aquella le mi'nistra.

2. Los Indios del Perú civilizados tenían po-blaciones en toda forma aún antes de ser sojuz-gados por los Incas, y les daban aquellas distribu-

* Notieias Americanas. Entreüenimiento físico-históricosobre la América Meridional y Ia septentrional oriental.Entretenimiento XX; pp. 280-293.

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Page 23: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

ciones que erarr correspondientes, al género de co-modidaá que acostumbraban; y así entre ellos se

conocía esie adelantamiento, respecto de las otrasnaciones de la misma raza, que aún se mantienensin tanta formalidad, reducidos a lo más preciso e

indispensable. Esta mayor formalidad no se oponeen rráda a lo que se ha dicho en eI Entretenimientoanterior sobre sus propiedades y propensiones, yprincipalmente la desidia; porque eI carácter natu-ral de una especie de gente es diverso de la máso menos perfección que den a las cosas que sonindispensable para el uso, así como en Ia irracio-nalidád de los brutos se ven uno que con más ins'tinto que otro, o con más propiedad, a nuestro mo-do de juzgar, dispone los nidos, hacen las cuevasy los parages en donde se han de recoger.

3. En el Perú se conservan bastantes vesti-gios de los palacios de los fncas, que -son de otroórden y solidez que las obras de los Inüos rústicos,o por mejor decir, que las que hicieron las nacio-nei antes de ser reconquistadas por ellos; recono-ciénilose que entre las cosas que adelantaron, su-jetándohJ a reglas más metódicas, lo fue el edi-Íicar con algún género de suntuosidad; pol estopueden mirárse las habitaciones o viviendas de losindios en tres clases: la primera Ia que les enseñóla necesidad desde los tiempos más remotos, redu-cido a unas cabañas o chozas en figura circular,como las que se han explicado en los anterioresEntretenimientos, y se hallan todavía entre el co-mún de ellos y en las Punas, como también err lasnaciones de la parte del Norte, que no han recono'cido ningún género de cultura: la segunda es Ia quese ve en los pueblos antiguos del Perú; y la tercerala que se practicó con las üsposiciones y reglasque inventaron los Incas: en todas ellas hay algunaparte que guarda semejanza, aún que varían en la

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figura de los eüficios, en la altura y en las com-particiones interiores: los de la primera especie nonecesitan más explicación que las que se ha dado,siendo el método ge-neral que usan- las_ naciones,que permanecen en la primera rusticidad en todaslas partes del mundo.

4, Son bien comunes los vestigios que seconservan en el Perú de las poblaciones antiguas,y los hay en todas sus Provincias, infiriéndose porello su crecido número antes de la conquista. En-tre otros parajes que lo testifican son, a 1o que pa-rece, de los que estuvieron más poblados los Va-lles de las Capillas, por su propio nombre Guan-quina y Guanca-Conachi, y Topara, como ya quedaen parte advertido. Así en las distancias que haydel parage que al presente llaman Capillas, hastaTopara, que es de 4 a 5 leguas, caminando haciala sierra, se ven por uno y otro lado rastros de!5 6 20 pueblos que allí había; y siguiendo haciala parte opuesta, que es la que conduce al mar enla misma conformidad, al presente no hay pobla-ción formal en aquellos parages, y sólo tal cualcasa o rancho donde habitan Mulatos o Mestizos,y éstas están muy separadas unas de otras, siendode cañas su construcción.

5. Las poblaciones estaban regularmente enlas pendientes de los cerros que forman aquellosvalles; y aunque en éstos hay bastante extensión,no la ocupaban, eligiendo los lugares elevados quedominasen, acaso para tener esta ventaja; y encaso de ser acometidos por los que les hacían laguerra, poderlos rechazar con más facilidad, y noestar expuestos a sér sorprendidos. También lleva-ban en ello la mira de que estuviesen sus pueblosventilados y libres de los vapores que se levantande las llanuras por donde corren los ríos, que eranlas tierras que aprovechaban en sus sembrados, lo

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Page 24: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

cual debía hacerlas menos sanas que las otras queestaban con alguna elevación.

6. La capacidad de estas poblaciones era va-ria; pero reg,:larmente se observa desde 300 pasosde largo en unas hasta 600, gue era la de los ma-yores,-siguiendo según corren lc¡s valles. Su anchoes de 80 a 100 pasos con corta diferencia: este ám-bito ocripaban las casas, y separado de ellas, haciala parte alta del cerro, se conservan los vestigiosde fortalezas, no en todas, pero sí en las maYo'res, y hay apariencias de haber sido establecidaspo* Ios Incas después que sojuzgaro-n aquellas na-óior."r, así por la circunstancia de dominarlas, co-mo por su construc"ción, que es unifo-rme a la que

s" .ri ut las que se fabricaron por disposición deaquellos Soberanos, consistiendo en tres muralla-s,

"or. ,o. terraplenes, Ias cuales están en forrna de

gradería, supériores unas a otras, con aquella al-Ior. qou vi tomando el terreno de los cerros deabaxo para arriba. Estos muros sigu-en las desi-gualdades que tienen los cerros por la parte ex-ferior, y baxo de cada uno se reconoce haber es-

tado rodeados de un foso.7. La precisa disposición de las casas está

desfigurada con las ruinas que causa^ el tiempo,p"ro-te conoce bien que constaban de 3 ó 4 piezasLabitables, siendo una de éstas la que destinabanpara abrir en su suelo eI panteón o sepulcro dondeénterraban: las puertas de su entrada son peque-

ñas y estrechas, teniendo la altura cosa de una,u"u, o poco más, y dos tercios de ancho, -comoya se dijo, siendo la única respiración que-habíaLn elas;- pues no accstumbran ventanas. Dentrode las piézas, en el grueso de las paredes' lacíanunos ni-chos como alácenas' cuyo ancho era de dos¡srsias, su alto una, y de profundo ulla cuarta; deordinario hacían dos contiguas, que üstaban entre

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sí vara y media o dos. Este uso fue general en todala raza de los Inüos; pues en las áasas de los dela Luisian-a y de todo el Norte lo siguen sin dife-rencia en los tamaños y en las üsposiciones de ha-ce_r dos contiguas, como para que sirviesen deadorn_o -en la pieza, al mismo tiempo que de co-modidad, para poner aquellas pocal cosás usualesQue tenían.

8. La materia de las paredes es de tierra enforma de tapias; pero uo las hacían al modo delas de Europa: las suyas seguían a lo largo todoel que tenían las paredes; y cuando la eitensiónde éstas era demasiada, las hacían en dos o trestrozos.-Los tapiales no tienen una misma altura,variando mucho en ello: el uno suele tener 3 pies,y el inmediato alto o bajo dos, o sólo uno; ni tam-poco tienen la misma altura en todo su largo; porel un lado es de dos pies o algo más de alto, y lue-go va disminuyendo hasta finalizar el uno en eIotro; pero esta desigualdad la suple el que está in-mecliato por la parte de arriba o por la de abajode ella. Las más altas de estas paredes, compues-tas de 4 6 5 tapiales, no tienen rrrás que dos varaso dos y media; y hallándose sin techos las casas,no- puede saberse todo lo que tenían; pero juzgán-dolo por las puertasr y por la generálidad dJ noexceder en el tamaño algunas de las muchas queexisten, se infiere ser ésta su altura regular: so6reellas se levantaba la techumbre, que siría corres-pondiente a la figura de las casas cuadradas o cua-drilongas. El grosor de las paredes es algo menosde media vara; siendo ügnas de reparo que sinotra fortaleza que ésta, y sin techumbre han re-sistido desde su construcción todo lo que ha co-rrido de tiempo hasta el presente.

L Estos edificios que allí hacían de tapialesen otras partes eran de adobe; en otras de piedras

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Page 25: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

brutas ligadas con bamo; en otras de madera; yen otras de cañas, correspondientes a los materia-les que tenían más a la mano y a los climas quecada nación habitaba.

10. La misma especie de casas se halla enla parte alta del Perú, en donde tenían pueblosformales, bien que éstos no faltaban de las otrasmás simples, en figura redonda, al modo que to-davía las hay en los lugares despoblados; y se ex-tiende igualmente a ellos la práctica de los sepul-cros subterráneos; pero con alguna más prolixidadque los de los valles de que se ha tratado; porquelos enlucían por adentro con un género de com-posición tan dura y lustrosa, que quedaban muylisas, e impenetrables a las humedades, no menosque a las savandijas que suelen criarse en tales lu-gares; infiriéndose de ello el particular cuidado quetenían en la conservación de los cadáveres.

11. Entre los edificios grandes en que seacredita la magnificencia y poder de los Soberanosdel Perú, es de los principales el del valle de Fa-chacam,ac, nombre que entre ellos significa el DiosSupremo, indivisible y desconocido, o el Criador.Este se halla cerca del pueblo de Lurín, que distade Lima 5 leguas. Al presente sólo existen de élruinas, con algunos trozos que están en pie: há-llase dividido en tres distintos parages, que con-sisten en un palacio, una fortaleza y u¡ templo oadoratorio, reconociéndose en todos por aquel tér-mino que les permitía la rusticidad, un aire sun-tuoso y grande, que denota las ideas de los Sobe-ranos que los hicieron fabricar.

72. Hacia la parte del mar, donde terminael valle de Pachacamac, en un parage elevado dearena están los vestigios del palacio, cuyos murossubsisten todavía hasta la altura de 4 a 5 varas,mirado por la parte exterior; pues por la de aden-

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tro no es tanta su altura. Descúbrense en él variashabitaciones o viviendas; y a no hallarse compren-üdo debajo de una cerca, con la cual unen los mu-rallones de las comparticiones interiores, y sin dis-posición de calles, podría üscurrirse que más bienera población de palacio, por tener más de medialegua de circuito; pero este ámbito no componía,a lo que denotan las señales, más que un edificio;y no puede formarse juicio de las distribucionesque tenía, porque se halla desfigurado en monto-nes considerables de adobes, que se han quitadode las paredes, con el fin de descubrir entierros,y aprovecharse de las riquezas que se dice habíaocultas, incitando a ello la noticia de haberse sa-cado algunas de consideración.

13. Como a 600 pasos de este palacio, sobreun cerro de arena como el antecedente, y siguien-do siempre hacia el mar, está la fortaleza, que tam-bién es de adobes, y consta de tres muros, másanchos que los del palacio, üspuestos en forma degradería, de modo que el más interior domiaa alde afuera sucesivamente. Cada muro tiene su te-rraplén bien ancho, y la altura de ellos es muy com-petente, excediendo también la que' subsiste a ladel palacio: su capacidad es de un cuarto de leguaen circuito, ocupando la cumbre del cerro con par-te de su pendiente alrededor de él; distínguensetodavía las viviendas d.e los que se mantenían enella, y los nichos, que al parecer eran cuerpos deguardia, del mismo modo que los que tenían enlas fortalezas de piedra que hacían los I¡rcas enotras partes.

14. A una legua de la fo_rtaleza, en la me-dianía de la pendien:te de un cerio bien'alto, aI Surdel valle, está el templo nombrado Pachacamac,cuyas paredes exteriores subsisten en toda su al-tura, o poco menos; pero en lo interior se halla

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rnuy deshecho, con eI mismo motivo que hubo enlos otros de buscar entierros. Su exterior es co-rrespondiente en lo grande a la de las otras obras,sucediendo lo mismo en cuanto a la solidez. Porrazón de la altura señorea los demás edificios, des-cubriendo con ventajas las llanuras de aquel país.

15. En todo esto se ofrecen varias cosas quenotar, y son los adobes de que están hechas lasobras, la elevación de los parages, la magnitudque les dieron, y las dificultades que vencieronpara conseguirlas.

16. Los adobes son de distinto tamaño quelos regulares, pues tienen dos tercias de largo, me-dia vara de ancho, y una cuarta de gtueso. La tie-rra de que se hicieron fue preeiso llevarla del valle,medianie a que en los cerros donde están los edi-ficios no hay más que arena muerta, y son total-mente áridos: su composición es tierra y arena,pero sin estar cocidos son de una dureza comopiedra: se conservan sin rajarse, ni haberse des-hecho con el tiempo, aún los que se hallan fuerade colocación en montones recibiendo la hulnedadde las garúas; lo cual da lugar ? pensar que tu-vieron álgún particular método de trabarlos paraque se endureciesen siñ abrir rajas, cuyo secretose ignora al presente, pues los que se fabrican e:restos tiempos no tienen esta macicez y dureza, aunsiendo menor su volumen.

17. Es reparable que teniendo alli cerca elvalle de Pachacamac, fertilizado por el río del mis-mo nombre, y de la mucha amenidad, lo dejaseny füesen a estableeer el palacio y el adoratorio enia aridez de la arena, y €r aquellos cerros dondela vista no tiene cosa que la recree. La causa deesto parece que fue eI darles una situación ven'hjosá para que no pudiesen ser sorpr-enüdos, mi'rrndo ia següridad de las personas de los Sobe'

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ranos con preferencia a las comoüdades y a ladiversión: a esto se junta ser lo más ventilado ymenos expuesto a enfermedades, pues en el valle,por razón de estar en bajo y de los vapores hú-medos, del río, no son los aires tan puros y salu-dables como en las alturas, donde siempre correnlos que son generales en aquellas costas.

18. La grandeza con que hicieron estos edi-ficios no puede ser mayor, como lo dicen los dila'tados recintos que ocupan el grosor extraordina-rio de los muros exteriores, que no tiene compa-ración con ninguno de los que se conocen de laantigüedad, principalmente en los palacios de másostentación, y otros del uso civil, pues aun excedenal grosor que se da modernamente a los muros defortificación. La igualdad con que están trabaja-dos parece explica el designio de que hiciesen re-sistencia a lo más dilatado de los tiempos, y semantuviesen contra sus ordinarios acaecimientos;como hubiera sucedidc por muchos siglos si el de-seo de buscar las riquezas que se juzgaban ente-rradas, no se hubiese empleado en demolerlos, an-ticipando su destrucción a lo que podían discurrir,los cuales fabricaron, y quedando para memoriaaquellas partes de muros, disformes en sus propor-ciones, que inücan lo que serian en las compar-ticiones interiores.

19. Para su fábrica, siendo de tanta mag-nitud, son sin número los adobes que $e emplea-ron, y preciso conducirlos del valle, que dista al-go más de meüa legua, venciendo además de ladistancia las cuestas para ponerles en las alturas,agregándose al trabajo del transporte eI de la pre-cisión de llevar el agua para las mezclas de lasobras, y para el crecido número de gente que seempleaba en ellas, pues en sus inmediaciones nola hay, ni indicios de que practicasen pozos' cuya

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invención parece no conocían, por no encontrarseñales de ellos en sus poblaciones; pero aun cuan-do no fuese así, allí no eran de uso por las circuns-tancias de los parages; y es de presumir que lallevaban del río, por ser la más inmediata. Esteinconveniente subsistía después para el crecidoconsumo de aguada, que debían hacer los que seaposentaban en aquellos eüficios, que a propor-ción de sus capacidades vendrían a componerse envecindario capaz de formar una ciudad o grandepoblación, por cuyo motivo se hacía preciso quese emplease un número muy cuantioso de Inüossólo en el ejercicio de conducir el agua; luego seagrega el correspondiente a los demás menesteres,y así hacen comprender estas circunstancias eI gen-tío numeroso que había en aquellos países antesde haberse hecho la conquista; pues en la len-titud naturai de ellos, y en la circunstancia de ha-cer los acarreos por lo más común a espaldas deIndios, tenían abundantemente para perfeccior¡artales obras, y superar las üficultades que parecese acrecentaban de intento a fin de hacerlas másrecomendables.

20. Descúbrense entre las mismas ruinas yen las demoliciones que se hacen osamentas decadáveres en bastante porción, y muchas de lascalaveras, conservando todavía el cabello, pedazosde vasijas de aquellas que eran de su uso, y entreestas cosas una gran red rota y consumida porpartes, que a lo que se reconoce serviría para pes-car, cuyo hilo es de pita, siendo estas cosas lo úni-co que ha quedado después de las muchas piezasde alguna curiosidad, y de otras de valor que hansacado los que han tenido la ocupación de desha-cer los edificios, cuyo embeleso aun no ha cesado,ejercitándose en él de tiempo en tiempo algunosque se aplican a continuar la demolición.

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21. Por las traüciones y noticias de aquellostiempos eran este palacio, adoratorio y f.ortalezalas más considerables obras que se encuentran desu especie por aquellas partes; y así lo da a enten-der la extensión dilatada y solidez con que las dis-pusieron, haciendo ostentaeión del poder que te-nían, y de su aplicación a grandes empresas, aun-que sin gusto, apartándose de la limitación de lu-ces que se notan generalmente en los Indios, cuyasideas, por lo ordinario, están ceñidas a lo que pi-den las necesidades de la üda, sin trascender asuntuosidad ni magnificencia.

22. No se sabe con certeza quien fuese el au-tor de estas memorables obras; en lo común se tie-nen por de los Incas, y hay señas que lo persua-den; pero esto tiene la contra de que al tiempo dehacer ellos la conquista de aquel valle estaba yaen él establecido el culto al Dios Pachacamac, ¡redificado su templo, bien que éste podría habersido ampliado y mejorado por los Lrcas, quienes,según las Historias de sus reynos, no dejaban deconocerlo, y lo veneraban interiormente como unade las deidades supremas; pero por no ser visibleilevaba la opinión de que no correspondía hacer,respecto de é1, las demostraciones exteriores quepracticaban con eI sol y con la luna. El Señor quedominaba en aquel y en los otros valles contiguos,llamado Ouismancu, tenía por el primero de losDioses a Pachacamac, a quien reconoció por autory mantenedor de todas las cosasr y €[ esta aten-ción estaba erigido el templo en aquel valle, y de-bería atribuirse a Cuismancu, o a sus antecesores;pero la grandeza de los edificios, el método y or-den en que estaban dispuestos, y su estructura,siendo en todo iguales a los que se fabricaron pororden de los Incas, sin otra diferencia que el ma-terial, hace prevalecer la conjetura de que sea obra

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suya éste de cuyos Y9$igi9l se trata, al menos enIa-ampliación y reedificación.

23. Se hace preciso record'ar ahora lo que se

advirtió antes tocante a la aptitud, üscernimientoy alcances de los l¡¡üos antiguos por lo que dicenlas Historias, y lo que se reconoce en sus monu-mentos, comparándolos con las cosas de los mo-dernos. En aquellos había, según todas laÉ noticiad,religión, conocían idolatría, daban culto, y haclansr"iificios. Los I¡rüos actuales son totalmente in-diferentes en ello en tanto grado, que no se les en-cuentran señales que lo persuadan, ni de seguir ri-to alguno en su interior. Todaüa subsisten nacio-nes dilatadísimas en eI Perú que no han sido so-juzgadas, y'en ellas no se ve otra cosa más queuna vida animal, sin gue puedan percibirse señalesque los diferencien; pero lo que se nota es, que entratándose de culto interno interno de sujeción acosas espirituales, deliran y lo tienen por super-fluo, al modo que aquellas cosas que se hacen sinobjeto o fin determinado.

24, Lo que de esto puede inferirse con másprobabilidacl es, comc no pocos han pensado, quela raza de los Inüos fue gente que por uno de losefectos raros de la Providencia pasasen allí de otraparte, del mismo modo que condujo los primerospobladores, y los de ias islas que están habitadasen medio de los mares; y que éstos, llevando ins-trucción de la idolatria dirigida al sol, la intro-duxeron allí, la cual no apartándose de lo aparen-te y exterior, halló üsposición en ellos, porque soninclinados a todo género de actos de esta especie;y por aquí se propagó con facilidad, tanto más quesus fiestas han sido siempre acompañadas de laembriaguez y bailes, que es lo que más les agrada,y que aquel culto no les sujetaba a ocupar las ideasen los actos internos del alma, que miran con indi-

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ferencia. Estos mismos les darían el modo de ha-

"u" g.á"d"" edificios; y abundando mucho el gen-

;r. t; dedicaban a fabricar los que se ven, plaiti

"á"áol" con la que había de sobra, cuya máxima

rü"i""o" Ios Incas para evitar que con la ociosi-did cavilasen alborotos, y se sublevasen'

25. En esta forma los eüficios de Pachaca-mac, con otros diversos que se e¡rcuentran, no obs-

tante lo que dicen los Historiadores, debe creerse

á"" "o""ú"rieron a su fábrica los Incas en algún

iioao, y por esto fueron tan semejantes a los delCazcó,L ios del reino de Quito, y de otras partesJ""¿"' se extendió el dominio' pues no les faltacircunstancia, y así las comparticiones, en lo que

il¿á; alcarrráise a reconocer,,los cuerpos de guar-áia, el orden de colocar los adobes, y los restantes

"uqoi"ito", son los mismos que -los

que se recono-;;; ;; aquellos otros. Además de esto, el Señor de

P;¿ü¿ñ.c y de Rímac no pofia ocupar un pala-

"iá tur, üsfo-rme, y sóIo para los lrcas, con todai,

"otoitirrr, .ret íu

-bi"t ; porque no se tiene noticia

q". oirá" Soberanos, delos que había en aquellas

ó"rtu., tuviesen familia, y séquito tan crecido, que

i""".liutet edificio de tanta magnitud para hospe-darse.

26. Otro palacio semejante aI- antecedentehay en Herbay, que es la orilla meridional del río¿u-Cáñ"t", distán-do de Pachacarnac 23 L/2 leguas:es de bastante magnitud, aunque no -tanta como

aquéI, teniendo de largo 4@ pa-sos' y el correspon-dilntá ancho: su situación es sobre el barranco que

f;;;; áI "ío,

y está construído de árboles de igualiamaño a los- otros: las paredes se mantienen en

;É;;; Ia resular altura que tenían; pero en Ioirri"riot se hal"la demolido con igual motivo al que

se dijo del otro.

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27. También se conservan a retazos las pare-{es qu,e acompañaban los caminos en el que-con-ducía del Cazco a Lima. De éstas se encuentran endistintos tránsitos de aquella larga üstancia, man-teniéndose en pie, sin que hayan hecho mella enellas los incidentes del tiempo, pues en los tramosgue, se han arruinado ha sido por la üligencia dedeshacerlas para aprovechar sus adobes en las fá-bricas modernas.

28. En la raza de los Indios es necesario dis-tinguir los actos y operaciones del entendimientode los que son de pura manipulación o industria:'o por otro modo de aquellos en que trabaja el dis-curso de los que sólo se terminan a los sentidos:en los primeros son totalmente negados, torpísi-mos, y sin descernimiento ni comprehensión; dima-nando de ello no hacerles impresión aquellas cosasque se les dicen para que conozcan la raz6n, y ladistingan de lo que se opone a ella: no alcanzan asentir lo que puede resultar de las malas operacio-nes y por esto obran sin reflexión, ni pensar másque en lo presente. Lo propio sucede en los asun-tos de religión, oyen con serenidad cuanto se lesdice; pero ni se les imprime, ni causa en sus áni-mos novedad, de suerte que con la misma dispo-sición reciben lo que se les anuncia de la verdade-ra, que de cualquier otra, porque ninguna muevela voluntad, ni les sujeta a seguirla por razón deconvencimiento y de formar idea, que de ello de-ben esperar una vida eterna. Si se quiere que con-cedan en alguna cosa, lo hacen sin dificultad; y siaquello mismo se les persuade a que lo nieguen,convienen sin repugnancia. Por ejemplo, se les di-ce que el diablo es malo: responden que no les hahecho mal alguno, pero así será. Se les dice delmismo modo de uno de los Santos que es bueno; yresponden igualmente que así será. Si esto se les

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vuelve al contrario, conviene en la misma forma;sacándose de ello que ni uno ni otro hace efectoen sus ánimos.

29. I)e las cosas de este mundo ni desean niesperan más de aquello preciso para el dia, y e-n

éstas el satisfacer la pasión de la embriaguez; delas del otro las ideas que puedan tener son muydébiles, y según ellas no necesitan hacer méritospara ir allá, porque no dan luz del modo en queia conciben, figurándose gue en este mundo, comoen aquéI, todo es igual ea la clase de hombres, yqo" .l fin es uno mismo; conque p--or estas señalesáo penetrarse cual sea eI fin que llev-an en la ido-latria estos que son civilizados, y la conservan,según el sentir vulgar, desde los tiempos de Ia Gen-tiiidad: no se les ve sacrificar ni hacer ofrendas,ni otros actos que lo acrediten, ignorándose enque consiste la que se les atribuye.

30. Las cosas aparentes y actos exterioresocupan todo su cuidado, y son en algunas obrasindüstriosos; pero esto no es particular, ni arguyelas mayore. Iu"u" del entendimiento; pues de losanimalés se ve que disponen las obras para la con-veniencia con tanta delicadesa, que trabaja eI dis-curso de los hombres en imitarlas, y nunca Io con-siguen con la perfección que ellos las hacen' Las

"áes de la araña indican la mayor industria y ar-iiti"ior; lo mismo sucede con los, capullos de los

;;;;;;;, las casas de los castores dispuestas de4troá"1

"suá. v sin que les entre, ni moje ésta su deli-

"á¿o ? .rá',ru peÍo; h variedad de nidos de los pá-

jaros, que no tiene fin, ni nu9de1 imitarse, y -!ou-ihas'otras cosas que les enieña el instinto, y dictala necesidad; por-esto en las de los Indios pura-r"urtt" exteribies, aunque parezcarl grandes no con-

;i;;;; "o.u d" díscursirro por donde se perciba ha-

t"r-i".¡á:udo mucho el entendimiento, diferencián'

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dose en lo más o menos g"ande, pero sin variarse,ni encontrarse adelantamiento de unas a otras; yasí vista una, lo están todas. Los de la parte áálNorte hacen -pinturas en algunos cueros, que pre-paran al modo de gamuzas, pero en ello- imitanaquell_as figuras que tienen más presentes; y em-pleando una lentitud y paciencia iin igual, necesi-tan que la vista vaya corrigiendo lo que yerra elt_ino, y que les dé reglas que suplan por

-la falta

de idea en lo que desean sácar, córrrenciéndose enell.o ser en todo materiales.

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JOSE HIPOLITO UNANUE PABON

(Arica, 13 de agosto de 1755 - Lima, 15 de juliode 1833)

Protomédico general. Catedrático de Primaen la Universidad de San Marcos en \787; Médi-co Honorario de Cámara del Rey; Fundador delColegio de Meücina de San Fernando (1808); Mi'nistro de Hacienda en t827; Presidente del PrimerCongreso Constituyente en 7822; Ministro y Pre-sidente del Consejo de Gobierno en 1826 y Bene-mérito a la Patria en grado eminente.

Fundador de la Sociedad Amantes del País ybajo el seudónimo de Aristo colaborador del Me¡:'curio Peruano (1791--1794); publicó, además, des-de 1793 a t797, Guía Político, Eclesiástica y Mili-üar del Perú, Discurso histórico del camino del Ca-Ilao construido de orden dlel excelentísimo señorbarón de Vallamar (Lima, 795. 353 pp. in folio) yObservaciones so re el clima de Lima, que dedicóa don Gabriel Moreno, e imprimióse en Lima en1806 v en Madrid en 1815.

Célebre por su saber, sus obras y su elocuen-cia, su contribución a la Arqueología Peruana, aun-que limitada, refleja si no un verdadero conoci-miento científico del problema, admiración por laobra que plasmaron los primitivos habitantes delpaís.

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Obras principales

1914 Obras Científicas y Literarias del doctor D.J. Hip{ólito Unanue. 2 vols. Barcelona, Tipo-graÍia La Académica, de Serra Hnos. yRussell.

Tomo I. Observaciones sobre el clima de Limay su influencia en los seres o,rganizadosen especial eI ho¡r¡bre. 4e ed. Madrid,1914. 206 pp.

Tomo lL Higienización de Lima. Escritos varios.Cartas. Juicios sobre la vida y obrasdel autor. Barcelona, 1914. VII,501 pp.

IDEA GEIYMAL DE I,oS MONI]MED{TOS DEL

ANTIGUO PERU *

A,penas el hombre empieza a vivir cuando to-do le anuncia su próxima ruina. Los elementos des-tinados a alimentarle se conjura¡r para su destruc-ción; y el mismo globo que habita no cesa, con vio-lentas convulsiones, de intentar sacudirse de unacarga que parece oprimirle. La inmortalidad, en-tre tanto, es la que más inquieta su corazón mor-tal. El deseo de sobreviür a su caduca existenciay transmitir a la posteridad sus heroicos hechos

* Obras Cientificas y Literarias. Tomo Segundo; (Itigie-nización de Lima, Escritos Varios, Cort¿s). Barcelona,1914. pp. 194-199.

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es un ídolo a quien ofrece los últimos holocaustos.Este entusiasmo, tan antiguo como el hombre, leha hecho siempre buscar mil recursos, para eludiren cierto modo el término doloroso del hado inevi-table y vengarse de sus insultos. Los aromas, elbálsamo, eI cedro, eI bronce y el mármol, por unaparte; por la otra, las composiciones armoniosas,los recitados brillantes, los emblemas y las bellasimágenes, que tienen un imperio eiicaz para atraerla atención y el asombro, han sido eI obstáculo quela soberbia de los humanos ha opuesto a la vora-cidad del tiempo. De allí nacieron las momias, quese conservan millares de años, a pesar de su origi-naria corruptibilidad, los mausoleos que las cubren,los obeliscos, las pirámides, las estatuas y todosaquellos monumentos een que el cincel y el burilexplayan sus primores para perpetuar la memoriapóstuma del héroe y del poderoso. De este mismoprincipio emanó la poesía, la historia traücionariao cifrada en símbolos, todos los rasgos en que mues-tra el pincel su energía.

Estos preciosos trofeos de la vanidad y gran-deza de los hombres y de las naciones, destinadosa inmortalizar los triunfos de1 valor, de la virtud,o a veces del fanatismo, forman, sin duda, un ob-jeto dignísimo de la consideración y estudio de unliterato. Sin ellos, ¿cuál será la luz que nos escla-rezca aquellos siglos de tinieblas, en que nacieronlas monarquías, las artes y las ciencias, y se arre-glaron las costumbres? ¿Aguellos siglos en que lalira y el canto domaron los tigres feroces, los leo-nes rabiosos y conmovieron los duros peñascos?Un poeta filósofo negaba la eternidad del mundo,sólo porque antes de la guerra de Tebas y destruc-ción de Troya no se encontraban poemas, ni mo-numentos en los que la fama hubiese sellado la me-moria de aquellos insignes acaecimientos gue ilus-

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tran todas las edades 1. Aun en los tiempos pos-teriores y en las naciones que poseyeron el artede escribir en toda su perfección, la falta de pren-sa para renovar las hojas carcomidas ha hecho in-dispensable la paleosofía, a fin de llenar los hue-cos que ellas dejan o comentar las fábulas que nostransmiten. ¿Cuánto no ha servido a rectificar lacronología y la historia el examen de los jeroglífi-cos y enigmas del egipcio supersticioso, las ruinasde Palmira, las odas y retratos de los griegos, losbustos y pirámides de Roma, etc.?

Esta misma materia contraída al Perú, adquie-re un nuevo grado de interés y preciosura. Desdesu conquista, perüdos para siempre los archivosdel Cuzco, Cajamarca y Quito; reducidos a polvolos frágiles quipos; alterada la tradición de los he-chos memorables del reino, por la ignorancia o des-cuido de los depositarios, se ve un observador obli-gado a recurrir al cotejo, o llamémosle interpreta-ción de los fragmentos y ruinas antiguas, para com-pletar el imperfecto retrato que nos tuaz6 Garcila-so de su antiguo imperio. Por este misrno caminopueden descifrarse las fábulas adoptadas por losdemás historiógrafos en cuanto a su religión y po-Iicía. El estudio de los monumentos que erigieronlos Peruanos para ostentar su poder y recordar suexistencia; los recitados de sus glorias; las tradi-ciones y reliquias de sus antiguos usos y costum-bre, que aun permanecen entre los indios moder-nos, que tenazmente conservan y recatan sus an-tiguallas; el reconocimiento de las obras que eri-gieron por magnificencia o por necesidad, ofrecenciertamente una nueva luz capaz de esclarecer laobscuridad en que yace sumergida la parte histó-rica y civil de la monarquía peruana, en todo el

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1 Lucr., lib. V, v. 325.

tiempo que preceüó a su n{'nquista' Por eso nues-tra iociédad-, persuadida de que sus indagacio-nesán esta línea

- deben remontarse hasta aquellos

siglos, ha pensado valerse de semejantes recursospi"u du"u*peñarlas con acierto y proporcionar alMercurio este nuevo mérito.- -

Si ál fo"o" de la codicia y ambición se hubiesecontátadá con desentrañar Ia tierra, multiplic¿d¿'; í"¿;t";" las memorias del antiguo Perú, sería másia"if át delinearlo y más hermosa la copia' - PgIoh-

""á""uble hambre del oro llevó la desolación

ir;J; b" ;prrl""o" que, siendo el Éltimo.asilo de

los mortales, no sirvieron ni aun a las ceruzas, res-

;;;;A;" oo" tt derecho de las gentes 1' No obstan-;.-.-;;i d;o las iras de Cambises no puüeron im-o.¿ii tt"n".en hasta nuestros días muchos restos

f"**ti*"Ét* de la sabiduría egipcia, tampoco- han;iil;lliima aniquilación loJmonumentos de los

In;;;.-S"" ruinas rios rodean todavía, y en meüo

1 Son inevitables los desórdenes y-los estragos-enfm s.urr¿;" conquistas; pero los del malvado Carbajq! y

"; ;;;; é.;;¡; -Ptzáoo

[egaron a un exceso inaudito'ilt" ".tlrr""lio á -""t o. in?ios desgraciados' a fin de

."" U J"t""Ú.iesen .l sepulcro del Inca Viracocha' en que

".-al"i"-t-"U*-muchas iiq,r",us' Encontrólo en el valle

áá x"*ufr"urn", seis leguas listante del Cuz-co' Y no con-

;;;;;;-;;;í." su "ádi"ia,

despojándolo -de sus riquezas'

i"Áo Li cadáver de aquel mgnalca:- y üspersó sus res'

ü"tJiu.- "u"iru". Don Pedro de la Gasca, aquel virtuoso

ñ;;;i ."vu -"-o¡a debería estar grabada en todos los

;áiiú; públicos del Perú, castigó-éste v los demás aten-ül;;á"f ;¿.fido Pizarro, haciéndo-le cortar la-cabgza .ju¡-iá-"J ;iá;- *pol""o que tan vilmente había ultrajado'ios-e*tranjeros,

-que se émpeñan tanto- en cubrir de horror

ñ;;;;il"¿; aét pem, dederían euando exageran la mala;;"á;¿i; de alguno, áo olvidar el heroismo v virtudes de

áá""i-"á¡iá p"e'siilente y de otros-muchos que, imitándolo'nó sólo lavaron las manchas de la nación en esta parte,.i"o q"" tt han ilustrado con su valor y con sus hazañas'

bD

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de su destrozo ofreeen materiales suficientes paracomputar las artes, ciencias y policía de su ártí.fices.

Los famosísimos obeliscos y estatuas de Tia-luanacu

1 y los mausoleos de CLachapoyas2, obrásdestinadas a -competir en duración coo tu

"t"i."iá"d,no sólo por los sólido de su materia, sino tambiéápor los sitios en que fueron erigidos, muestran nomenos su pericia en la escultura que su ambicióna la inmortalidad. Este último deséo era transcen-dental a los sepulcros y los cadáveres, como lo tes-tifica esa multitud de momias que después de tan-tos años y siglos se encuentran íntegrai en las hua-

1 Este pueblo, situado én los confines de la ciudadde La Paz, es, sin disputa, anterior a la monarquía de losfncas, aunque-ugo de éstos le dio el nombre qud hoy tieneorigilaclo de haberle Uegaclo allí un correo, cüya ceieridaáen- eI_viaje había sido tan grande, que podía compararsea la de un veloz huanaco. El ürca, álu¿tiendo este suce_so, dijo al correo cuando se ls presentó: Tia-Hu,anacu; sién_tate_ hu¿naco; y_par4 conservar la memoria de h Íijere-za del Cañari y bondad del monarca se subrogó este ñom-bre al altieug del-pueblo. La formidable pirámide quehay en él y los colosos de piedra, con otra- variedad'defiguras humanas bien entalladas en la misma materia, aun-que carcomidas por los años, indican ser monumento dealguna nación gigantesca, cuando no sean efectos de la mis-ma .verdad, qu_e indujo a Alejandro a querer dejar unasestatuas colosales en los paÍses subyugadbs de la'Inclia,- 2 En la provincia de Chachapoyas se registran edifi-

cios en forma de conos, sustentando corpulentos bustos.Están colocados en las pendientes de los cerros y lugarestan inaccesibles, que sólo se pudieron haber fabricadJdes-colgando con maromas el material y los artífices. Estosrepresentan ser mausoleos de algunos caciques, o genteprincipal que, deseando -perpetuar su meaoria, no sólo qui-sieron asegurarse del tiempo, valiéndose de durísimos !e-ñascos, sino también de la mano derribadora del homdre,colocándolos donde el temor del precipicio le impidieséacercarse.

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cas: su examen nos enseñatá quizá el método conque con§teguían precaverse de la corrupción y ven-cer al tiempo destructor 1.

pt derribado pueblo de Pachacamac, -los-edifi-cios del Ctzco y 6uito, las fortalezas de Herbay -yiá"ufr"urtu, loi caminos abiertos pon en medio de

i"r á."áitt"ías, particularmente aquel para-cuya fá-brica igualó con los valles las más elevadas cum-b;;;', ?¡anifiestan la instrucción d9 los indios an-

iigrro. en Ia arquitectura civil y militar'" Los socavo-nes de Escamora, Chilleo v {bita-nis, *ine"ales de oro; los-de Choq:ripiña -y Pozco,l"'pf"i"; Cur.huara, áe cobre; Carabuco, {e ptomo;

"-rá. Áán"íficas labores de Ancoraimes, de hierro,i.a." i"á-¡.¡.dos bajo el imperio de l-os Úrcas, dan

""u i¿"u dá su arq-uitectura subterránea y meta-

lúrgica.---' f,o" fragmentos de las grandes acequias de Lu-

"""ui-óo-"áZ"uyos y ot-ras--ínfinitas, que en medio

á;-l;; p"""ipi"i"" áonducían las-aguas desde los

o,-a" proi"*d-os valles parl rggat las altas cimas y

"áliru'á* "umpiñas; la-curiosidad con que se miran

rellenadas las quiebras de los cerros para aumen-

;;;;-¿;;"t" "rrti.rubl"; la utilísima costumbre (la

--l-¿k,*os quieren que los indios, con sólo la diligen-

"iu ¿1 hái"u,

"i "ir¿ar.r, óonseguian. su .conservación' Esta

i"?"""".i. ."tia oportuía y iuJta, si únicamente en la Sie-

rra v temperamentos fríos encontrásemos estas momras' y

".-"".tiiiá5""1G;; de ellas las huacas de los valles v tem-

oeramentos cálidos.*'-;^.L;; ü;iá de b Encictopedia, ea-el artículo "Amé-

"i"""1 tlr-s*-h.b"" uo el Perú tal vereda' -No hay otro

;"ot; á;""."";;á"to" "itto que hagan -u1 viai.e'.v-verán

iós restos suntuosos que noi han quedado' Quisiéramoso""

""o" ru¿sofos que'se glorian de téner por patria a tod-o

;ñ;ññ r"étü-t"t iult""t v ene'ry-'igbs de la verdad'á;;;¡á"á.;; áé-las p"eocupacionés nacionales cuando lean

a Garcilaso, a quien levantan mil testimonios'

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Page 34: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

misma que observan los inüos de estos tiempos)de unirse hermanablemente para los trabajos rura-les de sementeras y mieses, son unas pruebas in-contestables de la pericia de esta nación en la hi-dráulica y agricultura. Es evidente que en estaparte no sólo no han adelantado los españoles, sinoantes han dejado perder muchos conductos que ha-cen una falta conocida.

Como los peruleros acostumbraban soterrarsecon todos sus ajuares, sus sepulcros son un ricodepósito de su pintura, manufacturas, instrumen-tós mecánicos de guerra, pesca, etc. Además de todoesto, los indios modernos conservan aun la indus-tria de sus mayores, en los tejidos de llicllas, ana-cos y chuces, en la fundición de topos, en la fábri-ca de huaqueros, etc.l.

De su antigua escritura se encuentran algu-nas señales entre los pastoreos, que usan de qui-pos 2, para dar cuenta del número, aumento o dis-

1 Se sabo que lliclla es una manta de vara en cua-tro muy fina y adornada con muchas labores, la que sirvede rebozo o mantilla a las indias. Los anacos son másgrandes y se emplean en sus hábitos tala¡es. Chuces, es-pecies de alfombras, Topos, agujas de oro, plata u otro me-tal equivalente, con cabezas anchas, solidas circulares ocuadradas en que están esculpidas varias efigies. Su des-tino es atracar por el pecho las llicllas y adornarlo. Hua-queros, cantarillos que, puestos con agua al fuego, el va-por que sale por su boca, figura el silbido.

2 Las Gartas peruvianas, de madame Grafigny, die-ron motivo a un señor italiano de la Acaclemia de laCrusca y a una Duquesa de la misma nación para escri-bir un grueso volumen en cuarto, intitulado, Apología deIos quipos. Después de ponerse en él lo que trae Garcilaso,describe el autor con tanta confianza Ia gramática, el Dic-cionario de los quipos, y, en fin, cuanto es relativo a laquipografía, que, desde luego, creeríamos había sido al-gún Quipo-Camayu de los Incas, si por desgracia no fue-ran erradas todas sus conjeturas.

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HiH'üilili'?"t'hiitil{::f;::#{',"#ümiento de la otra o

*l*rp;t**1*;*xr*+m."**instrumentos de -aire-e inmensa variedad' de ale-

iil"J l';"y*.: P1""éJH"fmt;; l**Yf:de sus antePasadosalgunos idilios y oául-v muclúsimas-elegías que

se aumentat v '""liJiaí continuamente' así por

los Arabicu"' "o-J*iá;'i";;;p'ñtles' eácantados

con la suavidad, t""iittl l'it"¡it"" rnelancolía'

;; ;;" ;i alma'de estas comPosiciones'- Las ciencias q"á- *t' *tyo", esmero cultiva-

ron los Incas, foe*o" Ia -astronomi"^y -l? medicina'

AlEunas columnitas ;"tq"t'u"t,:1i"1,ur los equi-

ililto1"v"ü--"áltti"io"j tot irombres -impuestos

a

ios planetas; sus ^lt-JJ"opu"io""" ac€rca de Ios

l"itJ"*", "r"J' ou'"* J"iá;;;-;']"- h1"9" del cielo pa-

,, p.""á.r", "o" ""á[i"iJ"-Iárf*J""#"5n:u"]tiemPo, estos son r

calcular "r," ptog"á"o" en la pri-mera' Los conocl-

mientos que teruan en la segundS' :" ven encerra-

á""1'.," rI" -prácticas populaies d: l:-:^

serranos' v

magisterio de los ó""--itá" 2' sucesores de los an-

tiguos Amautas'

*-l-nr.Ui"us' Nombre de los poetas^fi:l""ott de aquí

,,u"iá"i-v;"-,i*9]Lfu1?ilxrn"':ru:.,:Y-fi,lii{}i"*tüj "":"f;:h""'

J'uil'ñáát r""-- cantos. d-e- las otras na-

l*{ü*1t{ii'iif*{i;}fr'i[i'*]"{*"*que'C¡amata, sita en

do de los primeros méáicos de la Grecia' discurren por

69

Page 35: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

P gobierno de los caciques entre aquellospueblos, e_n que son absolutos, su inflexible justi-cia, el 91dgn y economía que observan, son á¡em-plares del de todo el Perú en los siglos de sus

-mo-

narcas 1.

Si a todos estos fundamentos uniésemos elexamen de la lengua quechua, se podrá conjeturare_l grado d_e civilización a que ascéndieron, aun laduración de su imperio. Lás voces son lós simu-lacros del pensamiento y la dulzura y gusto conque se delinean, o-la viveza con que lo refresentan,siguen la raz6n de la edad y cultura dél ingeniohumano,

Con estos materiales pretendemos amenizarla parte histórica del Mercurio, destinada a subirhasta los tiempos heroicos del Perú. Esperamosque todos los amantes de las antiguallas nos au-xilien, y que el hombre cuya curioiidad ansía conigual f]¡erz,_a las prenociones de lo futuro que losrecuerdos de lo pasado, reciba con agrado esia par-te de nuestras tareas.

todo el reino cargados de hierbas, drogas, etc., curandoempiricament€, y 8 veces con feliz suceso,

1 Es digna de leerse una cláuzula del testamento delvaleroso capitán Mancio Sjena de Leguizamo, aquel aqu'gn en el repart-irniento de los despojós del iuzco cupoIa imagen de oro del Sol, y la jugó en

-urra noche. En eila

se encarece eI Gobierno y buena policfa de los l¡rcas. pue-de verse en el padre Calancha, p, g8.

?0

MARIANO EDUARDO DE RIVERO Y

USTARIZ

(Arequipa, 12 de octubre de 1798-París,6 de noviembre de 1857)

Ingeniero de minas. Realizó sus estudios en elp"r,a, ñglut"rra, Francia y Alemania' En 1822 for-Ló íurtá de un'grupo de expertos contratados por

Ll-C-"Ui"t"o de lá Gran Colombia para realizar es-

iirai" -á".iogi"o". po"

-primera.Yez, de,regreso al

il;e;;r- lá25 es nomÉrado Director de Minería'ÁáiÉ"it"tu, Instrucción Pública v Museos' Prefectoáái"""i.i""-:t;i-;; varias oportunidades v Cónsul

General del Perú en Bélgica'- Miembro corresponfuente de varias socieda-

¿"" "iu"tifi*s de Euiopa y Amé:ica' Socio extran-

;;";;- l;. a"tiduaáa"J a" Copenhague.'. {" I,u

i*"""iuf Áericultira de Francia v del Instituto de

Á]ñ"".- a"ío" a" numerosos tratados y ensayo€

;i;;ili";;;'ái"Á,a ,unomb'e j"'ltg. q 'fuan Jacob

iji"g"'áá'r""t"at, "on .ot Antigüedades Perua-

"*, h -priá""

mánual de arqueolbgía andina'

7t

Page 36: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

Obras principales

1827-28 (con Nicolás Fernández de piérola) Me-' rnorial de Ciencias Naturales v du Í.rá,r*tria Nacional y Extranjera.

1834 Los monu¡nentos de los antiguos perua-nos.

1847 §sposición histórico-€stadístiea sobre eIdepartamento de Junín

1851 (con Juan DieCo^ de Tschtdi) Antieüeda-des peruanas. _2 vols. Viena, I*;;"t,Imperial de la Corte v del Estádo.

-

1857 Colecciones ie Memorias Científicas,furícolas e Industriales, publicad* *idistintas é_rocas. 2 voli. -Bruselas,-

IÁ-prenta de H. Goemaere, Calle de la'Mon-taia, 52.

ANTIGÜEDADES PERUAT.IAS *

Año de 1829

La historia de las naciones americanas queoflgce tanto interés a la literatura mtá;;;; &át-odavía, envuelta en r¡n caos que

"oIr aifi""ii"i p"ál

den aclarar .algunos {a!o9 !mno"tñ;;; para'de-crrnos con algu:ra probabilidad quienes'fuleron losprimeros pobladores de este g"urráe hemisterio. pár

* Memorias Cientificag Agricotas e Industriales, Vol. I,pp. 772-L7G. Bruselas, 1g52.

72

las ideas que nos han trasmitido los historiadoressobre Quetzalcoatl, Bochica y Manco-Capac, hom-bres sagrados y misteriosos, sabemos que fueron losprimeros que aparecieron en diferentes partes a darleyes e introducir las costumbres que encontraronlos conquistadores. Estos personajes se nos repre-sentan con vestiduras sacerdotales, adornados devirtudes y talentos. El primero vino de Panuco, ri-bera del golfo de México, y fue legislador de losAztecas. Bochica, personaje blanco y barbudo, apa-reció en las cordilleras de Bogotá, de los llanos deCasanare, como legislador de los Muscas. Manco-Capac, célebre por sus leyes y por el imperio queformó, es el escogido para reunir en sociedad alos ügnos Peruanos.

La historia de estos ilustres seres se pierde enla oscuridad, y tan solo sus nombres, veneradospor sus vasallos, merecieron conservarse en el ar-chivo de sus quipos, como hombres justos y sabiosa quienes debían ta¡rtos beneficios. funoramos enqué época, con qué señales y cuál era la nación dedonde vinieron estas personas extraordinarias, yla imaginación sale fuera de sus límites cuando sequiere indagar eI modo como se pobló este conti-nente, Las teorías formadas sobre el particular porpersonas sagaces, no descubren otro deseo que elde llevar adelante las falsas tradiciones de los pri-meros conquistadores, pues estos con ideas muymezquinas, y ebrios con el oro que encontraronolvidaron las investigaciones sobre un punto taninteresante, y no vieron en sus monumentos, quepodían revelarnos algunas verdades, sino tesorosesconüdos que buscaron para saciar su codicia, sinacordarse de que eran más preciosos y más inte-resantes que las grandezas que contenían. ilnfeliznación la que hace consistir en los destrozos sugrandeza y poderío!

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Page 37: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

Si creemos a los historiadores modernos quehan descrito en novelas, himnos e historias, lasgrandezas, señorías y leyes del pueblo peruano, ysi examinamos con alguna detención los restos desus monumentos, nos persuadiremos con facilidadde que el imperio de los I¡rcas contenía muchosmillones, y que su civilización, bastante avanzadaen comparación de los demás reinos, era debida aun sistema de gobierno consolidado y respetadopor las leyes que regían. Los monumentos de Tia-huanaco, del Cuzco, sus grandes calzadas y acue-ductos, sus artes y sus leyes benéficas, hacen pen-sar, con algún fundamento, en la existencia de unreino anterior a los datos de los cronologistas. Mastodos los escritores han consagrado sus plumas apintarnos con colores exagerados su grandeza ymagnanimidad; no habiendo querido ninguno to-marse el trabajo de describir el grado de civiliza-ción a que habian llegado por las artes y las cien-cias, objeto de grande interés para los conocimien-tos humanos. Si juzgamos por las reliquias quevemos, y por lo que encontramos en sus huacas,no eran tan bárbaros y tan ignorantes en lo quees la arquitectura, fundición de metales y soldadu-ra, alfarería, talla de piedras, construcción de ca-minos, acueductos y labor de los campos. Vese unaprueba de esto en los suntuosos edificios, obelis-cos, puentes, estatuas etc., cuyos restos son admi-rados por las pesadas masas que sin máquinas al-zaban a puntos elevados. Los instrumentos de co-bre y de piedra de que hacían uso, sus tintes per-manentes 1, sus vasos de barro, y en fin las herra-mientas como hachas, tenazas, cinceles de cobre

1 Hay en el Museo de Madrid una túnica, sacada delpalacio de Pachacama, que por lo fino de su tejido y Iobien que se conservan sus colores merece la atención delpúblico.

74

.,P

(,'(N

Page 38: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

y piedra etc., prueban hasta la evidencia los cono-cimientos que poseían en este ramo, y qu9 nos li-sonierían sl loi tuviéramos hoy día, sobre todoel modo de soldar que en algunas figuras de oroy plata es tan permanente que primero se rompeel todo que despegarse.

Observamos también en las muchas figurasque poseemos tanto de oro como de plata,- cobre,pieara y barro, la semejanza que tienen ellas conias de los egipcios, de los que han querido algu-nos calcular desciende el pueblo peruano.

Las figuras que copiamos aquí y a que hemosagregado dos adornos de oro-fino para el brazo,tráttamos en los sepulcros del Cuzco, y una Llamitade plata, de una sola pieza, son pruebas convin-

"eni.s de lo conocida que estaba el arte de labrar

los metales. Las dos primeras son de oro, hechassegún parece a martillo, huecas y- sin soldaduraviJible,-y representan una mujer desnuda,-con elcabello trenrádo en pequeñas simbas; vista de llenoy de perfil tiene de largo dos pulgadas siete líneasy de ancho siete líneas y pesa un castellano y cincotomines y medio.

Las figuras 3* y 4? son de plata maciza fun-dida; representan dos indios desnudos con sus*onte"us en la cabeza, las manos sobre el pecho,mascando el acu;llico r; tienen de largo dos pulga-das y siete lineas, y de ancho siete líneas y pesa

cada una dos onzas. Se encontraron estas y las deoro en una huaca de lJlucmayo, departamento deJuníu.

1 Acullico llaman a Ia cantidad de coca que mantie-nen en un carrillo para chuparla poco a poco' En eI Cerrodan el mismo nombre los mineros a las horas de descan'so de los. operarios gue trabajan en el interior de las mi-nas y en las haciendas.

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Page 39: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

- - Eqtu" figuras se nos dice representaban a losindios llamados opas, gente fea f estúpid"

" quie"

se consultaba como a oráculos; pero, -según nu;tro mo4o de pensar, creemos más bíen iean imá-

genes de los semi-dioses que se adoraban y ofre_cían en las grandes fiestas al principal que- era elsol.

La 5r es la llamita de plata sólida fundida, delpeso como de dos onzas.La 6e es también de oro: representa un indio

sentado-, con una toca que le cübre las espaldas,y una fala e:r la cabeza; mide de ldrgo cinóo p;iJgadas ocho líneas, de ancho tres puliadu"

"ái"-li!9as y pesa como una onza: pertenece al señor D.Pío Tristán y se encoatró en

-una huaca del Curco.

_ La figura- 7? representa una mujer sentada conlas manos sobre las rodillas: tiene una toca sobrela cabeza y unos pendigntes_pegados más aúajá-áelas orejas, le sale un tubo del espinazo, que le vienehasta el pescuezo, con el cual eslá pegado otro másco_rto que se comunica y sobresali por donde seecha el agua. Esta figura es toda de- barro negroy se asemeja muchísimo a las estatuas egipciasl- Las figuras g+ y g? sor¡ unos escudós-de orode unas cuatro pulgadas de diámetro, y de más deuna onza de peso. Llevan unos agujeros en su cen-tro para afianzarlos.

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VIZCONDE EUGT.T.IE DE SARTIGE§I

(París, 1812? - 18 ?)

Eugene de Sartiges, por otro nombre E. S. deLAVANDAIS, Secretario de la Embajada de Fran-cia en Río de Janeiro, llegó al Perú, en la Corbeta"La Favorita", en 1839. Después de una perma-irencia de aproximadamente un año, y tras reco-rrer diferentes puntos del iaterior, incluyend.o elAlto Perú y La Paz, partió del Callao con destinoa Río de Janeiro, en febrero de 1835.

De su vida y su obra es realmente poco lo quese conoce y fuera de algunas noticias incidentalesque sobre su personalidad trazara Flora Tristánen sus célebres Peregrinacirones de una Paria (Pa-rís, 1833-34), se sabe que el Vizconde viajaba porcuriosidad y que había estado con anterioridad enItalia y los Pirineos.

Su obra que lleva el título de Voyage dans lesRépubliques de l'Amérique du Sud y que aparecebajo eI seudónimo de E. S. de Lavandais, se pu-blicó fragmentariamente en los tomos IX y X dela Revue dqs Deux Mondes (entregas del 15 deenero, lq de marzo y junio de 1851),17 años des-pués de finalizado su viaje.

Page 40: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

Obras prirrcipales

7947 Viaje a las Repúblieas de América del Sur(1834). En: Dos Viajeros Fra¡rceses en elPerú Rep,ublicano. Colección de Viajeros enel Perú. Lima, Ed. Cultura Antártica S. A.5-180, pp. (Traducción de Emilia Romero;Prólogo y notas de Raúl Porras Barrene-chea).

LAS RUINAS DE CIIOQUEQUIRAO *

, Apenas llegamos a las ruinas no perdimos eltiempo y empleamos algunas horas en visitarlas.A cada paso encontrábamos vestigios de civiliza-ción, casas bien construídas, muros de siliar depiedra. Si se sigue la línea principal de casas, quedesciende en gradería sobre los flancos de la mon-taña, se llega a una vasta plaza que tiene a un ladoun palacio y al otro un pórtico o más bien un mu'ro triunfal. Los indios derribaron los árboles quecrecían en una de las alas del palacio, hicieron untecho de bambú y de cañas y allí establecimosnuestro campamento para los ocho días que inten-tábamos pasar en Choquequirao 1.

* Las Ruinas de Choquequirao. Viaje a las Repúbücas deAmérica del Sur. E. de Sartiges, (8. S' de Lavandais),1834, En: De Sartiges-Botmiüao. Dos Viaieros france-ses en el Perú Republicano. Traducción de Emilia Ro'mero; Prólogo y notas de Raúl Porras Barrenechea.Lima, Editorial Cultura Antártica, S. A. 1947; pp. 100-to4.1 Choquequirao se halla en la margen derecha del

río Apurímac, en una quebrada que desemboca en esterío al Noreste del pueblo de Cachora, anexo de Curahuasi.La existencia de rrrinas de una antigua ciudad incaica era

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En mis proyectos para hacer excavaciones ylevantar planos, no había contado con una de lasconsecuencias forzosas del abandono del terrenodurante siglos: la vegetación que invade todo. Nosólo las calles, sino las casas y las mismas pare'des de las casas estaban cubiertas de plantas tre'padoras. Imposible dibujar el conjunto de la ciu-dad. El terreno en todas partes estaba sostenidopor terrazas que se extendían unas sobre otras yiervían de terraplén para las casas. Las calles eranestrechas, sobre todo aquellas que atravesaban laciudad en dirección de Ia pendiente de la montañaque formaba un arco profundo-al nqrtg. Detrás delá ciudad se elevaban rocas dentelladas cortadasa pico y cubiertas de nieve. Al este y- al oeste, dosesiribaóiones de Ia montaña se extendían como dosbrazos para ocultar y proteger esas ruinas. Al sury a gran profundidad, corría 9I Apurímac. IJn mon-ii"oiá de forma circular se destacaba de la ciudady avanzaba como un promontorig 9or encima delÁpurímac. La cima de ese montículo, llano y re-dóndeado, estaba sostenida por un muro de alba-ñilería. Sin duda que ese era uno de los lugaresdestinados a los sacrificios y a la oración, que en

conocida por los habitantes de esa rygión del Apur!gt-1g,

"á*o-áá"it" de las descripciones hechas en el siglo XVIII

;;; CÑ¿ Bueno v Pablo José Oricain. De Sartiges mismg,

;;;"á- ñ" recibié informaciones del cura anticuario de

Curahuasi y de los hacendados de la región' Pero, en rea-úá;J. ü p'tirou"u inspección hecha con criterio científico,Ls

-fá ¿" áste viajero- francés al que seguirian más tarde

Á;n*"d. Samanez Ocampo, Bingham y Uhle' Véase sobreLltár *í"á" el informe de don Carlos A' Romero al Insti-i"io ffi"ta"i.o, publicado en la Revista Histórica de Limaá"-fSOé, bmo-fv, págs. 8? a 103. La opinión populgrsostiene que fue en lós-palacios y en las f-ortificaciones deeste lugai, donde se refugió Manco Inca después del sitiodel Cuzio, Es la leyenda que recoge de Sartiges'

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Page 41: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

el pais se conocen con el nombre de adoratorios delsol. La base de aquel montículo remataba uno delos lados de la gran plaza de Choquequirao. Enfrente se hallaba el palacio; a la derecha y a laizquierda habia un precipicio. El pie del montículoestaba formado en toda su extensión (dieciochometros, treinta y dos centímetros), por el murot-riunfal que bordeaba la gran plaza. Este muro,de arquitectura irregular, no tenía como aberturas,ino una puerta a la izquierda, delante de las gra-das que conducían a la plataforma del adoratorio.El cgnjunto del monumento, cuya construcción ydetalles eran muy esmerados, era de un orden ar-quitectónico de lo más extraño. Pertenecían em-pero a la época más moderna de la civilizaeiónperuana. La puerta abierta en el muro triunfal erade estilo egipcio.

Hicimos despejar la plaza y los edificios colin-dantes. Las diferentes construcciones al norte y aloeste de la plaza forman parte del mismo edificioy están reunidas por meüo de puertas de comuni-cación. Se encuentra aquí, como en todas las an-t-iguas ciudades del Perú, las casas dobles apoya-das sobre el mismo muro de separación y que nose comunican entre sí más que por las puertas ex-teriores que dan sobre el corredor que se extiendehasta el fondo del eüficio. El primero y único pisoque existe sobre esas casas está perfectamente mar-cado. Las vigas que forman el piso están sujetasen las paredes y sin los árboles que han crecidoen medio de las habitaciones, sin duda subsistiríanaún los restos del techo. El techo es inclinado yestá apoyado sobre la pared meüanera que separacada doble casa. Los departamentos están enladri-llados con grandes lad¡illos de tierra cocida cu-bierta por un barniz negro fino y brillante. En ca-da departamento, hay muchos de aquellos nichos

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que había visto por primera v-ez e9 las casas deta isla del Titicaóa. Se .ren sobre las paredes deesos nichos, huecos a distancias regulares,que nopueden haber servido sino para sostener distintasseries de tablas. No queda resto alguno de escaleraáue permita suponer-que se llegaba al primer pisopor el interior de los aposentos.

El edificio principal, que hace frenJe al murotriunfal-de Chóqueqúirao-está formado por doscasas compuestal caáa una por t-res largos depar-ia*entos, ?e los cuales uno, e-! del medio, -parecefru¡"" .uáido de antecámara. Se entra por dos co-

"""4o"á. que siguen hasta el foudo del-edificio,-el

;;;i; á""e"há y el otro a la izquierda' A la de-

recha del cuerpo principal de la casa, hacia el cen-tro de la gran plaia, se eleva u! gran edificio cu-yos

tabiques lnterióres se han desplomado y al cual se

entrá por tres puertas. Un 1rcco más lejo-s se en-

"ourrtá un reselvorio y un baño con grandes losas

de piedra, paralelas al cuerpo principal. A 1o largoá" io"

"oí"édo""" se extiende una gran sala, en la

que nuda indica cual fuera su primer empleo.En materia de habitaciones particulares, el

palacio de Choquequirao es lo que he visto de más"completo entre

-los-antiguos !.oonumentos del Perú'

Nos'inicia en parte enla vida íntima de los anti-suos habitantei del país y si no nos da idea de un[ran confort en la vida material, -por lo menos prue-Éu qrr" su manera de vivir estaba en relación con

ro ",rttr"", es decir que había''-pasado y-a el .esta-

áá ¿ lucLa contra ias oece"idades de la vidl vá""í""""Uan eI bienestar. Las piezas enladrilladas,iu. urrtu"á*aras y los baños, pertenecen a una ci'vilización que puede ser aún ioy"'-', pero que mar-cha visibleirente hacia la virilidad.

Mientras que me ocupaba en dibujar las vie-jas easas de Choquequirao y en medir sus puertas

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Page 42: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

y ventanas, mis co-asociados excavabaa en la tie-rra por donde quiera que creían reconocer huellasde_ algún entiero. Pero no había allí esas grandesy hermosas chutrpas como en Atun-Colla o én Mai-cohamai. Los muertos estaban sepultados en hue-cos abiertos en las roeas y nada ie enterraba conellos, ni vasos, ni topos. Mis compañeros cavarona través de una de las falsas puertas de la granmuralla triunfal que -parecía sonar en hueco -bajolos golpes de la azada. Detrás se hallaba la roó,viva. Se sondeó en más de diez sitios y siempreinútilmente. Nada queda, pues, hoy pará decirnosquié-nes fueron tos habitántes

-de ástá

"i"áuJ 1""podía contener quince mil almas. ¡Nada para en-señarnos como fue su vida y su muerté! Comoúnica huella de su existencia, osamentas sin mor-tajas ni vasos funerarios y un nombre apenas con-servado por la tradición. En realidad, ei una his-toria melancólica la de las antiguas poblaciones delPerú. Apenas han transcurridó tréscientos añosdesde- la conqu_ist4 y las ciudades más magnificashan desaparecido dejando como pruebas de Ju exis-tencia sólo vastas ruinas sin nombre.

La historia nos dice que, después del sitio delCtzco, el I¡rca Manco, temiendo lá cólera del mar-qués Francisco Pizarro que acudía de Lima paravengar la muerte de su hermano don Juan pizáruo,muerto de una pedrada en la fortaleza del Rodaidero, ss retiró a las montañas inaccesibles de laorilla derecha del Apurímac. Su familia, su corte,las gentes comprometidas y sus más devotos ser-vidores le siguieron en su destierro. Sólo los sitiosmás esc-arpados les parecieron apropiados para li-brarse de la persecución de los españoles. Córtaronlos senderos que podían conducii a su retiro, co-locaron cuerpos de guardia eu todas las crestas delas rocas y comenzaron a edificar ciudades. Los

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españoles trataron en varro de acorralarlos en esteúltimo asilo. Vilcabamba, Chuquicancha, Choque-quirao, reconocieron de este modor- durante largosáños todavía, la autoridad de los descendientes delos Incas escapados a la matanza ordenada por, elInca Atahualpa y a los asesinatos legales de losespañoles. En fin, eI virrey don Andrés Hurtadode Mendoza, Marqués de Cañete, llegó de-Espaiacon instruc"iot.us iara obligar a los indios de gradoo por fuerza a salir de sus rocas. Sayri Túpac' unode los descendientes del Inca Huáscar, gobernabatristemente su pequeño reino de rocas y de pleci-picios. Et marqués envió una diputación a Sayritúpa" para proponerle que dejara su retiro y con-siitierá en recibir el bautismo, una pensión anualde 18,000 casteülanos de oro y- el marquesado deOropesa, en el valle de Yucay. Los enviados toma-ron la dirección de Santa Ana y no puüeron con-tinuar su ruta porque encontraron cortados loscaminos. Regresáron al Cuzco y -pasaron el -Apu-rímac. Llegaion frente a una ciudad én donde re-sidía el Inéa. La historia dice que es Vilcabamba,pero como según el relato de los enviados, l-a ci-u;

áad indígena Ie elevaba sobre la orilla derecha delApurímai, frente a Curaguasi, es más probable que

eü ciudaá fuera Choquequirao. Avanzando hastaia orilla izquierda del- Apurímac, los comisionadosdál 't ir*"y Éi"ieror, señales que fueron distinguidaspor los indios' Estos últimos se acercaron y se en-iJló r.rt u discusión. Los enviados expusieron elobjeto de su misión y trasmitieron las proposicio-nes formuladas por el virrey, según las órdenes de

la Corte de Espáña. EI Consejo del Inca se reunióy declaró por voto unánime-que entregar aI Prín-áip" "r

rt árros de los españoles era entregarlo a lam-uerte. Los enviados retornaron al Cuzco con unanegativa formal del Inca. El virrey no se desani-

83

Page 43: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

mó. Escogió_ g*u nueva diputación compuesta enpu*e p--g* nobles peruanos, partidarios o ámigos dela familia de los Incas. Estoi penetraron hasía Vil-cabamba o Choquequirao, obtuvieron de Sairi Tú-pac que renunciara a su volunüario destierro y fue-ra ala ciudad sagrada del Sol. El deseraciado-prín-cipe pereció más tarde a manos de un soldado es-pañol, quien jugando con él a los bolos, le lanzóen un momento de ira la bola a la cabeza._ Es_Brobable que en la época de la partida deSayri Túpac fueran abandoñadas esas ciudades-fortalezas situadas entre las montañas de la orilladerecha- del Apurímag. Al decir adiós para siemprea su triste morada, los habitantes siguieron a-supríncipe llevando todo cuanto teníañ de objetospreciosos. Asi se explica la ausencia completá deadornos y de utensilios antiguos en las ruinas deChoquequirao. Al cabo de algunos días, todos es-tábamos desilusionados, mis co-asociados al no en-contrar oro y yo_ al no poder llevar más que algu-nos fragmentos de vasos y dos o tres topos de óo-bre. Nuevas excavaciones hubieran qrizl sido másfelices, pero los víveres comenzaron a escasear y fueprecis_o pensar en la partida. Después de algunosdías_ de marcha, más penosos aún- que los dá ida,estábamos de regreso en Yanama. Al día siguiente,s_in tardar más, me despedí de mis compaleros dedescubrimiento a quienes deseé mejor éxito en unasegunda visita a Choquequirao y tomando el cami-no de los nevados de Yanama y del valle de Huad-quiqq atravesé de nuevo y sin accidente, la grancordillera de Soray y del Salcantay. El 22 de juliome encontré gozoso en Mollepata, en el camino ha-cia Lima 2.

2 Mollepata se halla en el camino de Lima al Cuzco,a cuatro leguas de Limatambo y a diecisiete leguas delCuzco, según Stiglich.

84

WILLIAM BOLLAERT

Marino inglés. Visitó el Perú hacia 1825, rea-

[zanáo excavac-iones y exploraciones principalmenteen- la costa extremo

-sur- En 1854 retornó por se-

n""áu vez ala América, raücándose por-varios me-

;"r-;; Tacna y Arica. En esta oportunidad y apro-

"*frun¿o h ctnstrucción del ferrocarri] a Tacna y

"rá-pt"t" ?el Morro, realizl investigaciones en los

[*"-JL"i"" inügenas que por entonces estaban

siendo destruidos.""*-;";;" reproduce con gran fidelidad y dat-o:

-r., Ñto"iosoJ los morru*intos arqueológicos del

ir"á, -á"t""iU"

Ios entierros y -da las primeras noti-;i."'d" pinturas rupestres en las cuevas del Morro'É1*iiüi"I q"u

-uáq"iii¿ gran popularidad en Únglate-

*",-ti*iá asimismo pára pópütutizar la existencia

;Ü'h;;;;; v-*á*i"" ámericanas en Tacna v Arica'ó";ir, Ñt, q"á los compatriotas. del autor' capi-

tu".. áu U"qo"i, "o*"rciantes,

turistas, etc'' hay-an

ili-.dá-*á"- i"íd" tut vivo interés.por buscar las

á"tigt"aua"s indígenas de estos sitios'

85

Page 44: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

Obra principal

1860 Antiquarian, ethnological and other nesear-ches in New Granada, Equador, peru andChile, with obse-rvatioís "i tt e-ire.i"caria{incarial, and other mo¡ruments irf p"*"filnations. London, Trübuer and Co.

AruCA, TUMBAS Y CUEVA§ DEL MORRO *

^--,,_ _{"urr,u", quien visitó la costa en LZ12, nos des_cnpe ras fiuacas o tumbas antiguas de Ilo a Arica.Los,cuerp_os, üce,

""ta, e-nteio"l"""tido" va menudo se los encuentra "o" "uriiá, d; ;;; ;plata.

-Las tumbas "arrad." en l; ';;;; a la hon_dura de un hombre v ""r""au" ;;;dr" de cam_

ll:":I-,:lps,con teiido, d;-;;;:; iü cu"te" h,yuna especre de ceniza_ ^o^

arena, así las he visto eími pI¡¡s¡s visita en fgeS. U;'fá54;l"r otra vezsuando se estaba go-n¡truyend; ;i fárocarril aI:",T:_l q,:.qarre $el Ug""o=""tuU" ái"r.ruao pu_ra llenar de tiema la orilla. En esta operación- sedescubrió un cementerio antisuol

_Las tumbas est¡án ""*, ?e. i. superficie ali-neadas en un cercado de pied"as tirrr.T"" cuerpos:*i!?" sentados, comptitame"t"- áir"*d;; f;;emoalsamados), y envueltos en mantas de lana oargo(ron.

. La temperatura era en extremo calurosa yrr¡ientras examinábamos estas tumbas, me enfermé

* Antiquq4ln, ethnologicat and other researchs ... Lon.don, 1860. pp. 151-152.

86

de fiebre y terciana, muy común aquí y de muymala calidad; no pude continuar mis pesquisas conel cuidado y atención que 1o bacía antes.

Hice una colección de estas tumbas, los ob-ietos están ahora en el British Museum. Estos con-

"irt"o en vestidos de lana o algodón de varios co-

iorLs, vasijas ordinarias de arcilla, pipa§ de caña,

^tnoío" otros artículos y un objeto color de oro

."ilitr*.purente el cual- se ha determinado ser el

ái" á" t.'iiUia. Estos objetos no estaban introdu-

"iJ." á""tio d" lu cabezá de la momia pero depo-

"itr¿or dentro de Ia tumba como algo bonito' raro

o como una cosa sagrada.- ---ñi";;; encontré en otras partes dll Perú pla-

tos delgados de oro y plata pintados de diferentescolores.---t-f'p""¿o

hacer aquí -una- advertencia como Ri-

vero y Tsóhudi, que en las bocas de algunas mo-

mias -se

eneuentrá una rodaja de oro, plata o co-

bre.M. Fariss que finabcoente re-gr-esó deI Perú con

,rn* "olá

-"áiá"áion de antigüedádes, -me informó

;;; "; Á;;"ipa él había visto estos discos de oro

}'o^;;";;üio*utu, pintados, puestos en Ia boca'

;;;dñ """tánut de'lá uariz' En Huamachuco en-

;;;tré isas pieras redondas de metal perdidas en

ias tumbas.^* "Sü;ñon dice: cada pequeña pieza de oroque se ha introducido en esos cuerpos' se encuen-

tra generalmente en sus bocas'---- 'Ci¡¡" observa -que los alrededores de Arica

".tán"iiilot l" -1t"""-.s' Un amigo le- escribió -que

Ii"il;ñ-úi. d" un monte, ceica de Tacna' hav

;; ;,i;;É"io'"i"io áá it dio" i, donde notó grandes

1 §e refiere al cerro de La CriPta'

87

Page 45: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

caracteres trazados en la arena. Se pueden leer siuno se coloca a una distancia de 15 a 20''millas.. Algunos pueden tener mil o mil doscientos

pies. Estos son viejos recuerdos inüos, escrituragigante,"s¿ y probablemente parecida a la de los"pintados de Tarapacá',.

88 89

JOSE TORIBIO POLO(Ica, 1841 - Lima, 1919)

Pedagogo e historiad'or. Cursó sus estudios en

Ica, Nasci ¡i l,i*u. Profesor de Ia Escuela NormalCeátra1 de iima y de diversos colegios de Ia Re-oública. Participó como voluntario en el combateiru"ul del Callaó (1866) v en la batalla de Mira-flores, durante Ia guerra con Chile (1881)' Poste-,i"r*L"t" emigró á Panamá donde residió algu-,ros ,no.. fn iSA¿ ocupó el cargo de Sub-Directorá"-ru giUlioteca Nacioá* a" Lima. Fue miembrot"rá.a", del Instituto Histórico del Perú v de-IaS"ái"á.¿ Geográfica de Lima. Director de la Re-

"i"t" AmBricána, quinceuario limeño . ilustrado'ao"á" publieó varios artículos de índole arqueo-l¿gi"á; lrincipalmente sobre Chavín, y que postg-

,iár*á"t" Ios reuniría en su monografía de 1900'Su obra es variada y dispersa, sin embargo

ha siáo en el aspecto histórico y documental dondeh; I;;;;d. iusdo renombre. Su contribución a laÁ"q"Jologí"-P""rrurru, pese a ser-débil y llena de

g"áa"" áefectos de interpretación y análisis, noáebe desestimarse total¡nente.

Page 46: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

Obras principales

1863 4p*t.q solre lYujillo y sus Obispos. En:Odriozola. Docr¡¡nentos Literarios áel peruTomo X.

1877 Las momias de los Incas. En: Odriozola.Documentos Literarios del Perú. Tomo X,pp. 371-378.

1"891 Memorias de los Virreyes del Penñ Marquésde Mancera y C,onde de Salvatierra" publi-c-adas por . . . Lima, Imp. del Estado. XXI,664 pp.

1891" C}ítica del Dieionario Histórico-Birográficodel Perú del señor General Menüburu. Li-ma, Imp. y Lib. de "El Comercio',. 83 pp.

1900 La Piedra de Chavín. Lima, Lnp. y Lib.-áeSan Pedro. 66 pp. * 2 láms.

1907 Luis Gerónimo de Oré. "Revista Histórica".Organo del Instituto Histórico del Perú. T.II, pp. 74-gl. Lima.

1907 BIas Valera. "Revista Histórica". Organo delInstituto Histórico del Perú. T. tr, pp. 544-552. Lima.

1908 Un teologo céIebre. "Revista Histórica".Organo del Instituto Histórico del Perú. T.III, pp. 6-28. Lima.

1913 Apuntes sobre las epidemias en el Perú."Revista Histórica". Organo del I¡rstitutoHistórico del Peru. T. V, pp. 5G,109. Lima.

1917-35 Bibliografía GeognÁfica del Penú (SigloXVI). Sociedad Geográfica de Lima. Lima.63 pp.

90 91

MOMIAS DE LOS INCAS *

Existía en el Cuzeo, metrópoli del Imperio In-cásico, un magnífico eüficio de piedra llamado Co'ricancLa, que éra, no solo una soberbia basílica eri-siaa d Éaáre-Sol,

-símbolo de Pachaccarn'ac-, si-

ño el panteón monumental de los monarcas perua-

"ár- 1üí, ut dos hileras paralelas, y frente a fren-

ll.-vestidás de gala y con sus insignias, estaban co-

lolados los incás, áesde Manco I hasta HuaynaCupá", y las Coyas, desde Mama-Ocllo-Huaco hastañái."á-ó"titt ""t

tádo" estas y aquellos en altas si-llas de oro; como esperando que los Reyes sus

hijos fue"aí a hacerle iompañía; y- co-mo intentan-áo

-á""*"t tir a los que entonces fingían divina su

¿Ji""". .t, lo" oo" después, en nombre de la crítica,quisieran com6atir la realidad de su vida y su su-

cesión dinástica.-----p""" luego que se supo en el Cu-zco, en 1533,

la invasión espa¡óh, y el cortejo de crímenes y san-

Ere oue forman la conquista, esas momlas venera-

Bi".iá ttr.ladaron en secreto, para qu9 no las pro'I;;;-; ias Catacumbas (chinccan-a.) que había

en la cíudad 1, y se escondieron también muy va-liosos tesoros, que podían servir- de pábulos a larapacidad de esé puñado de audaces awentureros'3Ü;;;;¿

""í hacer-desaparecer el cebo del oro, que

trajo át Perú una dominación secular, que cesase

--*iT"rr,rel de ODRIOZOLA' Documentos Liüerarios del

Peni. T. X., PP. 371-3?8.- ---r --"ñátáá esta fortaleza hasta el Convento de Santo

Do*i"eo, qoá-hay más de diez cuadras, donde era el tem-

;üT;i-;i-;"iá"t"u"u¿" por. debajo ttg t*T lo que lla-man la chingana; que es ld mismo que decir, donde se pier-á;;-;-* Ñ;;d;t^' o laberinto"' (Calancha, Cnónica: t' I'pág. 500; I. II. CaP. 37).

Page 47: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

de venir de Europa una multitud de menügos ava-ros, sin escrúpulo y sia clemencia, y que lós otrosse volviesen a su tierra, contentos ya de su botín.

Mas inútil empeño: las débiles müjeres y lasclases bajas y oprimidas conspiraban contra su fa-milia y

-su Patriq, y se aliaron al español: el Impe-rio había perdido en fuerza y unidad lo que ád-quiriera en extensión: los últimos Reyes olvidaronla moral y la política al buscar esposas entre sushermanas; eI gobierno iba dejando de ser pater-nal. . . la ambición dividió, y la espada destruyóy asoló... EI destino había escrito con caracteresde fuego la ruina del Tahuantinsuyo; entre oleadasde sangre nos traía Pizarro del Oriente una nuevacivilización: el pueblo conquistador debía a su vezser conquistado.

Entonces el Cotopaxi anunció la caída del Im-perio: los presagios siniestros se cumplieron: el solquedó sin efigie, sin altares, ni sacerdocio; y losIncas, sus hijos predilectos, trocaron su sacro y re-gio cementerio por los lóbregos subterráneos delCuzco.

Trascurridos apenas catorce años de la ocul-tación de esos cadáveres; cuando los dos Almagrosdormían ya juntos en la misma sepultura; ál"aGonzalo Pizaruo el pendón de la revuelta, hizo ar-mas contra su rey, y procuró ceñir su frente conla corona. Para allegar tesoros se echó a buscarlos soterrados con esas momias; dio tormento a losindios para arrancarles revelaciones; y encontróapenas en Saquisahuana, con el oro que buscaba,las entrañas de Huiracocha. El las redujo a ceni-zas; pero los indios las depositaron en una urna,enterrándolas sigilosamente.

Doce años más tarde, hacia 155g; el Corregi-dor del Cuzco Licenciado Polo de Ondegardo, tuloun aviso seguro; y merced a él descubrió las mo-

92

mias de tres Incas, las de dos Coyqs,, y las cenizas

de Huiracocha de que acabo de hablar.Los cadáveres-eran de Huiracocha, Yupanqui,

Túpac-Yupanqui, Huaina Ccapa-c, MamS Rutu, mu-ü;áá rr"'i"o"o"É., v Mama-Ócllo, madre de Huai-iru-C".pu". Ondegardo los mostró a los nobles, yá"t* á"tos a Galcilaso; no los destruyó, porque

u"l "i"iu" sus nietos; y los mandó a Lima aI vie-

jo Marqués de Cañete, Virrey a la sazón, que aca-

ir;ü d¿ dar su nombre al hospital de "San An-ár¿.;',- á" uno de cuyos ttDistritos solares", -o 90-;;;ir;; i"t;;io"á", fü"ron años después sepultadosesos restos.

Aunque Ondegardo aparentó querer por este

medio ."t'i"pu" ta ldohtríá de los indios, y -acabar

"á" ."" recluerdos y tradiciones de nacionalidad e

irr¿"p""¿"t cia, no hacía más acaso que ceder a las

sugestiones de la avaricia.- Riquezas increíbles encerraban las tumbas, ysobre tódo las de los lrrcas; y esto lo sabían muyLien los españoles. Pero el Corregidor sufrió chas-

co, y solo encontró seis momias, Y n9 tesoros, es-

crpándo.ele las otras, a pesar de exquisitas diligen-cias 1.----

Antes de seguir, citaremos en confirmación de

tos g*ode" tesoios imperiales, l-o ^que

dicen el Se-

"*átá"io de Pizarro, ferer, y el Contador Zárate

sobre el tesoro de Huaina-CcáPac."En esta ciudad (el Cuzco) tiene muy ricos

edificios; en ella tenía eI Cuzco (Huaina-Ccápac)su tesoro, que eran 3 bohíos lleuos de- piezas de

oro y cinco de plata, y cien mil tejuelos de orooue

-había sacadó de las minas; cada tejuelo pesa

"=irrcuenta castellanos: esto había habido del tribu-

1 Conquista del Peni: 1534, Sevilla, f' (En la Biblio-teca de autáres eqmñoles de Rivadeneyra: tomo 26)'

93

Page 48: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

to de las tierras que había señoreado,,l. Huáscar"tenía- er+- su ggder to4as las riquezas v jovas áesü p-adre". . . "los tenía,todos enterradós en partedonde persona del m_undo no lo sabía,

"i d;;;á;acá se ha podido hallar, porque los lievó a énte-rrar_ y esconder con mucho número de indios quelo llevaron a cuestas, y en acabando de enterrarl9s mató a todos, para que no lo dijesen ni se pu-diese saber. Aunque los españoles áespués de pa-cificada la tierra y agora, cáda día andán rastreán-do con gran diljgencia y cavando hacia todas aque-llas_ partes donde sospechan que lo metió; pero nun-ca han hallado cosa alguna" 2.

Volviendo a las momias, las üeron: Garcilasoantes de irse a España en 1560; el P. José de Acos-ta en Lima en 1580, veinte años más tarde; y eljesuita chachapoyano Blas Valera, que se fue'a- Es-paña más de treinta años después que Garcilaso 3.

Como no üsfrutamos por completo de las dosRelaciones del Oidor Ondegardo que cita Prescott a,

1 A los incas Diego__Sairi Túpac, muerto en 1b6S, ylablo Túpac Amaru, degollado por-Toledo en la plaza dálCuzco en Agosto d.e 1572, como recibieron el bauiismo, seles sepultó en_ el templo de Santo Domingo del Cuzco.(González-Dávila-. Teatro eclesiástico de tai Indias; t. ilpáe.53).

2 Zárate--IJ;istnria del penú: Cap W.El último Inca D. Qarlos, hijo de D. Cristóval paulla,

mostró a Da, MarÍa de Esquivel, su esposa, el inmenso te-loro imperial, consistente en te¡oq vasiSrs de oro, estatuasde los Incas &a.- Fue esto anies'de 132f.- prescott_His-toria. de Ia conquista del penú, lib. I. cap. V._Esta noticiaconvierre con Ia que se halla en Rivero'y Tschudi,

""rp""-to a los reeursos con que, en 1814, cdntaba pumacaiuapara emancipar el Perú.- An-tidfedades peruanas, pág. B1r.3 Comentarios reales__dei ferrf" üb. III, cail. -20, ylib.. V[I,_cap. 15.-Acosta-Historia r.áto.rt i-i""á ¿"'f.iIndias, lib. VI, eap. 21.

4 Historia de la conquirta del penfi, Iib. I, pp, 5.

94

no conocemos todos los pormenores sobre el des-cubrimiento de las momias; pero si recogeremoslos datos posibles del mismo descubridor, de Acos-ta, y de lo1 escritores regnícolas Garcilaso y el Pa-dre Calancha.

Ondegardo escribió en 1571: "Esta orden en-tendí yo, cuando descubrí el cuerpo de PachacutiYupanqui Inca, que fue uno de los que yo embiéal Maryués a la ciudad de los Reyes que- estabaembalsalnado, é también curad.o, como todos vie'ron que hallé con él el ídolo principal de la pro'vinciá de Andahuailas, porque la conquistó éste, é

la metió debajo del dominio de los Incas, 9!an!9venció a Barcubilca el señor principal de ella" 1.

"Ansi parece que Guainacapa, que fue uno de los

".e"poi de los señores que yo hallé embalsama-

dos &.2.Acosta, que dispuso de las dos Relaciones ma-

nuscritas de Óndegardo, debió tomar de ellas alg:u-

nos de los datos que consigna. "El cuerpo de Vira-cocha, dice, por lá fama del gran tesoro enterradoeon é1, buscó Gonzalo Pizarro, y después de crue-les tormentos que dio a nuestros indios, le hallóen Saquixahuana, donde eI fue despué§ vencido ypreso, y justiciado por el Presidente Gasca: r¡an-á¿ quemá" el dicho Gonzalo Pizarro el cuerpo- deel dicho Viracocha Inga, y los indios tomaron des-pués sus cenizasr y puestas en una tinajuela le con-i"rru*orr, haziendo-grandíssimos sacrificios, hastaque Polo lo remedió- con los demás cuerpos d. IT-guu, qru con admirable diligencia y maña sacó de

1 Mendoza.- Colección de Docurnentos inéditos: to-mo 1?, pág. 65.-Esa relación sobre el gobierno dei Perúen tiempo-de los Incas es de Ondegardo indudablemente,aunque se ha publicado como anónima.

2 Ib. pág. 90.

95

Page 49: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

qoder de los indios, hallándolos muy embalsama-dos y enteros, con g!¡e quitó gran summa de ydola-trías que les hacían" 1.

Sobre Huaina-Ccápac, que murió de T2 añosde edad, dice Acosta: "Abriéronle, y las tripas yel co_razón quedaron en Quito, por-averlo ei ,"Jimandado, y su cuerpo,se trajo a[ Cuzco, y se pusoen el famoso templo del Solt,. . . La mad"e dé es-te fue de gran estima: lla"'ose Mama Ocllo. Loscuerpos desta y del Guaynacapa, muy embalsama-4or_ { curados, envió a Lima ?olo, y quitó infini.dad de ydolatrías que con ellos se hácian,,.

.Sobre Úrca Yupanqui añade: ,'La casa de éste,y g¡lados y mamaconas, que servían su memoriajhalló el Licendiado Polo en el Cuzco, y el cuerpóhalló trasladado de Patallacta a Totocáche, donáese fundó la parroquia de San Blas. Estaba eIcuerpo tan entero y bien aderezado con ciertobetún, que parecía vivo. Los ojos tenía hechosde una telilla de oro, tan bien puestos que nole hacían falta los naturales, y tenía en ia ca-beza una pedrada, que le dieron en cierta guerra.Estava cano, y no le faltava cabello, como si mu-riera aquel mismo día, aciendo mas de sesenta oochenta años que avia muerto. Este cuerpo conotros de Ingas embió dicho Polo a la ciuáad deLima, por mandato del Virrey Marques de Cañete,que para desarraigar la ydolatúa del Cuzco fuemuy -necesa{io, y en el hospital de San Andrés quefundó el dicho Marques, han visto muehos españo-les este cuerpo con los demás aunque ya están-mal-tratados y gastadost'. -

La batalla en que Huiracocha salió herido enia cabeza fue la de Yahuarpampa, contra los chon-

1 Historia natural y moral de las Indias: Lib. VI, cap.2O y 22 de la edición de Sovilla, hecha en 1590.

96

cas o poc-ras encabezados por á¡rco-hu-allu: eI añode su muerte, según la cronología vulgar, fue elde 1483, cosa de 76 años antes de descubrir sucuerpo Ondegardo; y las sustancias empleada¡-tra-ra eÍ embalsámiento parecen ser el molle (schinusmolle) y el copei o copal (clusia alba) antisépti-cos poco estudiados.'A"""". de este úItimo hecho cedamos la pala'bra aI Contador real Agustín de Zátale:

"Queman (los indios) leña de árboles que

huelen-muy bieu, que alü se crían;-y en rompién-doles la cirleza áe"titt de ellos un licor, cuyo olortrasciende tanto, que da fastidio, y si con é1 untanalgún cuerpo mu.ito, -y-se lo echan por la gargan-ti jamás se corrom,¡re" 1.- " Son curiosos lós pormenores de Garcilaso en

orden a esas momias.Nos dice que pesaban poco; que las llevavan en

brazos o en hómbros, de casa en cas-a, en el Cuz-co, .nru"ltas en una sábana; que los dedos de

Huaina Ccápac eran como un pa,lo; -que tan ente-

rás- estabao'los cuerpos, que no les faltaban cabe-

llo. ceia ni pestaña; y que tenían las manos cru-,ááa"

"d"lante del peóho, la derecha sobre la iz-q"ié"d", y los ojos bajos como que miraran aI sue-

Io 2.

Tócale ahora su turno al noticioso padre- Ca-

fu""hul e"" fone siempre la moraleja al lado de laUi"1áril i qri" fue taniuclinado a lo maravilloso'

Dice lo siguiente:Iptt el (ópdcro) de este l¡ca Viracocha se

uvo de encerrai grarr suma de tesoro, pues Gon-,"rL piru""" ocaslonado de la gran fama que avia

1 Historia del Peni: cap. Vl.-Rivadeneyra, Biblioteca:t. 26, p. 465.

á 'Comentarios reales: lib. V, cap. 29, Ia' parte'

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Page 50: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

de este entiero, dio crueles tormentos a muchosindios porque le dijeran donde estaba: allóle enSaxahuana, seis leguas del Cuzco, i sacando el te-soro quemó el cuerpo, cuyas cenizas guardaron losindios, y puestas en una tinajuela Ie adoraban. Es-tas cenizas y otros cuerpos envió el Licenciado Po-lo á Lima, en tiempo del primer marqués de Ca-ñete, i están en un corral del Ospital de San An-drés, con que se escusaron las adoraciones que desus Reies hazian los vasallos, i es mui de ponde-rar que junto al mesmo entierro de este Inga jus-tició á Gonzalo Pizarro, i le cortó la cabeza el Li-cenciado Gasca, para que viese su muerte, en elmismo lugar, por quien atormentó á los indios, iasí ejecutó Dios el castigo, donde Pizamo ejecutósu codicia. Decían los indios avia Dios castigadoá este Rei Inga, permitiendo que le quemasen susuesos, porque con soberbia se avia puesto el nom-bre de su Dios, llamándose Viracocha; i siendo Diosde las aguas, ríos y fuentes, le castigó con fuego,teniendo su ídolo nombre de agua" r.

Las rnomias pues, que hacía 1590 estaban"maltratadas y gastadas", según Acosta, fueron aparar a un corral de San Andrés, antes de 1638;cuando Calancha escribió sobre ellas, sin hacermención de su entierro.

No se vuelve a hablar más a este respecto enlos escritores que conocemos, hasta que el P. je-suita Pedro Murillo y Velarde casi copia a Acosta,en su Geografía históriea de la América, publicadaen Madrid en 1735: (pág 243).

Fue de este padre, o del cronista Calancha, dequien tomó quizá Córdova Urrutia la noticia deque a esos cadáveres se les üo sepultura en uno

1 Crónica moralizada de la orden de San Agustín enel Perú, Barcelona 1638: üb. I, cap. 15, pá9.97, párrato 4c.

98

de los distritos solares interiores del llospital de

San Andrés 1.

Es muy probable que de esto tratase ex pÍorIeso, en la-Ilistoria de Li+a, el P. Bernabé Cobo;

"""á uuto"idad, sesún Quintana, es irrecusable enÜiá"r"i"

"t Ñú""Jttur.áo 2. Pero esa historia dor-

*i"á á" ios archi.,os de España, mientras los go-

Üiá"". ¿"t Párú no quieran ocuparse un poco más

de las letras.-- Ál- p"ácticarse algunas reparaciones en San

er.a"¿s, -p-*"

"i""tar "el terrenó, en- Octubre de

lEd;,'";;*.lt¿ un cadáver con fracmentos de

iáJt]¿ir"." *áruáu.t eI cabildo eclesiástico nombróuna cámisión para que se reconociese si era de unOb;.;;; l"s 'tt"cto" a lo extraordinario no trepi-á;ron-U áechrar, unos que era osamenta de un;;;;, t-.;;; & un inca.-Y en verd'ad' er¡e fiján-á;;il tááo" t"s accideutes, parecía el-cadáver de

ü". ¿" Ios Obispos muertos én Lima' fuera de su

áñ":i";;";;;á"""zaro:n a ser depositados en

üJ]áá"áaá"-¿u Íot Conventos, por no ser frailes' o

;; i."d"-l; "átáar.i. Entre'eitos recuerdo ahora

íb. p"á* i"G-pár., ouispo de Quito, v D;-§9-

¡""tia" áe Lartaun,-áét C""'ft, muértos en 1583;

" o.'frr"" p¿"ir'Óáitttu, de la Paz' que falleció en

ioióiib. Ját¿b"""o v Caicedo' de Quito' que mu-

iia"á" isrá. . . p""o iu'u- u""t[ur con el nombre'

il"ii'"Jri"u; i"d"c;; áo"¿" fueron sepultados' Ta-

rea dificil pu". ,,o"Jt'ot, q'" n9 Podríamos decir

el sitio en que vu""t D' Bernardino Ruiz' Montea-

---f-f"tuaistica de Lima: tom' l' pág 52'- Tres épooas

del Perú, Por id'-Año 1556'2 Vida de Pizarrol- ¡tt Iu giblioteca de Rivadenevra:

tom, 19, Pág,. 34O, nota 2a'3 véase "pl c"'iuiiL" de 29-de octubre de 1868'

,,,i*] seli;;, "Ei Ñ,;il;;i', núm' e83: en la sección de

crónica.

99

Page 51: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

gudo, Rodríguez de Mendoza, Berindoaga, y cienmas contemporáneos. Peyo ese cadáver, por su po-sición recta, por su estado, por los vestidos violá-ceos, y por todo podía afirmarse con seguridadque no era de ningún Inca. Debió ser puesr de unObispo, acaso muerto en el mismo Hospital, y en-terrado en el suelo por humildad: la circunstanciade no hallarse dentro de la iglesia, puede provenirde reconstrucción de esta después de alguáa ruina.

Habiéndose encontrado recientemente gran co-pia de restos humanos que se calculan de mil a milquinientos cuerpos, entre dos paredes del mismohospital, se ha vuelto a hablar de las momias delos incas; _como si estas hubiesen pasado de seis ys:n recordar su enterramiento en un corral. Y;ha Lefutadc _esta suposición mi estimable amigo elSr. Dr. Teodorico Olaechea pero creo que él y to-dos tenemos que renunciar a la esperanza de queaparezcan en Lima las momias de los incas.

Conservadas insepultas por los españoles du-rante algunos años, desde que las enviaron del Cuz-co, sólo como objeto de curiosidad y cual si se tra-tara de_ los esqueletos para las clases de anatomía,"gastadas y medio destruídas", fueron arrojadas aun hoyo; en un corral, por que los genüiles no po-día_n reposar en cuerpo bendito. Alti el tiempo yla humedad habían concluído la obra de los ñorrr-bres. Esas rnomias no irán, como las de los Reyesde !Aif_to, a enriquecer los Museos de Europa y aservir de estudio al etnógrafo y al anticuariá.

-De

cuan altivos y poderosos Monarcas, "hijos del sol,,no queda ya sino el polvo: y aunque ie conservesu nombre en el gran panteón de la historia, esenvuelto en la dobie niebla que forman el pasadoy las ficciones de adulación y de la poesía. -

Mientras tanto ¿de donde previenen aquelloscadáveres acumulados en San Andrés? El espacio

100

entre las paredes se dejó intencionalmente y coneI designio de que sirviese de osario? Cual era en-tonces la planta del ediiicio y que transformacio'4es viene sufriendo desde su ereción?

Las preguntas son más curiosas que intere-santes: pero no hay por qué inventar guenas fa-bulosas; ni matanzas secretas y en masa' para ex-plicar la existencia de tales despojos. Quizá se de-positaron allí lentamente, en el transcurso de losaños, los que moríaa en el Hospital; o fue este aca-sc el triste y rápido efecto de un terremoto o deuna peste; fenómenos r¡o raros en las tres centu'rias del coloniaje, y que hicieron muchas victimasen la hermosa ciudad de Pizarro.

Lima, Enero de 187?.

t r-01-

Page 52: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

ffilt;*''*"t'"''

EPHRAIM GEORGE SQUIER

(Bethlehem, New York, 17 de julio ile 1821'York, 1888)

Ingeniero civil. Diplomát-ico en llonduras yNicaragua, entre 1848 y 1860, año -en que tuvoque abándonar el cargo a consecuenrcia de una ce"guera parcial que compr-o-metró seriamente su sa-

lud. LlLsó al Perú en 1863, con cargo semejante,

v ""t á"1o" comisionados áel Presideate Lincoln,tara arreelar düerendos e¡rtre concesionarios nor'Lamericaáos y el gobierrro peruano, sobre embar-oues clandestinos de guano.

Su obra es eminéntemente arqrreológica, des-teñida de especulaciones, describe -los mor¡umentoscon claridad y precisión ilustrándolos con- planosy croquis que

-co-nstituyen tal vez lo más valioso detoda ella.

Squier inició sus investigaciones en eI valledet Milsisip,i, en 7842, luego dirigió su interés aNicaragua y otras regiones centroamericanas. En-tre suá principales publicaciones sobr-e esta árease cuentán: entiguos monrmentos del valle delMissisipi, Washingfon, 1848; Nicaragua, New Yo-rk,1851. Ñícaragua,

-st¡s monn¡mentos (2 vols-.), NewÍirk v Londles, 1852. Las antigiiedades del esta-do de-New YorI¡, Buffalo, 1851. Wayt¡na, Aventu-

103

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ras en la eosta de Ios Mosquitos (escrita bajo elseudónimo de Manuel A. Bard), New york, Í851.Adimás numerosos artículos en revistas esieciali-3gdas- y {e_público p4s_ amplio como Harpe/s NewMonthly Magazin, de New York.

En el Perú, realizí investigaciones durante 2años, de los tres que permz¡neció en el país. Du-rante e_ste tiFmpo escribe "es posible que yo hayarecorrido más territorio que ninguno áe mis pre-decesores en la misma aótividad. Llevaba coá*igo la cinta de medir, el compás, el lápiz y la cá-mara _fotogrática, conociendo que sólo loj planoscuidadosos con secciones, eJevaciones, dibüjos yvistas, pueden llenar adecuadamente las rigurosasdemandas de la eiencia moderna',.. De regreso a, Lina, 4espués de sus investiga-

ciones en -el al_tiplano bolivia-o y área del Cuzio,era portador de gran cantidad de material entrécolecciones de objetos de arte y arqueológicos, di-bujos, planos, fotografías, apuntes áe via-ies,

'etc.,

la mayoría de los cuales se encuentran aún inédi-tos en Washington.

.. Sulibr-o, Peru, Incidents of travel and explo-rations in the Land of the Incas, apareció 12 afás.lespués en Londres y Boston, e, édiciorrus simul-táneas, y constituye sóIo un resumen de sus inves-tigaciones en el Perú. "Estos materiales, escribiráaJ fin, mostrarán no solamente que exisiieroo

"ulrias civilizaciones üstintas y aisiadas en el perú,sino. que algunas de ellas son más antiguas que láincaica".

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Obras principales.

7877 Peru; incidents of travel and explorationsin the land of the Incas. New York, Harper& Brothers, Publishers.

1927 Perú. Exploración e incidentes de Viaje enla tierra de los Inpas" Traducción del ingléspor Federico Ponce de León. Cuzco, Edito-rial H. G. Rozas. 169 pp.

LA CIVTLIZ,ACION INCAICA*

En este capítulo presentaré un breve resumende las conclusiones a que he arribado acerca de laaatigua civilización del Perú, en especial de los In-cas, como resultado del estuüo de sus monumen-tos aun existentes. Los conquistadores españolesencontraron en América naciones muy avanzadasen las artes, que coastruyeron grandes obras deutilidad pública, y que alcanzaron admirable orga-nización política y religiosa. Entre éstas habían dosmucho más adelantadas que todas las demás: losmexicanos, que ocupaban la elevada meseta de Ana-huac, y los Peruanos, diseminados en los valles ydeclives de los Andes. Prescott, siguiendo a los cro-nistas españoles, ha narrado la historia de la caídade estos imperios, pero este derrumbamiento fuetan repentino y tan completo, que los cronistasapenas tuvieron tiempo para relatar los aconteci-

* Cap. XXVII, (Conclusión). Perú, Exploración e Inciden'tes de Viaje e¡t la üerra de los Incas. Traducción deiinglés por Federico Ponce de León. Cuzco, EditorialH. G. Rozas, 1927. pp. 158-166.

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tfmientos de que fueron testigos presenciales y tuvie-ron poco sociego o quizás inclinación para inves-tigar cuidadosamente su política civil y religiosa.Esta labor les ha tocado a los estudiosos y arqueó-logos posteriores.

Que la civilización de los antiguos peruanosfue autóctona, no admite duda razonable. Doquie-ra que encontramos sus vestigios, sea en los bol-sones de la Sierra sea en los valles que desciendena la Costa, presenta caracteres peculiares y distin-tivos. Me he esforzado en mostrar hasta qué pun-to y de qué modo, estas peculiaridades fueron cau-sadas por los caracteres físicos de la región. En laépoca en que los Incas estuvieron capacitados paracomenzar el sistema de conquistas que dió por re-sultado el establecimiento de su imperio, pareceque la civilización avanzaba casi igualmente entodas las regiones de Sud América donde las con-diciones naturales no eran contrarias a su desa-rrollo. La superioridad de los Incas era más apa-rente que real, o mejor dicho, sus rasgos superio-res eran el fruto de su nueva condición y relacio-nes más bien que el de una superioridad innata.La guerra no crea facultades militares que no pre-existen en tiempo de paz: y los Incas no iniciaronsu política de conquistas antes de mostrarse comohombres de Estado, y cuando se pusieron en con-tacto con las otras tribus, demostraron que ya sehabían hecho fuertes.

No cabe duda de que en tiempos muy remo-tos, habían muchas pequeñas tribus aisladas -en-claustradas como debía¡ e5!¿¡- en los valles an-gostos y bolsones 1 cerrados. Algunos autores han

1 Parece que es el autor quien ha introducido en eltecnicismo geográfico la palabra castellana "bolsón" paraindicar los valles anchos cercados por montañas como losdel Cuzco, Anta, Abancay. &, - N. del T.

1,06

tratado de dividir estas numerosas tribus en Chin-chas de la Costa y Quechuas, Huancas y Aimarasdel Interior. D'Orbigny, el mejor de estos autores'divide la población indígena de lo que fue eI Im-perio Incaico, en Quechuas y Aimaras; de los queios primeros ocupaban el territorio comprendicloentre el rio Andasmayo al norte de Quito y eI ríoMaule en Chile, y los segundos una sección trans-versal que incluyendo la hoya del lago Titicacallegaba hasta la Costa, separando así en dos el te-rriiorio de los Quechuas. Pero aun cuando hacela citada división nos dice que los Quechuas y Ai-maras, "considerados sus caracteres físicos y mo-rales", pertenecen a una misma familia y que susrespectivas lenguas no son sino dialectos de unidioma común.

No estoy preparado para admitir la exactitudde tales generalizaciones, aun cuando reconozcolas grandés diferencias que ciertamente existíanentré eilos 1. Estas diferencias son tan grandes, queno pueden referirse únicamente a Ia influencia delclima y otras condiciones físicas; puede'! muy bien*"*onia"se a diferencias de raza. Los Quechuas yAimaras eran, por cierto, indios, y ambos indiosde Sud América, üstintos de los aborígenes de laAmérica del Norte. Pero diferian entre ellos tantocomo los Franceses y Alemanes; y ambos diferíangrandemente de los actuales indígenas- degeneradosáe la Costa. Existía, ciertamente, alguna mezclaentre las varias razas y familias y cierto predomi-nio del quechua que era la lengua de los Incas; peroesto no es bastante para confoimarse con los re-latos que tenemos de los persistentes esfuerzos de

1 Ya se ha visto que el autor no es precipitado, nimucho menos dogmático en sus juicios.

- N. del T'I

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los- fncas, para asimilar todos los pueblos que caíanbajo su dominación. Podemos comprenáer cómolas varias leyendas históricas resu[aron contra-dictorias y aparentemente irreconciliables, si re-conocemos el peso total de todas las conücionesque hemos indicado y presuponemos que las dife-rentes porciones que posteriormente constituyeronel Imperio Incaico, habían alcanzado independien-temeate cierto grado de desanollo que con él trans-curso del tiempo, reaccionó sobre las demás. Su-pongamos, por ejemplo, que una familia o tribu,establecida en el bolsón del Cuzco, consiguió unpoder preponderante al mando de jefes loiales, yque finalmente rebasó sus antiguas estrechas fron-teras, sometió otras tribus a su gobierno y asu-mió la hegemonía sobre ellas. Evidentemente, eneste caso, dos grupos de tradiciones habrían surgidoen una población así constituída, y estas tradiciónesse habrían localizado en dos distintas épocas. Aque-llas, con el tiempo, tenderían naturalmente a con-fundirse, porque la raza predominante procuraríaatribuirse los grandes hechos de las demás, y a lalarga sería difícil decir dónde concluyó la historiade un pueblo y comenzó la de otro. De esta mane-ra podemos explicar, siquiera en parte las contra-diciones en la historia legendaria del Perú y las di-ferencias acerca de la sucesión de los Incas segúnIas relaciones de Garcilaso de la Vega y Montési-nos, el primero de los cuales enumera catorce so-beranos fncas, cuya dinastía comenzó el siglo gnce;en tanto que el segundo menciona ciento y un se-ñcres que ciñeron el llauto imperial, cuyo reinadose remonta a quinientos años del Diluvio. En otraspalabras, parece evidente que la historia legenda-ria de los varios principados, si así podemos lla-mar a los que constituyeron el Imperio incaico, esuna cosa, y la del Imperio mismo, otra muy dife-

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rente. La primera es muy antigua y se remonta enel pasado tanto, probablemente, como Ia de otropueblo cualquiera del globo, mieutras que la se-gunda es comparativamente moderna.

Quizás las traüciones de los Incas fueron con-servadas con tanto celo como las de otra nacióncualquiera que dependiese exclusivamente de losmeüos orales de perpetuación. Estaban confiadasal cuidado de los amouttas o sabios que las ense-ñaban en las escuelas de Quito. Probablemente soncorrectas en lo substancial en cuanto se refieren ala historia comparativamente moderna de los In-cas y su imperio propiamente dicho: la sucesión delos reyes y sus conquistas. Pero no es seguro deninguna manera que ellas fueran relatadas con fi-delidad a los cronistas españoles, a través de quie-nes han llegado a nosotros, o que estos cronistasse hubieran esmerado en consignar los hechos ta-les como les fueron transmitidos. No hay manera,por ejemplo, de saber con certidumbre que Gar-cilaso, quien es nuestra principal autoridad, hayatenidc buenas fuentes de la pureza de los relatosque nos ha dado: porque debe tenerse presente quelos quipos, o cordones anudados, que eran emplea-dos para registrar los datos, eran un invento muyelemental e inadecuado para perpetuar fechas ynúmeros. Eran, a lo sumo, recursos nemotécnicos,auxiliares de la memoria, comparables al almana-que de muecas de Robinson Crusoe o a la cuentaen palotes de un mozo de cervería analfabeto. Aun-que tuvieran un significado numérico (lo cual no es

evidente) eran en otros respectos inferiores a lossímbolos pictórióos niás rudos de los Indios Norte-americanos, y más aun a las inscripciones de losMexicanos o los signos probablemente silabo-fo-néticos de los aborígenes Centro-Americanos.

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Dada la ausencia virtual de todo documento es-crito, el estudio de los monumentos arquitectóni-cos de los peruanos resulta de la más grande im-portancia' para la investigación d.e su historia ycivilización. Y por cierto, tales monumentos, sonde un inmenso valor, pues, muestran claramenteel progreso de las artes en casi todas sus ramas.Así existen restos que evidencian cuánto pudieronavartzat en la arquitectura. Sus reservorios y acue-ductos nos dan un conocimiento profundo del pro-greso de la agricultura. Sus puentes, caminos ytambos nos dicen de los medios de comunicación.Las fortalezas y otras obras públicas muestran quesus gobernantes disponían del trabajo de una po-blación grande e industriosa. Y la ausencia de res-tos de habitaciones de la clase popular nos revelaconcluyentemente cuál era la condición de las m¿-sas. Estos monumentos muestran igualmente eladelanto que puede llamarse científico. Tenemos,por ejemplo, los meüos que empleaban para de-terminar los solisticios y el paso del sol por loscielos. De la situación y carácInr de las grandesfortalezas, como las de Ollantaytambo y Pisac, po-demos deducir mucho de la condición militar delimperio. Algunos relatos vagamente transmitidospor la tradición asumen un carácter histórico cuan-do descubrimos ruinas de esta o aquella poblaciónque tal o cual inca construyó o derribó y de lasobras públicas que se les atribuyen. Las fortifica-ciones, siendo de primera clase, se encuentran na-turalmente cerca de las fronteras del imperio o enla dirección de dónde podía esperarse un ataque.Las ruinas dan también mucha luz sobre la viday costumbres y sobre la organización politica, so-cial y familiar. Sabemos eómo los crímenes erancastigados por las cárceles artificiosamente cons-truídas: cómo se ejecutaba a los malhechores, por

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los restos que inequívocamente muestran el objetode su construcción 1. La ubicación de las ciudadesy las señales de las manzanas de las mismas mues-tran cuán apiñada viüa la población en casas es-trechas. Quedan restos que indican el carácter ge-noral del menaje doméstico y la estructura de sustejidos. Las chulpas y las tumbas evidencian sucreencia en una vida futura. En estas y otras milmaterias, eI Perú nos ofrece un ancho campo yconfío en que mis estudios y exploraciones pro-porcionarán una valiosa ayuda para ulteriores in-vestigaciones 2. No es demasiado esperar que unalabor paciente en este terreno capacitará a un fu-turo estudioso para reconstruir el extinguido Im-perio de los Ineas. Cuanto ya sabemos es suficientepara despertar el deseo de conocer más.

Sería curiosa aunque quizás inútil una especu-lación acerca de cuál habría sido el futuro dei Perúsi el Imperio no hubiera sido destruído por la con-quista Española. Los monumentos muestran quelas fortalezas, ciudades, puentes y caminos esta-ban en plena construcción cuando ocurrió aquelfunesto acontecimiento. I le llamo funesto porqueen tiempo de los I¡rcas el gobierno, la protecciónde la vida, las facilidades para la consecución dela felicidad, eran mejores que después de la Con-quista y mejores que hoy. El progreso materialestaba mucho más avanzado que ahora. Habíamayores facilidades para la comunicación, la agri-cultura estaba más extendida, había más manu-

1 En la plaza de San Cristóbal del Cuzco, puede verseunos monolitos que se dice son cepos o cangas. N. del T.

2 En efecto, han sido ampliamente utilizados y con-sultados por todos los autores extranjeros y en especialpor los miembros de la expedición de Yale, Esperamosque la presente versión será igualmente aprovechada porlos estudios de habla castellana. - N. del T.

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facturas, menos pauperismos y menos vicios y porqué no deeirlo, la religión era más pura y mai ritil.Mas, un hecho aciago enlutó el porvenir del Im-perio. En el reinado de Huayna Cápac alcanzíaqgél su más grande extensión. Pudo él deeir, conr¡ás razón que Alejandro, "qué lástima, que nohaya más mundos que conquistar"! Pero su sensi-ble desvío de las prescripciones de sus padres, hizoque tuviera un hijo en la hija del rey sometido deQuito y otro en su esposa y hermana, en la ciudadsagrada y capital. Su vano empeño de dividir elgobierno del imperio entre el fruto de su arior yel heredero legítimo del llautu escarlata, entreAtahuallpa y Huáscar, desencad.enó la guerra civily facilitó una conquista que ni la aparición de loscaballos ni el dominio aparente del trueno y delrayo hubieran logrado de otro modo.

Apenas si podemos conjeturar hasta qué pun-to esta guerra civil, sin la intromisión de los es-pañoles, hubiera cambiado la condición social y po-lítica del imperio. Parece probable que no trá¡riaterminado con algo peor gue la división del largoy angosto territorio, el establecimiento de dosgrandes principados, cada uno de los cuales habríaevolucionado por sí solo en un grado tal, que sise tiene en cuenta el progreso alcanzado durantelos tres siglos precedentes, habría colocado la ci-vilización peruana en el primer lugar entre las abo-rígenes de América. Lo único que habría faltadohabría sido un lenguaje escrito para colocar alPerú al nivel de las naciones más avanzadas deOriente.

No es probable que el imperio hubiera podidoextenderse considerablemente más allá de laÁ fron-teras que tenía en tiempos de Huayna Cápac, a noser que los fncas del Cuzco hubieran encadenadoa los Chibchas y Muiscas de Colombia al carro de

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sus conquistas; porque parece que nunca puüeronguerrcar con éxito contra los salvajes que habi-taban los bosques al pie de los Andes o extendersus dominios en las vastas y fértiles llanuras másabajo de su pais montañoso. El hacha yanqui queha triunfado sobre los bosques de todo un conti-nente fue una herramienta que ellos no alcanzaron.Cómo se hubiera desarrollado en estos llanos sinfin, tan próximos y tan remotos al mismo tiempo,un pueblo que surgió en regiones en gue cada pal-mo de terreno capaz de producir una mata de maizo un puñado de quinua no se desperdiciaba, es unproblema que nunca tendrá solución.

Cabe preguntar, qué antigüedad debe atribuir-se a los monumentos y restos que se han descrito?Quedan todavía vastas y primorosas construccio-nes, arruinadas, es verd.ad, pero que evidenciangrande habilidad y trabajo. ¿De qué época datan?.Fueron por supuesto, el resultado de una evolu-ción gradual; fueron los últimos jalones del pro-greso. Pero, ¿dónde están los demás jalones, dón-de los monumentos anteriores que marquen losgrados antecedentes de la evolución? Y a falta detodo esto, puede interrogarse con aire de triunfomás aparente que real, "¿no fueron aquellas obras,edificadas, inspiradas o sugeridas, por un puebloexótico plenamente desarrollado, por inmigranteso maestros . de centros de civilización distantes ymás antiguos, de civilizaciones de las cuales nosería ésta más que una copia, un reflejo o una ca-ricatura?".

Yo respondería a esto, sin adelantar aún unahipótesis ni mucho menos proponiendo una teoría,y ciertamente sin dogmatismo alguno, existen al-gunas evidencias aungue no muchas en eI Perúde un pasado más antiguo y comparatrvamentemás rudo. Al par que los estupendos y maravillo-

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sos restos de Tiahuaaacu -ruinas tan primorosas

y admirables como las de Asiria, Egipto, Grecia oftqrn¿- hay otras comparable" con- las'de Stone-he-ngue, y las de Carnac, en Bretaña, que son con-sideradas como las más antiguas en lá historia delos monumentos.

Los rudos circulos solares de Sillustani, al piemismo de aigunos de los más bellos y arquiteció-nicamente más maravillosos monumentos áboríge-nes de América, son indistinguibles similares de Ioscírculos solares de Inglaterrá, Dinamarca y Tarta-ria. Trasládense a Escandinavia y será muy pene-t-1gnte e] ojo crítico_que encuentre la más pequeñadiferencia con los del lugar.- _Ps verdad que no hay sino pocas y escasashuellas de cuidades antiguas en el Perú y que po-dríamos generalizar que la civilización incái"a, oaquella gue la produjo, fue nueva o trasplantada.Pero debemos recordar que la extensión

-arable y

cultivable del país, era, como es aún, escasa, y quebajo el benéfico gobierno de los Incas la pobiaciónresultó superabundante. La extrema sabiduría delos Incas se esforzó para proporcionar terreno ysustento al número grande y siempre creciente desus súbditos, y como ya lo hemos visto, economi-zaron en toda forma la preciosa tierra. Sólo unareverencia_muy profunda, una superstición muyhonda, pudo haber impedido a este pueblo, el máspráctico y utilitario de América al mismo tiempoque el más progresista, que barriera con las rui-nas, rudas y extrañas, de un pueblo más antiguo,gunqu_e fuera su progenitor, para dar campo y li-bertad al suyo propio, enseñándole a propórciánaral suelo agua y abonos, así como el padre Sol leenviaba luz y calor. La única nación moderna quepor _su política, su agresividad, su adaptabilidád,y sobre todo, su poder de asimilación, así como su

774

completo desdén de tradiciones y vejeees, en todocomparable al pueblo incaico, es eI nuestro 1. ¿Es-tán todavía los más antiguos cementerios atrave-sados en nuestro camino? ¿Respetariamos los mo-numentos si estuvieran en pugna con nuestro con-cepto de la utilidad? Supongamos entonces quenuestro crecimiento fuera rápido o por lo menosgradual, pero que estuviera restringido por monta-ñas y desiertos; ¿respetaríamos los monumentospúblicos o privados de nuestros mayores? En elPerú sólo es extraño que se conserven aún tantosrestos de una remota antigüedad, cuando allí, másque en ningún país del mundo, las necesidades dela población exigían la utilización de todo palmode terreno apto para el cultivo o la construcciónde habitaciones.

No me atrevería a señalar fechas, ni siquieraeras, para la civilización peruana, mucho menospara su origen. Pero sí puedo afirmar que existenen el Perú monumentos que coinciden en carácteraunque no en edad, con aquellos que por veredictouniversal de la ciencia son considerados como losmás antiguos del Viejo Mundo. f puedo agregarque si no existen hoy muchos más de éstos es por-que la extensión habitable del territorio era tanreducida, que se impuso necesariamente su remo-ción y substitución por otros más apropiados parauna población posterior y más numerosa. Todo loque puede afirmarse hoy con seguridad es que es-tos monumentos son antiguos y muy antiguos; pe-ro hasta qué punto, es algo que por lo menos alpresente, no puede asegurarse. I además, que nohay dato alguno que valga sobre que en un período

1 El pueblo yanqui. No obstante, eI misoneismo, esun defecto que se atribuye, no sin razón, a los indígenasactuales de nuestro paÍs.

- N. del T.

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.wcualquiera conocido de la humana historia, hubie-ran los antepasados de los peruanos inmigrado deult-ramar, o que su civilización hubiera sidó impor-tada por otra raza cualquiera. Aun presumiendoque la especie humana procediera de una parejaúnica y que su centro original estuviera en lás mL-setas d,e Armenia, y de ahí se hubiera dispersadopor todo el globo, todavía permanecería evidenteque el período de su llegada al Perú antecede atodo recuerdo humano. El esfuerzo por hacerloshindúes, po_rque inti sea el nombre de[ Sol en que-chua e -India signifique lo mismo en hindostáno,es simplemente absurdo r.

'{l

L Entre estos esfuerzos pueden contarse los del pa-dre Gregorio García en su voluminoso "Origen de los In-dios de América". (Madrid, 1729), el del señor Loayzasobre que Manco Cápac es japonés y otras tesis sobre ,,elmongolismo", sin que nosotros los ereamos absurdos. Da-mos a continuación una lista de libros y rronografías acer-ca de nuestro País, que por estar publicados en inglés yen revistas cientÍficas, casi en su totalidad, son poco cono-cidos entre nosotros. - N. del ?.

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ERNEST W. MIDDENDORF(Keilham, 31 de diciembre de 1830 - Berlín, 1-g0g?)

Médico. Llegado al Perú en 1855, se estableceen Arica como méüco de una empresa norteame-ricana encargada de la ejecución de obras públicas.En 1862 retorna a Alemania por tres años. Re-gresa al Perú en 1865, radicándose en Lima dondeejerce su profesión. E¡r 1871 vuelve nuevamentea Alemania y entre 1876 V. 1888 lo encontramospor tercera vez en el Perú, dedicado ya exclusiva-mente a los estudios lingüísticos y arqueológicos. Sealejó definitivamente del país en 1888.

Obras principales

1890-92 Die einheimischen Sprachen Perus. 6 vols.Leipzig, F. A. Brockhaus.El título y contenido de cada uno de es-tos volúmenes es:

Vol. I. Das runa-simi oder die Keshua-sprachewie sie gegenwártin in der provinz Cuzcogesprochen wird. Leipzig, F. A. Brock-haus, 1890. VII, 339 pp.

777

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Vol. II. Wórterbueh des Runa-Si¡r¡i oder Keshua-§gac^he. Leipzig, F. A. Brockhaus, 1gg0.VII, 852 pp.

Vol. trI-.-Ollanta, ein hama der Keshua_Sprache

l:trLX"Hf"r,: ffi""ff mt llf ;É;

Vol. fV. Dramatisehe^rmd- Lyrische Dichüungender Keshua-spracher- g"="--"ft ,;;eübersetzt rrd! árkliirendeñ An¡nerk*r"rr.Leipzig, F. A. Brockhaus, igg1.

-iü3iepp.

Vol. V. Die Airmara-Sprache. Leipzig, F. A.Brockhaus, 18gl-. VII, 906 -;;-'

Vol. VI. Die Muchik _oder die Chimu_Sprache.Leipzig, F. A. Brocklraus, 1-Sgr. VU:222pp.

1893-95 Pen¡. Beobachtungen un stuüen übar desIand r¡nd seine Béwohnei náhrena eines?5^J:lr.g" Atfearhalts. S ""l":-b"rtil,*,"?:rt, Oppenheim_ -(Gustav,Sshmidt)

.-'.E;r-tituto y contenido de cada uno de iosvolúmenes es:

Vol. I. Lima. Berlín, 18g3. 68g pp.

Vol. tr. Das Küstenland. Berlín, Lgg4. 424 pp.

Vol. trI. Das Hochland von pen¡" Berlín. 1ggb.604 pp.

118

LAS RUINA,S DE CIIAVIN*

'Chavín es una ciudad pequeña de 950 habi-tantes, situada a la orilla izquierda del río, que

más abajo se llama Pukcha, opero aquí, según --elpueblo, sL Uuma río de Chavín. El pueblo se halla

"o *'ensanchamiento del valle formado por ladesembocadura de un afluente, a 3,L7O m. sobreel nivel del mar.'El río Pukcha en esta región co-rre de sur al norte, paralelamente con el río Santadel cual está separado por la CorüIlera Elanca; *

" p""o pronto da ü vuelta hacia el este para desem-bo"u" en el Marañón después de una corta distan-cia. Desde Chavín hav otrb paso a través de la Cor-dillera que va directamente a Huaraz;-se dice que

esrc caáino es menos cómodo que el Paso de Ca-huish por el que nosotros habíamos atravesado lasiera.-Las cdnstrucciones del pueblo son pob:escomo casi todas de los pueblos de la sierra' Lascasas ni siquiera están cubiertas con tejas y hastaen la plazá se ven techos de pqja.- En todo caso

." ai"É que Chavín sería uno-de lo-s pu-ebl-os de

mejor asiecto en la región, y los indios de Ia ve-cináad ,Grr"r, para comprar sus mercancías en laspocas tiendas que existen aquí.

-- Descansamos un poco en la casa de nuestro

compatriota y le hicimos contarnos como habíailegádo a este rincón perdido del país, como se ha-bía casado con una hija de este pueblo, y como se

habia domiciliado allí, se le veía feliz con su si-

* ¡'Chavín de Huantar". I. Das Hochland von Mittel-Peru'Peru Beobachtungen und studien über das l'and und

"eine ¡.*-onn"r. Íol. III, pp. 94-104' Berlín, 1895' Tra-

ducción de Traute K. de Hofmester' Seminario Riva-Agüero, Universidad Católica del Perú.

119

Page 61: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

tuación. Cuando escuchó la causa de nuestra ines-perada visita, se puso á uuestra disposici¿n inm;-olatalne.ntg para acompañarnos a las ruinas, unorrecrmrento que acepté encantando, porque estabaavrcto <te convencerme cuantos de esos antiguos eü-ficios de los cuales espqghé ¡;t ,-;;á"ü.'ñrtir",y cuyo estudio era.el fin princiial de mi

"iu¡e.--'. Las ruinas de las ",rui"r, ""1u"ao-ff"gÁá1,

'v,habíamos visto una -pa"te deáde i.j;, ;" hallan allado izquierdo del rio, en el límite sur del pueblo.y son

. conocidas con el nombre a" -;"i-""-rliiíá;l

Pensarido en los exle:rsos y di;;"; restos de losque habían sido edificigs muy grandes, fr.r ái*sólo poco ha sobre-vivia", iá"" po'"J qire es difícilformarse una idea de ta tó"m.-r-J"i.rrlia" de todo.Nuevas casas, p_arios y "ail.áiJ ;-i;;;rron den-tro y encima de los- anti-guos

"""t"", -""1

A" ;ry-uchg¡ sitios no es posibÉ oU"Li"ái'U ptanta d.eellos. Tratamos en to

"ig"iá"té"a" áL ii tu"to* lro*idea de- los resutrado" _a1- rli""p;ü""; añadimoscomo ilustración un p1""" q""

-Uujááas conücio_nes nat-uralmente tiene que limitárse-a indicaciá-nes

.de Ja pJanta, y en "l _qo" ;; i.ái"; por líneaspunteadas los sitios ."- a""ae t*-lf_itir"- d;-i;;viejos eüficios están cubie*os-porláf'nueros edificios.^Las ruinas oertenecen u'"o ie-pl" v-u-inpalacio, y esa- part" que -todaüu*Ju

ilá""ooru"rr.doy que normalmente se llama el castillo, precisa_melte pertenece al templo. Lo" "."ááb"á" ¿u iá,

qntigu-gs edificios se halian ""ti" uiiuao irdi;J;*:l ".11,"

y el río, ,rn po"o *á;á;ráüue el fondoctel vaue, sobre urr montículo de tierra- que es dá-masiado. bajo para que q9 Ie Uu*" "ná óoliü iasrginas_ tienen una extensión de ,áó pu*"

"" ürec_ción-de-sur a norte y miden "" ""-lááo superior

:,!d* del sur, más o-menos casi iguJ-que el an_cno..uel camino que bajamos sube Iuego una pe_

120

queña penüente, senda entre boscajes y muros,donde uno se encuentra sobre un llano plano; esoera la plataforma del antiguo templo (fig. I-A),mide 110 pasos de largo y 90 pasos de ancho."Eneste edificio hay varios patios y vallados de bajosmuros hechos de pedazos de piedra sin unir, paraencerrar ganado. El edificio forma un rectánguloy consiste de muros que no son completamente ver-ticales sino inclinados hacia adentro en forma deterraplén, cuyo interior no contiene cuartos o sa-Ias sino que está rellenado con piedras y tierra for.mando una sólida masa;, de esos muros todavíaexiste la esquina sur-este así como también un pe-dazo bajo de la esquina nor-este. Para ver esos res-tos del muro se tiene que bajar de la plataformay hay qüe mirarlos desde una eolina de ruinas queestá situada en dirección al río.

'Las piedras usadas para Ia construcción songrande sillares en parte calizo-pizarra sacadas delas capas mencionadas del valle, parcialmente gra-nitc.-Los planos y cantos de los sillares de granitotodavía está lisos y afilados, pero las piedras decaliza que sin duda fueron también labradas, estánparcialmente muy atacadas por el clima.'Entre laspiedras se encontraba una capa de argamasa y ba-rro,"La parte superior del muro de una altura de11-12 metros, se habia desplomado, y no hay niuna huella de cornisa o de un parapeto. La mayorparte de este muro está destruido y las piedrashan sido usadas por los habitantes del pueblo paraconstruir sus viviendas, porque en los cimientosde las casas en Chavín se nota en todas partesgrandes sillares antiguos.'Además de los nuevosmuros arriba indicados y casas construídas conlos antiguos escombros de la plataforma, encimade ésta se encuentra un pequeño pero muy inte-resante residuo del tiempo antiguo, lo que parece

t2L

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Tdemostrar el carácter de la construcción como si*tio consagrado a la adoración del dios. Más cercaa la pared sur que al centro, se encuentra un pe-queño recinto encerrado (fig. 1-G) de sillares muycompactos, los únicos restos antiguos de murosque se puede descubrir en la plataforma. La pa-red tiene un grosor de 1.30 m. y mide 8.50 m. alcuadrado, Una entrada de 1.20 de ancho va deleste al interior del recinto que está repartido porel sur y por el norte por dos pedazos de murosque sobresalen en dos partes iguales; la esquinasur-oeste de la pared se ha desplomado."Para esterecinto completamente aislado que está rodeadode muros de piedras muy grandes, no determina-mos dar otra explicación, que éste había servidocomo santuario donde se había puesto al dios oídolo del templo."También se dice que en esta re-gión se había encontrado la piedra que después fuetransportada a Lima con grandes gastos de dineroy de esfuerzo y que actualmente está colocada enel Jardín del Palacio de la Exposición. Más adelan-te nos referiremos a esa piedra que también es deimportancia para las conclusiones sobre la proba-ble edad del edificio.

En la pared oriental del templo que mira alrío se extiende una ancha tertaza moderadamen-te elevada (Fig. 1-C). Parece que en el centrode la pared se hallaba la entrada principal. Alláse abre un barranco parcialmente cubierto conmaleza (Fig 1-H) en sus lados hay una albañileríairregular. Ahora se ve solamente fragmentos depiedra metidos en barro, mientras que los sillareslabrados con los cuales esa antigua escalera estuvorevestida, igualmente como aquellas de las paredesexteriores, fueron extraídos y usados para otrasconstrucciones. A la leruaza se le une otro recintorectangular (Fig. 1-D), de igual ancho que el tem-

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plo que se extiende cerca de la orilla del río, y quepareóe era un patio. La parte media de éste se ha-ilu d" 5 a 6 pies más abajo: una depresión cuadran-gular del piso, que era o un jardín o- un depósitoá" ugoa, p-o"qoe in la mitad de este, donde se notaun montón de sillares, se abría una cañería, que

ahora en verdad está cubierta pero aún bien visi-ble. Este patio en los lados estaba limitado por edi-ficios rectangulares (Fig. 1-F) que forman una acu-mulación dJruinas de üna altura de 5 a 6 metros,pero aislados restos de muros aún en pie pruebanq.tr" t, lado exterior tenia sillares. En direcciónnorte del templo, es decir, valle abajo, y solamentea poca distancia de éste, se -hallaba otro edificio

ifig. f-Cl , que también era de forma rectangular,pe"á *ás-ext-enso que eI antes mencionado, sin em-f,árgo "ol.*ente

e-n dos lados, donde aquí y allátodávía se encuentran restos de muros, se puede

observar y calcular aproximadamente- la direccióny el largo de éstos. El largo mide 150 pasos' pero

sobre "funcho en dirección al río no se puede ave-

riguar nada cierto' por los edificios rruevos' cercosy

"rrrrr.or. En el punto más alto de esas masas de

áscombros amorfos se encuentra una capilla' Esaparte del edificio antiguo puede haber-sido un pa-iacio para el señor dél país o viviendas para lossacerdotes y servidores del templo. No parece ha-ber sido ni castillo ni fortaleza, porque por su si-iuación y alrededores no servía para edificio de-

fensivo.Tanto como debajo de las ruinas del palacio,

como sobre todo debaio de las ruinas del templo,se encuentran galerías subterráneas, las que tie-nen la altura i§ual al tamaño de un hombre, es-

tán casi siemprá bien construídas con peqrreños si-llares, van formando varios ángulos que de vez en

"out do se amplifican en cuartitos o en celdas' Las

123

Page 63: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

entradas a las galerías de las que se dice que an-tes existían más, están medio cubiertas por tie-rra y piedras caídas, así que para entrar uno tie-ne que andar a gatas, eslán más altas, así que unopuede andar bien sin inclinarse, están ventiladasy en ningún lugar se nota el aire pesado y con olo-res desagradables. -Lo más interesante de esas ga-lerías laberínticas se encuentra debajo de las ruiñasdel templo. La entrada de ésta estuvo casi tapa-da con paja de rnaiz y escombros cuando la visité.Hicimos que algunos jóvenes indígenas agrandasenel orificio para poder entrar. Después de una cor-ta distancia la galería que al principio era ancha,volteaba a la izquierda y se hacía bastante estre-cha, así que solamente un hombre podía andar;en este lugar los muros tam¡roco están bien unidosy las piedras no sort labradas como en otros sitios.Después de haber andado una distancia de 30 me-tros, un poco inclinados, se amplificaba la galeríaa un recinto pequeño, cuyo techo parecía haber es-tado apoyado en un pilar de piedra. De este es-trecho recinto iban galerías en rectángulo a los doslados, las que sin embargo, en una profundidad dedos metros se terminaban, sin tener salida. Lagalería continuaba en el interior en dirección delacceso. El pilar que sostiene el techo llamado porlos nativos: la huanca, es de irregular forma mul-tila-teral. (Fig. II). Está cubierta con figuras gra-badas y arabescos terminándose en cabeias de-cu-lebra, que en conjunto muestra una grotesca carahumana. El canto romo de la parte delantera for-ma la nariz, debajo de la cual en los dos planosanchos de los lados, está grabada una boca con afi-lados dientes y grandes y agudos colmillos. Laparte más baja del pilar es trilateral, los dos la-dos delanteros son anchos, el lado de atrás es es-trecho, la parte superior que forma el cuello es

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cuadrangular, y encima de ésta se ve grabada otra;;;-A;;ráura-afilada v colmillos' EI- dibujo ql¡e

;;dtr";ñ;u'* r'irá L lu lu, débil de una vela'

I"[t" -i]"tt".,

en cierto modo Ia descripción indi-;;a;;tb;.--Co*paremos entonces este pilar c-on

ü;"á;;; el-ja"áín del Palacio de la Exposición'a"

-ü q". huy .rttu fotografía al final del prim-er

i.*" ¿T ""t. obra, y a -la que ternemos que refe-

;i;;t.-"E;;. ""iátá á" g"u'ito de una altura de

1.90 *., de un ancho de 0'90 m' y 9e un espesor

á;ó.il';t *-ui pt""o muv liso en.el,que está re-

;;;;;;"d;, loo ti""." exaciamente trabajadasJ una

íig"". fr""iana, enana v deforme, estilizada de un

modo grotesco' con gündes y afilados dientes y

""rÁhr8", pies'con gu"""u" y cón cetros en las ma-

;;;:--E;'lZ cabeza""e l"'t'anta un sobrepuesto cuá-

a;ir;dt ornamentos consistente de quijadas con

Ji"ía". ".rÁiuos

v serpientes que en lugar de-pe-

il;';;i;;;;-t"-áiau"-en rorma de- r-avos' Hav

l-irlt" sámejanza en las figur-as grabadas en esta

;ü;, """" 'r.. áuI pilar que la suposición es casi

á"iá"lt" q"u-á*Ú"t'"uu" ieptese"taciones del mis-

*r áu:átá,-L" á""i", üvinidad que se adoraba en

tiernpoi remotos en el temPlo'-Que el edificio en cuyo interior.se encuentran

saleríás, era un templo y no castillo o fortaleza':;;; p"".uu" simplemente, resulta de la.formade una pirámide ancha y despuntada que sremprc

". i-"ár -""

iemplos peruános, y la que está forma-,ü^il;' """-táü4"

irasa de-tierra acumulada' de

il ";ú";;i" áu ,rt u escalinata, de l,a -característica

""fá^- ""ü*1a plataforma; en fin, el descubrimien-

il d" -l*

;¿átot ¿" los óuales uno estuvo prgp-l-

üI";;;á deilrminado para la adoración de.l públi-

"o v el otro para la adoración en secreto; es evr-

ñ"i"-d; ;" h" estrechas galerías subterráneassólo múy pocas personas hubiiron podido asistir a

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Page 64: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

ceremor¡ias -religiosas--de cualquier tipo. eue setrataba aqui de sacrificios pu"é"u comi"ob.ilo unrecipiente encontrado en_ lás galeríasl un platocjrcular de un diámetro de 0.60- ffig. ÍUl, a"-pi;:dra dura de color oscuro, la que se s6stiune en cua_tro pies labrados en la misma piedra, y posible_mente ha sido un recipientu p?*?iu"ogé"iu'.;;;;;.Este recipiente está en poder del Dr. ñ. Manuel2;_vallos en Huallanca, en cuya casa yo lo vi unosdías después y lo dibujé._ Los ídolos encontrados en las ruinas de Cha-vín además son pruebas, que esos edificios ,; p;;_

vienen de la época de los Incas porque los templosconstruídos por los fncas eran óonsagrados al'SoiI por eso no podían tener otros üoses. Sin em_bargo, los Incas no poüan extirpar las anteriorescreencias religiosas en los puebloi que ellos habíansometido bajo su imperio, pero implantaron en to-dos sitios el servicio al Sól y des-truyeron inexo*rablemente todos los sitios dé culto cánsagrados aotros diose-s. Respetaron solamente dos ie*plo",aquel en el valle de Lurín y un segundo cercá deCacha en el valle de VilcaLot., p3rq,* estos noeran ídolo_s sino que estaban

"orriug"ádos al diosmas efvado al que ellos mismo reconocían ademásdel S_ol, y que en la costa fue adorado con el nom-bre_ de Pachacámac y en la sierra con el de Hui"a_cocha. ' Lo que además habla contra los incas co_mo constructores de Chavín es que aquí se ha em_pleado un tipo especial de constiucción. Tales mu-ros como aquellos que se encuentran en Chavín, loslncas,no, construyeron en -ninguna parte, porqueademas de las ya mecionadas peculariedades de-suestilo vistas en el segundo tomo, el estilo qr"

""distinguió por sus cónstruccioneá de pied"a muvbien ensambladas. En sus obras más antiguas lo"smuros están formados por piedras desigualés, poli-

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gonales pero cuidadosamente ajustadas-, despuésúsa"on sillares colocados en forma lineal sin arga-masa visible. En el transcurso de este viaje ten-dremos seguramente la oportunidad de mostrarejemplo de esto y más tarde encontraremos nue-lrls pruebas de este estilo de construcción en obraspúblicas. Pero aquí en Chavín la ensambladura es-suelta,

Ias piedras grandes están puestas sobre ca-pas gruesas de argamasa o barro. En fin, si creye-iu qüe los edificios de Chavín son obra de los Incas,

"""ü p.". contestar la pregunta: ent-onces guién los

había destruído? Antes de la llegada de los espa-ñoles los Incas fueron los últimos señores del Perú,entonces hubieran destruído sus propia§ obras. Pe-ro los españoles no destruyeron ningún edificio in-tencionalmente. Revolvieron la tierra donde sos*pechaban encontrar oro pero dejaro! sin tocar losmuros en que no hubieran podido hallar tesoros.Sólo donde podían usar los materiales para suspropios fines derribaban los antiguos muros, comoóon- la f.ofi'aleza Huarcu en el valle de Cañete queusaron para construir el muelle del Callao, o co-mo en Cajamarca y Tiahuanaco donde construye-ron sus iglesias. Pero aquí, en este valle remoto,donde sobre todo llegaron solo pocos españoles, nose ve tal empleo. Todo señala más bien que lasmismas manos que en el valle del Santa casi nodejaron ni una piedra sobre la otra en las colinasde"Pumacaytn y Trr*sacaica, y que en el valle de

Casrna dispersaron los grandes sillares del templode Mojequá, y eue también destruyerorr los murosde Chávin, y ettos no podían haber sido otros sinolos señores del Cuzco.

Los Incas no parecen haber procedido con esa

suavidad y tolerancia en la sumisión de esta re-eión. iEualmente como después en Ia guerra contraior Óhi*rt, Io que Garcilaso de la Vega afirma tan'

127

Page 65: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

tas veces en honor de los Incas. También se en_cuentran-algunas indicaciones sobre Ia causa de suira en relatos de Ios cronistas, sin embargo, no porGarcilaso de la Vega sino por im *"*o"iás'del cro-nista Montesinos -que contienen mucha. i*p"obu-Drudactes y absurdos y cuyos testimonios, en algu_nos puntos, no pueden ser-negados. Los Chanias,que vivían entre Andahuaylas y Ayacucho, eran loámás peligrosos oponentes de lós reyes deí Curco yen una insurrección amenazaron Ia capital. Fuá-ron vencidos pq1 el entonces príncipe heredero, elposterior I¡rca Huiracocha, qué peráonaba v dábaIa vida al valiente cacique dé e[ós, Hanko Íf";ii".Sin embargo los_vencidbs tomaron

"u yugo inaig-

namente y_cuondo el Inca estaba ocupadó "o "ü"campañas, los Chancas, según Garcilaso de la Ve-

qa, abandonaron sus domicilios y atravesaron laQordillera al mando de Hanko Iiuallu para esta-blecerse _en !a pendiente al este, en la región dálactual Moyobamba. Montesinos describe ésa huí.da un p_o_co distinto. En una campaña de los Incascontra Huaylas en el valle del Sánta, ellos tuvie-ron que tom-ar parte del ejército y habían puestosus mejores hombres. Pero el Inca desconfiába deellos y en secreto mandó a su capitáa la orden derodear y matar a los Chancas duiante la noche ensu erampamento. Siu embargo este plan traidorfue frustrado porque los Chañcas,

"viüáos a tiem-po, evadieron la destrucción por'su rápida h;iá;,no fueron alcanzados, el rey -de

los l.ácinos Conlchucos les dio su hospitalidád v protección. p;;;el rey Cuismanco de-los ConcLu-cos que tambiénera aliado y amigo de los C'himus,

"e"idí" "" Cfrá-vín y probablemente también en ei valle del Santa,contra el que era la ca¡?paña de los Incas, ya erauna provincia del imperio.

128

Como ya se hizo referencia en la descripcióndel templo de Mojeque, la construcción de tal obra,el traer y levantar tan inmensas piedras hubierasido imposible para un limitado número de habi-tantes de un solo valle, y lo mismo se puede de-cir respecto a las construcciones de Chavín. Es-tas solamente poüan haber sido realizadas por eltrabajo, durante años, de centenares de hombresy suponen la existencia de un numeroso pueblo queya había hecho un progreso muy considerable ensu cultura. Lo que nos indica que las tumbas ra-ras en las alturas de Sipa, cerca de Andamayo, cu-yas piedras inmensas se habían tenido que traerdesde largas distancias y que también exigía lacooperación de una gran masa de gente, las tene-mos que poner en relación eon los edificios de Cha-vín y hay que decirnos: que en tiempos remotos,mucho tiempo antes que los Incas acrecentasen suimirerio con esa región, errtre ambas Cordilleras yentre la corriente superior del río Marañón, en losvalles que reunidos se llamabau Conchucos, y pro-bablemente mucho más hacia el norte, vivía unpueblo civilizado cuyas íntimas relaciones con lastribus de los valles de la costa hasta ahora sinembargo no están probadas, pero que son muy pro-bables.

Chavín fue un sitio principal de los soberanosde este imperio, pero no la capital para la que nohabía suficiente espacio en el estrecho valle. Perolos reyes probablemente lo prefirieron como para-dero por las mismas causas por las gue los reyesdel Cuzco prefirieron el valle de Yucay: por la be-lleza de la región y por el suave y sano clima. Cha-vín se halla 150 m. más alto que lJaaraz, pero elaire es mucho más caliente; porque en el valle delSanta la Cordillera Negra no deja pasar el aire cá-fido de la costa mientras que en Chavín el frío de

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Page 66: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

la Cordillera está moderado por los vientos que so-plan del hondo valle del Marañón.

El idioma de los habitantes de esas regiones,donde toda la población indígena y también losmás oscuros mestizos están usando el quechua, eraen tiempos de su independencia otro iüoma, V al-gunas palabras mezcladas con el idioma de los In-cas, como muchos nombres de pueblos y cerros in-dican que aquí el aymara fue antes el idioma pre-dominante, y los nombres de Chavín y Huari, unpueblo principal en la provincia, son palabras ayma-ra, como la palabra tullpa, racu, matu y algunasotras 1. También las chullpas o tumbas en formade pequeñas torres, que se encuentran cerca de Ta-rica, las que encontraremos después en el valle delrío Marañón, hablan en favor del hecho, que el pue-blo establecido antes aquí pertenecía a la raza delos aymaras.

Regresando de las ruinas pasamos otra vez so-bre un pequeño puente, que ya habíamos atravesa-do en nuestra llegada, pero sin prestarle atención,aunque como entonces escuchamos es una de lascuriosidades del lugar.

Poco abajo de las ruinas desemboca un afluen-te al lado izquierdo, el Chango o Chuncu, en el ríode Chavín. En el lugar donde cruza la carretera,el río corre en un lecho formado por paredes depiedra hechas por el hombre, tienen un ancho de

1 Chavin es un nombre que se encuentra varias ve-ces en el Perú, por eso el sitio donde se encuentran lasruinas se llama Chavín de Huántar para distinguirlo. Lapalabra ChavÍn es una mala pronunciación de la palabraAymar-a CHAPI, la zarza, el locativo (prescripción-de lu-gar ¿dónde?J ghapi-qq o chapin, en la zatzá, Huari sig-lifica una vicuña, tullpa el fogón, racu barniz, matu iafrente. Todas esas palabras no iienen sentido en el idiomaQuechua.

130

tres metros, allí hay urr puente formado-por lajaso vigas de'piedra.

- Son 4 lajas -en total, la§^dos

laias"que se-encuentr€m en el meüo miden 6'50 m'dé lr"io y 0.40 m. de ancho. Las dos exterioresuo" "ti

páco más cortas y por eso estáT sostenidas'u" tu" dos orillas por sillaris metidos debajo'-- Es-iu pu""t" proviená de tiemlos remotos y se llama;i ;;;"i" i¡r"u o también Bumi-chaca, puente de

pi"á"..- B" eI parapeto proveniente,de tiempos másinodernos, se Lnculntran dos esculturas antiguas'Una de estas ilustra uua cara humana' La otra unai^bera de león. Dos esculturas similares se en-

""""t*" *"tidas en las paredes de una-casa' Q"i-

;-h;;-;d. adornos de-las puertas del templo o

palacio.En la ciudad encontramos otra lez a los bai-

larines inüos que ya habíamos visto en la maña-

"u. - Ufot continuamente estaban en movimiento'

Iban de casa en casa para mostrar sus uriiformes;;;ililñ", p"ai* üirosna o ua trago de chicha

;;; ; Úuile. 'Esa costumbre se parece a una de

;kuno" pueblos alemanes que- se llama de los can-

to"res del día de año Nuevo' La música que acom-iárf"-.f U"it", t" hacían con silbatos v tambores'É; üí;"¿siói realizada en la tarde en honor de

Sun páar", cargaban además de la imaggn de este

;;t"-. táaá" aqüeIas imágenes que los indios traíaná;;uL ;;t"s.' Cada grupo de bailarines bailabaááfu"t" de la imagur, áe lu comunidad, yendo {e;;p;1¡;" ;.rr 1"" áu"ut mirando a la ima-sen' El

"áái"o delante de las andas lo sembraban con

flores.La chicha de Chavín, de la que en esa opor-

tunidad se tomaron grandes cantidades, es famosaá"-""á-rágión y meréce esa fama' La bebida que

rro"-.i"rri""ton dn la casa de nuestro compatriota y

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Page 67: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

que había sido preparada por su esposa, era lo me-jor que yo había probado hasta entonces.A la mañana siguiente visité otra vez las rui-

nas y en la tarde fuí a la ladera derecha del vallepara mirar de allí todo el complejo. Hay un puen-te,que cruza el río. Pero este puente es muy tor-cido y se veía tan ruinoso que bajamos y conduci-mos a nuestras mulas con mucho cuidado a la otraorilla. Son puentes muy inseguros. Consisten de4 a 6 troncos que a ambos lados están sostenidospor una base. Sobre los troncos se pone pedazosde madera o ramas que se amarran a los troncoscon cuerdas de fibra y se les cubre con tierra. Untal puente aunque esté deteriorado no puede caer-se de golpe sino que se nota por las grietas y lasinclinaciones que necesitan urgentemente repararse.

132r_33

EUGENIO LARRABURE Y UNANUE

(Lima, 19 de enero de 1844 - Lima, 12 de mayode 1916)

Diplomático. Secretario de la Legación en Es-paña y Encargado de Negocios en 1879. Ministrode Relaciones Exteriores en 1883 v 1892. Minis-tro de Fomento y Obras Públicas en 1894. Minis-tro Plenipotenciario en Brasil en 1905 y PrimerVice-Presidente de la República entre 1908 v 1912.

Redactor y eütor de La República (L871-72);Director de Et Peruano (1877) y colaborador deEl Ateneo y El Correo del Perú, donde publicó susEstudios üterarios, F,nsayos meritorios de críticadifícil y sargaz. Fue Presidente del Ateneo de Li'ma y áel Instituto Histórico del Perú y MiembroCorrespondiente de las Academias Españolas dela Lengua y la Historia.

Entre sus obras principales figuran su Histo-ria del Descubrir¡:¡iento y Co,nquista del Perú, des-truída durante el incenüo de su casa en 1895 vsus Monografías Historico-Americanas, que se ip;primieron- para celebrar el cuarto centenario deldescubrimiento de América.

Page 68: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

Obras principales

18931914

1874

L934-36 Manuscritos y Publieaciones. 3 tomos. Li-ma, Tmp. Americana.

Tomo I. Literatura y Crítica Literaria. Lima, Imp.Americana, 1934. 598 pp.

Tomo IL Historia y Arqueología. Lima, Imp. Ame-ricana, 1935. 692 pp.(Contenido: Cronología incaica. Ccapac-

una. Población del Tahuantinsuyu. Len-guas iuügenas. Caminos del antiguo Pe-rú. Viracocha. Los chucos o deformaciónde la cabeza entre los peruanos. El qui-pu. El uso de orejeras en el antiguo Pe-rú. La poesía entre los Incas. El naci-miento de Atahuallpa. Arqueología pe-ruana. Las chulpas de Umayo. La for-taleza de Parafnonga. Hattun4añar.Huánuco Viejo. Ruinas prehistóricas dela provincia de Cañete. Villca-huasi. Ce-rro Azul. Canchari. Fortaleza de Chuquimancu o Hungará. Palacio de Herbay.Muralla de Huarcu. Incahuasi. La con-quista de Chile por los peruanos. Las ci-vilizaciones antiguas del Perú y la titu-lada cultura calchaqui).

Tomo IIf. Historia y Arqueología (continuación)-Lima, Imp. Americana, 1936. 667 pp.

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Cariete; Apuntes geognificos, históricos,estadísticos y arqueológicos. üma.Monografías Histórico-Amerisanas. Lima.Les aichives des indes et la bibliothequecolo¡nbine de Seville. Reseignements surleurs reehesses bibüographiques et sur l'ex¡rosition d'anciens documents r,elativesa l'Amerique. París.

lContenido¡ Notas sobre prehistoria co'ü;bñ;. Depósitos arqueológicos de Co-rr-Uiá. Cris'tóbal Colón en eI descubri-Áiu"to de América. EI Archiwo,de Indias

v- ü- giÜfitieca Colombina de Sevilla) '

LOS CHUCOS O DE.F.ONUTACION DE LA

CABEZA ENTRE I,O,S PERUANOS *

I

Pocas cosas hay en el Tahuantinsuyo que exi-

t",, á;;; ilcuriosidad, como Ia üsposición de com-

ffiriil-;á"rá"*u, las'cabezas de las criaturas' La

Ir""árJ¿" -;i;;

é*traaas muestras,- sacadas de

il-;;Í";os, de hombres desarrollados con una

"""d.ü"ááá" "iteuü' debida a esa práctica' Y aún

;;tié";;;;;a;-;;" algunos escritores si la de-

t'";ñálJ fr" á"iu"i"" a lá muerte del individuo u

"U".-"á.t"iror d'el terreno, si no efistieran dispo-

;i"i;#; d" ü Iglesia cristiana, desde que se esta-

üi""#"I" ar p"-"1 "o"¿"nando -auuella

costumbre -v.i "t ""á."t

áseáos-ádemás algúnos..esqueletos.deniños que conservan áás tablillás ceñidas estrecha-

;;;i";ioáneo Por medio de ula faja'Tres causas se señalan a dicha práctica: 1o la

.rro"rJi"iañ- i+ .l propósito de corregir la obra

á""il;;üi"lZr", a'fin de Plev-enir en eI pueblo

ña. t"-*áti"a dó rebelión, t 3q la creencia de qu9

;;ilo. ht*bres e"an más sanos y más adictos aI

fÍlñ"""itos v Publicaciones; Historia v Arqueología' To-

mo II, PP. t7J'721. Lima, 1935'

135

Page 69: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

trabajo. Pero creo que las dos primeras fueron lasprincipal.es. Voy . presentar loJ da;;; que encuen,tro en algunas fuentes históricas sobrelan intere-sante materia.

^^ ,,I-r1l-". las supersticiones de los indios, de quese hlzo referencia en el Concilio provincial'reunidoen Lima,en 1562,-bajo_la A"ec"ián-¿ái p"i*ái-e"fzobrspo de Lim_a, fray-Gerónimo de Loayza, se hizoexpresa mención de la deformación craneana, enlos términos siguientes:

, ,. "Los Collas y puquinas, y otras naciones derndlos, usan formar las cabezas de los niños en dilversas figuras con mucha superstición. f" .fg"rr*partes las hazen muy largas -(que

llaman, cailoho-ma). ad-elgazándolas, y- Iiaciénáolu" q"u venga almolde de unos comg-bonetes que náLun Cñ;;angost-os y luengos. En otras pártes hazen las calDezas Iranas y anchas de la frente, que llaman pal_toma. Y demás del daño que hari., u lo, ,if*con esta violencia, usan ciértos sacrificio, A Sáiy a los fdolos,,.

qn 15_84 se insistió en la observación de Iosacuerdos del enunciado Concilio d"-i567-y;;;;las- resoluciones que

"" *""áá-d;pií" en formaenérg.ica, se halla una que ordena;--*"Que la supersticidn ¿, "-oia., las cabezasde los muchachos ae_cie"tus-fo"á-rJloá to, indios

{}"Ti:-"1?:rr'ra v Palta-u¡rra,-dJiffi se quiren.r a ros sacerdotes se manda que trabajeo ár, "o_rregir semejante abuso, tan.p""iri"io"l] a los jue_

ces seglares se en"r*gá v piá" qd h¿;" ejemplarcastigo de Ios hechiceros que tal hazen,,.En cartas sinodales áe otros ."robirpo",

""dictaron_ po-steriorm""l". +"pr;t"i";;' análogas,recomendando a los. üsitadoies L"il"iarti"ü-i-llos curas -que persiguiesen i" Iriüeü"""liumbre deamoldar las cabezÁ de las ";ilü;.

*

136

El Viruey don Francisco de Toledo, que tansolícito se mostró en dictar disposiciones de buengobierno y en que desapareciesen muchas prácticasperniciosas del antiguo Imperio, también se ocupódel particular, dictando al efecto en Arequipa, confecha 6 de noviembre de 1575, entre otras Orde-nanzas, una por la que mandaba, t'que ningún in-dio ni india apriete las cabezas de las criaturas re-cién nacidas, como lo suelen hazer pata hazerlasmás largas, porque de averlo hecho se les ha re-crecido, y recrece daño, y vienen a morir de ello;y de esto tengan gran cuidado Justicias, Sacer-áotes y Alcaldei, y Caciques en que no se haga" 1.

Una relación oficial de 1586 d'ice que los co-llas o aimarás, "traían en la cabeza hasta pocodespués de la conquista unos que llamaban en sulengua chucos... ápretaban (la cabeza) a,los-ni-ños- recién nacidos tan reciarnente, que se la ahu-saban y adelgazaban alta y prolongada lo más quepodían, pttJ memoria que habían las cabezas deiener la }o"*a alta del volcán de donde salieron..."En efecto, según la traüción, los habitantes de di-cha provincia salieron del Collahuata. Sus vecinoslos áabanas, por una superstición parecida ataban

'en sentido cóntrario las cabezap de sus hijos, afin de hacerlas chatas y muy anchas. "Rela¡:ión deIa Provincia de los Collahuas, hecha por su corre-gidor don Juan de lJlloa".*

Ambas formas eran, respectivamente, las que

se conocían bajo las denominaciones quechuas- dezavto-uma y palta-uma y corresponden, hasta cier'to'punto, a lá clasificación de microcéfalos y ma-

""oóéfulo" establecida por los fisiólogos. Pero como

1 "Tomo Primero de las Ordenanzas del Perú", coor-denadas por el licenciado Tomás de Ballesteros' Lima, 1685'Título IX, Ordenanza VIII.

13?

Page 70: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

en- -a,lgunos lugares Ios indios no se sirvieron detablillas, _sino áe ""u"¿""

-1"i""Á"".it1, resultó unatercera clase de cabezas de forma cali trianEulr.-g h!e" con extrañas prot..be"u'rcir"l-ó:tu'::ilt#

indígena, qre "segu"a est"" bien-inttrtado de lascosas de sus-paisanos, explica de esta suerte el ori-gen de aq_uella extraáa v tarU"r,

"o"t"-U""i-, O"-te mismo Inca (Manco-Ccapac) lráUiá *."áááo q""atasen las cabezas de las ""¡ui"ru"r-pára que seansimples y sin ánimo; porque lá" i"tiá, á";;;;;:

beza y redonda suelón """'

.t"*iá";-;;"u cualquiercosa, mayormente son inobedientes,'. y agrega'queLloque Yu.na¡rou¡ tercer Inca, ,;iambi¿" frá'Uí *á":ua-oo que tod.as Ias naciones a él sujetas atasen lascabezas de las criaturas para-que seán hrgas y que_brantadas de frente, y que f**"-;uiáiuj,.=ñoes- éste el único analistá qrr" i"." señe¡ante ver_sión; pero juzgo innecesarit *"ñiUi"* las citas.

II

. ,Por_consiguiente, es indudable que el hechoexrstro. fiespecto de su antigüedad v topografía,no .es.fácil designarlas, _"orq nátJ"

"ug""iaáa. -ü

materia es nueva consideránh"t" ú"io-áf punto áf:;i"g;!:- ta invesrigación críiü; í,;"tóri""; ;";;sr podemos sentar algunas bases que

"i""uri -áá

1'¡l! 9. partida a fuiuras v *a"-e*iurrsas disqui-srcrones.

, Desde luego, .la deformación artificial de lacabeza, se usó en Asia-entre los mongoles, en Java,Taití y otras islas de la Oceánír; t;,1; se preten_{u qr." se practicó en ry"r9,_ Ii";;;i", Étlsi";,Francia y varios países md ¡;8"-;ñ;;;" tiemposmuy_remotos. En cuanto a la Amérióa, hallariá"que_la misma costumbr-e- existía--üsiilt" g"rr"r"-lizada en distintos pueblos á;i ñ;;; como tos

138

nahuas de la Florida, en México, en el Ecuador, en

e;ñbtr, "t lu" Aníiilas v en la América Central,

u.p*iátáLttte en Yucatán, en las costas del Pa-

cífico y aún en la Patagonia 1.*--- Cá"i; hay antiguó escritor que se ocupe de

.ruestrá contineirte, qüe deje de hacer referencia yá."-á"tuii"s sobre'tan rara y peruclosa práctica'*-

F;;; Ba"tolomé de las Casás, -observa que los

indios dá ciertas tribus de Guatemala lo mismo que

;;;i;; d" Ti"r;" Firme, para parecer fieros en lad"""u y atemorizar a sus enemigos,- tenían por

Zá"i"*Ur" deformarse las cabezas desde pequelos,;h.;;;;", ai"u, t.. cabezas y las caras,-por indus-t¡u a" lá. pu"i"""" o de las mismas madres cuando

i; ;"i.tuá"'.orr trernas o chiquitas, ernpinadasy t."ut las frentes anchas-. Algunos.las tienen em-

ái".áá. v las frentes cuadradás y llanas somo los

á;;á i.ru tu Española o Haití), otros como los

,r*"i"."* y'algunós como los del Perú o los de

ir-frá"iaá iu" fi"rr"rr de figura de martillo o de

;;;: áij" tlgunos del Perú porque p-ropiamente

""'".i"-p*viícia tienen propia costumbre de for-

;;"*;;t-1;dustria las ca-bezás, con lías o vendas

á" ^fgáá¿"

o lana por dos o tres años a las cria-1""""-á""¿" que naóen que los empinan las cuales

;;;;;;;o iigrr"t de -coroza o mortero' Los lu-

;.y;;¡" Cuba y"Jamaica las tienen como las nues-

tras" 2,---- Sobre esta misma costumbre entre lq; qu-im-

uuvul-áu Cáiá*uit v los caraques del Ecuador'

--fThornam. "Cranea Británica"' - §¡nith lBeqgrt"'1859: --ü.

-á" N"d.iUt.' "BArnérique Préhistorique"'--

eá"ii. "ffi"t. ái tt " l-urican Indiand'. -

gancroft. 'TheÑ;tü;" ñt"át;. Tomo I, II v rV - Cieza de León' Primeranarte de la "Crónica del Peni'1 Cap' I, etc'' -'""2 -i'ñ.to-ria-Ápoiogética de las Indias occidentales"'caP' xxxw'

,,g

Page 71: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

trata Cieza de León,. üciendo fray p_edro Simón,de los panches, del .primero a" "r#puises,

que ,,tc_nían rostros hórribies, iát" v ñiá""I*"o" Ias fren_tes y colodrillos chaios y aplanaáás, pu"sta asicon artificior _pgrque en -naci-endo

ia' criatura leponen una tablilla en_el colodrillo y oira en la fren_te y atándolas ¡ror los extremos" aprietan ;;b;._partes y hacen subir Ia cabeza hu"il.""iü ñ;:da aplanada ta frente y ;¡ ágd;it,*"o" que lesquedan las cabezas muy feasiiiIg_ual noticia trae Oviedo y Valdez en su ..His_

t*tu 4u las Inüas,, respecto :1" b.l;di;" ;u"lb",Íe I qgmíTigu v. puertá Ri;o,-io;-;; para la de_rormaclon cfel cráneo empleaban vendas, agregan_99. qo.- esta práctica era seguida sobre t;A;A=riil';hijos de los principat"" aJ t"s t;ib"r. "

f, este cronista, trascribe una curiosa informa_qión, tomada ante escribano pá"1i p.-n"b;diih;Chicoyatonai, Misesboy, qip"i; Jirá.

"."iques delos inüos catiñas d" Iióndü"*,"";;;; a.toÉ ""pü_car los procedimientos empleaá"" pá"u

"iectuariás*"^f:.:T:."i.":s y Ia."urO"^du * I"rl fr" ,q"l-"itragmento de uno de esos interrogatorios:- "¿Como no teneis vosotros lalabeca de la he-chura de los chripstianos?

"Respondieron:"Cuando los niños nascen tienen las cabegastiernas e hacenselas como vees que las tenemoscon dos tolondrones, a Ios ludo;tñidi".ráo

" A;J;por medio de la cabegu -"" g"""-hü;;" parte aparte, porque nuestro!_dioseis ü;;ó; a nuestrospasados que ansi ouedabamos h;;;;.'y gentilesir^o.1bres

e tas.cabáeas qu_gdan ;;;-;;;i", para rascargas que se llevan en ellas...,r.

140

1 "Noticias Historiales,'.

En el Perú, el uso de los chucos, o más propia'mente chucus, (debiendo advertir que tomo estapalabra en la acepción convenida, pues en realidad,según Cieza, el término chr¡rcu, lo empleaban losCollas para designar sus tocados: t'unos bonetesa manera de morteros hechos de su lana", signi-ficando también, en forma ya generalizada, cual-quier adorno que cubre la eabeza de los indios, asícomo remiendo, &.) no parece provenir de los In-cas sino de los aimarás. Suponer que fue inven-ción, como otras muchas cosas, del EmperadorI\{anco Ccapac, no parece ser sino la rutina seguidaconstantemente por algunos escritores, de atribuircuantos usos y costumbres existieron en el antig-uoPerú a los soberanos cuzqueños. E¡L los alrededo-res del famoso lago Titicaca es donde se ha pre-sentado mayor número de casos de deformacionesartificiales áe la cabeza; y no sé si hasta puedeatribuirse a aquella práetica, observada sin inte-rrupción durante varias generaciones, Ia formaprolongada tta manera de mitra" que se nota enlos cráneos de dicha raza. Estos cráneos aimarástienen mucha analogía con los macrocéfalos encon-trados en Crimea (Rusia), hasta el extremo de quees fácil confundirlos; pero mientras se ha descu-bierto algunos de los primeros, en los cuales hayun. p"oyección de 90 milimetros detrás del ,opis-trión, en los europeos esa misma proyección hastaahora no alcanza a 70 milímetros.

Los fncas, por lo general tan prudentes comosabios legisladores, no se afanaron sin embargo enproscribir aquel uso; y lo que sólo fue al principioun motivo de superstición en el Collao, convirtiose,bajo la autoridad de los Señores del Cuzco, enmedida cruel de gobierno contra sus mismos po-derosos rivales que inventaron en el antiguo Perúese amoldamiento del cerebro humano.

L4L

Page 72: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

Cieza de León y Garcilaso de la Vega asegu-ran que idéntica práctica existía entre loJ habitán-tes de Manta (Ecuador). "En naciendo la criatu-ra,,di-ce el primero, le abajaban la cabeza y des-pués la ponían entre dos tablas, liada de tal ma-nera, que cuando era de cuatro o cinco años, que-daba ancha o larga y sin colodrillo; y ésto muchoslo hacen, y no contentándose con las cabezas queDios le da quieren ellos darles el talle que mas leslgrada: y así unos la hacen ancha y otros larga.Decían ellos que ponían destos talles las cabezás,porque serían mas sanos y para mas trabajo". Encuanto a Garcilaso, refiere que cuando fue a laconquista el Inca Huayna Ccapac, ,,poníanles (loshabitantes de aquella provincia a las criaturas) unatablilla en Ia frente y otra en el colodrillo, y selas apretaban de día en día, hasta que eran decuatro a cinco años, para que la cabeza quedaseancha de un lado a otro, y angosta de lJ frenteal colodrillo" l. Y la costumbre, apesar de los es-fuerzos de la Iglesia a fin de proscribirla, se con-servó en el reino de Quito hasta el siglo XVItr,según nos informa eI conocido Padre - Gumilla:¡'Los Entahlillados, dice, nación poco distante delos Mojos _de, Quito, lo mismo es nacer la criatura,que ponerle la cabeza en prenza, entre dos tablas,la una sobre la frente para arriba y la otra en laparte opuesta, y están atadas hasta que resulta unacabeza de mitra episcopal".

Pero si encontramos los chueos en sitios muydistantes del Collao y hasta en las costas del pá-cífico, debiose indudamente su propagación a lasinvasiones anteriores del pueblo aimárá y a lastrarrsmigraciones que éste se vio obligado á hac.,bajo el poder de los I¡rcas.

742

1 "Comentarios Bealed,. Parte I, Lib, IX, Cap. VIIL

143

Y no sólo fue en las costas de Quito donde

se extenüó esa costumbre. En efector-entre los crá-;;;-;i;"]¿"s'ae las ruinas de A¡rcón v enviados

oá"-"i CA"sul Hutchinson a la sociedad Ant-ropo'i¿!i"u J"

-lona""t, también se observaron defor-

;iá;;-."1ii-;i"tás, "ugúo el informe -pre-sentado

;;;;;""fá'á" s"ák el la Junta de -1q de Abril

áá-rs7d, v "ttá" r.o podían ser producidas sino por

ú* ;;;;¿.iot - au u" cabezal desde edad muv

;*;;;:-óGervaciones iguales se- han hecho -poráirT" "L"*Jta*

científicas] con cráneos proceden-

tes del Perú r.Felizmente, esa superstición -d9- Ios aimarás

o"i*"ü-v- ei "Ltit

u*i"rrto de previsión legislÍtivaá;1;; il;r" después, no alcaniaron-a generalizar-

se en todo el Pérú. El uso de los chucos, aunque

;; d;t;;ü" én diversos punto-s del territorio' P3-

"á"u

-"ir""""cribirse en una sola raza indígena' Es

;;".1 que tan bá*bara y eruel sostumbre repqg-

;;;; il"- "otigoo"

p"t'iu,,os v encontrase pode-

rása resistencia-entre los padres; como asi mrsmo

;;;;;;dtdu eou fue cresiendo v -consolidándose;1 Í;pe;io; se juzgase inútil ese medio-de asegurar

i" -"áittpf"ia tran[uilidad interior' ¿Ni cómo era^f,oriüú*|ue tá" tt"u", insaciables en !§u espíritu

áe conquista y que necesitaban formar buenos gue-

;;;;;; énsln"har sus domiuios' hiciesen ex-

1 Mr. Broca posee en sus laboratorios más de sesenta

*rr"i"r"-pro""dá"i"" de Ancón; y e:r Lima mi ilistinguidoilt,¡.;;; áLái;;-ü" Manuel A. Muñiz, ha comenzado a for-

-áll"t colección qus promete ser muy interesante'** 1,.-

"otu""ión UuAiz- fue destruída en Lima, durante

""u l""oü"i*,'"t u¡o 1895. Como la casa en que-estaba

;; ;;-;- f;L -incendiada

completamente en medio del

"á*¡ut" que se sostuvo en las calles de la capita-lt to }rt

Ñ;lJ; ün táto ejemplar de ese rico museo'- (Nota delEditor).

Page 73: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

llT.i;'", sem.ejante disposición a todos los pueblosTr,,l1l_11"tinsuyu? Asj,.lg lPás p_robabtu'"" q-"use lrmrtase a los hijos del Collao, dispuestos siein_pre a sacudir el yugo de sus dominaáores.

III

- Ahora bien, ¿débese al uso de los chucos laforma de cono truncado que afectan to"

""arr"o,aimarás? Las modificaciones físicas introduciáascon_esas tablillas, ¿influyeron realmente en lascondiciones morales de dicha taza? ¿Bajo qué for_mas, fisiológicas y en qué proporciories? ¿E'sa cós_tumbre creó en los niños unJ predisposic-ión a lasafecciones cerebrales_y a la miirocetati" que

-con_

duce al idiotismo? He aquí una serie d";;"ái;muy interesantes; pero que por su naturaleza náme- atrevo a tocar, pues salen de la órbita de mistrabajos 1.

, Al hablar, en el ar!íc¡lo correspondiente, delnúmero de habitantes del perú prá-históricó heindicado aquel uso como una de lás "r*." de des_pobl.ación; pero no será demás ug""gr" que inde-nen{ignlelqente de dicha causa,

""" *"rry nótable la

cantidad de cadáveres de niñoj qo" ""-

encuentr.anen las sep_ulturas, sobre todo en la costa. Es cierioque cuando se examinan las costumbres de toáásl-os pueblos del Nuevo Mundo, espanta el "úr";;;de criaturas gue- morían víctúnas de la supersti-c_ión_ y de la barbarie: el perú era tal vez át pui"donde Ia mortalidad_ era menor, sin Lxceptuar almism.o México, donde

"e "n "uoj""ntaban ios ado-ratorios con frecuentes sacrificiós; pero aún así áspreciso confesar que el mal alcanzó proporciones

_ 1- Véase H, Unanue, .,Obras Científioas y Literarias,,.Barcelona, tomo. II, pág. 270.

744

realmente colosales. El viajero Wie,ner-que hizo;ü;;; ;"cavaciones en la-necrópolis de Ancón'áiZ" , este respecto que el número de niños muer-tos de corta edad representa una crtra muy consr-

J""ubi"; y que en á1 cementerio- -perteneciente a

ü. -"úJ"." páb""t, sólo encontró -32 adultos sobre

ffZ -*á*iá.,

algunas de las cuales tenían suturafrontal.^-----Ápa"te

de los motivos -que he-indicado, duran-

te el-r?eimen colonial muchos indios dejaban mo-;i"; ;;hij;s, o los enterraban vivos, por librarlosa" üt-.¡"É.t'd" 1o" corregidores y encomenderos'

'r, más aún porque no los llevasen a las célebres

Li"* ü uág"á de Huancavelica, que. devoraron;;;;;; áe É pobtq"i§n indígena: {e allí esa mul-iit"a a" cadáveies de niños, ,cuidadosamente em-

ü"G"*.a.t -y

cubiertos de adornors que están re-

;;i;;á;, "o

LI u"*"ro que los rodga, el sacrificio;;;;";;n qou hacer los padrgs-' tr)sto d'uró' poco

iiá;;'*""á.,'d""de mediaáos del siglo XVI hastaprincipios del XVItr. ¡

De suerte qou L infancia ha est-ad'o sometida

"r, "iP""ú, desáe mucho tiempo atrás, aunque en

;;"di"i.# inferiores a los demás Pa-rces del Nuevo

iffiA;, -;-i"t"u*i""

destructoras' Estas eran' el

ü"o a"'chucos, que mataba a unos-y degradaba a:;:^:: ^i ^-.-^.^-.to L.o?.iáqc slcohólicas: las trans-;;;; el exceáo

-de bebidas alcohólicas.;

;i;;"i"";;;á olvido de las llelas higiénicas; v'iirr?iÁ""t", Ll tu"ro"-q.te infundíán los trabajos de

minas.

L45

Page 74: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

CHARLES WIENER

(Austria ? -

Río de Janeiro, 1919)

. Viajero francés. Miembro de la Sociedad Fran-cesa de

- Arqueología y Numismática y de la So-

ciedad Filológica de París. Profesor del Liceo Con-dorcet. Llegó al Perú en 18?5, enviado por el, Mi-nisterio de Educación Pública de Francia, con mo-tivo de la Gran Exposición Universal de París, yante la cual el Gobierno peruaro Io nombró surepresentante.

Después de haber recorrido el país durantedos años (7875'\877), retornó a París, llevándoseconsigo aproximadamente 4,000 especímenes en-tre etnográficos y arqueológicos, que posterior-mente pasarían a integrar los fondos del MuséeEthnog¡aphique de París.

Wiener aleanzí cierta celebridad con la publi-cación de Pérou et Boüvie, que sin constituir unaobra eminentemente científica, esta avalorada porsus numerosos grabados, planos y croquis de mo-numentos antiguos que aun pueden servir de guía.Además, visitó y excavó lugares poco conocidoshasta entonces, y gracias a la fotografía y a suespíritu observador reveló datos que yacían ig-norados.

747

Page 75: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

Obras principales

1874 Essai sur les rnstitutions Poütiques, Reli-gieuses, Economiques et sociales de L'Eln-pire des Incas. París, Librairie Maisonneuve& Cie, 104 pp. * V láms.

1.880 Pérou et Bolivie. Récit de vo5¡age, suivi d'etudes archéologiques et ethnographiques etde notes sur l'ecriture et las Iangues des po-pulations inüennes. París, Librafrie Hacliet-te et Cie. 796 pp.

EXPEDICION CIENTTII{ICA FRANCESA AL PERU

Y BOLTVIA POR M. WIENER

18?5-r.877 "

Introducción

El primer Ministro de fnstrucción pública meha hecho el honor, en 9 de Julio de 1875, de en-cargarme con la importante misión, de explorar elantiguo fmperio de los I¡rcas en el alto y bajo Perú.

La comisión de viajes y misiones que funcionaen el ministerio, y que ha sido establecida a con-secuencia de una proposición, hecha por M.

* Le Tour du Mondg París, Nos. 88? y 888. Traducidopor D. Pretzner y publicado en El siglo. Periódico Cien-tífico-Literario de la Sociedad "Amantes del Saber". AñoIV, Nos. 44, 45, 47, 48 y 49; y, Año V, Nos. 57, 62,53,56 y 58. Lima, junio de 1878 a agosto de 18?9.

1.48

Edouard Charton en la asamblea nacional, el 15de Diciembre de 1873, había juzgado de suma im-portancia eI estudio de la antigüedad de esas vas'ias regiones, de elevar a los antiguos-civilizadosde la Ámérica meridional sobre el nivel de perso-naies de ficción y de continuar' en fin, la obra prin-cipiada por los CasteLnau y los D'O-rbigny'- i;t datos científicos que me han sido dadoreunir durante una exploración de dos años, cons-

tituirán una monografía de la antigua sociedad au-t¿"tot u que, antes= de la conquista española, tuvo

"" *orudi eitre el quinto y déiimo-quint-o grado de

tatitud sur, sobre lós vertientes, -los valles y me-

setas de la cordillera de los Andes'Las siguientes líneas no se refieren sino a un

upi""dlo L";t viáje, que, l.rabía- sido precedido de

-ii"-á"ptá"""ia" ui'q"eológica de la provincia de

§""t, C"iáiü ",. ei B"usll; de una exploración de

*á.;;;;i""ientas leguas. en la costa, desde LimaitJ, i"":itiá; du allá haita Cajamarca; v- de esta

;;d;#á;i últi*o rnca, Aiahualpa, hasta lafrontera del departamento de Ancash'

Refiriendo este episodio, volveré a recorrer,rna centena de legual al través de este hermoso

fui", u la vez maglstuoso como lúgubre'Estas páginas no pueden aspirar ,a ninguaa

prut*r"iá" üiá"aria; puds, así como.varios 4ibujos;;; ñ -u"áápuauri 'fu"roo amenudo trazados en

ii"ai" de fueries aguaceros; sirviéndome de mesa'

el oomo del arzon áe mi silla, y de abrie-o contra

i. ir""iá, "i po""tto sostenido sobre mi cabeza por

el arriero.- '_Mi; - recuerdos, redactados en circunstancia

poco-halagtieñas, podrán bien producir el efecto de

iin mosaió, cuya iomposición artística deja, mucho

il" E;;;"t;;" de un lector encontrará sin duda

üüá utt" trataSo no es bastante explícito'

149

Page 76: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

. La-única compensación que por el gran defec-to puede ofrecer, es una sincerá rehc-ión de loshechos que el lector en seguida hallará con la masescrupulosa exactitud.

DE HANDOVAL A CORONGO

l![.frimera noche en llandoval.- Ruinas delcerro Chucana.- Fiestas del Rosario.- Cabana._Arqütectura India.- Ruinas ¿áÍ-p*n*. óo-"igpp bajg-relieve".- no""¿i-i"rLf*t¿cnicos áálartista.- Salida oor Corongo_.1Oú"*

"r,tigu;"¡;utilidad pública.j L" p;il"¡; n-"i"t"*n"._ LIe_gada a Corongo.-

Handoval ha sido para mí una verdadera sor_presa.Venía de pallascat I me_ había figurado queeste era el _lugar más triste de Ia tierrl.rero flandoval me hizo cambiar de opinión,y creo que no hay nada que se le.pueda comparar,en cuanto a miseria firrrn¿¡¿ y triiteza.Que triste cuadro para,un extranjero que Ilegaextenuado de fatiga y-de hamb"", ;i¿ áiforÁZ,

fl::r:f: adobes, secados -por el sol de abril y tras_tormadas en masa húmeda por las lluvias á" ó;-t-ubre: el de los techos, podri?Á,-á;;;-" de pande azúcar; de los corratás "il;;";¿;-águ;ereadas,en que unos cochinitos negros se entregán a todaéIas impropiedades de su irñpu;;;-;I'¿"

"lgi""lfiguras de hombre" y -rj"""",-;* -áisparatados

aun que todo el resto; y sóbre todo el a; il;i;Í;desesperado.que derráñu¡" "á¡"" u"te ;.d; ;;;gruesas lágrimas en.señal de duelo y dásconsrrelo.

, Pregunté por eJ ta'nbq, nombré que se da arps_ posactas que existen en ciertas pequeñas ciu_dades privilegiadas del perú. -- r-1.

150

Desgraciadamente se me contestó con el sem-piterno ma¡ran cansho (no hay nada). La desespe-ración del viajero en esos casos crece de punto:bien se puede dormir en el camino en campo raso'pero no es posible hacerlo en la calle de un pueblo.

Si en Europa misma las pequeñas poblacionesde las provincias no dejan de tener sus inconve'nientes para el transeunte; cuan terrible no seránecesariamente su situación en la cordillera de losAndes en donde, para expresarnos así, se halla unasociedad, muy restringida, aislada del resto delmundo; en donde todos los recursos de la vida soncasi exclusivamente el producto del trabajo per§o-nal que ningún cambio de afuera, viene a aumen-ta4 y en donde, al fin ninguna ambición que noses inherente llega a estimular al individuo paramejorar su suerte! IJno se acostumbra a la pobrezaen esos pequeños lugares, de tal manera que, ver-daderaménti no aspiran a mejorar de condición. Lavalerosa e ineonsciente indiferencia con la cual to-do el mundo se contenha allá con su suerte, tienealgo que no deja de agradar al euroqeo; h-acién-dole olvidar gustosamente la falta de simpatía- queamenudo encuentra, no es debido, sino a una ciertatimidez, mas lógica en sus consecuencias como alprincipio se manifiesta, que esas pobres gentes osrehusan la hospitalidad y os exponen a veces' aexperimentar el hambre; a causa del miedo quetienen de ofrecer al extranjero un plato mal pre-parado y de pésimo gusto.

En vano fueron mis esfuerzos de encontrarhospedaje para la noche. El cura se había ido alpueblo de Tauca para enterrar a uno de sus feli-Ereses; el gobernador asistia un bautismo en Ca-bana y el Teniente Gobernador, con el iuez de Paz,no podían tampoco atender a mi pedido por ha-llarse ambos en un completo estado de embriaguez'

151

Page 77: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

Viendo, pues, esas buenas gentes de Handovalque las autoridades no me dieron un alojamientoen sus propias casas, juzgaron, probablemente, quefuese indigno de que ellos mismos me lo franquea-ran. No hubo medio de conseguir mi objeto; atodas mis instancias, opusieron la más fría indi-ferencia, escuchando, bajo el umbral de sus chozas,mis súplicas, sin d.ejar en nada; mientras tanto, vi-no la noche, llovía; y el viajero se hallaba en lacalle, expuesto a la intemperie; y sin saber adondedirigir sus pasos.

Tomé una pronta resolución, y me puse otravez en marcha. Cuando el forastero está solo, ylos Indios se hallan en número, no es prudentefiarse a esta singular raza; principalmente cuandosaben que la autoridad está durmieudo, y no lesve.

A algunos pasos del lugar, preparaba una bo-nita India algunas papas heladas y negras que secomen en el interior, y son conocidas bajo el nom-bre de chuno.

Detuve mi bestia y pedí a la belleza de matizoscura que me venüese algunas para el arriero ypara mi. Con un aire de desconfianza me miró dehito en hito, amarrando pronto las papas en eltrapo sobre el cual se hallaban extendidas: ¡nanancarrchu me decía, con mucho aplomo.

Perdí, al fin, la paciencia; y, brincando de labestia, me llenaba los bolsillos con papas, tapandola puerta a la India. Después le ü una moneda decuatro reales, representando casi veinte veces elvalor del comestible que me había apropiado.

La pobrecita, que, tal vez no había tenidodesde mucho tiempo, tanta plata en sus manos, sesonreyó, diciéndome: "Que Dios se lo pague, miamo".

L52

Nos pusimos otra vez en camino' avanzando

ru ooc-ñI iapi¿.*""t ige,g;fi,1f*i}:*:$:{i;gua de h tld:i:-J: de h luna, ra formJ';"Ñr;Ios primeros rayos

u" "il:"1S.J"*: habian rehu':3do los ho-spitali-

clad. .. Veamos, "i ;;i;'"¡;;á'e"'ot en Ia soli-

taria mansión de 1"";;;;s' muertos desde hace

cuatro siglos.AI fin llegamos allá' Era una,p^ascana que

servía de albergue p""t t" noche a los'arrieros que

se ocupan ",, "t t"i'io"tu á" *i"erales de HuaI-

;r,ál*;;'-iu"u"u""ña a la costa'

--h+[l**íiti*t{?]*=tj*"]'"lrü**:'ffi lrii;i*1"ri,3ti+t;;¡;'fr i*icible satisfacción odos. Descargamos iT"Itü"-"1Jas' que no tarda-

ron en olfatear "l ;""ü; d" t'*t:"* en la tie-

rra, remeüo "*t"tit*iJ"J """ *utuduras' por falta

de cualquier otro'Desde Ia mañana no había tomado ningún ali-

*"rá: ü; -"t*i

"" páco de tafia para restaurar'

en algo, *i" ft""'át;';;t":-*,^':"g: fue moles-

tado por un zumbidá -en las orejas-; y' echándome

sobre mi asiento, ;"""-U;mi-ámbriaguez produ--

cida por oru "*t'áát-fatiga que se parecía a una

oesadilla, a mi arriero reáovér una masa de ba-

il;;; "u"u, d" ella algunas mazorcas'

Con estas r'i'T i'it -"t"aela en medio de Ia

pascana, v, ,oplu'Jd"o ;'i'i"ü;il figu¡a bronceada

^sumía. al reflejo ü i; ild;; io-" ti,'t,.* de un fie-

li"'""?a""* er ü''i"-aá"p*tó mi buen Gaspar'

;;;;ü;á;e estar listo el chuPe'

153

Page 78: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

Fl chupe, plato nacional muy recomendablecon- los ingred_ientes gle en Lirna'se agrega, con-sistía esta noche, simplemente, de unal pipás he-ladas y amargas corno la quinua, asasionaáa-con unpoco de ají (el pimiento del país). No teníamosmás sal.

Comimos sin embargo, con buen apetito esteguiso, espresión primitiva de ese arte, dél cual fuemaestro y víctima Vattel; pero en el fondo del pla-to encontré, no sin horrorizarme, algunos pedácitos de rr,azorca que el muy oficioso Gaspa, habíapuesto adentro, a guiso de legumbres.

Extendido sobre mi pellón, con la cabeza apo-yada sobre la silla, contemplaba bien pronto iaschls_pas que se esparcían en la estancia,-oyendo elruido de la lluvia que caía sobre el techo, mientrasque mis mulas se confortaban con la yerba que ta-pisaba las ruinas, y que Gaspar roncaba sobre sulecho de hojas secas.

Al despertar el día siguiente, el primer objetoque se me presentaba, fue un enorme sombreronegro, de forma cuadrada, que se delineaba justa-mente encima de mi cara.

pra el singular tocado del Cura, que habíavenido a darme los b,uenos días; habienáo sabidopor la crónica de la aldea que un taita había idoel día antes al cerro Chucana.

El excelente sujeto me ofreció la hospitalidaden su casa, constituyéndose además mi guía al tra-

' vé1 d9 las ruinas, en cuya inmediacióri había pa-sado la noche.

Handoval no ha sido siempre la pobre aldeaq-ue h9v día ¡epresenta. La ciudád antilua, situadaal sud-este de la aldea actual era djun aspectograndioso, como todos los monumentos que las au-tóctones legaron a sus ingratos descendilntes. En-cima de las techadumbrej resaltaban, en bajo re-

154

Iieve, figural dq hombres, especie de sátiros' ec'

culoidos en la predru' U" 'u"ot

remotos ti"*!-o:r::#;ü;j;t;r-se'sabía vivir' Las fi".*?: v resocrros

núblicos, tenían "t 'U:"it'*¡t a"ti"iao oue en la

actualidad. Existía, #dil-;'á;; ut-"i"'to -orden

de

;ffi;;;;i-;üólú' 1""o'á"o que hoY día Pa-

;;;;";"i#t L*i.ti. entonces' un-libro mavor con

la relación exacta ¿"I'páU"'v Haber;'v q:.--::I^t;:rit.i;l;e-ánsenó el Cura un ejemplar curroso'

irrcrusttado en el granito'""^ *§;;t.;

ru-r"vuñáu }o"'ott registrados' en otros

tiempos, po" *"o,o i! ;;;;" dJdiferentes colores'

Ias contribuciones d;H¡;; its habitantes de IIua-

;;"h;;;;";úG""ti'áo "uda color una tribu es-

pecial.EI edificio se parece a una fortaleza con dos

to"r"áiur-";;L;áu.";n los e*trel':g: d" la diago'

"áf." átt""á.

-la plataforma -dividida en campos

"ii¿"áá."', oblotgo", separadas entre sí' pol p1-

;áá;. --L.;'

difereriáJ pi"^"" d" -este especie de al-

macén tenían ru pu*i""iáriáad de -elevar el décuplo

áil"-f., á"f g"uáo que allí se hallaba; de manera

que un grano ut ,"áTi'i"ia", it'ai"uba un valor de

"'o"t"iU,i"ian, céntuplo al de otra'-

----- iti"iu"do "orr-*i afable guía a Handoval' me

.liio en-el camino, q"e le esplraban en el prreblo

I"""rJüt* r" *i".'aá Santa Rosa' Acababa de go-

,.r-ááL.t.s fiestas-áe'la misma Santa Rosa en Pa-

llasá Durante tres üas- y tp-s noches los incan-

;ÜI"s báilarines precedidoi del tambor' la quena

;;;";l;. habían turbado mi -sueño' v preciso es

á";iJ;; haáta el resto de buen humo" st'u ll-',f:Ñ;A;Ü"' AI dejar Pallasca, creí que.esos regoclJos

núblicos tan rurdosos, con su obligatorio acompa-

#I,[;;."t" ;hd".,'habían, al fin' Ilegado a su

;éñi;;. n" áq"i-ii''u'6n, pT -que

no participé' si-

". .'*áai.., áá tu alegría del Cura' quien me ase-

155

Page 79: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

guró que esta fiesta había conservado en Hand.o-val- un carácter local,_ muy pronunciado, ñ;;;podia menos que agradarmá.

-

. _ En efecto esto .e{a ¡a pura verdad. Apoyadoen la puerta de la iglesiq, asistí al curioso-;p;;:táculo de costumbres indígenas, y el

"uul ""- huhecho concordar con el calendariá católiáá,; ft"de conciliar las costumbres del vencido

"o" iuS áái

vencedor.Unos cincuenta- hombres más o menos, con

una media docena de músicos, habían ilevado -un

carnero delante la prrerta de la iglesia, bailanáoalrededor del animáI, el que un h"omble,

"ao""á-do con un chal rojo y armado áo" ""á Éu"nu, i"-

nía en la mano.- _ Terminada la danza, el animal fue muerto por

el - hombre del chal, con gran satisfaccián á; i;;asistentes.. U--na qr1n *urr-"h" d"

"r"g"L en el ce-menterio, _indica el Iugar del suplicio, átreaeao" áátcual,las- danzas- princlpian ouá iei' "*¿ráá"l,lisonido destemplado de la tlauta y auf pit , ;í d"la campana de la iglesia. El carne"rolle puesto so_Dre Ias espaldas de un robusto campesino, yr pre_cedido.del ejecutor que ostenta la-hachá;nia;-

greatada,, s.g pong -en- marcha usu-

"iogotu" p;;;;-

sron; se detrene delalte todas las puertas y se di-rige al fin, a la casa del mayordom^á s;i;" -hiro

losgastos de la fiesta por devoóión a Santa Rosa.I)urante todo el. {a continuaron las danzas ycantos._A lumbre del fuego que se upáá¡u

"" "iáde Toche, extendidos en- a'suelá "i"'ái"ti""iá"]l:pb_"_u:l Tujeres y nifos,

-eb"¡"" d"'ai"lr; , Aron, protenendo a veces, erg-su sueño pesado, losmas extraños alaridos y vociferaciones. -e

U i,isiade esos regocijos, -que'"" p""l""gr"-l.r días ente_ros, de esta alegría postiza, danzas sin intérvalosy cantos interminables, no he podido *ur,o" que ex_

156

,-':B.!FFF:

oerimentar un cierto disgusto' mezclado con una

*'i+t*1[:;'iil***liB:'*:tti"**''" "tr"i embargo no deja de ser interesante para

;:.riin#;üí"Hi-:l'ftq,*f.q#'H*i$ítias antiguas costumhasta nuestros tiempos'ado,

después de. haber pa-

,.d.TH"*'"f" "'?1"#bü;'"i'-á=" del cura' me

puse el domingo, ól-it át¡ana en camino para

cabana' 'r separada de Handoval sino por

*' "3;1':3*9.§"?ü"-;ii"'" """i u'" legua d"

ffiil. , una de- bajada'En eI "u"d""o'ffi

conduce,'- enrzigzag' sobre

la cima, encontré g"á"-"ú*e'o de indios; Ios hom-

::#t?t"l*$::¿:;['4;§*rr'"hüFs,ktrlj'"¿..:'í"',""u"1111""#;;;-aát'"daJ.-*"áiu'e"conóordancia con ñ "[*;tldt+ que

'-manifiestan'

*:}""d*":**",ffj*11i11=J,:=,t**'#' Fui advertido;;;;¡;;á""ñ1-1:tu' leída en

lu oüü áu n^i*"íai' i'ul ñuá.""t:1f;ryr""lru:

í*t-¡t*=iih1x"";;";*?*it?"'"ilx#::ffi'til"ffXtXli.;;;;i; mtrv superio' u Iu' qu"

i;;h"bí." sido slñaladas'- , :--

Permítasem",'áiál"'r"e.go' decir dos palabras

acerca de la arquitectura rndra'

].:57

Page 80: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

Un americanista, que, teuiendo más imagina-ción qge verdadera cienóia, ha dicho que el cárác-ter principal de la arquitectura p."ráou, consisteen carecer de cualquier carácter.

¡Qué singular érror!No se puede ne_gar que según la concepción

del arte monumental moderuo, *estos

edificio's- nodejan de ostentar un cúmulo de pobreza arquitec-tónica._ Es verdad que la gran línea horizontal sobrela -cual el ojo descansa con gusto, no es interrum-pida por ningún accidente, que en tas grándás la-redes derechas no vemos sinó puertas J" p"q""ñ..dimensiones, y eu€ las ventanás son muy escasas.

. Tampoco se_ puede negar que no h"v "i ,i-

qurera.alguna columna para animar esta desnudez,ninguna- estatua pqra interrumpir la monotonía,

-v

rungún friso para dar- realce a esas superficies pla-nas. iPero no se halla expresado en ésta extrémasimplicidad un fin artístico, inconsci,entc !,al vez,aunque palpable y de gran efecto?

En el arte indigega de esa época trasluce,de una manera sorprendente, el car?cter de unánación que se siente- con bastante vigor para opo-aer su fuerza individual al poder majestuoso dd laestructura de los Andes.

. Pll". ha sido, en efecto, de un tal desprendi-pl_".1tol tan segura de la superioridad de su gusto,trrme en sg n-ronssito y altanera en sus pfurr".jque no titubeaba de co-rregir, si se me permita es_ta expresión, las irregularidades del muido físicá.

La gran línea hórizontal de "r" *oo"*uiá.,

presenta un contraste notable con las crestas vo!-cánicas de los Andes, cuyas form", ;i;;iá;; ; Lvez que infinitamente caprichosas, parec"n áislumil_cimas secundarias de-la cadena ir"i*ip.l J" Í"cordillera, en detrimento de su r¡nidáá-y jranaer..

158

En cambio, ella ha sabido oponer eI plano uni-do y sin relieve, de sus templos, a las profundasarrugas que surcan las vertientes de las cadenasde los Andes, minand.o a menudo su solidez. Suaparato produce el efecto de un mosaico, armo-nioso en su monotonía, en medio del caos pintores-co de la naturaleza que parece haberle enseñadoese arte, como por antitesis.

Este modo de construcción, su tipografía, lasdificultades de la ejecución, y de que el vulgo mis-mo está penetrado, la antigüedad de esas ruinas,el papel de víctima que sus autores desempeñan enla historia. . . todas esas reflecciones, aumentan laveneración por estas obras, y encarecen su valor.

Si se nos pregunta, sin embargo, si esos mo-numentos producen en realidad un efecto sorpren-dente, nos hallaríamos en el caso de no poder daruna contestación afirmativa.

La frente de1 observador no se inclina con res-petuosa admiración delante de un monumento, si-no cuando su as¡recto es de altas dimensiones, atra-yendo a primera vista, la atención del viajero,quien, desde luego, se afana en buscar la altura,al dirigir sus miradas hacia arriba para meürla.

Empero las ümensiones de los más notablesmonumentos peruanos, son para expresarme así,exeesivamente limitadas. A una cierta distanciaya del monumento, cuando las proporciones de suancho y largo pueden solamente dar una idea exac-ta de la magnitud del edificio, no se üstingue casila masa colosal de su estructura. Y, sin embargo,hallándonos al pie del monumento, nos asombrala inmensidad de sus contornos.

Un arte más delicado, aungue se hubiera apli-cado a obras de menos bulto, no habría dejado poreso de producir los más sorprendentes efectos.

Este bosquejo general de la arquitectura pe-

L59

Page 81: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

ruana, es aplicable a los monumentos de Cabana,que se levantan sobre el cerro de Pashash.

Son los mismos muros derechos y sin adornoscomo lo hemos visto en Huamachuco o Cajamarca.

Sin embargo las ruinas de Cabana se distin-guen de una manera muy particular, de todas lasotras, que hasta hoy día se nos han presentado.

Las paredes interiores se hallan adornadas conbajo-relieves, y considerando el g¡an número delos que han sido arrancado de su lugar primitivopara servir de adorno a las casitas de la moder-na aldea, podemos con razón alegar que anterior-mente las salas de esos antiguos templos debíanhaber estado cubierto del todo con dichos adornos.

El valor arqueológico de estas obras, sobre-pasa naturalmente, eu mucho, el interés artísticoque ofrecen. Son por lo general bajo-relieves eneI plano, quiere decir, bajo-relieves cuyos rasgoscaracterísticos, de más nota, se encuentran en unmismo plano.

Tres días hemos pasado para dibujar los másimportante de ellos, no pudiendo menos que admi-rar su originalidad y ejecución.

Los objetos del dibujo son, en extremo varia-dos: siendo, a veces, alegorías o representacionessimbólicas, y, a veces, también imitaciones de lanaturaleza.

En uno de esos bajo-relieves hallé, por prime-ra vez, una huella muy curiosa de ese culto del Soldel que tanto se ha hablado.

El rostro de esta divinidad indiana, se hallalepresentado por el escultor, mediante un grabadosobre un hermoso pórfiro bruno-encarnado, la fren-te ceñida con el emblema regio, en medio de cua-tro animales fabulosos que gravitan alrededor deun circulo, probablemente sagrado.

160

Esta piedra se halla ahora en la iglesia de Ca'bana. Acolrnodada en Ia pared, como a un metro¡;ñ""1" y u **o derecña del altar mayor, Ia-re-

ir".""t*iá"-a"f Oiot-SoJ, constituye el único ador-it.-.r""¿ua"ramente curioso, del interior de la Igle-;i;.

'Í;;ú" oiros bajo-relieves qu-e en otros tiem-

"o" u¿o""utan al templo de Pashash, han.sido acep'

t'J; ;;;;l ""quii""tó catóIico para servir de ador-

no a lá torre dé su obra cristiana'..- " ¡ó:.ia t"dos los españoles hubiesen estado ani-

*udJt d" or. respeto análogo P!! lag obras anti-."?ii"tC"a"iá" iécho", desconocido" hov a la his-

i;"t'* ;; .á hu[u"íur. al alcance de la ciencia; cuan-

iu" áodus veríamos aclaradas, y cuantos errores

disipados!!-**ñ""nruciadamente toman los habitantes uno"iaáá""tü;l.l de embarrar sus casas y -de.blp-ouearlas para que no quede ningún vestigio de las

ántiguas esculturas."ffu bnido que rasgar la cal; y este fue untrabajo pesado y-costosó: pues

-esas buenas gentes

me hicieron comprender qué teaía que pagar al con-

tado mi curiosidad arqueológica'No he tenido sin embargo, raz6n' de que¡arme

de este gasto; poco a poco- déscubrí cerca de trein-;; á;G;-ob"á", incrüstadas en las p-aredes de las

;;ttt"t;üu a! u" puertas, en meüo de los mu-

ñ;";, ;;;;;; ámbien, en eI Piso que conduce alprincipal.------dr".u" de los grandes defectos de. eso.s traba-jos, urio no deja de sentir cierta admiracion srm-

iaii"" por su autor.**;";;;;¡""1*i"tt ha sabido verncer las dificul-

tuduJáL-otr*e Ll granito, la diorita v el pórfilo';i, ó"-"* for*árr""t" t"e,o o instrumentos indis-pensables.

161

Page 82: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

'rGutta cavat l;apidern no vi, sed saepe ea-dendo".

Cabana poseía en otros tiempos no solamen,te obras de escultura, sino también obras de cerá-mica, y de las cuales encontramos varios ejempla-res.

Además de algunos vasos, d.e una eleganciamuy remarcable, citaremos con especialidad un va-so doble, que había merecido, gracias a un sistemamuy ingenioso de tuvos capilares, de tierra cocida,el nombre de vaso mágico.

El dos de Octubre salí de Cabana y rne puseen camino para Corongo. A una distaicia dé le-gua y media al Sur-Este de Pashash, pasamos unsitio, llamado el cerro de las tres acequias.

Dos canales se encuentran en este lugar cru-zándose entre dos cimas. El uno conduce agua pa-ra Handove!, el otro, para Cabana. El ingeniároha construído un muro, de dos metros de éspesorpor treinta y siete de longitud, entre los doi ce-rros.

Existe una corriente de agua, de un metro ymedio de ancho, sobre el plan iuperior de este bá-luarte.

Cerca de la base hay una perforación que per-mite a_la segund,a acequia pasar por este túnél ydescender a Handoval sobre la veitiente opuesta.

Sobre dos pisos de esta obra hidráulica subsis-t_e un tercer canal, actualmente sin agua. Despuésde haber levantado el plan de estas acequiasi mepuse en marcha.

A las seis de la mañana, llegamos a la punade Tutubamba. Esta alta planiciá tiene ochó le-guas de longitud, hallándose a cuatro mil setencien-tos cin_cuenta y un metros sobre el nivel del mar,a la altura casi del Monte Blanco que tiene cin-cuenta y nueve metros más.

162

EI cielo, los filones de-agua,-los pequeños.la-no" .*" * iiallaban estancadoá a derecha e,izquier-ilá-;;ñ-cu*ioo, todo parecía ser de color;t:l;;;e

-color bástardo- que en realidad no

:il't",;-;i-n"" ; ha adpotadó con taz6¡ por el

color de luto.--'"'Ot-it"pá.iUl" describir 19 a¡e- tt"v 4" lúgubre

un u"á "uior"t"r., y reproducir la profunda me-

lurr"otiu que nos opr-i*" -el

alma, en meüo de es'

ta desolación.-* -p.rá "tmprenderlo

bien es preciso haber vis'to una puna, la inmensidad de estos -terrenos cu-

ü;ui; á;;Ñ;;b; raquítica, sin sabor ni color;

".-"t""i"o haber experimlntado el soPlo de su bri-

". írr"*iJi', "l "*p1"^"¿or de su sol v de sus relám-

;;;. " át ruido espantoso de los truenos; es pre-

5*'7, ii.iu* ;;;;á" &"" enteros en esas intermina-

bles soledades, con ;i pt"h" oprimido por falta de

áir", y Ia mula extenuada como para caerse a ca-

da momento, u" p*u"i*, decimos, haber pasado por

iáa.t l.áI pá"ipá"iu" pá-ra-formarse una idea exac-

ta de una alta meseta de los Anctes'-- -',Coár, grande no se nos presenta' entonces la

o¡ru'áJi árr:tig"o li"iti,udor d1 esas -regiones! Co-

il*""*li"gü""ta"im"ttte a apreciar el valor e im-

i,"rtáiá.'d" á". .ri"toria qué el hombre de genio'

áá"".iiáa¿, hov, obtuvo en Ia lucha- con la natu-

i.lá-r"t"tde, á un suelo inhospitalario y a me-

""i11".""""rui", sob"e u,t conjunto de insuperables

dificultades!*---H;;q"í, pues, la gran hgzala.del indio ven-

ciendo-los más giganteicos obstáculos de nuestroglobo.'--- Co*o a las cuatro de la tarde, descendimos a

"i"rtJt j"gu"es donde eI frío era menos intenso' A

tresciento-s metros de bajada, la puna se trasfor-;;;-;;-p"*pa. Las plavas de la Iaguna de Tuc-

163

Page 83: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

tucocha, que se extienden hasta a una y media le-gua, son- muy accidentadas, y sobre ILs colinas,convertidas, en otros tiempos, ón plata-for*u", *sJdiante esos labradores qüe hoy

-día son traiados

como salvajes, vemos conservado hasta ahora iasbuellas de esos trabajos sorprendentes. Los g*áldines tienen cerca df ,des métuos de aliura deñen-diendo su anchura de la inclinación de l,

"""t1á"-te. Para servirme de yn término geométrico, ca-da _una de estas plata-forma.

"s ,rñ catéto dá untriálsulo recüángulo, cuya hipotenusa es el decli-ve del cerro, y cuyo otro cateto forma el murá deapoyg del que acabamos de hablar.. . La- pampa esüá cubierta de unas yerbas bas-tante altas, a]rtqu-e secas y marchitadas apesar dela proximidad de la laguna. Antiguamentá se cul-tivaba,sobre esas platáformas la ó"r, (""p""iu-áLpapa dulce),.pero; hoy no encontraÁo" -rrirrgrrru

nueua cte cultura.En medio de un terreno accidentado se des-

ciende por mil vueltas.. . A la ,,zquierda rugía el río de Corongo; y laúnica prueba de la existencia del indio ;"á";"qnos fue dado por medio de chositas, eo fo"*u-áéIros de paja o de un gran nido inverso. Los pas-tores, arquitectos de estos tristes palacios dá lap-ampa, encuentran allá un albergue, duranle la no_che con sus m.ujeres, sus hijos /pu""os. Esta má-rancolrca tamrlia forma_ en este reducto, más poéti-co que práctico, un triste cuadro; e involuniaria_mente se pregunta uno, cómo es posible que cua-t¡o seres vivientfs puedan penetrai en está guari-da, d-esprovista de una puerta, para monta" ullá .rnguardia, sin fin, ni tregua.

^ El sol ya iba a dLsaparecer cuando llegamosa Corongo. En este pugbló no

"e huúiut"" áf q"i_

chua. Pasamos en medio de "uile"--á*u"hu, iá"

164

habitaciones bajas. Delante de cada puerta §e co-

;i;.b; "o ,t b"u"""o encendido, que con sus lla-*át po"pú"eas nos hizo ver, hombres, mujeres- y;iñ"t; aáur"ucados alrededor de la marmita' Lafamiúa con sus perros éticos miraban-el chupe con

"";r; de avideiz contemplativa, no dignándose si-quiera de mirar aI extranjero, pájaro bastante ra'ro en esas comarcas.'- -iá"á"a.

"" ¡"tto puente de piedra, que dataae fa ¿pá". de los esfañole-s, nos dirigimos a la

""..-a"i C.bárnador, ilamado Isaguirre, un -bello;td ü la iiza india, quien -nos recibió con behe-

válencia, y tuvo cierto aire de grandeza en su me-

i""áoüu'"ut""u1. T-a trisleza es además un signo

""iá"I*t"ii"o áet indio. Siempre, está triste; así

; ü i;i;;iá-"o*o al ensillar su caballo v- moatado; A,-;;i-;"ando bebe, baila como cuando corteja

"

-"" h"ári¿u. Su canción de amor no es sino un

g;ia;, y a veces cuando Ia alegría se. apodera de

Efl. áá"ifiesta también con un aire triste v me-

Iancólico.

II

DE CORONGO A lNpnn¡evo

Fortalezas del Huaullong.- Manufacturas de Ur-;;;c\rtt"-áu¡-s"t v c"atolicisrno'- creencias de-----

los i*dio".- La'hospitalidad en el Perú

Al salir de Corongo tuvimos que trepar unode esos cerros mon§truosos que solamente se eir-

cuentran en la cordillera de los Andes.----P";; hacer las siete leguas que separan a Ur-con de Corongo hemos tenido que caminar once

horas,

165

Page 84: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

Caseríos insignificantes que de tiempo en tiem-po se_nos presentaban, grandes panoramas de ex.t¡aordinaria _profuudidad, cerros neg"os de resplan.diente nevada, los sonidos de una-mú"i"" ¡iiur"aque el viento nos trajo a veces de una cierta dis-tancia, y la que parecía estar en armonía con elcarácter singular de los Andes, oído de lejos, aun-que, de cerca, no deja de tener algo de fástidiosoy de monótono. . . he aquí una de-scripción sucin-ta_ 4e lo que nuestra jornada nos ofráció de no-table.

- La meseta está cubierta de nieve, columbrán-d_ose los muros de antigu_as fortalezas'en esta fajablanca con tanta claridad como si

"e hull"""o-"ál

bre una loja de papel; así que en menos de ááshoras tenía ya levantado el plano de ellas.. Su importancia resalta a primera vista. De_lÍnte derní se eregía,-sombría y ia.agesüuosa, l" co"-drllera. Un paso ancho parecía penetrar en estegigantesco baluarte. A derecha

-e izquierda dá

esa abra vemos avanzándose a poderoso" .spolá_ney d9 la cade_na princ_ipal (chain mére) q"u'"""a juntarse en la cúspidé sobre la cual estüve pa_rado, y, que el ingeniero indígeno había elágidocomo eI mejor punto de fortificáción.- J)espués de haberme saciado con la explénü-da vista de este paraje, monté

"ob"e ái *"ü t ;puse otra vez, en marcha.

Estuve verdaderamente extasiado. El cami-l9..el¡a de b-ajada, conduciendo a regiones menostnJrctas, mediante varios puentes que en nada me-recían que se les dé este calificativi.

La oscuridad aumenta con tal rapid.ez que ca-si creí, por un rato, haber perüdo ef tamino._ _ A la entrada de la noche, aI fin, el furioso la-drido,de .los. pemos, ro" .orí"i"bu-iu -p"oximidadcte ra .hactenda, fin de nuestra jornada.

166

Ilrcon es, en efecto, una de las haciendas más

curiosas del Éerú por el ensayo de u¡¡ estableci-miento industrial que allá se ha practicado'--- ii §". i""ty i" o"opu en la manufactura depanos "t di"ho irgu", con los que viste gran mi-mero de individuos del ejército.

Cuando a 150 leguás de la costa, detrás de

""u ""i"tá"a de inaccésibles cerros gu9 se elevan

f.áJu lu. t rrbu. sin otras vías de comunicación que

""ii¡rir"1"t ."r,¿urot sobre los que la misma mula

"o iru""itu sino con paso inseguio-, cuando después

á" ""o"

obstáculos insuperables llega uno en pre-

;;";i.'i;;;;;8" máquinas Europeas, agitan-do

É;;;;" de Tierro y de ácero, cuando se ve en fin.i rráuif itgenierJ europeo- sacar ventaja del furi-bundo torrénte y a ciei Inüos trabajando seria-

mente. . . por mas escéptico que uno .fuese enton-

ces, volvería derrepente a creer en muagros'Fui recibido admirablemente. Tan lueg-o que

.u t""á-"oticia del objeto de mis viajes, me fueronánrlluaut varias antiiüedades, encontradas por el

S;: T";ü "r. 1." excábaciones que hizo- practicar;;ü";;i"H"auuorig. Componíanse estas de algunas

ir;;";i.i;; huaóas (páteries) ,c9m9- también de

,r, áparato para la contabilidad del tributo en gra-

"á"-fJ.*ntáiti á"t cual hemos encontrado la pri-

;; ;;;"1"a án Handoval, además de varios otros

objetos ejecutados en granito''-'-ñ; li i"t""io" dela antigua capilla, hov- día

"r, "oiou,- ""iste un gran pedazó de pórfiro azulejo,

escultado con gran esmero.-----iá"-ai¡ujo"s que se hallaban soble esta piedra

"inieron a cortobórar una idea que, desde tiempos

*á hubí" ya preocupado, a ¡ale¡ ef pasaje o 13l'i."ti"iZ" áel culto áeI SoI al del cristianismo' EI;;ái; ingenioso, puesto en práctica por los misio-;;;;;;-J obrá áe lenta conversión, se manifiesta

!67

Page 85: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

aquí de una mane¡a palpable. Compárese esta obracon la piedra de la fulesia de Cabána, y encontra-remos no solamente el mismo gusto y'procedimien-to- técnic-o, {no aun la mismá conóeición. fn álmismo círculo en que el rostro del Sot se t alüdelineado verúos esórito el nombre d. .I""ús, v-JJque_es aun rn¿¡s extraño, reproducidas parcialmen_tp, las- Iíneas que representán los dierjtes del solcte Uabana; ?unque al suprimir las facciones delrostro, se le ha dado una forma absolutamente in_comprensible.

En cuanto al marco, está formado por meüode -alegorías cristianas, L.biér.do""

"ráf""uJo lo,vacíos con axiomas del cristia.ismo que por el in_dio del siglo XVI, no han sido sino ürrl, tiru*"u"arabescas, arabescas misteriosas que hasta el indiJy el cholo de-hoy, no se saben eiplicar me¡or quásus antepasados.

Tuve una buena ocasión de formar una ideadel carácter particular de las creencias del indi;durante el trayecto de_Urcon a Andamav"

"iajánááen compañía d9 un indio y de una inüá. Estos ha_g{3-n un viaje de setenta láguas al través de l. cor-dillera, con el objeto de déscubrir mediante la in_tervención de San Juan de Sihuas, al ladrón de dosburros que lratían constituído su'única fortunal-

Deseándole el mejor éxito en su singuar rome-Iip, di algunos cigarrillos al marid.o j-uo pu, d"rueras, a Ia muJer, Io que me agradecieron mani_resf,ando cterta sorpresa.

, {r :eC}¡i+? apliqué -las espuelas a la mula yabandoné rápidamente el paso de la cordillera.

168

III

DE ANDAYMAYO A CTIAVIN DE HUANTAR

De Andaymayo a Hua'yoprrquio': tln concier-t, ""

-pr*"t"-ñ*.- Inóndio- en Asnucacha'-S"r, i"i".: Una noche sobre la pr¡na'- Huari'-iñ;Ét C'h""á "

t" largo del Tunguragua'- E¡rtre

Chavín y RecuaY.-

Mis amables huéspedes de Andaymayo me

fruUiu" p*u""*áá s"á tenaria much-o que éufrir en

ñ;ililias aesóta¿as de Pomabamba, de -Dos;Üü;il; l" nu.*ulies; me habían dicho tambiénoo. ,rále

-mas estar en eÍ desierto que en los luga-

;;"- n.bl.ñ y que hasta los salvajes eran más re-

"áL-""árul"" q"é t"t Indios ciülizados de los case-

ríos de la cordillera real.- At separarse de mí en Motobamba el señora,rEuJo Ciisneros, hijo del venerable Don Geróni-;;: ;t había rogado por última vez' eI no arries-ná, *i "iau

po" Io que ¿t llamaba una va¡a -gloria'condcía, ni mi carácter ni mi modo de prg-

"uaui ut-ilu¡larme de esta manera' Estaba resuel-

tol ilá"." a cabo mi propósito, aco-modándome a

ii. "il""".tancias

y a iu índole de lo-s moradoresd" ;;-p"t.*; po¡íendo en juego -cualquier medioor"" eI ltero áe-mis fines; ora las buenas maneras'

á-"-1"- á;?; ";, de mando; el chicote -v hasta el

"""¿i""", ti fuese necesario; pues I dyda y los te'

mores del hijo de mi huésped no hacían mas que

,á¡".tu""" mi voluntad, y dar más i:¡cremento a

*i -"".t""ión. Para desvanecer, en fin, la impre-;;;;"; üs-áfuctuo"as v conmovedoras instanciasá;';i-lt""t

-á*igo hán producido involuntaria-

mente, iobre mi espíritu, traté de preocuparme so-

169

Page 86: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

bre manera de los.accidentes del camino; no ha-biendo hecho en ninguna pu"te iu"lo, apuntes.

. Entre Andaymayo y Huayopuquio, fin de miprrmer_a estancia, no vi nada, digno de llamar laaterrción.

_,-. ,Drf"rte ,este jgrna{a no se presentó ningún?b]etp de cualquier interés; pero, en cambio, nJh"deJado de experimentar bastantes disgustos._ La mula de carga cayó sobre el íuelo resvale-dizo y, aunque p,udo-levaáhrse, quááaba ,u"ia*"n-te maltratado el vientre, perüánio *""tá-ru"g*.

Este accidente dio lugar a una escena b"stJntecaracterística, cuando llegué como a las cinco deIa tarde a Pomabamba, capital de la provincia delmismo nombre._ lVIe hallaba en la plaza grande que está rodeadade chocitas. Al lado áe la illesia-sá-ene,uentra unacasa.de-un p-iso, con un ba-icón, hallándose á" trlestado..de ruina que según el dicho de, no sé quep_oeta "no se vino para bajo, por no saber de queraqo caerse".

Halláse en el umbral de la puerta, mascandosu coca gravemente, meüo sentado y medio acu-rrucado, un cholo macilente y grande, vestido con|l_r3ncho sucio, un pantalón ioto y'con los jie"qescalzos.

, ,No era otro sino el sub-prefecto de poma_DamDa.

, El viajero desemboca en la plaza, montadosoore

?una mula.elegante, aunque en extremo, can-zacro. L,a mula de carga cojea notablemente.

, El .sub-p_refe,cto. mira al extranjero sin decirnada; disimulando de esta manera éi "a"ío dá suintelectualidad.

Y_o.-Buenos días, señor sub-prefecto.El sub-prefecto.- Bueno!Yo.-Sr. sub-prefecto, he aquí una orden, fir_

170

mada por el Sr. Ministro de g-obie-rno, recomendan-do a iodas las autoridades del departamento que

me protejan en caso de necesidad'-- Ti tüU:prefecto.-Sabe Ud. con quien habla?

?o G*i,u"ientado).- Pero ciertamente' señor

sub-prefecto.'-- Ti t"t-prefecto (levantándose a toda su al-

tura)--Fuás señor, sepa Ud. que es preciso dar'me éI tratamiento de Useñoría'

Yo (con aire burlesco y un-acento respetuo-

.o).--P" bien, pues, dése pfrsa, Useñoría; buscad'ilá-t "u *"tu,'f, "oL""

toáo, no dejeis en volver;;;;;: a fin'ql'e Useñoría nos avude a cargat'**^id;";e;io

"""u he aquí a su señoria en bus-

ca de la mula.Mientras su señoría, semejante a Diógenes'

i""p"""iá"u¡á lo" "o"".1"á P'{t descubrir a un ani-

;;í, ñ;;;brepasara el nivel or'lnario- de los ha-

üitá'"i""-a" Poáabamba' me sentaba sobre un ban-

co delante de una casa.-- -ñ;. Indios, de un tipo bien caracterizado' c&rr=

taban a algurros p.so" t"' y-araví, deücado a algrr-

"f U"rl"á-a.r iogur. Uno de los dos acompañaba

il-rái". t"-"n"-rtt,pá eu f-or¡qra de esqueleto; .el

"tñü"¡a-; ü;t"dde la bella, vaciando repeti-

á* ,!""" el mate que no se canzaba en rellenar'inmediatamente, cou chicha'

Esta escena ,to "" ve con frecuencia en los

luEares habitados Por el Indio'^-'- Ei n"p"rát "ui.t",

amorosamente, !9i9 la ven-

tana de "o b"llu, a una distancia platónica y cle

alta conveniencia."--- nÍ f"¿io canta para su propio placer en el um-

U"d d"lu -cboza, -

amorosamente también' pero

abrazando a su bien-amada'-"'-El';;"1.-áei Bspuaol, es la esperanza de una

pasili ;l ;;;t; del i¡ilio, un triunfo, sin gloria'

177

Page 87: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

La mula me fue entregada. Era un esqueleto,cubierto con un pellejo, agujereado en varios lu-gares. Tan luego le hizo cargar; remitiendo, con unaire significativo, los dos soles (10 francos) queme, pidieron por el trascurso de una legua, de Po-mabamba a la hacienda de Huayopuquio.

Ula,hgra después entramos en ésa hacienda,propiedad del Sr. Cisneros; reconociendo yo en laamabilidad con la cual fue recibido por el mayor-domo de la chacra, el efecto que las órdenes bon-dadosas del propietario habían producido.

El día siguiente, al echar una mirada estebuen hombre en mi albun y viendo el croquis delsepulcro de Pasacancha, me dijo haber vistb idén-ticos en Piscobamba, a una pequeña jornada de lahacienda.

Urta vez, la conservación empeñada en esteteneno, supe, después, que en Vilcabamba, a dosleguas solamente de Huyopuquio, sobre la cima deun cerro muy elevado, se encontraban pedrones deIos Gentiles.

Aunque Ia descripción, en estremo confusa, nome permitía formar una idea exacta de la natura-leza de esos monumentos antiguos, aproveché, sinembargo, de esta coyuntura para recorrer esta re-qión,. totalmente desconocida en cuanto al puntode,vista arqueológico, habiendo sido; además, im-pedido de continuar mi marcha, a causa de la co-jera de mi mula.

Mi trabajo fue inmensamente recompensado.Cinco días de penosos esfuerzos, y de carréras fan-tásticas sobre senderos, sin nombre, han enriqueci-do mi album con numerosos dibujos, V mi borradorcon valiosísimas anotaciones.

- Entre los grupos de rocas que me fueron in-dicados por el mayordomo del señor Cisneros, hayuno que merece especial atención.

772

Se compone de tres enormes valdosas de g-ra-

nito, á po"i"iórt recta, y perfectamente. orientadas'ái"iáráii¡rl".

-h""i" eI E-sté, eI Sur.v el Norte' Al

,"áá¿* de estos se hallan recostadas varias otras

valdosas, de menor dimensión y ?urlq¡re no' con

"r*ái"i". al menos con cierta regularidad'""'"§;;;;iu-áá'át" del camino de-Huavopuquio. viñ;;;L;,

""-Ótt"ttoue, Jre ttazado un templo'

á" ""u

u*q"itéctura de lo más singular' Es un tron';; a;;;-. t"i" g*dioeq. Situr-irdo en medio de

i" Jr"tá:i.r*u, dgó encorbada de una colina' su

.ilri"tl-." aii"ija "con precisión, ¡r h-a9ta con ele-

;;i;. .out" "i fondo ázul húmedo del cielo';;; Piscobamba no me ofreció ningún

recuerdo arqueológico, digno, de notar''"'-1.1."rr:Ja S"ur áe fa p\az se-llama aún hov

díu pJ""i"--á"i tt"q auoque -desde irace mucho

;i;-p;, ü hoz primitíva deÍ I¡rdio, no ha dejado de

,L*á"á* este süelo, antes sagrado'- -- E; las paredes de Ias casas modernas se ve

ourt" J" iu" piud".t del eüficio que 91 otros tiem-Xá"-"i""ia a"'albergue a los señores de-I país distin-

i"i¿"¿ot", en medio de los adobes-de las construc-Eioo"t reóientes, por la regularidad de sus formas'

No he encontrado en ese lugar mas que -unu"p,rl"Á,- parecido en su forma al- de Pasacancha'OÉ.e*uciuáamente se halla esta bella urna funera-il;;á; "*io" pedazos. Sobre uno de los frag-

;;;t.;;;" L"di""itu machucaba su maíz; {o9 co-

"ñtt* áá"oru¡u" con avidez en el fondo del an-

tisuo vaso su mezquina raciórl'*"*"P;elu-;;itén Ia casa de un gran señor' el

bodeguero del lugar."-* lüifüirur"r" f?bolu" contaban allá sobre la exis-

tencia áe iúrr"te., por medio de los cuales los Incas

habrían atravesado las cordilleras''"-"'éür¿" áu"iur"¡u couocer Ia entrada; quien la

173

Page 88: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

salida, sobre vertiente opuesta de los Andes; unotro hasta pretendía, haber caminado dos, tr'es yaun cuatro leguas en ellos.- - ¡Qué cuadro del maravilloso pod.er del Inca,de la antigua grandeza del pais, dl las sorpresasocultas aún en el misterioso fondo de esos cerrosinexplorados

-y parecidos a los cuentos de mily una noche!

Ah! cuán estraño no fue la noche que pasécon los notables del lugar, sobreexitados poi elron y la charla; haciendo alarde de un tiempo queya -no existe, de una_ civilización poco conociáa,hechos que ignoran, de personajes - ficticios y déhazañas que exajeran! ¡Que *ertl" singular dá re-miniscencias cristianas e incasiaquias!-Tupac yu-panqrri, travestido por esos romanceros homéricos,en Napoleón el Grande; la letra de un yaraví,amoldado a la ána desfigurada de un Vás aéStrauss_qu_e se oye vibrar-sobre una guitarra, altravés de la ventana de la hacienda; t.iou r""áirrude Sar,t-Nazario, en fin, que se hace puru, con unvaso de chicha del país.

pg rgnente salen como por enjalme, no sé de_que bolsillo, unos dados, cuyos puntos negros bri-llan al través de la lumbre incierta de uná mecha.- Tan_luego exaltanse las figuras, y lanzan los

ojos ávidas miradas.. - Lo! tostones y los pesos parecen salir de bajode la tierra; una mula,- d"¡noé" un c¿rmpo, se po-nen como apuesta, y pierdese una chacra en unajugada. Se arma una re-yerta; las cuchillas se agi-tan y, en medio de la algazara, un grito desgaria-dor se hace oir. En un abrir y cerrár los ojás hu-yen- todos; y ya no se oye mas gue los alaridosquejumbrosos de urr herido, que yáce en el suelo.

_ Después de una interrupción que ha princi-

piado con alegría y cuyo fin fue, tal vez, el-asesi-

L74

nato de un desgraciado por otro gue lo es aún en

mas alto grado-, el lúgubre silencio qrre reina ená"át t"g""és reáucidosl reasume sus derechos ha-bituales.

Regresé a Huayopuquio, siguiendo mi viaje,después de un descanso de una semana'-----

Ef camino era infernal, viéndome ya obligadoen la primera jornada a descargar cinco veces laU""tiu'd"

"urgá, en los mas peligrosos desfilade-

,or. pt senderó que se extenüa a lo largo del flan-

"á, "uti vertical,-de la cordillera' era limitado a la

derecha por unas rocas negtuscas, y a la izquierdaoor el abismo.' Al medio día pasamos un caserío llamadoLlumpa.

Hay allá una chichería; y la- joven propretariade ese ástablecirmiento que nos despacha el nectarindiano, me dijo con suma gr?ci1 que' en su opi-nión, me encuentra ser mruy caballero''Aprovechando inmediatamente esas disp-osicio-nes faiorables respecto a mi persona, me adelantéa pedirle un poco-de avena parl mis- bestias, y, viáo'" ".r"

sentiinientos no erri¡I sino platónicos: ha-

"=i"rr¿o." la sorda; y tuve que apretar, otra vez, la

barriga a mis pobres mulas, continuando mi ruta,sin desensillar.

Como a las cinco de la tarde llegué sobre lacúspide del monte Seccha.'A Ia derecha de las honduras, rujía el RíoYascma (mas arriba Llurma); a la izqrrie-rda elAjuchaca. Sentada sobre una roca' esperaba la mu-Ia de carga que con mucho trabajo subía a lacuesta.

Sobre Ia ria derecha del Yaccma, se levantala cadena de Santo Toribio, la cual, a no dudar, nodeja de ser muy escarpado; bien -que

por una ilu-sión óptica que ,to má encargo de explicar, tenía

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Page 89: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

el aire de elevarse casi verticalmente, desde el abis-mo hasta las nubes. Grandes rocas grises se destacansobre un fondo verdusco; y un sendero sé eleva enmil zigzags caprichosos hasta a un millar de me-tros, encima del torrente espumoso. Existe allá unaestancia rodeada de algunos campos de oca; peque-ño paisaje encantador, pegado a este muro de lacordillera.

Preguntase el espectador. ¿Como es posibleque esas casitas puedan sostenerse en ese sitio, sincaer err el abismo?

¡Y como viven esas gentes, en tan encumbradaaltura, con un horizonte tan limitado! Sin embar-go, este horizonte tan limitado, este horizonte cu-yo limite son sus propios campos, ¿no abrigaría,acaso, bajo su bóveda aplastada, una verdadera fe-licidad?

La suerte del I¡rdio parece ser, a primera vis-ta, digna de lástima; pero yo estoy firmemente per-suadido que esos caballeros de color oscuro, no tie-nen ninguna raz6n para quejarse.

Hemos tratado hasta ahora del Inüo acotno-dado como cualquier otro ciudadano (l'Indien bour-geois). Réstanos ahora decir dos palabras sobre elIndio de la estancia.

En estos caseríos, completamente aislados, noteniendo el Indio la menor idea de las ventajasde la civilizaciín, mal podría echarlas de menós;y creo, al contrario, que si se le colocara en medicide los mil placeres que nuestro estado social nosbrinda, los rechazaría bien pronto, como cosas pococómodas y poca divertidas, muy lejos de equivalersu manera de vejetar.

El Indio es, pues, muy feliz en su estancia. Entanto, que por cualquier motivo de utilidad públicano se le destroce a chicotazos o con la culata; entanto, que la tierra le rinda maiz y papas

-que176

no serán de su gusto sino cuando sean corr-ompi-das por la heladá-; en tanto que, acurrucado pe-rezoiamente delante su choza, pueda mascar sucoca, cantar y balancearse al sonido destempladode la quena; en tanto aI fin, que le es dado echarsea dormir, ébrio de chicha y de ron, y- despertaral lado de su buena pareja. '. no dejará nunca, asu modo de ver, de üsfrutar realmente la mas gran-de dicha.

Menos curioso que Adán, jamás es desconten-to. Nada desea, nadá le hace falta. Todo es alegríapara él; festeja el nacimiento de su propio hijo,como eI de los próceres de todos sus oompa-dres, con sendas libaciones, en reconocimientodel iavor que Dios Taita le ha hecho. Co-n igualahinco celebra la muerte de su hijo, bebiendo tam-bién a mas no poder; pues tiene en adelante unángel especial en el cielo que rue-g?

-por él; con-

tando rhora con la intervención del Indiecito, enla gloria, para que la Santísima Virgen del Carmenle -haga'beber áún por mucho t§*q9,. permitién-dole áue engañe con la rnayor hurnildad, ar¡nquede la manerá mas completa posible, a los taitas,bastante cándidos para dejarse engañar.

A poca distancia de Santo Toribio iba a sor-prendernos la noche.

San Luis que debía haber sido el fin de nues-tra jornada, no se dejaba ver; pero, viendo- algu-nas iuces al otro lado del torrente, y llegando cer-ca de un puente, Ie pasamos a todo riesgo.

El primer Indio que se nos presentó estabaarrodillado delante de su Cabana, resando un avemaría, e interrumpió su oración para comunicar-nos el nombre armonioso del lugar. Estábamos enAsnacancha, a dos leguas, al norte de San Luis,y en la imposibilidad de continuar nuestra ruta;pues, antes de todo, nos precisaba buscar un abri-

177

Page 90: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

go a causa de la lluvia que a¡nenazaba caer, en-contrar algún alimento para nosotros y pasto paralos animales.

Empero las barracas de Asnacancha presenta-ban esta tarde un aspecto, poco común: fodos loshabitantes estaban arroüllados delante de suschozas, resando en alta vozi y en todas las casitashabÍa un mecha encendida en una vasija de cebo.Pregunté por la causa de ese gran lujo de ilumi-nación y supe, entonces, que se había declarado unincenüo, en una casa al otro extremo de la aldea.No he podido menos que sonreirme a la extrañaocurrerrcia de esas buenas gentes: de encender ci-rios para apagar el fuego.

Continuando mi ruta, pude ver, en una de lasvueltas del sendero, la choza que estaba ardiendo.La paja húmeda del techo producía una humaredanegra y espesa, al través de la cual se veía volte-jeqr la llama rojiza. Varias mujeres bailaban alrededor de la hoguera, cou crucifijos e imágenesde la virgen. Supe, con gran asombro, que déntrode la choza dormía una india con su criatura eldulce sueño de los ébrios.

Entré cautelosamente en la casa, sacando pri-mero al niño y

-después a la mujer; la paja del-te-cho me cayó sobre la espalda y no'tuvá mas tiem-po

-qug p-ara arrojar mi poncho y mi sombrero, des-

pués de lo cual, sano y salvo, lavé con un poco deaguardiente la frente de la chola y del müchachoque con tiempo ha de ser también un borrachín.Fsta mujer que Dios

-el Dios proverbial de losbomachos- ha creado a su imagen, una vez vueltaen sí, no supo hacer otra cosa que principiar sunue-va existencia, profiriendo una interjección for-midable. . . mientras que el chico gritába, a masno poder.

Sobreviuiendo la poche pedí un hospedaje a

178

los Indios hasta el día siguiente; el Alcalde me de-claró que la casa donde-entra uno que ha estadoen el fuego, tiene infaliblemente que ser devoradapor las llamas! ¡Que hacer Prresl

He aquí lo búe he sacado de mi atolondradaacción qoé du ,á""" ,.o *" pe!a; -- perder unoá""lro.'"" sombrero y tener ádemás que pasar lanoche a la luna de Paita.

No nos quedaba otra cosa que hacer que q9-,ru"oát-"* ttaicha para San Luis á las t-res,y mediaa.rr e*tenuado y hambriento, adonde llegamosuna hora mas tarde.-_-

Ei camino de San Luis a Huari, no nos ofre-

"ió "uáu-de notable, fuera de algunos vestigios de

la antigua ruta de los l¡rcas.* *i;";" cánsiderables, muy bien conservados,

"i*""-v" "otre h pampa de Yamobamba,- en la

II;ü"ü de engasmarc;, a seis leguas de Huama-chuco.--: l^ antigua calzada atravieza aúa eI espacio dS

o"ho l,eguas"en línea recta, en un terreno general-

*"rrt" ñt.rr"; bien que las-mas notables ondula-ciones io la'hacen désviar de su ürección'

Entre San Luis y Huari, tocaba las vertientesde las eorülleras; hallándose a cada cincuenta pa-

"o"-"i""t"" obras áe canalización, para impedir que

los fuertes aguaceros de esas r-egio-nes, capaz -de

"o"""*i" poi algunas horas a los flancos de las

"ó"aiUur" Lr, ,rra catarata de varias leguas de dis-

i"""i., "" áestruyan la obra maestra del intelieente inseniero autóctono. Aun hoy día se ven lasi"i,"."-áZ-t"" """."

de posta, sobre esta ruta, dis-iii¡"i¿"" en distancius hov'desiguales, aunque de

una disposición perfectamente lógic3'*- E"-á;urro ih.to, esas casas-del correo del In-

"u, ""tárr- generalmenle casi a la distancia de un

Lii¿tr"t"" -v medio una de otra; pero en los decli-

\79

Page 91: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

ves los intervalos que las separan, dependen de lainclinación del cerro; aproximándose las casitastanto mas, cuanto mayor es el declive de la baja-da. Sobre inclinaciones abruptas, he contado ochen-ta pasos entre dos estaciones.

Existe una leyenda que se ha perpetuado depadre a hijo, hasta a los I¡rüos modernos, segúnla cual tenía el fnca en Cajamarca la costumbrede comer el pescado fresco que le fue traído porel correo imperial, desde Huanchaco, cerca de Tru-jillo.

Tomando en consideración que el viajero pro-visto de buenas bestias, necesita, hoy día, al me-nos cinco días para trascorrer esa rrúsma distancia,uno está tentado a creer que la leyenda no me-rece ser tomada al pie de la letra.

Pero, después de haber estudiado los restos delas rutas imperiales, el sistema de los antiguos co-rreos se nos presenta, al fin, en su ingeniosa sim-plicidad; üsipando toda duda, en cuanto al hechoque acabamos de referir.

En cada una de las casitas de posta vivía unoo varios de los chasqui (correos). En el momentoen que salió el primero, el pito agudo de una quenao de cualquier otro instrumento de viento, dio laseñal convenida al segundo, para que se mantu-viera en guardia desde ese momento; y asi lo hi-cieron en seguida los otros. Recordando el hechoque las guaridas de los correos estaban muy cerca,unas de otras, sobre las vertientes de las cordille-ras, es muy probable suponer de que todas las dis-tancias debían haber sido trascorridas a paso decarrera, y con una velocidad, siempre igual.

¿No vemos, hoy mismo, que no es una solalocomotora la que sirve para trenes de gran ve-locidad en su trayecto total? Se calcula el númerode horas, durante el cual puede la presión del va-

180

por, sin renovarse eI agua de los -c-alderos' man-

tener al tren en ru ""io"iáá¿

reguerida; y habiendo

nrevisto el momentt ; J sitio' la locomotora' -al:;HH a;"ffi;ñ "es-inmedLtamente' sin pér-

dida de tiempo, """"lptu'J" ¡ror otra',provista de

;;;tl¡;d a" ug"l *ficiente para la continua-

ción del viaje."'"* ü;; 'oGáio

de un raciocinio-análogo, el inge-

,riero de puentes y calzadas, el -Post-Master gene-

i'ái'á"r*rríi*i. iá rát i""ut, t'uuiu comprendido a

calcular con exactitiá ilE"iá de.resistencia de

il;irilr"ñ.-áá tttdio, v establecido' en su con-

"ecult cia, las respectivas remudas'""-*óüñ"; á" "ri"

modo un correo que atraviesa'

" l. ;;;;;,lá" Áa" g'ándes dista¡rcias' Supo' así

il#*;';;;;Lct" ú deb"ilidad del indivicluo' para no

;;;;;" .,rr"f,r"t,t", prodigando c-orrrprovecho su

;ffi;;: üi"pá"i"'iliá *" ia enseñado que la dis-

ffi;i;;" ""-[il4*"1"o puede-ser trascorrida por

un Indio en cuatro *i"'ito"- Reducimos ahora las

üii rá-i,* "oro"iul"",

á" t g úila*"tros casi' del ca-

;iil."#",,il,-"Í. *lt.¿, o a menos.aún' del camino

mas recto del Inca;'lu'q"" las rutas son trazadas

;;;I'áil"o' g*utá""" siiruosidades para evitar los

accidentes del terre'iá;-ua*iti"'os aún-que las 29

ffiffiñJji."á;il;niigua rut?- de Huanchaco a

Caiamarca ""p*""u"fuJ"t"tizáo Km' gue han sido

#¿ffi; éá-a ái""tás o en quince horas v tres

H;'rñ... ;-p;Emos avanzar' -cqr9 un hecho

conforme u Iu *u"^" gt""qá-pígbabili-dad' 'eue 9lffi,i;;ññ;;; á; H'uanchaco desPués de la Pri-

;";; i";;-á" r' *;;;;;si- a lás 4' entregaba

eI pescado fresco ;i-;ü;""" de- Su lVlagestad en

&ffiil; ;i;;7 L h;;"d"' No cabe además Ia

#ffi-e;:I;ñ; ""Ü "ilt"á' de.comunicación rá-

;i#;.-il;.=;;";iJ; ¡áio to' "gb":.1T'

indígenas

a fines *u" ,*poÁ-*tll que a la remesa de pes-

181

Page 92: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

cados; -aulqqe el Indio gloton no conservase sinomemoria- de la leyenda que se refiera a comilonas.El sistema de correós que los sáberanos indí-genas empleaban para establecer una eomunica-cron rápida al trav,és de su imperio, ensanchó so-bre manera su poderío.

,,^_-_Di:ogyendo de estos. telégrafos, el Úrca pudouegar a ser eI mandatario incontestable, de- unai*"*"1región de h eméri"" fr¿"iiñü.1.,^ *.^r§ol,estos pueblos no han sido vencidos porl1.ll"Tru, sino, después dg haber sido vencid"s taá-Dren, ras drstancias,

-r,?eüante las ingenio""a "o*-binaciones a" "" ""íi*it"-i"L-"iiJ".

"""'Era sobre las

-huellas d;-;-;"-ino, que yohice mi entrada " ftyrri,-1""-al*-ffip"¿s, de ha_ber dejado a San T,tis, í;;"I"É Ji"ü rro"pit"ta_ria casa del señor Lestaneta.

- Era justamente el dia áa santo de mi hués-lf; tos criados

"*¡o*á"tañ;il;á" una mú_§rca, en pugna con.el- sentido común; i";;;;A;,en sus cancit¡nes religiosas, " ," "-ii-"L agonizan_te, vestido

"on urrr-Ir"gu iú"i;;, á"i""t" de unode esos sa'tuarios ae rimiiia,-;;;;;i""es en elInterior, Ileno de tto"e, ¿u-"eá",lrriiná".s de pa-pel dorado, perros ¿" poicul"ü ffi;;T de cartón,huevos de madera, mrrhe"u" vestid* ; ú ";;;;;;representando a los santo_s en el paraiso; todo rlu-nido en una vidriera, a ta ""ái;ü;;" con res-p-e..to religioso, enseñándola con ,;g"ii; * e*tiun-Jero.

La Subprefectura de Hua_ri, _menos pobre ymas pintoresca que las que auÉa" du¡"marca seme presentaron, posee en eI muro de "cintura

áesu cementerio una oiedra antigua, "tr

}ig.r"u du urracabe.za, "1 lujg rel-ieve y

""r.!g" au ill*u repug_nante no deja de ser intóresarrtí"imu; poá" "o"" "u_

182

ra, su tamaña boca servía en otros tiempos' para

dár salida a una antigua acequia'..- Ho., día la .""qolu está sin agua, habiendo si-

do i"""íttudu-iu "uÉru en el muro, sin otro objeto

;"';la;-";;i"-áá orrru*"nto con poca armonía

"=;; ü áánstrucción de las casas o de los monu-

mentos del lugar.De Huaria Chavín de Huantar, el camino es

,ufutláá""i" bueno tirándose a lo largc de la ori-

iü á"r Tunguragua (alto Marañón) en su travectoadmirablemente Pintoresco.**"iñi;-*itu¿-¿"t

"amino, cerca de un sitio,-se

,," .1."á"tó ;ú tt""iru de Ía antigua ruta de los

ffi":;"dfi;dá;;-h;¿ia el sE',- pie¡rtr?! que mi;;#;.;"'-ilerraba ul S., al pueblo de Chavín''**ii;;i.- u t*¿á,

-a.,isiamoi el- valle- encantador

d" if;il. -rvri

ur"i""o se me había adelantado-; vi"r iáii""r* rruuitu,ttes del lugar se disputaban

;i h;;;; d. uloj"r*á. Durante tJda esta expedición

*"-L ".iao "L ".rátt"' -o una extrema miseria o

ñ".';i";a;;"i. .u""*ádora; - aunque desgraciada-

;;;t" ü primera se presentaba con más frecuen-

cia que la última.'-* =M;;h. se ha hablado del castillo de Chavín;

du "., *i"teriosos "ott""'atuo! y-{e sus galerias

;;J"t"" El- mismo ñi""'o ha ofrecido de ellas una

áL"""ip.i¿" romanesca y sentimental mas que se-

;t.;';;;;ároei"",-á; -un pasaje citado por Paz-

Soldán.

---1i".:ltJ,ü"i:' &f"f tj Iii:3!* u,,::il!;en dos planos

",rputpu""tos uno -al otro' El infe-

;i;r; Éuitu u ot óu'-t"ét"os. bajo del nivel del Tun-

ñ;";;";i "üp""ioi-á i'éi"tá metros encima del

il'";il;ñ;'-;;;L;j'áas qoi los antiguos habitan-

tes, y son de una remarcable rgu-aroaq'*'' "E.t* piuiá-ro"*"t, s"putádus en el día por

183

Page 93: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

una-.ráp_ida pendiente, fueron sosteuidas antes pormeüo de uno de esos muros, que ya hemos visto:n p-enor- escala, sobre las colinas' o gradines de'luctubamba. Uomo en medio del valle, que tienecerca de una legua de_largo p_or una á"áiu t"!"ude ancho, el rio Mariash o río Casüillo, procedieñdode los cerros del oeste,- se- arroja

"" "t'f""g""á;ü.El- antiguo Castillo grijido soÉre el pláno inferiord-el valle y apoyándose contra lu 'pu"die"i" -a"fplano superior, se halla a doce metrts encima deeste torrente.

Es probabJe que antes, el castillo había sobrepasado el nivel del plano su_perior; hallándose hoygT tu- nivel por haberse_ caídá los pisos superioreJ.El falso nombre de subte-rrá""" q"á-.u i; á;;;;proviene de la más completa o""riidud que reináen el interior a causa dL la falta de ventanas ypuertas en los enormes muros del recinto. Este in-teriores de una construcción completáente regula";cruzándose e_n ángulos derechosi corredores dá caridos metros de alto por ochenta centímetros de lar-go y comunicando entre si los paralelos fuera de 1astransversales_por medio de conductos de

""ur""iucentímetros de alto por igual númerá ¡" t;ü;. -

,^_ P_?r clases de porte manteau de piedra, u Ig,r._les dlstanclas, en medio de- pequeños nichos, "for_man _la frisa de estas galeríu"

""rr"t*ü""-a; pi;_9ll * njr";f"," (Schístei)_ v ú"'iá"iu [i"n t"u¡á¡á-oas. .rte podrdo recorrer dos de e-stos pisos, aunquesupe que existen en to-do -cinco; lo que

"o' d;ñ=d;ser exa-cto, concordando bastante bien, con Ia alltura del muro del recinto. Si" -u*UáigJ no fue pá_sible encontrar un sitio qle p"aiá"" aTilugar a que

se sospechase una entraáa a los pisos infJriores]---En la segunda esquina, entündá por el lado

1y¡ ex¡ste" un pilar que sostiene el teáho; y esteprlar, de torma bastante extraña, representa un184

prisma irregular, cubierto por tres lados de bajos-relieves en el plano.

No cabe duda que la repetida reproducciónde estos singulares dibujos, no es debida mera-mente a la fántasía del pintor, sino a algún otrofin místico.

El castillo se hallaba, en otros tiempos, en me-dio de un jarün o plataformas, rodeado de cana-les de piedras bien

-unidas, estando las plata-for-Áas p"áristas con acequias qu-e ctían en cascadasde una terrasa a otra, por medio de grandes cabe-

zas de piedra granito.Anies de Ilegar de la villa aI castillo hay que

pasar un puente antiguo, echado, por un ingenie-¡".

"á¡-" ei río Maria.h. E"t" puente se compone de

trás baldozas de un largo medio, de seis metros'

"Lpo*"ao "o¡"" pilares de sólida construcción;

táUrrdose este puénte aua en perfecto estado, ¡quéiá;; A" atreviáa, la de colocar enormes piedras

a;;; orilla a otia, en lugar de servirse de árbo-f"" á ufUufilería (poutres)-más o menos bien eje-

cutados! Sobre un lado del puente tracé un curro-

"i"i*o Úui" relieve y en casa del cura alg-uno-s lin-d.

-Áoa"los de ceiámica antigua' De Chavín no

Á" fultub.r, mas que casi doce leguas, para llegar

"-1"1"áv' "ttuado sobre la vertiente occidental de

la cordillera, en el callejón de Hrraraz'En Lima, en casa del Dr. Macedo, propietario

del mas hermoso museo, de antigüedades perua-nas, vi algunos curiosísimos huacos,- que proveníande

'ese siilo y me creí ya favorecido -d9 la suerteque me ha tiaído a este lugar. Pero el único frutoá" ,ou escursión penosa de tres días, durante loscuales pasé y repásé la "cord'illera brava" a unaaltura áe 5,090 metros con un frí9 y una tempera-i"ru "o*" en eI polo-norte, fue, haber encontradodos pequeños ejemplares de la cerámica de Recuay'

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Page 94: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

DE CI{AVIN DE HUANTAR A BAÑOS

Las Punas.- Una noche en las Punas.- Cha-vín de Pariarca"- E camino de los Incas.- Lasesculturas en Ias grutas.- Escabaciones.- ColpaHrránuco viejo.- Una tem,pestad.

Este pobre país perdido de Chavín de Huan-tar me había sido muy simpático. Cómo unos vein-te hombres a caballo me hicieron la escolta hastaun punto donde dos o tres troncos de árboles for-maban un puente, que apenas podía soportar doso tres hombres. Descargan las mulas y llevan lassillas y proviciones a hombros sobre la otra partedel rio Tunguragua; haciendo entrar por fuerza alos animales, ullo por uno, en eI torrente furiosodespués de haberlas amanado con lazos en las dosorillas. Yo fui el último en pasar el puente y seme colmaba como a un luchador antes de entraren la arena, o a un soldado antes de su entradaen campaña.

Sin embargo yo partí con el corazón lleno degozo. Principiaba a conocer al Perú mejor que lamayor parte de sus habitantes lo couocen. Acos-tumbrado desde üez meses, a luchar de viva fuerzacontra el cielo y la tierra del Perú, no me dejabamas arredrar de ninguna dificultad, üciéndome,suceda lo que suceda, me esforzaré a vencer unatras otra, siempre que no sea acosado sino una auna.

Me puse en cami¡ro y vi desde luego el pési-mo estado del camino, teniendo que desmontar yandar a pie la subida de Chalyahuaco hasta el ce-rro Coliash, principio de la puna.

El aire frío y húmedo penetraba en mis hue-sos, helando las gotas de sudor sobre mi frente; y

186

continué así la ruta en mi mula con gran precau-ción; pues el terreno estaba lleno de pequeños char-cos y-atolladeros, en donde la mula casi se pierde'-A

una legua de Coliash vimos algunas ruinasen muy mal ástado; pasando el resto -del día y elsiguiente en la monotouía, propia a las punas'

Mi'mula con su trotecito hizo aproximativa-mente ?8 kilómetros en dos días o sea casi diezi;;;; dá marcha cuotiüana en once horas. Perdí,ñ díu en una desviación hacia el norte para re-gistrar las ruinas de Chavín de Pariarca últimosíesdsios de una sran ciudad. La tercera noche en

t* p,iou fue mas iuda que la primera. Con dificul-tad puede uno acostumbrarse a un clima semejante,

"ot ,rtt frío que penetra en los tuétanos, los labios

u".u"e"erltudos, "l cuerpo entumecido y hasta larnismá inteligencia sumerjida en lu1 tamaño estu-oor. Al tercei día despertamos bajo u¡ra espesa ca'

iá a" nieve, que durante la uoche había caído'- Cerca de Tarapaco hallamos otra vez la ruta

del fnca, que nos ilevaba a regiones menos rigu-rosas. La antigua calzada, perfectamente conser-vada en ciertoi sitios, se parece a una ancha fajaEris en medio de un terreno cubierto de una yerbaámarillenta y marchitada. No dejé de examinar lasruinas que en estos parajes se encuent-ran.

Como a las tres p.m. llegamos a las orillas deun río, cuyo nombre es desconocido, siguiendo lacalzadá, a partir de este punto, los caprichosos mo-vimientos del curso de las aguas.

En ciertos sitios inaccesibles de las corüllerasse presentaban grutasr Qü€- generalmenle servían

"á"" U última ráorada del hombre. Así como lasilÑUt"t arenas de la costa, ocultando todo ras-tro de la necrópolis inüana, se ponen al abrigocontra cualquiera profanación, así también esasgrutas, erigidas a ciento o a doscieutos metros so-

tB?

Page 95: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

bre el nivel del valle, no son menos protejidas porsu situación inaccesible contra todo-ataque. pLro¿como se ha podido trasportar allá los muertos?¿Porqué camino llegaba ál indio, sobre un murode piedras casi verticales, hasta esa altura?

.A esto 3o lay sino u¡ra explicación. Los quecorrían con los funerales bajaban sobre una capainclinada del Schiste, teniendo buen cuidado áeromper tras de ellos el estrecho sendero por el cualhabían llegado a este sitio.

Colocando al muerto bien en una gruta natu-¡'al o en una caverna que abrían, continuaban des-pués a efectuar su peligrosa bajada, rompiendosiempre tras ellos la piedra qúe io sostuvo, hastaque llegaban al valle, después de haber dejado almuerto en su morada inaccesible.

En mi gran anhelo de explorar una de esasgrutas me hice bajar por medio de un lazo soste-nido por dos indios, vecinos de Taparaco. Llegadode esta manera a la altura de h tü*ilá, vi quZ enparte estaba cerrada por baldozas de Schiste, á*orr-tonadas a la entrada, descubriendo desde luigo doscráneos y. en el fondo una momia acu"rucadal Todovestigio de una vestidura o mortaja había desapa-recido; a pesar que su señoría pag"nu, estaba allíbien seca y aun bastante sólida. -

Después de haber pasado unas cuerdas aI tra-vés de la órbita de los cráneos que amarré a lacintura-, Te apoderaba de la momia y di la señala mis indios de hizarme.

Apenas me vieron los indios con la momia enb 1nqro, soltaron la soga, por el susto que les in-fluía la vista de los objetos, y me pusieion en in-minente peligro. Me agarré con las manos crispa-clas a las piedras; la momia ca¡ró en el abismo, ña-ciéndose mil pedazos; y con el auxilio de loá in-dios logré escalar el borde del precipicio. Es mu-

188

cho el miedo que esta pobre gente tiene a las mo-mias; creyendó que loJ gentiles molestados en sus

,"prÍ"*ot,- tienen la costumbre de abrazar al inüov que suóumbe ir¡faliblemente bajo el soplo mortalde este abrazo.

IJno me dijo que su padre, al tocar a una mo-mia, se le habia introducido un hueso en las car-nesl cdusando una inflamación, seguida de Ia muer-te; un otro aseguraba que en el momento-qrre lacabeza de la momia iba a pasar eI borde del pre-cipicio, abrió la boca, y, si no hubiese- caído al abis-mó, les habría lanzado irremediablemente unamaldición.

En seguida me dirijí al fondo del valle paracontinuar mi camino, y después de tres días dernarcha llegamos a Colpa donde nos hicieron pagarmuy caro un miserable hospedaje, en ull establo.El chupe para mi y mis hombres, la alfalfa casipodridá para mis bestias que no pudieron comerla,me costaron casi tanto como una comida excelentehabría costado en el eafé Anglais; circunstanciaque no dejaba de inquietarme, por no tener masque unos sesenta soles en mi bolsillo; estando aúncincuenta leguas de Tarma.

Colpa eltá en el fondo de una garganta delmismo nombre; y, cosa rara una escalera de pie-dras en algunos sitios aún bien conservados, llevaa unas ruinas situadas sobre una puna que se hallaa 963 m. encima del valle.

Esta imponente avenida prepara aI viajero deuna manera particular para el espectáculo que vaa ofrecerse a su mirada.

El antiguo templo es un terraplén orientado;no teniendo sino un graün que se eleva sobre unavereda bordada con piedras bien labradas. Se llegaa la fachada principal por medio de cuatro pórticosornados cort áos pumas, las cuales velan, como el

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Page 96: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

esfinje. egipcio, sobre la ruta sagrada. A derechae izquierda de estas puertas, se lóvantan ruinas depalacios imperiales, óompueitos de vastos salonesrodead-os de nichos, termas, galerias y, en fin, detodo el espacio indispensable a la mas brillantecorte para desarrollar su lujo y poderío. Un viejolugarbjo de Colpa me había enseñado una galeriasecreta, llgmada: la Horca de las mujeres, dondehabía en los muros dos cavidades, pará recibir lossenosde la víctima, suspenüda en un aparato._ He pasado cuatro üas en esta región dibujan-{o su¡ rüinas, levantando planos, siguiéndo las Éue-llas de la antigua ciudad, con la eiperanza de en-contrar las fortificaciones que en tiempos pasadosdefe.]dían ese lugar; morada de un rey que se ve-neraba como a un üos.-- - -Después de haber vuelto de una última expe-dición, establecimos la cuarta noche nuestro cam-pamento contra un muro del templo, pero un fuer-te á.guacero nos hizo pasar una noché de hs mást-erribles; a _las cinco a. m. nos pusimos en marcha;llegando a Ias tres p. m. en uu estado lastimoso áBaños, dorlde la mujer del gobernador, me preparóuna magnífica cama, comoüdad harto rara en la,c-orülleras,_y de la cual en tres meses de viaje, des-de mi salida de Trujillo, no había disfrutaáo sinodos veces: en Huamachuco y Andamay.

!l sueño vino pronto a apoderarseáe nosotros,y mi fantasía. me, presentaba como en entre-sueños,todas las peripecias que he pasado, las altas cimaáde las cordilleras, las profundas grietas y sendases,'rarpadas,,contenidas en una completa gálería dela historia del Perú, 9n ug museo, eo

"euIidud, qu"

ofrece al curioso parisiense la ocasión de hac'er elviaje al través de este país, tan poco conocido sinestar expuesto a ningún peligro: ni a ventisquerospor la derecha, o a un abisrno por la izquieráa; ni

190

a la mula que corcobea o al i1ü9 oug os traicione;

"i-át i"i" dá los Andes que os hiela el alma o aI sol

A; l"t irópicos, que os tuesta; pudlendo asi admi-

,u, "o" hlfuura Lsas bizarras estátuas colosales'

i,rirJá-r""águÉi" á" las aptitudes-del indio por la;ñf;"d";v la escultuia, con los obeliscos or-

;;á;il;b;:á "ári"""t que se erijan.en medio de

los salones, junto con mil otras maravillas del tiem-;; á; b" 'It."". Desde esta noche dí mi misión

iá" Lr-i"áa", üciéndome: "qué significa una dei Áu" expediciónes en el inmenso movimiento cien-

" tífico dál mundo?" nada; o bien, muy poca cosa'

191

Page 97: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

ADOLPH TRANCT§I AI/PHONSE BANDELIER,

(Berna, Suiza, 6 de agosto de 1840 - Sevilla, 19de marzo de 1914)

Antropólogo. Después de Squier, eI verdaderopromotor áe los estudios a¡queológlcos en el Perú,ia figura de Adolfo Bandelier adquiere e,n el sigloXD("un relieve especial eomo investigldor ameri-canista insigne y có*o preclaro viajero de todas lasreEiones del Perú.

Entre 18?0 v 1888 realizó investigaciones enNuevo México y México, principalmente en las re-giones de Pecoi, Chihuahua y, Cholula. Su primeriibro, editado por el Peabody Museum, correspondea esta zona.

En julio de 1892 Bandelier visitó el Perú conel objeto de hacer investigaciones arqueológicas ehistóricas bajo el patrocinio del filántropo tlenryVillard, de Nueva York. Recorre los valles de Li-rna, Chillón y Lurín. Realiza excavaciones en Ca-iamarca y Surco; y explora Cajamarca y Chacha-poyu.. Lós materiales y colecciones reunidos ,porárriot""", fueron donados posteriormente, en -abrilde 1894,'por Villard al American Mr¡seum of Na-tural Históry de Nueva York; y Bandelier continuósus trabajos en eI Perú y también en Bolivia bajolos auspicios de esa institución.

193

Page 98: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

Bandelier contrajo segundas nupcias en Lima,en diciembre de 1893. En julio de 1894 se ürigea Bolivia e inicia sus estudios en el altiplano, per-maneciendo durante tres meses y medio en las is-las del Titicaca y Coati. Estuvo de regreso a Limaen 1895, para retornar nuevamente a Bolivia enoctubre de 1896, permaneciendo allí hasta 1898.En 1903 volvía a los Estados Unidos después demás de 10 años de investigaciones en el Alto y Ba-jo Perú. En 1904 la Universidad de Columbia lollamó a dictar un curso especial. Luego en 1906ingresó a la Hispanic Societ¡r, en donde preparó suobia definitiva sobre las islas del Titicaca y Coati.

Obras principales

1904 Aboriginal myths and traütion¡rs concerrringthe island of fiticaca, Bolivia. America¡r An-thropologist. Vol. U, pp. 797'239. Lancas-ter, Pa.

1904 Aboriginal trephining in Bolivia. AmericanAnthropologist. Vol. W, Pp. 440'446. Lan-caster, Pa.

1904 The cross of Carab,r¡co in Boüvia. AmericanAnthropologist. Vol. VI, pp. 599-628. Lan-caster, Pa.

1904 On the relative antiquity of Ancient Peru.vian burials. Bulletin American MuseumNatural History. Vol. XX, pp.217-226. NewYork.

1905 The truth about Inca civilization. Harper'sMontly Magazine. Vol. CX, N, 568, pp. 632-640. New York.

l-905 The aboriginal 11¡ins at Sillustani, Perú.American Anthropologist. VoI. VII, pp. 25G270. Latcaster, Pa.

1:94

1905 lhe basin of Lake Titieaca. Bulletin of A.me-rican Geographical Society. Vol. XXXVII,pp. 449-460. New York.

1906 ilber trepanieren under den heutigen India-ners Bolívias. Xw lnternationaler Amerika-nisten-Kongress, Stuttgart, 1904. 1er. Halfte,pp. 81-89. Berlín-Stuttgart, Leipzig

1910 the islands o[ Titicaca and Koati' NewYork, Hispanic Society. XVI[, 35-8 pp'

.

1911 The íuins-at Tiahuanaco. Proceedin-gs-Ame'rican Antiquarian Society. Vol' XXI, pp'2L8'265. 'Worcester.

RESIIOS ARQUEOIOGICOS: LAS CEI'EBRADASnÚu.ras DE kuEr"AP, DE MAcRo, AYMARA-

BAMBA, T§CITUSHIN, CHAUAR YPUMACOCHA t

Limitado, por falta de fuentes documentales,a cualquier tesiimonio que las- ruinas aborígenesp"di"ru" proporcionar,- cómencé ."". el pq'to mási"1""á t.cia él norte (en las vecindades de la ca-piial), dirigiendo mis pasos aI Marañón y reco-rriendo así la pequeña área que poclra-examlnar'-

Oi hablar-dá ciertas minas situadas al este oul

"o"te áá la capital, que me fue imposible visi-

;;":- M" indicardn ruir¡-as en Ca¡u Djian 1' Las

(-) il indioe y las ruinas aboúgenes -oer91 de Chacha-

;ót; ; ei norte del Peni'-(Traducción del inglés

;;; E-ili. ñomero). Gtaski. orgglo-de la AsociaciónF""t"t" de ArqueologÍa. Vol' I, Ne 2, pp' 13-59'

r- -ó"t"O* se'ha[Jcerca de Molino-Pam-pa a diez

millas al noróeste de Chachapoyas' Se aseguraba que es'ilir-*i""t carecían de muroJ protectores' La palabra 9s;;;.;l i"i;aeügible, ni mis informantes pudieron expli-carla en quichua.

. .. 195

\'-\ -4,'Í

Page 99: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

describían como una agrupación de casas de pie-dra circulares, sobre una elevada cresta cubiertapor denso monte. Decían que entre los restos, ha-bía morteros de piedra y otros utensilios desparra-mados (Fig. D( b), y aseguraban que un gran mor-tero o batán redondo provenía de aquel lugar. EnYauh-Can 2 existe otra población en ruinas.

Cerca de la capital tuve noticias de Quid-Ji-Jic. Dicen que también existen ruinas en los de-pósitos de sal de Bituya. Ví cerca de Levanto, unaestructura irregularmenüe poligonal, y construídade piedra, primorosamente cortada y colocada. Seasegura que es "Inca" como todo lo que en lasruinas exhibe una construcción más cuidadosa enel occidente de Sud América.

Una de las causas que me indujeron a visitarChachapoyas fue que, en 1892, aparecieron en Li-ma sugerentes relatos (de fuente oficial) de lasruinas de KuéIap. No es mi costumbre correr trasde lo sensacional, pero los informes ofrecían razo-nes para visitar una región, por entonces aun dedifícil acceso y, en comparación, poco conocida.Aproveché de Kuélap como de un pretexto parareconocer el país. Al llegar a Chachapoyas, lasautoridades reconocieron mis intenciones como le-gítimas (punto importante, pues eI gobierno aca-baba de promulgar un decreto insensato sobre in-vestigaciones de antigüedades, que se puso en eje-

2 Yauhcan se dice que se halla cerca de Longuita allado oeste del Utcubamba, cerca de cuatro milhs á1 oestede Kuelap en lÍnea directa. Todas mis distancias las doysegún el Atlas del Peni por A. Baimondi, fol. Z y 12, eindican lineas rectas. Por los senderos, debido a io que-brado del terreno y de la superficie, son mucho mayo.es.Las ruinas de Yauhcan aseguran que están sepultadas poralto monte. No encuentro etimología en quicñua o aiñu-ra para Ia palabra; pero podría ser también Llaucan.

196

cución única¡nente contra mí y desde entonces nose ha vuelto a oír hablar) y recuerdo aquí con gra-titud, la amabilidad y amistad del Prefecto de Ama-zonas, el ya fallecido Don José Alayza, de su se-cretario Don Leopoldo Pérez y del Sub-PrefectoDon Manuel Arce. Si hubiera de mencionar a to-dos aquellos a quienes debo hospitalidad y ayy-daeficiente en Cháchapoyas, así entre las autorida'des como entre los resid.entes allí (como Don JoséRevoredo, por djemplo), la lista sería muy exten-sa. -dbandoné Chachapoyas para dirigirme a Kué-Iap eI 14 de setiembre de 1893.

Descendí a la estrecha y larga garganta delUtcubarnba, (Fig. I b), tributario del Marañón. Elfondo está cubierto de hermosa vegetación y enparte con cultivos. A ambos lados se levantan eum-bres estupendas. A veces farallones desnudos, obien taludes cubiertos de monte o con maleza quecomenzaba a reverdecer. Sobre zoaa montuosa se

extendía la fría puna o Jalca en donde crece la pa-pa. En el fondo, se ve de vez en cuando cala deázicar y café, naranjos y otras frutas tropica)esen profusión. Mirando hacia arriba, se puede dis-tinguir tres zonas diferentes de vegetación, por mi-les de pies.

Orillamos las empinadas laderas durante va-rias horas y descendimos de nuevo a la garganta'en Sargento, grupo de chozas construídas con ca-ña y mádera, en donde se cultiva el café, siempreque- lo permite la limitada extensión del fondo.Árboles y lozana rualeza cubren todos los sitiosque no ie limpian constantemente. En el montese hallan algunas pocas e informes aglomeraciones,que se distinguen con dificultad y que pueden ha-ber sido pequeñas casas, andenes o contrafuertespara contener el suelo del talud.

19?

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Trataré después de las ruinas de Macro, a po-ca distancia del pueblo de Tingo. Al dejar Tingoy cruzar el rio en su orilla occidental, empieza unasubida larga y muy empinada, sobre una ladera ca-si desnudá, rocosa y escarpada en muchos sitios.La perspectiva hacia el río que corre abajo, produ-ce vértigo. La subida requirió dos horas íntegras.En la cumbre perümos la vista del río y descendi-mos a una cuenca montuosa con algunas seccionescultivadas. Sobre esta se levanta una alta cordi-llera que sostiene una Mesa cubierta de selva ydelineada con un alto muro de piedra. Esta pa-red que a la üstancia parece casi ciclópea, formaparte de las ruinas llamadas de Kuelap. Sin em-bargo, los indios la llaman Malca, corrupción deMarca, que significa casa en quichua, y pueblo oestablecimiento en aymara. Muchos también leaplican el término español de muro B. Esta Mesa(según Raimonü ttene 3.072 metros o 10.0?6 piessobie el nivel del mar. Como la altura de Cha-chapoyas ha sido determinada en' 2,328 metros o?.735 pies, se desprende gue las ruinas se hallan2.300 pies más arriba que la ciudad o sea a 4.000pies sobre el nivel del río Utcubamba a. Como des'pués noté, son perfectamente üsibles desde el sen-dero entre el Marañón y Chachapoyas.

3 Tones Rubio, Arte &ca (fol. 159) tiene "el altoo sobrado de una casa". Tschudi, Worüerbuch (pá9.374)define la palabra como "aldea". En Aymará, Marca es

"pueblo". Bertonio, Vocabulario (I, fol, 387; 71,2L7)'4 Raimondi, El Peni (Vol. II, pag. 528), da para

las ruinas de Malca, según Werthemann, 2938 metros o9637 pies. En el Atlas (fol. 12) tiene 30?2 metros. Tingoeski colocado por Werthema¡n a 1742 metros o 5?14 piesde aquí que la diferencia entre las ruinas y el Utcubambaes de 4362 metros. No puedo garantizar la seguridail deestos números, por no haber podido encontrar qué instru-mentos fueron usados.

198

En la cuenca al pie de estas alturas coronadasde ruinas, está situada la pequeña casa de maderade la Hacienda. El monte cercano cubre otras rui-nas. Son estructuras circulares de piedra, algunasde las cuales excavamos y obtuvimos unos cuan-tos morteros rotos, batanes y ollas de cerámicaiáscamente decorada, que se parece a la alfarería;"s;; bhnca y roja tan común en las ruinas de

""Já"'p"q""ñaJen Ñrerro México. Este lugar.se. lla-

Áá Ui". La palabra puede ser española y designai.r ¿*."ytlis que abrirdan en el boscaje y son de

notable támañó y matiz. Ciertamente no es qui-

"irru, po" lo ments originalmente' Cierto número

áu-iÉ"ir1""s españoles Ie han deslizado dentro del

f*-g".¡á, pu"ó to he oído esta palabra. entre ellos'

Ot éstáUiecimiento primitivo en "Lirio" parece ha-

ber sido de proporciones moderadas'- Ú" extánsó talud, tedioso para subir, conducedel eáificio de la Hacienda a las ruinas principa-lÁ ; É que (como se ha manifestado) se les daa1iL"á"tát ,ro*tr"" "Kuelay'',

dlMalca" Y "Muro"'Me inclino a creer que el primero es el verdadero,

"uro "" t "" certidumbre. Íil nombre se aplicó a l-a

ifá"i"."a" éi la quinta década del siglo dieciocho 5'

É., "1 ""o"o

de 15-91, "C,onilap" y "Conlap" aparee-en

;;;-;i;ñu"o du lós inüos-tributarios de cada lu-;;;t:- Ó*ita

"u halla cerca de Luya, nueve millas

5 En el folleto titulado Bienes de la Beneficencia

¿u fa Caplt¿f-áei oepart .mento de Amazo¡as (Lima, 1876'

iáe. zá-l-i6i encuéntro citados los dos siguientes docu'mentos:

Entre los años 1740 y L744 - Venta a censo por pa-

(ar cada tercio t10 pesos pLt h hacienda ac Cuél1n a Juani."¿-r"L"á' por üs Rev-erendos Padres de la Merced''--- E"t.¿ idzo y rsgo. - Cesión. Juan Manuel v Juan¡o"¿ óv,u"á", de lá hacienda de Cuélap a la Merced'"*- 6' R;É"tón-áe los Indios tributarios (pág' 55 a 56)'

199

Page 101: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

al oeste de Chachapoyas, y probablemente es laConllap de 1591. La-otra-eJ menciooud.

"n-"á--nexión con Levanto y puüera corresponde" . krr*Iap ?. Si es así, el lugar tenía 118 indio" t"ibu;;-rios o_ sea, cerca de cuatrocientos habitantes. Esmuy dudoso que, en aquel tiempo, hubiera "" *]tablecimiento en Mesa.

Oí una historia según la cual Kuelap estabahabitada en el tiempo_Jn que llegaron l;" ;;;ñ.:les por. primera vez. Pero-la tenáencia general deIa tradición se inclina a indicar que las iuinas sond.e una población abandonada' antes áe

_.d"Jtiempo.

Nos dicen también, que las gentes de Kuelapse hallaban en guerra con las de Lévanto y ff"*"á,

7 (Ibidem).-En Ia segunda parte del Libro de C'a_bildos de Lirna (vol II), esteáocuménto esie publl".do coneI extraño titulo de Relación de las f,ncomieirdas existen_tes en el Perú curando practicó la visita e hizo el *ñ;§fn"g* el Virrey D. Itandsco de Totedo (pá, 13? , ititlll _e_drtor asegura que es éste el documento eontenido enel volumeD I (seria el _VI) de los l)ocumentos inéditos, yen el Volumen II de Ias Me_morias de los Virréies y Audián1cias que_han gobernado eI peni (Uaarid, f-g'zf, pal áfi,"!".1. - No puedo explicarme ta impártalte -¿if""eniiu

e.,el título. La Nota en los ütimo" aá"-"lf-U-*"" ái"" q";lq conia es, del M§. en el Volumen rv

-ü fo. MSS. del

)tygugs gel_R-isco y que pl volumen iu-¡i¿" contiene la"visita" de Toledo. Es o'un imperdonable error de Mu_

i:'áxii}#fl l"H*xffi :"hP.ü',%:""",d.1**lHh:La reputación de Juan- Bautista '¡vfuná2, -su -tilügiá"d -;excepcional familiaridad

-con los archivos au * pái", tr_ce muy-improb_abl9 que haya confundido ei censo-ae'ft9fcon el de-Toledo de dieciséis- años atrás, y está a""o5, u"agr_ave duda también sob¡e los cambios á". "f ealitor áJLibro de Cabildos ha hecho como ,,cárrécc=ionJ ;;-É; d";publicaciones. Asi en lugar- de .;Co"ilup;--¿pd. i¿sj p""ái§anllan". Luya se hallimás hacia el io*JáE Xu"lrp'queChach¿poyas.

200

@.JC

!

Fig. IU Plano y secciones trasversafesde Kuelap.

Page 102: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

y constantemente en desventa-ja, hasta que erigie-ion grandes muros. Después- de -esto se mantuvie-,ot ár, lo suyo. Un indio de Tingo, ho-mbre muy.rr"i."o, me iefirió que los habit-antes- de "Malca"uü" t*"¡"" llamadoi "Ualqui. Shaos"- y q¡e deloueblo dá Quemia, situado quince millas aI oeste,

ñ."ir-"i .o"- """"u'del Marañón, venía un podero-

,o-ñ""ti"u"o, un "Chimal Ualqui" que.de un brin-

"á,-.rftut" á la cumbre de una empinada altura

Illmada Incupuy, a corta distancia al sur de Kue-lup v con ,oiru" de antiguos edificios' Un s-egql-

dJ Éri""o 1o hacía aletrlzat en la garg-anta de Si'

"""f, átt h base meridional de Malca, desde donde

.áiiáu, hasta la cima de la Mesa, en donde la gente

áJ;b" d"rmida con los pies extendidos v ry-1t-abaa todos con un martillo. Esto es genuino folkloreLdít"".. No escuché linguna-tradici-on que- atri-trr.rá", las ruinas a los Úrcás. La tendencia de es-

;;J;;iu6t, fuera de uno que dice que "Malca"io" t"*u¿ó por los españolés, es que Kuelap es-

iá¡u vu abaridonada en los tiempos de la conquis-ta. Óonsiderando la naturaleza del lugar y su po-

"i"iao dominante, segurameute habrían hecho men-

[iá"-¿" ella los pt-imitiros relatos españoles, si

hubiera sido ocupáda en 1535 o posteriormente'---- i; ultrr". de las ruinas sobre la Hacienda, -se-gÍ,, Wurilrumann, es de cerca de setecientos p-ies'

e;;. ,L h. ü"ho, el farallón se ve claramente des-

á" ui.""a""o de Chachapoyas. Por sendero quie-

.á deci, el "camino" oficial a esta población, des-

aá iu" orillas del Marañón. Aunque ese "camino"se extiende cerca de cuatrocientos pies más abajoy está cinco millas más !ejo-s, con cimas que se -in-i"rport"tt, las ruinas de Kuelap se elevan aun sobreerllas.----El

plano y las secciones anexas dan una ideade l;fo;;; y-dimensiones de este risco' (Fig' Itr)'

20L

Page 103: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

Es un trapezoide irregular, de gran extensión, denorte a su_r, de diecinueve mil pies, y su mááma3nghura (de este a oeste) de quinientos pies- L";lados de esta t'Mesa,, son veriicales. B^" el

"rt",su altura varía entre cincuenta y uno y veinte piesjsiendo la mayor elevación de D. a B.

-Hacia "f

;;:tremo sur el muro baja considerablemente, tam-biénfracia el norte, en donde, en F, termi"á'""

""angulo sobre el que reposa una estructura cuadran-gular a modo de torre. La superficie se inclina deoeste a este y tanto en su tercio septentrional co-mo en el meridional una fila superior de rocas seeleva sobre I_a parte occidental

- de la superficie.

Ambas filas de la Mesa están tan densamente cu-biertas de monte que hube de abrirme paso a tra-vés de ellas con machete. Los árboles están cu-biertos con parásitos, las matas obstruyen cadapaso y gruesas trepadoras forman una maraña ca-si impenetrable. Con la ayuda de los indios, pe-netré dentro de este l-aberinto de vegetacióí, inmuchos sitios y en toda dirección. Ir.re". de lasplantas 9_spinosas o venenosas, mis indios parecíantemer sólo al gato montés a causa de su iiritacióncuando se siente sorprendido. Dicen que el p;;;frecuenta la Mesa ocasio¡ralmente, y -notamos

suproximidad alg-unas veces en las noóhes, pero du-rante mi estada en las ruinas (que fue

-de siete

días) los únicos vertebrados que'ví, 'fueron unospocos pájaros. En cuanto las lluvias han comen-zado, dicen gue la selva pulula de insectos dañi-los. Molestaban únicamente las garrapatas y gran-des hormigas rojas que más de uáa ,"], *" tttigu-ron a cambiar de sitio mi teodolito. En Lirio, tnel curso de las excavaciones, un par d.u

"rlo"*u"arañas. (rnygale) aparecieron juntó con los "".to,de cerámica, y causaron viva impresión eitre mis

202

compañeros, lo que mostraba - que los pequeños

monstruos no eran del gusto de estas gentes'"'---U"i" farallón es u; fot!'aleza natural' (Fig'

ñ J.--r,u-iáa""" occidental de la corüllera es

il;;""t" "*pi"á¿.; la baiada v la.subida son

ir""i*""t" traÉajosas y no desprovistas de peli-

;?;*ilü ;;b#ü "oo lu misma clase de selva

i"". r."uI.l"i*.-l áesciende por más de mil pies

il;;"í'f;;e;,-L"io"¿" co"re un arrovo de agua

';;;;;;;;". bsta garganta se- llama Sicsii' v -no§';#11;; "J"""u?

ñondonada' como todos los

ii;;e".t-'4uii""'; á'' ásta reeión' Copio de mi

a-*ri" ¿"t 16 de setiembre de 1893:

"El lugar es seguro, muy adecuado para la

observación] pues domina vastas extensrones que se

..órnDonen d"l ""outlmb"ado

laberinto de estrechas

;.#:fi;il--qo"b"u¿u*, Iaderas escarpadas v cres-

i.í;;;;;;; á de.rrudas. No hav picos agudos en

;i;;;; ürección. Irn vermo de corüllera v gar-

;riü-.;"r-l "na tuecños de campos v cbozas

aisladas"..-- =Ei frente occidental del farallón está circun-

d.do. "o*o los otros lados, por una pared' (Fis'

ifr;'v;I; ri. s" elevación en B-' es de treinta

;;"""" pr""' y desciende. gradualmente ea ta-

í"a-tá"i" io" "*t""*os norte y sur' -Así' la- masa

^üfu "o"u

ustá protegida por una cubierta d" ryiqH;e;áf";Ñ"-ult""?, "o-"

oo perímetro de 4'100

;i;.-á" I"" "üule" 1840 corresponden aJ lado orien'

;;i ;,18óduj *"id""tul v 366 al. meridional' mien-

tras el extremo norte foima casi una punta' Este

;;;;;;;-áá "i""u,,valación;.está construído con'

;;;-; ;; lábru lu "o"u

v conslste en una armazón

á"i"'riáirc"u. de patdélepípedos de piedra -p-rimo-;;;;;;;;*rá"'" v de tamaño desigual'- del gro-

;;A;;;;"á-au t""t pies, detrás.de la cual está un

;;iñ á;-;tpi" áá-ao. á t"ut pies de ancho en la

203

Page 104: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

base y de dos a ocho pies en la cúspide. En totalrepresenta unos 760.000 pies cúbióos de albañi-lería.

Son dos las razones para cubrir los lados deun gran farallón eon una armazón de albañilería.Primero, para prevenir el escalamiento de la Me-sa; y segundo- para prevenir la desintegración delos _ris-cos por la lluvia. El exterior del

"muro esiá

cuidadosamente tratado, y una ligera argam aza d,ebarro unió -en yn principió los blo[ues. ñ, átg""á"sitios ésta ha desaparecido debido a las lluviis io-rrenciales_ que han puesto en peligro algunas par-tes de la Mesa, en el curso de los slglos.

De este modo, corr su cumbrJhecha casi in-accesible, la Mesa requería sitios o un mecanismopara la subida. La naturaleza proporcionó estosmedios. En A (Fig. III y a Fig. VIi ei el lado o"iu"-tal, -un corte profundo penetia en el cuerpo del fa-rallón, extendiéndose hacia el occidente, en unuüstancia de 202 pies. Esta hendidura naiural for-ma un tresaje estrecho que puede subirse rápida_mente. En A tiene una profundidad de 4g ;ies,mientras que

-202_ pies má1 lejos emerge sob"" lá

supertrcre de Ia plataforma. Casi al frente, en B.(Fiq' 4 v p, Fig. Yr) * corte similar penetr.desde el oeste cerca_de 112 pies; tiene 3g pies enia- entrada occidental y sale sobíe la platafórma a50 pies del .pasaje-or¡9irtql, de manera'que hry áo"estr_echos planos inclinados que cortan la i4""u.Ambos son naturalmente desiguales v-árta" ahoraobstruídos, en_ parte por desierdicios y en partepo, le vegetación-que ha perietrado en-todas'par_tes. Un corte similar, también natural, en el üdooriental del farallón, se a_bre en C. (Fíg. mi p;;;es corto y menos profundo.-Se puede, pues,'llegara la plataforma por una subida glrr""uÍ ;rr dá, p;;:tos por el este y en un sitio por el oeste. puede

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.1-;-.6"riV

-Detalles de la estructura del

r,uro de Kuelap.

Page 105: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

también llegarse por el extremo norte pero condificultad considerable E.

Este pasaje A tiene diversos anchos. (Fig. IV,b). En la entrada y por sesenta y cuatro pies haciaadentro, tiene ocho pies en la base adelgazándosehasta cuatro arriba; entonces sigue una aberturade cincuenta y ocho pies, debido al natural dete-rioro; eI resto empieza corl un ancho de cuatro piesy se'adelgaza hacia una salida superior en dondeias paredés artificiales se encuentran en

-la . cima,

formando una larga entrada (Fig. \II' 1; V, 4).La entrada desde el oeste tiene un ancho de

diez pies en la parte exterior, estrechándos-9 g-ra-

dualmente hacia el extremo superior (Fig. V, 2 yvf, 2).-

Ambos pasajes están cubiertos con paredes- se-mejantes a áquellas que hacen frente al farallón.(Fig. V, 1, VI y VII). En el extremo -superior, elpusá5e oriental estaba cerrado en un principio. Unaentráda trapezoide de seis pies de alto, de ochopies en la base y poco más de dos en la parte-su-ierior, fue cortadá en la roca y forrada con alba-iilería. (Fig. V, 3). Los pasajes son hendidurasnaturales, foirradas con piedra para impedir los da-ñosos efectos de la erosión.

La superficie de la Mesa, como ya se ha ex-plicado, es desigual y ondulada. Estas ondulacio-rrus to pudieron ser más que indicadas en el pla-no, pue" estaban sepultadas en el denso monte. Lainclinación general es de oeste a este, pero se no-ta también una de norte a sur. Además, hay en-cima, conao se ha dicho ya, una fila de rocas dediversa altura. Al norte de las entradas, se hadespejado un cuadrángulo sobre la Mesa, de cercade tréinta pies de ancho. (Fig. Itr). En esta área,los edificioi pueden estudiarse con menos üficultad.

205

Page 106: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

Como lo indica la tradición, Kuelap no erasimplemente un lugar de refugio en caso de peli-gro: estaba habitada permanentemente y era unapoblación fortificada, habiendo sido aumentada ar-tificialmente su solidez natural. Hay casas espar-cidas sobre toda la Mesa. En el espacio despejádopude localizar cuarenta y en lo que pude examinarde las secciones boscosas, deben haber unas tres-cientas habitaciones más. Esto daría, para la tribuque vivía en Kuelap, una población de no más dedos mil almas o seiscientos guerreros. Este nú-mero de inüos podía ser formidable en una posi-ción casi inexpugnable. Me refirieron una tradi-ción según la cual Kuelap reunía 11.000 hombresarmados en sus guerras con los indios de Huaneay Levanto, pero esta afirmación, además de pro-venir de una fuente gue no inspiraba confianza 8,

es completamente absurda.Las casas en Kuelap eran estructuras circula-

res de modestas dimensiones. (Fig. III, VI y VIII),variando el diámetro exterior de las que yo medí,entre 20 y 29 pies. (Véase planos). Sus paredes,de piedras quebradas mezcladas con barro, pocasveces tenían más de L8 pulgadas de grueso. Noque4an restos de techos. Estas casas están, las másde las veces, reducidas a un círculo que'se elevaunos -pocos pies sobre el suelo. Están aisladas ytambién en grupes de dos o tres. (Fig. D( a). Lasexcavaciones descubrieron el piso rústico de tierrapisoneada, con losas de piedia encaiadas ocasio-nalmente. El suelo de la plataforma- es muy del-gado y no se debe buscar habitaciones su6terrá-neas, pues los indios carecían de medios para re-mover la roca sólida.

8 Se dice que está contenido en un documento enTrujillo.

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Page 107: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

También medí estructuras circulares que se

hallan sobre una base maciza. Una de estas bases

estaba a seis pies sobre el suelo y tenía un üá-metro exterior de 28 pies. Sobre ella se elevabapropiamente la habitación, que- meüa- 24 pies de

irrré., exteriormente. Otra tenía una base de cua-tro piás de alto, pero su diámetro era de 50 piesy

"i d" la estruclura superio-r, 28 pies. Adyacen-

ies a estas se hallaban dos círculos más pequeñosque medían respectivamente 16 v 19- pie¡ de travésy qru parecían anexos. En estos eüficios y cercaáe'ellos, encontramos morteros toscos de Piedra,batanes, dientes de venado y cerámica- del tipo yamencioáado. También fragmentos de losas chataspara moler o molinos de mano, como aquellos-gye'." ,rtuo en toda la costa occidental del Perú' Nin-gún vestigio de metal o de instrumentos de-piedra,ñi pedernál ni obsidiana. Me hablaron de la exis-tencia de hachas de metal, pero sin mostrarmeeiemplares. Es más que probable que muchos ar-táfacios saldrán a luz investigando las ruinas cu-Ui"*tas por la maleza (que n9 p-trde hacer debidou lá proiiuición). Las tribus de la selva del Ama-,ot ut (ul igual de muchos indios de la selva delPerú y Boliiriu) ,rurtt hoy hachas de piedra el y-escasi c-ie*o que las tribus sedentarias también laspáru"". Todó material perecede"g- !a desaparecido'-En

tort o de los bordeJ de las sóIidas bases de las

"urur, .rn círculo de planchas q99 sobresalen for-

man una tosca cornirá. (Véase diagramas) ' En eldenso monte de la parte norte de la plataforma,me dirigí a un grupo de edificios -circulares, unode los c"uales tenía una corniza hecha de mosaicosur, rombos. (Véase, Fig. X b). El trabajo de pie-

clra de este edificio (el perímetro del cual era poco

9 Yo después ví algunos de ellos.

207

Page 108: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

diferente del de los otros) estaba tan bien hechocomo s-obre las grandes paredes y vi otros quemostraban una manufactura igualmente cuidado-sa.

En mi excursión a travéJ del monte y la ma-leza no vi ninguna estructura que parecieia servirpara un propósito ceremonial. Encontré una casarectangular, hüy pequeña y otra (sumamente ru-dimentaria) cón los extremos redondeados. La to-rre (En F, Fig. III y Fig. VIII, 4 y 4 a\ es cua-drangular y mide 24 por 25 pies y es una masasólida; parece, por su posición, haber sido un mi-radero. Debo observar que los términos "circular,'y "rectangular" deben ser comprendidos aproxi-mativamente. Las casas nunca son exactamentecirculares y la torre es un rectángulo aproximado.

La torre (3, 3 a, 3 b, Fig. VIII¡ se ñala, comose ha dicho, sobre una eminencia de la selva, y lavegetac_ión sobre su cumbre es baja, de modo quese puede tener una buena perspectiva desde e[a,no extensa, sin embargo, como desde F. (Fig. Itr).Es un cono truncado, invertido, siendo su diámetroen la cumbre de 46 pies en la base de 40 pies yla altura de 15 pies. Recuerda su forma las to"re-sde Sillusta¡ri al sudoeste del Perú cerca del lagoTiticaca. La masa de este edificio es de ripio yuna armazón de paralelepipedos de piedra

- bien

c_ortados y_ colocados la forra hasta uñ grosor dedos pies. Contra esta estructura y conduc'íendo ha-c_ia su nivel superior, se halla un ptrano inclinadode tier-ra. Cat_orce pies adentro de áonde este pla-no- inclinado llega a la cumbre, una aberto""i demás de tres pies cuadrados, da acceso a una cis-terna en forma de botella que va hacia abajo através de toda la estructura y aun unos pocospies más abajo. (Fig. \Iff, 3 b). Es como los

-cuar-

tos subterráneos en forma de botella, para depó-sito, encontrados en las ruinas de Cajamarquilla

208

Fig. Vlll.-Detallcs de las estructurassituadas sobre ta platafornra superior

de KuelaP.

,t&r§ Y§re

6

Page 109: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

cerca de Lima, también como las cámaras en lastorres de Sillustani. Esta cisterna está forrada conmuy, buena albañilería, cuidadosamente hecha ycon las piedras encajadas muy junto. En ella sehabía juntado el agua de las lluvias que caían porentonces en el lugar. Esta cámara parecía una cis-terna y la tome está colocada como para recibirla lluvia desde cualquier dirección.

La fotografía adjunta no sólo da idea de ladelicadeza de la albañilería, sino también muestrala única clase de tallado que vi en las ruinas. Re-presenta la cabeza de un hombre y, probablementehasta dos cabezas, en relieve. La figura (o figuras)son muy rudimentarias pero tienen el mérito demostrar el tocado. De propósito coloqué al capalazde mis trabajadores, el indio Pedro Huamán deTingo, al pie, para demostrar como este adorno separece al de los indios de Chachapoyas de la actua-lidad. Son tan notablemente parecidos, que hacensospechar que el tallado puede ser reciente. (Véasefig. X a).

La sugerencia de que esta torre es quizá unacisterna, nos lleva a la cuestión del aprovecha-miento de agua. Por lo que se sabe hasta 1893, nose ha encontrado agua permanente en la Mesa. Ladensa vegetación absorbe toda la humedad y no sepueden formar charcos en la superficie. Tampocose encontraron fuentes o manantiales. Cuando Kue-lap fue habitada, la vegetación no cubría la mesetaen masas tan densas como hoy, y si se limpiarapor completo, quizá saldrían a luz albercas que con-tuvieran suficiente agua de lluvia para la pobla-ción, como en Acoma en Nuevo México. IIay unmanantial pequeño de agua pereme que corre enla garganta de Sicsij al pie occidental de la Mesa.La bajada es larga y difícil, pero los indios aun lahacen, y también los blancos y mestizos cuando

209

Page 110: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

cazar. y no es más empinada ni más elevada que lade Barranca, de la cual las mujeres de la poblaciónde San Mateo Ozolco en México Central extraíanel agua para sus menesteres domésticos en 1881'Aun sí Kuelap (como declara la leyenda) se ha-llaba en guerra con las tribus de la vecindad y, aveces hoJtigada firmemente, esta lucha no podíatomar las proporciones de un sitio prolongadoIncursiones repetidas y fatigosas, üscontinuadas yreasumidas hasta que fuese posible una sorpresao un asalto, eran las únicas operaciones militaresde que eran capaces los indígenas en los tiemposprimitivos. Por meses y quizá por años, las muje-res de la Mesa hubieron de descender a Sicsij sinser molestadas; una partida hostil pudo hallarse enacecho y enseguida pudo obligar a la gente a re-troceder y ccnservar reservas de agua en la plata-forma, hasta que el enemigo fuese arrojado o re-troceüera espontáneamente. En estas cordillerasdensamente boscosas, las celadas y sorpresas (po-co practicadas en las alturas estériles) constituíanla táctica principal, como sucede hoy entre las tri-bus errantes de la selva.

No es probable que los indios de la Mesa pu-diesen practicar la agricultura en ninguna forma.Hay escaso sitio para ello. Es probable que sem-braran en las laderas o en el valle. Hay un grupode casas redondas fuera del gran muro oriental ylas ruinas de Lirio pueden ser las habitaciones ocu-padas durante el sembrío y la cosecha 10. Hay uncierto número de edificios circulares, solos o engrupos, diseminados entre el monte, en las laderasy ciestas cercanas a las ruinas, pero el estableci-miento sobre la Mesa es el único grande y com-pacto.

10 Como los "pueblo de verano" de los indios de Nue-vo México.

2t0

Al Sud Sudeste de la Mesa se extiende unacordillera más baja, recubierta sólo con matorraly llamada Shundur. Shundur puede ser una corrup-ción de Suntur o Suntu, que significa en quichua,un montón 11, nombre dado a veces a las casascirculares con techos cónicos de paja 12. El gober-nador de Tingo que me acompañó en eI viaje aKuelap me sugirió esta explicación. Aunque no h-aymontás en Shundur, las ruinas allí están más de-terioradas que aquellas de la Mesa. Constan decerca de veinte édificios redondos como aquellosdescritos, y de una pared que corre a lo largo delextremo inferior del declive meridional desde elE. S. E., hasta eI O. N. O., por cerca de 1660 pies'En su terminación oriental voltea hacia el norte yarriba de la Iadera por cerca de 300 pies hacia lacresta, sobre la cual están agrupadas- las casas. En-tre el extremo sudoccidental de Kuelap y Shundurhay una depresión y la pared de la última estácoiocada en-forma de proteger el pequeño estable-cimiento desde el oeste, a donde es posible acer-carse a 1o largo del extremo de la garganta de Sic-sij. Esta pared está reducida a -poco rgás que

-uncóntrafuerte. No es posible decidir si Shundur fueun anexo de Kuelap, un establecimiento indepen-diente o que fue abandonado previamente. No en-contramoJ nada que revele su edad relativa y nin-gún artefacto fuera de los fragmentos de cerámicaacostumbrados.

Las grandes paredes de Kuelap también hancomenzado a desmoronarse. En muchos sitios se

11 Torres Eubio, Arte (fol. 100). En Avmara, SunturUta lo da Bertonio (Vocabulario, II pag. 328): "Casa guetiene el teeho quebrado sin moxinete").

72 Comparar E. G. Squien Peni (1877, pág' 302 vsig.).

27L

Page 111: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

desploman como consecuencia de su desintegración.La lluvia constantemente arrastra la argamaza delas junturas y la vegetación penetra a través delmuro o corroe las fisuras con raíces y enredade-ras. (Fig. YII). En los pasajes que entran al farallónviniendo del este, árboles de dos pies de diámetrohan perforado la albañilería. El hombre ha con-tribuído a esta destrucción. En muchos sitios, elexterior ha sido destrozado en busca de tesoros.Este vandalismo reveló, que a lo largo de toda lapared, a cinco o seis pies del suelo, existen nichosfunerarios cerrados con bloques de piedra: Vi mu-chos de estos nichos y obtuve en algunos cráneoshumanos y huesos. Todo lo demás había sido ex-traído, aunque pude saber que jamás se había en-contrado algo más que restos humanos. No se mepermitió abrir ninguno.

Los nichos eran de diferentes tamaños y porlo general suficientemente espaciosos para un euer-po en cuclillas. Cuanto a los cráneos, me remitoa la lámina adjunta así como para los demás arte-factos que obtuve en la región de Amazonas. (Fig.D(, b).

El gobernador de Tingo, Tuestas, me dijo quecuando aun era muchacho, había visto la ladéraoriental de Kuelap cubierta de cráneos y esque-ietos. Esta exposición me fue hecha sosteniendouna tradición según la cual la Mesa estuvo habi-tada cuando Alonso de Alvarado llegó por primeravez a Chachapoyas y que los españoles, cuando si.tiaron Kuelap, habían muerto de hambre 1s. Tam-bien me aseguró que habían tomado cierto núme-ro de "momias" 14 de la ladera oriental de las rui-

Esto es una invención manifiesta.Todos los cadáveres encontrados en las tumbas

que se suponen antiguas se llaman "momias" en el Perú

272

1314

nas. Es curioso que, mientras los restos humanosse han desintegrado casi por completo, en los ni-chos bien protegidos, han permanecido intactos enel suelo delgado de la ladera por cerca de tres sig-los y medio.

Por lo tanto, las gentes de Kuelap practicabanla sepultura en nichos, en la gran pared que cu-bre el perímerto del farallón, por 1o menos enla mayoría de los casos. Más abajo (corno pron-to tendré ocasión de demostrarlo) se usaban cue-vas con eI mismo propósito. Pero alrededor de Kue-lap no hay cavidades naturales ni he oído hablardá que existieran arüificiales. Sólo puedo

-sospe-char, según lo que vi después, que los cadávereseran colócados en cuclillas y posiblemente de tra-vés, como en muchos entierros aimaras'

Se descubrió en una de las casas, algo así co-mo un banco o asiento de piedra, un tosco piloteapoyado contra uno de los lados. En otra,- habíasido tapiada una puerta de dos pies de ancho de-mostrando que el abandono del edificio tuvo lugarsin prisa. Muchos de los morteros y batanes es-

taban rotos y los fondos de algunos recipientes es-

taban perfoiados, como si hubieran sido t'muer-

tos", cómo hacen los indios de Nuevo México conla cerámica que ya no sirve. La historia- que merelataron, de

-que Kuelap fue abandonada comoconsecueácia dL una epidemia, puede haberse ori-einado a causa de los esqueletos que el gobernadorá" tirrgo vio esparcidos sóbre la lader-a, prrede tam-bién derivar a1gun" confirmación de los ¡-ignos*ár,"iottudos anleriormene, los cuales en Nuevott¿é*i"o, servirían para probar un abandono lentoy gradual.- - Circula tambié¿ una historia entre los habi-tantes blancos y mestizos, y es que cuando se cons-truía la gran pared, aquellos que se negaron a tta-

2L3

Page 112: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

bajar fueron emparedados vivos. Estos es con to-da claridad un "mito de observación" 16.

Está manifiesto que Kuelap fue una poblaciónde aborígenes agricultores gue residían en el fa-rallón por seguridad. Este aspecto no es excepcio-nal en la región, aunque Kuelap es el ejemplo másnotable que se conoce. Todas o casi todas las an-tiguas ruinas se hallan mirando el fondo del río,y más de una muestra restos de una plataformacubierta de albañilería, semejante a Kuelap. La na-turaleza del terreno obligó al indígena a morar so-bre las laderas y las crestas. No podía limpiar elfondo cubierto de monte con herramientas de pie-dra o cobre, y quemar la selva no reportaba pro-vecho alguno; seis meses más tarde todo habría es-tado nuevamente cubierto de vegetación. Además,las corrientes que riegan los valles son torrentes,sujetos a crecientes súbitas y perjuüciales. Paraescapar de ellas, los nativos tenían que vivir en lasvertientes y las crestas.

Parece, por lo poco que he podido informarmeacerca de las primeras expediciones españolas enel distrito de Chachapoyas, que sus habitantes es-taban divididos en tribus independientes, algunasde las cuales en un principio formaron una áonfe-deración contra los europeos. Mientras no había pe-ligro exterior, estas tribus guerreaban una conotras con frecuencia 16. De aqui que las precaucio-nes contra la agresión, más que otra cosa, deter-miaaron la elección de un sitio para vivir.

15 E. B. Tyler, Early History of Mankind (1878,Cap. XI).

16 Garcilaso de la Vega, Comentarios (Vol. I, fol. 199)Primeros Descubrimientos y Conquistas de los Chachapo-yas (págs. V, VI, XII). También Juan de Alvarado, Me-moria de las Cosas (pág. XV, etc).

214

Las historias y tradiciones son muy contradic-to"ius tá."a-del úItimo destino de Kuelap'-El-mi-s-*.l"ai. anciano que me refirió la historia de la;;";ü-á";"" rrá¡itu"tes por un bruio de-Quernia'l;;bi¿"-;";guraba que la- gente había sido exter-

;i;;a;-prrltt, upiá"*ia! Ño todos, pues aI mis-

i;1i;p. h"uiáuut de sobreviviegtes que se reti-;";;;-c;"tü--Cti"i"grt"" .v Slob Tonrás de

G}rrilla"! EI sitio no está mencionado con su nom-

;#H;hJ;;;;*""to Primitivo accesible a mí'

Ii "nl' ;""1"*i".áá- á".L"ip"ión, al guna ^.que

re cuer de

ir"*aáüiiát"í" Kuelap, o al-suna afirmación que

,vude a inferir q"" i# españoles la vieron' Algo

il;;il;;ii."tel sin embárgo, -no podía escapar

;i;;;tór,, "i rr"üi""" sidJ habitaáo tt' 1536 18'

il'd;l.i;il;;; ah;;¿" obtene-r alg.una otra infor-

;;.1á;i qi. ér lrgui-tt'" abandonado antes de que

;;;i;Já' =ñÁÍ, "

- utu""o visitar a tha'chapovas'"*--Ei-""""imiento de árboles en-Kuelap'- no per'

mite formarse un criterio acenca -de Ia feeha apro-

;il;üC; ;" "¡."attá' Los árboles'. como se sabe'

crecen con gran rapidez en los tr-"¡>icg¡'"'"-;^iá-aJrñ"lui por otra tro-cha' AI pasar c'er-

". a""iá""iip'iráái-"r!"r"ióo d" Incupuv pude dis-

;t"*;Ji;-i"i""t aá tu -"omb'e'

peró. no las visi-

;é:"ü#á;;;; Puq""nu" que las de KuelaP Y

;;;i;;;6"-ió" "airi"ios se-parecen a ésta últi-

ma. en cuanto a su construcción' Pero.las tempes-

ileL""^táii;" r" -""gi'a"

v hub'íu costado mucho

-T Chiringote esta al sur de Kuelap y--cerca de Ley-

mebamba' Quillay u ñ"lio-"u-ino- entré los dos lugares'

H;il;i';;;l "i ;;i"i"-.Ót'"chupovl'' ral disemina-

ción es por sr¡puesto;;üL,;;"o ito t"v evidencia de

"uu'r, No puedo encontrar nada que recuerde Kuelap'

ni en el documento á-t -Ái'á"u¿o' ni en Cieza ni en He-

rrera.

2L5

Page 113: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

l_r:Tr" y trabajo abrirse paso a través del monte

i,ift #i',",' ?;f;::'S::'#iffi i : ff i::;.rXT,Í"#ganta del río Utcu. E1. Tingg las alturás retroceden del río porcorta distar,rcia, pero pronto ."

"jro*irrran de nue_vo formando una e¡tre-ch1 ""t".á.-""" rocas ver-ticales sobre el oeste, decli;;;ü lirpi.rudo"

"o_bre et este, cubiertg'i;;;;;iJ'""i' ptantas es_pinosas. Sobre este lado y;;;á""""a milla másabajo del río de Tingo É ñi";";"tii.""o se vendesde ta trocha. L. "f-;b;;f#?r,§u^'á"ta tomadade ta orina onou"tr.,

-frigl-_n'"1. iíiilfno muesrra21 casas circütares

'(Ftc.'ir, iÍ'"í".íilldas conrrata tadera que es *"t ;:il1;.ii'rñiái"fi, 1 a). Lasmedidas son sumam""t" ¿ili"iü.'iÍfr,ou" de lascasas tienen una decoración que se enéuentra en Iamadera de Kuelao y-

"ep"e..ri.tudu "r- tu Fig. X. b,rom bos

_ en trabaj o "d; ñ;-".t";]iairi,ií*"iamente

ejecutados. EI tam año d;- i;;-;;;";T'"" üferenret l?" de.Kue-lap, Sri""d";;;ff;,; l.*no"o ",eonstrucción. Macro puede ¡rb;;,_;rado en Iasinmendiaciones unas cien almas. Su.Jevación so-

ff;l #:f"i,1?:,rocas perpendiculaü u' su es-

íitá**;riJ:li#"s;í,r",JH,,:,::tT;"Pasamos a Io ,largo del . río, más abajo deMagdalena,. después d" ó""urar-l;;;r"i";l" sobre elpuente cubierto. Caña de 3it "* "-"'rln""o.s tre-chos, muchos naranjos y- las choza" tuüitout"". . .luego. trepamos po""ús"háé"iJ riirái.lls con ve-getación esprlosa_y

"ghri;;;t, ffig; f,io,o" ,ro"t_ta por un elevado risco; despú¿" al- tlrcer alre_dedor. de algunas empinaáas-ñb;;#; lirrru", rro"detuvimos en un trÁcho_ á; "cil;-á;'ui.i"." "ob""Ia orilla derecha,

"o¡""-u "üüio-jr'"t.a"ra muy216

Fig. Xl- I y la-).-Casas c,rcularescoostruidas contra una ladera casivertical, 2 y 2a-) Rurnas de AYmara-bamba. 3) Rurnas de Shivanu Cunga

Page 114: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

empinada cubierta con cactos y otras plantas es-pinosas, también con maguey, se elevaban tres fi-las de estructuras redondas, la más baja de lascuales se halla a una elevación de 195 pies sobrelas orillas del río. Fue pesado trepar esta ladera,pues cada paso debía ser abierto con machete. Alllegar encontramos que las ruinas eran tres filassuperpuestas de casas circulares, algunas de un pi-so, otras de dos pisos, exactamente iguales a aque-llas de Malca y otras que ya había visto. Plegán-üose a la naturaleza del terreno, la forma circularha sido preservada exteriormente. . . o algunas ca-sas están unidas como para presentar un frente li-geramente ondulado. Todas las paredes están bienconstruídas y tienen el grosor usual de dieciochopulgadas. Pequeños nichos en las paredes, sin ven-tanas, pero en un sitio una Olla estaba emparedadacomo para servir de nicho, y una piedra esculpidatambién hundida en la pared, representaba la caray parte de un cuerpo humano".

t'Tres de las casas de la fila superior, tienenun borde de mosaicos en forma de rombo, perono vimos nada más de importancia, ni aun trozosde cerámica. Algunos de los cuartos están en parteexcavados en la roca y una pared delgada de pie-dra ha sido colocada contra la superficie natural.Las casas están claramente, en parte, sobre una pla-taforma o base que sirve de subestructura y cimien-to. .. Sobre las alturas del lado opuesto del río,hay diseminadas casas circulares y yendo haciaMagdalena encontramos muchas de la misma des-cripción sobre las laderas hacia el río y descen-diendo del pueblo".

Desde Tingo seguí el río de Utcubamba nue-vamente hasta Sargento, en donde permanecí cua-tro días, aprovechando los intervalos entre las tem-pestades para examinar las ruinas de la vecindad.

2L7

Page 115: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

Cerca de una milla de Sargento y sobre unhacinamiento de chozas modernas que llevan elnombre extraño de OcléI 1e, están las ruinas deAymara-Bamba. Este nombre es interesante y iig-nifica "llanura de los aymaras". Se levantan sobreuna ladera graduada cerca del fondo (Véase Fig.Xl,2 y 2 a) y comprende cerca de veinte casas re-dondas, algunas de las cuales se encuentran en unaquebrada que forma el límite septentrional del an-tiguo estaÉlecimiento. A través de é1, a'sí como atrávés de la quebrada meridional, han sido levan-tados, represas o contrafuertes que recuerdan losüques en los lechos de los torrentes de So¡rora(al norte de México) y se llaman "Banquitos".Muchas de las casas, sin embargo, se hallan en unacolina entre ambas quebradas. La parte más altade las ruinas es de 185 pies sobre el valle. Aquí vicierto número de t'Batanes" 20 y obtuve una pie-dra de moler muy bien hecha. Los fragmentos decerámica eran exactamente iguales a los de Kue-lap, negros y blancos o sin líneas decorativas.

A una hora de cansada subida sobre esta rui-na, sobre una cresta estrecha a cerca de mil piessobre el fondo, sepultadas en densa maleza, estánlas ruinas a que se da el nombre de Tshu-Shin,pero que son mejor conocidas por Shivanu Crmga.(Fig. XI, 3). Este último tiene una palabra qui-chua: Cunga, que significa un punto o cresta quepuede pasarse, y es apropiada para el sitio. Pare-ce ser el nombre más reciente. Tshuschin no es qui-chua. Me remito al plano para tener una idea del

19 Esta palabra no puedo encontrarla ni en quichuani en aimara.

20 Batán es la palabra común en el Perú y en SudAmérica oceidental, en general, para un molino a mano yes sustituto del Metat¿ mexicano.

218

lugar. Las casas circulares, en número de cuaren-

;;:; [;1d sobre una meseta estrecha v alarga-á;,;;;iáid" por un muro de piedra imitando en

ñrior-u.Zuia L pared de Kuelap' Tiene sólo cua-

tro pies de alto y está construido más para preve-

"i" á"" se desmórone la tierra qu9 se halla atrás';;; =";;; á"r"""". Eh un lugar de esta-- pared viü;

"ju,,; i;¿ii".et partido, -como aquellos de la

"á"tá- pl""""u á" Srir, Pachac?mac Y Chan-chan'

iñ;: *Íi,-Ai. E"t" dóble subida,,cada sección de

ü "";.i ". dé "u""" de 14 pies de larg.o v ie cinco

nies de alto (siendo la primera inclrnacron mas

t;; ;;;;i*""o) conduáe a una meseta sobre la

;ál ¿-h"tt"r, iu"'"u"rs. En su extremo -meridional;-;d" abaio está una estructura angular (Véase

ir..Tn-li- tá*Ui¿n de piedra, mejor construída."? rá"-i""ás redondas y áue sugiere un origen es'

ñÑ;; patio que-se parece a un cementerio'Tiene una ventana i' ulgu'io" nichos y en uno de

ur-tot ut"ánt"é los réstoJde Io que.!? gente me ha-

bí"-di"h" que era una "momia"' Sólo habían-que-áuáo

"oo"'huesos y pedazos d9 -un1 tela azul os-

""i.-. Uf áat"o habia-desaparecido' Por su tamaño

;;;;;í." se" Ios restos de una mujer v tuve la im-

;;;;il'i" q"á rr.Éiá sido colocádos después" del

áiá"áá".-aÉil"g."; quizá con propósitos de bru-i"riu. §ot"" el pásado de estas ruinas que forma-il;;;-;;Ül".ii*i"tto dos veces nqavor qge lqa-;;;-A"*""a-Bamba, no pude saber nada' Lañ¿ ffiñ;.¡á-q*'la esiructura- cuadr-angular

ñ;;i; "tÜ;"á-igt"'"i., afirmación a la cual las apa-

i:r!id"" L¡"t ágrit 'apovo' La cerámica es idén-

;i;;;i. d" K""líp v otrás puntos de la vecindad'

T;ilhi; "t p".¡l¡támente ál lugar -en

el cual' se-

qi"-áá aiieion, se-habia eneoritrado alfileres de

íobre v cuóhar"" de cobre'"""'Aí ;;ü-á; Tshushin v a plena vista de estas

219

Page 116: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

ruinas, pero algunos cientos de pies más arriba,unas lomas circulares coronan una elevación den-samente cubierta de herbaje, a la que se le da elnombre de Pucará. Pucará, es tanto quichua comoaymara y designa un lugar de seguridad, no ne-cesariamente fortificado o amurallado, sino unaposición naturalmente fuerte, habitada u ocupada.Estas ruinas se hallan, efectivamente, en una si-tuación notablemente favorable para la defensa yobservación. No tan elevada como Kuel.p, p"ródominando un extenso panorama, gora, adJáás, laventaja de tener aguas perennes. No pude, debidoa un fuerte aguacero, visitar el lugar íntegro. LaPucará principal conserva aún porcione. -de

de-fensas contra la roca; el trabajo de piedra es aúnInejgr que el de la gran pared de Kuelap, y sobrela cima se encuentran los residuos de unas veintecasas _redondas y de algunas cuadrangulares; tam-bién de cercados cuadrangulares coñectados conlas casas. (Fig. XII, 2 v 3). La segunda pucará es-tá más alta que la primera y en álh se veía, ínte-gra, una de las- paredes laterales. Mide 22 pies.le largo, tiene dos pies de alto el la parte supe-rior y el grueso de cinco pies en un laáo. El ;ú-mero de casas es también de 20. Al noroeste de és-tas, separada de ellas por una profunda hendidu-ra, se halla una tercera sobre uná cofina y, no muylejos, están los residuos de una pared circular. Es'-tos cuatro grupos parecen haber formado un con-glomerado. Los fragmentos de eerámica (que sonlos únicos artefactos que noté) eran de la

-misma

clase que los de Kuelap.Mientras estuve en Sargento, oí hablar de una

"momia" en una cavidad nátural cerca del fondo,en Ay_mara-bamba. Estaba tan destruída que sólóse pudo conservar el cráneo y pedazos del vestido.Estos pedazos representan una cubierta externa de

220

=J-ro zo ¡ 5o t0ü1

Fig. XII, 1,) Una parte de las rui-n¡s de Shivanu Cunga. 2 y 3.) Rui-nas de Pucará cerca de Tschurin. 4)

Detatles de los muro¡ de ShivanuCunga.

Page 117: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

tosco algodón semejante a las de las antiguas tum-bas de la costa; un pedazo de vestido, negro y blan-co, y una faja de dos colores. Después supe queen la vecindad abundan las cavidades naturales yresquebrajaduras usadas antiguamente como tum.bas. Muchas de ellas son de difícil acceso y es na-tural que los indígenas hayan recurrido a ellas. Elfondo era montuoso y las laderas continuamentebarrid.as por lluvias torrenciales, de manera quelos huecos en las rocas, hendiduras y grietas eranlos únicos sitios en donde se podían conservar loscadáveres. No estoy seguro, sin embargo, de quelos restos encontrados cerca de Aymara-bamba seanantiguos. Los tejidos son sospechosamente pare-cidos a los de la costa. Si se encontraran en ma-yor número, eso podría tal vez indicar que los pri-mitivos habiiantes usaban el mismo vestido que losde la costa peruana. Obtuve también unas pocaspiezas de cerámica entera, pero eran' con sólo unaó dos excepciones, de las orillas del Marañón, aloeste. Dos de ellas recuerdan la antigua cerámicaplástica de la costa. Una tiene un barniz verdo-io que puede ser debido a calentamiento subsecuen-te. Estas vasijas se hallaban en manos de particu-lares y habían servido para usos domésticos pormuchos años. No es improbable que soportaranun nuevo cocimiento accidental. (Fig. IX' b).

Abandoné Chachapoyas el 11 de Octubre. Eltiempo no permitía posteriores exploraciones y ade-rnás, me llanraban de la costa, con noticias impor-tantes.

Durante mi camino hacia Chachapoyas' en Se-tiembre, medí en Chauar 21, entre Leymebamba y

27 Chhahuar, según Torres Rubio, Arte y Vocabula-rio (fol. ?9), significa una especie de fibra, también cáña-mo de lino. Tschudi, Worterbuch $á6 234); "una especie

221

Page 118: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

Suta, algunas ruinas, que están muy deterioradas.Parecían ser muros del tipo de aquellos de Pucará,construídos contra la ladera de un cerro boscoso.No ví artefactos. Las menciono aquí, ya que el ca-mino que tomé a mi regreso se desviaba del caminoreal antes de llegar a Suta. El grupo que me acom-pañaba, que dirigía el Prefecto en persona, cruz6el río en Lope-cancha hacia el lado oeste y pasa-mos la primera noche en la Hacienda de Suménen una garganta cubierta por la vegetación habi-tual. El valle es excesivamente estrecho y los cam-pos de trigo, rcr:raiz y cebada son simplel pedaror.En Sumén me mostraron una cavidad natural, muyarriba, en el lado opuesto, la que decían que con-tenía "momias". Aquí también me repitieron lahistoria del abandono de Kuelap a consecuenciade la venida de los españoles. Se hablaba de res-tos antiguos, en especial de cavernas y casas erigi-das contra las rocas, propósitos confirmados porlos numerosos riscos que asoman a lo largo de lascumbres. Aseguran que Santo Tomás de Cuillayes un sitio en donde las caver.nas habitadas estánmejor representadas y el Prefecto insistía en quelo acompañara a unas minas de oro abandonadas enesa vecindad. Cuillay 22 se halla sobre una mese-ta sobre una profunda hendidura y tenía, entonces,mil habitantes, en su mayor parte indios; con unaiglesia y algunas casas más grandes de piedra y

de corteza de ia que los indios hacen sus cuerdas". Porlo tanto fibras de toda clase.

22 Santo Tomás de Quillay se halla, según Raimon-di, Mapa del Perú (fol. 12), a 2691 metros (9482 pies) so-bre el nivel del mar. El nombre puede ser de Quilla, ,,lu-na" en quichua, En Aimará QuiIIay es el nombre de unaplanta muy usada para limpiar y llnmada en el Perú Tar-sana. Raimondi, Elementos de Botánica (Lima, 185?), dicetlue es Quillaya se smegmadernos.

222

adobe, en tanto que la ma¡rorla son- chozas' Me

""lulá""" las cavérnas desde la población; están

sobre el borde de un risco del frente y parecen ser

urr"s doce vecinas unas de otras. Para visitarlasfrrrUi"t" requerido más tiempo del que--poliu 3il-,on"".

-meiár estado de salud y menor lluvia' Fui-

;;r á las llamadas minas, algunas de las cuales

árán antiguas explotaciones abandonadas cuandolos españóles fuerón expulsados del Perú' Fueronnuevarente trabajadas por un corto período, ha-ce

"incuent. años, pór un inglés a quien la-gente- del

pr"¡to arrojó fuára. Treiñta años después, se hizoLtro intento con capital nacional, pero también fra-casó. El oro está incrustado en crtarzo y el por-

"áriuiu es calculado tan diversamente que no vale

ü ñ;; repetirlo. De Santo Tomás regresé aI Ma-

"átArr, a Éakas, por vía de Gollón, dejando hacia

el está las ruinas de Puma-Cocha. Dicen que es-

tá"-r"i".. son I¡rca. Su aspecto general no está

de acuerdo con esta opinión, ni tampoco se pare-

"err-á fo"Up. Lo que ví viniendo a-.Chachapoyas

ñ; ;" valle pequeáo cubierto de fino césped vil""d;"dt poi

"ár"o" empinados -cubiertos

con he-lechós y máleza baja. Un límpido -arroyo corre a

¿;;;¿r áel valle y lás ruinas están diseminadas so-

bre la ceja de loi cerros más bajos.- Parecen casas

áu-pi"a"l "uadrangulares

con cercados, -con paredes

cuiáadosamente cónstruidas, pero no de la albañi-i""á plrt""tamente ajustada característica de los

"áifi"ib" Incas. Una

'colina baja y sin forma se

;;¿;;;t"" en el fondo del valle' Puma-cocha se

üUu ""r.u del borde de la vegetación arbórea y

*""iUi tu impresión de que no habi? sido un esta-

Liu"imiento -de

mucha importancia 23' El Dr' Mid-

*-G- "Po*acocha" está mencionada en la Relación de

1591 ipag: Se) "oo

12? indios tributarios o 450 almas'

223

Page 119: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

de¡rdorf visitó Chachapoyas pocos años antes demi viaje a Amazonas, -exllusii.-""t"-L" Ur""á á"

l-os restos de los t"u:, y me aseguran que regresó*:.it:.,-:""{9, :i', haber d;.il;d;il"tro uÉ""ácte- ta arquitectura l¡ca. Tuve la misma irñpre_sión.

,.._ _P: ru"dad que la choza o casa circular de pie-

$1?.I !u""o, con-techo de paja se usa hoy rn. i;,naorracrones en Kuelap y otros lugares son del mis-llo_lipgl de aquí,que los indios

"""t*1"" o copiaronra arqurtectura de antecesores desconocidos ó p""_tenecen al mismo tronco. La casa circular ;"';;_1]Ít u" la vieja Puna del perri v liolivü y en esreurf,lmo pats parece ser un tipo tan antiguo como:t^ :lie.,"gutar., E¡r _Amazána"-A |".árá"g"iáiria reemplazado al _redondo. Todavía, en nóliviacentral, la forma redonda se da en

"r-*uyo, p."t"a las dependencias o despensa" v u-""""os d.e lapropia habitación.. Mi viaje de Santo Tomás a Gollón hube de ha-cerlo a_ través de un rángulo- de i; á"; o prr.r* ven medio de una tempéstad

_ de U;;ir; granizo l,cellisca. Constantementl esüába*o"

"r.' una densanube. Subsistía el temporal

""ur.áá á""""rdi*r" .la templada y, hermosa garganta en donds

"á "rr_cuentra la hacienda ae Cáltaln. No tuvá nodcia deque hubiesen ruinas en -la vecinduá. -Ou"p"é,

Jecrlrzar quebradas arboladas, sybimos a un espolón9: l::-]:9"s,,en dondg

"_r "á"aár"-"á"i"'" Iti;ñ;cle atgunos de los más horrorosos precipicios qñehe visto. r,_as paredes son, f)or cientts de pies, tanlisas como de albañil,eríai ia;""d;;;nudo es aduras penas lo suficient"irr""tá- u""h;;;"u permi-tir el paso de un caballo o *utu. --Me

íentí decidi_damente aliviado cuando ;.b;;.-¡; satvar es_

224

24 En el pueblo de Jalca, sobre Suúa.

225

tos trechos que dan vértigo, y cuando la cresta deCachacongan también peligrosa por la roca que sedesintegra y su empinamiento, quedó atrás. Des-de su cumbre vimos de nuevo el precipicio por elque corre el río Marañón por lo menos seis piesába¡o 2r. El descenso a sus orillas en Balsas se hi'zo en cuatro horas. Nos hallábamos en el caminonatural hacia la costa20.

Balsas es una aldea y, como indica lo anterior,está en una profunda garganta, sobre las orillasdel cenagoso y rápido Marañóu. Su elevación so-bre el ,nrr es (según Raimondi) sólo de tres miloies 27: el clima es cálido. Prevalecen las plantaserpino".s, altos Cereus abundan tanto como en laprit"

".rpe"ior del río Yaqui, en S-onora. No pude

ir."rro" de recordar vívidamente las gargantas deYaqui en Durazo y Guassavas, cuando vi los ma-torrales y Cactus arboríferos de esta parte del Ma-rañón y'la analogía es recalcada po-r -la tempera-tura y Ll escenari,o. En eI norte, o -la!o del Ama-,onui, en donde se halla Ba!sa-s, -el fondo se en'sanchá algo más; en el otro lado hqv escaso sitiopara el cultivo, pero lo hay e¡r Acequia, aunque coninucho menos iérreno a nivel. Cerca de Balsas, se

cultiva coca de inferior calidad. El Marañón co-

rre a través de precipicios semejantes en una dis-tancia considerable y hay pocos establecimientosá" ."" orillas hasta él Pongo de Manserichu (9oá;"d; entra a la cuenca propia del Amazonas),*á. d" dos grados al norte y cerca de un grado al

2á Raimondi, Mapa (fol. 12), sitúa Tambo Viejo a

1913 metros o 6274 pie! sobre Balsas en el lvfarañón'26 Había entonces un plan para cambiar el curso de

aquel camino o sendero a Goll6n, pero me opuse a esto

con firmeza'--- 2i 948 metros, Mapa del Perrl (fol. 12).

Page 120: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

este 2s. Aunque oí hablar de ruinas en las largasy pr_ofundas quebradas, parece que no hay ningu-na de importancia, lo que también debe inferiisede las primitivas d.escripciones. Pero me asegura-ron que existian ruinas en la inmediata vecindadde Balsas yr por lo tanto, procedí a examinarlas.

Encontré que ninguno de los edificios parecíanser de manufactura fnca, pero eran superiores a loque ya habia visto en Chachapoyas, y más bien separecían a la llamada "iglesia" en Tshushin. Enlas laderas existen restos de antiguas terrazas ysobre las crestas, estructuras cuadrangulares yconstruídas con piezas de duro granito con crista-les de feldespato, que es la roca que allí existe. Meremito a los planos y diagramas adjuntos. (Fig.Xm). Inmediatamente encima del río hay unadepresión (1 v 1 a. Fig. XIII) semejante a un do-ble tanque de cuatro pies y forrada con una paredinterior de piedra. La separación está hecha poruna doble pared llena con ripio, del ancho de ochopies. Los fragmentos de cerámica qüe se encuen-tran alrededor de las ruinas se parecen a los de losotros sitios de Amazonas, pero hay, además, vajillaacanalada y alguno con decoraciones que represen-tan formas extrañas humanas y de animales. Estaúltima recuerda la cerátnica plástica que obtuveen Sargento y gue me aseguraron provenía deMendan.

Con respecto a la edad de las estructuras esprobable que no preceden en muchos años al perio-do de la Conquista. Se sostiene basándose en laautoridad de un sacerdote que administraba "Re-

28 Borja, en la boca del Pongo, se halla en 4a 28'30"de Lat. Sur y a 77o 5O'4O" de Long. Oeste, según Werthe-mann. Raimondi, Penft (YoI. II, 415).

226

'¿! '

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Fig. XI[.-Otras ruina¡ cerca dcBaIsas.

Page 121: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

que", una población de la costa, ea donde una delas lenguas de la costa se hablaba en 7644, que,esemismo-idioma era usado por los indios de Balsasquienes serían descendientes de los indios de la cos-ta trasferidos al Marañón menos de doscientos añosantes de L644, a consecuencia de las incursiones delos fncas sobre sus poblaciones 2e. Si esta afirma-ción fuera confirmada por otro conducto, valdríala pena buscar el origen de algunos nombres loca-les a lo largo o cerca del Marañón, entre las len-guas de la costa del Perú. Nombres como T\rpeng,Mendan y otros parecidos, no parecen ser quichuas.No he podido averiguar hasta qué distancia másallá del Marañón, pueden haber llegado las anun-ciadas "colonias" de la costa.

Dejé Balsas el 20 de Octubre, regresando pau-sadamente a Cajamarca en cinco días. Fuerteslluvias y demora de las recuas, me detuvieron enCelendín por dos días, durante los cuales no fueposible efectuar ningún trabajo en eI campo. Miviaje en el departamento de Amazonas había sidosolamente un reconocimiento, que probó que en es-ta sección del Perú septentrional, existía un ricocampo para la investigación arqueológica y etno-lógica. Pero, aun cuando se lleven a cabo tales in-vestigaciones, el resultado será dudoso, hasta quese puedan obtener documentos que contengan mu-cha mayor información detallada (por supuestoauténtica) sobre los indios de Chachapoyas en suprimitiva condición, de la que por ahora se cono-ce. Sin el apoyo de información documental, el

29 Fernando de la Carrera, Art¿ de la Lengua Yun-ga de los valles del Obispado de Trujillo &ca, 1644 (reim-preso en Lima, 1880, pág. 9), menciona "la doctrina delos Balsas del Marañón" como una colonia "Yunga" o yun-ga de tiempos no muy anteriores a la llegada de Pizarro.

227

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pasado de un pueblo y su cultura queda siempresujeta a conjeturas, por lo menos en cierta ex-tensión.

New York City, Febrero, L2, L90'1.

228 ,rq

MANUF¿ GONZALEZ DE LA ROSA

(Lima, 18 ? -

Lima, 19 ? )

Presbítero. Erudito americanista. Su obra noha sido lo suficientemente valorada; sin embargo,desde el punto de vista arqueológico e históricorepresenta la mejor y más cabal contribución pe-ruana de fines de siglo. González de la Rosa ma-nejó con acierto los documentos históricos y losmateriales arqueológicos. Conoció bastante bien labibliografía peruanista extranjera y supo extraerde ella acertadas enseñanzas. Su obra y sus comen-tarios críticos dejan entrever claramente sus ideascon respecto a la antigüedad y sucesión de las cul-turas peruanas.

Descubridor y conocedor de gran número defuentes en los archivos de Europa, donde radicóvarios años, inició sin mayor éxito, dada su falen-cia económica, la publicación del Señorío de losIncas, de Cieza de León, la Historia de Ia Funda-ció¡r de Lima, del Padre Bernabé Cobo, la Historiadel Origen y Genealogía de los Reyes Incas, deFray Martín de Morúa, y otras más.

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Obras principales

1869 Vida de Ia V. §ierva de Dios Antonia Lu-cía de,l Espíritu Santo, Fundadora del Mo-nasterio de Naaarenas. Lima.

1907 EI Padre Valera primer hisüoriador perr¡a-no. Revista Histórica. Organo del l¡¡stitutoHistórico del Perú. T. II, pp. 18G'199, Lima.

1907 La l*yenda de Jauia. R€vista Histórica" Or-gano del fnstituto Histórico del Perú. T. II,PP. 553-561. Lima.

1908 Estudio de las antigüedades halladas bajo elhuano. Revista Hisüórica. Organo del tosti-tuto Histórico del Perú. T. E, pp. 39-45.Lima.

l-908 A propos de la redécouverte de la ville an-tique de Choquéquirao sur La rive droite deI'Apurimac (Pérou). Journal de la Societédes Americanistes. N. S. T. V, §o 2, pp. 5-8.París.

1908 Les' deux Tiahuanaco, Ieurs problemas etler¡r solution" XVI Internationaler Amerika-nisten-Kongress. Vol. I, Fp. 405-428. Stug-gart.

1908 La vida en Lima en 1?11 o historia de unrobo sacrílego. Revista Histórica. Organodel Instituto Histórico del Perú. T. III, pp.62-79.T.ima.

1909 Ensayo de cnonología incana¡ Revista His-üórica. Organo del Instituto Histórico delPerú. T. fV, pp. 41-54. Lima.

230

ESTUDIO DE IASI ANTTGÜEDADE§ PEBUANAS

HALI"ADAS BA.IO ElL HUANO'}

- Desde hace largos años, cuando comenzamos

los estudios históricos, que hoy continuamos, des-pués de una forzosa interrupción, pensamos queuna de las cuestiones primordiales que habia quedilucidar era la relativa a la antigüedad de la civi-lización peruana. Para conseguir este objeto creí-mos, y seguimos creyendo, que uno de los mediosmás adecuados era eI estuüo de los artefactos yrestos humanos encontrados baio las capas de hua-no, por cuanto éstas han necesitado muchos- siglospara cubrir los objetos que se hal encontrado auná más de 30 metros de profundidad, en todas lasislas.

Vamos a coffiignar aquí los datos que desdeentonces logramos reunir a este respeeto, algunosde los cualei nos fueron remitidos por los mismosgobernadores de las islas, a quienes-habíamos so-metido una serie de preguntas en 1869 y 7872.

La exportación del huano comenzó en 1841y entonces las islas contenían unos 40 millones detoneladas, si no más, pues por razones de todosconoeidas siempre se ha disimulado la verdad aeste respecto. Cinco años después, en 1846, M-r-Jorge Péacok, persona fuy competent-e, c-alculóuna-existencia d¿ 33'170,795 toneladas. Sea de ellolo que fuere, y para no entrar en detalles fastidio-sos, que no son de este lugar, nos-contentaremoscon deci", que para formarse una idea aproximadade la cantidaü de huano que había en las islas,

x Bevista Histórica. Organo del Instituto Histórico delPerú. Tomo III, pp. 39-45. Lima, 1908.

23r

Page 124: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

rbasta saber que multitud de buques cargaban sincesar el famoso abono, que no se ha agotado sinoal cabo de más de 46 años. La cifra exacta no esconocida sino por los consignatarios y seguramentees muy superior.

Esta enorme cantidad de huano cubría total-mente las islas de Chincha y las de Guañape, Ma-cabí y Lobos, las primeras a corta üstancia delpoderoso señorío de Chincha y las otras frente aVirú y la costa del Gran Chimú. Las capas de hua-no tenían hasta 150 metros de altura en muchospuntos, y nótese que hasta a 30 de profundidad sehan encontrado algunos de los objelos que vamosa mencionar: las capas superiores son, pues, másrecientes.

¿En cuánto tiempo se han formado?- Veamos ahora lo que se ha encontrado bajo

el huano y comencemos por los datos oficiales qúenos_han suministrado los gobernadores de las isiasde Guañape. D. Ambrosio Heros me escribía:

"En Guañape y Macabí se han encontrado, a al-gunos metros de profunüdad, en los cortes de hua_no, algunas antigüedades de los indios, como: hua-co¡ de oro y p-lgta macizos y en planchas; her"a-mientras *3y fpffi: de varios metales, paía tejer;largas franjas de plata, muy delgadur,'óon anima-les en relieve; huacos de barro, cliicha, rnaiz, trozosde bayeta amarilla, huevos de aves' petriiicadoqesqueletos de pájaros-niños, potoyuncoi y lobos',.

_-La carta de D. José Maiía García ei aún másexplícita y metódica, pues nos contestaba a Lon-dres lo^siguiente, con fecha Guañape, 21_ de abrilde 1873: suprimimos las preguntrr, pr", se com-prenden por el tenor de Ias iepuesta!:- _ "A la -primera pregunta diré: que en esta isladel Sur sólo se han encontrado ídolos y utensiliosde madera negra y chonta, los primerds represen-

232

tando un hombre en cuclillas, con los brazos cru-zados sobre el pecho y descansando en la cabezacuadrada en un palo redondo, de 8 centímetros dediámetro y de metro y meüo de largo: los demáshan sido bastones largos o varas' algunos talla-<ios, y canaletes, que son una especie de remoscortoi con pala ancha, tallada ésta con figuras dedistinta clase de pescados. Iguales figuras tienenlos postes en que descansan los ídolos a que lJ. se

refiére. En las de Macabí, según informes, se hanencontrado vasijas de barro de distintas dimensio-nes, y las pequeñas representando pájaros y otrasfigurás, las mismas que aparecen en la obra del Sr.Bño"ro, Antigüedades peruanas; ollas, y en éstasfiguras de oro de lámina, y aú-n rrváscaras del mismom"etal; piezas de género de algodón se han halladouna inrnensa cantidad, que hasta ahora se ven' pero

todo podrido, y un gran número de momias, todassin..bera y dél sexJfemenino. De madera de chon-ta nesra también se han hallado algunas cosas ybastoñes, algunos de éstos de 60 a 90 centímetrosde largo por 5 de diámetro, con un extremo agu-zado y el otro redondo.

'¡A la segunda pregunta diré: que en estas is-las (del S.) no se han visto huesos humanos, se-gún'informes pero en las de Macabí lo que-dejoéxpuesto anteriormente. De animales, como lobosy pájuro., se encuentran en todos los depósitos-deirruro, en la superficie y a distintas profundidades'Hachas de piedra, no tengo noticia que se haya en-contrado uÍguna; pero de madera negra y de chon-ta, varias clases de herramientas.' "A la tercera satisfaré diciendo: que los ído-los que se sacaron de esta isla del Sur estaban a

3 6-4 metros de profundidad, en puro huano, yen Macabi a mayor y menor distancia, lo mismoque los demás objetos. Lana, no sé que se haya en-

233

Page 125: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

contrado alguna, y algodón en rama ninguno, siuoel género mencionado antes.

"A la cuarta diré: que por medio de los ban-queros Dreyfus podría U. obtener datos segurosy precisos, pues sus ingenieros han estado midien-do la cantidad de huano de estas islas y desde abrilde 1871 hallaron en esta del Sur 475,000 tonela-das (?)

"A la quinta contestaré: que a pocas leguas dela parte de costa gue está al frente de las islas,se encuentran los mismos objetos, en mayor can-tidad, principalmente de alfarería, y en general enéstas, ahora mismo se sacan muchos huaqueros delValle de Chimú, en donde hay lo que llaman hua-cas" Concluiré exponiendo a U. que en los cerrosde huano se ven unas fajas horizontales de cineoo más metros de espesor, de distintos colores, etc",

Los interesantes datos gue preceden merecenmeditarse mucho y todos se refieren a los objetoshallados poco antes, siendo gobernador el Sr. Gar-cía, persona muy seria y fedeügna. El ingeniero Jo-sías Harris llevó buena parte de ellos a Londresy los presentó a Ia Sociedad Etnográfica en no-viembre de 1870. Los periódicos Athenaeun y Na-ture publicaron algunos pormenores que confirmanlo dicho por el Sr. García.

Allí leemos que los objetos se encontraron a27 pies bajo el huano en la isla del Sur 1 y en ladel Norte a 40 pies, donde había una caverna que seextendía hacia abajo otro tanto, y donde hay se-ñales de haber sido habitada por el hombre, puesse hallaron allí dos cántaros con dibujos, dos are-tes de oro, y un manojo de hierbas meücinales

1 El §r. Garcia dice 4 metros y el sr. Harris, quepareció vio la excavación, diee 27 y 4O pies: hay que ex-plicar esta contradicción.

234

envueltas en un trapo. Aparte de estas cosas se

encontró una capa de trapos de cinco pies de es-pesor y de más de una milIa de largo, cosa real-mente extraordinaria.

Si de Guañape pasamos a las islas de Chin-cha, veremos que las antigüedades encontradas sonaúí más numerosas, siendo mayor su superficie, -yhabiéndose extraído'de ellas la mayor cantidad dehuano desde 1841. Muy pocos son los que se handado cuenta de la importancia de estos hallazgosy no se han cuidado de consignarlos por escrito,áunque raros lo han hecho y de lo -poco que noshan dejado varnos a copiar algunos datos curiosos.

En estas islas, en que la profundidad del huanoera de 100 a 200 piei, se encontraron en 1867muchos objetos preciosos, y entre ellos 8 láminasde plata repujadá, gue representaban pe-ces de dis-tinás

""pu-"ie", quá eI conocido capitalista inglés

Mr. Enrique Swayne envió al muy notable perua-nista de Nueva York E. G. Squier. En la carta que

a éste dirigía de Lima aquéI, le explicaba así comose habían encontrado estos objetos bajo el huano:

"Aprovecho de la primera oportunidad p-ara

remitiri Ud. unos pescáditos de plata que ha des-cubierto en eI huano de las islas de Chincha unode mis amigos, capitán de un buque costanero. Creoque contri6uirá J demostrar la remota antigligd-adáe los primitivos habitantes de este -país' Dichoamigo, él capitán italiano D. Juan Pardo, vio sacardel iúano, á1 *is*o tiempo que los pescados, uncuerpo de muier, sin cabezar la Que después se

"o"o-rrtró a cieíta'distancia del esqueleto. Cubrían

el pecho y costillas láminas de oro muy delgadas,

v todo era digno de consen¡arse cual preciosa re-iiquia de h átigtiedad. Pero los -operarios se re'pá"tiu"ot el oro í lo vendieron a los capitanes de

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Page 126: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

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los buques que cargaban huano, y arrojaron elcuerpo al mar" 1.

Muchos otros objetos se han encontrado quese conservan en los principales museos, especial-mente en Hamburgo, donde hay una buena colec-ción, descrita en la Revista de Etnología de Ber-lín, año 1874.

Conviene ahora hacer algunas observacionesÍ:cerca de estos descubriemientos y su significaciónhistórica.

Ante todo, hay que lamentar que en tiempooportuno no se haya cuidado de tomar notas mi-nuciosas acerca de la multitud de objetos encon-trados durante más de cuarenta años, inücando conprec-isión la profundidad a que se halló cada obje-to, .lo que es de importancia capital para fijar

-su

antigüedad.Es evidente que las capas estratificadas de

huano, se han formado paulatinamente en una se-rie de siglos que casi no podemos calcular, y noei por tanto, lo mismo hallar en un precipicio a45 pies, como el señor Davis en Guañape, un ídolode madera en una como casucha de piedra, casi enla "uperficie, que hallar a muchos metros de pro-fundidad cadáveres, láminas de oro, telas y oirosobjetos de arte, que revelan la presencia del hom-bre civilizado en una época mucho más remota.

Ya que antes no se han estudiado los objetosencontrados a diversas profundidades, hasta llegaral suelo de las islas, hoy que éste se halla a dés-cubierto, deberían hacerse excavaciones que seríande la mayor importancia para fijar la primera épo-

1 Squier. Antiquities from the huano islands, p. 52,(Artículo de una Revista arqueológica de N. y. 1872,-Es_ lástima que el Sr. Swayne no haya indicado la profun-didad y otros detalles).

236

ca de la aparición del hombre en la costa del Perú,dada la enorme antigüedad del huano.

Los objetos hallados provienen de Ia costa,que sólo dista de diez a doce millas, y donde sehan hallado otros semejantes, que son por lo me'nos de la misma época y revelan el grado de ci-vilización de los Chimús y los Chinchas. Estos sehallaban bastante adelantados, pues eran ya escul-tores en madera muy dura como la chonta, traba-jaban el oro y tejían telas.

Los cadáveres de mujeres decapitadas, nume-rosos en Guañape principalmente, prueban que enla costa eran muy antiguos los sacrificios de don-cellas, como entre los Collas, a las que adornabancon joyas y planchas de oro, antes de degollarlas.

Las islas eran consideradas como un cemen-terio sagrado, rodeado de misterior y por eso eranpreferidas para sepultura de las víctimas, que bajoel huano permanecían incorruptas. Toda otra hi-pótesis nos parece improbable, tratándose sólo derestos de mujeres ataviadas y todas decapitadas.

Tanto este hecho, como e[ de haberse halladouna espesa capa de cinco pies de telas carcomidasque cubrían más de una milla, prueban que ésa erala superficie del huano hallada entonces por el hom-bre, y que la formación de otras capas superiores,de algunos metros, sobre los antiguos cementerios,es muy posterior, y supone una época en la que losindios dejaron de frecuentar las islas.

Si los restos hallados provienen de los sacrifi-cios que se encontraban sólo a 3 ó 4 metros bajoeI huano, según el señor García, hay que suponerque son de una época relativamente moderna; pe-ro en todo caso, anterior al aí,o 1532, en que lle-garon los españoles, y más probablemente' antesque los incas dominaran en la costa y suprimierandichos sacrificios.

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Page 127: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

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En materia tan dudosa podemos suponer quela inhumación no pudo efectuarse sino a media-dos del siglo XV, a más tardar; luego, la capa de3 6 4 metros que cubría esos restos en 1870, hatradado en formarse unos cuatro siglos por lomenos, y más bien más, en una sola isla. La pro-porción es mayor en las capas inferiores, pues lasuperficie va aumentando de la pequeña cima a labase de los cerros de huano.

Suponiendo, pues, una altura máxima de 150a 240 metros y sólo 40 millones de toneladas entodas las islas, podemos concluir, que el huano estan antiguo como la civilización egipcia. Dejamosa los matemáticos, que posean datos más exactosque los nuestros, la determinación de la cifra másexacta, y a los antropólogos toca hoy hallar lashuellas del hombre primitivo anterior a la existen-cia del huano.

INDICE

Introducción

Comentario

José Eusebi,o de Llano Zapata

Inscripciones, medallas, edificios, templos,antigüedades y monumentos

Antonio de Ulloa

Dase noticia de las antigüedades de los indios yde las cosas que se conservan de ellos . .. .

José HipóIito Un^anue Pabón

Pág.

I

15

72

78

239

París, 30 de enero de 1908.

26

45

Idea general de los monumentos del antiguoPerú

Mariano, &luardo de Rivero y Ustaria

Antigüedades peruanas

Vizconde Eugene de Sartiges

Las ruinas de Choqueguirao

62

238

Page 128: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

Willia¡¡r Bóllaert

Arica, tumbas y cuevas del Morro

José Toribio Polo

Momias de los Incas .

Ephraim George Squier

La Civilización Incaica ....Ernest W. Middendorf

Las ruinas de Chaün

Eugenio Larrabure y Unanue

Los chucos o deformación de la cabeza entrelos peruanos .. ..

Charles Wiener

Expedición científica francesa al Perú yBolivia por M. Wiener

Adolph Francis Alphonse Bandelier

Restos arqueológicos: las celebradas ruinasde Kuélap, de Macro, A¡rmara-Bamba,Tschushin, Chauar y Pumacocha . .. . . . . .

Manuel González de la Rosa

Estudio de las antigüedades peruanas halladasbajo el huano

240

86

91

119

135

105

L48

195

23L

CASA DE LA CULTI'RA DEL PERU

Director: Antonio Cornejo Polar

DEPARTAMENTO DE PIIBLICACIONES

Jefe: Fra¡rcisco fzquierdo Ríos

Page 129: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

DIAGRAMACION

Estuüo Túpac Amaru

EDICIONES DE LA CASA DE LA CI.'Lfi'RA DEL PERU

1963

1 Mariano Iberico2 Manuel Scorza

3 Hermann Buse4 Juan Ríos5 Abelardo Gamarra6 Rubén Vargas

Ugarte

1964

7-

8 Honorio DelgadoI Héctor Velarde

1966

10 Mariano Iberico

.1966

11 Varios

72-

Notas sobre el paisaje de la SierraPoesía contemporánea del Perú

(Antología)Machu Picchu (Antología)Ayar Manko (Teatro)Cien años de vida perdulariaLa Casa de Jarava o de Pilatos (Historia

de la Casa de la Cultura del Perú)

Visita hecha n Ia kovincia de Chucuitopor Garci lliez de San Miguel er¡ elaño 1567

Versión paleográfica de Waldemar Espi-noza Soriano

Cultura Personal y Cultura NacionalHumorismo y propulsión a chorro

Estudio sobre l¡ metáfora

Mesa redonda sobre el monolingiiismoquechua y aim.ara y la Educación en elPenú

Libro d-l Cabildo de la Ciudad de §anJuan de la trlontera de Huamanga1539-1547

Descifrado por Raúl Rivera Serna

Page 130: Arqueología Peruana. Precursores (1970)

1969

13 Ricardo Palma14 Varios15 Julián Iluanay16 Francisco Izquierdo

Ríos17 Mario Florián18 Felipe Gua-án

Poma de Ayala

19 Sebastián SalazarBondy

20 Francisco MiróQuesada

21 Augusto §alazarBondy

23_-

24 Luis Felipe Guerra25--

26 Josafat Roel

En prensa

2'l lnca Garcilaso

La Casa de Pil,atosPrimer Encuentro de Narradores PeruanosEl retoño (Novela)La Literatura Inf,antil en el Perú

Antologia PoéticaNueva €rónica y Buen Gobierno (Selec-

ción)Versión paleográfica de Franklin Pease G.

Y.AJlérez Arce, Teniente Arce, Cspitán Ar-

ce. . . (Novela)Humanismo y Revolución

Entre Escila y Caribd,is: Reflexiones sobrela vida peruana

ArqueologÍa Peruana: PrecursoresSelección, Introducción, Comentario y

Notas de Duccio Bonaüa y RoggerRavines

Presenüación de la FilosotíaMitos, teyendas y cuentos peruanosSelección y Notas de José MarÍa Arguedasy Franeisco lzquierdo RíosIntroducción al Folklore Peruano

C\entos, leyendas y tradicionesSelección de Luis Alberto Ratto

10?0

22 Wáshington Delgado Un mundo diüdido (Poesía 1951-1970)