arqueología e historia del período romano en bizkaia (1972-2002)
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KOBIE (Serie Anejos). Bilbao Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia N.º 6 (vol. 1), pp.353 a 370, año 2004. ISSN 0214-7971
ARQUEOLOGÍA E HISTORIA DEL PERÍODO ROMANO EN BIZKAIA (1972-2002)
Archaeology and history of Roman times in Biskay (Basque Country) (1972-2002)
Ana Martínez Salcedo (*)
RESUMEN
El presente trabajo trata de esbozar un panorama general sobre la situación actual del conocimiento sobre el período romano en Bizkaia repasando, en primer lugar, los antecedentes de la investigación arqueológica e histórica llevados a cabo con anterioridad a los años ochenta de la pasada centuria, centrando la atención de manera especial en las aportaciones realizadas en este campo por el profesor Juan María Apellániz.
A partir de los años ochenta la investigación arqueológica en Bizkaia comienza a abordar el análisis de los períodos históricos. Los resultados logrados en los últimos veinte años han permitido establecer distintos modelos de asentamiento pudiendo, en este momento, ensayar una interpretación de las características generales del poblamiento romano en Bizkaia, al menos entre los siglos I al V d. C. De este modo es posible reconocer los primeros núcleos en la costa en el siglo I d. C., bajo los gobiernos de las dinastías Julio-Claudia y Flavia; la creación de asentamientos a media ladera, a partir del siglo II d. C. y determinados aspectos relacionados con la ocupación del territorio en época bajoimperial.
Palabras clave: Arqueología, Período romano. Bizkaia.
SUMMARY
This paper is structured in three parts. In the first place, it deals with the antecedents of archaeological and historical research about the Roman period in Bizkaia, carried out before the 1980s focusing especially on the contribution to this field made by J.M. Apellaniz.
From the 80s onwards the archaeological research in Bizkma starts to be interested in historical times. As far as the Roman era is concemed that is the time when sites such as Forua and Aloria, among others, are dis-covered and excavated in a systematic way. ·
The results obtained during the last twenty years have allowed us to establish different pattems of settlements being able, nowadays, to try an interpretation of the general characteristics of the Roman settlements in
(*) Arqueóloga. Arkeon. Estudios de Patrimonio.
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Biscay, al least between the first and fifth centuries A.D. In this way it is possible to recognize the first nucleus on the coast during the lst century A.D. under the government of the Julio-Claudia and Flavian dynasties, the creation of settlements on mid-hillsides from the 2nd century A.D. onwards and certain aspects concerning the occupation of the territory in late Imperial times.
Key words: Bizkaia (Biscay), Roman Era, historiography, Forua.
LABURPENA
Lan honek Bizkaian erromatarren garaiari buruz egun, oro har, zer dakigun zirriborratu nahi du eta, hasteko, joan den mendeko 80. hamarkada baino lehen egin diren arkeologia eta historia ikerlanen aurrekariak eta, bereziki, Juan Maria Apellaniz irakasleak alor honetan egin dituen ekarpenei adituz. Azkeneko hogei urteotan lortutako emaitzei esker, populatze eredu desberdinak ezarri ahal izan <lira eta, uneotan, Bizkaian, gutxienez Kristo osteko I eta V mendeen artean, Julio-Claudia eta Flavio dinastien gobernuen pean, egondako bikoizpen erromatarraren ezaugarri orokorren eta inperioaren azkeneko garaietako lurraldearen okupazioarekin lotutako alderdi jakin batzuen interpretazioa egiteko saioa egin ahal izan da.
Gako-hitzak: Arkeologia, Erromatarren inperioa, Bizkaia.
l. LOS ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA E HISTÓRICA
La investigación arqueológica sobre el período romano en Bizkaia comienza a desarrollarse de manera sistemática durante la década de los años ochenta de la pasada centuria. Hasta entonces los datos relativos a la presencia de Roma se reducían a los generados a través de hallazgos casuales, así como de prospecciones y trabajos de excavación que, aunque encaminados de manera generalizada, al estudio de la Prehistoria, permitieron entrever algunos aspectos de la cultura material romana en este territorio. Los datos recuperados entonces, aunque dispersos o descontextualizados, fueron, no obstante, pequeñas ventanas por las que poder mirar y reconocer los lugares en los que la búsqueda debía comenzar a la hora de abordar su estudio.
Los datos más antiguos sobre el hallazgo de restos materiales de época romana en Bizkaia se remontan al siglo XVID. Entre ellos destaca el descubrimiento; en 1.767, de un tesorillo de moneda ibérica en el monte Lejarza (Larrabetzu), de cuya recuperación dieron noticia los trabajos de Labayru e Iturriza1
; así como el
LABAYRU, EJ.: Historia General del Señorío de Vizcaya, Ed. La Gran Enciclopedia Vasca, Bilbao, l. 967, 832-834: ITURRIZA, J.R. : Historia General de Vizcaya y Epítome de las Encartaciones. Edición Pita, Barcelona, 1.884, 292-293.
del conjunto epigráfico localizado en 1.770, durante las labores de reconstrucción de la ermita de San Esteban de Guerekiz (Morga), (PITA, 1907, 421). Por otro lado un denario de Tiberio procedente de Forua, hoy desaparecido, fue hallado en 1.762 (TARACENA, FERNÁNDEZ AVILÉS, 1945, 27; CEPEDA, 1990, 39). Otras noticias referidas a la localización de elementos materiales de época romana, son la del conjunto de epigrafía miliaria documentado en el entorno de la casa torre de Otañes, en la actual Comunidad Autónoma de Cantabria, así como el hallazgo, en el mismo entorno, a comienzos del siglo XX, de una pátera de plata sobredorada, conocida como pátera de Otañes (FITA, 1910, 454-468).
Las primeras intervenciones arqueológicas encaminadas a la búsqueda de lugares de poblamiento de época romana en Bizkaia se remontan al año 1.827, cuando M. Novia de Salcedo realizó una serie de trabajos de excavación en el castro de Arrola (Nabamiz, Arrazua, Mendata). La elección de este lugar vino motivada por los hallazgos, unos años antes, de diversos elementos arqueológicos de época romana, entre ellos una estatuilla en bronce, en la actualidad en paradero desconocido (TARACENA, FERNÁNDEZ AVILÉS, 1945, 34-35).
A comienzos del siglo XX se recogen varias noticias sobre hallazgos descontextualizados como las publicadas por E. de Churruca referentes a la recuperación en la ría de Bilbao de un conjunto de monedas
KOBIE (Serie Anejos n.º 6. Vol. I), año 2004. Homenaje al Prof. Dr. J. M." Apellániz
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romanas (CEPEDA, 1990, 32-36). Otros materiales numismáticos hallados en los primeros años de la pasada centuria son los de Bolívar e Hirnzubieta2
(CEPEDA, 1990, 32-40).
También será a comienzos del siglo XX cuando se tenga noticia de la existencia de dos importantes documentos epigráficos procedentes de Forna. Se trata del ara de San Martín y de la lápida de la Trinidad, dos piezas labradas en el conocido "mármol de Ereño" que han sido objetos de atención y estudio en varias ocasiones (GÓMEZ MORENO, 1951, 209 y ss.; RODRÍGUEZ COLMENERO, CARREÑO, 1981, 120, 128).
Las investigaciones arqueológicas en el campo de la Prehistoria, por parte del equipo integrado por T. Aranzadi, J.M. de Barandiarán y E. Eguren, dieron comienzo durante las primeras décadas de la pasada centuria. La intensa actividad desarrollada por esta formación a lo largo y ancho del territorio de Bizkaia permitió, no sólo reconocer y caracterizar el comportamiento de su poblamiento durante la Prehistoria, sino también hacer algunas aportaciones en relación con la presencia de ocupaciones humanas, durante el período tardorromano, en lugares como Santimarniñe, Sagastogorri, Goikolau o Lumentxa, por poner sólo algunos ejemplos, (ARANZADI, BARANDIARÁN, EGUREN, 1925; 1931; ARANZADI, BARANDIARÁN, 1935; BARANDIARÁN, 1962; 1964; 1965).
Sin embargo los primeros ensayos interesados en la búsqueda de una manera sistemática de asentamientos de época romana en Bizkaia, vinieron de la mano de B. Taracena y A. Femández de Avilés quienes durante los años cuarenta, prospectaron y sondearon en diversos puntos de su geografía; entre otros, de nuevo, el castro de Arrala, donde mencionan el hallazgo de molinos circulares y de terra sigillata. Además llevaron a cabo, si bien con resultados negativos, intervenciones en el collado de Artolatx (Abadiño ), en las inmediaciones de la ermita de San Esteban de Gerekiz y en las proximidades de la ermita de S. Gregario o de la Trjnidad de Forna (TARACENA, FERNANDEZ AVILES, 1945, 17-31).
Por otro lado el estudio sobre la epigrafía vizcaína, llevado a cabo por parte de M. Gómez Moreno, supuso la elaboración y publicación de una primera síntesis sobre esta materia durante los años cincuen-
2 BALPARDA, G.: Historia crítica de Vizcaya y de sus fueros, 1, Madrid, 1.924; Barandiarán, J. M.: "Nuevos monumentos prehistóricos de País Vasco", Revista Internacional de Estudios Vascos, 1.924, 345-350.
ta. A comienzos de los ochenta una nueva lectura y revisión de estos materiales vio la luz en el trabajo realizado por A. Rodríguez Colmenero y C. Carreño (GÓMEZ MORENO, 1951; RODRÍGUEZ COLMENERO, CARREÑO, 1981)3
•
No debemos olvidar en estas páginas el interés que ofrecen para el estudio del período romano en Bizkaia, por su proximidad histórica y geográfica, los resultados de las distintas intervenciones arqueológicas llevadas a cabo durante los años setenta en Castro Urdiales; así como la contribución a la investigación sobre este asentamiento por parte de J.Mª Solana en en su obra "Flaviobriga. Castro Urdiales" (PUENTE et alii, 1988; SOLANA, 1977).
1.1. Las aportaciones del Profesor Juan María Apellániz
Entre los muchos temas de investigación arqueológica que han llamado la atención y han sido abordados por la curiosidad científica del profesor J. Mª. Apellániz, no fue ajeno a su interés el período romano, tratado como objeto de reflexión por su parte en varias de sus publicaciones. Así a la hora de establecer su análisis sobre las poblaciones en cavernas del País Vasco, fijó su mirada en él buscando una explicación al fenómeno de ocupación de algunas cuevas, durante el período bajoimperial. De este modo en el año 1.972 publicó dentro de la JI Semana de Antropología Vasca un pequeño artículo en el que dejó enunciadas algunas de sus hipótesis al respecto (APELLÁNIZ, 1972, 306).
En los años 1.974 y 1.975 saldrán a la luz dos de sus principales trabajos, dedicados a las etapas prehistóricas con cerámica en el País Vasco: El grupo de los Husos durante la Prehistoria con cerámica y El grupo de Santimamiñe durante la Prehistoria con cerámica. En ellos vuelve a referirse a las ocupaciones en época tardorromana de las cuevas, acuñando el término "vascorromano" refiriéndose como tal al espacio de tiempo comprendido entre el 330 y el 410 d. C. aproximadamente, ~n que, a su juicio, una población tradicional, con una cultura del Bronce Final adoptaría algunas formas romanas (APELLÁNIZ, 1975, 86). Se trataría, a su entender, de grupos indígenas que vivían en cuevas y que en este período tomarían en préstamo elementos de la cultura romana
3 Asimismo A. Rodríguez Colmenero publicó un artículo en el mismo año con un estado de la cuestión sobre el hábitat en el País Vasco en época romana: RODRÍGUEZ COLMENERO, A.: "El hábitat en el País Vasco durante la época romano-visigoda", en El hábitat en Euskadi, Bilbao, 1.981, 77-107.
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(APELLÁNIZ, 1974b, 357). El llamado Grupo de Santimamiñe mostraría, en su opinión, una romanización más profunda con ajuares más ricos y abundan-· tes que los proporcionados por el Grupo de Los Husos (APELLANIZ, 1974b, 360). La razón a esta diferencia habría que buscarla en el menor número de población que ocuparía las cuevas en este período debido a la presencia en el entorno próximo de grandes núcleos de poblamiento que atraerían tanto a los habitantes de las cuevas como a los de los castros animándoles a instalarse en ellos (APELLÁNIZ, 1974b, 361).
En sus esfuerzos por tratar de encontrar una explicación a la llamada romanización en los yacimientos en cuevas, J.Mª Apellániz interpretó, como un caso especial, el de la cueva de Ereñuko Arizti, excavada por él entre los años 1.969 y 1.970. El carácter de algunos de los enterramientos recuperados, en concreto aquellos de individuos afectados por la infección producida por el cornezuelo, vinculados de manera exclusiva con ajuares romanos, le hizo identificarlos con una población más romanizada que la del resto del conjunto de ocuyantes de las cuevas en época bajoimperial (APELLANIZ, 1974a, 130).
La opinión del profesor Apellániz fue discutida y otras hipótesis fueron planteadas para dar explicación a este fenómeno desencadenando, en ocasiones, abiertas críticas a sus planteamientos (MARTÍNEZ SALCEDO, UNZUETA, 1988, 62; LÓPEZ RODRÍGUEZ, 1985, 148). Por su parte el profesor Apellániz volvió a tratar el tema a la hora de interpretar la ocupación tardorromana de la cueva de Arenaza I (San Pedro de Galdames. Bizkaia), objeto de sus investigaciones durante los años setenta y ochenta, sugiriendo la posibilidad de tener en cuenta otras explicaciones distintas a la enunciada por él años atrás (APELLÁNIZ, 1990, 86 y ss.).
2. LA ARQUEOLOGÍA DEL PERÍODO ROMANO EN BIZKAIA (1.982-2.002)
La década de los años ochenta de la pasada centuria puede considerarse decisiva para la investigación arqueológica en Bizkaia. Será entonces cuanto tome un nuevo rumbo dejando de vincularse de manera exclusiva con la Prehistoria e iniciando la búsqueda de yacimientos que permitieran abordar el estudio de los períodos históricos. En esta nueva trayectoria la figura del profesor J. Mª. Apellániz fue esencial en su papel como conservador de la Sección de Arqueología del Museo Arqueológico, Etnográfico e Histórico Vasco de Bilbao, incentivando y dando apoyo a una nueva generación de investigadores que comenzaba a
introducirse en el análisis de la Protohistoria y de la Historia Antigua y Medieval, a partir de los datos proporcionados por la Arqueología.
Por lo que al período antiguo se refiere, a fines de . 1.982, tras una intensa labor de prospección y sondeos, los trabajos emprendidos comienzan a dar su fruto a través de la identificación, por parte de M. Unzueta, A. Martínez y E. Alcorta, de un asentamiento de época romana en Forna. La investigación, de manera sistemática en este lugar durante los últimos veinte años, ha hecho posible establecer un modelo de comportamiento del poblamiento aplicable a otros enclaves en el entorno próximo posibilitando, además, el reconocimiento de distintos modelos de ocupación del territorio durante la Antigüedad.
2.1. Los asentamientos costeros
2.1.1. Forua
Los trabajos en este yacimiento comenzaron en 1.982 continuando abierto, en la actualidad, su proceso de excavación. El núcleo principal del asentamiento romano de Forna, se localiza en la colina de Elejalde. La situación de este emplazamiento en época romana, sobre el antiguo cauce de la ría de Urdaibai, en su margen izquierda, permitiría la instalación de estructuras portuarias en su entorno. Como signo de esta condición aún se mantiene en la toponimia local en euskera, el término portu al pie mismo del promontorio en el que se ubicó el primitivo poblado.
Los primeros indicios de la ocupación de este lugar se remontan a los reinados de los emperadores Claudio y Nerón (41-68 d. C.). El análisis arqueológico ha permitido documentar la existencia de un núcleo de población, formado por edificaciones distribuidas a lo largo de la colina que, sin obedecer a un plano urbanístico preestablecido, queda delimitado por una muralla. En época flavia (69-96 d. C.) la actividad del poblado se intensificará, viviendo su momento de mayor esplendor durante el siglo II d. C.
El análisis de los siete edificios estudiados hasta ahora permite afirmar que las actividades económicas del asentamiento alternaron los usos propios de un poblado agropecuario, con la explotación y transformación de la metalurgia del hierro y el comercio.
El término Forna, derivado del latino forum pondría en evidencia el papel de este asentamiento como centro de intercambios y punto de encuentro del poblamiento romano de su entorno al igual que otros jora reconocidos en diversos lugares del Imperio
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(PÉREZ LOSADA, 2002, 34-36). En este sentido alguno de los edificios de fundación flavia estudiados podría vincularse con una instalación de tipo oficial, en relación con el control del tráfico comercial en la ría de Urdaibai. La compleja red viaria terrestre romana permitió poner en contacto este enclave con el interior peninsular. De este modo llegan a Forna mercancías originarias del valle del Ebro como la terra sigillata del entorno de Tritium Magallum. A su vez la ruta marítima jugaría un papel de primer orden para su comunicación con el resto del Cantábrico y la costa de Aquitania. El consumo de productos de procedencia gálica, como las sigillatas de Montans, desde época julio-claudia hasta el período antonino, ponen en evidencia estos contactos durante la etapa altoimperial. A través de la navegación de cabotaje exportaría productos como el hierro local o la lana, importando otros procedentes de los puertos del activo arco atlántico.
· Durante el siglo III d. C. la actividad en Forna responde a las mismas pautas de comportamiento de otros establecimientos durante este período. Aunque con un menor dinamismo continúa mostrando signos de vida a través del funcionamiento de pequeños talleres de forja. En la primera mitad del siglo IV d.
·C. una cierta reanimación es visible dejando huellas de este despertar, en la reconstrucción de algunos de los edificios altoimperiales. Sin embargo las dimensiones físicas y vitales del poblado no serán las mismas de los momentos de esplendor.
A partir de la segunda mitad del siglo IV y el siglo V el emplazamiento del asentamiento de Forna abandonó el primitivo núcleo de la colina de Elejalde. La inestabilidad política y social que, durante la segunda mitad del s. IV y el s. V d. C., vive el norte peninsular, obligaría a sus habitantes a buscar refugio en zonas más protegidas. Por el momento no es conocido el emplazamiento del poblado tardorromano y los datos referentes al asentamiento de Forna durante esta etapa hay que buscarlos en la próxima cueva de Peña Forna. Al igual que ella otras cuevas del entorno próximo como Santimamiñe, Sagastigorri y Aurtenetxe (Kortezubi), Ereñuko Arizti (Ereño) o Guerrandijo (Ibarranguelua) fueron lugar de refugio durante este período.
La presencia en Peña Forna de las producciones cerámicas tardías de los talleres del entorno del río Najerilla así como de algunas del área del Duero, ponen en evidencia el mantenimiento de relaciones comerciales con estas comarcas del interior peninsular en época tardía. Por su parte el reconocimiento de elementos procedentes del sur de la Galia, como los derivados de la sigillata paleocristiana, y los vidrios
renanos, muestran la pervivencia de sus contactos mercantiles extrapeninsulares.
2.1.2. Bermeo
Diversos hallazgos descontextualizados han venido poniendo de manifiesto la presencia de una ocupación de Bermeo en época romana. Dentro de este municipio eran conocidas las referencias a la recuperación de monedas romanas durante los trabajos de dragado del puerto (AZKÁRATE, UNZUETA 1987, 140-141); dentro del mismo término, son varios los datos relativos a la localización de diverso material numismático (CEPEDA, 1990, 38) así como algunos fragmentos de cerámica común en el entorno de Landabaso4. Por su parte los trabajos de excavación en el interior de la ermita de Kurtzio, llevados a cabo en el año 1.984 por I. García Camino, sacaron a la luz un pequeño conjunto de material mueble -fragmentos de terra sigillata y de cerámica común romana-, datado en tomo al siglo II d. C. (GARCÍA CAMINO, 1984, 86-88; UNZUETA, 1996, 169).
Fuera del casco urbano una serie de sondeos efectuados en 1.994, por A. Rotaetxe y D. Cantón en la cima del monte Sollube, en el término de Tribisburu, pusieron de manifiesto la presencia de elementos constructivos asociados a abundantes fragmentos de vidrio pertenecientes a pequeños recipientes, así como a restos de terra sigillata y cerámica común, atribuibles al siglo II d. C. En los últimos años se han iniciado de manera sistemática los trabajos de documentación con el objetivo de delimitar y definir las características de este yacimiento. Los resultados obtenidos hacen pensar en un uso funerario identificándolo con una necrópolis de incineración (CANTÓN, UNZUETA 2.001, 277-279; CANTÓN, 2.003).
La presencia de estos elementos ponen en~evidencia la existencia de un núcleo de población estable en el entorno de Bermeo, al menos durante el período altoimperial sin que, por el momento, pueda reconocerse su emplazamiento exacto. Las posibilidades que este enclave ofrece a la investigación del poblamiento romano costero son esperanzadoras. No sólo abre nuevas vías relacionadas con las potenciales actividades económicas de sus pobladores que contarían, sin duda, con el mar como principal fuente de recursos, sino también con la investigación sobre los usos y ritos funerarios de época romana.
4 Materiales recuperados por J. C. López Quintana y depositados en el Museo Arqueológico, Etnográfico e Histórico Vasco de Bilbao.
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2.1.3. Portuondo
El yacimiento de Portuondo (Mundaka-Pedemales) se encuentra situado en el estuario de la ría de Urdaibai. Fue objeto de excavación por parte de A. Martínez y M. Unzueta durante el año 1.988. Los trabajos, realizados por vía de urgencia, tuvieron como objetivo salvar un e&trato colgado sobre el mar del que .se desprendían y caían al agua diversos materiales arqueológicos. En las labores de limpieza fue detectado un pequeño habitáculo al que se asociaba un nutrido conjunto de elementos muebles - terra sigillata, cerámica común, metales, vidrio, etc. - que indicaban una ocupación de este espacio durante los siglos II al IV d. C. La estructura excavada, situada a tres metros de altura sobre el acantilado rocoso, se encontraba incompleta, no siendo posible determinar su función, si bien ofrecía características constructivas semejantes a las de los edificios estudiados hasta ahora en el cercano asentamiento de Forna.
Por otro lado, semienterrado en la arena, a pocos metros de la zona excavada, fue identificado un grueso espigón, apreciable en época de mareas vivas en el momento de bajamar. Se trata de un potente muro de unos 2,15 metros de espesor levantado mediante la disposición de doble cara de sillarejos y sillares. Su situación y. características constructivas permiten suponerlo como parte del espigón de una estructura portuaria. Si bien, por el momento, no es posible determinar su cronologfa no debe descartarse, en nuestra opinión, su vinculación con la ocupación romana del lugar (MARTÍNEZ SALCEDO, UNZUETA, 1995a). La situación de este asentamiento, en una ensenada abrigada de los vientos, hacen de esta ubicación un lugar ideal como refugio para naves de poco calado constituyendo, tal vez, una statio en las rutas de la navegación de cabotaje del llamado Sinus Aquitanus (NAVEIRO, 1991, 152-153; ESTEBAN, 2003, 15).
2.1.4. Lekeitio
La existencia de una ocupación de época romana en Lekeitio quedaba de manifiesto desde los descubrimientos realizados por J.M. Barandiarán y T. Aranzadi, en la cueva de Lumentxa durante los años veinte de la pasada centuria. En los resultados de sus intervenciones fueron publicados varios fragmentos de cerámica -terra sigillata y cerámica común( ARANZADI, BARANDIARÁN, 1935, 78-82; BARANDIARÁN, 1965, 59). Con posterioridad, durante los años ochenta y noventa nuevas excavaciones fueron llevadas a cabo por J. L. Arribas quien publicó los materiales del nivel romano de Lumentxa,
situados cronológicamente entre la segunda mitad del siglo IV y el siglo V d. C. (ARRIBAS, 1997, 647-654).
A mediados de los años noventa los trabajos de Arqueología de intervención llevados a cabo en los límites de la villa medieval, pusieron al descubierto nuevos elementos que revelan la existencia de un asentamiento, activo desde el siglo I al siglo V d. C. (MARTÍNEZ SALCEDO, UNZUETA, 1995b). Esta labor permitió detectar la presencia de un nutrido repertorio de materiales muebles así como de restos constructivos de época romana. Los elementos más antiguos localizados, fechados en tomo al final del siglo I y el siglo II d. C., se centran en una zona situada junto al mar, donde en la actualidad se halla el puerto pesquero. En esta misma posición fue reconocido un potente muro de unos dos metros de espesor al que se adosaban restos de flora marina. Si bien su adscripción al período romano no quedó por completo confirmada, su vinculación física con los materiales muebles de este período impiden descartarla por completo (BENGOETXEA et alii, 1995, 222). Otros indicios de la presencia de un núcleo de poblamiento de época romana fueron detectados en varias parcelas excavadas en la parte alta del barrio de pescadores, así como en zonas próximas a la iglesia de Santa María y a la antigua Escuela de Náutica, proporcionando elementos materiales atribuibles a fechas avanzadas dentro del período romano (BENGOETXEA et allí, 1998).
2.1.5. Plencia
Por su parte en la villa de Plencia eran conocidos, tiempo atrás, los hallazgos, en el entorno de la ría de Butrón, de diverso material numismático -tres bronces de Nerón, Adriano y Julia Mamea- (AZKÁRATE, UNZUETA 1987, 140). En fechas recientes, se recuperó, fuera de contexto, un pequeño bronce de Constancia II acuñado entre el 355 y el 358 d. C. (CEPEDA, 1997, 281). Estos hallazgos ponen de manifiesto el potencial arqueológico de este enclave en el que, sin duda, futuras intervenciones permitirán obtener nuevos datos de su ocupación en época romana.
2.1.6. Sopelana
Dentro del municipio costero de Sopelana, son conocidos los hallazgos de varios fragmentos de cerámica romana, -terra sigillata y cerámica común-, así como de una moneda de Vespasiano (NOLTE, 1984, 196; 1986, 234; AZKÁRATE, UNZUETA, 1987, 142). Estos materiales, recuperados tanto en zonas
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del casco urbano como en sectores más próximos a la costa, invitan a identificar este lugar como un asentamiento altoimperial, siguiendo el modelo de los reconocidos en otros puntos del litoral de Bizkaia.
2.1.7. Barrika
En este término municipal fueron hallados elementos muebles, entre ellos un fragmento de vidrio, localizado en el año 1.985, en las proximidades de la cala de Meñakotz (NOLTE, 1.986, 237).
2.1.8. Getxo
Dentro del municipio de Getxo, en las proximidades de la iglesia de Santa María, en el término de Kortiñe, fue llevada a cabo una intervención de urgencia que permitió la localización de diverso material mueble - terra sigillata y cerámica común -datado en tomo al siglo II d. C. Si bien no fueron detectados elementos constructivos en relación con estos hallazgos, todo indica que se trate de uri asentamiento en activo, al menos durante el período altoimperial5.
2.2. Núcleos de explotación agropecuaria: villae
2.2.1. Aloria
Las primeras noticias sobre la existencia de un yacimiento arqueológico en este lugar fueron publicadas en la Carta Arqueológica de Alava6
• A partir del año 1.989 bajo la dirección de J.J. Cepeda comienzan de un modo sistemático los trabajos de campo en este yacimiento dándose por finalizada la intervención en el año 2.000. Desde un primer momento pudo determinarse la presencia de un asentamiento de época romana (s. I al V d. C.) así como de restos de una necrópolis medieval, atribuible a los siglos XI y XII.
Los trabajos de campo se centraron, en un único sector de excavación logrando reconocerse un conjunto de recintos de funcionalidad diversa, articulados en tomo a dos caminos que discurren en sentido NE-SW a lo largo del poblado, siguiendo un trazado ortogonal.
5 Estos datos aún inéditos se obtuvieron como resultado de una intervención llevada a cabo por parte de la Sección de Arqueología del Servicio de Patrimonio de Ja Diputación Foral de Bizkaia.
6 VV.AA: Carta Arqueológica de Alava, Vitoria, 1987, 204.
Las últimas campañas de excavación permitieron reconocer la instalación de algún tipo de poblamiento anterior al período imperial. Los restos materiales correspondientes a esta etapa se caracterizan por la presencia de parte de un fondo de cabaña y de una cerca concéntrica a ella. Las dataciones obtenidas permiten situar esta construcción entre los últimos decenios del siglo II a. C. y el siglo I d. C. (CEPEDA, 2001, 47).
El mobiliario recuperado durante las excavaciones indica la ocupación con cierta intensidad de este lugar ya en época julio-claudia, como se desprende de la presencia de algunos materiales: una fíbula de Aucissa, un as de época de Tiberio procedente de Caesaraugusta y un dupondio de Nerón. Otros ajuares característicos de este período se hallan, sin embargo, ausentes, como sucede con la terra sigillata itálica. (CEPEDA, LÓPEZ, 1.994, 138-139).
La urbanización del asentamiento se inició en el siglo I d. C. La mayor parte de los recintos estuvieron en activo durante todo el período altoimperial, hasta los inicios del siglo III d. C. El asentamiento de Aloria sufrirá un período de abandono o, al menos de seria restricción de su actividad, a partir del siglo III d. C. Existen sin embargo elementos suficientes para hablar de su vigencia, aunque de un modo más precario, en un momento avanzado, centrado en tomo a la segunda mitad del siglo IV y la primera mitad del siglo V d.C. (CEPEDA, LÓPEZ, 1.996, 97).
Aloria responde a un tipo de agrupamiento de carácter rural, una villa rustica, de la que, por el momento, se conocen las dependencias dedicadas a la estabulación, almacén y talleres (CEPEDA, 2001, 65-68). La situación topográfica del lugar, en el fondo de un amplio valle, al pie de un importante puerto de montaña y en la misma cabecera del Nervión, debieron condicionar, sin duda, la instalación de este asentamiento comunicado de manera natural, tanto con la costa como con la Meseta a través de las rutas secundarias que desde la vía Aquitana comunicarían el interior con el litoral cantábrico.
2.3 Asentamientos mineros
2.3.1. Oiola
Durante el verano de 1.989 los sondeos practicados en el entorno de la Arboleda en terrenos ocupados por el pantano de Oiola o Loiola (Trapagaran) pusieron de manifiesto la presencia de talleres metalúrgicos de época romana, proporcionando · datos sobre esta actividad en tomo al siglo IV d. C.
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(LORENZO, 1991,79-82). Sin embargo el reconocido potencial minero de los montes de Triano invita a pensar en fechas más antiguas para el inicio de la minería en esta zona. Los cambios vividos por este territorio bajo la dinastía flavia, traducidos en importantes transformaciones, como la creación de nuevos núcleos de poblamiento y el impulso dado a la región con el nuevo estatuto jurídico concedido al antiguo Portus Amanum, estimularían, sin duda, la explotación de los recursos naturales y económicos de la región. Por otro lado la proximidad de los yacimientos mineros a la costa permitiría la rápida puesta en circulación del hierro y sus productos derivados, a través de la Via Maris. Por otro lado los hallazgos numismáticos en la ría de Muskiz, son una muestra más del dinamismo vivido por estos cauces de comunicación en época romana (AZKÁRATE, UNZUETA, 1987, 141).
2.4. Asentamientos vinculados a la explotación de c~nteras
2.4.1. Ereño
Situado en la orilla derecha de la ría de Urdaibai, en las proximidades de la costa, se encuentra el término municipal de Ereño. Desde .los inicios de la pasada centuria es conocida la utilización, durante el período romano, de las canteras de carbonato cálcico, más conocidas como de "mármol de Ereño". Esta evidencia vino de la mano del descubrimiento en Forua, a comienzos de la pasada centuria, de dos epígrafes, un cipo funerario y un ara, datados en los siglos I y II d. C. respectivamente, que utilizaron como soporte este material. Estas piezas no sólo ponían de manifiesto la presencia de gentes latinizadas en el lugar, sino también la intensa explotación de los recursos naturales a que se vio sometido el entorno de la ría de Urdaibai desde los momentos iniciales de la presencia de Roma. Los materiales extraídos de la cantera de Ereño fueron objeto de exportación, a nivel regional, pudiendo reconocerse su utilización en la construcción de diversos edificios en Iruña/Veleia y en Arcaya (Alava) (MARTÍNEZ SALCEDO, 1997b, 568).
Por otro lado existen datos que apuntan a la continuidad en el poblamiento de este entorno durante el período bajoimperial. La excavación de la cueva de Ereñuko Arizti, llevada a cabo por J.Mª Apellániz en los años 1.969 y 1.970 puso de manifiesto el uso funerario de este espacio, destinado a la inhumación de una serie de individuos afectados por la infección del cornezuelo. El análisis de los ajuares que acompañaban a los enterramientos - sigillata, cerámica
común, monedas - permite establecer una cronología, para este contexto arqueológico, situada entre mediados del siglo IV y el siglo V d. C. (APELLÁNIZ, 1974; MARTÍNEZ SALCEDO, 1988, 186-188; CEPEDA, 1990, 52-53) 7
•
2.5. Asentamientos a media ladera
2.5.1. San Juan de Momoitio
Durante el proceso de excavación de la necrópolis medieval de S. Juan de Momoitio (Garai) (s. VIII-XII d. C.), dirigida por I. García Camino entre los años 1.982 y 1.985, fueron detectados diversos elementos muebles -sigillata hispánica, cerámicas comunes, vidrios- que ponían de manifiesto la presencia en el lugar de una ocupación de época romana (GARCÍA CAMINO, 1984; 70). El posterior análisis de estos materiales permitió situar el . poblamiento de este entorno a partir de fines del siglo I-II d. C., tal y como lo ponen de manifiesto los fragmentos de TSH recuperados que reproducen el estilo decorativo desarrollado durante este período por los alfares del área de Tritium Magallum. La presencia de varios fragmentos de TSHT permite pensar en una continuación de la actividad en este asentamiento en época tardía (siglos IV y V d. C.) (GARCÍA CAMINO, 2002, 107-108).
2.5.2. S. Tomás de Mendraka
La necrópolis medieval de S. Tomás de Mendraka (Elorrio) (s. IX-XI) fue objeto de excavación y estudio por parte l. García Camino durante los años 1.986 y 1.987. Durante el proceso de documentación arqueológica fue posible determinar la presencia de un estrato superficial en donde, mezclado con materiales de otros períodos, fue detectado un pequeño conjunto de cerámicas romanas -sigillata y cerámicas comunes- que ponen en evidencia la existencia en el entorno de un núcleo poblacional, anterior al medieval (GARCÍA CAMINO, 2002, 141).
2.5.3. San Martín de Fínaga
En el año 1.994, dentro de las labores de restauración y acondicionamiento de la ermita de San Martín de Fínaga (Basauri), la Sección de Arqueología del Servicio de Patrimonio de la Diputación Foral de Biz-
7 También es conocida la existencia de algunos hallazgos casuales como el fragmento de molino de mano recuperado en el entorno del caserío Siene, depositado en la actualidad en el Museo Arqueológico, Etnográfico e Histórico Vasco de Bilbao.
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kaia, llevó a cabo una intervención en el subsuelo del edificio. La excavación, realizada por I. García Camino y M. Unzueta, permitió reconocer varios momentos de ocupación del lugar como necrópolis, proporcionando reveladores datos sobre el período de transición entre el mundo antiguo y el medieval (GARCÍA CAMINO, UNZUETA, 1996, 439).
Por lo que al período romano se refiere el espacio funerario quedaría articulado en tomo a un pequeño edificio cuya construcción se remonta al siglo IV d. C., época a la que corresponden los enterramientos más antiguos, realizados en ataúdes de madera, quedando constancia del depósito de ofrendas -un pequeño cuenco de sigillata hispánica de forma Ritt. 8- en una de las sepulturas estudiadas.
Durante el siglo VI d. C. se producen cambios en el ritual mortuorio pudiendo detectarse en la inhumaciones elementos de ajuar como espadas de doble filo, puntas de lanza, hachas de combate, objetos de vidrio y bronce etc. que deben ponerse en relación con modelos norpirenaicos.
No parece caber dudas con respecto a la relación del asentamiento de esta necrópolis con el castro de Malmasín (Arrigorriaga) del que se aprecian en el entorno diversos elementos vinculados a esta forma de hábitat -cercos defensivos, restos de estelas procedentes de necrópolis de incineración, etc. (GARCÍA CAMINO, UNZUETA, 1996, 439; GARCÍA CAMINO, 2002, 76).
2.6. Núcleos tardorromanos
2.6.1. Fortaleza de Aitxiki
El entorno de la fortaleza de Aitxiki y el collado de Artolatx fueron reconocidos y explorados tanto por J.M. de Barandiarán como por B. Taracena y Fernández de Avilés (BARANDIARÁN, 1947, 134-147; TARACENA, FERNÁNDEZ AVILÉS, 1945, 24-25). Durante el año 1.994 fueron llevados a cabo una serie de sondeos arqueológicos por parte de A. Llamosas quien recuperó diversos restos óseos y armamento, reconociendo asimismo una estructura empleada como aljibe (LLAMOSAS, 1994, 365-370). Las dataciones absolutas efectuadas permiten situar parte de los elementos recuperados a mediados del siglo X. Sin embargo algunos materiales podrían, en opinión de I. García Camino remontarse al período tardoantiguo (GARCÍA CAMINO, 2002, 267).
Por otro lado en el entorno próximo se recogieron varios fragmentos de TSHT decorada con temas cir-
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culares de grandes ruedas. Si bien no existe la certeza de su identificación con la citada fortaleza, no es posible asociarlos a ningún otro elemento estructural, por lo que podrían relacionarse con una ocupación del recinto en época tardorromana8
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La fortaleza de Aitxiki podría, a nuestro juicio, interpretarse como un enclave que, situado en un punto estratégico, constituiría un núcleo poblacional y defensivo, al estilo de lo que viene denominándose en época bajoimperial como castellum, asemejándose en su ubicación, en un lugar bien protegido, en el entorno de pasos naturales o vías de comunicación, a los complejos documentados en las últimas décadas en lugares como Buradón (Salinillas de Buradón, Alava) y Tedeja-Santillán (Trespademe, Burgos). Profundizar en su análisis permitirá, sin duda, una mejor comprensión de las características del poblamiento en Bizkaia en la transición del mundo antiguo al medieval (CEPEDA, MARTÍNEZ SALCEDO, 1994a, 38-41; 1994b, 59; LECANDA, 2000, 195).
2.7. Las ocupaciones tardías en cueva
En la historiografía arqueológica del norte peninsular y, de manera específica, en la del País Vasco el hecho de la reocupación parcial de los antiguos castros protohistóricos así como de un buen número de cuevas durante determinados momentos del período bajoimperial, ha venido siendo tratado desde distintos puntos de vista, generando algunas hipótesis, no siempre coincidentes, en relación con este fenómeno. Por nuestra parte, al abordar el estudio del material romano de la cueva de Peña Forua dejábamos de manifiesto la interpretación que, a nuestro juicio, nos pareció más adecuada, vinculando la presencia de estos materiales a los momentos de inestabilidad política y social vividos durante el Bajo Imperio en el norte peninsular (MARTÍNEZ SALCEDO, UNZUETA, 1988, 62-63).
Sin embargo el yacimiento de Peña Forua, a pesar de contar con el ajuar tardorromano más numeroso y significativo de todos los recuperados hasta el momento en cuevas de Bizkaia carecía, debido a las circunstancias que rodearon la recuperación de su mobiliario, de una secuencia estratigráfica que permitiera dejar establecida la posición que estos materiales ocuparon en ella. Por esta razón y con el fin de poder confirmar nuestra hipótesis, a partir de una secuencia estratigráfica fiable, quedó planteada la
8 Agradecemos a A. Llamosas los datos facilitados en relación con estos hallazgos.
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idea de intervenir de manera puntual, a través de sondeos, en otros yacimientos del entorno próximo, en un intento por determinar el carácter de los niveles tardorromanos y su potencial conexión con momentos de ocupación más antiguos. De este modo se puso en marcha un programa de actuaciones para, de manera selectiva, sondear en distintas cuevas de Bizkaia en las que aún pudieran quedar intactos estratos de época bajoimperial. Con este fin se planteó la actuación en dos cuevas: Goikolau (Berriatua) y Aurtenetxe (Kortezubi).
2.7.1. Goikolau
Como se recordará la cueva de Goikolau fue objeto de estudio por parte de J. M. de Barandiarán, quien reconoce el lugar durante los años 1.935 y 1.936, procediendo a su excavación durante el año 1.962. Una posterior intervención fue llevada a cabo por parte de C. Basas quien se dedicará al análisis del uso funerario de la caverna, interpretando la existencia de un nivel sepulcral de época tardorromana así como de estratos en los que se produce una mezcla de materiales romanos con otros atribuibles al Bronce final (BARANDIARÁN; 1964; BASAS, 1987, 96-97). En el año 1.988 C. Basas y M. Unzueta llevaron a cabo tina nueva intervención con el fin de determinar, con mayor seguridad, la naturaleza y características de la ocupación bajoimperial de Goikolau, así como delimitar el paso entre los estratos tardorromanos y los del Bronce o Hierro final. Los resultados permitieron revalidar la hipótesis de partida y dejar establecida una total independencia estratigráfica entre unos y otros (BASAS, 1989, 86-88).
2. 7.2. Cueva de Aurtenetxe
La cueva de Aurtenetxe fue objeto de prospección a comienzos de los años ochenta por parte de C. Fernández Ibáñez. Con motivo de aquella intervención. pudo reconocerse la existencia de diversos materiales en superficie de época tardorromana ( -MARCOS, 1982, 138). Durante el año 1.989 el equipo formado por C. Basas y M. Unzueta, llevó a cabo una campaña de sondeos en este lugar con la idea de determinar la potencialidad del nivel romano detectado y comprobar, al igual que en Goikolau, su situación estratigráfica en relación con otros niveles subyacentes. En este caso fueron recuperados, dentro de un contexto alterado, diversos elementos mobiliarios de época tardía como vidrio, sigillata y cerámica común, sin que pudieran hacerse mayores precisiones, debido al mal estado del registro arqueológico.
3. ELEMENTOS PARA UNA SÍNTESIS IDSTÓRICA Y DE EVOLUCIÓN DEL POBLAMIENTO DURANTE EL PERÍODO ROMANO EN BIZKAIA (S. I a. C-S. V d. C.)
3.1. La situación entre los siglos I a. C. y el siglo I d.C.
El territorio que nos ocupa puede considerarse definitivamente integrado en la órbita romana a partir del final de las Guerras Cántabras (19 a. C.). Será entonces cuando la situación de paz creada tras el largo conflicto que condujo a la conclusión de la conquista de Hispania, permitiera establecer las condiciones necesarias para, en algunos casos, la consolidación definitiva de su presencia y, en otros, la creación de los nuevos núcleos de población que comenzarán a surgir en nuestro territorio a partir de época julioclaudia.
Sin embargo, con anterioridad, algunos acontecimientos debieron dejar sentir su influencia en estas tierras. La investigación arqueológica ha permitido, en fechas recientes, arrojar alguna luz sobre la conquista de este territorio. Los trabajos efectuados en el término de Andagoste, en el valle alavés de Cuartango, han puesto al descubierto los restos de una estructura campamental que, en torno a la década de los años 30 a. C., protagonizó un encuentro bélico entre el ejército romano y los pobladores del entorno, debiendo buscar su origen en alguna de las campañas que los legados de Augusto llevarían a cabo una década antes del inicio de las Guerra Cántabras. Así sería bajo el mandato de C. Norbano Flaco (33-35 a. C.); L. Marco Filipo (34 a. C.) o A. Claudia Pulcher (33 a. C.) cuando pudieran producirse estos acontecimientos, resultando ser éste el punto cronológico de referencia para la conquista de Bizkaia, Gipuzkoa, la zona montañosa del norte de Burgos y Álava (OCHARAN, UNZUETA, 1999, 133-134).
Teniendo en cuenta los datos aportados por el estudio del campo de batitlla de Andagoste podría pensarse en una primera fase de este proceso que, tomando como punto de partida la fundación de Pompaelo (75-74 a. C.), culminaría con la creación de Oiasso, en torno al final del siglo, tras la conquista de Aquitania por parte de Mesala Corvino (29-28 a. C.). Se trataría de una etapa en la que las influencias debieron dejarse sentir pero sin que pudiera hablarse de una ocupación efectiva de este territorio.
Una segunda etapa centrada entre los años 40 y 30 a. C., suponiendo ya ocupadas las tierra de la Llanada alavesa y la zona burgalesa del valle del Ebro, en la que los datos proporcionados por Andagoste per-
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miten pensar en el momento de la ocupación del norte de Alava, así como de Gipuzkoa y Bizkaia.
El fin de las Guerras Cántabras supuso significativos cambios en la fisonomía del poblamiento. Desde ese momento y, sobre todo, a partir del período de gobierno de los emperadores Claudio y Nerón, irán creándose nuevos núcleos de población en la costa y sobre las vías de comunicación que une a éstos con el interior del territorio. El surgimiento y el futuro desarrollo de estos nuevos asentamientos serían una consecuencia tanto de la situación de este región dentro de las rutas de cabotaje, que pondrían en comunicación el llamado Sinus Aquitanus con el resto de las costa del Cantábrico, como de la consolidación del entramado viario terrestre -vías Ab Asturica Burdigalam, Tarraco- Oiasso y Pisoraca-Portus Amanum (Figura 1).
Este proceso culmina en el período de la dinastía flavia. Los núcleos más antiguos protagonizan importantes transformaciones. La principal es, sin duda, la concesión del estatuto de colonia a Portus Amanum con el nombre de Flaviobriga. Los asentamientos parecen vivir su momento de máximo apogeo durante este período y a lo largo de todo el siglo. II, tal y como sucede en Oiasso, Forua o Flaviobriga. Por su parte los nuevos enclaves de Bermeo, Portuondo o Lekeitio, así como el importante repertorio de asentamientos descubiertos en los últimos años en la costa de Guipúzcoa: Getaria, Zarautz, Donostia, Hondarribia, etc. son una muestra del vigor del poblamiento de época romana en el territorio.
FOTO l. Forna. Estructura 3. Foso. (Autor S. Anibarro).
3.2. Las nuevas formas de ocupación del territorio a partir del siglo II d.C.
La segunda centuria, sobre todo durante el período de dominación de la dinastía Antonina, suponen una etapa de continuidad en el desarrollo de estas comunidades en las que la actividad prosigue con el mismo vigor a lo largo del siglo II d. C. La explotación de los recursos naturales -la pesca y su industria derivada, la minería y metalurgia del hierro, la explotación de las canteras, etc.- y el comercio, centrarán sus actividades.
A partir de este momento, al amparo de la nueva coyuntura, que hace innecesaria la vida tras los recintos amurallados de los castros, surge un intercambio más fluido de mercancías e ideas, adaptándose las nuevas formas de poblar el territorio. Se crean asentamientos en las laderas de los valles, al paso de los caminos, en los terrenos más propicios para la actividad agropecuaria o las zonas adecuadas para extracción y la producción metalúrgica, sobre todo de hierro. Así, se fundarán núcleos de poblamiento situados en una posición intermedia, a media ladera, entre los rebordes del litoral en los que se sitúan los puertos y las alturas en las que se instalaban los antiguos castros que están siendo abandonados. De esta nu~va modalidad de ocupación del territorio, originada en el proceso de interrelación entre el mundo indígena y el romano, surgirán lugares como San Juan de Momoitio (Garai), Santo Tomás de Mendraka (Elorrio), San Martín de Fínaga (Basauri) o San Pedro de Elorriaga
FOTO 2. Asentamiento de Tribisburu (Autor D. Cantón).
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(Lemona) (Unzueta, 1996, 168) o explotaciones mineras como la localizada en las proximidades del pantano de Oiola (Trapagarán). La vida en estos poblados se prolongará en el tiempo hasta bien avanzado el período romano e incluso perdurarán, en algunos casos, hasta la Alta Edad Media, prefigurando lo que será el característico poblamiento rural de Bizkaia anterior a la fundación de la villas en la Baja Edad Media. (GARCÍA CAMINO, UNZUETA, 1.995, 438-439).
3.3. La situación durante el siglo ID d. C.
La situación de declive incubada desde fines del siglo II d. C. desemboca en el Imperio en un situaciones de retraimiento e incertidumbre, generalizados durante el siglo ill d. C., dejando su impronta en nuestro ámbito geográfico. Independientemente de cuales fueron la causas que desencadenaron esta coyuntura, el registro arqueológico es un reflejo claro de las condiciones anómalas que se vivieron entonces. Tomando como ejemplo los asentamientos que aquí tratamos pueden advertirse cambios significativos. En lugares como Aloria y Forua, dos de los asentamientos mejor conocidos, por el momento, su actividad decae notablemente durante este período. Este estado de cosas pare~e lógico, teniendo en cuenta la situación de crisis generalizada que tendería a afectar de manera más acusada a regiones como la que nos
ocupa, especialmente alejada de los centros del poder económico y político, lo que la haría, sin duda, más vulnerable; sobre todo debido al retraimiento de las redes comerciales, lo que supondría una notable merma en los intercambios para muchos de los núcleos costeros dedicados en buena medida al comercio.
3.4. El poblamiento en época tardía (2ª mitad s. IV-V d.C.)
Durante el período bajoimperial aquellos núcleos de poblamiento que comenzaron a surgir a media ladera durante el siglo II, mantienen su vigencia durante esta etapa, vinculados con la explotación agropecuaria. La actividad parece mantenerse en los asentamientos costeros surgidos con anterioridad a estas fechas. Será, sobre todo, a partir de la segunda mitad del siglo IV y durante el siglo V d. C. cuando se produzcan los cambios más significativos. La situación de inestabilidad política y social vivida durante este período parece estar en el origen del desplazamiento del hábitat hacia zonas más protegidas buscando el amparo, en momentos de especial peligro, de refugios como las cuevas.
Las ocupaciones tardías de las cuevas son un fenómeno característico del norte hispano que toma especial relevancia en el País Vasco; Buena parte de las cuevas del área próxima al litoral de Bizkaia, así como del interior del territorio serán protagonistas, en algún momento situado entre la segunda mitad del siglo IV y el siglo V d. C. de una ocupación temporal por parte de habitantes del entorno próximo. Esta situación a la que nos hemos referido en otras ocasiones será, en nuestra opinión, y sin entrar a valorar otras hipótesis a~ respecto, un reflejo de la situación de inestabilidad política y social que el norte peninsular vive durante esa etapa. Dentro del territorio de Bizkaia son numerosos los testimonios en este sentido: Las cuevas de Arenaza (Galdames), Peña Forua (Forua), Aurtenetxe, Sagastigorri y Santimamiñe (Kortezubi), Lumentxa (Lekeitio), Ereñuko Arizti (Ereño), Goikolau (Berriatua), Guetaleuta (Igorre) o Guerrandijo (Ibarrenguelua) serán protagonistas de estos establecimientos de época tardía (MARTÍNEZ SALCEDO, UNZUETA, 1988, 61-64).
FOTO 3. Sepultura romana de S. Martín de Fínaga (Autor M. Unzueta).
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FIGURA l. Puertos y vías naturales de comunicación entre los ríos Asón y Deba (Autores J.L. !barra y M. Unzueta).
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