PROSPECCIÓN Y PLAN DE MANEJO ARQUEOLÓGICO DEL PROYECTO DE CONSTRUCCIÓN DE PLANTAS DE RELAVE PARA EXPLOTACIÓN MINERA ECO-ORO

MUNICIPIOS DE CALIFORNIA, SURATÁ Y MATANZADEPARTAMENTO DE SANTANDER

Ciro Adolfo Castellanos R.Antropólogo

Bogotá D.C., Febrero de 2012

PRESENTACIÓN GENERAL DEL ESTUDIO

El presente informe se efectúa a partir del trabajo de prospección arqueológica realizada, en el marco del programa de arqueología preventiva, que busca prevenir y mitigar el impacto de las obras de explotación aurífera sobre el patrimonio cultural de la nación.

El proyecto presentado ante al ICANH, por el cual se obtuvo la Autorización de intervención Arqueológica No. 2547 se desarrolló aplicando la legislación vigente, de acuerdo a la Ley 163; artículos 8 y 11 de 1959; Decreto 264 artículo 9 de 1963 y decreto Ley 833; artículo 2 de 2002 que determinan su cumplimiento para ejecución de proyectos de minería, remociones de tierra y otros.

La empresa Eco Oro Minerals Corporation es una compañía canadiense que se dedica a la exploración, desarrollo y explotación de yacimientos de minerales auro-argentíferos, que desde 1995 ha venido realizando trabajos de exploración en el municipio de California, en el departamento de Santander en Colombia. Esta compañía se encuentra desarrollando un estudio conceptual para la opción de Mina Subterránea mediante el cual se han identificado las ubicaciones de las presas de relave para las colas de flotación y para los relaves de lixiviación. Las futuras ubicaciones de dichas presas fueron los tres globos de terreno, con un total de 234 hectáreas comprendidas por el estudio.

La zona donde se desarrolló la prospección y para la cual se realiza el presente Plan de Manejo Arqueológico, corresponde a tres zonas distantes unas de otras, que abarcan parte del los municipios de California, Suratá y Matanza en el Departamento de Santander. El área de Bucaré, tiene una extensión de 80 hectáreas aproximadamente y se ubica sobre la Quebrada El Bagalal, que sirve de límite natural entre los Municipios de Matanza y Suratá. Un segundo lugar ubicado pocos kilómetros al norte del casco urbano de California, pero ya en inmediaciones del Municipio de Suratá, sobre la Quebrada Ramada Vieja, llamado Ollada, abarca 113 hectáreas aproximadamente y El Pozo de 41,4 hectáreas ubicado en cercanías del Páramo Romeral entre las quebradas El Mortiño y El Pozo, del Municipio de California.

La problemática que se encontró pertinente subrayar en los sitios del presente proyecto, tiene que ver con la presencia o ausencia de restos de cultura material de las épocas prehispánicas, como de ocupaciones posteriores a la conquista y colonización española, teniendo en cuenta las evidencias existentes sobre la gran actividad minera y la importancia en especial del oro en esta región durante la Colonia y la época republicana. Así la pregunta de investigación se encaminó a develar si existen evidencias de tipo artefactual que permitan establecer una secuencia de desarrollo social para la zona de estudio.

El Objetivo Académico de la investigación ha sido aportar conocimiento de base sobre la arqueología de la zona por medio de la realización de una prospección arqueológica, en busca de vestigios que supongan una evidencia que permita identificar la ocupación o presencia de poblaciones prehispánicos e identificar con ello territorios de injerencia o presencia por vestigios de cultura material, tratando de delimitar su radio de actividad en épocas tardías y sub actuales en el área de estudio (material cerámico, huellas de enterramiento, cultivo, evidencias de intercambio, etc.). Los Objetivos específicos fueron:

Registrar temporal y espacialmente las evidencias (en caso de ser halladas) mediante mapas y cronologías relativas, con el fin de aportar datos significativos para el proceso de compresión del cambio social y del paisaje arqueológico, que contribuya a la generación de conocimiento sobre las tres áreas del estudio, teniendo en cuenta que son tres globos de terreno distantes entre sí.

Realizar de un mapa de Zonificación del Potencial Arqueológico para cada uno de los proyectos o alternativas de ubicación de plantas de relave y/o sus alrededores.

Preparar en el marco del Plan de Manejo Arqueológico una estrategia de comunicación para presentar los resultados y los valores de la puesta en práctica de la Ley de Patrimonio Cultural a las comunidades y así realizar la fase de arqueología pública a seguir para el desarrollo del Plan de Manejo Arqueológico como componente del Plan de Manejo Ambiental.

Este informe comprende ocho secciones a saber: La primera caracteriza el área que comprendió la investigación. A continuación la

ANTECEDENTES

Antecedentes de Investigación

La que ha sido considerada como la primera investigación científica en relación a los habitantes que ocuparon la región que hoy comprende el Municipio de California y otros municipios cercanos, corresponde al trabajo realizado por el sacerdote Eudista de nacionalidad francesa Henri Rocheraux, recordado porque entre los años de 1905 y 1910, dedicó sus esfuerzos a la investigación arqueológica y logró pródigas publicaciones en revistas nacionales como en el extranjero, en las cuales presentó reseñas acerca de diversos yacimientos arqueológicos ubicados en el territorio que correspondió durante la Colonia a la Provincia de Pamplona (BELTRÁN, 2007). Rocheraux escribe sobre algunos objetos hallados cerca al actual municipio de California, los cuales especifica como pertenecientes a los Chitareros. (ROCHERAUX, 1990 [1920] citado en PEREZ, 2009).

Otra investigación etnohistórica y arqueológica posterior ubicada geográficamente dentro de la que los investigadores denominan Área Guane, pero que se encuentra muy cerca de la zona Chitarera, describe para el Municipio de California en el sector conocido como Peña de Oro una cueva hallada a 2680 metros sobre el nivel del mar, en la cual se encontró alguna cerámica fragmentada y restos óseos humanos. También se hallaron varias estructuras circulares en piedra (CADAVID & MORALES, 1984).

Las investigaciones más recientes que preceden a ésta para el Municipio California y otras zonas aledañas que comprenden el área del presente estudio, corresponden principalmente a estudios de Arqueología preventiva y de salvamento realizados por Yuri Romero (2010, 2011) para los túneles exploratorios de los Proyectos La Bodega y La Mascota. Y los estudios correspondientes a prospecciónes arqueológicas realizadas por Pablo F. Pérez Riaño (2009, 2011) para el Proyecto Aurífero Angostura. Ambos han caracterizado la zona como de Potencial Arqueológico Bajo por las características geomorfológicas del área de estudio, que presenta un terreno muy escarpado con grandes pendientes en las cuales aflora predominantemente el estrato rocoso, mientras que en otros sectores se tiene una cobertura de zona de páramo. Así, se muestra el páramo como un escenario natural en el cual no fueron comunes los asentamientos humanos permanentes (PEREZ, 2011).

El hallazgo más cercano a las zonas de estudio ocurrió en la vereda de Móngora, perteneciente al Municipio vecino de Vetas en los predios de la Finca El Pénjamo o El Curí, en el que fueron halladas terrazas situadas en la parte baja de la montaña, 8 metates de gran tamaño y algunos fragmentos de cerámica en su mayoría diagnósticos, que corresponden principalmente a recipientes de boca amplia y paredes gruezas que Pérez describe como “ollas-cuenco”. Tienen como técnica decorativa insición e impresión y diseños geométricos de rombos concéntricos y bandas de líneas horizontales incisas. En esta cerámica la pintura se encuentra ausente, lo cual las diferencia del estilo Guane y Chitarero por lo que el autor la asocia con grupos del Magdalena (PEREZ, 2011).

Aún así se han caracterizado como parte del patrimonio cultural de la zona, las evidencias halladas como molinos y lavaderos antiguos que dan muestras de la intensa actividad minera, particularmente aurífera desarrollada durante la Colonia y la República (ROMERO, 2010).

En términos generales, el trabajo arqueológico que ha sido desarrollado en el área de influencia del Proyecto de Explotación Minera Subterránea Angostura, ha permitido establecer que la constante actividad minera desarrollada en la zona de forma continua desde la época colonial, y que ha causado un fuerte deterioro ambiental. Aunque se ha llegado a pensar en la posible explotación de oro durante el período prehispánico no se han encontrado aún evidencias que indiquen que hubo elaboración de objetos con dichos metales para esta región en dicha época (GONZÁLEZ, 2002).

Antecedentes arqueológicos y etnohistóricos

Respecto de él o los grupos humanos que habitaron la zona que comprende lo que hoy son los municipios de California, Suratá y Matanza, existen distintos planteamientos comentados a continuación que si bien, han sido sustentados con datos soportados por documentos de archivo e investigaciones arqueológicas, dejan hoy en día abierta la posibilidad de interpretación.

Para la región de Santander la información más relevante ha sido suministrada por los estudios realizados por Schottelius (1941), Such Martin (1945), Sutherland (1972), Cadavid & Morales (1984), Ardila (1986), Lleras (1989), Lleras & Vargas (1990) Gonzalez (2001) y Perez (1996, 2000, 2003) en cuanto a la etnia Guane. A pesar de ser la más documentada, no es posible asegurar que hubiera homogenidad en siete siglos de ocupación (ROMERO, 2011). La etnia Guane, de filiación lingüística Chibcha principalmente habitó la Mesa de los Santos, la Meseta de Bucaramanga y las hoyas de los ríos Fonce, Suárez y Chicamocha según estudios realizados por Lleras (1989) basados en la cerámica hallada. A partir de estos estudios pudieron identificarse dos complejos que son similares pero difieren en algunas características físicas, en su sitio de localización y la cronología que se ha llegado a establecer. Así, estos son el Complejo Guane Temprano, que iría del siglo IX hasta la época de la ocupación española en el siglo XVI, y un segundo complejo denominado Guane Tardío que comenzaría aproximadamente en el siglo XIII, y duraría hasta la conquista española en los siglos XVI y XVII (LLERAS, 1989).

No obstante el conocimiento que se tiene de esta etnia es “fragmentado” como apunta Romero (2011), el mayor indicio que existe para pensar que el área que ocupa el Municipio de California ubicada en cercanías de Bucaramanga hizo parte de alguno de los complejos Guane, tuvo que ver con el hallazgo propiciado por Vargas (1990) de una tumba que contenía cerámica típica Guane, cuentas de collar en concha y una nariguera de oro, lo que sirvió para aseverar la ocupación por parte de dicha etnia, de la meseta de Bucaramanga, a tan solo 51 kilómetros de California.

Pero al hacer un reconocimiento de documentos que datan de la época colonial, cabe la posibilidad de que el área que hoy corresponde con los Municipios de California, Matanza y Suratá que se encontraba dentro de lo que fue la Provincia de Pamplona, fuera habitada por los indígenas Chitareros de filiación cultural y lingüística Chibcha (Langebaek, 1992). Esto tiene concordancia con la descripción que hace Rico (1992) a partir de documentos de archivo pertenecientes a la época de la Colonia, en que se menciona que dicha región de lo que hoy constituye los departamentos de Santander y Norte de Santander, fue en aquel tiempo una región habitada por distintas etnias que pertenecían a filiaciones culturales diversas, entre estas la Chibcha y la Arawak (RICO, 1992 citado en PEREZ, 2009). Por su parte, el historiador Silvano Pabón coincide en afirmar que la etnia Chitarero ocupó parte de los dos Santanderes, territorios de los actuales municipios de Matanza, California, Tona, Suratá, Charta, y las cuencas de los ríos Cucutilla, La Plata, Pamplonita, los valles de Zulia, Cúcuta, Táchira y San Cristobal.

Así, sobre la ocupación correspondiente a la etnia Chitarero se tiene que: el primer grupo de agro-alfareros de está área está representado por el estilo cerámico que ha sido denominado Chitarero Temprano A de decoración incisa, pasta arenosa fina, superficies alisadas y color que tiende al café con algunas variaciones. Un segundo periodo relacionado con una cerámica similar pero de superficies burdas y colores naranjas denominado Chitarero Temprano B. Por último se ubica una cerámica grisásea ausente de decoración incisa y con superficies lisas obtenida en estratos superiores y denominada Chitarero Tardío (GONZÁLEZ, 2001).

Aún cuando se reconoce que la región que hoy ocupan California, Suratá y Matanza perteneció a la Provincia de Pamplona y por tal se considera la zona como Chitarera, un informe reciente sobre un hallazgo en la vereda de Móngora en la finca El Pénjamo o El Curí, del vecino Municipio de Vetas, desvía la mirada hacia la cerámica del Área del Magdalena Medio. En aquella oportunidad fueron encontrados algunos fragmentos cerámicos que por su estilo y material se pudo establecer que diferían en gran medida tanto de la cerámica Guane, como de la Chitarera (PEREZ, 2011) se enfatizó entonces en que dicha cerámica muestra un gran parecido a la cerámica ubicada en el área del Magdalena Medio y ha sido ubicada temporalmente entre los siglos X y XVI.

Respecto de la cerámica del Río Magdalena, se diferencian tres períodos con características particulares: Un primer momento ubicado del 400a.C -700d.C. que incluye artefactos líticos pulidos y algunos elementos de alfarería. Cerámica similar a la conocida como del período pre-muisca del altiplano cundiboyacense. Un segundo momento ubicado temporalmente entre el 700d.C-1450d.C que comprende los complejos cerámicos de Macayas y Colorado en Puerto Salgar y los alrededores de Cimitarra y La Giralda. Y un tercer momento que va de 1450 a 1800, en que la cerámica se caracteriza por el cambio estilístico que presenta, al haber disminuido el uso de diseños geométricos (ROMERO, 2011).

El panorama de la ocupación de esta región, se complejiza aún más cuando se conoce por documentos extraidos de los Archivos de Pamplona y el Archivo General de la Nación, textos que corresponden a pleitos o solicitudes hechas por españoles, tanto como por indígenas, que atestiguan el deplazamiento de indígenas de diferentes pueblos del altiplano, llevados a la región de Vetas – Municipio vecino de California- y la Montuosa – Lo que hoy se conoce como California-, para trabajar en las minas. Se corrobora que hubo indígenas llevados a la zona desde lugares tan lejanos como Rincón de Chita, Tunja o Santafé (PEREZ, 2009).

Así, muchos de los asentamientos Chitareros fueron distribuidos en encomiendas, lo que hizo que el patrón de asentamiento de esta etnia, que solía ser en los valles, se modificara, pues una gran parte de esta sociedad fue llevada hacia los distintos puntos del complejo minero como fueron Páramo Rico, Vetas, La Montuosa, Río Suratá y el Río de Oro, en donde muchos indígenas fueron organizados en extensas cuadrillas para la extracción del mineral.

Por otra parte la historia de la minería en esta región data de la época de la conquista española. Según el historiador Silvano Pabón, entre los años de 1550 y 1560 aproximadamente, los españoles descubrieron las minas de oro ubicadas en la provincia del Suratá, y bajo el comando del encomendero Ortún Velasco, se transladaron hasta este lugar a los cateadores de minas. (PABÓN, 1992). Esta zona corresponde a una región rica en depósitos auríferos en especial las áreas mineras de Las Montuosas Alta y Baja, Vetas y Páramo Rico.

Según el estudio etnohistórico de Perez (2010) los indígenas traídos a la zona mediante el sistema colonial de la mita, no provenían únicamente de la etnia Chitarera, sino que también contaba con miembros de otras sociedades como los Lache o U’wa y Muiscas, tal como es evidenciado en los censos coloniales de finales del siglo XVI y comienzos del XVII y pleitos o solicitudes presentadas tanto por los españoles como por los indígenas (Pérez et. Al, 2009, Pérez 2010).

Según el historiador Gamboa, la encomienda como sistema económico colonial fracasó como efecto de su exigua estructuración que pretendió basarse casi únicamente en un único recurso: los metales preciosos como el oro y la plata (Gamboa, 2004). Otras situaciones como el desplazamiento forzado sufrido por la población hacia asentamientos mineros y la sobreexplotación del mineral, dejó de lado la producción agrícola, lo que generó que paulatinamente la zona comenzara a sufrir por el desabastecimiento de alimentos (Gamboa, 2004).

Luego, durante un período de tiempo según el estudio realizado por (Pabón, 1992) desde finales del siglo XVI y hasta mediados del XVII aconteció la caída más impotante en la extracción de oro cuya razón más evidente fue la ostensible reducción de la mano de obra indígena. No obstante, a partir de 1620, se quizo reactivar la actividad minera en la región por medio de un incentivo del Virrey Messía de Cerda, quien estableció una empresa de la cual fue socio José Celestino Mutis, quien luego de conocer las condiciones de vida tan precarias de la zona, terminó por abandonar dichos planes en este lugar (PEREZ, 2010).

En adelante, la historia de la minería vuelve a aparecer hacia el siglo XIX, según documentos hallados en el archivo parroquial de California donde reposa el “Libro de la parroquia” en que se realiza una historia del pueblo a varias manos por parte de los curas interinos. En un anexo de este libro, se encuentra una carta enviada por el Presbítero Adolfo García Cadena, en que proporciona datos sobre el estudio del Geólogo Jose C. Sandoval en 1937 sobre la región Minera de Santander. Además, incluye una historia cronológica de la región y cuenta apartes de la historia de las minas, en que se deja leer:

(…) las minas más importantes de Santander, son como queda dicho, las comprendidas en la región de Alta, Baja y Vetas y deben su descubrimiento al hallazgo de pepitas de oro por los españoles en el año de 1550 en las alturas de Páramo Rico. Su descubrimiento, como el de la mayoría de Minas del país, se debió al acaso. Las minaas después de muchas vicisitudes, permanecieron en completo abandono hasta 1820, en que bajo el gobierno de la República se

comisionó a Don Manuel Pareox, para estudiarlas, este realizó un contrato en nombre del gobierno y las entregó para su explotación a la compañía inglesa The Colombian Mining Asociation, esta compañía trabajó en la región hasta 1854, época en que se retiraron los ingleses. Durante los años de 1878 a 1895 se trabajó en las Minas de La Baja por la compañía Minera de Colombia, esta compañía compró y tituló las minas de Baja y Vetas explotándolas científicamente hasta donde era posible en aquellos tiempos con bastante provecho económico. Sus explotaciones se limitaron a los filones de la minas de Santa Catalina y las Ánimas las cuales en un periodo de dos años, produjeron oro y plata por valor de $93.693,78.

Según el mismo documento, las explotaciones continuaron hasta 1895, época en que fueron suspendidas a causa de la guerra civil, con lo que la la actividad minera y en general la población de La Baja se “sumió casi en completo olvido”. Hasta el año de 1886, en que se conformó la compañía The Bucaramenga Gold and General Mining Co., que se dedicó a titular minas, pero sin lograr explotaciones de mayor importancia.

Fotografía de carta enviada por el Presbítero Adolfo García Cadena al Doctor Manuel Duarte anexa en “El libro de la Parroquia”. Hallado en el archivo de la casa cural de California.

Según El Libro de la Parroquia, el 16 de noviembre de 1906 se constituyó la Francia Gold & Silver Company Limited, cuyo presidente fue el Conde de la Rochefocauld, la que invirtió cerca de un millón de pesos en la explotación y alcanzó a tener un equipo de más de 1.000 trabajadores. Esta empresa extranjera fue quien construyó carreteras hacia la Baja, Angosturas y Vetas e instalaron montajes electrometalúrgicos como trituradoras, hornos de tostación y hornos eléctricos en las cercanías de California.

Cuenta cómo esta compañía tomó las minas de la Compañía Minera de Colombia y las de la Bucaramanga Gold, empresa que las cedió.

Se pudo corroborar, en el lugar conocido como “Llano Redondo”, estructuras que pertenecieron a los asentamientos de los franceses a comienzos del siglo XX.

Vista desde el camino que de La Baja conduce al casco urbano de California en el lugar conocido como “Llano Redondo”, primer asentamiento de los franceses.

En otro aparte titulado “Minas” se reseña otra parte de los acontecimientos relacionados con las empresas extranjeras llegadas a la región. Cuenta cómo en 1912 tuvieron que ser suspendidos los trabajos de la Francia Gold & Silver, situación de la que culpan al Doctor Brochón, el encargado de la empresa al parecer por su incompetencia, y cómo en 1913 reciben una visita y propuesta del inglés John Villard y de un norteamericano cuyo nombre se desconoce, quienes llegan a la Baja, a tratar de negociar y poderle comprar los terrenos y los títulos a la Francia Gold & Silver. Finalmente, en 1914 Arriba al lugar de Llano Redondo Archile Arnoces Riviere (?) sobrino del Conde de la Rochefocauld, quien jamás

termina de hacer la inspección para la negociación a causa de la guerra que para aquella época sucede en Europa, razón por la cual abandona la región, para nunca regresar.

Aparte sobre “Minas en el “Libro de la Parroquia” Hallado en el archivo de la casa cural de California.

A la par con la explotación por parte de las empresas mineras en la zona, los pobladores de la región se han dedicado por generaciones a la extracción artesanal de metales preciosos a lo largo del curso del río, actividad que hasta la actualidad se sigue practicando, así como el llamado “galafardeo”, que consiste en la actividad de extracción de material en minas y socavones ajenos –sin pedir permiso- durante las horas de la madrugada. Se puede decir que es una actividad que la mayoría de los habitantes de California alguna vez en su vida ha realizado y que incluso es por ellos exaltada por el valor que se necesita para desarrollar dicho trabajo entrando sin permiso y con un equipo muy rudimentario, a oscuras prácticamente para no ser cogidos infraganti en socavones ajenos.

Es así como en la actualidad, se puede ver a lo largo del río que es llamado Angosturas cuando pasa por California, que luego se convierte en el río Suratá, gran cantidad de construcciones abandonadas que en algún momento fueron molinos que funcionaban con agua para triturar mecánicamente el material y las respectivas piscinas de cianuración.

Molinos antiguos abandonados a lo largo del río Angosturas en California.

San Antonio el Patrón de los Mineros

La veneración que se le rinde a San Antonio de Padua en California, está directamente relacionado con su historia, con la minería de la región. El relato obtenido a partir de la tradición oral, obtenida por medio del trabajo etnográfico entre las comunidades visitadas cuenta que dicha imagen que hoy en día yace en la parroquia municipal, se adquirió por los años de 1830, cuando un español que se encontraba en una terrible situación económica, se encomendó al santo y le pidió que le ayudara a regresar a su tierra natal. El milagro se cumplió y San Antonio permitió que el español “arriado” encontrara mucho oro en el lugar conocido como “Pie de Gallo” y pudiera cumplir su propósito de enriquecerse y regresar a Europa. Dicho personaje le regaló la estatua al cura interino de aquella época y cuentan que la gente que a él se encomendaba, se enguacaba, es decir que San Antonio les ayudaba a encontrar el oro. Es por esto que se considera el patrono de los mineros.

El sitio donde actualmente se encuentra el santuario dedicado a San Antonio, se encuentra en La Baja, lugar donde primeramente fue fundado el pueblo y también tiene su historia: dicen que los californianos en cierta ocasión, se robaron y escondieron la milagrosa imagen en una roca en Montuosa la Baja, y cuando presionados por la gente, decidieron devolverla, al quitar la imagen, brotó agua de la roca. Desde allí se edificó en dicho lugar un santuario, junto a una chorrera de agua que cuentan, en alguna época era milagrosa porque la gente que allí acudía se curaba de sus males.

Fragmento encontrado en el “Libro de la Parroquia”, hallado en el archivo de la casa cural de California.

Pintura de San Antonio de Padua, que hace referencia a la historia del Robo

de la imagen.

Pintura de San Antonio de Padua que hace referencia a la historia de su robo.

Metodología de escritorio

Análisis documental, que permite elaborar la cartografía base sobre la topografía del terreno a prospectar con escala apropiada 1:10.000 y con las demarcaciones de estudios antecedentes, como con el mapa de asentamientos de grupos sociales de la región.

Realización de un mapa de proyecciones de distribución de sitios arqueológicos para la región, basado en la información etnohistórica de tránsito y asentamientos que permita ver los patrones de distribución poblacional en relación a la topografía local y el territorio.

Elaboración de la Línea Base Documental.

Metodología de Trabajo de Campo.

Las investigaciones arqueológicas en las zonas del proyecto aclarando la influencia en cada una de las tres alternativas del proyecto se llevarán a cabo cumpliendo con los parámetros y estándares usados en la arqueología y/o dispuestos para el caso por el ICANH (acorde a la propuesta metodológica de “Prospección Sistemática Aleatoria” asociada a “Unidades de Paisaje”). La ubicación de la zona de estudio y su análisis topográfico se hará en mapas de escala 1: 10.000.

Esta metodología permite en un período corto de tiempo un reconocimiento regional sistemático a gran escala. Partiendo de los planteamientos generales de Drennan (1985), alrededor de este método podemos afirmar que tales excavaciones permiten al investigador “descubrir la naturaleza y el estado de preservación de los depósitos arqueológicos en la región, adquirir una pequeña muestra de cerámica y de otros artefactos y ecofactos de contextos no mezclados y ganar el conocimiento necesario para el desarrollo de métodos para recobrar datos esenciales sobre la ocupación prehispánica, todo esto dentro del contexto de un reconocimiento regional a gran escala” (DRENAN, 1985) y su practicidad recae en la velocidad y la cantidad de información con la que puede hacerse el trabajo arqueológico.

El registro y la documentación de las estructuras como los sitios verificados se realizarán mediante fichas que contengan información sobre la ubicación y características del material arqueológico localizado en recolecciones superficiales y pozos de sondeo, de acuerdo a normativa ICANH. Así se efectuarán pozos de sondeo según el paisaje y el grillado

La documentación esta complementada por croquis, mapas y registros fotográficos, como lo indica el manual de procedimientos del ICANH. Los apiques se efectuaron en forma de pozos o test de sondeo de L40xA40xP60 cm. Los trabajos se realizarán siguiendo las capas naturales y estratos culturales en niveles arbitrarios de 10cms; de acuerdo a metodología de “Prospección Sistemática”.

Para facilitar los trabajos de documentación cada pozo fue ser marcado con GPS. Por ser la geomorfología del área de estudio, un paisaje con inclinaciones tan pronunciadas, es decir

que superan los 20, se definieron como áreas de prospección únicamente las planicies o terrazas.

El material arqueológico recuperado durante de las sondeos será registrado respecto al ordinal y nominal del número del pozo de sondeo. En caso de los hallazgos no procedentes de los pozos de sondeos se hará un registro con relación a puntos fijos previstos en el levantamiento topográfico existente y su correspondiente toma de puntos con GPS.

La clasificación del material cerámico se efectuó analizando los conjuntos de unidades que incluyen características técnicas homogéneas en cuanto al estado de la superficie (friabilidad), dureza, color, textura, cocción, inclusiones, técnica de manufactura, mineralogía, los cuales dan una suma de rasgos distintivos para la selección de los grupos cerámicos. Las piezas cerámicas, líticos, óseos y demás artefactos encontrados, fueron además documentados fotográficamente.

PROCEDIMIENTOS DE ANÁLISIS

El análisis del registro arqueológico debe empezar a partir de la definición de su contexto espacial, tanto actual, es decir tomado con GPS, georeferenciado y mapeado, como original. La metodología descrita anteriormente, nos permite determinar de manera puntual sobre apiques los registros de presencia o no de artefactos restos de cultura material prehispánica y se complementa con muestras de suelos que determinan el uso antrópico o no del suelo. Su análisis se basa en una espacialización que permita comprender las características formales y los diferentes niveles espaciales de las prácticas sociales que bien se realizaron en contexto a los materiales hallados.

Aplicando dichos procedimientos a la propuesta y presupuestos citados, la definición de un modelo formal de organización espacial en el registro arqueológico se realizó mediante un proceso analítico cuyas principales fases son:

Durante primera fase del análisis se da el reconocimiento de las formas o constituyentes elementales del espacio considerado, este incluye formas naturales como artificiales o arqueológicos. Así, corresponde a un análisis fisiográfico que además involucra llegar a definir lo que se llama más abajo 'forma básica' y ' forma específica. Es el análisis formal del espacio arqueológico.

En un segundo momento se inicia el trabajo de definición de las cuencas visuales o panorámicas más significativas de la zona, vinculadas a cuencas topográficas así como a las constituidas en torno a las entidades arqueológicas. Para evitar ambigüedades conviene diferenciar entre las cuencas visuales que se corresponden con cuencas topográficas, y las cuencas visuales que no coinciden con éstas: se puede reservar la denominación de cuencas visuales para las primeras y llamar panorámicas en cambio a las segundas.

Posteriormente, se realizará una redefinición de las cuencas de ocupación, esto es: las zonas más adecuadas para el asentamiento humano que constituyen auténticos lugares, pero que en cambio de ser solo puntos son zonas más amplias y generalmente se corresponden con cubetas o valles, conformando lo que en otros lados se ha denominado un paisaje cóncavo, en el que puede estar inserto el espacio vital desarrollado en una zona (a simple vista y con el mapa proporcionado se puede decir que el grueso de las distintas áreas de terreno ubicadas en los mapas o el mapa general-Angostura-Ollada y Bucaré 197 hectáreas.

Así, la reconstrucción de la jerarquía de importancia para los lugares que se deriva de la accesibilidad diferencial de cada una de las formas, lugares y cuencas existentes en ese espacio, con particularidad sobre las subcuencas medias de los cauces que se verificarán.

En un cuarto momento se realiza la reconstrucción de la jerarquía de lugares que se deriva de la accesibilidad o permeabilidad diferencial de cada una de las formas, lugares y cuencas existentes en ese espacio, con particularidad sobre las cuencas medias y altas de los cauces que serán verificados. Por lo menos cuatro divisorias de aguas-subcuencas- que conectan a una gran cuenca.

Para finalizar, se realizará una síntesis del modelo y procedimiento metodológico desarrollado por el autor y efectuado en el Proyecto El Pozo o Angostura-Ollada y Bucaré, que no obstante puede ser aplicada no sólo a este rango de fenómenos (los espacios arqueológicos), sino en general a la totalidad del registro arqueológico y, especialmente, al estudio de la cultura material, incluyendo dentro de ella los productos y efectos de las prácticas sociales, por cuanto estos conjuntos de objetos están constituidos por formas espaciales.

Se comprende entonces, que estas acciones en realidad son coincidentes en la sincronía del proceso de estudio. Sin embargo, también se pueden entender como el encadenamiento sucesivo y sistemático de las cuatro etapas de análisis que corresponden con cada una de las principales fases del método de trabajo.

RESULTADOS DE CAMPO

Teniendo en cuenta las características geomorfológicas del área de estudio y partiendo de la revisión bibliográfica previa se determinó que los pozos de sondeo se realizarían únicamente en las planicies o terrazas, pues el terreno con una inclinación superior a 20° no es habitacional. En algunas de estas no se contó con el permiso de los propietarios y no pudo realizarse la verificación de vestigios arqueológicos.

Bucaré

El área del proyecto correspondiente a esta zona se encuentra ubicada en el límite natural de los municipios de Suratá y Matanza, marcado por la Quebrada El Bagalal a 1905 m.s.n.m. de las 41 hectáreas que comprende este lote. En esta zona, que abarca parte

de la zona sur del Municipio del Suratá y noroccidental de Matanza se presenta una temperatura aproximada de 18°C tornando un clima ligeramente húmedo a semiseco. El territorio es bastante quebrado al corresponder las áreas de jurisdicción del Municipio de Matanza a la vertiente occidental de la Cordillera Oriental.

Planicie prospectada en Bucaré. Paisaje.Se realizó un pozo de sondeo en las coordenadas N 07°324’02’’ W 072°983´02´´ a 2195 m.s.n.m. en el que se encontró un fragmento cerámico.

Foto 355-356

Fragmento cerámico.

A 2025 m.s.n.m. en las coordenadas N 07°332’51’’ W 072°977’41’’ aparece un fragmento de metate sobre la vía en un escurrimiento del suelo

Fragmento metate.

En las coordenadas N 07°331’05´´ W 072°977’96’’ a 1999 m.s.n.m. se encuentran pequeñas planicies antrópicas en un terreno de topografía quebrada con 35-45% de pendiente. Desde 50 cm de profundidad sólo hay cascajo.

Terrazas antrópicas.

Ollada

Este globo de terreno hace parte del municipio de Suratá, en límites con el municipio de California y a menos de 10 kilómetros de su casco urbano. El área de estudio tiene 113 hectáreas, está formado por laderas estructurales en forma de “v” y paisajes de tipo relieve inclinado de aproximadamente 30°, que descienden desde 3700 m.s.n.m. cortadas por la Quebrada Ramada Vieja.La geología de la zona se caracteriza por tener presencia de rocas ígneas, metamórficas y sedimentarias.

Foto 457-456

Foto 470-471

La primera planicie prospectada hace parte del predio de María Eugenia Durán, ubicado a 1980 m.s.n.m. con una extensión aproximada de 150x60 metros. Aunque se hizo una revisión exhaustiva no se identificó ningún vestigio arqueológico. La estratigrafía presenta tres horizontes: el primero de ellos tierra café medio con piedras pequeñas (alrededor de 5 cm), seguido de una tierra más grumosa y piedras un poco mayores (alrededor de 9 cm) que inicia a los 15 cm de profundidad y acaba a los 25; el siguiente es arcilloso, duro, con piedras de mayor tamaño y la tierra es café-ocre y aparecen frecuentemente manchas negras.

Vista desde debajo de la planicie del predio de María Eugenia Durán.

Vista desde arriba del predio de María Eugenia Durán.

En el predio La Hoyada de Ernestina Ochoa y Mario Julián Lozano Ojeda, ubicada n la margen derecha de la quebrada Ramada Vieja, se encontraron restos cerámicos prehispánicos y recientes. La primera terraza, sobre los 2000 m.s.n.m. tiene aproximadamente 90 x 60 metros, para un área estimada 540 m², en los que se hicieron 26 pozos de sondeo con una profundidad promedio de 60 cm. Se identificaron claramente tres horizontes: el primero de tierra café medio de textura arenosa y piedra pequeña (inferior a los 5cm), el siguiente con piedras de mayor tamaño (superior a los 7cm) y tierra más oscura y arcillosa que se transforma bajo los 23-25 cm en muy arcillosa de color café mezclado con ocre y manchas negras.

Planicie donde se encontraron vestigios cerámicos.

En las coordenadas N 07°360´75’’ W 072°955´44´´ a 2104 m.s.n.m., en el estrato 10-20 cm se encuentra un fragmento cerámico de 2x2 cm, pasta gris pardo y desengrasante más claro de grano medio.

Fragmento cerámico encontrado en el predio La Hoyada.

En las coordenadas N 07°360´38’’ W 072°955´39´´ a 2093 m.s.n.m., en el estrato 0-10 cm se encuentra un fragmento de loza de 1.5x2.5 cm, color mostaza cuarteado y brillante.

Fragmento de loza encontrado en el predio La Hoyada.

En las coordenadas N 07°360´67’’ W 072°955´41´´ a 2108 m.s.n.m., en el estrato 10-20 cm se encuentra un fragmento cerámico de 3x2 cm, pasta en su cara interior y ----- en su cara exterior y desengrasante.

Fragmento cerámico encontrado en el predio La Hoyada.

En las coordenadas N 07°360´35’’ W 072°955´59´´ a 2090 m.s.n.m., en el estrato 10-20 cm se encuentran dos fragmentos cerámicos que un asa o agarradera. La pasta es café claro con desengrasante gris de grano medio. A 3 cm de profundidad bajo donde se encontraron los fragmentos aparece una piedra de 11x7 cm sin marca de acción humana.En el mismo pozo, en los primeros centímetros del estrato 20-30 cm se encuentra un fragmento cerámico con desengrasante rojo y granulo fino, pasta ----, con incrustaciones de pirita que genera en las dos superficies visos brillantes.

Fragmentos de asa. Fragmento cerámico encontrados en el predio La Hoyada.

Tanto en recolección superficial como en el estrato 0-10 cm, se encontraron fragmentos de cerámica reciente, de pasta roja y desengrasante interno del mismo color de gránulo grande. Lo más probable es que estos fragmentos hayan sido parte de tejas de barro, usadas comúnmente en la región en años anteriores.

Fragmentos de teja. Cerámica reciente.

La segunda serie de terrazas de este predio abarca aproximadamente 900 m², ubicados sobre 2100 m.s.n.m. Es frecuente la presencia de restos de muros en piedra, que fueron referente para la elección de los lugares del sondeo. En esta área no se encontraron evidencias cerámicas, líticas ni óseas. La estratigrafía sigue presentando los mismos tres horizontes.

Restos muros de piedra en el predio La Hoyada.

Vista de las planicies desde el otro lado de la Quebrada, se indica la presencia de los muros de piedra.

En la margen izquierda de la Quebrada Ramada Vieja, en el predio La Belleza, sucesión de José Pascual, estos muros siguen presentes y los sondeos allí realizados no presentan grandes diferencias. No se encontraron evidencias de ocupación humana temprana. En la estratigrafía se mantienen los tres horizontes, aunque en el segundo las piedras son de mayor tamaño (sobre los 12 cm) y es muy frecuente la presencia de piedra negra que se rompe fácilmente haciendo lascas, desde 30 cm de profundidad.

Restos muro de piedra en el predio La Belleza.

En este predio encontramos las ruinas de una casa en bareque, ubicada sobre un muro de piedra en las coordenadas N 07°359´87´´ W072°954´36´´ a 2107 m.s.n.m. En la recolección superficial y en el estrato 0-10 cm aparecen restos cerámicos rojos recientes que son fragmentos de teja de barro. Uno de los pozos de sondeo se hizo dentro de las paredes encontrándose en los primeros 10 cm vidrio verde y transparente, el segundo era parte de una garrafa de licor, la base de la botella tiene marcado Emp. Licorera de Santander, hoy inexistente.

Ruinas casa en bareque predio La Belleza.

Pozo de sondeo hecho dentro de la casa. Fragmentos garrafa encontrados.

En las planicies que se encontraron entre los 2.100 – 2400 m.s.n.m. no se encontraron vestigios arqueológicos. Aunque en algunas la estratigrafía es distinta a la descrita anteriormente no se presentan suelos antrópicos ni marcas de tierra de cultivo.

En el predio La Vega propiedad de los sucesores de Luis Eduardo sobre 2400 m.s.n.m. se realizaron dos pozos de sondeo que demuestran que el área es de potencial arqueológico, en el área hay varias terrazas, incluso una habitación del siglo XIX.En el primero de ellos, en la coordenada N 07°365´71´´ W072°945´88´´ a 2405 m.s.n.m. se halló un borde y dos fragmentos cerámicos en el estrato 10-20 cm; en este mismo estrato se hallaron restos de madera quemada. El pozo se hizo hasta 40 cm de profundidad identificándose tres horizontes: el primero de ellos es tierra café oscuro sin piedras, el segundo café gris más grumoso y el tercero es tierra muy arcillosa de color gris con manchas ocre.

Restos de madera quemada.

Fragmento borde, fragmentos de cerámica encontrados en el predio La Vega.

Planicie en el predio La Vega.

En el segundo pozo, en la coordenada N 07°365´74´´ W072°946´14´´ a 2424 m.s.n.m. se hallaron en el estrato 10-20 cm tres fragmentos de borde cerámico, un fósil y un fragmento óseo no identificado. La capa estéril del pozo es arcilla y se encuentra a 50 cm de profundidad, entre 0-20 cm la tierra es café clara, 20-30 empieza a tornarse gris y bajo 40 cm se hace amarillento, convirtiéndose en los siguientes 10 cm en arcilla amarillenta

Fragmentos de borde.

Fragmento fósil. Fragmento óseo.

En los predios ---- propiedad de ---- no hubo permiso para realizar la prospección por lo cual este informe no puede definir su potencial arqueológico.

El Pozo

Esta tercera área se encuentra ubicada muy próxima al límite de los Departamentos de Santander y Norte de Santander en jurisdicción del Municipio de California, a una altura entre los 2948 y los 3600 m.s.n.m. muy cerca al Páramo de Romerales. Constituye un área topográfica quebrada con pendientes muy pronunciadas y cuyo principal curso de agua es la Quebrada El Pozo.

Planicie prospectada en El Pozo.

A 3317 m.s.n.m. en las coordenadas N 04°627’50´´ W 074°059’44’’ se realiza un pozo de sondeo que identifica el piso de una vivienda que data de 1900 usado hasta, 1995 época en la que se abandonó con remodelación el piso de cemento. A 11 cm de profundidad el piso de cemento está cubierto por una lata de zinc. El pozo se realiza en un paisaje de borde de ladera.

Piso de vivienda.

Foto 519

Foto 518, Foto 393, 392, 391 Foto 390

En las coordenadas N 04°627’50´´ W 074°059’44’’ a 3319 m.s.n.m. correspondientes a una terraza de vivienda hispánica aproximadamente de 1900, se realiza un pozo de sondeo en el que se identifica suelo negro que no varía hasta 50 cm de profundidad. Aquí se encontró un fragmento de metate y de mano de moler.

Pozo de sondeo. Fragmento de metate. Fragmento mano de moler.

En la coordenada N 04°627’50’’ W 074°059’44’’ a 3324 m.s.n.m. se realizó un pozo de sondeo en el que se encontró una moneda de $2 de 1926 entre 0-10 cm de profundidad.

El suelo presenta tres horizontes: el más superior es pardo, entre 10-20 cm se hace suelo pardo-negro y a los 30 cm es tierra negra.

En los pozos realizados en las coordenadas N 07°390’01’’ W 072°879’91’’ a 3489 m.s.n.m. y N 07°389’98’’ W 072°879’98’’ a 3489 m.s.n.m. se evidenciaron suelos antrópicos

Evidencia suelos antrópicos en El Pozo.

Este pozo se realizó en las coordenadas N 07°391’28’’ W 072°882’39’’ a 3501 m.s.n.m. y se eligió para la prospección por ser una terraza de cultivo frente a los vestigios de una casa. Se encontraron fragmentos de vidrio y cerámica vidriada en el tercer nivel, que corresponde de los 20 a los 30 centímetros de profundidad.

Foto 515,

Foto 506, 505, 504,

Foto 504,

Foto 198-197

Fragmentos vidrio.