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HARMAGEDÓN HARMAGEDÓN Y Y EL PENTAGRAMA EL PENTAGRAMA DE LA MUERTE DE LA MUERTE Rafael Arango Rodríguez Rafael Arango Rodríguez (Fragmento) (Fragmento) Director de edición, Rafael Arango Rodríguez. Trascripción: Amanda Becerra, Melba Cuevas. Revisión: Servidores Comunidad Belén, Corbelén. Corrección de Estilo: Pedro Aja. Diseño de Carátula: Constanza Rozo. Diagramación: Octavio Escobar. Impresión: Procesos Gráficos Ltda., Bogotá, Colombia. Teléfono (571) 347 2047 EDITORIAL MIRYAM S.A. 1ª Edición, 2005 E-mail: [email protected] Teléfono: (571) 217 6269, Transversal 20 No. 60-35, Bogotá, Colombia. Derechos reservados de diseño de carátula. ©Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio, sin previa autorización del editor. ISBN: 958-97638-2-0

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HARMAGEDÓNHARMAGEDÓN

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EL PENTAGRAMA EL PENTAGRAMA

DE LA MUERTEDE LA MUERTERafael Arango RodríguezRafael Arango Rodríguez

(Fragmento)(Fragmento)

Director de edición, Rafael Arango Rodríguez.Trascripción: Amanda Becerra, Melba Cuevas.Revisión: Servidores Comunidad Belén, Corbelén.Corrección de Estilo: Pedro Aja.Diseño de Carátula: Constanza Rozo.Diagramación: Octavio Escobar.Impresión: Procesos Gráficos Ltda., Bogotá, Colombia. Teléfono (571) 347 2047EDITORIAL MIRYAM S.A. 1ª Edición, 2005E-mail: [email protected]éfono: (571) 217 6269, Transversal 20 No. 60-35, Bogotá, Colombia.Derechos reservados de diseño de carátula.©Todos los derechos reservados.Prohibida la reproducción total o parcial por cualquiermedio, sin previa autorización del editor.ISBN: 958-97638-2-0

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ÍNDICEÍNDICE

PRÓLOGO / 6

I PARTE / 8

CAPÍTULO I FIN DE LOS TIEMPOS / 10CAPÍTULO II QUÉ DICEN LOS PAPAS / 14CAPÍTULO III CUÁLES SON LAS SEÑALES DE LA BIBLIA / 20CAPÍTULO IV UN GOBIERNO MUNDIAL / 77CAPÍTULO V CÓMO SUCEDERÁ / 84II PARTE EL PENTAGRAMA DE LA MUERTE Y EL CAOS FINAL / 89 I. LA MASONERÍA / 90 II. NUEVA ERA / 96

III. FALSA IGLESIA / 102IV. EL COMUNISMO / 115V. EL CAPITALISMO / 125VI. EL FIN DE LA BATALLA / 131

A LA MUERTE DE JUAN PABLO II / 135 SEGUNDO ADVENIMIENTO / 142 ANTE EL ORDEN MUNDIAL IMPUESTO, EL CRISTIANO TIENE QUE PROTESTAR / 148 EL GOBIERNO MUNDIAL DENUNCIADO EN EL VATICANO / 151ANEXOSAPARICIONES DE LA VIRGEN, MENSAJES A LOS SANTOS, PROFECÍAS, DISCURSO DE BENEDICTO XVI Y ORACIÓN / 153BIBLIOGRAFÍA

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PRÓLOGOPRÓLOGO

¿Qué significa un libro sobre profecías en la tradición católica cuando abundan en nuestra cultura escritos sobre el género relacionados con Nostradamus, las profecías Mayas, Edgar Cayce, los horóscopos? La literatura apocalíptica ciertamente atrae la curiosidad de muchos y, ante una visión determinista del futuro, la actitud del creyente va desde la resignación hasta el miedo desesperado. Por ese motivo la función aleccionadora y misericordiosa de la profecía se ignora. Solamente se ve el castigo anunciado, pero se ignoran los repetidos llamados al arrepentimiento para cambiar el futuro determinado por el pecado. En este sentido es diferente y verdadera la profecía que se da en el ámbito cristiano. Hay un Dios justo que advierte, pero su misericordia nos llama al arrepentimiento. Sólo la capacidad de las personas para respetar las leyes de Dios es lo que nos garantiza el futuro. En este sentido los mensajes de Akita, Fátima, Medjugore advirtiendo y llamando al arrepentimiento que cambia un futuro trágico, son confirmados por los hallazgos del Código de la Biblia de Eliyahu Rips cuando hablaba de futuros posibles.

Rafael Arango nos presenta un panorama que ilustra la vida espiritual del hombre de occidente reflejada en los acontecimientos que indican un alejamiento paulatino de Dios que desemboca en la apostasía que vivimos. Comparar la predicción profética con la historia nos debe llevar a la reflexión sobre la ley moral universal; si lo trágico se cumple, entonces también debemos creer en lo que se predice sobre esperanza, paz y salvación. Determinada así la credibilidad esencial de la fuente profética queda entonces mantenernos atentos a los diferentes engaños que encontramos con ropajes de aprobación cultural: Nueva era, masonería, comunismo, ocultismo, la falsa iglesia, el relativismo moral, la moda, la cultura hedonista, etc. Y ¿cómo nos protegeremos? Practicando el mensaje evangélico renovado en sus expositores contemporáneos con los ejemplos de los santos de todos los tiempos. ¿Por qué? Porque el salvador político-ideológico nada puede contra mis penas particulares, mis sufrimientos y la muerte del alma. Sólo el Señor se ocupa de mi necesidad de la salvación y consuelo personal. Al volvernos a la profecía en el camino presentado por Rafael Arango vemos con horror el estrago que ha causado la pérdida de fe. Despojado de su tradición, más noble, en vez de olvidarnos y condenarnos, parece que el Señor nos dijera a través de los mensajes de la Santísima Virgen: Renueva tu alma y tu fe porque la que tienes no te serviría para llegar tranquilo a la próxima vida. Ese es el propósito del estudio profético que se cumple a cabalidad con HARMAGEDÓN.

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Pedro Aja CastañoBogotá, Agosto de 2005

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I PARTEI PARTE

Hace algunos años, casi treinta, leí una profecía católica, La Salette de 1846, en donde la Santísima Virgen dijo: “la Iglesia pasará por una horrorosa crisis.” Hoy en febrero de 2005, me llega un folleto de una facultad de teología en donde se enseña el Eneagrama de origen ocultista, un sistema adivinatorio que se dice psicológico; se dictan allí técnicas yoga y se dan presuntas explicaciones científicas de milagros y apariciones. En esta misma facultad se niega la existencia de los ángeles y los demonios, se cuestiona al Santo Padre, los dogmas, etc... La profecía está cabalmente cumplida. La misma profecía de La Salette que Juan Pablo II llamó “la reina de las profecías”, dice: “las estaciones estarán alteradas”; y el periódico El Tiempo de Bogotá, el miércoles 16 de febrero de 2005 en su editorial, “un planeta en demolición”, registra las cifras de los dramáticos cambios de estaciones y las variaciones de sequías, huracanes, hambrunas, muertes planetarias, y todo tipo de desastres.

En 1973 el Pastor Wilkerson en su libro “La Visión”1, nos habla de los drásticos cambios en el planeta que se registrarán en los medios de comunicación como “dramáticos cambios en los climas y en las estaciones.” El Tiempo cumple la profecía de Wilkerson, todo está sucediendo, pero lo extraordinario es que la Biblia lo anunció hace más de 2400 años, cuando el profeta Daniel nos dice “cambiarán los tiempos y aumentará la ciencia.” Hoy las estaciones están alteradas, la ciencia y la tecnología crecen a un ritmo frenético, los niños se suicidan, los hogares se destruyen, la devastación del sida y otras plagas están por todas partes; el satanismo, la Nueva Era, se han apoderado de la mayoría de los católicos cristianos, los hogares desaparecen, las sectas van en crecimiento, la iniquidad crece y la corrupción campea por doquier; Jesús nos lo había anunciado: “crecerá la iniquidad en todas partes.”

“Son las señales inequívocas del fin de los tiempos”; es decir, el fin de una época y el comienzo de otra, el fin del mal y el triunfo del Reino de Dios y Reino Eterno con sus Santos, pero a través del paso por la gran purificación anunciada en la Sagrada Escritura y por la Santísima Virgen en distintas apariciones; son los tiempos más duros y difíciles de la historia y eso es, precisamente, el tema de este pequeño libro: “se acabó el tiempo en que no tendremos más tiempo, decía el Papa Pío XII. Es la hora de convertirse.”

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CAPÍTULO ICAPÍTULO I

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FIN DE LOS TIEMPOS

QUÉ SIGNIFICA Y POR QUÉ SEGÚN LA BIBLIA ESTAMOS EN ESTE MOMENTO DEL TIEMPO

El Apocalipsis (Revelación) no se refiere al fin del mundo, sino al fin del mal. La Biblia comienza hablando del Fin, la conversión de Israel que sucederá “al fin de los tiempos”, cuando Israel esté angustiado, como lo dice el libro de Deuteronomio 4,30; y en Eclesiástico 48,24 nos dice que Isaías con el poder del Espíritu vio el fin de los tiempos. Son numerosos los textos de todos los profetas sobre este fin. Se destaca el capítulo de Daniel (Dn 12), que se refiere en su totalidad a este fin con la presencia de San Miguel, el príncipe que en los últimos días defenderá al pueblo de Dios (la Iglesia fiel) y que coincide con Apocalipsis (Ap 12), donde San Miguel y la Mujer (la Virgen María) luchan contra el dragón en esta época.

QUÉ NOS INDICA QUE ESTAMOS EN ESTA ÉPOCA: Los capítulos de Ezequiel 38 y 39; el discurso apocalíptico de Jesús en Mateo 24, Lucas 21 y Marcos 13, arrojan toda luz sobre estos tiempos.

Ezequiel 38 afirma varias cosas:

1. Israel volverá de entre muchas naciones a congregarse en un lugar que había sido un desierto permanente, pues antes habrá sido dispersado; la dispersión fue en el año 70, anunciada por el Señor Jesús en el evangelio de San Lucas (Lc 21, 24).

2. Israel inició su regreso en 1930 y fue reconocido como estado independiente por las Naciones Unidas en el año 1948. Esta es la señal apocalíptica, pues en Ezequiel 38, 16 dice que esto “Será al fin de los días.” Este hecho del año 1948 marca el hito del comienzo del fin de los tiempos.

En los evangelios de Mateo 24, 32-33; Lucas 21, 29-33 y Marcos 13, 28-32, nos habla de la higuera; la higuera en los profetas es Israel; “...cuando sus ramas estén tiernas y broten sus hojas, sabéis que el verano está cerca. Así vosotros, cuando veáis todo esto, sabed que él está cerca, a las puertas.” Israel nace como estado en 1948 y en ese momento aparece de nuevo la higuera (Israel), con sus primeros brotes.

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Del año 1948 a hoy 2005, la humanidad alcanzó su más extrema corrupción, presentándose las señales del discurso escatológico del Señor Jesús (Mt 24; Lc 21; Mc 13). El Señor lo dijo refiriéndose al contexto de la profecía apocalíptica: “Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda”, (Mt 24, 34), y en el tiempo del Señor no ocurrieron todas las cosas del discurso, pues no se oscureció el sol, no hubo señales en el sol ni en las estrellas, ni los hombres murieron por el ruido de las olas; entonces ¿a qué se refería el Señor? Pues a la generación de la higuera, a los judíos que nacerían en 1948. En la Biblia una generación es de setenta años (Sal 90, 10), así pues, 1948 más setenta años da la fecha del año 2018, o sea que la generación bíblica va del año 1948 al 2018. Así el Apocalipsis está en ese rango y se cumple dentro de este tiempo. Jesús no dijo que terminaría en el 2018, sino que todos los acontecimientos estarían en el marco de esas dos fechas. Además 70 es un número de perfección.

El otro dato Bíblico sobre esta época nos lo entrega Daniel (Dn 8, 14): nos habla de 2300 tardes y mañanas para reivindicar el santuario (Jerusalén), transcurren dos mil trescientos años, desde la batalla entre el carnero y el macho cabrío (Dn 8, 5-8). Se refiere a Alejandro Magno y a Darío Codomano el Persa. Alejandro vence a Darío en la batalla de Iso en el año 333. Después se cuentan 2300 años y se reivindica el santuario o Jerusalén deja de ser pisoteada por los gentiles.

Del 333 antes de Cristo, más 2300 años después de Cristo, nos remite a 1967, año en el que los israelíes en la guerra de los seis días (Yom Kipur), recuperan a Jerusalén y allí Jerusalén regresa a manos de los judíos después de ser pisoteada y ocupada por los gentiles. La profecía es exacta y se refiere al fin de los tiempos; esto se realizó dentro del rango previsto. Daniel mismo nos lo dice (Dn 8, 17): “... la visión se refiere al tiempo del fin”, es exacta la Biblia, con razón es la Palabra de Dios. Jesús nos dice en (Lc 21, 24) “... y Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles”, así pues los gentiles se apropian de Jerusalén en el año 70 y salen de allí en 1967, cumpliéndose exactamente la profecía de Daniel (Dn 8) y de Jesús en San Lucas (Lc 21). Por tanto, sin lugar a dudas, las evidencias de que estamos viviendo el fin de los días o fin de los tiempos las encontramos en la Biblia.

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CAPÍTULO IICAPÍTULO II

QUÉ DICEN LOS PAPAS

El Papa San Pío X, al considerar las calamidades que afligían a la Iglesia de su tiempo, nos dice en su encíclica Supremi Apostolatus Cathedra:

“Experimentamos cierta especie de terror al considerar las condiciones funestas de la humanidad en el momento presente.” Porque, ¿quién puede ignorar la enfermedad grave y profunda -más todavía que en los tiempos pasados- que aqueja a la sociedad humana, y que agravándose día a día y minándola hasta en sus entrañas, la arrastra hasta la ruina?

Esta enfermedad la conocéis bien: Es haber vuelto los hombres la espalda a Dios e incurrir en la apostasía. Todo el que estas cosas considera, puede razonablemente temer que esta perversión de los ánimos sea el principio de los males anunciados para el fin de los tiempos y su realización en la tierra; y que verdaderamente el hijo de perdición del que habla el apóstol haya realizado su advenimiento entre nosotros.”

El Papa Benedicto XV, de corto pontificado, no pudo expresar con menos sus sentimientos en su encíclica: “Ubi Primum”, al contemplar los horrores de la conflagración europea de 1914-18. Allí se dice: “En realidad, parece que han llegado aquellos tiempos que Jesús profetizó: oiréis guerras, planes y rumores de nuevas guerras; se armará una nación contra otra nación, un reino contra otro reino.” Y el Pontífice señala como motivo de estas calamidades la “falta de fe y de caridad”, concluyendo con estas palabras: “Son los principios de la agonía del mundo de que nos habla Jesucristo.”

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Su Santidad Pío XI, en su encíclica “Miserentissimus” señala con amargura: “De todas partes sube a nosotros el clamor de los pueblos que gritan, cuyos príncipes y directores se han congregado o confabulado a una contra el Señor y su Iglesia... Y aún, es más triste que entre los mismos fieles, lavados con el bautismo en la Sangre del Cordero Inmaculado y enriquecidos con la gracia, haya tantos hombres de todas clases, que con increíble ignorancia de las cosas divinas, inficionados de doctrinas falsas, lejos de la casa del Padre, viven una vida llena de vicios, que no está iluminada por la luz de la fe, ni alentada por la esperanza de la felicidad futura, ni avivada, ni fomentada por el fuego de la caridad, de manera que parecen totalmente sentados en las tinieblas y sombra de la muerte.” Y continúa en sus tristes lamentaciones: “Para colmo de estos males que he enunciado, viene la pereza y el abandono de los que miserablemente abandonan a Cristo o se pasan al campo del enemigo. Por eso sin querer, salta al alma la idea de que se acercan los tiempos que vaticinó el Señor: “Y al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de la mayoría se enfriará” (Mt 24, 12).

El gran Pontífice Pío XII, mantuvo como es de dominio público, diversas comunicaciones extraordinarias con el mundo sobrenatural, tales como visiones de Jesucristo y la repetición del milagro de Fátima en los jardines del Vaticano. Entre sus numerosas alusiones a estos acontecimientos, señalaremos estas palabras que dirigió en un memorable discurso ante el colegio cardenalicio: “Hay muchas señales que indican ser ésta una de las épocas más decisivas de la humanidad... Es tiempo de urgente, urgentísima acción. Ha llegado la hora del no habrá más tiempo. Los buenos para hacer el bien y los malos para hacer el mal. ¡Son tantas ya las señales de tu próxima venida, Señor! ” En otra ocasión exclamó la frase del evangelio “el verano está cerca.”

El Papa Juan XXIII, tan bonachón, tan optimista, con el mejor deseo de proporcionar oxígeno a la Iglesia, abrió puertas y ventanas; y por ellas, sin él pretenderlo, entró quizá el humo de Satanás, según veremos por las palabras, que luego transcribiremos, de su sucesor Pablo VI. Como complemento de la actualización pontificia de Juan XXIII, sabemos que le fue entregado el sobre del famoso secreto de Fátima. El Papa lo abrió, lo leyó y, aunque estaba en portugués, dijo que había comprendido el texto. Pero, después de leerlo, volvió a lacrarlo, diciendo que él no quería ser profeta de calamidades.

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Para concluir este capítulo aquí transcribimos lo que hemos dicho en algunas de las numerosas alusiones que hace el Papa Pablo VI. Confiesa sin ambages que sólo Jesucristo es el remedio para las trágicas realidades que hoy vivimos: “Se creía que después del Concilio vendría un día de sol para la historia de la Iglesia. Por el contrario, ha venido un día de nubes, de tempestades, de oscuridad, de búsqueda, de incertidumbre... Un peligro de vértigo, de aturdimiento, de aberración, sacude la solidez de la Iglesia e induce a muchos a ir tras los más extravagantes pensamientos, como si la Iglesia debiera negarse a sí misma y abrazar novísimas e impensadas formas de vida.” (Encíclica, “Ecclesiam Suam”, 6-VIII-64).

“No se puede demoler a la Iglesia, de ayer y de hoy, para construir una nueva. Ni impugnar lo que la Iglesia ha enseñado hasta ahora, ni abandonar como viejos y superados los cánones dogmáticos” (Audiencia del 16-XI-66).

“Se diría que a través de alguna grieta ha entrado el humo de Satanás en el Templo de Dios. Hay dudas, incertidumbre, inquietud, insatisfacción y confrontación. Ya no se confía en la Iglesia... Ha entrado la duda en nuestras conciencias, y ha entrado a través de ventanas que debían estar abiertas a la luz...” (Homilía, 29 – VI – 72).

Juan Pablo II, en su ordenación había consagrado su sacerdocio a la protección de la Santísima Virgen María; estaba convencido que fue ella quien salvó su vida. Su lema personal fue TOTUS TUUS.

En los años que siguieron al intento de asesinato, ha habido crecientes evidencias de diferentes ataques hacia el Papa, no solo por adversarios políticos en el mundo secular sino de una manera mucho más siniestra, por una conspiración dentro de la jerarquía de la misma Iglesia, que busca remodelar el Papado para sus propias agendas multinacionales.

Pero Juan Pablo II como el fiel vigilante del Antiguo Testamento en Habacuc, con sus ojos firmes en el horizonte esperó la señal prometida, que nos llevará al final de nuestros tiempos y por el segundo Pentecostés, que traerá la renovación espiritual de un mundo.

El previó que el tiempo será corto y la lucha intensa. “Yo no pienso” dijo a su audiencia, “que una gran cantidad de la comunidad secular cristiana y que la sociedad del mundo se den cuenta de que nosotros estamos en este momento en la confrontación final entre la Iglesia, la anti-Iglesia y el Anticristo. Esta confrontación es parte de la voluntad de la Providencia Divina, de ahí que está en los planes de Dios. Es un desafío que la Iglesia debe tomar valientemente.

¿Cuántas veces la renovación de la Iglesia surge del derramamiento de sangre? Esta vez no será diferente.”

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CAPÍTULO IIICAPÍTULO III

CUÁLES SON LAS SEÑALES DE LA BIBLIA

SECTAS:

2 Tim 4, 3-4: Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por sus propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas.