ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

download ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

of 32

description

Historia

Transcript of ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    1/32

    Revista Chilena de Antropologa N 13. 1995-1 996 , 99-1 36

    Facultad de Ciencias Sociales

    Universidad dc. Chile. Santiago , Chile

    Arica en las rutas de trfico de Potos:

    Algunas cons iderac iones sobre la sociedad

    andina del siglo

    XVIII

    Murio A. Rivera

    Los caminos que hoy llevan de los puertos del Pacfico al Altiplano Boliviano

    cumplen funciones muy similares a las vas terrestres que funcionaban en los

    siglos de la colonia, cuando Arica, tambin conocido como el puerto de La

    Plata. serva de entrada al azogue que provena del Per y salida de La Plata

    que era producida en Potos.

    Hoy da, las distancias modernas, 20 minutos en avin de La Paz a Arica,

    8 horas en automotor, a una distancia de

    400

    kilmetros, corresponden grose-

    ramente a los 2 o ms das que una recua demoraba en unir ambos puntos en

    los siglos

    XVII

    o

    xvirr.

    Por ese entonces, este trayecto se realizaba con los

    mismos propsitos que hoy, es decir, circulacin de bienes. La nocin de estas

    rutas tienen su origen en la poca prehispnica, cuando caravanas de

    llameros

    recorran el espacio andino, poniendo en contacto diversos entornos ecolgi-

    cos y etnias. Tanto el conocimiento del camino como la administracin del

    mismo y su mantencin, as como las caractersticas de la dinmica de las

    caravanas y los bienes que circulaban, cumplan un rol muy especfico en la

    organizacin social y poltica andina. La base ideolgica que constituye parte

    fundamental de esta organizacin nos permite aventurar la hiptesis que estas

    rutas a larga distancia englobaban todo el mundo perteneciente al entorno

    circumlacustre de Titicaca, aun en tiempos preTiwanaku. Anteriormente Ri-

    vera, 1985), hemos sealado la importancia del agua en la ideologa andina, y

    'Una versin prelirniar fue prep arada para Sim posiu ni: l Si qlo xv en los Andes , organizado por el

    Cen tro Bartolorn de L as Cabas y realizado rri Chantilly, Francia. abril de 1993.

    **Field Museum of Natural History. Chicago. USA.

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    2/32

    100

    M A R I 0 A. RIVERA

    como la red de conductos acuateros interconectados da base al mito de

    Tarapac o Tunupa, vinculando las tierras ridas del desierto de Atacama al

    centro mitolgico titicaca. Recientemente hemos recuperado nuevas eviden-

    cias de sitios correspondientes al desarrollo Alto Ramrez en pleno desierto,

    en donde el rol del agua en la iconografa de personajes que navegan en balsas.

    y asociacin de canales de distribucin interna y otras obras acuferas en

    establecimientos aldeanos tempranos confirma la vigencia mitolgica de Tu-

    nupa y la participacin incluyente del territorio costero al Titicaca.

    Como se ver ms adelante, la funcin de las rutas dependa directamente

    del desarrollo sociopoltico vigente. Por ejemplo. durante la vigencia de

    Tiwanaku y los Desarrollos Regionales en los perodos medios e intermedio

    tardo 400 a 1.300 d. C.), las rutas mantenan una vinculacin efectiva entre

    las distintas etnias, reconocindose como entidades de envergadura mayor

    producto del trabajo colaborativo en las que diferentes etnias cooperaban. Es

    decir, las rutas constituan obras de servicio mutuo y por tanto de carcter

    neutro: que facilitaban la comunicacin. Con la expansin incaica, las rutas

    continan ejerciendo un servicio de utilidad pero se les implanta una adminis-

    tracin diferente, centralizada y jerarquizada. Con la dominacin hispnica, la

    Corona introduce nociones mercantilista en cuanto a la forma y fondo de los

    bienes que circulan, lo que afecta la administracin de las vas y la organiza-

    cin de los agentes comunicadores, especialmente recuas y llameros.

    El presente trabajo constituye una visin preliminar de las rutas desde los

    puertos del Pacfico al Altiplano, durante el siglo xviir. Representa parte de un

    proyecto mayor aun en desarrollo, por medio del cual nos proponemos estu-

    diar las rutas prehispnicas de largo alcance con el objetivo de conocer el papel

    que han jugado en la transformacin de la sociedad andina hasta el presente.

    Para ello estudiamos las rutas en poca prehispnica para ver su desarrollo y

    evolucin a travs del tiempo, y, especialmente, su rol, en la conformacin de

    la sociedad. En seguida, el rol del Incanato y por contraste, las rutas con la

    dominacin espaola, para concluir con el rol de las rutas en la sociedad

    andina presente. Partimos de la base que las rutas han servido de agente

    multifactico a la sociedad andina para su adaptacin a las cambiantes reali-

    dades que comienza a vivir a partir del siglo xrv, y ms dramticamente

    durante el perodo colonial hispnico y en el presente siglo. De all que nos

    interese conocer cmo han sido reutilizados sitios preincaicos, as como

    tambos incaicos distribuidos en una red de comunicaciones, y de esta forma,

    recuperar informacin til que nos permita comprender la funcionalidad y

    valor de las propias instalaciones. Este propsito tambin tiene que ver con mi

    propio inters por la arqueologa, la etnohistoria y la geografa, disciplinas

    stas que de esta forma colaboran en el estudio de una hiptesis comn.

    De tal forma que presentamos aqu una primera aproximacin de este

    problema, que consiste en cmo entender el valor de las rutas respecto de las

    organizaciones sociopolticas en desarrollo de las comunidades andinas.

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    3/32

    Platt 1987:2

    16 ,

    por ejemplo, ha argumentado anteriormente la validez

    de la hiptesis sobre la internacin del mercado en las comunidades andinas

    como una estrategia indgena para subsistir, manteniendo el orden bsico

    interno. Esta visin contrasta con la de una simple imposicin colonial y tiene

    su rplica en la forma en que contina utilizando la va de Arica a travs de

    uno de los ltimos envos de azogue en el siglo xvrrr. Interesante de considerar

    aqu son las distancias, las recuas

    y

    su organizacin para llevar a efecto la

    actividad de ameraje, adems del sentido empresarial que adquiere. Para

    comprender cmo se efectuaba el traslado de tanto volumen de mercadera,

    nos referiremos a continuacin al movimiento caravanero prehispnico

    y

    su

    relacin con sitios arqueolgicos incaicos, para, finalmente entregar algunas

    conclusiones sobre esta investigacin inicial.

    POTOSI, UANCAVLICAARICA:

    IR UITO D E LA PLATA EL AZOGUE

    Tien en estas minas sus esculas o cat7iino.s desd e la sup erfic ie a la profundidad,

    i por all suben los indios lus piedras en hombros, del metal que otros

    trompaeros han de speg ado a punta de barreta. en cota ma s, que son costales

    de pellejos u m od o de zurrones; i en l legando arriba, ponen la carga que sacan

    de un a vez en mon tones dgerentes: a cada un o de stos llatnan mita, i al lugar

    don de los van a senta ndo , c~ritzch~i. e estas ca ncha s se lleva el me tal a los

    injenios, carg ado e n carne ros de la tierra. Injenios son ciertas m qu itza.~ e

    niadera cuyas ruedas, llevadas de golpe del agua, levantan unos tnazos

    grandes, que por su orde n vuelven a t~ 7 e r obre el metal i le niirelen hasta

    hacerle polvo; este polvo o harinas .se v~7n oniendo en ho yos cuad rado s que

    llam an cajon es, all les echan uz ogue i otras mezclas c.onvenientes para que de

    la lei, esto es de .~p lie gu e a plata, i aquella piedra o tierra con q ue na ci

    inco rpora da; i para conseg ir irlo mas brevetnente se ayu dan del ,fuego i calo r

    que les enca min an por ciertos biritrones, aun que ya se tiene por mejo r valerse

    del sol;

    i

    cu ~i nd o or las p ru ~ h a s otiocen que t iene es tado, lo echan en unus

    tinas co mo tnedia s pipas, i alli lo van luvatzdo den tro de la tina a jirerzri de

    brazos,

    OI I

    l r t ~molinete qu e es a la traza de rodezno. Sulese escusar parte del

    trabajo valindose del aguti para rodar el molinete. i cuan do se hace asi lo

    llatnrrn lavad ero. L avad o el ttietal, sacan la plrita i azogue en u na pella. p n et ~l a

    en rrn anjeo (aspe cto de lienzo t osc o), tuercen, golpean hasta que de spide el

    aglr~ i algo de azogire; luego lo meten en mo ldes i tornan a golpearla hasta que

    toma jbrma de pia; sta ponen en irn harnillo de barro que llaman de sazog a-

    deras, 1 , fuerza de juego le van qiritando tle todo punto al azog ue, cayendo

    atajo en irn barreo de agua que l l~ lm an ilque: de all sale la pia algo

    ,qranujada. asientan la plata con un nlartillo. con que qu eda a caba da esta obra

    has ta hacerla barras en sa ~u r la .

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    4/32

    102

    M A R I 0 A . R I VE R A

    As describe el virrey Mendoza, Marqus de Montesclaros, el trabajo de la

    plata y el azogue en P otos a comienzos del siglo xvrr (Dagnino, V. 1909:82).

    Potos fue descubierto en 1545

    y

    segn don Lam berto Sierra, tesorero de

    Potos a fines del siglo x v r i , lleg a producir 1.647.901 O16 pesos con tabliza-

    dos hasta el ao 1800. Segn docum ento 1795 (legajo 75 de Hac ienda, Sala 9 ,

    C. 1A.8 N.6, Archivo Nacin Argentina), la mita de Potos produjo en las

    cinco provincias sigu ientes que la integraban tributos hacia 1780 de:

    Porco 34.6 89 7

    Chayanta 50.445

    4

    Chichas y Tarija

    17.983

    6 314

    Lipes 3.532

    Atacama 6.429

    En 1564 se descubren las minas de azogue en G uacanvlica, sur del Per.

    El virrey Marqus de M ontesclaros describe as el proceso de extraccin:

    Srrle de la min a, en tierra piedra ; quebrntcilu en pedazos tnrn ud os, i derrtro

    de costtrlrs. .sobre carner os d e la tierra , lo lzacen bajar- sus d ueo s

    L

    a.siento

    do nd e tienen fundicio n i horno s de dge ren tes manera s. Los cornurres i que

    me jor h an pro bado , qu e l lam ar de jabecus, sor1 Icrrgos i an gosto s, no rnas ctltos

    que a L cintura, descubiertos por arriba en

    rr

    haz: dentro de l hueco i~an

    metid as iinris ollas d e barro llenas de me tal, crtbiertas co n otra s vasijas de lo

    mismo, que Ilciman caperuzas. Danles fuego por el lado, veitlticuatro lzoras i

    rnas; srveles de Ieia yerba co m o paja que Ilrin~rirl cho

    y

    que nace silvestre en

    las tierra s fras. Cu an do ya por el tino conocer1 hci do do la lei, lo dejan en friar,

    i destapando las ollas hallrrrz algun azogue que llev el humo al cielo de 1a.s

    caperuzas,

    i

    el resto .saccrn lavando poco a poco la tierrcrs de cada olla, i lo

    echan en los vlques iidr iado s, con lo c ~ ia l e perfeccioncr unti cosa tan

    impo rtante qu e .sin ella nlal pudira mos gozcir de la pi.sta i del oro que por su

    medio 170,s viene a la irlano i posesicn . (Dagnino, 1909:86).

    El transporte del azogue se haca en llamos desde Guancavlica hasta Chin-

    cha, desde aqu en barco hasta Arica, y luego. nuevamente en llamos hasta

    Potos. A su vez, desde Potosi se acarreaba la plata que d eba ser embarc ada

    en Arica con destino a las Cajas Reales en Espaa. A pesar que las llamas

    fueron reemplazadas por mulas a fines del siglo

    xvr,

    su costo y dificultad para

    criarlas, haca m as expe dito el transporte en llamas, que siempre fue preferido.

    A partir de 1657. segn memorndum de Juan Bautista Sen z Navarrete

    (docu men to 149, Charcas 29-9, Archivo General de Indias) el transporte del

    azogue a Potos se hizo por B uenos Aires, considerando que G uancavlica ya

    no produca cantidades im portantes y el azogue deba viajar distancias m ayo-

    res desde E uropa, lo que abarataba los costos de transporte. Otra razn para

    este cambio de rutas la ofrece el citado Vicente C aete y Dom nguez, aducien-

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    5/32

    ARlCA

    EN

    LAS RUTAS DE TRFICO DE POTOSI:

    ALGUNAS

    CONSIDERAClONES

    103

    do que Arica y Tarapac no entran en la composicin de la provincia de Potos

    y que Arica adems conforme parte de la Audiencia de Lima y del Virreinato

    del Per, lo que hace ms difcil el control de traslado de mercancas de valor.

    Con el virreinato de La Plata, creado en 1776, la audiencia de Charcas

    completa pas a su dominio y por tanto Caete y Domnguez arga que el

    traslado de azogue poda ser mejor controlado.

    Mientras, Arica como ciudad y puerto comienza a activarse a partir del

    ltimo tercio del siglo xvi. Pero es realmente durante el xvii y la primera mitad

    del siglo xvrrr donde se desarrolla como plaza comercial importante. Sin

    embargo, las pestes y lo malsano del clima, plagado de malaria hasta entrado

    el siglo xx, constituyen una dificultad insalvable para el desarrollo econmico

    y social de esta regin. Las reclamaciones interpuestas por los oficiales de la

    Real Caja al virrey en 161 son un plido reflejo del descontento por servir en

    estas comarcas. Brevemente citemos parte de esta reclamacin interpuesta por

    Agustn de Torres y Juan Bautista de Ureta, el

    23

    de mayo del citado ao, y

    consignada en Dagnino

    1

    909:47-48 .

    Au nq ue en ulgu nus ocu sio/le s c.ndri u n o (le noso tros en purricidar hem os

    dicho a

    V .

    E-rcelenciu cuntti e s Iu mise riu y cortedud [le los sularios rie

    t iuestros oficios i cun truhujosumer~te asamos con el los . la demasiada

    rlecesidad no s obligrr signific ar a

    V .

    Excelenciu que ochoc,ientos pesos

    r~lsu-cidos que ca do un o trriemos al uiio n o es suficiente puru xusteiltnrse

    riz esta tierra el hombre trz(is hilmilde de ella: pues, como es notorio, este

    lugar es e l mas caro, ir~cirzodo del mus de .~ t~ hr id ou enfermo temple de

    todo el reino ...

    ... a estu Ctdu viene a purur i se de ~ p u c h u e ellu toda /u pluru de las de

    Potosi, O ruro, La P UZ tlemtrs partes de clrribu, i (i q ~ lie reciben i beneficiun

    r0do.s los cizogues que por cwentu de Su Majestad vierien de los Reinos (le

    Cilstillu i d e Guancuilr'liccr, estnilrio nu estr o carg o el trujiti de el los, que so lo

    esto ltimo e s de rr~trs rcrbujo i riesgo que pued e ha be r en ninguna otra Cu ja,

    i en que SL IMujestud

    es

    mili .s er ~i do . enlus de que , ciunyue lcts rentas de e ste

    partido n o son [ un cuuntiosns com o las del Callao i Limu. tienen lu misinu

    ocrlpacion i son urios rrzismos jr'iieros i da n r l mi sm o cui da do , i sol o no hu i

    c.obrctnrri rie trib uto s de indios. S in qu e purezcu exa jera cio n, podemo s certifi-

    (.ur t V. E.rcelenciu, que por solo v ili r eti Arica , cualqu ieru homb re hon rado

    nierece m uc ho premio, pcies rlet,las de las coiltinuas er~ ferine dad es riesgos de

    tul v id ~i ,iene otrcls tun mcrlus cu lidu des que excelen a lo peor del Re ino, i en

    suma se viile entre marineros, venteros i arrieros; rn considerucion de lo cua l

    i de que siempre hetnos acudido al servicio de Su Majestad i de

    V .

    Excelencia

    en to das los cosas i cuso s que se ha11 ofrecido i h ~ i n studo u nuestro curgo

    con m uchu puntuulidad .

    Huelgan comentarios para justificar la presencia de Anca en el trajn del

    azogue y el embarque de La Plata, a

    no ser por su excelente posicin geogr-

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    6/32

    1 4 M A R I 0 A R I VE R A

    fica. Cabe destacar, sin embargo, que tal accin de los oficiales reales se

    restringi en todo momento a sus funciones en Arica propiamente tal, sin

    incursionar en el temtorio que iba ms all de los lmites de la ciudad. El

    verdadero trajn desde y hacia Arica fue dejado en manos de seores andinos

    que, como veremos, organizaban estos traslados como verdaderas empresas.

    En la administracin de las rutas y la organizacin del sistema de traslado de

    bienes y mercaderas, especialmente plata y azogue, era muy importante tener

    clara conciencia de las distancias entre los puntos claves as como el tiempo

    que se demora en cubrirlos. Esto, ms los riesgos y recursos que cada entorno

    en particular poda ofrecer, constituan experiencias propias de aquellos con-

    tados seores andinos que se atrevan a montar semejantes expediciones.

    De Buenos Aires a Potos se contabilizaba una distancia de 450 leguas y

    en 150 leguas por lo menos no pasan carretas) y de Potos a Arica hay 112

    leguas. Doc. 149-Charcas, AGI). Sumamente instructivo en este aspecto es la

    carta geogrfica levantada por don Pedro Vicente Caete y Domnguez, quien

    fuera Gobernador Interino de Potos en 1787 Caete y Domnguez 1791)

    1952, Larran 1974). Siguiendo esta carta, figuran las siguientes distancias:

    San Pedro

    Atacama a Potos: 139 leguas

    siguiendo el derrotero:

    San Pedro a Chiu Chiu: 18 leguas

    Chiu Chiu a Santa Brbara: 12 leguas

    Santa Brbara a Polapi: 8 leguas

    Polapi a Tapaquilchas Lpez): 19

    Tapaquilchas a Visacachillas: 8 leguas

    Viscachillas a Alota: 7 leguas

    Alota a Ro Grande: 15

    Ro Grande a Amachuma: 16

    Amachuma a Agua de Castilla: 9

    Agua de Castilla a Cordillera de los Frailes: 10

    C. de los Frailes a Porco: 8

    Porco a Potos: 9 Total: 139 leguas)

    Este camino, sealado en el mapa de Caete y Domnguez Charcas 694,

    Ref.

    160, AGI) vase mapa 1) desciende hasta el puerto de Cobija, en la costa del

    Pacfico confrontar con mapa de Cobija, carta 156, Charcas 438 AGI, de

    fecha 16 de Dic.-1785, levantado por Josef Agustn de Arze, con ocasin de

    la visita de los Indios de los Partidos de Lpez y Atacama, y reconocimiento

    del puerto de Cobija por orden de don Juan del Pino Manrique en informe al

    Marqus de Sonora Hidalgo 1983, Bittmann 1983) vase mapa 2).

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    7/32

    En carta de Antonio Romero de Tejada dirigida al Sr. Director General de

    los Reales Rutas de Correos, fechada el 26 de mayo de 1798 Correos 464

    AGI) se sealan las distancias oficiales por ordenanza sobre incorporacin a

    la renta de correos de las conducciones de azogues y caudales en los dominios

    del Per y ro de La Plata. Desde

    Buenos Aires a Jujuy: 410 leguas

    Jujuy a Potos: 132 leguas

    Potos a Oruro: 62 leguas

    Oruro a La Paz: 48 leguas.

    En nota del Marqus de Loreto, virrey de La Plata al Gobernador Intendente

    de La Paz, fechada en Buenos Aires 2 de febrero de 1789 Hacienda Legajo

    53, ANA), se sealan las siguientes distancias:

    Arica a Oruro: 110 leguas

    Arica a La Paz: 95 leguas

    Arica a Chucuito: 125 leguas

    Arica a Carangas: 55 leguas

    Arica a Sajama: 36 leguas

    Arica a Guanta en Lluta): 7 leguas.

    Nuevamente, esta informacin se puede complementar con el mapa de Caete

    mapa 1). En ste se indica el camino de Potos a Arica como una ruta directa

    que une Potos con Porco, cordillera de los Frailes, Ullaga, Paria, Salinas de

    Garci Mendoza hasta entroncar con los altos de Arica. A su vez, Dagnino

    seala que este camino entroncaba en Caquena y Parinacota, en el altiplano

    ariqueo Dagnino 1909: 112). Para llegar a estos puntos, se puede subir a lo

    largo del valle de Lluta, o bien por Azapa slo hasta Chilispaya y Livlcar.

    Tanto Azapa como Lluta ofrecen buenos pastos y clima benigno, hasta Jami-

    raya en Putre, a tres mil quinientos metros de altura por el valle de Lluta. De

    all se asciende hasta la laguna de Chungar a los pies de Parinacota para

    cruzar en tierras de Carangas bifurcndose el camino uno hacia Oruro, otro

    hacia Potos. Una tercera va de mucha frecuencia, una el valle de Tacana y

    la quebrada del Tacora hacia Oruno, Garci Mendoza y Potos. Fue conocida

    como la va de La Paz Dagnino 1909: 12-113).

    LA

    O R G A N I Z A C I ~ N

    E

    U N

    TRASI ADO

    D E

    A Z O G U E DESDE

    ARICA

    N

    EL

    SIGLO

    X V l I l

    A continuacin nos referiremos a uno de los ltimos envos de azogue que

    utiliz el puerto de Arica en su desplazamiento hacia Potos, reviviendo las

    antiguas rutas caravaneras. Este azogue, que en este caso particular fue

    elaborado en Alemania, deba haber entrado originalmente por Montevideo,

    siguiendo las rutas que se utilizaron durante todo el siglo xviir y parte del siglo

    anterior, desde la creacin del virreinato de La Plata vase mapas 3 y 4).

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    8/32

    PvIARIO

    A RIVERA

    M P

    Carta Grogrdfica que contiene

    los

    partidos que comprende

    la

    provinciii de Potos, ao

    787

    Los mapas sealados son muy instructivos pues muestran que hacia

    mediados del siglo xvii i la ruta B uenos A ires-Salta-Potos rep resentab a toda-

    va innum erables peligros deb ido a las contin uas revueltas de indios infieles

    y la escasa poblacin hispana asentada en la regin y que dificultaba las

    comunicaciones.

    As. los mapas 4-A y B m uestran el ro de La Plata, Paraguay y atluentes.

    Fueron levantados por el gobernador de Tucum n

    D.

    Joaqun de Espinosa en

    1759 y enviado al Gobernador de Potos D. Ventura Saltelices. Indica muy

    bien el avance de las expediciones desde Salta a Asuncin y de C orrientes

    Salta. El siguiente mapa es com plementario del primero, y puede ob servarse

    con m s detalle los nombres de las poblaciones m encionadas en el anterior. El

    mapa

    3 en ca m bio, corresponde a una relacin geogrfica de las provincins

    de las gobernaciones del ro de La Plata. Tucumn y Paraguay, pero incluye

    tambin Chile. Bolivia y sur del Per. Fue confeccionada en 1685 por el

    cosn-igrafo mayor del virreinato de L ima , y com para m uy bien am bas rutas,

    la oriental, a lo largo del ro de La Plata hasta Salta y Potos, y la ruta

    occidental. desde A nc a a Potos. La distancia es efectivamente m ucho ms

    corta y. adem s, constitua A nc a una ruta n-is segura don de haba ms

    experiencia en el traslado de bienes.

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    9/32

    M P

    Dr i r i~ i rc . ic ' i~ i i ie l ~ iue r i ole Cobi j i i

    En el Arch ivo de la Nacin Argentina se encuentra un expediente coinple-

    to relativo a las incidencias del otorgamiento del traslado del azogue desde

    Arica al altiplano, asunto que originalmente se le haba propuesto a don S imn

    Nez, natural de Sica Sica, en el traslado de 2.000 quintales de azogue

    proveniente de Espaa ANA -Hacienda Leg.

    53 .

    El ao 1788, Juan de Dios

    Valles

    y

    Requesens. com erciante de Cdiz

    y

    due o del barco Nuestra Seora

    del Rosario, propone e ntrar por A rica. Su solicitud es ap robad a por el presi-

    dente d e la Audiencia del Contrata y po r el rey. El valor del flete fue tasado en

    6 pesos por cada quintal, haciendo un total de 12.000. El 29 de agosto del

    mismo ao don Antonio Valds comunica al Superintendente General

    y

    Sub deleg ado de Azogues y Min as en B uenos Aires sobre la decisin del viaje.

    Leguas Flet em ula Quintale~ lcarga Fletelquintal

    --

    A

    Arica-Oruro

    1 1

    1 4 a 15

    Arica-La Paz

    95

    13

    3

    42

    213

    Anca-Chucuito

    125 18 3

    6

    Arica-Carangas

    5

    5

    12 4

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    10/32

    M A R I 0 A . R IV E R A

    M P

    Caria Geogrfica de las proviiicias de la Gohernacionei del ro de La Plata, Tucurnn y P~irguay

    Adjunto a esta nota, el Marqus de Loreto enva una relacin al gobernador

    intendente de La P az en qu e se expresan los fletes por la distancia a servir:

    La carga de azogue, segn instrucciones se compona de 1.333 cajones de 1

    112 quin tal y un quinta l sobra nte, haciendo el total de 2.00 0 quinta les, para ser

    distribuida de la siguiente manera:

    200 cajones a la Tesorera de Carangas

    100 cajones a la Tesorera de La Paz

    60 0 cajones a la Tesorera de C hucuito

    433 cajones a la Tesorera de Oruro.

    S e pagara la siguiente refaccin al asentista:

    Desde Potos a Oruro

    Desde Potos a Carangas

    :

    112

    Desde Potos a La Paz 1

    Desde Potos a Chuc uito: 2

    Ante el pedido de la Real Hacienda transmitida a las instancias limeas y

    paceias por el virrey de

    a

    Plata Marqus de Loreto, el escribano de S.M.

    Crispn de Vera y A rao cita a La Junta de Gobierno d e Real Hacienda e n abril

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    11/32

    M A P A

    4 A

    Plano de

    I i

    entrada general al Cha co 759

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    12/32

    M A R I 0 A R IVER A

    MAPA

    4-B

    Map a geogrfico del terreno que ocupan los fuertes de las fronteras dc S alta. luju y y

    o

    dems descubier-

    to en la jornada que

    izo

    en 1759 el Gobernado r de Tucumn D. Joaqun de Espinosa.

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    13/32

    de

    1789

    para tratar el modo ms cmodo y econmico para dar cumpli-

    miento a las disposiciones del virrey de La Plata acerca del recibo, reparti-

    cin

    y

    conduccin de los 2.000 quintales de azogue, distribucin

    y

    caloracin de los maitos, asegurar el crecido nmero de badanas para

    reforzar los maitos en su transporte (Acta reunin Junta Gobierno de Real

    Hacienda, 20 abril 1789 Hacienda Legajo 53 expediente 1.360 ANA). La

    Junta decide adems la contratacin del minero de Sica Sica don Simn

    Nez para la conduccin de esta partida segn se ha expresasdo anterior-

    mente. Cuando ste sabe de la designacin enva carta de contestacin a la

    Junta donde fija sus condiciones.

    e11 cu an to a fletes , para .satisfac.er a lo s arriero.\ y para m a yo r segur ida d

    eti las respect ivas distancias q ue hall de cam inar las 400 0 badan as o maitos

    de aTogue , ha de ser indispensable e l reconocimiento d e cada una d e e l las

    al tiemp o de recibirlas, sacarlas de los barri l i tos bien aco mo dad as, ya por

    estar f lojas S U S am arr as, ycr porq ue esta cotlform e el t iemp o el mism o

    mater ial quema

    o pudre lrls badanillas.

    o

    se ubieretl v ar ad o contrrr la

    maderrr o algu n clavo, pue5to cabe toda precaucion, don de ocur ren cont i-

    nuo s va ivenes. y no pocas ca.sual idades,

    v

    ya po rque n o es posible volverla^

    ac om od ar en los mismo5 barri l i tos que qu edan int i les e inseri , ibles: se

    manda acomodar necesar iamente , y se,qtz prct ica, cad a ma ito e n una

    badana que resista, y precaucione los inc~onvenientesque se dejan ver.

    procurando el que cad a un a se i laya atando con los cord eles a propsi to de

    acarreo , despues de mojado , , a roda fu ~ r z a e dos hombres , e indus tr ia de

    ciento estaq ui l las que d aba n manejrrr.

    Desput s de t oda e s ta t na t~ iobraque depende de as i s tenc ia personal y

    conocimiento por men or , as para e l acom odo con la hum edad y las

    con dicion es de los cajon es que ha n de catninar a srrber: de 3 en m airos por

    terc io, ya se deja \ ,er son ne ces aria s

    666

    mulas co n mas una que conduzca

    los do s maitos qu e sobrati : 40 00 badanrrs t i les, y reforzadas, qu e co m o va

    dicho han de seril ir para resguarda r el gi ro de cada uno d e aquel los nlaitos

    e demandelas que se graduen de r

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    14/32

    112

    MA RI0 A RIVERA

    constan te las contravenciones que se acarre an por la decidia de aquellos, y

    aun por las i rrupciones que cometen , cuand o no t ienen quienes les impidan

    y

    sujete.

    Es cuanto puedo informar a U S en el particular median te la prctica que teng o

    e.rperimentadu p or lo que he visto; y sucedi conm igo en ocasin que fue de

    orden de US u recibir en el mism o puerto los azogue s que arribaron en el ao

    pasado de 1786 . Paz 14 M u y 1789. S imn Nez .

    Doce das ms tarde le escriba Francisco Javier de Santelizes desde la Paz

    ofrecindose para hacer la conduccin

    y

    reparto del azogue en las siguientes

    condiciones:

    l . es condicin quese m e ha de satisfacer; a razn de 8 pesos, por la

    conduccin d e cada quintal, dndosetne la mitad de su total.

    l tetn que se me han de dar, adem s de los 8 la refaccin que fuese de

    costumbre.

    1te1n que seria de m i cargo satisfacer todos los costos

    y

    gastos que se

    impendan en la recepcin del material, su acomodo, y resguardos necesarios,

    como igualmente las 4500 badan as, ma s o menos que se necesitan, los cordeles

    de acarretto, la madera para la refaccin de los cajon es, que llegaran a ser

    mu cho s entre 1334 que se consideran de ban venir. Los clavos, los oficiales de

    carpintera que debe c onducir todo desde otras distancias, porno haber estas

    proporciones en Arica. Y asim ism o los fletes, rnozos que m e ayuden,

    la

    r~ianutencin ia,

    y

    de ellos, cuya cuenta por m enor adem as debe ser impo rtu-

    na, no es po.rible se prevea, sino se exp erimentan las ocurrencias b astante

    indisl~ensab les omo rem ediadas unicamente a todo costo de dinero, y gentes

    en unos lugares remotos, y de escasezes tan notoria.

    l t e n ~ que todos los utensilios de las se haga n cuales ellas sean de bad anas, y

    cajones, quedarrz en las m ism as casas a favor de S.M . parci q ue se vendan de

    segundas. Por tanto a U S pido y suplico se sirva hacerm e por presentado en

    el grado que va referido,

    ?>

    conceptuase la susperioridad de US y fuere mas

    conforme al Real servicio . Francisco X. de Sante1i:es Paz 26 de M ay o de

    1789.

    Los ministros de la Real Hacienda contestaron afirmativamente los pedidos de

    Francisco Xavier de Santelizes. En carta de Crespo-Llano firmada el 8 de junio

    de 1789 en Paz se menciona la cantidad de

    5.502

    pesos en total por concepto

    de flete.

    considerados todos sus destinos, distribuidos entre los 2000 quintales de

    azogue, pues la propuesta habla de $ 8 por quintal, descontando los gastos. El

    costo de cada c nula hasta dest ino es de $ 2 4 , considerando adems $ 1 2 par

    quintal en los azogues de Curangas, $ 1 1 por a Paz, por Oruro , y $ 6 por

    Chr~ cuito, ero

    a

    Chucuito van 600 cajotzes, a Oruro, 433, hecho el conjunto

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    15/32

    ARICA EN LAS RUTAS

    DE

    TRF ICO [)E POTOSI. AL-CiUNAS CONS IDERA CION ES

    ..

    113

    q ue ~ )a g a d o sodos los,flrtes de todos ellos en sus destinos, solo queda apura

    reparo

    y

    acomodo

    5502.

    Por lo tanto,

    y

    de ser tal, se le adjudique por ser

    conveniente .

    Santelizes contest el 20 de junio que, para mejor arreglo de las refacciones

    en el transporte del azogue propone hacerse cargo de las conducciones de

    dicho azogue bajo la propuesta equitativa que se le debe aguardar por va

    refaccin, hasta las casas de Chucuito el 2 de quintales, hasta La Paz el 196,

    a Oruro el 1/2 , y Carangas el 1 . El mismo Crepo-Llano oficia al

    Gobernador Intendente sobre el porcentaje aplicado a la distancia Arica-Oruro

    y La Paz, manifestando que es la misma distancia por lo que el porcentaje debe

    ser el mismo, es decir, de 1%.

    As las negociaciones, se ordena se extienda la escritura correspondiente

    de contrato en favor de Santelizes, para que, extendida la fianza, reciba en el

    puerto de Arica 2.000 quintales de azogue y conducirlos, de acuerdo a

    instruccin del virrey:

    600 cajones a Chucuito

    4

    cajones a Oruro

    200 cajones a Carangas

    100 cajones a Paz.

    Dicho traslado se hara a razn de 8 por quintal. y una refaccin de 2 por

    merma en los azogues destinados a Chucuito, y 1% por los restantes, y

    con la cotzdicin que se le hn de contribiiir por delante

    4

    por cada quintal,

    que rs la mitad tle los estipulados,

    y

    el resto se le ha de entregar por los

    Ministros d e Las C ajas recibidoras, precedida la cuenta de cada entrega que

    haga con .su respectiva refaccirn y abono de media libra de tasa en cada bolla

    o maito, y dejando en los resprc.tivas cas as a beneficio de S.M . los cajones y

    utensilios. El plazo de conduc cin y entrega es de cuatro meses contados desde

    su recepcin en Arica, considerundo q ue se harn varios viajes porque no hay

    recucis .~ i~ficie nte.sara trans porta rlos de uncr ida . (Escritura otorgada por el

    Teniente Coronel de ejrcito Dn. Protacio de Azmentia a Francisco Xavier

    de Santelizes, Paz Real Contadura General 29 de junio de 1789).

    Es interesante hacer notar que hasta aqu. la organizacin y procedimiento

    para tan importante traslado de azogue funcionaba de acuerdo a la burocracia

    de la Corona, adecundose en algunos aspectos a las dificultades propias de la

    regin. Pero, era de preverse que la ruta del trfico de azogue por Buenos Aires

    no iba a cancelarse tan livianamente. En efecto, en la documentacin anexa se

    encuentran alegatos en favor de mantener la conduccin del azogue por la va

    Buenos Aires-Salta. Uno de estos documentos seala el pedido reiterativo

    hecho por Francisco Daz de Arenas, apoderado de Toms Antonio Romero,

    asentista general de caudales y azogues del virreynato de La Plata, para que

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    16/32

    I l M A R I 0 A . R I V E RA

    estos caudales sean trasladados por la va del oriente, a fin de evitar entregar

    contratos de traslado a particulares, como era el caso de Santelizes. Los

    Ministros de Real hacienda fallaron, sin embargo, en favor del traslado por

    Arica, primero porque aunque se trata de particulares, ha sid o ordenado por el

    Virrey, y a dem s, porque representa economa. rapidez y seguridad.

    De m anera qu e el 3 de octubre de 178 9 llega a las costas de Arica la fragata

    con el cargamento d e 1.334 cajones de 1 % quintal cada uno, procedente de

    Cdiz. El 2 7 de octubre es entregado al asentista Santelizes para su conduccin

    al altiplano.

    Los detalles del traslado, va utilizada y problemas encontrados en el

    camino, desgraciadamente no los conocemos. En este aspecto, acudimos a

    documen tacin del Archivo d e Arica, reflejadas en la obra de V icente Dagni-

    no (1 909).

    Hacia 1612, en pleno auge del traslado de azogue por Arica, Dagnino

    expresa que en la preparacin de las expediciones participaba la mita de

    Ilabaya, Tarata y Putina, localidades ub icadas en el altiplano sur peruan o, con

    unos cuarenta indios. catorce de llabaya y veintisis de Tarata y Putina,

    jurisdiccin de esta ciudad, estn com o de costum bre viniendo a este puerto

    los seis meses d e invierno para hacer las izanga s para los arrieros que acarrean

    el azogue a S. M . a la villa del P otos y O ruro; por ser el verano aqu muy

    enferm o para ellos, no asisten mas

    ...

    (Dagnino 1909:45).

    Las izanga s correspo ndan a los apare.10~ para los Ilamos. S e hacan

    originalmente d e totora, abundante en los pantanos de la desemb ocad ura del

    ro Azapa. En pocas norm ales se dispona la confeccin de 6.00 0 izangas por

    temporada, lo que da una idea sobre la enorme cantidad d e animales necesa-

    rios para el transp orte del azogue y plata.

    El acarreo de azogue se hizo en llamos, pero a partir de comienzos del

    siglo x v i i se introdujeron las recuas de mulas. Sin em bargo , parece qu e an

    con la utilizacin de mulas, la organizacin del transporte sigui el mismo

    patrn d e las organizaciones aymaras. Las recuas, por ejemplo, a pesar de lo

    num erosa, se divida en grupos m s pequ eos de diez animales -las piaras-

    y qu e podan ser manejadas por solo dos hombres.

    Norm almente hacan jornadas diarias de 3 a 4 leguas, tardando entre 24 y

    28 das e l recorrido qu e inclua O ruro, Potos y Carangas. La gran dificultad

    de la mula, sin embargo, es que no resiste las inclemencias del tiempo y la

    escasez de forrajes tan bien com o las llamas, por lo que la mortandad de estos

    animales en cada acarreo era bastante elevada. Por ello, se necesitaba gran

    cantidad de an imales de reserva. Sin embargo. en los siglos xvrr

    y

    XVIII

    eran

    preferidos porque tenan mayor capacidad de transporte. Dagnino (1909:87)

    da el dato que anualmente se traan alrededor de ochenta a cien mil mulas

    desde la regin central de Chile y desde Tu cum n.

    El azogue constitua un elem ento de difcil transporte, debido a su eleva do

    peso y la dificultad de embalarlo convenientemente. Por ello, se prefiri su

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    17/32

    ARlCA

    E N L A S

    R U T A S D E

    TRFICO

    I F . I~OTOSI:

    L CiLlNAS

    CONSIDERACIONES 115

    transporte en contenedores de pieles curtidas -hadcinus- con las que se

    hacan bolsas amarradas en sus extremos. El azogue que vena desde Europa,

    preferentemente de Espaa, y conocido como azogue de Casrilla entraba a

    Amrica por Panam. Su forma de embalaje consista en atados de a cuatro

    badanas y cuatro ligaduras de hito de tralla, a razn de cuarenta libras por

    atado, que llamaban grande, el de Guancavlica llegaba en atados que llama-

    ban chicos, de dos badanas y dos ligaduras, con peso de treinta libras ms o

    menos (Dagnino 1909:88).

    Las badanas para los fletes se confeccionaban en el centro de Chile, y fue

    un negocio muy fructfero durante los siglos XVII a XVIII. Incluso muchos

    expedientes dan cuenta de una gran actividad clandestina del trfico de estas

    badanas y cordobanes que entraban burlando la vigilancia de las Cajas Reales

    a Liina y Arica. Adems, y debido a la demanda, sus precios eran altos, y la

    calidad no siempre respetada, lo que fomentaba escasez de badanas para el

    transporte.

    El azogue era distribuido en las badanas. Cada par de badanas conformaba

    un maito, y aproximadamente cuatro maitos hacan un quintal. El azogue que

    vena de Guancavlica era embarcado en Chincha en naves de la Armada Real.

    Durante el siglo

    XVII

    hacan un viaje al ao. Adicionalmente la Corona tambin

    fletaba mercantes particulares. especialmente en el siglo XVII I El azogue era

    ob.jeto de cuidados especiales en este transporte martimo. Deba ser embalado

    en cajones para evitar el peso descontrolado en alta mar, estibando las badanas

    como mejor cupieren en dichos cajones.

    Una vez en Arica el desembarque y reexpedicin del azogue hacia el

    altiplano constitua toda una nueva empresa. Los arrieros hacan uso de los

    recursos locales, producto de siglos de trfico organizado. pero a costa de tener

    que cancelar sumas cada vez ins altas por la prestacin de servicios de

    manutencin y forrajes.

    En este aspecto. es ilustrativo el documento que reseamos en este trabajo.

    Los tambos a lo largo del valle de Lluta, segn resean documentos, cobraban

    por servicios quince pesos por la hanega de maz.

    En la organizacin y dinmica de la sociedad andina el principio de comple-

    mentariedad ha sido fundamental (Murra 1972). Bajo este principio, el hombre

    andino percibe su realidad y el entorno con un sentido macrovisionario,

    englobando reas y nichos ecolgicos muy diversos y variados, y que contri-

    huyen a complementar sus posibilidades. Esta visin de la realidad tiene

    implicancias tanto para la vida social como econmica. poltica y espiritual del

    pueblo andino. Lo intreresante es que, al parecer, ste es un ideal de muy larga

    gestacin en el tiempo, y por ende, muy arraigado en las concepciones

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    18/32

    6 M4 RI O A RIVE RA

    ideolgicas del mismo, de manera que llegan a constituirse, aun hoy da, en

    fuertes pilares del pensamiento andino. Para lograr una complementanedad

    fsica que mantenga cierta unidad y destino el pueblo andino ha desarrollado

    al mximo las posibilidades de traslado a travs de la organizacin de carava-

    nas de llamas.

    Son innumerables las evidencias arqueolgicas que muestran como se han

    movido estas caravanas vinculando extensos territorios. Productos del altipla-

    no, como chuu. charki y papas eran bajados a los valles para ser

    intercambia-

    dos por aquellos del valle, por ejemplo maz, sal y guano.

    En 1975, y posteriormente en 1987, mientras nos encontrbamos realizan-

    do trabajos de terreno en los sectores de Beln, al interior de Arica, y en

    Camia, sector localizado al sur de Codpa, tuvimos oportunidad de observar

    cmo funcionaban estas caravanas vase tambin investigaciones de Flores

    1985), Murra 1965 y 1973, Guerrero 1986), Orlove 1977), y Flannery

    t

    al 1989).

    Recorren estas caravanas enormes distancias. Tanto Beln como Camia

    parecen representar punto finales de destino a llameros que vienen del altipla-

    no y que bajan primero a las zonas orientales de contacto con la floresta

    tropical de la cuenca amaznica, para regresar al altiplano y bajar a las

    vertientes del Pacfico. Las localidades ms frecuentemente mencionadas en

    los relatos de estos caravaneros fueron: Sabaya, Sajama, Turco, Corque.

    Andamarca. Coipasa, Pampa Aullagas, en el altiplano, y localidades orienta-

    les como Cotoca, Santa Cruz y Samaipata, Comarapa, Quillacollo y Cocha-

    bamba.

    En 1985 la Corporacin Nacional Forestal estimaba una poblacin apro-

    ximada de 8.600 cabezas de llamas y alpacas para la zona de los altos de Arica

    Rivera 1987:244). Gunderman, por su parte da una cifra estimativa de 10.000

    cabezas de ganado camlido que, fue comercializado en 1982 en las principa-

    les ciudades del norte de Chile Gunderman 1986: 145). Evidentemente, la

    poblacin camlida en el altiplano boliviano es an mayor, y en el pasado,

    inmensamente mayoritaria y de enorme utilizacin.

    En tiempos del imperio incaico, cientos de miles de llamas transitaron el

    camino real transportando mercancas del ejrcito. Estas caravanas estaban

    compuestas por llamas del Estado, pues normalmente, la propiedad individual

    de llamas estaba muy limitada. En los siglos siguientes, debe haberse produ-

    cido toda una confusin para el hombre andino respecto a la organizacin ya

    estatuida de estas caravanas. Por un lado, la falta del poder central que fue

    reemplazado por el espaol, agudizado por las inclemencias de una mita que

    deba responder al trabajo de Potos. Por otro, las cada vez ms crecientes

    aspiraciones de los seores locales que, en un marco de rnercantilismo en

    aumento. vieron favorecidas sus aspiraciones de romper con el esquema

    centralizado de la propiedad para desarrollar sus propias ganancias. La urgen-

    cia y la necesidad de transportar grandes cantidades de mercaderas, que

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    19/32

    AR I C A EN LAS R UT AS D E

    TRFICO IIE

    POTOSI:

    A L G U N A S CONSIDE RACIONE S 7

    incluan el az ogue y l a plata hacia y desde P otos a Arica, favorecieron este

    esquema.

    Hoy e n da, la estructuracin social interna entre los aimars e s un rasgo

    que ha sido destacado por Gu nderm an en sus recientes investigaciones Gun-

    derman 1986). As, puede observarse la existencia de propiedad de camlidos

    a nivel individual com o comunitario. aunque normalm ente la funcin o acti-

    vidad de llamero o caravanero es de caractersticas individuales.

    Una recua de llamas de transporte est comp uesta en prom edio de unos 25

    animales, de los cuales la m ayora son adultos machos. Esta mism a conclusin

    es observada por F lannery siguiendo los anlisis estadsticos de restos fauns-

    ticos arqueolgicos Flannery t al 1989: 104).

    La carga promedio que un animal puede soportar es aproximadamente 25

    kilos, dividindose en dos sacos de 12 a 13 kilos

    1

    arroba espa ola), que se

    colocan a cad a costado del llama.

    En ocasiones en qu e debe transportarse mucha carga, se unen dos o ms

    recuas de distintos dueos, conformando una caravana de varias decenas de

    Ilamas, pero organizada internamente siguiendo el patrn d e una recua indivi-

    dual. Es de cir, cada recua es liderada por un

    delantero

    qu e va guiando el resto

    de la recua. El

    delantero

    es muy apreciado por los pastores y normalmente se

    le viste con ornam entos llamativos de colores rojo, am arillo y azul. La p oca

    predilecta para la realizacin de estos viajes a larga distancia comienza

    inmediatamente despus de la estacin de lluvias de verano, es decir a partir

    de fines del mes de m arzo. Normalm ente viajan entre 15 a 20 km por da, y un

    viaje co mp leto desde la ceja de selva a la costa Pacfico tomaba entre dos o

    tres ineses.

    Un aspecto interesante es la conservacin del llama. En el amb iente seco

    del altiplano subsiste sin necesidad de cuidados especficos. Sien do el llama

    un camlido que puede subsistir largas jornadas sin alimentacin, su alimen-

    tacin a lo largo de los viajes est provista por lo que el paisaje puede ofrecer le

    en trm ino de pastos y forrajes. Pero los ambientes costeros son malsanos. Una

    serie de pestes los ataca, sarnas y otros parsitos frecuenteniente inundan sus

    cuerpos. as co m o debilitan sus pezuas.

    En gen eral, la resistencia del llama a los clim as hmedos y bajos de los

    valles costeros es muy precaria, por lo que los llameros aimaras cuando

    bajaban a Arica, mantenan lugares acondicionados para la guarda y pastoreo

    de estos animales e n las partes medias de valle de A zapa, a la altura de S an

    Miguel d e Azapa al interior, con el objeto de evitar al mxim o las infecciones

    que afectaban a estos animales. De cualquier form a, la mortandad de llamas

    en las tierras bajas era bastante alta, lo qu e indujo utilizar la mula com o

    medio de tra npon e entre Arica y las haciendas interiores don de se encontraban

    las caravanas de llamas.

    Mu las tambin fueron introducidas en gran nmero, sobre todo en el siglo

    xvii. por los espao les con el objeto de su bir la capacidad d e transporte de las

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    20/32

    8

    h l RI O

    R I V E R

    mercaderas que iban a Potos, pero, como veremos, el costo era alto pues las

    mulas no estn adaptadas en las mismas condiciones que el llama a las alturas

    del altiplano. Normalmente, una caravana tambin lleva animales de reempla-

    zo que no van cargados, con el objeto de alivianar la carga de aquellos que por

    el esfuerzo la requieren.

    El estudio de Flannery

    et al.

    1989) sobre pastores de llamas y caravanas es

    muy ilustrativo respecto de la asociacin de stos a tipo de establecimientos.

    Las formas ms reconocidas son corrales, llamados tambin

    kanchas

    que

    conforman complejos de estructuras habitacionales ms expandidos y que

    incluyen casas de pastores, corrales ms especializados para llamas, ovejas,

    cerdos u otros animales menores. espacios cercados o

    pircados

    para la elabo-

    racin de

    chuu

    u otro producto agrcola, y

    collcas

    o silos. Complejos de esta

    naturaleza son muy comunes hoy en da en las comarcas de Socoroma, Beln,

    Putre, Chapiquia, y en sectores del altiplano, notablemente en Isluga. Cho-

    quelimpie, Canquima y Enquelga.

    Todos estos establecimientos denotan, sin lugar a dudas, que forman parte

    de un conjunto mayor que constituye una infraestructura bsica para los

    movimientos de caravanas desde el altiplano a los valles bajos. Pudimos

    estudiar mejor la dinmica de este fenmeno cuando en 1974 detectamos el

    funcionamiento de cinco comunidades altiplnicas en la cabecera del valle de

    Azapa, en el sector de Pampa Algodonal Platt, 1975).

    En cuanto a los registros arqueolgicos, los ms importantes sealan rutas

    de caravanas que se dirigen desde el altiplano al mar por los faldeos del valle

    de Azapa, tambin utilizando los valles de Chaca, Chiza y Camarones.

    y ms

    al sur, Tiliviche, Quebrada Tarapac, y el Loa. Conjuntos de diseos confor-

    mando petroglifos, pinturas, y especialmente, geoglifos, han quedado como

    trestigos del desplazamiento de estas caravanas Nez, 1976, Rivera y Mari-

    nov n.d., Bnones y Chacama 1987).

    L S VI DE NCI S R Q U E O L ~ G I C S L

    INTERIOR

    DE

    ARICA

    Tanto en los inicios de este trfico, cuando el transporte se haca utilizando

    llamas, como ms tardamente cuando ste se haca utilizando mulares, las

    recuas hacan efectivo uso de lo que les ofrecan los recursos locales. En este

    sentido podemos ver un desarrollo desde los primeros tiempos en que las

    facilidades otorgadas por los recursos locales eran consideradas dentro de un

    macrosistema, hasta el momento previo al impacto espaol, que funcion con

    la redistribucin incaica. En este sentido, los tambos y caminos de la amplia

    red vial cumplan funciones especficas que favorecan la organizacin de

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    21/32

    ARICA

    EN L A S R U T A S DE TRFICOD E POTOSI: AL ;UNAS

    C ~ N S I D E R A C I O N E S

    11 9

    estos desplazamientos, y cada grupo local asum a responsabilidad para que el

    sistema efectivamente funcionara.

    Los tam bos qu e se encuentran ubicados al interior de los valles de Azapa

    y Lluta son muy importantes en este aspecto. Fueron piezas claves en el

    desplazam iento del trfico incaico,

    y

    durante la ocupacin espaola continua-

    ron en uso, aunque con un sen tido diferente. En este captulo menc ionaremos

    algunos de estos tambos para reforzar nuestro punto de vista del continuo

    trfico del espacio sur andino ma pa 5 .

    MAPA

    Principales sitios arqueolgicos cn las rutas del Pacfico a Potos

    ri el norte de Chile.

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    22/32

    O

    MAR I 0

    A

    RIVERA

    El uso de las vas de comunicacin, y sobre todo el derecho a pasar por

    territorios forneos inclua pactos y acuerdos estipulados previamente los que

    deben obedecer a una larga tradicin. En este punto, la consolidacin de

    normas de complementacin y redistribucin entre los diferentes grupos

    tnicos andinos es fundamental para comprender el grado de coexistencia y de

    prestaciones de servicios que hicieron posible los grandes logros de la civili-

    zacin andina. Entre ellos, la facilidad y la frecuencia con que se realizaba el

    trfico comercial desde los puertos del Pacfico hacia las tierras altas.

    De acuerdo a los datos arqueolgicos, la relacin estrecha entre etnias

    altiplnicas y

    costeras ya existe en tiempos pre-Tiwanaku.

    a

    identificacin

    de rasgos Pukara en el desarrollo Alto Ramrez hacia el 500 a. C. tanto en

    Azapa como Moquegua Rivera 1991, Moseley et

    al.

    1991) constituye un

    valioso punto de partida para futuras investigaciones.

    Durante la hegemona Tiwanaku estas relaciones se intensifican. No hay

    dudas que las diferentes etnias ubicadas fuera del ncleo Tiwanaku se encon-

    traban en una relacin incluyente bajo cierto tipo de estructura centralizada, y

    con una fuerte ideologa que compartan Rivera, 1985). En el perodo de

    desarrollos regionales que le sigue, las posibilidades de coexistencia tnicas

    continan fortalecindose, probablemente favorecidos por experiencias ante-

    riores y por la vigencia de una ideologa comn.

    De este perodo existen ejemplos de grupos de distinta naturaleza que se

    contactan para realizar trabajos de gran envergadura, tendientes a fortalecer la

    produccin econmica regional. Esto les dar ms fortaleza para contrarrestar

    posibles violaciones territoriales. a la vez que contribuye a reforzar el sistema

    de relaciones intertnicas que facilita la produccin a travs de funciones de

    reciprocidad tan comunes en el mbito andino.

    Obras hidrulicas de envergadura como la construccin de canales de

    larga extensin e intercomunicacin de sistemas de riego, han sido muy bien

    estudiados en sitios como Socoroma Santoro et

    al.

    1988). Beln Dauelsberg

    1983) y Codpa Muoz et al . 1987).

    Tambin, como obras de envergadura, se desarrollaron obras viales,

    necesarias para la comunicacin entre etnias diferentes. En los Altos de Arica,

    las vas no slo bajan hacia la costa, sino tambin intercomunican en sentido

    vertical, puntos ubicados a cotas semejantes, predominantemeiite a lo largo de

    10s 3.500 metros. y hacia el interior, constituyendo parte de un gran sistema

    intercomunicante. Etnias identificadas con los estilos arqueolgicos San Mi-

    guel y Gentilar de la costa conviven con estilos definidos como Chiribaya

    primero, y luego Chilpe y Saxamar del Altiplano tanto en los valles de Azapa.

    Lluta, Codpa y Camarones, como en los de Sama y Moquegua. Ms al sur, en

    Isluga y Cariquima se da una interrelacin con Lpez, y en pleno desierto de

    altura. a partir de Guatacondo, y descendiendo al Salar de Atacama, la

    interaccin de seoros locales en los altos del Loa, Chiu Chiu y Conchi,

    Toconce, Caspana, Turi y San Pedro de Atacama, se intensifica, no slo con

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    23/32

    ARlCA EN LAS RUTAS

    D E

    TR FI C O

    D E

    POTOSI: ALGUNAS CONSIDERACIOKES

    2

    Arriba Ta m bo 1ricaic.ode Zapahuirn restaurado). Interior de Arica

    Abajo: Personaje Sitio lncaico Camarones-8 .

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    24/32

    122 FI1.4RIO A

    R IVERA

    Arriba: Tam bo Incaico

    e

    Zapahuira Interior Arica. Ruta Potos.

    Abajo. Tamb o Incaico de Peine. Atacama Ruta Potos-Oruro.

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    25/32

    grupos de Carangas y Lpez. sino tambin con Chichas y Omaguacas (Nieme-

    yer

    et al.

    1992-73), Hidalgo 1978), Fernndez 1978), Rivera (n.d.).

    Esta situacin de enorme interaccin y fomento de labores comunitarias

    de verdadero carcter empresarial son aprovechadas por la expansin incaica.

    Su organizacin jerrquica y centralizada, se superpone a las ms dbiles

    organizaciones polticas regionales. Las redes viales, por ejemplo, mantienen

    utilidad y aumenta su eficacia bajo una efectiva utilizacin basada en la

    administracin centralizada. Por razones estratgicas, el aparato incaico rpi-

    damente ocupa los puntos de acceso vial a los ms importantes ncleos de

    produccin regionales. Resulta instructivo observar el mapamundi incaico

    dibujado por Guamn Poma (1980), donde Arica, Guancavlica y Potos

    aparecen relacionados, junto a los del Charcavana y Chuquiyapu (Poma

    1980:9 13).

    De all que los enclaves incaicos se localicen en la precordillera de Arica,

    desde donde puede controlar el acceso del agua al valle. Entre stos vale la

    pena mencionar los establecimientos incaicos en Socoroma, Beln, Zapahuira,

    Purisa, Chungar, Incauta. Ms al sur, en pleno altiplano y en el desierto, el

    flujo a travs del ro Loa, y de aquellos caudales que alimentan los ms

    importantes oasis. Entre los ms connotados podemos citar: Camia, Tarapa-

    c, Isluga, Caspana, Turi, Catarpe y Peine. Todos estos establecimientos

    incaicos estn dentro de una red vial que recorre el espacio tanto de norte a sur

    como de este oeste, a lo largo de diferentes latitudes.

    Cabe destacar que la red vial articulaba muy bien las distintas realidades,

    tanto tnicas como fsico-geogrficas del altiplano, los valles y la costa. A este

    respecto tambin podemos mencionar importantes enclaves incaicos en las

    tierras bajas costeras como Lluta, Azapa (sitios AZ-15, AZ-92, AZ-116),

    Camarones y cerro Esmeralda. Dauelsberg (n.d.), Llagostera (l976), Hyslop

    y Rivera (1984), Niemeyer y Rivera (1984), Hyslop (1984), Santoro (1983),

    P. Nez 198 l), Chacn (1985), Chacn y Orellana (1979), han documentado

    diferentes aspectos de la vialidad incaica en esta zona.

    Finalmente, la ocupacin hispnica tambin hizo uso de esta red vial,

    desde el mismo momento en que Almagro primero, y luego Valdivia incorpo-

    raron la regin a la Corona. Tal como argumenta Orellana (1988:154-157).

    Valdivia entr por el norte de Chile siguiendo en gran parte el camino incaico.

    ste lo hemos investigado con Dauelsberg (n.d.) desde Saguara a Zapahuira

    lugar en donde entronca con el tramo que viene de Tacna, siguiendo las cotas

    de 3.200 a 3.300 metros de altura, y con Hyslop y Niemeyer hasta el despo-

    blado de Atacama (Niemeyer y Rivera. 1984, Hyslop y Rivera 1984).

    Los conquistadores tambin hicieron uso de las rutas laterales y de aque-

    llas que unen el altiplano con la costa. As, en los relatos de la poca Potos y

    Tarija aparecen vinculados a las comarcas del desierto de Atacama. Segn

    Bibar (1558), en Tarapac recibi Valdivia las huestes de Francisco de Villa-

    gra que vena desde Tarija. Juan Jufr a su vez sali de Guatacondo a Potos

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    26/32

    3

    MA R I A RIVERA

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    27/32

    en busca de mayor ayuda, para reunirse posteriormente con Valdivia en

    Copiap.

    La mantencin de estas rutas viales era esencial para los grupos tnicos

    que ocupaban esta regin. El uso frecuente de ellas es importante y fundamen-

    ta las relaciones sociales y la produccin econmica dentro de los ideales

    andinos clsicos de reciprocidad y complementariedad. Exista por tanto toda

    una tradicin y un conocimiento exhaustivo de ellos cuando los espaoles

    incorporan el territorio y sus habitantes a la Corona. A partir del siglo

    xvi las

    fuentes andinas de produccin comienzan a engrosar las arcas reales, y en esta

    situacin las rutas viales juegan un papel decisivo. Sin embargo, es interesante

    dejar establecido que stas no sufren alteraciones importantes en cuanto a

    trazado y otras obras de ingeniera. An ms, continuarn siendo recorridas

    por los propios andinos sobre la base de la utilizacin de sus propios recursos.

    Platt

    1987:229 da un ejemplo muy interesante al respecto. En pleno siglo

    XIX

    en 1833, en la ruta de Potos y Oruro a Cobi-a, Bartolom de Navarrete solicita

    establecer cinco postas a lo largo del camino, en los puntos de Cobija, Calama,

    Canchas Blancas, Agua de Castilla y Poop.

    El presente trabajo constituye un intento por revalorizar las rutas de trnsito

    en el mbito surandino. Antecedentes histricos y arqueolgicos nos dan base

    para interpretar el significado de la dinmica de estas rutas en tiempo prehis-

    pnico o viceversa.

    Hoy como en el pasado, hombres andiiios surcan rutas inmemoriales

    vinculando espacios alternos, diferentes y complementarios, desde las costas

    tibias del Pacfico, a las tierras heladas de la puna, uniendo los paisajes del

    valle. de la precordillera y de

    l

    meseta altoandina, trayendo y llevando

    recursos que a travs del tiempo no han cambiado esencialmente su significa-

    do para la comunidad,

    y

    en medios que. aunque introduciendo tecnologa ms

    adecuada a los tiempos, es imposible que puedan funcionar sin una organiza-

    cin que los respalde, y un conocimiento de los distintos nichos y especifici-

    dades ecolgicas que contribuyan a su xito.

    Desde los tiempos incaicos en que un eficiente sistema de distribucin

    utilizando caravanas funcion en la mantencin del imperio, a los tiempos de

    la explotacin europea en que las rutas mantuvieron la dinmica de la sociedad

    andina. a los tiempos actuales? donde, pesar de las circunstancias, miles de

    camiones surcan las rutas uniendo, a travs del espacio, la diversidad y

    reforzando la hegemona.

    El ejemplo de Francisco Javier de

    Santelizes demuestra que. a pesar de existir

    argumentos favorables que decan relacin con cierta economa de tiempo, con

    aspectos administrativos-empresarialesy polticos que favorecan un mejor con-

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    28/32

    trol, el trfico del azogue, que deba hacerse a fines del siglo

    XVll

    por Salta

    y Jujuy hacia Potos, fuera interrumpido por la peligrosidad de pueblos au-

    tctono~lules) en las regiones del Tucumn y

    Tarija, transformando una empresa

    viable, en prcticamente imposible (vase mapa 3 y especialmente 4 .

    Aun cuando la factibilidad de utilizar rutas por el Pacfico ya estaban

    dejadas por el tiempo, en la adversidad surge la posibilidad de realizar esta

    empresa para remediar la situacin. En este sentido, el documento que se

    entrega es instructivo pues seala que se acta en un terreno conocido y ante

    la emergencia, contra el tiempo. teniendo la certeza que puede ser recuperado.

    Las vas de comunicacin al igual que muchos aspectos tecnolgicos

    propiamente andinos, continan vigentes durante los siglos de imposicin

    europea. La administracin real espaola no interviene mayormente sino al

    final del proceso para recoger el producto y los beneficios. Siendo la organi-

    zacin de un traslado de azogue un fenmeno tan complejo, que demanda

    conocimiento exhaustivo de cada paso a lo largo del trayecto, los espaoles no

    fueron capaces de dirigir estas empresas, y, desde muy temprano, entregan

    completamente esta responsabilidad a los andinos.

    Es probable que teniendo ms elementos de juicio sobre el uso y desarro-

    llo de las vas de comunicacin en la colonia podamos tener tambin me,jores

    argumentos para establecer de qu forma la sociedad andina lograr mantener

    su balance, reemplazar los bienes trasladados y, en ltima instancia, comercia-

    lizarlos o trocarlos, tal como ocurre en la actualidad. Platt (1987) nos da una

    buena perspectiva de lo que ocurre por el siglo xrx. Sin embargo, no sabemos

    hasta qu punto el intercambio no monetario o las transaciones burstiles son

    dominantes. Al parecer, tanto entonces como ahora, ellas permanecen en un

    perfecto equilibrio. aunque con Potos, decididamente el mercantilismo se

    impone sobre formas ms tradicionales. Aunque, al parecer, como una forma

    necesaria para estimular las formas tradicionales, puesto que stas no se han

    perdido.

    Segn hiptesis de Tandeter y Wachtel (1 983), hacia fines del siglo

    x v i ~ i ,

    hubo un contacto ms directo entre la produccin y los precios con aquellas

    cantidades que se manejaban por trueque. lo que interpretamos como un

    resultado de la influencia producida por Potosi y que en definitiva corresponde

    a una adecuacin del equilibrio que existe en la sociedad andina. incluida las

    transacciones mercantiles en la colonia. En esta adecuacin, las rutas viales

    han jugado un papel importante pues le permiten al hombre andino continuar

    siendo el actor indispensable en el desarrollo econmico, aun cuando el

    destino de la produccin escapa a Europa, y se introduzcan aspectos econmi-

    cos abstractos.

    Browman (198

    ,

    definiendo su modelo altiplano da gran importancia

    al fenmeno de integracin econmica producido en poca Tiwanaku, y

    basado en las redes extensas de interaccin de caravanas. Bsicamente, y de

    acuerdo a Browman, el rol de caravanero trasunta labores artesanales o de

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    29/32

    especializacin, mercados y empresas similares, interconectando todas estas

    actividades y niveles sociales integrando el altiplano con otras zonas, dndole

    poder de iniciativa y control a centros basados en el altiplano, especialmente

    en las mrgenes del lago Titicaca.

    El sistema de caravanas, ligado al pastoreo andino prehispnico, fue

    directamente aplicado a los traslados de azogue durante la colonia. Estos

    ltimos, que constituyeron empresas organizadas a efecto de trasladar el

    azogue, fue posible porque exista una tradicin sobre caravanas de camlidos

    como forma de vida en donde los grupos humanos son tlexibles y mviles, y

    donde el concepto de territorialidad y

    lmites prcticamente desaparece frente

    a la necesidad de acceder a fuentes de produccin, con elementos claves como

    el agua y los pastos, recursos que deben ser compartidos.

    El objetivo es hacerlos funcionales e incorporarlos a la realidad propia del

    sistema. El seguir utilizando las vas de comunicacin constituye para el

    andino una fuente de recursos que le posibilita seguir funcionando en su propia

    estructura, por una parte, y relacionarse con el sistema mercantilista europeo,

    por otra. As, lentamente desarrolla su propia organizacin econmica que

    fortalece lo social. compatibilizando su propia historia con los tiempos dife-

    rentes que vienen.

    Gunderman 1986-87242) nos relata cmo los pastores andinos que viven

    al interior de Iquique dinamizan el comercio de la costa con el altiplano, en

    otra forma de reinterpretacin del propio sistema andino a las influencias de

    las zonas francas comerciales de Arica e Iquique, en pleno siglo xx

    La condicin social del arriero azoguero es muy interesante.

    Constituye en el tiempo una primera forma de enriquecimiento que rompe

    el esquema del equilibrio interno andino, especialmente aymara, constituyn-

    dose en un pequeo seor con atributos mercantiles. Pero mantiene prestigio

    y posicin dentro del grupo aymara por lo que podemos ver en l una forma

    necesaria de adaptacin social y econmica a la nueva situacin mercantilista

    europea. Se constituye en un ente de enlace entre los dos tipos de economas,

    y un agente estabilizador hacia el interior de la sociedad andina.

    Es ste probablemente el inicio de la situacin que hoy viven quienes,

    montados en modernos caballos de hierro con motor, trasladan enormes

    cantidades de recursos desde la costa templada a la puna fra, avanzando en

    bloques de cuatro a cinco vehculos, agrupndose de noche, para juntos, con

    verdadero sentido empresarial. continuar la larga tradicin sealada con la

    experiencia de Potos.

    grczdrci~~i irntos

    A Jos Antonio Prez, Ana Mara Llamazares, Alberto Rex Gonzlez, y

    CONICET

    que hicieron posible mi estada como investigador en Buenos Aires

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    30/32

    128 M A R I 0 A . R I VE R A

    durante 1990-91 ; a mi fam ilia, Xim ena, Andrea , Daniels

    y

    M ario Jos, y a mi

    padre ngel, quienes apoyaron mi programa a pesar de las circunstancias

    adversas generadas por el autoritarismo insensible y la poca percepcin de las

    autoridades de la U niversidad de T arapac en 1988. y que determinaron mi

    salida involuntaria d e la misma y nuestro a rraigo fuera del pas. A la D irectora

    del Archivo General de Indias Sra. Rosario Parra y Sra. Mara Beln Garca,

    especialista de Amrica Andina del mismo Archivo,

    y

    a la Embajada de

    Espaa e n S antiago, Gobierno de Espaa y M inisterio de A suntos Exteriores,

    Direccin de Relaciones Culturales, especialmente al Sr. Fernando Peral

    Calvo, Director Jefe de Intercambios, Mercedes y Christian Abello, quienes

    hicieron posible mi estada en Sevilla en 1988.

    Bibar, Gern imo de 1558) 1966 Crtlicu y Rr/r~ citi opio sa \, erdudrru (le los Reyrios rlr Chile .

    Fondo Histrico y Bibliogrfico Jos Toribio Medina, Santiago.

    Bittmann, Bente,

    1983. Cob ija, Panorama etnoh istrico en relacin a los informes del D r. Jos

    Agustn de Arze. 1786.1787. Chungar 10: 147-1.53.

    Briones, Luis, Juan C hacam a,

    1987. Arte rupestre de A riquilda: An lisis descriptivo de un sitio

    de geoglifos

    y

    su vinculacin con la prehistoria regional. Chittigurc 18: 15-66.

    Browman, D avid,

    198 New Light on Andean Tiwan aku.

    Atnrricati Scietirist

    69:408-41 9 .

    Caete y Domnguez, Vicente

    179

    1

    )

    1952.

    Drscr-ipriti Grog rf ico , Histcrira, Ffsicu y Polticu d r

    lu Villa In lp rr iu l~ rt.r-oR ico de l P o ~ o s y lr los Pc1rtido.r dr P orco, Ch n~ ut ira , hicl7us o Turiju,

    Liprz y Atncutiin.

    Ediciones Potos, Coleccin Cultura Boliviana.

    Chacn , Sergio,

    1955. Tambo Chun gari.

    lttzugrtl

    1):42-45.

    Chacn, Sergio y Mario Orellana,

    1979. Tambo Chungar.

    VI1 Co tigr rso /\rqueologu chi/etztr,

    acta^,

    pp. 247-255.

    Dagnino, Vicente,

    1909. El Corregitnirnto de Aricu. Imprenta la poca. Arica.

    Dauelsberg, Percy,

    1983. Investigaciones arqueolgicas en la sierra de Arica. Sector Beln.

    Chrtngar 1 :63-83.

    n.d. El Camino del Inca en la Sierra de Arica, manuscrito en el Instituto de

    Antropologa U niversidad Tarapac .

    Dillehag, Tom , Lautaro Nez.

    1988. Cam elids, Caravans, and Com plex Societies in the South

    Central Andes. En Saunders

    y

    Montmollin ed s.) . Receni Studies in Precolumbian Ar-

    chaeology, BAR Intemational Series 421 :603-634.

    Fernnd ez, Jorge:

    1978. Los C hichas, Los Lpez

    y

    un posible enclave de la cultura San Pedro

    de Atacarna en la zona limtrofe Argentino-Boliviana,

    E,rtudios Arttcattie fio.~

    : 19-35.

    Flannery, Kent, Joyce, Robert Reyno lds,

    1989.

    Thr Flocks of rhr Wutncirii,

    Academic Press.

    Flores, Jorge,

    1985. Interaction and Complementary in Three Zones of Cuzco. En Masuda,

    Shimada

    y

    Morris eds.)

    Atrdeuti Ecology uriri Cii~iliztrrioti.

    okyo University Press.

    Guerr ero, Ral.

    1986. Los carnlidos sudam ericanos

    y

    su significado para el homb re de la puna.

    Dilo,q o A tirlitio

    5.

    Gundermann. Hans.

    1986. Comunidades ganaderas. mercado

    y

    diferenciacin interna en el

    altiplano.

    Cliutrgur

    16- 17:233-250.

    Hidalgo, Jorge,

    19 78.

    Rei.i.rtrr (le

    10 s

    altos (Ir Aric,rt rti 1750

    Universidad del Norte, Arica.

    , 1983, Dos documentos inditos y un mapa de Cobija: informes del comisionado

    Dr. Jos A gustn de Arze, 1786- 1787. Chrrrrgur 10: 139.145.

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    31/32

    Hyslop John 1984. The Inku Roud Sy.vtem.Academic Press.

    Hislop John y Mario A. Rivers 1984. The Inka Road in the Atacama D esert, Archueology 37 6):

    33-39.

    Llagostera Agustn 1976. Hiptesis sobr e la expansin incaic a en la vertiente occidental de los

    Andes Meridionales. Anules Ut~iversid~rdel Norte 10:203-2 18.

    Larrain Horacio 1974. Documentos relativos al Norte Gran de. Norte Grundr 2):233-251 .

    Moseley Michael Robert Feldman Paul Goldstein Luis Watanabe. 199 1. Co lonie s and

    Conq uest: Tiahuanaco and Huari in Mo quegua. sbell and McEwan eds. Huu ri Administru-

    riiv Srritc,iure,

    pp. 12

    1

    140, Dumbarton O aks Research L ibrary and Collections, Wash ing-

    ton D.C.

    Muoz Ivn Ju an Chacama Gustavo Espinoza. 1987. El poblamiento prehispnico tardo en

    el valle de Codpa. Chrtngar 19:7-h. .

    Murra John

    V.

    1965. Herds and Herde rs in the lnca State . En A. Leeds y A.P. Vayda ed s.)

    Muri, Culfur e u t ~ d 1rinto1.s.

    pp. 185-2 15, American Association for the A dvancem ent of

    Science.

    1972. El control vertical de un mximo de pisos ecolgicos en la economa de las

    sociedades andinas Visita u lu l~r ov i~ i c iu n de Hitnuco 15 62 ) por Iigo Ort ii de Zigu,

    vol. 2. pp. 427-476, U niversidad Herm ilio Valdizn, H unuco.

    Niemeyer Hans Virgilio Schiappacasse e Ivn Solimano 1972-73. Padrone s de poblamiento

    en la quebrada de Cam arones provincia de Tarapac), Actas V I Congreso Arqueologa

    Clzilenu. Boletn de Prrhistoriu, pp. 115-137. Universidad d e Chile, Santiago.

    Niemeyer Hans y Mario A. Rivera 1984. El Carnino del Inca en el despoblad o de Atacam a.

    Boletn de Prehistoria Chilrnu 9:9 193.

    Nez Lautaro 1976. Geog lifos y trfico de c aravanas en el desierto chileno . Anules Univer-

    srdud del Nor te

    10:2 15-241.

    Nez Patricio 198 1 El Cam ino del Inca. Crrwes 10 2):49-57.

    Orellana Mario

    1988. La Crnica de Gerninio de Bibar y la Conquista de Chile. Editorial

    Universitaria, Santiago.

    Orlove Benjamn

    1977.

    A1pacu.s. Slterp und Met i: The Wool E xport Ecoriomy und Regio1101

    Sr~cirt ie.>n Southrrn Peru .

    Academic Press.

    Poma de Ayala Guamn 1980. Nuevo Crnico Bu e~iGobierno. Editorial Siglo Veintiuno.

    Platt Tristn 1975. Experiencia y experim entacin: Los asentamientos andino s en las cabece-

    ras del valle de A zapa. Chirr i~r ir :33-60.

    . 1987. Calendarios tributarios e intervencin mercantil. Racionalidades estacionales

    entre los Indios de Lpez Bolivia) en el siglo xrx. Chungur 19:215-241.

    Rivera Mario

    A.. 1985. Alto Ramrez y Tiwanak u. Un caso de interpretacin

    simblic

    a travs

    de los datos arqueolgicos en el rea de los valles occidentales, sur del Per y norte de

    Chile. M.A. Rivera, ed.

    a

    proh1rmctic.u Ti>i~urrukirHi tu ri en e l cotztexto plu n Andino del

    tlrsurrollo rulfurul, Simposio del

    35

    Cotigreso de u~nrricuriistu.s. ilogo Andirio

    4:39-58.

    1987. Land Use Pattems in the Azapa Valley, North of Chile. Browman, D., ed.

    Arid Lcrrid U.te Strutr gie.~ ~ r d i rk Mcrnugrmc,nt iti the Andes. Westview Special Studies. pp.

    225-25 0, Denver.

    1991. The P rehistory of N orthem Chile, A Sy nthesis.

    Journul o World Prehisfon

    5 1

    :

    1-47.

    n.d. Relaciones Intertnicas en zonas de frontera durante el de sarrollo Tiwanaku:

    una visin del N.O. Argentina desde San Pedro de Atacarna, Manuscrito para CONICET.

    Buenos Aires, en poder del autor.

    Rivera Mario A. y Branko Marinov n.d. Excavacion es en laguna Este- l Manuscrito Univer-

    sidad de Chile. Antofagasta.

    Santoro Calogero 1983. El Camino del Inca en la Sierra de Arica.

    Chungur

    10:39-46.

  • 5/17/2018 ARica en Rutas de Trafico 17522-51604-1-PB

    32/32

    13 M A R I 0 A . RIVERA

    Santoro Calogero Jorge Hidalgo

    y

    Alfonso Osorio

    1988. El Estado Inka y los grupos tnicos

    en el sistema de riego de Socorom a. Chungar 19:7 1-92.

    Tandeter Enrique

    y

    Nathan Wachtel

    1983. Conjontures Inverses: Le M ouvements des Prix

    Potosi Pendant le

    XVIII

    sitcle

    nnales

    ESC

    3

    pp.

    549-613.