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Revista de Y ASTRONÁUTICA ¿TRIUNFAR EN AFGANISTÁN? ¿TRIUNFAR EN AFGANISTÁN? NÚMERO 799 DICIEMBRE 2010 La Fuerza Aérea rusa, el oso de papel La Fuerza Aérea rusa, el oso de papel Los herederos del transbordador Los herederos del transbordador LA SEGURIDAD DE VUELO A eronáutica A eronáutica LA SEGURIDAD DE VUELO

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La Fuerza Aérea rusa,

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Los herederos deltransbordador

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LA SEGURIDADDE VUELO

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LA SEGURIDADDE VUELO

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REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA NÚMERO 799DICIEMBRE 2010

Nuestra portada: Mi punto y yo.

Autor: Comandante Javier Sáenz

de Cenzano Gallegos

Sumario Sumario Sumario Sumario Sumario

dossier

artículos

Editorial ................................Aviación Militar .....................Aviación Civil ........................Industria y Tecnología..........Espacio ................................Panorama de la OTAN.........Nuestro Museo.....................Suboficiales..........................Noticiario ..............................¿Sabías que..?.....................El Vigía.................................Internet .................................Recomendamos ...................Bibliografía ...........................

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secciones

SEGURIDAD DE VUELO ................................................................................LA GESTIÓN DEL RIESGO OPERATIVOPor JOSÉ PEDRO PERALES, coronel de Aviación .................................................ELEMENTOS ESTRUCTURALES DE SEGURIDAD DE VUELOPor JULIO VALENTÍN SENDÍN DOMÍNGUEZ, comandante de Aviación....................

– LOS PILARES BÁSICOS DE LA PREVENCIÓN EN EL EJÉRCITO DEL AIRE

Por JULIO VALENTÍN SENDÍN DOMÍNGUEZ, comandante de Aviación ................LA CLAVE ES EL SER HUMANOPor JULIO VALENTÍN SENDÍN DOMÍNGUEZ, comandante de Aviación....................SEGURIDAD EN TIERRA Y GESTIÓN DE RIESGOS EN LAS UNIDADESDE FUERZAS AÉREASPor VÍCTOR MANUEL DEL CID DE LEÓN, comandante Ingeniero Técnico Aeronáutico.....FACTORES HUMANOS, INSTRUCCIÓN FISIOLÓGICA Y SEGURIDAD DE VUELOPor FRANCISCO RÍOS TEJADA, coronel de Sanidad ............................................

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Homenaje de la localidad leridana de Sort a Charles Elwood (Chuck) Yeager

El día 14 de octubre de 2010 fue una fecha de especialsignificación para Yeager y para la aviación en general, ya que elprimer aviador que logró superar la barrera del sonido visitó Sort

y recibió el homenaje de todos sus habitantes y también delEjército del Aire, ya que le fue entregado el Diploma

y las alas de piloto, conocidas como el “Rokiski”, que le acreditan como piloto honorario del mismo.

¿TRIUNFAR EN AFGANISTÁN?Por GUILLEM COLOM PIELLA ..................................................................CHARLES ELWOOD (CHUCK) YEAGERPor JOSEP CALVET ..............................................................................

– ACTOS DE HOMENAJE EN SORT

Por JESÚS LÓPEZ, coronel de Aviación................................................LA FUERZA AÉREA RUSA, EL OSO DE PAPELPor ALEJANDRO AFONSO.....................................................................LOS HEREDEROS DEL TRANSBORDADORPor DAVID CORRAL HERNÁNDEZ ............................................................

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El futuro del transbordadorEl año 2011 el transbordadorespacial de la NASA seconvertirá en una leyendacuando termine su últimamisión y ponga fin a tresdécadas de intensa actividad. Su jubilación dejaa la NASA y a las agenciasespaciales implicadas enla ISS sin un transporteúnico y sin parangón. Muchos son los llamadosy muchos los que veremosvolar, pero ninguno de ellos será capaz de ceñirsela corona ni ocupar el trono del Shuttle.

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NNueve años después de que la coali-ción internacional liderada por Esta-dos Unidos invadiera Afganistán conobjeto de derrocar al régimen Tali-

bán, existen numerosos indicios que apuntan a quela situación militar está estancada y la de seguri-dad se ha deteriorado.

A pesar de que inicialmente la coalición logrógrandes éxitos, incluyendo la caída del régimen delMullah Omar y la formación de un gobierno provi-sional en Kabul; la falta de fuerzas suficientes impo-sibilitó una victoria contundente y facilitó la huídade los principales líderes rebeldes, incluyendo aOsama Bin Laden. Este grave error inicial facilitó elestallido de la insurgencia y está impidiendo la esta-bilización y reconstrucción de este país centroasiáti-co, hasta el punto que algunos expertos internacio-nales auguran que la guerra está perdida.

Teniendo estos elementos en cuenta, este artículopretende exponer cuáles son las razones principa-les del deterioro de la situación en Afganistán, unpaís que ha vuelto a convertirse en el tablero deotro nuevo gran juego global.

La guerra de Afganistán es la consecuencia di-recta de los trágicos sucesos del 11 de Septiembrede 2001. Estos ataques perpetrados por la organi-zación terrorista Al Qaeda acabaron con la apa-rente pausa estratégica iniciada con la caída delTelón de Acero, por lo que la res-puesta de la comunidad internacionalfue inmediata, e invocando por pri-mera vez el Artículo 5 del Tratado deWashington y al amparo de la Reso-lución 1368 (2001) del Consejo deSeguridad de las Naciones Unidas,Estados Unidos se dispuso a invadirAfganistán con objeto de derrocar elrégimen Talibán, desarticular la orga-nización terrorista Al Qaeda y aca-bar con este santuario yihadista.

Aunque la invasión y ocupación deAfganistán despertaba enormes temo-res entre los estrategas estadouniden-ses y aliados, pues décadas antes es-

te país había logrado derrotar al gigante soviético;las autoridades políticas del Departamento de De-fensa estaban convencidas de que este escenarioera el idóneo para probar la maquinaria militar es-tadounidense, ensayar el nuevo estilo americanode combatir producto de la Revolución en los Asun-tos Militares y catapultar el proceso de Transforma-ción para adaptar la arquitectura defensiva del pa-ís a los nuevos retos del tercer milenio1.

Después de férreos debates entre la cúpula military política del país en relación a la estrategia a se-guir y el volumen de fuerzas a emplear para invadirAfganistán2, el presidente George W. Bush aprobóun plan de operaciones basado en la provisión deasistencia económica y militar a las tribus localespara lograr su apoyo a la intervención americana,junto con una invasión terrestre realizada por fuerzasligeras, unidades de operaciones especiales y equi-pos de la CIA apoyados permanentemente desde elaire. Aunque calificado como revolucionario por losmandos políticos y militares del país, este plan deoperaciones no sólo estaba basado en supuestosque con el tiempo se demostrarían erróneos; sino quelos objetivos estratégicos de la campaña y su situa-ción final deseada eran ambiguos y poco realistas.Y es que a pesar de la retórica estadounidense–adoptada por numerosos aliados occidentales–sobre la urgencia de promover un cambio de régi-

men en Afganistán y apoyar su refun-dación con objeto de llevarlo al sigloXXI e integrarlo dentro de la comuni-dad internacional, no se realizó nin-gún estudio sobre cómo debería sereste país una vez derrocado el régi-men Talibán ni tampoco se propusoninguna estrategia para su estabiliza-ción y reconstrucción. Además, el planaprobado no sólo revelaba un com-pleto desconocimiento de la geografíafísica y humana afgana, sobreestima-ba su capacidad militar, olvidaba queel gobierno Talibán ni controlaba todoel territorio del país ni tampoco goza-ba del apoyo popular y descuidaba

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¿TRIUNFARENAFGANISTÁN?

GuillemColom Piella

Doctor en SeguridadInternacional

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el hecho de que ninguno de los clanes enfrentadosal Mullah Omar y con objetivos políticos muy distin-tos a los norteamericanos era lo suficientemente po-deroso como para gobernar el país de forma indivi-dual; sino que también obvió la histórica oportuni-dad que se presentaba a Estados Unidos de lucharcontra Al Qaeda en terreno abierto3.

EEn octubre de 2001 arrancó la Operación Li-bertad Duradera con el bombardeo de va-rios objetivos estratégicos y la incursión depequeñas unidades de operaciones espe-

ciales, infantería ligera y equipos de la CIA apoya-dos por la Alianza del Norte, una coalición de cla-nes rivales unidos por su origen mayoritariamenteno-Pashtun y su odio al Talibán. Después de variassemanas de cruentos combates entre las fuerzas dela coalición y las milicias Talibán, el régimen afga-no se desmoronó y los Talibán se refugiaron en lasmontañas del país y en el vecino Pakistán, las fuer-zas de la coalición entraban triunfantes en Kabul yHamid Karzai era designado presidente de la nue-va Autoridad Provisional afgana.

La fulminante victoria lograda por esta extrañacoalición de conveniencia asombró al mundo y

sorprendió a la comunidad de defensa estadouni-dense. La Operación Libertad Duradera derrocó elrégimen Talibán y alteró el entramado terrorista deAl Qaeda en Afganistán pero no logró capturar aOsama Bin Laden ni al Mullah Omar, dos de losmáximos objetivos de la campaña. Igualmente, elreducido volumen de tropas empleado para inva-dir el país; su deficitaria preparación para realizarlabores de seguridad, contrainsurgencia o estabili-zación, su incapacidad para ejercer un controlefectivo del territorio, la inexistencia de un plan co-herente para su estabilización, la definición de unasituación final deseada a todas luces irreal y las in-coherencias que presenta la Misión de las Nacio-nes Unidas en Afganistán (UNAMA) para armoni-zar la pacificación de Afganistán, facilitaron el es-tallido de una feroz campaña insurgente que hacontinuado hasta la fecha de hoy a pesar de losingentes esfuerzos de la comunidad internacionalpara pacificar el país4.

¿Cómo se ha llegado a esta preocupante situa-ción a pesar de los enormes esfuerzos de la Comu-nidad Internacional para estabilizar Afganistán, lamillonaria ayuda que recibe el país para su recons-trucción, la trascendencia que esta misión tiene pa-ra el presente y futuro de la OTAN y el empeño es-

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tadounidense en su lucha contra el terrorismo glo-bal de Al Qaeda?

En primer lugar, por la espiral de violencia que haasolado el país. A pesar de que la seguridad experi-mentó una sensible mejoría entre los años 2001 y2004, cuando la entrada de fuerzas internaciona-les, la desarticulación del entramado Talibán y laayuda de la comunidad internacional lograron crearel clima de seguridad necesario para acometer sig-nificativas mejoras en los planos político, económi-co, humanitario y social de Afganistán; la precariasituación de seguridad pronto sufrió un importantedeterioro que haimpedido avanzaren estas áreas ynormalizar el funcio-namiento del país.Y es que la incapa-cidad para contro-lar el territorio, la ar-ticulación de la in-surgencia, lasporosas fronterascon Pakistán, la in-tervención indirectade potencias ex-tranjeras, el trasva-se de unidades decombate estadouni-denses desde el te-atro afgano al ira-quí o la limitadapredisposición delos aliados de laOTAN para incre-mentar su participa-ción en el conflictoafgano pronto pro-vocó un recrudeci-miento de las con-diciones de estepaís y el inicio deuna espiral de vio-lencia que no haparado de crecerdesde 20045.

NNn segundo lugar, por los escasosavances realizados por el frágil go-bierno de Hamid Karzai desde su ins-tauración. Aunque la Constitución y el

Parlamento fueron pactados por las distintas fac-ciones mayoritarias y el ejecutivo fue elegido porel pueblo afgano, el Presidente no sólo es consi-derado ilegítimo por gran parte de la poblacióndel país, se ha visto incapaz de afianzar su autori-dad política en una sociedad tradicional y tribal,extender su influencia por la geografía afgana,

canalizar la ingente ayuda internacional paraconstruir infraestructuras o mejorar las condicionesde vida de la población; sino también para desa-rrollar una policía y unas fuerzas armadas efecti-vas, apoyar a la coalición en la lucha contra lostalibanes o combatir el narcotráfico, máxima fuen-te de financiación de la insurgencia. Igualmente,la gestión de su Gobierno se ha visto manchadapor varios casos de corrupción y mantiene unaambigua relación con los Talibán.

En tercer lugar, por esta misma insurgencia cuyacaracterística principal y definidora es su gran hete-

rogeneidad. Enefecto, no sólo estácompuesta por losTalibán sino quecomprende todoslos grupos socialesque antes de la inter-vención ostentabanalgún tipo de podery autoridad –bienfuera tribal, religio-sa, simbólica y físi-ca– y que se resistena perderlo a favorde las nuevas autori-dades afines a lacomunidad interna-cional6. Este diversogrupo abarca des-de los pequeños cul-tivadores y trafican-tes de droga que lu-chan por mantenersu fuente de ingre-sos, los señores dela guerra que apo-yaron la intervencióninternacional hastalos Talibán que, vin-culados con el mo vi -miento yihadista in-ternacional lideradopor Al Qaeda –ycon el apoyo tácito

de los vecinos Irán y Pakistán– son lo que llevan elpeso de la insurgencia en el país con el fin de ero-sionar la cohesión de la Coalición y forzar su retira-da de Afganistán. Igualmente, aunque los Talibánoperan por toda la geografía afgana, concentransus esfuerzos en las regiones este y sur, de mayoríaétnica Pashtun y cercanas a la frontera con Pakis-tán, semillero y guarida de yihadistas.

El vecino Pakistán constituye una pieza vital en elgran juego afgano. Ciertamente hasta hoy en díaeste país no sólo ha mantenido una ambigua posi-ción respecto al conflicto debido a la existencia deintereses enfrentados; sino que ha sido una fuente

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de reclutamiento, una base de adiestramiento y unsantuario donde se refugiaban los talibanes cuan-do la presión militar de la coalición en Afganistánse incrementaba. Además, el Presidente PervezMusharraf (2001-2008) no sólo dejó el país sumi-do en un total caos y desgobierno, sino que mantu-vo desde el primer momento una ambigua relacióncon los grupos Talibán afganos emplazados en elpaís, que gozan de una enorme influencia y predi-cación entre la sociedad pakistaní7.

TTal fue esta tibieza que a medida que avan-zaba el conflicto, Estados Unidos no sóloreconoció implícitamente que Pakistán re-presentaba una parte indisoluble del pro-

blema e incluyó toda la frontera occidental del pa-ís dentro del Teatro de Operaciones afgano; sinotambién planteó sin éxito a Musharraf desplegarfuerzas para apoyar al ejército paquistaní en la lu-cha contra los talibanes e iniciar operaciones encu-biertas de la CIA en varias regiones del país. Noobstante, el actual presidente Asif Ali Zardari –viu-do de la asesinada Benazir Bhutto– parece estardeterminado a acabar con esta situación y comba-tir a los Talibán que operan por la geografía pa-quistaní. Es por ello que no sólo está intentandoconsolidar su control sobre unos servicios de inteli-gencia infiltrados por el radicalismo islámico y haaceptado tácitamente que Washington realice ata-ques selectivos en territorio paquistaní sin previoaviso; sino que ha ilegalizado al temible Tehrik-eTaliban Pakistan (TTP), paladín de los clanes pash-tunes de Pakistán. Tan grande es el poder de estegrupo que en varias ocasiones autoridades Occi-dentales han sugerido la posibilidad de conciliarlos talibanes del Mulah Omar –diezmados des-pués de nueve años de guerra y del meteórico as-censo del TTP– y el gobierno de Karzai con objetode debilitar la alianza pashtun promovida por estaorganización terrorista.

A estos factores se le suma la descoordinaciónque existe entre el esfuerzo militar y las labores deestabilización y reconstrucción realizadas por lacoalición interna-cional en el marcode UNAMA. Ellose debe tanto a lapluralidad de ope-raciones en curso–cada una con filo-sofías, objetivos ycadenas de man-do distintas– comopor la inexistenciade una estrategiaintegral y coherenteque guíe la laborde los Equipos de

Reconstrucción Provincial (PRT) que operan por lageografía afgana. En efecto, mientras la Fuerza In-ternacional de Asistencia a Afganistán (ISAF) se creópara apoyar a la Autoridad Provisional Afgana, sufuerza, liderada por OTAN, está compuesta porcontingentes de varias naciones y su labor principalconsiste en proporcionar seguridad, apoyo y asisten-cia técnica a los trabajos de reconstrucción y desa-rrollo del país, incluyendo la formación y adiestra-miento del ejército y policía afganos; las unidadesmultinacionales encuadradas en la Operación Liber-tad Duradera, planeada y ejecutada por EstadosUnidos para derrocar el régimen talibán, se orientana la lucha antiterrorista y la neutralización de todoslos grupos armados que operan en el país.

Y si esta confu-sión no fuera sufi-ciente, los distintosPRT que operan so-bre el terreno enapoyo a los esfuer-zos de ISAF parareconstruir el paísno sólo presentanuna enorme hetero-geneidad interna(los hay esencial-mente civiles comoel alemán, mixtoscomo el británico o

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marcadamente militares como el americano) quecondiciona su actuación, a veces muy difícil porqueno se dan las condiciones de seguridad necesariaspara que estos grupos puedan realizar eficazmentesus labores; sino que al no existir ninguna estrategiacomún que gobierne la acción de estos equipos,ningún sistema para establecer un orden de priori-dades o un estándar para medir el impacto de lasacciones realizadas, el resultado de los PRT es mu-cho menos satisfactorio de lo previsto inicialmente8.

Este conjunto de elementos han contribuido alaumento incesante de la violencia, la progresivaexpansión de la insurgencia por toda la geografíadel país, la pérdida de la iniciativa militar aliada yla infiltración de los talibanes en todas las institucio-nes del nuevo Estado afgano.

Esta situación crítica provocó que en el año2008, el Presidente George W. Bush –conscientede la espiral de violencia que acechaba el país,alertado por el rumbo que estaba tomando el con-flicto y preocupado por la progresiva pérdida deterritorio frente a la insurgencia– incrementara nota-blemente la presencia militar estadounidense en Af-ganistán e instara a los aliados a hacer lo mismo.Estas medidas permitieron intensificar la actividadmilitar de la coalición en las regiones sur, centro y

este para reconquistar los territorios perdidos y reto-mar la iniciativa táctica. No obstante, también au-mentó la violencia insurgente y muchos talibanes serefugiaron a zonas más tranquilas en los que lapresión aliada era mucho menor.

El recrudecimiento de la situación de seguridaden Afganistán volvió a poner de manifiesto el fraca-so de las operaciones militares de la coalición y laurgente necesidad de plantear una nueva estrategiapara intentar resolver satisfactoriamente el conflicto.Visto el enorme éxito cosechado por la Surge enIraq –fundamentada en el cierre del Teatro de Ope-raciones, el incremento súbito de unas fuerzas decombate empleadas en acciones de contrainsurgen-cia y el aislamiento de los elementos insurgentesmás extremistas– el recién nombrado Presidente Ba-rack Obama se dispuso a plantear una nueva estra-tegia para ganar la guerra. Para ello, no sólo situóal general Stanley McChrystal al frente de las fuer-zas estadounidenses en Afganistán, cargo que llevaaparejada la jefatura de ISAF; sino también propu-so adaptar la Surge –una estrategia ajustada a lasituación específica de Iraq– a la realidad afgana.

YYpara implementar esta nueva estrategia,McChrystal –en calidad de Comandan-te de ISAF– elaboró una estimación dela situación en la que sostenía que la

evolución del conflicto era preocupante pero toda-vía se podía encauzar si se le proporcionaban losrecursos apropiados10. Sin embargo, ante la nega-tiva de Obama y el titubeo de los aliados para do-tarle de las capacidades y los plazos necesariospara implementar su visión, el general se vio obli-gado a acometer su particular Surge, con el cono-cimiento de que ésta ni mejoraría la situación deseguridad del país, ni acabaría con los talibanes,ni lograría establecer las precondiciones necesa-rias para entablar las negociaciones con los insur-gentes moderados. Aunque las ofensivas aliadaslograron desatascar la situación táctica y obtuvie-ron algunos éxitos limitados, las desafortunadas de-claraciones de McChrystal en la revista Rolling Sto-ne forzaron su destitución y relevo por el artífice dela estabilización iraquí, el General David Petraeus,que intentará lograr las precondiciones necesariaspara trasvasar la responsabilidad al pueblo afga-no e iniciar la retirada internacional del país.

A fecha de hoy, nueve años después del de-rrocamiento del régimen Talibán y a pesar delos colosales y millonarios esfuerzos para estabili-zar y reconstruir el país, la situación de Afganis-tán arroja poco optimismo. Y es que el país sehalla sumido en la miseria y continúa inmerso enun caos permanente, con un gobierno ineficaz ycorrupto, unas instituciones inoperantes e ilegíti-mas, una violencia galopante y generalizada,una población local desengañada con la inter-

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vención aliada y temerosa de su futuro, una in-surgencia cada vez más activa y arraigada y unmovimiento Talibán que espera pacientemente lasalida de las potencias Occidentales para volvera imponer su voluntad en el país.

En los países occidentales, la situación tampocoes más confortante: acusaciones entre los aliados

por su falta de compromiso en la resolución delconflicto, discrepancias nacionales entre las reglasde enfrentamiento e inflexibilidad en las salvaguar-das al empleo de la fuerza, falta de voluntad políti-ca para proveer las capacidades militares más ade-cuadas para la conducción de las operaciones,una opinión pública cansada del goteo de bajas y

de los recursos gastados en un conflicto de comple-ja justificación, unos Gobiernos que ven erosionadasu autoridad y amenazada su reelección por la ma-la marcha del conflicto y una OTAN que ha puestomuchas esperanzas en ISAF y observa que las hosti-lidades no avanzan como deberían y las tensionesentre los aliados no paran de aumentar.

Independientemente de cómo evolucione el con-flicto en los próximos meses, ya son muchas las na-ciones que han puesto fecha límite a su presenciaen Afganistán y el resto posiblemente lo están plan-teando. El desenlace de Afganistán, el porvenir delyihadismo y el futuro de la región estánechados…Alea Iacta Est

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1COLOM, Guillem: Entre Ares y Atenea: el Debate Sobre la Re-volución en los Asuntos Militares. Madrid: Instituto UniversitarioGeneral Gutiérrez Mellado – UNED2Un excelente análisis sobre los preparativos de la intervención esta-dounidense en Afganistán puede hallarse en: WOODWARD, Bob:Bush at War. Nueva York: Simon & Schuster, 2002, pp. 27-393KAGAN, Robert: Finding the Target: the Transformation ofAmerican Military Policy. Nueva York: Encounter Books, 2006,pp. 280-954KATZMAN, Kenneth: Afghanistan: Post-Taliban Governance,Security and U.S. Policy. CRS 30588. Washington DC: Con-gressional Research Service, 20105Department of Defense: Report on Progress Toward Securityand Stability in Afghanistan. Washington DC: U.S. GovernmentPrinting Office, 2010

6JONES, Seth G.: “The Rise of Afghanistan’s Insurgency: StateFailure and Jihad”, en International Security. Cambridge. V. 32Nº 4, 2008, pp. 7-407BEHURIA, Ashok K.: “Fighting the Taliban: Pakistan at Warwith Itself”, en Journal of International Affairs. Londres. V. 61 Nº4, pp. 529-5438CORDESMAN, Anthony D.: The Afghan War: Metrics, Narra-tives and Winning the War. Washington DC: Center for Strate-gic and International Studies, 20109FOJÓN, Enrique: “Relevo en Afganistán. Obama endosa la es-trategia de Petraeus”, en Análisis del Real Instituto Elcano. Ma-drid. Nº 99, 2009, 6pp. 10COMISAFs Init ial Assessment (30 agosto 2009)(www.media.washingtonpost.com/wpsrv/politics /docu-ments/Assessment_Redacted_092109.pdf)

BIBLIOGRAFÍA