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“El disponer en los centros de trabajo de una iluminación arti�cial adecuada a la índole de las operaciones que en los

mismos han de realizarse es tan necesario, desde el punto de vista de la prevención de accidentes e higiene visual del trabajador, como conveniente para el mejoramiento de la

producción en cuanto a calidad y rendimiento”.

(Preámbulo de la Orden del 26 de Agosto de 1940 por el que se establecen normas sobre iluminación en los centros de trabajo)1

La primera reglamentación sobre iluminación de los centros de trabajo en España se publicó en el Boletín O�cial del Estado del 25 de Agosto de 1940. La publicación de esta Orden supone un éxito que cabe incluir entre los mayores logros de la Asociación Española de Luminotecnia, fundada en 1929 con el propósito de difundir la cultura de la luz en la socie-dad y comunicar al público en general los bene�cios higiénicos de la “iluminación racional”. Sin duda, su director técnico, Eduardo Carvajal y Acuña, que tan sólo un mes antes había sido nombrado Director General de Minas y Combustibles, es uno de los principales responsables y promotores de su aprobación.

El reglamento, que ocupa apenas dos páginas del Boletín, distingue entre iluminación general y localizada, estableciendo unos márgenes de intensidad media según cuatro divisiones en grupos de procesos productivos con similares características y necesidades en función de las tareas que en ellos se realizaban:

Grupo Clasificación según tareas Intensidad media iluminación

I Locales accesorios 10-30 lux

II Industria pesada y talleres mecánicos 30-60 lux

III Trabajos fabriles y artesanales, talleres de maquinaria 60-90 lux

IV Imprentas, joyería, talleres de costura, trabajos artísticos 90-200 lux

De estos márgenes en lux se debía tomar el máximo valor a medir sobre el plano de trabajo en cada grupo cuando la instalación empleara luz localizada, en cuyo caso podía disminuirse el valor de la iluminación “general” mínima en un 30, 40 ó 50% en función del grupo de estudio (II, III ó IV). Este punto me parece interesante, pues parece que la luz enfocada en la tarea ha desaparecido, al menos en el imaginario colectivo, de los esquemas de iluminación actuales en los puestos de trabajo en lugares como o�cinas y en gran parte de la industria, donde a veces parece que la uniformidad espacial de la iluminación es el único objetivo de diseño. Afortunadamente, se han introducido elementos en la revisión de 2012 de la norma UNE-EN-12464-1 que tienen en cuenta la necesidad de establecer un mínimo de contraste visual, a través de la iluminación, del entorno de trabajo. En dicha revisión se habla incluso de conceptos más avanzados de confort visual como el modelado, o la iluminancia cilíndrica media, pero ya apenas hay referencia a la higiene visual y la salud de la vista, motivación que debe darse ya por sobreentendida.

Sin dejar de notar que los niveles actuales exigidos de iluminancia media multiplican por cinco a los que se aprobaron hace setenta años, otro aspecto de dicha norma, que me parece relevante citar, son las directrices que se proporcionan para evitar el deslumbramiento:

1 Reproducido en Aloy Flo, B. Manual de Luminotecnia. Labor, Madrid, 1943.

Apuntes sobre la Asociación Española de Luminotecnia (1929-1948), antecedente

del Comité Español de IluminaciónAlberto Barberá Duelo, IALD

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El deslumbramiento en cualquier caso ha de suprimirse, y en particular:

•  Haciendo que el ángulo formado por el rayo luminoso procedente de una lámpara descubierta con la horizontalidad del ojo del trabajador no descienda nunca de 30º.

•  Empleando aparatos difusores cuyo brillo no exceda de 1,5 bujías decimales por metro cuadrado.

•  Utilizando para el alumbrado localizado re�ectores opacos, que oculten completamente al ojo del obrero la lámpara, cuyo brillo no deberá ocasionar tampoco deslumbramiento por re�exión.

•  Evitando contrastes grandes entre fondos oscuros y focos de luz.

Ya en el mismo texto de la norma se están dando indica-ciones de cómo utilizar la luz eléctrica de forma racional, y en el último apartado, se introduce el concepto de confort visual a través de un cierto control sobre el contraste entre la tarea y el entorno. Para ser la primera iniciativa legislativa de esta índole en el país, adolece de algunas carencias, quizás debidas a la necesidad imperiosa de publicar directivas sobre este tema que tanto tiempo había esperado para aparecer. Los factores de utilización y de mantenimiento, pese a ser ampliamente conocidos y estudiados en los manuales de la época, y ser de uso frecuente en la plani�cacion de instala-ciones, no se introducen con profundidad en la normativa, aunque sí se especi�ca que se debe sobredimensionar cada instalación nueva en un 20 por ciento, “teniendo en cuenta el coe�ciente de depreciación por envejecimiento de las lám-paras y depósito de polvo”.

Un año después, el 13 de Mayo de 1941, se aprobaban las

normas de iluminación en los centros docentes, ante “el con-siderable número de enfermedades visuales que se producen dentro de la edad escolar, algunas de las cuales, como la miopía, han llegado a producir porcentajes alarmantes” (cita del preámbulo de la norma). Esta norma se limita a un listado de iluminancias en diferentes entornos de los edi�cios de uso educativo (bibliotecas, aulas, salas de dibujo, auditorios...).

En octubre de 2012 fui seleccionado por la Professional Lighting Design Association para exponer los resultados de mi investigación en torno a las actividades de la Asociación Española de Luminotecnia (1929-1948), en el simposium de iluminación de la Universidad de Wismar (Alemania), dentro de una convocatoria destinada a estudiantes e investiga-dores del campo de la iluminación. A lo largo del presente artículo, trataré de desgranar para el lector, la información más relevante que durante este proceso he ido recabando.

La reconstrucción histórica de un aspecto de los orígenes de la luminotecnia en España, que sólo puede ser parcial e incompleta, en primer lugar, por lo dispersa que se encuentra la escasa bibliografía al respecto, y, �nalmente, porque este trabajo de investigación ha sido realizado con más entu-siasmo que conocimientos metodólogicos y cientí�cos.

La Exposición Universal de Barcelona de 1929 y la Exposición de la Luz.

La Exposición Universal de Barcelona tiene su origen en la iniciativa del arquitecto barcelonés Josep Puig i Cadafalch de celebrar una “Exposición Internacional de las Industrias Eléctricas”. Las obras de la muestra, prevista para ser inau-gurada en 1917, no acabaron hasta 1923, y, justo en ese año, debido al advenimiento de la dictadura militar de Primo de Rivera, se suspendió el proyecto (y la Mancomunidad Catalana que presidía Puig i Cadafalch) y no se pudo llevar a cabo hasta 1929. Para entonces ya se había reformulado la propuesta y se había convertido en la Exposición Universal de Barcelona.

En el programa (o Reglamento) elaborado por los promo-tores de la exposición ya se anunciaba lo siguiente:

«De un modo especial se hará patente en los diversos grupos del núcleo industrial, todo lo relativo a la luz, a su conocimiento científico, a su intervención en los fenómenos biológicos, a su influencia en la industria y en las artes, y en todas las manifestaciones de la actividad humana. Se aspira a que este sector de la Exposición de Barcelona constituya verdaderamente el primer Certamen Internacional de Luz»2

El ingeniero Martín Arrúe se había formado en el

2 Citado en una entrevista con Martín Arrúe Astiazarán. La ilus-

tración Iberoamericana, Núm. 4, agosto 1930. En esta edición,

digitalizada por la Biblioteca Nacional y consultable on-line, puede

encontrarse un extenso reportaje sobre la Exposición de la Luz.

http://hemerotecadigital.bne.es/issn/1889-6561

El pabellón alemán de Mies van der Rohe

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Lichttechnisches Institut de Karlsruhe, fundado en 1922, uno de los primeros institutos del mundo dedicados a la ciencia y la tecnología de la iluminación. Incorporado a Osram, que contaba en Berlin desde 1925 con la Lichthaus, la Casa de la Luz, un moderno centro de divulgación, formación y pro-paganda en sus instalaciones industriales de Oberbaum, se establece en España como jefe del servicio de luminotecnia de la �lial nacional, y comienza su labor de difusión de la luminotecnia, término acuñado por él mismo3. Martín Arrúe es el principal promotor de la “Exposición de la luz”, una ambiciosa iniciativa que formaba parte del programa expo-sitivo de la muestra de Barcelona. Esta completa muestra del estado del arte en tecnología de iluminación, que recibió unos

3 M. Arrúe, La Luminotecnia; su origen, importancia y �nalidad,

Madrid 1928.

600.000 visitantes en apenas tres meses4, es el primer pro-yecto que acomete la Asociación Española de Luminotecnia, creada en mayo de 1929. Arrúe actuó como secretario de la asociación durante su primer año de existencia, y, más tarde, se incorporó como vocal al Comité Català de Luminotecnia, fundado en 1932.

Aunque con un importante retraso debido a los vaivenes de la política del país, la exposición de Barcelona marcó un hito en la percepción del público de la iluminación eléctrica. Ésta, “integrada de forma dinámica y casi omnipresente en las arquitecturas del momento, [...] se había convertido ya

4 La Exposición de la Luz se inauguró el 1 de noviembre de 1929,

con un retraso de cuatro meses respecto al resto de la Exposición

de Barcelona.

La Avenida María Cristina, iluminación ornamental de Carles Buigas Sans

La Exposición de la Luz fue instalada en la segunda planta del Palacio del Arte Textil. Contaba con una amplia zona de exposición y demostración técnica, un laboratorio de experimentación, una calle comercial a escala real para demostración de alumbrado urbano y comercial, y una sala de teatro y conferencias. El propio Martín Arrúe incluso escribió el libreto del espectáculo de luz y sonido que cada día se presentaba en las instalaciones. (Foto: La Ilustración Iberoamericana. Archivo de la Biblioteca Nacional)

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en el mayor símbolo de futurismo de la época.”5 El éxito de la exposición y de la espectacularidad de las instalaciones de iluminación ornamental del recinto de Carles Buigas Sans animaron seguramente a los propietarios de las empresas de fabricación de lámparas, y a los productores y distribui-dores de electricidad que operaban en el país, a sumarse unánimemente al proyecto conjunto de una asociación que difundiera entre el público, de forma general, las posibilida-des y ventajas del uso de la iluminación eléctrica.

Con la mayor parte de la industria del país electri�cada, el mercado de consumo doméstico, comercial y de servicios, aparecía como la vía natural de desarrollo del negocio eléc-trico, y no se escatimaron medios para promover campañas de educación, comunicación y propaganda6. La Asociación Española de Luminotecnia consiguió, durante unos años, catalizar gran parte de este esfuerzo de pedagogía que obe-decía a una activa política de ventas y a la necesidad de abrir nuevos mercados.

La Asociación Española de Luminotecnia.

«Artículo 1º.- Se constituye una Asociación denominada ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE LUMINOTECNIA, cuya fina-lidad es la de fomentar la luminotecnia en España por todos los medios lícitos disponibles, es decir, interesar y estimular el estudio y la investigación de cuanto se relaciona con los problemas de la visión en su relación con la iluminación, y difundir en todos los sectores de la vida nacional los conoci-mientos de los modernos métodos y reglas de una utilización científica de la luz, así como sus ventajas e importancia para la vida privada y nacional, higiene, seguridad en el tráfico, ornato, confort, etc., es decir, finalidad eminentemente cul-tural y social, y por lo tanto desligada en su estructura de todo color político y mercantil, para que puedan tener en ella cabida cuantas entidades, centros, institutos, personalidades o elementos puedan coadyuvar a los fines de la Asociación.»

5 María Xalabarder Aulet. La Avenida de la Luz, una calle sub-

terránea en Barcelona. Estudios Geográ�cos. Tomo LX, nº236,

julio-septiembre 1999: “Las industrias modernas permitían en ins-

piraban la creación de nuevas formas y motivos decorativos, que

transitaban entre el art decó y el racionalismo. En este sentido, la luz

empezaba también a ser utilizada como elemento de reclamo publi-

citario y a ser introducida de manera ostentosa en aquellos edi�cios

y establecimientos cuyas funciones se asociaban a la modernidad,

como cines, comercios y salas de �esta.”

6 Jordi Ferrán Boleda. La difusió de la il.luminació elèctrica a

Barcelona en la primera meitat del segle XX. Actes d’Història de la

Ciència i de la Tècnica, 2008.

El presidente de la asociación, Germán de la Mora, era el director de la Cooperativa Electra de Madrid, entre los vocales de la junta directiva encontramos a representantes de la Cámara O�cial de Productores y Distribuidores de Electricidad, de Osram, Philips, de Hidroeléctrica Española... Estas organizaciones proporcionaban el grueso de las apor-taciones económicas con que la asociación sufragaría sus actividades. La asociación estableció sus instalaciones en los bajos del edi�cio del Palacio de la Música, reciente-mente inaugurado en la Avenida Pi y Margall de Madrid. Los locales contaban con dos plantas, dotadas de una zona de exposición para los fabricantes de luminarias, cuyos stands alquilaban para exponer sus productos, laboratorios de experimentación, zona de lectura y biblioteca, y un salón de conferencias.

Durante los primeros años, la actividad de la asociación fue realmente frenética, y se establecieron lazos con los principa-les actores del mundo eléctrico, cientí�co y técnico del país. El director técnico de la asociación, el ingeniero de minas Eduardo Carvajal7, estaba dedicado a tiempo completo al desarrollo de las actividades de educación y divulgación, y tenía de ayudante a un perito mecánico electricista, Ignacio Méndez. Los cursillos organizados se impartieron para alum-nos de la Escuela de Arquitectura, de la Escuela Superior del Trabajo, para instaladores y montadores electricistas, oftalmólogos, peritos industriales, tramoyistas...

7 Eduardo Carvajal y Acuña, ingeniero al servicio del estado,

había actuado como director de obras y proyectos de la Exposición

Iberoamericana de Sevilla, también en 1929, donde la asociación de

luminotecnia instaló una sala de exposiciones en el Pabellón de las

Industrias Generales.

El Palacio de la Música, obra del arquitectoSecundino Zuazo, inaugurado en 1925,

formaba parte del proyecto urbanísitico demodernización del entorno urbano de Madridque constituye actualmente el eje de la Gran

Vía. (Archivo de la Biblioteca Nacional)

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Las cifras recogidas en las memorias de actividades de los primeros años8 son espectaculares: una media de cien per-sonas diarias visitaban las instalaciones, 1.400 asistentes a las 17 conferencias de 1930-31, 1.500 en las 29 de 1931-32. Y todo esto teniendo en cuenta que dichas conferencias se dirigían a un público especializado, directamente involucrado a nivel profesional y académico en los temas que se trataban.

La asociación empleó un buen número de estrategias exi-tosas para difundir y promover el estudio de la luminotecnia. Organizaba un concurso anual de diseño de iluminación arqui-tectónica (básicamente, artística y ornamental) convocando a los estudiantes de la Escuela de Arquitectura de Madrid, con premios en metálico para los ganadores. Concursos de proyectos de instalaciones e iluminación técnica, con su correspondiente pliego de condiciones e iluminancias, se dirigían a los estudiantes de ingeniería (Escuela Superior del Trabajo), y en 1932 convocó un concurso de iluminación de escaparates en Madrid al que se inscribieron 890 proyectos. Miles de alumnos de centros escolares visitaban las insta-laciones para recibir conferencias sobre la importancia de la luz cada año. Las motivaciones de esta campaña escolar eran dobles: por una parte, existía la imperiosa necesidad de hacer algo por mejorar las condiciones de higiene visual en los centros educativos: los problemas de visión en los estudiantes que alcanzaban la secundaria eran muy comu-nes, demasiado, con porcentajes que sólo podían signi�car una muy pobre iluminación en las escuelas. De modo que se intentaba que los grupos escolares asistentes a estas charlas fueran reducidos, posibilitando que un número muy elevado de profesores tuviera por fuerza que asistir y escuchar las

8 La Biblioteca Nacional de Catalunya dispone de ejemplares de

la Memoria Anual de actividades correspondientes a los ejercicios

1930-31 y 1931-32. En la Biblioteca Nacional, en Madrid, se puede

consultar la Memoria del periodo 1934-35.

indicaciones más básicas que para evitar estos problemas se ofrecían allí. Por otra parte, los alumnos, al llegar a casa, comentaban con sus familias lo que habían visto en el Palacio de la Música, lo que motivaba la curiosidad de los progenito-res, que no tardaban demasiado en visitar las instalaciones para comprobar ellos mismos lo que sus hijos les habían explicado.

A partir de 1934 parece que el entusiasmo por apoyar este proyecto decayó entre sus patronos, pues las di�cul-tades económicas obligan al traslado de las instalaciones9. Ese mismo año, representantes de la asociación asistieron con la delegación española a la IX reunión de la Comission International de l’Eclariage en Berlín y Karlsruhe. España era miembro de pleno derecho de la CIE desde 1931, y en dicha reunión del Comité de 1935, fue comisionada con la pre-paración de una ponencia titulada Arquitectura Luminosa10. Pero del comité español nada se supo en la siguiente reunión de 1939, ni en las siguientes, lo que motivó que en 1955 se diera por “desaparecido”. Muchos de los que retoma-ron los trabajos de reconstitución del Comité Español de Iluminación en 1956 estuvieron directamente relacionados con la Asociación Española de Luminotecnia en sus oríge-nes, como José Antonio de Artigas (nombrado presidente de honor del CEI), Martín Arrúe, Manuel Gabarró, Rosendo Pich Salarich o Manuel Vidal Españó.

Las publicaciones de la Asociación. El Manual de Luminotecnia.

Encontré el Manual de Luminotecnia, escrito y coordi-nado por Eduardo Carvajal, y editado por la asociación en 1931 por casualidad, buceando en las pilas de libros de una caseta de librero en la Cuesta de Moyano, junto al Jardín Botánico, en Madrid. Ya había comprado un par de libros esa mañana, así que estuve dudando si llevármelo o no durante un rato. Pensaba: ya volveré otro día (visito a menudo este lugar cuando voy a Madrid). Afortunadamente, lo compré. Resultó al �nal que no es un volumen tan fácil de encontrar.

El texto consta de apenas doscientas treinta páginas que cubren un amplio espectro de materias. Fue concebido como material divulgativo, y aún así contiene las claves, fórmulas y principios necesarios para proporcionar un amplio panorama y sólidos fundamentos en la ciencia de la luminotecnia, el arte

9 No se fueron muy lejos: el nuevo local estaba en el número 9 de

la misma Avenida Pi y Margall, en un edi�cio que no he podido situar.

10 Rosendo Pich Salarich. 45 años de Luminotecnia en España.

Simposium CEI, Alicante 1975. Pich Salarich fue Secretario del

Comité Català de Luminotecnia en su fundación.

El Salón de conferencias de la Asociación Españolade Luminotecnia en el Palacio de la Música.

(Archivo de la Biblioteca Nacional de Catalunya)

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del buen empleo de la luz11. De hecho, el manual se empleaba como texto de referencia para los cursillos, presenciales y a distancia, que organizaba la asociación destinados a la formación de arquitectos, ingenieros, instaladores y electri-cistas. Yo conocía otros manuales de esta época primigenia en el desarrollo de la iluminación eléctrica, como el Lighting Handbook del IESNA, en su edición de 1947, o el Code for Lighting británico de 1936, pero realmente no conocía esta iniciativa por parte de un organismo mínimamente equiva-lente en España. La Asociación Española de Luminotecnia, como parte del movimiento que daría lugar a la constitución del Comité Español de Iluminación, avanzaba pasos signi-�cativos en la dirección de entidades como la Illumination Engineering Society, a la que sin duda tenía como referencia.

Tratando de ampliar el radio de alcance de su estrategia de comunicación, la Asociación publicó en el año 1932 folletos divulgativos (“Recetas caseras para embellecer con luz su hogar” e “Iluminación de escaparates” son dos de los que he podido consultar) y concisos opúsculos técnicos acerca de la iluminación de escaparates (“Cómo debe iluminarse un escaparate moderno”), la iluminación en centros de tra-bajo (“Iluminación de o�cinas”, “La luz en la industria”), de enseñanza (“La luz en la escuela”) y, �nalmente, “Alumbrado urbano racional”, obra del ingeniero Carlos Aparicio, donde se profundiza en la cuestión de la iluminación urbana desde el punto de vista técnico, estético y formal. La labor de difusión y pedagogía se apoyaba en el uso de estas publicaciones como valioso material de referencia y consulta.

11 Una digitalización del Manual de Luminotecnia de la Asociación

Española de Luminotecnia puede encontrarse para su consulta en

The Internet Archive: http://goo.gl/eqMxL

A modo de epílogo

La divulgación de la luminotecnia en la sociedad, de la cul-tura de la luz, no es tan sólo parte de una estrategia comercial activa por parte de los fabricantes y productores. Al compartir con la sociedad los avances y descubrimientos cientí�cos en cualquier disciplina, es la propia disciplina y el conoci-miento y aplicación de ésta lo que se ve reforzado. Para el desarrollo de una comunidad crítica y consciente, desde varios campos del conocimiento se adoptan actualmente de forma cotidiana prácticas de apertura orientadas a compartir el conocimiento para la consecución de este bien común. El caso de la Asociación Luminotécnica Española me remite a este tipo de iniciativas que a todos bene�cian. Por poner un ejemplo, es cierto que la necesidad imperiosa de construir escuelas en España en los años 30 puede traducirse en una vía de negocio importante12, pero no es menos cierto que el empeño de la Asociación por establecer unos mínimos parámetros de iluminación higiénica en éstas tenía como �n último la mejora de las condiciones de vida de la población estudiantil.

He querido compartir con el lector la admiración que me produce la intensa y e�caz labor de esta asociación en hora tan temprana, tratando de no empañar mi discurso de la amargura que me provoca que tanto y tan brillante esfuerzo se viera truncado, perdida su continuidad por un lapso de tiempo tan largo (vamos a dejarlo en veinte años, ya que hablamos de la doble fundación del Comité Español de Iluminación), debido a la triste historia de nuestro país en el siglo XX. Quiero agradecer la inspiración y el entusiasmo de José María de las Casas, Raquel Puente, e Ignacio Valero, de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid y, sobre todo, la estrecha colaboración de Joaquín Adell en mis investigaciones, sin cuya ayuda y disposición no hubiera llegado hasta aquí. n

12 En 1931, tras la dictadura de Primo de Rivera y la renuncia

al trono de Alfonso XIII de Borbón, el primer gobierno de la República

calculó que necesitaría construir 5.000 escuelas al año para afrontar

el grave problema de analfabetismo del país, donde un millón y

medio de niños no tenían acceso a la escuela.

El modo correcto de iluminar un encerado paraevitar el deslumbramiento. (Asociación Española de

Luminotecnia, La luz en la escuela, 1932)

21Luces CEI nº 48 - 2013

Resumen Bibliográfico

La mayoría de estas fuentes han sido empleadas para la realización del artículo, otras se han obtenido como referencia y contexto para futuros estudios.

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